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Deuteronomio 30
Deuteronomio 30
Deuteronomio 30
ELIGE LA VIDA
Pala: Se usa primordialmente con Dios como nombre, para expresar acciones que
sobrepasan las capacidades y expectativas humanas
Esto se refiere al pacto revelado de YHWH. ¡Los antiguos leían las Escrituras en
voz alta! Tenían que responder internamente de manera apropiada a lo que había
oído (ejemplo, leerse a sí mismos o leer en voz alta).
"Para que la cumplas" El hombre tiene que tomar la decisión. Está en sus
capacidades hacerlo. Dios inicia, ¡pero la humanidad debe responder y seguir
respondiendo con arrepentimiento, fe y obediencia!
i. Recuerda que la ley solo era un aspecto del viejo pacto. También existían los
aspectos de sacrificio y de tomar una definición. Dios nunca esperó que Israel
obedeciera perfectamente la ley ni que encontrara la justicia por medio de la ley y
obediencia. Es por esta razón que Él proveyó un sacrificio – el castigo de una
víctima perfecta e inocente en el lugar del pecador. Dios no esperaba que un
israelita confiara en su obediencia a la ley para ser salvo (a pesar de que Dios sí
quería que Israel amara su ley). Dios esperaba que el israelita confiara en la
expiación hecha por sacrificio para hacerlo justo, y para entender que este
sacrificio apuntaba hacia un sacrificio perfecto que Dios un día haría por medio del
Mesías. En esto, un israelita piadoso, en el viejo pacto, confió en que la obra de
Jesús el Mesías lo salvaría aún antes de los tiempos de Jesús.
Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal: Bajo los
términos del viejo pacto, Israel tenía una decisión que tomar: vida o muerte, el bien o
el mal. Dependía de ellos. Dios se iba a glorificar por medio de Israel de cualquier
manera. La manera en que lo hiciera realmente dependía de la elección de Israel.
Esto se refiere a las bendiciones y maldiciones (véase Deuteronomio 27-28). Recuerde
que la opción está situada en un pacto de gracia. Esto es muy similar al modismo de la
Literatura Sapiencial de los "dos caminos" (véase Proverbios 4:10-19; Jeremías 21:8;
Mateo 7:13-14). ¡Nuestras decisiones muestran quiénes somos! ¡La manera en que
respondemos a los "pormenores" revela nuestra orientación espiritual!
VIDA: JAY. sugiere una calidad especial de vida, la vida como un don especial de Dios (un don de
salvación)
BIEN: TOB. es un término positivo capaz de expresar varios matices de lo «bueno»: un corazón
«alegre» (Jue 18.20), palabras «agradables» (Gn 34.18 BJ, BN C ) y un rostro «alegre» (Pr 15.13)
MUERTE: MAWET. El término mawet aparece a menudo como antónimo de jayyîm («vida»). La
«muerte» es el fin natural de la vida humana sobre esta tierra; es una dimensión del castigo de
Dios sobre los hombres.
MAL: RA. La mayoría de los casos del término significan algo que es moralmente malo o dañino, a
menudo con referencia a seres humanos:
Este término denota que un Dios soberano absoluto, el Señor, crea un universo bajo el gobierno
de un orden moral. La calamidad y el infortunio provienen sin lugar a duda de la maldad de
personas sin Dios.
POR QUE YO TE MANDO HOY:
MANDO:TSAWAH. Se refiere a una acción importante que tiene que ver con una situación
particular. Tsawah también puede indicar el acto de «mandar» o establecer una regla bajo la que
un subordinado tendrá que actuar cada vez que recurra una situación similar.
El sujeto más frecuente de este verbo es Dios. Sin embargo, no se le puede cuestionar ni
«ordenar» que explique la obra de sus manos (Is 45.11). Sus órdenes se las transmite a Moisés
desde encima del propiciatorio (Éx 25.22) y sus «mandamientos» en el Sinaí (Lv 7.38; cf. 17.1ss).
En otros casos, lo que Él «manda» simplemente acontece; su palabra es activa y poderosa (Sal
33.9). También emite «órdenes» mediante los profetas y para ellos (Jer 27.4), quienes explican,
aplican y comunican los «mandamientos» de Dios (Jer 1.17).
Aca podemos ver cuan importante es obeecer las leyes de Dios referente al bien y el mal desde el
ámbito morial, cuando el manda a hacer el bien y lo hacemos se efectua el bien bajo el principio
moral de la ley en ese actuar, es decir el resultado de hacer lo que dice Dios sea bueno o malo.
A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he
puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues,
la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios,
atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y
prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová
a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.
El pacto que Dios hizo con Abraham fue renovado con su hijo Isaac. En
Génesis 26:3 (LBLA) Dios le dice a Isaac: "A ti y a tu descendencia daré
todas estas tierras, y confirmaré contigo el juramento que juré a tu padre
Abraham"
Dios llama a Moisés, y con mano poderosa y brazo extendido, Dios libera
a su pueblo de la esclavitud. Cruzaron el Mar Rojo sobre tierra firme.
Recibieron alimento del cielo y agua de la roca. Y en tres meses, arribaron
al Monte Sinaí. Aquí, Dios hace un pacto solemne con Israel para
confirmar y afianzar el pacto que hizo con Abraham, Isaac y Jacob.
En Éxodo 19:3, Moisés por primera vez sube al Monte Sinaí y Dios le
anuncia los términos generales del pacto en los versículos 5 y 6: si me
obedeces y cumples mi pacto, serás mi posesión especial, un reino de
sacerdotes, una nación santa.
En Éxodo 24:1-2, Dios le dice a Moisés que junto con él suban al monte
los sacerdotes y los ancianos. Pero, primero, en Éxodo 24:3, Moisés le
informa al pueblo todas las ordenanzas y nuevamente ellos aceptan los
términos del pacto: "Haremos todas las palabras que el Señor ha dicho".
Luego Moisés escribe todas las palabras que ha recibido en un libro (v.4),
construye un altar, sacrifica varios bueyes y sella el pacto con sangre.
Vertió parte de la sangre sobre el altar, leyó el libro del pacto al pueblo y
roció sangre sobre el pueblo (vs.5-8). La implicación es probablemente
que el pueblo toma un juramento y si rompen el pacto, su sangre será
derramada como la de los bueyes y estará sobre sus propias cabezas.
Los capítulos 25-31 dan el mensaje de lo que Dios le había dicho a Moisés,
principalmente, un plan para construir el tabernáculo y el ministerio de
los sacerdotes. Cuando terminó de hablar, Dios le da a Moisés las dos
tablas del testimonio (31:18) para que se las lleve a la gente – una clase de
documento del pacto de parte del Señor, firmado personalmente.
Pero, durante los cuarenta días, el pueblo ya había roto la promesa del
pacto y hecho un ídolo. En Éxodo 32:8, Dios dice: "Bien pronto se han
desviado del camino que yo les mandé". Moisés ora por el pueblo y Dios
detiene su destrucción (32:11-14). Cuando Moisés bajó al campamento
(v.19), destrozó las tablas para demostrar cómo el pueblo había roto el
pacto. Los hijos de Levi matan 3000 hombres (32:28) y Dios manda una
plaga (v.35), pero la nación en conjunto es perdonada por las plegarias de
Moisés.
Ahora, la pregunta es: ¿qué pasó con el pacto? Lo rompieron antes de que
estuviese ni siquiera completado. Si este pacto estuviese basado en obras
o en justicia estricta solamente, Israel habría estado acabado. Pero, para
mostrar que el pacto está basado en la gracia, Dios renueva el pacto y usa
palabras que esclarecen este fundamento misericordioso. En Éxodo 34,
Dios le dice a Moisés que haga nuevas tablas de piedra y que vuelva a
subir. En 34:6-7, Dios se revela y también revela las nuevas bases del
pacto renovado: "Pasó el Señor por delante de él y proclamó ´El Señor, el
Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en
misericordia y fidelidad; el que guarda misericordia a millares, el que
perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado y que no tendrá por
inocente al culpable; el que castiga la iniquidad de los padres sobre los
hijos y sobre los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta generación'"
En resumen, entonces, las cinco promesas divinas del pacto Mosaico, que
vuelven a confirmar el pacto con Abraham son:
i. El hombre, hoy en día, incluso fuera del viejo pacto, es confrontado por la
elección. Sin embargo, la elección no se enfoca primeramente en “¿Seré
obediente a Dios o no?” sino en “¿Confiaré en Jesús por mi posición ante Dios?”
Jesús dijo, El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge,
desparrama. (Lucas 11:23) Jesús sigue haciendo la pregunta, ¿quién decís que
soy yo? (Mateo 16:15), y nuestra elección en cómo respondemos a esta pregunta
determina nuestro destino eterno.