Ajedrez - El Arte Del Ataque
Ajedrez - El Arte Del Ataque
Ajedrez - El Arte Del Ataque
Zenón Franco
esfer@ editorial
Primera edición en Andorra, noviembre 2008
http://www.esferaeditorial.com
info@esferaeditorial.com
ISBN:
Depósito Legal: AND.
Impreso en Andorra por Impremta Solber
Portada y maquetación: Esfera Editorial
Fotos: Archivos de Esfera Editorial y Peón de Rey
Índice general
Bibliografía. 6
Introducción. 7
Bibliografía
Schredder 9
Fritz 10
Deep Junior 10
Rybka 2.3
Prólogo 7
Prólogo
Cuenta Mikhail Tal que el día antes de que comenzara el Memorial Alekhine de 1963, durante
el cumpleaños de uno de sus amigos, no ajedrecista, alguien repentinamente expresó su deseo
de que “El Mago de Riga” sacrificara algo en su primera partida, contra el holandés Kuijpers.
-”¿Qué pieza y en qué casilla le gustaría?” preguntó Tal, en broma, su interlocutor dijo que
preferiría un caballo en “e6”.
Lógicamente Tal olvidó la conversación. Al día siguiente la partida con Kuijpers fue tranqui-
la, luego se complicó, y en medio de un apuro de tiempo febril, se llegó a la siguiente posición:
Tal M. - Kuijpers F.
Alekhine mem Moscú, 1963
XIIIIIIIIY
9-+-+-+-+0
9+-zpN+Qzpk0
9p+-wq-+-zp0
9+-+-+-+-0
9-tr-+-zP-+0
9+-+-+-+P0
9P+-+-+P+0
9+-+-+-mK-0
xiiiiiiiiy
Las últimas jugadas fueron: 36.¤f8+ ¢h8 37.¤e6 y ante el mate inevitable, las negras aban-
donaron.
Al bajar del escenario sus amigos se arremolinaron en torno a él, “¡Dios mío!, ¿lo has hecho
a propósito?”, preguntó uno de ellos. Tal no entendía a qué se refería, y le aclararon, “Bueno,
hacer que tu última jugada fuera ¤e6”, le aclaró su amigo.
Sólo entonces Tal recordó lo del día anterior y comprendió lo sucedido, y relata: “Me di cuen-
ta de que mi prestigio sobre el ajedrez en estos círculos había aumentado drásticamente, y así,
para mantenerlo, pregunté pomposamente: ¿Qué sacrificio te gustaría mañana y dónde?”.
Esta divertida anécdota de uno de los mayores virtuosos del ataque de la historia, muestra
hasta qué punto el curso de la partida no depende tanto de la propia decisión, como del cariz
propio que la partida va tomando, lo que depende de una multitud de elementos.
Ni aun siendo Tal, uno puede ir a jugar una partida, aspirar profundamente y con mirada fiera
hacia el infinito y aire decidido, simplemente decirse: “¡Hoy voy a atacar!”.
Para ello es indispensable que existan factores que lo aconsejen, y según Steinitz, hasta lo
obliguen, pues como dijo el primer Campeón del Mundo, “El que tiene ventaja está obligado a
8 El arte del ataque
El ataque en ajedrez tiene una de importancia capital, y dominar sus secretos es un sueño al
que todos anhelamos llegar, pero claro que el arte del ataque no se limita a rematar con brillan-
tez posiciones ventajosas.
En cierta ocasión Bogoljubow se refirió al extraordinario juego de Alekhine, Bogoljubow con-
sideraba que podía rematar las partidas con igual eficacia que Alekhine, la diferencia es que él
no podía llegar a esas posiciones con la misma facilidad que llegaba Alekhine.
Construir esas posiciones es lo más difícil, en este libro veremos partidas no sólo con remates
brillantes sino también examinaremos las distintas fases de la creación de esos remates.
Para ello, dentro de cada partida principal, con frecuencia, veremos partidas completas que
nos ayudarán a tener una idea más amplia, y comprenderla mejor.
La elección de los ejemplos tuvo como guía no repetir, salvo alguna excepción, partidas de-
masiado conocidas, y ya ampliamente comentadas.
• El Capítulo 1 tratará de posiciones donde al menos uno de los dos bandos, queda con el rey
en el centro y ello tiene un rol importante en la partida.
• En el Capítulo 2 examinaremos posiciones de ataque con los reyes situados en flancos
opuestos.
• En el Capítulo 3 se analizarán partidas donde el ataque se centra contra el rey enrocado en
el ala rey, y se explotan debilidades concretas del enroque.
• El Capítulo 4 estará dedicado a posiciones donde se fuerza o se aprovecha la superioridad
de fuerzas atacantes donde se encuentra el monarca adversario.
• El Capítulo 5 lo dedicaremos a desmenuzar posiciones con los llamados “Alfiles de
El arte del ataque 9
Horwitz”
• En el Capítulo 6 analizaremos diferentes motivos estratégicos que tienen gran importan-
cia en respecto al ataque.
Antes de cada partida se hará una breve descripción de la lucha, durante la partida, se mos-
trarán ejemplos relacionados con la partida para tratar de entender mejor lo que sucede, y al
final se hará una revisión algo más amplia de los momentos clave y enseñanzas de la partida.
Tras finalizar los capítulos habrá ejercicios con los temas tratados en ellos, que son una
continuación de los temas explicados y lo que en cierta manera representa una prueba princi-
palmente para el lector, pero también para el autor, y cuanto más acertado se muestre el lector,
más satisfecho se encontrará quien escribe.
Dedicado a:
Asunción y Tea.
10 El arte del ataque
Símbolos ajedrecísticos:
1. El rey en el centro
En este primer capítulo veremos partidas donde el rey queda momentánea o permanente-
mente en el centro.
Es claro que el rey en el centro está generalmente más vulnerable que en un flanco, pues
tiene poca protección, y es peligroso no ponerlo en seguridad una vez que las piezas estén de-
sarrolladas, si bien pocas veces queda voluntariamente en el centro sin recibir nada a cambio.
Puede haber varias razones para dejar al monarca más tiempo del recomendable en el cen-
tro. La más común es que sea a cambio de lograr ventaja material, y se confía en solucionar los
problemas momentáneos del rey en el centro. También puede haber ventajas a largo plazo,
como mejor estructura, pareja de alfiles, etc., y también que el rey esté más seguro en el centro
que en un flanco donde todas las piezas del adversario están esperando a que se enroque para
iniciar un peligroso ataque.
Si está claro cuál es el límite entre un riesgo asumible y una decisión temeraria, es fácil to-
mar una decisión, pero no siempre lo es.
gio tras 11.£xg4 ¤xd3+ 12.¢e2 f5 (también es trario, que uno intente jugar como la máquina
posible 12...¤e4), 13.£g3 ¤xc1+ 14.¦xc1 ¤e4, y luego ella nos muestre que era más fuerte
con ventaja, la jugada f4 ha dejado un terrible jugar con la lógica y el limitado cálculo huma-
agujero en e4 no.
A 11.¥e2 seguiría 11…¥f5!, y tras 12.0–0 ¿Qué otras enseñanzas podemos tener de
(no 12.fxg5? ¤c2+ 13.¢f2 ¤xa1 14.¤xa1 ¥xb1, este ejemplo?, la más importante es que el
ganando), 12...¤e6, las negras amenazan 13… cálculo tiene una importancia prioritaria en
¤c2 y están listas para acosar al centro blanco posiciones de este tipo, y las reglas generales
con …¥f6 y/o …d5. son una guía, pero no un imperativo.
11...¤f3+!! Notemos también la importancia capital
Lo más elegante, y lo más fuerte, no era no sólo de la ausencia de la dama blanca de la
posible seguir con la política de agregar más defensa, sino también de las grandes dificulta-
piezas a la lucha con 11...¦e8?, pues las blan- des que tienen las blancas para poder “desen-
cas podrían poner finalmente su rey en lugar roscar” su ala dama y ayudar al rey.
seguro con 12.0–0, hasta ganarían material 14.¢e2 (D)
tras 12...¤xd3 13.£xd3 ¤e6 14.h3, seguido de Es peor 14.¢g1? ¤xd3 15.£xd3 £e8!, ame-
g4 y f5. nazando 16…£e1+, 16.¥d2 f5, y rápido mate.
Tampoco era convincente 11...¤xd3+?! XIIIIIIIIY
12.£xd3 ¤e6 13.h3, nuevamente con idea de
g4 y f5. 9r+-wq-trk+0
12.gxf3 ¥h4+ 13.¢f1 9zppzp-+pzpp0
Lo más resistente, pierde 13.¢e2?, pues 9-+-zp-+-+0
permite introducir otra pieza negra a la luc-
ha. Seguiría 13...¦e8+ 14.¢d1 ¥xf3+, ganan- 9+-+-+-+-0
do, y no es satisfactorio 13.¢d1 ¥xf3+ 14.¥e2 9-snPzP-zP-vl0
¥xh1 15.£xb4, donde es fuerte la indicación 9+N+L+P+l0
de Skembris 15…a5! Esta jugada es clave en
varias ocasiones, el ¤b3 otorga motivos tác- 9PzP-wQK+-zP0
ticos pues tiene muy poca movilidad, 16.£c3 9tRNvL-+-+R0
(pierde 16.¤xa5? por 16…c5), 16...¦e8, y no es xiiiiiiiiy
posible desarrollar el ala dama con 17.¤1d2, ¿Y ahora?, ¿cómo continuar el ataque?
debido a 17…a4, mientras que si por ejemplo nuevamente hay varias opciones tentadoras,
17.a4 las negras tienen muchas maneras de tenemos 14...¦e8+ incorporando la torre al
continuar, posiblemente hubieran elegido juego, aunque tras 15.¢d1 no hay una ganan-
17…¦xe2! 18.¢xe2 £d7, y el rey blanco está cia inmediata.
muy expuesto, no podrá defenderse de las 4 Aunque sea mover otra vez una pieza de-
piezas negras. sarrollada, es de considerar 14...¥g2, para que
13...¥h3+ tras 15.¦g1 ¦e8+ las blancas ya no puedan re-
Enclaustrando al rey blanco, esta es una tirar su rey a d1, lamentablemente luego de
decisión lógica para un humano, y es buena, 16.¥e4!, las negras tienen 2 piezas atacadas,
no obstante las máquinas muestran que era y aunque recuperen la pieza con un posterior
incluso mejor 13...¥xf3! 14.£xb4 ¦e8!, y cuan- f5, con la simplificación serían las blancas las
do la dama negra entre en juego, el rey no po- grandes beneficiadas.
drá defenderse, por ejemplo 15.¥d2 £d7 16.f5 Podemos replantear la pregunta introduc-
¥e2+! 17.¥xe2 £xf5+, etc. toria por ¿qué otras piezas pueden entrar en
Que la máquina encuentre algo más fuerte juego?
basado en su brutal capacidad de cálculo no 14...a5!!
debería ser motivo de pesar, sí lo es lo con- Jugada de doble propósito, no solo defien-
14 El arte del ataque
de al ¤b4, postergando la captura ¤xd3 para d3, y poder jugar ¥f5, como para poder entrar
cuando sea más favorable, sino también de- en juego vía c6, la alternativa principal era
jando la amenaza a4 como “Espada de Damo- 15…¦e8!, que es una jugada útil casi siempre,
cles” sobre la posición blanca. y tiene la virtud de dejar a la dama aún con la
La desdichada colocación del ¤b3 hace es- posibilidad de entrar en juego vía b6 tras un
pecialmente tentadora a esta jugada. oportuno …c5, como vimos anteriormente.
Otra ventaja es que la £d8 puede entrar en 16.a3?!
juego, y no hace falta recalcar la importancia Aquí era preferible 16.d5!, y ahora 16...c5
que tiene que la fuerza más poderosa se una a 17.dxc6 bxc6 18.¤c3, sería algo mejor para las
la ofensiva. También la ¦a8 puede verse favo- blancas que en la posición anterior, al no exis-
recida con las complicaciones. tir £b6.
15.¢d1 16...¤xd3 17.£xd3 ¥f5!
Las blancas no pueden desarrollar el ala Las blancas han logrado cambiar una pie-
dama, a 15.¤c3? sigue 15…a4, mientras que si za, pero no es un gran alivio, las negras siguen
15.a3 seguiría 15…¦e8+ 16.¢d1 ¤xd3 17.£xd3 con superioridad de efectivos en juego, y aho-
¥f2, seguido de ¥g2, y £h4‚ Skembris señala ra se unirá el dominio de las casillas blancas,
las debilidades de la ¦h1, de h2, y naturalmen- en especial la diagonal b1-h7, lo que corta esa
te del ¢d1. vía de escape al rey.
Era de considerar 15.d5!?, buscando una 18.£c3
casilla buena para el ¤b3, puede seguir 15… Forzado, 18.£d2? deja al ¤b3 sin retirada,
c5, las blancas pueden insistir en habilitarse y seguiría 18...a4, mientras que 18.£f1 £a4
la casilla d4 con 16.dxc6, aquí podría seguir 19.¤1d2 ¦fe8 dejaría paralizadas a las blancas,
16...bxc6 17.¤c3, entonces con 17..£b6, las se amenazaría 20...¦e3.
negras también sacarían provecho de la aper- 18...a4 19.¤3d2 (D)
tura de líneas, amenazando 18…£f2+, lo mejor XIIIIIIIIY
sería 18.¢d1 y la posición sería igualmente
incómoda para las blancas, los problemas de 9r+-+-trk+0
movilidad persistirían, pero claro que no hay 9+pzpq+pzpp0
definición inmediata. 9-+-zp-+-+0
Más fuerte es 16...¤xc6!, y al salir del ata-
que de la £d2 se insiste en la amenaza 17...a4, 9+-+-+l+-0
si 17.¥c2? para habilitar d4 al ¤b3, sigue 17... 9p+PzP-zP-vl0
a4 18.¤d4 £b6!, aprovechando que la invasi- 9zP-wQ-+P+-0
ón en f2 es mortal, 19.¦d1 ¦ae8+, ganando.
Parece mejor 17.¥e4, pero la falta de de- 9-zP-sN-+-zP0
sarrollo, y la descoordinación de las blancas 9tRNvLK+-+R0
permiten avivar el ataque con otra entrega, xiiiiiiiiy
podría seguir 17...¦e8 18.¢d1 ¦xe4! 19.fxe4 El ala dama blanco embotellado da algunos
¥g4+ 20.¢c2 ¥f3, y aún con torre de menos tiempos para buscar una vía de infiltración.
las negras logran concentrar sus fuerzas so- 19...¦fe8!
bre el monarca tras 21.¦f1 ¤b4+ 22.¢c3 ¥xe4, Con idea de 20...£e7 amenazando 21...£e1+,
con ventaja ganadora, Fritz 10 no ve defensa y mate, además de evitar 20.¤e4 debido a
ante la entrada en juego del ¥h4 vía f6, o la 20...¥xe4 21.fxe4, y la dama entra en juego ga-
dama tras d5 o vía b6, por ejemplo tras 23.¤d4 nando con 21…£g4+ 22.¢c2 £g2+, etc.
¤d5+! 24.cxd5 £c7+ 25.¢b3 £c5!, con mate a 20.¤f1
la vista, más rápido es 24.¢b3 £b6+. El recurso de obturar la columna con un
15...£d7 oportuno ¤e4, tras por ejemplo 20.¦f1, es in-
Tanto para poder eventualmente tomar en suficiente por 20…£e6 21.¤e4 c6, con la ame-
El rey en el centro 15
naza mortal …d5. Por fin las blancas habían logrado sacar
20...¦e1+ del centro a su rey, pero la incorporación de
Gana la dama, materialmente las blancas la torre al ataque muestra que tampoco está
tienen piezas suficientes que la compensan, seguro en el ala rey.
pero esa compensación durará poco tiempo, 29.¤g2 ¦g6 30.¥e3 £h3 31.¦d2 £xf3
porque las fuerzas blancas siguen descoordi- Las negras ya tienen material de ventaja, e
nadas, ahora la tarea negra es aumentar sus iniciativa, mientras que las blancas no tienen
amenazas antes de que las blancas desarrollen forma de lograr contrajuego.
sus piezas y mejoren su coordinación 32.¦e1 (D)
21.£xe1 XIIIIIIIIY
Claro que si 21.¢d2 sigue 21…¦ae8.
21...¥xe1 22.¢xe1 (D) 9-+-+-+k+0
XIIIIIIIIY 9+pzp-+pzpp0
9r+-+-+k+0 9-+-zp-+r+0
9+pzpq+pzpp0 9+-+-+-+-0
9-+-zp-+-+0 9p+P+-+-+0
9+-+-+l+-0 9zP-+-vLq+-0
9p+PzP-zP-+0 9-zP-tR-+NzP0
9zP-+-+P+-0 9+-+-tR-mK-0
9-zP-+-+-zP0 xiiiiiiiiy
32…h5!
9tRNvL-mKN+R0 El mejor aire, este peón se utilizará como
xiiiiiiiiy ariete sobre el monarca blanco, los otros peo-
Ahora las negras deben apresurarse, pues nes del ala rey, especialmente el de f, también
las blancas amenazan poner rápidamente sus pueden ayudar más tarde.
piezas en juego con ¤c3, ¥e3, etc., y hasta tal 33.¥d4
vez “ganar un tiempo” con ¤g3, “amenazan- Con 33.h4 el peón queda expuesto, es
do” ¤xf5, pues las simplificaciones por lo ge- fuerte por ejemplo 33...£e4.
neral favorecen al bando con problemas. 33...h4 34.¦e8+ ¢h7 35.h3
¿Cómo intentar infiltrarse?, ¿hay que in- Si 35.¦e3 gana, entre otras, 35...¦xg2+
troducir la inactiva ¦a8 en el juego? 36.¦xg2 £d1+ 37.¢f2 £xd4, etc., lo que tam-
22...¥xb1! bién puede seguir a la textual, pero las negras
Cambia una pieza, sí, pero hay razones prefieren capturar otro peón, el resultado no
poderosas, es la manera más rápida de que la ofrece dudas en todo caso.
dama entre en juego, en cambio sería equivo- 35...£xh3 36.¦e3 £f5
cado jugar por reglas generales y traer la ¦a8 Se amenaza 37…h3.
al juego con 22...¦e8+?! debido a 23.¥e3. 37.¢h2 ¦g3! 38.¦xg3?!
23.¦xb1 £f5 En caso de 38.¦ee2 puede seguir 38…£h3+
Activando dama con ganancia de tiempo, 39.¢g1 £g4 40.¢h2 c5! 41.¥c3 h3, etc.
en cambio, con 22...¦e8+ 23.¥e3 jugado, la 38…hxg3+ 39.¢h1
torre no estaría obligada a encerrarse en a1. Pierden de inmediato 39.¢g1 £b1+ y
24.¦a1 ¦e8+ 25.¤e3 39.¢xg3 £g5+.
Era algo mejor, pero también triste 25.¢f2 39...c5 40.¥e3 £f1+ 41.¥g1 f5!
£c2+ 26.¤d2 £d3, etc. Con la ayuda de este nuevo soldado la lu-
25...£xf4 26.¢f2 £xd4 27.¦d1 £h4+ cha llega a su fin.
28.¢g1 ¦e6 42.¦xd6 £xc4 43.¦b6 £g4 0–1
16 El arte del ataque
Con cierto riesgo, pero consecuente con que la ¦e1 ayudara gran cosa, y además estu-
todo lo anterior, notemos que las negras han viera a merced del ataque 13…¥b4!
realizado ya 3 jugadas de peón en el ala dama, Notemos que tras la entrega de pieza,
y su rey sigue en el centro. además de capturar dos peones, las blancas
9.a4! tienen acceso a dos columnas, se abrió la co-
Dispuesto a entregar una pieza en caso de lumna b, y se despejó la columna e, con lo que
9...c3 10.axb5 (claro que no 10.¤b1? a causa la ¦e1 tendrá más fuerza.
de 10…b4), 10...cxd2 11.¥xd2 ¤e7 12.c4, que el XIIIIIIIIY
propio Geller empleó con éxito, el fuerte cen-
tro da a las blancas compensación suficiente 9rsn-wqk+ntr0
por la pieza. 9+l+-+pzpp0
9…¥b7 (D) 9p+-vl-+-+0
XIIIIIIIIY 9+-+p+-+-0
9rsn-wqk+ntr0 9P+LzP-+-+0
9+l+-+pzpp0 9+-+-+N+-0
9p+-vl-+-+0 9-+PsN-zPPzP0
9+p+p+-+-0 9tR-vLQ+RmK-0
9P+pzP-+-+0 xiiiiiiiiy
9+P+-+N+-0 11...dxc4 12.¤xc4 ¥e7
9-+PsNLzPPzP0 Lo prioritario para las negras es acelerar
el enroque, pero en caso de 12...¤e7? seguiría
9tR-vLQ+RmK-0 13.¤xd6+ £xd6 14.¥a3 £c7, donde tras la na-
xiiiiiiiiy tural 15.¦e1!? ¤bc6 16.d5, para no perder de
¿Cómo abrir el juego?, las negras no han inmediato, las negras deberían jugar 16…0-0-0,
“colaborado”, y mantienen la posición cerra- y entre otras, puede seguir 17.c4, para luego
da. No basta tener una idea buena, es nece- seguir preparando el avance de los peones.
sario descubrir la mejor manera de llevarlo a Pero incluso más fuerte es 15.d5!, amena-
cabo, con un cálculo preciso, pues ya no valen zando 16.d6 y 16.¦e1 con más fuerza, al no
sólo las reglas generales. existir …¤c6 de las negras. Las negras inten-
En una ocasión anterior las blancas inten- tan ahora jugar 13...¤f6 y enrocar.
taron abrir la posición con la entrega 10.¦e1 13.¦e1!
¤e7 11.bxc4 bxc4 12.¥xc4 dxc4 13.¤xc4, que Ocupando la columna central en el mo-
tiene buena apariencia, pero las negras encon- mento preciso, la presión en la columna e es
traron un buen antídoto, 13...¥b4! 14.c3 ¥d5! muy fuerte, e impide 13...¤f6? tanto a cau-
15.cxb4 ¥xc4, y no hay compensación sufici- sa de 14.¥a3 como de la más espectacular
ente. Las negras lograrán enrocar y no hay un 14.¦xe7+!, seguido de 15.¥a3 y 16.¤d6, con
centro fuerte de las blancas como ocurría tras ataque ganador, el rey negro debe “salir a pa-
9…c3. sear”, y será acosado por el ¤f3 y la dama, y
10.bxc4! no podrá defenderse, la situación expuesta del
Este es el orden correcto. ¥b7 tras ¤d6 también influye.
10...bxc4 11.¥xc4!! (D) 13...£c7
La diferencia con la posición del párrafo Amenaza al ¤c4 y pretende buscar refugio
anterior es que incluir una jugada aparente- en el ala dama con 14...¤d7 y enrocar largo.
mente útil como 10.¦e1, que seguramente se 14.¦b1!
realizará más tarde, es menos útil que 10...¤e7, Otra pieza entra en juego aprovechando la
pues las negras pudieron enrocar pronto, sin apertura de la columna b, se amenaza 15.¦xb7,
18 El arte del ataque
XIIIIIIIIY
aunque también utilizaron recursos menos
obvios, 16.¤d2!?, que es un retroceso, pero 9rsn-+kvlntr0
que permite a otras piezas entrar en juego, 9+lwqp+pzpp0
como la ¦e1, la dama, y tras la captura del 9p+-+p+-+0
peón de d4, al ¥c1.
Notemos una vez más que la parte táctica 9+p+-+-+-0
es imprescindible para culminar una buena 9-+-sNP+-+0
labor, lo fue para encontrar el orden correcto 9+-sNL+-+-0
10.bxc4! y 11.¥xc4!!, y también pudo echar por
tierra la excelente labor con una jugada tan 9PzPP+QzPPzP0
tentadora como 18.¦e4? en vez de 18.¥xg7. 9tR-vL-+RmK-0
xiiiiiiiiy
8...¥e7
Partida Nº 3 Cerrando la columna e, con lo que frena
los temas tácticos, típicos de la siciliana, basa-
dos en el salto ¤d5.
En la Defensa Siciliana el rey de las negras
Krogius - Kortchnoi, Riga 1958 siguió
es un objetivo principal de ataque. A veces las
8...¤c6 9.¤xc6 dxc6 10.a4 b4 11.¤d1 c5 12.¤e3
negras demoran el enroque amparadas por su
¤e7, aquí Kortchnoi, en el libro de sus mejores
mayoría central, buscando el momento ade-
partidas, sugiere 13.¤c4 ¤c6 14.c3 ¥e7 15.e5,
cuado para ponerse a buen resguardo, claro
o 15.g3, seguido de ¥f4, con ventaja blanca; el
que si ello persiste, el medio juego puede en-
¤c6 está controlado.
trañar riesgos.
Tomar con pieza en c6, daría plena razón
Es notable que a veces las blancas utilicen
a 8.£e2, pues podría seguir la maniobra temá-
como inicio de la batalla el ala dama, donde las
tica 10.a4 b4 11.¤d5!, etc. En este caso el salto
negras han progresado, y tienen superioridad,
no es un sacrificio de pieza, sino una forma de
pero esa apertura de líneas les favorece poste-
abrir el juego donde la mala colocación del rey
riormente en el duelo deseado por el primer
negro puede ser un factor decisivo.
jugador, que es en el centro y flanco rey.
La intercalación de a4 debilita la estruc-
La partida principal, y el fragmento ilus-
tura negra, y permite oportunamente abrir
trativo que veremos, son un ejemplo modélico
la columna “c” con c3, con lo que el rey ne-
de lo expresado.
gro tampoco tendrá un buen refugio en el ala
dama.
Rivera D. - Ghaem Maghami E.
Una partida más reciente, muy instructi-
Calviá open 2006
va, siguió con 8...¤e7? una jugada que exami-
Defensa Siciliana [B43]
naremos más adelante en la Partida Comple-
mentaria Nº 3.1.
1.e4 c5 2.¤f3 e6 3.d4 cxd4 4.¤xd4 a6
Lo más usual es 8…¤f6.
5.¤c3 b5 6.¥d3 ¥b7 7.0–0 £c7 8.£e2 (D)
9.a4!?
Kortchnoi, por experiencia propia, consi-
Era posible la tranquila 9.¥d2, dando más
dera como dudoso el orden de jugadas emple-
fuerza a a4, pero es más enérgico golpear de
ado por las negras, que tienen sin desarrollar
inmediato en el flanco dama aprovechando
su ala rey y el monarca estará aún por varias
que todavía las negras deben preocuparse por
jugadas en el centro.
culminar su desarrollo.
La dama blanca se coloca en la columna e
9...b4
para que el salto ¤d5 tenga que ser conside-
Jugar 9...bxa4 deja muy débil al peón de a6
rado.
tras 10.¦xa4, y daría vida a la torre blanca.
Con una idea similar era posible 8.¦e1.
10.¤a2 (D)
20 El arte del ataque
XIIIIIIIIY XIIIIIIIIY
9rsn-+k+ntr0 9rsn-+k+-tr0
9+lwqpvlpzpp0 9+l+-+pzpp0
9p+-+p+-+0 9p+-+p+-+0
9+-+-+-+-0 9+-+pwq-+-0
9Pzp-sNP+-+0 9PsN-sNn+-+0
9+-+L+-+-0 9+-zPL+-+-0
9NzPP+QzPPzP0 9-zP-+QzPPzP0
9tR-vL-+RmK-0 9tR-+-+RmK-0
xiiiiiiiiy xiiiiiiiiy
10…¤f6?! La amenaza 16.f3 obliga a defender o mo-
Esta jugada tan natural es cuestionable, se ver a la dama de e5.
podría intentar 10...¤c6, donde, a diferencia 15...£d6
de la partida, las negras no están obligadas a Contra 15...£f4 hay varias continuaciones
abrir líneas con su rey en el centro, puede se- atractivas 16.a5, fijando la debilidad de a6 es
guir 11.¤xc6 dxc6 12.¥d2 pero ahora pueden la sugerencia del vencedor, aunque también
sostener su peón de b4 con 12...c5; sin embar- es tentadora 16.¥b5+ por ejemplo: 16...¢f8
go tras 13.e5!, los problemas de movilidad de (pierde un peón sin compensación 16...axb5
las negras persisten, y las blancas pueden se- 17.£xb5+), 17.¥d3, y las blancas han impedido
guir luego con c3. el enroque negro.
11.¥d2 Contra 15...£c7 Rivera había previsto el si-
Ahora sí las blancas pueden aprovechar guiente golpe: 16.¤xd5! exd5 17.f3 0–0 18.fxe4
el avance b4 para abrir la columna c y ganar ¦e8 19.¤f5 dxe4 20.¥c4, y hay muchas fuerzas
tiempos sobre la £c7, o bien para intentar ex- sobre el enroque negro, mientras el ala dama
plotar la situación del rey negro en el centro. negro sigue sin desarrollarse.
11...d5 16.¦fd1
“Si estamos en el baile, hay que bailar”, si Desarrolla otra pieza, con “Rayos X” sobre
se pudiera, sería mejor sostener b4, pero aquí la £d6.
no es conveniente, defender con 11...a5?! no 16...£e7? (D)
es solución, pues vendrá c3 de todas maneras, XIIIIIIIIY
y el hueco en b5 para un caballo blanco puede
ser importante. 9rsn-+k+-tr0
12.e5 ¤e4 13.¥xb4 ¥xb4 14.¤xb4 £xe5 9+l+-wqpzpp0
Cambiar un peón central por uno de flan- 9p+-+p+-+0
co generalmente es bienvenido, y si las negras
estuvieran enrocadas, sería un excelente ne- 9+-+p+-+-0
gocio, pero en este caso el rey negro todavía 9PsN-sNn+-+0
sigue en el centro. 9+-zPL+-+-0
Ya conocemos de las partidas anteriores
que una columna abierta puede producir gra- 9-zP-+QzPPzP0
ves quebraderos de cabeza, una columna se- 9tR-+R+-mK-0
miabierta también es importante, y como en xiiiiiiiiy
los otros ejemplos, la falta de coordinación de Parece que la dama negra escapa de la in-
las piezas negras, donde toda el ala dama está fluencia de la ¦d1, y que sólo falta hacer en la
sin juego tiene una importancia capital. siguiente jugada el enroque, pero la siguiente
15.c3 (D) jugada demuestra que un tiempo es una eter-
El rey en el centro 21
13.¥f4 ¥a6 14.c4 ¥xb5 15.cxb5, con la evalua- Necesario. A 14...d6 sigue por ejemplo
ción de que “las blancas tienen una muy fuer- 15.¥c2 (o también 15.£h5), 15...h6 16.¥a4+
te iniciativa, sin inferioridad material”, lo que ¢d8 17.£h5 ¢c8 18.¥d2, capturando otro
es confirmado por los módulos de análisis, peón, y con las piezas negras descoordinadas.
que dan una ventaja abrumadora al primer ju- 15.£h5+ g6
gador, las negras no tienen desarrollo y su rey Si 15...¢d8?!, tras cualquier retirada de
sigue en el centro. alfil, todas las piezas negras siguen mal situ-
9...¤bc6 10.¤xc6 ¤xc6 (D) adas, y con el problema del rey en el centro,
XIIIIIIIIY que entorpece las comunicaciones.
16.£f3! fxg5
9r+-+kvl-tr0 Si 16...¥g7 sigue 17.¥f4 (no 17.¥xf6?! 0–0!
9+lwqp+pzpp0 18.¦xe7 ¦xf6 19.£h3 ¦af8 20.¦xd7 £f4, etc.),
9p+n+p+-+0 17...d6 18.¦e6 0–0–0 19.¦ae1, y cualquier hu-
mano, como también Deep Junior 10, es muy
9+p+-+-+-0 optimista con la posición blanca.
9-+-+P+-+0 17.£f6 0–0–0
9+-sNL+-+-0 No 17...¦g8? 18.d6! £d8 (18...£c6?!
19.¦xe7+), 19.¦xe7+! ¥xe7 20.¦e1, y mate.
9PzPP+QzPPzP0 18.£xh8 (D)
9tR-vL-tR-mK-0 XIIIIIIIIY
xiiiiiiiiy 9-+ktr-vl-wQ0
Ahora ¤d5 sería un sacrificio real.
11.¤d5! exd5 12.exd5+ ¤e7 13.c4 9+lwqpsn-+p0
Sólo hay un peón por la pieza, pero las ne- 9p+-+-+p+0
gras tienen serios problemas de desarrollo y 9+-+P+-zp-0
de movilidad.
13...b4 9-zpP+-+-+0
Deja “muerto” al ¥b7, para poder poner el 9+-+L+-+-0
rey en lugar seguro, sin columnas abiertas. 9PzP-+-zPPzP0
Tras 13...bxc4 14.¥xc4, seguido del desar-
rollo del ¥c1 a b2, g5 o f4, dependiendo de lo 9tR-+-tR-mK-0
que jueguen las negras, y ¦ac1, o ¦ad1, requi- xiiiiiiiiy
ere una respuesta negra que no se ve con cla- Y las negras quedaron con una ligera ven-
ridad, mientras que si 13...0-0-0 sigue 14.¥g5, taja material, pero con el flanco rey débil, y el
amenazando 15.cxb5 y ¦c1 ¥b7 sin perspectivas. Las blancas tienen ven-
14.¥g5 f6 (D) taja que impusieron tras una larga lucha.
XIIIIIIIIY Las negras quedaron rezagadas en el de-
9r+-+kvl-tr0 sarrollo, tanto en la partida principal como en
9+lwqpsn-zpp0 el ejemplo de Carlsen, donde vimos el sacri-
9p+-+-zp-+0 ficio siciliano temático ¤d5, en una posición
semicerrada, pero ya sabemos que eso no es
9+-+P+-vL-0 garantía de seguridad para un rey si el adver-
9-zpP+-+-+0 sario está más desarrollado y las piezas propi-
9+-+L+-+-0 as están descoordinadas, como es el caso.
Atención también al castigo que pudo
9PzP-+QzPPzP0 sufrir 8...¤e7? con otra entrega siciliana,
9tR-+-tR-mK-0 9.¥xb5!, en este caso por la situación de semi-
xiiiiiiiiy
El rey en el centro 23
XIIIIIIIIY
ahogo del rey negro.
En la partida principal postergar el enro- 9r+l+k+ntr0
que un tiempo en exceso fue suficiente para 9zpp+-+pzpp0
que la aparentemente sólida barrera central 9-+n+p+-+0
fuera demolida con el golpe 17.¤xd5!!, mos-
trando una vez más que la falta de coordina- 9wqN+p+-+-0
ción, y la falta de desarrollo son un muy mal 9-vlP+-+-+0
compañero para un rey sin enrocar. 9+-sN-+-zP-0
9PzP-+PzP-zP0
Partida Nº 4
9tR-vLQmKL+R0
xiiiiiiiiy
8.a3 ¥xc3+ 9.bxc3?!
En las tres partidas anteriores las penurias
Topalov pensó mucho antes de decidirse
del rey en el centro fueron agravadas porque
por esta captura que deteriora su estructu-
la columna e estaba abierta, o semiabierta,
ra. No le convenció 9.¤xc3 d4, donde es casi
en la partida que veremos ahora esa columna
forzado entregar material con 10.b4 ¤xb4
está cerrada.
11.axb4 £xa1 12.¤b5, aquí 12...¤f6 13.¤c7+
Sin embargo ese es un factor que pasó a
¢e7 14.¤xa8 ¥d7 15.¥g2 ¦xa8 16.0–0, que ya
segundo plano, las blancas quedaron algo re-
se había jugado, y parece favorable a las blan-
trasadas en el desarrollo y con un ¤b5 que de
cas.
fuerza amenazante se va convirtiendo en de-
No obstante los programas prefieren
bilidad, que obligó a consumir más tiempos.
12...¢f8!?, que posiblemente fuera lo temido
Las blancas disponían de los 2 alfiles, pero
por Topalov, conservando la ventaja material,
eso tuvo poco valor una vez que las negras,
y no es sencillo encontrar compensación.
brillantemente, pudieron abrir la posición
9...¤f6 10.¥g2
del rey blanco, y sacar provecho de su mejor
El ¤b5 está algo comprometido, pero no
desarrollo y de la falta de coordinación de las
sería una idea aconsejable cambiar la única
fuerzas blancas.
pieza desarrollada con 10.¤d6+ ¢e7 11.cxd5
(peor es 11.¤xc8+ ¦axc8 12.cxd5 ¤xd5
Topalov V. – Ivanchuk V.
13.¥d2? ¤xc3 14.£c1 ¤d4, etc.), y aquí por
Linares, 1999
ejemplo 11...¦d8, acelerando el desarrollo,
Apertura Inglesa [A35]
tras 12.dxc6 ¦xd6 13.£c2 ¦xc6 14.¥d2 £d5!,
seguido de 15...e5, y las blancas siguen con
1.¤f3 c5 2.c4 ¤c6 3.d4 cxd4 4.¤xd4 e6
problemas para poner en juego su ala de rey.
5.g3 ¥b4+ 6.¤c3 £a5
10...0–0 11.£b3 (D)
Las negras deciden salir de lo más habitu-
al, a lo que se llegaría tras 6...¤f6. XIIIIIIIIY
7.¤db5 d5! (D) 9r+l+-trk+0
Las negras aprovechan el orden de jugadas
atípico para jugar de modo más ambicioso, se
9zpp+-+pzpp0
evita ¤d6+ y se amenaza tanto 8...d4 como 8... 9-+n+psn-+0
a6. 9wqN+p+-+-0
Las blancas han movido varias veces su
¤g1, y no tienen más piezas en juego que las
9-+P+-+-+0
negras, lo que puede alentar que las negras 9zPQzP-+-zP-0
creen amenazas y provoquen complicaciones, 9-+-+PzPLzP0
retrasando, sólo por el momento, su desarro-
llo.
9tR-vL-mK-+R0
xiiiiiiiiy
24 El arte del ataque
“Una espléndida combinación basada en la Por último, contra 20.¦e1, buscando es-
situación del rey blanco sin enrocar” comentó conderse con el rey en f1, Ivanchuk indica
Ivanchuk, ahora la columna semiabierta e se 20...£h5+! 21.¢f1 ¥h3+ 22.¢g1 ¦xe4!, y la de-
convierte en abierta. bilidad de las casillas blancas sale a la luz, con
19.¢xe2 (D) mate rápido.
No valía ahora 19.£b4 por 20...¤xc3!! 20...£h5+!
Ahora era tentador seguir “sacando a pa- La dama pasa al flanco rey para impedir
seo” al rey blanco con 19...¥c4+ 20.¢f3, y aquí que el rey blanco pueda refugiarse.
20...f5, pero sorprendentemente no hay victo- 21.f3 f5! 22.g4
ria tras 21.¥xb7 ¥d5+ 22.¢e2 ¥xb7 23.£xb7, Contra la clavada 22.£c5, gana, entre otras,
donde las negras deben jugar 23...£xc3 24.¥e3 22...¥d5! 23.¥e3 ¥xe4, y no hay defensa.
£c4+ 25.¢e1 £c3+, con jaque perpetuo. 22...£h3!
Hay otras posibilidades, como 20...¦fe8, “Precisión hasta el final.
pero lo más preciso es el orden que eligen las Era peor 22...fxg4 23.¥e3!, con juego poco
negras, aquí sí el cálculo acertado era impres- claro”, indica Ivanchuk.
cindible. 23.gxf5
XIIIIIIIIY La apertura de líneas lleva a una rápida
victoria tras 23.¢f2 fxe4! 24.£xe4 ¥d5 25.£d3
9-+-tr-trk+0 ¦f8, etc.
9zpp+-+pzpp0 23...¥xf5!
9-+-+l+-+0 Seguir con el ataque al rey es más rápido
aún que ganar material con 23...£g2+ 24.¢e3
9wq-+-+-+-0 £xh1 25.fxe6 ¦d1, donde 26.e7 alarga la luc-
9-+-+L+-+0 ha.
9zP-zP-+-zP-0 24.£c4+ ¢h8 25.¦e1 (D)
9-wQ-+KzP-zP0 XIIIIIIIIY
9tR-vL-+-+R0 9-+-trr+-mk0
xiiiiiiiiy 9zpp+-+-zpp0
19...¦fe8!! 9-+-+-+-+0
Ahora sí entra la última pieza en juego, 9+-+-+l+-0
una vez que el rey blanco no puede salir del
fuego cruzado de todas las piezas negras. 9-+Q+L+-+0
“Una jugada silenciosa, en el espíritu de 9zP-zP-+P+q0
la posición, preparando la ejecución del rey 9-+-+K+-zP0
blanco”, comentó Ivanchuk.
20.£b4 9tR-vL-tR-+-0
Tras 20.f3 sigue 20...f5! y si 21.¥xb7 sigue xiiiiiiiiy
la elegante 21...¥c4+ 22.¢f2 £b6+! 23.£xb6 25...¦xe4+!
(23.¢g2 ¦e2+ pierde la dama), 23...¦e2+ Es mate forzado tras 26.fxe4 ¥g4+ 27.¢f2
24.¢f1 ¦d1#. No es mejor 21.£b4, pues las ne- £xh2+ 28.¢e3 (o 28.¢f1 ¥h3#), 28...£g3#.
gras quedan con peón de más y ataque sobre 0–1
el indefenso rey blanco tras 21...£a6+ 22.¢f2
fxe4 23.¥e3 exf3, etc. Desde la jugada 10 a la 19 las blancas sólo
No es mejor 20.¥e3, a lo que puede seguir necesitaban un tiempo para poder enrocar,
por ejemplo 20...¥c4+ 21.¢f3 ¦xe4 22.¢xe4 pero con la columna e cerrada su rey no pa-
£d5+ 23.¢f4 h5!, con varias amenazas de recía estar en peligro serio. Sin embargo la
mate. mala colocación del ¤b5 obligó a conceder