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ABPymsica Hagamosdenuestrodepartamentounreferenteeducativo PedroGarcaMuoz
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All content following this page was uploaded by Pedro García Muñoz on 13 September 2020.
Los alumnos deben ser partícipes de su propio aprendizaje. Creo encarecidamente en las
opiniones de todos y cada uno de mis alumnos. Ellos piden cada año lo mismo: queremos
trabajar por proyectos. Si me lo pidieran a mi directamente, quizá podríamos pensar que
se trata de una estrategia para conseguir no hacer exámenes y trabajar en grupo en
busca de que sea el mismo de siempre el que saca la nota por todos los demás. Por
suerte y para mi satisfacción como profesor, desde hace tres años esto ya ha pasado a
ser historia; jóvenes de 13 a 18 años publican en sus redes sociales cosas como estas:
“Creo q lo mejor de la mañana es seguir con el proyecto” “Lo que me pone de buen humor
es pensar que mañana seguimos con nuestro proyecto” “Intento de dormir 1
#nerviosaflordepiel #Guadalajara15 #crealabandasonoradetuvida #nosimportalamusica”
“Gracias al proyecto Crea la banda sonora de tu vida por cumplir mi sueño”
“Único motivo de levantarme mañana para ir al insti: seguir con el proyecto
#creabandasonora”
¿Y en música?
Tenemos que tener claro que un proyecto es un proceso gracias al cual los discentes
aprenden muchas más cosas además de los contenidos del aula: los alumnos son
partícipes de su propio aprendizaje, las ideas y contenidos parten de ellos mismos, se
dispone de gran cantidad de actividades y materiales para conseguir llegar a una
educación individualizada y centrada en una atención a la diversidad real. Además,
gracias a esta metodología, aprenden a planificar, discutir, debatir y llegar a un consenso
tomando una gran conciencia de grupo. Aquí está la clave de multiplicar la fuerza de
nuestra asignatura hasta conseguir que sea fundamental dentro de los centros educativos
en todas y cada una de las etapas. Si unimos la práctica musical con la teoría del ABP,
haremos de nuestro departamento un referente educativo.
Desde mi punto de vista, hay muchas maneras de iniciar un proyecto. En primer lugar,
podemos tender la mano a la curiosidad que surge de alguno de nuestros alumnos. Ese
es el proyecto con más fuerza; este tipo de inicio tiene un peligro: no es ni programado ni
planificado. Seguramente tu clase ya está preparada para que, sin darte cuenta, puedan
surgir numerosas propuestas gracias a varios factores: una competencia emocional
positiva por tu parte, vínculo estable entre todos los miembros del aula y disposición de
las mesas y espacios que favorecen un ambiente predispuesto a un continuo aprendizaje.
Por otra parte, podemos optar por sentarte contigo mismo y planificar un proyecto o bien,
si has realizado ya una serie de proyectos, repetir alguno de ellos añadiendo varios
puntos que el ABP nos ofrece.
García Muñoz, Pedro (2017). Eufonía, 72, 73-80.
Pensemos aquí en un proyecto programado. Tienes que elegir los objetivos que quieres
cubrir, contenidos que dar, competencias que adquirir y estándares que conseguir. No es
complejo. Solamente puedes encontrarte con un gran problema y enemigo de nuestra
metodología: el libro. Imaginemos que, al ser profesor de música, ese paso ya lo has
dado. No obstante, necesitamos decidir para qué edad y curso va destinado y la
asignatura de la que vas a partir. Si no te has desecho del libro, con él delante, debes
decidir qué contenidos vas a utilizar del mismo (pudiendo utilizar éste como “enciclopedia”
para consultar durante el periodo de búsqueda de información).
El inicio de un proyecto es su base. Casi todo el proyecto depende de este momento, del
primer día, de las primeras sensaciones. Tus alumnos tienen que saber que realmente se
va a hacer algo diferente, algo interesante.
El tema del que parte tu proyecto tiene que ser cercano a la realidad de tus alumnos. Aquí
está una de las propuestas para introducir el ABP dentro del aula de música: siempre
debemos de buscar un hilo conductor cercano a nuestros alumnos. Estamos hablando de
empezar con un tema que no tiene que ser necesariamente musical. Tras el inicio de
proyecto, es hora de hacerle dos preguntas fundamentales de todo ABP a tus alumnos:
¿Qué sabemos? ¿Qué queremos saber?
La segunda fase forma parte de los proyectos en otras asignaturas pero no tanto de la
nuestra (cosa que debemos corregir). Consiste en la utilización de dos o tres sesiones
García Muñoz, Pedro (2017). Eufonía, 72, 73-80.
para buscar información sobre el hilo conductor que guiará nuestro proyecto. Esta
investigación aumentará la potencialidad del proyecto. En el cuadro 2 podemos ver cuatro
ejemplos de temáticas en proyectos que se están realizando en la actualidad.
La tercera fase responde a varias preguntas que los propios alumnos deben plantearse y
que tú guiarás para que consigan responderlas ¿Qué quieren conseguir mis alumnos? (un
concierto en el salón de actos del colegio, un intercambio con otro centro para representar
mi espectáculo fuera de mi localidad, la realización de un teatro musical,…)¿Qué tareas
debemos de hacer para conseguirlo? Nunca deberíamos frenar los intereses de los
discentes por aprender. Son ellos los que tienen que decidir hasta dónde quieren llegar y
cómo deben hacerlo. Estamos hablando de objetivos y tareas. En este caso y aunque
pongamos el foco en los contenidos de nuestra asignatura, también tiene que haber
cabida para que nuestros alumnos puedan ejercer otras “profesiones” tales como dibujar
el logotipo, hacer una página web, preparar el maquillaje y vestuario,…Estaremos dentro
de la teoría del ABP si todos nuestros proyectos giran a un objetivo más amplio que
podemos denominar performance para incorporar el resto del “atrezzo” en nuestro
espectáculo.
De estas tareas saldrán pequeños grupos de trabajo y dentro de cada grupo de trabajo,
debemos tener una organización interna. Ha llegado el momento de utilizar los recursos
que te ofrece el “Trabajo Cooperativo Formal” para repartir roles que articulen esas
funciones que existen en todos los grupos: un ejemplo de roles podría ser coordinador,
secretario, encargado de material, encargado de controlar el tiempo y redactor del diario
de sesiones (estamos en la fase 4). Si tenemos una organización interna, el siguiente
paso será buscar alguien que coordine a todos los coordinadores de cada grupo; estamos
hablando de un Presidente/Director, Vicepresidente/Subdirector (dos o tres alumnos) que
se encargarán de planificar, organizar y conseguir que todo el grupo trabaje, además de
representar al mismo.
Empecemos ahora con las tareas centrales del proyecto; entramos en la quinta fase:
desarrollo. Cada proyecto es único e irrepetible debido a que se realizará con un curso
determinado en un momento determinado. No obstante, hay una serie de tareas/
departamentos/roles (anteriormente ya he mencionado algunos) que pueden servir de
ejemplo ya que se suelen repetir en numerosos proyectos: realización de un blog/web,
coreógrafos, compositores, encargados del repertorio, departamento de creatividad,
sonido, iluminación, decorados, fotografía, video, publicidad, maquillaje, peluquería,…
Una vez llegado este punto, tu espectáculo/performance se multiplicará si añades todas
las funciones anteriormente mencionadas. Se trata de que aparte de que toquen, bailen,
canten,…prueben con otras cosas donde quizás encuentren algo para continuar sus
estudios: sabemos que hay muchos chicos/as que terminan (o no) la E.S.O. sin saber qué
les gusta realmente. La culpa es nuestra.
En cuanto a la presentación del proyecto (fase 6), creo que no es necesario insistir en
este tema sabiendo que se trata de especialistas de música. Simplemente recordar que,
García Muñoz, Pedro (2017). Eufonía, 72, 73-80.
aunque el Aprendizaje Basado en Proyectos gira entorno al proceso, un buen proyecto
requiere de un gran final: en una gran sala y si puede ser compartido con otros centros.
En este caso se trata de evaluar el desarrollo del alumno desde el principio hasta el final:
esa es su evaluación más real. Así estaremos siendo justos. Si todos nuestros alumnos
son diferentes, ¿por qué evaluarles de la misma manera?. Existen dos herramientas para
saber cómo ha sido su evolución: la observación directa y el portfolio. El portfolio es un
cuaderno/diario en formato papel o virtual donde el alumnado plasma paso a paso todo lo
que tiene que ver con el proyecto: estamos hablando de cuadros de autoevaluación y
coevaluación, herramientas socioemocionales, preguntas reflexivas al finalizar las tareas,
el contrato de compromiso, nombre de la “empresa”,… De esta manera y a nivel individual
podemos evaluar el proceso cada uno de ellos.
Finalmente, debemos de ofrecer una reflexión grupal e individual. Preguntas muy sencillas
y complejas a la vez resumen todo lo que han podido vivir y asimilar. ¿Qué hemos
aprendido? ¿Qué hemos aportado al grupo? ¿Qué nos llevamos de esta experiencia?
Mostrémosles el camino para que se den cuenta del aprendizaje del que han sido
partícipes. Seguramente no sean conscientes de todo lo que han aprendido. Por ello,
hagámosles pensar en todos los aspectos: emocional, social, proximidad con la realidad,
trabajo en grupo, su rol dentro de un grupo, contenidos curriculares, servicio a la
sociedad…
ABP y música son dos aliados especialmente eficaces para conseguir sacar lo mejor de
cada uno de nuestros alumnos. El aula de educación musical debe conseguir generar un
clima de trabajo gracias al cual todos y cada uno de nuestros alumnos sean partícipes de
su proceso enseñanza-aprendizaje. La teoría del ABP y la práctica musical se unen para
lograrlo: convirtamos nuestro aula en un referente educativo.
Referencias Bibliográficas