Science">
Capitulo Iii El Diseño de La Investigación
Capitulo Iii El Diseño de La Investigación
Capitulo Iii El Diseño de La Investigación
Libros
a. Debe aparecer: apellido del autor, coma, inicial/es del
nombre, punto, fecha entre paréntesis del año de edición, punto,
título en letra cursiva, punto, lugar de edición, dos puntos, edito-
rial. El lugar de edición debe escribirse en castellano, si es distin-
to del nombre original; así, por ejemplo, se escribirá Nueva York,
Londres, Nueva Jersey, etc. (y no New York, London, New Jersey).
Se recomienda presentar la bibliografía en sangría francesa. Por
ejemplo:
Bisquerra, R. (1989). Métodos de investigación educativa. Guía práctica.
Barcelona: CEAC.
Ruiz Olabuénaga, J. 1., y Ispizua, M. A. (1989). La descodificación de la vida
cotidiana: Métodos de investigación cualitativa. Bilbao: Universidad de
Deusto.
Artículos de revistas
a. En este caso lo que va subrayado o en letra cursiva es el
nombre de la revista. Se debe especificar el volumen de la revista
(en cursiva) y las páginas que ocupa el artículo separadas por un
guión. Junto al volumen, solamente se indicará, entre paréntesis,
el número del ejemplar cuando la paginación de cada uno de los
ejemplares comienza por la página uno. Si la paginación del volu-
men se mantiene a través de los ejemplares que lo componen, no
hay que indicar el número del ejemplar. Por ejemplo:
Mateo, L. (1985). Meta-análisis correlacional sobre estudios de rendimien-
to escolar en España. Revista de Investigación Educativa (RÍE), 3, 6, 236-
251.
Orden Hoz, A. de la (1981). La perspectiva experimental en pedagogía.
Revista Española de Pedagogía, 153, 99-111.
Otros documentos
a. Si se trata de documentos no publicados y que se desco-
noce su posible publicación se puede indicar con la palabra
"paper". Por ejemplo:
Blanco Villaseñor, A. (1984). Interf?retaa.ón de la normativa APA acerca de las
referencias bibliográficas. Barcelona: Departamento de Psicología Expe-
rimental, Universidad de Barcelona (paper).
lio METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA
Orden alfabético
a. Las referencias bibliográficas deben presentarse ordena-
das alfabéticamente por el nombre del autor, o primer autor en
caso de que sean varios.
b. Si un autor tiene varias obras se ordenarán por orden de
aparición. Por ejemplo:
Citas en el redactado
Obras de referencia
En el redactado de los trabajos científicos suelen ser habitua-
les las citas bibliográficas. Éstas suelen tener dos funciones prin-
cipales: justificar la exposición y/o remitir a otras obras para
ampliar lo que se expone. En el redactado del texto puede hacer-
se un resumen o síntesis del contenido de la referencia. En estos
casos, conviene hacer la cita de forma siguiente:
Citas textuales
a. Cuando se hacen citas textuales de menos de cuatro lí-
neas, éstas se insertan en el texto entre comillas, seguidas de la
referencia con indicación del número de página. Esta última
sigue al año de publicación después de dos puntos. Por ejemplo:
La investigación educativa consiste en "una investigación sistema-
EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN (PARTE l) 113
• métodos descriptivos
• métodos correlaciónales
• métodos explicativo-causales
• métodos orientados a solucionar problemas prácticos
TT
¡DESCRIBIR!
Si el objetivo Métodos
¡E
Métodos
preferente que experimentales,
correlaciónales o los <P se deriva del
'^ cuasi-
máodos prediciivos, planteamiento L cxperimentales oet
desde un enfoque de mi método
I
eminentemente comparativo-causa \
problema es... C desde un enfoque
cuaníitat Ívo.
A e m inentem ente
R! aiantilalivo.
¡SOLUCIONAR
PROBLEMAS PRÁCTICOS!
^
Métodos de corte fundamentalmente cualitativo: la
investigación-acción y la invcstigacióncvaluativa.
EL DISEñO DE INVESTIGACIóN
Una vez seleccionado el método más adecuado para la inves-
tigación, hay que concretar la manera práctica de responder a las
preguntas planteadas y alcanzar los objetivos propuestos: se trata
de seleccionar o desarrollar el diseño de la investigación y aplicarlo
al contexto particular del estudio. El diseño de la investigación es
el plan o estrategia concebida para obtener la información que se
requiere, dar respuesta al problema formulado y cubrir los inte-
reses del estudio.
Cada uno de los métodos que hemos visto puede concretarse
en diseños con características propias que presentaremos más
adelante a lo largo de los capítulos correspondientes.
En términos generales podemos afirmar que, desde el enfoque
cuantitativo, el diseño de la investigación juega un papel decisivo
para validar o rechazar las hipótesis formuladas en un contexto
en particular: nos indica el grupo o los grupos de sujetos de la
investigación (la muestra), la asignación de los sujetos a estos gru-
pos, el control que el investigador ejerce sobre las variables impli-
cadas y el análisis estadístico a realizar. La calidad de una investi-
gación cuantitativa está relacionada con el grado en que se apli-
que el diseño tal y como previamente está preestablecido (el rigor
científico depende del control máximo de todas las condiciones
de la investigación).
En las investigaciones cualitativas el diseño de la investigación
es recomendable pero tiene un carácter mucho más flexible y
adaptativo al contexto de aplicación. De hecho, desde este enfo-
que se traza un plan de acción para acercarse al fenómeno obje-
to de interés (cómo entrar al escenario, qué hacer una vez den-
tro, cómo conseguir el "rapport" con los participantes) y obte-
ner la información (con qué estrategias, grado de implicación,
desde qué perspectiva) pero se prioriza la relevancia a la objeti-
vidad de los datos y, por lo tanto, la adaptación del diseño a las
contingencias del contexto para asegurar este criterio, antes que
la manipulación de éste último (la realidad) a los intereses del
estudio.
EJERCICIOS
1. Fíjate en la siguiente reflexión oral que planteaba una pro-
fesora de instituto:
EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN (PARTE l) 121
1. INTRODUCCIÓN
Las notas escolares son el elemento por el que el niño/a es más valora-
do: es estimado sodalmente, admirado por sus compañeros/as y premiado
por el profesorado y la familia. Al contrario, el alumnado que suspende es
rechazado, ridiculizad.o y muchas veces castigado. Estas circunstancias otor-
gan al niño/a una excesiva responsabilidad, acompañada generalmente de
estados estresantes, posibles generadores de depresión.
En el ámbito escolar, el niño/a que fracasa reiteradamente se automar-
gina, descendiendo con ello su autoestima y el nivel de sus aspiraciones,
evita reunirse con chicos/as que tienen mejores calificaciones, inhibiendo con
ello su comportamiento social, etc. Todo ello supone un debilitamiento en su
motivación y un fuerte desvalimiento frente a las situaciones. En conse-
cuencia, lo que inicialmente es un fracaso ocasional, transitorio, puede
mutarse en un hábito comportamentcil que moldea y configura la aparidón
de un estilo cognitivo depresógeno. Los resultados de las investigadones
hechas avalan dicha, hipótesis. Por ejemplo, en un estudio realizado por
Bauersfeld (1972) con una muestra de niños y niñas con fracaso escolar
encontró que el 13% padecía depresión, tasa que se eleva al58% en el estu-
dio de Wdnberget al. (1973) con niños y niñas que presentaban trastornos
de aprendizaje y al 62% en el de Brumback et al. (1980). En España,
Doménech y Polaino-Lorente (1990) encuentran una mayor inddeiida de
depresión en los repetidores de curso (6,4%)) que en los no repetidores
(2,7%,).
En torno al ámbito familiar, al ser las notas escolares la causa por la
que los niños/as son más premiados/ regañados, un descenso de éstas suele
engendrar en ellos miedo a ser rechazados afectivamente por sus padres y a
perder la aceptadón y admiración que de ellos esperan y necesitan. Esta
situadón por si sola es ya suficientemente agobiante, pero además, suele
suceder que los que suspenden asodan cualquier problema familiar, como
discusiones o separadones, a su "mala" conducta y/o a sus malas notas,
aparedendo entonces depresión por c^ilpa. Por ello un .niño/a que fracasa en
las tareas escolares se sentirá responsable de las disputas familiares y de lodo
lo negativo que a su alrededor sucede.
Por otro lado, es frecuente encontrar en los programas escolares una ina-
daptadón entre objetivos de instrucdón y capaddades individuales, sobre
todo cuando esos programas son aplicados a alumnos/as que no. reúnen el
perfil del alumno medio. Estas situadones están más que identificadas por
los expertos escolares como fuentes generadoras de fracasos, los que a su vez
generan retraimiento, baja autoestima, desesperanza, convirtiendo poco a
poco a los niños/as que las padece en infelices y, muchas veces, deprimidos.
Estas situadones son explicadas por Petti (1993) desde la óptica del
modelo de "indefensión aprendida". Desde este modelo, los niños/as con
incapaddades para el aprendizaje escolar no suelen obtener reforzamienlos
positivos, ccm. b que "ante esa incapaddad e indefensión, se convierten en
particularmente vulnerables a la depresión" (Petti, 1993: 278). Por ello
124 METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA
Pourke (1988; Cfr. Frías el al., 1990) señala que, a pesar de que algunos
niños y niñas con tales dificultades escolares manifiestan estabilidad emo-
cional, existe la probabilidad de presentar un trastorno emocional con el
paso del tiempo. Ante ello, nos surge el planteamiento de que, aunque los
cuadros depresivos van modulando frecuentes historias Ue fracaso escolar, es
posible que reiterados fracasos escolares vayan configurando a su vez cua-
dros depresivos en la infancia.
Concluimos, pues, que independientemente de que los estados depresivos
afecten al rendimiento, académico, junto a las bajas notas y reiterados fra-
casos escolares, con toda probabilidad, se van elaborando síndromes defnesi-
vos en los niños/as. En consecuencia, lo que inicialmente puede ser un fra-
caso ocasional, puede convertirse en un hábito comportamental que le pre-
disponga a la aparición de un estilo cognitivo depresógeno (Polaino-Lorente,
1988).