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Galeano Resumen

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9 de diciembre de 2002

ADIOSES Eduardo Galeano La Jornada

COMO SI FUERA cumpleaños, pero no era. Serpentinas de colores alegraban los


sombreros y luces de colores celebraban la noche, mientras brotaban manjares de
maíz de las ollas humeantes, se derramaba a chorros el diablo embotellado y los
pies levantaban polvareda al son de las guitarras y las quenas.

Cuando el sol asomó entre las montañas, unos cuantos invitados roncaban en los
rincones.

Los despiertos despidieron al que se iba. El se iba con lo puesto, y con un


pasaporte de la República del Ecuador. Le regalaron una manta, para engalanar el
viaje. Se fue a lomo de mula. Después, iba a seguir en lancha, autobús y avión. No
era el primero. Otros se habían ido, antes. En el pueblo sólo quedaban los niños y
los viejos. Desde lejos, los idos mandaban noticias y dineritos. Ninguno volvió.

Los invitados se quedaron a comentar la fiesta:

-Pasamos liiiiiiindo. ¡Lo que hemos llorado!

El teatro del Bien y el Mal Eduardo Galeano

En la lucha del Bien contra el Mal, siempre es el pueblo quien pone los muertos.
Los terroristas han matado a trabajadores de cincuenta países, en Nueva York y en
Washington, en nombre del Bien contra el Mal. Y en nombre del Bien contra el Mal
el presidente Bush jura venganza: "Vamos a eliminar el Mal de este mundo",
anuncia.

¿Eliminar el Mal? ¿Qué sería del Bien sin el Mal? No sólo los fanáticos religiosos
necesitan enemigos para justificar su locura. También necesitan enemigos, para
justificar su existencia, la industria de armamentos y el gigantesco aparato militar
de Estados Unidos. Buenos y malos, malos y buenos: los actores cambian de
máscaras, los héroes pasan a ser monstruos y los monstruos héroes, según exigen
los que escriben el drama.

Eso no tiene nada de nuevo. El científico alemán Werner von Braun fue malo
cuando inventó los cohetes V-2, que Hitler descargó sobre Londres, pero se
convirtió en bueno el día en que puso su talento al servicio de Estados Unidos.
Stalin fue bueno durante la Segunda Guerra Mundial y malo después, cuando pasó
a dirigir el Imperio del Mal. En los años de la guerra fría escribió John Steinbeck:
"Quizá todo el mundo necesita rusos. Apuesto a que también en Rusia necesitan
rusos. Quizá ellos los llaman americanos." Después, los rusos se abuenaron.
Ahora, también Putin dice: "El Mal debe ser castigado."

Saddam Hussein era bueno, y buenas eran las armas químicas que empleó contra
los iraníes y los kurdos. Después, se amaló. Ya se llamaba Satán Hussein cuando
los Estados Unidos, que venían de invadir Panamá, invadieron Irak porque Irak
había invadido Kuwait. Bush Padre tuvo a su cargo esta guerra contra el Mal. Con
el espíritu humanitario y compasivo que caracteriza a su familia, mató a más de
cien mil iraquíes, civiles en su gran mayoría.

Satán Hussein sigue estando donde estaba, pero este enemigo número uno de la
humanidad ha caído a la categoría de enemigo número dos. El flagelo del mundo
se llama ahora Osama Bin Laden. La Agencia Central de Inteligencia (CIA) le había
enseñado todo lo que sabe en materia de terrorismo: Bin Laden, amado y armado
por el gobierno de Estados Unidos, era uno de los principales "guerreros de la
libertad" contra el comunismo en Afganistán. Bush Padre ocupaba la
vicepresidencia cuando el presidente Reagan dijo que estos héroes eran "el
equivalente moral de los Padres Fundadores de América". Hollywood estaba de
acuerdo con la Casa Blanca. En estos tiempos, se filmó Rambo 3: los afganos
musulmanes eran los buenos. Ahora son malos malísimos, en tiempos de Bush
Hijo, trece años después.

Henry Kissinger fue de los primeros en reaccionar ante la reciente tragedia. "Tan
culpable como los terroristas son quienes les brindan apoyo, financiación e
inspiración", sentenció, con palabras que el presidente Bush repitió horas después.
Si eso es así, habría que empezar por bombardear a Kissinger. El resultaría
culpable de muchos más crímenes que los cometidos por Bin Laden y por todos los
terroristas que en el mundo son. Y en muchos más países: actuando al servicio de
varios gobiernos estadunidenses, brindó "apoyo, financiación e inspiración" al
terror de Estado en Indonesia, Camboya, Chipre, Irán, Africa del Sur, Bangladesh y
en los países sudamericanos que sufrieron la guerra sucia del Plan Cóndor.

El 11 de septiembre de 1973, exactamente 28 años antes de los fuegos de ahora,


había ardido el palacio presidencial en Chile. Kissinger había anticipado el epitafio
de Salvador Allende y de la democracia chilena, al comentar el resultado de las
elecciones: "No tenemos por qué aceptar que un país se haga marxista por la
irresponsabilidad de su pueblo."

El desprecio por la voluntad popular es una de las muchas coincidencias entre el


terrorismo de Estado y el terrorismo privado. Por poner un ejemplo, la ETA, que
mata gente en nombre de la independencia del País Vasco, dice a través de uno de
sus voceros: "Los derechos no tienen nada que ver con mayorías y minorías."
Mucho se parecen entre sí el terrorismo artesanal y el de alto nivel tecnológico, el
de los fundamentalistas religiosos y el de los fundamentalistas del mercado, el de
los desesperados y el de los poderosos, el de los locos sueltos y el de los
profesionales de uniforme. Todos comparten el mismo desprecio por la vida
humana: los asesinos de los cinco mil quinientos ciudadanos triturados bajo los
escombros de las Torres Gemelas, que se desplomaron como castillos de arena
seca, y los asesinos de los doscientos mil guatemaltecos, en su mayoría indígenas,
que han sido exterminados sin que jamás la tele ni los diarios del mundo les
prestaran la menor atención. Ellos, los guatemaltecos, no fueron sacrificados por
ningún fanático musulmán, sino por los militares terroristas que recibieron "apoyo,
financiación e inspiración" de los sucesivos gobiernos de Estados Unidos.

Todos los enamorados de la muerte coinciden también en su obsesión por reducir


a términos militares las contradicciones sociales, culturales y nacionales. En
nombre del Bien contra el Mal, en nombre de la Unica Verdad, todos resuelven
todo matando primero y preguntando después. Y por ese camino, terminan
alimentando al enemigo que combaten. Fueron las atrocidades de Sendero
Luminoso las que en gran medida incubaron al presidente Fujimori, que con
considerable apoyo popular implantó un régimen de terror y vendió el Perú a
precio de banana. Fueron las atrocidades de Estados Unidos en Medio Oriente las
que en gran medida incubaron la guerra santa del terrorismo de Alá.

Aunque ahora el líder de la Civilización esté exhortando a una nueva Cruzada, Alá
es inocente de los crímenes que se cometen en su nombre. Al fin y al cabo, Dios
no ordenó el holocausto nazi contra los fieles de Jehová, y no fue Jehová quien
dictó la matanza de Sabra y Chatila ni quien mandó expulsar a los palestinos de su
tierra. ¡Acaso Jehová, Alá y Dios a secas no son tres nombres de una misma
divinidad?

Una tragedia de equívocos: ya no se sabe quién es quién. El humo de las


explosiones forma parte de una mucho más enorme cortina de humo que nos
impide ver. De venganza en venganza, los terrorismos nos obligan a caminar a los
tumbos. Veo una foto, publicada recientemente: en una pared de Nueva York
alguna mano escribió: "Ojo por ojo deja al mundo ciego".

La espiral de la violencia engendra violencia y también confusión: dolor, miedo,


intolerancia, odio, locura. En Porto Alegre, a comienzos de este año, el argelino
Ahmed Ben Bella advirtió: "Este sistema, que ya enloqueció a las vacas, está
enloqueciendo a la gente." Y los locos, locos de odio, actúan igual que el poder
que los genera.

Un niño de tres años, llamado Luca, comentó en estos días: "El mundo no sabe
dónde está su casa." El estaba mirando un mapa. Podía haber estado mirando un
noticiero.
EL FUEGO Eduardo Galeano

De la primera civilización, se salvaron las palabras.


Las palabras parecen huellas de pájaros. Manos maestras las dibujaron en la
arcilla, con cañitas afiladas que hacían las veces de lapiceras.
Miles de libros de barro nos cuentan, ahora, lo que los sumerios contaron hace
más de cuatro mil años.
''Todo cuanto hacemos no es más que viento'', dice uno de esos libros: ''Somos
polvo y nada'''. Y polvo son, ahora, los templos y los palacios de aquellos antiguos
reinos de Sumer.
Pero las palabras quedaron. No fueron devoradas por la lepra del tiempo. Las
antiguas voces sobrevivieron gracias al fuego, que coció la arcilla. El fuego las
guardó. El fuego, que aniquila y salva, mata y da vida: como los dioses, como
nosotros.

(tomado de diario La Jornada de México)

CINCO SIGLOS DE PROHIBICIÓN DEL ARCOIRIS EN CIELO


AMERICANO Eduardo Galeano

El Descubrimiento: el 12 de octubre de 1492, América descubrió el capitalismo.


Cristóbal Colón, financiado por los reyes de España y los banqueros de Génova,
trajo la novedad a las islas del mar Caribe. En su diario del Descubrimiento, el
almirante escribió 139 veces la palabra oro y 51 veces la palabra Dios o Nuestro
Señor. Él no podía cansar los ojos de ver tanta lindeza en aquellas playas, y el 27
de noviembre profetizó: Tendrá toda la cristiandad negocio en ellas. Y en eso no
se equivocó. Colón creyó que Haití era Japón y que Cuba era China, y creyó que
los habitantes de China y Japón eran indios de la India; pero en eso no se
equivocó.

Al cabo de cinco siglos de negocio de toda la cristiandad, ha sido aniquilada una


tercera parte de las selvas americanas, está yerma mucha tierra que fue fértil y
más de la mitad de la población come salteado. Los indios, víctimas del más
gigantesco despojo de la historia universal, siguen sufriendo la usurpación de los
últimos restos de sus tierras, y siguen condenados a la negación de su
identidad diferente. Se les sigue prohibiendo vivir a su modo y manera, se les
sigue negando el derecho de ser. Al principio, el saqueo y el otrocidio fueron
ejecutados en nombre del Dios de los cielos. Ahora se cumplen en nombre del dios
del Progreso.

Sin embargo, en esa identidad prohibida y despreciada fulguran todavía algunas


claves de otra América posible. América, ciega de racismo, no las ve.
El 12 de octubre de 1492, Cristóbal Colón escribió en su diario que él quería
llevarse algunos indios a España para que aprendan a hablar ("que deprendan
fablar"). Cinco siglos después, el 12 de octubre de 1989, en una corte de
justicia de los Estados Unidos, un indio mixteco fue considerado retardado
mental ("mentally retarded") porque no hablaba correctamente la lengua
castellana. Ladislao Pastrana, mexicano de Oaxaca, bracero ilegal en los campos
de California, iba a ser encerrado de por vida en un asilo público. Pastrana no se
entendía con la intérprete española y el psicólogo diagnosticó un claro déficit
intelectual. Finalmente, los antropólogos aclararon la situación: Pastrana se
expresaba perfectamente en su lengua, la lengua mixteca, que hablan los indios
herederos de una alta cultura que tiene más de dos mil años de antigüedad.

El Paraguay habla guaraní. Un caso único en la historia universal: la lengua de los


indios, lengua de los vencidos, es el idioma nacional unánime. Y sin embargo, la
mayoría de los paraguayos opina, según las encuestas, que quienes no entienden
español son como animales.

De cada dos peruanos, uno es indio, y la Constitución de Perú dice que el quechua
es un idioma tan oficial como el español. La Constitución lo dice, pero la realidad
no lo oye. El Perú trata a los indios como África del Sur trata a los negros. El
español es el único idioma que se enseña en las escuelas y el único que entienden
los jueces y los policías y los funcionarios. (El español no es el único idioma de la
televisión, porque la televisión también habla inglés.)
 
Hace cinco años, los funcionarios del Registro Civil de las Personas, en la ciudad de
Buenos Aires, se negaron a inscribir ek nacimiento de un niño. Los padres,
indígenas de la provincia de Jujuy, querían que su hijo se llamara Qori Wamancha,
un nombre de su lengua. El Registro argentino no lo aceptó por ser nombre
extranjero.

Los indios de las Américas viven exiliados en su propia tierra. El lenguaje no es


una señal de identidad, sino una marca de maldición. No los distingue: los delata.
Cuando un indio renuncia a su lengua, empieza a civilizarse. ¿Empieza a
civilizarse o empieza a suicidarse?

Cuando yo era niño, en las escuelas del Uruguay nos enseñaban que el país se
había salvado del problema indígena gracias a los generales que en el siglo pasado
exterminaron a los últimos charrúas.

El problema indígena: los primeros americanos, los verdaderos descubridores de


América, son un problema. Y para que el problema deje de ser un problema, es
preciso que los indios dejen de ser indios. Borrarlos del mapa o borrarles el alma,
aniquilarlos o asimilarlos: el genocidio o el otrocidio.
En diciembre de 1976, el ministro del Interior del Brasil anunció, triunfal, que el
problema indígena quedará completamente resuelto al final del siglo veinte: todos
los indios estarán, para entonces, debidamente integrados a la sociedad brasileña,
y ya no serán indios. El ministro explicó que el organismo oficialmente destinado a
su protección (FUNAI, Fundaçao Nacional do Indio) se encargará de civilizarlos, o
sea: se encargará de desaparecerlos. Las balas, la dinamita, las ofrendas de
comida envenenada, la contaminación de los ríos, la devastación de los bosques y
la difusión de virus y bacterias desconocidos por los indios, han acompañado la
invasión de la Amazonia por las empresas ansiosas de minerales y madera y todo
lo demás. Pero la larga y feroz embestida no ha bastado. La domesticación de los
indios sobrevivientes, que los rescata de la barbarie, es también un arma
imprescindible para despejar de obstáculos el camino de la conquista.

Matar al indio y salvar al hombre, aconsejaba el piadoso coronel norteamericano


Henry Pratt. Y muchos años después, el novelista peruano Mario Vargas Llosa
explica que no hay más remedio que modernizar a los indios, aunque haya que
sacrificar sus culturas, para salvarlos del hambre y la miseria.

La salvación condena a los indios a trabajar de sol a sol en minas y plantaciones, a


cambio de jornales que no alcanzan para comprar una lata de comida para perros.
Salvar a los indios también consiste en romper sus refugios comunitarios y
arrojarlos a las canteras de mano de obra barata en la violenta intemperie de las
ciudades, donde cambian de lengua y de nombre y de vestido y terminan siendo
mendigos y borrachos y putas de burdel. O salvar a los indios consiste en ponerles
uniforme y mandarlos, fusil al hombro, a matar a otros indios o a morir
defendiendo al sistema que los niega. Al fin y al cabo, los indios son buena carne
de cañón: de los 25 mil indios norteamericanos enviados a la segunda guerra
mundial, murieron 10 mil.

El 16 de diciembre de 1492, Colón lo había anunciado en su diario: los indios


sirven para les mandar y les hacer trabajar, sembrar y hacer todo lo que
fuere menester y que hagan villas y se enseñen a andar vestidos y a
nuestras costumbres. Secuestro de los brazos, robo del alma: para nombrar
esta operación, en toda América se usa, desde los tiempos coloniales, el verbo
reducir. El indio salvado es el indio reducido. Se reduce hasta desaparecer: vaciado
de sí, es un no-indio, y es nadie.

El shamán de los indios chamacocos, de Paraguay, canta a las estrellas, a las


arañas y a la loca Totila, que deambula por los bosques y llora. Y canta lo que le
cuenta el martín pescador:

Pero los misioneros de una secta evangélica han obligado al chamán a dejar sus
plumas y sus sonajas y sus cánticos, por ser cosas del Diablo; y él ya no puede
curar las mordeduras de víboras, ni traer la lluvia en tiempos de sequía, ni volar
sobre la tierra para cantar lo que ve. En una entrevista con Ticio Escobar, el
shamán dice: Dejo de cantar y me enfermo. Mis sueños no saben adónde ir y me
atormentan. Estoy viejo, estoy lastimado. Al final, ¿de qué me sirve renegar de lo
mío?

El shamán lo dice en 1986. En 1614, el arzobispo de Lima había mandado quemar


todas las quenas y demas instrumentos de música de los indios, y había prohibido
todas sus danzas y cantos y ceremonias para que el demonio no pueda continuar
ejerciendo sus engaños. Y en 1625, el oidor de la Real Audiencia de Guatemala
había prohibido las danzas y cantos y ceremonias de los indios, bajo pena de cien
azotes, porque en ellas tienen pacto con los demonios.

Para despojar a los indios de su libertad y de sus bienes, se despoja a los indios de
sus símbolos de identidad. Se les prohíbe cantar y danzar y soñar a sus dioses,
aunque ellos habían sido por sus dioses cantados y danzados y soñados en el
lejano día de la Creación. Desde los frailes y funcionarios del reino colonial, hasta
los misioneros de las sectas norteamericanas que hoy proliferan en América Latina,
se crucifica a los indios en nombre de Cristo: para salvarlos del infierno, hay que
evangelizar a los paganos idólatras. Se usa al Dios de los cristianos como coartada
para el saqueo.

El arzobispo Desmond Tutu se refiere al África, pero también vale para América:
-Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron:
"Cierren los ojos y recen". Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y
nosotros teníamos la Biblia.

Los doctores del Estado moderno, en cambio, prefieren la coartada de la


ilustración: para salvarlos de las tinieblas, hay que civilizar a los bárbaros
ignorantes. Antes y ahora, el racismo convierte al despojo colonial en un acto de
justicia. El colonizado es un sub-hombre, capaz de superstición pero incapaz de
religión, capaz de folclore pero incapaz de cultura: el sub-hombre merece trato
sub-humano, y su escaso valor corresponde al bajo precio de los frutos de su
trabajo. El racismo legitima la rapiña colonial y neocolonial, todo a lo largo de los
siglos y de los diversos niveles de sus humillaciones sucesivas. América Latina
trata a sus indios como las grandes potencias tratan a América Latina.

Gabriel René-Moreno fue el más prestigioso historiador boliviano del siglo pasado.
Una de las universidades de Bolivia lleva su nombre en nuestros días. Este prócer
de la cultura nacional creía que los indios son asnos, que generan mulos cuando se
cruzan con la raza blanca. Él había pesado el cerebro indígena y el cerebro
mestizo, que según su balanza pesaban entre cinco, siete y diez onzas menos que
el cerebro de raza blanca, y por tanto los consideraba celularmente incapaces de
concebir la libertad republicana.
El peruano Ricardo Palma, contemporáneo y colega de Gabriel René-Moreno,
escribió que los indios son una raza abyecta y degenerada. Y el argentino Domingo
Faustino Sarmiento elogiaba así la larga lucha de los indios araucanos por su
libertad: Son más indómitos, lo que quiere decir: animales más reacios, menos
aptos para la Civilización y la asimilación europea.

El más feroz racismo de la historia latinoamericana se encuentra en las


palabras de los intelectuales más célebres y celebrados de fines del siglo
diecinueve y en los actos de los políticos liberales que fundaron el Estado
moderno. A veces, ellos eran indios de origen, como Porfirio Díaz, autor de la
modernización capitalista de México, que prohibió a los indios caminar por las
calles principales y sentarse en las plazas públicas si no cambiaban los calzones de
algodón por el pantalón europeo y los huaraches por zapatos.

Eran los tiempos de la articulación al mercado mundial regido por el Imperio


Británico, y el desprecio científico por los indios otorgaba impunidad al robo de sus
tierras y de sus brazos.

El mercado exigía café, pongamos el caso, y el café exigía más tierras y más
brazos. Entonces, pongamos por caso, el presidente liberal de Guatemala,
Justo Rufino Barrios, hombre de progreso, restablecía el trabajo forzado de
la época colonial y regalaba a sus amigos tierras de indios y peones indios
en cantidad.

El racismo se expresa con más ciega ferocidad en países como Guatemala,


donde los indios siguen siendo porfiada mayoría a pesar de las frecuentes oleadas
exterminadoras.

En nuestros días, no hay mano de obra peor pagada: los indios mayas reciben 65
centavos de dólar por cortar un quintal de café o de algodón o una tonelada de
caña. Los indios no pueden ni plantar maíz sin permiso militar y no pueden
moverse sin permiso de trabajo. El ejército organiza el reclutamiento masivo de
brazos para las siembras y cosechas de exportación. En las plantaciones, se usan
pesticidas cincuenta veces más tóxicos que el máximo tolerable; la leche de las
madres es la más contaminada del mundo occidental.

Con alegre impunidad, se reconoce oficialmente que han sido borradas del
mapa 440 aldeas indígenas entre 1981 y 1983, a lo largo de una campaña de
aniquilación más extensa, que asesinó o desapareció a muchos miles de hombres y
de mujeres. La limpieza de la sierra, plan de tierra arrasada, cobró también las
vidas de una incontable cantidad de niños. Los militares guatemaltecos tienen la
certeza de que el vivio de la rebelión se transmite por los genes.

Una raza inferior, condenada al vicio y a la holgazanería, incapaz de orden y


progreso, ¿merece mejor suerte? La violencia institucional, el terrorismo de Estado,
se ocupa de despejar las dudas. Los conquistadores ya no usan caparazones de
hierro, sino que visten uniformes de la guerra de Vietnam. Y no tienen piel blanca:
son mestizos avergonzados de su sangre o indios enrolados a la fuerza y
obligados a cometer crímenes que los suicidan. Guatemala desprecia a los
indios, Guatemala se autodesprecia.

Esta raza inferior había descubierto la cifra cero, mil años antes de que los
matemáticos europeos supieran que existía. Y habían conocido la edad del
universo, con asombrosa precisión, mil años antes que los astrónomos de nuestro
tiempo.

Los mayas siguen siendo viajeros del tiempo:

¿Qué es un hombre en el camino? Tiempo.

Ellos ignoraban que el tiempo es dinero, como nos reveló Henry Ford. El tiempo,
fundador del espacio, les parece sagrado, como sagrados son su hija, la tierra, y
su hijo, el ser humano: como la tierra, como la gente, el tiempo no se puede
comprar ni vender. La Civilización sigue haciendo lo posible por sacarlos del error .

¿Civilización? La historia cambia según la voz que la cuenta. En América, en


Europa o en cualquier otra parte. Lo que para los romanos fue la invasión de
los bárbaros, para los alemanes fue la emigración al sur.

No es la voz de los indios la que ha contado, hasta ahora, la historia de América.


En las vísperas de la conquista española, un profeta maya, que fue boca de los
dioses, había anunciado: Al terminar la codicia, se desatará la cara, se desatarán
las manos, se desatarán los pies del mundo. Y cuando se desate la boca, ¿qué
dirá? ¿Qué dirá la otra voz, la jamás escuchada?

Desde el punto de vista de los vencedores, que hasta ahora ha sido el punto de
vista único, las costumbres de los indios han confirmado siempre su posesión
demoníaca o su inferioridad biológica. Así fue desde los primeros tiempos de la
vida colonial:

¿Se suicidan los indios de las islas del mar Caribe, por negarse al trabajo esclavo?
Porque son holgazanes.

¿Andan desnudos, como si todo el cuerpo fuera cara? Porque los salvajes no
tienen vergüenza.
¿Ignoran el derecho de propiedad, y comparten todo, y carecen de afán de
riqueza? Porque son más parientes del mono que del hombre.

¿Se bañan con sospechosa frecuencia? Porque se parecen a los herejes de la secta
de Mahoma, que bien arden en los fuegos de la Inquisición.
¿Jamás golpean a los niños, y los dejan andar libres? Porque son incapaces de
castigo ni doctrina.

¿Creen en los sueños, y obedecen a sus voces? Por influencia de Satán o por pura
estupidez.

¿Comen cuando tienen hambre, y no cuando es hora de comer? Porque son


incapaces de dominar sus instintos.

¿Aman cuando sienten deseo? Porque el demonio los induce a repetir el pecado
original.

¿Es libre la homosexualidad? ¿La virginidad no tiene importancia alguna? Porque


viven en la antesala del infierno.

En 1523, el cacique Nicaragua preguntó a los conquistadores:


-Y al rey de ustedes, ¿quién lo eligió?
El cacique había sido elegido por los ancianos de las comunidades. ¿Había
sido el rey de Castilla elegido por los ancianos de sus comunidades?

La América precilombina era vasta y diversa, y contenía modos de democracia


que Europa no supo ver, y que el mundo ignora todavía. Reducir la realidad
indígena americana al despotismo de los emperadores incas, o a las prácticas
sanguinarias de la dinastía azteca, equivale a reducir la realidad de la Europa
renacentista a la tiranía de sus monarcas o a las siniestras ceremonias de la
Inquisición.

En la tradición guaraní, por ejemplo, los caciques se eligen en asambleas de


hombres y mujeres -y las asambleas los destituyen si no cumplen el mandato
colectivo. En la tradición iroquesa, hombres y mujeres gobiernan en pie de
igualdad. Los jefes son hombres; pero son las mujeres quienes los ponen y
deponen y ellas tienen poder de decisión, desde el Consejo de Matronas, sobre
muchos asuntos fundamentales de la confederación entera. Allá por el año 1600,
cuando los hombres iroqueses se lanzaron a guerrear por su cuenta, las mujeres
hicieron huelga de amores. Y al poco tiempo los hombres, obligados a dormir
solos, se sometieron al gobierno compartido.

En 1919, el jefe militar de Panamá en las islas de San Blas, anunció su triunfo:
-Las indias kunas ya no vestirán molas, sino vestidos civilizados.
Y anunció que las indias nunca se pintarían la nariz sino las mejillas, como debe
ser, y que nunca más llevarían aros en la nariz, sino en las orejas. Como debe ser.
Setenta años después de aquel canto de gallo, las indias kunas de nuestros días
siguen luciendo sus aros de oro en la nariz pintada, y siguen vistiendo sus molas,
hechas de muchas telas de colores que se cruzan con siempre asombrosa
capacidad de imaginación y de belleza: visten sus molas en la vida y con ella se
hunden en la tierra, cuando llega la muerte.

En 1989, en vísperas de la invasión norteamericana, el general Manuel Noriega


aseguró que Panamá era un país respetuosos de los derechos humanos:
-No somos una tribu -aseguró el general.

Las técnicas arcaicas, en manos de las comunidades, habían hecho fértiles los
desiertos en la cordillera de los Andes. Las tecnologías modernas, en manos del
latifundio privado de exportación, están convirtiendo en desiertos las tierras fértiles
en los Andes y en todas partes.

Resultaría absurdo retroceder cinco siglos en las técnicas de producción; pero no


menos absurdo es ignorar las catástrofes de un sistema que exprime a los hombre
y arrasa los bosques y viola la tierra y envenena los ríos para arrancar la mayor
ganancia en el plazo menos. ¿No es absurdo sacrificar a la naturaleza y a la gente
en los altares del mercado internacional? En ese absurdo vivimos; y lo aceptamos
como si fuera nuestro único destino posible.

Las llamadas culturas primitivas resultan todavía peligrosas porque no han perdido
el sentido común. Sentido común es también, por extensión natural, sentido
comunitarios. Si pertenece a todos el aire, ¿por qué ha de tener dueño la tierra? Si
desde la tierra venimos, y hacia la tierra vamos, ¿acaso no nos mata cualquier
crimen que contra la tierra se comete? La tierra es cuna y sepultura, madre y
compañera. Se le ofrece el primer trago y el primer bocado; se le da descanso, se
la protege de la erosión.

Es sistema desprecia lo que ignora, porque ignora lo que teme conocer. El racismo
es también una máscara del miedo.

¿Qué sabemos de las culturas indígenas? Lo que nos han contado las películas del
Fas West. Y de las culturas africanas, ¿qué sabemos? Lo que nos ha contado el
profesor Tarzán, que nunca estuvo.

Dice un poeta del interior de Bahía: Primero me robaron del África. Después
robaron el África de mí.
La memoria de América ha sido mutilada por el racismo. Seguimos actuando como
si fuéramos hijos de Europa, y de nadie más.

A fines del siglo pasado, un médico inglés, John Down, identificó el síndrome que
hoy lleva su nombre. Él creyó que la alteración de los cromosomas implicaba un
regreso a las razas inferiores, que generaba mongolian idiots, negroid idiots y
aztec idiots.

Simultáneamente, un médico italiano, Cesare Lombrosos, atribuyó al criminal nato


los rasgos físicos de los negros y de los indios.
Por entonces, cobró base científica la sospecha de que los indios y los negros son
proclives, por naturaleza, al crimen y a la debilidad mental. Los indios y los negros,
tradicionales instrumentos de trabajo, vienen siendo también desde entonces,
objetos de ciencia.

En la misma época de Lombroso y Down, un médico brasileño, Raimundo Nina


Rodrigues, se puso a estudiar el problema negro. Nina Rodrigues, que era mulato,
llegó a la conclusión de que la mezcla de sangres perpetúa los caracteres de las
razas inferiores, y que por tanto la raza negra en el Brasil ha de constituir siempre
uno de los factores de nuestra inferioridad como pueblo. Este médico psiquiatra
fue el primer investigador de la cultura brasileña de origen africano. La estudió
como caso clínico: las religiones negras, como patología; los trances, como
manifestaciones de histeria.

Poco después, un médico argentino, el socialista José Ingenieros, escribió que los
negros, oprobiosa escoria de la raza humana, están más próximos de los
monos antropoides que de los blancos civilizados. Y para demostrar su
irremediable inferioridad, Ingenieros comprobaba: Los negros no tienen ideas
religiosas.

En realidad, las ideas religiosas habían atravesado la mar, junto a los esclavos, en
los navíos negreros. Una prueba de obstinación de la dignidad humana: a las
costas americanas solamente llegaron los dioses del amor y de la guerra. En
cambio, los dioses de la fecundidad, que hubieran multiplicado las cosechas y los
esclavos del amo, se cayeron al agua.

Los dioses peleones y enamorados que completaron la travesía, tuvieron que


disfrazarse de santos blancos, para sobrevivir y ayudar a sobrevivir a los
millones de hombres y mujeres violentamente arrancados del África y vendidos
como cosas. Ogum, dios del hierro, se hizo pasar por san Jorge o san Antonio o
san Miguel, Shangó, con todos sus truenos y sus fuegos, se convirtió en santa
Bárbara. Obatalá fue Jesucristo y Oshún, la divinidad de las agus dulces, fue la
Virgen de la Candelaria...
Dioses prohibidos. En las colonias españolas y portuguesas y en todas ls demás:
en las islas inglesas del Caribe, después de la abolición de la esclavitud se siguió
prohibiendo tocar tambores o sonar vientos al modo africano, y se siguió penando
con cárcel la simple tenencia de una imagen de cualquier dios africano.
Dioses prohibidos, porque peligrosamente exaltan las pasiones humanas, y en ellas
encarnan. Friedrich Nietzsche dijo una vez:
-Yo sólo podría creer en un dios que sepa danzar.
Como José Ingenieros, Nietzsche no conocía a los dioses africanos. Si los hubiera
conocido, quizá hubiera creído en ellos. Y quizá hubiera cambiado algunas de sus
ideas. José Ingenieros, quién sabe.

La piel oscura delata incorregibles defectos de fábrica. Así, la tremenda


desigualdad social, que es también racial, encuentra su coartada en las taras
hereditarias.

Lo había observado Humboldt hace doscientos años, y en toda América sigue


siendo así: la pirámide de las clases sociales es oscura en la base y clara en la
cúspide. En el Brasil, por ejemplo, la democracia raciasl consiste en que los más
blancos están arriba y los más negros abajo. James Baldwin, sobre los negros en
Estados Unidos:

-Cuando dejamos Mississipi y vinimos al Norte, no encontramos la libertad.


Encontramos los peores lugares en el mercado de trabajo; y en ellos estamos
todavía.

Un indio del Norte argentino, Asunción Ontíveros Yulquila, evoca hoy el trauma
que marcó su infancia:
-Las personas buenas y lindas eran las que se parecían a Jesús y a la Virgen. Pero
mi padre y mi madre no se parecían para nada a las imágenes de Jesús y la Virgen
María que yo veía en la iglesia de Abra Pampa.

La cara propia es un error de la naturaleza. La cultura propia, una prueba de


ignorancia o una culpa que expiar. Civilizar es corregir.

El fatalismo biológico, estigma de las razas inferiores congénitmente condenadas a


la indolencia y a la violencia y a la miseria, no sólo nos impide ver las causas reales
de nuestra desventura histórica. Además, el racismo nos impide conocer, o
reconocer, ciertos valores fundamentales que las culturas despreciadas han podido
milagrosamente perpetuar y que en ellas encarnan todavía, mal que bien, a pesar
de los siglos de persecución, humillación y degradación. Esos valores
fundamentales no son objetos de museo. Son factores de historia, imprescindibles
para nuestra imprescindible invención de una América sin mandones ni mandados.

Esos valores acusan al sistema que los niega.

Hace algun tiempo, el sacerdote español Ignacio Ellacuría me dijo que le resultaba
absurdo eso del Descubrimiento de América. El opresor es incapaz de descubrir,
me dijo:
-Es el oprimido el que descubre al opresor.

Él creía que el opresor ni siquiera puede descubrirse a sí mismo. La verdadera


realidad del opresor sólo se puede ver desde el oprimido.
Ignacio Ellacuría fue acribillado a balazos, por creer en esa imperdonable
capacidad de revelación y por compartir los riesgos de la fe en su poder de
profecía.

¿Lo asesinaron los militares de El Salvador, o lo asesinó un sistema que no puede


tolerar la mirada que lo delata?

7 de abril de 2003

LA BERENJENA Eduardo Galeano

HACE MIL AÑOS, dijo el sultán de Persia:


-Qué rica.
El nunca había probado la berenjena, y la estaba comiendo en rodajas aderezadas
con jengibre y hierbas del Nilo.
Entonces el poeta de la corte exaltó a la berenjena, que da placer a la boca y en el
lecho hace milagros, y para las proezas del amor es más poderosa que el polvo de
diente de tigre o el cuerno rallado de rinoceronte.

Un par de bocados después, el sultán dijo:


-Qué porquería.
Y entonces el poeta de la corte maldijo a la engañosa berenjena, que castiga la
digestión, llena la cabeza de malos pensamientos y empuja a los hombres
virtuosos al abismo del delirio y la locura.

-Recién llevaste a la berenjena al Paraíso, y ahora la estás echando al infierno


-comentó un insidioso.

Y el poeta, que era un profeta de las ciencias de la comunicación, puso las cosas
en su lugar:

-Yo soy cortesano del sultán. No soy cortesano de la berenjena.

NOBLEZA DEL FUERTE un soneto anonimo del siglo xix.


La noche sobre el bosque descendía
cuando un hambriento lobo carnicero,
encontrando a un viandante en un sendero,
quiso saciar el hambre que sentía.

Le atacó con astucia y cobardía,


por la espalda a traición saltando fiero,
y fin hubiese dado del viajero,
que en vano con ardor se defendía.

Pero surgió un león de la espesura,


que al lobo hizo escapar con un rugido,
y acercándose al hombre sin ventura
la sangre le lamió del cuello herido...
Mas, ¡ay..!, la halló tan dulce y tan caliente
¡que acabó devorando al inocente!

LA ORACIÓN DE LA MAESTRA

¡Señor! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el


nombre de maestra, que Tú llevaste por la Tierra.

Dame el amor único de mi escuela; que ni la quemadura de la


belleza sea capaz de robarle mi ternura de todos los instantes.

Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto.


Arranca de mí este impuro deseo de justicia que aún me turba, la
mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren.
No me duela la incomprensión ni me entristezca el olvido de las
que enseñe.

Dame el ser más madre que las madres, para poder amar y defender
como ellas lo que no es carne de mis carnes. Dame que alcance
a hacer de una de mis niñas mi verso perfecto y a dejarte en ella
clavada mi más penetrante melodía, para cuando mis labios
no
canten más.

Muéstrame posible tu Evangelio en mi tiempo, para que no renuncie


a la batalla de cada día y de cada hora por él.

Pon en mi escuela democrática el resplandor que se cernía sobre


tu corro de ninos descalzos.

Hazme fuerte, aun en mi desvalimiento de mujer, y de mujer pobre;


hazme despreciadora de todo poder que no sea puro, de toda
presión que no sea la de tu voluntad ardiente sobre mi vida.

31 de marzo de 2003
AHORA QUE LA GUERRA HA EMPEZADO Noam Chomsky El País

Si hay algo que enseña con claridad la historia de las guerras, es que se pueden
predecir muy pocas cosas. En Irak, la fuerza militar más temible de la historia de la
humanidad ha atacado un país mucho más débil, en una tremenda disparidad de
poder.

Hará falta cierto tiempo para poder valorar, incluso de forma preliminar, las
consecuencias. Es preciso dedicar todos los esfuerzos a disminuir al mínimo los
daños y proporcionar al pueblo iraquí los enormes recursos necesarios para que
puedan reconstruir su sociedad después de Sadam, a su manera y no como dicten
unos gobernantes extranjeros.

No hay motivos para dudar la opinión casi universal de que la guerra de Irak sólo
servirá para aumentar la amenaza del terror y el desarrollo y uso de las armas de
destrucción masiva, con fines vengativos o disuasorios. En Irak, el Gobierno de
Bush persigue una "ambición imperial" que está atemorizando al mundo, con
razón, y convirtiendo a EE UU en un paria internacional.

La intención explícita de la política estadounidense actual es reafirmar un poder


militar que ya es el mayor del mundo, e imposible de desafiar. Estados Unidos
puede librar guerras preventivas a voluntad; guerras preventivas, que no acciones
para impedir un peligro inmediato. Sean cuales sean los motivos que, en
ocasiones, justifican una acción preventiva a corto plazo, no sirven para justificar
una categoría muy diferente de guerra preventiva: el uso de la fuerza para
eliminar una amenaza artificial.

Esta política sienta las bases para una lucha prolongada entre Estados Unidos y
sus enemigos, algunos de ellos creados por la violencia y la agresión, y no sólo en
Oriente Próximo. En este sentido, el ataque de Estados Unidos a Irak es una
respuesta a las plegarias de Bin Laden.
Lo que el mundo se juega en la guerra y la posguerra es muchísimo. Por no elegir
más que una de las numerosas posibilidades, la desestabilización en Pakistán
podría provocar la venta de armas nucleares descontroladas a la red mundial de
grupos terroristas, que muy bien pueden verse fortalecidos por la invasión y
ocupación militar de Irak. Es fácil imaginar otras circunstancias no menos
siniestras.

Sin embargo, no hay que perder la esperanza de que se produzcan consecuencias


más beneficiosas, empezando por el apoyo mundial a las víctimas de la guerra, de
la tiranía brutal y de las sanciones asesinas en Irak.Un indicio prometedor es que
la oposición a la invasión, antes y después de producirse, ha alcanzado un nivel sin
precedentes. En cambio, cuando el Gobierno de Kennedy anunció -este mes hace
41 años- que pilotos estadounidenses estaban bombardeando y arrasando
territorio de Vietnam, las protestas fueron casi inexistentes. No alcanzaron ningún
volumen significativo hasta varios años después.

Hoy existe un movimiento popular contra la guerra a gran escala, comprometido y


basado en los principios, presente en Estados Unidos y todo el mundo. El
movimiento pacifista actuó con energía ya antes de que empezara la nueva guerra
de Irak. Este dato refleja el hecho de que, a lo largo de los años, cada vez hay
menos voluntad de tolerar las agresiones y las atrocidades, uno de los numerosos
cambios producidos en el mundo. Los movimientos activistas de los últimos 40
años han tenido un efecto civilizador.

Ahora, la única forma que tiene Estados Unidos de atacar a un enemigo mucho
más débil es elaborar una enorme ofensiva propagandística que represente a éste
como el mal supremo o incluso una amenaza para nuestra supervivencia. Eso es lo
que ha hecho Washington con Irak. No obstante, los pacifistas están ahora en una
posición mucho mejor para detener el próximo recurso a la violencia, y éste es un
aspecto de extraordinaria importancia.

Gran parte de la oposición a la guerra de Bush se basa en la convicción de que


Irak no es más que un caso especial de la "ambición imperial" enérgicamente
proclamada en la Estrategia de Seguridad Nacional, el pasado mes de septiembre.
Para tener cierta perspectiva respecto a nuestra situación actual, puede resultar
útil observar la historia reciente. En octubre, la naturaleza de las amenazas contra
la paz quedó destacada con gran dramatismo en la reunión celebrada en La
Habana para conmemorar el 40º aniversario de la crisis de los misiles cubanos,
una reunión a la que asistieron importantes participantes de Cuba, Rusia y Estados
Unidos. El hecho de que sobreviviéramos a aquella crisis fue un milagro. Nos
enteramos de que quien salvó el mundo de la destrucción nuclear fue un capitán
de submarino ruso, Vasily Arjipov, que dio la contraorden ante las instrucciones de
disparar misiles nucleares cuando varios destructores estadounidenses atacaron
submarinos rusos cerca de la línea de "cuarentena" de Kennedy. Si Arjipov hubiera
aceptado las instrucciones, el lanzamiento nuclear habría desencadenado, casi con
seguridad, un intercambio que habría podido "destruir el hemisferio norte", como
había advertido Eisenhower.
La temible revelación resulta especialmente oportuna debido a las circunstancias:
la crisis de los misiles tuvo sus raíces en un terrorismo internacional cuyo fin era
"el cambio de régimen", dos conceptos hoy muy de actualidad. Las agresiones
terroristas de Estados Unidos contra Cuba comenzaron poco después de que
Castro se hiciera con el poder y sufrieron una rápida escalada con Kennedy, hasta
llegar a la crisis de los misiles y los años posteriores.

Los nuevos hallazgos demuestran con gran claridad los riesgos terribles e
imprevistos de atacar a "un enemigo mucho más débil" para obtener "un cambio
de régimen", unos riesgos que no resulta exagerado decir que podrían
condenarnos a todos. Estados Unidos está abriendo unas rutas nuevas y peligrosas
frente a una oposición mundial casi unánime.

Washington puede reaccionar de dos formas ante unas amenazas que, en parte,
derivan de sus propias acciones y proclamaciones. Una forma es intentar aplacar
dichas amenazas prestando atención a los agravios legítimos y aceptando
convertirse en miembro civilizado de una comunidad mundial, capaz de respetar el
orden mundial y sus instituciones. Otra es construir máquinas de destrucción y
dominio todavía más temibles, con el fin de poder aplastar cualquier cosa que
consideren un desafío, por lejano que sea; lo cual provocará nuevos y mayores
retos.

Receta del asado Eduardo Galeano

EN LA CUMBRE del cerro de Montevideo, el escribano Nelson Rodríguez escuchó


la voz del Cielo, y de sus dichos dio fe. Y así fueron dictados los mandamientos del
buen parrillero:

No usarás leña de los árboles altos, ni de los petizos. Tampoco es digna del fuego
la leña de los árboles medianos, que da asados mediocres.

No aceptarás carne del costado derecho, que es dura, trabajosa para el diente,
porque sabido es que del lado derecho duermen todos los bichos que van a parar
al asador.

No darás vuelta a ningún trozo de carne, antes de que haya derramado noventa y
nueve gotas de grasa sobre las brasas ardientes.

No dejarás tu cuchillo al alcance de nadie, porque con los envidiosos nunca se


sabe.
No permitirás que tus invitados anden deambulando por ahí. Los ubicarás al modo
de las plateas de los teatros, ante el escenario del fogón, para que ellos aplaudan
tu obra paso a paso.

No usarás sal, que cualquiera la compra. La carne a la lágrima es el más alto


deleite. Con lágrimas de emoción regarás la carne del animal asado.
Y con abundante vino tinto regarás tu carne de maestro asador, mientras se va
cumpliendo la noble faena.

(Tomado de La Jornada, Mexico, 30 de marzo del 2003)

ACCIDENTE DE TRÁNSITO Eduardo Galeano La Jornada 24-03-03

HASTA BIEN ENTRADO el siglo XX, los camellos se ocupaban del transporte de
gentes y cosas en la isla de Lanzarote.

La estación, el Echadero de los Camellos, estaba en pleno centro del puerto de


Arrecife. Leandro Perdomo pasaba siempre por allí, en su infancia, camino de la
escuela. Veía muchos camellos, echados o de pie. Una mañana contó cuarenta,
pero él no era bueno en matemática. De algo está seguro Leandro:

-En aquellos años, nadie tenía prisa.

La isla flotaba fuera del tiempo, mundo antes del mundo, y la gente tenía tiempo
para perder el tiempo.

Los camellos iban y venían, a paso lento, a través de las inmensidades del desierto
de lava negra. No tenían horario, ni hora de salida ni hora de llegada, pero salían y
llegaban. Y nunca hubo accidentes. Nunca, hasta que un camello sufrió un súbito
ataque de nervios y arrojó por los aires a su pasajera. La infortunada se partió la
cabeza contra una piedra.

Ese camello se enloqueció cuando se le cruzó en el camino una rara cosa que tosía
y echaba humo, pero no era volcán, y corría pero no tenía patas.

El primer automóvil había llegado a la isla.

LA INFLACIÓN Eduardo Galeano La Jornada


Había sido un viviente flaco, pero fue un globo en la muerte.

Para clavar la tapa del ataúd, toda la familia tuvo que sentarse encima. Y toda la
familia opinó sobre la inflación del difunto:

-Parece sapo.

-La muerte hincha.

-Es el gas carbónico.

-Es la mala leche.

-Es el alma -sollozó la viuda. El alma quiere salirse del traje.

El traje, un tweed inglés de alta categoría, color gris perla, había sido el único lujo
en toda la vida del finado. Él se lo había mandado hacer, de medida, cuando ya le
volaban cerca las lechuzas y vio que estaba por llegar al finalmente.

Herencia, no dejó. Ni una lira. Y muchos años después, cuando se abrió el ataúd,
estaba en jirones el traje que había vestido su muerte.

Nicola Di Sábato contó el desentierro de su tío. Nicola, que descargaba arena en


un muelle de Avellaneda, había llegado a la Argentina huyendo de los perros del
hambre. A él le gustaba reír, cocinar y compartir historias de su lejana infancia, en
su lejana Italia.

Esas cosas del tiempo: Nicola contó que el tiempo se había comido al tío y había
deshecho su traje relleno de dinero. Los billetes, miles de billetes, un poco
desteñidos, habían durado más. Pero ya no valían nada.

20 de marzo de 2003
El caso de la guerra contra Irak Noam Chomsky
La República de Uruguay - Rodelu

El Estado más poderoso en la historia ha proclamado que intenta controlar el


mundo por la fuerza, la dimensión en la cual éste es rey supremo.

El presidente Bush y su cohorte evidentemente creen que el significado de la


violencia en sus manos es tan extraordinarioque ellos pueden desechar con desdén
a cualquiera que se atraviese en su camino.

Las consecuencias pueden ser catastróficas en Irak y alrededor del mundo. Los
Estados Unidos pueden cosechar una andanada de retaliaciones terroristas y
escalar la posibilidad de un Armagedón nuclear.

¿Bush, Cheney, Rumsfield y compañía están comprometidos con una ambición


imperial, como lo dijo G. John Ikenberry en el número de Foreign Affairs de
setiembre/octubre? ¿Un mundo unipolar en el cual los Estados Unidos no tienen un
competidor a la par? y en el cual ¿ningún Estado o coalición podrá nunca
desafiarlo como líder global, protector y coactor?

Esa ambición seguramente incluye un control mucho más expandido sobre los
recursos del Golfo Pérsico y de bases militares para imponer su forma preferida de
orden en la región.

Incluso antes de que la administración empezara a batir los tambores de la guerra


contra Irak, estaban llenos de advertencias que las aventuras de los Estados
Unidos llevarían a la proliferación de armas de destrucción masiva, así como de
terror, fuera por disuasión o por venganza.

Actualmente Washington le está enseñando al mundo una lección horrible y


peligrosa: si usted se quiere defender de nosotros, usted debe tener una buena
mímica como la de Corea del Norte y poseer una amenaza militar creíble. De otra
manera nosotros lo demoleremos.

¿Hay buenas razones para creer que una guerra contra Irak tiene esa intención, en
parte, para demostrar lo que se puede esperar cuando el imperio decide dar un
golpe? dado que guerra es difícilmente el término apropiado, dada la enorme
diferencia de fuerzas.

Una avalancha de propaganda advierte que si nosotros no detenemos a Saddam


Hussein hoy él nos destruirá mañana.

El pasado octubre, cuando el Congreso le otorgó al Presidente la autoridad para ir


a la guerra, era para ¿defender la seguridad nacional de los Estados Unidos contra
las continuas amenazas poseídas por Irak?

Pero ninguno de los países vecinos a Irak parece estar muy preocupado de
Saddam, aunque muchos de ellos puede odiar al tirano asesino.

Esto es quizás porque los vecinos saben que el pueblo iraquí está apenas en el filo
de la supervivencia. Irak se ha convertido en uno de los países más débiles de la
región. Tal como lo subraya un informe de la Academia Americana de las Artes y
las Ciencias, los gastos iraquíes tanto económicos como militares son apenas una
fracción de los de algunos de sus vecinos, incluido Kuwait, que tiene apenas un
10% de la población iraquí.

La verdad, en los últimos años, países cercanos han tratado de reintegrar Irak a la
región, incluidos Irán y Kuwait, ambos invadidos por Irak.

Saddam se benefició del apoyo de los Estados Unidos a lo largo de la guerra con
Irán y aún después, hasta el día en que invadió Kuwait. Esos responsables están
en buena parte de regreso al timón en Washington hoy.

Reagan y la anterior administración Bush le otorgaron ayuda a Saddam, junto con


el conocimiento para desarrollar armas de destrucción, y eso fue antes cuando él
era mucho más peligroso de lo que es ahora, y había cometido sus peores
crímenes, como asesinar a millares de kurdos con gas venenoso.

Un final al régimen de Saddam le quitaría un enorme peso a la gente de Irak. Hay


buenas razones para creer que él sufriría el destino de Ceasescu y otros tiranos
viciosos si la sociedad iraquí no estuviera devastada por las duras sanciones que
forzan a la población a confiar en Saddam para sobrevivir mientras lo fortalecen a
él y su pandilla.

Saddam permanece como una terrible amenaza para aquellos que están dentro de
su alcance.

Hoy, su alcance no se extiende más allá de sus propios dominios, aunque es


probable que una agresión de los Estados Unidos pudiera inspirar una nueva
generación de terroristas basados en la venganza, y podrían inducir a Irak a llevar
a cabo acciones terroristas que se sospechan que ya pueden estar listas.

El año pasado una fuerza de tarea encabezada por Gary Hart y Warren Rudman
preparó un informe para el Consejo de Relaciones Internacionales ¿América - Still
Unprepared, Still in Danger? (¿América aún sin preparación, aún en peligro?). Este
previene de probables ataques terroristas que podrían ser mucho peores que los
del 9-11, inclusive con el uso de armas de destrucción masiva en este país, peligro
que se convierte ¿más urgente por los prospectos de los Estados Unidos yendo a
una guerra contra Irak?

Actualmente Saddam tiene toda razón para mantener bajo estricto control
cualquier arma química y biológica que Irak pudiera tener. El no suministraría tales
armas a los Osama bin Laden del mundo, quienes representan una terrible
amenaza inclusive para el mismo Saddam, tomando distancia de la reacción que
produciría si hubiera siquiera una insinuación de que tal transacción mortal pudiera
llevarse a cabo. *
* Noam Chomsky es activista político, profesor de lingüística en el Instituto
Tecnológico de Massachusetts, MIT, y autor del éxito de librería ¿9-11?

14 de marzo de 2003
 
El Valor Literario de la Poesía Palestina Nelly Marzouka
Editorial Poetas Antiimperialista de América

Palestina, en la memoria colectiva del pueblo palestino, simboliza el amor a la


tierra usurpada y el amor a la vida. La resistencia en el momento presente a los
impulsos de odio y necrofilia del sionismo, ideología política basada en la negación
del SER, el dolor por el despojo y Holocausto de nuestro pueblo, la esperanza y fe
en el retorno a nuestros modos y orientaciones originarios de vida, a Palestina.

Es por todo esto, que en la poesía palestina, el tema recurrente, es el grito de


dolor ante la muerte, expulsión y sacrificio en tierras lejanas. La poesía palestina
conlleva de forma implícita, la Historia de vida de todo un pueblo expulsado de
cuajo de la tierra de sus antepasados, que vive añorando el regreso.

Cuando poetas palestinos como Darwish, Zayyad, Al Qasim o Touqan por nombrar
solo algunos rememoran la tierra madre recurriendo a la frase, "desde la otra
orilla" , en clara alusión al río Jordán, es sinónimo claro y conciso de la voluntad de
volver por donde mismo fueron expulsados.

Cuando Fadwa Touqan escribe para los combatientes palestinos que luchan contra
la ocupación militar extranjera, en su poema Siempre Vivo: " Del temblor de la
vida y de la muerte surgirá en ti la vida nuevamente..." , en alusión a la tierra que
nos vió nacer del vientre de nuestras madres, y al igual que ellas, nos amamantó,
como escribiese Salem Jubran: "y teniendo yo hambre, un extraño mame de
ella ...."
Palestina representa aquí la madre tierra violentada y ultrajada, pero a la vez la
esperanza del retorno y el renacer.
La expresión poética palestina se afianza con el dolor del exilio, y holocausto, en el

constante devenir de los refugiados, en su larga espera, como cuando el poeta


Tawfik Zayyad escribe: " y de mi carne, levantaré el puente de nuestra vuelta... en
las dos orillas" , en su poema: Puente de Vuelta. Y, cuando Lluis Llach, dice en el
poema Palestina:

De tus campos de piel morena arrancan los árboles


como si así desarraigaran tu mañana.
Entierran a tus hijos cuando aún sonríen
esperando convertir tu vientre en un yermo.
Cuando hieren tus brazos el odio se hace fascismo:
los golpean quienes escarnecen su pasado.
 
En la poesía palestina, se mantiene latente el dolor del destierro y exilio, con todas
las implicancias por lo que forzosamente se deja atrás, títulos, estudios,
conocimientos, así en Carta de la Plaza de los cesantes, expresa Samih Al- Qasim:
Tal vez pierda, como pretendes, mi sustento.

Tal haya de poner a la venta mis ropas y mis muebles.


Tal vez tenga que trabajar como cantero,
como mozo de cuerda
o barrendero

La poesía palestina denuncia, la falsificación de la historia, :

Tal vez insulte un niño, y una niña,


a mi pueblo y mi padre.
Tal vez mi historia la falsee un cobarde,
y transforme en arañas mis corderos.
Tal vez dejes privados a mis hijos de su traje de fiesta.
Tal vez a mis amigos les engañes con un rostro prestado.
Tal vez alces, rodeándome,
muros, muros y muros.
Y tal vez contra viles visiones crucifiques

La poesía palestina de esta forma, también se transforma en otro frente de


resistencia, a la ocupación militar extranjera y la injusticia generada de tal
situación, como dice Nizar Qabbani en Carteles Comandos sobre los Muros de
Israel:

No haréis de nuestro pueblo


un pueblo de piel rojas.
Pues nosotros nos quedamos aquí...
O Tawfiq Zayyad, en No nos iremos:
Bebeos el mar,
que aquí permanecemos,
.....La firme resistencia? : Con los dientes.
Defenderé cada palmo de tierra de mi patria.
Con los dientes.
.... Pese a nuestro lento y prolongado Holocausto, Escrito en el Tronco de un olivo:
de
Kafr Kassem:
Y grabaré
yo no lo olvidaré
y grabaré
Deir Yassin*
tu recuerdo me devora
y grabaré
hemos alcanzado la cima de la tragedia

Nuestro holocausto, presente desde el año 1948, hasta el día de hoy, dando origen
así a la llamada Poesía de la Intifada: Muhammad, acurrucado en brazos de su
padre, es un pájaro temeroso del infierno del cielo: papá, protégeme (Mahmud
Darwish) Aquí se sitúa el espíritu generoso del perdón palestino, hacia el
extranjero colonizador:

La casa es nuestra
Y Jerusalén es nuestra
Y con nuestras manos reconstruiremos la belleza de Jerusalén
Con nuestras manos paz para Jerusalén
Paz para Jerusalén
Viene .. viene .. viene , en la rosa de las ciudades,
de los hermanos Rahbani
Palestina, reclama su estatus usurpado,:
Robasteis al Mesías de su casa de Nazaret, y Mahmud Darwish, en Carnét de
Identidad:
Escribe
Que soy árabe;
Que robaste las viñas de mi abuelo
Y una tierra que araba,
Yo, con todos mis hijos.

Palestina, es la sangre de los mártires, como el poeta ABDELRAHIM MAHMOUD,:


El alma del hombre noble tiene dos metas
o morir o lograr sus sueños..

Palestina es la llama encendida en el corazón de cada hijo de la resistente tierra,


no invocaremos en nuestra narrativa maldiciones a quien nos somete y oprime a
este tortuoso exilio, sino que de nuestras mejores armas, de la pluma y las hojas,
aquella mezcla mas peligrosa que las armas convencionales y que provocaron que
un 8 de Julio de 1972, la GESTAPO sionista- israelí (Mossad) asesinase en Beirut al
escritor palestino Gassan Kanafani, inyectamos en nuestro pueblo la esperanza de
una vida menos dura y libertaria, y aunque en la cruz de la indolencia nos
crucifiquen y en la hoguera de la injusticia no nos dejen respirar, ténganlo por
seguro que en algún lugar del mundo, donde algún palestino aún respire, habrá
una pluma y una hoja de p! apel combatientes que mostrarán al mundo nuestro
amor, por nuestra tierra, como escribieran Samih Al Qasem,y Mahfud Massis, hasta

el último pulso de mis venas, resistiré. ¡Enemigo del sol!, ¡Resistiré!.y...:


"Guerrilleros de Palestina"... ALLAH YIRDAH ALLEYKUM...:

MEMORIA DEL FUEGO Eduardo Galeano

14 de Julio de 1969 San Salvador y Tegucigalpa

Dos turbulentos partidos de fútbol disputan Honduras y El Salvador. Las


ambulancias se llevan muertos y heridos de las tribunas, mientras los hinchas
continúan en la calle las grescas del estadio.

En seguida rompen relaciones los dos países. En Tegucigalpa, los parabrisas de los
autos lucen calcomanías que aconsejan: Hondureño: toma un leño, mata un
salvadoreño. En San Salvador, los diarios exhortan al ejército a invadir Honduras
para propinar una lección a esos bárbaros. Honduras expulsa a los campesinos
salvadoreños, aunque muchos de ellos ni siquiera saben que son extranjeros y
jamás han visto un documento de identidad.

El gobierno de Honduras llama Reforma Agraria al desalojo de los salvadoreños,


obligados a emigrar con lo puesto, y al incendio de sus ranchos. El gobierno de El
Salvador considera espías a todos los hondureños que viven allí.

La guerra no demora en estallar. El ejército de El Salvador penetra en Honduras y


avanza ametrallando las aldeas fronterizas.
San Salvador y Tegucigalpa

La llamada «guerra del fútbol» tiene por enemigos a dos pedazos de América
Central, jirones de la que fue, hace un siglo y medio, patria única.

Honduras, pequeño país agrario, está dominado por los latifundistas.

El Salvador, pequeño país agrario, está dominado por los latifundistas.

El pueblo campesino de Honduras no tiene tierra ni trabajo.

El pueblo campesino de El Salvador no tiene tierra ni trabajo.

En Honduras hay una dictadura militar nacida de un golpe de Estado.

En El Salvador hay una dictadura militar nacida de un golpe de Estado.

El general que gobierna Honduras ha sido formado en la Escuela de las Américas,


en Panamá.

El general que gobierna El Salvador ha sido formado en la Escuela de las Américas,


en Panamá.

De los Estados Unidos provienen las armas y los asesores del dictador de
Honduras.

De los Estados Unidos provienen las armas y los asesores del dictador de El
Salvador.

El dictador de Honduras acusa al dictador de El Salvador de ser un comunista a


sueldo de Fidel Castro.

El dictador de El Salvador acusa al dictador de Honduras de ser un comunista a


sueldo de Fidel Castro.

La guerra dura una semana. Mientras dura la guerra, el pueblo de Honduras cree
que su enemigo es el pueblo de El Salvador y el pueblo de El Salvador cree que su
enemigo es el pueblo de Honduras. Ambos pueblos dejan cuatro mil muertos en
los campos de batalla.
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16 de febrero de 2003
EL MÚSCULO SECRETO Eduardo Galeano La Jornada

UNA TORTUGA atravesó los Estados Unidos, de costa a costa.

Doris Haddock, obrera jubilada, caminó desde Los Ángeles hasta Washington.

Se echó al camino para denunciar la democracia comprada por las grandes


fortunas que pagan las campañas de los políticos. A su paso, etapa por etapa, iba
arengando a la gente que fluía hacia ella.

-Esa vieja es un río -decían los entusiastas.

-Esa vieja es un manicomio -decían los escépticos.

Pero todos iban.

Ya llevaba más de un año de caminata, casi volada por los vientos, casi frita por
los soles, casi rota por los achaques, cuando la paralizó la nieve. Una tremenda
tormenta de nieve se descargó sobre las montañas del oeste de Virginia. Doris
festejó su cumpleaños, noventa velitas, y siguió viaje en esquí.

Esquiando viajó, a través de la nieve, todo el último mes. Mientras nacía el siglo
veintiuno, llegó a la ciudad de Washington.

Una multitud la acompañó hasta el Capitolio. Allí trabajan los congresistas, la mano
de obra política de las grandes empresas que destinan cien millones de dólares
mensuales al pago de sus servicios.

Desde las gradas, ella pronunció un lacónico discurso sobre la democracia


traicionada. Y señaló el pórtico del Capitolio, y dijo:

-Esto se está convirtiendo en una casa de putas.

Y se fue.

9 de febrero de 2003
EL LIBERTADOR Eduardo Galeano La Jornada

EN ALGUNOS CASERIOS perdidos en los Andes, los memoriosos se acuerdan de


cuando el cielo estaba montado sobre el mundo.

Teníamos al cielo tan encima que la gente caminaba agachada, y no podía


enderezarse sin darse un cocazo. Las aves se echaban a volar y en el primer aleteo
se chocaban contra el techo. El cóndor y el águila arremetían con toda su fuerza,
pero el cielo ni se enteraba.

El tiempo del aplastamiento del mundo terminó cuando un relampaguito


bailandero se abrió paso en el poco aire que había. El colibrí, el más pequeño de
los pájaros, pinchó el culo del cielo con su pico de aguja y a los pinchazos lo obligó
a subir hasta las alturas donde ahora está.

Desde entonces, el colibrí merece mucho respeto. Quien fue capaz de levantar el
cielo, en cualquier momento podría derrumbarlo.

3 de febrero de 2003

EL ALBATROS Eduardo Galeano La Jornada

VIVE EN EL VIENTO. Vuela siempre, volando duerme.

El viento no lo cansa ni lo gasta. A los sesenta años, sigue dando vueltas y más
vueltas alrededor del mundo.

El viento le anuncia de dónde vendrá la tempestad y le dice dónde está la costa. Él


nunca se pierde, ni olvida el lugar donde nació; pero la tierra no es lo suyo, ni la
mar tampoco. Sus patas cortas caminan mal, y flotando se aburre.

Cuando el viento lo abandona, espera. A veces el viento demora, pero siempre


vuelve: lo busca, lo llama, y se lo lleva. Y él se deja llevar, se deja volar, con sus
alas enormes planeando en el aire.
En su discurso en el foro de Porto Alegre, el escritor llama a desplegar el sentido
comunitario en defensa del planeta

Eduardo Galeano

En estos días están ocurriendo, en muchos países a la vez, numerosas


manifestaciones populares contra la vocación guerrera de los amos del planeta. En
las calles de muchas ciudades, esas manifestaciones dan testimonio de otro mundo
posible. El mundo tal cual es transpira violencia por todos los poros y está
sometido a una cultura militar que enseña a matar y a mentir.

David Grossman, que fue teniente coronel del ejército de Estados Unidos y está
especializado en pedagogía militar, ha demostrado que el hombre no está
naturalmente inclinado a la violencia. Contra lo que se supone, no es nada fácil
enseñar a matar al prójimo. La educación para la violencia, que brutaliza al
soldado, exige un intenso y prolongado adiestramiento. Según Grossman, ese
adiestramiento comienza, en los cuarteles, a los 18 años de edad. Fuera de los
cuarteles, comienza a los 18 meses de edad. Desde muy temprano, la televisión
dicta esos cursos a domicilio.

Su compatriota, el escritor John Reed, había comprobado, en 1917, que ''las


guerras crucifican la verdad''. Muchos años después, otro compatriota, el
presidente Bush padre, que había desatado la primera guerra contra Irak con el
noble propósito de liberar a Kuwait, publicó sus memorias. En ellas confiesa que
Estados Unidos había bombardeado Irak porque no se podía permitir ''que un
poder regional hostil tuviera de rehén buena parte del suministro mundial de
petróleo''. Quizá, quién sabe, alguna vez el presidente Bush hijo publicará una fe
de erratas sobre su propia guerra contra Irak. Donde dice: "Cruzada del Bien
contra el Mal", debe leerse: "Petróleo, petróleo y petróleo".

Más de una fe de erratas será necesaria. Por ejemplo, habrá que aclarar que
donde dice: "Comunidad internacional", debe leerse: "Jefes guerreros y grandes
banqueros".

¿Cuántos son los arcángeles de la paz que nos defienden de los demonios de la
guerra? Cinco. Los cinco países que tienen derecho de veto en el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas. Y esos custodios de la paz son, además, los
principales fabricantes de armas. En buenas manos estamos.

¿Y cuántos son los dueños de la democracia? Los pueblos votan, pero los
banqueros vetan. Una monarquía de triple corona reina sobre el mundo. Cinco
países toman las decisiones en el Fondo Moneta- rio Internacional. En el Banco
Mundial mandan siete. En la Organización Mundial de Comercio todos los países
tienen derecho de voto, pero jamás se vota. Estas organizaciones, que gobiernan
el mundo, merecen nuestra gratitud: ellas ahogan a nuestros países, pero después
nos venden salvavidas de plomo.

En 1995 la American Psychiatric Association publicó un informe sobre la patología


criminal. ¿Cuál es, según los expertos, el rasgo más típico de los delincuentes
habituales? La inclinación a la mentira. Y uno se pregunta: ¿No es éste el más
perfecto identikit del poder universal?

¿Qué debe leerse, por ejemplo, donde dice: "libertad de trabajo"? Debe leerse:
derecho de los empresarios a arrojar al tacho de la basura dos siglos de conquistas
obreras. Se trabaja el doble a cambio de la mitad: horarios de goma, salarios
enanos, despidos libres, y que Dios se ocupe de los accidentes, las enfermedades
y la vejez. Las principales empresas multinacionales, Wal-Mart y McDonalds,
prohíben expresamente los sindicatos. Quien se afilia a un sindicato pierde su
empleo en el acto.

En el mundo de hoy, que castiga la honestidad y recompensa la falta de


escrúpulos, el trabajo es objeto de desprecio. El poder se disfraza de destino, dice
ser eterno, y mucha gente se baja de la esperanza como si fuera un caballo
cansado. Por eso la elección de Lula a la presidencia del Brasil va mucho más allá
de las fronteras de este país: la victoria de un obrero sindicalista, que encarna la
dignidad del trabajo, ayuda a difundir las vitaminas que todos necesitamos contra
la peste de la desesperanza.

Para que no se diga que en Porto Alegre nos reunimos los contreras y resentidos
de siempre, aclaremos que en algo estamos de acuerdo con los más altos
dirigentes del mundo: también nosotros somos enemigos del terrorismo. Estamos
contra el te-rrorismo en todas sus formas. Podríamos proponer a Davos una
plataforma común. Y acciones comunes para capturar a los terroristas, que
empezarían por la pegatina, en todas las paredes del planeta, de carteles que
digan Wanted:

-Se busca a los mercaderes de armas, que necesitan la guerra como los
fabricantes de abrigos necesitan el frío.

-Se busca a la banda internacional que secuestra países y jamás devuelve a sus
cautivos, aunque cobra rescates multimillonarios que el lenguaje del hampa llama
servicios de deuda.

-Se busca a los delincuentes que en es-cala planetaria roban comida, estrangulan
salarios y asesinan empleos.

-Se busca a los violadores de la tierra, a los envenenadores del agua y a los
ladrones de bosques.
-Y también se busca a los fanáticos de la religión del consumo, que han desatado
la guerra química contra el aire y el clima de este mundo.

El poder identifica valor y precio. Dime cuánto pagan por ti, y te diré cuánto va-les.
Pero hay valores que están más allá de cualquier cotización. No hay quien los
compre, porque no están en venta. Están fuera del mercado, y por eso han
sobrevivido.

Porfiadamente vivos, esos valores son la energía que mueve los músculos secretos
de la sociedad civil. Provienen de la memoria más antigua y del más antiguo
sentido común. Este mundo de ahora, esta civilización del sálvese quien pueda y
cada cual a lo suyo, está enferma de amnesia y ha perdido el sentido comunitario,
que es el papá del sentido común. En épocas remotas, en lo más temprano de los
tiempos, cuando éramos los bichos más vulnerables de la zoología terrestre,
cuando no pasábamos de la categoría de almuerzo fácil en la mesa de nuestros
vecinos voraces, fuimos capaces de sobrevivir, contra toda evidencia, porque
supimos defendernos juntos y porque supimos compartir la comida. Hoy día es
más que nunca necesario recordar esas viejas lecciones del sentido común.

Defendernos juntos, pongamos por caso, para que no nos roben el agua. El agua,
cada vez más escasa, ha sido privatizada en muchos países, y está en manos de
las grandes corporaciones multinacionales. (De aquí a poco, si seguimos así,
también privatizarán el aire: por no pagarlo, no sabemos valorarlo y no merecemos
respirarlo.) Para que el agua siga siendo un derecho, y no un negocio, una
pueblada desprivatizó el agua en la región boliviana de Cochabamba. Las
comunidades campesinas marcharon desde los valles y bloquearon la ciudad. Les
contestaron a balazos. Pero a la larga, después de mucho pelear, recuperaron el
agua, el riego de sus sembradíos, que el gobierno había entregado a una
corporación británica. Esto ocurrió hace un par de años.

Defendernos juntos: hablando del agua, otro ejemplo más reciente. El petróleo
mueve la sociedad de consumo, como se sabe, y, como también se sabe, tiene
malas costumbres. Entre otras manías, se le da por derribar gobiernos, provocar
guerras, intoxicar el aire y pudrir el agua. Hace poco, la marea negra, pegajosa y
mortal, cubrió la mar y las costas de Galicia y más allá. Un barco petrolero se
partió por la mitad y derramó miles y miles de litros de fuel oil, con la
irresponsabilidad y la impunidad que se han vuelto costumbre en estos tiempos en
que el mercado manda y el Estado no controla nada. Y entonces, ante un Estado
ciego y un gobierno sordo, que no hizo más que encogerse de hombros, los
músculos secretos de la sociedad civil desataron su energía: una multitud de
voluntarios enfrentó la invasión enemiga a mano limpia, armada de palos y tachos
y lo que se pudiera encontrar. Los voluntarios no derramaron lágrimas de cocodrilo
ni pronunciaron discursos de teatro.
Defendernos juntos y compartir la comida: una tonelada de comida y de ropa llegó
recientemente, en tren, al rincón más po-bre de la provincia argentina de
Tucumán, donde hay niños que mueren de hambre. Y ese envío solidario provenía
de los cartoneros, los pobres más pobres de Buenos Aires, que se ganan la vida
revolviendo la basura pero son capaces de compartir lo poco, lo casi nada, que
tienen.

¿Cuál es la palabra que más se escucha en el mundo, en casi todas las lenguas? La
palabra yo. Yo, yo, yo. Sin embargo, un estudioso de las lenguas indígenas, Carlos
Lenkersdorf, ha revelado que la palabra más usada por las comunidades mayas, la
que está en el centro de sus decires y vivires, es la palabra nosotros. En Chiapas
no-sotros se dice tik.

Para eso ha nacido y crecido este Foro Social Mundial, en la ciudad brasileña de
Porto Alegre, modelo universal de la de-mocracia participativa: para decir nosotros.
Tik, tik, tik.

Palabras pronunciadas por el escritor en el tercer Foro Social Mundial, Porto


Alegre, el 26 de enero de 2003

26 de enero de 2003

SUBSUELOS DE LA NOCHE Eduardo Galeano La Jornada

Porque esta mujer no se callaba nunca, porque para ella no había una estupidez
que no fuera un problema, porque estaba harto de trabajar como un burro de
carga, porque no aguantaba más dormir con una estatua con ruleros, por las
malas ondas, por la falta de respeto, porque ella le dolía demasiado y porque la vio
con otro, él se vio obligado a retorcerle el pescuezo, como si fuera gallina.

Porque este hombre no escuchaba nunca, porque para él no había un problema


que no fuera una estupidez, porque estaba harta de trabajar como una mula,
porque no aguantaba más dormir con una estatua que roncaba, por los malos
tratos, por las burlas, porque él le dolía demasiado y porque lo vio con otra, ella no
tuvo más remedio que empujarlo desde un décimo piso, como si fuera bulto.

Al fin de esa noche, desayunaron juntos, como todos los días. Leyeron el diario,
ninguna noticia les llamó la atención. Los sueños no salen en los diarios.

16 de diciembre de 2002
MANICOMIO Eduardo Galeano Brecha

Tiempos del miedo. Vive el mundo en estado de terror, y el terror se disfraza: dice
ser obra de Saddam Hussein, un actor ya cansado de tanto trabajar de enemigo, o
de Osama bin Laden, asustador profesional.

Pero el verdadero autor del pánico planetario se llama Mercado. Este señor no
tiene nada que ver con el entrañable lugar del barrio donde uno acude en busca
de frutas y verduras. Es un todopoderoso terrorista sin rostro, que está en todas
partes, como Dios, y cree ser, como Dios, eterno. Sus numerosos intérpretes
anuncian: "El Mercado está nervioso", y advierten: "No hay que irritar al Mercado".

Su frondoso prontuario criminal lo hace temible. Se ha pasado la vida robando


comida, asesinando empleos, secuestrando países y fabricando guerras.

Para vender sus guerras, el Mercado siembra miedo. Y el miedo crea clima. La
televisión se ocupa de que las torres de Nueva York vuelvan a derrumbarse todos
los días. ¿Qué quedó del pánico al ántrax? No sólo una investigación oficial, que
poco o nada averiguó sobre aquellas cartas mortales: también quedó un
espectacular aumento del presupuesto militar de Estados Unidos. Y la millonada
que ese país destina a la industria de la muerte no es moco de pavo. Apenas un
mes y medio de esos gastos bastaría para acabar con la miseria en el mundo, si no
mienten los numeritos de las Naciones Unidas.

Cada vez que el Mercado da la orden, la luz roja de la alarma parpadea en el


peligrosímetro, la máquina que convierte toda sospecha en evidencia. Las guerras
preventivas matan por las dudas, no por las pruebas. Ahora le toca a Irak. Otra
vez ese castigado país ha sido condenado. Los muertos sabrán comprender: Irak
contiene la segunda reserva mundial de petróleo, que es justo lo que el Mercado
anda precisando para asegurar combustible al despilfarro de la sociedad de
consumo.

Espejo, espejito: ¿quién es el más temido? Las potencias imperiales monopolizan,


por derecho natural, las armas de destrucción masiva.

En tiempos de la conquista de América, mientras nacía eso que ahora llaman


Mercado global, la viruela y la gripe mataron muchos más indígenas que la espada
y el arcabuz. La exitosa invasión europea tuvo mucho que agradecer a las
bacterias y los virus. Siglos después, esos aliados providenciales se convirtieron en
armas de guerra, en manos de las grandes potencias. Un puñado de países
monopoliza los arsenales biológicos. Hace un par de décadas, Estados Unidos
permitió que Saddam Hussein lanzara bombas de epidemias contra los kurdos,
cuando él era un mimado de Occidente y los kurdos tenían mala prensa, pero esas
armas bacteriológicas habían sido hechas con cepas compradas a una empresa de
Rockville, en Maryland.

En materia militar, como en todo lo demás, el Mercado predica la libertad, pero la


competencia no le gusta ni un poquito. La oferta se concentra en manos de pocos,
en nombre de la seguridad universal. Saddam Hussein mete mucho miedo.
Tiembla el mundo. Tremenda amenaza: Irak podría volver a usar armas
bacteriológicas y, mucho más grave todavía, alguna vez podría llegar a tener
armas nucleares. La humanidad no puede permitir ese peligro, proclama el
peligroso presidente del único país que ha usado armas nucleares para asesinar
población civil. ¿Habrá sido Irak quien exterminó a los viejos, mujeres y niños de
Hiroshima y Nagasaki?

Paisaje del nuevo milenio:

Gente que no sabe si mañana encontrará qué comer, o si se quedará sin techo, o
cómo hará para sobrevivir si se enferma o sufre un accidente;

gente que no sabe si mañana perderá el empleo, o si será obligada a trabajar el


doble a cambio de la mitad, o si su jubilación será devorada por los lobos de la
Bolsa o por los ratones de la inflación;

ciudadanos que no saben si mañana serán asaltados a la vuelta de la esquina, o si


les desvalijarán la casa, o si algún desesperado les meterá un cuchillo en la
barriga;

campesinos que no saben si mañana tendrán tierra que trabajar y pescadores que
no saben si encontrarán ríos o mares no envenenados todavía;

personas y países que no saben cómo harán mañana para pagar sus deudas
multiplicadas por la usura.

¿Serán obras de Al Qaeda estos terrores cotidianos?

La economía comete atentados que no salen en los diarios: cada minuto mata de
hambre a 12 niños. En la organización terrorista del mundo, que el poder militar
custodia, hay mil millones de hambrientos crónicos y 600 millones de gordos.

Moneda fuerte, vida frágil: el Ecuador y El Salvador han adoptado el dólar como
moneda nacional, pero la población huye. Nunca esos países habían producido
tanta pobreza y tantos emigrantes. La venta de carne humana al extranjero genera
desarraigo, tristeza y divisas. Los ecuatorianos obligados a buscar trabajo en otra
parte han enviado a su país, en 2001, una cantidad de dinero que supera la suma
de las exportaciones de banano, camarón, atún, café y cacao.
También Uruguay y Argentina expulsan a sus hijos jóvenes. Los emigrantes, nietos
de inmigrantes, dejan a sus espaldas familias destrozadas y memorias que duelen.
"Doctor, me rompieron el alma": ¿en qué hospital se cura eso? En Argentina, un
concurso de televisión ofrece, cada día, el premio más codiciado: un empleo. Las
colas son larguísimas. El programa elige los candidatos, y el público vota. Consigue
trabajo el que más lágrimas derrama y más lágrimas arranca. Sony Pictures está
vendiendo la exitosa fórmula en todo el mundo.

¿Qué empleo? El que venga. ¿Por cuánto? Por lo que sea y como sea. La
desesperación de los que buscan trabajo, y la angustia de los que temen perderlo,
obligan a aceptar lo inaceptable. En todo el mundo se impone "el modelo Wal-
Mart". La empresa número uno de Estados Unidos prohíbe los sindicatos y estira
los horarios sin pagar horas extras. El Mercado exporta su lucrativo ejemplo.
Cuanto más dolidos están los países, más fácil resulta convertir el derecho laboral
en papel mojado.

Y más fácil resulta, también, sacrificar otros derechos. Los papás del caos venden
el orden. La pobreza y la desocupación multiplican la delincuencia, que difunde el
pánico, y en ese caldo de cultivo florece lo peor. Los militares argentinos, que
mucho saben de crímenes, están siendo invitados a combatir el crimen: que
vengan a salvarnos de la delincuencia, clama a gritos Carlos Menem, un
funcionario del Mercado que de delincuencia sabe mucho porque la ejerció como
nadie cuando fue presidente.

Costos bajísimos, ganancias mil, controles cero: un barco petrolero se parte por la
mitad y la mortífera marea negra ataca las costas de Galicia y más allá.

El negocio más rentable del mundo genera fortunas y desastres "naturales". Los
gases venenosos que el petróleo echa al aire son la causa principal del agujero del
ozono, que ya tiene el tamaño de Estados Unidos, y de la locura del clima. En
Etiopía y en otros países africanos la sequía está condenando a millones de
personas a la peor hambruna de los últimos 20 años, mientras Alemania y otros
países europeos vienen de sufrir inundaciones que han sido la peor catástrofe del
último medio siglo.

Además, el petróleo genera guerras. Pobre Irak.

José Steinsleger
Guayasamín: cultura y dignidad

Aquella noche de agosto de 1988, mientras el secretario de Estado, George


Schultz, se movilizaba por las capitales de América Latina para impedir la visita de
los gobernantes invitados a la transmisión del mando en Ecuador, Rodrigo Borja y
Osvaldo Guayasamín (1919-1999) cavilaban acerca de lo procedente en tales
circunstancias.

¿Cuáles circunstancias? Presidente electo el uno, pintor de renombre mundial el


otro, Borja se preguntaba si el arte debía ceder su lugar a la política o viceversa.
Por su lado, la angustia de Guayasamín alcanzó su clímax: "¿Quiere decir que
justamente ahora, después de todo lo que he dicho y manifestado sobre el dolor
de nuestros pueblos, debo ceder y borrar lo que pinté en el mural del
Parlamento?"

Resignado, el pintor dijo para sí: "Haré lo que mi ñaño (hermano) diga". Y el
presidente electo, asediado por algunos de sus consejeros, la embajada de
Estados Unidos y los telegramas de protesta contra los contenidos del mural
Frustración y esperanza, se trasladó a la residencia de Guayasamín.
-Osvaldo, no nos torturemos más. El mural se queda como está. Si empezamos
agachando la cabeza la vamos a tener agachada en los cuatro años de mi
mandato. Has pintado lo que tú sientes y millones de ecuatorianos y de
latinoamericanos están contigo.

Sin dar crédito a lo que oía, visiblemente conmovido, el pintor destapó una botella
de vino y con la mirada clavada en la policromía eternamente variable del volcán
Pichincha, pegó un grito de alegría:
"¡Por fin! ¡Por fin un político que entiende que todo es válido, la historia y la vida,
el arte y la política, los benditos intereses del Estado y el sufrimiento de los
pueblos!"

Borja y Guayasamín se confundieron en un largo y sentido abrazo.


Días después, durante la ceremonia de posesión en la sala de honor del Congreso
Nacional, Schultz hizo como que nada ameritaba ser visto, en tanto pocos metros
más allá Fidel Castro observaba con regocijada atención el mural de 360 metros
cuadrados (30 de largo, 12 de alto), que de un modo estremecedor narra 2 mil
500 años de historia ecuatoriana.

Salpicado de leyendas y referencias culturales, el mural se divide en varias partes:


la simbólica y la trágica, la positiva y la negativa. La figura central, simbólica, es la
más importante: la cultura carchi, que data de mil 500 años antes de Cristo, de
donde sale un sol cuadrado que encierra una luna redonda. Dos enormes manos
de cuatro metros de altura se alzan desde la base del mural y tratan de alcanzar el
sol cuadrado y la luna redonda, rematados por un cóndor gigante con alas de
fuego que representa el resurgir de la unidad latinoamericana. En el extremo
superior izquierdo, una leyenda reza: "Indoamérica, rompe tus fronteras". Al
centro, un pensamiento de Bolívar: "Formar de todo el mundo nuevo una sola
nación" y otro de Juan Montalvo: "Desgraciado el pueblo donde los jóvenes son
humildes con el tirano".

La parte "negativa" del mural se compone de cuatro nichos hundidos en los que
figuran cuatro personajes siniestros: un soldado sonriente pintado en blanco y
negro con los ojos inyectados en sangre y un enorme casco nazi que lleva las
siglas de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos: CIA.

Con el mural Frustración y esperanza, el indio Guayasamín legó a la posteridad un


mensaje profundo de optimismo y opción por los condenados y la urgente
necesidad de la emancipación latinoamericana.

El otro legado del pintor fue la Capilla del Hombre, complejo arquitectónico cultural
de 15 mil metros cuadrados. La capilla evoca el destino de América Latina, de
México a la Patagonia, y la historia de los pueblos del continente, representada en
las culturas maya, azteca, inca y otras hasta la época presente.

De dos pisos, los niveles de la capilla están unidos por gradas y un par de
elevadores. En la pared oriental de la planta superior fueron colocados los acrílicos
del mural Rostros de América, pertenecientes a la La edad de la ternura, hechos
por el pintor antes de su muerte.

La Capilla del Hombre fue inaugurada en días pasados por los presidentes Gustavo
Noboa, Fidel Castro y Hugo Chávez, quienes encendieron la llama eterna del sitio
ante mil 500 invitados.

La presencia del presidente de Cuba en Ecuador traspasó expectativas.


Masivamente el pueblo de Quito se volcó en las calles y allí, en medio de la
cordillera de los Andes y cerca de la línea que parte en dos al mundo, Fidel evocó
una frase de Guayasamín: "Mi pintura es para herir, arañar y golpear en el corazón
de la gente, para mostrar lo que el hombre hace en contra del hombre; pintar es
una forma de oración, al mismo tiempo que de grito, y la más alta consecuencia
del amor y la soledad".

Diario La Jornada, de México, Miércoles 4 de diciembre de 2002

dos de diciembre de 2002


LA LUZ Eduardo Galeano La Jornada

EN LAS MONTAÑAS más altas de Cajamarca, las que más demoraron en despertar
y levantarse cuando el mundo nació, hay imágenes de la tierra y signos del cielo.
Son figuras pintadas, hace unos cuantos miles de años, por los artistas sin
nombre. Esos tatuajes de colores en las laderas de piedra han sobrevivido a la
intemperie, a pesar de los golpes de la lluvia y los mordiscones del tiempo.

Las pinturas son y no son, según la hora. Algunas se abren cuando se abre el día,
y al mediodía desaparecen; muchas van cambiando de forma y de color a lo largo
del camino del sol, desde el alba hacia la noche; y otras sólo se dejan ver cuando
el crepúsculo llega. Porque las pinturas han nacido de la mano humana, pero
también son obra de la luz, y están a su mandar. Ella, la luz, la otra artista, reina y
señora, las esconde y las muestra como quiere y cuando quiere.

DOS LOBOS

Un viejo amerindio estaba hablando con su nieto. Le decía:


- "Me siento como si tuviera dos lobos peleando en mi corazón. Uno de los dos es
un lobo enojado, violento y vengador. El otro está lleno de amor y compasión".

El nieto preguntó:

"Abuelo, dime, Cuál de los dos lobos ganará la pelea en tu corazón?"

El abuelo contestó:

"Aquel que yo alimente" . . .

Tik, tik, tik.

LOS VALORES SIN PRECIO: Eduardo Galeano

En estos días están ocurriendo, en muchos países a la vez, numerosas


manifestaciones populares contra la vocación guerrera de los amos del planeta. En
las calles de muchas ciudades, esas manifestaciones dan testimonio de otro mundo
posible. El mundo tal cual es, transpira violencia por todos los poros y está
sometido a una cultura militar que enseña a matar y a mentir.
David Grossman, que fue teniente coronel del ejército de Estados Unidos y está
especializado en pedagogía militar, ha demostrado que el hombre no está
naturalmente inclinado a la violencia. Contra lo que se supone, no es nada fácil
enseñar a matar al prójimo. La educación para la violencia, que brutaliza al
soldado, exige un intenso y prolongado adiestramiento. Según Grossman, ese
adiestramiento comienza, en los cuarteles, a los 18 años de edad. Fuera de los
cuarteles, comienza a los 18 meses de edad. Desde muy temprano, la televisión
dicta esos cursos a domicilio.

Su compatriota, el escritor John Reed, había comprobado, en 1917, que ''las


guerras crucifican la verdad''. Muchos años después, otro compatriota, el
presidente Bush padre, que había desatado la primera guerra contra Irak con el
noble propósito de liberar a Kuwait, publicó sus memorias. En ellas confiesa que
Estados Unidos había bombardeado Irak porque no se podía permitir ''que un
poder regional hostil tuviera de rehén buena parte del suministro mundial de
petróleo''. Quizá, quién sabe, alguna vez el presidente Bush hijo publicará una fe
de erratas sobre su propia guerra contra Irak. Donde dice: "Cruzada del Bien
contra el Mal", debe leerse: "Petróleo, petróleo y petróleo".

Más de una fe de erratas será necesaria. Por ejemplo, habrá que aclarar que
donde dice:
"Comunidad internacional", debe leerse: "Jefes guerreros y grandes banqueros".
¿Cuántos son los arcángeles de la paz que nos defienden de los demonios de la
guerra? Cinco. Los cinco países que tienen derecho de veto en el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas. Y esos custodios de la paz son, además, los
principales fabricantes de armas. En buenas manos estamos.

¿Y cuántos son los dueños de la democracia? Los pueblos votan, pero los
banqueros vetan. Una monarquía de triple corona reina sobre el mundo. Cinco
países toman las decisiones en el Fondo Monetario Internacional. En el Banco
Mundial mandan siete. En la Organización Mundial de Comercio todos los países
tienen derecho de voto, pero jamás se vota. Estas organizaciones, que gobiernan
el mundo, merecen nuestra gratitud: ellas ahogan a nuestros países, pero después
nos venden salvavidas de plomo.

En 1995 la American Psychiatric Association publicó un informe sobre la patología


criminal. ¿Cuál es, según los expertos, el rasgo más típico de los delincuentes
habituales? La inclinación a la mentira. Y uno se pregunta: ¿No es éste el más
perfecto identikit del poder universal?

¿Qué debe leerse, por ejemplo, donde dice: "libertad de trabajo"? Debe leerse:
derecho de los empresarios a arrojar al tacho de la basura dos siglos de conquistas
obreras. Se trabaja el doble a cambio de la mitad: horarios de goma, salarios
enanos, despidos libres, y que Dios se ocupe de los accidentes, las enfermedades
y la vejez. Las principales empresas multinacionales, Wal-Mart y McDonalds,
prohíben expresamente los sindicatos. Quien se afilia a un sindicato pierde su
empleo en el acto.

En el mundo de hoy, que castiga la honestidad y recompensa la falta de


escrúpulos, el trabajo es objeto de desprecio. El poder se disfraza de destino, dice
ser eterno, y mucha gente se baja de la esperanza como si fuera un caballo
cansado. Por eso la elección de Lula a la presidencia de Brasil va mucho más allá
de las fronteras de este país: la victoria de un obrero sindicalista, que encarna la
dignidad del trabajo, ayuda a difundir las vitaminas que todos necesitamos contra
la peste de la desesperanza.

Para que no se diga que en Porto Alegre nos reunimos los contreras y resentidos
de siempre, aclaremos que en algo estamos de acuerdo con los más altos
dirigentes del mundo: también nosotros somos enemigos del terrorismo. Estamos
contra el terrorismo en todas sus formas. Podríamos proponer a Davos una
plataforma común. Y acciones comunes para capturar a los terroristas, que
empezarían por la pegatina, en todas las paredes del planeta, de carteles que
digan Wanted:

-Se busca a los mercaderes de armas, que necesitan la guerra como los
fabricantes de abrigos necesitan el frío.

-Se busca a la banda internacional que secuestra países y jamás devuelve a sus
cautivos, aunque cobra rescates multimillonarios que el lenguaje del hampa llama
servicios de deuda.

-Se busca a los delincuentes que en escala planetaria roban comida, estrangulan
salarios y asesinan empleos.

-Se busca a los violadores de la tierra, a los envenenadores del agua y a los
ladrones de bosques.

-Y también se busca a los fanáticos de la religión del consumo, que han desatado
la guerra química contra el aire y el clima de este mundo.
El poder identifica valor y precio. Dime cuánto pagan por ti, y te diré cuánto vales.
Pero hay valores que están más allá de cualquier cotización. No hay quien los
compre, porque no están en venta. Están fuera del mercado, y por eso han
sobrevivido.

Porfiadamente vivos, esos valores son la energía que mueve los músculos secretos
de la sociedad civil. Provienen de la memoria más antigua y del más antiguo
sentido común. Este mundo de ahora, esta civilización del sálvese quien pueda y
cada cual a lo suyo, está enferma de amnesia y ha perdido el sentido comunitario,
que es el papá del sentido común. En épocas remotas, en lo más temprano de los
tiempos, cuando éramos los bichos más vulnerables de la zoología terrestre,
cuando no pasábamos de la categoría de almuerzo fácil en la mesa de nuestros
vecinos voraces, fuimos capaces de sobrevivir, contra toda evidencia, porque
supimos defendernos juntos y porque supimos compartir la comida. Hoy día es
más que nunca necesario recordar esas viejas lecciones del sentido común.

Defendernos juntos, pongamos por caso, para que no nos roben el agua. El agua,
cada vez más escasa, ha sido privatizada en muchos países, y está en manos de
las grandes corporaciones multinacionales (dentro de poco, si seguimos así,
también privatizarán el aire: por no pagarlo, no sabemos valorarlo y no merecemos
respirarlo.) Para que el agua siga siendo un derecho, y no un negocio, una
pueblada desprivatizó el agua en la región boliviana de Cochabamba. Las
comunidades campesinas marcharon desde los valles y bloquearon la ciudad. Les
contestaron a balazos. Pero a la larga, después de mucho pelear, recuperaron el
agua, el riego de sus sembradíos, que el gobierno había entregado a una
corporación británica. Esto ocurrió hace un par de años.

Defendernos juntos: hablando del agua, otro ejemplo más reciente. El petróleo
mueve la sociedad de consumo, como se sabe, y, como también se sabe, tiene
malas costumbres. Entre otras manías, se le da por derribar gobiernos, provocar
guerras, intoxicar el aire y pudrir el agua. Hace poco, la marea negra, pegajosa y
mortal, cubrió la mar y las costas de Galicia y más allá. Un barco petrolero se
partió por la mitad y derramó miles y miles de litros de fuel oil, con la
irresponsabilidad y la impunidad que se han vuelto costumbre en estos tiempos en
que el mercado manda y el Estado no controla nada. Y entonces, ante un Estado
ciego y un gobierno sordo, que no hizo más que encogerse de hombros, los
músculos secretos de la sociedad civil desataron su energía: una multitud de
voluntarios enfrentó la invasión enemiga a mano limpia, armada de palos y tachos
y lo que se pudiera encontrar. Los voluntarios no derramaron lágrimas de cocodrilo
ni pronunciaron discursos de teatro.

Defendernos juntos y compartir la comida: una tonelada de comida y de ropa llegó


recientemente, en tren, al rincón más pobre de la provincia argentina de Tucumán,
donde hay niños que mueren de hambre. Y ese envío solidario provenía de los
cartoneros, los pobres más pobres de Buenos Aires, que se ganan la vida
revolviendo la basura pero que son capaces de compartir lo poco, lo casi nada, que
tienen.

¿Cuál es la palabra que más se escucha en el mundo, en casi todas las lenguas? La
palabra yo. Yo, yo, yo. Sin embargo, un estudioso de las lenguas indígenas, Carlos
Lenkersdorf, ha revelado que la palabra más usada por las comunidades mayas, la
que está en el centro de sus decires y vivires, es la palabra nosotros. En Chiapas
nosotros se dice tik.
Para eso ha nacido y crecido este Foro Social Mundial, en la ciudad brasilera de
Porto Alegre, modelo universal de la democracia participativa: para decir nosotros.
Tik, tik, tik.

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