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ARNOUX - en Torno A Las Ideologías Lingüísticas (Perón en Democracia)

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En torno a las ideologías lingüísticas:

un modelo de comunicación política en editoriales


de prensa (las notas de Juan Domingo Perón
en Democracia, 1951-1952)

Elvira Narvaja de Arnoux

En los discursos verbales, las ideologías lingüísticas pueden ser abordadas a partir del análisis
de apreciaciones explícitas o fácilmente derivables sobre objetos lingüísticos o a partir del releva-
miento, en usos y prácticas, de regularidades de las cuales inferimos representaciones sociolingüísti-
cas que integramos en sistemas ideológicos más amplios. Las primeras, por supuesto, tienen un peso
mayor en los discursos que tematizan aquellos objetos (como testimonios de los hablantes sobre su
relación con las lenguas) o que, además, ponen en juego un dispositivo normativo, como pueden ser
instrumentos lingüísticos (gramáticas, retóricas, manuales de estilo), textos legislativos sobre usos de
la(s) lengua(s), debates públicos sobre la lengua, reformas ortográficas, crónicas lingüísticas, inter-
venciones normativas de lectores de prensa en línea o notas menores sobre corrección. En el segundo
caso, los discursos pueden referirse a temas variados, no solo lingüísticos; pero en las regularidades
de los modos de decir (opción por determinados rasgos genéricos o registros, por ejemplo), y en las
actitudes lingüísticas (aceptación o rechazo de ciertas formas que exponen negociaciones identita-
rias dentro de una interacción o que irrumpen como expresiones de una subjetividad que pugna por
mostrarse) podemos reconocer las representaciones sobre el lenguaje que las sostienen y que se aso -
cian con posiciones ideológicas.
En este trabajo consideraremos las representaciones respecto de la comunicación política me -
diada por la prensa en una serie de notas editoriales que aparecieron en la primera plana del diario
oficial argentino Democracia, firmadas con el seudónimo de Descartes, que asocian al autor con una
tradición crítica en la cual la reflexión sistemática es una herramienta fundamental. Este seudónimo
fue elegido por el presidente argentino en ejercicio en esa época, Juan Domingo Perón. Las notas se
publicaron entre el 24 de enero de 1951 y el 11 de septiembre de 1952 bajo el título general de “Políti-
ca y estrategia”. Hay también una última nota, alejada de las anteriores, el 30 de julio de 1953. El dia -
rio había sido fundado, en apoyo a Perón, en 1945, y en 1948 pasó a integrar el conjunto de medios
oficialistas, como La Razón y Noticias Gráficas. El director era Américo Barrios (seudónimo de Luis Ma-
ría Albamonte), un reconocido periodista y escritor, y en la primera plana aparecían también las no -
tas del pensador político Jorge Abelardo Ramos, que firmaba con el seudónimo de Víctor Almagro.
En primer lugar, y después de atender a algunos aspectos introductorios (acerca de las ideolo -
gías lingüísticas y de las notas de Descartes), nos referiremos al dispositivo enunciativo y a algunos
datos contextuales; luego, consideraremos la representación del editorial como espacio de ejercicio
de la crítica y posibilidad de despliegue de un discurso razonado destinado a la persuasión, en el que
el plan textual y la articulación de lo general con lo particular (Arnoux, 2016) cumplen una función
central. Los dos aspectos, discurso crítico y razonado, que muestran un dominio de lo que se analiza,
explican en parte la elección del seudónimo Descartes. Finalmente, privilegiaremos entre las estrate-
gias de acercamiento al destinatario previsto, en lo que se juega el conocimiento del otro, lo que po-
demos englobar en el registro de lo coloquial por el tono conversacional que deriva de la utilización
de conocidos sintagmas repetidos y la apelación a aforismos o enunciados aforizantes.

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1. Ideologías lingüísticas
El conjunto de representaciones sociolingüísticas, al que le damos el nombre de ideologías lin -
güísticas para acentuar su condición de sociohistóricamente situadas y su vínculo con sistemas ideo-
lógicos más amplios (Arnoux y del Valle, 2010) no solo, como esbozamos antes, orienta las prácticas
discursivas, sino que también puede manifestarse en valoraciones más o menos explicitas, incluso en
opiniones que racionalizan, justifican o naturalizan la relación entre opciones lingüístico-discursivas
y datos contextuales, entre lenguaje y orden social. En todos los casos modelan las identidades socia-
les ya que actúan de diferentes maneras sobre la subjetividad de los hablantes; de allí el particular in -
terés del estudio de las ideologías lingüísticas en las discursividades políticas.
Las representaciones a las que se les ha otorgado más atención son aquellas sobre lenguas, va-
riedades y registros, pero a estas se agregan, en una lista abierta (que muestra la diversidad de obje-
tos a partir de los cuales podemos inferirlas), representaciones sobre géneros discursivos en relación
con el ámbito escolar o político o los medios, el tipo de comunicación prevista para determinada
práctica, los modos de leer y de escribir según la función social de los que realizan la actividad, las
figuras de lector o escritor que los textos postulan, el alcance de las tecnologías de la palabra, la en -
señanza de uno u otro aspecto del lenguaje o de los lenguajes, la condición de monolingüe o de bilin-
güe, la selección de lecturas que deben integrar el canon escolar. Estas representaciones operan,
como las representaciones sociales en general, en el nivel intelectual y práctico: son marcos de
interpretación de lo real, sistemas de percepción de realidades nuevas, que tienden “a la
construcción de una realidad común a un conjunto social” (Jodelet, 1989: 36).
En todos los casos el análisis impone considerar las condiciones sociohistóricas que originan y
hacen circular esas representaciones, desde qué lugar se interpretan los comportamientos lingüísti-
cos y, cuando se analizan los discursos, el papel que el locutor se asigna o cumple en el espacio social.
Los trabajos en torno a las ideologías lingüísticas insisten en señalar, como es propio de toda ideolo -
gía, el vínculo de creencias y prácticas con los intereses de los grupos a los que están asociadas (Kros -
krity, 2000; Errington, 2001; Irvine, 2012 [1998]); el cruce de las ideologías lingüísticas con aquellas
ideologías “vinculadas con categorías sociales (según el sexo, o la clase, o la raza o la etnia, etc.) y con
las actividades sociales, el tiempo y el espacio” (Heller, 2002: 28); cómo las valoraciones acerca de las
lenguas y los discursos dependen del mercado de bienes simbólicos y reproducen las diferencias so-
ciales ya que implican tanto evaluaciones y categorizaciones de esos objetos como de los sujetos con
los que se los asocia (Bourdieu, 1982); cómo las nociones acerca del lenguaje, las lenguas, el habla y/o
la comunicación se articulan con formaciones culturales, políticas y/o sociales específicas (del Valle,
2007); y la importancia que tienen en la conformación de las ideologías lingüísticas tanto los procesos
más amplios de constitución y consolidación de los Estados nacionales (Arnoux, 2008a) como los de
globalización (Arnoux, 2008b, 2010).
La prensa ha constituido desde fines del siglo XVIII, es decir, desde el gran momento de expan -
sión de la cultura escrita en relación con la formación y consolidación de los Estados nacionales, una
zona particularmente productiva para el análisis de las ideologías lingüísticas ya que no solo encon-
traron un lugar de difusión amplio los debates sobre la lengua y la nación, las variedades legítimas, el
lugar de las otras lenguas, las autoridades idiomáticas válidas, sino que también se expusieron los
modelos lingüístico-discursivos que debían circular tanto por el medio como por otros espacios de la
cultura alta. Como señala Woolard (2012 [1998]: 35), las ideologías lingüísticas “dan forma a las prác -
ticas y a los géneros verbales desde la oratoria hasta el debate”. En la actualidad las versiones on line
de los periódicos han transformado el sistema de géneros y han construido una nueva representación
del lector asociado a la multimedialidad, interactividad e hipertextualidad de los medios gráficos,
procesos que surgen de las transformaciones tecnológicas generadas por y al servicio de la globaliza -
ción (Arnoux, 2015).
Los medios gráficos hegemónicos modelaron y modelan, por su alcance, las subjetividades lin-
güísticas e inciden así en la reproducción de la estructura de clases. Los medios contestatarios tam-
bién dan su debate, en este como en otros campos, si bien con un alcance menor. Intervienen no solo

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a través de las valoraciones explícitas sobre objetos lingüísticos que acompañan las tomas de posi-
ción política sino también por los modelos que legitiman, exponiéndolos, y que hacen circular entre
sus partidarios construyendo también las subjetividades contrahegemónicas (di Stefano, 2013, 2015).
La lucha política se ha expresado en esas opciones lingüístico-discursivas que unos u otros privile -
gian mostrando cómo “diferentes ideologías construyen realidades alternativas, incluso opuestas;
crean distintos puntos de vista derivados, e incluso constitutivos, de diferentes posiciones sociales y
subjetividades dentro de una formación social específica” (Gal, 2012 [1998]: 409).
Cuando los discursos conforman series, la actividad interpretativa se ve facilitada porque nos
permite alcanzar gracias a la recurrencia de los fenómenos cierto nivel de generalización. Esto es lo que
sucede con la serie de notas editoriales que vamos a considerar (Perón, 2009 [1951-1953]), que son polí-
ticamente estratégicas no solo por lo que dicen sino particularmente por los modos de analizar crítica-
mente los datos, argumentar razonadamente y utilizar una lengua próxima a sus destinatarios. De sus
regularidades podemos inferir un modelo de comunicación política –que ha ido desarrollando desde la
etapa fundacional (Vassallo, 2015)–, que tiende, además de incitar a la imitación, a actuar sobre los mo-
dos de percibir, evaluar e interpretar la realidad social a los que apelan sus lectores.

2. Las notas editoriales de Descartes


Las notas, que se extienden a lo largo de aproximadamente dos años, tratan la “guerra fría” y
las amenazas de una tercera guerra mundial, su incidencia en la Argentina y otros países latinoame -
ricanos, las acciones bélicas en Corea, la función de los organismos internacionales y los alcances de
las políticas de alianza militar o económica. Perón denuncia con insistencia la acción de los servicios
de informaciones con sus intentos de desestabilización de países periféricos realizados por lo que
consideraba dos imperialismos, el ruso y el norteamericano, y sus agentes internos. Aunque se deten-
ga más en el imperialismo norteamericano, muestra cómo ambos despliegan sus estrategias de po -
der, buscan repartirse el mundo y en algunos casos actúan en conjunto. Aborda también la posición
que debe asumir el país, alejada de uno y otro y a la que caracteriza como tercera posición, lo que
acompaña de una perspectiva antibelicista o, por lo menos, de la propuesta de plebiscitos populares
en los países que pudieran estar comprometidos con la guerra por los acuerdos entablados. A lo largo
de las notas va afirmando los componentes ideológicos del Justicialismo, tales como los que cristali-
zaron en los sintagmas “independencia económica”, “soberanía política” y “justicia social”, e insis -
tiendo en la importancia de la unión de los países latinoamericanos como la única salida que garanti-
ce la defensa de la región y de cada país en particular frente a las amenazas imperiales.
Desde esa postura despliega las notas editoriales que vuelven una y otra vez a los temas de la
conducción política, en la cual a la figura del pueblo le asigna una importancia central como partíci -
pe necesario en el sostenimiento del programa que enuncia y que está realizando. Para Perón, como
él insiste, no solo en estas notas sino también en otras intervenciones, es “la hora de los pueblos”. Ya
en una conferencia en el Colegio Militar, del 7/8/1945 (citada por Perelman, 1985: 69-70), poco tiem -
po antes de que lo pusieran preso (su liberación el 17 de octubre luego de importantes manifestacio -
nes populares fue la fecha fundacional de peronismo), había señalado:

Y si esa Revolución Francesa, vencida y aherrojada en Europa, ha arrojado sobre el mundo un si-
glo de influencia, ¿cómo esta Revolución Rusa, triunfando y con su epopeya militar realizada, no
va a arrojar sobre el mundo otro siglo de influencia? El Hecho histórico es innegable…Si la Revo-
lución Francesa terminó con el gobierno de las aristocracias, la Revolución Rusa termina con el
gobierno de las burguesías. Empieza el gobierno de las masas populares.

Los textos se apoyan en la doble competencia de Perón, de militar y de político. Si bien en el tí-
tulo privilegia la política poniéndola en posición inicial en el sintagma “Política y estrategia”, y en
esto la referencia a Clausewitz es esencial, proyecta en muchos casos las nociones propias de la estra -
tegia militar al otro campo, como en las variadas reflexiones acerca de la conducción.
Consideramos que, en los editoriales, Perón propone un modelo de comunicación política que
inferimos a partir de las regularidades que identificamos y que desarrollaremos en los apartados 4, 5

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y 6. Así, la comunicación política debe tener un componente crítico que exponga didácticamente los
modos de desmontar los mecanismos de sometimiento ideológico que ejercen los países centrales
respecto de los periféricos. Por otra parte, debe convencer a los lectores a partir de un discurso razo-
nado con un plan textual claro. Y, finalmente, debe activar saberes compartidos para que los destina-
tarios comprendan el tratamiento de temas de política internacional, en gran medida alejados de sus
experiencias cotidianas. Esto se articula con un programa de gobierno destinado a la participación
política de nuevos y más amplios sectores de la población y a la formación de los cuadros que el Justi -
cialismo necesita.

3. Dispositivo enunciativo y contexto


En las notas el locutor construye, siguiendo la discursividad política más que la periodística, un
enunciador plural inclusivo “nosotros”, que puede jugar, con deslizamientos variados, con el noso -
tros de autor, o el nosotros que remite a los peronistas o más ampliamente a los argentinos. Este últi-
mo “nosotros” integra al lector ubicándolo como sujeto adscripto al mismo posicionamiento político
por su condición nacional; incluso cuando enuncia normas de acción política convoca a un colectivo
amplio:

Tenemos lo que los otros precisan. Necesitamos lo que los otros tienen. Si nos ayudan, ayudare-
mos (19/4/1951).

El “nosotros” alterna en pocos casos con una primera persona singular. En ciertas ocasiones, el
coronel Perón, el general Perón o, simplemente, Perón aparecen como personajes, siguiendo las posi -
bilidades que plantea el uso del seudónimo. En una nota del 6/12/1951 ocurre eso en el marco de una
analogía, que tiene su interés desplegarla:

Según refiere la leyenda, Alejandro Magno visitó en cierta ocasión a Diógenes, que lo recibió en la
puerta de su tonel. El insigne rey de los macedonios se detuvo, proyectando su sombra sobre Dió -
genes y, decidido a darle cuanto pidiera, le preguntó: -¿Qué deseas, Diógenes? –Que no me quites
el sol –le respondió.
Hace una semana, un legislador americano del Norte preguntó al presidente argentino: -¿Qué po-
día hacer Estados Unidos para ayudar a vuestros países? El general Perón le contestó: -TRATAR-
NOS CON JUSTICIA.

Por un lado, el legislador remite metonímicamente a Estados Unidos y lo imperialista del gesto
surge de la identificación con Alejandro. Por otro lado, Perón prefiere ubicarse no en el lugar del mi-
litar triunfante sino en el del filósofo y orgullosamente plantea que no necesitamos nada salvo la jus -
ticia. Además implicita que lo que los otros presentan como oferta generosa es algo que no responde
a los verdaderos deseos de los interpelados y que, incluso, va contra sus intereses. Con la segunda
anécdota va construyendo una memoria de los gestos de defensa de los intereses nacionales, de la in-
dependencia de juicio, que se legitiman con la referencia al diálogo de Alejandro y Diógenes. Las dos
puestas en escena yuxtapuestas están coorientadas argumentativamente.
Durante los dos años de publicación de las notas se suceden acontecimientos importantes que
afectan la vida del país, a los que aquellas se refieren respetando, en general, un rasgo del editorial:
establecer cierta distancia frente a lo ocurrido que, por cierto, no anula la emotividad que pudiera
desencadenar ni la toma de posición clara. La distancia es sobre todo temporal, ya que no atiende a la
inmediatez de la noticia, y no apela al relato sino al comentario.
Uno de los hechos es la expropiación del diario La Prensa, ocurrida el 12 abril de 1951 y que
pasa a ser dirigido por la CGT, lo que se anuncia el 1° de mayo de ese año. En una nota del 29/3/1951
se justifica la posición que asume el gobierno en razón de que el periódico ha traicionado los intere-
ses nacionales mostrando su clara alineación con los norteamericanos. La denuncia sostenida por las
expresiones “prédica foránea”, “testaferros”, “traición a la patria”, axiológicamente marcadas, expli-
ca la “reacción popular” que va a llevar a la expropiación:

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Hace poco un conflicto gremial paralizó el diario “La Prensa”. Este órgano, por su origen, por los
capitales que lo financian, por su prédica foránea y los testaferros que lo representan, es un foco
de traición a la Patria. Sin embargo, los poderes del Estado, dando un ejemplo de prudencia, no
habían tomado decisión en su contra. Bastó que un alto funcionario extranjero, abogado de Wall
Street, en atrevidas e imprudentes declaraciones, abogara en su defensa, para que la reacción po-
pular se hiciera sentir y, con ello, su destino se decidiera. “La Prensa” podrá volverse a editar,
pero ya no podrá traicionar al país. Si no, no saldrá (29/3/1951).

Próximas a las de Descartes, aunque más polémicas, son las palabras de John William Cooke (ci-
tadas por Galasso, 2005: 567) durante los debates en la Cámara de Diputados:

Desgraciadamente la libertad de prensa ha venido a constituir un instrumento más de aherroja-


miento, de sometimiento de los pueblos coloniales y semicoloniales. […] Quienes ahora se preocu-
pan por La Prensa resulta que no dijeron una sola palabra cuando los propietarios de las minas de
estaño fusilaron a centenares de obreros y llenaron de sangre los hogares proletarios de un país
hermano. ¿Cómo piensan los señores del Departamento de Estado que nosotros vamos a creer en
la crítica que nos formulan los diarios que sabemos que están directamente vinculados a la indus -
tria del cobre, del estaño, del caucho, a las grandes empresas del Canal de Panamá?

El 28 de septiembre el general retirado Benjamín Menéndez encabeza una sublevación, que es


rápidamente controlada. No hay referencia a lo ocurrido en las notas de Perón, pero cuando se refie-
re a la acción imperialista dentro de los Estados de América Latina se enumeran los países afectados
por revoluciones internas generadas por los poderes internacionales y sus servicios de inteligencia y
se incluye a la Argentina: “Cuando se actúa sobre los gobiernos, resulta también la intromisión en la
política interna, que explica muchas revoluciones, como las ocurridas últimamente en Guatemala,
Bolivia, Argentina, etc.” (22/11/1951). En el discurso del 28 de septiembre desde el balcón de la casa
de gobierno había dicho: “Compañeros, sabemos bien que estos criminales no actuaban por su cuen-
ta, sabemos bien que detrás de ellos están las fuerzas oscuras del capitalismo y del imperialismo” (ci-
tado por Galasso 2005: 580).
El 11 de noviembre de 1951 se realizan las elecciones nacionales, luego de una intensa campaña
electoral, y Perón triunfa por una amplia mayoría. En una nota del 16/8/1951 había advertido enérgi-
camente respecto de las elecciones:

¿Hay algún argentino que ignore o dude que en esta campaña electoral se juega la misma decisión
que en 1945? ¿Puede creer algún argentino que detrás de los partidos mencionados no está Moscú
o Washington? ¿Habrá alguien tan ingenuo y mal informado que no sepa que Wall Street y todos
sus servicios trabajan para impedir que el pueblo argentino imponga su decisión?
El pueblo debe saber la verdad. Si se altera el orden, si hay atentado o asesinato, su reacción ha de
dirigirse sobre los verdaderos culpables y dar un escarmiento que, por ejemplar, se recuerde por
varios siglos.

El fragmento muestra con claridad el sentido de muchas de sus notas editoriales: que el lector
comprenda la incidencia que los centros de poder internacional tienen respecto de la política inter-
na. Para poder interpretar lo que pasa en el país es necesario inscribir los hechos en el marco de la
lucha de los países periféricos que desean ejercer su derecho a la independencia frente a las estrate-
gias de dominación de ambos imperialismos, más allá de las diferencias ideológicas que se puedan re -
conocer entre ellos. Estrategias en las cuales los servicios de información son una herramienta siem -
pre disponible que apela a los agentes internos y que se expresa a través de la llamada “prensa libre”.
Las preguntas retóricas iniciales, que imponen que el lector asuma la respuesta correspondiente, per-
miten que la advertencia del editorialista sobre lo crucial de la situación impulse la movilización del
pueblo para defender su derecho soberano. La advertencia, además, debe actuar sobre los enemigos:
de allí la referencia a un escarmiento ejemplar que “se recuerde por varios siglos”. El fragmento evi -
dencia la matriz interpretativa que aplica Perón y el doble destinatario del escrito. No solo tiende a la

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formación política de los suyos sino también a intervenir desde la prensa en la defensa de los intere -
ses del país, lo que implica desenmascarar al enemigo principal.
En una nota del 23/8/1951 se refiere otra vez a las elecciones pero en un tono más reposado:

Si esos grupos imperialistas, del Este o del Oeste, creen que la verdadera representación del país
la invisten Beveraggi Allende, Ghioldi, Balbín o Cándido Gregorio, no tienen más que esperar al 11
de noviembre.

Después del triunfo hará una alusión rápida.


El 26 de julio de 1952 muere Evita. En una nota del 14/8/1952, en la que reflexiona sobre el pa -
triotismo, dice sin nombrarla:

En la Argentina actual ha bastado que una humilde y débil mujer, ennoblecida por los valores de
su espíritu extraordinario, sacrificara su vida a la comunidad, para que el pueblo entero descu-
briera que esos valores espirituales son la única fuente de la vida eterna. Frente a su túmulo, en
estos días de pena popular, hombres y mujeres han comprobado que en la hora suprema de la
partida no nos acompañan ni riqueza ni poder, sino solo el cariño y el recuerdo del bien que hici -
mos a los demás y del ejemplo de las virtudes que les legamos. ¡Y muchos argentinos daríamos la
vida por Ella!

El fragmento tiene marcadas resonancias de la tradición cristiana y de los relatos patrióticos


ejemplares: la humilde mujer que sacrifica su vida a la comunidad, los valores espirituales como
fuente de la vida eterna, lo que permanece es el recuerdo del bien realizado y el ejemplo de las virtu-
des. El cierre puede ser leído, si consideramos el entorno inmediato, como el deseo de haber dado la
vida por ella para defenderla y, si se considera el entorno más amplio en el que se trata el tema del
patriotismo, dar la vida por la Patria. El doble juego también se asienta en el uso de las mayúsculas en
“Ella”. Metonímicamente, Evita es la Patria porque integra el panteón que el pueblo agradecido ha le-
vantado en memoria de los que la construyeron. El texto legitima esa incorporación que simboliza
también la de los humildes y las mujeres a la vida política nacional.
En un país que busca una redistribución de la riqueza, que encara políticas sociales de enverga -
dura, promulga la constitución de 1949 que incorpora nuevos derechos, tiende a fortalecer el campo
científico y tecnológico al servicio del desarrollo nacional, impulsa la autonomía de decisiones en las
relaciones internacionales y la conformación de una unión regional, implementa dos planes quinque-
nales y establece una nueva relación entre el gobierno y el pueblo, el presidente decide asumir el pa-
pel de periodista y expresarse a través de la prensa en el espacio que corresponde al editorial. Consi -
dera que debe enfrentarse en su mismo terreno a la llamada “prensa libre” denunciada como aquella
insidiosa y engañosa sometida a los poderes imperiales. Al hacerlo expone, como dijimos, un modelo
de comunicación política mediado por el aparato prensa.

4. El ejercicio de la crítica
Un elemento paratextual que aparece en todos los editoriales es la frase “No ataco, critico”,
ubicada en la parte superior de cada nota al lado del título general de la sección “Política y estrate -
gia”. Si bien utiliza la primera persona puede ser asumida por cualquiera en otra circunstancia tanto
por su valor general, ya que enuncia un principio de conducta, como por su relativa autonomía.
Maingueneau (2012) señala que la enunciación aforizante (pensamiento, tesis, proposición, afirma-
ción, sentencia…) se presenta como memorable y memorizable, lo que hace que pueda ser retomada
en otras ocasiones.
La negación “no ataco, critico” a la vez que construye un enunciado polémico valora el gesto
crítico. ¿De qué modos y sobre qué objetos se ejerce la crítica? ¿Qué función cumple la crítica en rela -
ción con los lectores del periódico? Ilustraremos con algunos procedimientos.
La crítica se ejerce desnaturalizando los sintagmas que circulan en el discurso dominante y si-
tuándolos social e históricamente. Releva así las fórmulas (Krieg-Planque, 2009, 2011, 2013), es decir,

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aquellos segmentos con un determinado grado de cristalización que en el espacio público exponen el
estado de las relaciones de opinión y de poder en ese momento a la vez que las construyen: entre
otras, “opiniones independientes”, “prensa libre”, “guerra fría”, “libertad de comercio”, “libre deter-
minación de los pueblos”, “autonomía de los países”, “buenos vecinos”, “países poco desarrollados”.
Los medios tienen un papel fundamental en la creación y puesta en circulación de las fórmulas; son
los que construyen una memoria colectiva en las sociedades actuales (Moirand, 2007) retomando seg-
mentos que se presentan con la fuerza de lo ya dicho y aceptado. De allí que el presidente encare in -
sistentemente la tarea de desmontarlas y cuestionarlas en el ámbito de la prensa gráfica.
En la mayoría de los casos, Perón señala tipográficamente la fórmula y su distancia polémica
respecto de ella: son ajenas al lenguaje político justicialista y exponen la posición del enemigo. Su
condición de cuerpo extraño puede estar dada por el entorno que puede, incluso, proponer su inter-
pretación en clave irónica.
La estrategia más habitual es oponer las palabras a los hechos, para develar lo que las palabras
ocultan o las estrategias engañosas en las que se inscriben. El sentido histórico del objeto al que el
sintagma denominativo remite es distinto del significado generado por las unidades léxicas y lo im-
portante es acceder a aquel:

Cuando se habla de “opiniones independientes” de los grandes diarios con insistencia sospechosa
en numerosos órganos de distintos países puede individualizarse perfectamente la organización
del monopolio que abarca el “trust” de publicidad dirigido por las grandes centrales de los países.
Los congresos internacionales de editores no son otra cosa que reuniones sui géneris de directo-
rio o de empleados que van a esas centrales a recibir instrucciones. El pueblo les ha llamado con
propiedad “la voz del amo” (15/3/1951).

El sintagma “opiniones independientes” se contrasta con la falta total de independencia de los


sujetos a los que metonímicamente remite, que están dominados por los monopolios de las agencias
informativas y que ocupan un lugar subalterno de empleados. Utiliza para desmontar la fórmula an-
terior un sintagma también cristalizado pero que no circula en el espacio mediático sino en la discur -
sividad cotidiana y expresa la “sabiduría popular” con la que se identifica: “la voz del amo”. Como se -
ñalaremos en otro apartado, estos sintagmas repetidos generan el efecto de proximidad con el lector
a la vez que activan claves interpretativas propias.
Para desmontar la naturalización de determinadas expresiones que se han integrado sin con-
flicto al vocabulario corriente se suceden caracterizaciones que tienden a mostrar el verdadero senti-
do del objeto referido. En el ejemplo siguiente se escalona la caracterización de la guerra fría propo-
niendo reformulaciones definicionales que acentúan lo siniestro y peligroso y donde se apela a la
interpretación que suministran las construcciones coloquiales (“entrar con la ganzúa”):

No pueden considerarse como de la diplomacia los métodos basados en la mentira, la calumnia, el


engaño, la deslealtad y la traición. Por eso, para darle un nombre se la llama “guerra fría”. Es algo
como un período intermedio entre la diplomacia y la guerra […] Son los procedimientos de la de -
lincuencia aplicados a la política. Es la forma de entrar con la ganzúa donde no se puede abrir con
la llave honrada del ingenio y de la capacidad inteligente. Es algo así como el arte en manos de los
delincuentes o la ciencia en poder de los malvados: un peligro para los pueblos y un azote para los
Estados (12/7/1951).

La isotopía moral (que configuran mentira, calumnia, engaño, deslealtad, traición) deriva
hacia lo que está fuera de la ley, que se acentúa por la reiteración, “delincuencia”, “delincuente”,
y la referencia a la ganzúa. La equivalencia que establece al final “el arte en manos de los delin-
cuentes o la ciencia en poder de los malvados” entrelaza las dos isotopías para generar el rechazo
a los métodos de la guerra fría a partir de la advertencia del peligro que implica el que elementos
valorados (arte, ciencia) como la diplomacia estén en manos de los que transgreden las normas.

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En el siguiente fragmento se opone lo que los imperialismos invocan “por boca de sus persone -
ros” y las conductas e intereses a los que responden. El cierre opone el festín de los imperialismos a
la miseria y la muerte que afectan a los pueblos, insistiendo, como es habitual, en la dimensión moral
de la crítica:

Caracteriza a la actual preguerra la lucha ideológica entre el capitalismo y el comunismo y aun


cuando ellos por boca de sus personeros invocan la paz, la verdadera causa de esta guerra está
precisamente en el sectarismo y los intereses que ambos sistemas sostienen. La inmensa mayoría
de los pueblos son “invitados de piedra” en este festín de los imperialismos, de la miseria y la
muerte (14/2/1952).

La utilización de un sintagma corriente, “invitados de piedra”, en tanto próximo facilita la in -


terpretación del lector de una problemática compleja como es la lucha ideológica en “la actual pre-
guerra”.
La oposición entre lo declarado por el imperialismo y lo que este lleva a cabo permite mostrar
la hipocresía de la discursividad del otro. Esto puede verse implicitado por el mecanismo de la ironía.
En el siguiente fragmento el entorno asigna esa condición al enunciado final:

De la primera guerra mundial solo supimos sus consecuencias. En la segunda, en cambio, experi-
mentamos sus efectos: listas negras, bloqueos, exacciones, presiones y diversos actos que indica-
ban que éramos tratados como enemigos y, como tales, invadidos e infiltrados. Todavía nos
preguntamos por qué. No mediaron acuerdos de ninguna naturaleza. Venia la orden subrepticia y
detrás la amenaza. Ellos luchaban por la justicia, la libertad y el respeto a la soberanía de los pue -
blos libres (8/5/1952).

La acumulación de las acciones reprobables del otro (listas negras, bloqueos, exacciones, presiones,
órdenes subrepticias, amenazas, tratados como enemigos, invadidos, infiltrados) al negar lo que se afirma en
el cierre (la lucha “por la justicia, la libertad y el respeto a la soberanía de los pueblos libres”) permi-
te la lectura en clave irónica de este. A ello colabora la utilización de un enunciado ajeno ya que el
lector puede reconocer fácilmente que su fuente es otro enunciador, los agentes imperialistas.
En el caso siguiente se expone la distancia entre el liberalismo declarado y el monopolio que
consolidan. Las bastardillas muestran la oposición entre lo que los otros dicen (conferencia de materia-
les, libertad de comercio) y la realidad de sus acciones (economía internacional dirigida, dumping). Las co-
millas sobre el repetido “mundo libre” marcan la distancia respecto del sintagma consagrado por el
imperialismo. La ironía final del primer párrafo se refuerza por el comentario metadiscursivo “de tan
menguada libertad”:

La ya famosa Conferencia de materiales, desde que su función es suplantar los precios económicos
por precios políticos, ha instaurado en el “mundo libre” una verdadera economía internacional diri-
gida. El monopolio y el dumping que la sustentan completan el cuadro de la libertad de comercio de
este “mundo libre” de tan menguada libertad.
El estaño en Bolivia, el cobre en Chile, la fruta en Guatemala, el pescado en Perú, el azúcar en
Cuba, el petróleo en Venezuela, el café en Brasil son eslabones de una cadena cada día más opre-
sora (6/3/1952).

En el segundo párrafo se enumeran los afectados por la política económica de las grandes po-
tencias. Son países latinoamericanos a los que se les establecen los precios de sus productos y con
ello se los subalterniza y esclaviza. La denuncia ancla en el espacio regional y muestra el destino co -
mún de los países que lo integran.
En algunos casos el refuerzo argumentativo se da por series de oposiciones explícitas entre el
decir y el hacer:

8
Mientras los comunistas hablan de libertad y de respeto a los pueblos, los infiltran con sus agen-
tes y “quintas columnas” desde el Komintern o el Kominform. […] Mientras realizan congresos
por la paz se arman hasta los dientes. Por su parte el capitalismo habla de la libertad y de la libre
determinación de los pueblos mientras se anexa a Puerto Rico. Exalta la autonomía de los países e
interviene en cuanto país existe con sus agentes del FBI, de sus embajadas, de sus empresas, de
sus “cipayos”, etc. […] Habla de la libertad de prensa y encadena la publicidad del mundo median -
te la corrupción de su dinero y el monopolio del papel (26/6/1952).

Las oposiciones netas muestran, en este ejercicio de la memoria, lo engañoso de las palabras
connotadas positivamente que utilizan los imperialismos (libertad, respeto a los pueblos, congresos por la
paz, libre determinación de los pueblos, autonomía de los países, libertad de prensa) ya que sus acciones las
desmienten brutalmente (infiltran con sus agentes y “quintas columnas”, se arman hasta los dientes, el ca-
pitalismo se anexa Puerto Rico, interviene en cuanto país existe, encadena la publicidad del mundo mediante
la corrupción de su dinero y el monopolio del papel).
El contraste entre las palabras y los hechos puede apelar a otros resaltes tipográficos en el que
las comillas sostienen la distancia del locutor respecto de esos sintagmas y las mayúsculas exponen lo
escandaloso de utilizarlos (“BUENOS VECINOS”, LIBERTAD Y JUSTICIA, “LIBRE DETERMINACIÓN DE
LOS PUEBLOS”, las “CUATRO LIBERTADES”) cuando en la práctica se los niega. Esto acompaña otra
forma de distancia sostenida por la expresión “lo que se llama hoy” que contrasta también la expre-
sión “normal desarrollo” con el comportamiento al que se refiere (juego de traición, infamia y mala fe,
atentados, asesinatos, revoluciones):

TODO este juego de traición, infamia y mala fe es lo que se llama hoy normal desarrollo dentro de
la acción y la hermenéutica de los servicios de inteligencia en la política internacional. Hemos vis-
to lo mismo en Panamá, Cuba, Colombia, Brasil, Bolivia, etc. El panorama se completa con atenta-
dos, asesinatos y revoluciones. Todo ello entra en el programa de nuestros “BUENOS VECINOS” y
en el régimen de LIBERTAD Y JUSTICIA que aseguran, con la “LIBRE DETERMINACIÓN DE LOS
PUEBLOS”, las “CUATRO LIBERTADES” (16/8/1951).

La expresión “lo que se llama”, como comentario metalingüístico, es persistente en los discur-
sos de Descartes y expone la necesidad de develar lo que oculta el nombre que se utiliza y, como en
los otros casos, ver detrás de los valores positivos asociados a su significado lo tenebroso que lo gene-
ra. El locutor se asigna esta función de ver más allá de lo aparente a la vez que busca por su reitera-
ción entrenar a sus lectores en la realización de gestos semejantes. Es necesario saber que lo que el
enemigo dice es parte de sus estrategias de dominio; por eso no solo hay que develar lo que oculta
sino mostrar las contradicciones en las que entra y no tener miedo de pasar, en la interpretación, del
registro sostenido en el campo de las buenas intenciones a lo coloquial y a las experiencias cotidianas
(“tantear el campo”, “ponencias bravas”, jugadores con ventaja):

[…] todas las conferencias resultan dirigidas hacia objetivos preconcebidos y arreglados de ante-
mano. Hasta se utilizan personeros para las “ponencias bravas” y se adelantan agentes de provo -
cación para “tantear el campo”, reclutados entre los corrillos de antesala que se utilizan como ca-
ballos de Troya para introducir entre los grupos.
¡A esto a menudo se le llama habilidad política! Es menester una gran independencia y una extre-
mada prudencia para obrar correctamente y con la dignidad que impone el país, no cayendo in-
sensiblemente en esta clase de “habilidades” que, por otra parte, no difieren mucho de los méto-
dos empleados por los jugadores con ventaja (10/5/1951).

“Lo que se llama” puede ser implicitado, como en el ejemplo siguiente en el que las comillas
exponen la ajenidad de la procedencia ya que son las categorizaciones imperiales:

9
El ABC1 sucumbió abatido por los trabajos subterráneos del imperialismo empeñado en dividir e
impedir toda unión propiciada o realizada por los “nativos” de estos países “poco desarrollados”
que anhela gobernar y anexar como factorías de “negros” y “mestizos” (20/12/1951).

En otros casos se transcribe una noticia y se la comenta mostrando lo que deja de decir, que
son los objetivos verdaderos a los que tiende la política norteamericana:

El “Washington Post” escribe: “Los Estados Unidos solo obtendrán la cooperación de las pequeñas
naciones si respetan su amor propio y su psicología”.
[…] El “Washington Post” tiene razón pero tiene poca, porque además de respetar “el amor propio
y la psicología” de las “pequeñas naciones”, se nos ocurre como necesario no pretender esquil-
marlas, escarnecerlas e indignificarlas para atarlas luego al carro de las propias indignidades
(28/2/1952)

Frente al tono paterno y bondadoso del periódico norteamericano se develan las acciones de
Estados Unidos utilizando términos (esquilmar, escarnecer, indignificar) y expresiones (atar al carro de
las propias indignidades) axiológicamente marcados.
También se refiere una noticia y se ironiza sobre el que la sostiene:

El editorialista de marras debe haber llegado recién de Extremo Oriente por lo mal informado so-
bre los asuntos de América, porque casualmente, según todo lo muestra, nos encontramos preci -
samente en el punto más crítico del intervencionismo y de la explotación (28/8/1952).

A menudo la crítica se ejerce sobre las conductas, los gestos, las decisiones del campo que cues -
tiona, y su finalidad es derivar normas de acción política. Al criticar la política internacional de Occi -
dente señala:

Las causas originarias de esta desventajosa situación deben buscarse en el error de los hombres
que no son capaces de renunciar a nada. En la política como en la estrategia es menester saber sa -
crificar los objetivos parciales o secundarios en beneficio de los objetivos comunes y principales
(14/6/1951).

El enunciado general articula la política con la estrategia, insistiendo en lo que está presente a
lo largo de las reflexiones y da nombre a la serie de notas.
En el caso siguiente la norma, aunque no explicita, se infiere fácilmente:

La política y la diplomacia occidentales no están a la altura de su difícil misión. Tal vez el singular
poder del imperialismo dominante sea su peor enemigo. Ha movido el brazo, no la inteligencia.
Ha utilizado la potencia, no la habilidad (29/5/1952).

Los gestos críticos se completan con la valoración de adoptar posiciones independientes y no


amilanarse por las presiones y amenazas. En el próximo tramo se opone la palabra verdadera y ho-
nesta a la simulación, los amanuenses a los hombres libres, la oveja negra al rebaño, la dignidad al so-
metimiento, los compañeros de lucha a los lacayos:

Lo que ocurre es que una cosa es trabajar libremente por el bien común y otra reunirse para si -
mularlo bajo la presión y la amenaza. Una cosa es votar afirmativamente bajo tales circunstancias
en una reunión de dóciles amanuenses y otra resolver en colaboración en una asamblea de hom-
bres libres y responsables.
Cuando la República Argentina dice que no en las conferencias o en los consejos, aparece como la
“oveja negra” del mudo y torpe rebaño, pero satisface su conciencia honrada, porque la coopera-
ción no reside en decir siempre que sí, sino en mantener en alto a la verdad, le guste o le disguste
al poderoso. La guerra en común se hace con compañeros de lucha, no con lacayos (3/1/1952).
1
ABC es el nombre del acuerdo firmado entre Argentina, Brasil y Chile en 1915.

10
Muchos de los ejemplos citados apelan a un vocabulario con valoraciones netas que orientan
argumentativamente el enunciado e impulsan la toma de posición de los lectores. Por otro lado, di -
versas operaciones metadiscursivas muestran la distancia respecto de los enunciados de los otros y
las contradicciones en que entran. La enseñanza es clara: “Es indudable que vivimos en el mundo de
la ficción y del engaño. El remedio es no dejarse engañar” (26/6/1952) porque “en política como en
todas las cosas de la vida, hay verdades aparentes y una verdad real (10/5/1951). Para develarla y evi-
tar el engaño, el conocimiento de lo que se oculta es el camino:

En la historia del mundo, siempre, detrás de las cortinas de convencionalismos políticos e ideoló -
gicos, se han escondido y movido los verdaderos peligros que debemos conocer y apreciar en cada
caso concreto y objetivo (21/8/1952).

El acto de develar el sentido que las palabras ocultan puede apelar a la reformulación:

De los 7.704 millones de dólares invertidos hasta el 30 de junio de 1950 por el Plan Marshall, solo
dos millones y medio de dólares se han aplicado hasta el momento en la América Latina y ello, se-
gún dijo Truman: “es este un programa para alentar la corriente de inversiones privadas”, o lo
que sería lo mismo, para aumentar los índices de tuberculosis. 18/10/1951

En síntesis, el ejercicio de la crítica implica develar lo oculto, desmontar los mecanismos de so-
metimiento ideológico y no dejarse influir por expresiones que se naturalizan pero que en el análisis
de la realidad remiten a situaciones que niegan totalmente el significado al que están asociados. El
gesto parresiasta (Foucault, 2010) de decir lo que se considera verdadero, de mostrar lo que se juega
en realidad detrás de las apariencias, está destinado a formar las subjetividades militantes. Pero para
ello tendrá también que persuadir a partir de un discurso razonado y convocar los saberes que com -
parte con un público amplio.

5. Persuadir a partir de un discurso razonado


Frente a la complejidad de la situación internacional y la necesidad de Argentina de posicio-
narse, que implica evaluar los diferentes factores en juego, el presidente recurre en esta etapa, como
señalamos, al periódico. En primer lugar, el peso de las agencias de noticias internacionales que nu -
tren a la prensa de los diferentes países y a la local siguiendo los mandatos de los centros de poder
internacionales exige que en ese ámbito se dé la lucha ideológica, se asuma la defensa de los intereses
nacionales y se informe al pueblo: “Los hombres proceden tan bien como estén de bien informados”
(29/3/1951). En segundo lugar, este medio por su propia materialidad le permite desplegar un discur-
so razonado breve, donde ejemplos y analogías (Arnoux, 2016) pueden funcionar como pruebas, des-
de una posición crítica que explota los recursos de la polémica y cuyos ejes fundamentales pueden
ser retomados a lo largo de las notas e ir incidiendo en la opinión pública actuando no solo sobre los
partidarios sino también sobre un público más amplio.
Así, en este armar ideológicamente a las fuerzas nacionales, la persuasión del otro es, como di -
jimos, esencial. Perón confía desde una perspectiva ilustrada en el ejercicio de la razón y lo expone
con la autoridad que le asigna ser un aforizador reconocido:

[…] al hombre conviene más persuadirlo que obligarlo.


Los que confían la solución a la fuerza y no a la razón, es porque ignoran cuán grande es la debili -
dad de aquella para alcanzar soluciones definitivas. (7/2/1952)

La prensa en tanto medio escrito al que se accede en ese momento solo a través del soporte pa -
pel facilita, particularmente en la zona del editorial, el desarrollo de un discurso argumentativo que
pueda actuar intelectual y emocionalmente sobre el lector. Colabora en ello la organización a partir
de un plan textual –marcadas sus partes con tres asteriscos- que facilita la comprensión. En todas las

11
notas el plan textual es riguroso y cada parte a la vez que se articula con las otras tiene un cierre par-
cial que le asigna cierta autonomía.
Ilustraremos con un ejemplo. En una nota del 10/1/1952, titulada “Los ´negocios’ y las relacio-
nes internacionales”, informa a partir de un cable que el presidente Vargas de Brasil ha firmado un
decreto por el cual solo les otorga el estatuto de capitales extranjeros a “aquellos traídos realmente
desde el exterior y se limitan las remesas de utilidades al ocho por ciento anual de dichos capitales”.
La complejidad del tema económico y el discurso de Vargas a propósito de la decisión exigen un mar -
co que oriente la interpretación. Este precede a la información y su despliegue se condensa en un dis-
curso analógico, en el que se compara la inmigración (lo más conocido) con el ingreso de capitales (lo
menos conocido), y se concluye que:

[…] la incorporación de capitales de especulación, explotación o colonización es un peligro y cons-


tituye un azote para la economía de los países en formación.

La información sobre Brasil ilustra el planteo general, en esa segunda parte a la que nos refería-
mos, pero a la vez ancla la problemática en la situación latinoamericana y permite ver la proximidad de
intereses y las luchas compartidas entre los países de la región. En el tercer tramo, entonces, relaciona
la noticia con lo que ha pasado en Argentina que “como Brasil ha sido sometida durante un siglo a este
tormento financiero” al que puso fin el gobierno justicialista en 1946 “estableciendo que lo que el país
necesita son capitales de trabajo y no de especulación”. El tramo final señala que no se sabe qué va a
pasar en Brasil pero se recuerda que en Argentina esa decisión trajo muchos inconvenientes de política
internacional porque “la víscera más sensible del hombre es el bolsillo”. Finaliza considerando que es
mejor tomar este tipo de medidas porque “las cuentas claras conservan la amistad”.
La dimensión didáctica del discurso se expone en la articulación del texto, en el uso de la ana -
logía como procedimiento que convoca algo más conocido para iluminar lo nuevo, en la comparación
entre la decisión brasileña y la argentina que facilita la comprensión de la lucha de los países perifé -
ricos respecto de los centros de poder internacional y en el uso final de aforismos que articulan la in -
terpretación política con los saberes cotidianos.
Como vemos, la voluntad de llevar a que el lector comprenda temas alejados de su experiencia
más directa, que tienen que ver con aspectos de la política internacional, lo obliga a convocar un aba -
nico amplio de estrategias didácticas, que solo hemos presentado, y sobre todo a desencadenar grillas
interpretativas propias de los saberes comunes adquiridos a través de la experiencia cotidiana. A los
operadores de esta activación, que son, asociados a un tono conversacional -la utilización de sintag-
mas repetidos propios del lenguaje coloquial y la apelación a aforismos o enunciados aforizantes- nos
referiremos en el próximo apartado.

6. El registro coloquial
Más allá del ejercicio sostenido de la crítica y de un discurso razonado claramente planificado
y acompañado de ejemplos y analogías, el modelo de comunicación política que el presidente pone en
juego se apoya, como hemos visto en muchos de los ejemplos anteriores, en una retórica de la proxi -
midad que apela a expresiones del lenguaje coloquial, algunas puestas (como gesto metapragmático)
entre comillas o en itálicas o mayúsculas mostrando que es consciente de que implican una ruptura
de la isotopía estilística en un texto escrito, aunque sea habitual en sus producciones orales, particu-
larmente las no formales. Este empleo del lenguaje ha marcado fuertemente el discurso peronista y
ha llegado hasta el actual papa Francisco, lo que no es raro porque Perón valoraba la dimensión pre-
dicadora en la conducción política y la desplegaba. El papa propone el uso del “dialecto materno” en
la predicación, es decir, del lenguaje propio de un determinado espacio cultural (Arnoux y Bonnin,
2014). La permanencia de un estilo, en el que incluso en la escritura se escucha una voz localizada y
cercana a su auditorio, muestra en la superficie discursiva el vínculo que Perón busca entablar y que
propone como modelo de comunicación política para el movimiento nacional. Se expone así la rela-
ción entre estrategias retóricas y decisiones políticas o “cómo una acción política implica actuar se -
gún un estilo político particular” (Hariman, 2009: 13).
12
El presidente, a la vez que trata los temas de política internacional y se presenta como un ave-
zado conocedor de estos y alguien a quien el uso sistemático de la razón le da una superioridad que
no se aminora frente al poder de los otros, lo cual sostiene su gesto crítico, activa también, como diji-
mos, a través del uso de expresiones coloquiales, interpretaciones surgidas de experiencias comunes
y a las cuales se puede legítimamente recurrir. Boyer (2003: 33) al referirse a las representaciones
compartidas dentro de una comunidad, las divide en dos grandes estratos, que se interpenetran: el
primero, “dominantemente patrimonial, mitológico, emblemático (las grandes fechas, los ‘lugares de
memoria’, los personajes y las frases célebres); el otro, que corresponde en gran medida a la sociocul -
tura (las grandes imágenes de lo vivido comunitariamente, más o menos sometidas a mecanismos de
estereotipaje)”. Perón, al mismo tiempo que apela a esos dos tipos de representaciones compartidas,
expone una valoración del registro conversacional local, de su empleo en la escritura periodística y
en el tratamiento de temas políticamente complejos, asociándolo a la claridad expositiva y a la vera-
cidad informativa. Sus opciones discursivas van a generar múltiples gestos de apropiación en sus
partidarios, a la vez que sus adversarios las van a retomar solo bajo el modo de la distancia y la iro-
nía. El campo del lenguaje es como otros el espacio de la lucha política, lo que implica el combate por
la legitimidad de las formas.
Aparecen, así, numerosos sintagmas repetidos, ya cristalizados. Estos, que no corresponden a
la discursividad política –como pueden serlo las fórmulas “justicia social”, “independencia económi-
ca” y “soberanía política” del justicialismo o las que hemos visto del campo enemigo en un apartado
anterior– pueden ser integrados sin marcas tipográficas o con comillas. Como ejemplos del primer
caso, que resaltamos nosotros con bastardillas, podemos citar 2 (el número de página se indica entre
paréntesis aquí como en el resto del apartado):
Ahora que las papas queman se requiere la solidaridad de la economía latinoamericana (102).

Pasan pocos días y se comunica que en una reunión de tres potencias se ha resuelto, entre gallos y
medianoche, formar una comisión […] (75).

En la mayoría de los casos, una valoración negativa está asociada con el sintagma destacado
cuya lectura metafórica facilita el entorno. Esa valoración se proyecta al objeto o tema que se trata e
incide en la percepción que el lector pueda tener de él:

En cuestiones de política interna puede ser útil girar en descubierto con la opinión pública, como se
lo hace todos los días (102).

Algunos sintagmas se asocian fuertemente con la figura de Perón por su reiteración: en rela-
ción con la conducción política hablar del juego de pesos y contrapesos (136).
Como ejemplos del segundo caso, en el que el texto señala por las marcas tipográficas su perte-
nencia a otro registro (algunos ya han aparecido anteriormente) podemos citar 3: “tantear el campo”
(108), “las patas de la sota” (76), “moneda dura” (108), “conchabados para pelear” (119), la política
del “garrote” (72), “la cojera (es) de la misma pata” (116).
En algunas situaciones, se interviene en el sintagma descongelándolo en un gesto polémico,
que genera también un efecto humorístico:

2
Algunos ejemplos aparecen en el cuerpo de texto. Otros son:
[…] los efectos políticos que nos seguirán quitando el sueño (110). […] desde que sus enemigos sean barridos del planeta
(114). Saben bien, por dura experiencia, que sería predicar en el desierto (231). Ellos son los más escarnecidos por una pre-
sión que los conduce, con la mansedumbre del novillo, al matadero (245). Por eso todo se confía a la fuerza, no a la razón.
Detrás, el coro de los fariseos (259). La suerte, sin embargo, está echada. El tiempo decidirá y el tiempo trabaja en contra de
ellos (274). Los hombres o los pueblos que en su insectificación técnica prescindan del hombre y lo transformen en el es-
labón de una cadena o en el número de un casillero… (287).
3
Además de los que aparecen en el cuerpo del texto: “el rabo por desollar” (155), “a media ración” (174), la “oveja negra”
(207), “invitados de piedra” (222), “amigos a la fuerza” (103), “por amor al arte” (210), “la manzana de la discordia” (217),
“arar en el océano” (219), “el diablo anda suelto” (225), “solo se sirven platos recalentados” (231), “pedir peras al olmo”
(231), “juego de vivos” (287), “trabajo de apuro” (298), “arrancado verde” (302), pagar “los platos rotos” (161), “la mano ne -
gra” (211), “tapar el cielo con un harnero” (212), “huesos duros de pelar” (214), “un elefante en un bazar” (254).

13
Es natural que cuando se hable de “buenos vecinos” no ha de significar que unos seamos los “bue-
nos” y otros los “vecinos” (103).

Algunas comillas destacan el uso de términos coloquiales, algunos procedentes de otras len -
guas pero que se han difundido, para designar a tipos de personajes rechazados: “pedigüeño” (230),
“personero” (83), “ventajeros” (75), “dilettantes” (93), “quintas columnas” (222), los “amateurs” en la
conducción política. En muchos casos aparece sin comillas entreguistas, que se asocia con el vocabula-
rio estándar sin marcas sociolectales como si eso reforzara el cuestionamiento del objeto al que remi-
te: aquel que para permanecer o ascender socialmente pacta con el imperio y que va a ser designado
en el lenguaje político peronista como cipayo.
Abundan los saberes compartidos que ya han alcanzado el estatuto de aforismos (primarios,
para Maingueneau, 2012), categoría en la cual podemos integrar proverbios, adagios, divisas, máxi-
mas, sentencias, dichos que circulan socialmente, adagios, divisas, eslóganes.
Algunos provienen de autores que se indican, es decir, que se han desprendido de otros textos
(integran los aforismos secundarios) y corresponden al campo político o al militar, dos fuentes im-
portantes en las notas de Perón, pero que han alcanzado una amplia difusión. El procedimiento utili-
zado es el de la cita y en los casos en que aparecen las mayúsculas funcionan como resalte:

Como decía Napoleón, los hombres no son nada, “EL HOMBRE ES TODO” (80).
[…] como decía Napoleón, “en la conducción, EL HOMBRE ES TODO, los hombres no son nada”
(283).
Se atribuye a Disraeli la afirmación: “No existen enemigos ni amigos permanentes: existen intere-
ses permanentes” (101).

Otro muy reiterado, con comillas o sin ellas, aunque en general sin indicar la fuente porque se
ha integrado a la propia discursividad es el de Clausewitz: “La guerra es la continuación de la política
por otros medios” (86).
En algunos casos señala su carácter de aforismos a través de un término (sentencia, aforismo)
que lo caracteriza, al que se agregan o no calificadores, o de una construcción que está asociada a sa -
beres proverbiales (según los árabes):

Podríamos repetir aquí la inmortal sentencia: ¡Oh, libertad, cuántos crímenes se cometen en tu
nombre” (86).
[…] la infalibilidad del aforismo latino si vis pacem para bellum [si quieres la paz prepara la guerra].
[…] según los árabes “está más cerca de la salvación el que se encuentra en estado vigilante so-
bre un adversario más fuerte, que el poderoso que se burla de la debilidad del enemigo” (135).
Habría que repetir aquí la sentencia árabe: “si me engaña una vez, lo maldigo; dos veces, lo mal-
digo y me maldigo; si tres, me maldigo” (146).
La norma se ajusta al moderno e inmoral aforismo que: “de mucha mentira siempre algo queda”
(196).

En otros4 no es necesario marcar y clasificar el enunciado porque forma parte de los saberes
compartidos:

La avaricia rompe el saco (88).


Las cuentas claras conservan la amistad (210).
Quien no tiene buena cabeza para prever, ha de tener buenas espaldas para aguantar (115).
Quien da pan a perro ajeno, pierde el pan y pierde el perro (107).
Habíamos visto la procedencia de otras lenguas en el aforismo latino. Otros casos son:
“una cosa é parlare di norte ed altra morire” (206).
“business is business” (237).
4
Algunos más: No se puede colocar el carro delante de los caballos, por lo menos si se desea que el carro marche (92). Las
moscas irritan y fastidian al mayor de los elefantes (135). La víscera más sensible del hombre es el bolsillo (210). El la -
drón cree a todos de su condición (252). Una cosa es predicar la virtud y otra ser virtuoso (269).

14
Algunas formulaciones remiten indirectamente a saberes conocidos procedentes de relatos
muy difundidos. El enunciado general puede aproximar al lector gracias a una alusión a un relato in -
fantil, en este caso “El pastorcito mentiroso”:

Las campañas sincronizadas a base de noticias fabricadas, calumnias inauditas y falsedades de a


puño no son en manera alguna peligrosas para nadie, pues los pueblos han llegado a descubrir la
verdad a través de la mentira. Sin embargo, esos diarios tendrán su mejor castigo en el hecho de
que cuando digan la verdad nadie se la va a creer. 15/3/1951.

Puede también aludir a un principio bíblico, como en el caso siguiente expuesto en el Salmo 7
del Antiguo Testamento. La alusión funciona como una advertencia divina:

Toda interferencia foránea presupone un acto desleal y de hostilidad inadmisible, aunque se trate
de salvar las formas, disfrazando tal intervención con la libertad de prensa o de las fuentes de in -
formación, con empresas comerciales, con agregados al servicio diplomático u otros engaños se-
mejantes: No se borra el fondo de una ofensa con el “acicalamiento” de la forma.
En esto, como en todas las cosas de la vida, los que proceden mal sucumben víctimas de su propio mal
procedimiento. 22/3/1951

En otros casos alude, reformula, o interviene sobre aforismos conocidos:

Porque estamos exentos de tales culpas, hemos lanzado la primera piedra (105).
Solo se siembran vientos que a veces llevan a cosechas de tempestades (70).
Quien siembra vientos no puede sino recoger tempestades (165).
El mundo económico se transforma en “un río revuelto” y en “ganancia para los pescadores”
(161).
Quien pretende alcanzarlo todo, a menudo termina por no lograr nada (123).
Quien pretenda ser fuerte en todas partes terminará generalmente por no serlo en ninguna (78).
Taparse un ojo, aun en el país de los tuertos, es falta de carácter no tolerancia (212).
[…] se documenta así “por confesión de parte” en forma que nos releva de toda prueba (306).

También suministra una interpretación que relaciona más ajustadamente el aforismo con lo
que está analizando:

Será que Dios ciega a los que quiere perder…Ellos no son capaces de sacrificar nada, por eso son
los candidatos a perderlo todo (267).
[…] si los gobiernos y los políticos, al decir de Napoleón, “todos tienen precio”, en cambio los pue-
blos no se venden (107).
Dice Martín Fierro que “el amigo más fiel es una conducta honrada”, porque los grandes odios se
cosechan precisamente a través de una mala conducta (305).
El camino del infierno dicen que está empedrado de buenas intenciones, por eso no valen para cu-
brir las malas realidades (305).

Encontramos también enunciados aforizantes cuya fuente no resulta clara o que han pasado a
un uso autónomo que incluye su libre tratamiento con modificaciones (González, 2007: 328-329) o
que son simplemente construidos por el locutor:

El hombre es el único animal que ha aprendido a engañarse a sí mismo (128).


La cólera de los ignorantes se trasunta en sus palabras, la de los prudentes en sus actos (128).
[…] cuando un hombre honrado se asocia con un pillo triunfa siempre el mal (129).
A veces un bruto puede ser peor que un malo (187).
Al hombre conviene más persuadirlo que obligarlo (219).

15
En un caso está expandido o anunciado algo que constituyó un aforismo atribuido a Perón (El
año 2000 nos encontrará unidos o dominados):

La batalla por esa nueva forma colonial se decidirá sin duda en el último cuarto del siglo XX. El
año 2000 llegará con ese signo o con el triunfo de las confederaciones continentales (200).

La producción de numerosos aforismos de fuente más o menos conocida habilita la producción


de enunciados generales, a menudo conclusivos de una parte o del editorial en su conjunto, orienta-
dos políticamente, que pueden servir para su aplicación a otros casos. Como señala González (2007:
35), “Perón tenía una lengua proliferante, conquistadora. Surgía de la multiplicación de las citas y de
la posibilidad de conminar subrepticiamente a ser, a su vez, citadas.”
Podemos también reconocer segmentos que exponen un proceso de aforización que van de los
menos consolidados como tales a los que han completado este proceso. Algunos de los últimos son:

Nadie puede presuponer hombres libres en una nación esclava (74).


En la guerra no se es nunca suficientemente fuerte (72).
La primera libertad que debemos conquistar es la de decir la verdad (75).

En este proceso de acercamiento al lector para que comprenda lo que se juega en el campo in -
ternacional, los sintagmas repetidos y los aforismos convocan los saberes comunes a la vez que per-
miten la integración de otros nuevos facilitada por el empleo del mismo formato. Por otra parte, am-
plían el universo de destinatarios ya que el aforizador habla a una especie de auditorio universal,
más allá del destinatario instituido por el género (Maingueneau, 2014).

Reflexiones finales
En este trabajo he querido esbozar una forma de entrada a las ideologías lingüísticas a partir
del relevamiento de las regularidades discursivas en una serie de notas editoriales en las que no se
tematiza el lenguaje sino que se habla fundamentalmente de política internacional y de las estrate -
gias que el país debe elaborar frente a la relación de fuerzas que se define con posterioridad a la
Segunda Guerra. He tratado de poner de relieve una política del lenguaje que propone un modelo de
comunicación política en el que los requerimientos de un género propio de la prensa gráfica se ade-
cuan a la lucha ideológica y a la formación de militantes y cuadros.
Me ha interesado interrogar algunas representaciones asociadas al género, editorial de prensa,
que podemos inferir de aquellas regularidades en las que nos hemos detenido, en relación con los as-
pectos ideológicos propios de un posicionamiento que el locutor caracteriza como justicialista y que
implica una autonomía en la toma de decisiones frente a los poderes internacionales, un desarrollo
económico a partir de los recursos propios, una nueva distribución de la riqueza y una participación
de sectores amplios en la vida política.
Para alcanzar esos objetivos se necesitan sujetos capaces de cuestionar los discursos dominan -
tes y de comprender las posiciones que deben defender apelando no solo a las informaciones que se
les puedan suministrar sino también a las propias estrategias interpretativas. De allí la elaboración
de discursos que muestran cómo debe realizarse la crítica, cómo el despliegue razonado del análisis
lleva a persuadir intelectual y emocionalmente a los lectores y cómo se deben convocar saberes com -
partidos y surgidos de las experiencias cotidianas, lo que le asigna el tono propio de una conversa -
ción entre iguales y otorga seguridad al interlocutor. Con ello busca Perón modelar las subjetividades
necesarias en esa etapa del país en la que el armado ideológico del campo nacional es crucial. De la
internalización de estrategias críticas y expositivas y de sentencias interpretativas de lo social dan
prueba a lo largo de varias décadas los discursos que se sucedieron en el movimiento peronista.

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