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Qué Es La Ética

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¿Qué es la ética?

1
Objetivos:
 Los estudiantes deben ser capaces de reconocer y distinguir un problema ético de los demás problemas.
 Los estudiantes deben ser capaces de razonar sobre cuestiones éticas.

1. El punto de vista moral


a) ¿Qué es la ética?
La moral es un rasgo característico de la vida de los seres humanos, si bien en ella influyen distintos
factores culturales, como por ejemplo la historia, las tradiciones, la educación, las creencias religiosas,
etc. El análisis intelectual en toda su complejidad de esta dimensión humana es el objetivo de la
disciplina denominada Ética. La ética no crea moral ni comportamientos morales, sino que tiene un
objetivo mucho más modesto: explorar la naturaleza de la experiencia moral, su universalidad y su
diversidad. En general, se considera que ética y moral son sinónimos porque, en un principio, tenían el
mismo significado: el estudio de la disposición, el carácter o la actitud de una persona, un grupo o una
cultura y de la manera de fomentarlo o perfeccionarlo.

b) El mundo de la ética
A lo largo de su desarrollo, la ética ha ido adoptando distintos enfoques, pero hasta la fecha ninguno de
ellos ha conseguido la aceptación general. Existen sistemas éticos organizados a partir de las ideas de
ley, deber, obligación, virtud, felicidad, principios, consecuencias, etc. A fin de captar las ideas más
valiosas que contienen los distintos enfoques, empezaremos analizando la experiencia moral universal
de los seres humanos. En este sentido, hay dos conceptos básicos: ‘valor’ y ‘deber’. Los valores se
encuentran presentes en todos los pueblos y sociedades, y con frecuencia constituyen un rasgo
distintivo de una cultura. Por lo tanto, los valores, fomentados por religiones, tradiciones culturales, la
Historia, etc., son anteriores a la ética y son la base de numerosos conceptos morales, como por
ejemplo los principios, las normas, las leyes, las virtudes, etc. Uno de los objetivos más importantes de
la ética es examinar intelectualmente los valores y los conflictos de valores con el fin de definir
nuestros deberes, puesto que los deberes consisten en aplicar en la medida de lo posible los valores que
entran en juego en una situación determinada.

c) La experiencia universal del deber


Todos creemos que hay cosas que se deben hacer y otras que se deben evitar, y tenemos el deber de
actuar de determinado modo en detrimento de otros modos de actuación. La experiencia del deber es
una de las características más universales de la vida humana. En todas las lenguas encontramos los
denominados ‘verbos de obligación’, (entre otros, ‘deber’ o ‘tener que’), así como imperativos que
expresan órdenes, por ejemplo ‘no hagas daño’, ‘cumple tus promesas’, ‘no robes’, ‘no mientas’. Del
mismo modo, todas las sociedades humanas tienen normas de conducta, ya sean ‘prohibiciones’ u
‘obligaciones’.

1
Tomado y adaptado para uso académico del Programa de Educación en Ética. Oficina Regional de Ciencia de la UNESCO
para América Latina y el Caribe. Sector de Ciencias Sociales y Humanas. División de Ética de la Ciencia y la Tecnología.
Programa de Bioética y ética de la Ciencia (UNESCO- Montevideo), 2008, p. 9- 14.
d) La experiencia moral es universal, pero algunas percepciones y juicios morales varían
La moral ha ido cambiando a lo largo de la historia humana. Los valores morales varían según el lugar
donde uno vive, el idioma que habla, la cultura a la que pertenece y la religión que profesa.

e) Universalidad y variabilidad de la moral humana


De las afirmaciones anteriores se desprende que en la moral humana hay elementos universales e
inalterables, pero también otros particulares y condicionados por la Historia. Desde el punto de vista
estructural, la moral siempre es la misma, pero sus contenidos son variables, al menos hasta cierto
punto. De hecho, los valores morales se encuentran en constante evolución pero, al mismo tiempo,
algunos deberes morales permanecen inalterados y reflejan los límites lógicos de lo que se considera
discurso moral. Por ejemplo, las proposiciones ‘no hagas daño al prójimo’ o ‘di la verdad’.

f) Afirmaciones morales
Los seres humanos expresan, comunican e intercambian sus experiencias por medio del lenguaje. Las
afirmaciones son juicios, proposiciones o afirmaciones que atribuyen predicados a sujetos.

2. La naturaleza de los juicios morales


a) Tres tipos de enunciados
i- Mahatma Gandhi medía 1,50 m.
ii-Mahatma Gandhi era simpático.
iii-Mahatma Gandhi era bueno.

b) Gramática superficial y gramática profunda


El término ‘gramática superficial’ hace referencia a la construcción de enunciados combinando sujeto,
verbo y complemento. En este sentido, todas las oraciones son idénticas y, si la primera de las tres
citadas asigna una propiedad a un sujeto, en principio sería de esperar que el resto hiciesen lo mismo.
Sin embargo, si examinamos el modo en que utilizamos estas tres oraciones en caso de que no haya
acuerdo sobre su grado de certeza, veremos que funcionan de modo muy diferente. Esto pone de
manifiesto que la gramática profunda o el carácter lógico de las oraciones varía.

 ¿Qué debemos hacer para resolver un desacuerdo sobre la primera oración?


Se trata de una cuestión de medición. Aunque en la práctica no podamos medir la estatura de Gandhi, sí
sabemos cómo sería hacerlo. Nuestra comprensión de oración depende de este conocimiento. Si dos
personas no están de acuerdo en lo que se afirma, una de ellas tiene que estar equivocada; se trata de
una cuestión objetiva, una afirmación empírica.

 ¿Qué debemos hacer para resolver un desacuerdo sobre la segunda oración?


Cada persona debe dar un motivo para sustentar su afirmación, pero puede que no sean capaces de
hacerlo y digan simplemente que, por ejemplo, Gandhi les gusta. No existe ningún límite lógico que
determine qué debe gustar o disgustar a la gente. La conclusión es que la oración en realidad no habla
de Gandhi, sino del propio hablante, quien expresa sus sentimientos respecto a Gandhi. Así pues, no se
trata de una afirmación, sino de una expresión de los propios sentimientos. Puede que el hablante
intente engañarnos, pero no tiene por qué estar equivocado.

 ¿Qué debemos hacer para resolver una disensión sobre la última oración?
Nadie puede decir que no tiene ningún motivo para realizar esta afirmación, puesto que no se trata de
una cuestión de gustos. Además, existen límites respecto al tipo de argumentos que se considerarían
válidos: debe ser un motivo de tipo moral. En este caso, la afirmación se puede justificar diciendo que
Gandhi fue un hombre de paz y partidario de la protesta pacífica. Sin embargo, otro observador puede
afirmar que optar por la protesta pacífica es un signo de debilidad que dificulta la consecución de la
justicia, lo cual constituye un argumento para el disenso. Así pues, una misma consideración puede
utilizarse para apoyar o refutar una afirmación, por lo cual vemos que, aunque se alude a criterios
relevantes, es posible que no se llegue a un acuerdo.

c) Criterios morales y juicios morales

En la historia de la ética encontramos dos grupos de pensadores, que han adoptado visiones distintas de
las afirmaciones morales. La formulación de las distintas posturas depende de cuál de las dos primeras
frases (i o ii) se considere más parecida a la tercera (iii).

El primer grupo de pensadores considera que las pasiones o las emociones son el elemento clave de las
afirmaciones morales, lo cual hace que se parezcan más bien a la frase ii. Esta corriente considera
plausible la imposibilidad de alcanzar un acuerdo sólo aplicando la razón, pero ignora el hecho de que
los sentimientos relevantes a la hora de realizar juicios morales tienen límites lógicos. Como se ha
señalado, para experimentar sentimientos, por ejemplo, el orgullo no basta con esforzarnos, sino que
debemos recordar algún logro o establecer alguna relación con un objeto que nos produzca orgullo. Del
mismo modo, no podemos experimentar el sentimiento moral de la vergüenza sin recordar algún
acontecimiento vergonzoso de nuestras vidas.

También se ha señalado que ninguna norma de comportamiento puede considerarse un principio moral
salvo si está relacionada con una familia de conceptos como el ‘respeto’, la ‘sinceridad’, el ‘orgullo’, la
‘ostentación’, el ‘daño’, el ‘beneficio’, etc. La existencia de estos límites lógicos acerca las
afirmaciones morales a la primera frase, pero si se lleva esta idea al extremo nos encontramos con que
todos los desacuerdos en cuestiones de moral se pueden resolver apelando a los principios y criterios
citados. Sin embargo, si no fuese por los valores morales, no habría problemas morales, puesto que
éstos se originan por las tensiones entre valores en situaciones concretas y, al mismo tiempo, la razón
desempeña un papel en la deliberación moral, puesto que los límites lógicos a los que nos referíamos
deben respetarse. En muchos casos, la reflexión racional facilitará el acuerdo, pero resulta imposible
asegurarlo.

3. Un método ético de razonamiento

Toma de decisiones y ética


La ética es una disciplina teórica y práctica al mismo tiempo. El lenguaje de la ética hace referencia a
deberes y valores. Uno de los objetivos de la ética es facilitar la toma de decisiones correctas, para lo
cual es necesario ir paso a paso y analizar primero los hechos, luego los valores correspondientes y en
tercer lugar los deberes.

a) Primer paso: Deliberación sobre los hechos


 El caso
El proceso de deliberación empieza siempre del mismo modo: con la aparición de un problema o caso
que con frecuencia resulta complicado de resolver desde el punto de vista moral. Esta dificultad se
percibe como un conflicto que habitualmente se denomina ‘conflicto moral’. Los conflictos surgen
cuando hay que tomar una decisión y resulta difícil saber cómo actuar, puesto que todas las acciones
llevan aparejados valores importantes y elegir una implica vulnerar los valores relacionados con las
otras. El objetivo del método ético de razonamiento es siempre el mismo: ayudar a las personas a
resolver este tipo de problemas y a tomar decisiones adecuadas.

 Deliberación sobre los hechos


Para resolver un conflicto moral, lo primero que debemos hacer es analizar de modo exhaustivo los
hechos reduciendo al mínimo la incertidumbre y corrigiendo cualquier error de percepción que
detectemos. Analizar los hechos no es nada sencillo y normalmente requiere mucho tiempo, pero
resulta vital para actuar correctamente. A modo de ejemplo, en medicina hay que analizar con sumo
cuidado los hechos para saber cuál es la situación del paciente, su diagnóstico, su pronóstico y el
tratamiento correspondiente. Se trata de una tarea muy compleja en la que hay que reducir en la medida
de lo posible la incertidumbre utilizando la deliberación individual o colectiva. Nadie conoce todos los
hechos que están relacionados con una situación concreta, y en nuestra percepción de los hechos que
conocemos influyen nuestra educación, nuestro contexto cultural, nuestros conocimientos y nuestra
experiencia. Puede que se nos haya enseñado a percibir hechos, por ejemplo, de tipo médico, pero
quizás no tengamos tanta sensibilidad para percibir otro tipo de hechos que otras personas con una
formación distinta observan más fácilmente, como por ejemplo la situación socioeconómica del
paciente. Por lo tanto, debemos analizar los hechos con sumo cuidado y, en caso de dificultad, solicitar
consejo a otras personas. A modo de ejemplo, en el ámbito de la medicina con frecuencia se realizan
rondas clínicas en las que los miembros del equipo sanitario discuten los hechos relacionados con un
caso clínico para reducir la incertidumbre sobre su diagnóstico, pronóstico y tratamiento. Sin embargo,
en estas rondas las consideraciones deben ir más allá de los hechos de tipo médico y tener en cuenta al
paciente en su totalidad.

b) Segundo paso: Deliberación sobre los valores

 Determinación de los problemas morales


El análisis de un caso empieza cuando una persona piensa que tiene un problema de tipo moral. Este
tipo de casos suele ser más complejo de lo que parece a simple vista: la gente puede preguntar sobre un
problema concreto, pero esto no significa que dicho problema sea el único que presenta el caso. Por lo
tanto, hay que reconocer y describir los distintos problemas morales que detectamos en el caso a fin de
llevar a cabo una discusión exhaustiva y eliminar las ambigüedades.

 Determinación del problema principal


Tras reconocer todos los problemas éticos relacionados con el caso, debemos elegir uno de ellos para
discutirlo en los siguientes pasos del análisis. Los problemas deben abordarse uno por uno; sólo tras
haber resuelto el primero podremos pasar al segundo, y así sucesivamente. Si mezclamos los problemas
no conseguiremos llegar a ninguna conclusión. En todos los casos, el problema que debe abordarse
primero es el que ha planteado la persona que ha presentado el caso. Se trata del problema principal, al
menos para dicha persona, por lo que tenemos el deber de ayudarle a tomar una decisión adecuada. El
problema reconocido por la persona puede ser insignificante en comparación con otros problemas
morales relacionados con el caso, de modo que si se resuelven los grandes problemas, dicho problema
desaparecerá automáticamente. A modo de ejemplo, un médico puede percibir que hay un problema
relacionado con la elección de un tratamiento más caro para un paciente cuando el problema principal
es que no ha preguntado si el paciente desea recibir algún tipo de tratamiento en absoluto. Así pues,
debemos analizar no sólo el problema que plantea la persona que presenta el caso, sino también los
problemas de los que depende, de haberlos.

 Valores que entran en juego


Hasta ahora hemos hablado de ‘problemas’ y ‘problemas morales’, pero no hemos dado una definición
clara de estos conceptos. Los problemas morales no son nunca abstractos, sino concretos y específicos.
Cuando alguien tiene un problema moral, significa que no sabe qué valor moral debe respetar en una
situación determinada y decimos que dicha persona tiene un ‘conflicto de valores’. El lenguaje
concreto de los problemas morales puede traducirse al lenguaje abstracto y universal de los valores y
los conflictos de valores. Los valores son cualidades especiales, que los seres humanos consideramos
importantes, como por ejemplo la justicia y la sinceridad. Si pensamos en un mundo sin justicia o sin
sinceridad, nos daremos cuenta enseguida de que se trata de valores importantes o positivos. También
hay valores opuestos -por ejemplo, la injusticia- pero nuestro deber es aplicar y fomentar siempre
valores positivos. Los conflictos morales surgen cuando al intentar aplicar un valor concreto
vulneramos otro. Para resolver este conflicto, lo primero que debemos hacer es determinar los valores
que entran en juego en la situación concreta a fin de transformar el problema moral en un conflicto de
valores.

c)Tercer paso: Deliberación sobre nuestro deber

Los conflictos de valores pueden resolverse de distintos modos, y nuestro deber es determinar y elegir
el mejor, es decir, el modo que permita aplicar mejor valores positivos o que socave menos los valores
que se encuentran en juego. Por lo tanto, debemos definir las distintas opciones que nos plantea el caso,
y el modo más fácil de hacerlo es señalar primero las opciones más radicales.

 Reflexionar sobre los casos más complejos


A la hora de tratar casos clínicos, es importante que el médico sea sensible a todos los valores éticos.
Sin embargo, a veces esta sensibilidad le obligará a enfrentarse a determinados desafíos que, de lo
contrario, no tendría. Estos desafíos son de tipo ético, puesto que lo que dificulta la decisión sobre lo
que hay que hacer son las tensiones entre el respeto de distintos valores. Existen desafíos más
problemáticos que otros. Los más problemáticos para un médico son aquéllos en los que parece que
cualquiera de las alternativas implica vulnerar un valor importante; estas situaciones se denominan
‘dilemas’, y son menos habituales de lo que parecería en un principio. En bastantes ocasiones, si se
analizan con detenimiento todos los aspectos de un caso, se descubre que lo que parecía un dilema en
realidad no lo es. A continuación, veremos un ejemplo de falso dilema.

“Un testigo de Jehová rechaza que se le realice una transfusión de sangre porque entra en
contradicción con sus creencias religiosas, pero al mismo tiempo nos solicita ayuda para salvar la
vida”.
En esta situación, los dos valores que entran en juego son el respeto del bienestar espiritual del paciente
y el respeto de su bienestar físico. En un primer momento podemos pensar que no es posible respetar
ambos valores al mismo tiempo y que tendremos que elegir entre ambos extremos y, por lo tanto,
sacrificar un valor o, en otras palabras, obraremos mal decidamos lo que decidamos. Esto es un dilema
moral. Puede que nosotros creamos que el mejor resultado posible es la supervivencia del paciente,
mientras que él cree que sobrevivir de esa manera es quedar condenado para toda la Eternidad y sería la
mayor catástrofe personal que le puede acaecer.

Nuestro primer deber moral es intentar respetar en la medida de lo posible todos los valores que entran
en juego en este caso concreto. La solución ideal es buscar una manera de salvar la vida del paciente
sin vulnerar sus creencias religiosas, es decir, reflexionar a fondo sobre si realmente nos encontramos
ante un dilema. En casos como el que planteamos, existen distintos modos de respetar ambos valores.
Por ejemplo, aproximadamente un 12% de los testigos de Jehová no está totalmente de acuerdo con la
doctrina de La Atalaya sobre la sangre, por lo que la opción intermedia es evaluar las creencias
individuales del paciente respecto a las transfusiones de sangre; algunos testigos de Jehová aceptan
ciertos tipos de sangre o ciertos productos con sangre. Si el paciente se opone firmemente a esta
opción, existen otras posibilidades, como por ejemplo el uso de técnicas de cirugía sin sangre,
alternativas a la transfusión (como por ejemplo los expansores de volumen) y las terapias con oxígeno
(Perftec, Hemopure, Oxygent, PolyHeme, Perfloran). Otra opción es evitar el uso de sangre o algún
sustituto de la misma salvo que sea realmente necesario. Así pues, en el caso que nos ocupa es posible
satisfacer las exigencias éticas aparentemente contradictorias a las que se veía sometido el médico. La
falta de reflexión sobre este tipo de cuestiones puede provocar perjuicios graves al paciente, sea cual
sea la opción que se elija.

 Reflexionar sobre otros casos


La mayoría de problemas morales que deben resolver los médicos a la hora de tomar decisiones sobre
tratamientos son menos dramáticos que los dilemas aparentes como el presentado en el caso anterior.
En la mayoría de las ocasiones, se trata de situaciones en las que los médicos deben tener en cuenta
distintos valores éticos. Estos casos, en los que conviene reflexionar a fondo pero en que el médico no
se encuentra ante la imposibilidad de encontrar una solución aceptable, se denominan ‘problemas
morales’ y no ‘dilemas’. Sin embargo, los médicos también deben tener en cuenta los distintos
problemas del caso, o corren el riesgo de causar al paciente graves perjuicios. Por lo tanto, hay que
sopesar la importancia de los distintos valores en esa situación concreta para poder tomar la decisión
más acertada. Dicha decisión será la menos objetable desde el punto de vista moral o, por decirlo de
otro modo, la menos irrespetuosa con los valores que están en juego. Este tipo de reflexiones puede ser
complejo, y los detalles de cada caso pueden inclinar la balanza hacia un valor concreto o hacia otro.
Por desgracia, no suele haber soluciones redondas, sino sólo soluciones parciales en las que o bien se
ignoran en parte todos los valores sin que ello implique grandes daños morales o bien se da prioridad a
uno o varios valores frente al resto. En este último caso, la decisión no provocará ningún daño moral,
puesto que se habrá visto claramente el deber de actuar de una manera determinada.

d) Cuarto paso: Comprobar la coherencia


Es importante que la reflexión moral sea coherente. A veces se da una importancia inadecuada a una o
más consideraciones porque a la persona que debe tomar la decisión le conviene, con lo cual sólo se
consigue empeorar la decisión y evitar el uso correcto de la razón para realizar una reflexión ética. Para
evitar estas incoherencias existen varias técnicas.

 En primer lugar, podemos consultar referencias externas, como por ejemplo la Ley, que, aunque no
resuelva problemas éticos, sí suele reflejar los valores morales de los ciudadanos. Sin embargo,
conviene tener presente que en algunos casos las leyes son injustas y, por lo tanto, no nos serán de
utilidad.
 Otra vía es preguntarnos: ‘¿me comportaría así si la gente lo fuese a saber?’ Responder con
sinceridad a esta pregunta nos permitirá corregir el descuido de un principio de gran importancia en
la historia de la ética, a saber, actuar de modo que deseemos que nuestro comportamiento sea una
ley universal.
 En la reflexión moral, hay que evitar las conclusiones precipitadas. Cuando surgen problemas
morales, los médicos experimentan una gran cantidad de emociones, que tienen su importancia,
pero pueden enturbiar el juicio y conducir a decisiones precipitadas. Si utilizamos el tiempo del que
disponemos (lo cual incluye consultar a nuestros compañeros), es probable que las emociones se
disipen un poco y podamos tomar mejores decisiones.

e) Quinto paso: Conclusión


El resultado deseado de toda esta reflexión es tomar una decisión adecuada. La sabiduría práctica, es
decir, el arte de tomar decisiones bien meditadas es la virtud moral por excelencia. Las decisiones bien
meditadas no son necesariamente decisiones aceptadas universalmente, puesto que dos personas serias
y responsables pueden estar en desacuerdo en cuestiones éticas. Sin embargo, como se ha dicho, una
vida sin reflexión no es digna de ser vivida, y en medicina no hay duda de que la vida moralmente
irreflexiva es algo a evitar.

Taller:
1. Analizar en grupo (Máximo 4 personas) los siguientes casos, siguiendo el procedimiento
mencionado en la lectura (#3. Un método ético de razonamiento- 5 pasos)

Caso 1: Ética y ley


Una joven de 17 años es ingresada a la sala de emergencia con un cuadro de aborto séptico. La joven
no vive con sus padres, con quienes no tiene trato. Sus padres viven en una ciudad lejana. En casos de
aborto de menores de edad, la ley local requiere del consentimiento de los padres. La paciente sufre un
cuadro infeccioso, su presión arterial es estable, y se le comienzan a suministrar antibióticos. La
paciente no desea que sus padres sean informados, pero al médico le preocupan las consecuencias
legales en caso de que la paciente sea atendida sin consentimiento de sus padres. ¿Qué debe hacer el
médico?

Caso 2: Conflicto de interés


Una mujer muy acaudalada de setenta y seis años sufre de demencia leve. Sus hijos consultan a su
médico y se quejan de la forma en que gasta su dinero, generosa- mente donado a los miembros de un
culto religioso, quienes ellos creen que conspiran para hacerse de la fortuna de su madre. Preocupados
por su derecho de herencia, los hijos solicitan al médico que la declare incapaz. El médico cumple con
su deber de informar a su paciente de la visita de sus hijos, y le señala que no considera que sea
necesario realizar una consulta psiquiátrica. El médico es miembro del mismo culto religioso. ¿Actúo
correctamente el médico?
R: No, el médico no actúa correctamente ya que

2. Presentar un problema o caso que resulte complicado de resolver desde el punto de vista moral para
un Licenciado en Educación Física, Recreación y Deportes.

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