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Curso Historia de La Filosofía Sistemas

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UAP

UNIVERSIDAD ALAS PERUANAS


FACULTAD DE INGENIERIA DE SISTEMAS

Contenidos del Curso:

Historia de la
FILOSOFIA

MS.C. OSCAR CARLOS CORZO CHULLO

2009

INDICE

1
INTRODUCCIÓN.
Nociones Preliminares.

CAPITULO I
ENSEÑANZA DE LA FILOSOFÍA.
La Enseñanza de la Filosofía como Traducción de la Actividad Filosófica.
Problemas en la Enseñanza. Métodos. Discursos.
DEFINICIÓN DE FILOSOFIA
El Nombre de “Filosofía”
EL CONCEPTO DE FILOSOFÍA.
Para que sirve la Filosofía. La Filosofía debe estar abierta a las Inquietudes.
La Filosofía nos enseña a Pensar
LAS ACTITUDES HUMANAS
MÉTODOS FILOSÓFICOS Y EVOLUCIÓN
Definición. El Método de la Filosofía
Los Métodos Discursivos. Los Métodos Intuitivos
CARACTERÍSTICAS O RASGOS DE LA FILOSOFÍA

CAPITULO II
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA FILOSOFÍA.
Filosofía Griega Clásica
Etapas del Pensamiento Griego.
La Escuela Jónica. La Escuela Pitagórica. La Escuela de Heráclito. La Escuela
Eleática.
La Escuela Pluralista. La Escuela Atomista.
FILOSOFÍA GRIEGA PRESOCRÁTICA.
Los Sofistas. Sócrates. Filosofía Socrática. Platón y Aristóteles.
Filosofía Platónica. Filosofía Aristotélica.
FILOSOFIA HELENÍSTICA Y ROMANA.
Epicureismo. Estoicismo. Escepticismo. Neoplatonismo.
FILOSOFÍA MEDIEVAL.
Fuentes. Temas. Filosofía de San Agustín. Escolasticismo.
RAZÓN Y FE EN LA EDAD MEDIA: RELIGIÓN Y FILOSOFÍA.
Dos Formas de Mirar el Mundo. Razón y Fe en el Mundo Medieval
Razón y Fe en el Mundo Judío: Maimónides La Razón y Fe en el Mundo Árabe:
Averroes
SIGLO DE LAS LUCES
La Ilustración
RENACIMIENTO.
Contexto, Características. Ruptura con la Tradición.
Las Artes. Ciencia y Tecnología. Política. Religión.
FILOSOFIA DEL SIGLO XIX
FILOSOFÍA Y MODERNIDAD
Los Orígenes de la Modernidad. El Hombre Protagonista de su Destino
El Hombre Constructor de la Sociedad Política. El Camino hacia un
Pensamiento Secular y Libre
FILOSOFÍA MODERNA Y CONTEMPORÁNEA.

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Mecanicismo y Materialismo. Descartes. Hobbes. Spinoza. Locke. Idealismo y
Escepticismo.
Berkeley. Hume. Kant y la Ilustración. Idealismo Absoluto. Hegel.
Otro Filósofos Influyentes.
FILOSOFIA EVOLUCIONISTA.
Nietzsche.
Pragmatismo. Idealismo Pragmático.
Whitehead. Santayana y otros Autores.
Filosofía Analítica. Filosofía Existencial
LA FILOSOFÍA EN LA HORA PRESENTE:
Sentido Actual de la Filosofía. La Ciencia y la Técnica Definen Nuestra Época.
La Filosofía ante la Ciencia y la Técnica. Filosofía y Política
Humanismo y Filosofía: Necesidad de un Hombre Nuevo
CRISIS DEL HUMANISMO, CRISIS DE LA MODERNIDAD
El Lugar de la Filosofía en la Cultura. Naturaleza y Significación de la Filosofía
CORRIENTES FILOSOFICAS MODERNAS Y CONTEMPORÁNEAS MÁS
IMPORTANTES
Positivismo. Filosofía Analítica. Fenomenología. Edmund Husserl.
Martín Heidegger. Existencialismo. Blas Pascal. Sören Kierkegaard.
Friedrich Nietzsche. Martin Heidegger. Jean-Paul Sartre. Marxismo
Estructuralismo. Postmodernismo. Últimos Sistemas Filosóficos del Siglo
XXI

CAPITULO III
ESQUEMA GENERAL DE LAS DISCIPLINAS FILOSÓFICAS.
Disciplinas Relacionas con el Conocimiento.
Disciplinas Relacionadas con la Actividad Humana.
Disciplinas Relacionado con todo lo Existente.
Historia de la Filosofía
ANTROPOLOGÍA FILOSOFICA
Posición del Hombre en el Cosmos. La Antropología Marxista.
EPISTEMOLOGÍA.
Epistemología Griega y Medieval.
Racionalismo y Empirismo. Epistemología en el Siglo XX
AXIOLOGIA
El Acto Valorativo. Factores del Acto Valorativo. Fundamento del Valor
Definición del Valor. Características del Valor. Clasificación de los Valores.
Realización de los Valores
ESTÉTICA.
Primeras Teorías Estéticas. Estética Moderna. Estética y Arte.
Estética Contemporánea. Marxismo y Psicoanálisis. Existencialismo.
Controversias Académicas.
ÉTICA.
Principios Éticos. Prudencia, Placer o Poder.
Historia. La Temprana Ética Griega. Escuelas Griegas de Ética. Estoicismo.
Epicureismo.
Ética Cristiana. Filosofías Éticas Seculares. Las Leyes de Newton.
Filosofías Éticas Anteriores al Darwinismo. Utilitarismo. Ética Hegeliana.
Ética a Partir de Darwin. Psicoanálisis y Conductismo

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FILOSOFÍA DEL DERECHO
Edades Antigua y Media. Edad Moderna. Siglo XIX. Siglo XX.
LA FILOSOFÍA DE LA RELIGIÓN.
Definición de Religión. Filosofía del Cristianismo. La Liturgia y el Ritual.
La Estructura Formal de los Credos. Los Saberes. Sobre la Religión: Saberes
Nematológicos. Saberes Científicos. Saberes Constitutivos de la Filosofía de la
Religión.
FILOSOFÍA DE LA CIENCIA.
El Problema de la Inducción. El Problema de la Descripción.
Explicación. Realismo e Instrumentalismo. Objetividad y Relativismo
METAFÍSICA.
Orígenes de la Metafísica. La Metafísica Anterior a Kant.
Monismo. Dualismo. Pluralismo. Empirismo. La Metafísica de Kant.
La Metafísica a Partir de Kant. Tendencias Contemporáneas.
CUESTIONARIOS FILOSÓFICOS
Cuestionario N° 1: LA ENSEÑANZA DE LA FILOSOFIA
Cuestionario Nº 2: EL PROCESO DE LA FILOSOFIA
Cuestionario N° 3: PRINCIPALES CORRIENTES FILOSÓFICAS.
Cuestionario N° 4: LA FILOSOFIA MEDIEVAL
Cuestionario N° 5: LA FILOSOFIA DEL RENACIMIENTO.
Cuestionario Nº 6: LA FILOSOFÍA MODERNA.
Cuestionario Nº 7: PRINCIPALES CORRIENTES FILOSOFICAS
CONTEMPORÁNEAS
Cuestionario N° 8: TEORIA DEL VALOR O AXILOGÍA
Cuestionario Nº 9: LA ÉTICA FILOSÓFICA
Cuestionario N° 10: FILOSOFIA DEL ARTE O ESTETICA
Cuestionario N° 11: EL CONOCIMIENTO O EL PROBLEMA
EPISTEMOLOGICO.
Cuestionario N° 12: EL CONOCIMIENTO CIENTIFICO.
TABLA DE RESPUESTAS.
NOTAS BIBLIOGRAFICAS

INTRODUCCIÓN

El presente compendio de filosofía intenta dar un panorama crítico y reflexivo de la


filosofía, con problemas que están siendo planteados, prácticamente, en los debates
educativos, políticos y administrativos en el Perú del presente, especialmente los
problemas suscitados por los diversos proyectos de reforma de los planes de estudio de
la enseñanza secundaria y universitaria.
Históricamente, la filosofía tiene sus comienzos hace dos mil quinientos años, pero
antes de ella existía una forma de pensar prefilosófica. Poco a poco se dio paso de un
saber irracional a un saber lógico, y de un saber dogmático a un saber que daba razones
y explicaciones, hasta llegar a un saber basado en las demostraciones. El progreso del
conocimiento humano ha llevado a que de este conjunto de saberes, llamado filosofía,
propio de la antigüedad, se hayan ido desgajando campos de saber que, por la limitación
de su objeto y por la especificidad de su metodología, han adquirido el status de Lo que
hoy se conoce como ciencia. La filosofía quedó así convertida en un tipo de saber
general que todavía con Descartes era visto como “un árbol cuyas raíces son la
metafísica, el tronco la física y las ramas todas las demás ciencias”.

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Posteriormente al identificar conocimiento con ciencia, la filosofía deja de ser un
conocimiento en este sentido para pasar a ser algo no enseñable, en el sentido en que
pueden transmitirse los conocimientos y ser una actividad que permite unificar los
conocimientos y las actitudes de los hombres. Por ello, podría decirse que la filosofía es,
a partir de Kant, teoría del conocimiento, ética y, sobre todo, una reflexión unificadora
de los saberes de la humanidad.
En la actualidad se podría definir la filosofía como una reflexión crítica sobre todos
los campos del saber y la actividad humana. Las definiciones habituales, repetidas en
manuales y diccionarios, corresponden en general a definir lo que ha podido ser la
filosofía en otros tiempos. Entre ellas, son las más frecuentes: “La filosofía es la ciencia
que trata de la esencia, propiedades, causas y efectos de las cosas naturales”; o la que la
define como “ciencia de los primeros principios del ser”, que no establecen diferencias
entre ciencia y filosofía.
En esta publicación se trata el tema de las diferentes cosmovisiones filosóficas, desde
el periodo cosmológico hasta la visión de la postmodernidad. Comprende varias etapas
y diferentes teorías que han hecho que la filosofía avance cada vez más y, por
consiguiente, tenga una idea más amplia de las cosas y su por qué. Este trabajo también
contiene los nombres de los filósofos que con sus logros e ideas sentaron las bases de la
filosofía. Entendiéndola como el intento del espíritu humano de establecer una
concepción racional del universo mediante la autorreflexión sobre sus propias funciones
valorativas, teóricas y prácticas.
El estudio de la Filosofía como materia es muy compleja que puede suscitar el
interés o el rechazo de los alumnos por muy diversos motivos, como puede ocurrir con
cualquier otra materia del nivel universitario. El objetivo de estas páginas es evitar que
ese rechazo pueda estar motivado por la falta de recursos a la hora de abordar su
estudio, o por no saber cómo aplicar los recursos de los que disponemos. Como
veremos, esos recursos están ya en vuestras manos, y los hemos aprendido a utilizar a lo
largo de nuestros estudios en otras materias. Aquí vamos a seleccionar solamente
aquellos que son indispensables para comprender la Filosofía y sus más importantes
disciplinas incluyendo la lógica.
El elemento del que disponemos es nuestra capacidad de razonamiento abstracto,
conceptual. Descartes, al principio del "Discurso del método", una de sus obras
fundamentales, nos recuerda, no sin cierta ironía, que todos parecemos muy satisfechos
de la razón ("bon sens") conque la naturaleza nos ha obsequiado, pero que, poseyendo
todos la misma, quizá no sepamos utilizarla correctamente, y de ahí las diferencias entre
los hombres respecto al conocimiento. Tampoco basta, nos recuerda, tener una "buena"
razón, sino que lo principal es aplicarla bien. Para él, el problema no estriba en la falta
de capacidad, pues, sino en la falta de método.

5
CAPITULO I

ENSEÑANZA DE LA FILOSOFÍA.

La enseñanza de la filosofía, constituye al conjunto de métodos y técnicas que se


emplean para transmitir los conceptos, métodos y conocimientos propios de la filosofía.
Como parece obvio, la enseñanza de la filosofía ha tenido una especial importancia a lo
largo de la historia del pensamiento. Ésta ha sido conformada, muchas veces, por
poderosas e influyentes escuelas que se encontraban estructuradas no sólo por una serie
de presupuestos compartidos, sino por un modo de enseñar determinado, que unía a
quienes formaban parte de esta escuela. Sin embargo, toda reflexión coherente sobre la
enseñanza de la filosofía debe confrontar la famosa expresión de Emmanuel Kant: “No
es posible enseñar filosofía: lo único que puede hacerse es enseñar a filosofar”.
Semejante expresión, que plantea una evidente complejidad, deberá ser enfrentada por
todas aquellas reflexiones dedicadas a analizar el papel, la relevancia o la metodología
de la enseñanza de la filosofía.

Debe señalarse que la enseñanza de la filosofía ha tenido siempre un estatuto


problemático importante. A veces se pensaba que era posible enseñar filosofía de un
modo independiente a su contenido. Pero la enseñanza de la filosofía es un problema en
sí mismo, que afecta a la misma concepción que se posea de la actividad filosófica.
Semejante perspectiva no ha hecho sino aumentar con la expansión del sistema
educativo en los países occidentales, entendiéndose también en el Perú, a partir del siglo
XIX. La discusión sobre la enseñanza de la filosofía será especialmente relevante en
nuestros países latinos, y también los iberoamericanos donde la filosofía forma parte,
como asignatura, de los programas oficiales de enseñanza, con lo que la discusión acerca
del modo de enseñar esta actividad se ha visto recientemente muy renovada.

Son varias las perspectivas que se han planteado recientemente sobre la didáctica de


la filosofía y el problema filosófico que comporta su enseñanza. Así, el filósofo alemán
E. Martens ha desarrollado técnicas de enseñanza apropiadas para que la enseñanza de la
filosofía se centre en la elaboración del discurso filosófico por parte de los alumnos. Los
españoles Domínguez y Orio de Miguel han diseñado un método que privilegia la
aplicación del método activo en la enseñanza de la filosofía. Ignacio Izuzquiza ha
propuesto una teoría de la enseñanza de la filosofía basada en la simulación de la
actividad filosófica. En nuestro país la enseñanza de la filosofía se ha dado a través de la
escuelas profesionales como la universidad Católica de Lima, en provincias sólo en
universidades estatales. Pese a que existen semejanzas entre estas propuestas, cada una
de ellas incide en una serie de rasgos determinados, y pretenden resolver el problema
que Kant expresó y que se encuentra en el inicio de todo planteamiento didáctico de la
filosofía.

1. La Enseñanza de la Filosofía como Traducción de la Actividad Filosófica

Puede afirmarse que todo acto de conocimiento es un peculiar proceso de traducción.


Por ello, la consideración del proceso de transmisión de conocimiento, encerrado en el
concepto de “enseñanza de la filosofía”, puede ser concebido como un proceso de
peculiar traducción. En una aproximación elemental, puede entenderse por “traducción”
el proceso de “hacer propio lo ajeno” para que pueda ser integrado debidamente en el
conocimiento y en el comportamiento de quien desea realizar esa traducción. Ahora

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bien, una traducción no es nunca un proceso mecánico, que se sirva de una mera
repetición. Pues bien, un modo de entender la enseñanza de la filosofía supone
comprenderla como un modo de “traducir” la actividad filosófica; es decir, la actividad
que realizan los filósofos profesionales cuando realizan su trabajo.

Es evidente que existen diferencias importantes entre los diferentes tipos de ejercer


la actividad filosófica que se han planteado a lo largo de la historia y que, por ejemplo,
Platón, Aristóteles, Juan Duns Escoto o John Langshaw Austin no llevaron a cabo
actividades idénticas. Sin embargo, a partir de las diferencias que presentan los
diferentes modelos de actividad filosófica a lo largo de la historia, puede elaborarse un
matriz de rasgos comunes. Así, es posible pensar en un sistema de clasificación, un
modo de plantear hipótesis, un peculiar tratamiento de problemas y cuestiones, la
atención a determinadas áreas del conocimiento y de la actividad humana. Todos ellos
son componentes de lo que puede denominarse “actividad filosófica”, se encuentran
presentes en los más dispares modelos de pensamiento filosófico. Si se desea describir,
de modo elemental, la actividad de un filósofo o filósofa, podemos decir que trata una
serie de problemas con una determinada metodología de análisis y elabora un discurso
filosófico preciso. Así pues, problemas, método y discurso son componentes esenciales
de la actividad filosófica. Son ellos los que pueden ser objeto de “traducción” cuando se
enseña la filosofía. Por ello, puede decirse que una clase de filosofía debe ocuparse en
“traducir” problemas, métodos y discursos.

2. Problemas en la Enseñanza.

El planteamiento de un problema sólo puede entenderse a partir de una determinada


sensibilidad. Detectar problemas, trabajar con ellos o crear otros nuevos es siempre un
capítulo importante del amplio “libro” de la sensibilidad humana. En una clase
tradicional de filosofía suele suponerse que los alumnos poseen la misma sensibilidad
que un filósofo profesional y se pretende, sin introducción alguna, enfrentarlo a los más
complejos problemas que han atravesado la historia del pensamiento. Pero éste es un
erróneo punto de partida. Pues solamente desde la cuidadosa atención a la sensibilidad
teórica y práctica del alumno puede iniciarse una reflexión coherente. Y siempre será
necesario recorrer un largo camino para que el alumno pueda “traducir” la sensibilidad
en la que se ha formado un determinado problema filosófico. Una vez se encuentre este
nivel de sensibilidad, el alumno podrá comprender el problema, manipularlo e integrarlo
en su comportamiento. Es claro que no se puede entrar ahora en la caracterización
adecuada de lo que sea un problema filosófico. Pero debe dejarse claramente expresado
que una clase de filosofía no puede convertirse nunca en una amalgama informe de
problemas de todo tipo. En filosofía, los problemas y su método de tratamiento forman
una unidad coherente que siempre debe tenerse en cuenta.

Así pues, el proceso de enseñanza de la filosofía puede concebirse como un proceso


de “traducción” de problemas filosóficos. Para realizar esta tarea deben tenerse en cuenta
los conocimientos de primer grado que el alumno posee, los problemas a los que se
enfrenta cotidianamente, los problemas planteados por su entorno. Como es sabido,
existe un largo y lento, pero siempre necesario, proceso que va desde los problemas
personales y cotidianos al planteamiento de problemas más abstractos. El alumno
comenzará por manipular sus propios problemas y conocimientos elementales, hasta
llegar a considerar problemas más abstractos como los que se presentan en la historia del

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pensamiento. Al diseñar su actividad, el profesor deberá construir un “programa de
problemas” en torno a los cuales se estructuran determinados conocimientos.

3. Métodos

Junto al tratamiento de los problemas, se hace necesaria la exigencia de un método


en la enseñanza de la filosofía. Esta exigencia supone adentrarse en la variedad de
métodos aplicados en filosofía, en su ordenada clasificación y en una discusión de su
validez. En este sentido, la metodología de la investigación científica representa un
marco de referencia fundamental para la enseñanza de la filosofía. De hecho, en un curso
de filosofía deben “traducirse” lo que pueden denominarse diferentes “conductas” o
“comportamientos metódicos”. Para ello es posible tratar críticamente situaciones y
problemas cotidianos con los adecuados instrumentos metodológicos, extraídos de la
tradición filosófica clásica. Paulatinamente, es posible elevar el nivel de generalidad y
dificultad, pero siempre es necesario tener en cuenta que el alumno debe realizar un
ordenado proceso de inducción en la aplicación de métodos de análisis cada vez más
complejos.

4. Discursos

Además de plantear problemas y manejar un método riguroso, los filósofos deben


elaborar un discurso. Éste será, pues, el tercer elemento del proceso de traducción en que
puede concebirse la enseñanza de la filosofía. De hecho, en un curso de filosofía, el
alumno debe ser capaz de elaborar un discurso coherente y bien fundamentado. En un
primer momento, este discurso será elemental, pero no por ello ha de ser menos
riguroso. Todos conocemos la extraordinaria importancia de planteamientos elementales
en la historia de la filosofía. Como orientación a su propio proceso de elaboración de un
discurso, será necesario “traducir” al alumno diferentes modos de elaboración de un
discurso filosófico y situarle ante determinados modelos de discurso ya elaborado, de
modo que los alumnos lleguen a formar su propio discurso.

Existen, desde antiguo, toda una amplia serie de sugerencias y técnicas que tienden a


la correcta elaboración del discurso escrito. Son técnicas que lindan, muchas veces, con
las reglas esenciales de la expresión escrita. Parece necesario revitalizar algunas de estas
técnicas como complemento indispensable en una clase de filosofía. En este sentido,
debe hacerse una especial referencia al valor conceptual de la retórica. Es conocida la
íntima relación que en la antigüedad poseía la retórica con la teoría del conocimiento. Se
trata de una relación que vuelve a ser valorada en la actualidad en diferentes ámbitos de
la reflexión filosófica. De hecho, un tratamiento adecuado, y debidamente “traducido”
para que el alumno pueda manejarlo, de las técnicas esenciales de la retórica puede
plantear interesantes perspectivas de análisis y de trabajo en la enseñanza de la filosofía.

5. El Profesor como “Traductor” Cualificado

Si consideramos que la enseñanza de la filosofía puede identificarse como un


conjunto de sucesivas traducciones de problemas, métodos y medios de expresión para
elaborar un adecuado discurso crítico, parece evidente que es posible considerar al
profesor como si de un cualificado “traductor” se tratara. Ello supone una perspectiva
compleja sobre la función de un profesor y encuentra una aplicación en todo proceso
educativo que suponga enseñar algo al mismo tiempo que se “construye” una forma de

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conocimiento con los alumnos de forma rigurosa y contrastada. Al traducir, el profesor
se convierte en un intérprete, en un “hermeneuta”. Con ello, muchos de los elementos de
la hermenéutica clásica encuentran aplicación aquí.

Desde este punto de vista, el profesor no se limitará nunca en su trabajo a una


mecánica repetición de contenidos educativos, sino que deberá desarrollar un proceso
que desemboque en una apropiación que el alumno haga por sí mismo de lo que
anteriormente le resultaba ajeno. La gran amplitud de posibilidades que se abre en una
teoría de la traducción se integrará al trabajo del profesor de filosofía.

Un elemento que parece indispensable en esta consideración de la figura y función


del profesor de filosofía es la necesidad de que el profesor se encuentre abierto a cuantas
sugerencias y posibilidades considere válidas para ampliar los límites de su proceso de
traducción. Puede decirse que nada de cuanto ocurre en el ámbito del conocimiento y de
la práctica humana debe ser ajeno a su interés. Una gran variedad de aportaciones
realizadas en ciencia, arte, literatura, música, sociología, puede ser tomada en
consideración por parte del profesor y, de este modo, quedar integrada en su trabajo de
traducción y hermenéutica. Aun cuando ello suponga, como requisito constante,
mantener el rigor crítico que, desde siempre ha caracterizado el verdadero trabajo de la
actividad filosófica.

6. El Trabajo en el Aula Como una “Situación” de Traducción Conceptual.

Todo cuanto se acaba de indicar debe tener una referencia concreta al trabajo en el


aula, que suele ser el marco general de una enseñanza regulada de la filosofía. Debe ser,
entendida como una “situación de traducción”. Es decir, el aula puede ser considerada
como un espacio donde sea posible llevar a cabo las traducciones anteriormente
mencionadas. Nos parece claro que semejante perspectiva exige transformar la
consideración habitual de una clase. No es nada sencillo, por los condicionantes propios
del sistema educativo o las características de los diferentes centros de enseñanza. Pero
debe quedar claro que transformar una clase convencional en una situación de traducción
exige una serie de requisitos que van desde el conocimiento de la dinámica de grupos,
hasta la conveniencia de diseñar determinados ejercicios o disponer de instrumentos
adecuados de trabajo. En cualquier caso, es conveniente tener en cuenta que sólo en una
situación creada para elaborar activamente un discurso filosófico es posible realizar una
interesante y creativa labor didáctica. Si ésta se ha creado, y la enseñanza de la filosofía
se ha convertido en una verdadera “traducción” de los grandes problemas, métodos y
modelos de discurso filosófico, los alumnos desearán leer filosofía. Lo que es más
importante, serán capaces de desarrollar un comportamiento conceptual que les convierta
en verdaderos filósofos. Es decir, no sólo se ha enseñado filosofía, sino se ha ejercitado
la actividad filosófica. Estando más cerca de resolver la paradoja de Kant, que se ha
convertido en una necesaria referencia de análisis para cualquier tratamiento de la
enseñanza de la filosofía.

DEFINICIÓN DE FILOSOFIA

1. El Nombre de “filosofía”
Como es sabido, “filosofía” procede de las palabras griegas “Philo” (amor) y
“Sophia” (sabiduría). Etimológicamente, pues, significa “Amor a la sabiduría”. Esta
definición nos permite diferenciar a los filósofos de los sabios, ya que los primeros sólo

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aman toda forma de conocimiento, sin embargo, los segundos son aquellos que poseen
un profundo conocimiento en artes, ciencias y técnica. Aunque esto es bien sabido, sin
embargo vale la pena profundizar algo más en la historia de la palabra “filosofía” y en
sus connotaciones históricas.
En Grecia se llamaba sabio al que era hábil en el arte de navegar, en la medicina, en
la adivinación y en la poesía. El mismo significado de “hábil, habilidoso” tuvo la
palabra sapiente en sus comienzos. Así se aplicaba a los adivinos, a los músicos y
poetas y, en general, al que sobresalía en algo.
Ambas palabras desembocaron paralelamente en el significado de “sabio”, aplicado,
por ejemplo a los varones preclaros de Grecia y a los “filósofos”. Pronto, sin embargo,
los caminos de las dos palabras comenzaron a divergir. Mientras siguió siendo palabra
honrosa, comenzó a designar al maestro itinerante de elocuencia y de filosofía, a la que
nosotros conocemos con la misma palabra griega sin traducir: “sofista”:
“¿Acaso un sofista, Hipócrates, no viene a ser un comerciante o un tendero que
vende los géneros de que se nutre el alma?” . De aquí pasó enseguida a adquirir el
significado peyorativo de “charlatán, impostor”.
Platón recalca en diversos pasajes de sus diálogos. Así en el Eutidemo “filosofía”
tiene el sentido de búsqueda del saber y equivale a la adquisición de una ciencia. En el
Banquete declara más su pensamiento:
El Amor “se encuentra en el término medio entre la sabiduría y la ignorancia...
ninguno de los dioses filosofa ni desea hacerse sabio, porque ya lo es; ni filosofa
todo aquél que sea sabio. Pero, a su vez, los ignorantes ni filosofan ni desean
hacerse sabios, pues en esto estriba el mal de la ignorancia: en no ser ni noble, ni
bueno, ni sabio, y tener la ilusión de serlo en grado suficiente. Así, el que no cree
estar falto de nada, no siente deseo de lo que no cree necesitar.
- Entonces, ¿quiénes son los que filosofan, Diotima? —Le dije yo—, si no son
los sabios ni los ignorantes?
- Claro es ya incluso para un niño —respondió— que son los intermedios entre
los unos y los otros, entre los cuales estará también el Amor. Pues es la sabiduría
una de las cosas más bellas, y el Amor es amor respecto de lo bello, de suerte que
es necesario que el Amor sea filósofo, y, por ser filósofo, algo intermedio entre el
sabio y el ignorante”.
Una última idea interesante se encuentra al final del diálogo Fedro. Dice Sócrates
que Homero, Solón y otros hombres insignes “no deben recibir su nombre de
ninguna cosa de esta tierra, sino de aquellos objetos superiores, por los cuales se
han afanado.
Fedro.- ¿Cuáles son, pues, los nombres que les destinas?
Sócrates.- El de sabio, Fedro, me parece demasiado grande, y adecuado sólo para la
Divinidad. Pero el de “amigo de la sabiduría” (filósofo), o algún otro por el estilo,
les iría mejor y no desentonaría tanto”.
Se le considera como el padre de la filosofía a Tales de Mileto, por haber sido el
primer filósofo en haber dado una explicación racional de todas las cosas; afirmó que el
origen del universo y de todo lo existente es el agua, predijo el primer eclipse en la
historia de la ciencia (585 a C.) y explicó racionalmente los temblores. El verbo
filosofar aparece por primera vez en un texto de Herodoto donde se manifiesta que
Solón se caracteriza por su amor al saber y a sus viajes que le permiten saber nuevas
cosas. El nombre de filósofo es usado por Heráclito cuando afirma que los filósofos son
sabedores de muchas cosas. Pitágoras ya se consideraba como un filósofo, pues era
amante de la sabiduría y que se diferenciaba del sabio que poseía la verdadera sabiduría.
En calidad de disciplina especial lo introdujo por primera vez Platón. Cabe aclarar que

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no existe un consenso en cuanto a la definición de lo que sea la filosofía, es por ello, que
se puede afirmar enfáticamente que existen tantos conceptos de filosofía como escuelas
y filósofos existen.

PARA QUE SIRVE LA FILOSOFÍA

Rafael Gómez Ortega, el “Gallo”, era un torero español, de carácter, que supo
codearse con personalidades destacadas de la sociedad de su tiempo, cuenta las crónicas
que en una ocasión alguien quiso presentarle a José Ortega y Gasset. “¿Quién es ese
señor?”. Inquirió el matador. Cuando le contaron que se trataba del más eminente
filosofo español del momento, el Gallo pidió que le explicaran en que consistía su
oficio. “Bueno –titubearon los interlocutores- los filósofos se dedican a pensar”; ante lo
que el torero, hermano del afamado Joselito, contestó asombrado: “Hay gente pa’to”. La
anécdota, una más de aquel torero español, quedó en el recuerdo; la pregunta, en
realidad, cobra hoy cierto interés, en un tiempo de cambios, en el que la
postmodernidad ha labrado un cierto desencanto con el saber positivo, y la razón
científica y técnica empieza a tener que verse la cara con sus propios límites. La
filosofía, en tanto, intenta sobrevivir en un plano universitario, toma nuevas y renovadas
formas y renace todos los días de la mano de los filósofos.

Pero, ¿en qué consiste la actividad del filósofo? ¿En qué se diferencia su
actividad con la de un carpintero la de un científico social? Así como un carpintero
construye y crea elementos con madera y es un especialista en trabajarla, el filósofo crea
conceptos. “Los conceptos son creaciones. No hay una bolsa de conceptos a la cual
recurrimos en cualquier momento de la historia. –Dice Martha López Gil profesora de la
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires e investigadora de la
Asociación Argentina de Investigaciones Éticas- Un gran filósofo tiene que tener la
cortesía de explicar qué es lo que quiere decir inventar conceptos, lo cual va ha dar un
poco de trabajo porque todo lo que pertenece al ámbito filosófico, pertenece al afuera del
pensamiento del sentimiento y de la acción con la que nos manejamos habitualmente”.

Mientras Martha López Gil cree, entonces, que la pregunta para qué sirve la filosofía
es una pregunta que ya no tiene vigencia, el filósofo argentino Tomás Abraham opina
que la filosofía depende mucho de la que la ejerce “no es una entidad en sí que pueda
servir o no - señala-. Si hay un filósofo hay filosofía. Si ese filósofo dice algo, la
filosofía dice algo. Si hoy en día no hay filósofos que digan nada, la filosofía no sirve
para nada, la filosofía es una entidad cuya vida depende únicamente de los que la
ejercitan y se reclaman de ella. Por otra parte, si uno se preguntara para qué sirve todo
lo que se pretende hacer, no sé cuántas cosas se harían”.

¿Para qué sirven la Historia, el latín, el griego, la Filosofía, la Lengua, la Literatura?


Son disciplinas fascinantes, pero ¿no sirven para nada útil? «La cuestión es: ¿para qué
necesitamos un objeto que no sea útil? Bien. ¿Qué hay, por ejemplo, en nuestra sala de
estar? Objetos que sirven para algo: sillas para sentarse, mesa, ceniceros, radiadores,
etcétera. Pero también encontramos cuadros, esculturas, fotografías de parientes y
amigos. ¿Para qué sirven todas estas cosas? ¿Qué se puede hacer con ellas?
Aparentemente nada. ¿Para qué sirven? Para decorar. Aquí nos encontramos con un
valor que no es inmediatamente útil, el decoro» (Alejandro Llano).
El ser humano es un ser teórico-práctico: no se puede amputar. Para que su acción le
satisfaga ha de ser fruto de una buena teoría. No hay nada más práctico que una buena

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teoría, es decir, una buena ciencia de porqués últimos. Ganar dinero es un porqué
inmediato. Pero no es un porqué último. Por eso no podemos evitar la pregunta: ¿Por
qué ganar dinero? En definitiva, ¿Por qué vivir?, ¿Por qué trabajar, por qué descansar,
por qué? ¿Qué es lo que pretendo?,¿Qué sentido tiene todo esto? ¿De dónde viene mi
vida? ¿Adónde va mi vida? ¿Adónde puede ir? ¿Adónde debe ir, para ir bien? ¿Tiene
una finalidad?
¿Qué hace un ente como yo en un sitio como éste?
Si no sé contestar satisfactoriamente a estas preguntas, aunque sepa mucha
matemática, biología, medicina, paleontología, economía, etc., no me conozco, es decir,
soy un desconocido para mí mismo; y no sé siquiera para qué hago todo lo que hago.
Necesito saber, no sólo simplemente para saber, sino saber para qué sirve el saber. ¿Qué
hago, qué voy a hacer conmigo mismo, con lo que sé y lo que puedo hacer?.
Cuando del hombre sólo se considera la fisonomía, la anatomía, la fisiología, puede
parecer que no es más que un simio evolucionado. Sólo se ha visto una faceta del ser
humano y no se ha considerado la que más importa: la intelectual y libre, en una
palabra, la dimensión espiritual. Es famoso un científico que después de hacer la
disección de un cadáver, declaró que el alma no existía, porque él no la había visto. Es
una manifestación de uno de los errores más corrientes en el mundo de los científicos:
pensar que sólo es real lo que se percibe, experimenta y comprueban en un laboratorio o
de un modo similar. Pero el universo está lleno de cosas que los científicos no pueden
percibir en sus laboratorios o bibliotecas.
Si ahora tomamos un cilindro de un metro de diámetro y un metro de alto y lo
proyectamos en dos planos, uno horizontal y otro vertical, ¿qué resulta?. Si nos fijamos
sólo en la proyección, podemos llegar a la conclusión de que el cilindro en realidad es
un círculo, aunque también un cuadrado. ¿Es posible que un círculo sea cuadrado?. No
parece, pues ni siquiera la cuadratura del círculo ha sido lograda hasta la fecha.
Si nos fijamos en secciones particulares del ser humano podemos llegar a
conclusiones de lo más pintorescas. Las ciencias particulares son eso: “particulares”,
contemplan sola uno o algunos segmentos del ser humano. Nos podrán decir qué tiene
el ser humano desde su punto de vista (orejas, huesos, músculos, células, átomos, etc.)
Pero nunca podrán decirnos qué es el ser humano.
Para saber lo qué son las cosas y cuál es el sentido de su existencia es preciso
enfocarlas desde una perspectiva que pueda alcanzar su propio ser y esencia. Lo cual
podrá vislumbrarse si contemplamos las cosas —y en particular al hombre— desde
todos los puntos de vista posibles. Entonces, una vez considerados todos los fenómenos
(aspectos) a nuestro alcance, podremos aproximarnos al conocimiento de su naturaleza,
es decir, de su esencia. Así llegamos a conocer al hombre como un ser que tiene mucho
en común con los animales, pero que es infinitamente más que un animal irracional.
A esta conclusión sólo puede llegar una inteligencia que no se limita a ver y a
experimentar, sino que razona sobre los datos de la experiencia (lo físico) y saca
conclusiones que la física no percibe, porque se refieren a realidades meta-físicas; Es
decir, a realidades que son más íntimas a las cosas que sus propiedades físicas y
requieren, para ser desveladas, la aplicación y ejercicio del intelecto. Esto es
precisamente lo que compete a la filosofía y más concretamente a la antropología
filosófica. En filosofía hacemos mucho caso de los datos que aportan las ciencias
empíricas. Pero en todos ellos nos preguntamos: ¿Qué es esto?, ¿Cuál es su causa
primera?, ¿Cuál es el sentido de su existencia?
Por eso cabe adelantar que la Filosofía es lo más vital que existe. «Vivir no es
necesario, navegar sí», rezaba una inscripción en una nave griega. Consideraban que
hay algo más importante que vivir: navegar, porque de la navegación dependía su

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riqueza y su poder. También se dice: «primum vivere, deinde philosophare». Sí, para
filosofar es necesario primero vivir y, por lo tanto, comer. Pero para vivir conforme a la
categoría y dignidad del ser humano es necesario saber por qué vivir y cómo conviene
vivir dentro de las diversas opciones que se me presentan. La verdad del vivir, esto es,
en síntesis, lo que ha interesado e interesa al filósofo; y es, en definitiva, lo que interesa
a todo hombre que utilice con lógica el entendimiento. La verdad: ¿qué es la verdad?,
¿Es posible conocer alguna verdad?, ¿Qué verdades es posible conocer? Son cuestiones
netamente filosóficas. Se comprende pues que la filosofía sea el quehacer intelectual
más importante para el vivir conforme a la categoría y dignidad del ser humano.

1. La Filosofía Debe Estar Abierta a las Inquietudes.

Según Malena Lasala, profesora de filosofía de la Universidad de Buenos Aires, la


pregunta más adecuada sería: ¿para qué filosofía?. Y quitar la palabra “sirve” que es “lo
que nos lleva a pensar en una actividad sujeta a la ley del mercado”. En ese caso, dría
que él para qué de la filosofía es algo vivido por las personas que están abiertas y
receptivas a esos grandes goces de los grandes textos, tanto de filósofos como
escritores, en general, ya que la filosofía está profundamente unida a la literatura y a la
poesía. Sin embargo su preocupación está centrada en el fuerte conflicto en el plano de
la producción filosófica.
“Creo que la filosofía ha perdido lo que la alimenta verdaderamente.-señala
Lasala-Por un lado, la sensibilidad frente al misterio, es decir, poder sostener en el
estado de extrañeza. Por otro, esa capacidad de pensar lo importante, ya que sirve la
gran filosofía ha estado enraizada en la vida de esa manera y, por último, esa habilidad
para hacer preguntas que desconocen de los caminos trillados donde están dadas las
respuestas.”
¿Qué sucede en la Universidad? Según Abraham, la filosofía es una carrera
universitaria y al, serlo, tiene su propio sistema burocrático institucional-pedagógico
que se conserva a sí mismo contra el mundo. “Por lo tanto, -agrega- se aísla, se
impermeabiliza. Tiene un lugar en la Universidad de Buenos Aires, tiene su cuerpo de
profesores y trata de mantenerse pura y de no mezclarse, es decir, muere, no sirve para
nada, ya que una carrera de filosofía para formar profesores de filosofía para la carrera
de filosofía, indudablemente, es un sistema incestuoso autógeno, que hace lo contrario
de lo que siempre fue la filosofía: estar totalmente abierta a la ciudad, a las inquietudes,
tal como lo hizo su fundador Sócrates, quien estaba todo el tiempo en la plaza”.

2. La Filosofía nos Enseña a Pensar

El problema en cuestión no es exclusivo de nuestro país. Algo similar sucede en


lugares como España, donde los expertos creen que el pensador ha perdido el
protagonismo intelectual del que antiguamente se vanagloriaba, sobre todo en el ámbito
académico, donde los profesores de filosofía tienen dificultades para afrontar los
recortes administrativos en sus materias.
La disciplina, dicen, se encuentra amenazada por los nuevos planes de estudio que
rigen en aquel país. Juana Sánchez-Gey, directora de la aula de pensamiento de la
Fundación Fernando Ríelo, de Madrid, cree que “el boom economista y la creencia de
que sólo con la ciencia positiva se puede dar respuesta a las preguntas del hombre nos
han hecho a los filósofos perder la batuta”, y que esa pérdida de protagonismo se deja
notar, de manera principal, en nuestro medio.

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El filósofo Javier Sadaba es otro español que se queja de que la calidad de la
enseñanza de filosofía en su país es, en ciertas ocasiones, muy baja. Pero, semejante
panorama no hace sino reafirmar la necesidad de que la filosofía no desaparezca de las
aulas. Así lo cree el pensador español quien agrega que “hay materias, como ésta, que
enseñan a pensar, que nos dotan de los rudimentos necesarios para la argumentación
diaria y que nos permiten afrontar la vida con la necesaria distancia. La filosofía
-asegura Sadaba sirve para lo que ha servido siempre: primero, para gozar, ya que una
de las mayores satisfacciones del ser humano es enterarse de lo que ocurre y
comprenderlo. Segundo, para estar en contacto con el devenir de la ciencia; un filósofo
que no esté al día del desarrollo de la investigación científica no es un buen filósofo. En
tercer lugar, para vivir bien; para disfrutar no sólo del conocimiento, sino de la acción”.
No obstante, las distancias entre ciertos filósofos europeos y latinoamericanos se
miden más que en kilómetros en criterios. En ese sentido, la filósofa argentina López
Gil comenta que en Europa, además de que se ha tematizado lo que hay que pensar, es-
tán con la idea de que como está todo resuelto hay que volverse a la interioridad, a
raíces culturales en las cuales está muy indicada la religión. “Esta vuelta a la religión tan
dogmáticamente expresada, -manifiesta- no la veo como teórica en el Sur. Decir que
todo está solucionado y que entonces tenemos que volver a nuestras raíces, no es lo que
aquí está ocurriendo. Acá tenemos problemas muy graves que urgen resolver. De
manera que si alguna vez sentí que la filosofía del Norte está en una zona diferente a la
nuestra, es en este revival del tema de la religión como ‘el’ tema hacia el cual
convergerían todos los filósofos”.
Respecto a ciertos filósofos europeos como Baudrillard o Vattimo, Abraham hace una
reflexión. “En general, los filósofos europeos, italianos, franceses, y algunos
norteamericanos que aún producen o aún se leen, no están en el cielo ni en la tierra sino
en el limbo. Si estuvieran en el cielo serían como algunos místicos o como los profetas;
-explica- si estuvieran en la tierra, circularían entre la gente común pensando lo común
de la gente común, sobre temas como la pasión, el amor, el trabajo, el hambre, la
soledad, cosas que tienen lugares y personas y no entidades, por otra parte, es lo más
complicado de pensar. Sin embargo, por lo general, están en el limbo. Entonces hablan
de las cosas que suceden en el mundo de un modo en el que se habla en la universidad y
la universidad es otro mundo.”
Pero, ¿Cuáles son los temas de hoy? ¿Debe el filósofo tener cierta proyección
pública? Está claro que los problemas del hombre de hoy no son los mismos que los de
los coetáneos de Aristóteles. El filosofo José Ferrater Mora, cuando se pregunta sobre el
papel del pensador en el mundo actual, exige un rotundo cambio en el oficio: “Que la
filosofía salga de su torre de marfil, se haga solidaria con las preocupaciones del
hombre y circule por vías más accesibles y populares”.

3. La Filosofía está Comprometida con los Problemas de la Vida.

Sánchez-Gey, por su parte advierte que “una filosofía que no sirve para resolverlos
problemas de la vida cotidiana, para curar las heridas del alma, no interesa”. ¿Cómo sé
pone en práctica esta declaración de intenciones? “Sencillamente, opinando de todo.
-señala Sadaba- Si Sócrates levantara la cabeza y viera a filósofos que se niegan a poner
del terrorismo, de la clonación... se volvería a morir.” Y es que la filosofía está
íntimamente emparentada con los dilemas de la vida por múltiples vías deshace la
ambigüedad de los problemas y ayuda a tomar decisiones; analiza y aclara las ideas
complejas de la ética, la política, la ciencia, etcétera; se dedica a buscar posibles
explicaciones de cuestiones abstractas como lo válido y no válido, lo justo o lo injusto,

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lo cierto y lo falso, y finalmente plantea preguntas que han sido olvidadas por la
sociedad y son útiles para su desarrollo.
En efecto, algunos pensadores creen que existen ciertas preguntas que habría que
reiterar ante la avalancha de fenómenos nuevos, tales como la globalización económica.
“La pregunta: ¿qué es lo real?. No es de ninguna manera trivial, -opina López Gil-
porque en este momento permite, por ejemplo, centrar la realidad de los medios masivos
de comunicación que, en algunos casos, parecen dar una realidad más real que la
‘realidad’ vívida. Tanto que, a veces, prendemos el televisor para saber cuál es la
temperatura en lugar de salir al balcón.”
Tal como lo manifiesta la pensadora argentina, todo eso implica un cambio, para lo
cual el filósofo tiene que crear conceptos, dado que no puede recurrir al vocabulario de
los ilustrados del siglo XVIII, del siglo XIX, ni siquiera al de la década del ‘60, porque
es un vocabulario que ya no esta acorde con la realidad.
Pero, como fruto de una extraña paradoja y a pesar de que la filosofía no está
suficientemente reconocida, por lo menos, en el ámbito de la universidad, en ciertos
países el pensamiento vende más que nunca: Gracián, el fraile zaragozano del siglo
XVII. Se ha convertido en pensador de cabecera de los yuppies de los Estados Unidos y
se hacen reediciones de su obra en español para lectores de hoy. Femando Savater ha
protagonizado uno de los fenómenos editoriales de los últimos años con su Ética para
amador, un libro de filosofía que en España lleva más de 350.000 ejemplares vendidos,
que en Italia es el ensayo de más éxito desde hace 50 años, y que en nuestro país
alcanzó los 70.000 ejemplares.
La obra El mundo de Sofía del sueco Jostein Gaarder, que novela la historia del
pensamiento occidental, ha sido un éxito aquí y en varias partes del mundo y el último
libro de Umberto Eco, Kant y el ornitorrinco, se adentra en el terreno de la divulgación
filosófica. No sólo eso, en Francia, la filosofía llegó a algunos canales de televisión
donde han decidido incluir espacios sobre pensamiento en sus programaciones, y
algunos hasta tienen rating.
Aquí en nuestro país, algunos filósofos también están asistiendo a un fenómeno que
los favorece. “En la actualidad, hay grupos de profesionales como psicólogos,
psicoanalistas, sociólogos que nos llaman para ser traductores de esa filosofía
académica que si la dejamos dentro de las paredes rígidas del edificio de la facultad ahí
queda y no sirve para nada. -afirma López Gil- La actividad del filósofo es mucho más
generalista. Esa visión más general es la que buscan, por ejemplo los psicoanalistas,
para tratar de lograr una suerte de resignificación de los viejos conceptos y la
incorporación de los nuevos.”
Aunque Abraham señala que la presencia mediática de los filósofos no es demasiado
grande, hoy en día, la filosofía tiene una especie de frescura. Hay una serie de temas de
interés público y social que han hecho que la filosofía sea convocada fundamentalmente
por el problema de la ética. “En la medida en que la ética se ha convertido en un asunto
de opinión pública la filosofía viene medio pegada:- puntualiza- La ética le pertenece a
la filosofía, no le pertenece al shopping center, ni a la economía, ni a la religión. La
verdad es que es un negocio filosófico, uno de los pocos que le quedan. Entonces, si se
quiere hablar de corrupción, de moral, de ética, de justicia, y demás, yo diría que hoy
hay más nutrición filosófica que la que se busca en la psicología.”

4. Bioética: El Gran Reto de la Filosofía de la Ciencia

Ciertamente, algo similar sucede con las ciencias, ya que sin una concepción ética de
la investigación, los descubrimientos no podrían jamás ponerse al servicio de la

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humanidad. Javier Sadaba, por ejemplo, está hondamente preocupado por la ciencia
biológica:
“Los grandes problemas del momento van a ser bioéticos. La profunda revolución de
la genética puede servir para vivir infinitamente mejor, pero también para hacernos
terriblemente esclavos”. “Por ello -comenta Juana Sánchez Gey- hay que darle la
palabra al filósofo especializado en ética, capaz de dotar de contenido humano a la
ciencia.” Lo cierto es que la filosofía ha sido motivo de reflexión desde siempre.
Fernando Savater comienza su diccionario filosófico con la palabra Alegría y escribe:
“El dicho castizo ‘tomarse las cosas con filosofía’ aclara desde ahora su exigencia; no
significa tomarse las cosas con resignación, ni con gravedad, sino tomárselas
alegremente”. El filósofo francés Michel Foucault escribió “qué es, por lo tanto, la
filosofía -quiero decir la actividad filosófica- si no es la labor crítica del pensamiento
sobre sí mismo. Y si no consiste, en vez de legitimar lo que ya se sabe, en tratar de saber
cómo y hasta dónde puede ser posible pensar de otro modo”. Por último, Abraham
recuerda a Séneca quien decía que existe el destino, la fatalidad y el azar; lo
imprevisible y, por otro lado, lo que ya está determinado. Entonces, “como hay azar y
como hay destino, -declaraba- filosofemos”.

LAS ACTITUDES HUMANAS

Por actitud se entiende a todas aquellas posturas, modos o actos que adoptan los
hombres frente a determinadas circunstancias que les impone el mundo que les rodea
cuando intentan satisfacer sus diversas necesidades; por ello, es apropiado afirmar que
existen dos clases de actitudes:
a) Actitudes Teóricas, que se caracterizan principalmente, por tener mucha
relación con planteamientos eminentemente gnoseológicos.
b) Actitudes Prácticas, que tienen relación frecuente con las necesidades más
elementales: alimentación, vestido, vivienda o el de adquirir algún objeto en
particular.
Es por todo esto, que cualquier hombre en su vida consuetudinaria puede adoptar
una gran variedad de diversas actitudes como: actitudes éticas, cuando discierne sobre
el bien y sobre el mal en todos los actos humanos; actitudes estéticas, cuando inquiere
sobre lo bello y su opuesto en las cosas existentes, especialmente del arte; actitudes
religiosas, cuando implica aspectos relacionados con su fe y creencias; actitudes
pragmáticas, son todas aquellas que se asumen en la vida diaria y se caracterizan por su
utilidad práctica de las cosas; etc. De todas las actitudes que pueden ser asumidas por
los hombres las más importantes son:

2.1. La Actitud Vulgar.- Llamada también ingenua o espontánea, es aquella actitud


sumida por todos los hombres que no poseen ningún tipo de preparación intelectual. Se
caracteriza por: Que es eminentemente subjetiva, pues la verdad de los conocimientos
depende única y exclusivamente de cada individuo, es decir, que esta influida por sus
deseos, sentimientos, etc. Se emplea para resolver problemas eminentemente prácticos
de la vida cotidiana. Además, no está sistematizada en un conjunto de conocimientos,
pues su forma de transmisión o comunicación se basa esencialmente en el lenguaje oral
que se da de padres a hijos o de generación en generación, proceso en el cual se va
deformando. Y, mucho menos emplea algún tipo de método, ya que sus conocimientos
son obtenidos por medio del azar o la contingencia. Por último, no es crítica ya que se
debe de aprehender sin apelar a ella.

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2.2. La Actitud Científica.- Estudia objetos dados o propuestos y sólo se
circunscribe al estudio de ellos. Es empleada por algunos hombres (comunidad
científica) de manera crítica y se emplea para resolver los diversos problemas de índole
teórica. Precisa ser eminentemente objetiva, es decir, que se vale de la observación,
experimentación y de la medición para poder reflejar las cosas tal como son. Por ello,
necesita emplear un método adecuado de acuerdo a su objeto de estudio, es decir, que
sus conocimientos no son productos del azar sino de un orden o conjunto de procesos.
Busca las causas inmediatas de los fenómenos materiales, intentando explicar lo que los
fenómenos son. Esta actitud se caracteriza por ser particular, pues sus explicaciones
sobre la realidad sólo se refieren a una parte de la realidad. Esta actitud se basa en la ra-
zón, pues sólo acepta como verdadero aquello que es compatible con ella. Es analítica,
porque se ve en la necesidad de dividir su objeto de estudio en tantas partes como sea
necesario para su mejor comprensión. Es universal, ya que su verdad puede ser
comprobada en cualquier parte de nuestro planeta o del universo; por último, sus
resultados producto de la investigación están sistematizados en un cuerpo de
conocimientos, los mismo que son verificables.
2.3. La Actitud Filosófica.- Se funda en la razón crítica, pues ella fue el principio
del nacimiento de la filosofía. Es problemática, ya que sabemos que de todo hace un
problema. Le es inherente a todos los hombres, pues en cualquier momento se
preguntan por el por qué de las cosas. Estudia de manera general o global, sus temas u
objetos de estudio propuestos por ella misma. Es fundamental ya que busca los
principios, las causas y fines últimos de todas las cosas con una pretensión de validez
universal. Se caracteriza por ser interpretativa, ya que la ciencia es analítica ella
complementa la visión de los científicos por esta cualidad. Es sintética, esta cualidad le
permite poder tener una visión del todo. Emplea sus propios métodos (discursivos e
intuitivos), en el análisis de sus propios temas. Por último, además, ordena todos sus
conocimientos en un gran corpus de conocimiento teórico.
El quehacer filosófico y el científico no se encuentran en una contradicción
insoluble como parece a primera vista, muy por el contrario, sé complementan
mutuamente, con lo cual le permiten al hombre tener un conocimiento sólido y
coherente sobre la realidad y el mundo social que le rodea.

MÉTODOS FILOSÓFICOS Y EVOLUCIÓN

1. Definición
Etimológicamente la palabra método deriva del griego “metha y edos” o del latín
“Methodus” que significa “camino para un fin “, es decir, que método en su sentido
más general significa: Toda investigación u orientación de la investigación, o el
conjunto de procedimientos para alcanzar y resolver un problema u objetivo dado; pero
desde el punto de la filosofía es entendido como un medio de cognición. Los principales
métodos de investigación que son empleados por la filosofía están agrupados en: a)
métodos discursivos y b) métodos intuitivos.
2. El Método de la Filosofía
a) La Inquietud Intelectual
El animal conoce. Un perro conoce a su amo, dónde encontrar la comida, cuándo
amenaza un peligro a los niños de la casa. El hombre conoce y, además, conoce que
conoce. Reflexiona sobre si mismo, se toma a sí mismo como objeto de su pensamiento,
conoce su mismo conocimiento. Por esto el dolor humano es más profundo que el del
animal, porque éste siente el dolor, pero el hombre, además de sentir el dolor, toma este
mismo dolor como objeto de su reflexión.

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Esta capacidad de reflexionar hace que el hombre se plantee preguntas sobre el
mundo que lo rodea y sobre su visión de este mundo; sobre su significado; sobre el
sentido de la vida y, en general, sobre el sentido último de las cosas. Intelectualmente es
un ser inquieto, que no encuentra descanso en una simple aproximación a la realidad,
sino que ansía aprehenderla plenamente en profundidad y en extensión. Nada escapa a
su curiosidad: ni el microcosmos ni los macrocosmos; Ni el propio Yo ni su relación
con el mundo circundante, animado o inanimado; ni su origen ni su destino.
Estas inquietudes y curiosidades son innatas en el hombre, pues, como afirma
Aristóteles al comienzo de su Metafísica, “todos los hombres por naturaleza desean
saber”. Por esto en todas las épocas y culturas el hombre se ha planteado innumerables
preguntas acerca de todo. Pero fue en Grecia en el siglo VI a. C. donde y cuando por
primera vez esas preguntas dejaron de ser interrogantes aislados, respondidos en forma
estereotipada dc acuerdo con una visión mítica, más o menos mágica, de tipo infantil,
para convertirse en un planteamiento global y en una visión fundamentada de toda la
realidad sensible e incluso suprasensible. En una palabra, fue en Grecia donde surgió el
pensamiento estrictamente filosófico. La filosofía, pues, se nos presenta en una primera
aproximación como una cosmovisión intelectual, que supera el utilitarismo inmediato, y
que por el rigor de su examen y de sus respuestas abandona las teogonías y
cosmogonías míticas o poéticas.
b) Las Causas Últimas
Desde la infancia el hombre pregunta siempre por qué. No pocas veces la
sucesión de porqués formulados por el niño pone en aprietos a sus padres, que al final
cortan la conversación diciéndole que se vaya a jugar.
Esta curiosidad por las causas son la base dc las ciencias. Cada una de ellas busca la
respuesta en su campo propio: físico, químico, biológico o el de cualquiera otra ciencia
particular. Cuando la investigación se dirige a hallar, no las causas próximas de los
fenómenos, sino sus causas últimas, la ciencia entra en el terreno de la filosofía.
Podemos, pues, definir la filosofía como la ciencia de las últimas causas. Últimas, si las
consideramos a partir de nuestro conocimiento; primeras, si las referimos a la realidad,
pues esas causas “últimas” constituyen su fundamento u origen.
Prescindiendo de su origen histórico, podemos decir que el término “metafísica” se
ha acuñado para designar la ciencia de las últimas causas. Etimológicamente
“metafísica” significa “mas allá de la física”, o más exactamente, “más allá de la
naturaleza”, es decir, la causa o razón que se oculta debajo de la naturaleza visible.
c) Los Grados de Abstracción
Aunque en el apartado siguiente veremos expresamente las diferencias entre la
filosofía y las demás ciencias, conviene, a fin de iluminar el objeto de la filosofía desde
otro ángulo, explicar qué son los grados de abstracción.
La física estudia los fenómenos de la materia sensible sin tomar en consideración la
individualidad de cada fenómeno. Cuando decimos que el espacio recorrido por una
piedra al caer en el vacío es proporcional a la aceleración de la gravedad y al cuadrado
del tiempo prescindimos (abstraemos) de qué piedra individual se trata. La ley tiene un
valor general, aplicable a cualquier individuo. No prescindimos, en cambio, de la
materia, que en este caso debe cumplir el requisito de ser una materia ponderal, esto es,
sujeta a la gravedad. Igualmente, para calcular la potencia de una estufa eléctrica, no
nos interesa conocer individualmente de qué estufa se trata, aunque sí tenemos que
conocer el material de que está construida su resistencia, ya que el calor desprendido
depende, entre otras cosas, de una constante, llamada resistividad, que varía de un
material a otro. En resumen, prescindimos del individuo, pero retenemos la materia

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sensible. Por ello decimos que la física es una ciencia que está en el primer grado de
abstracción.
La matemática da un paso más. No sólo prescinde de lo individual, sino también de lo
material. Al sumar dos más tres no sólo no nos interesa conocer los individuos
concretos que estamos sumando, sino que tampoco nos importa conocer qué tipos de
individuos son. La suma es igualmente válida, tanto si se trata de manzanas como si se
trata de cargas eléctricas. Hay una doble abstracción y, de acuerdo con ello, decimos
que la matemática pertenece al segundo grado de abstracción.
La filosofía da un paso más, y al estudiar los diversos objetos que existen en el
cosmos, prescinde absolutamente de todas sus características, para quedarse solamente
con aquello que todos ellos tienen en común: el que es o existen. Por ello se dice que la
filosofía es una ciencia que pertenece al tercer grado de abstracción. De acuerdo con
todo esto, podemos decir que el objeto más propio de la filosofía es el ser. De aquí el
nombre de “ontología” o tratado del ser, conque se la conoce. En realidad, metafísica y
ontología son dos nombres que designan un mismo objeto, ya que el ser buscado por la
filosofía, coincide con la causa última de todas las cosas. Pero decir que la filosofía
estudia el ser equivale a decir que pretende conocer el ser, lo cual, como veremos
después, no resulta inmediatamente evidente. Por ello la filosofía, además de estudiar el
ser, ha de estudiar el conocimiento del ser. La parte de la filosofía que estudia el
conocimiento recibe el nombre de gnoseología. Históricamente la ontología precedió a
la gnoseología.
d) Enfoque Filosófico y Enfoque Científico
La filosofía aspira, de acuerdo con lo dicho, a dos cosas, a establecer la
fundamentación suprema de la realidad y a abarcar con su estudio todas las cosas
existentes e incluso posibles. Esta amplitud de su objeto la convierte en profundamente
humana, pues nada escapa a su inquietud intelectual: el amor, la libertad, la relación
interpersonal, la religión, la felicidad son temas propios de la filosofía, que ella debe
abordar con un método racional riguroso y sin buscar la utilidad inmediata. Es un saber
esencialmente liberal.
En las antípodas de la filosofía encontramos la técnica, que limita su campo de interés
a lo concreto e inmediatamente útil. En un terreno intermedio se halla la ciencia, que no
busca directamente la utilidad, pero que tampoco la excluye, y que sé distingue, además,
de la filosofía por su método experimental; En la ciencia solo tiene valor lo que parte de
la experiencia y es comprobable por la misma experiencia, se presente ésta en forma de
observación o en forma de experimentación, de tal modo que una teoría científica ha de
ser abandonada si o en el momento de formularla o en una etapa posterior es
contradicha por la experiencia. El método racional, usado por la filosofía, parte también
de lo sensible, pero sus deducciones tienen valor por la estructura lógica del
pensamiento, sin que sea posible una comprobación experimental posterior.
También se diferencian la filosofía y las ciencias por su objeto: universal en aquélla,
concreto en estas, es decir, el ser en toda su amplitud y los entes plenamente
determinados. Es lo señalado al hablar de los grados de abstracción.
No pocas veces, sin embargo, la filosofía y las ciencias se aproximan. Cuando el
matemático estudia el fundamento de las matemáticas entra en un campo que es
simultáneamente filosófico. Lo mismo ocurre al físico a filósofo de la naturaleza. El
estudio de la constitución de la materia, propio de la física nuclear, lleva al físico a la
búsqueda del ser primordial, lo cual pertenece a la filosofía. Y la misma búsqueda del
ser primordial obliga al filósofo a preguntar al físico por los átomos y las partículas
subatómicas (hasta llegar a los quark), por la energía y sus leyes, por las fuerzas básicas
de la naturaleza (la débil, la fuerte, la gravitatoria y la electromagnética) y por la

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posibilidad de que todas ellas sean manifestaciones de una fuerza original única
(conforme sostiene hoy la teoría de la gota superdensa al explicar el origen del
universo). Ciencias y filosofía no pueden vivir de espaldas, como frecuentemente
ocurrió en siglos pasados, sino que han de ayudar-se mutuamente, respetando cada una
la metodología propia de la otra.
3. Los Métodos Discursivos
Son aquellos métodos que se valen del “discurso” que es entendido como: reflexión,
meditación, especulación, pensamiento, etc. Todos estos métodos se caracterizan porque
requieren de varias operaciones mentales o varias etapas, es decir, que estos métodos
nos permiten conocer las cosas mediatamente o a largo plazo. Estos métodos se dividen
en:
3.1. La Mayéutica de Sócrates.- Etimológicamente la palabra ‘mayéutica significa
“hacer dar a luz, este método discursivo consta de dos etapas: La Ironía y la Mayéutica
propiamente dicha.
a) La Ironía.- Consiste en convencer a nuestro interlocutor (que supuestamente cree
dominar un tema) que verdaderamente ignora el tema en cuestión, es decir,
hacerlo dudar de todos los conocimientos pretendidos sobre el tema. Al parecer,
esta etapa estaría regida por su aforismo muy conocido: “Sólo sé, que nada sé”, es
decir, que la persona que creía saber tendrá que reconocer al final que sólo sabe
que no sabe nada.
b) La Mayéutica Propiamente Dicha o Hermenéutica.- Una vez logrado el
objetivo de la etapa inicial se procede a extraer del espíritu del interrogado un
conjunto de ideas sobre el tema en discusión, y a medida que avanza este análisis
riguroso, se van cimentando ideas cada vez mejores que la definición inicial,
hasta lograr una definición adecuada sobre el tema. Sócrates afirmó alguna vez
que él hacía dar a luz a los hombres, pero ideas. Se refería con ello a su
mayéutica.
3.2. La Dialéctica de Platón
Su verdadero nombre fue Aristocles el mismo que fue discípulo de Sócrates. Parece
que a la Mayéutica de su maestro le dio un mayor rigor y este nuevo método fue
conocido con el nombre de la Dialéctica, que etimológicamente significa diálogo. Este
método consta de dos etapas o fases: La intuición de la idea y la crítica de la idea.
a) La Intuición de la Idea.- Se caracteriza por que apenas se tiene un problema de
cualquier índole, es muy imperativo darle solución al mismo. No interesa el tipo
de solución que se le dé, sino que ya se tiene un punto de partida para poder
aplicar el, proceso dialéctico.
b) La Crítica de la Idea.- Después de haber efectuado la etapa anterior se procede a
un análisis riguroso de la tesis o problema propuesto para darle una solución
adecuada y, a su vez esta última es otra vez analizada rigurosamente y así
sucesivamente hasta tener una solución apropiada a nuestro problema que no
pueda ser refutada.
3.3. La Lógica de Aristóteles
El Estagirita, se abocó a descubrir las leyes conforme a las cuales los seres humanos
pasan de un juicio general a otro de carácter panicular. Todo ello lo podemos comprobar
en su estructuración de la lógica por intermedio del silogismo que se caracteriza por ser
un razonamiento mediato, pues está compuesto por dos premisas y una conclusión, todo
silogismo posee tres términos, además un modo y una figura, el mismo que puede ser
válido o no válido.
3.4. La Disputa de la Edad Medieval.

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Este método fue empleado en la Edad Medieval, etimo1ógicamente proviene del
latín “Disputatio” (discusión); siendo muy conocido bajo el nombre de “Sic et non” (el
si y el no, el pro y el contra), que fue muy empleado por Pedro Abelardo (1079-1142) y
posteriormente empleado por Santo Tomás de Aquino que lo llevó a su máximo apogeo.
Este método consta de dos etapas: La disputa y la prueba.
a) La Disputa.- Es su primera fase y consiste en recopilar o almacenar todos los
argumentos a favor y en contra del problema, luego se colocan en dos columnas
contrapuestas, en un lado todos los argumentos a favor y en el otro a todos los
argumentos en contra y, por último, se aplica la respectiva discusión o disputa, es
decir, que se empieza a confrontarlos con la intención que sólo queden algunos
argumentos a favor o en contra de la tesis propuesta.
b) La Prueba.- Consiste en someter a todos los argumentos que han sobrevivido de
la etapa anterior a la rigurosa prueba del silogismo, en consecuencia, aquellas que
resistan dicha prueba son consideradas como la prueba de la conjunción, en una
conclusión verdadera.
Al parecer, el Método de la Disputa Medieval es la conjunción de los dos métodos
más famosos de la Edad Antigua: la dialéctica de Platón y el silogismo de Aristóteles.
3.5. La Duda Metódica de René Descartes
Con Descartes se produce un giro radical en la metodología filosófica en los
tiempos modernos, pues a todos los filósofos anteriores a él sólo les interesó
principalmente que el resultado fin de sus métodos sean verdaderos, sin preguntarse o
cuestionar. Si el principio de su método era o no verdadero; en cambio, René Descartes
se concentró no en el fin de su método sino’ en el principio, es decir, que si éste es
verdadero, evidente y confiable; es obvio que el resultado de su método sería
completamente verdadero. Para justificar esta manera de pensar, Descartes, afirmaba
que él más alto ideal al que puede aspirar todo hombre es a ‘la sabiduría. Pero esto
último, no consiste en acumular muchos conocimientos ya que simplemente sería
erudición, la sabiduría radica en distinguir entre lo bueno y lo malo, entre lo verdadero y
lo falso.

Este método que es seguro y evidente en su principio es para él su “Duda


Metódica”; se trata de una duda adrede, deliberada, sistemática y para llegar a ella
ensaya su duda hiperbólica, duda absoluta o duda total, es decir, una duda metódica
universal, que hay que diferenciarla de toda duda ingenua.

Para postular su duda metódica, según Descartes, no se debe de admitir como


seguro absolutamente a nada y, para ello razona de la siguiente manera: Que sucede si
los autores de todos los libros que nos han legado nuestros antecesores son
completamente falsos, así como nuestras sensaciones son completamente engañosas,
como nos equivocamos al razonar, que sucede si un “genio maligno” controla nuestros
pensamientos y estos no son verdaderos, así duda de la existencia de Dios, de la
existencia de la naturaleza de sus semejantes así como de su propio cuerpo; es decir, que
todo lo existente se disuelve en la nada. Pero de lo único que no se puede dudar (porque
es muy claro y evidente) es que está pensando, porque mientras más duda más
comprueba de que está pensando. Hágase lo que se haga no se puede destruir ni siquiera
mellar este descubrimiento, ya que es la verdad absoluta y universal, pues se presenta en
forma evidente y necesaria.

Una vez descubierto este indubitable punto de partida postula su conocido: “Cogito
ergo sum” comienza la derivación de todas las otras verdades, pues cómo podría pensar

21
si no existiera. Después acepta la existencia de la naturaleza porque la ve claramente; a
su vez demuestra la existencia de Dios, pues no hay nada más perfecto que él;
seguidamente, admite la existencia de su cuerpo pues en su alma brotan sensaciones
confusas sin su consentimiento de ella, eso demuestra que está sujeta a un cuerpo; y de
esto se infiere la existencia de los otros cuerpos que obran sobre el suyo; llegando a la
conclusión de que el mundo exterior también existe.
3.6. Las Cuatro Reglas.- Descartes resumió su doctrina acerca del método en cuatro
reglas muy precisas las mismas que están expresadas en su obra él
“Discurso del Método”, y son:
1.- Aceptar solamente como verdadero aquello que se nos imponga con evidencia.
2.- Dividir el problema en tantas partes como sea necesario para aclararlo.
3.- Ir de lo simple a lo complejo.
4.-Revisar todos los datos del problema para asegurarse de no haber omitido ninguno
de ellos.
3.7. La Dialéctica Hegeliana
Federico Hegel consideró a su método como el único que permite explicar
coherentemente la verdad de todas las cosas, al mismo que denomina como
“Dialéctica” (cambio, evolución, movimiento, etc.). La dialéctica hegeliana hace
posible el despliegue y la realización de todo lo existente a partir de la “Idea Absoluta”,
es decir que la realidad es concebida por primera vez como un proceso. Para Hegel, las
cosas y todo lo existente no cambian en sí mismas; si no que este cambio, movimiento,
transformación solamente es posible gracias a la idea o espíritu absoluto, es por ello,
que la dialéctica hegeliana será también denominada como dialéctica idealista. Éste
método consta de tres etapas:
a) Tesis.- Es la primera característica de todo fenómeno o cosa, es evidente que.
Genera a un contrario. Ejemplo: el Ser es.
b) Antítesis.- Es lo opuesto de la tesis y ambos dan lugar a una tercera etapa.
Ejemplo; El no-ser no es.
c) Síntesis.- Las dos etapas anteriores se fusionan para dar lugar a una nueva etapa
del proceso fenómeno o cosa. A su vez la síntesis se trueca en tesis, esta en
antítesis y así sucesivamente. Ejemplo: El Ser es y el no-ser no puede ser,
entonces el Ser sólo puede ser.
3.8. La Dialéctica Marxista
Mientras la dialéctica de Hegel es idealista, pues explica el cambio de las cosas no
por las cosas mismas, sino por intermedio de la Idea o Espíritu Absoluto. La dialéctica
materialista, explica el cambio de las cosas por las cosas mismas, es decir, que mientras
la primera es subjetiva, la dialéctica materialista es objetiva, pues explica las cosas tal
como son en su constante cambio o evolución. Tanto Marx como Engels beben de la
fuente de la dialéctica hegeliana eso no significa que podemos identificar a la Dialéctica
Materialista como una copia exacta de la Dialéctica de Hegel, aunque son
diametralmente opuestas. Esta dialéctica materialista permite explicar a la naturaleza, la
sociedad y el propio pensamiento, en su movimiento y cambio regulado por sus
conexiones internas. Permitiendo al hombre una intelección absoluta de la realidad. El
Materialismo Dialéctico Histórico, está constituido por tres leyes esenciales:
a) Ley de la Unidad y Lucha de Contrarios.- Postula que tanto en la naturaleza, la
sociedad y el propio pensamiento existen propiedades que sé excluyen
mutuamente y dan lugar a la existencia de contrarios los mismos que se suponen
mutuamente, es decir, toda unidad está constituida por dos contrarios los cuales
son responsables del desarrollo del mismo proceso o fenómeno. Ejemplo: Lo que

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posibilita el desarrollo de nuestra sociedad peruana es la existencia de dos
contrarios en su seno (puede ser la existencia de dos clases antagónicas).
b) Ley del Transito.- De lo cualitativo en cuantitativo y viceversa. Afirma que los
cambios cualitativos paulatinos de un proceso, fenómeno, etc., llegados a un
punto darán lugar a un cambio brusco para transformarse en una nueva cualidad
y, viceversa. Ejemplo: La cantidad de conocimientos que un alumno recibe de
parte de sus maestros, deberá ser convertido por él en cualidad de conocimientos.
c) Ley de la Negación de la Negación.- Sostiene que en todo proceso, fenómeno o
casa acontecen dos negaciones que posibilitan su desarrollo interrumpido hacia
niveles superiores. Ejemplo: Un niño es negado por un joven y éste por un
adulto.
3.9. El Método del Análisis Filosófico
Esta representada por la Filosofía Analítica de Moore y Wittgenstein y asume al
lenguaje como medio para efectuar su análisis. Por ello, que a esta filosofía se le puede
denominar como Filosofía analítica, Filosofía del lenguaje Positivismo lógico y,
podemos apreciar dos etapas o formas de análisis:

a) El Análisis por Exposición.- Tiene como meta mostrar los significados de las
exposiciones usadas en el lenguaje por un grupo de personas hablantes. Es decir,
que tiene como objetivo exponer todo el conjunto de reglas aceptadas por un
grupo de hablantes para así poder contar con un criterio evaluativo de los que sea
correcto ~ incorrecto en las expresiones de todo lenguaje.
b) El Análisis por Sustitución.- Se propone reemplazar un concepto o grupo de
ellos que se muestren defectuosos por un concepto o grupo de ellos que estén libre
de todos aquellos defectos, aunque tiene en cuenta las características consideradas
como deseables o indispensables.

4. Los Métodos Intuitivos


Son aquellos métodos que se caracterizan por requerir de una sola reflexión o
esfuerzo mental y nos posibilita conocer absolutamente todas las cosas de una sola vez y
para siempre, es decir, que son los métodos que nos proporcionan un conocimiento
directo e inmediato de algo. Estos métodos intuitivos son:
4.1. La Intuición Emocional de Henri Bergson
El célebre filósofo francés Henri Bergson (1859-194 1) sustenta a la intuición
emocional como el mejor método de conocimiento que nos permite conocer las cosas
directa e inmediatamente, la misma que se basa en el sentimiento y nos permite conocer
el valor de los objetos. Para poder afirmar ello, emprende una crítica muy dura a todo el
saber racional que es la base de la filosofía y la ciencia,
a) Todo conocimiento intelectual sólo nos proporciona de un saber de época y, por
ende, nunca nos da un conocimiento pleno del objeto.
b) La razón para poder conocer un objeto íntegramente tiene que analizarla; pero la
realidad es ante todo una unidad, en consecuencia, la razón nos provee de
conocimientos deformados.
c) La razón tiene el defecto de estatizar a la realidad, es decir, que se ve en la
imperiosa necesidad de congelarla para poder analizarla.
d) Una limitación de la ciencia es que tiene que obligatoriamente trabajar con
conceptos y no con objetos reales.
e) La razón frecuentemente yerra, es evidente, que no es una buena fuente confiable
para obtener un verdadero conocimiento.
4.2. La Intuición Volitiva de Wilhelm Dilthey

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Este relevante filósofo alemán (1833-1911), considera que los sistemas filosóficos
basados en la razón son en su integridad falsos o por lo menos defectuosos y, que el
único método óptimo para la filosofía es la intuición volitiva, o sea el conocimiento
directo e inmediato dé algo por medio de la voluntad que nos permite conocer la
existencia de las cosas. Pues según él, la vida activa y volitiva es lo fundamental en
todas las especies vivas; ya que mientras muchas especies pueden sobrevivir sin
necesidad de la vida afectiva y la vida intelectiva; en cambio, es completamente
impensable una existencia sin una vida activa. Sustenta además, que nosotros los
hombres somos entes de voluntad, de apetencias, de deseos, que al tropezar con
dificultades estás son convertidas por nosotros en cosas, en existencias; antes que en
pensamientos, es decir, que lo práctico prima sobre lo teórico. Por lo tanto, afirma
Dilthey que la existencia no puede demostrarse por vía de la razón, sino únicamente por
la intuición volitiva, ya que la existencia no es algo que pueda verse, oírse, etc.
4.3. La Intuición Intelectual de Edmund Husserl
Edmund Husserl (1859-1938) es una de los filósofos más rigurosos de todos los
tiempos, es el fundador de una escuela en filosofía denominada como Fenomenología,
que -según él- debería ser considerada como la ciencia raíz de todo conocimiento
legítimo. Para lograr ello, es necesario prioritario establecer que debe de ser la filosofía
y, sólo esto es posible contando con un método legítimo. Pero esto último, solamente es
posible si se saben por adelantado cuales son sus problemas. Husserl sustentaba que era
necesario constituir una filosofía desde sus cimientos, para poder evitar todos los vicios
de las anteriores filosofías.
Este método nos posibilita conocer la esencia de las cosas, la misma que consiste
en una sola etapa y de manera inmediata. La Reducción Fenomenológica es el método
que propone Husserl para construir una verdadera filosofía, la misma que consta de dos
fases:
a) La Reducción Eidética.- Es la visión de las esencias (eidos), dicha fase consiste
en prescindir de todo aspecto particular o accidental del objeto, para poder
concentrase únicamente en la esencia del objeto.
b) La Reducción Trascendental.- Consiste en poner entre paréntesis todos los
conocimientos hasta ahora adquiridos sobre el objeto. Epoche en griego significa
suspensión de todo juicio y, después de la puesta entre paréntesis sólo quedan dos
cosas frente a frente: la conciencia y el objeto. Sólo así se puede obtener una
visión virginal del objeto mismo que producirá en la conciencia del hombre
ciertas representaciones que Husserl llama “datos inmediatos de la conciencia”,
que nos permitiría crear una nueva filosofía.
Podemos entonces concluir, que la intuición intelectual de Husserl nos permite
conocer de las cosas sus esencias directas e inmediatamente por intermedio del
intelecto.

CARACTERÍSTICAS O RASGOS DE LA FILOSOFÍA

a) Es Problemática. Ya que de todo lo existente inquiere profundamente y, en


consecuencia, de todo hace un problema.

b) Racional. Pues se vale de ella para analizar todo y sólo acepta como verdadero a
todo aquello que haya resistido dicho análisis. La filosofía es una forma de
conocimiento que pretende ofrecer explicaciones de los temas que analiza
empleando la razón y los argumentos racionales (a diferencia de la fe o la

24
autoridad). Es posible, sin embargo, ofrecer una descripción de la filosofía como
‘saber racional totalizante, crítico de segundo grado’.

c) Crítica. Pues como nada puede estar excepto de ella, y no existen verdades
sagradas todo es susceptible de una crítica, y sólo es aceptado como verdadero
aquello que previamente haya sido sometido a una crítica implacable, es decir,
que es muy rigurosa. Su saber crítico analiza los fundamentos de todo lo que
considera y nunca se limita a aceptarlos de forma ingenua. Debe señalarse que en
filosofía posee un gran valor la actitud interrogativa, y se ha dicho que en ella
son más importantes las preguntas que plantea que aquellas respuestas que pueda
ofrecer: tal consideración es consecuencia del carácter crítico que caracteriza a la
filosofía.

d) Metódica. Ya que posee sus propios métodos de estudio para analizar a la


totalidad de sus temas sus conocimientos que no son producto del azar o la suerte
ni mucho menos de la contingencia.

e) Sistemática. Porque todos sus conocimientos son producto de una reflexión


rigurosa y están lógicamente ordenados en un cuerpo de conocimientos escritos.

f) Totalizadora. Ya que a diferencia de las ciencias que se caracterizan por su


enfoque parcial, el de la filosofía es de manera integral, esta cualidad le permite
estudiar al hombre así como a todo lo existente, en forma total o global teniendo
como teleología: proporcionar a todos los hombres de una coherente y completa
concepción del mundo, fomentando al máximo el desarrollo del intelecto
humano, esclareciendo y complementando el trabajo de las ciencias y
descubriendo el fundamento de toda verdad. Además la filosofía es un saber de
tipo general y totalizante, pues pretende ofrecer respuestas a cuestiones de tipo
general y mantiene siempre una perspectiva totalizante sobre las mismas.

g) Constituye su propio objeto de estudio. Como no existe algo específico que


estudie la filosofía ella misma se propone su objeto de estudio, a diferencia de la
ciencia que ya tiene un objeto dado.

h) Es inherente a todos los hombres. No es necesario estudiar una carrera de


filosofía para poder preguntarse sobre el devenir, el sentido de la vida, la
existencia del hombre, ¿Qué debemos hacer?, ¿Qué debemos esperar?. Todo
hombre, siempre se ha interrogado por el ser de este mundo y de todo lo que
existe, son problemas y preguntas que todo hombre de toda cultura sea ha
planteado. En el intentar responder a tales preguntas está el filosofar dosificado,
metódico, académico. Aunque suele afirmarse que todo hombre o mujer es un
filósofo, la filosofía ha desarrollado a lo largo de su historia un conjunto de
conceptos y métodos que conforman una técnica y una sensibilidad conceptual
muy determinada; de ahí que sea necesario destacar el carácter técnico que posee
gran parte del trabajo filosófico. Es éste un rasgo que no ha hecho sino aumentar
en los dos últimos siglos, cuando el análisis filosófico se ha visto enriquecido con
un elevado nivel de complejidad, que exige un conocimiento especializado.

i) Es fundamental. Sólo ella inquiere sobre los primeros principios y los fines
últimos de las cosas, es decir, que tiene pretensiones de una validez universal.

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j) Es interpretativa. Un problema lo interpreta desde varias ópticas y sólo así puede
anticiparse a postular una verdad.

k) Es sintética. Pues extrayendo la esencia de la totalidad de los conocimientos de


las diferentes ciencias es que puede expresarse de una manera integral.

l) Es un saber de segundo grado. Finalmente, la filosofía emplea los dato y las


contribuciones de las ciencias, que son siempre un conocimiento de primer
grado de la realidad.

m) Es un saber eminentemente interdiscilplinar. Ya que emplea las aportaciones de


diferentes disciplinas científicas y de distintos tipos de saber, sin limitarse a
ninguno de ellos; en este sentido, la filosofía va más allá de las habituales
especializaciones del saber científico. Este rasgo es una derivación de su carácter
general y crítico.

n) Es intemporal. Es evidente que muchos de los análisis que se realizan en


filosofía mantienen una cierta conexión con la sociedad y la época en la que esos
análisis se han realizado. Sin embargo, muchos de los problemas filosóficos
poseen un carácter general que sobrepasa el marco histórico y social en el que
han surgido. Esto es lo que explica, en cierto modo, el carácter intemporal de
algunas de las cuestiones filosóficas más relevantes, como es la pregunta por el
ser, el sentido del cambio, el concepto de sujeto, la estructura de la trascendencia
o el alcance del conocimiento.

CAPITULO II

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA FILOSOFÍA

La historia de la filosofía como todas las demás cosas existentes son susceptibles
de un enfoque historicista para poder comprenderla, interpretarla, cuestionarla
objetivamente en sus diversas etapas, cabe aclarar, que la historia de la filosofía es un
proceso único, continuo e irrepetible, que debe considerarse desde diversos criterios
para su enfoque que puede darse a través de sus autores, temas o sus problemas y así
tendremos una historia de la filosofía cronológica, temática y problemática.

FILOSOFÍA GRIEGA CLÁSICA


1. La Filosofía Griega.
Si hubiera que buscar un rasgo distintivo de la filosofía antigua tendríamos que
señalar, preferentemente, la preeminencia del objeto. En el punto de partida de la
reflexión filosófica se encuentra, desde Tales de Mileto, la aceptación de que existe
algún tipo de realidad objetiva a la cual ha de ceñirse el conocimiento. Dicha realidad
puede consistir en un elemento físico, material, como ocurre en la Escuela de Mileto y,
en general, entre todos los filósofos presocráticos, (incluyendo el "número" de los
pitagóricos, quienes al parecer lo concebían como una entidad material); o puede
consistir en un elemento inmaterial, como las Ideas de Platón. Pero sea como fuere, la
búsqueda del "arjé", de la primera causa objetiva de la realidad, determinará las
subsiguientes interpretaciones de lo real. Todos los demás problemas filosóficos estarán,
de alguna manera, subordinados a este. El cambio de orientación en la investigación

26
filosófica que impondrán los sofistas, dirigiendo sus investigaciones hacia al lenguaje, el
hombre y la sociedad, no altera la predisposición a aceptar "ingenuamente", como se ha
señalado en numerosas ocasiones, la existencia de una realidad objetiva, independiente
del hombre que la piensa, y a la que ha de ceñirse todo lo existente, incluido el
pensamiento mismo.
El periodo clásico de la antigua filosofía griega, cuyo marco espacial principal radicó
en Atenas, se inició con la aparición en el siglo V a.C. de los sofistas y del pensamiento
socrático, y conoció sus momentos de mayor auge con los sistemas platónico y
aristotélico. La filosofía griega representa uno de los más importantes ciclos del
pensamiento occidental, ciclo que se inicia con los presocráticos, desarrolla con los
sofistas y Sócrates, adquiere su apogeo en la filosofía platónica y aristotélica y entra en
crisis con la filosofía helenística. Con los griegos aparece por primera vez el
pensamiento en todas sus manifestaciones (ciencia, filosofía, matemática) y pocas veces
se han dado autores que hayan compaginado tan estrechamente las investigaciones
citadas.
Tal vez es exagerado lo que algún historiador de la filosofía ha señalado al
escribir que toda la historia de la filosofía no es mas que notas a pie de página a los
escritos de Platón, pero es cierto que las cuestiones filosóficas fundamentales, y las
posibles soluciones que se pueden dar a ellas, ya se encuentran en la filosofía griega, y
en gran medida en este último autor.
Ortega y Gasset afirmó que el mundo antiguo fue cosmológico, el medieval
teológico y el moderno antropológico. Ciertamente, parece que lo característico de la
filosofía griega fue su preocupación por comprender el ámbito de la Naturaleza. A
diferencia del pensamiento moderno, en general, los griegos fueron optimistas en cuanto
a la posibilidad de acceder a la realidad: podemos alcanzar el conocimiento de la
Naturaleza puesto que ésta es racional, bien mediante el uso de los sentidos, como
algunos defendieron, bien mediante el uso de la razón como dijeron la mayoría.
Los griegos descubren el carácter ordenado, legal y racional del mundo, y en el
hombre un instrumento que ha de servir tanto para el conocimiento como para la vida
práctica (moral y política): la razón. Las primeras reflexiones filosóficas o filosofía
presocrática ya aceptan estas consideraciones (aunque de estos antiguos autores apenas
disponemos de textos por lo que el conocimiento de su pensamiento es indirecto y
fragmentario). El momento de esplendor del pensamiento griego hay que situarlo en
Platón y Aristóteles y el momento de decadencia en la época helenística.

2. Etapas del Pensamiento Griego.


En la mayoría de los autores las fechas son aproximadas y cuando figura
solamente una, corresponde a la madurez o florecimiento del filósofo (lo que los griegos
llamaban acmé). Junto con cada escuela o filósofo importante se cita el arché que
defendieron o la cuestión básica alrededor de la cual gira su pensamiento.
2.1.) FILOSOFÍA COSMOLÓGICA (Presocráticos):
Preocupación por el tema del argé (VI-V a. C.)
2.2.) FILÓSOFOS MONISTAS:
1. Filósofos de Mileto:
a) Tales (586 a. C.): agua.
b) Anaximandro (610-547 a. C.): ápeiron.
c) Anaxímenes (586-528 a. C.): aire.
2. Escuela de Éfeso:
Heráclito (504 a. C.): fuego, reivindicación del devenir.

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3. Escuela de Elea:
a) Jenófanes de Colofón (530 a. C.): crítica al antropomorfismo
religioso.
b) Parménides (540-450 a. C.): defensa del ser como inmutable y
eterno.
c) Zenón de Elea (450 a. C.): aporías en contra de la multiplicidad y
el cambio.
2.3.) FILÓSOFOS PLURALISTAS:
a) Pitagorismo antiguo: los números. Pitágoras (530 a. C.)
b) Empédocles: (450 a.C.): Agua, aire, tierra y fuego; Amor y Odio
c) Anaxágoras (499-428 a. C.): homeomerías; Noûs
d) Escuela atomista: los átomos; mecanicismo
1. Leucipo (440 a. C.)
2. Demócrito (460-370 a. C.)
2.4.) FILOSOFÍA ANTROPOLÓGICA:
El hombre como preocupación básica (V a. C.)
1. Movimiento sofista: escepticismo y relativismo
a) Protágoras de Abdera (485-410 a. C.)
b) Gorgias de Leontini (485-380 a. C.)
c) Sócrates (469-399 a. C.): intelectualismo moral y objetivismo
2.5.) FILOSOFÍA GLOBALIZADORA Y SISTEMÁTICA:
Preocupación por los temas filosóficos, por la realidad toda. (IV a. C.).
a) Platón (427-347 a. C.): las Ideas y el conocimiento objetivo
b) Aristóteles (384-322 a. C.): la Physis; eudemonismo
2.6) FILOSOFÍA HELENÍSTICA:
Preocupación por los temas morales, búsqueda de la manera de ser
feliz (finales del siglo IV al siglo II a. C.).
a) Estoicismo: La virtud como bien supremo: Zenón de Citio (341-
261a. C.).

b) Epicureísmo: Epicuro de Samos (341-270 a. C.)

c) Hedonismo:

d) Escepticismo: escepticismo: Pirrón de Elis (365-275 a. C.).

La filosofía occidental comenzó en Jonia como una especulación sobre la naturaleza


subyacente del mundo físico. En su forma primera no se distinguía de la ciencia natural,
pues los primeros filósofos eran físicos preocupados por determinar qué puede
permanecer tras el aparente cambio. Los escritos de los primeros pensadores de la
filosofía griega no se han conservado en lo fundamental, excepto algunos fragmentos
citados por Aristóteles y otros autores pertenecientes a épocas posteriores.

La filosofía griega, es conjunto de conceptos, teorías, escuelas, autores y obras que,


en el campo de la filosofía, aparecieron y se desarrollaron en Grecia durante la edad
antigua, siendo el periodo comprendido entre los años 600 y 200 a.C. el de su máximo
esplendor. La filosofía griega constituyó el fundamento de toda la posterior especulación
de la filosofía occidental. Las hipótesis intuitivas de los antiguos griegos presagiaron

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diversas teorías de la ciencia moderna e incluso muchas de sus ideas morales fueron
incorporadas a las doctrinas del cristianismo. Igualmente, el pensamiento político de los
pensadores griegos influyó de forma determinante a lo largo de la historia.

3. La Escuela Jónica.

El primer pensador considerado un filósofo fue Tales de Mileto, originario de esta


ciudad, en la costa jónica de Asia Menor, que vivió a finales del siglo VII a.C. y
principios del siglo VI a.C. Alabado por las generaciones posteriores como uno de los
siete sabios de Grecia, se interesó por los fenómenos astronómicos, físicos y
meteorológicos, y sus investigaciones científicas le llevaron a pensar que todos los
fenómenos naturales son formas diferentes de una sustancia fundamental (una primera
idea sobre el monismo) que él creía era el agua, pues pensaba que la evaporación y
condensación eran procesos universales. Anaximandro, discípulo de Tales, mantenía que
el primer principio a partir del cual surgen todas las cosas es una sustancia intangible,
invisible e infinita que llamó apeiron (‘lo ilimitado’). Comprendió, sin embargo, que en
todas las cosas se podía encontrar una sustancia no observable, por lo que su noción de
lo ilimitado anticipó la noción moderna de un Universo sin límite. Esta sustancia,
afirmaba, es eterna e indestructible. Debido a su movimiento continuo, las sustancias
conocidas —como calor, frío, tierra, aire y fuego— evolucionan de una forma
ininterrumpida generando a su vez los distintos objetos y organismos que configuran el
mundo que conocemos por los sentidos.

El tercer gran filósofo jónico, Anaxímenes, volvió a la suposición de Tales de que la


sustancia primera es algo conocido y material, pero mantuvo que ésta es el aire en vez
del agua. Creía que los cambios que experimentan los objetos se pueden explicar en
términos de rarefacción y condensación del aire. De tal modo, Anaxímenes fue el primer
filósofo que explicó diferencias cualitativas en términos de diferencias cuantitativas, un
método fundamental en la ciencia física. En general, la escuela jónica dio el primer paso
radical desde la explicación mítica de los fenómenos naturales a la exposición científica;
descubrió los importantes principios científicos de la permanencia de la sustancia, la
evolución natural del mundo y la reducción de calidad a cantidad.

La primera escuela importante de la filosofía griega, la jónica o milesia, era en gran


parte materialista. Fundada por Tales de Mileto en el siglo VI a.C., partió de la creencia
de éste en una sustancia primigenia, el agua, de la que procedería toda la materia.
Anaximandro ofreció una idea más elaborada y mantuvo que la base de toda materia es
una sustancia eterna que se transforma en todas las formas materiales conocidas. Esas
formas, a su vez, cambian y se funden en otras de acuerdo con la regla de la justicia, es
decir, una especie de equilibrio y proporción. Heráclito consideraba que el fuego es la
fuente primordial de la materia, pero creía que el mundo entero está en constante cambio
o flujo y que la mayoría de los objetos y sustancias se producen por la unión de
principios opuestos. Consideraba el alma, por ejemplo, como una mezcla de fuego y
agua. El concepto de nous (pensamiento o razón), sustancia infinita e inmutable que
penetra y controla cada objeto viviente, fue desarrollado por Anaxágoras, que también
pensaba que la materia consistía en pequeñas partículas o átomos. Compendió la
filosofía de la escuela jónica al proponer un principio no físico director, junto a una base
materialista de la existencia.

4. La Escuela Pitagórica.

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Hacia el año 530 a.C., el filósofo Pitágoras de Samos fundó una escuela de filosofía
en Crotona, en la Magna Grecia, al sur de Italia, que fue más religiosa y mística que la
escuela jónica. Pretendía conciliar la antigua visión mítica del mundo con el creciente
interés por la explicación científica. El sistema de filosofía resultante —que se conoció
como pitagorismo— aunó las creencias éticas, sobrenaturales y matemáticas en una
visión espiritual de la vida. Los pitagóricos enseñaron y practicaron un sistema de vida
basado en la creencia de que el alma es prisionera del cuerpo, del cual se libera al morir
y se reencarna en una forma de existencia, más elevada o no, en relación con el grado de
virtud alcanzado. El principal propósito de los seres humanos tendría que ser la
purificación de sus almas mediante el cultivo de virtudes intelectuales, la abstención de
los placeres de los sentidos y la práctica de diversos rituales religiosos. Los pitagóricos
—que descubrieron las leyes matemáticas del tono musical— dedujeron que el
movimiento planetario produce una “música de las esferas” y desarrollaron una “terapia
a través de la música” para lograr que la humanidad encontrara su armonía con las
esferas celestes. Identificaron la ciencia con las matemáticas y mantuvieron que todas las
cosas son reductibles a números y figuras geométricas. Realizaron grandes
contribuciones a las matemáticas, la teoría musical y la astronomía.

La división entre idealismo y materialismo se hizo más clara con el paso del tiempo.


Pitágoras destacó la importancia de la forma sobre la materia al explicar la estructura
material. La escuela pitagórica también incidió mucho en la importancia del alma,
considerando al cuerpo como una simple cárcel del alma. Según Parménides, autor de
Sobre la naturaleza y guía de la escuela eleática, la apariencia del movimiento y de la
existencia en el mundo de objetos distintos son mera ilusión: Sólo parecen existir. Las
ideas de Pitágoras y Parménides supusieron la base del idealismo que caracterizaría
después a la filosofía griega.

Una interpretación más materialista fue la de su discípulo Empédocles, que aceptó la


idea de que la realidad es eterna pero está compuesta por combinaciones casuales de las
cuatro sustancias primarias: fuego, aire, tierra y agua. Estas explicaciones materialistas
alcanzaron su punto culminante en las doctrinas de Demócrito, para el que las diferentes
formas de la materia están causadas por diferencias en la forma, tamaño, posición y
orden de los átomos que la componen.

5. La Escuela de Heráclito.

Heráclito de Éfeso (Jonia), continuando la búsqueda de la sustancia primigenia


que iniciaron los jonios, afirmó que ésta es el fuego. Observó que el fuego produce
cambios en la materia y anticipó la teoría moderna de la energía. También afirmó que
todas las cosas se encuentran en un estado de flujo continuo (panta rei), que la
estabilidad es una ilusión y que sólo el cambio y la ley del cambio (o logos) son reales.
La doctrina del logos de Heráclito, que identificaba las leyes de la naturaleza con una
mente divina, evolucionó hacia la teología panteísta del estoicismo.

6. La Escuela Eleática.

En el siglo V a.C., Parménides fundó una escuela de filosofía en Elea, colonia griega


situada en la Magna Grecia. En su única obra conocida, Sobre la naturaleza, adoptó una
actitud opuesta a la de Heráclito en la relación entre estabilidad y cambio, y mantuvo
que el Universo o lo que es, es decir, el ente, se puede describir como una esfera

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indivisible e inmutable y que toda referencia a cambio o diversidad es por sí misma
contradictoria. Mantenía que nada puede ser realmente afirmado excepto “lo que es” (el
ente). Zenón de Elea, discípulo suyo, intentó probar la unidad del ser afirmando que la
creencia en la realidad de cambio, la diversidad y el movimiento lleva a paradojas
lógicas. Las aporías de Zenón llegaron a ser enigmas intelectuales que filósofos y
lógicos de todas las épocas posteriores han intentado resolver. El interés de los eleáticos
por el problema de la consistencia racional propició el desarrollo de la ciencia de la
lógica.

7. La Escuela Pluralista.

La especulación en torno al mundo físico iniciada por los jonios fue continuada en el


siglo V a.C. por Empédocles y Anaxágoras, que desarrollaron filosofías que sustituían la
descripción jónica de una sustancia primera única por la suposición de una pluralidad de
sustancias. Empédocles mantenía que todas las cosas están compuestas por cuatro
elementos irreductibles: aire, agua, tierra y fuego, combinados o separados por dos
fuerzas opuestas según un proceso de alternancia: el amor y el odio. Mediante este
proceso, el mundo evoluciona desde el caos hasta la forma y vuelve al caos otra vez, en
un ciclo reiterado. Empédocles consideró el ciclo eterno como el objeto verdadero del
culto religioso y criticó la creencia popular en divinidades personales, pero no consiguió
explicar cómo los objetos conocidos por la experiencia pueden desarrollarse al margen
de factores que son por completo distintos a ellos. Por consiguiente, Anaxágoras sugirió
que todas las cosas están compuestas por partículas muy pequeñas o “semillas”, que
existen en una variedad infinita. Para explicar cómo se combinan esas partículas para
formar los objetos que constituyen el mundo conocido, Anaxágoras desarrolló una teoría
de la evolución cósmica. Afirmaba que el principio activo de este proceso evolutivo es
una mente universal que separa y combina las partículas, el nous. Su concepto de
partículas elementales llevó al desarrollo de una teoría atómica de la materia.

8. La Escuela Atomista.

Fue un paso natural el que condujo desde el pluralismo hasta el atomismo,


interpretación según la cual toda materia está compuesta por partículas diminutas e
indivisibles que se diferencian sólo en simples propiedades físicas como el peso, el
tamaño y la forma. Este paso se dio en el siglo IV a.C. con Leucipo y su colaborador
más conocido, Demócrito de Abdera, a quien se le atribuye la primera formulación
sistemática de una teoría atómica de la materia. Su concepción de la naturaleza fue
materialista de un modo absoluto, y explicó todos los fenómenos naturales en términos
de número, forma y tamaño de los átomos. Redujo las cualidades sensoriales de las cosas
(como calor, frío, gusto y olor) a las diferencias cuantitativas de los átomos. Las formas
más elevadas de existencia, como la vida de las plantas y animales e incluso la humana,
fueron explicadas por Demócrito en términos físicos en sentido estricto. Aplicó su teoría
a la psicología, la fisiología, la teoría del conocimiento (epistemología), la ética y la
política, y presentó así el primer planteamiento amplio del materialismo determinista que
afirma que todos los aspectos de la existencia están determinados de forma rígida por
leyes físicas.

FILOSOFÍA GRIEGA PRESOCRÁTICA

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La historia de la antigua filosofía griega puede ser dividida entre los filósofos que
buscaron una explicación del mundo en términos físicos y los que subrayaron la
importancia de las formas inmateriales o ideas. Sus primeros exponentes, denominados
en conjunto presocráticos, estuvieron ligados geográficamente a las colonias griegas de
Asia Menor y a la Magna Grecia.

1. Los Sofistas

El materialismo aplicado a la vida diaria inspiró la filosofía de un grupo cuyos


miembros eran denominados sofistas, que surgió en el siglo V a.C. Haciendo hincapié en
la importancia de la percepción humana, sofistas como Protágoras dudaban que la
humanidad pudiera ser capaz de alcanzar nunca la verdad objetiva a través de la razón, y
defendían que el éxito material, en lugar de la verdad, debía ser el propósito de la vida.

Hacia finales del siglo V a.C., un grupo de maestros itinerantes llamados sofistas


alcanzó un gran renombre en toda Grecia. Los sofistas tuvieron un papel importante en
la evolución de las ciudades-estado griegas desde unas monarquías agrarias hasta su
consolidación como democracias comerciales. Conforme crecieron la industria y el
comercio helénicos, una nueva clase de ricos comerciantes, poderosos en el ámbito
económico, empezó a controlar el poder político. Careciendo de la educación de los
aristócratas, quisieron prepararse para la política y el comercio pagando a los sofistas a
cambio de enseñanzas en el arte de hablar en público, el razonamiento legal y la cultura
general. A pesar de que lo mejor de los sofistas contribuyó enormemente al pensamiento
griego, el grupo en su conjunto adquirió una reputación de falaz, hipócrita y demagogo.
De ahí que la palabra sofisma represente esas deficiencias morales. La famosa máxima
de Protágoras, uno de los sofistas más importantes, “el hombre es la medida de todas las
cosas”, es representativa de la actitud filosófica de esta escuela. Sus componentes
mantenían que los individuos tienen el derecho de juzgar por sí mismos todos los
asuntos; negaban la existencia de un conocimiento objetivo en el que se supone que todo
el mundo debe creer, mantuvieron que la ciencia natural y la teología tienen poco o
ningún valor porque carecen de relevancia en la vida diaria, y declararon que las reglas
éticas sólo tenían que asumirse cuando conviene al propio interés.

2. Sócrates.

En contraste con estas opiniones se mostraban las ideas de Sócrates, con quien la


filosofía griega alcanzó su cima. Su objetivo reconocido fue “cumplir la misión del
filósofo de buscar dentro de mí mismo y de los demás hombres”. El método socrático
era dialéctico: después de plantear una proposición, hacía una serie de preguntas
destinadas a analizar y depurar la proposición examinando sus consecuencias y
comprobando si coincidía con los hechos conocidos. Sócrates describió el alma no en
términos de misticismo, sino como “aquello en virtud de lo cual se nos califica de sabio
o de loco, bueno o malo”. En otras palabras, Sócrates consideraba el alma como una
combinación de la inteligencia y el carácter de un individuo.

3. Filosofía Socrática

Tal vez la mayor personalidad filosófica en la historia haya sido Sócrates. Nacido


alrededor del año 470 a.C., practicó un diálogo continuo con sus alumnos hasta que fue
sentenciado a muerte, condena que cumplió bebiendo cicuta en el 399 a.C. A diferencia

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de los sofistas, Sócrates se negó a aceptar dinero por sus enseñanzas, afirmando que no
tenía ninguna certidumbre que ofrecer excepto la conciencia de la necesidad de más
conocimiento. Sócrates no dejó ningún escrito, pero sus enseñanzas fueron preservadas
para las generaciones posteriores en los diálogos de uno de sus más famosos discípulos,
Platón, y también aparecen en los escritos de Jenofonte. Sócrates enseñó que cada
persona tiene pleno conocimiento de la verdad última dentro de su alma y que sólo
necesita llevarlo a la reflexión consciente para darse cuenta. Por ejemplo, en Menón (un
diálogo platónico) Sócrates plantea a través de una ficción la forma en que un esclavo
ignorante puede llegar a la formulación del teorema de Pitágoras, demostrando así que el
conocimiento está innato en el alma, en vez de ser implícito o indisociable de la
experiencia. Sócrates creía que el deber del filósofo era provocar que la gente pensara
por sí misma, en vez de enseñarle algo que no supiera. Por eso se decía partero o
alumbrador de ideas. Su contribución a la historia de la filosofía no fue una doctrina
sistemática, sino un método de reflexión, la mayéutica, y un tipo de existencia. Hizo
hincapié en la necesidad de un examen analítico de las creencias de cada uno, de
definiciones claras de los conceptos básicos, y de un planteamiento racional y crítico de
los problemas éticos.

4. Platón y Aristóteles.

El idealismo de Sócrates fue organizado por Platón en una filosofía sistemática. En


su teoría de las ideas, expuesta principalmente en La República, Platón sostuvo que los
objetos del mundo real son meras sombras de las formas eternas o ideas. Las únicas e
inmutables ideas, las formas eternas, pueden ser objeto del conocimiento verdadero; la
percepción de sus sombras, es decir, el mundo tal y como se oye, ve y siente, es una
simple opinión. La meta del filósofo, decía, es conocer las formas eternas e instruir a los
demás en este conocimiento.

La teoría del conocimiento de Platón está implícita en su teoría de las ideas. Sostenía


que tanto los objetos materiales percibidos como el individuo que los percibe están en
constante cambio; pero, como el conocimiento se relaciona tan sólo con los objetos
inmutables y universales, el conocimiento y la percepción son diferentes en esencia.

En lugar de las ideas de Platón, que poseen entidad propia y eterna, Aristóteles


propuso una serie de conceptos que representan las propiedades comunes de cualquier
grupo de objetos reales. Los conceptos, a diferencia de las ideas de Platón, no tienen
existencia fuera de los objetos que representan. Más cerca del pensamiento de Platón se
hallaba la definición aristotélica de forma, como una distinguible propiedad de la
materia, pero con una existencia independiente de la de los objetos en los que se
encuentra. Al describir el Universo material, Aristóteles afirmó que consiste en los
cuatro elementos, fuego, aire, tierra y agua, más un quinto elemento que existe en todas
partes y es el único constitutivo de todos los cuerpos celestiales.
En los escritos de Platón y de Aristóteles las tendencias dominantes de idealismo y
materialismo en la filosofía griega alcanzaron, en uno u otro caso, su más alta expresión,
dando lugar a un cuerpo de pensamiento que sigue ejerciendo una fuerte influencia sobre
la investigación filosófica.

5. Filosofía Platónica.

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Platón fue un pensador más sistemático que Sócrates, pero sus escritos, en especial
los primeros diálogos, pueden ser considerados como una continuación y elaboración de
las ideas socráticas. Al igual que Sócrates, Platón consideró la ética como la rama más
elevada del saber, y subrayó la base intelectual de la virtud al identificar virtud con
sabiduría. Esta idea llevó a la llamada “paradoja socrática” por la que “ningún hombre
hace el mal por propia voluntad”, como dice Sócrates en Protágoras. Más tarde,
Aristóteles advertiría que una conclusión así no da lugar a la responsabilidad moral.
Platón exploró también los problemas fundamentales de la ciencia natural, la teoría
política, la metafísica, la teología y la epistemología, y enriqueció conceptos tales como
el conocimiento (en Teeteto), el origen y esencia del lenguaje (en Crátilo), la justicia (en
La República) o la belleza (en El Banquete), entre otros muchos, que posteriormente se
erigieron en fundamentos permanentes del pensamiento occidental.

La base de la filosofía de Platón es su teoría de las ideas, o doctrina de las formas. La


teoría de las ideas (que queda expresada en muchos de sus diálogos, sobre todo en La
República y Parménides) divide la existencia en dos esferas o mundos, una “esfera
inteligible” de ideas o formas perfectas, eternas e indivisibles, el Topos Uranos, y una
“esfera sensible”, de objetos concretos y conocidos. Los árboles, las piedras, los cuerpos
humanos y en general los objetos que pueden ser conocidos a través de los sentidos son
para Platón irreales, sombríos y copias imperfectas de las ideas. Llegó a esta, en
apariencia, extraña conclusión por las elevadas reglas que adjudicó al conocimiento, por
ejemplo, que todos los objetos auténticos de conocimiento fueran descritos sin
contradicciones. Como todos los objetos percibidos por los sentidos experimentan
cambios, una afirmación hecha respecto a esos objetos en un instante no será válida en
un momento posterior. Según Platón, esos objetos no son del todo reales. Las creencias
que se derivan de la experiencia de esos objetos son, por lo tanto, imprecisas e
inconstantes, mientras que los principios de las matemáticas y la filosofía —elaborados a
partir de la meditación interior sobre las ideas— constituyen el único saber digno de ese
nombre. En La República, Platón expuso su famoso mito de la caverna, en el cual
muestra cómo la humanidad, prisionera en una caverna, confunde las sombras
proyectadas en una roca con la realidad y en el que considera al filósofo como la persona
que penetra en el Universo fuera de la caverna de la ignorancia y alcanza una visión de
la verdadera realidad, el mundo de las ideas. El concepto de Platón del bien absoluto —
que es la idea más elevada y engloba a todas las demás— ha sido una fuente principal de
las doctrinas religiosas panteísta y mística en la cultura occidental.

La teoría de las ideas de Platón y su visión racionalista del conocimiento son la base


de su idealismo ético y social. El mundo de las ideas eternas facilita las normas o ideales
según los cuales todos los objetos y acciones han de someterse al juicio del hombre. La
persona filosófica, que se abstiene de los placeres sensuales y busca en su lugar el
conocimiento de los principios abstractos, encuentra en esos ideales los modos para regir
la conducta personal e intervenir en las instituciones sociales. La virtud personal consiste
en una armónica relación entre las facultades del alma. La justicia social consiste
entonces en la armonía entre las distintas clases de la sociedad. El estado ideal de una
mente sana en un cuerpo sano requiere que el intelecto controle los deseos y las
pasiones, así como el estado ideal de la sociedad requiere que los individuos más sabios
controlen a las masas buscadoras de placer. Para Platón, la verdad, la belleza y la justicia
coinciden en la idea del bien. Por lo tanto, el arte que expresa los valores morales es el
mejor. En su programa social, Platón apoyó la censura en el arte, por estimarla como un
instrumento para la educación moral de la juventud.

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6. Filosofía Helenística y Neoplatónica.

La filosofía griega posterior, que refleja un periodo histórico de agitación civil y de


inseguridad individual, se preocupó menos por la naturaleza del mundo que por los
problemas individuales. Durante ese periodo surgieron cuatro grandes escuelas
filosóficas, en gran parte materialistas e individualistas: la de los cínicos, y la de los que
se adhirieron al epicureismo, escepticismo y estoicismo. Muchas de estas escuelas
plantearon cuestiones originales y, en especial el neoplatonismo de Plotino, ejercieron
una notable influencia en la filosofía medieval islámica y cristiana.

7. Filosofía Aristotélica.

Aristóteles, que empezó a estudiar en la Academia de Platón con 17 años, en el


367 a.C., es considerado el más ilustre discípulo de Platón y se sitúa junto con su
maestro entre los más profundos e influyentes pensadores de la historia de Occidente.
Después de asistir durante varios años a la Academia, se convirtió en el preceptor de
Alejandro Magno. Más tarde regresó a Atenas para fundar el Liceo, una escuela que, al
igual que la Academia de Platón, fue durante siglos uno de los grandes núcleos de
enseñanza en Grecia. En sus conferencias, Aristóteles definió los conceptos y principios
básicos de muchas de las ciencias teóricas, como la lógica, la biología, la física y la
sicología. Al establecer los rudimentos de la lógica como ciencia, desarrolló la teoría de
la inferencia deductiva, representada por el silogismo (proposición deductiva que utiliza
dos premisas y una conclusión), y un conjunto de reglas para fundamentar lo que habría
de ser el método científico. En su Metafísica, Aristóteles discutió la separación que hizo
Platón de idea y materia, y afirmó que las ideas o esencias están contenidas dentro de los
objetos mismos que las ejemplifican. Para Aristóteles, cada cosa real es una mezcla de
potencia y acto; en otras palabras, cada cosa es una combinación de aquello que puede
ser (pero que todavía no es) y de aquello que ya es (también distinguido como materia y
forma), porque todas las cosas cambian y se convierten en otra cosa diferente de lo que
son, excepto los intelectos activos humanos y divinos, que son formas puras.
Para Aristóteles, la naturaleza es un sistema orgánico de cosas cuyas manifestaciones
comunes hacen posible ordenarlas en clases de especies y géneros; cada especie tiene
una forma, propósito y modo de desarrollo en cuyos términos se puede expresar. El fin
de la ciencia teórica es definir las actitudes, propósitos y modos esenciales de desarrollo
de todas las especies y disponerlos en su orden natural de acuerdo con sus complejidades
según su forma, siendo los principales niveles el inanimado, el vegetativo, el animal y el
racional. El alma, para Aristóteles, es la forma o realidad del cuerpo, y los humanos,
cuyo espíritu racional constituye una forma más elevada que la de las demás especies
terrenales, la más elevada dentro de las perecederas. Los cuerpos celestes, compuestos
de una sustancia imperecedera o éter, y movidos en un perfecto movimiento circular por
Dios, son todavía más altos en el orden de la naturaleza. Esta clasificación jerárquica de
la naturaleza fue adoptada por muchos teólogos cristianos, judíos y musulmanes en la
edad media como una visión de la naturaleza. La filosofía política y ética de Aristóteles
surgió también de un examen crítico de los enunciados platónicos. Las normas de
conducta personal y social, según Aristóteles, pertenecen al estudio científico de las
tendencias naturales de los individuos y las sociedades en vez de contemplarse en la
esfera celeste de las ideas puras. Menos insistente que Platón en una conformidad
rigurosa respecto a los principios absolutos, Aristóteles consideró las reglas éticas como
guías prácticas para alcanzar una vida feliz y plena. El énfasis que puso en la felicidad,
como el cumplimiento de las capacidades naturales, expresó la actitud hacia la vida que

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mantuvieron los griegos cultos de su tiempo. En teoría política adoptó una posición más
realista que Platón. Se mostró conforme con el modelo de una monarquía gobernada por
un rey sabio que llegaría a representar la estructura política ideal, pero reconocía
asimismo que las sociedades difieren en sus necesidades y tradiciones, y creía que una
democracia limitada conforma y ordena el mejor compromiso concebible. En su teoría
del conocimiento, Aristóteles rechazó la doctrina platónica por la que el saber es innato e
insistió en que sólo puede adquirirse mediante la generalización desde la experiencia.
Interpretó el arte como una vía al servicio del placer y de la ilustración intelectual en
lugar de ser un instrumento de educación moral. Su análisis de la tragedia griega en
Poética es considerado el hito fundacional de la crítica literaria.

FILOSOFIA HELENÍSTICA Y ROMANA

Desde el siglo IV a.C. hasta el desarrollo de la filosofía cristiana en el siglo IV, el


epicureismo, el estoicismo, el escepticismo y el neoplatonismo fueron las principales
escuelas filosóficas en el mundo occidental. El interés por la ciencia natural declinó en
ese periodo y estas escuelas se preocuparon sobre todo por la ética y la religión.

1. Epicureismo.

En el año 306 a.C., Epicuro fundó una escuela filosófica en Atenas. Como sus


seguidores se reunían en el jardín de su casa fueron conocidos como los “filósofos del
jardín”. Epicuro adoptó la física atomista de Demócrito pero aportó algunas novedades
importantes. En lugar de un movimiento aleatorio de los átomos en todas las direcciones,
afirmó (para simplificar la explicación) que un movimiento uniforme acontecía en
dirección descendente. También admitió la posibilidad de un factor de casualidad que
intervenía en el mundo físico al manifestar que los átomos, a veces, se desvían en un
sentido impredecible (clinamen), facilitando así una base física para la creencia en el
libre albedrío. Sostenía que la ciencia natural es importante sólo si se puede aplicar en la
adopción de decisiones prácticas y para aplacar el temor hacia los dioses y la muerte.
Afirmaba que el destino de la existencia es obtener la máxima cantidad de placer, que
identificaba con un movimiento de simpatía y con la ausencia de dolor. Las enseñanzas
de Epicuro se conservan sobre todo en el poema filosófico De rerum natura (De la
naturaleza de las cosas) del poeta romano Lucrecio, quien contribuyó a la difusión del
epicureísmo en Roma.

2. Estoicismo.

La escuela estoica, fundada en Atenas hacia el 300 a.C. por Zenón de Citium,


evolucionó a partir del anterior movimiento de los cínicos, que rechazaba las
instituciones que estructuraban la sociedad y los valores materiales vigentes. El
estoicismo representó la escuela más importante en el mundo grecorromano y en ella
coincidieron escritores y personalidades tan importantes como Epicteto y el propio
emperador romano Marco Aurelio Antonino, conocido tanto por su sabiduría como por
la nobleza de su carácter. Uno de los más relevantes filósofos estoicos del Imperio
romano fue el hispano romano cordobés Lucio Anneo Séneca, tutor del emperador
Nerón, que mantuvo las tesis fundamentales del estoicismo antiguo con un importante
tono moral y una concepción de la sabiduría como benevolencia. Los estoicos
proclamaron que se puede alcanzar la libertad y la tranquilidad tan sólo siendo ajeno a
las comodidades materiales y la fortuna externa, y dedicándose a una vida guiada por los

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principios de la razón y la virtud (tal es la idea de la imperturbabilidad o ataraxia).
Asumiendo una concepción materialista de la naturaleza, siguieron a Heráclito en la
creencia de que la sustancia primera se halla en el fuego y en la veneración del logos,
que identificaban con la energía, la ley, la razón y la providencia encontradas en la
naturaleza. La razón de los hombres se consideraba también parte integrante del logos
divino e inmortal. La doctrina estoica que consideraba a cada persona como parte de
Dios y miembro de una familia universal ayudó a romper barreras regionales, sociales y
raciales, y preparar el camino para la propagación de una religión universal. La doctrina
estoica de la ley natural, que convierte la naturaleza humana en norma para evaluar las
leyes e instituciones sociales, tuvo mucha influencia en Roma y en las legislaciones
posteriores de Occidente.

3. Escepticismo.

El escepticismo, que profundizó en la crítica sofista del conocimiento objetivo,


dominó la Academia platónica en el siglo III a.C. Los escépticos descubrieron (al igual
que Zenón de Elea) que la lógica es un mecanismo filosófico poderoso y capaz de
destruir cualquier idea positiva, y la usaron con arte. Su suposición principal era que la
humanidad no puede alcanzar el conocimiento o la ciencia que concierne a la realidad y
que el camino hacia la felicidad, por lo tanto, se asienta en una absoluta suspensión de
juicio. Como ejemplo extremo de esta actitud, se dice que Pirrón —uno de los escépticos
más notables— se negó a cambiar de rumbo al acercarse a un acantilado y tuvo que ser
corregido por sus alumnos. Carnéades mantenía que las creencias adquiridas de la
experiencia por vía inductiva pueden ser probables, pero nunca ciertas.

4. Neoplatonismo.

El filósofo judeo-helenista Filón de Alejandría sumó la filosofía griega, en especial


las ideas platónicas y pitagóricas, a la religión judaica en un amplio sistema que anticipó
el neoplatonismo y el misticismo judío, cristiano y musulmán. Filón insistía en la
naturaleza trascendente de Dios, que supera el entendimiento y por lo tanto resulta
indescriptible para los mortales; describió el mundo natural como una serie de etapas
descendentes desde Dios y terminando en la materia como origen del mal. Abogó por un
régimen teocrático, y fue uno de los primeros en interpretar el Antiguo Testamento para
los no judíos. Falleció en el año 50 d.C. El neoplatonismo, sustrato de una de las
escuelas filosóficas y religiosas más influyentes e importante rival del cristianismo, fue
fundado en el siglo II d.C. por Amonio Sacas y se desarrolló en el siglo III gracias a su
discípulo más conocido, Plotino. Éste basó sus ideas en los escritos místicos y poéticos
de Platón, los pensadores pitagóricos y Filón. Para Plotino, la principal razón de ser de la
filosofía es educar a los individuos para la experiencia del éxtasis, en la que se hacen uno
con Dios. Dios (o lo Uno) está más allá del entendimiento racional y es la fuente
originaria de toda realidad. El Universo emana de lo Uno por un proceso misterioso de
comunicación de energía divina en planos sucesivos. Los niveles más altos forman lo
Uno, el logos, que contiene las ideas platónicas, y el Alma cósmica, que da lugar a las
almas humanas y a las fuerzas de la naturaleza. Las demás cosas que emanan de lo Uno,
según Plotino, cuanto más imperfectas y malas son, más cerca están del límite de la
materia en su estado original. El fin más elevado de la vida es depurarse uno mismo de
la dependencia de la conformidad física y, a través de la meditación filosófica,
disponerse para una reunión extática con lo Uno. El neoplatonismo ejerció una fuerte
influencia en el pensamiento medieval.

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FILOSOFÍA MEDIEVAL.

A diferencia de lo que había ocurrido con la filosofía griega, que había centrado
su reflexión en torno a la determinación del objeto, la filosofía medieval centrará su
interés en Dios. La filosofía helenística había dado una orientación práctica al saber,
dirigiéndolo hacia la felicidad del hombre. Es el caso del estoicismo y del epicureísmo,
que habían colocado a la ética en el vértice del saber. A lo largo de los primeros siglos
de nuestra era, la progresiva expansión del cristianismo y otras religiones mistéricas irá
provocando la aparición de otros modelos de felicidad o "salvación individual", que
competirán con los modelos filosóficos. Frente a la inicial hostilidad hacia la filosofía
manifestada por algunos de los primeros padres apologistas cristianos, sus continuadores
encontrarán en la filosofía, especialmente a partir del desarrollo del neoplatonismo de
Plotino, un instrumento útil, no sólo para combatir otras religiones o sistemas
filosóficos, sino también para comprender, o intentar comprender, los misterios
revelados. Surge de ahí una asociación entre filosofía y cristianismo o, más en general,
entre filosofía y religión, que pondrá las bases de la futura filosofía medieval, entre los
cristianos, los musulmanes y los judíos. El tema fundamental de reflexión pasará a ser la
divinidad, quedando subordinada la comprensión e interpretación del mundo, del
hombre, de la sociedad, etc. al conocimiento que se pueda obtener de lo divino. La fe,
que suministra las creencias a las que no se puede renunciar, tratará de entrar en diálogo
con la razón. La inicial sumisión de la razón exigida por la fe, dejará paso a una mayor
autonomía propugnada, entre otros, por Santo Tomás de Aquino, que conducirá, tras la
crisis de la Escolástica, a la reclamación de la independencia de la razón con la que se
iniciará la filosofía moderna.

1. Precisiones Terminológicas

Es difícil definir el concepto “Filosofía Medieval”. En primer lugar, el término


“Medieval” es en sí mismo vago a efectos filosóficos. Una convención aceptada
generalmente engloba bajo este epígrafe el periodo comprendido entre Boecio (siglo V)
y Guillermo de Ockham (siglo XIV). Es decir, más de 800 años de la historia del mundo
occidental. Esto último, a su vez, aparta de nuestro campo de estudio casi todo el
pensamiento medieval ajeno a Europa o al mundo islámico.

En segundo lugar, el término “filosofía” se aplicaba en la edad media a un amplio


abanico de saberes, desde la astronomía a la teología, pues se usaba como sinónimo de
“sabiduría” o “conocimiento”. Por tanto, el término “filosofía” se utiliza aquí en su
sentido moderno, para referirse a la investigación rigurosa de cualquier asunto al nivel
más abstracto y general y no a sistemas de pensamiento (independientemente de su
complejidad o sofisticación) consistentes en opiniones sobre la naturaleza de las cosas o
reglas acerca de cómo debería vivir el ser humano.

1. Fuentes.

Las cuatro fuentes principales de la filosofía medieval fueron la filosofía clásica y las


tres religiones más importantes de la época: el cristianismo, el judaísmo y el Islam. Pese
a que el neoplatonismo ejerció alguna influencia, especialmente sobre algunos
pensadores islámicos primitivos, Platón fue una figura mucho menos importante que
Aristóteles. Aunque al principio de este periodo la mayoría de la obra de Aristóteles se
había perdido en Europa, buena parte de ella fue descubierta a partir del siglo XII por los

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musulmanes, que habían entrado en contacto con la filosofía griega en el curso de la
expansión del Islam.

2. Autores.

La obra filosófica de los escritores judíos que vivían en países musulmanes y


escribían fundamentalmente en árabe (entre ellos Maimónides, Moisés Nahmánides,
Yehuda ha-Leví y Solomon ben Yehuda Ibn Gabirol), y la de los filósofos musulmanes
(como Averroes, Avicena, Alfarabí y Al-Kindi) sufrió una acerba réplica teológica
debido a los conflictos existentes entre las diversas creencias religiosas y las nuevas
especulaciones metafísicas. Así pues, sólo la tradición filosófica cristiana sobrevivió
hasta el final del periodo medieval, en parte debido a que los pensadores cristianos se
mostraron menos atrevidos a la hora de afrontar los conflictos entre razón y religión que
sus colegas judíos y musulmanes. Algunos de los filósofos cristianos más importantes,
aparte de los mencionados y por mencionar, fueron Pedro Abelardo, san Anselmo, Juan
Escoto Eriúgena y Juan Duns Escoto.

3. Temas.

El propósito de la filosofía medieval no era construir grandes sistemas, ni desarrollar


visiones del mundo (al menos en este punto guarda cierta similitud con la filosofía del
siglo XX). El filósofo medieval ya tenía una visión del mundo: la religiosa. De hecho, el
tema dominante de la época (tanto en los autores cristianos, como en los musulmanes y
judíos) fue el intento de conciliar aquélla con las ideas filosóficas clásicas. Durante este
proceso emergió una tradición filosófica clara y distinta, a cuya aparición coadyuvó la
fundación de las universidades de Bolonia, París y Oxford. En el contexto cristiano, esta
tradición filosófica se conoce por el nombre de escolasticismo o escolástica, la filosofía
de escuelas y escolares.

Buena parte de las obras del periodo surgieron a partir del estudio de las obras de


Aristóteles y de los distintos intentos para aplicar su pensamiento a la teología (ejemplos
paradigmáticos de ello fueron san Buenaventura y santo Tomás de Aquino, autor de una
de los textos filosóficos medievales más importantes: Summa Theologiae, 1265-1273).
No se ponía excesivo énfasis en la originalidad, pero sí existió una cierta tendencia
progresiva hacia la elaboración de un pensamiento caracterizado por un mayor grado
especulativo. Algunos temas de importancia, también para escuelas posteriores, fueron el
debate entre realismo y nominalismo, la relación entre fe y razón, y el desarrollo de un
léxico técnico filosófico a partir del cual poder asentar la especulación lógica y
metafísica.

El relativamente lento desarrollo de la filosofía medieval hizo que ésta se viera


finalmente superada, a partir del siglo XIV, por el avance más acelerado de las ciencias
físicas y políticas. En filosofía, el renacimiento se caracterizó por los trabajos de Francis
Bacon, Nicolás de Cusa y Nicolás Maquiavelo, y por un desplazamiento del interés
medieval por el aristotelismo hacia la recuperación del platonismo. No obstante, la
filosofía hizo escasos progresos durante el periodo renacentista, que normalmente es
considerado como un interregno entre la filosofía medieval y la filosofía moderna. El
comienzo de esta última suele ser delimitado a partir de la obra de René Descartes, en
parte basada en el rechazo de buena parte del bagaje escolástico.

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Durante el declive de la civilización grecorromana, los filósofos occidentales
abandonaron la investigación científica de la naturaleza y la búsqueda de la felicidad en
el mundo y se preocuparon por el problema de la salvación en otro mundo mejor. Hacia
el siglo III, el cristianismo se había extendido a las clases más cultas del Imperio
romano.

4. Filosofía de San Agustín

El proceso encaminado a reconciliar el énfasis de los griegos en la razón con el que


ponían los romanos en las emociones religiosas de las enseñanzas de Cristo y los
apóstoles se concretó en los escritos de san Agustín de Hipona. Éste desarrolló un
sistema de pensamiento que, a través de sucesivas rectificaciones y elaboraciones, se
convirtió al fin en la doctrina del cristianismo de aquella época. En gran parte debido a
su influencia, el pensamiento cristiano fue platónico hasta el siglo XIII, punto en que la
filosofía aristotélica se hizo dominante. San Agustín afirmaba que la fe religiosa y el
entendimiento filosófico obran como complementarios en lugar de ser opuestos y que se
debe “creer para comprender y comprender para creer”. Al igual que los neoplatónicos,
consideraba el alma una forma más elevada de la existencia que el cuerpo y mantuvo que
el conocimiento consiste en la contemplación de las ideas que han sido depuradas tanto
de sensaciones como de imágenes.

La filosofía platónica se unió al concepto cristiano de un Dios personal que había


creado el mundo y predestinado su evolución, y a la doctrina de la caída de la humanidad
que requería la divina encarnación en Cristo. San Agustín intentó aportar soluciones
racionales a los problemas del libre albedrío y la predestinación, la existencia del mal en
un mundo creado por un dios omnipresente y todopoderoso, y la naturaleza atribuida a
Dios en la doctrina de la Santísima Trinidad.

En uno de sus principales escritos, La ciudad de Dios, concibió la historia como una


lucha trágica en la humanidad entre el bien, expresado en la lealtad a la “ciudad de Dios”
o comunidad de los santos, y el mal, identificado en la ciudad terrenal y simbolizada a
través de sus valores materiales. Su idea de la vida humana era pesimista, lo que le llevó
a sostener que la felicidad es imposible en la existencia del individuo, donde incluso con
buena suerte, como excepción, la conciencia de la proximidad de la muerte echaría a
perder cualquier tendencia hacia la satisfacción y el placer. Pensó que sin las virtudes
religiosas de la fe, la esperanza y la caridad —que requieren de la divina gracia para ser
alcanzadas—, una persona no puede desarrollar virtudes naturales referidas al valor, la
justicia, la templanza y la sabiduría. Sus análisis del tiempo, la memoria y la experiencia
religiosa fueron fuente de inspiración para el pensamiento metafísico y místico.

La única gran aportación a la filosofía occidental en los tres siglos posteriores a la


muerte de san Agustín fue la del estadista romano del siglo VI Boecio, que reavivó el
interés por el pensamiento griego y romano, en especial por la lógica y metafísica
aristotélicas. En el siglo IX el monje irlandés Juan Escoto Eriúgena expuso una
interpretación panteísta del cristianismo, identificando la Trinidad divina con lo Uno, el
logos y el Alma universal del neoplatonismo, y mantuvo que tanto la fe como la razón
son necesarias para alcanzar la unión extática con Dios.

5. Escolasticismo

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En el siglo XI se produjo un resurgir del pensamiento filosófico, fruto del creciente
encuentro entre las diferentes regiones del mundo occidental y el despertar del interés
por las culturas ignotas que culminaría en el renacimiento. Los trabajos de Platón,
Aristóteles y otros sabios griegos fueron traducidos por eruditos musulmanes y se
conocieron en el Occidente cristiano gracias a las aportaciones de los filósofos de al-
Andalus y a distintas traducciones del árabe al latín realizadas en los reinos cristianos de
la península Ibérica. Los filósofos musulmanes, judíos y cristianos interpretaron y
clarificaron esos escritos en una tentativa por conciliar la filosofía con la fe religiosa y
dotar de pilares racionales a sus creencias religiosas. Su trabajo cimentó el
escolasticismo.

El pensamiento escolástico estuvo menos interesado en descubrir nuevos datos y


principios que en demostrar la verdad de los credos ya consolidados. Su método fue, por
lo tanto, dialéctico o discursivo. El interés por la lógica del discurso llevó a importantes
avances tanto en lógica como en teología. El médico persa del siglo XII Avicena integró
el neoplatonismo y las ideas aristotélicas con la doctrina religiosa musulmana, mientras
que el poeta judío Solomon ben Yehuda ibn Gabirol elaboró una síntesis semejante entre
el pensamiento griego y el judaísmo. El teólogo y filósofo escolástico San Anselmo
adoptaron la idea agustiniana de la relación entre fe y razón, y relacionó el platonismo
con la teología cristiana. San Anselmo, que actuaba siguiendo la teoría de las ideas de
Platón, se mostró a favor de la existencia separada de los universales o las propiedades
comunes de las cosas. De esta forma, estableció la posición del realismo lógico en uno
de los debates más conflictivos y trascendentes de la filosofía medieval, el de los
universales.

La concepción contraria, conocida como nominalismo, fue formulada por el filósofo


escolástico Roscelino, quien afirmó que sólo existen los objetos individuales, concretos,
y que los universales (formas e ideas, mediante las que se clasifican las cosas
particulares) constituyen meros sonidos o signos en vez de sustancias intangibles.
Cuando afirmó que la Trinidad tiene que consistir en tres existencias separadas, sus ideas
fueron condenadas por heréticas y fue obligado a retractarse en 1092. El teólogo francés
Pedro Abelardo, cuyo trágico romance con Eloísa en el siglo XII alimentó una de las
historias de amor más memorables del medioevo, propuso un compromiso entre
realismo y nominalismo conocido como conceptualismo, según el cual los universales
existen en las cosas particulares como propiedades y fuera de las cosas como conceptos
en la mente. Abelardo mantenía que la religión revelada tiene que ser justificada por la
razón. Fundamentó una ética basada en la conciencia personal que anticipó el
pensamiento protestante.

El jurista, físico y teólogo hispanomusulmán Averroes (el filósofo islámico más


conocido de la edad media) hizo que la ciencia y el pensamiento aristotélico tuvieran
gran influencia en el mundo medieval gracias a sus lúcidos y eruditos comentarios de la
obra de Aristóteles. Fue conocido como El Comentador entre los muchos escolásticos
que consideraban a Aristóteles como El Filósofo. Averroes intentó superar las
contradicciones entre la filosofía aristotélica y la religión revelada distinguiendo entre
dos sistemas de verdad separados: un cuerpo científico de verdades basado en la razón y
un cuerpo religioso de verdades inspirado en la revelación. Su idea de que la razón tiene
preferencia sobre la religión le llevó en 1194 al exilio. La llamada doctrina de la doble
verdad de Averroes influyó sobre numerosos filósofos musulmanes, judíos y cristianos,
pero también fue rechazada por muchos otros autores y se convirtió en un importante

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problema filosófico en el ámbito de la cultura medieval. Averroes desarrolló este análisis
de las relaciones entre filosofía y fe religiosa en una de sus principales obras originales,
Tahafut al-Tahafut (La destrucción de la destrucción). El filósofo hispanojudío
Maimónides (una de las figuras más destacadas del pensamiento judaico), al igual que
Averroes, unió la ciencia aristotélica con la religión, pero rechazó la idea de que ambos
sistemas contrarios pudieran ser verdaderos. En su Guía de perplejos (c. 1190) intentó
dar una explicación racional a la doctrina judaica y defendió las creencias religiosas
(como la de la creación del mundo) que entraban en conflicto con la ciencia aristotélica
sólo cuando estuvo convencido de que faltaban evidencias decisivas en el sustrato de
ambas posturas.

En el siglo XIII el teólogo escolástico inglés Alejandro de Hales y el filósofo


escolástico italiano san Buenaventura fundieron los principios platónicos y aristotélicos
e introdujeron la idea de que el alma es forma y sustancia a la vez (o sustancia no
material), para explicar su naturaleza inmortal. La idea de san Buenaventura tendió hacia
el misticismo panteísta al hacer del fin de la filosofía la unión extática con Dios.

El filósofo escolástico alemán san Alberto Magno fue el primer filósofo cristiano que
aprobó e interpretó la totalidad del pensamiento aristotélico. Estudió y admiró los
escritos de los aristotélicos musulmanes y judíos, que conoció por los trabajos de la
Escuela de Traductores de Toledo, y escribió comentarios enciclopédicos sobre
Aristóteles y la ciencia natural de su tiempo. El monje inglés Roger Bacon, uno de los
primeros escolásticos que mostró interés por la ciencia experimental, advirtió que
quedaba mucho por aprender aún sobre la naturaleza. Criticó el método deductivo de sus
contemporáneos, así como la confianza de éstos en la autoridad del pasado, proponiendo
un nuevo método de investigación basado en la observación controlada.

La mayor figura intelectual de la edad media fue santo Tomás de Aquino, monje


dominico que estudió con san Alberto Magno, a quien siguió hasta Colonia en 1248.
Santo Tomás de Aquino unió la ciencia aristotélica y la teología agustiniana en un
amplio sistema de pensamiento que más tarde se convirtió en la filosofía autorizada de la
Iglesia católica. Sus obras más importantes, Summa Theologiae y Summa contra
Gentiles, donde presenta una estructura de ideas convincente y sistemática, siguen
ejerciendo en la actualidad una poderosa influencia en el pensamiento occidental. Sus
textos reflejan el renovado interés de su tiempo por la razón, la naturaleza y la felicidad
en este mundo, junto con su fe religiosa y preocupación por la salvación del hombre.

Aquino mantuvo, en contra de los averroístas, que las verdades de la fe y las


verdades de la razón no podían estar en conflicto, sino que más bien son aplicadas a
campos diferentes. Las verdades de la ciencia natural y de la filosofía son descubiertas al
razonar a partir de datos de la experiencia, mientras que los principios de la religión
revelada (la doctrina de la Trinidad, la creación del mundo y otros fundamentos del
dogma cristiano) están más allá de la comprensión racional, aunque no hayan de ser
contradictorios respecto a la razón y deban aceptarse mediante la fe. La metafísica, teoría
del conocimiento, ética y política de Aquino provenían sobre todo de Aristóteles, pero el
dominico incorporó en sus doctrinas las virtudes agustinianas de la fe, esperanza y
caridad, y el destino de la salvación eterna a través de la gracia, a la ética naturalista
aristotélica, cuya meta era conseguir la felicidad en este mundo.

6. Filosofía Medieval Después de Santo Tomás de Aquino.

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Las mayores críticas a la filosofía tomista fueron formuladas por Juan Duns Escoto y
Guillermo de Ockham. Duns Escoto desarrolló un sutil y muy técnico sistema de lógica
y metafísica, pero debido al fanatismo de sus seguidores, el nombre de Duns se convirtió
más tarde en símbolo de estupidez en la palabra inglesa dunce (burro). Escoto rechazó el
intento de santo Tomás de Aquino para reconciliar la filosofía racional con la religión
revelada. Mantuvo, en una versión modificada de la llamada doctrina de la doble verdad
de Averroes, que todas las creencias religiosas son asuntos de fe, excepto la creencia en
la existencia de Dios, que consideraba demostrable desde supuestos lógicos. En contra
de la idea de Aquino según la cual Dios actúa de acuerdo con su naturaleza racional,
Escoto afirmó que la voluntad divina es anterior al propio intelecto divino y crea (en vez
de amoldarse a ellas) las leyes de la naturaleza y la moral (voluntarismo), lo que
implicaba una noción del libre albedrío más amplia que la de santo Tomás. Al abordar el
problema de los universales, Duns Escoto planteó un nuevo compromiso entre realismo
y nominalismo al explicar la diferencia entre los objetos individuales y las formas que
esos objetos ejemplifican (individuación) como una distinción lógica en vez de real.

El franciscano inglés Guillermo de Ockham formuló la crítica de carácter más


radical y nominalista de la creencia escolástica en el campo de lo intangible, cosas
invisibles como las ideas, esencias y universales. Mantuvo que tales entidades abstractas
sólo son referencias terminológicas que designan a su vez otras palabras en lugar de ser
útiles para referirse a cosas reales. Su famosa regla, conocida como “la navaja de
Ockham” (que afirma que no se debe suponer la existencia de más cosas de las que son
necesarias según imperativos lógicos), se convirtió en un principio fundamental de la
ciencia y filosofía modernas.

En los siglos XV y XVI el renacer del interés científico por la naturaleza se vio


acompañado por la tendencia hacia el misticismo panteísta. El prelado católico romano
Nicolás de Cusa anticipó la obra del astrónomo polaco Nicolás Copérnico al sugerir que
la Tierra se mueve alrededor del Sol, desplazando así a la humanidad del centro del
Universo, al que concibió como infinito e idéntico a Dios. El filósofo italiano Giordano
Bruno, que también identificó el Universo con Dios, desarrolló las implicaciones
filosóficas de la teoría copernicana. La filosofía de Bruno influyó en corrientes
intelectuales posteriores que llevaron al nacimiento de la ciencia moderna y a la
Reforma.

RAZÓN Y FE EN LA EDAD MEDIA: RELIGIÓN Y FILOSOFÍA

1. Dos Formas de Mirar el Mundo


La relación entre religión y filosofía, entre razón y fe, fue una de las preocupaciones
básicas y fundamentales en la Edad Media. Esta relación fue atormentada y tortuosa,
llena de altibajos y conflictos. Y ello porque se trata de dos concepciones del mundo
muy distintas:
a) La primera se presenta como dada o revelada por Dios a los hombres, y la
segunda como obtenida por ellos mismos a través de la actividad de su mente
racional;
b) La palabra religiosa se presenta como definitiva, pronunciada de una vez y para
siempre, y poseedora de una verdad absoluta; la palabra filosófica, en cambio, se
muestra siempre como una palabra reflexiva, nunca única ni definitiva, dada en el
tiempo, frágil y abierta para ser completada, corregida o sustituida por otra.

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Desde el punto de vista de la filosofía, esta confrontación es consecuencia del
intento de la razón de reivindicar su lugar en el saber humano, su autonomía frente a
cualquier tipo de imposiciones. Se trataría de no subordinar la filosofía a la teología, la
razón a la fe.
Desde el punto de vista de la fe, la historia de esta relación se centró principalmente en
el tema de la compatibilidad o incompatibilidad entre ambas. En este tema podemos
encontrar varias posturas:
 La de aquellos que, en nombre de la fe consideran que ésta se basta a sí misma,
por lo que la filosofía sería superflua, cuando no dañina. Esta respuesta está
ligada al desprecio, tan característico del cristianismo medieval, de la
naturaleza, la vida terrenal y el saber mundano. Un ejemplo de esta actitud lo
tenemos en Tertuliano (siglo II) y en su famosa frase “credo quia absurdum”
(“creo porque es absurdo”).
 Una actitud más moderada se encuentra en San Agustín y San Anselmo,
quienes consideran posible y necesaria una colaboración entre la fe y la razón;
de todos modos, en estos autores la filosofía aún sigue subordinada a la fe y la
teología pues considerarán que la fe debe servir de guía de la razón y utilizarán
la razón casi exclusivamente como un instrumento para aclarar las tesis
aceptadas mediante la fe.
 Aún más tolerante se muestra Santo Tomás: defiende el equilibrio y armonía
entre fe y razón y llega a considerar que la razón, sin la ayuda de la revelación,
puede dar lugar a un verdadero conocimiento. La fe y la razón son dos formas
de conocimiento distintas, separadas, pero compatibles.
De todos modos, se debe recordar que en realidad esta cuestión no es exclusiva de la
Edad Media y, por ejemplo, también estará presente en la Edad Moderna.

2. Razón y Fe en el Mundo Medieval


El triunfo del cristianismo en el mundo occidental influyó decisivamente en el
pensamiento filosófico. Por su parte, la filosofía permitió al cristianismo fijar y precisar
sus propias creencias y crear con ellas una doctrina. Dado que la actitud filosófica
suponía un peligro para la religión, el acercamiento no fue pacífico, aunque no todo
pensamiento filosófico se vio como igualmente peligroso. Los primeros autores
cristianos, los llamados Padres de la Iglesia adoptaron diferentes posturas ante la
filosofía, unos la rechazaron y otros creyeron encontrar continuidad entre el cristianismo
y la filosofía griega.
San Pablo es un claro ejemplo de esta doble actitud: en su discurso a los atenienses
en el Areópago les indica que el “Dios desconocido” al que los griegos dedicaron un
altar entre los demás dioses, es el Dios cristiano; este discurso tiene un tono positivo con
relación a la sabiduría profana. Sin embargo, en otros textos contrapone la “sabiduría
del mundo” (la que es consecuencia de la razón natural) a la “sabiduría cristiana” (la
que descansa en la fe y la revelación) y recomienda no dejarse convencer por la
sabiduría de los hombres sino por el “poder de Dios”, previniendo al lector de la vana
filosofía que aparta de la verdadera fe en Cristo.
En los primeros siglos del cristianismo, encontramos actitudes diversas ante el
pensamiento filosófico:
1. Tertuliano (169-220) reivindica la fe cristiana frente a la filosofía griega,
incluso aunque parezca una locura o absurdo el mensaje cristiano (por ejemplo la idea
de que el Dios pueda morir en la cruz).

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2. Algunos Padres de la Iglesia como Clemente de Alejandría (150-214).
Defendieron la filosofía como propedéutica o preparación para la fe. Para Clemente la
filosofía griega fue algo concedido por Dios para preparar la llegada de Cristo.
3. San Agustín (354-430), defiende también la continuidad entre el
cristianismo y la filosofía, identificando el cristianismo como la verdadera filosofía, si
entendemos por filosofía la búsqueda de un saber que nos muestre el camino para la
felicidad. Para él la verdad se encuentra en la palabra de Dios presente en las Escrituras.
Y aquí encontrará una de las finalidades del esfuerzo intelectual: la comprensión del
mensaje divino. La fe y la razón están perfectamente relacionadas:
 “Crede ut intelligas” (“creo para comprender”): sin la fe es imposible la
plena comprensión de la realidad, por lo que debe servir de guía a la
investigación racional.
 “Intellige ut credas” (“comprendo para creer”): la fe sin comprensión
no es auténtica; la razón puede ayudarnos a mantener una fe más firme y
convincente.
4. San Anselmo (1033-1109), se mantiene en esta misma línea, y aspira
también a la inteligencia o comprensión de los contenidos de la fe. Sin embargo, no se
trata de que la razón nos permita llegar de modo independiente a la verdad religiosa; su
visión de la capacidad de la razón es más moderada: el conocimiento racional nos
permitirá vivir de un modo más profundo y verdadero lo que nos enseña la fe. La razón
por sí sola puede desembocar en la herejía, necesita de la fe para orientarse. No se trata
de “entender para creer”, de utilizar la razón para la justificación de las verdades
religiosas, antes al contrario, de “creer para entender”, de dejarse guiar por la fe para
apoyarse en la razón y con ella entender la verdad “sino creyereis, no entenderéis”. El
pecado original supuso también la caída de la razón y únicamente la gracia de Dios
puede redimirla. El ejemplo más importante de su reivindicación de la razón y de su
creencia en las “razones necesarias” es el argumento ontológico (argumento que parte
de nuestra idea de Dios como él “ser mayor que el cual nada puede pensarse” y
concluye racionalmente en su existencia).
Sin embargo el descubrimiento de la filosofía aristotélica a finales del siglo XII,
supuso una conmoción para el pensamiento cristiano: el pensamiento aristotélico supuso
el descubrimiento de la posibilidad de utilizar únicamente la razón para crear un sistema
racional de afirmaciones acerca de la realidad. Esto provocó la necesidad de encontrar
una nueva justificación de las relaciones entre la filosofía y la religión.
En esta línea destacó la figura de Santo Tomás de Aquino (1225-1274). En su
filosofía se integra de modo armónico el pensamiento aristotélico y las afirmaciones
principales de la religión cristiana. Separó claramente la filosofía y la teología, el
conocimiento racional del conocimiento basado en la fe y la revelación (en los Textos
Sagrados). El uso de la razón da lugar a la esfera de conocimiento natural (puesto que la
razón es una facultad que se encuentra en la naturaleza humana); el uso de a fe y la
revelación da lugar a la esfera de conocimiento sobrenatural (puesto que la fe es un don
de Dios y la revelación su Palabra). Pero estas dos esferas no son incompatibles, ocurre
más bien que se produce entre ellas una intersección: habrá un subconjunto de verdades
naturales a las que no se puede llegar por la fe (las matemáticas, por ejemplo), otro
subconjunto de verdades sobrenaturales que jamás se podrán demostrar racionalmente
(los misterios como el de la Eucaristía) y finalmente, otro subconjunto de verdades, el
más interesante, que podemos alcanzar tanto mediante la fe como utilizando la razón
(nada menos que la existencia de Dios y la inmortalidad del alma, por ejemplo). Esto
quiere decir que la razón goza, para Santo Tomás, de posibilidades extraordinarias
puesto que nos permite llegar hasta el mundo sobrenatural. Sin embargo, este autor aún

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defiende la subordinación de la razón a la fe. Veámoslo: Las dos esferas de
conocimiento no son incompatibles, no hay una oposición verdadera entre el correcto
uso de la razón y la fe. Y ello porque en definitiva las dos dependen de Dios: Dios da
directamente a los hombres las verdades reveladas y las que son objeto de fe, e
indirectamente las verdades naturales puesto que es Él quien ha puesto en nuestra alma
la capacidad para el conocimiento que llamamos razón. Sin embargo Santo Tomás se
encuentra con un problema: de hecho sucede que nuestra razón concluye en
afirmaciones contrarias a los dogmas de la religión. En este caso, cuando parece que hay
incompatibilidad entre estas dos esferas, ¿quién lleva la peor parte? Santo Tomás
responderá que la razón, la filosofía. Puesto que Dios es infalible, y su palabra también,
seremos nosotros, los hombres los que nos habremos equivocado al utilizar nuestra
razón. En caso de conflicto es la filosofía la que tiene que rectificar sus afirmaciones, no
la religión. (Por cierto, Santo Tomas no atiende a otra posibilidad: que aún cuando
podamos considerar a Dios como infalible, ocurra que los hombres nos equivocamos al
interpretar su palabra, por lo que cabría rectificar lo considerado como palabra de Dios.
Esta es la posibilidad que de hecho se dio después, en los siglos siguientes, en donde ha
tenido que ser la religión la que acomodara su interpretación de los Textos Sagrados a
las afirmaciones racionales, tanto de la filosofía como de la ciencia.) En Santo Tomás la
fe debe servir de guía para el ejercicio de la razón.
Los ataques más consistentes a la posibilidad de emplear la razón para la tarea de
aclarar la religión vinieron de la mano de Guillermo de Occam (1285-1349), el cual,
sobre la base de la tesis empirista de rechazar cualquier tipo de conocimiento que
pretenda trascender los límites de la experiencia, estableció una radical separación
entre teología y filosofía, rompiéndose de esa forma la continuidad entre ambas que
había defendido Santo Tomás. Las verdades de fe resultan inaccesibles a la razón y, por
lo tanto, la verdad revelada queda totalmente excluida del ámbito del conocimiento
humano, que no puede ser otro más que el de la naturaleza, donde la libertad de
investigación debe ser total, sin limitación alguna. No es posible dar razón y explicar las
cosas que creemos por fe, ni siquiera la propia existencia de Dios.

3. Razón y Fe en el Mundo Judío: Maimónides


El problema de las relaciones entre fe y razón se planteó en el mundo judío en
términos muy parecidos al mundo cristiano:
a) Los ortodoxos judíos consideraron que la filosofía representaba un peligro para
la fe pues podía conducir a la herejía y provocar dudas e incertidumbre que
podía apartar a la gente de la fe.
b) Los judíos también creyentes pero amantes del saber pensaron que tener fe no
debía implicar la renuncia a la razón pues el Creador había infundido al hombre
la inteligencia, que era una perfección.
En esta línea se encuentra el pensador cordobés Maimónides (1135-1204). Su meta
fue conciliar la Torá y el Talmud con la filosofía de Aristóteles. (Torá: título que la
religión judía da al Pentateuco, los primeros cinco libros del Antiguo Testamento:
Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio; genéricamente se utiliza también
este término para designar toda la ley judía, revelada por Dios e interpretada por
sacerdotes, profetas y sabios. Talmud: libro del siglo IV que contiene la tradición,
doctrinas, ceremonias y preceptos de la religión judía. Son los textos fundamentales de
la religión y de la ley judías).
Maimónides considera la razón como el más precioso don de dios, llegando a creer
que el estudio de la filosofía es un mandato bíblico al posibilitar al hombre un mejor

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conocimiento de Dios a través del conocimiento de la verdad. El pensamiento puede
fortalecer la fe:
a) La razón puede permitir la comprensión de la fe,
b) Además permite enfrentarse a las falsas creencias y a los ataques de los
enemigos.
Así, en su obra Guía de perplejos, intentará mostrar a los que se inician en la
filosofía y acaban en un estado de confusión y perplejidad, que en realidad, bien
utilizada la razón, ésta no es contraria a las convicciones religiosas. Propondrá el
estudio científico de la Torá, para conocer el verdadero significado de los textos
bíblicos. Las Escrituras son palabra de Dios, pero en el lenguaje de los hombres y
adaptada a la medida de la inteligencia del vulgo, por lo que no pueden ser tomadas
literalmente. Las palabras de las Escrituras las debemos entender como un lenguaje
alegórico. Por esta razón, Maimónides inicia el camino para la desmitologización y el
estudio crítico de la Biblia.
La especulación filosófica debe confirmar las verdades de la Ley por medio de la
genuina especulación, respetando la verdad porque la fe es verdad. Sin embargo, hay
cosas que el intelecto humano no es capaz de entender, como determinadas verdades
que conocemos a través de la fe y de la revelación. La inteligencia humana tiene un
límite, y en esos casos debemos silenciar la razón y limitarnos a la fe. Aunque
aristotélico, Maimónides se apartará del filósofo griego en aquellas doctrinas contrarias
a los dogmas del judaísmo, como por ejemplo la tesis aristotélica de la eternidad del
mundo, que parece enfrentarse a la idea bíblica de la creación. En opinión de
Maimónides no es posible probar filosóficamente ni la creación ni la eternidad del
mundo, aunque cree que la razón muestra más plausible lo primero que lo segundo. A
pesar de su visión moderada del papel de la filosofía, los ortodoxos judíos le atacaron
por considerar que su obra era peligrosa para la fe.

4. La Razón y Fe en el Mundo Árabe: Averroes


En el mundo árabe la presión de la religión islámica sobre la filosofía no fue tan
fuerte como en el mundo cristiano y en el judío. Los árabes asimilaron antes la filosofía
griega que las otras dos culturas: fomentaron las traducciones al árabe de los textos
griegos, por lo que pronto comenzó la racionalización del Islam. Pero también aquí
entraron en conflicto las verdades reveladas con las diversas teorías de la filosofía
griega, el conflicto entre fe y razón, entre filosofía y teología. Las posturas ante el
conflicto son las ya conocidas:
a) Las escuelas de carácter místico rechazaron el análisis racional de la fe.
b) El Islam oficial u ortodoxo vio con recelo y preocupación el desarrollo de la
especulación filosófica por considerarla un peligro para la fe pura, provocando
errores heréticos.
c) Sin embargo, la posición dominante fue la de armonía entre filosofía y religión,
tal como fue defendido por sus principales representantes, como Al-Kindi, Al-
Farabi o Avicena.
El principal enemigo de los filósofos fue el místico musulmán Algazel (1058-1111)
quien mantuvo un escepticismo filosófico que le llevó a la mística y a la defensa estricta
de las leyes coránicas. Quiso defender la fe combatiendo a los filósofos con sus propias
armas, intentando poner de manifiesto que la razón no podía alcanzar ningún tipo de
certeza en las proposiciones metafísicas acerca de Dios y del mundo, por lo que
tampoco podía servir guía para la solución de los problemas de la vida. Los filósofos
defienden tesis contradictorias, las opiniones filosóficas contrarias a los dogmas

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religiosos carecen de todo fundamento. Obras principales: Intenciones de los filósofos e
Incoherencia de los filósofos. El cordobés Averroes (1126-1198), el más célebre
filósofo del Islam medieval, sin embargo, mantuvo una actitud bien distinta: defensor de
la filosofía y de la libre investigación, redactó contra Algazel su Incoherencia de la
Incoherencia. En este texto quiso restaurar la confianza en la filosofía, en la razón
humana, llevando a cabo una lectura directa e independiente de Aristóteles, libre de
toda contaminación teológica o neoplatónica, lo que le convirtió en el más famoso y
reconocido comentarista del filósofo griego. Quiso rebatir también la posición de
Algazel. Los errores filosóficos no invalidan la filosofía como camino de acceso a la
verdad, cuya conquista se debe al esfuerzo racional de muchos hombres a través de la
historia. Defendió la autonomía de la filosofía como la verdadera ciencia del hombre, la
primacía del saber filosófico y científico sobre cualquier saber. Su ideal es una filosofía
pura, estricta, sin concesiones ni supuestos: la investigación filosófica no tenía por qué
estar subordinada a la enseñanza de la teología. Su objetivo es la búsqueda de la verdad
por medio de una especulación racional rigurosa y sistemática. Esto no quiere decir que
la filosofía se tenga que enfrentar a la religión: fue un creyente sincero, admitió la
revelación de Dios al profeta Mahoma y consideró al Corán como el Libro de Dios, y,
por tanto, como absolutamente verdadero. Creyó que hay dos vías de acceso a la verdad,
pero la verdad sigue siendo una, por lo que la verdadera filosofía no puede ser peligrosa
para la fe. La verdad filosófica sólo es accesible a unos pocos, los sabios; por su parte,
la verdad revelada pretende llegar a todos los hombres, por lo que adopta un lenguaje
vulgar, simbólico y alegórico, que resulta suficiente para la consecución de la felicidad.
Cuando se da una contradicción entre la palabra divina y la palabra filosófica, dicha
contradicción sólo puede ser aparente, nunca una discrepancia esencial. Si la filosofía
no podía ser un peligro para la fe, tampoco la fe podía ser un peligro para la verdadera
filosofía, pues ésta se constituye en única intérprete del verdadero significado de la
palabra revelada, que a veces exige una interpretación alegórica. Se trata de niveles de
aproximación a la verdad distintos, uno que corresponde a la interpretación vulgar o
alegórica del texto sagrado, que recoge la sabiduría religiosa, y el otro el filosófico, el
único que puede darnos el significado preciso y exacto de la palabra divina. Para él, las
religiones son construcciones necesarias, tanto por su verdad como por su utilidad
práctica, dado que son indispensables para que todos los hombres puedan alcanzar la
virtud y la felicidad; además favorecen la cohesión y el orden social. La filosofía
también tiene estas funciones, aunque con un alcance más limitado, el de los sabios. El
pensador cordobés influyó más allá de los países islámicos, llegando al mundo latino
medieval y al Renacimiento, en particular en los llamados averroístas latinos. En el
mundo cristiano fue muy criticado y condenado por su defensa de una filosofía estricta,
por no subordinar como correspondía la filosofía a la teología.

SIGLO DE LAS LUCES

Siglo de las Luces o Ilustración, término utilizado para describir las tendencias en el
pensamiento y la literatura en Europa y en toda América durante el siglo XVIII previas a
la Revolución Francesa. La frase fue empleada con mucha frecuencia por los propios
escritores de este periodo, convencidos de que emergían de siglos de oscuridad e
ignorancia a una nueva edad iluminada por la razón, la ciencia y el respeto a la
humanidad.

Los precursores de la Ilustración pueden remontarse al siglo XVII e incluso antes.


Abarcan las aportaciones de grandes racionalistas como René Descartes y Baruch

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Spinoza, los filósofos políticos Thomas Hobbes y John Locke y algunos pensadores
escépticos galos de la categoría de Pierre Bayle o Jean Antoine Condorcet. No obstante,
otra base importante fue la confianza engendrada por los nuevos descubrimientos en
ciencia, y asimismo el espíritu de relativismo cultural fomentado por la exploración del
mundo no conocido.

Sobre las suposiciones y creencias básicas comunes a filósofos pensadores de este


periodo, quizá lo más importante fue una fe constante en el poder de la razón humana.
La época sufrió el impacto intelectual causado por la exposición de la teoría de la
gravitación universal de Isaac Newton. Si la humanidad podía resolver las leyes del
Universo, las propias leyes de Dios, el camino estaba abierto para descubrir también las
leyes que subyacen al conjunto de la naturaleza y la sociedad. Se llegó a asumir que
mediante un uso juicioso de la razón, un progreso ilimitado sería posible —progreso en
conocimientos, en logros técnicos y sus consecuencias también en valores morales—.
De acuerdo con la filosofía de Locke, los autores del siglo XVIII creían que el
conocimiento no es innato, sino que procede sólo de la experiencia y la observación
guiadas por la razón. A través de una educación apropiada, la humanidad podía ser
modificada, cambiada su naturaleza para mejorar. Se otorgó un gran valor al
descubrimiento de la verdad a través de la observación de la naturaleza, más que
mediante el estudio de las fuentes autorizadas, como Aristóteles y la Biblia. Aunque
veían a la Iglesia —especialmente la Iglesia católica— como la principal fuerza que
había esclavizado la inteligencia humana en el pasado, la mayoría de los pensadores de
la Ilustración no renunció del todo a la religión. Optaron más por una forma de deísmo,
aceptando la existencia de Dios y de la otra vida, pero rechazando las complejidades de
la teología cristiana. Creían que las aspiraciones humanas no deberían centrarse en la
próxima vida, sino más bien en los medios para mejorar las condiciones de la existencia
terrena. La felicidad mundana, por lo tanto, fue antepuesta a la salvación religiosa. Nada
se atacó con más intensidad y energía que la doctrina de la Iglesia, con toda su historia,
riqueza, poder político y supresión del libre ejercicio de la razón.

Más que un conjunto de ideas fijas, la Ilustración implicaba una actitud, un método
de pensamiento. De acuerdo con el filósofo Emmanuel Kant, el lema de la época debía
ser “atreverse a conocer”. Surgió un deseo de reexaminar y cuestionar las ideas y los
valores recibidos, de explorar nuevas ideas en direcciones muy diferentes; de ahí las
inconsistencias y contradicciones que a menudo aparecen en los escritos de los
pensadores del siglo XVIII. Muchos defensores de la Ilustración no fueron filósofos
según la acepción convencional y aceptada de la palabra; fueron vulgarizadores
comprometidos en un esfuerzo por ganar adeptos. Les gustaba referirse a sí mismos
como el “partido de la humanidad”, y en un intento de orientar la opinión pública a su
favor, imprimieron panfletos, folletos anónimos y crearon gran número de periódicos y
diarios. En España, ‘las luces’ penetraron a comienzos del siglo XVIII gracias a la obra,
prácticamente aislada y solitaria, pero de gran enjundia del fraile benedictino Benito
Jerónimo Feijoo, el pensador crítico y divulgador más conocido durante los reinados de
los primeros reyes Borbones. Escribió Teatro crítico universal (1739), en nueve tomos y
Cartas eruditas (1750), en cinco volúmenes más, en los que trató de recoger todo el
conocimiento teórico y práctico de la época.

Francia conoció, más que ningún otro país, un desarrollo sobresaliente de estas ideas
y el mayor número de propagandistas de las mismas. Fue allí donde el filósofo, político
y jurista Charles-Louis de Montesquieu, uno de los primeros representantes del

49
movimiento, empezó a publicar varias obras satíricas contra las instituciones existentes,
así como su monumental estudio de las instituciones políticas, El espíritu de las leyes
(1748). Fue en París donde Denis Diderot, autor de numerosos panfletos filosóficos,
emprendió la edición de la Enciclopedia (1751-1772). Esta obra, en la que colaboraron
numerosos autores, fue concebida como un compendio de todos los conocimientos y a la
vez como un arma polémica, al presentar las posiciones de la Ilustración y atacar a sus
oponentes. Sin duda, el más influyente y representativo de los escritores franceses fue
Voltaire. Inició su carrera como dramaturgo y poeta, pero es más conocido por sus
prolíficos panfletos, ensayos, sátiras y novelas cortas, en los que popularizó la ciencia y
la filosofía de su época, y por su voluminosa correspondencia con escritores y monarcas
de toda Europa. Gozaron de prestigio las obras de Jean Jacques Rousseau, cuyo
Contrato social (1762), el Emilio, o la educación (1762) y Confesiones (1782) tendrían
una profunda influencia en posteriores teorías políticas y educativas y sirvieron como
impulso literario al romanticismo del siglo XIX. La Ilustración fue también un
movimiento cosmopolita y antinacionalista con numerosos representantes en otros
países. Kant en Alemania, David Hume en Escocia, Cesare Beccaria en Italia y
Benjamín Franklin y Thomas Jefferson en las colonias británicas mantuvieron un
estrecho contacto con los ilustrados franceses, pero fueron importantes exponentes del
movimiento. La Ilustración penetró tanto en España como en los dominios españoles de
América.

Durante el reinado de Carlos III, el ‘rey ilustrado’ por excelencia, las obras de los
escritores franceses se leían en español, generalmente en traducciones más o menos
retocadas, pero también directamente en francés. Fueron muchos los españoles e
hispanoamericanos que viajaban a Francia por motivos de estudio e instrucción, en las
artes y las ciencias y los dirigentes políticos de la época, conde de Aranda, conde de
Campomanes, conde de Floridablanca, duque de Almodóvar, promovieron y
frecuentaron el trato con los pensadores y filósofos de las nuevas ideas. Las vías de
expresión fueron los periódicos, las universidades y las florecientes Sociedades de
Amigos del País. Entre los españoles ‘ilustrados’, se puede citar a Isidoro de Antillón,
geógrafo e historiador; Francisco Cabarrús, crítico y cronista de su tiempo; Juan
Meléndez Valdés, que hizo de la Universidad de Salamanca un polo de atracción
‘ilustrada’; Gaspar Melchor de Jovellanos, político y reformador; Valentín de Foronda,
embajador y economista, entre otros.

Durante la primera mitad del siglo XVIII, los líderes de la Ilustración libraron una
ardua lucha contra fuerzas considerables. Muchos fueron encarcelados por sus escritos, y
la mayoría sufrió persecución y penas por parte de la censura gubernamental, así como
descalificaciones y condenas de la Iglesia. En muchos aspectos, sin embargo, las últimas
décadas del siglo marcaron un triunfo del movimiento en Europa y en toda América.
Hacia 1770, la segunda generación de ilustrados recibió pensiones del gobierno y
asumió la dirección de academias intelectuales establecidas. El enorme incremento en la
publicación de periódicos y libros aseguró una amplia difusión de sus ideas. Los
experimentos científicos y los escritos filosóficos llegaron a estar de moda en amplios
círculos de la sociedad, incluidos los miembros de la nobleza y del clero. Algunos
monarcas europeos adoptaron también ideas o al menos el vocabulario de la Ilustración.
Voltaire y otros ilustrados quienes gustaban del concepto del rey-filósofo, difundiendo
sus creencias gracias a sus relaciones con la aristocracia, acogieron complacientes la
aparición del llamado despotismo ilustrado, del que Federico II de Prusia, Catalina la
Grande de Rusia, José II de Austria y Carlos III de España fueron los ejemplos más

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célebres. Desde una visión retrospectiva, sin embargo, la mayoría de estos monarcas
aparece manipulando el movimiento, en gran parte con propósitos propagandísticos y
fueron, con mucho, más despóticos que ilustrados.

A finales del siglo XVIII surgieron algunos cambios en el pensamiento de la


Ilustración. Bajo la influencia de Rousseau, el sentimiento y la emoción llegaron a ser
tan respetables como la razón. En la década de 1770 los escritores ensancharon su campo
de crítica para englobar materias políticas y económicas. De mayor importancia en este
aspecto fue la experiencia de la guerra de la Independencia estadounidense (en las
colonias británicas). A los ojos de los europeos, la Declaración de Independencia y la
guerra revolucionaria anunciaron que, por primera vez, algunas personas iban más allá
de la mera discusión de ideas ilustradas y las estaban aplicando. Es probable que la
guerra alentara los ataques y críticas contra los regímenes europeos existentes.

Suele decirse que el Siglo de las Luces concluyó con la Revolución Francesa de
1789, pero no son pocos los que contemplan e interpretan la inquietud política y social
de este periodo como causa desencadenante de la Revolución. Al incorporar muchas de
las ideas de los ilustrados, la Revolución, en sus etapas más difíciles, entre 1792 y 1794,
sirvió para desacreditar estas ideas a los ojos de muchos europeos contemporáneos. El
enorme impacto que la Revolución Francesa causó en España, tras la muerte de Luis
XVI, así como en los dominios españoles de América, provocó una violenta persecución
de las personas más representativas de las nuevas ideas. Se estableció una censura total y
se cerraron las fronteras, prohibiéndose el paso de todo tipo de libros y folletos, o su
embarque hacia América.

Aunque se produjo un repunte de interés modernizado y progresista bajo el gobierno


de Manuel Godoy con la ayuda de Jovellanos, el miedo a la contaminación
revolucionaria favoreció la represión más absoluta, tanto en la metrópoli como en los
dominios de la América española. La existencia de numerosas Sociedades de Amigos
del País en los virreinatos favoreció la implantación y extensión de la ‘ilustración’ en
América Latina.

De lo que no cabe duda es de que la Ilustración dejó una herencia perdurable en los
siglos XIX y XX. Marcó un paso clave en el declinar de la Iglesia y en el crecimiento del
secularismo actual. Sirvió como modelo para el liberalismo político y económico y para
la reforma humanitaria a través del mundo occidental del siglo XIX. Fue el momento
decisivo para la creencia en la posibilidad y la necesidad de progreso que pervivió, de
una forma moderada, en el siglo XX.
EL RENACIMIENTO

El Renacimiento, es el periodo de la historia europea caracterizado por un


renovado interés por el pasado grecorromano clásico y especialmente por su arte. El
renacimiento comenzó en Italia en el siglo XIV y se difundió por el resto de Europa
durante los siglos XV y XVI. En este periodo, la fragmentaria sociedad feudal de la edad
media, caracterizada por una economía básicamente agrícola y una vida cultural e
intelectual dominada por la Iglesia, se transformó en una sociedad dominada
progresivamente por instituciones políticas centralizadas, con una economía urbana y
mercantil, en la que se desarrolló el mecenazgo de la educación, de las artes y de la
música.

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1. Contexto.

El término ‘renacimiento’ lo utilizó por vez primera en 1855 el historiador


francés Jules Michelet para referirse al “descubrimiento del mundo y del hombre” en el
siglo XVI. El historiador suizo Jakob Burckhardt amplió este concepto en su obra La
civilización del renacimiento italiano (1860), en la que delimitó el renacimiento al
situarlo en el periodo comprendido entre el respectivo desarrollo artístico de los pintores
Giotto y Miguel Ángel, y definió a esta época como el nacimiento de la humanidad y de
la conciencia modernas tras un largo periodo de decadencia.

La más reciente investigación ha puesto fin al concepto de la edad media como


época oscura e inactiva y ha mostrado cómo el siglo previo al renacimiento estuvo lleno
de logros. Gracias a los scriptoria (aulas dedicadas al estudio) de los monasterios
medievales se conservaron copias de obras de autores latinos como Virgilio, Ovidio,
Cicerón y Séneca. El sistema legal de la Europa moderna tuvo su origen en el desarrollo
del Derecho civil y del Derecho canónico durante los siglos XII y XIII, y los pensadores
renacentistas continuaron la tradición medieval de los estudios de gramática y retórica.
En el campo de la teología, durante el renacimiento se continuaron las tradiciones
medievales del escolasticismo y las establecidas por las obras de santo Tomás de
Aquino, Juan Escoto y Guillermo de Ockham. El platonismo y el aristotelismo fueron
cruciales para el pensamiento filosófico renacentista. Los avances en las disciplinas
matemáticas (también en la astronomía) estaban en deuda con los precedentes
medievales. Las escuelas de Salerno y Montpellier fueron destacadas centros de estudios
de medicina durante la edad media.

2. Características.

El renacimiento italiano fue sobre todo un fenómeno urbano, un producto de las


ciudades que florecieron en el centro y norte de Italia, como Florencia, Ferrara, Milán y
Venecia, cuya riqueza financió los logros culturales renacentistas. Estas mismas
ciudades no eran producto del renacimiento, sino del periodo de gran expansión
económica y demográfica de los siglos XII y XIII. Los comerciantes medievales
italianos desarrollaron técnicas mercantiles y financieras como la contabilidad o las
letras de cambio. La creación de la deuda pública (concepto desconocido en épocas
pasadas) permitió a esas ciudades financiar su expansión territorial mediante la conquista
militar. Sus mercaderes controlaron el comercio y las finanzas europeas; esta fluida
sociedad mercantil contrastaba claramente con la sociedad rural de la Europa medieval.
Era una sociedad menos jerárquica y más preocupada por sus objetivos seculares.

3. Ruptura con la Tradición.

Por supuesto, la edad media no acabó de forma repentina. No obstante, sería falso


considerar la historia como una perpetua continuidad y, por tanto, al renacimiento como
una mera continuación de la edad media. Una de las más significativas rupturas
renacentistas con la tradición medieval se encuentra en el campo de la historia. Las obras
Historiarum florentini populi libri XII (Doce libros de historias florentinas, 1420) de
Leonardo Bruno, las Istorie fiorentine (Historias florentinas, 1525) de Nicolás
Maquiavelo, Storia d´Italia (Historia de Italia, 1561-1564) de Francesco Guicciardini y
Methodus ad facilem historiarum cognitionem (Método para facilitar el conocimiento
de la historia, 1566) de Jean Bodin (Bodino), estaban escritas desde un punto de vista

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secular del tiempo y con una actitud crítica hacia las fuentes históricas. La historia se
convirtió en una rama de la literatura más que de la teología; los historiadores
renacentistas rechazaron la división medieval cristiana de la historia, que se iniciaba con
la Creación, seguida por la encarnación de Jesús, para terminar con el posterior Juicio
Final. La visión renacentista de la historia también constaba de tres partes: comenzaba
con la antigüedad, continuaba con la edad media y se completaba con la edad de oro, o
renacimiento, que acababa de iniciarse. Mientras que los eruditos medievales
contemplaban con recelo el mundo pagano griego y romano creyendo que vivían en la
última etapa histórica, previa al Juicio Final, sus colegas renacentistas exaltaban el
mundo clásico, condenaban el medioevo como una etapa ignorante y bárbara y
proclamaban su propia era como la época de la luz y de regreso al clasicismo. Esta
visión era expresada por muchos pensadores renacentistas que recibieron el nombre de
humanistas.

La idea renacentista del humanismo supuso otra ruptura cultural con la tradición


medieval. Según el profesor estadounidense Paul Oscar Kristeller, este término,
frecuentemente mal interpretado, significa la tendencia general del renacimiento a
“conceder la mayor importancia a los estudios clásicos y a considerar la antigüedad
clásica como la pauta común y el modelo a seguir en toda la actividad cultural”. Se
estudiaron los textos clásicos y se enjuiciaron por sus propios valores; desde este
momento ya no se utilizarían más para embellecer y justificar la civilización cristiana. El
gran interés por la antigüedad tuvo su expresión en la febril y fructífera búsqueda de
manuscritos clásicos; se redescubrieron los Diálogos de Platón, los textos históricos de
Heródoto y Tucídides, las obras de los dramaturgos y poetas griegos, así como de los
Padres de la Iglesia, que se publicaron críticamente por primera vez. El estudio de la
lengua griega se desarrolló en los siglos XV y XVI gracias a la emigración de eruditos
bizantinos que, tras la caída de Constantinopla en manos del Imperio otomano en 1453,
la enseñaron en Florencia, Ferrara y Milán. El estudio de la literatura antigua, de la
historia y de la filosofía moral, aunque a veces degeneró en una imitación de los
clásicos, tenía por objetivo crear seres humanos libres y civilizados, personas de gusto y
juicio, ciudadanos, en definitiva, más que sacerdotes y monjes.

La perfección del cuerpo humano mediante el entrenamiento físico, ideal que


raramente se conoció en la edad media, se convirtió en uno de los objetivos de la
educación renacentista. Los estudios humanísticos, junto a los grandes logros artísticos
de la época, fueron fomentados y apoyados económicamente por grandes familias como
los Medici en Florencia, los Este en Ferrara, los Sforza en Milán, los Gonzaga en
Mantua, los duques de Urbino, los dogos en Venecia y el Papado en Roma.

4. Las Artes.

La recuperación y estudio de los clásicos originó la aparición de nuevas


disciplinas; filología clásica, arqueología, numismática y epigrafía, y afectó críticamente
al desarrollo de las ya existentes. En el campo de las bellas artes la ruptura decisiva con
la tradición medieval tuvo lugar en Florencia en torno a 1420, cuando el arte renacentista
alcanzó el concepto científico de perspectiva lineal que hizo posible representar el
espacio tridimensional de forma convincente en una superficie plana. Las obras del
arquitecto Filippo Brunelleschi y del pintor Masaccio son deslumbrantes ejemplos del
uso de esta técnica. Donatello, considerado fundador de la escultura moderna, esculpió
una estatua de David, primer desnudo a tamaño natural desde la antigüedad. Desde

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mediados del siglo XV, las formas y temas clásicos volvieron a ser utilizados: los
motivos mitológicos tomados de las fuentes literarias adornaron palacios, paredes,
mobiliarios y vajillas; Pisanello retomó la antigua costumbre de acuñar medallas para
conmemorar a eminentes figuras, como el político florentino Cosme de Medici; Piero
della Francesca, Andrea Mantegna y Sandro Botticelli pintaron retratos de personajes de
la nobleza, resaltando sus características individuales. Los ideales renacentistas de
armonía y proporción culminaron en las obras de Rafael, Leonardo da Vinci y Miguel
Ángel durante el siglo XVI.

5. Ciencia y Tecnología.

También se hicieron progresos en medicina y anatomía, especialmente tras la


traducción, en los siglos XV y XVI, de numerosos trabajos de Hipócrates y Galeno;
también fueron traducidos en el siglo XVI algunos de los más avanzados tratados
griegos sobre matemáticas. Entre los avances realizados destacaron la solución de
ecuaciones cúbicas y la innovadora astronomía de Nicolás Copérnico, Tycho Brahe y
Johannes Kepler. A finales del siglo XVI, Galileo ya había dado un paso fundamental al
aplicar modelos matemáticos a la física. La geografía se transformó gracias a los
conocimientos empíricos adquiridos a través de las exploraciones y los descubrimientos
de nuevos continentes y por las primeras traducciones de las obras de Tolomeo y
Estrabón. En el campo de la tecnología, la invención de la imprenta en el siglo XV
revolucionó la difusión de los conocimientos. La imprenta incrementó el número de
ejemplares, ofreció a los eruditos textos idénticos con los que trabajar y convirtió el
trabajo intelectual en una labor colectiva. El uso de la pólvora transformó las tácticas
militares entre los años 1450 y 1550, favoreciendo el desarrollo de la artillería, que
mostró sus efectos devastadores contra los muros de piedra de castillos y ciudades. El
ejército medieval, encabezado por la caballería y apoyado por arqueros, fue reemplazado
progresivamente por la infantería, provista de armas de fuego y picas; tales fuerzas
formaron los primeros ejércitos permanentes de Europa.

6. Política

En el campo del derecho, se tendió a sustituir el abstracto método dialéctico de


los juristas medievales por una interpretación filológica e histórica de las fuentes del
Derecho romano. Por lo que respecta al pensamiento político, los teóricos renacentistas
recusaron, pero no anularon, la proposición medieval de que la preservación de la
libertad, del derecho y de la justicia constituía el objetivo fundamental de la vida
política. Los renacentistas aseveraron que la misión central del gobernante era mantener
la seguridad y la paz. Maquiavelo sostenía que la virtú (la fuerza creativa) del
gobernante era la clave para el mantenimiento de su propia posición y el bienestar de sus
súbditos, idea consonante con la política de la época. Durante el renacimiento, las
ciudades italianas se convirtieron en estados territoriales que buscaban expandirse a
costa de otros. La unificación territorial tuvo lugar también en España, Francia e
Inglaterra, lo que condujo a la formación del Estado nacional moderno. Este proceso
contó con la ayuda de la moderna diplomacia, configurada, al tiempo que las nuevas
tácticas militares, cuando las ciudades-estado italianas establecieron embajadas
permanentes en cortes extranjeras. En el siglo XVI la institución de la embajada estable
se hallaba extendida por el norte del continente, en Francia, Inglaterra y en el Sacro
Imperio Romano Germánico.

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7. Religión.

El clero renacentista, particularmente su más alta jerarquía, ajustó su


comportamiento a la ética y costumbres de la sociedad laica. Las actividades de los
papas, cardenales y obispos apenas se diferenciaban de las usuales entre los mercaderes
y políticos de la época. Al mismo tiempo, la cristiandad se mantuvo como un elemento
vital y esencial de la cultura renacentista. Predicadores como san Bernardino de Siena y
teólogos o prelados como San Antonino de Florencia, gozaron de gran prestigio y fueron
venerados. Además muchos humanistas se preocuparon por cuestiones teológicas y
aplicaron los nuevos conocimientos filológicos e históricos para estudiar e interpretar a
los Padres de la Iglesia. El acercamiento humanista a la teología y a las Escrituras se
puede observar desde el erudito y poeta italiano Petrarca hasta el holandés Erasmo de
Rótterdam, lo que tuvo un poderoso impacto sobre los católicos y protestantes.

8. Evaluación.

Algunos medievalistas afirman que la hinchada elocuencia y el insípido


neoclasicismo de muchos escritos humanistas debilitan la pretensión de que el
renacimiento constituye un punto de inflexión en la civilización occidental. Aunque esas
aseveraciones son válidas en cierta medida, el renacimiento fue sin duda una época en la
que las antiguas creencias fueron puestas a prueba y la ebullición intelectual que
entonces se produjo preparó el camino a los pensadores y científicos del siglo XVII. La
idea renacentista de que la humanidad domina a la naturaleza es análoga al concepto del
control del hombre sobre los elementos de la naturaleza explicado por Francis Bacon,
concepto que inició el desarrollo de la ciencia y de la tecnología moderna. No obstante,
el renacimiento ha legado, por encima de todo, monumentos de gran belleza artística que
se mantienen como definiciones perennes de la cultura occidental.

FILOSOFIA DEL SIGLO XIX

FILOSOFÍA Y MODERNIDAD
1. Los Orígenes de la Modernidad
A comienzos de la era cristiana, la espléndida obra de la razón griega quedará
oscurecida y en gran parte barrida por la fuerza y el arraigo de nuevas formas de fe que,
durante muchos siglos, ejercieron su dominio sobre la vida de los hombres. Pero el
espíritu que había dado vida al pensamiento filosófico griego renacería con fuerza
contribuyendo de forma decisiva a alumbrar un mundo en el que los seres humanos, en
lugar de tener que atender a los imperativos de la religión y de la teología, buscaron
proseguir el interrumpido proyecto que los filósofos griegos entendieron como "el orden
de la razón". Este nuevo mundo en el que la razón, adjetivada cada vez más como
"razón científica", sirve de base al sistema de convicciones de los hombres, es el que
conocemos como Mundo Moderno.
El punto de partida del pensamiento y del mundo moderno no podemos ni
debemos en justicia situarlo en el siglo XVII como si fuese posible que de un
escolasticismo decadente y petrificado pudiese surgir de pronto la filosofía y la ciencia
moderna que representan Descartes y Galileo. Fueron los hombres del Renacimiento los
que, al declinar la concepción medieval, iban a romper con las tradiciones clericales de
la Edad Media. El comienzo de tan trascendental período podemos situarlo alrededor

55
del 1400, y podemos considerarle terminado hacia 1650, es decir, cuando ya ha
triunfado la mentalidad moderna, esto es, el sistema de ideas, valoraciones e impulsos
que desde entonces hasta nuestros días han constituido los principios fundamentales de
la Edad Moderna. Durante este amplísimo período de tiempo el pensamiento europeo
sufrirá una profunda transformación cuyo resultado final será la formación de una nueva
mentalidad que produjo un cambio de equilibrio en la cultura, al que contribuyeron de
forma conjunta humanistas, artistas, artesanos, literatos, comerciantes, filósofos, y
hombres de acción, a los que corresponde el honor y el mérito de ser los iniciadores de
la modernidad.
El Renacimiento es un período enormemente complejo y plural por la
heterogeneidad de los elementos presentes en él, donde lo viejo y lo nuevo se
entrecruzan y mezclan. Hay ciertamente en el Renacimiento, como no podía ser de otra
forma, una supervivencia de ciertos aspectos de la vida medieval, pero lo que le define y
distingue es la germinación y desarrollo de una vida nueva que terminará dando sus
frutos. El hecho de que los pensadores de esta época tengan clara conciencia de ello es
precisamente lo que marca la distancia y separa de raíz al Medioevo del Renacimiento.
El hombre renaciente tiene una nueva imagen del mundo al que no ve como un
lugar de paso, sino como algo valioso y bello, objeto digno no sólo de contemplación,
sino adecuado para que, mediante su trabajo, el hombre pueda construir en él su
morada. Lo que hace que los hombres del Renacimiento sean auténticamente
"modernos" es la exaltación de la dignidad y la grandeza del hombre, al convertirle en
protagonista de su propio destino. Los humanistas y filósofos enseñarán que el hombre
con su inteligencia y con sus manos es capaz de dominar las cosas y de organizar
humanamente, esto es, de forma racional y libre, la comunidad a la que pertenece.
Esta capacidad creadora, que el hombre es el único en poseer, es lo que hizo que
muchos de los filósofos del Renacimiento abandonaran el símbolo medieval de Adán
por el de Prometeo, inventor de todas las artes y los instrumentos de la vida civil. Un
tema central de la literatura, del arte y de la filosofía renacentista es la del papel creador
que desempeña el hombre, que de ser un simple juguete o espectador frente a las fuerzas
cósmicas, pasa a convertirse en verdadero protagonista de su historia.
En los círculos humanistas y filosóficos más renovadores de los siglos XV y
XVI se fue consolidando un espíritu crítico desprovisto de prejuicios que impuso un
cambio de rumbo en la historia del pensamiento humano al cuestionar el método de la
tradición y las "autoridades" sobre el que se había basado gran parte del saber medieval,
por un nuevo método de autonomía frente a lo recibido del pasado.
El hombre renacentista quiere conocer y gozar de este mundo labrando su
existencia en libertad, pero no al margen de Dios. Lo que sí existió ciertamente fue un
verdadero proceso de secularización tanto en el pensamiento como en su actitud ante el
mundo, pero eso no implicó la irreligiosidad ni el ateísmo, que fueron fenómenos raros
en el Renacimiento. Dios estaba presente, pero los hombres se colocaron cara al mundo
intensificándose cada vez más su interés por él. La religión se convierte, especialmente
durante el siglo XV, en un asunto privado, adoptándose una evidente actitud de
indiferencia y de desprecio hacia la autoridad de la Iglesia y de sus representantes. Esta
es, sin duda, una de las raíces del protestantismo. Sin embargo, aún reconociendo que el
protestantismo contribuyó a librar al hombre de la tutela de la Iglesia en sus relaciones
con Dios, no hay que olvidar que la concepción luterana del hombre es tremendamente
pesimista y desoladora dejándole atrapado en su culpa y pecaminosidad, angustiado con
la conciencia de que su destino está fijado desde la eternidad y que nada puede hacer
para modificarlo. Esta concepción del hombre es sin duda profundamente
antirrenacentista y antimoderna. Fue precisamente este pesimismo determinista en la

56
concepción del hombre lo que impidió a un humanista liberal como Erasmo el adherirse
al protestantismo. Además no hay que olvidar que tanto la Reforma como la
Contrarreforma son dos movimientos religiosos, esto es, que ven al hombre y al mundo
desde una perspectiva de fe y no de razón que es otro aspecto esencial que caracteriza al
hombre moderno. El hombre del Renacimiento, de acuerdo con la tradición clásica,
adopta una actitud racional ante el mundo, pero al no haber abandonado su fe religiosa
mantiene una escisión interior que sólo supera en la medida en que su fe es algo
consuetudinario y convencional.
Los renacentistas adoptan una actitud que está en la línea de la tradición clásica,
y efectivamente la renovación cultural que tuvo lugar a finales del siglo XIV y
comienzos del XV tuvo como lema el del "retorno los clásicos". El humanismo
filosófico sostenía ciertamente la necesidad de estudiar e imitar a los antiguos, pero no
se limitaba en absoluto a glosarlos e interpretarlos, sino que veía en ellos auténticos
modelos del uso autónomo de la razón. Al mirarlos como modelos del pensar y no como
dioses omniscientes, sustituyeron el principio de autoridad, método que había sido
utilizado en la Edad Media, por el de la libre investigación. Fueron precisamente los
filósofos humanistas los que, debido a sus preocupaciones histórico-críticas, trataron de
situar a los pensadores antiguos en sus dimensiones precisas, encuadrándolos en su
propia época. Así, por ejemplo, Aristóteles es visto como un gran filósofo, pero no
como la encarnación de la ciencia, y su pensamiento fue necesariamente limitado
precisamente por ser un producto histórico, ligado a determinado tiempo y lugar y
surgido para responder a situaciones y problemas propios de su época. A medida que
nuevos descubrimientos geográficos, científicos y técnicos fueron llegando, se pudieron
experimentar la limitación de las doctrinas de los antiguos, lo que provocó que se
volviese la espalda a las teorías recibidas, y que la experiencia y reflexión personal se
constituyesen en métodos imprescindibles del nuevo rumbo del pensamiento.
El sentimiento de la limitación de las teorías de los antiguos y de la enorme tarea
que quedaba por hacer en el orden del pensar y del obrar, no supuso para los filósofos y
pensadores renacentistas el desprecio o la indiferencia para el pensamiento de la
antigüedad, muy al contrario valoraron muy positivamente sus logros, pero lo que sí
hicieron fue apreciarlo en su justa medida, poniendo de manifiesto que los ingentes
cambios ocurridos en su propio mundo exigían un nuevo saber que no podía ser hallado
en la antigua filosofía, aunque sí buscaron y creyeron encontrar en ella un estilo
autónomo de pensamiento que debía ser imitado. La superioridad de los modernos sobre
los antiguos, que fueron un tema frecuente en el Renacimiento, se debe precisamente a
que, como dicen algunos renacentistas, "subidos sobre sus hombros", podemos divisar y
ver más cosas, pero también que dejaron, muchas más por resolver y eso constituye la
tarea que queda por realizar a los hombre de la nueva época.
El nuevo orbe filosófico que surge en esta época permite separar claramente a la
filosofía renacentista de la escolástica medieval tanto por las nuevas exigencias
metodológicas como por cambiar la imagen de una filosofía que empieza a interesarse
por investigaciones concretas y precisas en el orden de las ciencias humanas y en el de
la naturaleza, pero sigue existiendo una problemática heredada en parte de la filosofía
medieval cristiana, como, por ejemplo, la preocupación por el lugar que ocupa Dios en
el esquema de las cosas. La filosofía humanista fue sólo el primer paso de un desarrollo
intelectual en la línea de un pensamiento secular moderno. En el Renacimiento se dio
una enorme importancia al hombre, a su dignidad y a su lugar privilegiado en el
Universo, y estos aspectos son característicos de esta época y no enlazan con influencias
medievales, para las que la dignidad del hombre no descansaba en su libertad y
capacidad de creer, sino en ser una criatura hecha a imagen y semejanza de Dios. En

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este sentido puede decir con razón Ortega que "La vida antigua fue cosmocéntrica; la
medieval teocéntrica; la moderna antropocéntrica".

2. El Hombre Protagonista de su Destino

La creencia, auténticamente humanista, en la potencia creadora del hombre


capaz de modelar el mundo y su propio destino, frente a una concepción estática del
hombre que dominaba en el Medioevo y que veía a éste como un mero espectador en el
conjunto de las fuerzas cósmicas y cuya alternativa era confiar en Dios, surgirá en el
Renacimiento un nuevo concepto de hombre que, confiado en sí mismo, en su razón, en
su capacidad de construir, debe convertirse en artífice de sí mismo y de su destino.
Los textos de exaltación de la grandiosidad humana se compusieron en la
Florencia del siglo XV y por encima de todos ellos destaca la famosa "Oración sobre la
dignidad del hombre" de Pico de la Mirándola. La grandeza del hombre no reside en
ocupar un lugar privilegiado en la estructura del universo, ni en la excelencia de su
naturaleza que le convertiría en una especie de intermediario de todas las criaturas, ni se
encuentra, ni reside en la capacidad inquisitiva de su razón, su grandeza no depende de
su ser, sino de su libertad con la que el hombre puede hacerse a sí mismo a su gusto,
esto es, convertirse en "libre escultor y modelador de sí mismo".
El hombre no tiene una naturaleza fija, concreta y determinada, su carácter
milagroso reside precisamente en ser un punto de libertad total en el universo. El
hombre tiene ante sí una infinidad de posibilidades y él mismo es una infinita
posibilidad abierta, capaz de elegir por sí mismo lo que quiera ser, él es el artífice de su
propia suerte. Para Pico es evidente que el hombre puede emplear mal su grandeza. No
es lo mismo ser una cosa u otra y, por tanto, hemos de procurar no convertir en
perniciosa la saludable opción libre que se nos otorgó. La libertad es una llamada hacia
la perfección, hacia la plena realización, pero también puede convertirse en un proceso
corruptor, y en este sentido la miseria del hombre radicará en el mal uso que haga de su
libertad, pero de ninguna forma cree Pico, ni los demás renacentistas que están en su
línea, que la depravación forma parte esencial de la naturaleza humana, ya que esa
naturaleza no es algo dado y fijo. El mito del "pecado original" se desvanece. Los
humanistas no creen que hayamos heredado ningún pecado de Adán, lo que sí afirman
es que es posible que sigamos su ejemplo, es decir, podemos corrompernos con nuestro
obrar, pero no somos seres depravados y corruptos. Esta concepción del hombre
muestra una vez más la profundidad de la ruptura renacentista, con respecto a la
concepción medieval, para la que fue precisamente el pecado de Adán quien hizo perder
la dignidad natural al hombre; e igualmente pone de manifiesto la radical distancia que
separa la concepción humanista del hombre, que está en la base de la concepción
moderna del mismo, de la concepción que mantiene la Reforma protestante, tanto en
Lutero como en Calvino, que niegan la grandeza del hombre e insisten en la
pecaminosidad y depravación del mismo, tras la caída de Adán.
La libertad, tal como la entiende Pico, no es una posibilidad vacía, cerrada en sí
misma, sin horizontes, es una libertad para hacerse y para obrar, para elegir, para serlo
todo, para abarcarlo todo, para apropiárselo y dominarlo. El hombre se hace a sí mismo
actuando en el mundo, su destino es enseñorearse de la propia naturaleza y es
precisamente en esta reestructuración y remodelación del mundo cuando se da un rostro
propio; la huella que deja en el mundo con su acción y su trabajo, el oficio que en él
desempeña, le permite tener una imagen y una faz propia. El hombre está íntimamente
unido a la naturaleza y en esta relación puede dominar sobre los elementos y la
naturaleza toda. "Si queremos podemos" proclama Pico; y la razón de ese poder es que

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al carecer de una naturaleza concreta, siendo libertad total, se encuentra fuera y por
encima de la jerarquía de los seres y, por tanto, puede transformarlo todo y provocar la
sujeción de todas las formas al hombre.
Fue precisamente esta apasionada preocupación de Pico por la libertad lo que le
llevó a luchar contra el determinismo astrológico, que consideraba que tanto el mundo
histórico como el natural eran consecuencia necesaria del influjo de los cuerpos
celestes. Es cierto que tal determinismo, tal como era defendido, por ejemplo en
Pompanazzi, había alejado lo sobrenatural del mundo, liberando a los hombres del
capricho de los dioses, pero éstos seguían atados al movimiento de los astros. Pico no
acepta ningún tipo de determinación que le venga de fuera, ya sea material o espiritual.
El hombre no tiene una naturaleza que lo ate o determine, él es el padre de sí mismo,
resultado de su propia acción.
Con Pico la libertad se convierte en una auténtica categoría antropológica que
afecta a todos los hombres sin distinción y esta radical novedad resultó ser una
verdadera revolución que el Renacimiento aportó a la modernidad. Cuando se habla en
exclusiva de la "revolución científica" se suele olvidar que ésta fue posible gracias a la
revolución antropológica que la precedió y que vio en la ciencia y en la técnica el
instrumento imprescindible para la realización efectiva de esa libertad constitutiva del
ser humano. Bruno, que al igual que Pico, está contra la astrología, afirmará que el
verdadero cielo se encuentra en nuestro espíritu y que no podemos someternos a
poderes ajenos a nosotros mismos. Sólo los hombres regidos por las supersticiones y las
falsas creencias tienen a los astros como soberanos supremos de su destino. Es preciso
derribar esos supuestos poderes por los del hombre mismo, pero sólo será posible si
desarrolla en sí mismo ese sentimiento heroico que le permitirá alcanzar su madurez y
realizarse plenamente.
Otra línea argumental en el Renacimiento: afirmando con la misma intensidad la
excelencia del hombre, no la concibe como lo hacen Pico y sus seguidores. La
realización del hombre sigue estando en la libertad, pero una libertad entendida de
forma muy distinta, en especial en lo que se refiere a la relación del hombre con la
naturaleza, cuyo poder queda limitado por el inmutable orden de las cosas al que el
hombre como todos los demás seres están atado. Esta línea de pensamiento es la que se
encuentra en Pompanazzi, máximo representante del aristotelismo paduano, y que está
al mismo tiempo fuertemente influenciado por las corrientes humanistas. Él va a
defender una concepción de la dignidad del hombre que nada tiene que ve con la de
Pico: en su libro "De incantionibus" en el que pretende reducir a causas naturales todos
los fenómenos "maravillosos" o "milagrosos" que se atribuían a causas sobrenaturales,
va a defender una concepción de la naturaleza rígidamente naturalista y determinista,
siendo su determinismo de carácter astrológico, que afecta tanto al mundo natural como
al humano.
El orden de la naturaleza es único e indestructible y es vana ilusión soñar con
estar por encima y más allá de él. El hombre está ligado y atado a la naturaleza y a la
necesidad como todos los demás seres. En nombre de la razón científica, Pompanazzi
polemizará y atacará con violencia a Pico al que acusa de moverse por razones
extracientíficas creyendo que es posible escapar a la necesidad. Pero entonces ¿dónde
está la excelencia de los hombres en esa concepción que les convierte de seres libres en
esclavos: "el hombre se encuentra situado a mitad de camino entre las cosas mortales y
las inmortales" ante todo, en su intelecto especulativo con el que puede conocer el orden
del mundo y el margen de libertad posible dentro de las leyes generales de la naturaleza;
En segundo lugar, su excepcionalidad con relación a los demás seres de la naturaleza
radica en su intelecto "operativo" o técnico que permite al sabio actuar fecundamente en

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el marco y dentro de los límites que le impone el orden universal. Pero especialmente
aquello que diferencia al hombre de los demás seres naturales y que le libera del
sometimiento al orden natural es lo que él llama el tercer intelecto o "intelecto ético", o
sea, la virtud moral, que podemos lograr en esta vida.
Es el comportamiento moral el único que nos permite romper la compacta
estructura de lo real, pero conscientes de que esa liberación tiene un límite temporal.
Efectivamente Pompanazzi sostiene un punto de vista naturalista respecto al alma, sin
que sea lícito pensar en una vida inmortal. La grandeza del hombre reside en su virtud
moral que es recompensa de sí misma. Esa es la única y auténtica posible dignidad para
todo ser humano. El valor de la vida humana no depende de la duración de la misma,
como dice Pompanazzi en su ensayo: "La cuestión de la inmortalidad".
Mientras en Pico el hombre alcanza plenamente su fina para el que está
destinado cuando se convierte en "libre escultor y modelador de sí mismo", exaltando la
libertad, Pompanazzi, en cambio, reduce la libertad al marco de las inflexibles leyes
generales de la naturaleza, y cree que el hombre se realiza como tal, afirmando su
humanidad, cuando actúa moralmente. Frente a una concepción del mundo centrada en
la humanidad que es entendida como libertad creadora por la que el hombre se distingue
de la naturaleza y la supera y domina, surge otra centrada en la naturaleza, en la que el
hombre queda negado como un simple elemento del todo. Son los dos polos de la
filosofía del Renacimiento, que implican dos conceptos distintos del hombre.

3. El Hombre Constructor de la Sociedad Política

La confianza de los humanistas en el hombre se manifiesta también muy


especialmente en la capacidad de construir la sociedad política, extendiendo el orden de
la razón a las comunidades humanas, tratando de establecer un estado justo, capaz de
superar los conflictos y conseguir el bienestar para la colectividad de los hombres. El
compromiso político aparece de forma destacada en una gran parte de los escritos
humanistas. Posiblemente la aportación más importante de los pensadores políticos del
Renacimiento fue el descubrimiento de la humanidad como un todo,
independientemente de la comunidad particular a que dada uno pertenece. La
humanidad estaba integrada por individuos vinculados entre sí en la medida en que
todos y cada uno formaban parte de una "especie humana" y unitaria. La sociedad
humana esta integrada por seres libres e iguales (aunque sólo fuera formalmente), y los
descubrimientos científicos y técnicos eran patrimonio de toda la humanidad.
Ese mismo ideal de la unidad de la colectividad humana, explica las grandes
utopías surgidas en el Renacimiento en las que se establecen normas para "toda" la
humanidad en las que se aspira, como aparece claramente expresado en Campanella, a
la creación de una República Universal "La Ciudad del Sol".
La misma idea de universalidad aparece en el pensamiento político de los
humanistas florentinos de finales del siglo XIV y principios del XV. Todos los
pensadores del Renacimiento coincidieron en que el orden político era obra de la
comunidad humana y, por tanto, debía estar hecho a su medida, pero en lo que
evidentemente no coincidieron era en cuál debía ser el ordenamiento social y político
más adecuado par asegurar mejor el ideal de progreso y de libertad. Los más, como
Giordano Bruno, fueron entusiastas defensores de la incipiente sociedad burguesa y
sostuvieron que el progreso, gracias al que los hombres se van emancipando
paulatinamente de la naturaleza, se debe a la premura, al ingenio, a la sagacidad y al
esfuerzo de los individuos, de los que depende su fortuna. El interés de los individuos se
convierte en norma reguladora del progreso social. Es evidente que esto conlleva una

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casi segura desigualdad entre los ciudadanos, pues "no todos pueden llegar al punto que
pueden alcanzar uno o dos", pero esa esforzada carrera resultará un bien para toda la
comunidad. Bruno es consciente que tal tipo de desarrollo genera el mal y la injusticia,
pero también, y en mucha mayor medida, el bien. El mal es algo inevitable y viene a ser
el precio que hay que pagar por el progreso liberador.
Los pensadores utópicos del Renacimiento, en cambio, sostuvieron que era
posible un modelo de estructura social distinto, formado por seres libres e iguales,
donde lo más útil para la comunidad fuese al mismo tiempo lo más grato para el
individuo. En la Ciudad Solar, dice Campanella, los hombres serán todos iguales en el
trabajo, sin que se admita ningún tipo de esclavitud o servidumbre, e iguales también en
el disfrute de los bienes. Nadie recibirá más de lo que merece, pero tampoco le faltará
nada de lo necesario, disponiendo de todo aquello que contribuya a hacer grata su vida.
En total oposición a las concepciones anteriores se halla el modelo de Estado
concebido por el principal pensador político del Renacimiento: Maquiavelo. En su
opinión, la condición imprescindible para una acción política adecuada es el
conocimiento de los hombres; y Maquiavelo, en contra de la opinión mayoritaria de su
época, cree que los hombres son por naturaleza malvados y perversos, sin que tal
condición derive como en Lutero del pecado original. Si esa es la materia sobre la que
actúa la política, o sea, la naturaleza de los hombres, y si tenemos en cuenta que tal
condición no puede ser nunca eliminada, pues el hombre tiene una naturaleza y pasiones
constantes, el desorden, el miedo y la violencia resultan inevitables. Sólo el Estado, esto
es, el "orden estatal" puede garantizar una adecuada organización de la convivencia
humana. Sólo la violencia del Estado, su poder soberano, puede frenar la violencia
salvaje de los hombres y convertirse en garantía de la libertad de todos. Dada la
característica bestialidad y barbarie del hombre, la convivencia social y el bienestar son
siempre inestables. Tal tipo de inestabilidad puede ser combatido mediante una buena
legislación, un hábil y astuto político y una religión entendida simplemente como una
fuerza social al servicio de la unidad y del bien público.

4. El Camino Hacia un Pensamiento Secular y Libre

El logro de la libertad de pensamiento, sin la cual no hubiese sido posible la


ciencia ni la filosofía moderna, fue uno de los más preciados dones que los filósofos
renacentistas nos dejaron. Pero fue una conquista que lograron a costa de muchos
sufrimientos: procesos como los de Galileo, largos cautiverios como el de Campanella,
e incluso algunos terminaron sus vidas en la hoguera como Bruno o Vanini, no sin que
antes a este último el verdugo le cortase la lengua por blasfemo.
Los filósofos renacentistas lucharon en todo momento por un pensamiento libre
y autónomo, sustituyendo el principio de autoridad, que era la forma dominante en la
época medieval, por el de la libre investigación. Los problemas debían comparecer para
su posible solución ante un foro puramente temporal y mundano, esto es, ante el tribunal
de la razón natural, el único que podía decidir.
Con este espíritu, Pompanazzi proclamará la necesidad de retomar al puro
Aristóteles como modelo a seguir en el uso de la razón científica. Afirma no necesitar
en absoluto del mundo de la fe religiosa para fundar y construir, sobre bases propias y
autónomas, la ciencia de la naturaleza, la sicología e incluso la ética. En ningún
momento pretende conciliar el punto de vista de la razón con el de la fe, o disimular la
evidente contradicción entre ambos, más bien parece querer acentuar el conflicto,
llegando a sostener sin ambages en su libro "De inmortalitae animae" que toda la
metafísica escolástica del alma es mera fábula carente de todo fundamento. La solución

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al conflicto no intentó hallarla en buscar soluciones de compromiso que siempre
rechazó tajantemente sino en separar la filosofía de la fe. Sostuvo, pues la famosa teoría
de la doble verdad, que, según sus palabras, venía a significar adherirse a la filosofía
hasta donde lo quiere la razón y a la teología hasta donde lo quiere la Iglesia. Parece
claro que en Pompanazzi tal teoría se presenta como la única forma de afirmar la
independencia de la filosofía frente a la teología y evitarse además males mayores.
Que la apelación a la teoría de la doble verdad era en él algo meramente formal
se pone de manifiesto por su teoría de las religiones como simples fábulas para gobernar
a los pueblos, pues éstos son como niños que necesitan que se les induzca al bien y se
les aleje del mal con la esperanza de premio y con el miedo del castigo.
Al igual que Pompanazzi, pero desde una posición filosófica muy distinta,
Campanella proclamará con tenacidad el derecho de cada cual a regir su propia vida, es
decir, a pensar y vivir libremente. El principio de autoridad que ciega y paraliza las
mentes y los corazones debía ser sustituido por el de la libre investigación. Su "pensa,
uomo, pensa", expresa magníficamente todo un programa de vida que nadie tiene
derecho a obstaculizar. Poner límites al pensamiento es enfrentarse al hombre,
negándole el derecho a convertirse en la imagen bella de Dios, e incluso es un delito
contra Dios mismo que es "racionalidad suprema, de la cual por participación somos
nosotros los hombres llamados seres racionales".
En sus poesías y sus cartas, escritas la mayoría de ellas en la cárcel, encontramos
una denuncia contra la violencia que trata de esclavizar y someter al hombre y una
defensa de la libertad y del pensar sin trabas como derechos esenciales a todo ser
humano. Cuando no hay razones para convencer se recurre a la violencia. En Giordano
Bruno tenemos otro de los grandes filósofos renacentistas luchadores por la "libertad
filosófica" en contra del dogmatismo, la intolerancia y contra la ignorancia
especialmente peligrosa cuando se cubre con el velo de lo sagrado, y a la que él de
forma sarcástica definió como "santa asinitá". Perseguido por todos, católicos y
protestantes, tuvo que peregrinar a la fuerza por Europa en busca de un lugar donde
exponer libremente su pensamiento. En Ginebra en el año 1579 estuvo a punto de ser
llevado a la hoguera por los calvinistas, pero logró salvarse porque se retractó, cosa a la
que años más tarde, cuando cae en manos de la Inquisición de Venecia -1592- y romana
-1593-1600- se negaría por no estar dispuesto a renunciar a su "amada filosofía". El 8 de
febrero del año 1600 se emite la sentencia definitiva que declaraba a Bruno "herético,
impenitente, obstinado y pertinaz, y como tal degradado de todas las ordenes
eclesiásticas, "tanto perseveró en su obstinación que fue conducido por los ministros de
justicia al "Campo de las flores", allí desnudado y atado a un palo fue quemado vivo,
acompañado siempre por nuestra compañía cantando las letanías y los Padres le
pidieron hasta el último momento que abandonara su obstinación con la que terminó su
miserable o e infeliz vida".
El más famoso de todos los conflictos que tuvieron lugar en esta época estuvo
protagonizado por Galileo y la Inquisición romana. La batalla que libró Galileo lo fue
en defensa de la libertad científica buscando liberar a la ciencia del sometimiento a la
teología, haciendo de ella un saber autónomo. En opinión del científico italiano, la
ciencia y la fe se sitúan en campos completamente distintos y para él, como científico,
por una parte, que confía en el valor de objetividad de la ciencia y como creyente
católico por otra, debían ser perfectamente compatibles. El saber acerca de la naturaleza
sólo se podía adquirir, opinaba Galileo, a través de un proceso continuo de investigación
que nadie tenía derecho a obstaculizar. En las ciencias mandan los hechos y los
argumentos y contra ellos nada podemos hacer.

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La abjuración de Galileo, después de su condena en el proceso de 1633 por su
defensa de las teorías copernicanas, fue el desenlace triste y lamentable de este episodio
de la historia de la ciencia, pero ésta, como ya había pronosticado el científico italiano,
siguió avanzando, sin que los obstáculos y condenas pudieran nada contra ella.
Ese ambiente de represión intelectual no fue una constante durante todo el
Renacimiento. En la primera época el ambiente fue de una gran tolerancia y libertad que
acompañó al proceso de creciente secularización dándose una cierta coexistencia
pacífica entre la religión por un lado y la ciencia y la filosofía por otro. En el siglo XVI
el proceso de secularización se interrumpe y las iras de la represión se desencadenan. El
momento clave de ese cambio de rumbo tiene un nombre: El Concilio de Trento (1545-
1563). Con él triunfó la Contrarreforma y con él dio comienzo una etapa que puso fin al
espíritu de tolerancia y libertad que había producido el primer Renacimiento. La Iglesia
se lanzó no sólo contra la Reforma protestante, sino también contra la libertad filosófica
y científica que podía poner en peligro en su opinión, la ortodoxia de la fe. La Iglesia
que surgió de Trento, una vez derrotada la corriente humanista que vivía en el seno de la
misma, trató de impedir a toda costa la libre circulación de ideas. El ambiente de asfixia
afectó a todos los órdenes de la cultura sin excepción. La primera oleada represiva fue la
más dura, convocándose a numerosos intelectuales ante la Inquisición.

5. Revalorización del Mundo Humano: El Amor a la Vida

Uno de los grandes méritos que cabe asignar a los humanistas es la


revalorización de toda manifestación de la vida., que recupera su preeminencia, valor y
belleza. El tema de la muerte y la preocupación por el más allá pierden terreno. Los
humanistas del primer Renacimiento no viven su vida pendiente de la muerte,
convencidos con Epicuro que "mientras se vive no existe la muerte". Nadie mejor que
los personajes del "Decamerón" de Boccacio para expresar este nuevo espíritu vital,
quienes en medio de los estragos de la peste y rodeados de la muerte por todas partes no
se entregan a penitencias y plegarias para bien morir, sino que parten juntos en busca de
una vida de belleza y de placer. Nunca, mientras dura la peste, piensan en la posibilidad
de morir.
Los humanistas insistirán en una revalorización plena y total de la vida
mundana. Son famosas sus polémicas antimonásticas y antiascéticas, pues veían en esos
ideales de vida un freno y mutilación de la vida. Es precisamente esa exigencia de
integridad de vida lo que les lleva a exaltar el mundo de las pasiones y el valor del
placer. Asistimos en esta época a un verdadero descubrimiento del cuerpo que deja de
ser objeto de pecado para convertirse en objeto de goce y alegría. El hombre no es sólo
alma, sino también cuerpo. El cuerpo recupera la inocencia perdida, de forma que en el
Renacimiento desaparece la idea de un hombre que debe castigar su carne y su pasión,
lo que significaría pecar contra la naturaleza que se agita y vive en nosotros.
Los renacentistas tratan de superar la oposición entre carne y espíritu que había
dominado en la Edad Media y que había escindido el amor en un componente sensual y
pecaminosos y otro espiritual y sagrado. Se trata de separar los conceptos de placer
corporal con el pecado y unir lo bueno y lo placentero, pues seguir la naturaleza y vivir
de acuerdo con ella no se podía ser una incitación al pecado, de forma que convenía
abandonarse a ella con ingenua fe e inocencia para encontrar el goce y la alegría. Por
eso al tiempo que se ensalza el amor espiritual, se exalta igualmente el amor físico, que
además de producir deleite y placer resulta fecundo para el género humano, en tanto que
el ascetismo y la virginidad, además de negar y condenar la naturaleza que hay en
nosotros, resultan estériles y vacíos. Precisamente esa unión de placer y de utilidad para

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la especie humana es lo que llevó a los humanistas en su polémica antimonástica a una
exaltación del matrimonio.
Pero los renacentistas vieron también en el amor la expresión del anhelo de
belleza, o deseo de gozar lo que es hermoso. El culto a la belleza se convierte en un
ideal de los más representativos de todo el Renacimiento. Fue en lo bello, en le reino del
arte donde le hombre renaciente buscó y encontró la suprema liberación, la
manifestación sublime de su poder y de su capacidad de creación. Los renacentistas,
insaciables admiradores de lo bello, liberaron el arte de cualquier tipo de servidumbre y
descubrieron el objeto bello como algo digno de admirarse y gozarse por sí mismo. El
Renacimiento, en este sentido, se aparta de la doctrina medieval que ve en las imágenes
artísticas una especie de "Biblia de los pobres y los ignorantes" y que consideraba al
arte, al igual que a la filosofía, al servicio de la teología.
El nuevo gusto estético se manifiesta también en los humanistas en su pretensión
de escribir y hablar bien, que expresaba una determinada concepción vital, de
refinamiento, de gusto por la forma y por las formas, de suprema elegancia estética. De
ahí su desprecio de la "barbarie" de los medievales que no abarcaba sólo a su forma de
escribir, sino a todo su ideal de vida.
Sin embargo, no hay que considerar que los humanistas pretendieron sustituir la
naturaleza por Dios, incurriendo así en lo que se podría considerar un ateísmo teórico.
No hay tal ateísmo en el Renacimiento, salvo en casos excepcionales. En realidad, lo
que es dominante es la idea de considerar la obra de Dios, tanto la naturaleza como el
hombre, como algo digno y valioso en su totalidad. Se trata de recuperar la inocencia y
la pureza de lo que ha salido de las manos de Dios; de ahí que ir contra la naturaleza o
mutilar al hombre es pecar contra Dios. La naturaleza y el hombre es obra de Dios y
todo lo que es natural es divino y bueno. Los renacentistas no creen en el "pecado
original" que corrompió la naturaleza y el hombre y que provocó en la Edad Media el
desprecio del mundo. No hay pecado y, por tanto, tampoco corrupción o depravación y,
en consecuencia, es posible frente a ese "desprecio del mundo" que es también un
desprecio del hombre, proclamarlo, como hacen los humanistas, la alegría y el goce de
la vida. No sólo el deseo carnal dejó de ser pecado, también dejaron de serlo la sed de
riqueza y de poder. Efectivamente, los renacentistas valorarán los bienes terrenos,
producidos por el trabajo del hombre. El ideal de la pobreza, ensalzada en la Edad
Media, se convierte ahora en algo despreciable.
De todas formas, conviene señalar que esa revalorización del mundo humano
constituyó uno de los modelos básicos de conducta del Renacimiento, dominante en el
ambiente de los humanistas del siglo XV, pero no fue la única forma de
comportamiento vital que existió en la época. Persistieron actitudes tradicionales
propias del ascetismo cristiano, prontas a resurgir con fuerza y arrasar esa especie de
"epicureismo pecaminoso" que se había infiltrado por doquier, incluso en la corte de los
Papas. La Reforma y como reacción la Contrarreforma trajo una oleada religiosa de
regeneración de un hombre que se decía corrompido por el pecado.

6. Nueva Actitud ante la Naturaleza

a) El Mundo Objeto Digno de Contemplación: Consecuencia inmediata de la


actitud positiva ante el mundo fue el estudio de la naturaleza en busca de una imagen
objetiva de la misma, cuyo resultado final dio lugar a la aparición de la ciencia moderna
y del método científico experimental, fenómenos ambos que no hubiesen sido posibles
sin el concurso del pensamiento renacentista, pues a ellos correspondió el mérito de
intentar una explicación "natural" o "científica" del universo, al margen de cualquier

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tipo de recurso a lo sobrenatural. Sin embargo, la exploración científica de la realidad va
a desarrollarse en dos líneas de pensamiento perfectamente diferenciadas.
La primera de ellas corresponde a la escuela paduana y tiene a Pompanazzi
como máximo representante. Defiende una concepción naturalista del mundo que busca,
utilizando a Aristóteles como modelo, una descripción del orden universal en el que las
fuerzas que ejercen su acción son siempre las mismas y su influencia se extiende al
conjunto de los seres, incluidos el hombre y la sociedad humana. A pesar de que admite
un Dios independiente de la naturaleza, ésta se explica por sí misma, pues Dios no actúa
directamente, sino a través de los acontecimientos y fuerzas naturales. En el mundo de
Pompanazzi no hay lugar para acciones milagrosas, divinas o demoníacas. Los
fenómenos "aparentemente milagrosos" pueden ser explicados por causas naturales, que
él atribuyó a la influencia de los astros. Cuando Galileo reemplace el concepto
astrológico de la causa por el físico-matemático, tendremos una ciencia exacta de la
naturaleza.
La otra corriente de pensamiento que tiene como máximo exponente a Bruno,
mantiene una voluntad unitaria inmanentista de la naturaleza, descartando cualquier tipo
de trascendencia al devolver a Dios al mundo y al defender, en consecuencia, una
postura panteísta. Bruno concibe el universo como vida infinita e inagotable, esto es,
Dios mismo presente en todas las cosas. Esto es lo que explica que en Bruno el espíritu
científico de todos sus escritos voluntad vaya unida a una exaltación poética del
universo, que respeta la voluntadad de la naturaleza, pues la experiencia emotiva surge
del conocimiento de la misma y no antes. Nadie como Bruno ha sabido marcar la
distancia que va de la época voluntad con su universo cerrado, finito, inmutable,
definido, a la edad nueva con un universo infinito, abierto, rebosante de posibilidades.
b) El Hombre Dominador del Mundo por su Conocimiento y Voluntad: El
Renacimiento entendió el saber no como mera contemplación sino como obra activa que
buscaba apropiarse de la naturaleza para hacernos dueños de las cosas. Estamos ante un
nuevo tipo de saber que, como dice Leonardo de Vinci, debe "ensuciarse las manos",
añadiendo la obra al pensamiento. El saber, pues, debe ser operativo.
El hombre renaciente deja de ser el piadoso espectador de las maravillas de Dios
para convertirse en un elemento activo que desea hacerse dueño del mundo mediante el
poder que le da su conocimiento. El hombre pretenderá poner a su servicio a las fuerzas
cósmicas, pero inicialmente, antes de que la ciencia moderna se consolidara, creyó
encontrar en la magia la clave para conseguir su intento. La magia, llegó a ocupar un
lugar central en el Renacimiento, al entenderlo como aquella actividad práctica capaz de
transformar la naturaleza y de actuar sobre ella mediante el conocimiento de sus leyes y
de las fuerzas que en ella existen. De esta forma la magia venía a ser como la cima de
todas las ciencias, a la que correspondía aplicar el conocimiento a fines operativos, con
lo que la actividad práctica y técnica del hombre va a adquirir una importancia
extraordinaria. El mago, dirá Bruno, no es más que un sabio que sabe actuar y el mismo
pensamiento es expresado por Pico en la tercera de sus "Conclusiones mágicas": "La
magia es la parte práctica de la ciencia natural".
Es evidente que tal concepción de la magia difiere profundamente del medieval
a la que los renacentistas suelen definir como "demoníaca" o "falsa" y no pasa de ser
pura superstición. La magia renacentista se define a sí misma como "verdadera" o
"científica" pues quiere ser un verdadero arte, basado en la observación y el
conocimiento de la naturaleza, mediante el cual el mago es capaz de dirigir el curso de
las cosas, convirtiendo al hombre en soberano y dueño de los poderes de la naturaleza.
La vertiente científica de la magia renacentista aparece claramente en el
pensamiento de Campanella que intentó expresamente reducir la magia a ciencia,

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llegando incluso a hablar, entre las distintas formas de magia, de la "artificial real",
porque producía efectos reales. Sin embargo, el programa campanelliano de reducir la
magia a ciencia fue imposible, y no sólo por el carácter excepcional del mago o por la
carencia de un método preciso de conocimiento y de acción, sino porque la magia
supone una concepción del mundo y del hombre con la que estará en completo
desacuerdo la ciencia moderna. Efectivamente, el mundo de la magia es un universo
vivo en todas sus partes. Esta imagen del universo será abandonada totalmente por la
nueva ciencia en la que predomina una concepción mecánica del mismo. El mundo no
es concebido como un ser vivo y divino, penetrado por distintas fuerzas o espíritus, sino
más bien como un mecanismo de relojería divino, o como un sistema matemático
orgánico tal como es presentado por Galileo.
El primero que reaccionó de forma un tanto violenta contra la magia por ser
totalmente incapaz de abrir al hombre el dominio sobre la naturaleza fue Leonardo da
Vinci. Pero su concepción del saber es deudor del de la magia que se presenta a si
misma como ciencia activa. Leonardo protestará contra el saber que se limita a
contemplar y defiende la idea de un saber activo, que busca expresarse en obras. Frente
a los discursos vacíos, a la mera pasividad contemplativa, él reivindicará el arte
mecánica, la obra de las manos que es donde triunfa la dignidad del hombre como
fuerza activa que se despliega en el mundo.

FILOSOFÍA MODERNA Y CONTEMPORÁNEA

Si la filosofía antigua había tomado la realidad objetiva como punto de partida de su


reflexión filosófica, y la medieval había tomado a Dios como referencia, la filosofía
moderna se asentará en el terreno de la subjetividad. Las dudas planteadas sobre la
posibilidad de un conocimiento objetivo de la realidad, material o divina, harán del
problema del conocimiento el punto de partida de la reflexión filosófica. Son muchos
los acontecimientos que tienen lugar al final de la Edad Media, tanto de tipo social y
político, como culturales y filosóficos, que abrirán las puertas a la modernidad, y que
han sido profusamente estudiados. En lo filosófico, el desarrollo del humanismo y de la
filosofía renacentista, junto con la revolución copernicana, asociada al desarrollo de la
Nueva Ciencia, provocará el derrumbe de una Escolástica ya en crisis e impondrán
nuevos esquemas conceptuales, alejados de las viejas e infructuosas disputas
terminológicas que solían dirimirse a la luz de algún argumento de autoridad, fuera
platónica o aristotélica. De las abadías y monasterios la filosofía volverá a la ciudad; de
la glosa y el comentario, a la investigación; de la tutela de la fe, a la independencia de la
razón. Desde el siglo XV la filosofía occidental ha estado marcada por una interacción
continua entre sistemas de pensamiento basados en una interpretación mecanicista y
materialista del Universo, y aquellos otros que consideraban al pensamiento humano
como la única realidad última. Esta interacción reflejó el creciente efecto del
descubrimiento científico y el cambio político en la especulación filosófica.

1. Mecanicismo y Materialismo

Los siglos XV y XVI marcaron un periodo de cambios radicales en el ámbito social,


político e intelectual. La exploración del mundo, la Reforma protestante (con su énfasis
en la fe individual), el auge de la sociedad urbana comercial y la aparición de nuevas
ideas en todas las áreas de la cultura estimularon el desarrollo de una nueva idea
filosófica del Universo. La visión medieval del cosmos como un orden jerárquico de

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seres creados y gobernados por Dios fue sustituida por la visión mecanicista del mundo
como una gran máquina cuyas partes se mueven dé acuerdo con estrictas leyes físicas,
sin propósito ni voluntad. El objetivo de la vida humana ya no se concebía como
preparación para la salvación en el otro mundo, sino más bien como la satisfacción de
los deseos naturales del individuo. Las instituciones políticas y los principios éticos
dejaron de ser considerados como reflejo del mandato divino para ser vistos, en cambio,
como resortes prácticos creados por los seres humanos. En esta nueva visión filosófica,
la experiencia y la razón fueron los únicos patrones efectivos para dilucidar la verdad. La
figura del filósofo jesuita español Francisco Suárez tuvo una gran influencia en la
transformación de la escolástica clásica y en una moderna concepción de la ley y de la
autoridad real que, según Suárez, deriva su poder del consentimiento del pueblo y podía
ser rechazada cuando no era ejercida con justicia.

El primer gran representante de la nueva filosofía fue el pensador inglés Francis


Bacon, barón de Verulam, quien denunció la confianza en la autoridad y en el discurso
verbal, y consideró la lógica aristotélica inútil para acuñar nuevas leyes físicas. En su
obra Novum organum (1620), Bacon expuso un nuevo método científico basado en la
generalización inductiva realizada desde la observación y la experimentación. Fue el
primero en formular leyes para la inferencia inductiva.

El trabajo del físico y astrónomo italiano Galileo fue de mayor importancia en el


desarrollo de una nueva visión del mundo. Galileo Galilei resaltó la importancia de
aplicar las matemáticas a la formulación de leyes científicas. Para ello creó la ciencia de
la mecánica, que aplicaba los principios de la geometría a los movimientos de los
cuerpos. El éxito de la mecánica en la formulación de leyes fiables y útiles de la
naturaleza llevó a pensar a Galileo y a otros científicos posteriores que toda la naturaleza
está creada de acuerdo con leyes mecánicas.

2. Descartes.

El matemático, físico y filósofo racionalista francés René Descartes profundizó en


las críticas de Bacon y Galileo sobre los métodos y creencias existentes, pero al contrario
que Bacon —que se inclinaba por la práctica de un método inductivo basado en hechos
observados—, Descartes hizo de las matemáticas el modelo para toda ciencia, aplicando
sus métodos deductivos y analíticos a todos los campos del saber. En 1637 publicó su
primera gran obra, Ensayos filosóficos, a la cual servía de prólogo el que sería su más
famoso e influyente escrito, Discurso del método. Decidió reconstruir todo el
conocimiento humano sobre una base absolutamente certera al rechazar cualquier
creencia, incluso su propia existencia, hasta que pudiera probarla como verdadera
(escepticismo metodológico). Descartes fundó la prueba lógica de su propia existencia
en el acto de dudar de ella y su famosa afirmación “Cogito, ergo sum” (“Pienso, luego
existo”) le proporcionó el dato cierto o axioma a partir del cual pudo deducir la
existencia de Dios y de las leyes básicas de la naturaleza. A pesar de su perspectiva
mecanicista, Descartes aceptó la tradicional doctrina religiosa de la inmortalidad del
alma y mantuvo que la mente y el cuerpo son dos sustancias diferentes; de esta forma
dejó a la mente libre de las leyes mecánicas de la naturaleza y consagró la libertad de la
voluntad. Su fundamental separación de mente y cuerpo, conocida como dualismo,
planteó el problema de la explicación de cómo dos sustancias tan diferentes como cuerpo
y mente pueden afectar la una a la otra, problema que fue imposible resolver y que ha
sido desde entonces motivo prioritario de interés en la filosofía.

67
3. Hobbes

El filósofo inglés Thomas Hobbes elaboró un amplio sistema de metafísica


materialista que aportó una solución al problema mente-cuerpo del dualismo al reducir la
mente a los movimientos interiores del cuerpo. Al aplicar los principios de la mecánica a
todas las áreas del conocimiento, definió los conceptos básicos de cada área (como vida,
sensación, razón, valor y justicia) en términos de materia y movimiento, reduciendo así
todos los fenómenos a relaciones físicas y todas las ciencias a un proceso mecánico.
Hobbes expuso su teoría ética y su teoría política en Leviatán (1651); la primera se
basaba en la afirmación de que las reglas conductuales humanas se rigen por el instinto
de conservación, por lo que justificó las acciones egoístas como una tendencia natural
del ser humano. En consecuencia, su teoría política sostenía que el gobierno y la justicia
social son creaciones artificiales basadas en un contrato social y mantenidas por la
fuerza. Apoyó a la monarquía absoluta como el medio más efectivo de preservar la paz.

4. Spinoza.

El filósofo holandés Baruch Spinoza elaboró un sistema filosófico monista claro y


riguroso que aportaba nuevas soluciones al problema mente-cuerpo, al conflicto entre
ciencia y religión, y a la eliminación mecanicista de los valores éticos del mundo natural.
Como Descartes, afirmó que toda la estructura de la naturaleza puede deducirse de unas
cuantas definiciones básicas y axiomáticas, conforme al modelo de la geometría de
Euclides. Advirtió que la teoría cartesiana de las dos sustancias creaba un problema
insoluble sobre cómo interactúan la mente y el cuerpo; llegó a la conclusión que el único
sujeto último de conocimiento ha de ser la sustancia en sí. Al intentar demostrar que
Dios, la sustancia y la naturaleza son idénticos, llegó a la conclusión panteísta de que
todas las cosas son aspectos (o modos) de Dios.

Su respuesta al problema mente-cuerpo (conocida como la teoría del paralelismo


psicológico) explicaba la aparente interacción de mente y cuerpo al considerarlos como
dos atributos de la misma sustancia, paralelas entre sí, que parecen afectar la una a la
otra pero que en realidad no lo hacen. La ética de Spinoza (patente en una de sus
principales obras, Ética), al igual que la de Hobbes, se basaba en una sicología
materialista según la cual los individuos sólo están motivados por el interés propio; pero
al contrario que Hobbes, Spinoza llegó a la conclusión que el interés propio racional
coincide con el interés de los demás y que la vida más satisfactoria es la que se dedica al
estudio científico y que culmina en el amor intelectual y racional hacia Dios (amor Dei
intelectuallis).

5. Locke.

John Locke, una de las figuras más influyentes del pensamiento británico, enriqueció


la tradición empirista iniciada por Bacon. Dotó al empirismo de un marco sistemático
gracias a la publicación de su Ensayo sobre el entendimiento humano (1690). Locke
atacó la creencia racionalista predominante de que el conocimiento era independiente de
la experiencia. Aunque aceptó la división cartesiana entre mente y cuerpo y la
descripción mecanicista de la naturaleza, reorientó la filosofía desde el conocimiento del
mundo físico hacia el estudio de la mente. Con esto hizo de la epistemología el principal
objeto de interés de la filosofía moderna. Locke intentó reducir todas las ideas a simples
elementos de la experiencia, pero al distinguir entre sensación y reflexión como fuentes

68
de la experiencia, determinó que la sensación provee el material para el conocimiento
del mundo externo y la reflexión aporta el material para el conocimiento de la mente.

Aunque no fue un escéptico, Locke gozó de gran influencia en el escepticismo del


pensamiento británico posterior al reconocer la vaguedad de los conceptos de la
metafísica y señalar que las deducciones sobre el mundo al margen de la mente no
pueden ser probadas con certeza. Sus escritos éticos y políticos (principalmente
Tratados sobre el gobierno civil) tuvieron también mucha influencia en el pensamiento
subsiguiente; los fundadores de la moderna escuela del utilitarismo, que en síntesis
hicieron de la felicidad para el mayor número de personas la medida del bien y del mal,
se inspiraron en sus escritos. Su defensa del gobierno constitucional, de la tolerancia
religiosa y de los derechos naturales de los individuos marcó el desarrollo del
pensamiento liberal en Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos.

6. Idealismo y Escepticismo

El filósofo y matemático alemán Gottfried Wilhelm Leibniz concibió un sutil y


original sistema de filosofía. Combinó los descubrimientos matemáticos y físicos de su
tiempo con las concepciones orgánicas y religiosas de la naturaleza heredadas del
pensamiento clásico y medieval. Leibniz consideraba el mundo como un número infinito
de unidades de fuerza infinitamente pequeñas, llamadas mónadas, cada una de las cuales
es un mundo cerrado pero que refleja a su vez a todas las demás en su propio sistema de
percepciones. Todas las mónadas son entidades espirituales, pero aquellas con las
percepciones más confusas forman los objetos inanimados y aquellas con las
percepciones más claras (incluido el autoconocimiento y la razón) constituyen las almas
y las mentes de la humanidad. Dios es concebido como la Mónada de las mónadas, la
que crea todas las demás y predestina su desarrollo de acuerdo con una armonía
preestablecida que acaba en la apariencia de interacción entre las mismas. La idea de
Leibniz de que todas las cosas son orgánicas y espirituales marca el inicio de la tradición
filosófica del idealismo.

7. Berkeley.

El filósofo y obispo anglicano George Berkeley convirtió el idealismo en una


poderosa escuela de pensamiento al unirlo con el escepticismo y el empirismo, y por ello
ha sido muy influyente en la filosofía británica. Al radicalizar las dudas ya expuestas por
Locke sobre el conocimiento del mundo fuera de la mente, Berkeley declaró que no
existe ninguna evidencia de la realidad material de ese mundo, porque lo único que uno
puede observar son las sensaciones propias y éstas se encuentran en la mente. Afirmaba
que existir significa ser percibido (“esse est percipi”) y que para existir, cuando uno no
las observa, las cosas han de ser percibidas por Dios. Sus principales escritos, Tratado
sobre los principios del conocimiento humano (1710) y Tres diálogos entre Hilas y
Filonus (1713), fueron desestimados por sus contemporáneos. Sin embargo, al afirmar
que los fenómenos sensoriales son los únicos objetos del conocimiento, Berkeley
estableció la visión epistemológica del fenomenalismo (teoría de la percepción que
indica que la materia puede ser analizada en términos de sensaciones) y orientó el
camino que adoptaría el movimiento positivista en el pensamiento moderno.

8. Hume.

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El filósofo e historiador escocés David Hume aplicó la crítica de Berkeley sobre la
sustancia material a la propia creencia de este filósofo en la sustancia espiritual,
afirmando que no existe ninguna evidencia observable de la existencia de una sustancia
suprema, espíritu o Dios. Pese a que su obra filosófica más importante fue Tratado
sobre la naturaleza humana (3 vols., 1739-1740) su pensamiento es más conocido por
una versión más breve y accesible de aquélla, Investigación sobre el entendimiento
humano (1751). Según Hume, todas las afirmaciones metafísicas sobre cosas que no se
pueden percibir de una forma directa carecen asimismo de sentido y tendrían que “ser
entregadas a las llamas”. En sus análisis de la causalidad y de la inducción, Hume
mantuvo que no existe ninguna justificación lógica existe para creer que dos hechos
están conectados por azar o para establecer ninguna inferencia desde el pasado hacia el
futuro, dando lugar así a problemas que todavía no han sido resueltos. La obra de Hume
ha tenido un profundo efecto en la ciencia moderna al estimular el uso de los
procedimientos estadísticos en lugar de los sistemas deductivos y alentar la redefinición
de los conceptos básicos.

9. Kant Y La Ilustración.

En respuesta al escepticismo de Hume, que según sus palabras “lo despertó de su


sueño dogmático”, el filósofo alemán Immanuel Kant construyó un amplio sistema de
filosofía que se sitúa entre los mayores logros intelectuales de la cultura occidental. Kant
combinó el principio empirista de que todo conocimiento tiene su fuente en la
experiencia con la creencia racionalista en el conocimiento conseguido por la deducción.
Sugirió que, aunque el contenido de la experiencia ha de ser descubierto a través de la
propia experiencia, la mente impone forma y orden en todas sus experiencias y esta
forma y orden pueden ser descubiertos a priori, es decir, mediante la reflexión. Su
afirmación de que causalidad, sustancia, espacio y tiempo, formas de la intuición pura,
son modelos impuestos por la mente en función de su experiencia dio soporte al
idealismo heredado de Leibniz y Berkeley, pero su filosofía también constituyó una
crítica al idealismo al estar de acuerdo con la afirmación empirista de que las cosas en sí
mismas —es decir, las cosas tal y como existen fuera de la experiencia humana—
constituyen la “cosa en sí” (noumeno incognoscible). Por lo tanto Kant limitó el
conocimiento al “mundo de los fenómenos” de la experiencia, manteniendo que las
creencias sobre el alma, el cosmos y Dios (el “mundo de los nombres” que transcienden
la experiencia humana) son asuntos de fe antes que resultar propios del conocimiento
científico. En sus escritos sobre ética, mantuvo que los principios morales son
imperativos categóricos, que para él significaban mandatos absolutos de la razón que no
admiten excepciones y nada tienen que ver con el placer o el beneficio práctico. En sus
ideas religiosas, que tuvieron un efecto profundo en la teología protestante, hizo hincapié
en la conciencia individual y describió a Dios sobre todo como un ideal ético. En el
pensamiento político y social, Kant fue una figura de primer orden del movimiento en
favor de la razón y la libertad contra la tradición y la autoridad. Sus principales obras
corresponden a la denominada fase crítica de su pensamiento, especialmente Crítica de
la razón pura (1781), Crítica de la razón práctica (1788) y Crítica del juicio (1790).
En Francia la actividad intelectual culminó en el periodo conocido con el nombre de
Ilustración que impulsó los cambios sociales que produjeron la Revolución Francesa.
Entre los mayores pensadores de esa época se encuentran Voltaire, quien (al ampliar la
tradición de deísmo iniciada por Locke y otros pensadores liberales) redujo las creencias
religiosas a aquello que puede ser justificado mediante la inferencia racional a partir del
estudio de la naturaleza; Jean-Jacques Rousseau, que criticó la civilización como una

70
corrupción de la naturaleza humana en un hombre bueno en su origen y que desarrolló la
doctrina de Hobbes de que el Estado se basa en un contrato social con sus ciudadanos y
representa la voluntad popular; y Denis Diderot, quien con Jean le Rond d’Alembert
elaboró la famosa Enciclopedia, a la que contribuyeron numerosos científicos y
filósofos.

10. Idealismo Absoluto.

En Alemania, a través de la influencia de Kant, el idealismo y el voluntarismo (es


decir, la importancia dada a la voluntad) se convirtieron en las tendencias dominantes.
Johann Gottlieb Fichte transformó el idealismo crítico de Kant en un idealismo absoluto
al eliminar las “cosas en sí mismas” kantianas y hacer de la voluntad la realidad última.
Fichte mantuvo que el mundo es creado por un activo Yo, del que la voluntad humana es
una manifestación parcial y que tiende hacia Dios como un ideal irrealizable. Sus ideas
fueron consideradas como ateas y se vio obligado a abandonar su cátedra de Filosofía en
la Universidad de Jena en 1799. Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling fue aún más
lejos al reducir todas las cosas a la actividad de autorrealización de un absoluto, al que
identificó con el impulso creativo en la naturaleza. El énfasis que puso el romanticismo
en los sentimientos y en la divinidad de la naturaleza encontró expresión filosófica en el
pensamiento de Schelling, quien ejerció una destacada influencia en el movimiento
transcendentalista estadounidense que encabezaba el poeta y ensayista Ralph Waldo
Emerson.

11. Hegel.

El espíritu filosófico más poderoso del siglo XIX fue el del filósofo alemán Georg
Wilhelm Friedrich Hegel, cuyo sistema de idealismo absoluto —aunque con muchas
influencias de Kant y Schelling— se basó en una nueva concepción de la lógica en la
que conflicto y contradicción son considerados como elementos necesarios de la
verdad, y ésta es contemplada como un proceso antes que como un estado fijo e
inmutable de las cosas. La fuente de toda realidad, para Hegel, es un espíritu absoluto
(o razón cósmica) que evoluciona desde una existencia abstracta e indiferenciada hacia
una realidad más concreta a través de un proceso dialéctico que consiste en etapas
triádicas; cada tríada se compone en primer lugar de un punto inicial (o tesis), en
segundo lugar, de su opuesto (o antítesis), y en tercer lugar, de un punto superior o
síntesis, donde se funden los dos opuestos. De acuerdo con esta idea, la historia se
halla regida por leyes lógicas, de tal forma que “todo lo que es real es racional, y todo
lo que es racional es real”. Las ideas históricas posteriores son cumplimientos más
completos del espíritu absoluto cuyo punto más alto de autorrealización se encuentra
en el Estado nacional de la monarquía de Federico Guillermo IV y en la filosofía.
Hegel impulsó un mayor interés por la historia al representarla como una penetración
en la realidad más profunda que las ciencias naturales. Su concepción del Estado
nacional como la encarnación más alta del espíritu absoluto se interpretó durante un
tiempo como la fuente principal de las modernas ideologías autoritarias, aunque él
mismo se declaró partidario de la existencia de un amplio grado de libertad individual
reconocido por el poder político. Hegel expuso lo fundamental de su sistema filosófico
en Fenomenología del espíritu (1807).

12. Otro Filósofos Influyentes.

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El filósofo alemán Arthur Schopenhauer rechazó la optimista fe de Hegel en la razón
y el progreso. En 1819 publicó El mundo como voluntad y representación, obra en la
que presenta su filosofía ateísta y pesimista. Schopenhauer mantenía que tanto la
naturaleza como la humanidad son productos de una voluntad irracional, de la que la
gente puede escapar tan sólo a través del arte y la renuncia filosófica al deseo de
felicidad. El filósofo y sociólogo francés Auguste Comte, autor de Curso de filosofía
positiva (6 vols., 1830-1842), formuló la filosofía del positivismo, que rechaza la
especulación metafísica y sitúa todo el conocimiento verdadero en las llamadas ciencias
positivas o factuales. Comte situó la ciencia de la sociología (que él mismo fundó) en el
nivel más alto de la clasificación de las ciencias. El influjo del positivismo fue muy
importante en el pensamiento europeo, pero especialmente en la formación del
pensamiento nacional de muchos países latinoamericanos. El economista británico John
Stuart Mill desarrolló y puntualizó las tradiciones empiristas y utilitaristas, con la
publicación de Utilitarismo en 1836 y la aplicación de sus principios a todos los campos
del pensamiento. Mill y otros utilitaristas ejercieron una gran influencia en las reformas
liberales sociales y económicas que tuvieron lugar en el Reino Unido. El filósofo danés
Sören Kierkegaard (autor, entre otras obras, de El concepto de la angustia) criticó el
énfasis hegeliano en la razón; su defensa elocuente del sentimiento y la aproximación
subjetiva a los problemas de la vida fueron una de las fuentes más importantes del
existencialismo del siglo XX.

FILOSOFIA EVOLUCIONISTA.

La idea mecanicista mundo propio del siglo XVII y la fe en la razón y el sentido


común del siglo XVIII, aunque todavía influyentes, fueron modificados en el siglo XIX
por una serie de ideas más complejas y dinámicas, basadas más en la biología y en la
historia que en las matemáticas y la física. Entre otras, muy importante fue la teoría de la
evolución a través de los principios de la selección natural, formulada en 1858 por
Charles Darwin, cuyo trabajo inspiró concepciones de la naturaleza y de la humanidad
que ponían el énfasis en el conflicto y en el cambio como factores que estimulaban la
evolución, y se definían contra la unidad y la permanencia sustancial. Por su parte, los
alemanes Karl Marx y Friedrich Engels, que se conocieron en París en 1844, elaboraron
la filosofía del materialismo dialéctico, basado en la lógica dialéctica de Hegel, pero
hicieron de la materia (en vez de la mente) la realidad última. De Hegel adoptaron la
idea según la cual la historia avanza de acuerdo con leyes dialécticas y que las
instituciones sociales son más reales en el plano material que una naturaleza física o la
mente individual. Su aplicación de estos principios a los problemas sociales fue llamada
materialismo histórico, teoría según la cual todas las formas de cultura están
determinadas por las relaciones económicas y en la que la evolución social acontece a
través de la lucha de clases y revoluciones periódicas. Esta teoría se convirtió en la base
ideológica del comunismo. El filósofo británico Herbert Spencer elaboró una filosofía
evolucionista basada en el principio de la selección natural, que explica todos los
elementos de la naturaleza y de la sociedad como adaptaciones en la lucha cósmica por
la supervivencia. Al igual que Comte, sustentó la filosofía en la sociología y en la
historia por considerarlas las ciencias más avanzadas.

NIETZSCHE

El filósofo alemán Friedrich Nietzsche recobró la concepción de Schopenhauer de la


existencia como la expresión de una voluntad cósmica, pero hizo de la llamada

72
“voluntad de poder” la fuente de todo valor, como se subraya en uno de sus más
discutidos tratados, La voluntad de poder, publicado en 1901, un año después de su
muerte, un estudio incompleto en el que reivindica el retorno desde la ética a las
primigenias y naturales virtudes de valor y fuerza. Siguiendo la revuelta romántica
contra la razón y la organización social, resaltó los valores de la firmeza individual, el
instinto biológico y la pasión en un superhombre utópico. Otras importantes obras suyas
fueron La gaya ciencia (1882), Así habló Zaratustra (1883-1891) y La genealogía de la
moral (1887).

PRAGMATISMO

Hacia finales del siglo XIX, el pragmatismo se convirtió en una de las más


importantes escuelas de pensamiento, en particular en Estados Unidos. Continuó la
tradición empírica de arraigar el conocimiento en la experiencia y acentuar los
procedimientos deductivos de la ciencia experimental. Charles Sanders Peirce, que dio
nombre a esta corriente, formuló una teoría práctica del conocimiento que definía el
entendimiento de un concepto como el conjunto de las predicciones que pueden ser
hechas por el uso de ese mismo concepto y verificadas por la experiencia futura. William
James, cuyo destacado trabajo en el campo de la sicología facilitó un marco para
delimitar sus ideas filosóficas, desarrolló una teoría pragmática de la verdad. Definió
ésta como la capacidad de una idea para guiar al individuo hacia una acción de éxito, y
propuso que todas las ideas fueran evaluadas en la medida de su utilidad para resolver
los problemas. James justificó la religión sobre este razonamiento pragmático, pero al
insistir en la infinitud de Dios, lo identificó con la inconsciente energía de la naturaleza.

El idealismo fue una poderosa escuela de pensamiento en el Reino Unido gracias a la


obra de Francis Bradley, que mantuvo, al igual que Hegel, que todas las cosas han de ser
entendidas como aspectos de una totalidad absoluta. Bradley negó que las relaciones
existan, porque no existen dos cosas idénticas y sólo se puede dar por sentado un único
sujeto real de pensamiento, lo Absoluto. Mantenía que cada vez que se dice que una cosa
tiene cierta característica, entonces esa cosa (como el propio sujeto) tiene que ser en sí
misma el mundo total y la realidad. Cualquier otra afirmación sería contradictoria,
porque todo (excepto la realidad misma) tiene predicados contradictorios: una estufa, por
ejemplo, está a veces caliente y otras veces fría. El filósofo británico John MacTaggart
también recurrió al idealismo hegeliano, manteniendo que el espacio y el tiempo son
irreales porque su concepción es contradictoria. Afirmaba que la única realidad es la
mente. Otro filósofo británico, Bernard Bosanquet, que al igual que MacTaggart reavivó
el idealismo, resaltó el carácter estético y dramático del proceso universal.

1. Idealismo Pragmático

Josiah Royce, incluido en el movimiento idealista estadounidense, unió el idealismo


a ciertas corrientes de pragmatismo. Royce interpretó la vida humana como el esfuerzo
del yo finito por expandirse en el yo absoluto a través de la ciencia, la religión y la
lealtad a comunidades más amplias. Sus numerosos trabajos fueron publicados a finales
del siglo XIX y principios del XX.

El filósofo, educador y psicólogo estadounidense John Dewey desarrolló más tarde


los principios pragmáticos de Peirce y James en un amplio sistema de pensamiento al
que llamó naturalismo experimental o instrumentalismo. Dewey puso el énfasis en las

73
bases biológicas y sociales del conocimiento y el carácter instrumental de las ideas como
planes de acción. Insistió en un acercamiento experimental a la ética (es decir, en
relacionar los valores con las necesidades individuales y sociales). La teoría pedagógica
de Dewey, que insistió en la preparación del individuo para desarrollar una actividad
creativa en una sociedad democrática, adquirió una profunda influencia en los métodos
educacionales de Estados Unidos hasta mucho tiempo después de su muerte.

En Francia la idea más influyente de principios del siglo XX fue el vitalismo


evolucionista de Henri Bergson, autor, entre otras obras, de Materia y memoria (1896).
Bergson planteó el élan vital, la energía espontánea del proceso evolutivo, y defendió los
sentimientos y la intuición frente a la aproximación abstracta y analítica a la naturaleza
de la ciencia y la filosofía de la ciencia y el espíritu. En Alemania, Edmund Husserl
fundó la escuela de la fenomenología, elaborando una filosofía que recogió y analizó las
estructuras de la conciencia que permiten a ésta situar a los objetos fuera de sí misma.

2. Whitehead

El matemático y filósofo británico Alfred North Whitehead reavivaron el interés por


la metafísica especulativa al desarrollar un gran sistema técnico de conceptos que
combinaba la teoría platónica de las ideas con el organicismo de Leibniz y Bergson.
Whitehead (que también fue un físico notable) aplicó los avances revolucionarios de la
ciencia del siglo XX para mostrar el fracaso de la ciencia mecanicista como un medio
para interpretar la realidad de una forma global y absoluta. Según Whitehead, las cosas
no son sustancias inmutables con límites espaciales definidos, sino procesos vivos de
experiencia que personifican objetos eternos o universales, fusionados por Dios. En
colaboración con Bertrand Russell escribió Principia Mathematica, monumental obra
que pretendió definir la interrelación entre la lógica y las matemáticas.

3. Santayana y otros Autores

El poeta y filósofo estadounidense de origen español Jorge Ruiz de Santayana


compaginó el pragmatismo, el platonismo y el materialismo en una gran filosofía que
subrayó los valores intelectuales y estéticos. Expuso sus ideas más relevantes y
sistematizó su filosofía ética en uno de sus primeros trabajos, La vida de la razón.
Benedetto Croce hizo del idealismo la tradición dominante en la filosofía italiana,
recuperando la concepción hegeliana de la realidad como un proceso de desarrollo
histórico a través del conflicto de opuestos, pero incidió en los sentimientos y la
intuición (en lugar de la razón abstracta) como la fuente de la verdad última. Bertrand
Russell prosiguió fiel a las tradiciones empíricas y utilitaristas en el pensamiento
británico. La aplicación por Russell del avance en lógica, matemático y físico a los
problemas de la filosofía alcanzó gran eco en la escuela del empirismo lógico. El
filósofo británico George Edward Moore (la figura más importante de la llamada
revuelta realista contra el idealismo) abogó por la realidad de los objetos apoyándola en
la creencia del sentido común. El estilo sencillo de Moore y su preciso uso del lenguaje
cotidiano incidieron en el desarrollo de la escuela de filosofía analítica.

FILOSOFÍA ANALÍTICA

La escuela del empirismo o positivismo lógico, fundada en torno al denominado


Círculo de Viena, se convirtió en un movimiento importante del pensamiento

74
estadounidense. El empirismo lógico (que combina el positivismo de Hume y Comte con
el rigor y la precisión lógicas de Descartes y Kant) rechaza la metafísica como un juego
terminológico sin sentido, insiste en la definición de todos los conceptos en términos de
hechos observables, y asigna a la filosofía la tarea de clarificar los conceptos y la
sintaxis lógica de la ciencia.

Una vía de filosofía analítica, también llamada análisis lingüístico, que se inspiró en


el trabajo de Moore, y fue desarrollada en concreto por Ludwig Wittgenstein en su
Tractatus logicus-philosophicus (1921), se ha convertido en la corriente dominante de la
filosofía británica actual. Esta escuela de pensamiento también rechaza la metafísica
especulativa y centra la filosofía en la tarea de ordenar el rompecabezas intelectual
causado por la ambigüedad del lenguaje merced al análisis de las palabras propias del
discurso ordinario. Identifica el significado de una palabra con el sentido con que de
forma corriente esa palabra es utilizada.

FILOSOFÍA EXISTENCIAL

La filosofía existencial, que surgió como heredera de la revuelta romántica del siglo


XIX contra la razón y la ciencia en favor de la implicación apasionada en la vida, fue
muy importante en el pensamiento a través del trabajo de Martin Heidegger (autor de El
ser y el tiempo, 1927) y en menor escala de Karl Jaspers. Heidegger combinó el
planteamiento fenomenológico de Husserl con el énfasis que Kierkegaard ponía en la
intensa experiencia emocional y la concepción de Hegel de la negación como una fuerza
real. La filosofía de Heidegger sustituye la nada por Dios como la fuente de los valores
humanos; Jaspers encontró a Dios (al que llamó Transcendencia) en la intensa
experiencia emocional de los seres humanos. El español Miguel de Unamuno desarrolló
un original pensamiento que destacaba el valor de la existencia individual, el sentimiento
trágico de la inmortalidad humana y el valor de la literatura como fuente de expresión
filosófica. José Ortega y Gasset, principal representante de la filosofía en España,
defendió la intuición frente a la lógica y criticó la cultura de masas (La rebelión de las
masas, 1930) y la sociedad mecanizada de los tiempos modernos. El erudito y autor
sionista de origen austriaco Martin Buber, compaginando el misticismo judío con las
tendencias del pensamiento existencial, interpretó la experiencia humana como un
diálogo entre el individuo y Dios.

Varias síntesis de la teología tradicional con la idea existencial de que el


conocimiento es más emocional que científico han sido realizadas en Suiza por Karl
Barth y en Estados Unidos por Reinhold Niebuhr y Paul Tillich. En Francia, Jean-Paul
Sartre fue uno de los que más contribuyó a la popularización del existencialismo. Sus
escritos filosóficos (especialmente El ser y la nada, 1943, y Crítica de la razón
dialéctica, 1960), novelas y obras de teatro fusionaron las ideas de Descartes, Marx,
Kierkegaard, Husserl y Heidegger en una concepción de los seres humanos que se
proyectan a sí mismos fuera de la nada mediante la afirmación de sus propios valores y,
por tanto, asumiendo la responsabilidad ética de sus actos. Durante la década de 1960 los
escritos de Martin Luther King señalaron que la filosofía había estado demasiado alejada
de los importantes acontecimientos sociales y políticos que estaban produciéndose en
todo el mundo. Siguiendo los principios del líder nacionalista indio Mohandas
Karamchand Gandhi, King abogó por una actitud de resistencia cívica y no violenta ante
la injusticia.

75
LA FILOSOFÍA EN LA HORA PRESENTE

Tras la filosofía crítica de Kant el Idealismo alemán se convertirá en la corriente


predominante en la Europa continental, a través de Hegel. El existencialismo de
Kierkegaard, tanto como el marxismo y el vitalismo de Nietzsche serán, en buena
medida, una reacción al Idealismo hegeliano que, en cierto modo, consagra la
identificación del yo trascendental kantiano con el Dios del cristianismo. En Gran
Bretaña, el desarrollo del positivismo utilitarista con Bentham y J.S. Mill se inspira en
los principios del empirismo, distinguiéndose del positivismo "idealista" del francés A.
Comte; en ambos casos, no obstante, se da una preocupación por los temas sociales y
por el bienestar de la humanidad que, aunque en una dirección distinta, compartirán con
el marxismo. Por lo demás, el desarrollo de las ciencias y sus continuos éxitos hacen
tambalear los cimientos de la filosofía, que se ve sometida a fuertes críticas por parte de
los defensores del pensamiento científico, que encuentran en la ciencia el paradigma del
conocimiento verdadero. Hacia finales del siglo XIX, al desarrollo del historicismo en
Alemania, con Dilthey, y del pragmatismo en los Estados Unidos, con Pierce y W.
James, hemos de sumar el desarrollo de la fenomenología con Husserl. Todas estas
corrientes tienen su continuidad en el siglo XX, en el que destacarán además los
representantes del Filosofía Analítica, como Russell y Witgenstein, del Estructuralismo,
como Lévi-Strauss y Foucault, del Existencialismo, como Sartre, o los de la Escuela de
Frankfurt, como Adorno, Horkheimer y Habermas.

1. Sentido Actual de la Filosofía.


a) LaTarea del Filósofo; Aclarar el Sentido de la Vida Humana.
Pero ahora la tarea filosófica encuentra dificultades al no estar claro el estatuto de la
propia filosofía:
 Una parte de la vieja concepción de la filosofía se ha convertido en
ciencia. ¿Qué le queda a la filosofía como tarea primordial?
 El desarrollo de las ciencias y de la técnica exigen un nuevo
planteamiento del sentido de la actividad filosófica.
Hoy contamos con los medios para instalar en este mundo el paraíso con el que el
hombre siempre soñó, pero parece más bien que nos encaminamos hacia el infierno,
hacia la simple destrucción total. La filosofía tiene algo que decir, pero, sin embargo, el
pensamiento filosófico actual se desenvuelve en el caos, y una parte de aquélla se
dedica a una especulación vacía.
La filosofía no ha sido nunca una actividad superflua, cultivada por el simple goce
estético o por un desinteresado "amor a la sabiduría"; nunca ha tenido un carácter
meramente teórico, ni de pensamiento alejado de la realidad.
La tarea presente de la filosofía no puede ser otra que la de pensar la época actual,
analizando los genuinos problemas filosóficos que la saciedad actual presentan.
Problemas actuales:
 El masivo adoctrinamiento ideológico practicado por las sociedades
avanzadas;
 Sociedad opulenta que tecnológicamente podría eliminar la pobreza pero
que carece de voluntad moral y política para hacerlo;
 Los grupos marginales;
 El problema de los conflictos.
Una dificultad y una necesidad de la filosofía contemporánea:

76
 Uno de los grandes males de una parte de la filosofía actual: el
academicismo inservible; nuevo escolasticismo.
 Necesidad de un diálogo con la ciencia y la técnica, que son lo esencial
de la sociedad actual.

2. La Ciencia y la Técnica Definen Nuestra Época.


En ninguna otra civilización ha representado la ciencia un papel constitutivo y
tan fundamental como en la nuestra. Esta influencia se observa igualmente en la
extraordinaria fe en la ciencia que domina nuestra sociedad. La tecnología da a la
sociedad actual valores, determina, configura la civilización actual.
La tecnología puede tener una dimensión deshumanizadora:
 La dificultad de garantizar en todo momento su control;
 Limita la libertad;
 Diluye la responsabilidad moral en la toma de decisiones;
 Impide el control de los mecanismos de funcionamiento de la sociedad.
Ventajas:
 Amplia el marco de nuestras posibilidades reales, aumenta la libertad de
acción de los individuos;
 Permite la eliminación de la pobreza y de la miseria tanto material como
intelectual, la enfermedad y la muerte prematura.
La gran esperanza del hombre de nuestros días está en la ciencia y en la tecnología.
El desarrollo de la civilización científico-técnica contemporánea presenta
contradicciones fundamentales. La solución no está al margen de la ciencia, pero
tampoco se puede decir que la ciencia baste. Es necesario recurrir no sólo a la razón
científica, sino también, y muy especialmente, a la razón filosófica.

3. La Filosofía Ante la Ciencia y la Técnica


a) Ciencia y Filosofía.
Nunca ha sido posible hacer filosofía al margen de la ciencia.
La cuestión actual no es si la filosofía debe olvidar a la ciencia cosa que se ve absurda
sino si cabe aún un discurso filosófico.
Tres malas justificaciones de la filosofía:
1. Por oposición al saber especializado de las distintas ciencias, reivindicar la
filosofía como una especie de "saber enciclopédico" que se ocuparía "un poco de
todo".
2. Decir que es un "saber profundo", en oposición al saber científico que sería
meramente "superficial"
3. Tampoco se puede reducir la filosofía al papel de sirvienta o esclava de la
ciencia, al igual que en otro tiempo lo fue la teología.
Insuficiencia de la razón científica: hoy el dogma de la verdad científica ha terminado.
Ya nadie sostiene expresamente que el conocimiento científico sea definitivo e infalible.
La ciencia da sólo con lo probable, incluso la ciencia actual sustituye la palabra
"verdad" por la palabra "coherencia". No existe la "objetividad pura".
Además es necesaria una filosofía de la ciencia; por ejemplo, para analizar su pretensión
de ser un único conocimiento. Su misión:
 Proporcionar los cimientos de la ciencia;
 Elaborar una teoría del conocimiento;
 Construir un lenguaje científico;
 O una crítica de la ciencia.

77
Actualmente, además, se han criticado las dos razones que parecían otorgar a la ciencia
su privilegio:
a. Disponer de un método adecuado para conseguir sus objetivos;
b. La existencia de múltiples resultados que probarían la excelencia de
dicho método.
El punto de partida de estas críticas es la obra de Kuhn "La estructura de las
revoluciones científicas", en donde se entiende a las ciencias como conjuntos de
problemas y soluciones que en un momento determinado defiende una comunidad
científica (paradigmas); Kuhn mostró también que el cambio y triunfo de un paradigma
depende de cuestiones de índole no estrictamente teórica. Esta consideración llevó a
Feyerabend a la defensa de un anarquismo metodológico; "todo vale", y a la sugerencia
de que la ciencia emplea técnicas de argumentación persuasiva, lo que asemeja los
cambios en la ciencia a los cambios en el arte. Modelo "estético" de la historia de la
ciencia.
Todas estas cuestiones relativas a su validez muestran la imposibilidad de que la
ciencia pueda prescindir de la reflexión filosófica: la actividad científica no es
transparente a sí misma. Además la filosofía puede sugerir modos de realización del
pensamiento y de la ciencia que hagan posible el desarrollo humano: reivindicación de
una ciencia civilizada.

b) Técnica y Filosofía
La tarea del filósofo ante la técnica es la de clarificarla y convertirla en
instrumento de liberación del hombre..Aspectos negativos de la técnica:
 No es suficiente el dominio de la naturaleza física;
 Pérdida de independencia y de autarquía del individuo.
Puesto que la técnica es incapaz de trazar los fines de la sociedad y de si misma,
debe someterse a la filosofía. La filosofa debe orientar a la humanidad en cuanto a su
futuro.

4. Filosofía y Política.
a) La técnica no es suficiente para la orientación política.
El presente y el futuro de la humanidad, y también del pensamiento filosófico, es
asunto de la praxis política y es a ella a la que corresponde concretar las soluciones
prácticas a los problemas generados por la sociedad industrial. La miseria y la opresión
no es tanto un problema técnico como político.
b) La filosofía debe dirigir la acción política, pero ello no quiere decir que el
filósofo deba ser político. La praxis está necesitada de la teoría.
c) Exigencia de realismo: La reflexión sobre los fines ha de ir necesariamente
acompañada de una reflexión sobre los medios. Contra la violencia en política y la
legitimación del discurso belicista: la guerra atómica.

5. Humanismo y Filosofía: Necesidad de un Hombre Nuevo


La posibilidad de eliminación de la guerra, de la instauración de una paz
perpetua pasa por la transformación radical del hombre, eliminando aquellas
dimensiones que legitiman el uso de la violencia y la guerra para la salvación. No es
suficiente la reforma del marco social y político para la mejora de la humanidad. Moisés
González presenta varias concepciones pesimistas de la naturaleza humana: la de
Maquiavelo y la de Freud. Y varias concepciones optimistas: la otra línea del
Renacimiento representada por Pico y las filosofías que rechazan la existencia de una
naturaleza humana. Indica que no se puede negar absolutamente una naturaleza al

78
hombre pues ello no se corresponde totalmente con la realidad: el hombre es medio
bestia (se inserta en la Naturaleza y sus leyes) y medio hombre (se sitúa en el plano de
la moralidad).
Necesitamos un hombre nuevo capaz de sentir la especie humana como algo
propio; eso, en parte, ya se ha logrado en lo que se refiere a la relación del hombre con
la naturaleza que ha sufrido profundas transformaciones que han posibilitado disminuir
nuestra dependencia del reino de la necesidad, para ampliar el reino de la libertad, pero
no ha sucedido lo mismo en relación con los otros hombres. Hoy la gran tarea que nos
obliga a todos es la de crear y desarrollar nuevas necesidades vitales de libertad y de
cooperación entre los seres humanos.

6. ¿Crisis del Humanismo, Crisis de la Modernidad?


La crisis actual afecta a los conceptos de modernidad y de humanismo,
conceptos íntimamente relacionados entre sí. Se suele caracterizar la modernidad como
la época de predominio de la razón científica, que ha terminado por decantarse como
"racionalidad tecnológica". Hoy se proclama la crisis de dicha racionalidad, y la del
humanismo entendido como sujeto creador, que se disuelve en las relaciones sociales.
Pero es legítimo defender aún el programa emancipador diseñado por el hombre
moderno.
a) Etapas en la Formación del Humanismo y de su Crisis:
1. El Renacimiento: formula un humanismo que no supera
completamente el punto de vista teocéntrico;
2. La Ilustración: el pensamiento se ha secularizado y Dios empieza a
ser sustituido por la "diosa razón"; pero el ateísmo no es un hecho
general; la Ilustración ataca básicamente a la Iglesia.
3. Momento culminante en la afirmación del hombre: la muerte de
Dios, la toma de conciencia de lo que significa el ateísmo y sus
consecuencias:
a) Humanismo nihilista de Nietzsche
b) Humanismo marxista: ―que conecta con Hegel y Feuerbach―:
crítica a la religión como alienación, filosofía como actividad
práctica.
c) Ateísmo práctico: olvido de Dios en el conjunto de la sociedad.
d) Pero la confianza en el bienestar en este mundo como consecuencia
del triunfo de la razón se vio truncada por las dos guerras mundiales.
Un nuevo humanismo: el existencialista con Heidegger.
b) Momentos de la Crisis del Humanismo y de la Modernidad:
1) El movimiento postmoderno defendido por ejemplo por Vattimo,
quien, siguiendo a Nietzsche, reivindica la superación de la
modernidad. Defensa del "pensamiento débil": un pensamiento que
prefiere prescindir de los discursos totalizantes, de las
fundamentaciones últimas y metafísicas de la realidad.
2) El anarquismo metodológico: crítica a la modernidad en el marco de
la crítica a las pretensiones objetivas y absolutizantes de la ciencia:
Feyerabend como su máximo representante, para quien no hay un
sólo método que garantice la verdad; esta posición defiende un "adiós
a la razón".

79
CORRIENTES FILOSOFICAS MODERNAS Y CONTEMPORÁNEAS MÁS
IMPORTANTES

La filosofía actual es difícil determinar los límites cronológicos y el sentido


fundamental del pensamiento contemporáneo con su multiplicidad de doctrinas y
corrientes dentro de las más representativas tenemos:
El historicismo W. Dilthey
El Vitalismo Henry Bergson
El Pragmatismo William James, además John Dewey
El Neokantismo De la Escuela de Baden y Marburgo H. Coen E.
Cassirer
El Neoescolasticismo Jeaques Maritain
El Materialismo Lenin, G. Lukacs, H. Le Febvre
La Fenomenología Indicada por Edmundo Husserl, Max Scheler
El Existencialismo Martín Heidegger, Karl Jasper, Jean – Paul Sartre
Las Filosofías de la vida Klages, Ortega
El Ontogismo crítico Nicolai Hartmann
El Neoliberalismo Con G.E. Moore, Bertrand Russell
El Empirismo Lógico Representado por el círculo de Viena, Rudolf
Carnap,
Alfred J. Ayer
Filosofías Analíticas Ludwing Wittgenstein

1. POSITIVISMO

El Positivismo,  es un sistema filosófico basado en la experiencia y en el


conocimiento empírico de los fenómenos naturales. En virtud de lo anterior, el
positivismo considera a la metafísica y a la teología como sistemas de conocimientos
imperfectos e inadecuados. El término “positivismo” fue utilizado por primera vez por el
filósofo francés Auguste Comte, autor de la obra que inauguró esta corriente de
pensamiento, Curso de filosofía positiva (6 vols., 1830-1842). No obstante, algunos
conceptos positivistas se remontan al filósofo británico David Hume, al francés Claude
Henri de Rouvroy, conde de Saint-Simon, y al alemán Immanuel Kant.

Comte eligió la palabra “positivismo” para señalar la realidad y tendencia


constructiva que él reclamó para el aspecto teórico de su doctrina. En general, se interesó
por la reorganización de la vida social para el bien de la humanidad a través del
conocimiento científico y, por esta vía, del control de las fuerzas naturales. Los dos
componentes principales del positivismo, la filosofía y el gobierno (o programa de
conducta individual y social), fueron más tarde unificados por Comte en un todo bajo la
concepción de una religión en la cual la humanidad era el objeto de culto. A pesar de
ello, numerosos discípulos de Comte no aceptaron este desarrollo religioso de su
pensamiento, porque parecía contradecir la filosofía positivista original. Muchas de las
doctrinas de Comte fueron más tarde adaptadas y desarrolladas por los filósofos sociales
británicos John Stuart Mill y Herbert Spencer, así como por el filósofo y físico austriaco
Ernst Mach.

1. 2. Positivismo Lógico.

80
A principios del siglo XX, un grupo de filósofos interesados en la evolución de la
ciencia moderna rechazó las tradicionales ideas positivistas (que consideraban que la
base del verdadero conocimiento estaba en la experiencia personal) y resaltó la
importancia de la comprobación científica y del empleo de la lógica formal. De las
teorías de estos pensadores (entre los que se encontraban el austriaco Ludwig
Wittgenstein y los británicos Bertrand Russell y George Edward Moore) nació el
denominado positivismo lógico. El Tractatus logico-philosophicus (1921), obra de
Wittgenstein, resultó tener una influencia decisiva en el rechazo de las doctrinas
metafísicas por su carencia de sentido y en la aceptación del empirismo como una
materia de exigencia lógica.

En la actualidad, los filósofos positivistas prefieren denominarse a sí mismos


empiristas lógicos, para disociarse de la importancia que dieron los primeros pensadores
del positivismo lógico a la comprobación científica. Mantienen que el principio de
verificación en sí mismo es inverificable en el campo filosófico. Sin embargo, autores
tan representativos como Rudolf Carnap han propuesto nuevos sentidos del tradicional
principio de verificación neopositivista.

1. 3. Wittgenstein y el Positivismo Lógico

La obra de Russell en el ámbito de las matemáticas atrajo a Cambridge al filósofo


austriaco Ludwig Wittgenstein, quien llegó a ser la figura principal del movimiento
filosófico analítico y del lenguaje. En su primer y, posiblemente, más importante trabajo,
Tractatus logico-philosophicus (1921), donde expuso su teoría del lenguaje,
Wittgenstein razonaba que “toda filosofía es una crítica del lenguaje” y que “la filosofía
aspira a la aclaración lógica de los pensamientos”. El resultado de los análisis de
Wittgenstein recordaba el atomismo lógico de Russell. El mundo, argumentaba, se
compone de hechos simples, que son el objeto de representación del lenguaje. Para que
éste sea significativo, las afirmaciones sobre el mundo deben ser reducibles a
declaraciones lingüísticas que tengan una estructura similar a la de los hechos simples
que representan. En este temprano análisis de Wittgenstein, las proposiciones que
representan hechos (las proposiciones de la ciencia) son consideradas significativas de
una forma objetiva. En cambio, las afirmaciones metafísicas, teológicas y éticas se
juzgan como objetivamente insignificantes.

Bajo la influencia de Russell, Wittgenstein, Ernst Mach y otros, un grupo de


filósofos y matemáticos inició en Viena (Austria) durante la década de 1920 el
movimiento conocido como positivismo lógico. Encabezado por Moritz Schlick y
Rudolf Carnap, el Círculo de Viena supuso uno de los capítulos más importantes en la
historia de la filosofía analítica y del lenguaje. Según el positivismo lógico, la misión de
la filosofía es la aclaración del significado, no el descubrimiento de nuevos hechos
(reservado a la ciencia) ni la elaboración de relaciones comprensivas de la realidad
(objetivo erróneo de la metafísica tradicional).

El positivismo lógico dividió las afirmaciones significativas en dos clases:


proposiciones analíticas y proposiciones verificables de un modo empírico. Las
proposiciones analíticas (entre las que se encuentran las proposiciones de la lógica y de
las matemáticas) son afirmaciones de verdad o falsedad que dependen del conjunto del
significado de los términos que constituyen la afirmación. Un ejemplo sería la
proposición dos más dos igual a cuatro. La segunda clase de proposiciones

81
significativas engloba las afirmaciones sobre el mundo que pueden ser verificadas, al
menos en principio, por la experiencia sensible. En realidad, el significado de tales
proposiciones se identifica con el método empírico de verificación. Esta teoría
verificable del significado, concluía el positivismo lógico, demostraría que las
afirmaciones científicas son objetivas y legítimas, mientras que las metafísicas,
religiosas y éticas se encuentran vacías de significado. El positivismo lógico alcanzó
gran popularidad en el Reino Unido a partir de la difusión de la principal obra de Alfred
Jules Ayer: Lenguaje, verdad y lógica (1936). No obstante, la teoría positivista de
verificación del significado estuvo sometida a intensas críticas por parte de filósofos
como Karl Raimund Popper.

Con el paso del tiempo, esta teoría restringida del significado cedió paso a una


comprensión más amplia de la naturaleza del lenguaje. Nuevamente Wittgenstein
desempeñó un papel muy destacado. Refutando muchas de sus propias conclusiones
expuestas en el Tractatus, inició una nueva línea de pensamiento que culminaría con la
publicación, póstuma, de Investigaciones filosóficas (1953). En esta obra, Wittgenstein
afirmó que si se presta la debida atención al modo en que el lenguaje se utiliza en el
discurso común, queda probada la variedad y flexibilidad del lenguaje. Las
proposiciones no se limitan tan sólo, pues, a representar hechos. Este reconocimiento le
llevó al concepto de los juegos del lenguaje. El científico, el poeta y el teólogo, por
ejemplo, están involucrados en diferentes juegos del lenguaje. Por otra parte, el
significado de una proposición debe ser comprendido en su contexto, que es, en términos
positivos, el conjunto de las reglas del juego del lenguaje, del cual esa proposición es
una parte. La filosofía, concluía Wittgenstein, es un intento para resolver los problemas
que se originan como resultado de la confusión lingüística, y la clave para la solución de
tales problemas es el análisis del lenguaje común y del propio uso del lenguaje.

2. FILOSOFÍA ANALÍTICA.

Filosofía analítica, es un movimiento filosófico surgido en el siglo XX,


principalmente en el Reino Unido y en Estados Unidos después de la II Guerra Mundial,
que trata de aclarar el lenguaje y analizar los conceptos expresados en él. Ha recibido
diversas denominaciones, como análisis lingüístico, empirismo lógico, positivismo
lógico, análisis de Cambridge y filosofía de Oxford. Las dos últimas derivan de la
especial influencia que tuvo en la Universidad de Cambridge y en la Universidad de
Oxford. Aunque el movimiento no acepta ninguna doctrina o teoría específica de forma
unánime, los filósofos analíticos y del lenguaje están de acuerdo en que la actividad
propia de la filosofía es aclarar el lenguaje o, como prefieren algunos de ellos, esclarecer
conceptos. El objeto de su actividad es resolver los problemas filosóficos, los cuales,
afirman, se originan en la confusión lingüística.

2.1 Enfoques.

Existe una considerable diversidad de métodos entre los filósofos analíticos y del


lenguaje en cuanto a la naturaleza del análisis conceptual o lingüístico. Algunos están
interesados sobre todo en aclarar el significado de palabras o frases específicas como
paso esencial para realizar afirmaciones filosóficas claras y precisas. Otros prefieren
determinar las condiciones generales que deben darse para que una declaración
lingüística tenga sentido; su propósito es establecer un criterio que diferencie entre las
oraciones significativas y las absurdas. El interés de un tercer grupo radica en crear

82
lenguajes formales, simbólicos, que respondan en su origen a una estructura matemática.
Afirman que la solución a los problemas filosóficos puede encontrarse con mayor
eficacia si son formulados en un lenguaje lógico riguroso. Por último, muchos filósofos
asociados a este movimiento han optado por el análisis del lenguaje común. Las
dificultades surgen cuando conceptos como tiempo y libertad, por ejemplo, son
consideradas al margen del contexto lingüístico en que suelen aparecer. Piensan que la
clave para resolver numerosos problemas filosóficos se halla en prestar una cuidadosa
atención al lenguaje común.

2.2. Antecedentes.

El análisis lingüístico como método se remonta a la filosofía griega clásica. Algunos


diálogos de Platón (de forma muy específica, Crátilo, dedicado al lenguaje) están
destinados a aclarar términos y conceptos. Sin embargo, esta forma filosófica de
reflexión cobró un énfasis renovado durante el siglo XX. Influidos por la tradición
empírica británica (de John Locke, George Berkeley, David Hume y John Stuart Mill) y
por los escritos del matemático y filósofo alemán Gottlob Frege, los pensadores ingleses
George Edward Moore y Bertrand Russell se erigieron en fundadores del movimiento
filosófico analítico. Compañeros en Cambridge, Moore y Russell rechazaron el
idealismo hegeliano expuesto en la obra del metafísico inglés Francis Herbert Bradley,
quien mantenía que nada es real por completo excepto lo absoluto. Su oposición al
idealismo y su concepción de que la atención esmerada al lenguaje es crucial en la
investigación filosófica, se convirtieron en las principales características de la filosofía
anglosajona durante gran parte del siglo XX.

Para Moore, la filosofía fue la primera y más importante campo de análisis. La


actividad del filósofo implica aclarar proposiciones o conceptos complejos a partir de
otros más sencillos pero con los que guardan una relación de equivalencia. Una vez que
esta labor ha sido completada, la verdad o falsedad de las afirmaciones sobre problemas
filosóficos puede ser determinada de modo más adecuado. Moore fue célebre por sus
minuciosos análisis de proposiciones filosóficas enigmáticas como “el tiempo es irreal”,
que le ayudaron a determinar la verdad contenida en dichas afirmaciones.

Autor, junto a Alfred North Whitehead, de Principia Mathematica, Russell estuvo


muy influido por la precisión de las matemáticas. A partir de ese fundamento, se interesó
por el desarrollo de un lenguaje lógico ideal que reflejara de forma fiel la naturaleza del
mundo. Las proposiciones complejas, mantenía Russell, pueden ser resueltas gracias a
sus componentes simples, que llamaba “proposiciones atómicas”, últimos constituyentes
del Universo. El enfoque metafísico basado en este análisis lógico del lenguaje y la
insistencia en que las proposiciones significativas deben corresponderse con hechos
constituyeron lo que Russell llamó “atomismo lógico”. Su interés por la estructura del
lenguaje también le condujo a diferenciar entre la forma gramatical de una proposición y
su forma lógica. Las afirmaciones Juan es bueno y Juan es alto tienen la misma forma
gramatical pero diferente forma lógica. Si no se reconoce tal distinción se trataría la
propiedad de la bondad como si fuera una característica de Juan del mismo modo que la
propiedad altura. Tal error motivaría la confusión filosófica.

3.3 Evolución Reciente.

83
Entre las contribuciones posteriores al movimiento filosófico analítico y del lenguaje
se encuentran las obras de los pensadores británicos Gilbert Ryle, John Langshaw Austin
y Peter Frederick Strawson, y la del estadounidense Willard van Orman Quine.

Según Ryle, la labor de la filosofía es reafirmar las “expresiones sistemáticamente


erróneas” en formas que son más correctas en un orden lógico. Se interesó en concreto
en las afirmaciones, formas gramaticales que presenta como objetos inexistentes. Por
ejemplo, Ryle es famoso por sus análisis de lenguajes mentales donde erróneamente
sugiere que la mente es una entidad del mismo carácter que el cuerpo. Austin mantenía
que uno de los puntos de partida más fructíferos para la investigación filosófica es la
atención a las muy sutiles distinciones trazadas en el lenguaje común. Su análisis del
lenguaje le llevó a plantear una teoría general de los actos del discurso, que es una
descripción de la variedad de actividades que un individuo puede estar representando
cuando algo se significa. Strawson analizó las relaciones entre la lógica formal y el
lenguaje común; la complejidad del último, razonaba, está representada de una forma
inapropiada por la lógica formal. Al analizar el lenguaje común, se necesitan además de
la lógica, otras herramientas analíticas. Quine discutía la relación entre lenguaje y
metafísica. Argumentaba que los sistemas del lenguaje tienden a convertir a quienes los
utilizan en partidarios de la existencia de ciertas opciones. Para Quine, la justificación
para hablar de un modo en lugar de otro es una justificación por completo pragmática.
En el ámbito hispanohablante, el estudio de la filosofía analítica ha sido relativamente
reciente. Su desarrollo fue especialmente notable a partir de la década de 1970 gracias a
los trabajos de José Ferrater Mora, Manuel Garrido Jiménez y Manuel Sacristán, entre
otros.

El análisis del lenguaje como modo de pensamiento ha continuado siendo una


dimensión significativa de la filosofía occidental contemporánea. Cierta división pervive
entre quienes prefieren trabajar con la precisión y el rigor de los sistemas lógicos
simbólicos y los que prefieren analizar el lenguaje común. Aunque pocos filósofos
contemporáneos mantienen que todos los problemas filosóficos son lingüísticos, el
enfoque que sigue siendo sostenido de una forma más amplia es aquél que presta mayor
atención a la estructura lógica del lenguaje y a la utilización del lenguaje en los discursos
cotidianos para resolver los problemas filosóficos.

3. FENOMENOLOGÍA

Fenomenología, movimiento filosófico del siglo XX que describe las estructuras


de la experiencia tal y como se presentan en la conciencia, sin recurrir a teoría,
deducción o suposiciones procedentes de otras disciplinas tales como las ciencias
naturales.

3.1. Edmund Husserl

El fundador de la fenomenología, el filósofo alemán Edmund Husserl, introdujo este


término en su libro Ideas. Introducción general a la fenomenología pura (1913). Los
primeros seguidores de Husserl, como el filósofo alemán Max Scheler, influenciado por
su libro anterior, Investigaciones lógicas (1900-1901), proclamaron que el cometido de
la fenomenología es estudiar las esencias de las cosas y la de las emociones. Aunque
Husserl nunca renunció a su interés por las esencias, con el tiempo mantendría que sólo
las esencias de ciertas estructuras conscientes particulares constituyen el objeto propio

84
de la fenomenología. Husserl, a partir de 1910, definió la fenomenología como el estudio
de las estructuras de la conciencia que capacitan al conocimiento para referirse a los
objetos fuera de sí misma. Este estudio requiere reflexión sobre los contenidos de la
mente para excluir todo lo demás. Husserl llamó a este tipo de reflexión ‘reducción
fenomenológica’. Ya que la mente puede dirigirse hacia lo no existente tanto como hacia
los objetos reales, Husserl advirtió que la reflexión fenomenológica no presupone que
algo exista con carácter material; más bien equivale a “poner en paréntesis la
existencia”, es decir, dejar de lado la cuestión de la existencia real del objeto
contemplado.

Lo que Husserl comprobó cuando analizaba los contenidos de la mente fue una serie


de actos como el recordar, desear y percibir, e incluso el contenido abstracto de esos
actos, a los que Husserl llamó ‘significados’. Esos significados, proclamó, permitían a
un acto ser dirigido hacia un objeto bajo una apariencia concreta, y afirmó que la
direccionalidad, que él llamaba “intencionalidad”, era la esencia del conocimiento. La
fenomenología trascendental, según Husserl, era el estudio de los componentes básicos
de los significados que hacen posible la intencionalidad. Posteriormente, en
Meditaciones cartesianas (1931), introdujo la fenomenología genética, a la que definió
como el estudio de la formación de esos significados en el curso de la experiencia.

3.2. Martín Heidegger

Todos los fenomenólogos siguieron a Husserl en el intento de utilizar


descripciones puras. Así, suscribieron la frase de Husserl que conducía a aprender “las
cosas mismas”. Sin embargo, diferían entre sí tanto en lo referente a si la reducción
fenomenológica puede ser llevada a cabo, como en lo tocante a lo que es evidente para el
filósofo al dar una descripción pura de la experiencia. El filósofo alemán Martin
Heidegger, colega de Husserl y su crítico más brillante, proclamó que la fenomenología
debe poner de manifiesto qué hay oculto en la experiencia común diaria. Así lo mostró
en El ser y el tiempo (1927) al describir lo que llamaba la ‘estructura de la cotidianidad’,
o ‘ser en el mundo’, que pensó era un sistema interrelacionado de aptitudes, papeles
sociales, proyectos e intenciones. Para Heidegger, el individuo, y, por extensión el ser
humano, es lo que uno hace en el mundo, pues una reducción fenomenológica a la
experiencia privada es imposible, y como la acción humana se compone de un dominio
directo de los objetos, no es necesario situar una entidad especial mental, llamada
significado, para explicar la intencionalidad. Para Heidegger, la situación dentro del
mundo entre las cosas en el momento de realizar proyectos es un tipo de intencionalidad
más trascendente y fundamentadora que el manifestando sólo con mirar o pensar sobre
los objetos, y es esta intencionalidad más fundamental la que hace posible la
direccionalidad analizada por Husserl desde el saber científico.

3.3.1. Fenomenología Francesa.

El filósofo francés Jean-Paul Sartre, uno de los principales representantes del


existencialismo, trató de adaptar la fenomenología de Heidegger a la filosofía de la
conciencia, recobrando de ese modo, las enseñanzas de Husserl. Coincidió con éste en
que el conocimiento está siempre orientado hacia los objetos, pero criticó su afirmación
de que tal direccionalidad fuera posible sólo por medio de entidades mentales peculiares
llamadas significados. Otro filósofo francés, Maurice Merleau-Ponty rechazó la idea de
Sartre de que la descripción fenomenológica revelara que los seres humanos son puros,

85
aislados y con una conciencia libre. Recalcó el papel de un cuerpo activo y
comprometido en todo el conocimiento humano, y por esta vía amplió las nociones de
Heidegger destinadas a incluir en la fenomenología el análisis de la percepción. Como
Heidegger y Sartre, Merleau-Ponty es un fenomenólogo existencial que niega la
posibilidad de situar la experiencia del hombre entre paréntesis o en suspenso respecto a
la conciencia del ser.

La fenomenología ha tenido una influencia creciente sobre el pensamiento del siglo


XX. Se han desarrollado interpretaciones fenomenológicas de teología, sociología,
sicología, psiquiatría y crítica literaria, y la fenomenología sigue siendo una de las
escuelas más importantes de la filosofía actual.

4. EXISTENCIALISMO

El existencialismo es un movimiento filosófico y literario propio de los siglos


XIX y XX, pero se pueden encontrar elementos existencialistas en el pensamiento (y
vida) de Sócrates, en la Biblia y en la obra de muchos filósofos y escritores anteriores a
la edad contemporánea. El existencialismo, es un movimiento filosófico que resalta el
papel crucial de la existencia, de la libertad y de la elección individual, y que gozó de
gran influencia en distintos pensadores y escritores de los siglos XIX y XX.

4.1. Temas Principales

Debido a la diversidad de posiciones que se asocian al existencialismo, el


término no puede ser definido con precisión. Se pueden identificar, sin embargo, algunos
temas comunes en todos los autores existencialistas. El término en sí mismo sugiere uno
principal: el énfasis puesto en la existencia individual concreta y, en consecuencia, en la
subjetividad, la libertad individual y los conflictos de la elección.

4.2. Individualismo Moral

La mayoría de los filósofos desde Platón ha mantenido que el bien ético más


elevado es el mismo para todos: en la medida en que uno se acerca a la perfección moral,
se parece a los demás individuos perfectos en el plano moral. El filósofo danés del siglo
XIX Sören Kierkegaard, el primer escritor que se calificó de existencialista, reaccionó
contra esta tradición al insistir en que el bien más elevado para el individuo es encontrar
su propia y única vocación. Como escribió en su diario: “Tengo que encontrar una
verdad que sea verdadera para mí... la idea por la que pueda vivir o morir”. Otros
escritores existencialistas se han hecho eco de la creencia de Kierkegaard de que el
individuo ha de elegir el camino propio sin la ayuda de modelos universales y objetivos.
En contra de la idea tradicional de que la elección moral implica un juicio objetivo sobre
el bien y el mal, los existencialistas han afirmado que no se puede encontrar ninguna
base objetiva, racional, para defender las decisiones morales. También durante el siglo
XIX, el filósofo alemán Friedrich Nietzsche sostuvo que el individuo tiene que decidir
qué situaciones deben ser consideradas como morales.

4.3. Subjetividad

Todos los existencialistas han seguido a Kierkegaard al resaltar la importancia de


la acción individual apasionada al decidir sobre la moral y la verdad. Han insistido, por

86
tanto, en que la experiencia personal y la actuación según las propias convicciones
constituyen los factores esenciales para llegar a la verdad. Así, la comprensión de una
situación por parte de alguien que está comprometido en esa situación es más elevada
que la del observador indiferente, objetivo. Este énfasis puesto en la perspectiva del
agente individual ha hecho que los existencialistas sean suspicaces respecto al
razonamiento sistemático. Kierkegaard, Nietzsche y otros fueron, de un modo
intencionado, no sistemáticos en la exposición de sus filosofías y prefirieron expresarse
mediante aforismos, diálogos, parábolas y otras formas literarias. A pesar de su posición
antirracionalista de partida, no se puede decir que los existencialistas fueran irracionales
en el sentido de negar toda validez al pensamiento racional. Han mantenido que la
claridad racional es deseable allí donde sea posible, pero que las materias más
importantes de la vida no son accesibles a la razón o a la ciencia. Además, han sostenido
que incluso la ciencia no es tan racional como se supone. Nietzsche, por ejemplo, afirmó
que la visión científica de un Universo ordenado es para la mayoría una ficción práctica,
una entelequia.

4.4. Elección y Compromiso

Tal vez el tema más destacado en la filosofía existencialista es el de la elección.


La primera característica del ser humano, según la mayoría de los existencialistas, es la
libertad para elegir. Mantienen que los seres humanos no tienen una naturaleza
inmutable, o esencia, como tienen otros animales o plantas; cada ser humano hace
elecciones que conforman su propia naturaleza. Según la formulación del filósofo
francés Jean-Paul Sartre, la existencia precede a la esencia. La elección es, por lo tanto,
fundamental en la existencia humana y es ineludible; incluso la negativa a elegir implica
ya una elección. La libertad de elección conlleva compromiso y responsabilidad. Los
existencialistas han expuesto que, como los individuos son libres de escoger su propio
camino, tienen que aceptar el riesgo y la responsabilidad de seguir su compromiso
dondequiera que éste les lleve.

4.5. Temor y Angustia

Kierkegaard mantenía que es crucial para el espíritu reconocer que uno tiene


miedo no sólo de objetos específicos sino también un sentimiento de aprehensión
general, que llamó “temor”. Lo interpretó como la forma que tenía Dios de pedir a cada
individuo un compromiso para adoptar un tipo de vida personal válido. El concepto de
angustia posee un papel decisivo y similar en las obras del filósofo alemán Martin
Heidegger; la angustia lleva a la confrontación del individuo con la nada y con la
imposibilidad de encontrar una justificación última para la elección que la persona tiene
que hacer. En la filosofía de Sartre, la palabra “náusea” se utiliza para el reconocimiento
que realiza el individuo de la contingencia del Universo, y el término “angustia” para el
reconocimiento de la libertad total de elección a la que hace frente el hombre en cada
momento.

5. BLAS PASCAL

El filósofo francés del siglo XVII Blaise Pascal fue el primer pensador que


anticipó las principales inquietudes del existencialismo moderno. Rechazó el vigoroso
racionalismo de su coetáneo René Descartes y, en sus Pensamientos sobre la religión y
sobre otros temas (1670), afirmó que una filosofía sistemática que se considera capaz de

87
explicar a Dios y la humanidad representa una forma de orgullo. Al igual que los
escritores existencialistas posteriores, contempló la vida humana en términos de
paradojas: la personalidad humana, que combina mente y cuerpo, es en sí misma
paradoja y contradicción.

6. SÖREN KIERKEGAARD

Kierkegaard, considerado como el fundador del existencialismo moderno,


reaccionó contra el idealismo absoluto y sistemático de Georg Wilhelm Friedrich Hegel,
que afirmó haber encontrado un entendimiento racional total de la humanidad y de la
historia. Kierkegaard, por el contrario, resaltó la ambigüedad y lo absurdo de la situación
humana. La respuesta individual a esta situación tiene que ser vivir una existencia
comprometida por completo, y este compromiso sólo puede ser entendido por el
individuo que lo asume. El individuo, por lo tanto, tiene que estar siempre dispuesto para
desafiar las normas de la sociedad en nombre de la mayor autoridad de un tipo de vida
auténtica en el orden personal. Kierkegaard abogó por un “cambio de fe” en el modo de
vida cristiano que, aunque incomprensible y lleno de riesgos, era el único compromiso
que, según creía, podía salvar al individuo de la desesperación.

7. FRIEDRICH NIETZSCHE

Nietzsche, que no conocía el trabajo de Kierkegaard, transformó el pensamiento


existencialista posterior a través de su crítica de las tradicionales suposiciones
metafísicas y morales, y su adopción del pesimismo trágico y de la voluntad individual
afirmadora de la vida que la opone a la conformidad moral de la mayoría. En oposición a
Kierkegaard, cuyo ataque a la moral convencional le llevó a defender un cristianismo
radical e independiente, Nietzsche afirmó en La gaya ciencia (1882) que “Dios está
muerto” y rechazó toda la tradición moral judeocristiana en favor de los heroicos ideales
paganos.

8. MARTÍN HEIDEGGER

Heidegger, al igual que Pascal y Kierkegaard, reaccionó contra el intento de


fundamentar la filosofía sobre una base conclusiva racionalista, en este caso la
fenomenología del filósofo alemán Edmund Husserl. Heidegger, autor de una de las
obras más representativas del existencialismo, El ser y el tiempo (1927), afirmó que la
humanidad se encuentra en un mundo incomprensible e indiferente. Los seres humanos
no pueden esperar comprender por qué están aquí; en su lugar, cada individuo ha de
elegir una meta y seguirla con apasionada convicción, consciente de la certidumbre de la
muerte y del sinsentido último de la vida propia. Heidegger contribuyó al pensamiento
existencialista al poner el énfasis en el ser y la ontología tanto como en el lenguaje.

9. JEAN-PAUL SARTRE

Sartre, que utilizó el término existencialismo para definir y calificar su propia


filosofía, se convirtió en el gran difusor del movimiento a escala internacional una vez
finalizada la II Guerra Mundial. El pensamiento de Sartre, impregnado de ateísmo y
pesimismo de una forma explícita, argumentaba que los seres humanos necesitan una

88
base racional para sus vidas pero son incapaces de conseguirla y, por ello, su existencia
es “pasión inútil”. No obstante, insistió en que el existencialismo es una forma de
humanismo y resaltó la libertad, la elección y la responsabilidad humana. Con gran
refinamiento literario, intentó reconciliar esos conceptos existencialistas con un análisis
marxista de la sociedad y de la historia. Sartre fue autor de otra de las obras claves en la
historia del existencialismo, El ser y la nada (1943).

MARXISMO

Marxismo, doctrina y teoría social, económica y política basada en la obra de


Karl Marx y sus seguidores, indisolublemente unida a dos ideologías y movimientos
políticos: el socialismo y el comunismo.

1. Doctrinario Marxista

La obra de Marx puede dividirse entre sus primeros escritos filosóficos (Manuscritos


filosóficos y económicos, 1844; La ideología alemana, 1845-1846), sus panfletos
(Manifiesto Comunista, 1848), sus análisis de acontecimientos contemporáneos (El 18
brumario de Luis Bonaparte, 1852; La guerra civil en Francia, 1871) y los escritos
fundamentales de su madurez (Contribución a la crítica de la economía política, 1859;
y, sobre todo, El capital, vol. 1, 1867; vols. 2 y 3, publicados póstumamente). Las
ramificaciones de la doctrina marxista podemos encontrarlas en ámbitos filosóficos,
económicos, históricos, políticos y de la mayoría de las ciencias sociales. Ningún otro
teórico ha sido tan estudiado y tan discutido durante el siglo XX como Karl Marx. La
razón de este interés está lejos de ser exclusivamente académica. Ningún otro pensador
moderno ha tenido tanta influencia sobre los movimientos políticos y sociales.

Marx pretendía desvelar las leyes inherentes al desarrollo del capitalismo. Creía que


cada época histórica se caracterizaba por un modo de producción específico que se
correspondía con el sistema de poder establecido y, por lo tanto, con una clase dirigente
en perpetuo conflicto con una clase oprimida. Así, la sociedad medieval estuvo
caracterizada por el modo de producción feudal, en el que la clase poseedora de la tierra
obtenía una plusvalía del campesinado que trabajaba aquélla. Las sucesivas transiciones
del sistema de esclavitud al feudalismo, y del feudalismo al capitalismo, se produjeron
cuando las fuerzas productivas (es decir, los grupos relacionados con el trabajo y los
medios de producción como las máquinas) no podían seguir desarrollándose con las
relaciones de producción existentes entre las distintas clases sociales. Así, la crisis que
afectó al feudalismo cuando el capitalismo necesitaba una creciente clase trabajadora
conllevó la eliminación de las bases legales e ideológicas tradicionales que ataban a los
siervos a la tierra.

La relación fundamental del capitalismo, basada en salarios, parte de un contrato


entre partes jurídicamente iguales. Los propietarios del capital (capitalistas) pagan a los
trabajadores (el proletariado, poseedor únicamente de su fuerza de trabajo) salarios a
cambio de un número de horas de trabajo acordado. Esta relación disfraza una
desigualdad real: los capitalistas se benefician de parte de lo producido por los
Trabajadores y no remunerado en sus salarios. Esta plusvalía generada en favor de la
clase capitalista proporciona a los propietarios del capital una gran riqueza y el control
sobre el desarrollo económico de la sociedad. De esta manera se están apropiando no
solamente de la riqueza, sino también del poder. La compleja superestructura política, el

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conjunto de leyes e ideologías, regula y refuerza este tipo de relaciones sociales. En
efecto, al poseer la plusvalía, los capitalistas pueden acumular riqueza y poder,
determinando la dirección que seguirá la sociedad. Los bienes producidos mediante el
sistema capitalista deben tener valor de uso, ya que, de no tenerlo, no se podrían
encontrar compradores; pero, para el capitalista, tienen que tener valor de cambio: no se
producen para el consumo del propio capitalista, sino para que éste pueda
intercambiarlos por dinero. Así, la producción capitalista es esencialmente una
producción dirigida al intercambio y no a la satisfacción de necesidades. La competencia
hace que las empresas capitalistas ineficaces vayan a la quiebra, y se tienda a la
concentración de empresas y la creación de monopolios, al tiempo que los mercados no
dejan de crecer, pues las técnicas productivas y las medios de intercambio están
continuamente cambiando y mejorando. Las crisis son un fenómeno inherente al
capitalismo. Los capitalistas intentan aumentar la intensidad de la jornada laboral y, en
consecuencia, la productividad del trabajo. Por su parte, los trabajadores, si están
organizados, resistirán. Los capitalistas intentarán ampliar los mercados, pero al mismo
tiempo pagarán a sus trabajadores el mínimo posible. Si lo consiguen, tanto el consumo
como la demanda de los trabajadores disminuirán, los mercados se reducirán y el
capitalismo entrará en crisis.

2. Interpretaciones del Marxismo

La compleja, y a veces confusa, obra de Marx, permitió que se produjeran


interpretaciones dispares de la misma. Ya antes de 1914, la ortodoxia dominante,
representada en Alemania por Karl Kautsky y que defendía la inevitabilidad del colapso
del capitalismo a través de la revolución, fue puesta en duda por Eduard Bernstein,
auténtico fundador de lo que vino a denominarse revisionismo. Tras la Revolución Rusa
(1917), Lenin añadió a la doctrina marxista una interpretación del imperialismo, una
teoría del Estado y los principios de la organización revolucionaria liderada por el
partido; la formulación de leninismo permitió hablar de una doctrina marxista-leninista.
Las posteriores aportaciones hechas al marxismo por Stalin (el estalinismo, que negaba
la internacionalización de la revolución), Trotski (el trotskismo, que preconizaba justo lo
contrario), Mao Zedong (el maoísmo, que suponía la adaptación del marxismo al Tercer
Mundo) o Antonio Gramsci (que subrayó el papel de la ideología en una sociedad civil
para la construcción de una hegemonía política), se sumaron a las distintas
interpretaciones que en el siglo XX se hicieron del pensamiento de Marx.

ESTRUCTURALISMO.

Estructuralismo, movimiento europeo en el área de las humanidades que emergió en


Francia a mediados de la década de 1950 y en el que el lenguaje desempeña una función
clave. El estructuralismo tiene sus raíces en la lingüística de Ferdinand de Saussure,
cuya principal propuesta es que “el lenguaje no es ni una forma ni una sustancia”. Su
nacimiento real tuvo lugar en 1955, cuando el filósofo Claude Lévi-Strauss (influido por
Saussure pero también por los antropólogos y lingüistas estadounidenses y los
formalistas rusos) publicó en el Journal of American Folklore un artículo titulado El
estudio estructural del mito: Un mito, donde afirmaba que el mito “como el resto del
lenguaje, está formado por unidades constituyentes” que deben ser identificadas, aisladas
y relacionadas con una amplia red de significados. Así pues, los fenómenos culturales
pueden considerarse como producto de un sistema de significación que se define sólo en
relación con otros elementos dentro del sistema, como si fuera el propio sistema quien

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dictase los significados. Todo código de significación es arbitrario, pero resulta
imposible aprehender la realidad sin un código. El estructuralismo se propone identificar
y definir las reglas y limitaciones en el seno de las cuales, y en virtud de las cuales, el
significado es generado y comunicado. Este método, que se define como inmanente
porque no mira en el exterior para explicar los fenómenos culturales, elimina la
búsqueda de autenticidad allí donde, por ejemplo, se encuentran diferentes versiones de
un mito: el análisis estructural toma en consideración todas las variantes halladas en el
estudio de un fenómeno determinado. Otra función del método es la de interpretar el
funcionamiento de la mente, tanto en las culturas primitivas como en las culturas
científicas, como un todo estructuralmente idéntico: la teoría kantiana de los procesos de
pensamiento queda así demostrada a posteriori por la investigación antropológica. El
estructuralismo se ha aplicado a la sociología, la crítica literaria y la filosofía,
revelándose extraordinariamente útil en el estudio de la narrativa.

Entre los principales teóricos del movimiento estructuralista destacan Roland


Barthes, Michel Foucault, Jacques Lacan y, más recientemente, Jacques Derrida. El
estructuralismo ha sido criticado por su devaluación de la autonomía individual y su
aparente desprecio de la historia. Su difusión en Hispanoamérica se inició a partir de la
década de 1960 y alcanzó su máximo auge al coincidir con las reformas educativas de la
década siguiente. Destacan, entre otros, los procesos de reformas lingüísticas llevados a
cabo en Argentina, España y México, con autores como Ana María Barrenechea, Emilio
Alarcos, Francisco Rodríguez Adrados, Idolina Noguel y Antonio Domínguez.

POSMODERNISMO.

Posmodernismo, movimiento internacional extensible a todas las artes.


Históricamente hace referencia a un periodo muy posterior a los modernismos, y en un
sentido amplio, al comprendido entre 1970 y el momento actual.Teóricamente se refiere
a una actitud frente a la modernidad y lo moderno. Se trata de un movimiento global
presente en casi todas las manifestaciones culturales, desde las películas de Quentin
Tarantino y Pedro Almodóvar a la arquitectura de Ricardo Bofill, desde la literatura de
William Burroughs y John Fowles a la pintura de Guillermo Pérez Villalta, y desde la
filosofía a la televisión.

El posmodernismo literario tiene su origen en el rechazo de la ficción mimética


tradicional, favoreciendo en su lugar el sentido del artificio y la intuición de verdad
absoluta y reforzando al mismo tiempo la ‘ficcionalidad’ de la ficción, un ejemplo
español puede ser Mariano Antolín Rato y sus novelas Cuando 900 mil Mach aprox
(1973) o Mundo araña (1981). En la literatura en lengua inglesa las teorías
posmodernistas han sido empleadas a menudo por escritores enfrentados a la experiencia
poscolonial, como Salman Rushdie en Hijos de la medianoche (1981). El movimiento se
acercó también a formas populares como la novela policíaca (El nombre de la rosa,
1980, de Umberto Eco), la ciencia-ficción (Canopus en Argus: archivos, 1979-1985, de
Doris Lessing), y los cuentos de hadas (Bloody Chamber, 1979, de Angela Carter). Los
teóricos de la posmodernidad sólo coinciden en un punto: que el escándalo radical
provocado en su momento por el arte moderno ha sido asimilado y recuperado por esos
mismos burgueses liberales que en unos principios tan sorprendidos y críticos se
mostraron con él. Lo moderno ha llegado a integrarse en la cultura institucional elevado
a los altares en galerías de arte, museos y programas de estudios académicos. Sin
embargo, no hay consenso entre los posmodernistas sobre el valor de lo moderno, como

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tampoco hay consenso cultural sobre el valor del posmodernismo. En el caso de la
arquitectura, el rechazo posmoderno del brutalismo y el International Style asociados
con Le Corbusier y su sustitución por un estilo alusivo y ecléctico que alude en una
suerte de pastiche caprichoso o paródico a estilos anteriores (desde el neoclasicismo al
manierismo o el rococó) ha sido el centro de numerosos debates públicos. Tales debates
olvidan con frecuencia el regreso aparente a los valores tradicionales, sin reconocer este
hecho como un intento de aludir inconscientemente a estilos anteriores, más que de
asimilarlos. El posmodernismo está más marcado por el camp y el kitsch que por la
nostalgia; en términos generales, carece de la gravedad propia de los artistas y
movimientos modernos de principios de siglo. Sin embargo, puede considerarse como la
consecuencia lógica de la ironía y el relativismo modernistas, que llegan a cuestionar sus
propios valores. El tono lúdico de la posmodernidad hace que resulte más fácilmente
asimilable por la cultura popular o cultura de masas. Por otra parte, su aceptación
superficial de la alienación contemporánea y su transformación de la obra de arte en
fetiche han sido objeto de acusaciones de irresponsabilidad política.

El filósofo francés Jean-François Lyotard considera que la explosión de las


tecnologías de la información, y la consiguiente facilidad de acceso a una abrumadora
cantidad de materiales de origen en apariencia anónimo es parte integrante de la cultura
posmoderna y contribuye a la disolución de los valores de identidad personal y
responsabilidad. Con todo, entiende la multiplicidad de estilos posmodernos como parte
de un ataque al concepto representativo de arte y lenguaje, con lo que afirma más de lo
que rechaza el modernismo de altos vuelos y allana paradójicamente el camino para su
regreso triunfal.

CAPITULO III

ESQUEMA GENERAL DE LAS DISCIPLINAS FILOSÓFICAS.

En la evolución y desarrollo del conocimiento humano la filosofía era la madre de


todas las ciencias, es decir, que dentro de su seno se encontraba todas las ciencias; pero
con el progresivo desarrollo de las mismas ha dado lugar a que muchas de ellas se hayan
separado gradualmente de la filosofía, con lo cual han adquirido su independencia de
ella y por eso, en la actualidad la filosofía solo cuente en su seno con las siguientes
disciplinas filosóficas.

1. DISCIPLINAS RELACIONAS CON EL CONOCIMIENTO.

 Teoría del Conocimiento: Explicación del origen, elementos y límites


del conocimiento. Análisis de la verdad y de su posibilidad. La
demarcación entre el conocimiento y el seudoconocimiento.
 Epistemología o Gnoseología: tiene como pretensión analizar la
naturaleza, posibilidad y límites del conocimiento. Asimismo, analiza el
problema del origen del conocimiento y de sus formas. La gnoseología
estudia los distintos tipos de conocimiento que pueden alcanzarse y el
problema de la fundamentación de los mismos. En muchas ocasiones, se
identifica con los conceptos y teorías del conocimiento o epistemología.

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 Semántica: Se centra en responder a la cuestión que plantea cómo los
pueblos valoran las palabras y cómo influye en su conducta esa
valoración.
 Lógica. Estudia los principios formales del conocimiento humano, el
análisis y la validez de los razonamientos y argumentos, determina a
partir de proposiciones dadas para una conclusión derivada de aquéllas.

2. DISCIPLINAS RELACIONADAS CON LA ACTIVIDAD HUMANA.

 Axiología: Teoría del valor o de lo que se considera valioso. La


axiología no sólo trata de los valores positivos, sino también de los
valores negativos, analizando los principios que permiten considerar que
algo es o no valioso, y considerando los fundamentos de tal juicio.
 Ética: Disciplina encargada de descubrir en qué consiste las costumbres
relacionadas con el bien, el mal, la justicia, la conciencia moral y demás
categorías éticas y de justificar la existencia del deber
 Estética o Filosofía del Arte: Teoría sobre la esencia y el valor del arte,
la belleza y la fealdad, demás categorías estéticas.
 Filosofía de la Naturaleza Doctrina relativa a las estructuras básicas
aplicables al mundo natural (movimiento, tiempo, espacio, causalidad).
 Filosofía de la Religión Descripción y justificación del hecho religioso,
delimitación de las distintas formas de experiencia de lo sagrado.
 Filosofía de la Ciencia Explicación del origen, estructura, legitimación
de la ciencia y su diferencia respecto de otras formas de conocimiento
 Filosofía Política Teoría sobre las distintas formas de gobierno;
justificación y valoración de las formas de gobierno ideales.
 Filosofía del Lenguaje Doctrina sobre el origen y estructuras básicas
del lenguaje.
 Filosofía de la Cultura: El sentido de los fenómenos relacionados con
todas las manifestaciones humanas, a través del tiempo.
 Filosofía de la Educación: Los fundamentos de la educación a la luz de
los tres grandes maestros que dieron la vida por la coherencia en sus
ideas educativas: Cristo, Sócrates, Buda.
 Filosofía del Derecho: Estudia los fundamentos morales y espirituales
del derecho, analizando la relación entre el Estado y el ciudadano, la
legitimidad de las penas y las relaciones entre “ser” y “deber ser”.

3. DISCIPLINAS RELACIONADO CON TODO LO EXISTENTE.

 Ontología: Es la parte más importante de la filosofía. Doctrina relativa


al ser y a las estructuras básicas de la realidad.
 Metafísica: Búsqueda de las causas y principios más próximos y
absolutos de la realidad.
 Antropología filosófica: Doctrina acerca del hombre. Teorías por
definir al hombre.
 Cosmología: Estudio del microcosmos y del macrocosmos, de todo lo
físico.
 Sicología Filosófica Teoría relativa al alma o mente, su esencia y
parentesco o diferencia con el cuerpo.

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4. HISTORIA DE LA FILOSOFIA
 Filosofía de la filosofía:

ANTROPOLOGÍA FILOSOFICA

POSICIÓN DEL HOMBRE EN EL COSMOS

1.- CONCEPCIONES

La disciplina filosófica que estudia al hombre es la Antropología Filosófica, cabe


diferenciarla de la Antropología como ciencia que estudia las características físicas del
hombre en los restos de nuestros antecesores a través de nuestra historia evolutiva. El
problema de lo es el hombre ha sido analizado por toda cultura, sociedad y civilización
las mismas que han poseído una idea más o menos aproximada de lo que sea el hombre,
es decir, que todo grupo humano siempre ha tenido una explicación de lo que son ellos
como hombre o seres humanos.
Así en la Antigüedad, tanto en su período Cosmológico, cuando el hombre es
explicado por medio del Cosmos; como en su período Antropológico, donde el Cosmos
es definido en función del hombre. -El hombre es definido como un ser de logos o de
razón. En la Edad Medieval, el hombre estaba sujeto a Dios, ya que debe alabar a su
Creador, pues era una creación a la imagen y semejanza. De su artífice, en
consecuencia, el hombre era la criatura predilecta de Dios. Durante el Renacimiento, el
hombre es conceptualizado como un ser cultural, pues era el único ser que conocía su
entorno y poseía una gran cantidad de conocimientos, además era visto como un ser
histórico, ya que él era el único responsable de su felicidad o desdicha en este mundo.
En la Edad Moderna, el hombre era el centro de toda forma de conocimiento, al buscar
una fuente segura de la verdad de las cosas. En esta época para I.M. Kant, la
Antropología da la respuesta a la cuarta pregunta que plantea la filosofía en sentido
universal: ¿Qué puedo saber? Que es respondida por la Metafísica; ¿Qué debo hacer?
Que es contestada por la Moral; ¿Qué me cabe esperar? que es respondida por la reli-
gión y por último ¿Qué es el hombre?. De todas las preguntas la más importante es la
última porque incluye a todas las demás.
La Edad Contemporánea, el hombre es tipificado esencialmente de muchas
formas, es por ello que es un problema. Así pues, para Max Scheler (1875-1928) en su
obra “ÉL Puesto del Hombre en el Cosmos” -y es considerado el padre de la
Antropología por la publicación de ésta obra- afirma que la esencia del hombre radica
en el “Espíritu”, ya que implica al conjunto de actos superiores: el pensamiento, los
actos emocionales y la intuición de las ciencias.
Ahora bien, lo espiritual se expresa en el hombre a través de la persona que es un
espíritu en el ejercicio de su libertad, objetividad conciencia de sí y autonomía
existencial. Para Ernst Cassirer el hombre es el único ser “simbólico”. Para Sigmund
Freud,. El hombre es definido por sus caracteres psicobiológicos.
A su vez para Francisco Romero el hombre es definido como el único ser capaz de
percibir y juzgar. Según Ortega y Gasset, el hombre es conceptualizado como un ser
histórico y no tiene ninguna forma de naturaleza. Es decir, que el hombre y su
circunstancia van siendo constantemente. Ryle que concibe al hombre como un sistema
de conductas lógicas.
Para el cristianismo el hombre es una persona. Por último, para los marxistas la
esencia del hombre radica en su trabajo y que este pasa de la enajenación al reino de la

94
libertad, Para Zubiri el hombre es una inteligencia que siente y es un animal de
realidades, etc.

2.- EL PROBLEMA DEL HOMBRE

El problema fundamental de la Antropología Filosófica consiste en determinar si el


hombre posee o no una naturaleza que conforme su esencia, a la vez que nos permite
distinguirlo de los demás animales. Con respecto, a lo que sea el hombre se han dado
dos respuestas: a) Negativa o naturalista, b) Positiva o socioespiritualista.
a) La Respuesta Negativa o Naturalista.- sustenta que entre el hombre y los
animales existe una diferencia de “gradó” y no de esencia, es decir, que todos
los hombres se ubican en niveles superiores con respecto a todos los animales,
pues las características consideradas como específicamente humanas son
también comunes a todos los animales. Así por ejemplo, tenemos que las
organizaciones sociales no son exclusivamente patrimonio de los seres humanos,
pues éstas existen en muchas especies animales. Lo mismo sucede con el
leguaje, en tanto medio de comunicación no es una característica propiamente
humana. Se sabe que muchos animales poseen sus propios lenguajes. Además, la
construcción de herramientas, que se creía una capacidad inherentemente
humana, también es efectuada por algunos animales; así como, otras
características.
Existe dentro de ésta concepción antropológica la postura Historicista o
Existencialista que sostiene que el hombre no tiene ninguna esencia que lo
diferencie de los animales, pues lo único que posee es su “Historia”; porque el
hombre es un ser en proceso de “hacerse hombre” o de “hacerse así mismo”.
b) La Respuesta Positiva o Socioespiritualista.- Postula que entre los hombres y
los animales si existe una diferencia de esencia, es decir, que los hombres poseen
una esencia que los diferencia de los demás seres vivos. Para consolidar esta
tesis los apologistas presentan los siguientes argumentos:
1.- Homo Socialis.- Postula que sólo al hombre le es inherente la instauración de
verdaderas sociedades ya que ello implica conciencia y libertad; en cambio, las
pretendidas agrupaciones animales son producto de los instintos y la
inconsciencia.
2.- Homo Rationalis.- La especie humana es la única sobre la faz de la Tierra que
posee razón o logos, ya que posee la capacidad de reflexionar sobre si mismo,
sobre los demás seres vivos y sobre el mundo mismo, sin embargo, todo animal
es un ser pasivo que está inmerso dentro del mundo y sujeto a sus leyes, así
como no tiene la capacidad de representarse a sí mismo.
3.- Homo Sapiens.- El hombre es el único ser capaz de tener un conocimiento de
todo lo que le rodea. Aunque si bien es cierto, que el animal tiene sensaciones y
percepciones está impedido de. Poder formular conceptos, juicios y
razonamientos.
4.- Homo Faber.- Es una cualidad específicamente humana, ya que le permite al
hombre poder confeccionar o construir herramientas burdas al inicio pero al final
más elaboradas y perfectas. Pero sin embargo, ello sólo es posible porque
requiere que el hombre previamente primero se represente el modelo original en
su pensamiento para ulteriormente poder confeccionarlo en la realidad, en
cambio, el animal si “construye algo”. Es porque está programado por sus
instintos, es claro que ello implica de inconsciencia alguna.

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5.- Homo Pictors.- Sólo se puede afirmar que al hombre le es posible poder
representarse a sí mismo como a todo lo existente con libertad y conciencia.
6.- Homo Locuax.- Si es muy cierto que los animales establecen algún tipo de
comunicación entre ellos, estos están impedidos de articular palabra alguna
conscientemente y poder instaurar toda una disciplina sobre el lenguaje mismo.
7.- Homo Ludens.- Esta diferencia se concentra en que el hombre es el único ser que
aprende jugando y esta actividad la efectúa hasta una longevidad prolongada.
8.- Homo Mensura.- El hombre es la única criatura sobre la faz de la Tierra que
mide las cosas existentes de su entorno natural y social.

3.- EL HUMANISMO
Se define como todas aquellas actitudes e ideas que explicitan un gran respeto
por la dignidad humana, al mismo tiempo que concibe al hombre como un fin y no
como un medio, como una persona y no como un simple individuo o ser.

3.1. Los Fines del Humanismo


1. Crear todas las condiciones favorables de vida para el hombre.
2. Propiciar el desarrollo multilateral del hombre y la sociedad en su conjunto.
3.2. Las Modalidades del Humanismo
1. Espontáneo.- Está constituido por todas las ideas humanistas o actitudes
prácticas directamente propuestas o elaboradas por las masas proletarias en su
lucha contra toda forma de explotación y de vicios morales
2. Ideológico.- La postulan los intelectuales de una sociedad determinada y está
constituida por teorías y concepciones humanistas que reivindican o defienden la
dignidad humana en todas las épocas. Por ejemplo, el humanismo renacentista o
el humanismo del siglo XVIII que defendieron el derecho a la libertad, la
igualdad, la felicidad, etc.

4.-LA ANTROPOLOGÍA MARXISTA


Afirma que no estudia al hombre en sentido general. Si no al hombre en sentido
concreto, es decir, como ser histórico-social, enfatizando en el trabajo como la esencia
principal de todos los hombres.
Dos conceptos fundamentales del vocabulario marxista son la Enajenación y la
Alienación, donde el ser social determinaría a la conciencia social, siendo sus causas
fundamentales:
a) La existencia de la propiedad privada sobre los medios de producción.
b) La división social del trabajo (trabajo manual e intelectual).
c) La existencia de clases antagónicas e irreconciliables en el seno de una
sociedad.
d) La existencia de Estados al servicio de las clases dominantes.
4.1.- La Enajenación se da en el ámbito socioeconómico, o ser social o estructura a
través de cuatro rasgos, según Karl Marx:
1. El trabajo del obrero, al venderse por un salario, éste ya no le pertenece a él,
sino que le está enajenado.
2. La mercancía ya no le pertenece a quien lo produjo, sino que le es extraña y
enajenada.
3. En el trabajo, el obrero ya no se desarrolla plenamente como hombre, ya que
sólo es considerado como un instrumento de producción, deshumanizado y
enajenado de su ser de hombre.

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4. Las relaciones de producción ya no se establecen entre personas sino entre
cosas, que dan como secuela a relaciones inhumanas y enajenadas.
4.2. La Alienación se da a nivel del pensamiento o conciencia social y consiste en un
proceso de deshumanización que se expresa como la falta de conciencia para poderse
explicar científicamente todos los fenómenos que acontecen en la sociedad ya sea de
índole: religioso, artístico, moral, político, jurídico, educativo, filosófico, etc. Las
mismas que se expresan en un conjunto de actitudes y conductas prácticas en la
conciencia social de los hombres.

EPISTEMOLOGÍA

Epistemología, del griego, episteme, 'conocimiento'; logos, 'teoría', es una disciplina


filosófica relaciona con las actividades humanas, que trata de los problemas filosóficos
que rodean a la denominada teoría del conocimiento. La epistemología se ocupa de la
definición del saber y de los conceptos relacionados, de las fuentes, de los criterios, de
los tipos de conocimiento posible y del grado con el que cada uno resulta cierto; así
como de la relación exacta entre el que conoce y el objeto conocido.

1. Epistemología Griega y Medieval

Durante el siglo V a.C., los sofistas griegos cuestionaron la posibilidad de que


hubiera un conocimiento fiable y objetivo. Por ello, uno de los principales sofistas,
Gorgias, afirmó que nada puede existir en realidad, que si algo existe no se puede
conocer, y que si su conocimiento fuera posible, no se podría comunicar. Otro
importante sofista, Protágoras, mantuvo que ninguna opinión de una persona es más
correcta que la de otra, porque cada individuo es el único juez de su propia experiencia.
Platón, siguiendo a su ilustre maestro Sócrates, intentó contestar a los sofistas dando por
sentado la existencia de un mundo de “formas” o “ideas”, invariables e invisibles, sobre
las que es posible adquirir un conocimiento exacto y certero. En el famoso mito de la
caverna, que aparece en uno de sus principales diálogos, La República, Platón mantenía
que las cosas que uno ve y palpa son sombras, copias imperfectas de las formas puras
que estudia la filosofía. Por consiguiente, sólo el razonamiento filosófico abstracto
proporciona un conocimiento verdadero, mientras que la percepción facilita opiniones
vagas e inconsistentes. Concluyó que la contemplación filosófica del mundo de las ideas
es el fin más elevado de la existencia humana. Aristóteles siguió a Platón al considerar
que el conocimiento abstracto es superior a cualquier otro, pero discrepó en cuanto al
método apropiado para alcanzarlo. Aristóteles mantenía que casi todo el conocimiento se
deriva de la experiencia. El conocimiento se adquiere ya sea por vía directa, con la
abstracción de los rasgos que definen a una especie, o de forma indirecta, deduciendo
nuevos datos de aquellos ya sabidos, de acuerdo con las reglas de la lógica. La
observación cuidadosa y la adhesión estricta a las reglas de la lógica, que por primera
vez fueron expuestas de forma sistemática por Aristóteles, ayudarían a superar las
trampas teóricas que los sofistas habían expuesto. Las escuelas del estoicismo y del
epicureísmo coincidieron con Aristóteles en que el conocimiento nace de la percepción
pero, al contrario que Aristóteles y Platón, mantenían que la filosofía debía ser
considerada como una guía práctica para la vida y no como un fin en sí
misma.Después de varios siglos de declive del interés por el conocimiento racional y
científico, santo Tomás de Aquino (máximo representante del escolasticismo) y otros
filósofos de la edad media ayudaron a devolver la confianza en la razón y la experiencia,

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combinando los métodos racionales y la fe en un sistema unificado de creencias. Tomás
de Aquino coincidió con Aristóteles en considerar la percepción como el punto de
partida y la lógica como el procedimiento intelectual para llegar a un conocimiento
fiable de la naturaleza, pero estimó que la fe en la autoridad de la Biblia era la principal
fuente de la creencia religiosa.

2. Racionalismo y Empirismo

Desde el siglo XVII hasta finales del siglo XIX la epistemología enfrentó a los


partidarios de la razón y a los que consideraban que la percepción era el único medio
para adquirir el conocimiento. Para los seguidores del racionalismo (entre los que
sobresalieron el francés René Descartes, el holandés Baruch Spinoza y el alemán
Gottfried Wilhelm Leibniz) la principal fuente y prueba final del conocimiento era el
razonamiento deductivo basado en principios evidentes o axiomas. En su Discurso del
método (1637), Descartes inauguró el nuevo método que podía permitir alcanzar la
certeza y el fundamento de la racionalidad.

Para los principales representantes del empirismo (especialmente los ingleses Francis


Bacon y John Locke) la fuente principal y prueba última del conocimiento era la
percepción. Bacon inauguró la nueva era de la ciencia moderna criticando la confianza
medieval en la tradición y la autoridad, y aportando nuevas normas para articular el
método científico, entre las que se incluyen el primer grupo de reglas de lógica inductiva
formuladas. En su Ensayo sobre el entendimiento humano (1690), Locke criticó la
creencia racionalista de que los principios del conocimiento son evidentes por una vía
intuitiva, y argumentó que todo conocimiento deriva de la experiencia, ya sea de la
procedente del mundo externo, que imprime sensaciones en la mente, ya sea de la
experiencia interna, cuando la mente refleja sus propias actividades. Afirmó que el
conocimiento humano de los objetos físicos externos está siempre sujeto a los errores de
los sentidos y concluyó que no se puede tener un conocimiento certero del mundo físico
que resulte absoluto.

El filósofo irlandés George Berkeley, autor de Tratado sobre los principios del


conocimiento humano (1710), estaba de acuerdo con Locke en que el conocimiento se
adquiere a través de las ideas, pero rechazó la creencia de Locke de que es posible
distinguir entre ideas y objetos. El filósofo escocés David Hume, cuyo más famoso
tratado epistemológico fue Investigación sobre el entendimiento humano (1751), siguió
con la tradición empirista, pero no aceptó la conclusión de Berkeley de que el
conocimiento consistía tan sólo en ideas. Dividió todo el conocimiento en dos clases: el
conocimiento de la relación de las ideas (es decir, el conocimiento hallado en las
matemáticas y la lógica, que es exacto y certero pero no aporta información sobre el
mundo) y el conocimiento de la realidad (es decir, el que se deriva de la percepción).
Hume afirmó que la mayor parte del conocimiento de la realidad descansa en la relación
causa-efecto, y al no existir ninguna conexión lógica entre una causa dada y su efecto, no
se puede esperar conocer ninguna realidad futura con certeza. Así, las leyes de la ciencia
más certeras podrían no seguir siendo verdad: una conclusión que tuvo un impacto
revolucionario en la filosofía.

En dos de sus trabajos más importantes, Crítica de la razón pura (1781) y Crítica de


la razón práctica (1788), el filósofo alemán Immanuel Kant intentó resolver la crisis
provocada por Locke y llevada a su punto más alto por las teorías de Hume. Propuso una

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solución en la que combinaba elementos del racionalismo con algunas tesis procedentes
del empirismo. Coincidió con los racionalistas en que se puede alcanzar un
conocimiento exacto y cierto, pero siguió a los empiristas en mantener que dicho
conocimiento es más informativo sobre la estructura del pensamiento que sobre el
mundo que se halla al margen del mismo. Distinguió tres tipos de conocimiento:
analítico a priori (que es exacto y certero pero no informativo, porque sólo aclara lo que
está contenido en las definiciones), sintético a posteriori (que transmite información
sobre el mundo a partir de la experiencia, pero está sujeto a los errores de los sentidos) y
sintético a priori (que se descubre por la intuición y es a la vez exacto y certero, ya que
expresa las condiciones necesarias que la mente impone a todos los objetos de la
experiencia). Las matemáticas y la filosofía, de acuerdo con Kant, aportan este último
tipo de conocimiento. Desde los tiempos de Kant, una de las cuestiones sobre las que
más se ha debatido en filosofía ha sido si existe o no el conocimiento sintético a priori.

Durante el siglo XIX, el filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel retomó la


afirmación racionalista de que el conocimiento de la realidad puede alcanzarse con
carácter absoluto equiparando los procesos del pensamiento, de la naturaleza y de la
historia. Hegel provocó un interés por la historia y el enfoque histórico del conocimiento
que más tarde fue realzado por Herbert Spencer en Gran Bretaña y la escuela alemana
del historicismo. Spencer y el filósofo francés Auguste Comte llamaron la atención
sobre la importancia de la sociología como una rama del conocimiento y ambos
aplicaron los principios del empirismo al estudio de la sociedad.

La escuela estadounidense del pragmatismo, fundada por los filósofos Charles


Sanders Peirce, William James y John Dewey a principios del siglo XX, llevó el
empirismo aún más lejos al mantener que el conocimiento es un instrumento de acción y
que todas las creencias tenían que ser juzgadas por su utilidad como reglas para predecir
las experiencias.

3. Epistemología en el Siglo XX

A principios del siglo XX los problemas epistemológicos fueron discutidos a fondo y


sutiles matices de diferencia empezaron a dividir a las distintas escuelas de pensamiento
rivales. Se prestó especial atención a la relación entre el acto de percibir algo, el objeto
percibido de una forma directa y la cosa que se puede decir que se conoce como
resultado de la propia percepción. Los autores fenomenológicos afirmaron que los
objetos de conocimiento son los mismos que los objetos percibidos. Los neorrealistas
sostuvieron que se tienen percepciones directas de los objetos físicos o partes de los
objetos físicos en vez de los estados mentales personales de cada uno. Los realistas
críticos adoptaron una posición intermedia, manteniendo que aunque se perciben sólo
datos sensoriales, como los colores y los sonidos, éstos representan objetos físicos sobre
los cuales aportan conocimiento. El filósofo alemán Edmund Husserl elaboró un
procedimiento, la fenomenología, para enfrentarse al problema de clarificar la relación
entre el acto de conocer y el objeto conocido. Por medio del método fenomenológico se
puede distinguir cómo son las cosas a partir de cómo uno piensa que son en realidad,
alcanzando así una comprensión más precisa de las bases conceptuales del
conocimiento.

Durante el segundo cuarto del siglo XX surgieron dos nuevas escuelas de


pensamiento. Ambas eran deudoras del filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein, autor de

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obras revolucionarias como el Tractatus logico-philosophicus (1921). Por una parte, la
Escuela de Viena, adscrita al denominado empirismo o positivismo lógico, hizo hincapié
en que sólo era posible una clase de conocimiento: el conocimiento científico. Sus
miembros creían que cualquier conocimiento válido tiene que ser verificable en la
experiencia y, por lo tanto, que mucho de lo que había sido dado por bueno por la
filosofía no era ni verdadero ni falso, sino carente de sentido. A la postre, siguiendo a
Hume y a Kant, se tenía que establecer una clara distinción entre enunciados analíticos y
sintéticos. El llamado criterio de verificabilidad del significado ha sufrido cambios como
consecuencia de las discusiones entre los propios empiristas lógicos, así como entre sus
críticos, pero no ha sido descartado. La última de estas recientes escuelas de
pensamiento, englobadas en el campo del análisis lingüístico o filosofía analítica del
lenguaje común, parece romper con la epistemología tradicional.

AXIOLOGIA

La axiología o teoría del valor es la disciplina filosófica que estudia los


problemas referentes a la captación y realización de los valores. La palabra axiología
proviene de las voces griegas: “axios” que significa valor, y “logos” estudio, tratado.
La axiología nos enfrenta ahora, a uno de los problemas más apasionantes de la
filosofía: el problema del valor. Pero no al valor monetario ni al valor de trueque
comercial al que tiene las cosas, sino a ese valor, que surge de la conciencia estimativa
del ser humano. Pues este valor, no se palpa no se ve, no se huele ni se saborea y que
por ello muchas personas piensan o dicen que no es “nada”.
Pero cada uno de nosotros es capaz de percibir, mediante el oído, el tacto, la vista,
una melodía, una superficie fresca y coloreada, un paisaje y todo esto se resume
exclamativamente en una palabra “es bello” y por lo tanto esta palabra no queda en el
vacío sino que tiene una apreciación, un significado, una referencia, etc.
Y así tenemos que las cosas no solamente “Son” sino que “valen”. Y valen,
porque nos interesa o no nos gusta. O valen porque a veces sacuden nuestra indiferencia
personal y conmueven nuestra conciencia. Así por ejemplo: un peñasco en la cumbre de
un cerro nos puede o no interesar; la presencia de nuestros padres nos puede o no
conmover. En tales circunstancias, ¿Cómo es que valoramos unas cosas y desvaloramos
otras?, ¿Por qué?. Muchas veces, afirmamos que una cosa, es bella o es fea... ¿Por qué
afirmamos que una persona es buena o mala, santa o profana?

1. El Acto Valorativo
El acto valorativo es toda Vivencia humana por la cual el sujeto acepta o rechaza
a un determinado objeto. Esta a favor o en contra de él, y lo valora, graduándolo a
veces, según su estimación positiva, que haga del objeto. Así por ejemplo:
“La perfecta interpretación de la Opera “El Barbero de Sevilla”, es aceptada
emotivamente por toda aquella persona de gran sensibilidad y gusto musical. Mientras
que la presencia de una asesino si al menos nos repugna es rechazada con indignación
por toda persona que valora la. vida humana”.
2. Factores del Acto Valorativo
El acto valorativo parte de una acción contemplativa del sujeto y concluye en
una valoración personal. A través de este proceso, en el cual capta primero las
características del objeto, luego incide en su valor se presentan los siguientes factores:
a) Factores afectivos.- Cuando el sujeto aprecia emotivamente las características
del objeto, empieza a sentirse afectado o conmovido por su presencia. Es decir, que las

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cosas, los objetos o determinadas personas, nos gustan, nos disgustan, nos alegran o
deprimen, nos causan admiración o repugnancia, de acuerdo al valor que le damos.
b) Factores activos.- Por los cuales el sujeto empieza a comprobar las
cualidades de un objeto con relación a. otro. Valora un objeto con relación a otro. Indica
si son deseables o indeseables. Así por ejemplo: cuando prefiere un libro de otro,
cuando se escoge por sus cualidades estimativas un automóvil de otro. En todo esto hay
un proceso psíquico en el que el deseo cumple una función de acción o rechazo sobre
determinados objetos.
c) Factores intelectuales.- Mediante estos factores, el sujeto reconoce sus
propias valoraciones; Lo que es más, pone en juego su capacidad intelectual para de-
fender y respaldar las valoraciones que realiza; y, especialmente. Cuando las enfrenta a
las valoraciones de otras personas es cuando más aflora a su pensamiento cualidades
que quizás el otro no las percibe.
3. Fundamento del Valor
Seguimos con la palabra valor. Ahora bien ¿Qué es el valor? ¿Cuál es su
fundamento? ¿Dónde radica su naturaleza? ¿Por que se caracteriza?. Al formularnos
estas preguntas estamos planteando el problema de fundamento y naturaleza del valor.
Para resolver este problema han surgido, como las más importantes, las siguientes
posiciones filosóficas: El Subjetivismo, Objetivismo y el Relacionismo.
a) Teoría Subjetivista.- Los representantes de esta posición filosófica afirman que
el valor es subjetivo; pues toda captación valorativa no es mas que una imposición
subjetiva de agrado o desagrado que las cosas nos producen en nosotros.
En efecto el subjetivismo resalta el hecho de que los hombres difieren en sus
juicios. De valor y no llegan a ponerse de acuerdo sobre el valor de muchas cosas pues
valoran de distinta manera, insisten al mismo tiempo que nuestros actos valorativos
están teñidos de sentimientos, deseos, tendencias que parten de nuestra personalidad o
situación social. Un ejemplo típico de esta reducción a lo subjetivo es el “hedonismo”
según el cual “el valor es el placer”, pues todo depende de la estimación del sujeto. Otro
ejemplo tenemos, cuando varias personas concurren a un recital, todos ellos valoran de
distinta manera, de acuerdo a su situación cultural y estado de ánimo.
El error de esta teoría está en que hay cosas que pueden producir agrado o placer
y ser consideradas por nosotros, como malas. Así por ejemplo, lo que sucede con
cualquier vicio, que gusta de practicarlo pero es malo. Por el contrario, hay cosas
desagradables de realizarla pero las consideramos como buenas. Por ejemplo: nos es
incómodo practicar la caridad, y para muchos desagradable pero que en el fondo la
práctica de la caridad es buena.
b) Teoría Objet1vista.- Los ponentes de esta teoría objetivista, sostienen que el
valor es objetivo, inciden en el hecho de que si varia el objeto, varía también nuestra
apreciación. Es decir, que sí valoramos a un objeto como se merece, tal como es, nada
tiene que ver nuestras impresiones subjetivas. Por ejemplo: sucede muchas veces que se
tiene antipatía por una persona (impresión subjetiva), pero no obstante, reconocemos
que dicha persona es buena, es inteligente, es caritativa, con lo que se comprende que el
valor no depende de las características del objeto y nada tiene que ver nuestro mundo
subjetivo.
Esta teoría no es del todo acertada, porque el valor no es una propiedad intrínseca del
objeto. Muchas cualidades, por más objetivas que sean, nunca son apreciadas en
idéntica conformidad por varias personas tenemos como buen ejemplo, la abundancia de
agua en los ríos de la selva. Allí el agua no tiene ningún valor para los agricultores pero
si la levamos a la costa, el agua adquiere aquí un valor no sólo vital sino
imprescindible.

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c) Teoría Relacionista.- Los representantes de esta teoría afirman que el valor
es una relación entre el sujeto y el objeto. Pues si consideramos al sujeto aislado,
alejado del objeto no hay valor. Otra cosa, si el sujeto y el objeto, está frente a frente y
no hay relación entre ellos tampoco hay valor. Se ve pues, que es indispensable la
relación que debe existir entre ellos. Así por ejemplo: si varias personas admiran un
cuadro de pintura entonces surge el valor, pues las características del cuadro conmueven
o interesan de alguna manera a la cualidad sensitiva de cada persona. Pero si una de
ellas, no presta atención, o está pensando en otra cosa, entonces no hay valor.
Esta teoría es la más acertada, pues valorar un objeto por sus características.
Implica, una estimación valorativa por parte del sujeto: como suele ocurrir en toda
persona sensitiva que se siente admirado por la belleza de un paisaje selvático, por el
hecho de valorar lo que es el objeto y lo que es él como sujeto.
4. Definición Del Valor
Hemos visto que el valor depende de la relación entre el sujeto y el objeto. Por él
o algo o todo tiene un valor. Entonces cabe preguntar. ¿Por qué algo es y por qué algo o
todo tiene valor?
¿Qué es el Valor?
“El valor es toda cualidad abstraída de las características del objeto mediante
concepciones graduales de estimación por parte del sujeto”.
5. Características del Valor
Las características del valor son múltiples. Las principales, con toda su necesaria
objetividad e infalible matiz de subjetividad son:
a) La polaridad: Por ella señalamos que cada valor tiene su contra valor
correlativo. Lo agradable como la amable nos atrae y lo desagradable nos repele.
Así: frente a lo bueno se da lo malo, frente a lo bello se da lo feo; etc.
b) La jerarquía: Es el rango o dignidad que tienen los valores y que nos permite
establecer una escala graduada de valores. Así: lo sublime es superior a lo bello,
como éste a lo bonito, etc.
c) Son esencias no existencias: Porque pueda que los valores no se realicen en el
mundo de las cosas pero su ser siempre es el mismo.
d) Son esencias irracionales: Porque no pertenecen a la inteligencia ni a la razón y
por lo tanto no tienen que ver en nada con el mundo de la lógica.
e) No están sometidos al tiempo ni al espacio: Porque no tiene sentido preguntar.
¿Dónde están?, Pues ello significa referirse a un espacio y los valores no están en el
espacio ni en el tiempo pero son valederos en toda circunstancia apreciativa.
f) Son eternos: Porque los valores no tuvieron un principio ni tendrán un fin.
6. Clasificación de los Valores
Es de advertir, que hay valores de los que ningún ser carece: como la verdad, la
bondad y la belleza. Así mismo ha y valores personales como comunitarios y sociales,
tanto como culturales y formativos. Y, esbozando una clasificación tenemos:
a) Sensoriales o hedonísticos.- Son los que dependen de las sensaciones y del
placer, tales como lo agradable y desagradable, lo placentero y lo dolorosa; lo sabroso y
lo insípido; lo suculento y lo asqueroso, etc.
b) Vitales.- Son los que dependen de la salud, entre los que se cuentan: lo saludable
y lo insaludable; Lo fuerte y lo débil lo sano y lo enfermo; lo musculoso y lo enclenque,
etc.
e) Económicos y técnicos.- Son los que dependen de la utilidad tales como
lucrativo y lo dadivoso; lo provechoso y lo inútil: lo eficaz y lo ineficaz.

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d) Sociales y jurídicos.- Son los que dependen de las relaciones humanas y de la
justicia; a saber: Lo justo y lo injusto; lo solidario y lo egoísta; la igualdad, el honor, el
orden y otros.
e) Religiosos.- Son los que dependen de la fe, tales como: lo santo y lo profano; lo
piadoso y lo impío, lo sacrílego, la beatitud, la caridad y mucho más.
f) Estéticos.- Son los que dependen de la belleza; a saber: lo bello y lo feo; lo
elegante y lo huachafo; lo cómico y lo serio; lo bonito y lo gracioso.
g) Éticos.- Son los que dependen del comportamiento del hombre y son; lo bueno
y lo malo; lo honesto y lo deshonesto; lo correcto y la probidad y todos aquellos que
implican moralidad y conducta.
h) Teóricos y cognoscitivos.- Son los que dependen de la verdad tales como: Lo
verdadero y lo falso; lo riguroso y lo verosímil; lo claro y lo oscuro, etc.
7. Realización de los Valores
Cuando la conciencia del hombre se pone en contacto con los valores, no sólo se
emociona, recuerda, imagina, piensa y quiere, sino que hace eso y algo más. Al
contemplar valores, todas las vivencias del sujeto se orientan hacia ellos y quedan a su
servicio real, potencial y trascendente.
Todo esto significa que el hombre ha ido, cada vez más, alejándose del animal,
por el sólo hecho de contemplar valores y más que todo, la de orientar su mundo
axiológico en realización altamente espirituales. El hombre pues, se ha alejado más del
animal no sólo porque habla, piensa y razona, sino por algo más: valora. Y se valora él a
través de sus realizaciones espirituales ya sean objetivas y subjetivas.
a) El Espíritu Subjetivo.- El hombre no se limita a captar los valores y sentirse
emocionado por su significación, sino que siente un impulso por plasmar en realidad los
valores captados y tiende a crear una serie de objetos que no existían en la naturaleza.
Así tenemos:
- “El hombre quiere materializar la belleza y crea el ARTE”.
- “Anhela realizar el bien y construye la MORAL”.
- “Busca practicar la justicia y levanta el edificio del DERECHO”
- “Desea acercarse a Dios y se sume en la RELIGIÓN”
- “Persigue la verdad y desarrolla con este propósito la CIENCIA”
- “Intenta plasmar el valor de la utilidad y organiza la ECONOMÍA”
- “Lucha activamente por el bienestar de la familia y crea la POLÍTICA”.
b) El Espíritu Objetivo.- El espíritu objetivo es el conjunto de obras que realiza el
hombre para manifestar lo que su espíritu subjetivo ha encontrado y sigue encontrando.
El espíritu objetivo es pues la reunión del Arte, la Religión, la Ciencia, la Filosofía, el
Derecho, la Moral, etc. Se le llama también Cultura. La Cultura es el patrimonio
exclusivo del hombre. Ningún otro ser sobre la. Tierra ha creado la cultura. Sólo los
seres humanos muestran en todas las latitudes y en todas las épocas, obras de su
creación que en la naturaleza no existieron ni podrían existir. Por eso, mientras los
animales siguen en estado de naturaleza, el hombre ha creado todo un mundo nuevo,
inmensamente alejado de la naturaleza. Que es lo que hoy constituye la Cultura y el
círculo axiológico en que vive la Humanidad.
7. Valores Éticos Fundamentales
Con el fin de precisar la comprensión del orden ético, cabe señalar los siguientes
valores morales fundamentales:
a) La Dignidad Personal.- Es el valor propio de la persona moral. Consiste en
respetarse así mismo como respetar a la persona de los demás.
b) La Justicia.- Es la virtud que se inclina a dar a cada uno de lo que le pertenece,
de acuerdo a sus necesidades y convicción personal. La justicia puede ser

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c) La Solidaridad.- Es el valor propio de la sociedad moral. Consiste en adherirse
y participar en los actos que realicen otras personas o instituciones, y luego
responsabilizarse de los efectos que causen dichas realizaciones.
d) El Bien.- Es el valor Supremo de la persona y de la sociedad. Consiste en la
plena realización o en el cumplimiento universal de los actos morales que tienden a la
perfección ética de la humanidad, sin esperar retribución alguna.

ESTÉTICA

La estética o filosofía del arte o también denominada teoría del arte, esta relacionada
con la esencia y la percepción de la belleza y la fealdad. La estética se ocupa también de
la cuestión de sí estas cualidades están de manera objetiva presentes en las cosas, a las
que pueden calificar, o si existen sólo en la mente del individuo; por lo tanto, su
finalidad es mostrar si los objetos son percibidos de un modo particular (el modo
estético) o si los objetos tienen, en sí mismos, cualidades específicas o estéticas. La
estética también se plantea si existe diferencia entre lo bello y lo sublime.
La crítica y la sicología del arte, aunque disciplinas independientes, están relacionadas
con la estética. La sicología del arte está relacionada con elementos propios de esta
disciplina como las respuestas humanas al color, sonido, línea, forma y palabras, y con
los modos en que las emociones condicionan tales respuestas. La crítica del arte se limita
en particular a las obras de arte, y analiza sus estructuras, significados y problemas,
comparándolas con otras obras, y evaluándolas. El término “estética” fue acuñado en
1753 por el filósofo alemán Alexander Gottlieb Baumgarten, pero el estudio de la
naturaleza de lo bello había sido una constante durante siglos. En el pasado fue, sobre
todo, un problema que preocupó a los filósofos. Desde el siglo XIX, los artistas también
han contribuido a enriquecer este campo con sus opiniones.

1. Primeras Teorías Estéticas

La primera teoría estética de algún alcance fue la formulada por Platón, quien


consideraba que la realidad se compone de formas que están más allá de los límites de la
sensación humana y que son los modelos de todas las cosas que existen para la
experiencia humana. Los objetos que los seres humanos pueden experimentar son
ejemplos o imitaciones de esas formas. La labor del filósofo, por tanto, consiste en
comprender desde el objeto experimentado o percibido, la realidad que imita, mientras
que el artista copia el objeto experimentado, o lo utiliza como modelo para su obra. Así,
la obra del artista es una imitación de lo que es en sí mismo una imitación. En su diálogo
El Banquete indicaba la diferencia entre contemplar la apariencia de belleza y alcanzar la
propia idea de lo bello. El pensamiento platónico tenía una marcada tendencia ascética.
En otro de sus más famosos diálogos, La República, fue aún más lejos al repudiar a
algunos tipos de artistas de su sociedad ideal porque pensaba que con sus obras
estimulaban la inmoralidad o representaban personajes despreciables, y que ciertas
composiciones musicales causaban pereza e incitaban a los individuos a realizar
acciones que no se sometían a ninguna noción de medida.

Aristóteles también habló del arte como imitación, pero no en el sentido platónico.


Uno podía imitar las “cosas como deben ser”, escribió, y añadió que “el arte

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complementa hasta cierto punto lo que la naturaleza no puede llevar a un fin”. El artista
separa la forma de la materia de algunos objetos de la experiencia, como el cuerpo
humano o un árbol, e impone la forma sobre otra materia, como un lienzo o el mármol.
Así, la imitación no consiste sólo en copiar un modelo original, sino en concebir un
símbolo del original; más bien, se trata de la representación concreta de un aspecto de
una cosa, y cada obra es una imitación de un todo universal.

Para Aristóteles y Platón, la estética era inseparable de la moral y de la política. El


primero, al tratar sobre la música en su Política, mantenía que el arte afecta al carácter
humano y, por lo tanto, al orden social. Dado que Aristóteles sostenía que la felicidad es
el destino de la vida, creía que la principal función del arte es proporcionar satisfacción a
los hombres. En su gran obra sobre los principios de la creación artística, Poética,
razonaba que la tragedia estimula las emociones de compasión y temor, lo que
consideraba pesimista e insano, hasta tal punto que al final de la representación el
espectador se purga de todo ello. Esta catarsis hace a la audiencia más sana en el plano
psicológico y, así, más capaz de alcanzar la felicidad. Desde el siglo XVII, el drama
neoclásico estuvo muy influido por la Poética aristotélica. Las obras de los dramaturgos
franceses Jean Baptiste Racine, Pierre Corneille y Molière, en particular, se acogían a los
principios rectores de la doctrina de las tres unidades: tiempo, lugar y acción. Este
concepto dominó las teorías literarias hasta el siglo XIX.

Aunque vinculado al neoplatonismo, el filósofo del siglo III Plotino otorgó una


mayor importancia al arte que el propio Platón. En sus tesis exponía que el arte revelaba
la forma de un objeto con mayor claridad que la experiencia normal y lleva al alma a la
contemplación de lo universal. De acuerdo con Plotino, los momentos más elevados de
la vida son estados místicos, con lo que daba a entender que el alma está unida, en el
mundo de las formas, a lo divino, que él conceptuaba como “lo Uno”. La experiencia
estética se encuentra muy cercana a la experiencia mística, pues genera un abandono
terrenal mientras se contempla el objeto estético. Durante la edad media, el arte estuvo al
servicio de la expresión religiosa y sus principios estéticos se basaron, de manera
primordial, en el neoplatonismo. A lo largo del renacimiento, en los siglos XV y XVI, el
arte vivió un proceso de secularización y la estética clásica abarcó más campos que el
meramente religioso.

2. Estética Moderna

El gran impulso dado al pensamiento estético en el mundo moderno se produjo en


Alemania durante el siglo XVIII. En su Laocoonte o los límites entre la pintura y la
poesía (1766), el crítico Gotthold Ephraim Lessing sostuvo que el arte está autolimitado
y logra su elevación sólo cuando estas limitaciones son reconocidas. El crítico y
arqueólogo Johann Joachim Winckelmann mantuvo que, de acuerdo con los antiguos
griegos, el mejor arte es impersonal y expresa la proporción ideal y el equilibrio más que
la individualidad de su creador. El filósofo Johann Gottlieb Fichte consideraba la belleza
una virtud moral. Al crear un mundo en el que la belleza, al igual que la verdad, es un
fin, el artista anuncia la absoluta libertad, que es el objetivo de la voluntad humana. Para
Fichte, el arte es individual o social, aunque satisface un importante propósito humano.

El también filósofo Emmanuel Kant estuvo interesado en los juicios del gusto


estético. En su obra Crítica del juicio (1790) proponía que los objetos pueden ser
juzgados bellos cuando satisfacen un deseo desinteresado que no implica intereses o

105
necesidades personales. Además, el objeto bello no tiene propósito específico y los
juicios de belleza no son expresiones de las simples preferencias personales sino que son
universales. Aunque uno no pueda estar seguro de que otros estarán satisfechos por los
objetos que juzga como bellos, puede al menos decir que otros deben estar satisfechos.
Los fundamentos de la respuesta del individuo a la belleza, por lo tanto, existen en la
estructura de su pensamiento. El arte debería dar la misma satisfacción desinteresada que
la belleza natural. Resulta paradójico que el arte pueda cumplir un destino que la
naturaleza no puede: puede ofrecer belleza y fealdad a través de un objeto. Una hermosa
pintura de un rostro feo puede incluso llegar a ser bella.

Según Georg Wilhelm Friedrich Hegel, el arte, la religión y la filosofía suponen las


bases del desarrollo espiritual más elevado. Lo bello en la naturaleza es todo lo que el
espíritu humano encuentra grato y conforme al ejercicio de la libertad espiritual e
intelectual. Ciertas cosas de la naturaleza pueden ser más agradables y placenteras, y
estos objetos naturales son reorganizados por el arte para satisfacer exigencias estéticas.
Su obra Estética (1832) fue un punto de referencia importante para la estética moderna
al aplicar los principios de su sistema al análisis de la obra de arte y de la historia.

Por su parte, Arthur Schopenhauer creía que las formas del Universo, como las


formas platónicas eternas, existen más allá de los mundos de la experiencia, y que la
satisfacción estética se logra contemplándolos por el propio interés que provocan, como
medios de eludir el angustioso mundo de la experiencia cotidiana. Otorgó una especial
importancia a la música y analizó, de un modo original, los rasgos del artista.
Fichte, Kant y Hegel marcaron una línea directa de evolución. Schopenhauer atacó a
Hegel pero estuvo influido por el enfoque de Kant de la contemplación desinteresada.
Friedrich Nietzsche aceptó en sus primeras obras la influencia de la visión de
Schopenhauer, para discrepar más tarde de su magisterio. Nietzsche estaba de acuerdo
conque la vida es trágica, pero esta idea no debería excluir la aceptación de lo trágico
con alegre espíritu, pues su realización plena es el arte. Éste se enfrenta a los terrores del
Universo y los puede modificar, generando algo bello a partir de cualquier experiencia.
Al hacerlo, transforma las angustias del mundo de tal modo que pueden ser
contempladas con placer. Aunque gran parte de la estética moderna surge, como se ha
visto, del pensamiento alemán, éste también recibió la influencia de otras corrientes (por
ejemplo, las ideas de Lessing, representante del romanticismo, de los escritos estéticos
del británico Edmund Burke).

3. Estética y Arte.

Durante los siglos XVIII y XIX la estética permaneció dominada por el concepto del


arte como imitación de la naturaleza. Novelistas como los británicos Jane Austen y
Charles Dickens, y dramaturgos como el italiano Carlo Goldoni y el francés Alexandre
Dumas, presentaban relatos realistas sobre la vida de la clase media. Los pintores
neoclásicos (como Jean Auguste Dominique Ingres), románticos (como Eugène
Delacroix) o realistas (como Gustave Courbet) representaban sus temas extremando el
cuidado en el detalle natural.

En la estética tradicional se asumía también con frecuencia que las obras de arte son
tan útiles como bellas. Los cuadros podían conmemorar eventos históricos o estimular la
moral. La música podía inspirar piedad o patriotismo. El teatro, por la influencia de

106
Dumas y el noruego Henrik Johan Ibsen, podía servir para criticar a la sociedad y, de ese
modo, ser útil para reformarla.

En el siglo XIX, no obstante, conceptos vanguardistas aplicados sobre la estética


empezaron a cuestionar los enfoques tradicionales. El cambio fue muy evidente en la
pintura. Los impresionistas franceses, como Claude Oscar Monet, eran denunciados por
los pintores academicistas por representar lo que ellos pensaban deberían ver, bastante
más de lo que realmente veían, como eran las superficies de muchos colores y formas
oscilantes causadas por el juego distorsionante de luces y sombras cuando el Sol se
mueve.

A finales del siglo XIX, los postimpresionistas como Paul Cézanne, Paul Gauguin y


Vincent van Gogh estuvieron más interesados en la estructura pictórica y en expresar su
propia psique que en representar objetos del mundo de la naturaleza. A principios del
siglo XX, este interés estructural fue desarrollado por los pintores cubistas como Pablo
Ruiz Picasso, mientras que la inquietud expresionista se reflejaba en la obra de Henri
Matisse y otros fauvistas, así como en expresionistas alemanes de la categoría de Ernst
Ludwig Kirchner. Los aspectos literarios del expresionismo pueden verse reflejados en
las obras del sueco August Strindberg y del alemán Frank Wedekind.

En estrecha relación con estos enfoques, hasta cierto punto no figurativos del mundo


plástico, cobró relevancia el principio del “arte por el arte”, derivado de las tesis de Kant
según las cuales el arte tenía su propia razón de ser. La frase fue por acuñada en 1818
por el filósofo francés Víctor Cousin; a su doctrina se adhirieron el crítico británico
Walter Horatio Pater y el pintor estadounidense James Abbott McNeill Whistler. En
Francia resumió el credo de los poetas simbolistas como Charles Baudelaire. A partir de
entonces, el principio del arte por el arte pasó a ser esencial en la mayor parte de las
vanguardias occidentales del siglo XX.

4. Estética Contemporánea

Cuatro filósofos de finales del siglo XIX y principios del siglo XX aportaron con sus
respectivos pensamientos las principales influencias estéticas contemporáneas.
En Francia, Henri Bergson definió la ciencia como el uso de la inteligencia para crear un
sistema de símbolos que describa la realidad aunque en el mundo real la falsifique. El
arte, sin embargo, se basa en intuiciones, lo que es una aprehensión directa de la realidad
no interferida por el pensamiento. Así, el arte se abre camino mediante los símbolos y
creencias convencionales acerca del hombre, la vida y la sociedad y enfrenta al
individuo con la realidad misma.

En Italia, el filósofo e historiador Benedetto Croce también exaltó la intuición, pues


consideraba que era la conciencia inmediata de un objeto que de algún modo representa
la forma de ese objeto, es decir, la aprehensión de cosas en lugar de lo que uno refleje de
ellas. Las obras de arte son la expresión, en forma material, de tales intuiciones; belleza
y fealdad, no obstante, no son rasgos de las obras de arte sino cualidades del espíritu
expresadas por vía intuitiva en esa misma obra de arte.

El filósofo de origen español Jorge Ruiz de Santayana razonó que cuando uno


obtiene placer en una cosa, el placer puede considerarse como una cualidad de la cosa en
sí misma, más que como una respuesta subjetiva de ella. No se puede caracterizar ningún

107
acto humano como bueno en sí mismo, ni denominarlo bueno tan sólo porque se apruebe
socialmente, ni puede decirse que algún objeto es bello, porque su color o su forma
lleven a llamarlo bello. En su ensayo El sentido de la belleza (1896) propuso novedosos
argumentos para una consideración fundamentada del fenómeno estético.

El pedagogo y filósofo estadounidense John Dewey consideraba la experiencia


humana como inconexa, fragmentaria, llena de principios sin conclusiones, o como
experiencias manipuladas con claridad como medios destinados a cumplir fines
concretos. Aquellas experiencias excepcionales, que fluyen desde sus orígenes hasta su
consumación, son estéticas. La experiencia estética es placer por su propio interés, es
completa e independiente y es final, no se limita a ser instrumental o a cumplir un
propósito concreto.

5. Marxismo y Psicoanálisis

Dos de los más vigorosos movimientos contemporáneos, el marxismo en los campos


de la economía y la política y el surgido de las doctrinas de Sigmund Freud en sicología,
rechazaron el principio del arte por el arte y reiteraron la dimensión práctica y funcional
del arte. El marxismo trata el arte como una expresión de las relaciones económicas
subyacentes en la sociedad, y mantiene que el arte es importante sólo cuando es
“progresista”, es decir, cuando defiende los valores de la sociedad en la cual se crea.
Por su parte, Freud incidía en el valor terapéutico del arte, dado que a través de él, tanto
el artista como el público pueden revelar conflictos profundos y descargar tensiones.
Fantasías y ensueños, al intervenir en el arte, son transformados desde un escape
psicológico hasta plantear diversas formas de concebir la vida. En la pintura y la poesía
surrealista, el subconsciente fue utilizado como fuente creativa. La técnica de ficción
centrada en la conciencia, patente sobre todo en los textos del escritor irlandés James
Joyce, se derivaba no sólo de la obra de Freud sino también de Principios de Sicología
(1890), obra del filósofo y psicólogo estadounidense William James, y del monólogo
interior de las novelas de Édouard Dujardin.

6. Existencialismo.

El filósofo y escritor francés Jean-Paul Sartre abogaba por una modalidad de


existencialismo en la que el arte fuera una expresión de la libertad del individuo para
elegir, y de este modo demostrar la responsabilidad individual de su elección. La
desesperación, reflejada en el arte, no es un fin sino un principio porque erradica las
culpas y excusas por las que el individuo común sufre, y abre el camino para la auténtica
libertad.

7. Controversias Académicas

Las controversias académicas durante el siglo XX han girado sobre el sentido del


arte. El crítico y semántico británico Ivor Armstrong Richards afirmaba que el arte es un
lenguaje. Sostenía que existen dos clases de lenguaje: el simbólico, que transmite ideas e
información, y el emotivo, que expresa, evoca y estimula sentimientos y actitudes.
Consideraba el arte como un lenguaje emotivo que da orden y coherencia a la
experiencia y a las actitudes, sin contener significados simbólicos. La obra de Richards
fue también significativa por utilizar determinadas técnicas psicológicas en el estudio de
reacciones estéticas. En Lectura y crítica (1929) describía experimentos que revelan que

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también los individuos muy cultos están condicionados por su educación, por las
opiniones de los demás y por otros elementos sociales y circunstanciales en sus
respuestas estéticas. Otros autores han hablado de los efectos condicionantes de la
tradición, la moda y otros factores sociales, notando, por ejemplo, que a principios del
siglo XVIII las obras de William Shakespeare se consideraban como bárbaras y el arte
gótico como vulgar. El interés creciente por la estética se manifestó en la aparición de
distintas publicaciones.

ÉTICA

Ética, término que viene del griego ethika, de ethos, ‘comportamiento’, ‘costumbre’,


es decir que son los principios o pautas de la conducta humana o estudio de las
costumbres, a menudo y de forma impropia llamada moral (del latín mores,
‘costumbre’) y por extensión, el estudio de esos principios a veces llamado filosofía
moral. Este artículo se ocupa de la ética sobre todo en este último sentido y se concreta
al ámbito de la civilización occidental, aunque cada cultura ha desarrollado un modelo
ético propio. La ética, como una rama de la filosofía, está considerada como una ciencia
normativa, porque se ocupa de las normas de la conducta humana, y para distinguirse de
las ciencias formales, como las matemáticas y la lógica, y de las ciencias empíricas,
como la química y la física. Las ciencias empíricas sociales, sin embargo, incluyendo la
sicología, chocan en algunos puntos con los intereses de la ética ya que ambas estudian
la conducta social. Por ejemplo, las ciencias sociales a menudo procuran determinar la
relación entre principios éticos particulares y la conducta social, e investigar las
condiciones culturales que contribuyen a la formación de esos principios.

1. Principios Éticos

Los filósofos han intentado determinar la bondad en la conducta de acuerdo con dos


principios fundamentales y han considerado algunos tipos de conducta buenos en sí
mismos o buenos porque se adaptan a un modelo moral concreto. El primero implica un
valor final o summum bonum, deseable en sí mismo y no sólo como un medio para
alcanzar un fin. En la historia de la ética hay tres modelos de conducta principales, cada
uno de los cuales ha sido propuesto por varios grupos o individuos como el bien más
elevado: la felicidad o placer, el deber, la virtud o la obligación y la perfección, el más
completo desarrollo de las potencialidades humanas. Dependiendo del marco social, la
autoridad invocada para una buena conducta es la voluntad de una deidad, el modelo de
la naturaleza o el dominio de la razón. Cuando la voluntad de una deidad es la autoridad,
la obediencia a los mandamientos divinos o a los textos bíblicos supone la pauta de
conducta aceptada. Si el modelo de autoridad es la naturaleza, la pauta es la conformidad
con las cualidades atribuidas a la naturaleza humana. Cuando rige la razón, se espera que
la conducta moral resulte del pensamiento racional.

2. Prudencia, Placer o Poder

Algunas veces los principios elegidos no tienen especificado su valor último, en la


creencia de que tal determinación es imposible. Esa filosofía ética iguala la satisfacción
en la vida con prudencia, placer o poder, pero se deduce ante todo de la creencia en la
doctrina ética de la realización natural humana como el bien último.
Una persona que carece de motivación para tener una preferencia puede

109
resignarse a aceptar todas las costumbres y por ello puede elaborar una filosofía de la
prudencia. Esa persona vive, de esta forma, de conformidad con la conducta moral de la
época y de la sociedad. El hedonismo es la filosofía que enseña que el bien más elevado
es el placer. El hedonista tiene que decidir entre los placeres más duraderos y los
placeres más intensos, si los placeres presentes tienen que ser negados en nombre de un
bienestar global y si los placeres mentales son preferibles a los placeres físicos.

Una filosofía en la que el logro más elevado es el poder puede ser resultado de una


competición. Como cada victoria tiende a elevar el nivel de la competición, el final
lógico de una filosofía semejante es un poder ilimitado o absoluto. Los que buscan el
poder pueden no aceptar las reglas éticas marcadas por la costumbre y, en cambio,
conformar otras normas y regirse por otros criterios que les ayuden a obtener el triunfo.
Pueden intentar convencer a los demás de que son morales en el sentido aceptado del
término, para enmascarar sus deseos de conseguir poder y tener la recompensa habitual
de la moralidad.

3. Historia.

Desde que los hombres viven en comunidad, la regulación moral de la conducta ha


sido necesaria para el bienestar colectivo. Aunque los distintos sistemas morales se
establecían sobre pautas arbitrarias de conducta, evolucionaron a veces de forma
irracional, a partir de que se violaran los tabúes religiosos o de conductas que primero
fueron hábito y luego costumbre, o asimismo de leyes impuestas por líderes para
prevenir desequilibrios en el seno de la tribu. Incluso las grandes civilizaciones clásicas
egipcia y sumeria desarrollaron éticas no sistematizadas, cuyas máximas y preceptos
eran impuestos por líderes seculares como Ptahhotep, y estaban mezclados con una
religión estricta que afectaba a la conducta de cada egipcio o cada sumerio. En la China
clásica las máximas de Confucio fueron aceptadas como código moral. Los filósofos
griegos, desde el siglo VI a.C. en adelante, teorizaron mucho sobre la conducta moral, lo
que llevó al posterior desarrollo de la ética como una filosofía.

4. La Temprana Ética Griega

En el siglo VI a.C. el filósofo heleno Pitágoras desarrolló una de las primeras


reflexiones morales a partir de la misteriosa religión griega del orfismo. En la creencia
de que la naturaleza intelectual es superior a la naturaleza sensual y que la mejor vida es
la que está dedicada a la disciplina mental, fundó una orden semirreligiosa con leyes que
hacían hincapié en la sencillez en el hablar, el vestir y el comer. Sus miembros
ejecutaban ritos que estaban destinados a demostrar sus creencias religiosas.

En el siglo V a.C. los filósofos griegos conocidos como sofistas, que enseñaron


retórica, lógica y gestión de los asuntos públicos, se mostraron escépticos en lo relativo a
sistemas morales absolutos. El sofista Protágoras enseñó que el juicio humano es
subjetivo y que la percepción de cada uno sólo es válida para uno mismo. Gorgias llegó
incluso al extremo de afirmar que nada existe, pues si algo existiera los seres humanos
no podrían conocerlo; y que si llegaban a conocerlo no podrían comunicar ese
conocimiento. Otros sofistas, como Trasímaco, creían que la fuerza hace el derecho.
Sócrates se opuso a los sofistas. Su posición filosófica, representada en los diálogos de
su discípulo Platón, puede resumirse de la siguiente manera: la virtud es conocimiento;
la gente será virtuosa si sabe lo que es la virtud, y el vicio, o el mal, es fruto de la

110
ignorancia. Así, según Sócrates, la educación como aquello que constituye la virtud
puede conseguir que la gente sea y actúe conforme a la moral.

5. Escuelas Griegas de Ética

La mayoría de las escuelas de filosofía moral griegas posteriores surgieron de las


enseñanzas de Sócrates. Cuatro de estas escuelas fueron creadas por sus discípulos
inmediatos: los cínicos, los cirenaicos, los megáricos (escuela fundada por Euclides de
Megara) y los platónicos.

Los cínicos, en especial el filósofo Antístenes, afirmaban que la esencia de la virtud,


el bien único, es el autocontrol, y que esto se puede inculcar. Los cínicos despreciaban el
placer, que consideraban el mal si era aceptado como una guía de conducta. Juzgaban
todo orgullo como un vicio, incluyendo el orgullo en la apariencia, o limpieza. Se cuenta
que Sócrates dijo a Antístenes: “Puedo ver tu orgullo a través de los agujeros de tu
capa”.

Los cirenaicos, sobre todo Aristipo de Cirene, eran hedonistas y creían que el placer


era el bien mayor (en tanto en cuanto no dominara la vida de cada uno), que ningún tipo
de placer es superior a otro y, por ello, que sólo es mensurable en grado y duración.
Los megáricos, seguidores de Euclides, propusieron que aunque el bien puede ser
llamado sabiduría, Dios o razón, es ‘uno’ y que el Bien es el secreto final del Universo
que sólo puede ser revelado mediante el estudio lógico.

Según Platón, el bien es un elemento esencial de la realidad. El mal no existe en sí


mismo, sino como reflejo imperfecto de lo real, que es el bien. En sus Diálogos (primera
mitad del siglo IV a.C.) mantiene que la virtud humana descansa en la aptitud de una
persona para llevar a cabo su propia función en el mundo. El alma humana está
compuesta por tres elementos —el intelecto, la voluntad y la emoción— cada uno de los
cuales poseen una virtud específica en la persona buena y juega un papel específico. La
virtud del intelecto es la sabiduría, o el conocimiento de los fines de la vida; la de la
voluntad es el valor, la capacidad de actuar, y la de las emociones es la templanza, o el
autocontrol.

La virtud última, la justicia, es la relación armoniosa entre todas las demás, cuando


cada parte del alma cumple su tarea apropiada y guarda el lugar que le corresponde.
Platón mantenía que el intelecto ha de ser el soberano, la voluntad figuraría en segundo
lugar y las emociones en el tercer estrato, sujetas al intelecto y a la voluntad. La persona
justa, cuya vida está guiada por este orden, es por lo tanto una persona buena.
Aristóteles, discípulo de Platón, consideraba la felicidad como la meta de la vida. En su
principal obra sobre esta materia, Ética a Nicómaco (finales del siglo IV a.C.), definió la
felicidad como una actividad que concuerda con la naturaleza específica de la
humanidad; El placer acompaña a esta actividad pero no es su fin primordial. La
felicidad resulta del único atributo humano de la razón, y funciona en armonía con las
facultades humanas. Aristóteles mantenía que las virtudes son en esencia un conjunto de
buenos hábitos y que para alcanzar la felicidad una persona ha de desarrollar dos tipos de
hábitos: los de la actividad mental, como el del conocimiento, que conduce a la más alta
actividad humana, la contemplación, y aquellos de la emoción práctica y la emoción,
como el valor. Las virtudes morales son hábitos de acción que se ajustan al término
medio, el principio de moderación, y han de ser flexibles debido a las diferencias entre la

111
gente y a otros factores condicionantes. Por ejemplo, lo que uno puede comer depende
del tamaño, la edad y la ocupación. En general, Aristóteles define el término medio
como el estado virtuoso entre los dos extremos de exceso e insuficiencia; así, la
generosidad, una virtud, es el punto medio entre el despilfarro y la tacañería. Para
Aristóteles, las virtudes intelectuales y morales son sólo medios destinadas a la
consecución de la felicidad, que es el resultado de la plena realización del potencial
humano.

6. Estoicismo.

La filosofía del estoicismo se desarrolló en torno al 300 a.C. durante los periodos


helenístico y romano. En Grecia los principales filósofos estoicos fueron Zenón de Citio,
Cleantes y Crisipo de Soli. En Roma el estoicismo resultó ser la más popular de las
filosofías griegas y Cicerón fue, entre los romanos ilustres, uno de los que cayó bajo su
influencia. Sus principales representantes durante el periodo romano fueron el filósofo
griego Epicteto y el emperador y pensador romano Marco Aurelio. Según los estoicos, la
naturaleza es ordenada y racional, y sólo puede ser buena una vida llevada en armonía
con la naturaleza. Los filósofos estoicos, sin embargo, también se mostraban de acuerdo
en que como la vida está influenciada por circunstancias materiales el individuo tendría
que intentar ser todo lo independiente posible de tales condicionamientos. La práctica de
algunas virtudes cardinales, como la prudencia, el valor, la templanza y la justicia,
permite alcanzar la independencia conforme el espíritu del lema de los estoicos,
“Aguanta y renuncia”. De ahí, que la palabra estoico haya llegado a significar fortaleza
frente a la dificultad.

7. Epicureísmo.

En los siglos IV y III a.C., el filósofo griego Epicuro desarrolló un sistema de


pensamiento, más tarde llamado epicureísmo, que identificaba la bondad más elevada
con el placer, sobre todo el placer intelectual y, al igual que el estoicismo, abogó por una
vida moderada, incluso ascética, dedicada a la contemplación. El principal exponente
romano del epicureísmo fue el poeta y filósofo Lucrecio, cuyo poema De rerum natura
(De la naturaleza de las cosas), escrito hacia la mitad del siglo I a.C., combinaba
algunas ideas derivadas de las doctrinas cosmológicas del filósofo griego Demócrito con
otras derivadas de la ética de Epicuro. Los epicúreos buscaban alcanzar el placer
manteniendo un estado de serenidad, es decir, eliminando todas las preocupaciones de
carácter emocional. Consideraban las creencias y prácticas religiosas perniciosas porque
preocupaban al individuo con pensamientos perturbadores sobre la muerte y la
incertidumbre de la vida después de ese tránsito. Los epicúreos mantenían también que
es mejor posponer el placer inmediato con el objeto de alcanzar una satisfacción más
segura y duradera en el futuro; por lo tanto, insistieron en que la vida buena lo es en
cuanto se halla regulada por la autodisciplina.

8. Ética Cristiana.

Los modelos éticos de la edad clásica fueron aplicados a las clases dominantes, en


especial en Grecia. Las mismas normas no se extendieron a los no griegos, que eran
llamados barbaroi (bárbaros), un término que adquirió connotaciones peyorativas. En
cuanto a los esclavos, la actitud hacia los mismos puede resumirse en la calificación de
‘herramientas vivas’ que le aplicó Aristóteles. En parte debido a estas razones, y una vez

112
que decayeron las religiones paganas, las filosofías contemporáneas no consiguieron
ningún refrendo popular y gran parte del atractivo del cristianismo se explica por la
extensión de la ciudadanía moral a todos, incluso a los esclavos.

El advenimiento del cristianismo marcó una revolución en la ética, al introducir una


concepción religiosa de lo bueno en el pensamiento occidental. Según la idea cristiana
una persona es dependiente por entero de Dios y no puede alcanzar la bondad por medio
de la voluntad o de la inteligencia, sino tan sólo con la ayuda de la gracia de Dios. La
primera idea ética cristiana descansa en la regla de oro: “Lo que quieras que los hombres
te hagan a ti, házselo a ellos” (Mt. 7,12); en el mandato de amar al prójimo como a uno
mismo (Lev. 19,18) e incluso a los enemigos (Mt. 5,44), y en las palabras de Jesús: “Dad
al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Mt. 22,21). Jesús creía que el
principal significado de la ley judía descansa en el mandamiento “amarás al Señor tu
Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza y con toda tu mente, y
a tu prójimo como a ti mismo” (Lc. 10,27). El cristianismo primigenio realzó como
virtudes el ascetismo, el martirio, la fe, la misericordia, el perdón, el amor no erótico,
que los filósofos clásicos de Grecia y Roma apenas habían considerado importantes.

9. Filosofías Éticas Seculares

En el Leviatán (1651), el filósofo inglés Thomas Hobbes atribuye la mayor


importancia a la sociedad organizada y al poder político. Afirmaba que la vida humana
en el “estado de naturaleza” (independiente de o anterior a, la institución del estado civil)
es “solitaria, pobre, sucia, violenta y corta” y que es “una guerra de todos contra todos”.
En consecuencia, la gente busca seguridad participando en un contrato social en el que el
poder original de cada persona se cede a un soberano que, a su vez, regula la conducta.

Esta postura conservadora en política asume que los seres humanos son malos y


precisan un Estado fuerte para reprimirlos. No obstante, Hobbes afirmaba que si un
soberano no da seguridad y orden y es derrocado por sus súbditos, la sociedad vuelve al
estado de naturaleza y puede comprometerse en un nuevo contrato. La doctrina de
Hobbes relativa al estado y al contrato social marcó el pensamiento del filósofo inglés
John Locke. En sus dos Tratados sobre el gobierno civil (1690) Locke mantenía, sin
embargo, que el fin del contrato social es limitar el poder absoluto de la autoridad y,
como contrapeso, promover la libertad individual.

La razón humana es el criterio para una conducta recta en el modelo elaborado por el


filósofo holandés Baruch Spinoza. En su obra más importante, Ética (1677), Spinoza
afirmaba que la ética se deduce de la sicología y la sicología de la metafísica. Sostenía
que todas las cosas son neutras en el orden moral desde el punto de vista de la eternidad;
sólo las necesidades e intereses humanos determinan lo que se considera bueno o malo,
el bien y el mal. Todo lo que contribuye al conocimiento de la naturaleza del ser humano
o se halla en consonancia con la razón humana está prefigurado como bueno. Por ello,
cabe suponer que todo lo que la gente tiene en común es lo mejor para cada uno, lo
bueno que la gente busca para los demás es lo bueno que desea para sí misma. Además,
la razón es necesaria para refrenar las pasiones y alcanzar el placer y la felicidad
evitando el sufrimiento. El estado humano más elevado, según Spinoza, es el “amor
intelectual de Dios” que viene dado por el conocimiento intuitivo, una facultad mayor
que la razón ordinaria. Con el uso adecuado de esta propiedad, una persona puede

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contemplar la totalidad del universo mental y físico y considerar que éste engloba una
sustancia infinita que Spinoza denomina Dios sin disociarlo del mundo.

10. Las leyes de Newton

La mayoría de los grandes descubrimientos científicos han afectado a la ética. Los


descubrimientos de Isaac Newton, el filósofo científico inglés del siglo XVII, aportaron
uno de los primeros y más claros ejemplos de esta influencia. Las leyes de Newton se
consideraron como prueba de un orden divino racional. La opinión contemporánea al
respecto fue expresada por el poeta inglés Alexander Pope en el verso “Dios dijo: ¡dejad
en paz a Newton!, y se hizo la luz”. Los hallazgos e hipótesis de Newton provocaron que
los filósofos tuvieran confianza en un modelo ético tan racional y ordenado como se
suponía que era la naturaleza.

11. Filosofías Éticas Anteriores al Darwinismo

Durante el siglo XVIII, los filósofos británicos David Hume, en Ensayos morales y


políticos (1741-1742), y Adam Smith, autor de la teoría económica del laissez-faire, en
su Teoría de los sentimientos morales (1759), formularon modelos éticos de los mismos
modos subjetivos. Identificaron lo bueno con aquello que produce sentimientos de
satisfacción y lo malo con lo que provoca dolor. Según Hume y Smith, las ideas de
moral e interés público provocan sentimientos de simpatía entre personas que tienden las
unas hacia las otras incluso cuando no están unidas por lazos de parentesco u otros lazos
directos.

El filósofo y novelista francés Jean-Jacques Rousseau, en su Contrato social (1762),


aceptó la teoría de Hobbes de una sociedad regida por las cláusulas de un contrato social.
En su novela Emilio o De la educación (1762) y en otras obras, sin embargo, atribuía el
mal ético a las inadaptaciones sociales y mantuvo que los humanos eran buenos por
naturaleza. El anarquista, filósofo, novelista y economista político británico William
Godwin llevó esta convicción hasta su extremo lógico en su Ensayo sobre la justicia
política (1793), que rechazaba todas las instituciones sociales, incluidas las del Estado,
sobre la base de que su simple existencia constituye la fuente del mal.

Una mayor aportación a la ética fue hecha a finales del siglo XVIII por el filósofo
alemán Emmanuel Kant en su Fundamentación de la metafísica de las costumbres
(1785). Según Kant, no importa con cuánta inteligencia actúe el individuo, los resultados
de las acciones humanas están sujetos a accidentes y circunstancias; por lo tanto, la
moralidad de un acto no tiene que ser juzgada por sus consecuencias sino sólo por su
motivación ética. Sólo en la intención radica lo bueno, ya que es la que hace que una
persona obre, no a partir de la inclinación, sino desde la obligación, que está basada en
un principio general que es el bien en sí mismo. Como principio moral último, Kant
volvió a plantear el término medio en una forma lógica: “Obra como si la máxima de tu
acción pudiera ser erigida, por tu voluntad, en ley universal de la naturaleza”. Esta regla
es denominada imperativo categórico, porque es general y a la vez encierra un mandato.
Kant insistió en que uno ha de tratar a los demás como si fueran “en cada caso un fin, y
nunca sólo un medio”.

12. Utilitarismo.

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La doctrina ética y política conocida como utilitarismo fue formulada por el británico
Jeremy Bentham hacia finales del siglo XVIII y más tarde comentada por el también
filósofo y británico James Mill y su hijo John Stuart Mill. En su Introducción a los
principios de la moral y la legislación (1789), Bentham explicó el principio de utilidad
como el medio para contribuir al aumento de la felicidad de la comunidad. Creía que
todas las acciones humanas están motivadas por un deseo de obtener placer y evitar el
sufrimiento. Al ser el utilitarismo un hedonismo universal, y no un hedonismo egoísta
como podría interpretarse el epicureísmo, su bien más elevado consiste en alcanzar la
mayor felicidad para el mayor número de personas.

13. Ética Hegeliana

En La  filosofía  del Derecho (1821), el filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich


Hegel aceptó el imperativo categórico de Kant, pero lo enmarcó en una teoría universal
evolutiva donde toda la historia está contemplada como una serie de etapas encaminadas
a la manifestación de una realidad fundamental que es tanto espiritual como racional. La
moral, según Hegel, no es el resultado de un contrato social, sino un crecimiento natural
que surge en la familia y culmina, en un plano histórico y político, en el Estado prusiano
de su tiempo. “La historia del mundo, escribió, es disciplinar la voluntad natural
incontrolada, llevarla a la obediencia de un principio universal y facilitar una libertad
subjetiva”. El filósofo y teólogo danés Sören Kierkegaard reaccionó con fuerza en contra
del modelo de Hegel. En O lo Uno o lo Otro (1843), Kierkegaard manifestó su mayor
preocupación ética, el problema de la elección. Creía que modelos filosóficos como el de
Hegel ocultan este problema crucial al presentarlo como un asunto objetivo con una
solución universal, en vez de un asunto subjetivo al que cada persona tiene que
enfrentarse de manera individual. La propia elección de Kierkegaard fue vivir sometido
a la ética cristiana. Su énfasis en la necesidad de la elección tuvo influencia en algunos
filósofos relacionados con el movimiento conocido como existencialismo, tanto como
con algunos filósofos críticos, cristianos y judíos.

14. Ética a Partir de Darwin

El desarrollo científico que más afectó a la ética después de Newton fue la teoría de


la evolución presentada por Charles Darwin. Los hallazgos de Darwin facilitó soporte
documental al modelo, algunas veces denominado ética evolutiva, término aportado por
el filósofo británico Herbert Spencer, según el cual la moral es sólo el resultado de
algunos hábitos adquiridos por la humanidad a lo largo de la evolución. El filósofo
alemán Friedrich Nietzsche dio una explicación asombrosa pero lógica de la tesis
darwinista acerca de que la selección natural es una ley básica de la naturaleza. Según
Nietzsche, la llamada conducta moral es necesaria tan sólo para el débil. La conducta
moral —en particular la defendida por el judeocristianismo, que según él es una doctrina
esclava— tiende a permitir que el débil impida la autorrealización del fuerte. De acuerdo
con Nietzsche, toda acción tendría que estar orientada al desarrollo del individuo
superior, su famoso Übermensch (‘superhombre’), que será capaz de realizar y cumplir
las más nobles posibilidades de la existencia. Nietzsche encontró que este ser ideal
quedaba ejemplificado en los filósofos griegos clásicos anteriores a Platón y en jefes
militares como Julio César y Napoleón.

En oposición al concepto de lucha despiadada e incesante como fundamento de la ley


rectora de la naturaleza, el anarquista y filósofo ruso Piotr Alexéievich Kropotkin, entre

115
otros, presentó estudios de conducta animal en la naturaleza demostrando que existía la
ayuda mutua. Kropotkin afirmó que la supervivencia de las especies se mantiene a través
de la ayuda mutua y que los humanos han alcanzado la primacía entre los animales a lo
largo de la evolución de las especies mediante su capacidad para la asociación y la
cooperación. Kropotkin expuso sus ideas en una serie de trabajos, entre ellos Ayuda
mutua, un factor en la evolución (1890-1902) y Ética, origen y desarrollo (publicado
después de su muerte en 1924). En la creencia de que los gobiernos se basan en la fuerza
y que si son eliminados el instinto de cooperación de la gente llevaría de forma
espontánea hacia la implantación natural de un orden cooperativo, Kropotkin defendió el
anarquismo.

Los antropólogos han aplicado los principios evolutivos al estudio de las sociedades


y las culturas humanas. Estos análisis han vuelto a subrayar los distintos conceptos del
bien y del mal planteados por diferentes sociedades; por lo tanto, se creía que la mayoría
de esos conceptos tenía un valor más relativo que universal. De entre los conceptos
éticos basados en un enfoque antropológico resaltan los del antropólogo finlandés
Edvard A. Westermarck en Relatividad ética (1932).

15. Psicoanálisis y Conductismo

La ética moderna está muy influida por el psicoanálisis de Sigmund Freud y sus


seguidores y las doctrinas conductistas basadas en los descubrimientos sobre estímulo-
respuesta del fisiólogo ruso Iván Petróvich Pávlov. Freud atribuyó el problema del bien
y del mal en cada individuo a la lucha entre el impulso del yo instintivo para satisfacer
todos sus deseos y la necesidad del yo social de controlar o reprimir la mayoría de esos
impulsos con el fin de que el individuo actúe dentro de la sociedad. A pesar de que la
influencia de Freud no ha sido asimilada por completo en el conjunto del pensamiento
ético, la sicología freudiana ha mostrado que la culpa, respondiendo a motivaciones de
naturaleza sexual, subyace en el pensamiento clásico que dilucida sobre el bien y el mal.

El conductismo, a través de la observación de los comportamientos animales,


formuló una teoría según la cual la naturaleza humana podía ser variada, creando una
serie de estímulos que facilitaran circunstancias favorables para respuestas sociales
condicionadas. En la década de 1920 el conductismo fue aceptado en Estados Unidos, en
especial en teorías de pediatras, aprendizaje infantil y educación en general. Tuvo su
mayor influencia, sin embargo, en el pensamiento de la antigua Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas. Allí, el llamado nuevo ciudadano soviético fue instruido de
acuerdo con los principios conductistas a través del condicionante poder de la rígida y
controlada sociedad soviética. La ética soviética definía lo bueno como todo aquello
beneficioso para el Estado y lo malo como aquello que se le oponía o lo cuestionaba.

En sus escritos de finales del siglo XIX y principios del XX, el filósofo y psicólogo


estadounidense William James abordó algunos de los puntos centrales y característicos
en las interpretaciones de Freud y Pávlov. James es más conocido como el fundador del
pragmatismo, que defiende que el valor de las ideas está determinado por sus
consecuencias. Su mayor contribución a la teoría ética, no obstante, descansa en su
insistencia al valorar la importancia de las interrelaciones, tanto en las ideas como en
otros fenómenos.

FILOSOFÍA DEL DERECHO

116
La Filosofía del derecho, es la disciplina de la filosofía que estudia los
fundamentos morales y espirituales del derecho, analizando la relación entre el Estado y
el ciudadano, la legitimidad de las penas y las relaciones entre “ser” y “deber ser”. Si
bien el término “filosofía del derecho” no se acuñó hasta el siglo XVIII, las reflexiones
sobre los fundamentos filosóficos de la ley y de la justicia se remontan a la edad
antigua.

1. Edades Antigua y Media

En el siglo V a.C. los sofistas pusieron en discusión el origen divino del derecho.
Surgió así la pregunta sobre si la justicia (diké) y las leyes (nómoi) se fundaban en la
naturaleza o eran el producto de una convención establecida por el hombre. Para Platón
el derecho y la justicia encuentran su fundamento en la idea universal y eterna del Bien.
Por su parte, Aristóteles concebía la justicia en parte como virtud social y en parte como
derecho emanado de la naturaleza. Los representantes del estoicismo hicieron referencia
al concepto de derecho natural (phýsei dikáion) o ley no escrita (nómos ágraphos),
subrayando que todos los hombres son por naturaleza libres e iguales. A partir de la
reelaboración de la teoría platónica de las ideas brotó la imagen de un orden jurídico
que se materializa en un Estado cosmopolita.

Durante la edad media, la investigación filosófica sobre el derecho se mezcló


con la relativa a la virtud en el sentido moral, con la reflexión sobre el poder político,
sobre la relación entre derecho natural y derecho divino. El escolasticismo recogió a su
vez el concepto de derecho natural como ley emanada de Dios (lex divina). Para santo
Tomás de Aquino se sigue la obligación de evitar el mal y hacer el bien, es decir, obrar
en beneficio de la comunidad. A diferencia de la Iglesia católica, las iglesias
protestantes sostendrían posteriormente que a causa del pecado original el hombre no
está ya en grado de reconocer inequívocamente la ley divina, por lo que el cristiano
debe someterse a la humana (lex humana).

2. Edad Moderna

En los albores de la edad moderna, el filósofo italiano Nicolás Maquiavelo


expuso en su principal obra, El príncipe (1532), la teoría de que el gobernante no debe
regir sus actos por normas morales o procedentes del derecho natural, sino que debe
reconocer como única guía el bien del Estado. Por su parte, Jean Bodin propugnó que el
Estado debe asumir la soberanía absoluta (summa potestas) sobre el pueblo. Contra el
concepto de razón de Estado argüido por los anteriores fueron formuladas las teorías
contractualísticas de Althusius (según el cual la soberanía descansa en el pueblo) y el
iusnaturalismo de Hugo Grocio, que definió la injusticia como aquello que parece
contrario a la comunidad de los seres sensitivos. Con Samuel von Pufendorf, quien
aplicó al derecho el método deductivo de las ciencias matemáticas, adquirió valor el
concepto de respeto recíproco.

En su tratado más famoso, Leviatán (1651), Thomas Hobbes señaló formalmente


el paso de la doctrina del derecho natural a la teoría del derecho como contrato social.
Según este filósofo inglés, en la condición de estado de naturaleza todos los hombres
son libres, y sin embargo viven en el perpetuo peligro de que acontezca una guerra de
todos contra todos. Desde el momento en que la sumisión por contrato de un pueblo al

117
dominio de un soberano abre una posibilidad de paz, no la verdad, sino el principio de
autoridad (en tanto que garante de la paz) constituye el fundamento del derecho.Frente a
Hobbes, John Locke subrayó los derechos naturales del individuo frente a la autoridad
del Estado. Su apelación a la libertad, a la igualdad y a la defensa de la propiedad
privada, así como la doctrina de la separación de poderes del Estado que Charles-Louis
de Montesquieu expuso en El espíritu de las leyes (1748), ejercitaron un influjo
determinante sobre los acontecimientos políticos que desembocaron en la Declaración
de Independencia estadounidense (1776) y en la Declaración de los Derechos del
hombre y del ciudadano (1789) francesa. En el mismo periodo, en relación con las
reflexiones del escocés David Hume, el filósofo alemán Immanuel Kant alumbró una
distinción más estricta entre la esfera ética y la esfera del derecho, haciendo una clara
diferencia entre una ley que obliga sólo interiormente y otra que contempla las acciones
externas del individuo.

3. Siglo XIX.

Friedrich Karl von Savigny, fundador de la escuela histórica, no concebía el


derecho como expresión de una única razón universal sino como directa emanación del
espíritu de cada pueblo, desarrollándose históricamente como una totalidad orgánica. A
su lado, Georg Wilhelm Friedrich Hegel entendía el derecho como expresión del
espíritu objetivo, cuya progresiva adquisición de autoconciencia tiende al fin último de
la libertad. La elaboración de la doctrina del derecho parte del momento de la legalidad
(el reconocimiento de otro como personalidad jurídica), pasando por el momento de la
moralidad (Moralität, reconocimiento del otro como personalidad moral) para llegar en
la eticidad (Sittlichkeit, el Estado como realización de una eticidad intersubjetiva).
Mientras, en el sentido materialista, Karl Marx concebía el derecho como
superestructura de las relaciones de producción.

Con el utilitarismo de Jeremy Bentham y John Stuart Mill nació en Gran Bretaña
una nueva interpretación del derecho, destinada a convertirse en la predominante en el
ámbito anglosajón. El derecho se convirtió en la expresión de intereses enfrentados y se
desarrolló el concepto de “jurisprudencia de los intereses”, de la que seguidamente se
separó la sociología del derecho como disciplina autónoma.

4. Siglo XX.

En neto contraste con la visión de los utilitaristas, Hans Kelsen fundó el


positivismo jurídico en Teoría pura del Derecho (1935), donde identificaba el derecho
como un sistema de normas que debe estar separado de los fundamentos teóricos de la
realidad, descrita mediante los conceptos de tiempo, espacio y causalidad; la esencia del
derecho debe buscarse exclusivamente en el sistema normativo jurídico, sin recurrir a
categorías sociológicas o políticas. Para Kelsen, el juicio jurídico es el resultado de la
interpretación normativa, y la interpretación de normas jurídicas dentro de un sistema
jurídico conduce a su vez a las normas fundamentales (como las constituciones).

En una de las contribuciones más significativas del siglo XX a la filosofía


política y del derecho, Teoría de la Justicia (1971), John Rawls expuso su doctrina, que
presupone un contrato social equitativo como fundamento de una sociedad justa. Un
ordenamiento político verdaderamente justo, según Rawls, sería aquél en el que cada
miembro de la comunidad aceptase suscribir el contrato social antes incluso de saber

118
qué papel se le asignará en aquél. Oponiéndose a Rawls, Robert Nozick teorizó acerca
de un “Estado mínimo”, en el que no existe una autoridad central legitimada para
redistribuir recursos y dinero a favor de las clases menos favorecidas.

LA FILOSOFÍA DE LA RELIGIÓN.

1. Definición de Religión.
La unidad de la experiencia religiosa de un grupo social o racial deriva de la
naturaleza idéntica del fragmento de Dios que reside en el individuo. Es esta parte
divina en el hombre la que origina su interés altruista en el bienestar de los demás. Pero
puesto que la personalidad es única -no hay dos mortales idénticos- inevitablemente
ocurre que no hay dos seres humanos que puedan interpretar en forma similar las
tendencias e impulsos del espíritu de la divinidad que vive en su mente.
Un grupo de mortales puede experimentar la unidad espiritual, pero no podrán
jamás llegar a una uniformidad filosófica. Y esta diversidad de interpretación del
pensamiento religioso y de la experiencia se ilustra por el hecho de que los teólogos y
filósofos del siglo veinte han formulado más de quinientas definiciones distintas de la
religión. En realidad, cada ser humano define la religión en términos de su propia
interpretación experiencial de los impulsos divinos que emanan del espíritu de Dios que
en él reside, y por lo tanto esta interpretación debe ser única y totalmente distinta de la
filosofía religiosa de todos los demás seres humanos.
Cuando un mortal se encuentra en acuerdo total con la filosofía religiosa de un
mortal semejante, ese fenómeno indica que estos dos seres han tenido una experiencia
religiosa similar en cuanto a los asuntos que se refieren a su similaridad de
interpretación religiosa filosófica. Aunque tu religión sea un asunto de experiencia
personal, es muy importante que te expongas al conocimiento de un vasto número de
otras experiencias religiosas (las distintas interpretaciones de otros mortales distintos)
para que puedas prevenir el peligro de que tu vida religiosa se torne egocéntrica
-circunscrita, egoísta y no sociable.
El racionalismo es erróneo cuando supone que la religión es en primer término
una creencia primitiva en algo que luego va seguido de la búsqueda de los valores. La
religión es principalmente una búsqueda de valores primero, que luego formula un
sistema de creencias interpretativas. Es mucho más fácil para los hombres concordar
sobre valores religiosos (objetivos) que sobre creencias (interpretaciones). Esto explica
por qué la religión es capaz de llegar a un acuerdo en cuanto a valores y objetivos,
exhibiendo al mismo tiempo el confuso fenómeno de creer en cientos de creencias
conflictivas (credos).
Esto también explica por qué una determinada persona puede mantener su
experiencia religiosa frente a la experiencia de abandonar o cambiar muchas de sus
creencias religiosas. La religión persiste a pesar de los cambios revolucionarios en las
creencias religiosas. La teología no produce la religión; es la religión la que produce la
filosofía teológica. El hecho de que los religiosos hayan creído tantas cosas que eran
falsas no invalida la religión, porque la religión se funda en el reconocimiento de
valores y se valida por la fe de experiencia religiosa personal. La religión pues se basa
en la experiencia y en el pensamiento religioso. La teología, la filosofía de la religión, es
un intento honesto de interpretar esa experiencia. Estas creencias interpretativas pueden
ser justas o erróneas o una mezcla de verdad y error. La realización del reconocimiento
de los valores espirituales es una experiencia que es superideacional. No existe una
palabra en ningún idioma humano que pueda ser empleada para designar este

119
«sentimiento», «sensación», «intuición» o «experiencia» que hemos elegido llamar
conciencia de Dios. El espíritu de Dios que reside en el hombre no es personal pero este
Monitor presenta un valor, exuda un sabor de divinidad que es personal en el sentido
más alto e infinito. Si Dios no fuera por lo menos personal, no podría ser consciente, y
si no fuera consciente, sería infrahumano.
La disciplina que estudia la filosofía de la religión, aborda tratados y ensayos
sobre la iglesia, la jerarquía, la religión, la moral y la teología. Todo ello, gira alrededor
del tema de la religión. Y es importante definir el significado de estos conceptos, antes
de abordar el tema. Recordemos que la religión está conformada por los siguientes
elementos:
a) Un credo.
b) Una iglesia
c) Una liturgia, o ritual.
d) Un código de conducta moral.
"Religión." ( religio = unión). Se interpreta también, como el camino de unión, entre
el hombre y Dios. Ampliando los conceptos anteriores, tenemos que: El credo es el
mensaje doctrinario de la religión. El código de conducta moral: Lo definen los
mandamientos y reglas de observancia, de este credo. La iglesia, es una institución
humana. Compuesta por todos los fieles. Los que son liderados por una jerarquía.
La liturgia, la componen los ritos, encaminados a la adoración pública. Pero antes de
internarnos en el tema central, deben aclararse algunos conceptos que generalmente
confundimos. Nos referimos a la diferencia entre la religión, el misticismo, la
espiritualidad el fundamentalismo, y el formalismo eclesiástico.
Una persona espiritual, es aquella que busca dentro de sí misma, los elementos mas
sublimes del intelecto. Que acepta la existencia de Dios y de la parte trascendente del
ser humano, que nosotros los cristianos llamamos: El alma.
Estas personas pueden ser religiosas o no serlo. En ocasiones practican una doctrina
religiosa, pero adecuándola a su visión particular del universo. Este es el caso, de Jesús
de Nazaret, Mahoma, Mohandas Gandí, Siddartta Gautama, y Ralph Waldo Emerson.
Una persona religiosa, es aquella que se apega a un credo doctrinario. Y que cree en
la filosofía, e historia de le presenta esa religión. Y que cumple con las reglas, normas y
rituales, de la misma.
Una persona mística, es aquella que practica una disciplina espiritual. El misticismo
demanda extrema habilidad y dedicación, ser poseedor de una personalidad balanceada
y estar en comando de las cualidades mas elevadas del intelecto. Puede la persona
mística, estar inmersa en algún credo, o no estarlo. En algunos casos el empleo de la
razón pura y ajena al mito religioso, puede transportar a la persona, a la plena actividad
mística.
Una persona eclesiástica, es aquella, que sigue las normas y rituales de una religión.
Que convive en las actividades de un grupo de creyentes y que acepta los dogmas de fe.
Participa en la iglesia de los iniciados. Estas personas, pueden ser religiosas, o no,
dependiendo de los motivos, que los impulsan a participar dentro de la organización.
Pueden ser también, o no ser, personas espirituales. Generalmente no lo son,
comúnmente son bastante incultos. En la medida en que una religión es apostólica, la
existencia de las personas espirituales que la integran, se reduce considerablemente.
Como el apostolado encamina a todos los habitantes de una región, a participar en
un mismo credo, y en una sola iglesia. Y pedir espiritualidad a un gran sector de la
población, es algo que va mas allá de las posibilidades de la raza humana. Lograrlo sería
un verdadero milagro.

120
En fechas recientes, ha adquirido mucho interés, el tema del fundamentalismo. A los
talibanes, los shiitas y a los cristianos fanáticos, los identificamos de esa manera. Pero la
aplicación del término no es enteramente correcta. Los protestantes norteamericanos,
fueron quienes acuñaron el término, y se adjudicaron a ellos mismos esa descripción,
durante las primeras décadas del siglo XX. El significado, que le dieron al término, fue
el de un movimiento reformista, hacia los principios básicos del cristianismo. El
objetivo de la denominación, era para distinguirse de los cristianos liberales. Con el
tiempo, este significado evolucionó, hasta el concepto que hoy tenemos del mismo. Nos
permite aplicarlo a grupos religiosos extremistas.
La interpretación actual, se refiere, a personas que sostienen el siguiente patrón de
comportamiento:
a) Formas combatientes de espiritualidad.
b) Intolerancia, e intransigencia.
c) Confrontación con el pensamiento liberal, o formas seculares de
gobierno.
d) Interpretación de su causa, como una guerra universal, entre las fuerzas
del bien y del mal. ( Ellos del lado del bien, por supuesto. )
e) Intención de sacralizar al mundo. ( Los católicos, mediante el apostolado
y la espada. Los musulmanes con la cimitarra y el Corán).
f) Temor de ver aniquilada, la fe de sus antepasados.
2. Filosofía del Cristianismo.

Si consideramos los acontecimientos importantes de la vida, notaremos que ellos


se encuentran enmarcados, por el ciclo periódico del tiempo. Pronto vendrá la Navidad.
Acaba de pasar la cuaresma. Tenemos ciclos de tiempo, que consideramos periódicos e
inmutables. Todos los días sale, y se mete el sol. Cada año está formado por cuatro
estaciones. Las estaciones se componen de 4 meses lunares cada una. Y los meses están
formados por cuatro semanas, de siete días, cada una. Estos ciclos dan estabilidad a
nuestra vida. En cierta medida, reglamentan nuestra propia existencia.
Nuestros antepasados estuvieron influidos por esta cadena de acontecimientos.
Nosotros lo estamos hoy, nuestros descendientes lo estarán mañana. Lo inmutable y lo
eterno nos da tranquilidad y seguridad, lo relacionamos con lo que es verdadero.
Imaginémonos por un instante, que estos ciclos no existiesen. El tiempo sería un
continuom. No podríamos definir nuestra edad. Y no podríamos relacionar fácilmente,
los acontecimientos de la historia, con los de nuestra vida. Tampoco sentiríamos la
seguridad que nos da el hecho, de que el próximo año tendrá las mismas estaciones. Que
el próximo mes se verá la luna como hoy se ve. Y nos encontraríamos cayendo en un
inmenso precipicio. Sin un marco de referencia, que le dé a nuestra existencia sensación
de permanencia.
Pero no es así. Contamos con los ciclos del tiempo, el hombre desde su origen.
Ha ideado rituales que se acoplen, a esa cadencia constante del flujo del tiempo. Las
fiestas litúrgicas y civiles se repiten con el mismo patrón de comportamiento, que los
ciclos solares, lunares y de las estaciones, con permanente regularidad. Necesitamos
permanencia, y definición de rumbo en la vida. La religión se adapta a este sentimiento.
En este mismo sentido de estabilidad y seguridad, el que le proporciona al
hombre, Su religión, es muy difícil para el ser humano, vivir sin el abrigo de una
religión. En primer término, porque no tendría normas morales permanentes, conque
regir sus acciones. Tampoco podría intentar influir en su destino, y en el del universo.
Pues no puede recurrir a un Dios, para protección y amparo. No encontraría sentido en
esta corta vida, carente de definición de su fin último. La incertidumbre de una vida de

121
ultratumba, sería grave congoja permanente. Pero el efecto mas importante de la
religión, es que proporciona al ser humano, un sentido de identidad con el pasado, el
presente y el futuro. Un sentido sagrado de continuidad. La sensación de pertenecer a
esa historia sagrada. Que la historia le pertenece. Él pertenece a la historia. Esto es lo
que definimos como, " El destino romántico del hombre". Veamos:
Todas las religiones cuentan con una mitología, que define la creación del mundo, la
evolución de los eventos, la existencia del fin de los acontecimientos. La mitología
puede ser cíclica o lineal. El cristianismo opta por la segunda, sugiriendo que existió un
inicio, y habrá un final del mundo. Estas historias, son parecidas unas a otras. Con
mayores o menores variantes. Pues estas leyendas, se transmiten de las religiones
antiguas, a las nuevas. El judaísmo recibió prácticamente, toda la historia de la creación,
de la más antigua religión persa.
Por otra parte, dentro de las religiones, lo que es bueno y malo, está claramente
establecido. Son los mensajes que Dios ha dado a través de los iluminados. Y que se
presentan claros y sin ambages. Desde luego, en ninguna parte de cualquier religión, se
justifica el porqué de estas definiciones morales, y como el hombre carece de visión
critica, acepta por válido, todo ello. El evangelio de Marcos, asegura que Jesucristo dijo:
"Dejad a tu familia, todos tus bienes y seguidme. Así llegaréis al reino de los cielos".
Seguramente debe haber alguna justificación del porqué, dejando tus bienes y tu familia,
entraréis en el reino de los cielos. Sin embargo nadie se ha molestado en preguntarse:
¿Porqué?. Como en este simple ejemplo, en los credos nos topamos con una inmensa
cantidad de aseveraciones que damos por válidas, pero que carecen de cualquier
justificación lógica.
En resumen. Nos encontramos con el hecho de que el hombre, acepta sin
cuestionar, las definiciones míticas y morales de los iluminados. Esto le acarrea un
doble beneficio, y un grave maleficio. En primer término, lo libera de la pesada carga de
la indefinición moral, y el tener que cuestionarse sobre cada acción en su vida. Todo
está ya descubierto. La doctrina es infalible, y me garantiza la salvación. Ante cualquier
duda o diferencia. Tenemos las escrituras, que nos guiarán en la incertidumbre. En
segundo lugar. Le permite formar parte de una comunidad, en la cual todos aceptan
estos valores, él puede recriminar y exigir a los demás, a que cumplan el mismo código,
que él sostiene. Proporciona además un inmenso beneficio psicológico al creyente que
observa la ley. Le da una sensación de adictivo placer, el sentir la comunicación con su
dios. Pero siempre bajo la valiosa tutela de un intermediario. Esto genera una inmensa
cohesión, y da estabilidad a la comunidad religiosa.
Estos indudables beneficios, tienen por otro lado, un alto precio a pagar. Las
religiones deben ser inmutables. Sus esquemas morales inalterables, y sus dogmas
indisolubles. Porque de otra manera, no podría subsistir el paso del tiempo. Cada cual
inventaría su propia religión. Una vez que un mito se ha creado, éste se vuelve dogma e
inmutable. Es defendido contra viento y marea, por los creyentes. ( Aunque no
entiendan lo que defienden como es en la mayoría de los casos).
Esto genera un estado de resistencia al cambio. La propensión a creer, ser
poseedores de toda la verdad. La única verdad, por añadidura. También genera una seria
intolerancia. Pues todo credo apostólico, promueve el fanatismo. Ante los cambiantes
esquemas de la vida humana, se convierte en camisa de fuerza, en foco de conflictos,
rencillas, y guerras santas. También pone en crisis al pensamiento racional, cuando los
dogmas se tornan insostenibles. O cuando se manifiesta claramente, algún error en la
doctrina.
Aquí cabe incluir un tema interesante: Sobre la autenticidad de la Biblia, al
respecto podemos considerar estas posibilidades:

122
1. Todo lo que dice la Biblia, es verdadero.
2. Es verdadero solo parcialmente.
3. Es un invento total.
Podemos desechar el punto tercero, dado que encontramos en muchos de sus
libros, argumentos demostrables. Así como hechos, y personajes históricos. Pero
durante largo tiempo, se debatió en la argumentación teológica. La verdad de acuerdo al
primero, o al segundo de los puntos mencionados. A veces, no llegamos a comprender,
el porqué de la intolerancia de los clérigos, que durante la mayor parte de la historia de
la iglesia cristiana. Se obstinaban en defender asuntos mencionados en la Biblia, que
nos parecen ahora intrascendentes.
Si aceptamos que la Biblia contiene algunos errores, Por pequeños que estos
sean. Entonces podremos seguir cuestionando temas de mayor trascendencia. Y la
mazorca comienza a desgranarse, quien puede definir ahora, el punto donde termina el
mito, y comienza la verdad. Esto coloca al pensamiento religioso en trance. Debido que
bajo ese esquema, tiene que ser justificado cada argumento, para comprobar su
veracidad. Todo el aparato de la religión se viene abajo. Pues se presenta ahora, el
relativismo de las verdades reveladas. Hasta finales del siglo XVl, el aparato de la
verdad revelada, había permanecido intacto. La iglesia pudo sostener que todo lo escrito
en la Biblia, era verdadero. Pero Copérnico, Keppler, Galileo y Giordano Bruno.
Demuestran con claridad meridiana que la Biblia es falsa en los temas de geografía y
astronomía. Poco después se demuestra lo mismo sobre los temas geológicos,
antropológicos, históricos y biológicos. Los teólogos se defendieron en un principio,
enviando a la hoguera a quienes presentaban argumentaciones a favor de la ciencia.
Pero a la larga, no les quedó mas remedio que aceptar, que lo que durante siglos
afirmaron, era falso. Lo que menciona la Biblia (antiguo y nuevo testamento), es cierto,
solo parcialmente. Entramos así, en el tema de la honestidad doctrinaria. Parece que hoy
en día. Los católicos debemos hacer un análisis de conciencia, y aceptar que nuestra
percepción de la verdad, no es absoluta. Y que ésta, es definida por condicionantes
históricas. (De las conclusiones de Vaticano II). Se acepta que los libros sagrados, no
son inspiración divina sobre una persona, sino que fueron escritos en diferentes épocas,
bajo esquemas que envuelven la historia humana": "Costumbres y formas litúrgicas, y
formulaciones dogmáticas, que se pensaban nacieron con los Apóstoles, aparecen
ahora, como productos de complicados procesos de crecimiento, dentro de la matriz de
la historia". Constituciones, decretos y declaraciones, del Concilio Vaticano II.
Pero siguiendo el hilo de nuestra historia. Vayamos a analizar los fundamentos
de nuestra propia religión. El mensaje de Jesucristo se fincó en la tolerancia, la
invalidación de los ritos, y la exaltación de la empatía entre los hombres. Con el tiempo,
la religión cristiana, se transforma en una doctrina rígida, dogmática, fanática,
intolerante, y en ocasiones cruel y despiadada.
Pero el credo no es así. El mensaje se mantiene ajeno del manipuleo de la
política, y la lucha del poder. Es el hombre y su iglesia, quienes conforman la política, y
la praxis de la doctrina. Lo mismo sucede, con las demás religiones monoteístas. Esto
nos lleva a la conclusión, de que el ser humano es intolerante, y que las iglesias son solo
una de las respuestas, a esa propensión. También son las iglesias en muchos casos, el
mecanismo para la manifestación de los valores de caridad, empatía y solidaridad entre
los hombres, este es el escenario que nos toca apreciar generalmente en la vida
cotidiana. Pero no siempre es así. Porque cuando el fanatismo se adueña de las almas.
Las pasiones se vuelven incontrolables. Si a eso, agregamos el sentimiento de creer
sancionadas, y avaladas nuestras acciones, por la Divinidad. Tenemos un panorama
explosivo.

123
Esto nos lleva a la conclusión, de que la religión, es el instrumento ideal para la
manifestación de las pasiones, buenas o malas, del ser humano. Si hoy desaparecieran
todas las religiones del mundo. Mañana florecerían credos similares, con las mismas
características de tolerancia o intolerancia, que tenían las originales. Cambiaria el credo
y el rito. Pero la iglesia no. Porque la situación cultural y de ilustración del hombre, es
la que define esta actitud. Esto nos lleva a pensar que la tolerancia, y el espíritu de
libertad solo se dan, bajo situaciones culturales elevadas. Donde existe una sana
competencia, entre todos los elementos del poder: (cultural, político, militar, económico
y religioso). Si a eso aunamos, que las pasiones humanas, no son privativas de ningún
grupo social, o religioso. Tenemos ahora, una bomba de tiempo. Al amalgamarse los
credos con el poder civil, nos encontramos hoy en un mundo de intransigencia y
represión.

3. La Liturgia y el Ritual

La liturgia la componen un conjunto de ritos, encaminados a la adoración


pública. El ritual lo conforman una serie de acciones, generalmente comunitarias, que se
complementan con música, vestuario y coreografía, son el trasfondo de credos
religiosos, el artificio mas socorrido del ritual, de cantos, frases o oraciones. Esto, desde
luego, tiene un objetivo, dar forma al ritual. Los ritos no son fáciles de inventar.
Generalmente tienen raíces profundas, en culturas y religiones anteriores, son en el
fondo simbolismos que se repiten permanentemente. En todas las culturas, los ritos
guardan múltiples similitudes, y un asunto muy importante, es que la liturgia debe estar
acorde, a los calendarios en uso.
Esta coincidencia entre el ritual, y el paso del tiempo, le da estabilidad a la
doctrina, también a la vida emocional y espiritual del creyente. Así pues, las
festividades religiosas, se entremezclan con los ciclos del tiempo. He ahí, el porqué,
para la religión cristiana, fue tan importante la exacta medición del tiempo. Y la correcta
definición del calendario. Fue imprescindible el fijar las fechas de las fiestas, acordes al
verdadero paso del tiempo, y de sus ciclos naturales. Ello les da no solo a los ritos, sino
a toda la doctrina, una perspectiva de eternidad, seguridad y validez. Dependiendo de lo
avanzado de la sociedad donde se practican los rituales, se pueden identificar a éstos,
con la magia, o con la tradición.

4. La Estructura Formal De Los Credos.

Las religiones son como un arco iris. Podemos distinguir, una gama diferente de
colores, que van desde el rojo, al violeta. En la búsqueda de la unión con Dios,
observamos que la religión se compone de diferentes niveles de identidad. Que van,
desde una concepción mística, hasta una burda intención de manipular la voluntad
divina.
El nivel mas alto, lo integran las especulaciones metafísicas.
a) ¿Existe Dios?
b) ¿Cuál es su esencia?
c) ¿El alma humana, es inmortal?
d) ¿Existe la predestinación, o el libre albedrío?
e) ¿Porque Dios, permite el mal?
El segundo nivel lo conforman, las vivencias espirituales.
a) La comunicación con Dios.
b) El equilibrio espiritual.

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c) La identidad con el Universo.
d) La empatía con los semejantes.
El tercer nivel lo componen las definiciones éticas:
a) ¿Es justo repudiar a la mujer?
b) ¿Cuándo existe la guerra justa?
c) ¿El gobierno tiene derecho de cobrar impuestos?
d) ¿Tengo derecho de usar mi sexualidad, y controlar mi descendencia. Por cuales
métodos?
e) ¿Debo amar a mis enemigos?
El cuarto nivel, esta formado por el credo, y las normas morales.
a) Los mandamientos.
b) Las costumbres.
c) Los dogmas.
d) Las escrituras
e) Las revelaciones
El cuarto nivel, sé finca en los rituales.
a) Las misas.
b) Sacramentos
c) Peregrinaciones, posadas, rosarios, primeros viernes, etc.
El quinto nivel, lo forman los mitos y leyendas.
a) Milagros.
b) Apariciones.
c) El Génesis
d) Purgatorios, Limbos, etc.
El sexto, y más bajo nivel, lo componen las supersticiones, o los fraudes.
a) Santerismo y demonología.
b) Cartas de la virgen de Fátima, y mitos similares.
c) La adoración de objetos y reliquias.
d) Historias fraudulentas: Donación de Constantino.
e) Apariciones de santos y vírgenes.
Si hacemos un censo rápido, de quienes practicamos una religión. Encontraremos
que la inmensa mayoría de los creyentes, nos concentramos en los últimos niveles del
espectro. De hecho, casi no hallaremos quienes se encuentren, en los dos primeros
niveles. Esto hace que las religiones se acerquen mas, al ámbito del fanatismo y la
superstición. Que al de la búsqueda incondicional de la voluntad Divina. Un asunto
sumamente importante en este tópico, es el hecho de que las iglesias, han tolerado y en
algunos casos promovido, la existencia de mitos y falacias dentro del credo. Esto, con el
pleno conocimiento por parte de la alta jerarquía, de la falsedad de los eventos. El
motivo detrás de estas acciones, es el de no causar escándalo entre los fieles, y no quitar
a la gente sencilla, elementos que reafirmen su fe.
Cuando se desató la polémica sobre la historicidad de Juan Diego, y las
apariciones de la virgen de Guadalupe, iniciada por el Abad Guillermo Shulemburg
(Encargado de la basílica de Guadalupe. Y quien negó la autenticidad de Juan Diego y
las apariciones).
La respuesta del Arzobispo primado de México fue: " No es importante el hecho de sí
Juan Diego existió, o nó. Lo importante es que la gente lo cree así, y esto es, lo que se
debe preservar". Independientemente, de la veracidad, o falsedad de los hechos antes
mencionados. Nos topamos con una manera de pensar y actuar anacrónica, por parte de
la jerarquía. Misma que es anatema para el pensador científico, y para el católico
racional. Lo más importante de acuerdo a ese criterio, es la fe del creyente. Sin tener en

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cuenta si el objeto del credo es verdadero o falso. Actitud fomentada con el propósito de
preservar las creencias fundamentales. Pero apoyándolas en mitos, magias y
superstición. Pero a pesar de las buenas intenciones, y lo efectiva que ha sido esta
estrategia. Es una actitud equivocada y deshonesta. Por ello, es labor de los católicos
pensantes, comenzar a separar la paja del trigo, y poco a poco, redefinir su vida, de
acuerdo al mensaje original de Jesucristo.

FILOSOFÍA DE LA CIENCIA

Filosofía de la ciencia, es la investigación sobre la naturaleza general de la práctica


científica. La filosofía de la ciencia se ocupa de saber cómo se desarrollan, evalúan y
cambian las teorías científicas, y si la ciencia es capaz de revelar la verdad de las
entidades ocultas y los procesos de la naturaleza. Su objeto es tan antiguo y se halla tan
extendido como la ciencia misma. Algunos científicos han mostrado un vivo interés por
la filosofía de la ciencia y unos pocos, como Galileo, Isaac Newton y Albert Einstein,
han hecho importantes contribuciones. Numerosos científicos, sin embargo, se han dado
por satisfechos dejando la filosofía de la ciencia a los filósofos, y han preferido seguir
'haciendo ciencia' en vez de dedicar más tiempo a considerar en términos generales
cómo 'se hace la ciencia'. Entre los filósofos, la filosofía de la ciencia ha sido siempre un
problema central; dentro de la tradición occidental, entre las figuras más importantes
anteriores al siglo XX destacan Aristóteles, René Descartes, John Locke, David Hume,
Emmanuel Kant y John Stuart Mill. Gran parte de la filosofía de la ciencia es
indisociable de la epistemología, la teoría del conocimiento, un tema que ha sido
considerado por casi todos los filósofos.

1. El problema de la Inducción

Los resultados de la observación y experimentación suministran la evidencia para


una teoría científica, pero no pueden demostrar que la teoría es correcta. Hasta la
generalización empírica más modesta, por ejemplo que toda agua hierve a la misma
temperatura, va más allá de lo que puede ser deducido de la evidencia en sentido estricto.
Si las teorías científicas no expresaran más que la evidencia que suele sustentarlas,
tendría poca utilidad. No podrían ser utilizadas para predecir el curso de la naturaleza, y
carecerían de poder explicativo.

El vínculo no demostrativo o inductivo entre la evidencia y la teoría plantea uno de


los problemas fundamentales de la teoría del conocimiento, el problema de la inducción,
dada su formulación clásica por David Hume, el filósofo escocés del siglo XVIII. Hume
consideró simples predicciones basadas en observaciones pasadas, por ejemplo, un
vaticinio como: el sol saldrá mañana, teniendo en cuenta que se ha observado que
siempre salía en el pasado. La vida sería imposible sin anticipar el futuro, pero Hume
construyó una argumentación excelente para mostrar que estas inferencias son
indefendibles desde presupuestos racionales. Esta conclusión puede parecer increíble,
pero la argumentación de Hume tiene todavía que ser contestada de un modo
concluyente. Admitía que las deducciones inductivas han sido por lo menos
razonablemente fiables hasta ahora, o no estaríamos vivos para considerar el problema,
pero afirmaba que sólo podemos tener una razón para continuar confiando en la
inducción si tenemos algún motivo para creer que la inducción seguirá siendo fiable en
el futuro. Hume demostró entonces que tal razón no es posible. El nudo del problema es

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que pretender que la inducción será una garantía en el futuro es, en sí misma, una
predicción y sólo podría ser justificada de manera inductiva, lo que llevaría a una
cuestión de principio. En concreto, mantener que la inducción quizá funcionará en el
futuro porque ha resultado útil en el pasado es razonar en círculo, asumiendo la
inducción para justificarla. Si esta argumentación escéptica es válida, el conocimiento
inductivo parece imposible, y no hay un argumento racional que se pueda plantear para
disuadir a alguien que opina, por ejemplo, que es más seguro salir de la habitación por
las ventanas que por la puerta.

El problema de la inducción se relaciona de forma directa con la ciencia. Sin una


respuesta a la argumentación de Hume, no hay razón para creer en ninguno de los
aspectos de una teoría científica que vaya más allá de lo que, en realidad, se ha
observado. El asunto no es que las teorías científicas no resulten nunca ciertas por
completo: esto es o debería ser una verdad obvia. El tema es más bien que no tenemos
ninguna razón para suponer, por ejemplo, que el agua que no hemos sometido a prueba
hervirá a la misma temperatura que el agua que hemos probado. Los filósofos han
realizado un continuo esfuerzo para resistir a esta conclusión escéptica. Algunos han
tratado de demostrar que los modelos científicos para sopesar evidencias y formular
inferencias son, de algún modo, racionales por definición; otros, que los éxitos pasados
de nuestros sistemas inductivos son susceptibles de emplearse para justificar su uso
futuro sin caer en círculos viciosos. Un tercer enfoque sostiene que, aunque no podamos
demostrar que la inducción funcionará en el futuro, sí podemos demostrar que lo hará si
algún método de predicción lo hace, por lo que es razonable utilizarlo. Mediante teorías
más recientes, algunos filósofos han sostenido que la actual fiabilidad de las prácticas
inductivas, algo que Hume no niega, basta para proporcionar conocimiento inductivo sin
otro requerimiento que el que la fiabilidad esté justificada. Karl Popper ha aportado una
respuesta más radical al problema de la inducción, una solución que constituye la base
de su influyente filosofía de la ciencia. De acuerdo con Popper, el razonamiento de
Hume de que las inferencias son injustificables desde una perspectiva racional es
correcto. Sin embargo, esto no amenaza la racionalidad de la ciencia, cuyas inferencias
son, aunque parezca lo contrario, deductivas en exclusiva. La idea central de Popper es
que mientras la evidencia nunca implicará que una teoría sea verdadera, puede rebatir la
teoría suponiendo que sea falsa. Así, un número de cuervos negros no implica que todos
lo cuervos sean negros, pero la presencia de un único cuervo blanco supone que la
generalización es falsa. Los científicos pueden, de esta forma, saber que una teoría es
falsa, sin recurrir a la inducción. Además, enfrentados a una elección entre dos teorías
opuestas, pueden ejercer una preferencia racional si una de las teorías ha sido refutada
pero la otra no; entonces es racional preferir una teoría que podría ser verdad respecto a
una que se sabe es falsa. La inducción nunca entra en escena, de modo que el argumento
de Hume pierde fuerza. Esta ingeniosa solución al problema de la inducción se enfrenta
con numerosas objeciones. Si fuera cierta, los científicos nunca tendrían ningún motivo
para creer que alguna de sus teorías o hipótesis son siquiera correctas por aproximación
o que alguna de las predicciones extraídas de ellas es verdad, ya que estas apreciaciones
sólo podrían ser justificadas por vía inductiva. Además, parece que la posición de
Popper ni siquiera permite a los científicos saber que una teoría es falsa, puesto que,
según él, la evidencia que podría contradecir una teoría, puede no ser nunca reconocida
como correcta. Por desgracia, las inferencias inductivas que los científicos plantean no
parecen ni evitables ni justificables.

2. El Problema de la Descripción

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Aunque la discusión de Hume sobre la justificación de la inducción representa un
hito en la historia de la filosofía, sólo ofrece una cruda descripción de cómo, para bien o
para mal, los métodos inductivos funcionan en realidad. Mantenía que la inferencia
inductiva es sólo un hábito de formación. Al haber visto muchos cuervos negros, de
modo tácito aplicamos la regla 'más de lo mismo' y suponemos que el próximo cuervo
que encontremos será también negro. Esto, como es evidente, no hace justicia a la
práctica inferencial de los científicos, ya que éstos infieren a partir de la observación de
entidades de una clase para llegar a la existencia y comportamiento de entidades de una
clase muy diferente y a menudo no observable. 'Más de lo mismo' no llevará a los
científicos desde lo que se ve en el laboratorio a la existencia de los electrones o los
campos electromagnéticos. ¿Cómo comprueban entonces los científicos sus teorías,
sopesan la evidencia y establecen inferencias? Este es el problema de la descripción en
contraste con el problema de la justificación de Hume.

El problema descriptivo puede parecer fácil de resolver: sólo hay que preguntar a los
científicos que describan lo que hacen. Es una ilusión. Los científicos pueden ser
eficaces sopesando evidencias, pero no son eficaces ofreciendo una declaración de
principios que recoja cómo llegan a ellos. Esto no es más sorprendente que el hecho de
que los nativos de habla inglesa sean incapaces de explicar los principios por los que
diferencian las oraciones gramaticales de las no gramaticales. Lo más sorprendente es
cuán difícil ha sido resolver el problema de la inducción incluso para los filósofos de la
ciencia que han dedicado a ello su actividad.

Quizá la forma más corriente de mostrar cómo se comprueban las teorías sea


mediante el modelo hipotético-deductivo, según el cual las teorías se comprueban
examinando las predicciones que implican. La evidencia que muestra que una predicción
es correcta, confirma la teoría; la evidencia incompatible con la predicción, rebate la
teoría, y cualquier otra evidencia es irrelevante. Si los científicos tienen una evidencia
suficiente que corrobora y una no evidencia que rebate, pueden inferir que la teoría
examinada es correcta. Este modelo, aunque es aproximado, parece en principio ser un
reflejo razonable de la práctica científica, pero está envuelto en dificultades concretas.
La mayoría de éstas demuestran que el modelo hipotético-deductivo es demasiado
permisivo, al tratar evidencias irrelevantes como si aportaran certezas materiales. Para
mencionar tan sólo un problema, la mayoría de las teorías científicas no implican
ninguna consecuencia observable por sí misma, sino sólo al relacionarse en conjunto con
otras suposiciones de base. Si no hay alguna clase de restricción sobre las suposiciones
admisibles, el modelo permitiría considerar cualquier observación como evidencia para
casi cualquier teoría. Esto es un resultado absurdo, pero es difícil en extremo especificar
las restricciones apropiadas. Dadas las dificultades que afronta el modelo hipotético-
deductivo, algunos filósofos han reducido sus miras y han intentado dar un modelo
mejor de refuerzo inductivo para una serie de casos más limitada. El caso más sencillo es
una generalización empírica del tipo 'todos los cuervos son negros'. Aquí parece claro
que los cuervos negros apoyan la hipótesis, los cuervos no negros la refutan, y los no
cuervos son irrelevantes. Aún así, esta modesta consideración entraña otros problemas.
Supongamos que aplicamos el mismo tipo de consideración a la hipótesis un tanto
exótica de que todas las cosas no negras no son cuervos. Los no negros no cuervos
(flores blancas, por ejemplo) la apoyan, los cuervos no negros la refutan, y los objetos
son irrelevantes. El problema surge cuando observamos que esta hipótesis equivale a la
hipótesis original del cuervo; decir que todas las cosas no negras son no cuervos es sólo
un modo poco usual de decir que todos los cuervos son negros. Entonces ¿cualquier

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evidencia que apoye una hipótesis apoya la otra? Esto nos deja, sin embargo, con la
conclusión bastante extraña de que las flores blancas proporcionan la evidencia de que
todos los cuervos son negros. Esta paradoja del cuervo parece un truco lógico, pero ha
resultado muy difícil de resolver.

3. Explicación.

Un reciente trabajo sobre el problema de los métodos de descripción inferencial en la


ciencia ha tratado de evitar la debilidad del modelo hipotético- deductivo yendo más allá
de las relaciones lógicas para responder a la conexión de la evidencia con la teoría.
Algunas consideraciones intentan describir cómo la plausibilidad de teorías e hipótesis
puede variar conforme se va avanzando en las comprobaciones, y han enlazado esta idea
con un cálculo formal de probabilidades. Otras apelan al contenido específico de las
hipótesis sometidas a comprobación, en especial las afirmaciones causales que hacen
muchas de ellas. En el siglo XIX, John Stuart Mill dio cuenta de las inferencias desde los
efectos a las causas que puede ser extendida para aportar un modelo de inferencia
científica. Uno de los procedimientos por el que se ha intentado esa expansión ha sido
recurriendo al concepto de explicación. La idea básica del modelo de inducción para la
mejor explicación es que los científicos infieren desde la evidencia válida a la hipótesis
que, de ser correcta, proporcionaría la mejor explicación de esa evidencia.

Si la inferencia para la mejor explicación debe de ser algo más que un eslogan, sin
embargo, se requiere alguna consideración independiente de explicación científica. El
punto de partida para la mayoría del trabajo filosófico contemporáneo sobre la
naturaleza de la explicación científica es el modelo deductivo-nomológico, según el cual
una explicación científica es una deducción de una descripción del fenómeno para ser
explicada desde un conjunto de premisas que incluye, por lo menos, una ley de la
naturaleza. Así, se podría explicar por qué sube el mercurio en un termómetro señalando
el ascenso de la subida en la temperatura a partir de una ley que relaciona la temperatura
y el volumen de los metales. El tema aquí es saber qué hace que algo sea una ley de la
naturaleza, otro de los tópicos centrales de la filosofía de la ciencia. No todas las
generalizaciones verdaderas son leyes de la naturaleza. Por ejemplo, la afirmación de
que todas las esferas de oro tienen un diámetro de menos de diez millas es una verdad
presumible pero no es una ley. Las genuinas leyes de la naturaleza parecen tener un tipo
de necesidad de la que carece la afirmación sobre las esferas de oro. Describen no sólo
cómo funcionan las cosas en realidad sino cómo, de algún modo, deben funcionar. Sin
embargo, está lejos de ser evidente cómo tendría que articularse esta noción de
necesidad.

Otra dificultad para el modelo deductivo-nomológico de explicación es que, al igual


que el modelo hipotético-deductivo de comprobación, con el cual mantiene una notable
similitud estructural, este modelo también es demasiado permisivo. Por ejemplo, el
periodo (la duración de una oscilación) de un péndulo determinado puede deducirse de
la ley que se refiere al periodo y recorrido de los péndulos en general, junto con el
recorrido de ese péndulo determinado. El recorrido del péndulo es considerado de modo
habitual como explicativo del periodo. Sin embargo, la deducción puede llevarse a cabo
en el sentido opuesto: es posible calcular el recorrido de un péndulo si se conoce su
periodo. Pero el periodo no está considerado por lo común como explicativo del
recorrido del péndulo. De este modo, mientras que la deducción funciona en ambos
sentidos, se considera que la explicación va sólo en un único sentido. Dificultades de

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esta índole han llevado a algunos filósofos a desarrollar procesos causales de
explicación, según los cuales explicamos los acontecimientos aportando información
sobre sus procesos causales. Este enfoque es atractivo, pero pide un análisis de
causalidad, un proyecto que se enfrenta a muchas de las mismas dificultades que tenía
analizar las leyes de la naturaleza. Además, se necesita decir más sobre qué causas de un
acontecimiento lo explican. El Big Bang es presumiblemente parte de la historia causal
de cada acontecimiento, pero no aporta una explicación adecuada para la mayoría de
ellos. Una vez más, hay un problema de permisividad excesiva.

4. Realismo e Instrumentalismo

Uno de los objetivos de la ciencia es salvar los fenómenos, construir teorías que


supongan una descripción correcta de los aspectos observables del mundo. De particular
importancia es la capacidad para predecir lo que es observable pero todavía no es
observado, ya que una predicción precisa hace factible la aplicación de la ciencia a la
tecnología. Lo que resulta más controvertido es si la ciencia debe también aspirar a la
verdad sobre aquello que no es observable, sólo por comprender el mundo, incluso sin
un propósito práctico. Aquellos que pretenden que la ciencia debería, y que así lo hace,
ocuparse de revelar la estructura oculta del mundo son conocidos como realistas. Para
éstos, las teorías tratan de describir esa estructura. Por oposición, aquellos que dicen que
la labor de la ciencia es sólo salvar los fenómenos observables son conocidos como
instrumentalistas, ya que para ellos las teorías no son descripciones del mundo invisible
sino instrumentos para las predicciones sobre el mundo observable. La disputa entre
realistas e instrumentalistas ha sido un tema constante en la historia de la filosofía de la
ciencia. Los científicos realistas no afirman que todo en la ciencia actual es correcto
pero, como era de esperar, afirman que las mejores teorías actuales son poco más o
menos verdaderas, que la mayoría de las entidades a las que se refieren existen en
realidad, y que en la historia de la ciencia las últimas teorías en un campo concreto han
estado por lo común más próximas a la verdad que las teorías que sustituían. Para los
realistas, el progreso científico consiste sobre todo en generar descripciones cada vez
más amplias y exactas de un mundo en su mayor parte invisible.

Algunos instrumentalistas niegan que las teorías puedan describir aspectos no


observables del mundo sobre la base de que no se pueden llenar de significado las
descripciones de lo que no puede ser observado. Según esta idea, las teorías de alto nivel
son ingenios de cálculo sin significado literal: no son más descripciones del mundo que
lo que son los circuitos de una calculadora electrónica. Otros instrumentalistas han
afirmado que las teorías son descripciones, pero sólo del mundo observable. Hablar de
partículas atómicas y campos gravitatorios sólo es en realidad una taquigrafía de
descripciones de interpretaciones punteras y un movimiento observable. La versión
contemporánea más influyente del instrumentalismo, conocida como empirismo
constructivo, adopta una tercera vía. El significado de las teorías tiene que ser creído
literalmente. Si una teoría parece contar una historia sobre partículas invisibles, entonces
esa es la historia que se cuenta. Los científicos, sin embargo, nunca tienen derecho o
necesidad de creer que esas historias son verdad. Todo lo más que puede o necesita ser
conocido es que los efectos observables de una teoría —pasada, presente y futura— son
verdaderos. La verdad del resto de la teoría es cómo pueda ser: toda la cuestión es que la
teoría cuenta una historia que produce sólo predicciones verdaderas acerca de lo que, en
principio, pudiera ser observado.

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El debate entre realistas e instrumentalistas ha generado argumentos por parte de
ambas escuelas. Algunos realistas han montado un razonamiento de no-milagro.
Realistas e instrumentalistas están de acuerdo en que nuestras mejores teorías en las
ciencias físicas han tenido un notable éxito de predicción. El realista mantiene que este
éxito sería un milagro si las teorías no fueran por lo menos verdaderas por aproximación.
Desde un punto de vista lógico es posible que una historia falsa en su totalidad sobre
entidades y procesos no observables pudiera suponer todas esas predicciones verdaderas,
pero creer esto es bastante improbable y, por lo tanto, irracional. Planteado el supuesto
de que a una persona se le da un mapa muy detallado, cuyo contenido describe con gran
detalle el bosque en el que se encuentra, incluso muchos desfiladeros y picos de
montañas inaccesibles. Examina el mapa contrastando los datos en diferentes lugares y,
en cada caso, lo que ve es justo como lo pinta el mapa. Queda la posibilidad de que el
mapa sea incorrecto por completo en las zonas que no ha examinado, pero esto no
resulta verosímil. El realista mantiene que la situación es análoga para toda teoría
científica que haya sido bien comprobada.

Los instrumentalistas han hecho numerosas objeciones al razonamiento del 'no


milagro'. Algunos han afirmado que incurre en la petición de principio, tanto como el
argumento considerado con anterioridad, de que la deducción funcionará en el futuro
porque ha funcionado en el pasado. Inferir del éxito observado de una teoría científica la
verdad de sus afirmaciones sobre los aspectos no observables del mundo es utilizar en
concreto el modo de deducción cuya legitimidad niegan los instrumentalistas. Otra
objeción es que la verdad de la ciencia actual no es en realidad la mejor explicación de
su éxito de observación. Según esta objeción, Popper estaba en lo cierto, al menos,
cuando afirmó que la ciencia evoluciona a través de la supresión de las teorías que han
fracasado en la prueba de la predicción. No es de extrañar que se piense, por lo tanto,
que las teorías que ahora se aceptan han tenido éxito en cuanto a la predicción: si no lo
hubieran tenido, ahora no las aceptaríamos. Así, la hipótesis que mantiene que nuestras
teorías son ciertas no necesita explicar su éxito de predicción. Por último, algunos
instrumentalistas recurren a lo que se conoce como la indeterminación de la teoría por
los datos. No importa el grado de validez de la evidencia, sabemos que hay en principio
innumerables teorías, incompatibles entre sí pero todas compatibles con esa evidencia.
Como mucho, una de esas teorías puede ser verdadera. Tal vez si la objeción resulta
válida, es poco probable que la teoría elegida como eficaz sea la verdadera. Desde este
punto de vista, lo que sería milagroso no es que las teorías de éxito a las que llegan los
científicos sean falsas, sino que sean verdaderas.

Una de los razonamientos recientes más populares de los instrumentalistas es la


'inducción pesimista'. Desde el punto de vista de la ciencia actual, casi todas las teorías
complejas con más de cincuenta años pueden ser entendidas como falsas. Esto se oculta
a menudo en la historia de la ciencia que presentan los libros de texto de ciencia
elementales, pero, por ejemplo, desde el punto de vista de la física contemporánea,
Kepler se equivocaba al afirmar que los planetas se mueven en elipses, y Newton al
sostener que la masa de un objeto es independiente de su velocidad. Pero si todas las
teorías pasadas han sido halladas incorrectas, entonces la única deducción razonable es
que todas, o casi todas, las teorías actuales serán consideradas erróneas de aquí a otro
medio siglo. En contraste con esta discontinuidad en la historia de las teorías, según el
instrumentalismo se ha producido un crecimiento constante y sobre todo acumulativo en
el alcance y precisión de sus predicciones observables. Cada vez han llegado a ser
mejores salvando los fenómenos, su único cometido apropiado.

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Se han planteado varias respuestas a la inducción pesimista. La mayoría de los
realistas han aceptado tanto la premisa de que las teorías del pasado han sido falsas y la
conclusión de que las teorías actuales serán quizá falsas también. Sin embargo, han
insistido en que todo esto es compatible con la afirmación central realista de que las
teorías tienden a mejorar las descripciones del mundo respecto a aquéllas a las que
reemplazan. Algunos realistas también han acusado a los instrumentalistas de exagerar el
grado de discontinuidad en la historia de la ciencia. Se puede cuestionar también la
validez de una deducción desde el grado de falsedad pretérito al actual. De acuerdo con
los realistas, las teorías actuales han sustituido a sus predecesoras porque ofrecen un
mejor tratamiento de la evidencia cada vez más amplio y preciso; por eso está poco claro
por qué la debilidad de las viejas teorías debería ir en contra de las que las sucedan.

5. Objetividad y Relativismo

Aunque realistas e instrumentalistas discrepan sobre la capacidad de la ciencia para


describir el mundo invisible, casi todos coinciden en que la ciencia es objetiva, porque
descansa sobre evidencias objetivas. Aunque algunos resultados experimentales son
inevitablemente erróneos, la historia de la evidencia es en gran parte acumulativa, en
contraste con la historia de las teorías de alto nivel. En resumen, los científicos
sustituyen las teorías pero aumentan los datos. Sin embargo, esta idea de la objetividad y
autonomía de la evidencia observacional de las teorías científicas ha sido criticada, sobre
todo en los últimos 30 años. La objetividad de la evidencia ha sido rechazada partiendo
de la premisa de que la evidencia científica está, de manera inevitable, contaminada por
las teorías científicas. No es sólo que los científicos tiendan haber lo que quieren ver,
sino que la observación científica es sólo posible en el contexto de presuposiciones
teóricas concretas. La observación es "teoría cargada". En una versión extrema de esta
idea, las teorías no pueden ser probadas, ya que la evidencia siempre presupondrá la
misma teoría que se supone tiene que probar. Versiones más moderadas permiten alguna
noción de la prueba empírica, pero siguen introduciendo discontinuidades históricas en
la evidencia para compararla con las discontinuidades en el ámbito teórico. Si todavía es
posible hacer algún juicio del progreso científico, no puede ser en términos de
acumulación de conocimiento, ya se trate de un enfoque teórico o desde el punto de vista
de la observación.

Si la naturaleza de la evidencia cambia conforme cambian las teorías científicas, y la


evidencia es nuestro único acceso a los hechos empíricos, entonces quizá los hechos
también cambien. Este es el relativismo en la ciencia, cuyo representante reciente más
influyente es Thomas Kuhn. Al igual que el gran filósofo alemán del siglo XVIII
Emmanuel Kant, Kuhn mantiene que el mundo que la ciencia investiga debe ser un
mundo hasta cierto punto constituido por las ideas de aquellos que lo estudian. Esta
noción de la constitución humana del mundo no es fácil de captar. No ocurre lo mismo
que en la visión idealista clásica que explica que los objetos físicos concretos sólo son en
realidad ideas reales o posibles, implicando que algo es considerado como objeto físico o
como un objeto de cierto tipo, por ejemplo una estrella o un planeta, sólo en la medida
en la que la gente así los categoriza. Para Kant, la contribución que parte de la idea y
lleva a la estructura del mundo es sustancial e inmutable. Consiste en categorías muy
generales tales como espacio, tiempo y causalidad. Para Kuhn, la contribución es
asimismo sustancial, pero también muy variable, ya que la naturaleza de la contribución
viene determinada por las teorías y prácticas concretas de una disciplina científica en un
momento determinado. Cuando esas teorías y prácticas cambian, por ejemplo, en la

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transición desde la mecánica newtoniana a las teorías de Einstein, también cambia la
estructura del mundo sobre la que tratan este conjunto de teorías. La imagen de los
científicos descubriendo más y más sobre una realidad idea independiente aparece aquí
rechazada por completo.

Aunque radical desde el plano metafísico, el concepto de ciencia de Kuhn es


conservador desde una perspectiva epistemológica. Para él, las causas del cambio
científico son, casi de forma exclusiva, intelectuales y pertenecen a una reducida
comunidad de científicos especialistas. Hay, sin embargo, otras opciones actuales de
relativismo sobre la ciencia que rechazan esta perspectiva de carácter interno, e insisten
en que las principales causas del cambio científico incluyen factores sociales, políticos y
culturales que van mucho más allá de los confines del laboratorio. Ya que no hay razón
para creer que estos factores variables conducen al descubrimiento de la verdad, esta
idea social constructivista de la ciencia es quizás casi más hostil al realismo científico
que lo es la posición kuhniana.

CUESTIONARIOS FILOSÓFICOS

CUESTIONARIO Nº 1

LA ENSEÑANZA DE LA FILOSOFIA
1. La filosofía es un conocimiento considerado de:
a) Primer grado
b) Segundo grado
c) Tercer grado
d) Cuarto grado
e) Es un seudoconocimiento
2. Ortega y otros filósofos contemporáneos plantean a la filosofía como:
a) Eminentemente práctica.
b) Eminentemente teórica
c) Con utilidad existencial.
d) Carente de utilidad.
e) Como reflexión y praxis.
3. La enseñanza de la filosofía está constituida a través de:
a) Leyes.
b) Principios.
c) Hipótesis.
d) Conjunto de métodos y técnicas.
e) Silogismos y proposiciones.
4. En la antigüedad la “Retórica” estaba relacionada con:
a) La oratoria.
b) La metafísica.
c) La sofística.
d) La gimnasia.
e) La teoría del conocimiento
5. En la antigua Grecia, se consideraban sabios a:
a) Los retóricos.
b) Filósofos.
c) Adivinos, poetas o médicos.

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d) Músicos.
e) Al genio.
6. El verbo “Filosofar”, aparece por primera vez en el texto de:
a) Heráclito
b) Gorgias
c) Epicuro
d) Herodoto
e) Empédocles
7. Muchos de los problemas filosóficos poseen un carácter general que sobre pasa el
marco histórico y social en el que han surgido; por eso decimos que la filosofía es:
a) Sintética.
b) Interpretativa.
c) Intemporal.
d) Fundamental.
e) Es inherente a todos los hombres.
8. A diferencia de las ciencias, la filosofía es un estudio integral o global, por eso es:
a) Es un saber eminentemente disciplinar.
b) Metódica.
c) Problemática.
d) Racional.
e) Totalizadora.
9. ¿Cuál es el objeto de estudio de la filosofía?
a) La razón.
b) El hombre.
c) La existencia.
d) El devenir.
e) No tiene objeto de estudio.
10. Estudia los principios y causas más próximas y absolutos de la realidad:
a) Cosmología
b) Ontología
c) Hermenéutica
d) Metafísica
e) Semántica
11. Se puede intentar definir al hombre a través de:
a) La filosofía de la religión.
b) La filosofía de la cultura.
c) La Antropología filosófica.
d) Deontología.
e) La estética o filosofía del arte.
12. El estudio de los términos, signos, símbolos y alegorías es realizado por:
a) La semántica
b) La ontología
c) La filosofía del lenguaje
d) La axiología
e) La metafísica
13. La diosa “Temis” de la mitología griega; hoy se nos presenta como:
a) Un símbolo
b) Una alegoría
c) Un signo
d) Un mito

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e) Un dato histórico
14. La Filología es el estudio de:
a) La filosofía antigua
b) El origen de las lenguas
c) La semántica
d) La ética
e) El problema del lenguaje
15. Las preguntas que caracteriza a la filosofía; ¿Quién soy?, ¿De donde vengo?, ¿Asía
donde voy?, ¿Qué debo hacer?, ¿Qué me cabe esperar?. Pertenece a:
a) Aristóteles
b) Hegel
c) Descartes
d) Kant
e) Platón

CUESTIONARIO Nº 2

EL PROCESO DE LA FILOSOFIA
1. ¿Dónde se afirma que se inició la filosofía?.
a) Asia
b) Grecia
c) Egipto
d) América
e) Medio Oriente
2. Es considerado el iniciador de la Filosofía; además predijo el primer eclipse en la
historia de la ciencia y explicó racionalmente los temblores:
a) Sócrates
b) Aristóteles
c) Pitágoras
d) Anaximandro
e) Thales de Mileto
3. ¿Cuál era el problema fundamental de la filosofía pre-socrática?
a) La ciencia
b) La cosmología
c) La naturaleza
d) El espíritu
e) El hombre
4. ¿Para Anaxímenes cuál era el principio unificador del Universo?
a) El agua
b) El logos
c) El aire
d) El fuego
e) El espíritu
5. ¿Cuál es el aporte de Pitágoras al proceso del conocimiento?
a) Ética y moral
b) Racionalismo
c) Matemática y Astrología
d) Cosmología y Física

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e) Filosofía de la religión
6. ¿Con cuál de los términos se relaciona Heráclito?
a) Fuego
b) Aire
c) Nous
d) Logos
e) Apeirón
7. Qué se entiende por “Logos”.
a) Ciencia y razón
b) Ciencia y virtud
c) Ciencia y espíritu
d) Ciencia y conocimiento
e) Ciencia y acción
8. ¿Cuál es el principio unificador de Demócrito?
a) Alma
b) Espíritu
c) Agua
d) Aire
e) Átomo
9. ¿Quiénes son considerados Sofistas?
a) Los poetas
b) Los escritores del siglo V
c) Los dialécticos
d) Los carentes de lógica
e) Los filósofos pre-socráticos
10. Sócrates fue maestro de:
a) Pitágoras
b) San Agustín
c) Aristóteles
d) Demócrito
e) Platón
11. Se conoce como el método socrático.
a) Mayéutica
b) Hermenéutica
c) Fenomenología
d) Sofística
e) Racionalismo
12. Es considerada obra importante de Platón
a) “Magna Moral”
b) “La Filosofía Primera”
c) “Los Modos del ser”
d) “La República”
e) “Las Categorías”
13. ¿Cuál es la característica fundamental de Platón?
a) Espiritualista
b) Cosmogónico
c) Atomista
d) Cientificista
e) Idealista
14. Aristóteles aporta a la Filosofía con conceptos de:

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a) Acto y potencia
b) Sicología
c) Metafísica
d) Dios
e) Ética
15. Corriente que afirma que no se puede dar el conocimiento.
a) El apriorismo
b) El racionalismo
c) El empirismo
d) El escepticismo
e) La Fenomenología

CUESTIONARIO N° 3

PRINCIPALES CORRIENTES FILOSÓFICAS.


1. El pensamiento nihilista afirma:
a) Todo existe, todo se puede conocer.
b) La nada, no nada.
c) Todo es relativo.
d) Todo cambia.
e) Nada existe, si existiese, nadie podría conocerlo.
2. El relativismo tiene relación con:
a) “Todo cambia, todo es permanente fluir”.
b) “La virtud es lo más importante en el hombre”.
c) “Pienso luego existo”.
d) “El hombre es la medida de todas las cosas”.
e) “No existe hombre malo sino ignorancia de las buenas acciones”.
3. ¿Qué es el agnosticismo?
a) La negación a la posibilidad del conocimiento de Dios.
b) El conocimiento relativo de Dios.
c) La experiencia trascendente con el espíritu.
d) La relación con lo suprasensible.
e) La teología natural.
4. ¿A qué personaje pertenece la teoría de: “Los dos mundos”?
a) Santo Tomás de Aquino.
b) San Agustín.
c) San Buenaventura.
d) Sócrates.
e) Platón.
5. ¿Quién afirma expresamente la inmortalidad del alma?
a) Aristóteles en “La Trascendencia del ser”
b) San Agustín en “La Ciudad de Dios”
c) Santo Tomás en “La Suma Teológica”
d) Platón en “Diálogo de Fedón”
e) Heráclito en “La Idea de Mutación”
6. El hilemorfismo se refiere a la teoría que sostiene que:
a) Determinados entes constan de materia y forma.
b) El hombre esta compuesto de cuerpo y alma.
c) La inmortalidad del alma.

137
d) La materia esta compuesta por átomos indivisibles.
e) Los entes también son seres antológicos.
7. ¿Cuál es el concepto Aristotélico de Substancia?
a) Lo primero que existe
b) Lo que esta debajo
c) Lo inmutable
d) Lo trascendente
e) Lo que permanece.
8. ¿Cuál es la idea de esencia?
a) Lo principal en los seres
b) Aquello que no cambia por el tiempo
c) Lo comprimido de las cosas
d) Lo accidental en las cosas
e) Lo que hace que algo sea y no sea otra cosa
9. La Teodicea o Teología Natural trata de:
a) Al hombre y a Dios.
b) El conocimiento de Dios a través de la filosofía.
c) A los ángeles.
d) La justificación de Dios.
e) La experiencia de Dios.
10. ¿Qué sostiene el Panteísmo?
a) No se puede conocer a Dios
b) Dios es el principio y final de todas las cosas.
c) Al conocerse el hombre asimismo, es Dios en realidad quien se conoce
así mismo.
d) Sólo las buenas obra nos acercan a Dios.
e) El bien sólo viene de Dios.
11. Es el arte de anunciar, traducir, interpretar, exponer, explicar:
a) Racionalismo.
b) Epicureismo.
c) Idealismo.
d) Hermenéutica.
e) Conceptualismo
12. La fe presenta tres aspectos:
a) “Pensar, sentir, actuar”
b) “Creer, creer, creer”
c) “Creer algo, creer a alguien, creer en alguien”
d) “Sentir, creer, pensar”
e) “Actuar, rezar, meditar”
13. Pone en duda el conocimiento verdadero:
a) Maniqueísmo
b) Arrianismo
c) Escepticismo.
d) Sensualismo
e) Idealismo.
14. A quién pertenece la frase: “Ama y haz lo que quieras”
a) San Pablo
b) Sócrates
c) Cristo
d) Santo Tomás

138
e) San Agustín.
15. El “Eclecticismo” se refiere al:
a) Conocimiento especulativo.
b) Conocimiento comparativo.
c) Unión de conocimientos y criterios.
d) Rechazo a todo conocimiento.
e) Conocimiento científico.

CUESTIONARIO N° 4

LA FILOSOFIA MEDIEVAL
1. ¿Cuál es el periodo de desarrollo de la filosofía medieval?.
a) Desde los orígenes hasta el siglo V a.C.
b) Del siglo V al siglo XV.
c) Siglos XV y XVI.
d) Del siglo XVII a fines del siglo XIX.
e) De fines del siglo XIX a nuestros días.
2. Después de la caída del Imperio Romano, se pierden grandes realizaciones del
pensamiento grecolatino. ¿Cuales son las obras que sobre viven?.
a) “Consolidacion de la Filosofía”; de Boecio, y las obras de San Agustín.
b) El poema de “Rerum Natura” de Lucrecio.
c) Las “Enneadas” de Plotino.
d) La “apologética” de San Justino, Tertuliano, Lactamcio.
e) La “Ataraxia” de Epicuro.
3. El que hacer intelectual Medieval se refugia en:
a) Conventos y Abdias.
b) Universidades.
c) Iglesias y monasterios.
d) Institutos.
f) Centros de Formación Intelectual.
4.¿Que es la Escolástica?.
a) El resultado de la influencia de la Patrística
b) La influencia de la filosofía aristotélica.
c) El pensamiento grecolatino
d) El desarrollo de la Iglesia en el Medioevo
e) Es un producto de la enseñanza.
5. La Escolástica es una filosofía al servicio de:
a) Las universidades
b) La Religión
c) La teología
d) Los Benedictinos
e) Las escuelas catedralicias.
6. Obra importante de Rene Descartes:
a) “El discurso del Método”.
b) “La formación del Pensamiento Moderno”.
c) “Los Grandes Pensadores”.
d) “La Monadología”.
e) “Novum Organum”.

139
7. La Antigua Escolástica esta relacionada con:
a) Alejandro de Hales
b) San Anselmo de Canterbury.
c) Santo Tomás de Aquino.
d) Agusto Comte.
e) Von Hartmann.
8. La alta Escolástica (siglo XIII), esta relacionada con:
a) Juan de Salisbury.
b) San Buenaventura, San Alberto Magno, Santo Tomás de Aquino.
c) Pico de la Mirándola.
d) Pietro Pomponazzi.
e) Nicolás Maquiavelo.
9. Qué personaje tiene también gran aporte en la Escolástica:
a) Guillermo de Occam.
b) Juan Buridán.
c) Juan Duns Escoto.
d) San Bernardo de Claraval.
e) Kepler.
10. Qué otras corrientes religiosas discurren también en el medioevo.
a) Los ortodoxos.
b) Los agnósticos.
c) Los calvinistas y metodistas.
d) Los luteranos y arrianistas.
e) Musulmanes y judíos.
11. La Filosofía Medieval está influenciada de la filosofía grecolatina a través de:
a) Sócrates.
b) Aristóteles.
c) Platón.
d) Heráclito.
e) Zenón de Elea.
12. ¿Cuál es la idea de Dios en el Hombre Medieval?.
a) Un Dios Trascendente y personal donde se funda todo ser y todo valor.
b) Un Dios a la medida del hombre.
c) Dios encarnado en cada hombre.
d) El hombre se siente como un dios encadenado.
e) Dios es el principio y fin de las cosas.
13. Es considerado el Padre de la Escolástica.
a) San Buenaventura.
b) San Anselmo.
c) San Agustín.
d) San Alberto Magno.
e) Santo Tomás de Aquino.
14. La “Suma Teológica”, de Santo Tomás de Aquino, comienza con el tema de:
a) El tema de la fe.
b) Los ángeles.
c) El credo Nicenoconstantinopolitano.
d) Las postrimerías.
e) La existencia de Dios.
15. Etimológicamente “alma”, viene de la voz griega “ánima”, que significa:
a) Inmortal.

140
b) Eterno.
c) Movimiento.
d) Contingencia.
e) Espíritu.

CUESTIONARIO N° 5

LA FILOSOFIA DEL RENACIMIENTO.


1. La Filosofía del Renacimiento se desarrolla en:
a) Siglo V al S. XV
b) De fines del S. XIX, hasta nuestros días.
c) Siglo XVII, a fines del S. XIX.
d) Siglos X y XI.
e) Siglos XV y XVI.
2. Porque surge el fenómeno Renacentista:
a) La idea de un mundo finito.
b) Como consecuencia de la técnica y ciencia, los descubrimientos
geográficos.
c) Por la escolástica decadente.
d) El cambio de imagen religiosa del hombre medieval.
e) Por la obra "La Suma Teológica" de Santo Tomás de Aquino.
3. En que consiste el sistema astronómico de Copérnico
a) La tierra es el centro del universo.
b) El hombre es un microcosmos frente al macrocosmos del universo.
c) La explicación de la existencia se puede dar a través de la interpretación
de la vía láctea.
d) El hombre es la medida de todas las cosas.
e) La negación de todo centro absoluto.
4. En el Renacimiento se habla de un mundo inmanente, que significa:
a) Lo trascendente, lo que esta más allá.
b) "Permanecer en ", no traspasar, lo opuesto a trascendendencia.
c) Lo presente en la existencia.
d) Lo que tiene principio y no tiene fin.
e) Lo que no tiene principio y no tiene fin.
5. El interés Renacentista es una vuelta hacia:
a) El hombre.
b) El espíritu.
c) La filosofía.
d) La teología.
e) La ciencia.
6. El redescubrimiento del legado humanista de escritores clásicos pertenece:
a) La filosofía grecolatina.
b) La filosofía contemporánea.
c) La metafísica trascendental.
d) El renacimiento.
e) A la alta escolástica.
7. Son personajes importantes en el pensamiento renacentista:
a) Pietro Pomponazzi, Pico de la Mirándola, Nicolás Maquiavelo.
b) Spinoza, Leibniz, Malebranche.

141
c) Blas Pascal, San Anselmo de Canterbury
d) Diderot y D´Alembert
e) Condillac, Francisco Sánchez, Guillermo de Occam.
8. Giordano Bruno busca interpretar:
a) El humanismo conservador.
b) El cosmos claramente panteísta, con la valoración individualista de la
multiplicidad y singularidad de las sustancias.
c) El tema de la Ilustración.
d) Las corrientes filosóficas del pasado.
e) La filosofía como esclava de la teología.
9. Es considerado el más grande humanista del renacimiento:
a) Galileo Galilei.
b) Kepler.
c) Copérnico.
d) Luis Vives.
e) Erasmo de Rotterdam.
10. Destacado pensador Español del siglo XV y XVI:
a) Francisco Súarez.
b) Nicolás de Cusa.
c) Miguel de Montaigne.
d) Giordano Bruno.
e) Blas Pascal.
11. El pensamiento moderno se caracteriza por:
a) La superación de lo moderno por lo antiguo.
b) El desarrollo de la ciencia y tecnología.
c) La preocupación de los problemas gnoseológicos.
d) La efervescencia renacentista.
e) Porque ofrece gran riqueza de corrientes y doctrinas.
12. El Renacimiento es sinónimo de:
a) Tecnología.
b) Humanismo.
c) Gnoseología.
d) Modernismo.
e) Escolástica.
13. La Filosofía del derecho en el Renacimiento pertenece a:
a) Francisco Suárez
b) Campanella
c) Telesio.
d) Descartes.
e) Maquiavelo.
14. La frase: “El giro Copernicano”, está relacionado con:
a) Heliocentrismo.
b) Hilemorfismo.
c) Atomismo.
d) Conceptualismo.
e) Eclecticismo.
15. La obra. “Nueva Atlántida”, que es una lista de inventos de la ciencia y la
técnica del siglo XVII; pertenece a:
a) Galileo
b) Kepler

142
c) Melanchton
d) F. Bacon
e) Lutero

CUESTIONARIO Nº 6

LA FILOSOFÍA MODERNA.
1. La Filosofía del siglo XVIII es también llamada:
a) Filosofía de las estructuras conceptuales
b) Conjunto de sistemas especulativos
c) Del entendimiento humano
d) De la ilustración
e) Del barroco.
2. La Filosofía del siglo XVIII se inclina sobre todo por los problemas:
a) Gnoseológicos
b) Religiosos
c) Antropo Filosóficos
d) De la ciencia
e) Del espíritu.
3. La Filosofía de este siglo sostenía que los orígenes de la ciencia debe buscarse en
la percepción, en el conocimiento sensible a través de la experiencia, esto es:
a) Conceptualismo
b) Idealismo
c) Empirismo
d) Racionalismo
e) Metafísica.
4. Además de Francisco Bacón, los personajes que marcan tres grandes hitos del
pensar moderno son:
a) Tomás Hobbes, Spinoza
b) Diderot y D’Alembert
c) Cristian Wolf, Lebniz, Maine de Biran
d) Adam Smith, Stuart Mill, Nietzzche
e) John Locke, George Berkeley y David Hume.
5. La segunda corriente del siglo XVIII es la que pertenece a Rene Descartes,
conocida como:
a) Idealismo
b) Fenomenología
c) Conceptualismo
d) Racionalismo
e) Empirismo.
6. Obra importante de Descartes:
a) “El discurso del método”
b) “La formación del pensamiento moderno”
c) “Los grandes pensadores”
d) “La monadología”
e) “Movum Organum”.
7. A que se refiere “Cogito ergo sum”
a) “Conciencia de si”
b) “División atencional”
c) “Primero yo, luego las cosas”

143
d) “Primero las cosas luego existo”
e) “Pienso, luego existo”.
8. A demás de Malembranche, Spinoza y Leibniz, con su concepción mecánica del
cosmos. La figura notable de la filosofía y la espiritualidad religiosa moderna es:
a) Blas Pascal
b) René Descartes
c) García Morente
d) Bacón
e) John Locke.
9. Manuel Kant (1724-1804) propone y desarrolla un nuevo planteo de la
problemática filosófica que tuvo un efecto revolucionario a través de su obra:
a) “Discurso del Método”
b) “Fundamentación de la metafísica de las costumbres”
c) “El pensamiento vivo de Kant”
d) “Discurso preliminar de la enciclopedia”
e) “Crítica de la razón pura”.
10. El siglo XVIII señala también un interés marcado por los problemas de la
organización social y política y la compresión histórica a través de:
a) Victor Cousin, F. H. Bradley
b) Voltaire, Motesquieu, Rousseau
c) Turgot, Condocrt, Vico
d) Adam Smith, Maine de Biran
e) Tomas Reid, D.Stewart.
11. En la época moderna se afirma que una hipótesis o teoría es creíble si de ella se
deduce resultados comprobables mediante:
a) Principios y premisas.
b) Variables dependientes, independientes.
c) Variables aleatorias
d) La deducción
e) La experimentación u observación.
12. La época moderna toma como fuente de saber superior e incluso independiente
de la experiencia (herencia de Parmenides), a:
a) La fe.
b) La razón
c) La iluminación
d) La deducción
e) La argumentación
13. La ciencia procura llegar a unas leyes generales, que permitan deducir
lógicamente conclusiones observables, cuando éstas son comprobadas de forma
experimental, la ley general adquiere el rango de:
a) Hipótesis de trabajo.
b) Ley general.
c) Técnica demostrable.
d) Teoría científica
e) Teoría cuantificacional.
14. Movimiento filosófico surgido en el siglo XX, principalmente en el Reino Unido
y Estados Unidos, después de la Segunda Guerra Mundial.
a) La Filosofía Analítica.
b) La Filosofía de la Cultura
c) Filosofía de la Religión

144
d) El Círculo de Viena.
e) El Ecumenismo.
15. Critica la modernidad en el marco de la crítica a las pretensiones objetivas y
absolutizantes de la ciencia; representante Feuerbach.
a) La dialéctica positiva.
b) El positivismo absoluto
c) El idealismo absoluto
d) El anarquismo metodológico
e) La fenomenología.

CUESTIONARIO Nº 7

PRINCIPALES CORRIENTES FILOSOFICAS CONTEMPORÁNEAS


1. En el siglo XIX destacan grandes concepciones especulativas semejantes a las que
habían prosperado en el pasado filosófico:
a) Fenomenología
b) Historicismo
c) Existencialismo
d) Idealismo
e) Vitalismo
2. Pensadores que destacan en el idealismo Alemán:
a) Jaspers, Heidegger y Sartre
b) Feuerbach y Haekel
c) Soren Kierkegaard, Marx, Maine de Biran
d) Nietzsche, Brentano, Dilthey
e) Fichte, Schelling y Hegel
3. Alimentadas por el progreso de la ciencia positiva, cobran mucha fuerza en este siglo,
el materialismo y materialismo dialéctico a través de:
a) Brentano
b) F. Engels
c) Spancer
d) Agusto Comte
e) Stuart Mill
4. A lo largo del ochocientos, aparece el positivismo que continúa la gran tradición
empirista moderna, iniciada por:
a) Schelling
b) Víctor Cousin
c) F.H. Bradley
d) Schopenhauer
e) Agusto Comte
5. Otro actor de la reflexión de este siglo es el de las “filosofías d ela vida y la historia”,
incluyendo autores dispares, pero son figuras notables.
a) Mainé de Birán y Soren Kier Kegaard, Nietzsche, Dilthey
b) Rudolf Carnap y J. Ayer
c) Ludwing Wittgenstein, Benedetto Crocé y René Le Senne
d) Jacques Maritain, Max Scheler, John Dewey
e) Henry Bergson, E. Cassirer.
6. Representante del Ontologismo Crítico:
a) Hans-Georg Gadamer.
b) Willard van Orman Quine.

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c) Peter Frederick Strawson
d) John Langshaw Austin
e) Nicolay Hartmann
7. Representante del Neoescolasticismo:
a) Gilbert Ryle.
b) Jeaques Maritain.
c) Alfred North Whitehead
d) Francis Herbert Bradley
e) George Edward
8. Representante del Neokantismo, entre otros:
a) Ernst Mach.
b) Gottlob Frege
c) Ernest Cassirer.
d) George Edward Moore
e) Moritz Schlick
9. Henry Bergson; aportó al pensamiento contemporáneo a través del:
a) Pragmatismo
b) Materialismo
c) El empirismo Lógico.
d) El escepticismo moderado
e) Vitalismo
10. Corriente de pensamiento filosófico “Las filosofías de la Vida”, pertenecen a:
a) L. Klages, Ortega.
b) Alfred Jules Ayer
c) Karl Raimund Popper.
d) John Locke,
e) George Berkeley,
11. Máximo representante del positivismo a través de su obra; “Curso de Filosofía
Positiva”.
a) José Ferrater Mora
b) Aguste Comte
c) Manuel Garrido Jiménez
d) Manuel Sacristán
e) Orman Quine
12. Obra importante de L. Wittgenstein
a) “Lenguaje, verdad y Lógica”
b) “Doctrinas Filosóficas”
c) “La Filosofía del Siglo XX”
d) “Tractatus”
e) “Crátilo”
13. Fundador de la Fenomenología:
a) Maurice Meleau-Ponty
b) Jean – Paul Sartre
c) Martín Heidegger
d) Edmund Husserl.
e) Max Scheler
14. Fundador del Existencialismo Moderno:
a) Moritz Schlick
b) George Edward Moore
c) Ernst Mach

146
d) Herbert Spencer
e) Soren Kierkegaard
15. Autor de la frase “Dios ha Muerto”; rechazando toda la tradición judeocristiana por
ideales paganos.
a) Friedrich Nietzsche.
b) John Stuart Mill
c) Claude Henri de Rouvroy
d) Alfred J. Ayer
e) Rudolf Carnap

CUESTIONARIO N° 8

TEORIA DEL VALOR O AXILOGÍA


1. La axiología es una disciplina filosófica que estudia los problemas referentes a la
captación y realización de:
a) Las ciencias
b) Las almas
c) Los comportamientos
d) Los valores
e) Las costumbres
2. Son factores del acto valorativo
a) Factores sensoriales espirituales
b) Factores gnoseológicas, epistemológicas
c) Factores racionales sensoriales
d) Factores activos, valorativos
e) Factores afectivos, activos
3. El fundamento del valor esta relacionado con:
a) Positivismo, racionalismo
b) Subjetivismo, intencionalismo
c) El subjetivismo, objetivismo, el relacionismo
d) Objetivismo, pragmatismo, utilitarismo
e) Racionalismo, utilitarismo, subjetivismo
4. Para el relacionismo el valor es:
a) Una expresión humana de las leyes de la naturaleza.
b) Una expresión humana de las leyes del espíritu.
c) Una expresión humana, reflejo de Dios encarnado.
d) El fundamento de las costumbres.
e) La ética de cada región.
5. La característica del valor con respecto a la dependencia consiste en:
a) En el valor subjetivo de las cosas.
b) En el valor objetivo de las cosas.
c) En la relación de las dos anteriores.
d) En la necesaria adhesión del valor a las cosas.
e) En la relación subjetiva y arbitraria.
6. Que hace que algo valga:
a) La conciencia.
b) La memoria.
c) La razón.
d) La percepción.
e) Los sentidos.

147
7. Cual seria el anti valor de amor:
a) Venganza.
b) Rencor.
c) Ira.
d) Odio.
e) Soberbia.
8. Conque disciplina filosófica relacionaría al valor además de la axiología.
a) Ontología.
b) Ética.
c) Filosofía de la educación.
d) Filosofía del arte.
e) Antropología filosófica
9. Es considerado el máximo exponente de la teoría del valor en la filosofía
contemporánea.
a) Rene Descartes
b) Emmanuel Kant.
c) Max Scheller
d) Nicolai Harmann.
e) Rudolf Carnap
10. Voz griega relacionada con la axiología:
a) Nous
b) Logos
c) Demiurgo
d) Apeirón
e) Ataraxia.

CUESTIONARIO Nº 9

LA ÉTICA FILOSÓFICA
1. Ética significa:
a) Comportamiento, actividad, ejercicio intelectual
b) Apreciación estética, apreciación valorativa
c) Sentido común, lógica espontánea
d) Costumbre, principios, pautas de conducta
e) Actividades empíricas, actividades normativas
2. La ética es relacionada de forma impropia con:
a) Los principios
b) Los comportamientos
c) Las costumbres
d) El placer
e) La moral
3. La ética es considerada:
a) Una ciencia normativa
b) Una ciencia formal
c) Una ciencia empírica
d) Una ciencia social
e) Una seudo ciencia
4. El hedonismo es la filosofía que enseña que el bien más elevado es:
a) La sabiduría

148
b) La prudencia
c) La bondad
d) El amor
e) El placer
5. En la historia quién o quiénes teorizan la conducta moral.
a) Confucio
b) Buda
c) Los filósofos griegos
d) Cristo
e) Los teólogos medievales
6. En la ética griega, a qué se refiere el orfismo:
a) La renuncia de los placeres
b) El culto a las divinidades
c) El desarrollo de los principios o máximas
d) El desarrollo de las conductas coherentes
e) Una misteriosa religión
7. Para la filosofía griega la virtud era igual a:
a) Conocimiento
b) Sabiduría
c) Equilibrio
d) Hedonismo
e) Ascetismo
8. Entre los primeros pensadores griegos, seguidores de Euclides, señalaron que el
máximo objetivo moral y universal es:
a) La voluntad
b) La sabiduría
c) El bien
d) La razón
e) El intelecto
9. La práctica de algunas virtudes cardinales, para los estoicos(estoicismo), se
convierten en lema para lograr fortaleza frente a la dificultad:
a) “No robar, no mentir”
b) “Ama y haz lo que quieras”
c) “Piensa y actúa”
d) “Aprende y enseña”
e) “Aguanta y renuncia”
10. En la antigua Grecia los esclavos eran considerados:
a) Ciudadanos de tercera clase
b) Analfabetos
c) Herramientas vivas
d) Los sirvientes
e) Criaturas de Dios
11. La primera ética cristiana descansa en la regla de oro:
a) “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda
tu fuerza y con toda tu mente”
b) “Pensar, sentir, actuar”
c) “Pienso, luego existo”
d) “Lo que quieres que los hombres te hagan a ti, áselo a ellos”
e) “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”

149
12. Las creencias éticas de la Iglesia Medieval fueron recogidas en la literatura a través
de:
a) “Orientaciones platónicas” de San Anselmo de Canterbury
b) “El realismo medieval” de Pedro Abelardo
c) “Suma contra los gentiles” de Santo Tomás
d) “Suma Teológica” de Santo Tomás
e) “La Divina Comedia”
13. Jean Jacque Rousseau atribuía el mal ético a las inadaptaciones sociales y mantuvo
que los hombres eran buenos por naturaleza en su obra:
a) “El anarquista”
b) “Ensayo sobre la justicia política”
c) “El Contrato Social”
d) “Emilio o la educación”
e) “La Libertad Humana”
14. La doctrina conductista moderna de Sigmund Freud, está basada en:
a) Estímulo – respuesta
b) Acción – reacción
c) Estímulo – reflejo
d) Observación – comportamiento
e) Impulso – instinto
15. En China Clásica las máximas morales eran dadas por:
a) Buda
b) Confucio
c) Mahoma
d) Cristo
e) Lao-sé

CUESTIONARIO N° 10

FILOSOFIA DEL ARTE O ESTETICA


1. La estética o filosofía del arte sostiene que la belleza o fealdad de las cosas están
en:
a) Las cosas de manera objetiva.
b) En la mente de los individuos.
c) Los objetos, que tienen cualidades en sí mismos.
d) La mente de los sujetos y en los objetos.
e) En la percepción humana.
2. Disciplina independiente que esta relacionada con la estética:
a) La psicología del arte.
b) La sociología.
c) La arquitectura moderna.
d) Antropología filosófica.
e) Antropología étnica.
3. La primera teoría estética, que consideraba que la realidad se compone de
arquetipos o formas, que están mas allá de los limites de la sensación humana y
que son los modelos de todas las cosas que existen para la experiencia humana
pertenece a:
a) Demócrito
b) Sócrates
c) Platón.

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d) Aristóteles.
e) San Agustín.
4. El pensamiento de Platón tenía una marcada tendencia:
a) Idealista
b) Ascética.
c) Materialista.
d) Racional.
e) Emocional.
5. Aristóteles trata sobre el arte y las emociones como catarsis en su obra:
a) "Causa final causa eficiente".
b) "Acto y potencia".
c) "De esencia y existencia".
d) "La Poética".
e) "Diálogos".
6. Filosofo del siglo III de Alejandría que sostenía que el arte revela la forma de un
objeto con mayor claridad, de lo que es posible en la experiencia normal y lleva al
alma a la contemplación de lo universal:
a) Heráclito.
b) Gorgias.
c) Zenón de Elea.
d) Demócrito.
e) Plotino.
7. En la edad media en un principio la estética fue una experiencia de:
a) La filosofía.
b) La religión.
c) La ciencia.
d) La tecnología.
e) La contemplación.
8. Filósofo alemán del siglo XVIII, que sostenía que el objeto bello no tiene propósito
especifico y los juicios de belleza no son expresiones de las simples preferencias
personales sino que son universales:
a) Wilhelm Hegel.
b) Friedrich Nietzsche.
c) Max Scheller.
d) Rene Descartes.
e) Immanuel Kant.
9. La estética tradicional de los siglos XVIII y XIX, estuvo dominada por el
concepto de arte como:
a) Resultado de la contemplación.
b) La habilidad de convertir lo feo en algo bello.
c) Resultado de la experiencia emotiva.
d) Imitación de la naturaleza.
e) Imitación de ideas platónicas.
10. Movimiento que rechaza la idea del "arte por el arte"; es mas bien una dimensión
practica de las relaciones económicas subyacentes en la sociedad, es importante
cuando es "progresista":
a) El vitalismo.
b) El modernismo.
c) El positivismo.
d) El psicoanálisis.

151
e) El marxismo.

CUESTIONARIO N° 11

EL CONOCIMIENTO O EL PROBLEMA EPISTEMOLOGICO.


1. La palabra "epistemología", proviene de vocablos griegos "episteme", "logos",
que significa:
a) Conocimiento - tratado - estudio.
b) Conocimiento - aplicación - estudio.
c) Amor al conocimiento y estudio.
d) Estudio y conocimiento.
e) Estudio y técnica.
2. La epistemología es una disciplina filosófica que consiste en tratar:
a) De forma reflexiva y filosófica los problemas de la ciencia.
b) De interpretar la realidad desde el punto de vista científico.
c) De describir los actos del entendimiento para conocer.
d) De forma critica los problemas del conocimiento.
e) De esquematizar el conocimiento en la búsqueda de la verdad.
3. La acción de la epistemología se inicia con la aprehensión del sujeto; luego surge
el interés consciente por conocer las propiedades que caracterizan a dicho objeto y
obtener con ello el conocimiento por el sujeto. Es decir que existe una relación
entre:
a) El objeto que debe ser conocido por alguien.
b) La mente del sujeto y objeto por conocer.
c) La razón y los objetos cognoscibles.
d) Entre lo cognoscible y lo cognoscente.
e) El sujeto que quiere conocer y el objeto que debe ser conocido.
4. Que es la aprehensión:
a) Es la captación mental y física de las cosas.
b) Es la captación permanente mental de los objetos.
c) Es la captación a través del conocimiento.
d) Es la captación física y no mental.
e) Es la captación mental de las cosas.
5. El conocer se da:
a) En el pasado.
b) En el futuro.
c) En el presente y futuro.
d) En el pasado y presente.
e) En el presente.
6. Es considerado sofista griego: quien argumentaba que nada puede existir en la
realidad, que si algo existe no se puede conocer, y que si su conocimiento fuera
posible, no se podría comunicar:
a) Euclides.
b) Pitágoras.
c) Zenón de Elea.
d) Górgias.
e) Sócrates.
7. Después de varios siglos de evolución del pensamiento respecto al greco latino,
consideran a la percepción como punto de partida y a la lógica como el
procedimiento intelectual para llegar a un conocimiento fiable:

152
a) Santo Tomás de Aquino - Aristóteles.
b) San Agustín - Santo Tomás.
c) San Buenaventura - Santo Tomás.
d) Kant - Descartes.
e) Hegel - Sartre.
8. El fenómeno perceptivo se da entre:
a) La imagen y los sentidos.
b) La conciencia y las sensaciones.
c) Los sentidos y la memoria.
d) La memoria y la conciencia.
e) La conciencia y la imagen.
9. El conocimiento resulta del:
a) Entendimiento.
b) Razonamiento.
c) La contemplación.
d) Ejercicio de la observación.
e) Acto de conocer.
10. El conocimiento en el sujeto se formula mediante:
a) La razón.
b) El lenguaje.
c) La ciencia.
d) El análisis.
e) El concepto.

CUESTIONARIO N° 12

EL CONOCIMIENTO CIENTIFICO.
1. La ciencia es:
a) Los resultados de una observación metódica.
b) El resultado del conocimiento pre-científico.
c) Planeamientos especulativos demostrables.
d) Un saber que se apoya en observaciones metódicas y en procesos racionales.
e) Un saber filosófico claramente definido.
2. Toda disciplina científica esta integrada por dos elementos fundamentales:
a) Un elemento enunciativo y otro aplicativo.
b) Hipótesis y leyes.
c) Aplicativo y demostrativo.
d) Un elemento observable y un elemento verificable.
e) Un elemento descriptivo y un elemento explicativo.
3. Toda ciencia debe contener:
a) Hipótesis, leyes y principios.
b) Sistematización, leyes, aplicación.
c) Fundamentaciones, leyes, hipótesis.
d) Objetivaciones, praxis, principios.
e) Aplicaciones, razonamientos, sistematizaciones.
4. Las características de la ciencia son:
a) Conocimiento especulativo, pero demostrativo.
b) Conocimiento universal y particular.
c) Conocimiento razonado y sistematizado, metódico, parcializado, objetivo.
d) Conocimiento verdadero, demostrable e imparcial.

153
e) Conocimiento reflexivo y filosófico.
5. Son ciencias Físicas:
a) Química, Zoología, Psicología.
b) Química, Botánica, Etnología.
c) Física, Lingüística, Psicología.
d) Física, Química, Astronomía,
e) Física, Biología, Astronomía.
6. Son ciencias Biológicas:
a) Botánica, Zoología, Historia, Derecho.
b) Química, Astronomía, Genética.
c) Botánica, Psicología, Etnología.
d) Genética, Sociología, Citología.
e) Genética, Citología, Botánica, Zoología.
7. Son ciencias Hermenéuticas:
a) Historia, Derecho, Lingüística.
b) Sociología, Psicología, Astronomía.
c) Química, Física, Genética.
d) Historia, Botánica, Zoología.
e) Derecho, botánica, sicología.
8. Los testimonios escritos más antiguos de investigaciones protocientíficas proceden
de las culturas mesopotámicas, representados a través de:
a) Petroglifos.
b) Pinturas rupestres.
c) Figuras multiformes.
d) Pinturas artísticas.
e) Tablas matemáticas.
9. Un elaborado conocimiento científico aparece primariamente en:
a) Grecia.
b) India y China.
c) Africa.
d) Egipto y Mesopotamia.
e) Valle del Nilo.
10. Es considerado uno de los principales sabios griegos que investigo las causas
fundamentales de los fenómenos naturales en el siglo VI a. C:
a) Pitágoras.
b) Górgias.
c) Sócrates.
d) Aristóteles.
e) Tales de Mileto.
11. Las principales contribuciones de los Hindúes a la ciencia fueron:
a) La pólvora.
b) La imprenta y el papel.
c) La trigonometría.
d) El empleo de la brújula.
e) La formulación de los numerales.
12. En 1543 Nicolás Copérnico, aporta grandemente a la humanidad a través de la:
a) Astronomía.
b) Física.
c) Filosofía.
d) Botánica.

154
e) Zoología.
13. Los métodos científicos modernos aparecieron en el siglo XVIII, sumados a los ya
conocidos (inducción y deducción); verificación sistemática, a través de
experimentos planificados, como el telescopio, gran aporte atribuido a:
a) Isaac Newton.
b) Kepler.
c) Galileo Galilei.
d) Roberto Boyle.
e) Antoine Laurent de Lavoisier.
14. Además de las teorías electromagnéticas, la ley de la conservación de la energía se
le atribuye a:
a) Charles Darwin.
b) Michael Faraday.
c) James Clerk Maxwell.
d) John Dalton.
e) James Prescott Joule.
15. La aeronáutica, la electrónica, la ingeniería y la metalurgia, son consideradas como:
a) Ciencias sociales.
b) Ciencias de la conducta.
c) Ciencias biológicas.
d) Ciencias hermenéuticas.
e) Ciencias físicas aplicadas.

TABLA DE RESPUESTAS

1.
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15

2.
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15

3.
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15

4.
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15

5.
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15

6.
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15

7.
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15

8.

155
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15

9.
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15

10.
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15

11.
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15

12.
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15

13.
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15

NOTAS BIBLIOGRAFICAS
 Abbagnano, Nicola. Historia de la filosofía. 4 vols. Barcelona: Hora, 1994-
1996.
 Ajdukiewicz, Kazimierz. Introducción a la filosofía: epistemología y
metafísica. Madrid: Ediciones Cátedra, 1986.
 Alegre, Antonio. La sofística y Sócrates: ascenso y caída de la polis.
Barcelona: Montesinos Editor, 1986.
 Aranguren, José Luis L. Ética. Barcelona: Altaya, 1995.
 Brentano, Franz. Aristóteles. Barcelona: Editorial Labor, 1983.
 Brown, Harold I. La nueva filosofía de la ciencia. Madrid: Editorial Tecnos,
1983. Bunge, Mario. Epistemología: Barcelona: Editorial Ariel, 1985.
 Bunge, Mario. Epistemología: curso de actualización. Barcelona: Editorial
Ariel, 1985.
 Camps, Victoria. Historia de la ética. Barcelona: Editorial Crítica, 1987-
1992.
 Capelle, Wilhelm. Historia de la filosofía griega. Madrid: Editorial Gredos,
1992.
 Châtelet, François . Historia de la filosofía. 4 vols. Madrid: Espasa-Calpe,
S.A., 1976.
 Colli, Giorgio. El nacimiento de la filosofía. Barcelona: Tusquets Editores,
1987. 5

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