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Terapia Cognitivo Conductual para Los TR
Terapia Cognitivo Conductual para Los TR
Terapia Cognitivo Conductual para Los TR
TRASTORNOS DE LA ALIMENTACIÓN
1 INTRODUCCIÓN
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2 TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA
a) PICA
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ingerir tienden a variar con la edad y con la disponibilidad y podrían ser papel, jabón,
ropa, pelo, cuerdas, lana, tierra, tiza, polvos de talco, pintura,chicles, metales,
carbón vegetal o carbón mineral, cenizas, barro, almidón o hielo. El término no
alimentarias se incluye porque el diagnóstico de la pica no se refiere a la ingestión
de productos de la dieta con un mínimo contenido nutritivo.
b) TRASTORNO DE RUMIACIÓN
Los niños pequeños con trastorno de rumiación muestran una postura característica,
de esfuerzo y arqueo de la espalda con la cabeza mantenida hacia atrás, mientras
realizan movimientos de succión con la lengua y pueden dar la impresión que
obtienen satisfacción al realizarlo (DSM V).
c) ANOREXIA NERVIOSA
Rechazo a mantener un mínimo peso del cuerpo con relación a la edad, sexo,
curso del desarrollo y la salud física, debido a una restricción de la ingesta
energética en relación con las necesidades.
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Temor intenso a ganar peso o comportamiento persistente que interfiere en
el aumento de peso, incluso con un peso significativamente bajo.
Percepción distorsionada de la imagen corporal, referente a la alteración en
que uno mismo percibe su propio peso o constitución, influencia impropia del
peso en la autoevaluación, o falta persistente de reconocimiento de la
gravedad del bajo peso corporal actual. (DSM V)
Amenorrea en las mujeres, consecuencia de la baja ingesta energética.
d) BULIMIA NERVIOSA
e) TRASTORNO DE EVITACIÓN
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psicosocial. La falta de ingesta de alimentos no se debe por una práctica cultural,
problemas sociales, por falta de alimentos o por una afección médica recurrente.
f) TRASTORNO DE ATRACONES
Esta categoría está presente aquí debido a dos aspectos: a la complejidad de los
trastornos clínicos y a la dificultad de los sistemas de clasificación categoriales
(Caballo, 2014)
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1. Anorexia nerviosa atípica: Cumple todos los criterios diagnósticos de una
anorexia nerviosa exceptuando el referido al peso del individuo ya que a
pesar de que haya perdido peso de manera significativa, está dentro o
por encima del intervalo normal.
2. Bulimia nerviosa (de frecuencia baja y/o duración limitada): Cumple con
todos los criterios diagnósticos de la bulimia nerviosa pero la frecuencia
de los atracones y de los comportamientos compensatorios es, en
promedio, menos de una vez a la semana y/o durante menos de tres
meses.
3. Trastorno por atracón (de frecuencia baja y/o duración limitada): Se
cumplen todos los criterios diagnósticos del trastorno por atracones, pero
estos atracones se dan menos de una vez a la semana y/o durante
menos de tres meses aproximadamente.
4. Trastorno por purgas: Comportamiento de purgas recurrentes para poder
tener una influencia en el peso o en la forma corporal caracterizado por
la ausencia de atracones.
5. Síndrome de ingestión nocturna de alimentos: Episodios recurrentes de
ingestión de alimentos por la noche efectuadas al despertar del sueño o
provocan un consumo excesivo después de cenar estando conscientes y
siendo capaces de recordar la ingestión.
Estos son aquellos casos en los que no se cumplen todos los criterios de los
trastornos alimentarios anteriormente descritos y en las que el clínico opta por
no especificar el motivo de incumplimiento de los criterios e incluye aquellos
casos donde no tiene suficiente información para poder realizar un diagnóstico
específico.
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Algunas personas con este tipo de trastornos refieren síntomas similares a los que
suelen atribuirse a las personas con trastornos por consumo de sustancias, como el
ansia y los patrones de consumo compulsivo. esta semejanza puede reflejar la
implicación de los sistemas neuronales, como los implicados en la regulación del
autocontrol y la recompensa.
Navarro & Nieves, 2005 afirman que desde el punto de vista psicológico, el cuadro
clínico de los TCA se caracteriza por:
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de masa corporal muy bajo que continúan pensando que están enormemente
obesas. Este tipo de distorsiones es menos frecuente en pacientes
bulímicas.
o Baja autoestima: Todas las personas con TCA tienen una autoestima muy
pobre (McKay y Fanning, 1991). No se valoran ellas mismas y creen no ser
valoradas por los demás. Todo lo que hacen está mal. No encuentran ningún
aspecto positivo en su físico ni en su manera de ser. Sus pensamientos
automáticos irracionales son tan abundantes que continuamente están
destrozando su autoestima (como estoy gorda, nadie me va a querer). Hay
que destacar que estos pacientes son enormemente perfeccionistas, y en
particular los que se encuentran en fase de anorexia. Las elevadas
expectativas sólo consiguen frecuentes frustraciones que conlleva un mayor
deterioro en el nivel de autoestima.
o Falta de autocontrol, especialmente marcado en bulimia. Lacey, citado por
Fairburn (1998), ha señalado que “estas personas tienen un problema del
control de los impulsos y su problema alimentario es una expresión de aquél”.
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reduciendo al mismo tiempo los temores de ganar peso. En la bulimia nerviosa,
los atracones se desarrollan a menudo después de un periodo de restricción de
la comida, lo que da como consecuencia hambre, apetito voraz y privación de
energía.
- Orientación Educativa:
Ayuda diagnóstica: en la mayoría de los pacientes existe una falta de
conciencia total de la enfermedad. Es fundamental, en un primer
momento, informarles de la sintomatología y características de la misma
para que reconozcan que son poseedores de un trastorno que pone en
riesgo su salud tanto física como mental. A su vez, esta guía servirá como
un primer paso para motivar la adherencia al tratamiento y al cambio, la
normalización de los hábitos alimentarios y la modificación de conductas,
creencias y sentimientos hacia la comida.
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principalmente información adecuada acerca de dietas y hábitos
alimenticios, entre ellos los requerimientos nutricionales necesarios para
el mantenimiento sano del organismo, el crecimiento, la actividad física y
la ganancia de peso, para poder modificar las actitudes hacia la comida
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e. Entrenamiento en habilidades sociales y de autoestima que
posibilitará la recuperación de estos pacientes.
- Prevención de recaídas
Hay que tener presente que la recaída es parte de la recuperación de un
trastorno de conducta alimentaria, por lo que hay que desdramatizar la
posibilidad de las mismas, pero es imprescindible que se establezcan
estrategias adecuadas para su prevención:
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b) Establecer las estrategias incompatibles con las conductas problema, como
por ejemplo asignar ciertas tareas para realizar en aquellos momentos en
que el paciente suele presentar conductas purgativas.
c) Reorganización de los patrones alimentarios correctos, proporcionando
tanto a los pacientes como a sus familiares, unas normas claras y precisas
que incluirán aspectos como el número de comidas al día, lugar donde se
realizan, cierre de la cocina si es necesario, conveniencia de comer
acompañado, etc.
d) Fijar metas adecuadas, concretas y realistas que se adecúen a las
habilidades y limitaciones de los pacientes, lo que les proporcionará logros
que aumenten su autoestima y seguridad personal. Es preciso evitar metas
altas inalcanzables como las que se imponen los mismos pacientes en su
afán de perfeccionismo pues lo que consiguen es aumentar su frustración.
e) Establecimiento de un sistema de refuerzos, donde básicamente se pretende
establecer con la familia y el paciente, o con el personal médico en caso se
encuentre hospitalizado, un programa de condicionamiento operante basado
en el reforzamiento diferencial, es decir, extinción de conductas de pérdida
de peso, vómitos, uso de laxantes y demás, y reforzar las formas adecuadas
de comer, ingesta incrementada de alimentos y ganancia de peso. Y en caso
de hospitalización se puede establecer un contrato conductual como
condición del alta por ganancia de un peso mínimo.
f) Trabajar la intolerancia al cambio de la paciente buscando moderar su rigidez
mental.
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Además, es la ayuda en variar los alimentos consumidos por pacientes
con anorexia y bulimia.
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(Williamson, Smith, & Barbin, 1998)
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(Williamson, Smith, & Barbin, 1998)
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pensamientos y los sentimientos relativos al deseo voraz hacia la comida
y se le instruye para que evalúe la fuerza de los impulsos a atracarse.
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(Williamson, Smith, & Barbin, 1998)
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(Williamson, Smith, & Barbin, 1998)
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Durante el tratamiento, se enseña al paciente a que lleve a cabo el
procedimiento sin la ayuda del terapeuta. Asimismo, se mejora la resistencia
a la tentación enseñando a los pacientes a que realicen conductas
incompatibles en presencia de estímulos ambientales inevitables.
Procedimientos cognitivos
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Según Fairburn que fue el primero en aplicar el tratamiento cognitivo conductual a
la bulimia nerviosa y Cooper en 1989 (citado por Williamson, Smith, & Barbin, 1998)
el enfoque que proponen son principalmente para la bulimia nerviosa más los
investigadores sugieren que se puede modificar esta terapia cognitiva conductual y
emplearla, en programas multidisciplinares de tratamiento para la anorexia nerviosa.
Entonces nos dicen que hay tres etapas del tratamiento:
Como refieren Wilson y Fairnburn en 1993 (citado por Williamson, Smith, &
Barbin, 1998) “el realizar conductas que pongan en duda las creencias
disfuncionales puede conducir también a la modificación de las distorsiones
cognitivas”. Entonces lo importante es que el paciente aprenda a reconocer
los pensamientos distorsionados y a cuestionarlos con verbalizaciones
racionales
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3.3 PROGRAMA ESTRUCTURADO PARA LOS TRASTORNOS DE LA
ALIMENTACIÓN
Es importante una conjunción entre las técnicas cognitivo-conductuales de
tratamiento también en múltiples niveles, donde Williamson, Smith, & Barbin en
1998 y Navarro & Nieves en el 2005 proponen un programa de tres niveles de
atención:
Los pacientes deben reunirse en un grupo por lo menos tres días a la semana con
un dietista para informarse sobre la nutrición y planificación de comidas. Además,
que tienen que aprender a planificar y consumir una dieta adecuada. Se ven
niveles:
NIVEL I: el dietista controla y planifica las comidas y la paciente debe
consumir al menos un 10% del plan de comidas y cumpla otros aspectos
NIVEL II: El paciente planifica sus comidas
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NIVEL III: El paciente vigila sus comidas y vigila su adherencia al programa
de cambio de dieta.
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negativa y la sobrevaloración de la delgadez por medio de: registro de
pensamientos y refutación racional.
Las reuniones se llevan a cabo una vez por semana, por 16 semanas y los cuadros
de discusión se toman por cada semana estructurados en la terapia cognitiva
conductual, aprendiendo los principios básicos de esta terapia e instruyéndoles en
el proceso de cambio cognitivo y conductual. Es en la 4ta semana donde se ven
los objetivos y el contrato conductual, las otras emanas se estructuran tareas
individualizadas para casa.
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TERAPIA INDIVIDUAL
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Es importante destacar que dentro de la modalidad de tratamiento para el Trastorno de
las Conductas Alimentarias debe pasar por diversas frases y grupos:
HOSPITAL DE DÍA
Se refiere a una situación entre lo que es la hospitalización y el tratamiento
ambulatorio, esta se inicia cuando la hospitalización cumplió su función. Entonces
el hospital de día cumple las siguientes funciones según Navarro y Nieves en el
2005:
OBJETIVOS TERAPÉUTICOS
3. 3 PLAN TERAPÉUTICO
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TALLERES MONOGRÁFICOS, O MÓDULOS: Se trabaja en periodos
prolongados temas de autoestima, habilidades sociales, autoestima, imagen
corporal y entre otros.
GRUPOS DE PADRES: Es un trabajo con ellos y el trabajar la sensación de
fracaso frente a la enfermedad de su familiar y por no poder hacerse cargo
del tratamiento de estos, se dan en periodos semanales.
3. 4 CUESTIONES PRÁCTICAS
Veremos la revisión que han hecho estos autores sobre investigaciones que se
enfocan en la eficacia de la terapia cognitivo-conductual para la bulimia nerviosa,
hallando los siguientes aspectos (Williamson, Smith, & Barbin, 1998):
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5 CONCLUSIONES
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6 REFERRENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Williamson, D., Smith, C., & Barbin, J. (1998). Terapia Cognitivo-conductual para los
trastornos de la alimentación. En V. Caballo, Manual para el tratamiento
cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos Vol. 2 (págs. 195-215).
Madrid: Siglo Veintiuno de España Editores S.A.
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