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Seminario de Lit. Argentina - Ensayo. Silvina Ocampo - Salto Sofia

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE VILLA MARIA

INSTITUTO ACADEMICO PEDAGOGICO DE CIENCIAS


HUMANAS

LICENCIATURA EN LENGUA Y LITERATURA

SEMINARIO DE PROFUNDIZACION EN LITERATURA


ARGENTINA

Autora: Salto Sofía Belén

Legajo: 26424

Fecha de entrega: 03/11/2020

Docentes a cargo:

Prof. Teobaldi Daniel

Prof. Sarasa Gabriela


Silvina a través del espejo: una aproximación a la narrativa de
Silvina Ocampo

“la peor influencia que recibimos […] es la de nosotros mismos” (Ocampo, 2008: 60)

Resumen
El presente trabajo pretende estudiar los tópicos de la literatura fantástica
presente en la obra de la escritora argentina Silvina Ocampo, precisamente
tomaré su relato “La red” presente en Autobiografía de Irene. En el mosaico
temático de su narrativa, Ocampo hace uso de la metamorfosis, lo siniestro, el
espejo y el sueño, los cuales ocupan un lugar central en su obra literaria. Sus
cuentos trabajan en la conciencia lectora a partir de la impresión que produce
esa primera lectura, es su manera de poner en ‘jaque’ la realidad que
aceptamos como cotidiana.

Palabras claves: literatura fantástica, espejo, siniestro, doble

Introducción

Silvina Inocencia María Ocampo de Bioy, nace en Buenos Aires el 21 de julio


1903. Es hermana de la escritora y fundadora de la revista Sur, Victoria
Ocampo, y esposa del gran narrador argentino Adolfo Bioy Casares. La autora
es conocida por la calidad literaria de sus cuentos, y su nombre ha pasado a la
historia de la literatura argentina del siglo XX por el humor cruel que supo
imprimir en algunos protagonistas de estos relatos. Crece en el seno de una
familia hondamente arraigada en los círculos culturales argentinos. De joven
estudia dibujo en Paris con Giorgio de Chirinco y muestra inclinación por la
poesía, luego se dedica por completo al mundo literario. Gracias a Jorge Luis
Borges con quien la une una gran amistad, conoce a su marido, el escritor
Adolfo Bioy Casares con quien se casa en 1940.

En 1937 publicó su primer libro de cuentos, Viaje olvidado. Compuesto por


relatos breves (la mayoría no supera las dos páginas), el libro fue reseñado por
Victoria Ocampo en Sur. En cuanto al contexto histórico, a nivel mundial este
libro se pública dos años antes de la Segunda Guerra Mundial, mientras que a
nivel nacional fue un momento de auge para el peronismo ya que comienza a
consolidarse y a propagarse la popularidad entre las masas. Mucho más tarde,
en 1948 publica Autobiografía de Irene, contando con cinco relatos
presentando además una mayor influencia de su esposo y Borges. Para ese
entonces la revista Sur estaba formada desde el ’31, la misma jugó un papel
fundamental en la escritura de Silvina ya que allí se encuentran sus primeros
escritos.

La estética ocampiana

Publicado once años después que su primer libro, Autobiografía de Irene


(1948) causó sorpresa en el publico por su brevedad y complejidad. Los cinco
relatos que lo componen tienen en común no solo la clave fantástica de la
narrativa de Silvina sino la red interna que los conecta en cuanto a temáticas y
tópicos. Ocampo se apropia del género fantástico para expresar una
problemática real enmascarada detrás de la locura, el delirio y el sueño, como
es posible observar en los relatos que integran dicho libro.

Para estudiar y analizar la narrativa de la escritora se debe partir de su


contexto social e histórica, su producción se encuentra en un momento clave
del siglo XX hispanoamericano: desde la década del treinta la literatura toma
otros caminos y comienzan a verse producciones distintas a lo que se venía
escribiendo. El realismo europeo comienza a ser insuficiente para explicar la
realidad que rodea al hombre, en consecuencia, los moldes artísticos
provenientes de Europa pierden fuerza.

En Hispanoamérica particularmente, el realismo se halla en una profunda crisis,


es decir, hablamos de una quiebra no solo de valores sino de los modelos
impuestos hasta entonces. Lo racional, entonces, ya no es suficiente para
explicar el mundo y lo que ocurre en él, es hora de abrirle paso a lo otro, los
sentidos, la imaginación y lo sobrenatural en la concepción del mundo. Frente a
esto, es importante mencionar la famosa Introducción a la literatura fantástica
(1970) de Todorov donde se asientan las bases de esta nueva narrativa: “Lo
fantástico es la vacilación experimentada por un ser que no conoce más que
las leyes naturales, frente a un acontecimiento aparentemente sobrenatural.”
(Pág. 13).

Según Todorov lo fantástico nace en XIX la incertidumbre generada alrededor


de un suceso que se introduce en el mundo que conocemos como un
acontecimiento susceptible de ser explicado por las reglas que rigen el mundo
en el que acontece. Bajo estos postulados, podría decirse que los cuentos de
Silvina Ocampo trabajan lo fantástico en su forma de lo extraño y de lo
maravilloso.

Así, Ocampo entreteje historias, las construye no desde la razón sino más bien
fragmentos ambiguos que parecen una suerte de ‘incursión’ o ‘viaje’ en el
ámbito impreciso del sueño y las emociones, existe a su vez una suerte de
‘autobiografía’ en cada uno de sus relatos y es posible establecer
interconexiones, precisamente entre los que conforman Autobiografía de Irene.
Estamos frente a una escritura rasgada que deja entrever el misterio a través
de sus espacios de fractura, se produce un juego constante con ambos lados
del espejo. Esta apertura hacia lo irreal desde lo real crea entre ambos
espacios un flujo de intercambio que opera indistintamente en las dos
direcciones, desrealizando lo que es real y otorgando realidad a lo fantástico y
al sueño.

Habla de realidades a través de la ficción, y entremezcla de tal manera ambos


lados del espejo que el lector llega a perder la certeza de cuál es cada uno.
Ocampo relativiza lo asombroso, lo aparentemente sobrenatural, lo fantástico
verosímil de su obra y deja al descubierto el proceso de confección de la
misma. Su escritura es legitimada al afirmar que todo eso no es una invención,
pero siempre destacando el lugar que ocupa el sueño. Si bien, en sus reatos
muchas veces lo sobrenatural no puede señalarse, tampoco existe duda alguna
sobre esto, es decir, lo sobrenatural está allí, lo siniestro, el enigma y el
misterio son expresados en hechos cotidianos a través de un lenguaje que es a
la vez ambiguo y trasgresor.

La red: un entramado de simbolismos

El misterio, el enigma, lo siniestro, los espejos, el doble, la confusión entre


realidad y sueño son algunos de los tópicos presentes en esta nueva narrativa
fantástica que viene generándose desde el siglo XIX tal como indica Todorov
(1970). A su vez, Adolfo Bioy Casares en la Antología de la literatura fantástica
(1940), considera el sueño como uno de los principales procedimientos en los
que se apoyan los cuentos fantásticos, además del viaje por el tiempo, la
aparición de los fantasmas y vampiros, el tema de la inmortalidad y los
personajes soñados.

La red es considerada un pequeño manual sobre los suplicios de la culpa y la


evaporación del yo que tranquilamente nos puede remontar a dos escritores
conocidos por presentar en sus narrativas los tópicos propios del fantástico,
estos son Edgar Allan Poe y Franz Kafka. Ciertamente, son muchas las
distancias geográficas y culturales que separan la escritura de Kafka y Poe de
la narrativa de Silvina Ocampo, sin embargo, es posible reconocer, dentro de la
obra de esta cuentista, temáticas símiles e incluso el tratamiento de los
personajes resulta tener el mismo sentido e intención.

La red, siendo el segundo de los relatos que integran Autobiografía de Irene,


constituye una narración enmarcada donde la voz en primer grado introduce el
relato que le hiciera su amiga Keng-Su, mientras que la voz en segundo grado
de la propia Keng-Su confiesa haber atravesado e inmovilizado con un alfiler el
diminuto cuerpo de una mariposa encontrada en su habitación, a partir de lo
cual su vida se torna un duelo a muerte entre ella y su pequeña víctima. Si
partimos desde el título del relato ya nos encontraríamos frente a una suerte de
metáfora o incluso de símbolos, la red entendida como una trama, un tejido que
se encuentra asociada a la escritura, pero también se puede inferir que este
título refiere a la trampa o la emboscada que le tiende la mariposa muerta a
Keng-Su en motivo de venganza. Tal como afirma Andrea Ostrov en su estudio
“Muerte, duplicidad y escritura: una tríada fundante en la narrativa de Silvina
Ocampo”: “El cuerpo de la mariposa de la historia –como el lenguaje, como el
significante– hace confluir en sí estos dos sentidos.” (Pág. 9).

Otro punto de análisis a tener en cuenta es la reconstrucción del relato a través


de dos elementos: las voces narrativas, por un lado, y el lenguaje utilizado, por
el otro. Las voces narrativas que presenciamos en el relato son dos: Keng-Su y
su amiga, ambas voces son en primera persona. La linealidad temporal del
cuento se distribuye en dos etapas: la primera corresponde a la narración de
Keng-Su, la segunda a la narración de la testigo. Se tratan de narradoras
protagonistas que, aunque a veces se confunden -ya que mientras Keng-Su
cuenta los hechos su amiga también hace comentarios en el relato-, no se trata
de un accidente, sino que proviene de la intención narrativa de Silvina, esto es:
un desdoblamiento. Dicha confusión nos remite a la idea de que tranquilamente
podría ser la misma persona que o sufre de un trastorno de personalidad o por
el simple hecho de la culpa y vergüenza de sus actos decide poner su historia
en boca de alguien más, aquí se observa una fuerte presencia del doble, propio
de esta literatura pero que profundizaré más adelante.

Ahora bien, se utiliza un lenguaje objetivo y connotativo para darle verisimilitud


a lo que se narra. En el lenguaje y en la escritura del relato existe una
trasgresión –propia del fantástico- puesto que, de algún modo, el lenguaje va
más allá de lo objetivo, este lenguaje busca un lector que sea culto. Al mismo
tiempo, el personaje que se nos presenta es culto principalmente por los libros
y las lecturas que realiza, además en esto es posible observar una atención por
la cultura oriental que era más bien propia de la época. En el primer momento
el relato de Keng Su está plagado de una plasticidad generadora de imágenes
que va contrastando cada vez más con el contenido de su historia, la cual,
poco a poco va a alcanzar la dimensión de lo fantástico: “Esta sonoridad, esta
frescura que solo hay en las grutas, hace dos meses entró en mi luminosa
habitación, trayendo en sus pliegues azules y verdes, algo más que el aire y
espectáculo diario de las plantas y del firmamento.” (Pág. 13). El texto
despliega una visión festiva de la naturaleza, cuya culminación -cuya síntesis-
es la aparición de la mariposa.

A partir de aquí, podemos hacer mención a dos ejes temáticos que aparecen
como edificadores del relato: la escritura simbólica y la metamorfosis. La
escritura simbólica refiere primordialmente a las ‘sentencias’ que encuentra
Keng-Su en su habitación producto de haber matado a la mariposa: “Varias
veces encontré el último de estos libros abierto sobre mi mesa, con algunos
párrafos marcados con pequeños puntitos que parecían hechos con un alfiler.
Después yo repetía, involuntariamente, de memoria estos párrafos. No puedo
olvidarlos.” (Pág. 15). Estas citas que se suponen escogidas por un ser
sobrenatural formulan el código ético-moral cuyo ámbito es este universo
creado por la misma escritora.

Si nos posicionamos desde una perspectiva semántica, este código estaría


dando las bases de la conducta humana exponiendo los reproches de que esta
no sea cumplida. El lenguaje aquí es transgresor para darle al relato una
estructura, tal como afirma Raisa Iglesias en su ensayo “Cuerpo, discurso y
muerte en los cuentos de Silvina Ocampo”, la escritora argentina no propone
discursos revolucionarios, sino que utiliza la construcción del relato a través del
lenguaje: “(…) expone las fallas del sistema mediante la “ultraliteralidad”. (…)
su fantástico nace de la yuxtaposición de una realidad improbable con una
cotidiana, creando un tercer plano grotesco.” (Pág. 2).

Ahora bien, la metamorfosis es el otro eje que construye el sentido del relato,
esta podemos entenderle desde una clara influencia kafkiana en torno al
significado como tal de la mariposa. Remontándonos a las culturas antiguas la
mariposa era emblema del alma, en otras era símbolo de la vida misma. Clavar
la mariposa entonces, mutilar su cuerpo representa la anulación del alma o de
la psiquis y la interrupción del proceso cíclico de la vida. Por eso el texto
anuncia y previene este acto: “Lo tomé y atravesé con dificultad el cuerpo
resistente de la mariposa –ahora cuando recuerdo aquel momento me
estremezco como si hubiera oído su pequeña voz quejándose en el cuerpo del
oscuro insecto” (Pág. 13).

La mariposa viene a representar otro tópico fantástico: lo siniestro. Tras el acto


cometido por Keng-Su la mariposa se escapa, viva o muerta el insecto busca
venganza por la conducta del personaje así comienza a hostigarla y acosarla
hasta culminar con la muerta de Keng-Su. La mariposa comienza a poseer
características siniestras, se torna incluso como un monstruo que busca la
destrucción del personaje: “No se trata de una mariposa común; se trata de un
pequeño monstruo.” (Pág. 20), dicha destrucción somete al personaje no solo a
la muerte, sino que al delirio y la locura. De algún modo, el tópico de lo siniestro
–que conlleva más tarde al doble- se define como aquello oculto –en palabras
de Freud (1919)- que se manifiesta en la narrativa, y puede observarse. El
psicoanálisis vincula esta idea de lo siniestro a la figura del doble, puesto que
esta nos inquita como lectores de alguna forma; el doble es también un modo
de exposición de todos los aspectos internos y oscuros del personaje que está
en la narración, por ende, es clave entender que existe un narrador
protagonista que nos lleva a dilucidar el enigma de toda la narración.

Así, la transformación de la mariposa en un monstruo siniestro capaz de matar


nos posiciona frente al tópico del doble, como mencione anteriormente gracias
a las voces que narran la historia existe este desdoblamiento de la
personalidad y del personaje, lo mismo ocurre con la mariposa. La presencia
del espejo, donde a través de este Keng-Su veía los ojos de la mariposa sobre
los suyos nos invita a pensar si acaso no son la misma persona, el ojo es
símbolo de percepción y sentir, así la mariposa constantemente busca los ojos
de Keng-Su y esta fácilmente se los confunde con los de ella:

“¿Qué buscaba? Algo que no era el agua, algo que no era el aire, algo que no
era una sombra. (Me dirás que esto es una locura; a veces he desechado la
idea que ahora te confieso.) Buscaba mis ojos, el centro de mis ojos, para
clavar en ellos su alfiler. El terror se apoderó de mis ojos indefensos como si no
me pertenecieran, como si ya no pudiera defenderlos de ese ataque
omnipotente.” (Pág. 19)

El motivo del doble, de larga tradición en la literatura fantástica, constituye el


recurso narrativo que permite a la autora enfrentar a un personaje con sus
distintos rostros, es decir, con la multiplicidad de voces que lo constituyen. Si
todo es imagen reflejada en un espejo, ¿qué hay detrás del espejo? He aquí la
conexión establecida entre la narrativa de Ocampo con aquello que Freud
(1919) llamó “lo siniestro”, esa cara de la realidad que aparece repentinamente
generando desconcierto, estupor.

Muchas veces, el espejo se traduce como un símbolo del autoconocimiento,


esto es, el encuentro con la propia identidad, tal como ocurre con Keng-Su al
mirarse al espejo: “A veces, al mirarme al espejo, veía sus ojos sobrepuestos a
los míos. He visto hombres con caras de animales y me han inspirado cierta
repugnancia; un animal con cara humana me produce terror.” (Pág. 20). La
impresión de la protagonista es el terror, así se afirma lo mencionado
anteriormente, lo siniestro deriva en esta idea del doble, y el espejo como
símbolo juega un papel sumamente importante. Precisamente es el espejo la
clave para entender la mirada de la autora: se trata de una descripción
superficial de la trama, hecha por un narrador que o bien es heterodiegético,
pero no omnisciente, o bien es homodiegético, pero narra lo que sucede
oficialmente. Refleja de ese modo lo que sucede en la realidad.

Ahora bien, otros tópicos presentes en la narrativa ocampiana que se observan


en el cuento es el tiempo circular y las atmosferas ambiguas. Con respecto al
tiempo puedo afirmar que se trata de un tiempo circular porque las mismas
voces narrativas del relato tornan borrosas las líneas que dividen el pasado y el
presente, existen en el cuento muchos pasajes que juegan con esta idea
extraída de los antiguos filósofos griegos. Tópico a la vez típico de los
escritores de fantástico de la generación del cuarenta. Entonces, hablar de
tiempo circular es referirse a lo que Nietzsche denominó como eterno retorno,
un devenir cíclico en que los individuos reinciden en las mismas actitudes. Es
posible observar esto cuando Keng-Su hace caso omiso de las sentencias que
le deja la mariposa en los libros de su biblioteca, o incluso cuando encuentra la
mariposa muerta –según ella la misma que asesinó- siente una especie de
alivio y vuelve al mar ya que se siente tranquila y confiada: “Me parecía que me
despojaba de los días pasados como de una larga pesadilla” (Pág. 19).

En cuanto a las atmosferas ambiguas es posible hablar de los espacios


cotidianos que la escritora nos presenta en todos sus cuentos, en La red el
espacio cotidiano es la playa, también aparecen otros como el consultorio de
un médico, el hotel, la biblioteca, etc., pero la playa y el mar se tornan los
espacios centrales los cuales si bien son cotidianos dan lugar a sucesos
siniestros y extraños. En resumen, Ocampo nos muestra atmosferas ambiguas
y extrañas que a su vez son lugares cotidianos, es común encontrar espacios
cotidianos donde aparece lo extraño y lo fantástico.

Por último, hago mención a un elemento, que podría formular fácilmente una
triada que caracteriza la narrativa ocampiana, esta es: el sueño, la realidad y la
muerte. Lo fantástico, para Todorov (1970), más que un género literario se
sitúa en el límite entre dos categorías con límites imprecisos: lo maravilloso y lo
extraño. En lo maravilloso aparecen hechos sobrenaturales, en lo extraño se da
una vacilación entre lo real y lo ilusorio (Pág.40-55):

(...) lo fantástico se basa esencialmente en una vacilación del lector —de un


lector que se identifica con el personaje principal—referida a la naturaleza de
un acontecimiento extraño. Esta vacilación puede resolverse ya sea admitiendo
que el acontecimiento pertenece a la realidad, ya sea decidiendo que éste es
producto de la imaginación o el resultado de una ilusión; en otras palabras, se
puede decidir que el acontecimiento es o no es. (Todorov, Introducción a la
literatura fantástica. Pág.114)
Al igual que ocurre en Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas
(1865) Alicia accede a otro mundo, un mundo maravilloso y extraño, a través
del sueño, pero mientras que Carroll narra el sueño para ser leído como una
ficción, Silvina Ocampo construye su relato como una historia que nos coloca
ante una duda, principalmente con la última oración del relato: “Cuando pienso
en Keng-Su, me parece que la conocí en un sueño.” (Pág.22). Frente a esto,
nosotros podríamos cuestionar si lo que acabamos de leer en serio ocurrió o no
fue más que producto de un sueño, estamos ante una incertidumbre, una duda
entre la realidad y la ficción, lo que Todorov (1970) denomina efecto del
fantástico.

Conclusión
En el cuento analizado en este ensayo he demostrado cómo los tópicos de la
literatura fantástica están presentes en la narrativa de Silvina Ocampo, la
vinculación existente entre lo siniestro, el doble, el espejo y el sueño de la que
hablé al principio hizo posible dilucidar todas las aristas y posibilidades de
análisis que nos otorgan los relatos de Ocampo, particularmente en La red. La
narrativa ocampiana no solo debe entenderse como un entramado de símbolos
y significantes sino también de reflexión profunda ya que su escritura resulta
disparadora de los procesos de ficcionalización propia de este tipo de literatura.
Bibliografía citada y consultada

Borges, J. L., Ocampo, S., & Casares, A. B. (1965). Antología de la literatura


fantástica (Vol. 100). Editorial sudamericana.

Freud, S. (2013). Lo siniestro. Obras completas.

Iglesias, R. (2014) Cuerpo, discurso y muerte en los cuentos de Silvina


Ocampo. Universidad de Oviedo.

Ocampo, S. (2001) Antología esencial. Buenos Aires: Biblioteca Argentina La


Nación.

Ostrov, A. (s.n) Muerte, duplicidad y escritura: una tríada fundante en la


narrativa de Silvina Ocampo.

Panesi, J. (2004). El tiempo de los espejos: Silvina Ocampo. Orbis Tertius.


Universidad de Buenos Aires.

Podlubne, J. (2012). Desvío y debilitamiento en la búsqueda narrativa de


Silvina Ocampo en Anales de Literatura Hispanoamericana (Vol. 41, pp. 213-
229). Universidad Complutense de Madrid.

Todorov, T. (1970) Introducción a la literatura fantástica. Buenos Aires: Paidós.

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