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Escuela de Socorrismo Profesional DC

INDICE

TEMA 1. HISTORIA DEL SALVAMENTO Y SOCORRISMO ACUATICO. DESDE

SUS ORIGENES HASTA NUESTROS DÍAS.

TEMA 2. SALVAMENTO Y SOCORRISMO ACUATICO EN

ESPAÑA.

TEMA 3. EL SOCORRISTA ACUÁTICO.

TEMA 4. PRÁCTICAS Y ENTRENAMIENTO DEL SOCORRISTA ACUATICO.

TEMA 5. SECUENCIA DE ACTUACIÓN EN UN RESCATE ACUATICO. TEMA

6. TECNICAS DE CONTROL Y REMOLQUE ACUATICO.

TEMA 7. ASPECTOS GENERALES DE UN AHOGAMIENTO Y ATENCIÓN A


ACCIDENTADOS CON LESION MEDULAR.

TEMA 8. LA FLOTACION DEL SOCORRISTA.

TEMA 9. EL BUCEO EN SOCORRISMO ACUATICO.

TEMA 10. PILARES DEL SALVAMENTO Y SOCORRISMO ACUATICO.

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TEMA 1. HISTORIA DEL SALVAMENTO Y SOCORRISMO ACUATICO

DESDE SUS ORIGENES HASTA NUESTROS DÍAS

La historia del salvamento acuático, se remonta desde los orígenes del ser humano y su
interacción con este medio. Sin duda tres importantes motivos, propios de la naturaleza
humana, incitaron a nuestros antepasados a dar ese primer paso crucial que nos ha
llevado hasta hoy día. La búsqueda de alimentos, la de elementos suntuarios (perlas,
coral, conchas, etc.) y por último, la más humana de todas, la curiosidad.

El ser humano actualmente no esta adaptado para desarrollar toda una vida en el medio
acuático. Tanto es así, que en su evolución ha logrado una total adaptación en el mundo
que habita hasta hacerse completamente terrestre. No obstante, encuentra en el
ambiente acuático una fascinación tal, que le empuja a pretender entender y controlar
este medio así como desarrollar las habilidades corporales necesarias para no sentir
miedo o vulnerabilidad.

El salvamento acuático no es más que otro lado de esa titánica lucha del hombre por el
control de los elementos naturales. Cada paso de este acontecer humano se nutre de
ensayos y errores, muchos casos incluyen la pérdida de vidas humanas.

Lentamente, con el correr del tiempo nuestra voluntad, pero más que todo nuestro
ingenio como especie, ambas impulsadas por la necesidad, han ido desentrañando los
enigmas de las diversas técnicas, perfeccionándolas con cada nuevo día.

El deseo de mejorarnos continuamente ha permitido por generaciones a nuestra


infatigable creatividad dotarse de los elementos necesarios hasta lograr un dominio casi
total al momento de salvar vidas en un entorno natural al que por patrón biológico, no
pertenecemos: el agua.

Para realizar una descripción profunda sobre métodos e iniciativas del hombre para
sobrevivir y ampliar sus posibilidades en el medio acuático, así como el desarrollo de
las técnicas de nado, deberíamos abarcar desde los períodos prehistórico, faraónico,
bíblico, antiguo, medieval, napoleónico hasta la era contemporánea, donde se producen
en el mundo los primeros intentos por desarrollar, reglamentar, publicar y difundir
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masivamente técnicas de seguridad, pero más que todo de salvamento acuático para ser
usadas por cualquier nadador.

Con las ayudas modernas de navegación y los barcos altamente impulsados de hoy día,
los naufragios son relativamente poco comunes, pero antes de estos avances, las naves
de vela navegaban con brújula, sextante y educadas suposiciones. Estaban siempre a
merced de la naturaleza. Las tormentas y el clima inclemente, particularmente en
invierno traían tragedias todo el tiempo a las naves que se encontraban a lo largo de las
líneas costeras. Cuando esto ocurría, pocas personas sabían nadar y algunas veces las
aguas heladas eran inmisericordes incluso para el más experimentado nadador.

DATOS HISTORICOS

El historiador Tito Livio (59 a.c – 17 d.c), nos ha dejado testimonio del macedonio
Perseo (212 al 166 a.c), cuyos buzos recuperaron valiosos tesoros naufragados. Incluso
en Rodas, el rey reconocía a los rescatadores una cuota del valor de los objetos y otra de
riesgo; a quien bajaba a más de 7 metros de profundidad, le correspondía la mitad de la
carga recuperada.

Los Urinatores (urinator significa en latín buzo o buceador) fueron la primera unidad
anfibia de carácter permanente de que se tiene noticia. Anteriormente se sabe de grupos
de buceadores formados por varios pueblos, como los griegos o los asirios; pero fueron
los romanos los primeros en crear un cuerpo ligeramente diferente del resto para
misiones que requería expertos nadadores y buceadores. Lo cual sorprende en una
potencia eminentemente terrestre.

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En la preparación física y la educación de los jóvenes romanos, la natación tuvo enorme


importancia. Su práctica era orientada a una finalidad bélica, teniendo un apartado
especial para aquellos jóvenes que destacaban en este arte.

Dentro de las acciones conocidas de estos Urinatores, fue en la guerra civil entre Julio
César y Pompeyo. Los buceadores nadaron desde la playa hasta las naves de Pompeyo,
cortaron los cabos de las anclas y las remolcaron hasta la playa.
La última acción conocida tuvo lugar en el asedio de Constantinopla.
Se sabe, por las muchas medidas tomadas en los puertos, que las acciones de estos
grupos eran numerosas y contundentes. Para impedirlas se
utilizaban redes con cascabeles en la bocana de los puertos, centinelas armados
con tridentes, etc...

En la cultura egipcia la natación ya formaba parte de los planes de educación física en


los jóvenes. Los principiantes eran educados en el medio acuático, también conocían el
buceo y lo aplicaban en la búsqueda de perlas y esponjas.

Foto 1: Cleopatra disponía de un cuerpo de jóvenes urinatores a su servicio.

PROLIFERACION DE ORGANIZACIONES DE SALVAMENTO DESDE EL 1700


HASTA NUESTROS DÍAS.

Los primeros datos de historia del salvamento organizado en el mundo hacen


referencia de la Asociación Chinkiang de China para el Salvamento de Vidas, la cual
fue establecida en 1708 para rescatar marineros en problemas. Esto eventualmente
involucró estaciones de salvamento especialmente diseñadas con personal y botes de
rescates. Otras organizaciones similares fueron establecidas a comienzos o finales de
1700.

En Ámsterdam en el 1767 se funda la Sociedad para Rescatar personas Ahogadas


(Maatschappij tot Redding van Drenkelingen), cuyo propósito era tratar de recobrar a
las víctimas aplicándoles los primeros auxilios, sin embargo esto se hacía por métodos
empíricos.
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Casi un siglo antes del nacimiento de la Cruz Roja Internacional a inicios de 1860, en
1774 la Real Sociedad Humanitaria de Londres ya indicaba el uso de técnicas de
salvamento a lo largo del canal inglés. Se difundían entonces los primeros impresos con
recomendaciones, más que todo en países avanzados.

En los Estados Unidos se funda en 1786 la Sociedad Humana de Massachussets, con


la finalidad de brindarle al bañista una mayor seguridad con la colocación de letreros de
información para la utilización de los equipos de rescate provistos por la sociedad para
atender las emergencias. También construyeron casas para refugiar a los supervivientes
de los naufragios en sus costas. Para mediados de 1800 contaba con 18 estaciones con
botes y equipo de lanzamiento de cuerdas.

Las actividades organizadas de salvamento acuático internacional datan de 1878 cuando


el Primer Congreso Mundial de Salvamento Acuático fue auspiciado en Marsella,
una ciudad del sur de Francia. Desde entonces, por décadas, en cada nación
independiente, ha habido muchos logros destacados en salvamento acuático. Debido a
esto, la necesidad por un foro internacional para intercambiar ideas fue pronto
reconocida.

En 1890, bajo la dirección del Comodoro Longfellow, se funda en Nueva York el


Cuerpo de Salvavidas Voluntario de los Estados Unidos. De aquí, se organizan otros
capítulos de la misma en otros estados del país. Los objetivos principales de esta
organización fueron: Rescate de ahogados, Auxilio a los lesionados, Proteger al público
y la Enseñanza de la natación.

La Federation Internationale de Sauvetage Aquatique (FIS) fue fundada en 1910 en


Saint-Ouen, una pequeña ciudad cerca de París, en Francia. Entre los países fundadores
estaban: Bélgica, Dinamarca, Francia, Gran Bretaña, Luxemburgo, Suiza y Túnez. Para
1914, la Federación estaba representada por más de 30 organizaciones nacionales, en
calidad de miembros plenos. Fue establecida para promover los objetivos del salvamento
acuático en aguas controladas y con oleaje alrededor del mundo.

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El 24 de marzo de 1971 la World Life Saving (WLS) fue fundada en Cronulla, Nueva
Gales del Sur, Australia. La constitución entró en efecto el 14 de junio de 1987 con el
acuerdo formal entre los países fundadores: Australia, Gran Bretaña, Nueva Zelanda,
Sudáfrica y los Estados Unidos. Para 1994, estaba representada por más de 20
organizaciones nacionales, en calidad de miembros con pleno derecho.

En 1974 la Cruz Roja Americana desarrolló el Programa Avanzado de Salvavidas. Para


1979 se establece la Asociación de Salvamento de Estados Unidos (USLA), y desde
entonces esta organización ha ido evolucionando hasta ser la principal propulsora del
salvamento acuático en su país.

En febrero de 1993, de los objetivos comunes de la FIS y la WLS emergió el más


grande cuerpo internacional de salvamento. La International Lifesaving Federation
(ILS) fue constituida oficialmente por su Asamblea General en Cardiff, Gales, Reino
Unido el 3 de septiembre de 1994. Al mismo tiempo, la FIS y la WLS fueron disueltas
automáticamente.

Actualmente la Federación Internacional de Salvamento y Socorrismo (ILS) es la


autoridad mundial para la prevención de ahogamientos , salvamento y socorrismo en el
deporte . ILS dirige, apoya y colabora con organizaciones nacionales e internacionales
dedicadas a la prevención de ahogamientos, seguridad en el agua, rescate acuático,
salvamento y el socorrismo como deporte.

http://www.ilsf.org/
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TEMA 2. SALVAMENTO Y SOCORRISMO ACUATICO

EN ESPAÑA

REGULACIÓN DEL SECTOR

España ha sido siempre un país con poca tradición en la promoción y divulgación de


actuaciones en salvamento y socorrismo acuático. De hecho el respaldo que la
legislación de nuestro país ha hecho a esta actividad ha brillado por su ausencia hasta
hace pocos años. Con una falta de regulación del sector, el mantenimiento de leyes
desfasadas en tiempo y forma, o en su caso con la implantación de leyes demasiado
globales y con una falta total de especificidad, da pie a situaciones de confusión y a la
ausencia de una seguridad jurídica dentro del salvamento y socorrismo.

Poco a poco, la sociedad, y con ella las actuaciones de reglamentación del sector, ha ido
tomando conciencia de la importancia de las actuaciones en salvamento y socorrismo,
tomando como referencia otros países con una mayor tradición, reconocimiento social,
así como regulación legal de la actividad.

No obstante, las competencias para la regulación de nuestra actividad están delegadas a


las comunidades autónomas, de forma que existen actualmente distintos tipos y niveles
de regulación dependiendo de la comunidad autónoma a la que pertenezcas. Unas
intentando ordenar las actuaciones promulgando decretos, mientras en comunidades
autónomas vecinas reina la confusión a falta de una regulación específica de la
actividad.

Pongamos por ejemplo la comunidad autónoma de Madrid, y la comunidad


autónoma de Andalucía. En la primera Para el ejercicio profesional del Socorrismo Acuático
en el ámbito territorial de la Comunidad de Madrid será necesaria la inscripción vigente en el
Registro Profesional de Socorristas de dicha comunidad.
En cualquier caso, de forma previa a la inscripción, el interesado deberá solicitar la
homologación de su formación en la agencia Laín Entralgo (con competencias derivadas
en este sentido por la comunidad de Madrid).

ORDEN 1319/2006, de 27 de junio, de la Consejería de Sanidad y Consumo, por la que se


establecen los criterios que permitan establecer los niveles de formación del personal que
preste sus servicios como socorrista en piscinas, instalaciones acuáticas y medio natural de la
Comunidad de Madrid.

El Decreto 80/1998, de 14 de mayo, de la Consejería de Sanidad y Servicios Sociales, por el


que se regulan las condiciones higiénico-sanitarias de las piscinas de uso colectivo de la
Comunidad de Madrid, establece en su artículo 20 que en todas las piscinas se deberá contar

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con un servicio de socorristas con la titulación y los niveles mínimos de formación


establecidos en la Orden 481/2002, de 4 de julio, del Consejero de Sanidad y Consumo

En el caso de Andalucía, sigue vigente DECRETO 23/1999, de 23 de febrero, por el que


se aprueba el Reglamento Sanitario de las Piscinas de Uso Colectivo. No existe en este
decreto regulación específica en cuanto a la formación y expedición de acreditaciones de
socorrismo, así como la no existencia de un registro autonómico de socorristas,
generando distintas interpretaciones sobre la norma y la mayoría de las veces creando
desconcierto ante la falta de seguridad jurídica de nuestro sector en la comunidad
autónoma andaluza.

Parece ser que existe un olvido legislativo en muchas comunidades autónomas, sin tener
en cuenta la realidad de este sector que esta en auge, con promociones continuas de
socorristas acuáticos instruidos de forma distinta y bajo exigencias diferentes
dependiendo de su comunidad de residencia.

No obstante existe otra realidad, quizás la cara más amarga de todo esto; donde a pesar
de todos los esfuerzos siempre aparecen víctimas por ahogamientos.

LA REALIDAD ESPAÑOLA CON DATOS Y ESTADISTICAS

Reflejamos a continuación, algunos datos extraídos de un trabajo de investigación del


profesor Dr. José Palacios Aguilar.

Demasiadas muertes por ahogamiento en España:

“es indigno, es injusto y es vergonzoso que hayan muerto 186 personas en este
verano (2012)”

Desde el día 2 de junio (primer ahogado del que se tiene constancia) hasta el 29 de
septiembre (último ahogado que ha aparecido en las noticias) en España han muerto en
el medio acuático un total de 186 personas, con la siguiente distribución por sexo:

- Hombres – 152 (81,7%).

- Mujeres – 34 (18,3%).

Los datos no pueden ser más desfavorables y preocupantes, sobre todo para el género
masculino, que supera el 80% de las muertes. Estos porcentajes coinciden con otras
estadísticas a nivel internacional y en diferentes países.

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En cuanto a la distribución por meses los datos se reparten de la siguiente forma:

- En el mes de junio hubo 40 muertos por ahogamiento: 28 hombres y 12 mujeres.

- En el mes de julio fueron 49 muertos: 38 hombres y 11 mujeres.

- En el mes de agosto se alcanzó la trágica y pasmosa cifra de 62 muertos: 56 hombres

y 6 mujeres.

- Y en el mes de septiembre se llegó a 35 muertos: 30 hombres y 5 mujeres

Datos globales: distribución por edades

En cuanto a la edad, se han clasificado los casos en tramos de 10 años. No se aporta


información de la edad en 18 casos y es preciso recalcar que todos los tramos tienen
algún muerto por ahogamiento, con el siguiente reparto:

- 0 – 9 años: 10 casos (5,9%).

- 10 – 19 años: 4 casos (2,4%).

- 20 – 29 años: 13 casos (7,7%).

- 30 – 39 años: 21 casos (12,5%).

- 40 – 49 años: 23 casos (13,7%).

- 50 – 59 años: 20 casos (11,9%).

- 60 – 69 años: 26 casos (15,5%).

- 70 – 79 años: 42 casos (25%).

- 80 – 89 años: 8 casos (4,8%).

- 90 – 99 años: 1 caso (0,6%).

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Distribución de los ahogados por tipo de espacio acuático

En el control llevado a cabo, además de clasificar los casos según el sexo y la edad de
las víctimas, se ha considerado el tipo de espacio acuático en el que se ahogaron.

El espacio acuático en el que han muerto ahogadas las personas que aparecen en las
noticias es diverso, aunque destaca negativamente la playa con más del 60% de los
casos, sin contar otro 10% que sucede en el mar en zonas sin playa. Es evidente que las
playas y el mar acogen durante el verano al mayor número de usuarios y también
representan los lugares donde se producen las mayores situaciones de riesgo. Pero no
hay que olvidar que España es un país con miles de embalses, canales, ríos y lagos, en
los que también se disfruta del medio acuático; y tampoco se puede olvidar que España
cuenta con más de 400.000 piscinas.

El reparto fue el siguiente;

- Playa: 116 casos (62,4%).

- Mar (zonas sin playa): 19 casos (10,2%).

- Piscina: 20 casos (10,8%).

- Río: 15 casos (8,1%).

- Embalse: 11 casos (5,9%).

- Canal de trasvase: 3 casos (1,6%).

- Balsa o pozo de agua: 2 casos (1,1%).

Es de interés profundizar en los datos de ahogados en piscinas, que con 20 casos


(10,8%), tienen la siguiente distribución:

- 11 en piscinas privadas (de tipo familiar).

- 8 en piscinas de urbanización.

- 1 en piscina de hotel.

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Distribución de los ahogados por comunidad autónoma y provincia

El reparto, ordenado de mayor a menor, ha sido el siguiente:

- Comunidad Valenciana – 35 casos (18,8%).

- Cataluña – 29 casos (15,6%).

- Baleares – 27 casos (14,5%).

- Canarias – 26 casos (14%).

- Andalucía – 21 casos (11,3%).

- Galicia – 10 casos (5,4%).

- Murcia – 7 casos (3,8%).

- Castilla-León – 6 casos (3,2%).

- Cantabria – 5 casos (2,7%).

- Castilla-La Mancha – 5 casos (2,7%).

- Asturias – 3 casos (1,6%).

- Madrid – 3 casos (1,6%).

- País Vasco – 3 casos (1,6%)

- Aragón – 2 casos (1,1%).

- Extremadura – 2 casos (1,1%).

- Melilla – 1 caso (0,5%).

- Navarra – 1 caso (0,5%)

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Distribución de los ahogados según franja horaria

En el análisis de cada noticia se ha procurado obtener la hora en la que sucedió el


accidente, ya que es un dato de gran interés para el socorrismo en general. No es lo
mismo que haya ahogados cuando no hay nadie en los lugares de baño que cuando esos
mismos lugares están siendo utilizados por muchas personas y, en consecuencia, en
ellos debería existir un Servicio de Socorrismo.

Está claro que el horario en el que sucede el ahogamiento es un dato significativo y se


debería considerar en cualquier estudio preventivo.

No se informa de la hora en la que sucedió el accidente en 38 casos. Pero sí se hace en


148 casos, que representan un 80% y que podemos considerar como suficientemente
representativo.

Las franjas horarias se han repartido sin seguir un mismo número de horas en ellas, pero
se ha atendido a un criterio lógico y aplicado a los Servicios de Socorrismo.

De esta forma, se ha establecido una franja horaria entre las 22,00 h. de la noche y las
8,00 h. de la mañana, que representa la franja nocturna y en la que es poco frecuente el
baño; hay dos franjas iguales de 2 horas (de 8,00 h. a 10,00 h. y de 20,00 h. a 22,00
h.),previas y posteriores al horario en el que suele comenzar y finalizar el Servicio de
Socorrismo; y, finalmente, hay otras dos franjas iguales de 5 horas cada una (de 10,00 h.
a 15,00 h. y de 15,00 h. a 20,00 h.), que se corresponderían con la jornada de mañana y
de tarde.

El reparto de los casos de ahogamiento en estas franjas horarias fue el siguiente:

- Durante la mañana (sin indicar hora): 7 casos (4,7%).

- Durante la tarde (sin indicar hora): 6 casos (4,1%).

- De 8,00 a 10,00 h.: 3 casos (2%).

- De 10,00 a 15,00 h.: 76 casos (51,4%).

- De 15,00 a 20,00 h.: 42 casos (28,4%).

- De 20,00 a 22,00 h.: 7 casos (4,7%).

- De 22,00 a 8,00 h.: 7 casos (4,7%).

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SOCORRISTAS EN PISCINAS, PLAYAS, PARQUES ACUÁTICOS ETC…

Como se ha podido desprender del trabajo realizado por el Dr. Palacios Aguilar,
existe una imperiosa necesidad de dotar la mayoría de los espacios acuáticos de un
servicio de prevención y vigilancia que reduzca la tasa de siniestralidad actual.
Para ello, todos los veranos aumenta la contratación de trabajadores acreditados como
socorristas acuáticos para su ubicación en comunidades de propietarios, hoteles,
piscinas de municipales, playas, etc..

Existe un paulatino crecimiento de la demanda de este tipo de servicios ante la


concienciación de su importancia de cara a la prevención de ahogamientos, la cada vez
mayor repercusión social de noticias de este ámbito, así como el temor a tener que hacer
frente a futuras responsabilidades. No obstante esta tendencia de crecimiento, se ve
ligeramente frenada por la situación económica actual de España, donde se busca la
mayor cobertura de riesgos maximizando recursos con una mínima inversión.

Todo esto no debe desalentarnos, ya que existe mucho camino recorrido en nuestro país
y un cada vez mayor respaldo social a las actuaciones e importancia del socorrista
acuático.

Es muy importante el día a día del socorrista que esta en contacto directo con usuarios
de distintas instalaciones, donde con su buen hacer diario consigue poco a poco ganarse
el reconocimiento de todos. Cobra especial importancia la buena preparación del
socorrista, la imagen que presta de cara a los usuarios, la realización de una actividad de
interacción bidireccional donde hace partícipe a los bañistas de su propia seguridad,
generando el compromiso de todos con normas y consejos para desarrollar un baño
seguro en cualquier instalación acuática.

Existe también la necesidad de entidades cualificadas para la organización del


salvamento así como para la formación y entrenamiento de socorristas.
Esto va en la senda de la búsqueda de socorristas profesionales, que no serán sino el
reflejo de una sociedad que va poco a poco evolucionando hacia unos estándares de
seguridad. Probablemente nuestra sociedad española, irá poco a poco configurando el
tipo de profesionales de salvamento y socorrismo que finalmente tendrán. Habría que
fijarse en la inversión en recursos humanos y materiales que se realice, así como el
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cuerpo legislativo que regule su actividad.

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TEMA 3. EL SOCORRISTA ACUÁTICO

Actualmente la sociedad ha ido tomando conciencia de la importancia de una buena


organización del salvamento, para preservar la seguridad en distintos espacios acuáticos,
creando un mayor estatus al socorrista acuático. Este a su vez se le exige una mayor
formación y responsabilidad en sus actuaciones.

Ciertamente, dentro del espectro del socorrismo, adquiere una gran importancia la
prevención y la imperante necesidad de contar con equipos de salvamento altamente
cualificados.

Dentro de la formación del futuro socorrista acuático, hay que enfocar esta, prestando
especial atención a la labor educadora que va a tener de desplegar el socorrista, así
como buscar el aspecto más práctico del socorrismo, sin caer en la excesiva teorización
de actuaciones donde debiera primar una formación práctica de calidad.

Otro aspecto muy importante son los valores humanos, la parte más desinteresada de la
labor del socorrista, independientemente de condiciones económico laborales
específicas.

La actividad principal del socorrista acuático, sería la prevención en todo momento de


situaciones potencialmente peligrosas de los usuarios en el medio acuático , mediante
una conducta activa y dinámica de interacción con los usuarios, y en el supuesto que a
nivel preventivo no se haya cumplido el objetivo, intervenir de manera rápida y eficaz
bajo el conocimiento de las distintas técnicas de salvamento y primeros auxilios, para
conseguir el mantenimiento de la vida así como minimizar los daños secundarios al
afectado.

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Para ello es muy importante que el socorrista sea un sujeto activo encargado de la
vigilancia, prevención, y auxilio de toda persona en el medio acuático.

PAUTAS DE ACTUACIÓN DE UN SOCORRISTA ACUÁTICO

Un socorrista acuático ha de ser conciente de la importancia de la


actividad que desarrolla. No solo es la persona que cubre la seguridad en cualquier
instalación acuática poniendo en práctica todos los conocimientos que ha adquirido,
sino también debe darle importancia a la labor educadora que indirectamente
ejercemos.
Tener en cuenta que el técnico en salvamento es una figura muy seguida sobre todo por
los más pequeños, donde toman como modelo al socorrista y sus conductas, para en un
futuro copiarlas y ponerlas ellos mismos en práctica.

Por todo ello, debemos desarrollar nuestra actividad diaria dentro de unas
pautas de seriedad, responsabilidad y profesionalidad.

Hay que tener en cuenta la falta de educación de los usuarios en lo que


significa “ser socorrista”, normalmente por una falta de información de estos, entrando
de lleno la labor del técnico como informador, “educador” a toda persona que lo
demande. Hay que dejar muy claro que nuestra labor es fundamental para un “baño
seguro”, prevenir situaciones de riesgo y actuar en caso necesario aplicando de una
forma eficiente nuestros conocimientos en primeros auxilios.

De este modo, con nuestro comportamiento diario, educamos, y creamos


opiniones diversas por parte de los bañistas o usuarios que están en las instalaciones
donde desarrollamos nuestra actividad. Estas opiniones irán correlacionando con todo lo
bien o todo lo mal que hagamos las cosas, así habrá opiniones negativas sobre la labor
del socorrista si nuestras actuaciones se desvían de las actividades estandarizadas a
llevar a cabo por un socorrista.

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Hay que tener presente cuales son las funciones o actuaciones a llevar a cabo por un
socorrista acuático, y cuales no lo son.

Entre las actuaciones adecuadas de los socorristas estarían;

1. Mantener durante el servicio un nivel de prevención óptimo de cara a los


usuarios.

2. Esta prevención ha de hacerse de forma dinámica, interaccionando con los


usuarios, transmitiéndoles sensación de seguridad.

3. Hacer indicaciones a las normas del recinto y velar por su cumplimiento.

4. Atender a todo usuario que requiera nuestra ayuda sin realizar ningún tipo de
discriminación, presentando siempre una aptitud positiva y amable.

5. Estar en continua vigilancia de la zona de baño en especial del vaso, mediante la


realización de barridas visuales de izquierda a derecha.

6. Ubicar el puesto de vigilancia del socorrista en un lugar desde el cual exista una
buena visión y máximo control de la zona de baño. Si el área a vigilar fuera
amplia, se debería buscar un punto elevado para mejorar la amplitud visual del
socorrista.

7. Evitar los puntos negros de vigilancia motivada por distintas situaciones como
elementos arquitectónicos o barreras naturales que impidan la vigilancia efectiva
desde un solo punto. Para solucionarlo el socorrista debería estar en continuo
movimiento por la zona perimetral del vaso, o bien si fuera posible ubicarse en

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un plano más elevado.

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8. Realizar labores informativas de forma periódica a los usuarios sobre


normativas, consejos que reviertan en su salud, o circunstancias que hayan
variado y que puedan repercutir en la seguridad de los usuarios.

9. Colaborar con otros miembros de las instalaciones para la buena marcha de las
instalaciones, sin poner en peligro la seguridad en el vaso, mostrando siempre
una aptitud de participación.

10. Mostrar siempre interés, una aptitud positiva y de colaboración con usuarios y
compañeros de trabajo, intentando desplegar conductas asertivas y pautas de
comunicación adecuadas.

Entre las actuaciones NO adecuadas de los socorristas estarían;

1. No cumplir el horario convenido de vigilancia, incorporándose tarde al puesto de


trabajo o saliendo antes de tiempo.

2. No cumplir con las estipulaciones firmadas en el contrato de trabajo.

3. Ausentarse durante la jornada laboral del recinto de la piscina. Si bien puede


haber casos excepcionales, en cuyo caso el socorrista debiera prohibir el baño de
los usuarios en su ausencia.

4. Anular o dificultar seriamente nuestra capacidad de percepción del vaso con


actividades como la lectura de mensajes o hablar por el móvil, la lectura de
revistas o libros, o escuchar música con cascos puestos. Incluso en algunos caos
que el propio socorrista se quede dormido.

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(Esto es lo que NUNCA debe hacer un técnico en salvamento y socorrismo).

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5. Estar sujetos a situaciones de distracciones varias, de cualquier naturaleza, que


entorpezca el buen desarrollo de nuestra actividad preventiva.

6. Estar bajo los efectos del alcohol o de cualquier sustancia o droga que merme
nuestras capacidades.

7. Quitarse la camiseta identificativa de socorrista, o usar un uniforme no


reglamentario para la realización de sus funciones.

8. No atender a las demandas de los usuarios, ya bien sea a nivel informativo como
asistencial.

9. Preocuparse más por cosas ajenas a las funciones del puesto de trabajo, que a la
propia actividad como socorrista.

10. Mostrar desgana o desinterés en el desempeño de nuestra actividad.

11. Asistir al puesto de trabajo sin ir aseado correctamente, o con el uniforme sucio
o en mal estado dando una mala imagen a los usuarios.

CUAL ES LA MATERIA PRIMA PARA SER UN BUEN SOCORRISTA


ACUATICO

1. Un socorrista debe ser una persona normal, con facultades y habilidades dentro
de la media.

2. No tiene por qué ser un deportista musculoso, ni mucho menos es imprescindible


tener buen físico, este tipo de prototipos de socorristas ha sido motivado por la
imagen que ha vendido la televisión sobre este sector, que no se corresponde con
la realidad.

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3. Un buen socorrista debe preocuparse por adquirir habilidades de comunicación,


entrenarlas y potenciarlas para facilitar el intercambio de información entre
usuario y socorrista.

4. No podemos pensar en prototipos de socorristas, de forma que hay que


desmitificar pensamientos erróneos o desfasados de la imagen del socorrista.
Por ejemplo, a veces, se le ha asociado al “ligón de playa” que desde su
posición de socorrista, despliega un mayor atractivo hacia el sexo opuesto.

5. Lo más importante para el socorrista no es su condición física ni su


entrenamiento en técnicas de rescate (aunque también tienen su importancia),
sino el la fortaleza mental de este, su capacidad de enfrentarse potencialmente a
situaciones estresantes como pudiera ser ayudar a una persona en apuros.

6. También es de vital importancia el SENTIDO COMÚN del socorrista, que no es


más que el que le dicta que cosa es mejor en cada momento, teniendo en cuenta
el contexto específico y los distintos elementos del rescate con que se cuenta.

7. Un buen socorrista va a tener siempre muy presente los distintos protocolos de


actuación, como referente más importante a seguir, aunque teniendo en cuenta
que el sentido común tiene que impregnar su ejecución.

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8. El sentido de la responsabilidad y la madurez en las actuaciones debe ser


elevado, no podemos actuar de forma inmadura o irracional dejando al antojo de
las circunstancias la suerte final de nuestro trabajo.

9. Un buen socorrista no debe nunca caer en el error de pensar; “NO PASA


NUNCA NADA”, cuando menos te lo esperas te pasa. Hay que estar en continua
alerta manteniendo un nivel adecuado de atención sobre el vaso, para percibir lo
antes posible a la persona que demanda nuestra ayuda.

10. Debemos tener fortaleza mental a la hora de no caer en las tentaciones de


enfrentarnos a tantas y tantas horas sin saber a veces que hacer, confiándonos en
exceso, y accediendo a distracciones como la lectura o el uso del móvil.

11. Hay que tener muy presente que el buen socorrista debe saber escuchar los
problemas que le planteen los usuarios, prestándoles toda la atención que se
merecen, manteniendo una aptitud en todo momento de interés.

12. El aspecto motivacional es de suma importancia, un socorrista poco o nada


motivado, generará una bajada de la señal de alerta que pondrá en peligro a los
usuarios, ya que percibirá tarde o mal al usuario con problemas.

13. Un buen socorrista no debería estar ejerciendo la actividad simplemente por la


obtención de una retribución, debería también valorar aspectos como el pensar
que con su trabajo esta ayudando a evitar accidentes, que esta realizando una
función social de suma importancia y que por ello obtiene un reconocimiento
social.

14. Un buen socorrista va a mostrar siempre una aptitud colaborativa en las


instalaciones, si bien es cierto que no podemos llevar a cabo actividades que se
alejen más allá del vaso de la piscina, sí hay otras actividades que si se nos
requiere para que hagamos, podríamos llevarlas a cabo con una buena
organización de las mismas. Estas podrían ser por ejemplo la limpieza del fondo
del vaso (en ausencia de bañistas), ordenar hamacas en el entorno del vaso (con
menor presencia de bañistas), o intercambiar toallas a los usuarios de las
instalaciones siempre y cuando con esta acción no se ponga en peligro la

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supervisión del vaso (colocando un pequeño emplazamiento para el caso justo


en las proximidades del vaso).

QUE HABILIDADES AYUDAN A SER UN BUEN SOCORRISTA


ACUATICO

1. Buscar un mayor control y dominio del medio acuático.

Las técnicas de natación es una base fundamental para cualquier socorrista.


NO basta con saber nadar, tiene que ir perfilando poco a poco todas las
técnicas de natación que mejor se adecuan al rescate, potenciarlas y
practicarlas hasta tener un control de estas por encima de la media de los
nadadores. Hay que tener en cuenta que la mayoría de las situaciones donde
vamos a tener que intervenir estarán bajo condiciones adversas (malas
condiciones climatológicas, mareas, corrientes, sobrecargas etc.…), por lo
que se va a exigir al socorrista un esfuerzo mayor.

Se puede partir desde un control medio de estas técnicas de natación, y poco


a poco ir progresando hasta la mejora de las mismas.

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2. La búsqueda de una buena preparación física.

Aunque no es el aspecto más importante del socorrista, la preparación física cobra


especial importancia de cara a fortalecer el aspecto psicológico del individuo, ya que
un socorrista bien entrenado genera expectativas positivas y mayor autoconfianza a
la hora de realizar una intervención.

También el hecho de disponer de una óptima preparación física le permitirá una


mejor utilización de la técnica. Cuando el socorrista se encuentra fatigado se tiende a
realizar una modificación de la técnica, acortando los ciclos de brazada, realizando
movimientos mucho mas cómodos pero menos propulsivos, en definitiva, empeora
la técnica.

A pesar de la evidencia de la importancia de un buen estado físico, no todos los


socorristas se preparan específicamente para su trabajo, ni buscan el mejor
rendimiento posible, como puede ocurrir en otros grupos de rescate.

3. Desarrollo de habilidades y técnicas de comunicación.

De nada sirve un socorrista bien entrenado y con buen conocimiento de las


técnicas y protocolos de salvamento, si después en el desarrollo diario de su
actividad no sabe transmitir correctamente las pautas para un baño seguro o
conductas preventivas a los distintos usuarios de las instalaciones.

Esta comunicación ha de hacerse de forma ASERTIVA, donde el socorrista en


todo momento da la información correspondiente para cada caso, se expresa en
libertad, sin reprimir ninguna información relevante para la seguridad, pero
siempre teniendo en cuenta el punto de vista del usuario, haciéndole ver que
entendemos su postura y que le escuchamos (entraremos en mayor profundidad
cuando demos la asignatura de psicología del salvamento).

4. Valores éticos y morales del socorrista en el desarrollo de su actividad.

Este factor es de vital importancia ya que esta relacionado con una actitud de servir

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a los de demás y de ayudar desinteresadamente. Es un comportamiento

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eminentemente psicológico y actitudinal, que un buen socorrista debiera saber


desarrollar sin problemas. De nada sirven la preparación física y de habilidades en
el salvamento si sus valores o cualidades humanas fallan.

Los valores humanos se van adquiriendo a lo largo de la vida de cada individuo


fruto de las distintas interacciones del mismo con otros iguales y sobre la base de la
experiencia pasada del socorrista.

Hay individuos que quizás tengan poco estimulada esta faceta y le presten menor
importancia o quizás ninguna, pero hay que remarcar que con la ausencia de estos
valores difícilmente llegará un individuo a ser un buen socorrista.

Como cualquier habilidad se puede entrenar, mejorar e incluso que termine gustando
al individuo la sensación de gratificación que puede en un momento concreto sentir
con motivo de una actuación.

(Hay que desarrollar valores humanos en el desempeño de nuestro trabajo diario)

Debiera aflorar en el socorrista una aptitud de ayudar a los demás de forma gratuita
y desinteresada, sin pensar en que es nuestro trabajo, lo hacemos simplemente por
que nos gusta ayudar.

Hay que transmitir a todos la sensación de que nosotros estamos allí para
ayudarles en todo lo que este a nuestro alcance para conseguir la finalidad de un
baño seguro. El desarrollo de nuestra actividad se basa en un trato directo y
cercano con los bañistas, tenemos que darle tintes de interacción dinámica donde
no somos un mero espantapájaros a la sombra de una sombrilla esperando a que
alguien solicite nuestra ayuda. Tenemos que dar una sensación real de cara a los
bañistas, que estamos ahí para ayudarles, y no como meros espectadores de los
distintos acontecimientos del verano en la piscina.

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5. La adquisición de conocimientos teóricos y prácticos.

Dentro de la cualificación de un socorrista es pieza fundamental su preparación


tanto teórica como práctica, para ello es necesario que todo técnico que se precie,
desarrolle conocimientos en salvamento, primeros auxilios, anatomía, psicología,
legislación (enfocado al mundo del salvamento) así como nociones básicas de las
distintas instalaciones acuáticas donde en un futuro desarrollará la actividad como
técnico en salvamento. De la misma forma deberá controlar las distintas técnicas,
métodos, materiales etc… relacionados con el salvamento acuático y los primeros
auxilios.

!
El socorrista deberá estar instruido en las distintas formas de prevenir accidentes,
reconocimientos de las señales de peligro, métodos y técnicas que le permitan hacer
frente a todo tipo de situaciones para las que supuestamente están preparados.

No solo es importante la formación inicial del socorrista acuático, sino que es


importantísima una continua actualización a través de las muchas publicaciones en
salvamento, asistencia a jornadas, seminarios, congresos o cualquier otro tipo de
formación que ayude al técnico a renovar sus conocimientos.

Es muy importante para todo técnico en salvamento y socorrismo acuático la


formación continua anual (antiguo reciclaje) mediante unas pequeñas jornadas para
recuperar información tanto teórica como practica, y así obtener el carnet de la
EASS.
La jornada de formación continua anual (antiguo reciclaje) consiste exactamente en
asistir a 3 horas teóricas presenciales donde se repasarán los temas más importantes
de la actualidad del socorrismo, así como hablar de las novedades recientes en
nuestro campo de trabajo.

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De igual forma, habrá que asistir una mañana a la piscina para llevar a cabo un
pequeño entrenamiento acuático donde se repasaran distintas técnicas de
aproximación, remolque, entradas en el agua, etc.., a la vez que se tendrá que
realizar exitosamente la prueba de 100 metros combinada( esta prueba se explicará
con detalle en el tema 4).

Estas actividades tienen una finalidad participativa del alumno, donde se intenta que
mediante la asistencia a estas jornadas de formación continua, se consiga sacar
información relevante que le sea útil para su actividad así como aclarar conceptos y
aprender novedades del mundo del socorrismo.

6. El desarrollo creativo e imaginativo del socorrista.

El socorrista debe prestar ayuda en situaciones contextuales muy distintas unas de


otras, donde muchas veces los estándares y protocolos de actuación marcados a
nivel teórico, son difíciles de ser ejecutados, de forma que el socorrista va a tener
que adaptarse a ese contexto cambiante, exigente, a veces desconocido haciendo uso
de los elementos que ese nuevo contexto le brinda.

Evidentemente el socorrista deberá siempre mantener la calma, e intentar convertir


en elementos útiles para el rescate cualquier cosa a nuestro alcance que flote, aunque
a veces sea poco hidrodinámico, independientemente que nunca se haya hablado
teóricamente de ese elemento.
Por esto la creatividad en el socorrista es un valor importante, como el sentido
común que les dice qué es mejor en cada caso ya que no hay dos situaciones o
contextos idénticos.

Todo esto sin subestimar nunca ningún rescate, y asumiendo los mínimos riesgos
posibles en su realización, no poniendo en peligro serio nuestra propia vida y mucho
menos la de otras personas. Por eso debe de estar impregnado todo rescate de la
palabra mágica que salva vidas; SENTIDO COMÚN.

(Sentido común como cualidad imprescindible para un buen salvamento)

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7. Madurez, sentido de la responsabilidad así como aceptación de las


limitaciones individuales.

La madurez del socorrista se antoja muchas veces complicada, ya que estamos


hablando de edades entre 16 y 35 años donde el mundo del socorrismo tiene una
mayor cabida, por lo que muchas veces no se tiene una buena seguridad en las
actuaciones del socorrista. En muchos casos de salvamento, el éxito o fracaso
radica en la seguridad que manifiesta el socorrista, ya que son muchas las
decisiones que debe tomar en un breve espacio de tiempo, donde cualquier tipo
de vacilaciones o temores podrían poner en peligro seriamente la buena
finalización del salvamento.

Es muy importante la seguridad y convicción que ponemos a la hora de hacer


un salvamento o prestar cualquier auxilio ajeno, ya que nuestra actuación sirve
de bálsamo para tranquilizar a las víctimas afectadas por ese acontecimiento.

La madurez del socorrista se ve también reflejada en la aceptación de las


propias limitaciones, no extralimitándose nunca asumiendo conductas
arriesgadas que puedan poner en peligro la propia vida del socorrista o de un
accidentado.

Finalmente la Responsabilidad del socorrista como rasgo esencial en todo buen


socorrista que se precie en el sentido de actuar con seriedad y profesionalidad en
el desempeño de su trabajo. Responsabilidad en el día a día de todo técnico,
puntualidad, comenzando la jornada hasta su finalización dentro de los márgenes
horarios establecidos, dedicación absoluta a cada demanda que nos haga el
contexto donde con nuestra intervención podamos solucionar.

Intentaremos no mostrar desinterés en el desarrollo de nuestra actividad, si por


ejemplo asistimos a nuestro puesto de trabajo con problemas personales de
diversa índole, habrá que intentar apartarlos de nuestra cabeza mientras dura el
servicio, aunque es bien sabido que a veces resulta complicado, pero es
necesario este esfuerzo ya que de no ser así nos llevaría a una situación de
bajada atencional importante, y con las consecuencias que esto podría acarrear.

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TEMA 4.

PRÁCTICAS Y ENTRENAMIENTO DEL SOCORRISTA ACUATICO

PRUEBAS PRÁCTICAS A SUPERAR POR LOS ASPIRANTES A SOCORRISTA


ACUÁTICO EN LA EASS

Primera prueba; Buceo de 25 metros.


Sin tiempo de realización.

Realizamos el buceo de 25 metros de forma eficaz sin salir a superficie hasta completar la distancia.

Segunda prueba; 50 metros Rescate de víctima consciente.


Tiempo máximo de 1´10´´.

Entramos en el agua con salto de socorrista sin hundir la cabeza sujetando un flopi de rescate, nadamos
25m estilo croll con la cabeza fuera del agua hasta controlar con el flopi a una persona que simula estado
de consciencia luchando por mantenerse a flote, y posteriormente remolcarlo 25m teniendo cuidado que la
víctima ni se hunda ni intente agarrar al socorrista debido a su situación de lucha por mantenerse a flote.

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Tercera prueba; 75 metros Rescate victima inconsciente, combinada con desplazamiento terrestre y material de
salvamento.
Tiempo máximo 1´20´´.

Comenzamos con 25m en desplazamiento terrestre, se recoge un flopi de rescate y se hace entrada en el
agua mediante salto de socorrista. Se efectúan 25m estilo croll (nado de aproximación sin hundir la
cabeza). Posteriormente se controla con el flopi a una persona que simula inconsciencia y se remolca 25m
teniendo cuidado que la víctima tenga las vías aéreas por encima de la superficie del agua.

Cuarta prueba; 100 metros Combinada con buceo y RCP básica.


Tiempo máximo 2´45´´.

Entramos en el agua con salto de socorrista sin hundir la cabeza y realizamos 50m de aproximación en la
modalidad de nado libre hasta llegar a la pared, después de cinco segundos, nos sumergimos y realizamos
12,5 m de buceo hasta llegar al maniquí (que esta en el fondo de la piscina), lo recogemos y remolcamos
37,5 m con las vías aéreas del mismo por encima de la superficie del agua. Finalmente en superficie,
realizamos ya fuera de tiempo, la extracción de la víctima y así como la RCP Básica a un maniquí de
entrenamiento. El tipo de cogida para el remolque que tendrá que llevar a cabo cada alumno será el
indicado por el monitor en cada momento dependiendo del nivel de cada grupo.

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Quinta prueba; 100 metros Salvamento con ropa de víctima inconsciente.


Tiempo máximo 2´45´´

Entramos en el agua con salto de socorrista sin hundir la cabeza, y realizamos 50m de aproximación en la
modalidad de nado libre con ropa. Procedemos a quitarnos el pantalón dentro del agua (recomendamos
hundirnos un poco en el agua para que sea más fácil desprendernos de la ropa) y remolcamos con el
mismo a una persona que simula inconsciencia 50m, con las vías aéreas de la víctima por encima de la
superficie del agua.

Sexta prueba; 150 metros Rescate con aletas de víctima inconsciente..


Tiempo máximo 3´20´´.

Comenzamos el ejercicio con las aletas en la mano desde superficie, y una vez se inicia la prueba nos
dejamos caer en el agua y procedemos a colocarnos las aletas lo más rápido posible para comenzar con el
nado. Realizar 75m de nado estilo croll con aletas siempre con la cabeza fuera sin hundirla, recoger el
maniquí ( o compañero del curso) del fondo de la piscina en su parte más profunda y remolcarlo 75m con
las vías aéreas del mismo por encima de la superficie del agua. El tipo de cogida para el remolque que
tendrá que llevar a cabo cada alumno será el indicado por el monitor en cada momento dependiendo del
nivel de cada grupo.

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EJERCICIO AERÓBICO Y ANAERÓBICO

Los conceptos aeróbico y anaeróbico hacen referencia a la manera que tiene el


organismo de obtener la energía; con necesidad de oxígeno (aeróbico) y sin necesidad de
oxígeno (anaeróbico). Aunque no todo es blanco o negro, siempre intervienen los dos
pero con predominancia de unos de ellos, por eso se debe de decir que un ejercicio es
predominantemente aeróbico o anaeróbico.

¿Qué es el ejercicio aeróbico?

Son ejercicios de media o baja intensidad de trabajo, y de larga duración, donde el


organismo necesita quemar hidratos y grasas para obtener energía y para ello necesita
oxígeno. Se exige una demanda de oxígeno continua al cuerpo, de modo que el músculo
utiliza como combustible principalmente nuestras reservas de grasa.

Son ejemplos típicos de ejercicios aeróbico: correr, nadar, ir en bici, caminar, etc..,
aunque realmente podemos diseñar un entrenamiento aeróbico para cualquier actividad
deportiva, tan solo habría que preocuparse que las actividades a realizar sean de baja
intensidad, larga duración y con apenas descansos, y en caso de haberlos estos tendrían
que ser pocos y de muy corta duración.

Ejemplo; el nadador que realiza 3000 metros estilo crol a una intensidad medio baja y
tan solo hace un descanso a los 1500 metros de 30 segundos.

Se suele utilizar a menudo para bajar de peso, ya que como hemos dicho, con este tipo
de ejercicio se quema grasa. También, al necesitar mucho oxígeno, el sistema
cardiovascular se ejercita y produce numerosos beneficios.

La intensidad del ejercicio aeróbico se suele medir en relación con el volumen de


oxígeno máximo consumido por el cuerpo.
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Beneficios del ejercicio aeróbico;

Los principales beneficios que puedes conseguir con la práctica de ejercicio aeróbico
son:
• Permite reducir la grasa corporal. Como se ha explicado anteriormente, el ejercicio
aeróbico emplea las grasas como fuente principal de energía, por lo que resulta el
tipo de ejercicio más beneficioso para las personas con obesidad o sobrepeso. Además,
para definir los músculos, primero es preciso eliminar la grasa localizada entre los
mismos. Para conseguir la pérdida de peso, el ejercicio se debe practicar
habitualmente y con una intensidad moderada.

• Mejora la función cardiovascular y la capacidad pulmonar, tanto en los individuos


sanos, como en pacientes con algún trastorno coronario. También facilita la circulación
sanguínea y la oxigenación del organismo, lo que se traduce en un incremento de la
capacidad para realizar esfuerzos, y una mejora general de diversas funciones del
organismo.

• Influye positivamente en el estado de ánimo, mejorando la autoestima, la calidad del


sueño y el bienestar general del individuo. Al realizar ejercicio, se liberan endorfinas
en el cerebro, unas proteínas asociadas a la inhibición del dolor y la generación de
sensaciones placenteras.

• Incrementa los niveles de absorción de calcio, fortaleciendo los huesos y reduciendo


el riesgo de fracturas.

• Ayuda a disminuir la presión arterial y a reducir los niveles de colesterol LDL


(“colesterol malo”), aumentando al mismo tiempo los niveles de colesterol HDL
(“colesterol bueno”). De esta forma, disminuye el riesgo de infarto.

• Aumenta la capacidad de resistencia.

• A largo plazo conseguimos un pequeño aumento del tamaño del corazón, mejorando
su capacidad de llenado por lo que se incrementa el volumen cardiaco, así como un
descenso de pulsaciones.

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¿Qué es el ejercicio anaeróbico?

Son ejercicios de alta intensidad y de poca duración. Anaeróbico quiere decir "sin
oxígeno", la intensidad es demasiado alta para que pueda inhalar suficiente oxígeno para
la actividad. Utiliza entonces otros almacenes de energía y los músculos se fatigan con
rapidez.

El ejercicio anaeróbico es una actividad breve y de gran intensidad. La actividad


metabólica tiene lugar en los músculos.

El período de descansos de esta actividad es mayor, aumentando tanto el numero de los


mismos como su duración. Se puede remarcar también que el volumen total de ejercicio
de la actividad anaeróbica suele ser inferior que en el ejercicio aeróbico.

Ejemplo; el nadador que realiza 800 metros estilo crol a una intensidad alta, mediante la
realización de series de 50 metros cada vez, con descansos entre serie y serie de 2
minutos.

Son ejemplos de ejercicio anaeróbico: el levantamiento de pesas, abdominales;


cualquier ejercicio que consista de un esfuerzo breve es un ejercicio anaeróbico. El
ejercicio anaeróbico es típicamente usado por atletas de deportes de poca resistencia
para adquirir potencia, y por culturistas para ganar masa muscular. Los músculos que
son entrenados bajo el ejercicio anaeróbico se desarrollan de manera diferente a nivel
biológico, adquiriendo más rendimiento en actividades de corta duración y gran
intensidad.

Este tipo de ejercicios son buenos para el trabajo y fortalecimiento del sistema musculo
esquelético (tonificación).

La elección de un tipo de ejercicio depende de los objetivos que se tengan, aunque en el


ámbito de la salud es recomendable alternar y complementar ambos tipos de ejercicios,
ya que se conseguirán beneficios cardiovasculares y musculares.

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Beneficios del ejercicio anaeróbico;

Los principales beneficios que puede aportar a tu salud practicar ejercicio aeróbico son:
• Desarrolla masa muscular y fortalece los músculos.
• A largo plazo conseguimos un aumento de las paredes ventriculares y
auriculares. Sus paredes se hacen más gruesas y se convierte en un músculo potente.
• Mejora la capacidad para combatir la fatiga.
• Hace trabajar al corazón y al sistema circulatorio e incrementa la cantidad de
oxígeno que se puede consumir durante el ejercicio y, por lo tanto, mejora el estado
cardiorrespiratorio.
• Ayuda a evitar el exceso de grasa y a controlar el peso.

Llegados a este punto, podemos remarcar de forma genérica que aeróbico significa
"con oxígeno", mientras que anaeróbico quiere decir "sin oxígeno". Con respecto al
ejercicio, los términos se refieren a la intensidad y duración de la actividad y al
combustible de energía que se usa.

Una manera de determinar de forma sencilla si la actividad que está desarrollando es


aeróbica o anaeróbica es la "prueba del habla". Si puede llevar a cabo una conversación
con alguien, usando oraciones completas entre respiraciones, probablemente esté
trabajando aeróbicamente. Pero si la intensidad es suficientemente alta como para
impedirle conversar en forma cómoda (le falta aire), entonces es posible que el ejercicio
sea anaeróbico.

La actividad del salvamento y socorrismo es más anaeróbica que aeróbica ya que


normalmente las situaciones de intervención en cualquier rescate no requiere de
distancias largas para su consecución, estaríamos hablando entre 50 y 200 metros. Se
busca más la potencia y la velocidad en nuestra acción, no obstante es muy importante
para el entrenamiento del socorrista el aspecto aeróbico, para dotarlo de fondo y
resistencia, además de presentar un equilibrio físico en el mismo.

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PRINCIPIOS PARA EL ENTRENAMIENTO DEPORTIVO

En la teoría y práctica del entrenamiento deportivo se han incluido los siguientes


principios fundamentales:

1.- Principio de participación activa y consciente del entrenamiento.


2.- Principio de desarrollo multilateral.
3.- Principio de especialización.
4.- Principio de individualización.
5.- Principio de variedad.
6.- Principio de modelamiento del proceso de entrenamiento.
7.- Principio de progresión.
8.- Principio de calentamiento y vuelta a la calma.
9.- Principio de acción inversa.
10.- Principio de especificidad.
!

1. PRINCIPIO DE PARTICIPACIÓN ACTIVA Y CONSCIENTE DEL


! ENTRENAMIENTO

También llamado principio de lo consciente por Ozolin (1983). Contempla una


preparación y conducción del entrenamiento que posibilite a cada deportista saber por
qué y para qué actúa.
Del principio de lo consciente se desprende la siguiente regla: el estudiante debe
conocer el resultado de su actividad así como la valoración que se da a los realizados.
Cuando un deportista, después de realizar un ejercicio, analiza sus movimientos, juzga
sus errores y sabe como superarlos, está en condiciones de repetir el ejercicio con más
!

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El conocimiento de los resultados obtenidos no es solo necesario durante el aprendizaje,


sino al realizar cualquier ejercicio de entrenamiento. Cuando el deportista no compara
los resultados indicados con sus propias impresiones no podrá saber en que aspecto se
encuentra atrasado, no logrará desplegar todas sus posibilidades ni perfeccionar sus
resultados.
La participación activa no debe limitarse solamente a las sesiones de entrenamiento.
Durante el tiempo libre el deportista debe de saber como se desarrolla su proceso de
recuperación y que tipos de actividades o comportamientos le pueden perjudicar en
!

Una actitud consciente hacia el entrenamiento debería también estar reflejada en la


fijación de objetivos precisos y alcanzables, debería ser un consenso entre el entrenador
y el deportista, de este modo el socorrista deportivo al sentirse partícipe de sus
objetivos, también los asumirá como si de un contrato se tratase, ya que se
comprometerá con ellos y asumirá las responsabilidades del entrenamiento como algo
propio (y no impuesto únicamente por el entrenador).

El entrenador debe hacer participar al deportista en la preparación, estructuración y


evaluación del entrenamiento y tomar decisiones conjuntamente. De esta forma
conseguiremos educar al deportista a la hora analizar y planificar su propio rendimiento.

! 2. PRINCIPIO DE DESARROLLO MULTILATERAL

La necesidad de un desarrollo multilateral parece estar aceptado en la mayoría de los


campos de la educación. Es necesario exponerse a un desarrollo multilateral con el fin
!

El principio de la multilateralidad es muy importante en las edades tempranas para


sentar las bases motrices de las habilidades deportivas futuras.
Se fundamenta en la presentación de gran cantidad de estímulos que requieren de una
gran variedad de respuestas motrices.

La piedra angular de cualquier deporte es la adquisición y el dominio de las habilidades


y destrezas básicas. De ahí, se progresa hacia las habilidades específicas y se establecen
las bases del rendimiento de cualquier actividad.

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Por ejemplo, dentro de las habilidades básicas a desarrollar para una futura dedicación al
salvamento deportivo, se encuentra el DESPLAZAMIENTO ACUÁTICO MEDIANTE EL
NADO, ACTIVIDADES DE SALTO Y DE CORRER, para pasar posteriormente a un
desarrollo de habilidades específicas como NADAR A ESTILOS O USANDO ALETAS O
REALIZAR PRUEBAS COMBINADAS DE CORRER-NADAR-CORRER.

Según Ozolin la multilateralidad puede llevarse a cabo de la siguiente forma:

1. General realizando distintas actividades deportivas.


2. Especial realizando todas las actividades dentro de un solo deporte.

! 3. PRINCIPIO DE ESPECIALIZACIÓN

La especialización, o los ejercicios específicos para un deporte o especialidad, llevan a


alteraciones morfológicas y funcionales relacionadas con la especificidad del deporte.
El organismo humano se adapta al tipo de actividad al que se expone. Esta adaptación
no es solamente fisiológica sino que es aplicable también a aspectos técnicos, tácticos y
psicológicos.
La especialización está basada en un sólido desarrollo multilateral. A lo largo de la
carrera deportiva de un atleta, el volumen total de entrenamiento del repertorio de
ejercicios especiales va aumentando de forma progresiva y continua.
Una gran parte del total de actividades (60-80%) que realizan los equipos de fútbol,
baloncesto, voleibol, etc., corresponden a "su" deporte. También ocupan mucho espacio
los ejercicios del deporte específico en modalidades tales como la esgrima o la lucha
donde, sin una preparación combativa directa es imposible alcanzar la maestría.
En muchas ocasiones, la obsesión de alcanzar resultados antes de tiempo obliga al
entrenador a dar a sus jóvenes atletas cargas de entrenamiento demasiado grandes que
plantean grandes exigencias en el sistema nervioso central y otros órganos y sistemas
!

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de los procesos de recuperación sino también de la influencia de cargas excesivas sobre


la formación del organismo en crecimiento. Se sabe que un entrenamiento forzado
produce rápidos éxitos deportivos, aunque el descenso no se hace esperar: disminuye la
capacidad de trabajo, empeora la salud...
La relación entre entrenamiento multilateral y entrenamiento especializado tiene que ser
cuidadosamente planificado, considerando el hecho de que en el deporte contemporáneo
existe una tendencia a bajar la edad de maduración atlética (la edad en que el
rendimiento máximo debe lograrse).
Sin embargo, la alta eficiencia de los jóvenes en el deporte parece estar basada en el
hecho de lo que realmente cuenta no es la edad cronológica sino más bien la biológica.
El potencial funcional, la capacidad para adaptarse a ciertos estímulos, es más
importante que la edad. El ritmo de desarrollo de destrezas y capacidades parece ser
más alta en los jóvenes que en los más maduros (Espenschade, 1960).
!

! 4. PRINCIPIO DE INDIVIDUALIZACIÓN

Cada persona responde de forma diferente al mismo entrenamiento por alguna de las
siguientes razones:
a.- Herencia: el tamaño del corazón y pulmones, la composición de las fibras
musculares, el biotipo, etc., son factores de gran influencia genética. Los más
favorecidos en este sentido responderán mejor a los distintos estímulos de
entrenamiento.
b.- Maduración: los organismos más maduros pueden utilizar mayores cargas de
entrenamiento, lo cual no es conveniente para los atletas jóvenes que están utilizando
sus energías para su desarrollo.
c.- Nutrición: una buena o mala alimentación incide de forma diferente en el
rendimiento.
d.- Descanso y sueño: cuando se introduce un deportista en un programa de
entrenamiento intensivo, los más jóvenes necesitan más descanso del normal.
e.- Nivel de condición: se mejora más rápidamente si el nivel de condición física es
más bajo. Por el contrario, si es alto, se necesitan de muchas horas de entrenamiento
para lograr sólo unos pequeños cambios.
f.- Motivación: Los atletas que obtienen mejores beneficios son aquellos que ven la
relación entre el duro trabajo y el logro de sus metas personales. Aquellos que
!

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g.- Influencias ambientales: Las respuestas al entrenamiento pueden verse influidas si


el deportista se ve sometido a situaciones tanto de estrés emocional en su casa o en la
escuela como de frío, calor, altitud, polución, etc.,. El entrenador debe darse cuenta de
la situación y suspender la práctica cuando las condiciones ambientales puedan ser
demasiado severas o una amenaza para la salud.
Según Ozolin (1983), "el principio de individualización exige que los objetivos y tareas
de la participación del deportista, es decir, los ejercicios físicos, su forma, su carácter,
intensidad y duración, los métodos de realización y muchos otros aspectos de la
preparación que debe realizar el deportista, se seleccionan en correspondencia con el
sexo y la edad de los practicantes, del nivel de sus posibilidades funcionales, en la
preparación deportiva y su estado de salud, teniendo en cuenta sus peculiaridades del
carácter, las cualidades psíquicas, etc.".... Sin esto es muy difícil alcanzar un elevado
dominio deportivo.
La base fundamental para realizar este principio es la confección de planes individuales
de entrenamiento (mensuales, anuales, y a largo plazo). En las sesiones de
entrenamiento, la parte principal se debe llevar a cabo según planes individualizados o
! con planes para grupos homogéneos o de características similares.

! 5. PRINCIPIO DE VARIEDAD

El entrenamiento contemporáneo exige muchas horas de dedicación y entrenamiento.


Un alto volumen de entrenamiento va unido a que ciertos elementos técnicos o
ejercicios sean repetidos muchas veces. Esto lleva a la monotonía y al aburrimiento.
Esto es más significativo en aquellos deportes donde predomina el factor de resistencia
y el repertorio de elementos técnicos es mínimo (carrera, natación, remo, esquí de
fondo, etc.).
Para vencer o aminorar este problema, el entrenador debe disponer de un gran repertorio
de ejercicios que le permitan una alternancia periódica. Los ejercicios deben ser
elegidos bajo la condición de que sean similares a la acción técnica del deporte
practicado o que se desarrollen las capacidades motoras requeridas para el deporte. Para
un jugador de voleibol o un saltador de altura que intenta mejorar la potencia de las
piernas, no es necesario saltar cada día. Existe una amplia variedad de ejercicios (1/2
squat, press de piernas, saltos de squats, multisaltos, saltos en profundidad, etc.) que
permiten alternar periódicamente y así eliminar el aburrimiento y mantener el mismo
efecto de entrenamiento.

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! 6. PRINCIPIO DE MODELACIÓN DEL PROCESO DE ENTRENAMIENTO

En los últimos años ha crecido el interés por enlazar el entrenamiento de los deportistas
con las necesidades y particularidades de la competición. Este enlace optimiza el
proceso de entrenamiento por medio de la modelación.
En términos generales, un modelo es una imitación, una simulación de una realidad
construida a partir de elementos específicos del fenómeno que observa e investiga.
A través del modelo de entrenamiento, el entrenador intenta dirigir y organizar sus
sesiones de entrenamiento de tal forma que sus objetivos, métodos, y contenidos sean lo
más similares a los de la competición.
.
El modelo debe ser específico a un individuo o un equipo. Hay que evitar copiar los
modelos de deportistas con éxitos pues no garantizan los mismos resultados sobre otro
deportista con características y necesidades diferentes. Solo en lo referente a la técnica
puede ser aceptado un modelo general que pueda ser aplicado en todos los deportistas,
con ligeras variaciones en función de sus propias características anatómicas, fisiológicas
y psicológicas. Las ayudas audiovisuales pueden ser de gran ayuda, tanto para el
estudio del modelo técnico aceptado como para la adquisición de la misma por parte del
! deportista.

! 7. PRINCIPIO DE PROGRESIÓN

También llamado principio del aumento progresivo de la carga de


entrenamiento o principio de la gradualidad. Este principio marca la elevación gradual
de las cargas en el entrenamiento, el aumento del volumen y la intensidad de los
ejercicios de entrenamiento realizados, la complejidad de los movimientos, el

Las cargas de entrenamiento deben relacionarse con el nivel de rendimiento del


deportista.

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8. PRINCIPIO DE CALENTAMIENTO Y VUELTA A LA CALMA


El calentamiento debe preceder toda actividad intensa con el fin de
a) aumentar la temperatura del cuerpo.
b) aumentar el ritmo de respiración y del corazón.
La vuelta a la calma es tan importante como el calentamiento. Una ligera actividad
después del trabajo intenso favorecerá la acción de bombeo de los músculos sobre las
venas, ayudando a la circulación en la renovación de los productos de desechos en la
sangre.

! 9. PRINCIPIO DE ACCION INVERSA


Los efectos de entrenamientos son reversibles. La mayoría de las adaptaciones que
se logran en muchas horas de trabajo pueden perderse. Se necesita tres veces más tiempo
en ganar resistencia que en perderla.

!
Ningún jugador va a estar parado durante 21 días cuando no entrenan y por lo tanto,
su pérdida de condición no va a ser tan dramática. Pero se debe recordar aquí la
importancia que puede tener en el jugador los periodos de inactividad, y que cuándo estas
adaptaciones se pierden, se tendrá que emplear un tiempo considerable posteriormente
para recuperar lo perdido y no para su mejora.

! 10. PRINCIPIO DE ESPECIFICIDAD

Una vez que se han sentado las bases del entrenamiento general o multifacético, se
debe desarrollar las condiciones específicas de acuerdo a las características
particulares de cada deporte (condición indispensable).

El principio de la especificidad se basa en el hecho biológico de las modificaciones


funcionales y morfológicas de aquellos órganos, sistemas que tienen que aportar la
parte principal del esfuerzo (se ven afectados por el esfuerzo).

El principio de la especificidad simplemente manifiesta que el entrenamiento debe ir


desde una fase de entrenamiento generalizada a otra específica.

!53
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! 11. PRINCIPIO DE CONTINUIDAD

Tiene que existir una relación entre esfuerzo y descanso para que la adaptación sea
óptima. Tras el esfuerzo el organismo debe recuperarse o restablecerse.

Las interrupciones del entrenamiento (lesión, enfermedad, abandono del entrenamiento,


etc.) influyen en el descenso del rendimiento según se haya obtenido. Una mejora de
rendimiento rápido, baja rápidamente; una mejora obtenida con un trabajo duradero,
tarda más en bajar.

Los descansos son necesarios para la recuperación del organismo, pero éstos deben ser
los adecuados:

Descansos largos cuando no se esta en época de entrenamiento.


Descansos cortos cuando se busca el sobre entrenamiento.
Descansos proporcionales permiten el fenómeno de la
sobrecompensación.

SESIONES DE ENTRENAMIENTO EN NATACIÓN PARA EL SOCORRISTA


ACUÁTICO EN LA EASS

En todas las sesiones de nado, se deberá realizar un calentamiento previo completo


antas de entrar en el agua.

Movimientos articulares( rotaciones) al inicio de la sesión

1. Rotación de tobillos hacia uno y otro lado.

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Flexionar la pierna izquierda y colocar el tobillo izquierdo sobre el


derecho, por encima de la rodilla. Sujetando el tobillo con la mano
hacer rotar 360 grados el pie con la mano derecha. Se repite varias veces y
hace girar el pie en dirección contraria. Repetir con el otro

2. Giro circular de rodillas de uno a otro lado.

3. Rotación de cintura hacia uno y otro lado.

4. Rotaciones de brazos hacia delante y hacia detrás.

!55
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!56
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Con los dos brazos a la vez, primero haces unas cuantas repeticiones hacia
delante y después hacia atrás. No hace falta que los brazos estén totalmente
estirados, pueden estar perfectamente semi-flexionados. El hombro es de hecho
el que rota. No realices movimientos bruscos o explosivos. Puedes hacer las
rotaciones estando parado o bien en desplazamiento para así facilitar la
!

5. Elevaciones de brazo.

Mientras vas trotando suavemente elevas un brazo por delante tuyo, mientras
otro brazo lo estiras hacia abajo y vas alternando los movimientos. El
es el que rota, así que empieza muy suave sin hacer movimientos

6. Flexión de cuello.

Estando de pie y sin desplazamiento, haremos rotaciones circulares y


flexionaremos el cuello hacia adelante (mirando el suelo) y volveremos hacia la
horizontal (posición erguida). Procuraremos no llevar el cuello hacia atrás,
puesto que al no ser una posición natural para el cuerpo tensionaríamos
!

!57
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7. Flexión de cintra.

Con las piernas abiertas a la altura de los hombros y sin desplazamiento, te


flexionas hacia delante. Con la mano derecha buscar el pie izquierdo y
posteriormente con la mano izquierda, el derecho. No hagas movimientos
!

8. Rotación de muñeca.

Rotación de muñeca, hacia arriba y hacia abajo. Puedes hacerlo sin peso y
hacer los movimientos más rápidos y alegres o bien con un pequeño peso y
!

Estiramientos al inicio de la sesión y al finalizar el entrenamiento.

1. Estiramiento del cuello.

Estando de pie, te coges la cabeza por la parte de atrás con las dos manos
suavemente haces una flexión hacia adelante. Importante que la espalda
mantenga erguida y no flexionada. 10

!58
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2.
Estiramientos pectorales.

Pones una mano en la pared con el brazo totalmente estirado y horizontal.


Giras el tronco hacia el lado contrario, notando como el hombro y el pectoral
!

3.
Estiramiento hombros.

Estando de pie, pasas el brazo por encima del hombro contrario. Con la otra
! mano, haces el estiramiento, tirando hacia uno mismo. 20 segundos por brazo

4. Estiramiento dorsal.

Flexionas en un ángulo de 90º aproximadamente, con los brazos estirados y con


las manos apoyadas sobre la pared a una altura algo más alta que tu cuerpo.
Bajas el cuerpo hasta la horizontal notando tensión en los hombros y la
!

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5. Estiramiento de tríceps.

Levantar ahora el brazo izquierdo y sujetar el codo con la mano derecha.


Empujar suavemente hacia atrás para estirar el tríceps en la zona posterior del
brazo. Mantener la cabeza y el cuerpo verticales, mirando bien. Mantener el
estiramiento 15-30 segundos y repetir con el otro brazo. Si se realiza el
!

6. Estiramientos lumbares.

Estiramos aductores, bíceps femoral, gemelos y cuádriceps que suelen ser las partes
! donde aparecen tirones y calambres con mayor frecuencia.

!60
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Diseño de entrenamiento acuático nivel medio para curso socorrista 1ª semana.

Volumen total aproximado; 1550 metros. 3 horas aproximadamente.


Objetivo; Aeróbico ligero.
Especificaciones; el entrenamiento deberá ser llevado a cabo con un ritmo de nado
lento y uniforme, evitando cambios de ritmo bruscos.

1. Nado a croll de 5 a 10 minutos (dependiendo del nivel de cada grupo) /


Descanso 15´´.
Nado a brazas de 5 a 10 minutos (dependiendo del nivel de cada grupo) /
Descanso 15´´.
Nado a espalda de 5 a 10 minutos (dependiendo del nivel de cada grupo) /
Descanso 15´´.

2. Nado con tabla para ejercitar la patada de croll de 5 a 10 minutos


Descanso 35´´.
Nado con tabla para ejercitar la patada de espalda de 5 a 10 minutos
Descanso 35´´.
Nado con pull-boy brazada de croll para ejercitar tren superior de 5 a 10 m.
Descanso 35´´.

3. Ejercicio de brazos fuera del agua, a la altura del codo, yendo de espaldas,
simulando un remolque individual.

De 5 a 10 minutos (dependiendo del nivel de cada grupo).


Descanso 45´´.

4. Explicación y entrenamiento de extracciones del agua.

Duración 20 minutos.

5. Ejercicio de flotación estática y dinámica. 10 minutos.

DESCANSO DE 10 MINUTOS.
Se aconsejará al alumno en tomar una pieza de plátano, que es de rápida absorción
y produce energía rápidamente, así como que tome algún tipo de líquido o bebida
isotónica para evitar calambres y tirones.

6. Ejercicio de respiración 10 minutos.

El alumno tomará aire durante 3”, aguantará el mismo sin expulsarlo otros 3”,
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y finalmente expulsará el aire a lo largo y ancho de 3”, sin soltarlo de golpe.

!62
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Después de repetirlo varias ocasiones se pasaría a hacer la misma actividad


cada 5”.
El alumno debe concentrarse en la respiración, y evitar hablar con compañeros
para así no gastar oxígeno para producir la energía que requiere el habla, y
evitar también la deuda de oxigeno posterior que crea esta situación.
En un tercer momento de la actividad, se le pediría al alumno que a la hora de
soltar el aire, lo haga en tres momentos distintos, soltando un poco del aire en
cada uno de ellos y no soltarlo de golpe.

Con esta actividad conseguimos relajar el grupo muscular del alumno, bajar el
nerviosismo, aumentar la concentración así como mejorar la capacidad
pulmonar. Esta demostrado que esta actividad mejora el rendimiento de los
alumnos para la práctica del buceo.
Es muy importante que no se hiperventile, produciría efectos negativos.

7. Dar consejos para realizar bien el buceo.


Mientras los alumnos están realizando los ejercicios respiratorios, el monitor
ira haciendo indicaciones a modo de consejos para la consecución de la
práctica de buceo en base a las indicaciones que se especifican en el tema de
buceo del manual de la escuela.

8. Entrenamiento Buceo mediante el buceo progresivo de varias distancias.


Comenzamos con 10 m, 15m, 20m, y finalmente 25 m. Para la realización de
esta actividad se pondrán conos o cualquier otro elemento que indique la
distancia de buceo en cada momento. Puntualmente se podrán utilizar aros
pequeños que el alumno deberá recoger del fondo mientras bucean los 25
metros para aumentar la capacidad del alumno (en el buceo de los 25 m. buceo
no se exigirá recoger aros).

30 minutos.
Descanso 45´´.

9. Ejercicio de 50 metros de aproximación nado a croll y 50 de remolque


individual. De 5 a 10 minutos (dependiendo del nivel de cada grupo).

Descanso 45´´.

10. Ejercicio para la relajación de la musculatura.

De 5 a 10 minutos (dependiendo del nivel de cada grupo).


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Diseño de entrenamiento acuático nivel medio para curso socorrista 2ª semana.

Volumen total aproximado; 1750 metros. 3 horas aproximadamente.


Objetivo; Aeróbico ligero.
Especificaciones; el entrenamiento deberá ser llevado a cabo con un ritmo de nado
moderado y uniforme, evitando cambios de ritmo bruscos.

1. Nado a croll de 5 a 10 minutos (dependiendo del nivel de cada grupo) /


Descanso 15´´.
Nado a brazas de 5 a 10 minutos (dependiendo del nivel de cada grupo) /
Descanso 15´´.
Nado a espalda de 5 a 10 minutos (dependiendo del nivel de cada grupo) /
Descanso 15´´.

2. Nado con tabla para ejercitar la patada de croll de 5 a 10 minutos


Descanso 35´´.
Nado con tabla para ejercitar la patada de espalda de 5 a 10 minutos
Descanso 35´´.
Nado con pull-boy brazada de croll para ejercitar tren superior de 5 a 10 m.
Descanso 35´´.

3. Ejercicio de brazos fuera del agua, a la altura del codo, yendo de espaldas,
simulando un remolque individual.

De 5 a 10 minutos (dependiendo del nivel de cada grupo)


Descanso 45´´.

4. Ejercicio de remolque por parejas con agarre por la NUCA (agarre simple) y
NUCA-FRENTE (doble agarre), cambiando la víctima por socorrista y
viceversa cada 25 metros.

10 minutos.
Descanso 45´´.

5. Nado aletas-croll.

10 minutos.
Descanso 45´´.
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DESCANSO DE 10 MINUTOS.

6. Ejercicio de respiración 10 minutos.

7. Dar consejos para realizar bien el buceo.

8. Realización prueba de buceo 25 metros.

30 minutos
Descanso 45´´.

9. Explicación y entreno de entrada en el agua desde pequeña superficie elevada.


El socorrista deberá posicionarse con brazos y piernas abiertas impulsándose
hacia adelante con ademán de tocar las banderillas de colores de la calle.

10 minutos

10. Explicación y entrenamiento de prueba de 50 metros rescate con flopi.

30 minutos
Descanso 45´´.

11. Ejercicio para la relajación de la musculatura.

De 5 a 10 minutos

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Diseño de entrenamiento acuático nivel medio para curso socorrista 3ª semana.

Volumen total aproximado; 1900 metros. 3 horas aproximadamente


Objetivo; Aeróbico medio.
Especificaciones; el entrenamiento deberá ser llevado a cabo con un ritmo de nado
moderado y uniforme, evitando cambios de ritmo bruscos.

1. Nado a croll de 5 a 10 minutos (dependiendo del nivel de cada grupo)


/Descanso 15´´.
Nado a brazas de 5 a 10 minutos (dependiendo del nivel de cada grupo)
Descanso 15´´.
Nado a espalda de 5 a 10 minutos (dependiendo del nivel de cada grupo)
Descanso 15´´.

2. Nado con pull-boy brazada de croll para ejercitar tren superior de 5 a 10 m.


Descanso 35´´.

3. Ejercicio de remolque por parejas con agarre por la NUCA (agarre simple) y
BRAZOS APRESADOS (doble agarre), cambiando la víctima por socorrista y
viceversa cada 25 metros.
10 minutos.
Descanso 45´´.

4. Nado aletas-croll.
10 minutos.
Descanso 45´´.

DESCANSO DE 10 MINUTOS.

5. Realización prueba de 50 metros rescate de victima consciente con flopi.


30 minutos

6. Explicación y práctica de la pronosupinación con flopi, lata y rosco.


Explicación y práctica de cogida de victima inconsciente por la espalda
colocando flopi en forma de U.

30 minutos

7. Explicación y entrenamiento de prueba de 75 metros rescate con flopi.


30 minutos.

8. Recuperaciones de pruebas pasadas.


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20 minutos.

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9. Ejercicio para la relajación de la musculatura.


De 5 a 10 minutos.
Diseño de entrenamiento acuático nivel medio para curso socorrista 4ª semana.

Volumen total aproximado; 2150 metros. 3 horas aproximadamente


Objetivo; Aeróbico alto.
Especificaciones; el entrenamiento deberá ser llevado a cabo con un ritmo de nado
alto pero sin llegar a la anaerobia así como uniforme, evitando cambios de ritmo
bruscos.

1. Nado a croll de 5 a 10 minutos (dependiendo del nivel de cada grupo)


/Descanso 15´´.
Nado a brazas de 5 a 10 minutos (dependiendo del nivel de cada grupo)
Descanso 15´´.
Nado a espalda de 5 a 10 minutos (dependiendo del nivel de cada grupo)
Descanso 15´´.

2. Nado aletas-croll.
10 minutos.
Descanso 45´´.

1. Ejercicio de remolque por parejas con flopi y victima inconsciente y


consciente cambiando la víctima por socorrista y viceversa cada 50 metros.
20 minutos.
Descanso 45´´.

2. Ejercicio de flotación estática y dinámica.


10 minutos.

DESCANSO DE 10 MINUTOS.

3. Realización prueba de 75 metros rescate de victima inconsciente con flopi.


30 minutos

4. Explicación y práctica de técnicas de torno y pinza de bíceps.


20 minutos.

5. Explicación y entrenamiento de prueba de 100 metros combinada.


40 minutos.
6. Recuperaciones de pruebas pasadas.
20 minutos.
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7. Ejercicio para la relajación de la musculatura.


De 5 a 10 minutos.
Diseño de entrenamiento acuático nivel medio para curso socorrista 5ª semana.

Volumen total; 2200 metros. 3 horas aproximadamente


Objetivo; Aeróbico alto.
Especificaciones; el entrenamiento deberá ser llevado a cabo con un ritmo de nado
alto pero sin llegar a la anaerobia así como uniforme, evitando cambios de ritmo
bruscos.

1. Nado a croll de 5 a 10 minutos (dependiendo del nivel de cada grupo)


Descanso 15´´.
Nado a brazas de 5 a 10 minutos (dependiendo del nivel de cada grupo)
Descanso 15´´.
Nado a espalda de 5 a 10 minutos (dependiendo del nivel de cada grupo)
Descanso 15´´.

2. Ejercicio de remolque por parejas con ropa (camiseta de manga larga) y


victima inconsciente y consciente cambiando la víctima por socorrista y
viceversa cada 50 metros.

30 minutos.

3. Ejercicio de flotación estática y dinámica. 10 minutos.

DESCANSO DE 10 MINUTOS.

4. Realización prueba de 100 metros combinada.

40 minutos

5. Explicación y entrenamiento de prueba de 100 metros rescate con ropa.

40 minutos

6. Recuperaciones de pruebas pasadas.

20 minutos.

7. Ejercicio para la relajación de la musculatura.

De 5 a 10 minutos
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Diseño de entrenamiento acuático nivel medio para curso socorrista 6ª semana.

Volumen total aproximado; 2400 metros. 3 horas aproximadamente.


Objetivo; Anaeróbico ligero.
Especificaciones; el entrenamiento deberá ser llevado a cabo con un ritmo de nado
alto y uniforme en los ejercicios 1, 2, 3. Se buscará la explosión y la potencia creciente
en el ejercicio 5.

1. Nado a croll de 5 a 10 minutos (dependiendo del nivel de cada grupo)


Descanso 15´´.
Nado a brazas de 5 a 10 minutos (dependiendo del nivel de cada grupo)
Descanso 15´´.
Nado a espalda de 5 a 10 minutos (dependiendo del nivel de cada grupo)
Descanso 15´´.

2. Dos series de 100m croll / Descanso 1´.


Dos series de 100m brazas / Descanso 1´.
Dos series de 100m espalda / Descanso 1´.

3. Ocho series 100 m aletas-croll / Descanso 1´.

4. Ejercicio de remolque por parejas con agarre AXILA- PECHO y AXILA -


MENTON, cambiando la víctima por socorrista y viceversa cada 25 metros.

20 minutos

5. Ejercicio anaeróbico de 25 metros.

- Se pretende un “aeróbico intenso” con ritmo de nado elevado, entrenamiento


con máximo consumo de oxigeno, entrenamiento de potencia aeróbica. Se
utiliza el fraccionamiento de distancias, interesando más para el salvamento el
fraccionamiento intensivo corto.

- Se consigue incrementar el rendimiento final de cualquier distancia, sobre todo


mejorar en distancias entre 50 y 200 mts. Es el entrenamiento que mas interesa
en salvamento acuático ya que un técnico en salvamento tiene que poner en
marcha una actividad física de gran intensidad en distancias no muy largas.

8 series de 25 metros a croll, aumentando la intensidad lanzándose los alumnos


desde la superficie en salto de socorrista y saliendo por el borde la piscina,
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esta prohibido salir por las escaleras.

!75
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30% de velocidad.
40% de velocidad.
50% de velocidad.
60% de velocidad.
70% de velocidad.
80% de velocidad.
90% de velocidad.
95% de velocidad.

DESCANSO DE 10 MINUTOS.

6. Realización prueba de 100 metros rescate con ropa y victima inconsciente.


40 minutos

7. Explicación y entrenamiento de la prueba de 150 metros rescate con aletas.

30 minutos

8. Recuperaciones de pruebas pasadas.

20 minutos.

9. Ejercicio para la relajación de la musculatura. De 5 a 10 minutos

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Diseño de entrenamiento acuático nivel medio para curso socorrista 7 ª semana.

Volumen total aproximadamente; 800 metros. 3 horas aproximadamente.


Objetivo; Aeróbico intenso y anaeróbico.
Especificaciones; el entrenamiento deberá ser llevado a cabo con un ritmo de nado
alto y uniforme, evitando cambios de ritmo bruscos.

1. Nado a croll de 5 a 10 minutos (dependiendo del nivel de cada grupo)


Descanso 15´´.
Nado a brazas de 5 a 10 minutos (dependiendo del nivel de cada grupo)
Descanso 15´´.
Nado a espalda de 5 a 10 minutos (dependiendo del nivel de cada grupo)
Descanso 15´´.

2. Explicación y entrenamiento en el agua de inmovilizaciones con tablero espinal


acuático.

80 minutos.

DESCANSO DE 10 MINUTOS.

3. Realización prueba de 150 metros aletas.

30 minutos.

4. Recuperaciones de pruebas pasadas hasta finalizar la clase / Para los alumnos


con todas las pruebas superadas, practicar inmovilizaciones con tablero
espinal.

5. Ejercicio para la relajación de la musculatura.

De 5 a 10 minutos

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TEMA 5.

SECUENCIA DE ACTUACIÓN EN UN RESCATE ACUATICO

Es el comienzo de la ejecución de acciones de rescate que todo socorrista debe conocer


y entrenar, respetando su orden protocolario para el fin exitoso del rescate. Es muy
importante que el socorrista desde el momento que percibe a un accidentado, ponga en
marcha esta cadena de actuaciones casi de forma automatizada teniendo en cuenta el
contexto específico en el que se desarrolla la actuación, y adaptarse a él.

Hay también que tener en cuenta que el socorrista se podría encontrar en situaciones
donde se puede hacer complicado o a veces de difícil ejecución, llevar a cabo todos los
pasos indicados. En estos casos debe primar el sentido común de ver lo que es más
adecuado para cada situación y circunstancia específica, si con ello preservamos la
seguridad del accidentado y la del propio socorrista.

Como puede resultar evidente, para que esta cadena de actuaciones se ponga en
funcionamiento es necesario que se perciba correctamente a la persona con problemas,
que bien demanda nuestra ayuda o vemos que se puede encontrar en apuros. Por eso son
tan importantes los acciones de vigilancia y prevención (haremos más hincapié en temas
posteriores de este temario) puestas en marcha a lo largo y ancho de toda la jornada
laboral del socorrista.

La secuencia de actuación de un socorrista acuático comprendería los siguientes puntos;

1. Desplazamiento terrestre.
2. Entrada en el agua.
3. Aproximación al accidentado.
4. Control del accidentado.
5. Remolque del accidentado.

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6. Extracción del agua del accidentado.

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1. Desplazamiento terrestre.

!
Es el desplazamiento que realiza el socorrista acuático desde su punto de vigilancia
(desde donde percibe a la persona con dificultades) hasta la entrada en el agua para
iniciar la aproximación de rescate.
Este puede resultar muy sencillo o complicarse bastante, por eso tendremos que tener en
cuenta la siguiente información;

- Características generales del puesto de socorrismo desde el que desarrollamos labores


de vigilancia. Hay que tener en cuenta la altura, el tiempo que normalmente invertimos
en cada entrada y salida del mismo, etc…

Existe un hecho curioso que afortunadamente cada vez se da menos, donde nos
encontramos en algunas playas del litoral español torres vigía para los socorristas que
tienen un bonito diseño pero que no son prácticas de ninguna de las maneras. Muchas
de estas, resulta hasta peligroso para el socorrista realizar cada subida y bajada del
mismo, invirtiendo a veces un tiempo en estas acciones que muchas veces rozan lo
absurdo.

- Distancia entre el puesto de socorrismo y el agua, así como tiempo que se suele
invertir en su ejecución.

- Conocimiento al detalle del área donde se va a dar este desplazamiento, presencia de


barreras naturales como una zona rocosa, presencia de pequeños montículos de arena,
zonas de vegetación aisladas, embarcaciones varadas, temperatura de la arena por la que
nos desplazaremos, etc…

- Conocimiento aproximado de la afluencia de bañistas así como de cualquier otra


actividad que se lleve a cabo en la zona.

- Que materiales disponemos y su ubicación dentro de nuestro espacio de trabajo. Por


ejemplo si disponemos de materiales de gran tamaño, como una moto acuática, es
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importante tenerlos correctamente posicionados y de fácil acceso, para realizar una

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entrada en el agua rápida, acortando todo lo posible el desplazamiento terrestre de estos


materiales.

2. Entrada al agua.

Una vez el socorrista ha finalizado su desplazamiento terrestre, debe realizar acciones


para entrar en el agua teniendo muy presente las características contextuales existentes.
De no ser así, podría lesionarse a la hora de la entrada y poner en peligro el rescate. Por
ejemplo valorar la altura desde la que entramos, la presencia de elementos que puedan
servir de obstáculos como rocas, embarcaciones, así como esquivar la presencia de otros
bañistas.

Hay que hacer la entrada de forma sencilla y fácil, teniendo en cuenta desde donde
exactamente se accede.

Como premisa fundamental para el socorrista es no perder de vista al accidentado ya


que puede hundirse o ser arrastrado por corrientes.

No hay que pretender entrar en el agua rápidamente dando prioridad a la velocidad de


nuestras acciones, sino hay que intentar hacerlo de forma segura, aunque imprimiendo
cierta celeridad.

La precaución en la entrada es de vital importancia para evitar accidentes o lesiones.

Consideraciones a tener en cuenta para realizar una entrada en el agua:

- Estado de la víctima, si esta esta consciente o inconsciente, si se encuentra muy


nerviosa o por el contrario mantiene la calma atendiendo a las instrucciones del
socorrista.
- Entorno donde se va a realizar la entrada; altura desde la que entramos,
profundidad y temperatura del agua, si llevamos o no material de rescate,
corrientes o posibles situaciones de viento fuerte o turbulencias.

También puede resultar de gran importancia si se puede ver el fondo gracias a la


claridad de las aguas o si bien es imposible, de forma que debemos conocer

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perfectamente la zona de acceso al agua en el segundo caso si queremos evitar

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situaciones accidentales.

- Conocer el material de rescate con el que el socorrista se dispone a realizar la


entrada. No es lo mismo hacerla con un flopi que con una tabla de rescate de
gran tamaño.

Formas de entrar en el agua SIN material de rescate:

1. Desde lugares elevados.

Para entradas desde alturas elevadas superiores a 3 metros, o en lugares donde existe
gran profundidad, el socorrista deberá ir con el cuerpo completamente extendido,
posicionando los brazos pegados al cuerpo o también completamente estirados sobre
nuestra cabeza.

El control aéreo es fundamental para realizar una entrada limpia en el agua, con el
cuerpo completamente vertical. En el caso de no realizarla correctamente podrían
producirse lesiones de gravedad correlacionando estas con el nivel de resistencia
encontrado por el socorrista a la hora de realizar la entrada y la posición del cuerpo en la
misma.

Habría de realizar una flexión plantar máxima de los pies, para facilitar su entrada en el
agua sin apenas salpicar.

Esta técnica va a ocasionar que el socorrista alcance profundidad inmediatamente, por


lo que si no se desea adquirir profundidad se deben abrir los brazos y piernas una vez
dentro del agua, pero jamás fuera de esta.

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2. Desde una piscina o lugares prácticamente al mismo nivel del agua.

Cuando por ejemplo nos encontramos en una piscina, la entrada más común sería
hacerlo de pié intentando no hundirnos demasiado, inclinando ligeramente el pecho
hacia delante, abriendo brazos y piernas para presentar mas resistencia al contacto con
el agua, y así facilitarnos la acción de mantener la cabeza fuera del agua en todo
momento. Como ya sabemos, esto es de importancia para mantener el contacto visual
con la víctima.

Si por el contrario nos encontramos en la playa, entraremos al agua en carrera continua


trotando suavemente hasta que el agua nos llegue a la cintura o sea más rápido continuar
la aproximación a la víctima mediante el nado. Siempre sin perder el contacto visual del
accidentado.

3. Desde lugares con obstáculo inicial.

En el caso de vernos en la necesidad de sortear un obstáculo inicial, como por ejemplo


una pequeña zona rocosa o coralina, podríamos realizar la entrada de manos en agujero
en carrera (tirarse de cabeza) siempre que conozcamos perfectamente las características
del entorno, sobre todo las del fondo, y en base a este conocimiento, si estimamos
necesaria la medida, llevarla a cabo con máxima precaución.

Esta técnica se puede realizar en carrera o bien estando de pie, debiendo colocar los
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brazos a lo largo del cuerpo, realizando un salto hacia delante a la vez que se extienden
los brazos por delante de la cabeza, manteniendo ésta entre ellos.

En esta posición se entra al agua oblicuamente, de manera que por el “agujero” por el
que las manos entran en el agua, lo hace también el resto del cuerpo, consiguiéndose
una posición hidrodinámica que permite alcanzar profundidad y distancia sin efectuar
movimientos propulsivos.

Con esta acción se consigue una puesta en acción de la aproximación muy rápida
salvando pequeños obstáculos iniciales, pero tiene el inconveniente que perdemos el
contacto visual con la víctima durante unos segundos, algo que podría resultar fatal para
la consecución del rescate.

Formas de entrar en el agua CON material de rescate:

De forma genérica si dudamos en la manera de entrar en el agua con el material de


rescate que llevemos (al no conocer la profundidad o el estado del agua, al tener
dificultad con el material, etc…), el socorrista acuático deberá entrar al agua
deslizándose, evitando cualquier peligro y extremando las precauciones.

Hay que intentar que el material no presente molestia o peligro para el accidentado ni
para el socorrista durante el rescate.

También es importante que el material no se pierda ni se aleje excesivamente de la zona


de aproximación del socorrista.

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1. Entradas con material manejable como flopi o tubo flexible y lata o


boya torpedo.

Si realizamos la entrada desde el borde de una piscina, el material lo sujetaríamos


con una mano, a la vez que controlamos la cuerda con la misma mano, llevando el
socorrista colgado a modo de bandolera dicha cuerda sobre los hombros.

El salto se realiza con brazos y piernas abiertos, procurando ofrecer la mayor


superficie de contacto con el agua para evitar el hundimiento del cuerpo.

Es muy importante llevar siempre el control del material de rescate, sobre todo
evitar que la cuerda del material se lie entre las piernas del socorrista o quede
apresada con algún elemento del contexto.

Si por el contrario la entrada se realiza en la playa, tomaremos igualmente el


material con una mano controlando la cuerda e iniciaremos la entrada al agua en
carrera continua sin soltar el material. Cuando el avance del socorrista se haga más
lento y haya que iniciar el nado, en ese momento será cuando se suelte hacia atrás el
material de rescate, para iniciar la técnica de nado elegida. En la puesta en marcha
de la aproximación no habría que preocuparse de este tipo de materiales ya que van
sujetos a nuestro cuerpo gracias a una cinta bandolera, por lo que nuestra atención
deberá fijarse por completo en la persona en apuros.

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2. Entradas con material de gran tamaño.

El material de gran tamaño (tabla de rescate, aro salvavidas, colchoneta, etc…) se lanza
al agua previamente al salto del socorrista, en dirección al lugar por el que este pasará
en su aproximación a la víctima.

La forma de entrar al agua elegida dependerá de las circunstancias exactas que nos
encontremos, sobre todo habrá que tener en cuenta la altura desde la que nos
lanzaremos.

Lanzando el material previamente evitamos situaciones de autolesiones.

Existe la desventaja que antes de poder iniciar la aproximación al accidentado hay que
recuperar el material lanzado, por lo que habría que realizar un lanzamiento correcto,
para no perder tiempo en tener que ir a la búsqueda del material en sentido distinto a la
de la víctima o bien ir detrás de él mientras vemos que es empujado por una fuerte
corriente de superficie.

Como puede resultar obvio, el socorrista deberá tener cuidado de no lanzar el material
sobre la víctima (si se encontrara muy próxima), evitando en todo momento cualquier
daño a la misma.

3. Entradas con aletas.

En piscina:

Podemos contemplar dos posibilidades; ponernos las aletas fuera de la piscina o bien
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una vez estemos dentro del agua.

En el caso de ponernos las aletas fuera de la piscina, la entrada en el agua se debe hacer
con precaución, evitando realizar este tipo de entradas desde lugares elevados.

Hay que apoyar en el borde de la piscina el talón del pie, de manera que sobresalga
hacia fuera casi la mitad de la superficie del pie y toda la pala de la aleta. Desde el
bordillo con las aletas puestas el socorrista se impulsa hacia delante intentando ofrecer
la máxima resistencia al hundimiento con las aletas y manteniendo las piernas
separadas. Se abren los brazos, realizando si fuera necesaria una fuerte brazada para
ayudar a mantenerse a flote.

En Playa:

En la playa habría que entrar con las aletas en la mano hasta que el agua nos llegue a la
cintura, en ese punto procedemos a colocarnos las aletas. Nunca nos colocaremos las
aletas en la orilla ya que el golpeo de las olas, por pequeñas que sean pueden hacer que
perdamos el equilibrio y nos caigamos de culo. Tampoco se debe andar con las aletas
puestas, ni hacia atrás o lateralmente.

4. Entradas desde una embarcación con aletas, gafas y tubo.

Hay que posicionarse sentado en un lateral de la embarcación mirando hacia el interior.


Iniciamos el volteo hacia atrás con una mano protegeremos las gafas y con la otra
sujetando el tubo. Acto seguido iniciamos un ligero balanceo, dejándonos caer hacia
atrás. Así conseguiremos realizar una voltereta hacia atrás.

Una vez en el agua, tras el volteo y ya en superficie comenzar el nado realizando una
respiración brusca para sacar el agua del tubo y respirar por él después, sin necesidad de
sacar la cabeza del agua.

Con esto conseguimos un control del material al iniciar la entrada en el agua, así como
no quitarle estabilidad a la embarcación desde la que nos lanzamos.

3. Aproximación al accidentado.

Las técnicas de aproximación son las distintas acciones que pone en marcha un
socorrista acuático en una intervención para llegar al lugar exacto donde una persona
solicita ayuda, imprimiendo cierta presteza en sus acciones, pero preservando la
economía de esfuerzo de las mismas.

Es la acción de acercamiento del socorrista al accidentado, esta se tiene que hacer de la


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forma más rápida posible pero intentando reservar energía para luego. Hay que pensar

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que se ha de volver además con un peso adicional, el del accidentado. La aproximación


la podemos realizar con el estilo que para nosotros sea más cómodo y rápido, lo
importante es llevarlo a cabo en el menor espacio de tiempo, y sin perder de vista al
accidentado.

El nado habrá de hacerse con la cabeza fuera del agua, que es precisamente el nado
del socorrista. Este nado es más cansado ya que la coordinación de movimientos se
hace mucho más complicada, y el gasto de energía es mayor, pero la importancia que
tiene no perder de vista a la víctima lo hace fundamental. Se puede utilizar para la
aproximación cualquier elemento auxiliar que nos ayude a hacerlo más seguro y rápido,
como puede ser a utilización de embarcaciones, tablas de surf, motos acuáticas, aletas,
etc…

Vamos a comentar algunos tipos de aproximaciones dependiendo de si llevamos o no


material de rescate, así como del tipo de material.

1. Aproximación sin material de rescate.

Se realiza la entrada en el agua más adecuada a la situación específica de nuestro


rescate, e iniciamos un nado de aproximación hacia la víctima eligiendo la técnica
de nado que mejor se le de al socorrista así como la más segura para la víctima.
Normalmente el socorrista iría estilo croll con la cabeza fuera del agua, pero quizás
el socorrista elija realizar la aproximación a brazas, por ejemplo por que la domina
mejor y va más veloz.

Durante la aproximación podrá modificar el estilo de nado intentando no perder


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nunca el contacto visual con la víctima.

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2. Aproximación con material manejable como flopi o tubo flexible y lata o boya
torpedo.

Una vez el socorrista ha realizado su entrada en el agua con el material de rescate


indicado, comenzaría la aproximación.

El flopi y la boya torpedo son materiales de rescate de alta flotabilidad e


hidrodinámica. Tienen un sencillo sistema de enganche parecido a los utilizados en
mochilas, aunque actualmente también podemos encontrarnos mosquetones. También
tiene en un de sus extremos una cinta plástica de unos 2 metros aproximadamente que
sirve para que el socorrista se la coloque a modo de bandolera sobre los hombros.
Suele ser de color llamativo, especialmente de color rojo, aunque actualmente se puede
encontrar de cualquier color por internet.

Cuando el socorrista inicia el nado, en ese momento será cuando se suelte hacia
atrás el material de rescate, para iniciar la técnica de nado elegida. En la puesta en
marcha de la aproximación no habría que preocuparse de este tipo de materiales ya
que van sujetos a nuestro cuerpo gracias a una cinta bandolera, por lo que nuestra
atención deberá fijarse por completo en la persona en apuros.

La técnica a llevar a cabo sería brazos y piernas estilo croll, aunque se podría
contemplar en casos excepcionales el nado a brazas.

La aproximación finalizaría tres metros antes de llegar a la víctima, donde el


socorrista pararía su avance y mantendría la distancia de seguridad.

Recogeremos el material tirando de la cuerda a la que va sujeta, SIN MIRAR AL


MATERIAL, para no perder contacto visual con la víctima. Como se hace evidente,
al final de la cuerda esta el material de rescate, por lo que no debe preocuparnos.

Posteriormente iniciaríamos las técnicas de control y remolque de la víctima que


pasaremos a comentar a continuación.

Insistir que el material de rescate para que sea efectivo debe interponerse entra la

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víctima y el socorrista, de nada sirve dejarlo atrás.

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3. Aproximación con aro salvavidas.

Con este tipo de materiales tan poco hidrodinámicos tenemos el gran inconveniente
de un avance lento y complicado, ya que entre otras cosas no tienen sujeto ninguna
cuerda bandolera para ayudar a su arrastre. Puede darse el caso que sí tenga una
cuerda atada para ayudar a la recogida de personas próximas al borde de piscinas o
embarcaciones, evitando la entrada del socorrista en el agua.

No obstante como todos sabemos es el material de salvamento y rescate por excelencia


y su presencia es obligatoria en embarcaciones e instalaciones acuáticas destinadas al
baño público. Su forma y tamaño pueden variar mucho dependiendo del fabricante.

Suele ser un de material ligero de gran flotabilidad, de forma circular y con un tamaño
suficiente para que en su interior pueda meterse el cuerpo de una persona.

Los materiales con los que se fabrica son, también, de una amplia gama,
desde la goma espuma al plástico endurecido, pasando el corcho y la madera (ya en
desuso). Últimamente se tiende a un material resistente, con algo de peso (para un
lanzamiento eficaz) y que no sea extremadamente duro con el objetivo de no causar
daño ante posibles golpes, pero que, a la vez, vea facilitado su transporte.

El mejor avance con este tipo de materiales se realiza empujando. El socorrista


acuático pone el aro salvavidas delante de él, flotando en el agua y lo va empujando de
forma alternativa con cada mano si el estilo de nado que se utiliza es el croll, o con
ambas manos a la vez, si el estilo de nado es la braza.

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4. Aproximación con tabla de salvamento.

Las tablas de salvamento son de mayor tamaño que las de surf, están diseñadas
específicamente para el rescate. Gracias a este material el socorrista acuático puede
efectuar con mayor seguridad y rapidez el salvamento. Si no se dispone de estas tablas
especiales pueden servir con el mismo propósito tablas de surf o también tablas de
windsurf.
Siempre que dispongamos de una tabla de salvamento no debemos
dudar en utilizarla, ya que aporta grandes ventajas sobre todo en lugares donde hay que
realizar aproximaciones de mayor distancia.
Contando con este material la aproximación sería más rápida y segura para el
socorrista, ya que posee gran flotabilidad. También es de destacar de cara a la víctima,
que ayuda bastante su remolque ya que podría subirse a la tabla, además de conseguir
un efecto tranquilizador y de mayor colaboración del accidentado.

Estas tablas son de gran hidrodinámica, estabilidad y flotabilidad, por lo que su tamaño
a veces resulta algo complicado su manejo sobre todo fuera del agua.

Para realizar la aproximación al accidentado podremos elegir entre ir tumbados con


nado de croll o bien ir de rodillas. Pasamos a comentar:

- Tumbados con nado croll:

El socorrista acuático se coloca tumbado encima de la tabla y realiza las


acciones de nado croll (alternando la acción de brazos) y con los pies realiza batido
alternativo, que puede ser mucho más efectivo si se llevan aletas, algo que es
aconsejable ya que permitirán también un mejor y mayor control sobre la tabla.

- De rodillas con acción de brazos simultánea:

El socorrista acuático se coloca de rodillas encima de la tabla y efectúa


simultáneamente con los brazos acciones de remar, apoyando las manos en el agua por
delante y tirando de ellas hacia atrás a medida que se avanza. Esta es la técnica que
proporciona más velocidad, así como la más usada pero es complicada su práctica y
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requiere entrenamiento.

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5. Aproximación con embarcaciones o motos acuáticas.

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Este tipo de materiales son instrumentos de intervención rápida en cualquier
salvamento y requieren la acreditación de patrón de embarcación para su manejo
además de mucha práctica y entreno.
Se hacen importantísimos en las zonas costeras para cubrir grandes distancias, y
suelen ser embarcaciones semirrígidas de cuatro metros y medio de eslora y dos
metros de manga con un motor entorno a los 50cv, claro que estas medidas varían
dependiendo de las propias necesidades y recursos de cada equipo de playa.

La aproximación al accidentado se realiza de la forma más rápida posible, sin


perder de vista al accidentado en ningún momento.

Hay que actuar con gran precaución tanto para el rescate como a la hora de subirlo
a la embarcación. También es necesario recordar que, si fuera preciso y posible, los
primeros auxilios deben comenzar en la propia embarcación.

Normalmente estas embarcaciones están varadas en la misma orilla a la espera de


una llamada de intervención. Se necesitan al menos dos personas para su
utilización, una de ellas, el patrón, se encargaría de la navegación hacia la víctima,
y la otra de ellas, un socorrista, que realizaría labores de estabilización en la
embarcación durante la aproximación, y de control de la víctima una vez llegado el
momento.

4. Control de la víctima.

Hace referencia al control que lleva a cabo el socorrista del accidentado una vez que ha
llegado al lugar exacto donde se encentra, así como el control del contexto en el que se

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ven inmersos. No hay que olvidar que el socorrista deberá mantener la distancia de

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seguridad con respecto al accidentado, al menos de tres metros, e intentar hablar para
tranquilizarle, y sobre todo no dejarse agarrar por él, esto puede ser fatal no solo para el
éxito del rescate, sino para la propia vida del socorrista.

No nos extendemos más en este apartado ya que en el próximo tema lo veremos con
detenimiento.

5. Remolque de la víctima.

Son las técnicas para el traslado en el medio acuático de una víctima una vez ha sido
controlada, y su posterior puesta en lugar seguro. Hay que procurar que las vías aéreas
del accidentado estén siempre por encima del la superficie del agua, y en caso que este
consciente, intentar tranquilizarlo durante el transporte, intentando controlarlo en todo
momento. Si estuviera inconsciente, sería más fácil ya que no presenta oposición a
nuestras acciones.

Tampoco nos extendemos en este punto ya que se verá en el tema 6.

6. Extracción del agua de la víctima.

Son las acciones llevadas a cabo por uno o varios socorristas para sacar del agua a
cualquier víctima y dejarla en lugar seguro para su valoración primaria a nivel de
primeros auxilios. Estas extracciones han de hacerse con seguridad y sencillez. Lo
depositamos boca arriba y alejado, en el caso que nos encontremos en la playa, del
golpeo de las olas.

Hay que diferenciar entre víctimas conscientes e inconscientes, ya que en el primer caso
será la propia víctima la que colabore en la extracción respetando sus posibles lesiones.
Lo mas utilizado suele ser dejar que se apoye la víctima lateralmente sobre el socorrista,
pasando el brazo de la víctima sobre nuestros hombros, manteniéndolo agarrado, y con
nuestro otro brazo agarrar a la víctima por su cintura. En esta postura iniciaremos un
lenta salida del agua hasta llegar a una zona alejada del golpeo de las olas, (como es

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lógico, esta técnica no se puede llevar a cabo en piscina).

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Pero con víctimas inconscientes hacemos la distinción según estemos en la playa o en


una piscina.

En playas podemos arrastrar a la víctima por las axilas de manera que sus pies rocen
con el suelo. También podemos cargarlo sobre nuestros hombros o bien cogerlo en
brazos para víctimas pequeñas o de poco peso.

En piscinas podemos utilizar la escalera de la piscina siguiendo la siguiente secuencia:

Cuando el socorrista llega con el accidentado hasta la escalera, éste se coge a ella
colocando al accidentado cara él. Sin soltarse de la escalerilla el socorrista se hunde y
coloca al accidentado sobre su hombro. Una vez colocado el accidentado sobre su
hombro, empezará a subir hasta que los glúteos del accidentado estén
a nivel del cemento. Lo sentará cogiéndole la cabeza y lo tumbará. Luego, saldrá el
socorrista fuera del agua y lo arrastrará hasta que el accidentado este fuera del agua.
Este sistema se utiliza cuando la persona es pesada o cuando nos encontramos cerca de
la escalerilla.

También podemos utilizar un lateral bajo de la piscina siguiendo la siguiente


secuencia:

Cuando el socorrista llega a la orilla, gira al accidentado mirando fuera de la piscina.


El socorrista colocará las manos de la víctima montadas encima y fuera del agua
(primero una y luego la otra). El socorrista apoyándose con una de sus manos encima de
las del accidentado y la otra a la altura de su hombro saldrá del agua. Sin soltar el apoyo
sobre las manos del accidentado entrelazará sus brazos cogiendo la muñeca derecha del

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accidentado con su mano derecha y la izquierda con su mano izquierda. De esta manera

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girará al accidentado hasta que se quede mirando a la piscina. Colocando un pie en el


canto, separando unos centímetros al accidentado del borde y dando un impulso lo
sacará fuera. Lo tumbará con cuidado, en todo momento se debe tener control visual de
la cabeza del accidentado para evitar problemas.

Si queremos sacar a la víctima por el borde alto de la piscina deberemos realizar la


misma técnica anterior, pero las manos del accidentado, a la hora de izarlo, no se
cogen cruzadas por lo que lo sacaremos boca abajo. Esta técnica se usa cuando el borde
es muy alto y el accidentado es pesado y no somos capaces de sacarlo sentado. Al
extraerlo boca abajo no es necesaria tanta fuerza ya que no es preciso sacar tanto cuerpo
del agua simplemente hasta la barriga. Posteriormente, ya fuera del agua, se colocará
boca arriba.

Las distintas técnicas se verán facilitadas si se disponen de dos socorristas ya que se


imprime mayor fuerza a la hora de la extracción. Lo normal es que si hay que izar a una
víctima, cada socorrista agarre uno de los brazos de la misma, tirando hacia arriba la
sacarán con mucha facilidad.

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TEMA 6.

TECNICAS DE CONTROL Y REMOLQUE ACUATICO

Las técnicas de control y remolque son las distintas actuaciones que pone en marcha
un socorrista para trasladar en el medio acuático a cualquier tipo de accidentado,
preservando la seguridad del mismo y la del propio socorrista.

Se busca un traslado eficaz de la persona que ha sufrido cualquier tipo de accidente en


el agua, desde el lugar en el que se encuentra hasta un lugar seguro como puede ser
una embarcación, una plataforma o la orilla de la playa.

Estas técnicas de remolque deben conocerse y practicarse sobre la base de un buen


conocimiento teórico y práctico, ya que representan un pilar importantísimo para un
futuro socorrista.

Definimos tres grupos de técnicas de remolque:

Técnicas de remolque indirectas.

- Son las técnicas de remolque con material de rescate, que abarcarían todas las
técnicas que se realizan con algún tipo de material de rescate. Evitando el contacto
directo con el accidentado.

Técnicas de remolque directas

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- Son las técnicas de remolque “cuerpo a cuerpo”, que abarcarían todas las técnicas
que se realizan con un contacto directo y personal con el accidentado.

Técnicas de remolque grupales

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- Son las técnicas de remolque que despliegan dos o más socorristas con la ayuda de
material de rescate.

PUNTUALIZACIONES SOBRE EL CONTROL Y REMOLQUE DE VICTIMAS

Se intentará en todo momento cuando vayamos a realizar un traslado de una persona en


apuros, hablar con ella si fuera posible para intentar calmarla y explicarle que estamos
allí para ayudarla, no obstante, que nos preste la atención necesaria resulta muchas veces
complicado ya que el accidentado puede estar muy nervioso con motivo de su lucha por
la supervivencia. Si lográramos calmar a la víctima, esto facilitaría las cosas al socorrista
acuático para su traslado y aumentarían las posibilidades de éxito del rescate.

Es muy importante que cuando el socorrista realice el traslado se preocupe de mantener


las vías respiratorias del accidentado por encima de la superficie del agua, ya que de
no ser así, el accidentado entraría en una fase de pánico y lucha para poder respirar
correctamente y pondría en serio peligro tanto su vida como el rescate.

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Hay que mantener la proximidad con la victima para controlar su traslado y evitar
situaciones como la pérdida de la víctima. Esto no genera peligro para el socorrista con
victimas inconscientes. Si por el contrario estuviera consciente, habría que hacer que se
agarre al material de rescate, controlando visualmente a la victima constantemente para
que no se aproxime hacia nosotros, yendo de espaldas a la playa y de cara hacia la
victima. En el supuesto que tirase del material de rescate para intentar agarrar al
socorrista, este deberá soltar el material y buscar la distancia de seguridad de 3 metros
con respecto al accidentado.
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La velocidad en nuestra acción se hace necesaria ya que tenemos que intentar sacar a la
persona del agua lo antes posible.

Este punto entra en conflicto muchas veces con la economía de las propias acciones
propulsivas, donde el socorrista estando bajo el paraguas de una situación complicada
que puede poner en peligro su integridad física, esta a la vez sometido a un estrés
importante, que le hace aumentar las cargas psicomotoras y de coordinación, como
consecuencia de respuestas fisiológicas y psicológicas difíciles de controlar. Esto hace
que el socorrista se agote más de lo normal que en una misma acción de entrenamiento,
ya que la variable ESTRÉS ESTADO, esta presente en casos reales.

Hay que remarcar que habría que volver con la carga extra de la persona en apuros, por
eso no podemos fatigarnos en exceso en la aproximación a la misma.

El socorrista utilizará siempre las técnicas tanto de aproximación como de remolque que
mejor ponga en práctica, siempre teniendo en cuenta la seguridad del accidentado.

Habrá situaciones que requieran el buceo del socorrista una vez llegue a la zona donde
se ha hundido la víctima. En este caso si vamos a una velocidad importante en la
aproximación, vamos a generar una mayor deuda de oxigeno, y como consecuencia de
esto vamos a necesitar un mayor tiempo de recuperación para iniciar la inmersión.

Durante el traslado de la víctima se podrá cambiar de técnica de remolque si


consideramos es lo más adecuado bien por cansancio del socorrista o condiciones
contextuales cambiantes. Este cambio habrá de hacerse contando con la colaboración si
fuera posible del accidentado, comentándole en un primer momento el cambio de
técnica y hacer este cambio de manera gradual y continuada con la técnica anterior

Hay que preservar en todo momento la seguridad del propio socorrista y del
accidentado, tomando las medidas de precaución necesarias para una correcta entrada
en el agua y aproximación, en el menor tiempo posible, eligiendo las técnicas tanto de
nado como de remolque que mejor se adecuen al estado de la víctima, condiciones
contextuales, y al propio socorrista.

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Es evidente que no podemos poner en marcha las mismas actuaciones con una víctima
consciente que inconsciente, ya que la primera va a representar en todo momento un
peligro real para el socorrista, que se expone a ser agarrado por la persona que lucha por
la supervivencia.

Fundamental para la seguridad del socorrista es que este utilice siempre material de
rescate en cada intervención, independiente mente del estado de conciencia de la
víctima, ya que facilita el salvamento y preserva la seguridad. Habrá casos puntuales
por ejemplo de gran proximidad de la victima o de niños pequeños en los que se pueda
omitirse su utilización, no obstante hay que tener muy presente que una persona que
lucha por su vida ve aumentada su fuerza considerablemente, y lo que en principio
puede no parecer peligroso, finalmente puede resultar una situación fatal.

Para poder utilizar los distintos materiales de rescate es evidente que lo primero que se
hace necesario es disponer de ellos, por lo que se deberá preocupar el socorrista, sobre
todo si desarrolla su actividad en espacios naturales, de disponer de una variedad de
materiales de rescate acordes a las necesidades de su actividad.

Constantemente observamos como en muchos municipios costeros todos los veranos los
socorristas van desprovistos de un equipamiento adecuado para el rescate o en su caso
con materiales que no son los más adecuados, como por ejemplo la práctica bastante
extendida de usar boyas torpedo( ya que son más baratas y accesibles), en vez de utilizar
el más que demostrado tubo flexible o flopi que optimiza los rescates tanto con victimas
conscientes como inconscientes, con una hidrodinámica excelente, y minimiza las
situaciones de impacto o golpes durante el rescate.

Existe una opinión extendida que piensa que se puede prescindir de material de rescate,
y poner en marcha un cuerpo a cuerpo si el accidentado esta inconsciente. Pues bien,
esta es una conclusión errónea ya que el material facilita enormemente el traslado de
víctimas tanto conscientes como inconscientes, que de no ser utilizado en muchos casos
el socorrista difícilmente trasladaría al accidentado a lugar seguro. No hay que olvidar
que el accidentado es un peso añadido y estamos dentro de contexto imprevisible que
no controlamos, y en cualquier momento puede sobrevenir la fatiga o el cansancio al
socorrista, y aunque la victima este inconsciente, no podamos con su remolque.

Podemos encontrarnos el caso que un accidentado no se percate que estamos allí para
ayudarle o bien no agarra el material. Esto puede ser hasta normal en muchas
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situaciones de máximo estrés donde una situación de obnubilación cubriría a la victima

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en su intento por sobrevivir. En estos casos hay que aproximarle el material todo lo que
sea posible para que lo pueda terminar atrapando con el movimiento descontrolado de
brazos, prácticamente que se tropiece con él, para terminar aferrándose al material una
vez experimente su flotabilidad.

También existen situaciones donde la persona que requiere nuestra ayuda conserva la
calma desde un inicio, manifestándose este hecho de manera clara y notoria. En estos
casos, si se dispone de material nos va a facilitar mucho su traslado, como por ejemplo
haciéndole llegar un tubo flexible pidiendo que se agarre a él, de forma que el socorrista
va a verse más liberado para desplegar una actividad natatoria más dentro de la
normalidad.

¿Cómo actuaríamos si NO disponemos de material de rescate cuando un accidentado


nos reclama ayuda?

Esta situación no deberíamos permitir que se diera nunca, y en todo caso solo bajo
circunstancias muy puntuales y difíciles de prever.

No obstante, al socorrista se le entrena y prepara en técnicas para el rescate con prendas


de ropa. Tanto con víctimas conscientes como inconscientes el socorrista utilizará su
propia ropa como elemento a interponer entre le víctima y el propio socorrista como
último recurso.

Ejemplo; imaginemos el típico extranjero que suele bañarse diariamente en las playas
del litoral malagueño, sea invierno o verano, y nosotros paseamos ese día de invierno
por la playa o paseo marítimo, y nos percatamos que este señor nos pide ayuda. Es
evidente que difícilmente vamos a disponer en ese preciso momento de nada que se la
parezca a un material de rescate, no obstante, deberemos saber utilizar las distintas
prendas que llevemos puestas para poder ayudar a esta persona sin entrar en contacto
directo con ella, y así minimizar riesgos.

Pero antes de hacer uso de distintas prendas de ropa, analizaríamos minuciosamente el


contexto donde se desenvuelve la acción, para ver si encontramos cualquier elemento
que nos sea útil para el rescate. Es aquí donde el socorrista debe desplegar un
comportamiento imaginativo y de sentido común buscando cualquier cosa que nos
ayude en la flotación.

Cualquier cosa que flote nos sirve, sea más o menos hidrodinámica. No descartemos
elementos del contexto solo por el hecho de no sernos familiar.

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Como última opción, solo para casos en los que todo lo intentado hasta el momento no
hubiera resultado, el socorrista podría realizar el rescate cuerpo a cuerpo mediante una
maniobra de bloqueo por la espalda del accidentado, y remolcarlo a la orilla. Esta
opción no debería darse nunca, tendríamos que tomar todos los medios a nuestro
alcance para no tener que recurrir a ella ya que pondremos en grave peligro la vida
del socorrista como de la víctima.

¿Cómo actuaríamos si un accidentado nos termina atrapando, aferrándose a nuestro


cuerpo e impidiéndonos cualquier movimiento?

Este tipo de situaciones son las que han provocado las muertes por ahogamiento de
muchos socorristas incautos que no llevaron a cabo su rescate manteniendo los
parámetros de seguridad.

Podemos resultar pesados con la constante insistencia en mantener la distancia de


seguridad con la víctima en todo momento, de 3 metros al menos, pero respetar este
principio puede ser la diferencia entre un rescate exitoso o sufrir un ahogamiento con
consecuencias fatales para el socorrista y la víctima.

Manteniendo la distancia de seguridad, y disponiendo de material de rescate para evitar


un contacto directo, debería evitarse el agarre por parte de la víctima, pero claro, es
necesario que el socorrista entrene adecuadamente y de forma constante las técnicas de
control y remolque.

Hace ya bastante tiempo surgieron posturas teóricas dentro del salvamento donde se
aconsejaban y adiestraban a los socorristas en técnicas de zafaduras para liberarse de
este tipo se situaciones que ponen en peligro la vida del socorrista. Estas técnicas
estaban basadas en el yudo y la defensa personal adaptadas a un entorno acuático. No
obstante actualmente el socorrismo persigue en sus actuaciones eliminar cualquier
atisbo de agresión o violencia en las técnicas a desplegar por los socorristas, por eso en
la actualidad se hace del todo inadecuado su enseñanza.

La opción que se da al socorrista por parte de la comunidad internacional de salvamento


y socorrismo una vez que este ha perdido el control de la situación de rescate, es
HUNDIRSE CON LA VÍCTIMA.

La víctima, como cualquier ser humano, busca adaptarse continuamente al medio en el


que habita y tiene como objetivo primero y fundamental la supervivencia. De forma que
cuando esta se pone en peligro, aparece el animal con mayor instinto que llevamos
dentro para mantenernos con vida.

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Puede resultar bastante preocupante esta información para el socorrista, pero analizando
la situación con tranquilidad podemos ver claramente que la víctima que se aferra a
nosotros presenta en la mayoría de los casos las siguientes características;

- No piensa, no atiende a razonamientos.


- No tiene control de sí mismo.
- Actúa de forma instintiva.
- Suelen tener más fuerza de lo normal gracias a la secreción de hormonas ante
situaciones de máximo estrés.

Por lo tanto, el socorrista al decidir hundirse agarrando a la víctima, despliega un plan


premeditado que no se espera esta. La víctima de manera instintiva tendera a ir donde
asocia su supervivencia, que es hacia la superficie, de forma que terminará soltando al
socorrista pudiéndose este recuperar el control de la situación.

TÉCNICAS DE REMOLQUE DIRECTAS (SIN MATERIAL DE RESCATE)

Existen una gran cantidad de técnicas directas para el remolque de víctimas, no


obstante nosotros especificamos las más destacadas y de mayor utilización.

Las técnicas de remolque que pasamos a comentar se llevan a cabo sin


ningún tipo de material, tampoco llevan aletas, no obstante hay que remarcar que lo
ideal es llevar aletas para facilitar la propulsión. En el caso que la técnica realizada la
lleváramos a cabo con aletas, la patada sería batida de croll lateral o dorsal.

1. Técnica de remolque de “NUCA”.

El socorrista controla a la víctima con su mano “NO DIESTRA” posicionando la


palma hacia arriba, sujetando su nuca. La otra mano “DIESTRA” el socorrista la
tendría libre para poder ayudarse en el nado y facilitar la propulsión. Puntualmente
puede utilizar su mano diestra que se encuentra libre para sujetar la frente de la víctima
y conseguir un mayor control de la víctima y mejor extensión del cuello.

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Hay que realizar una patada de braza bien de forma lateral, o de forma dorsal.
Cualquier otra patada, como la patada a croll, provocaría un mayor gasto energético.

Recomendamos la utilización de esta técnica con accidentados inconscientes o


también conscientes pero que mantienen la calma totalmente. Puntualmente se puede
utilizar también con niños pequeños y en situaciones donde no existe oleaje que pueda
dificultar el control del accidentado.

2. Técnica de remolque de “NUCA- FRENTE”.

Esta técnica es igual a la anterior, tan solo que desde un principio se parte con un doble
agarre de la víctima en nuca con nuestra mano “NO DIESTRA” posicionando la palma
hacia arriba, y con nuestra mano “DIESTRA” sujetamos su frente. El control de esta
técnica es mucho mayor que la anterior.

Hay que realizar una patada de braza bien de forma lateral, o de forma dorsal.
Cualquier otra patada, como la patada a croll, provocaría un mayor gasto energético.

Recomendamos la utilización de esta técnica con accidentados inconscientes o


también conscientes pero que mantienen la calma totalmente.
Esta técnica es más recomendable cuando el agua no esta en completa calma y existe
cierta agitación con pequeño oleaje.

3. Técnica de remolque de “AXILAS”.

!
El socorrista acuático controla al accidentado cogiendo con sus manos las axilas de
éste.

Hay que realizar una patada de braza bien de forma lateral, o de forma dorsal.
Cualquier otra patada, como la patada a croll, provocaría un mayor gasto energético.
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Recomendamos la utilización de esta técnica con accidentados inconscientes o también


conscientes pero que mantienen la calma totalmente.
Esta técnica, como cualquiera de doble agarre, facilita un mayor control de la víctima.
Para rescates en el mar, sobre todo si hay olas nos puede facilitar el girar y proteger al
accidentado de las olas.

4. Técnica de remolque “ AXILA-MENTÓN”

!
El socorrista acuático controla al accidentado pasando su mano “NO DIESTRA” por
debajo de la axila del accidentado hasta llegar al mentón de la misma. Con la otra
mano “DIESTRA”, que se encuentra libre, se ayuda para la propulsión. Para la correcta
realización de esta técnica, y que sea más cómoda, el socorrista deberá situar
inicialmente a la víctima sobre su pecho, para poder llegar con facilidad al mentón de
la víctima una vez hayamos pasado nuestro brazo por su axila.

Hay que realizar una patada de braza bien de forma lateral, o de forma dorsal.
Cualquier otra patada, como la patada a croll, provocaría un mayor gasto energético.

Recomendamos la utilización de esta técnica con accidentados inconscientes o también


conscientes pero que mantienen la calma totalmente.

Esta técnica facilita el control aéreo de la víctima. Para rescates en el mar, sobre todo
si hay olas nos puede facilitar el girar y proteger con nuestra espalda al accidentado del
golpeo de las olas.
5. Técnica de remolque “ AXILA-PECHO”

Es similar a la técnica anterior, sola que esta vez el socorrista acuático controla al
accidentado pasando su mano “NO DIESTRA” por debajo de la axila del accidentado

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rodeando su pecho hasta llegar al hombro o al brazo más alejado de la misma. Con la

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otra mano “DIESTRA”, que se encuentra libre, se ayuda para la propulsión.

Hay que realizar una patada de braza bien de forma lateral, o de forma dorsal.
Cualquier otra patada, como la patada a croll, provocaría un mayor gasto energético.

Recomendamos la utilización de esta técnica con accidentados inconscientes o también


conscientes pero que mantienen la calma totalmente.

Para rescates en el mar, sobre todo si hay olas nos puede facilitar el girar y proteger
con nuestra espalda al accidentado del golpeo de las olas.

6. Técnica de remolque “ AXILA-CONTROL DE CABEZA”

El socorrista acuático controla al accidentado pasando sus dos brazos por debajo de sus
axilas y desde la espalda de éste, se intenta controlar la cabeza con las dos manos.

Favorece un control total del accidentado, favoreciendo también el control aéreo. Para
la correcta realización de esta técnica, y para que sea más cómoda, el socorrista deberá
situar inicialmente a la víctima sobre su pecho, para poder llegar con facilidad a la
cabeza de la víctima una vez hayamos pasado nuestros brazos por sus axilas.

Hay que realizar una patada de braza bien de forma lateral, o de forma dorsal.
Cualquier otra patada, como la patada a croll, provocaría un mayor gasto energético.

Recomendamos la utilización de esta técnica con accidentados conscientes que se


encuentran muy nerviosos o histéricos.

Esta técnica facilita el control aéreo de la víctima. Sin embargo es de difícil ejecución
y el socorrista no tiene una buena visión de la zona segura hacia donde se avanza.

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7. Técnica de remolque “ BRAZOS APRESADO POR DETRAS”

El socorrista acuático controla al accidentado pasando sus dos brazos por detrás de los
brazos de la espalda de la víctima. Existe la posibilidad de agarrar las muñecas de la
víctima para asegurar más su control.

Obtiene un control absoluto de la víctima.

Hay que realizar una patada de braza bien de forma lateral, o de forma dorsal.
Cualquier otra patada, como la patada a croll, provocaría un mayor gasto energético.

Recomendamos la utilización de esta técnica con accidentados conscientes que se


encuentran muy nerviosos o histéricos.

Esta técnica es de difícil ejecución y el socorrista no tiene una buena visión de la zona
segura hacia donde se avanza. Además la víctima puede complicar mucho las acciones
de remolque del socorrista con continua actividad de forcejeo y lucha, teniendo que
actuar el socorrista con extrema precaución.

8. Técnica de remolque “ BRAZOS POR DETRAS”

El socorrista acuático controla al accidentado pasando uno de sus brazos por detrás de
los dos brazos de la espalda de la víctima. En caso de que no pudiera abarcar los dos
brazos lo hará sujetando un brazo y el antebrazo o la muñeca del brazo contrario. En
ambos casos el agarre se mantiene firme para evitar que tras un posible forcejeo el

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accidentado pueda soltarse.

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Obtiene un control absoluto de la víctima.

Hay que realizar una patada de braza bien de forma lateral, o de forma dorsal.
Cualquier otra patada, como la patada a croll, provocaría un mayor gasto energético.

Recomendamos la utilización de esta técnica con accidentados conscientes que se


encuentran muy nerviosos o histéricos.

Esta técnica es de difícil ejecución además la víctima puede complicar mucho las
acciones de remolque del socorrista con continua actividad de forcejeo y lucha,
teniendo que actuar el socorrista con extrema precaución.

9. Técnica de remolque “ NADADOR CANSADO”

El socorrista acuático ayuda al accidentado nadando de forma normal a estilo braza


con brazos y piernas y le dará instrucciones para que adopte una posición dorsal con
el cuerpo extendido sobre el agua, las piernas separadas y ambos brazos extendidos
para apoyar las manos sobre los hombros del socorrista.

No tiene ningún tipo de control sobre la víctima.

Hay que realizar una patada de braza bien de forma lateral, o de forma dorsal.
Cualquier otra patada, como la patada a croll, provocaría un mayor gasto energético.

Recomendamos la utilización de esta técnica con accidentados conscientes que se


encuentran completamente calmados y en aptitud de colaboración.

Para esta técnica se exige una buena comunicación con la víctima, no confiarse
excesivamente, pues las circunstancias podrían cambiar y aumentar el nerviosismo de
la víctima.

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10. Técnica de remolque “ DOS SOCORRISTAS CON UNA VICTIMA”

Cada socorrista se coloca a un lado de la víctima sujetando por sus axilas con la mano
“NO DIESTRA”, dejando libre la otra mano “DIESTRA” para ayudarse en la
propulsión.

El control sobre la víctima es bueno, al estar dos socorristas.

Hay que realizar una patada de braza de forma lateral. Cualquier otra patada, como la
patada a croll, provocaría un mayor gasto energético.

Recomendamos la utilización de esta técnica con cualquier tipo de accidentados

Para esta técnica se exige una buena coordinación de los dos socorristas, asegurándose
de mantener las vías aéreas de la víctima por encima del agua.

TÉCNICAS DE REMOLQUE INDIRECTAS (CON MATERIAL DE RESCATE)

Podemos encontrar distintos tipos de materiales que nos pueden ser útiles a la hora de
realizar un rescate; aros salvavidas de distintos tamaños, flopis o tubos flexibles de rescate,
boyas torpedo, tablas de surf especialmente fabricadas para el salvamento, motos acuáticas con
camillas especiales para el transporte de accidentados, embarcaciones semirrígidas, tirantes de
rescate etc… aunque inicialmente se consideraría material de rescate a todo aquello que
facilite un salvamento acuático, por eso puede ser tan variado y distinto.

Como se puede observar, los materiales que se utilizan para un rescate son muchos, de
forma que en estos temas vamos a conocer y entrenar los más importantes y usados en
la actualidad del salvamento.

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En todas las instalaciones acuáticas, sobre todo en espacios naturales como playas,

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debería existir un servicio de salvamento y socorrismo profesional que tuviese acceso


a distinto material de rescate para optimizar las intervenciones de los socorristas. El
material de rescate facilita y asegura los salvamentos acuáticos y, como norma general
todos los socorristas acuáticos deberían realizar sus funciones con suficiente y
adecuado material.

El objetivo fundamental de la utilización de material, como hemos comentado en


varias ocasiones, es impedir un contacto directo “cuerpo a cuerpo” entre el
accidentado y el socorrista acuático, ya que pueden derivarse consecuencias fatales
tanto para el socorrista como para la víctima.

Existen una gran cantidad de técnicas indirectas para el remolque de víctimas, no


obstante nosotros especificamos las más destacadas y de mayor utilización.

Las técnicas de remolque que pasamos a comentar se llevan a cabo con


material, independientemente que el socorrista lleve aletas, no obstante hay que
remarcar que lo ideal es llevar aletas para facilitar la propulsión. En el caso que la
técnica realizada la lleváramos a cabo con aletas, la patada sería batida de croll lateral
o dorsal.

Es muy importante tener en cuenta que el material debe interponerse siempre entre el
accidentado y el socorrista acuático para la seguridad del mismo, de nada sirve llevar
material y dejarlo atrás o no colocarlo correctamente con respecto a la víctima.

El material puede facilitar que la víctima se tranquilice o preste mayor atención al


socorrista, no obstante puede que no suceda, así que hay que intentar no perder el
control de la situación respetando siempre la distancia de seguridad como mínimo de
tres metros con respecto al accidentado.

Para la explicaciones de las distintas técnicas, vamos a diferenciar accidentados


consientes e inconscientes, ya que se utilizan acciones muy distintas para cada grupo.
También marcaremos las diferencias con los distintos materiales más usados.

A continuación se exponen algunos de los materiales más usados y de mayor


disposición que pueda tener acceso actualmente un socorrista acuático:

1. Flopi o tubo flexible de rescate.


2. Aro salvavidas.
3. Lata o Boya torpedo.
4. Tabla de salvamento.
5. Tirantes de rescate.
6. Embarcación o moto acuática de rescate.
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7. Con ropa.

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1. “FLOPI O TUBO FLEXIBLE DE RESCATE”.

El flopi es un material de rescate de alta flotabilidad e hidrodinámico, fabricado en


espuma flexible recubierta de pintura de vinilo plástico que posee un sencillo sistema
de enganche parecido a los utilizados en mochilas, aunque actualmente también
podemos encontrarnos mosquetones. También tiene en uno de sus extremos una cinta
plástica de unos 2 metros aproximadamente que sirve para que el socorrista se la
coloque a modo de bandolera sobre los hombros.
Suele ser de color llamativo, especialmente de color rojo, aunque actualmente se puede
encontrar de cualquier color por internet.

Es de menor peso que el aro salvavidas y la boya torpedo, y no tiene la dureza de


estos, evitando los golpes en un rescate.

No obstante es un material que no se vende en comercios, su adquisición se tiene que


hacer por internet.
Actuaciones del socorrista con accidentado consciente.

!
El socorrista acuático cuando llega a tres metros, aproximadamente, del
accidentado le lanza el flopi, diciéndole que lo agarre y permanezca tranquilo. Una vez
agarrado el accidentado al flopi comienza el remolque, con el socorrista acuático
controlando visualmente en todo momento a aquél. De esta forma, si se de el caso de
que el accidentado se pone nervioso e intenta acercarse tirando de la cuerda del flopi,
el socorrista acuático puede reaccionar, quitarse la cinta del flopi y separarse.

Para la propulsión lo más aconsejable es la realización de patada de braza dorsal o


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semilateral con ayuda de un brazo mientras que el otro se utiliza en llevar la cuerda

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controlada.

Actuaciones del socorrista con accidentado inconsciente.

1. En el caso que la víctima este de cara al socorrista y sumergida boca bajo;

El socorrista se aproxima hasta el accidentado hasta un metro antes de llegar a él


(necesitamos cierta distancia para realizar correctamente la técnica. Muchos socorristas
se montan prácticamente encima de la víctima lo que hace muy difícil su ejecución) y
tiramos de la cuerda que arrastra el flopi pero sin mirar el material, para no perder el
contacto visual directo con la víctima. Acto seguido nos colocamos el flopi entre la
victima y nosotros, hundiendo este ligeramente con nuestra mano no diestra
consiguiendo una pequeña elevación de nuestro cuerpo por encima del agua.
Posteriormente con nuestra mano diestra cogemos la mano derecha de la victima a la
altura del brazo, aplicando una pequeña rotación a la vez que aproximamos el
accidentado hacia nosotros y empujamos el flopi hacia delante.

2. En el caso que la víctima este de espalda al socorrista y sumergido boca


abajo;

En esta situación llegamos al accidentado por su espalda, colocamos el flopi en ella, el


socorrista acuático coge sus axilas y tira a la vez que con los pies empuja el cuerpo del
accidentado obligándolo a girar y colocarse encima del flopi “boca arriba”.
Posteriormente, el flopi puede abrocharse, antes de comenzar a remolcar o mientras el
remolque se está efectuando.

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Para la propulsión, como en el caso anterior, lo más aconsejable es la realización de


patada de braza dorsal o semilateral con ayuda de un brazo, mientras que el otro se
utiliza en llevar la cuerda controlada.

Podría darse el caso que la víctima se mantuviese boca arriba sobre la superficie del
agua, para lo cual la técnica se vuelve más sencilla, puesto que únicamente se tendrá
que coger las dos manos juntas del accidentado y tirar con fuerza para que el cuerpo
del accidentado quede colocado encima del flopi.

También podríamos encontrarnos con que la víctima esta sumergida


total o parcialmente, para lo cual el socorrista acuático tiene que sumergirse hasta dar
con la víctima. Previamente se haría necesario que el socorrista se quitara la bandolera
del flopi y se desprendiera del mismo, para poder iniciar las acciones propulsivas
subacuáticas, ya que de otra forma sería imposible por el alto nivel de flotación del
flopi.

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2. ARO SALVAVIDAS

Suele ser un de material ligero de gran flotabilidad, de forma circular y con un tamaño
suficiente para que en su interior pueda meterse el cuerpo de una persona.

Los materiales con los que se fabrica son muy distintos, por ejemplo de
goma espuma, plástico endurecido, corcho, etc…

Son de color llamativo, sobre todo anaranjado, y es de muy fácil localización ya que
podemos encontrarlos por todo el mundo en muy distintas instalaciones acuáticas,
zonas portuarias o embarcaciones, etc…

Este material es útil tanto para víctimas conscientes como inconscientes, aunque tiene
el gran inconveniente de la aproximación lenta del socorrista, ya que no es
hidrodinámico.

Tiene también el problema de su dureza en el mayor de los casos, provocando golpes o


lesiones con motivo del golpeo de las olas.

Actuaciones del socorrista con accidentado consciente.

El socorrista acuático realiza la aproximación a la víctima parando unos


tres metros antes, colocando el aro salvavidas entre él y la víctima, y haciendo que este
se agarre con fuerza. Se intentará tranquilizar a la víctima.

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Podemos en este punto llevar a cabo dos actuaciones dependiendo del estado de la
víctima;

1. En el caso que mantenga la calma, y logremos tranquilizarla mas o menos, le


comentamos que para mayor comodidad para él así como para favorecer el
remolque a lugar seguro, vas a pasar lateralmente el extremo del aro salvavidas por
encima de su cabeza, colocando a éste en el interior. Después el socorrista se
colocaría a la espalda del accidentado y comenzaría el remolque, para el que
utilizará patada de braza dorsal o semilateral con ayuda del brazo libre.

2. En el otro supuesto que la víctima se mostrara muy nerviosa, lo más


aconsejable sería mantener la distancia de seguridad colocando el aro entre ambos,
tirando del mismo acercando a la víctima poco a poco a lugar seguro, manteniendo
el contacto visual con la víctima y posicionándose de espalda a la playa durante
todo el remolque.

Tiene el gran inconveniente que el socorrista no ve directamente su avance, con lo


que puntualmente deberá hacer pequeños giros de cabeza, pero tiene la gran
ventaja de no permitir el contacto con la víctima nerviosa.

Actuaciones del socorrista con accidentado inconsciente.

El socorrista acuático se acercaría a la víctima colocando el aro salvavidas entre


ambos, colocando este perpendicular al agua. Posteriormente el socorrista hundiría
suavemente el aro con su mano no diestra consiguiendo una pequeña elevación del
cuerpo del socorrista. Acto seguido introduciría su mano diestra por el interior del aro
sujetando el brazo derecho de la víctima, aplicando una pequeña rotación a la vez que
aproximamos el accidentado hacia nosotros y empujamos el aro hacia delante. Una vez
la víctima este dentro del aro, meteríamos su otro brazo dejando posteriormente que
quedara la víctima sujeta a modo de percha sobre el aro con los brazos por fuera y

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boca arriba. De esta forma, el agua no llegará a las vías respiratorias del accidentado y

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el socorrista acuático comenzará el remolque utilizando de braza dorsal o semilateral


con ayuda del brazo libre.

Podría darse el caso que la víctima se mantuviese boca arriba sobre la


superficie del agua, para lo cual la técnica se vuelve más sencilla, puesto que
únicamente el socorrista metería su mano por el aro salvavidas, se agarran las dos
manos del accidentado y se tira de ellas hacia el interior del aro salvavidas quedando
dentro del mismo colocado boca arriba.

También podríamos encontrarnos con que la víctima esta sumergida total o


parcialmente, para lo cual el socorrista acuático tiene que sumergirse hasta dar con la
víctima. Se haría necesario que el socorrista abandonara en superficie el aro
salvavidas, para poder iniciar las acciones propulsivas subacuáticas, ya que de otra
forma sería imposible por el alto nivel de flotación del aro salvavidas. Como podemos
suponer en este tipo de situaciones nos podemos encontrar con la desagradable
sorpresa que al regresar a superficie con la víctima, veamos que el material de rescate
se ha alejado bastante de nuestra posición, bien por corrientes o el golpeo de las olas,
es algo que difícilmente podremos evitar.

3. LATA DE RESCATE O BOYA TORPEDO

La boya torpedo es un material rígido de plástico endurecido, semi-


ligero, de gran flotabilidad, de forma ovalada, de unos 50 cm y con un sistema de
agarre en sus laterales a los que se puede sujetar la víctima. Al flotador va fijada una
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cuerda plástica de dos metros aproximadamente que va unida a una cinta ancha a modo

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de bandolera, que el socorrista acuático puede colocarse de forma similar a como lo


hace con el flopi.
Este material de rescate se encuentra bastante extendido por numerosas
playas de nuestra geografía, resultando fácil su acceso así como bastante económico.
Es bastante popular su uso, pero hay que tener presente que en determinadas
situaciones no es el material más adecuado.

Para victimas conscientes puede resultar igual de práctico que el flopi, pero la gran
diferencia la encontramos cuando nos enfrentamos a víctimas inconscientes, donde las
técnicas a utilizar con este material resultan más complicadas.

Este material no tiene flexibilidad ninguna, y su dureza es considerable, con lo que a


veces se producen golpes con el material a víctimas y a socorristas, sobre todo en
situaciones de oleaje, por lo que hay que utilizarlo con prudencia.

Otro inconveniente añadido es que las técnicas de remolque con víctimas inconscientes
son pocas, obligando casi siempre a un “cuerpo a cuerpo” entre socorrista y
accidentado.

Actuaciones del socorrista con accidentado consciente.

El socorrista acuático cuando llega a tres metros de la víctima se parará y le dará


lateralmente el material para que lo coja, diciéndole que permanezca tranquilo. Una
vez el accidentado agarra la boya torpedo, comenzamos a remolcar, siempre
manteniendo el contacto visual con la víctima, yendo el socorrista de espalda a la
playa.

En el supuesto que el accidentado intentara agarrar al socorrista tirando de la cuerda


de la boya torpedo, este deberá reaccionar quitándose la cinta bandolera e intentar
mantener el espacio de seguridad con la víctima.

Para la propulsión lo más aconsejable es la realización de patada de braza dorsal o


semilateral con ayuda de un brazo, mientras que el otro se utiliza en llevar la cuerda
controlada.

!
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Actuaciones del socorrista con accidentado inconsciente.

1. En el caso que la víctima este de cara al socorrista y sumergida boca bajo;

El socorrista una vez esté delante de la víctima, con su mano diestra


cogerá la mano derecha de la victima a la altura del brazo, aplicando una pequeña
rotación a la vez que aproximamos el accidentado hacia nosotros. Posteriormente, una
vez este la víctima boca arriba, pasamos la boya torpedo al otro lado de su cuerpo,
quedando éste con sus dos brazos por encima del brazo del socorrista acuático, que
podrá remolcar con patada de braza dorsal o semilateral y ayuda del brazo libre.

Si el socorrista no puede abarcar cómodamente el torso del accidentado, puede colocar


la boya torpedo a la altura del pecho de éste y coger con ambas manos la boya torpedo.
Esta última técnica permite, además, un mayor control, pero únicamente tiene el
recurso de realizar patada de braza dorsal en el remolque

Podría darse el caso que la víctima se mantuviese boca arriba sobre la superficie del
agua, para lo cual la técnica se vuelve más sencilla, puesto que únicamente se tendrá
que coger las dos manos juntas del accidentado y tirar con fuerza para que el cuerpo
del accidentado quede colocado próximo a la boya torpedo.

También podríamos encontrarnos con que la víctima esta sumergida


total o parcialmente, para lo cual el socorrista acuático tiene que sumergirse hasta dar
con la víctima. Previamente se haría necesario que el socorrista se quitara la bandolera
de la boya y se desprendiera del mismo, para poder iniciar las acciones propulsivas
subacuáticas, ya que de otra forma sería imposible por el alto nivel de flotación de la
boya torpedo.

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4. TABLA DE SALVAMENTO

Conocemos unas tablas de gran tamaño que han sido diseñadas específicamente para
el rescate en el medio acuático, son de mayor tamaño que las de surf y windsurf,
consiguiendo de esta forma una gran flotabilidad y estabilidad sobre la tabla.

Con este material se consigue una aproximación a la víctima bastante rápida por su gran
hidrodinámica, consiguiendo gracias a su alta flotación, que la víctima se pueda subir a
la tabla para su posterior remolque, lo que consigue el doble efecto de tranquilizar a la
víctima así como de transportarla con mayor seguridad.

La elección de una tabla de rescate para una intervención suele ser una elección
acertada, claro está que hay que disponer de este material, lo que actualmente en las
costas españolas brillan por su ausencia, no así en otros lugares del mundo donde la
actividad del socorrismo dispone de una mayor inversión en recursos humanos y
materiales.

Hay distintos materiales de fabricación así como varias medidas, pesos y características,
pero para que sirva de ejemplo, podemos encontrar muchas tablas fabricadas en
Sándwich laminado de Epoxi, fiberglas y PVC. Disponen de un carril para la quilla
integrado, pudiéndose optar por diferentes tipos de quillas. Medidas: Largo 315 cm X
Ancho 58 cm X Grueso 15. Peso 12 Kg. Tienen cogidas laterales a ambos lados de la
tabla para la sujeción tanto de la víctima como del propio socorrista así con un par de
bandas de foam o goma espuma antialérgicas sobre la tabla para evitar el daño en las
extremidades inferiores del socorrista y facilitar su trabajo de aproximación sobre la
tabla.

Actuaciones del socorrista con accidentado consciente.

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El socorrista acuático al llegar cerca del accidentado, coloca la tabla por


delante, entre los dos. Cuando la tabla está al alcance de las manos del accidentado, el
socorrista acuático le avisa para que se agarre a ella, posteriormente intenta calmarlo y
cuando ve al accidentado tranquilo le ayuda a subir, a no ser que ya esté encima de la
tabla. Después coloca al accidentado en la parte central y delantera de la tabla y el
socorrista se coloca en la parte de popa, para tener una buena visibilidad del accidentado
y del entorno y comenzar el remolque, para el que podrá utilizar patada de crol
(alternativa) si lleva aletas y acción de brazos (alternativa o simultánea). También, en
caso de no llevar aletas, podrá emplear la patada de braza.

Actuaciones del socorrista con accidentado inconsciente.

El socorrista se acerca al accidentado colocando la tabla entre él y la víctima, da la


vuelta a la tabla, con la quilla mirando al cielo, situándose el socorrista entre la parte
media y delantera de la tabla. Posteriormente toma las muñecas o manos del
accidentado y tira para colocarlas en el borde más cercano al socorrista. Acto seguido
el socorrista coge el lado de la tabla más alejada, en el que se encuentra el cuerpo del
accidentado apoyado y tira de la tabla para hacerla girar, de tal forma que éste queda
encima de la tabla.

Se colocará a la víctima boca abajo de forma longitudinal respecto a la tabla, para


facilitar el remolque con las técnicas anteriormente descritas. De cualquier forma, si la
colocación del accidentado longitudinalmente encima de la tabla implica dificultades,
no es necesario perder un tiempo excesivo en hacerlo, ya que puede llevarse en
posición transversal sin dificultades.

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5. TIRANTES DE RESCATE

!
Los tirantes de rescate consisten en un sistema de dos cintas anchas por las que se meten
los brazos del socorrista, donde en su parte inferior lleva un enganche para la cuerda. La
cuerda será resistente y ligera y su longitud dependerá de la zona en la que se va a
utilizar.

Hay que tener la precaución de evitar que se enrolle la cuerda en el momento que se
realiza la aproximación. También debe de existir una buena compenetración entre el
socorrista que entra con los tirantes en el mar y el que tira desde la orilla para su
recuperación, ya bien sea solo uno o varios.

El sistema de recogida de la cuerda para recuperar tanto a socorrista


como a víctima, puede ser manual o mecánico. En el sistema manual tienen que ser una
o varias personas las que se encargan de la cuerda, pendientes de la señalización del
socorrista que realiza el rescate. En el sistema mecánico, mucho más seguro y rápido, se
dispone de un carrete al que se enrolla la cuerda, que se suelta con facilidad cuando se
necesita y que se recoge mediante una manivela que va enrollando la cuerda, siendo
muy importante que este carrete esté bien anclado en el suelo. Son los llamados tornos
de rescate.

Para el rescate con tirantes se necesitan dos socorristas acuáticos. Uno de ellos entra al
agua con los tirantes puestos mientras el otro controla la cuerda desde fuera. Este
último ayuda al que va a intervenir directamente colocándole los tirantes. Una vez
ajustados a la altura de sus hombros, el socorrista acuático entra al agua y nada hasta el
accidentado; recogido éste, dará una señal convenida previamente a su compañero, que
comenzará a tirar. Durante el remolque el socorrista acuático mantiene al accidentado
con las vías respiratorias claramente por encima de la superficie del agua, realizando
además patada de braza dorsal. Deberá observar también el lugar hacia el que avanza o

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ser avisado por el compañero que está fuera para no golpearse.

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Hay que tener en cuenta que el socorrista entraría en contacto directo con la víctima,
con lo que tendrá que realizar una importante labor de sujeción y control de la misma.

6. EMBARCACIÓN o MOTO ACUATICA DE RESCATE

!
Este tipo de materiales son instrumentos de intervención rápida en cualquier
salvamento y requieren la acreditación de patrón de embarcación para su manejo
además de mucha práctica y entreno.

Se hacen importantísimos en las zonas costeras para cubrir grandes distancias, y


suelen ser embarcaciones semirrígidas de cuatro metros y medio de eslora y dos
metros de manga con un motor entorno a los 50cv, claro que estas medidas varían
dependiendo de las propias necesidades y recursos de cada equipo de playa.

Estas embarcaciones tienen que ser de fácil manejo así se necesitan al menos dos
personas como mínimo para la navegación, el patrón que realizaría la conducción y un
socorrista que se encarga de los rescates así como ayudar a dar estabilidad a la proa de
la embarcación.
Las motos acuáticas han de ser biplaza y contar con un sistema de enganches y
sujeciones para poder anclar en la popa la camilla de transporte de víctimas.

!
Hay que aprender y controlar las maniobras básicas como el atraque, desatraque,
fondeo, navegación, colocación de la embarcación varada en playa, entrada y salida en
playa con oleaje, señales visuales entre patrón y socorrista acuático.

La embarcación debe estar situada en un lugar de fácil acceso para patrón y socorrista
acuático y desde el que se pueda salir rápidamente. También hay que controlar
situaciones como la caída del socorrista acuático o del patrón al agua, o cualquier
complicación o imprevisto con el que no contaban.

!146
Pero lo que se hace fundamental es el aprendizaje y control de maniobras de rescate de
un accidentado, su colocación en la embarcación, entrada en playa con un accidentado,
rescate en zona de costa acantilada, y remolque de pequeñas embarcaciones. Hay que
tener siempre en cuenta que la aproximación al accidentado se realiza de la forma más
rápida posible, sin perderle de vista en ningún momento y con gran precaución, tanto
para el rescate como para subirlo a la embarcación. También es necesario recordar que,
si fuera preciso y posible, los primeros auxilios deben comenzar en la propia
embarcación.

8. RESCATE CON ROPA

Cuando el socorrista acuático se encuentra sin material de rescate, en


una situación imprevista, puede utilizar alguna de las prendas de ropa como material de
rescate, para evitar el contacto directo con la víctima y ayudar en su remolque.

Hay que practicar el nado de aproximación vestidos, así como el quitarse la ropa
correctamente en el agua, donde deberemos estar relajados y posicionarnos de forma
agrupada para podernos quitar una prenda cada vez, tomando aire suficiente con cada
prenda sumergiéndonos un poco para hacerlo más fácil.

Otra de las ventajas de realizar un rescate con ropa es que esta ayuda a mantener el calor
del cuerpo ya que en el medio acuático gastamos mucha energía para aumentar la
temperatura corporal. También elimina riesgos de tirones y enfriamientos musculares.

El tejido de la prenda es importante tenerlo en cuenta, ya que hay tejidos como el


algodón, que absorben mucha agua y generan un peso importante al socorrista,
dificultando así su motricidad. En cambio hay otras prendas como la licra que absorben
muy poca agua facilitando así las labores de rescate.

Hay que tener presente también la temperatura del agua en la que realizamos el rescate,
ya que en aguas muy frías es aconsejable la entrada con prendas que ayuden el
mantenimiento del calor corporal del socorrista.
100
100
No obstante, en cualquier intervención, han de quitarse los zapatos así como cualquier
prenda de abrigo amplia, ya que supondrían un gran hándicap para el rescate.

Actuaciones del socorrista con accidentado consciente.

El socorrista acuático entrega un extremo de la prenda, sin acercarse demasiado al


accidentado, de forma que la prenda sirve de objeto intermedio entre ambos,
eliminando el riesgo que supone el contacto directo. Acto seguido, una vez la
víctima ha agarrado un extremo, tiramos del otro extremo con fuerza sin perder el
contacto visual con la víctima, y de espaldas a la playa.

Actuaciones del socorrista con accidentado inconsciente.

El socorrista acuático se asegura, en primer lugar, de colocar a aquél de forma que


las vías respiratorias estén por encima del agua y, en segundo lugar, pasa la prenda
de ropa cruzando el pecho y bajo las axilas del accidentado, quedando los extremos
de la prenda a la espalda de éste, el socorrista acuático con una mano los coge y
realiza el remolque, para lo que dispondrá de la ayuda de la mano libre.

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TEMA 7.

ASPECTOS GENERALES DE UN AHOGAMIENTO Y ATENCIÓN A


ACCIDENTADOS CON LESION MEDULAR

LA HIDROCUCIÓN

“No te bañes hasta que pasen dos horas porque te dará un corte de digestión”. Estas
palabras, que forman parte de la jerga veraniega desde hace décadas y que a todos nos
han dicho alguna vez, tienen buena parte de mito. Y es que lo que llamamos corte de
digestión realmente es un shock termodiferencial y está provocado por un cambio
brusco de temperatura y no tanto por la combinación de ingesta de comida y baño. Por
eso no sucede solo en la playa o la piscina.

Los mareos, las náuseas e incluso los desmayos son los síntomas más frecuentes. Los
expertos recuerdan que para evitarlo hay que entrar poco a poco al agua y esperar un
tiempo prudencial si se ha comido de forma copiosa.

El verano y sus altas temperaturas son el caldo de cultivo perfecto para el mal llamado
“corte de digestión”. Después de estar al sol, al entrar al mar o la piscina, el organismo
reacciona ante el cambio brusco de temperatura (la elevada del organismo y la
del agua) y tiene lugar una “vasoconstricción periférica” (los vasos a nivel periférico,
lo que no son los grandes troncos del cuerpo, se cierran). Así se produce un “secuestro
de la sangre” que provoca que no llegue suficiente al cerebro, explica el Dr. Fernando
González Panizo, digestólogo del servicio de Aparato Digestivo de Hospital
Universitario Quirón de Madrid.

Todo este proceso, en el contexto de estar haciendo la digestión (con la mayor parte de
la sangre del cuerpo condensada en el aparato digestivo) puede acabar produciendo un
menor riego cerebral.

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Así, el “corte de digestión” es en realidad un “síndrome de hidrocución o shock
termodiferencial” que se produce por el cambio tan brusco de temperatura que sufre el
cuerpo (que en ese momento está a temperatura ambiente) al entrar a un medio más frío.

La gente le ha acabado llamando corte de digestión a este fenómeno porque se produce


normalmente después de una ingesta. Además suele ir acompañado de un cuadro
de vómitos y náuseas (síntomas gastrointestinales) pero no están originados en el tubo
digestivo sino en el sistema nervioso central y hay que subrayar que el corte de
digestión como tal es algo muy poco habitual.

También el Dr. Federico Argüelles Arias, experto de la Fundación Española de Aparato


Digestivo (FEAD), recalca que “no se para la digestión” y apunta que lo que le sucede
al cuerpo es un “síncope” que puede derivar en pérdida de conocimiento. Para este
especialista el hecho de que la hora de la comida coincida con uno de los momentos más
calurosos del día influye en que la gente considere que el síncope se deba a la comida
cuando lo que sucede es que es uno de los momentos en que la temperatura corporal es
más elevada y esto hace que contraste de manera más pronunciada con la temperatura
del agua.

Síntomas

Las señales de alerta que nos pueden indicar que estamos sufriendo un “shock termo
diferencial”, apuntan los expertos, van desde los menos graves como mareo, visión
borrosa, náuseas, exceso de sudoración o vómitos a otros más graves “si se deja
evolucionar” como pérdida de conocimiento. Estos mismos síntomas se producen
cuando vivimos una situación de calor extremo o hacemos un ejercicio, pero lo que en
tierra firme puede derivar en “un traumatismo”, en el agua puede degenerar en
ahogamiento. A parte de este riesgo, otra de las consecuencias más graves de este
síncope es el riesgo de sufrir una parada respiratoria y cardiaca.

Que la entrada al agua cause problemas depende de múltiples factores entre los que se
encuentran el tipo de comida consumida (más contraproducente cuanto más pesada) y
del modo en que la persona entre en el agua.

La gente debe pensar que hay que adaptar el cuerpo a un medio completamente distinto
y “usar” el sentido común: “no es lo mismo tomar una fabada que un sándwich”.
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!104
En la misma línea, también influye si nos metemos en la “poza de un río”, donde
normalmente el agua está muy fresca, o si nos bañamos en una playa de Murcia, donde
la temperatura del mar es más alta y el shock mucho menor.

Pero lo que más incide es si la persona entra al agua poco a poco o si se tira de cabeza.
Así, si se hace de forma progresiva remojándose la nuca y otras partes del cuerpo y
después de haber comido de forma ligera “lo normal es que no nos suceda nada”.

¿Qué hacer si lo sufrimos?

Y cuando alguien sufre un shock termodiferencial ¿qué hacemos? La recomendación es


unánime: salir del agua y procurar que el cuerpo vuelva a una situación de normalidad,
recuperar la temperatura corporal, tumbar al individuo para que se redistribuya el flujo
sanguíneo y que vuelva mejor al corazón. Si es un cuadro leve no se va a necesitar
mucho más que eso e hidratar a la persona, señalan los expertos. En casos más graves,
será necesaria asistencia médica.

Resumiendo;

La hidrocución es la vasoconstricción de la red de vasos sanguíneos periférica de


nuestro cuerpo, que se produce por la diferencia térmica entre la piel y el agua en la que
nos sumergimos, siendo la diferencia de temperatura el factor responsable de este
síncope. La piel, expuesta al sol, alcanza temperaturas muy elevadas, la red venosa o
arterial periférica está muy dilatada y acumula un volumen sanguíneo importante. Al
sumergirse de golpe en el agua fría, se produce constricción inmediata que impele esta
masa sanguínea con una elevada presión a la red circulatoria profunda y se produce la
hidrocución. Esta falta de irrigación sanguínea en el cerebro puede provocar la pérdida
del conocimiento.

!
En organismos jóvenes hay mayor resistencia a este tipo de prácticas, como puede ser el
introducirnos al agua de golpe después de realizar una actividad vigorosa bajo el sol.
Pero en organismos menos resistentes, el desenlace puede ocasionar situaciones
accidentales.

Es aconsejable entrar poco a poco al agua, para adecuar la temperatura de nuestro


cuerpo a la del medio en el que nos introducimos.

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LA APNEA.

La práctica de actividades de apnea consiste en la inmersión de la persona bajo el agua


suspendiendo la respiración mientras se recorren distintas distancias o bien se llevan a
cabo actividades varias a distintas profundidades.

Existe como actividad deportiva, descendiendo a pulmón libre a grandes distancias.

Normalmente el cuerpo humano se adapta para poder hacer el buceo libre. Primero
disminuye el ritmo cardíaco entre 10% y 25% para ralentizar las funciones corporales y
consumir menos oxígeno. Los vasos sanguíneos se contraen para elevar ligeramente los
niveles de oxígeno y el bazo libera más glóbulos rojos para que llegue oxígeno a los
órganos vitales, sobre todo el cerebro y el corazón (restringiendo el oxígeno en las
extremidades). Para ayudar a este proceso se contraen los músculos grandes.
Dependiendo de la profundidad, el plasma sanguíneo llena los vasos sanguíneos de los
pulmones para reducir el volumen y evitar daños que podrían provocar la presión a más
de 35 metros de profundidad. Existen estudios que demuestran que el reflejo mamífero
de inmersión se activa más rápidamente si existe un choque directo de la cara con agua
a una temperatura baja.

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LA HIPERVENTILACIÓN.

La hiperventilación es la respiración rápida generalmente causada por situaciones de


ansiedad o miedo. Esta situación deja a la persona con una sensación de falta de aliento.
Cuando una persona respira, inhala oxígeno y exhala dióxido de carbono. La excesiva
respiración lleva a que se presenten bajos niveles de dióxido de carbono en la sangre, lo
cual causa muchos de los síntomas que se pueden sentir si la persona se hiperventila.
El hecho de sentir mucha ansiedad o tener un ataque de pánico son las razones usuales
por las que una persona se puede hiperventilar. Sin embargo, la respiración rápida puede
ser un síntoma de una enfermedad subyacente, como un trastorno pulmonar o coronario.
Existe no obstante una práctica extendida sobre todo entre las personas que realizan
actividades bajo el agua, de realizar voluntariamente una hiperventilación previa a la
inmersión, con la falsa creencia que se va a aguantar más bajo agua.

Pues bien, Hiperventilar es lo que nunca se debe hacer, consiste en realizar numerosas
respiraciones muy amplias, profundas y rápidas. De esa forma se consigue reducir al
mínimo la concentración de CO2 en los pulmones. Dicha concentración es una de las
alarmas del organismo para respirar, cuando sube la concentración de CO2 o baja la de
O2 es cuando sentimos esa "sed" de aire. Si anulas la alarma, no notas que necesitas
respirar, sientes que estas perfectamente bajo el agua, con mayor aguante, pero en
realidad estas consumiendo O2 de manera normal, la concentración de O2 de tus
pulmones baja progresivamente, aumentando la de CO2 de manera opuesta, pero como
en superficie la has reducido al mínimo con la hiperventilación, la alarma no funciona.
Casi sin darte cuenta la escasa cantidad de oxigeno no permite el aporte necesario a la
sangre, el cerebro se bloquea para que tu cuerpo no gaste mas energía y te desmayas, es
un sincope. Te quedas inconsciente y si no tienes a nadie cerca mirándote, te ahogas.

La hiperventilación en apnea está totalmente desaconsejada ya que no aumenta el


oxígeno en los pulmones sino que disminuye la presencia de dióxido de carbono. Es una
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de las principales causas de los síncopes con pérdida de conocimiento.

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LA CORRIENTE DE RESACA EN EL MAR

Una corriente de resaca es una fuerte corriente marina a nivel superficial, que va
dirección mar a dentro desde la misma orilla de la costa.
Se genera principalmente por el modo irregular en que las olas rompen cerca de la
orilla. Presenta un oleaje energético que retorna mar a dentro por medio de la creación
de un canal central.
Su intensidad depende de la altura de las olas y de las características topográficas de la
orilla, siendo además reforzadas por las corrientes de marea, por lo que se hacen más
peligrosas en bajamar. Estas corrientes pueden ser visibles o no dependiendo de la
intensidad de la corriente y del tipo de sedimento que se encuentra en la playa.
Normalmente se puede visualizar un dibujo distinto de la lámina de agua de la calle de
resaca.
Una característica importante es que la resaca arrastra cualquier cosa que se encuentre a
flote en la calle dirección mar a dentro (a nivel de superficie), pero no arrastra en
ninguna ocasión hacia el fondo del mar.
El peligro real de las corrientes de resaca no es el ser arrastrado por ellas mar adentro,
sino la forma en que la persona reacciona: muchos bañistas entran en pánico y tratan de
nadar contra la corriente, cansándose enseguida y hundiéndose. La clave para escapar
no es nadar contra ella sino dejarse llevar por la resaca hasta ser expulsado. Otra
posibilidad es nadar en paralelo a la orilla ya que el ancho de la calle de resaca suele ser
pequeño, no mayor de 10 metros. No obstante se aconseja dejarse llevar por la resaca
hasta ser expulsado, economizando energía e intentar no ponerse nervioso. La resaca
siempre te termina expulsando tarde o temprano.

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Aspectos generales de un ahogamiento.

1. El ahogado y sus tipos.


2. Fases del ahogamiento.
3. Comportamiento de una persona que se esta ahogando (ahogado azul).

1. El ahogado y sus tipos.

Es toda persona que fallece por asfixia al verse sumergido o que sobrevive como
máximo 24 horas después del accidente. En la actualidad se amplia a todo accidente
por sumersión en el agua que conlleve el cuadro clínico de asfixia aguda, haya
aspirado o no agua en sus pulmones y de forma independiente a su posterior
evolución.

Aparecen dos tipos de ahogados;

A. Ahogado Blanco.
B. Ahogado Azul.

Ahogado Blanco.

Se detiene simultáneamente la función respiratoria y circulatoria, de forma que no


ofrece sobresaturación sanguínea de CO2. No es una auténtica asfixia ya que no
existe una lucha previa por respirar del accidentado, presentando el rostro pálido.

Esta situación se pudo deber a las siguientes causas:

1. Hidrocución, hidroalergia, síncope primitivo o síncope termodiferencial. Es un


shock primario o reflejo a la acción directa del agua fría sobre la superficie
corporal produciendo una vasodilatación brusca del territorio esplácnico, con
una disminución del flujo de retorno venoso al corazón, contracción de este en
vacío, taquicardia, hipoxia cerebral con perdida parcial o total de conciencia.

2. Laringoespasmos; por acción del frío o pánico, lo que evita la entrada de aire en
los pulmones, esto produce una anoxia.

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3. Parada cardiorespiratoria.

Ahogado Azul.

El accidentado pierde la conciencia mientras esta en el agua, resultando una anegación


pulmonar por aspiración de agua (el accidentado respira agua). Esta aspiración de
líquido a los pulmones tras la fase inicial de laringoespasmo, y como consecuencia de la
hipoxia(falta de oxigeno) que sufre la víctima, se produce una hipercapnia
generalizada.

Es el ahogado por sumersión y la muerte es causada por la asfixia. Su color azul se debe
a la hipoxia (falta de oxigeno) que provoca un aumento del CO2 en el accidentado
conocido como hipercapnia lo que da ese color azulado llamado cianosis.

Hipercapnia; debido a que el accidentado no puede realizar el intercambio gaseoso


correctamente, se da un aumento de la presión parcial de dióxido de carbono (CO2),
medida en sangre arterial, por encima de 46 mmHg (6,1 kPa).

Hipoxia; Falta del suministro adecuado de oxigeno a una parte o al cuerpo completo de
una persona.

La penetración de agua, incluso en cantidad ínfima, en las vías respiratorias, puede


provocar una apnea refleja; la epiglotis se cierra para proteger las vías respiratorias,
impidiendo de hecho la respiración incluso cuando la cabeza se encuentra fuera del
agua. Por consiguiente, el oxígeno disponible en el organismo disminuye; entonces se
habla de hipoxia.
Las secuelas persistentes después del ahogamiento de la víctima están en función de la
importancia de la hipoxia y de su duración, pero la eventual presencia de agua en los
pulmones causa un edema pulmonar traumático. Este edema, así como el agua que ha
penetrado, interfieren en el intercambio gaseoso en la pared alveolar y mantienen el
déficit de oxígeno aunque la persona respire espontáneamente.

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Tipos de ahogado azul;
Seco
La muerte se produce por asfixia, aunque no hay aspiración de agua. El primer contacto
del agua con la laringe origina un espasmo de la epiglotis que impide el paso del agua a
las vías respiratorias.
El ahogado seco puede ser reanimado con mayores posibilidades de éxito que otro tipo
de Ahogados.

Húmedo
La muerte se produce por aspiración de agua que invade los pulmones. El individuo
lucha por mantenerse a flote hasta quedar exhausto, terminando por aspirar agua.

A la propia asfixia se le añade la acción nociva del agua sobre los pulmones y la
circulación.

2. Fases del ahogamiento.

FASE DE ESTRÉS ACUATICO. La persona lucha por mantenerse a flote. El


intercambio gaseoso se realiza con dificultades. Aparece una pequeña hipoxia.

FASE DE APNEA VOLUNTARIA. Agotado por la lucha en superficie y habiendo cogido


aire, hace una pausa con un tiempo de apnea voluntaria, adoptando una posición fetal,
a efectos de recuperarse de su lucha titánica.

ESPIRACION DE AIRE. Aquí ya la hipoxia es total, estando el individuo sin energía


para seguir luchando de forma que realiza la espiración del aire, seguida de
inspiraciones profundas involuntarias que provocan la entrada del agua en las vías
aéreas.

CONVULSIONES ASFIXICAS. Después de la entrada de agua en las vías aéreas, la


víctima pierde el conocimiento y comienzan las convulsiones asfixicas generalizadas al
no recibir el cerebro el oxigeno necesario.

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MUERTE. Finalizadas estas convulsiones hay una perdida profunda del conocimiento
acompañada de parada cardio-respiratoria. La muerte es inminente si la víctima no es
rescatada del agua.

3. Comportamiento de una persona que se esta ahogando (ahogado azul).

Para el socorrista acuático es muy importante conocer cómo va a comportarse una


persona que cree que se va a ahogar en el agua. El comportamiento de un posible
ahogado que permanece consciente no es siempre el mismo, ya que depende de muchos
factores psicológicos y ambientales, por lo que no debe generalizarse.

Sin embargo, sí es conveniente que el socorrista acuático conozca uno de los posibles
comportamientos más problemáticos, el que aflora cuando se despierta el instinto de
supervivencia. Hay que tener en cuenta, en este caso, que este comportamiento
instintivo es uno de los más fuertes en los seres vivos.
El deseo que predomina y, quizás único, es el de salvarse y en estas circunstancias la
persona afectada se olvida de todo lo demás. También en esta situación la fuerza se ve
aumentada al máximo, teniendo en cuenta que el aprovisionamiento de sangre (y con
ella la adrenalina) a los músculos aumenta en circunstancias de mucho estrés.
A favor del socorrista está que con este tipo de comportamientos instintivos, la persona
afectada no piensa y sus movimientos suelen ser desesperados, no controlados y,
normalmente, simétricos, se intenta apoyar y agarrar a todo lo que ve seguro, que es,
precisamente, lo que ve fuera del agua. Por este motivo, casi siempre intenta agarrarse a
la cabeza, cuello, muñecas, brazos o manos de la persona que va a salvarle, y casi nunca
al pecho o cintura de ésta, puesto que no las ve al estar dentro del agua.

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Atención a accidentados con lesión medular.

!
El riesgo de sufrir una lesión medular al zambullirse en una zona de baño es aún más
alto en embalses, ríos o lagos que en las piscinas públicas o privadas.

El riesgo por esta práctica se produce fundamentalmente en estos emplazamientos, y es


que la persona se lanza sin saber exactamente cuál es la profundidad del sitio al que se
va a tirar. Esta situación se puede producir por el estado turbio del agua, lo que también
puede hacer que elementos que estén sumergidos no se vean desde fuera.

Hay que tener en cuenta que en los pantanos y en el mar la profundidad cambia de un
día a otro, lo que repercute en que no se controle la profundidad. Por ello, hay que
extremar las precauciones si no se ve el fondo, hay que ver cuánto cubre y no lanzarse
desde grandes alturas.

Tirarse de cabeza al agua sin tomar medidas puede producir un impacto en la misma,
algo que puede derivar en fracturas de vértebras cervicales que provocan lesiones
medulares. Estos accidentes traen consigo tetraplejias, pérdida de movilidad en brazos y
piernas entre otras.

El Hospital Nacional de Parapléjicos desarrolla todos los años una campaña de


concienciación, donde entre otras recomendaciones, se hace hincapié en no tirarse desde
una altura muy alta, en hacerlo con los brazos por delante y en comprobar la
profundidad.

De cualquier forma, y ante la posibilidad de que puedan producirse este tipo de


accidentes, es muy importante la inmovilización del cuello, evitar movimientos en la
columna y avisar a los servicios de emergencias para que hagan el traslado lo antes
posible.

Las estadísticas nos indican que son los jóvenes entre quince y veinticinco años quienes
sufren en mayor medida este tipo de accidentes como consecuencia de una zambullida,
!114
siendo hombres en el 80 % de los casos. Esta entrada en el agua se suele hacer en zonas

!115
de poca profundidad o con presencia de rocas o cualquier otro tipo de obstáculos en el
fondo.

¿Cómo tiene que actuar el socorrista?

Si presenciamos este tipo de lesión, el socorrista debe entrar en el agua rápidamente y


hacer que todos los usuarios que estén dentro del vaso salgan del mismo con la mayor
urgencia, pero sin agitar el agua mucho. Nos aproximaremos a la víctima suavemente, y
al llegar a ella aplicaríamos la técnica del torno, inmovilizando cabeza, cuello y
espalda, y manteniendo la columna vertebral a nivel cervical en posición neutra.

Es importante conocer el estado de conciencia de la víctima, así como su respiración


mientras el proceso completo de extracción.

Hay que remarcar que para extraer a la víctima se precisa ayuda externa de otra persona
y disponer de un tablero espinal además de un collarín cervical ajustable.

No obstante lo primero que tendría que hacer el socorrista, o cualquier persona que haya
en el lugar, será llamar al 112 para que llegue la asistencia en el menor plazo de tiempo
y pueda ponerse en marcha la cadena de supervivencia.

Si NO DISPONEMOS de los recursos humanos y materiales para la correcta extracción


de la víctima del agua, ya que por ejemplo se encuentre solo el socorrista y no tenga
tablero espinal, deberemos mantener a la víctima dentro del vaso boca arriba
manteniendo el eje cabeza cuello tronco de la víctima lo mas recto posible y
esperaremos a que lleguen los servicios de emergencia con el equipo adecuado.
Mientras, tendremos que evitar que no entre ningún usuario en el vaso, para que no
agite el agua. El socorrista en estos casos es importante que se traslade a la parte donde
toque pie, para hacer más llevadera la situación.

En este caso deberemos comprobar que la victima respira sin problemas, por que en
caso de no ser así, y entrar esta en parada cardio- respiratoria, habría que extraerla del
agua para realizar la RCP básica.

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!

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Si SI DISPONEMOS de los recursos humanos y materiales necesarios para la
extracción del accidentado, una persona desde fuera del vaso introduciría el tablero
espinal en el agua, mientras que el socorrista aproxima a la víctima para colocarlo
encima de este mientras mantiene recto el eje cabeza cuello tronco de la víctima. Es
muy importante mantener inmovilizada en todo momento la columna vertebral, sobre
todo a nivel cervical.

Es fundamental que las dos personas o socorristas que realicen el rescate se


comuniquen permanentemente.

En piscinas en las que no se hace pie, se recomienda utilizar la patada alternativa (de
waterpolo), ya que permite una flotación dinámica más estable.
Una vez que el accidentado se encuentra estabilizado en el tablero espinal, se realiza la
extracción con mucho cuidado, actuando en comunicación permanente y con más
ayuda si fuera preciso.

El socorrista que se encuentra fuera del agua se encarga de mantener inmovilizada la


columna vertebral a nivel cervical, mientras que el que se encuentra en el agua se
encarga de empujar con suavidad el tablero hasta conseguir sacarlo completamente del
vaso (es más fácil con ayuda, pero debe ser adecuadamente dirigida).

Fuera del agua se procede a la apertura de la vía aérea si es necesario, pero con control
cervical. Se coloca un collarín de inmovilización cervical.

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En todo momento, y hasta acabar de inmovilizar completamente a la víctima, el
socorrista que dirige las operaciones, debe mantener la sujeción de la cabeza y del
cuello impidiendo los movimientos laterales.

Mientras llega el servicio de emergencias, realizamos las siguientes comprobaciones;

1. Comprobar si la víctima respira.

2. Comprobar la calidad de su respiración (rápida, lenta o normal). Comprobar los


movimientos respiratorios.

3. Comprobar posibles lesiones en el tórax

4. Aplicar oxígeno si fuera posible.

5. Comprobar si hay hemorragias y, si las hay, taponarlas.

6. Comprobar la calidad del pulso: fuerte o débil; rápido, lento o normal; rítmico o
arrítmico; relleno capilar (hay problema si de 2 a 4 segundos no recupera
coloración); color y temperatura de la piel. Hay que tener en cuenta que el color,
la temperatura de la piel y el relleno capilar ofrecen una información muy válida
en este tipo de accidentados, por estar interferidos los resultados con el cuerpo
mojado y, generalmente, frío.

7. Ver el estado de alerta de la víctima.

8. Comprobar respuesta a estímulos verbales.

9. Comprobar respuesta a estímulos dolorosos.

10. Tapar al accidentado con manta térmica para que el sujeto no entre en
hipotermia.

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TEMA 8

LA FLOTACION DEL SOCORRISTA

La flotación es un aspecto a destacar en el rescate acuático, siendo fundamental el


conocimiento de sus características y tipos, así como el dominio de sus técnicas. Es la
capacidad que tienen los cuerpos de mantenerse en el agua sin generar desplazamiento
alguno.

Hay que tener presente que no todas las personas tienen el mismo grado de flotabilidad,
y que hay una serie de factores internos y externos al individuo que hacen que la
flotación varíe.

La flotación va a permitir al socorrista mantener la distancia de seguridad con la víctima


manteniendo la posición, pudiendo hablar a la víctima e intentar tranquilizar, todo ello
con un consumo energético mínimo, reservando energía para la tarea posterior de
control y remolque de la víctima.

!
Entre los aspectos de los que depende la flotabilidad de un cuerpo se encuentra como
elemento imprescindible, el peso especifico de la persona, entendiendo como tal la
relación existente entre el peso del cuerpo en el exterior (peso normal) y el peso que
tenemos dentro de un volumen de agua, obteniendo este dato viendo el agua que
desalojamos al introducir nuestro cuerpo en un vaso. El peso específico es el resultado
de dividir el peso de la persona sobre el volumen, como ejemplo para calcular nuestro
peso específico podríamos hacer lo siguiente;

A. Tomar nota de nuestro peso de manera convencional, así obtendríamos el primer


dato que necesitamos.

B. Tendríamos que buscar algo parecido a un barril o en una alberca pequeña y llenarla
hasta el mismo borde, e introducir nuestro cuerpo para ver el agua que desalojamos.
El volumen de la persona sería igual al volumen de agua desalojada, de esta forma
obtenemos el segundo dato que necesitamos.

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!
El valor de referencia del peso específico de una persona se aproxima a 1040 kgf/m^3
de manera que si la persona tiene un peso específico menor que uno, normalmente el
cuerpo flota. El biotipo individual de cada sujeto determina el peso específico del
mismo, siendo este un factor de flotación fundamental.

Hay otros factores importantes que inciden también en la flotación de cada uno, como
es la edad. La mayoría de los niños y los jóvenes tienen una mayor dificultad a la hora
de flotar en posición horizontal. Esto es debido a la escasez relativa de tejido adiposo y
el mayor peso de las piernas ocasionado por la musculatura.

Otro factor bastante diferenciador es el sexo. Normalmente las mujeres flotan más
debido a la mayor cantidad de grasa corporal, que les hace disminuir el peso específico.
El peso medio de músculos y huesos de un hombre es superior al de las mujeres por lo
que la tendencia de los hombres es flotar menos que las mujeres.

Como todos sabemos la grasa flota sobre el agua. Esto es fácilmente comprobable
echando un poco de aceite en un vaso de agua. Por otro lado, en el cuerpo humano los
únicos materiales que no flotan en el agua de forma aislada son los dientes, los huesos y
los músculos. Esto se debe a que su peso específico es superior a 1.

En la mujer su composición corporal media contiene un porcentaje mayor de agua y de


tejido adiposo, acumulado de manera natural, en pechos y caderas con respecto a los
hombres. Por esta razón, y siempre generalizando, las mujeres flotan con mayor
facilidad que los hombres.

El peso medio de músculos y huesos de un hombre es superior al de las mujeres por lo


que la tendencia de los hombres es flotar menos que las mujeres.

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Esta diferencia entre sexos, es una de las explicaciones que se dan para argumentar los
tiempos en las competiciones de natación, donde el tiempo de las chicas se acerca más
a los de los chicos haciendo una comparativa con otros deportes.
La raza es otro factor diferenciador, de forma que ante igualdad de edad y sexo, las
personas de la raza negra tienen más masa ósea y mayor volumen muscular que las de la
raza blanca o amarilla, motivo por el cual estas personas encuentran, de forma
generalizada, una dificultad añadida para flotar sobre el agua. Este hecho es
curiosamente apreciado en las grandes competiciones de natación, en las que apenas
participan nadadores de raza negra.

El somatotipo es otra variable importante. Cada individuo tiene una constitución física
singular que le hace diferente a los demás, la cual está determinada tanto por la genética
como por el medio ambiente. Sin embargo, existen unas características físicas generales
para clasificar estas diferencias. Dependiendo de estas características una persona puede
flotar mejor que otra.

El somatotipo es un sistema utilizado en antropometría diseñado para clasificar el tipo


corporal o físico. El somatotipo es utilizado para estimar la forma corporal y su
composición, principalmente en atletas. Lo que se obtiene, es un análisis de tipo
cuantitativo del físico. Este método tiene sus limitaciones, ya que solamente nos da una
idea general del tipo de físico, sin ser preciso en cuanto a segmentos corporales y/o
distribución de los tejidos de cada sujeto, además la mayoría de las personas son una
mezcla entre dos de los somatotipos fundamentales. En términos generales, se observan
tres somatotipos fundamentales o variedades del físico humano, mesoformo, ectomorfo
y endomorfo.

• Las personas bajo el somatotipo endomorfo poseen preponderancia de grasa,


caracterizados por tener un abdomen protuberante, un pecho relativamente más
pequeño, y extremidades relativamente cortas.

• El mesomorfo es el biotipo más atlético, se caracteriza por poseer grandes masas


!122
musculoesqueléticas. Sus estructuras óseas son grandes y prominentes.

!123
• Los individuos ectomorfos son comunmente altos, delgados y con reducida grasa
corporal. Poseen extremidades largas, tronco corto, poco desarrollo
musculoesquelético y un metabolismo rápido.
Por lo tanto, se puede decir que una persona endomórfica, al poseer un mayor volumen
de tejido adiposo flotará mejor que una persona mesomórfica o ectomórfica. Así mismo,
una persona ectomórfica tendrá mayor dificultad para flotar ya que carece de grasa
corporal y posee un mayor volumen óseo.

La densidad de un cuerpo está relacionada con su flotabilidad, una sustancia flotará


sobre otra si su densidad es menor. Por eso la madera flota sobre el agua y el plomo se
hunde en ella, porque el plomo posee mayor densidad que el agua mientras que la
densidad de la madera es menor, pero ambas sustancias se hundirán en la gasolina, de
densidad más baja.
Esto quiere decir que para saber si una persona puede flotar en el medio acuático
debemos saber cuál es la densidad del agua y cuál es la densidad de la persona. Estos
dos parámetros puede variar dependiendo del tipo de agua y del somatotipo, edad, sexo,
etc. de cada individuo. Sin embargo, existen valores medios con los cuales se puede
afirmar que todos los humanos flotan en mayor o menor medida.
3
La densidad del agua dulce es de 1.000 Kg/m y la densidad media del cuerpo humano
es de 950 Kg/m3. Por lo tanto un individuo puede flotar con facilidad sobre el agua.

La respiración, como elemento reductor del peso específico de cada individuo. Al


mantener los pulmones con aire, hace que el volumen de agua desalojada sea mayor en
relación con el peso corporal, aumentando así la flotación. Por eso se hace
recomendable, llenar los pulmones de aire cuando se persigue mantenerse a flote sin
ejercitar ningún tipo de movimiento, es lo que se conoce como flotación estática, que
veremos a continuación. Gracias a esta acción muchas personas consiguen aumentar su
flotación.

En socorrismo acuático podemos hablar de tres tipos de flotación:

Flotación estática.

!
Es mantenerse a flote sin ejercitar ningún tipo de movimiento, ni tomar ayuda externa
!124
alguna (como cuando hacemos el muerto en la playa).

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La flotación estática, en muchos casos puede aplicarse como forma de autosalvamento
y se persigue el menor desgaste de energía posible.

Normalmente, ante el intento de realizar correctamente esta actividad, podremos


obtener resultados bien distintos dependiendo de los factores indicados anteriormente,
consiguiendo unos pocos mantener el cuerpo extendido manteniéndonos en horizontal
sobre la lámina de agua.

Otros en cambio, mantendrán una postura corporal de forma oblicua, como en


diagonal, manteniéndose a flote a duras penas. Sin embargo a los que les pesan más los
músculos y los huesos, así como disponen de menor tejido adiposo, no conseguirán
flotar nada manteniéndose de forma prácticamente vertical en el agua, asomando solo
la cabeza.

Flotación dinámica.

Aquí conseguimos mantenernos a flote con la acción de brazos o piernas, o bien ambas
(ejemplo son los movimientos de flotación de los jugadores de waterpolo). La forma
más sencilla de flotación dinámica es nadando, pero en salvamento acuático es
importante mantenernos a flote en un mismo punto sin desplazarnos, para mantener la
distancia de seguridad y controlar visualmente a la víctima. También nos va a facilitar el
poder hablar con la víctima para intentar tranquilizarla y hacer que colabore.

Flotación indirecta.

La conseguimos gracias a la ayuda de cualquier elemento externo a nosotros como


puede ser un flotador o la corchera de la piscina.
!126
!127
TEMA 9

EL BUCEO EN SOCORRISMO ACUATICO

El buceo en el mundo del socorrismo acuático tiene su importancia debido sobre todo
al número de veces que hay que llevar a cabo prospecciones subacuáticas para la
búsqueda y rescate de personas sumergidas. Normalmente, cuando una persona se
encuentra en superficie en la fase de lucha, intentando mantenerse a flote, cabe la
posibilidad que se agote y comience a sumergirse antes de que nosotros podamos
llegar a él. En este tipo de casos el socorrista debe de conocer las técnicas básicas del
buceo, así como conocimientos varios sobre los fundamentos del buceo, fundamentos
físicos, el efecto de la presión, la descompresión, etc…

El buceo practicado por los socorristas suele ser el llevado a cabo sin ningún tipo de
material, a excepción de las aletas (que todo socorrista debe de llevar siempre en cada
rescate), resultando situaciones más puntuales las que el socorrista puede contar con
algún equipo básico de inmersión como pueden ser unas gafas y un tubo. Esta forma
de inmersión resulta sencilla e instintiva, pero no obstante, es conveniente profundizar
un poco en su perfeccionamiento así como corregir errores que puedan suponer un
problema durante la inmersión.

1. Fundamentos del buceo

Como cualquier masa, el cuerpo de un socorrista se ve sujeto a los diversos


efectos físicos de la inmersión; estos conllevan a su vez una serie de efectos y
respuestas fisiológicas importantes a considerar, pues son ellas que dictan los límites
de seguridad.

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Fundamentos físicos
Los tres pilares de la física del buceo son el principio de Arquímedes, la presión y las
leyes de los gases. El primero explica el fenómeno de flotabilidad, el segundo la
variación de la presión con la profundidad y el último el comportamiento de los gases al
variar la presión (el volumen y la temperatura).
Arquímedes

!
El principio de Arquímedes se aplica a la persona en inmersión como un todo. El cuerpo
del socorrista presenta una masa total y desplaza un volumen de agua equivalente al
volumen del cuerpo sumergido. El socorrista está sometido entonces a un par de
fuerzas opuestas: por un lado el efecto de la gravedad sobre su masa (el peso del
socorrista), y por otro la fuerza de flotación ejercida por el volumen de agua desplazada.
Cuando la masa del socorrista sumergido es mayor que la masa del volumen de agua
desplazada su flotabilidad es negativa, el buzo tiende al fondo. Cuando la masa del
socorrista es menor que la masa equivalente a su volumen su flotabilidad es positiva, el
buzo tiende a la superficie. La situación en la que las fuerzas son equivalentes, la masa
del socorrista es igual a la masa del agua que desplaza, la flotabilidad se considera
neutra; la fuerza ascendente se anula con la fuerza descendente.
El principio de Arquímedes no tiene mayor incidencia sobre la fisiología del buceo. Su
aplicación es lo que permite al socorrista en inmersión mantener una flotabilidad neutra
y es uno de los aliados más importantes del buceo en apnea.
Presión
La presión es la fuerza por unidad de área ejercida sobre una superficie. Un fluido ejerce
una presión homogénea en todo punto de un cuerpo sumergido en él, que depende de la
profundidad a la que este se encuentra, siendo los vectores de fuerza siempre
perpendiculares a la superficie de dicho cuerpo. La presión absoluta a la que se ve
sometido un cuerpo en inmersión es la suma de la presión atmosférica (debida al peso de
la columna de aire) y la presión hidrostática (debida al peso de la columna de agua). Así,
el efecto de la presión es menor en altitud que a nivel del mar y, debido a que el agua
salada es más densa que el agua dulce, a igual profundidad, un socorrista sumergido en
un lago está sometido a menor presión que en el mar.

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La presión atmosférica normal a nivel del mar es de 1 atmósfera. La presión ejercida por
una columna de 10 m de agua de mar equivale aproximadamente a 1 atmósfera de
presión. Luego, para cálculos rápidos y sencillos, se puede asumir que, por cada 10
metros de profundidad, la presión aumenta 1 atmósfera o 1 bar, pues 1,013 bar=1 atm.
De este modo, podemos decir con suficiente precisión, que la presión ejercida sobre un
cuerpo a 10 m bajo la superficie del mar es de 2 bar (1 bar = P. atmosférica + 1 bar P.
hidrostática).

Finalmente, el principio de Pascal determina que la presión ejercida sobre un fluido, en


este caso la atmosférica, se transmite uniformemente por todo el fluido, de manera que
la presión atmosférica se transmite, y se suma en cada plano a una misma profundidad, a
la presión hidrostática. De igual forma, en cada tejido blando del socorrista sumergido
se transmite la presión total, haciendo que la presión interna de las cavidades sea igual a
la externa.
Leyes de los gases
El cuerpo humano no es en definitiva una masa uniforme. Si bien nuestros tejidos están
conformados mayoritariamente por agua (los líquidos idealmente son incompresibles);
la presencia de cavidades y el comportamiento físico particular de los fluidos en fase
gaseosa (aire), determinan de lejos los límites que el cuerpo humano puede soportar.

La ley general de los gases explica el comportamiento de estos con relación a las
variables de presión, temperatura y volumen.

Ley de Boyle - Mariotte


Explica la relación entre presión y volumen. Básicamente, esta se ve enunciada en la
siguiente igualdad:
La presión es inversamente proporcional al volumen de un gas: al aumentar la presión
sobre una masa de gas, el volumen de este disminuye proporcionalmente.
De esta forma cuando un socorrista se sumerge, hay un aumento de la presión a la vez
que una disminución del volumen. Entre el nivel superficial del agua y los 10 metros de
profundidad la presión sobre el cuerpo se duplica y el volumen pulmonar se reduce a la
!130
mitad, como podemos ver a continuación.

!131
Así, una masa constante de aire, que en superficie (1 bar) ocupa un litro, verá su
volumen reducido a la mitad (! L) al someterse a una presión de 2 bar (-10 m), a un
tercio (! L) a 3 bar (-20 m) y así sucesivamente.

Los reflejos de inmersión en el hombre

!
Además de considerar al cuerpo del buzo como un conglomerado de materiales, cada
uno con sus propiedades físicas, es necesario explicar algunos mecanismos fisiológicos
reflejos que se desencadenan en inmersión.
El hombre es un ser esencialmente terrestre y por tanto su fisiología esta completamente
adaptada a este tipo de vida. La vida en el medio acuático no es posible ya que los
pulmones son incapaces de asimilar el oxígeno que hay disuelto en el agua. Debido a
esto, cuando un individuo se sumerge bajo el agua aparece una situación de anaerobiosis
siempre que no se disponga de dispositivos para respirar. Como sus coterráneos
animales, la fisiología humana ha heredado una serie de mecanismos de respuesta
fisiológica y sistémica (no voluntaria) a la situación de inmersión y que sirven de
adaptación a la hipoxia. Estas respuestas se denominan «reflejos de inmersión» y
consisten en:

• Vasoconstricción arterial periférica


• Utilización de la mioglobina (La mioglobina es una hemoproteína muscular,
estructuralmente y funcionalmente muy parecida a la hemoglobina, es
una proteína relativamente pequeña cuya función es la de almacenar y
transportar oxígeno.)
• Aumento del volumen pulmonar
• Aumento del retorno venoso
• Hiperpresión abdominal relativa
• Respiración en hipopresión

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Los efectos del aumento de la presión
Se sabe que la densidad de un gas cambia proporcionalmente a la presión, mientras que
el volumen lo hace de manera inversa. Así cuando la presión se triplica (estando a 20m
de profundidad), la densidad se triplica también y el volumen se reduce a un tercio.
Cuando el socorrista se sumerge va a notar cambios de presión en los espacios aéreos de
su cuerpo, que pueden ser naturales, como los senos y los oídos, o artificiales, el creado
en nuestra cara por la máscara ( en caso de llevar gafa de buceo). El aire contenido en
estos espacios esta a la misma presión que la atmosférica, pero en cuanto nos
sumergimos, la presión en el exterior será mayor que su interior y el volumen de aire
contenido en ellos disminuirá. Conforme el volumen disminuye, la presión empuja a los
tejidos del cuerpo hacia el espacio aéreo, lo que el socorrista nota en sus oídos, senos y
máscara. Esto se denomina “compresión” de un espacio aéreo.
Para evitar molestias, se debe mantener el volumen de un espacio aéreo normal
añadiendo aire durante el descenso, manteniendo la presión en el interior del espacio
aéreo igual a la presión del agua en el exterior. Este fenómeno se llama “compensación”
Existen diversas técnicas de compensación:

1. Pinzando la nariz y soplando hacia ella con la boca cerrada. Lo que se hace es
dirigir el aire de la garganta a los espacios aéreos de los oídos y de los senos.
Esta técnica recibe el nombre de Maniobra de Valsalva.

2. Tragar y mover la mandíbula de un lado a otro.


3. Técnica combinada de los dos: tragar y mover la mandíbula mientras soplas
suavemente contra la nariz pinzada.
Es muy importante compensar cada pocos metros durante el descenso, antes de sentir
molestias. Si se tarda mucho tiempo en realizar la compensación, se corre el riesgo de
que la presión del agua ejercida sobre un espacio aéreo sea la suficiente para mantenerlo
cerrado y no se pueda compensar. Si esto ocurre, se debe ascender unos metros e
intentar compensar de nuevo, si aun así no se consigue, se debe suspender la inmersión.

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!134
Los efectos de la disminución de la presión

Cuando se bucea en apnea, el aire contenido en los pulmones disminuye su volumen


durante el descenso (disminuyendo por lo tanto el pulmón) y lo aumenta durante el
ascenso, alcanzando el pulmón el volumen original al llegar a la superficie.
La inmersión con equipo de buceo, permite al socorrista respirar bajo el agua gracias al
aporte de aire a una presión igual a la presión del agua circundante. Esto supone que los
pulmones tendrán un volumen normal cuando estén a profundidad. El problema
entonces está en el ascenso, pues la presión disminuye y el aire contenido en los
pulmones aumentará su volumen expandiendo demasiado a los pulmones.
La solución al problema radica en respirar de manera continua, simplemente,
manteniendo las vías aéreas hacia los pulmones abiertas. La contraindicación absoluta
en el buceo es contener la respiración. Se estaría bloqueando la salida del aire sobrante
de los pulmones hacia la vía aérea, aumentando mucho la presión en ellos, e incluso
llegando a romperlos. El barotraumatismo pulmonar, la rotura de pulmones, es la lesión
más grave que puede padecer un buceador.
La regla más importante del buceo con equipo autónomo es respirar continuamente y
nunca aguantar la respiración.
Eliminación del nitrógeno del cuerpo
En situaciones donde se realiza una inmersión con equipo completo de buceo, es muy
importante saber que el ascenso hay que hacerlo lentamente limitando el tiempo de
subida y realizando paradas a determinados metros antes de llegar a la superficie para
liberar el exceso de nitrógeno acumulado disuelto mediante la espiración a través de los
pulmones. Aproximadamente 2/3 del nitrógeno total se liberan en una hora y el 90% en
seis horas. El 100% antes de las 12 horas.

Cabe destacar la existencia de una serie de tablas de descompresión que detallan los
procedimientos para una descompresión segura. En la actualidad, las tablas de
descompresión han sido desplazadas por los descompresímetros digitales de pequeño
tamaño, que calculan de forma muy precisa la situación descompresiva teórica que
corresponde según a la profundidad, el perfil y la duración de la inmersión.

!135
Otra técnica alternativa es la descompresión en tanque. El buceador se dispone en el
interior de un tanque presurizado y después de forma gradual se reduce la presión hasta

!136
la presión atmosférica normal. La descompresión en tanque cobra especial importancia
en el tratamiento de aquellas personas en las que aparecen síntomas de enfermedad por
descompresión al cabo de varios minutos o incluso horas después de haber vuelto a la
superficie. En estos casos, mediante esta técnica se vuelve a comprimir inmediatamente
al buceador hasta un nivel profundo. Después se realiza la descompresión durante un
periodo de tiempo varias veces mayor que el habitual.

2. Fenómenos de la inmersión

La transmisión del sonido sufre modificaciones ya que en el aire es de 340 metros por
segundo y sumergidos bajo agua puede aumentar hasta 1500 metros por segundo. Este
hecho explica que bajo el agua percibamos con mayor facilidad los sonidos, sobre todo
los de naturaleza metálica.

La luz solar contiene una mezcla de longitudes de onda, desde las largas longitudes de
onda del rojo hasta las cortas del color violeta. Las diferentes longitudes de onda de la
luz son absorbidas a diferentes profundidades. Así por ejemplo casi toda la luz roja se
absorbe en los primeros 10 metros de profundidad, y el naranja y el amarillo no suelen
llegar a los 30 metros. Esto quiere decir que los organismos rojos parecen negros por
debajo de 10 metros. La luz verde puede penetrar hasta más de 50 metros
aproximadamente, y la luz azul hasta los 200 metros.

Funcionamiento del ojo humano bajo el agua.

Lo primero que debemos saber sobre el ojo humano es que actúa de la misma manera
en que lo hace una cámara de fotos: las imágenes se proyectan de manera invertida en
la superficie sensible de la retina, utilizando como sistema de enfoque la propia
variación muscular de la fuerza de refracción por la lente contenida tras la córnea del
cristalino.
Todo este mecanismo está preparado para la visión normal, a través del aire, pero ¿qué
sucede cuando estamos en un medio que no nos es natural, como el agua?

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Bajo el agua el líquido provoca que el ojo pierda su poder refractivo y nos convertimos
en hipermétropes con 42 dioptrías, es decir, nuestro ojo focaliza la imagen en un punto

!138
virtual detrás de la retina, lo que provoca una visión totalmente borrosa. La
hipermetropía es un defecto bastante habitual que se corrige a través del uso de lentes
correctoras, pero debajo del agua será necesario aislar el ojo del contacto directo con la
misma, para lo cual es preciso disponer de una cámara de aire, que hará los efectos de
una lente. De esta forma usando unas gafas de buceo corregimos la hipermetropía
subacuática.

La modificación del tamaño de los objetos que puede resultar ciertamente


desconcertante para quien no esté acostumbrado. Por una parte las cosas se ven más
grandes de lo que realmente son y más oscuras, con lo que muchos buceadores tienen
problemas para coordinar correctamente la mano y el ojo.

Existe también una pérdida de calor importante del cuerpo humano bajo el agua de
hasta de 25 veces mayor que en el aire por los distintos mecanismos de transmisión del
calor como la conducción o la convección.

La conducción es la transferencia de calor por contacto con el aire, la ropa, el agua, u


otros objetos (una silla, un palo, por ejemplo). Cuando el medio circundante es agua, la
transferencia aumenta considerablemente porque el coeficiente de transmisión térmica
del agua es mayor que el del aire.
La convección que ocurre en todo fluido, hace que el aire caliente ascienda y sea
reemplazado por aire más frío. Así se pierde el 12% del calor. La tela (ropa) disminuye
la pérdida. Si existe una corriente de aire (viento o ventilador mecánico) se produce una
convección forzada y la transferencia es mayor.

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3. Claves para un buceo eficaz (buceo de 25 metros)

Como ya comentamos en temas anteriores, toda inmersión ha de realizarse sin


hiperventilar, si bien tenemos presente este hecho, de igual forma hay que conocer que
cosas nos ayudarían a realizar una inmersión más eficaz.

Entre ellas podemos destacar:

Realizar ejercicios de respiración previos a la inmersión bajando la tensión del


socorrista y consiguiendo una mayor relajación. Con simples ejercicios de inspiración
pausada y de espiración fraccionada, mejoramos el rendimiento en la actividad en un
20-30 %.

!
Tener un pensamiento positivo sobre la consecución exitosa de la actividad. No se
puede intentar bucear 25 metros mientras nos enviamos a nosotros mismos mensajes
del tipo; “no voy a poder”, “no voy a llegar”, “me va a faltar aire”, por que entonces
seguramente no lo lograremos. Estos son mensajes que nuestro inconsciente nos envía
para evitar la agresión que representa para nuestro cuerpo el aguantar debajo el agua
un espacio de tiempo prolongado. Cuando esto sucede se da el fenómeno de profecía
autocumplida, quiere decir que de tanto bombardearnos con este tipo de mensajes
terminamos creyéndonoslos y algo que en principio no tiene ninguna base real, se
convierte en un lastre para nuestra actividad.

Un nado subacuático eficaz, que se traduce en recorrer una distancia de la forma más
corta posible, siendo la línea recta el trayecto más corto entre dos puntos. Suele
suceder en ocasiones como alumnos que intentan el buceo de 25 m, e inician el mismo
en la calle 1, terminan en la calle 2 o 3, no manteniendo la recta en el buceo, y por
consiguiente debiendo recorrer más distancia para llegar al otro lado.

La propulsión inicial en el buceo ha de hacerse suavemente sin sobresaltos ni de forma


violenta, buscando la manera más hidrodinámica de entrar en el agua buscando una
buena conducción.

El aire que cojamos al inicio de la actividad no lo soltamos hasta el final de la misma.


No hay que espirar el aire o parte de él nada más salir como les ocurre a muchos
!140
alumnos.

!141
Hay que estar concentrados en la tarea que nos toca, evitando todo comportamiento que
nos haga perder energía y consecuentemente aumente el consumo de oxígeno, y de
forma correlativa la deuda del mismo. Por ejemplo esta contraindicado antes de la
inmersión de los 25 metros ponerse a hablar con los compañeros de forma efusiva o
realizar actividades vigorosas, es mejor estar en silencio buscando la concentración del
momento.

4. Puntos a tener en cuenta en un rescate subacuático

1. El socorrista deberá aproximarse al lugar exacto de la inmersión de la víctima de


forma que no gaste mucha energía, debe reservarlas así como tener presente
que en caso contrario la deuda de oxigeno será mayor y aguantaremos menos
tiempo bajo el agua.

!
2. Nuestra actuación, sin olvidar el punto anterior, hay que llevarla a cabo con cierta
celeridad ya que difícilmente sabremos que tiempo lleva sumergida la persona,
quizás el tiempo para poder reanimarla se esté agotando.

Estadísticamente, si tardamos más de 4 minutos en recuperar a una persona que se


ha sumergido, las posibilidades para su recuperación bajan drásticamente a niveles
muy bajos. En cambio si recuperamos a la misma dentro de los 4 minutos iniciales,
normalmente va a sufrir una serie de daños neurológicos debido a la hipoxia,
correlacionando estos daños con el tiempo que hayamos tardado en la extracción
de la víctima.

Es importante tener en consideración que hay variables individuales que pueden


hacer que una persona aguante más que otra bajo el agua, y su tiempo de
supervivencia crezca, dependiendo sobre todo de características fisiológicas y
psicológicas.

De todas formas debemos persistir en la búsqueda y no rendirnos ni desanimarnos


a las primeras de cambio. Se han dado casos excepcionales donde se han
recuperado a víctimas después de muchos minutos sumergidas.

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3. Hay que tener muy presente las características contextuales donde vamos a
realizar la inmersión. Variables como oleaje, resacas, corrientes, etc... deben
ser consideradas.
Normalmente la víctima estará sujeta a la acción de estos fenómenos, de forma que
es probable que una persona que se ha sumergido en un punto determinado termine
a una distancia importante en poco espacio de tiempo.

De igual forma las características del fondo es importante conocerla, sobre todo si
es nuestro espacio de vigilancia habitual durante el verano. Pueden existir zonas
coralinas, grutas o depresiones donde la víctima ha podido quedar atrapada.

4. Las inmersiones no debieran ser superiores a 30 segundos ya que aumentaría la


deuda de oxigeno y necesitaríamos más tiempo para recuperarnos. De igual
forma si en vez de ser un único socorrista contamos con ayuda extra, es
conveniente simultanear en el buceo, así mientras uno se sumerge el otro se
recupera en superficie.

5. Intentaremos no agitar el fondo para evitar que se cree turbiedad en el agua,


colocando los brazos extendidos delante de nuestra cabeza en zonas turbias o de
poca visibilidad. En muchas ocasiones encontramos a la persona sumergida por
que nos chocamos literalmente con ella.

!143
TEMA 10

PILARES DEL SALVAMENTO Y SOCORRISMO ACUATICO

En la práctica diaria del salvamento y socorrismo el socorrista ha de guiarse por unas


directrices generales que deben avalar cualquier actuación de este. Son pilares en
los que se sustenta la buena práctica de nuestra actividad y que siempre hay que
tener presente. Independientemente de actuaciones concretas, así como técnicas
específicas entrenadas y desplegadas por el socorrista, estos pilares deben impregnar
toda actuación para garantizar su éxito.

De nada sirven todo lo visto hasta ahora si no conseguimos que el socorrista


acuático siga estas directrices que tiene que orientar toda conducta en el día a día.

Los pilares del socorrista acuático para un buen desempeño de su actividad son;

1. PREVENCIÓN EFICAZ.
2. VIGILANCIA EFECTIVA.
3. AUTOCONTROL Y CONTROL DE INTERVENCIONES.

1. PREVENCION

La prevención hay que entenderla tanto a nivel individual como a nivel institucional.

A nivel institucional significa que desde los ayuntamientos, consejerías, comunidades


autónomas, agrupaciones de distinta índole, etc… se ponen en marcha mecanismos para
la prevención de situaciones susceptibles de generar accidentes, en nuestro caso en el
medio acuático, mediante campañas de información y promoción de actuaciones para
asegurar un baño seguro.

!144
Por ejemplo podemos mencionar las acciones informativas que se hace llegar a los
usuarios de las playas mediante sistemas de megafonía y cartelería, con indicación
expresa de los distintos puntos de socorro y de asistencia en primeros auxilios así como
ubicaciones de zonas para minusválidos.

También podemos hablar de puntos de información, donde el usuario puede resolver


cualquier duda o bien pedir ayuda.

Otras actuaciones como campañas publicitarias para un baño seguro en radio y


televisión, etc…
A nivel individual estaríamos hablando de todas las actuaciones que despliegan los
socorristas acuáticos para conseguir evitar situaciones accidentales futuras.

Se hace fundamental que el socorrista acuático para conseguir objetivos de


prevención eficaces despliegue labores de percepción y vigilancia con un alto nivel
atencional.

Hay que tener en cuenta que no es mejor socorrista el que más intervenciones hace
un verano, todo lo contrario, sino el que consigue evitar que pasen las cosas, con
una buena conducta de prevención.

Pero resulta evidente que para evitar las situaciones que son potencialmente
peligrosas para los usuarios, y prevenirlas, es fundamental conocerlas inicialmente
para posteriormente reconocerlas y conseguir evitarlas.

Vamos a clasificar las situaciones potencialmente peligrosas bajo dos epígrafes;

- En espacios naturales (playa, ríos, lagos, embalses, etc…)

- En instalaciones acuáticas cerradas (piscinas, parques acuáticos, etc…)

!145
Desarrollamos a continuación;

- En espacios naturales (playa, ríos, lagos, embalses, etc…)

Hay que conocer que al contrario de lo que muchos piensan, el saber nadar no te
hace inmune a sufrir una situación de ahogamiento, ni mucho menos elimina todos
los peligros y riesgos que existen en el medio acuático. De hecho las personas que
más ahogamientos sufren son personas con un buen nivel de nado que asumen
conductas arriesgadas. Por el contrario las personas que no saben nadar suelen tomar
muchas más medidas de prevención a la hora de introducirse en el medio acuático,
no entran a la ligera, intentan conocer bien el contexto de baño y sus posibles
peligros.

Una vez dicho esto, y al ver que no hay una correlación directa entre saber nadar y
no verse en una situación accidental, podemos concluir que los accidentes en el
medio acuático ocurren con independencia del nivel de nado de cada uno, aunque no
pretendemos quitarle importancia a saber nadar, de hecho es muy aconsejable, sino
para poner nuestro punto de atención en actuaciones peligrosas incluso temerarias de
los usuarios en el medio acuático.

Vemos como especialmente peligroso en estos contextos el desconocimiento de las


características del fondo y profundidades donde nos bañamos, así como el disfrute del
baño tomando riesgos importantes como saltar desde gran altura o precipitarse de forma
brusca y repentina sin conocer las características del medio.
También hay que mencionar la mala costumbre de no seguir las normas de prevención
del lugar, tales como cartelería, megafonía, consejos de socorristas etc... así como tomar
riesgos innecesarios sobrepasando en algunos casos nuestras limitaciones personales.

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Por todo ello se hace necesario mencionar algunos consejos para un baño seguro y
evitar ahogamientos en espacios naturales:

1.CONOCER BIEN LA ZONA DE BAÑO. La profundidad y temperatura del


agua, oleaje, corrientes, resaca, zonas rocosas, etc… informarse previamente de
las características particulares de la zona, sobre todo en espacios naturales.

!
(Restos de todo tipo arrojados a las profundidades de ríos, lagos, mares etc…)

2. EVITA SIEMPRE QUE PUEDAS BAÑARTE SOLO.

En el caso de verte sorprendido por una situación que no controlas y que pueda
ponerte en peligro, el ir acompañado posibilita el auxilio para esa situación
concreta y en todo caso el pedir ayuda externa rápidamente.
Intenta ir acompañado por otra persona cuando no sepas nadar, y siempre en las
proximidades de la orilla para controlar cualquier sorpresa. Para las personas con
buen nivel de nado es aconsejable que actúen con precaución y naden de forma
paralela a la orilla, nunca mar a dentro, ya que en caso de una pequeña lesión, se
encontraría a mucha distancia de la orilla para su regreso.

!147
3. ANTES DE ENTRAR EN EL AGUA MÓJATE UN POCO.

Ten en cuenta que el ser humano tiene una temperatura corporal entorno a los
37 º C, y hay que mantenerla en todo momento, de forma que cuando entramos
en entornos con temperatura inferior o superior, nuestro cuerpo tiende a
regularla mediante distintos mecanismos fisiológicos. Estas situaciones son
agresiones para nuestro cuerpo que sufrimos constantemente al exponernos de
forma repentina a ambientes con temperaturas muy dispares.

Una buena medida de prevención cuando entramos en el mar, es acostumbrar a


nuestro cuerpo a la temperatura del agua de forma gradual, entrando poco a
poco, y si comenzamos a sentir mucho frío, habría que salir cuanto antes del
agua.
Este punto se hace muy importante sobre todo para evitar el fenómeno conocido
como Hidrocución que ya hemos visto.

4. EVITA EL BAÑO DESPUES DE COMIDAS COPIOSAS.

En el caso de realizar una pequeña ingesta de alimentos, no existe ningún


inconveniente inicialmente para el baño, aunque este debe hacerse con
precaución, entrando poco a poco en el agua, mojándonos cabeza y cuello
primero así como las extremidades y espalda después. Nunca entraremos de
golpe en el agua, sería una actuación demasiado brusca siendo agresivo para
nuestro organismo.

Hay que saber que si acabamos de comer buena parte de la sangre de nuestro
organismo se encuentra en el estómago para llevar a cabo los procesos
digestivos. Si en esta situación nos sumergimos en un agua a una temperatura
!148
muy inferior a la de nuestro cuerpo, este proceso digestivo se interrumpe ya que

!149
la sangre se redistribuye a la piel para contrarrestar la diferencia de temperatura,
interrumpiendo en este caso el proceso digestivo. Este acontecimiento es
conocido popularmente como corte de digestión.

5. SIGUE LAS NORMAS DEL LUGAR.

Se hace fundamental conocer y dar a conocer las normativas existentes en los


distintos parajes para evitar accidentes mediante el cumplimiento de las mismas.
Muchas veces se hace caso omiso y en lugares donde se prohíbe el baño de
forma específica hay personas que se bañan asumiendo un riesgo innecesario.
Hay que evitar estas situaciones concienciándonos de su importancia, la
fundamental es prevenir.

6. APRENDE A RECONOCER LAS SEÑALES Y SITUACIONES DE


PELIGRO.
Un elemento también importante, es darnos cuenta cuanto antes cuando hay algo
que no marcha bien, no nos encaja o bien vemos claramente el desenlace fatal de
una situación de peligro inminente.
Reconocer a personas en peligro mediante señales visuales y acústicas para
intervenir de forma inmediata.
Por ejemplo cuando una persona lleva mucho tiempo bajo agua, o se lanza desde
una roca sin conocer el fondo, etc…

7. VIGILA EL BAÑO DE LOS MÁS VULNERABLES.

!
En todos los contextos vamos a encontrar a personas más vulnerables que otras,
por regla general estas serán los niños, personas mayores o con algún tipo de
minusvalía ya bien sea física o psíquica, embarazadas etc… pero el grupo más
vulnerable, es curiosamente el de supuestos buenos nadadores que se confían en

!150
exceso, sobrepasan sus limitaciones personales y terminan necesitando ayuda.

!151
8. NO REALICES CONDUCTAS TEMERARIAS QUE PUEDAN PONERTE EN
PELIGRO O A OTRAS PERSONAS.

Expertos nadadores que asumen grandes riesgos, con conductas narcisistas y


heroicas que solo buscan exhibirse en la mayoría de los casos, obteniendo en
alguno de los mismos, un desenlace fatal poniendo en serio peligro su vida o la
de terceras personas. Ejemplo como el lanzarse desde alturas sin conocer el
fondo en lagos, pantanos y ríos han ocasionado en los últimos años un gran
número de muertes y minusvalías importantes.

- En instalaciones acuáticas cerradas (piscinas, parques acuáticos, etc…)

Las situaciones potencialmente peligrosas en instalaciones acuáticas cerradas contiene


una serie de variantes nuevas que es importante controlar y que no se suelen dar en
espacios naturales.

Prevención en piscinas residenciales y hoteles;


Es importante identificar los riesgos de cada instalación antes de su apertura a los
usuarios, corregir las deficiencias de las mismas, así como plantear una campaña
permanente de información para la puesta en marcha de buenas prácticas en el baño.

Normalmente los problemas pueden venir por que las instalaciones sean deficitarias,
bien por su antigüedad o por un mal mantenimiento de las mismas. Son ejemplo de
ello; escaleras que no están bien ancladas, peldaños sueltos, toboganes mal anclados,
trampolines donde se resbalan los usuarios con facilidad, esquinas de baldosas con
salientes cortantes, etc...

!152
!

También hay que tener en cuenta el entorno del vaso, organización del mismo
eliminando cualquier barrera que pueda ser peligrosa para los bañistas. Por ejemplo
gran cantidad de hamacas alrededor del vaso que hace difícil el acceso.
Pero lo que resulta fundamental controlar son todas aquellas actividades que se llevan
a cabo en el interior del vaso y que a veces resultan muy peligrosas para los usuarios,
tales como hacer un mal uso de flotadores, colchonetas o juguetes acuáticos o bien
tirarse a la piscina dando volteretas, en bomba, cogiendo mucha carrera para luego
tirarse haciendo cualquier tipo de piruetas o de espalda, etc…

Hay que indicar que dependiendo de la comunidad de propietarios a la que nos


refiramos, esta va a tener unas normas particulares de uso de las instalaciones a veces
completamente distintas a las normas de una comunidad vecina. Respetando las
normas de índole sanitaria que marca la Junta de Andalucía, tales como la ducha antes
del baño, la no entrada de animales, etc… la comunidad de propietarios tiene a su
disposición la capacidad de sumar normas a las ya indicadas de inicio. Por ejemplo
hay piscinas en las que se permite la entrada de todo tipo de artilugios flotantes, en
cambio otras no, así sucede lo mismo con entrar con calzado de calle al recinto, la
prohibición de tirarse de cabeza, el comer una pequeña merienda, etc…

Hay que prevenir un acontecimiento que tiene lugar en muchas piscinas todos los
veranos como son los traumatismos ocasionados por lanzarse de cabeza a zonas poco
profundas de la piscina. El accidente puede ir desde un pequeño traumatismo con
ligera conmoción hasta sufrir un daño cervical severo.

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También debemos evitar prácticas peligrosas como son los empujones entre bañistas,
correr por el perímetro del vaso, saltar sobre colchonetas corriendo desde el césped,
etc…

Hay que evitar la práctica de juegos como el ver quien aguanta más bajo agua, sobre
todo si se da esta circunstancia y no podemos evitarlo, debemos estar pendiente de
este tipo de prácticas supervisando la actividad.

Resulta desaconsejable igualmente el estar demasiado tiempo tomando el sol,


podemos aconsejar a los usuarios de las instalaciones para que usen crema protectora
de alta graduación, ya que a mas tenga, mayor tiempo de protección tendrá la persona,
al contrario delo que piensan muchos usuarios que relacionan el factor alto con una
mayor capa protectora. Por ejemplo, una persona de piel clara que normalmente
empieza a quemarse después de diez minutos al sol, tardaría 15 veces ese tiempo con
un factor de protección solar de 15 (150 minutos).

Hay que aconsejar una buena hidratación sobre todo en los días me mayor calor,
tomando bebidas azucaradas de forma puntual si fuera posible.

Fundamental para todo socorrista la mayor supervisión de usuarios con mayor


probabilidad de necesitar nuestra ayuda, como por ejemplo los más pequeños y
mayores.

Por último hacer mención a condiciones climatológicas adversas como tormentas de


verano o tormentas eléctricas,...en el caso de tormentas eléctricas, normalmente
veremos rayos y truenos, en estos casos tenemos que hacer salir del agua a todos los
bañistas, así como del recinto de la piscina, y el socorrista deberá permanecer en las
inmediaciones para evitar la entrada de usuarios mientras dure el horario de este. Para
el caso de tormentas de verano sin carga eléctrica, se podría disfrutar del baño sin
problema, de hecho el agua la solemos percibir más caliente motivado este hecho por
el efecto que nos produce la sensación térmica.

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2. VIGILANCIA EFECTIVA.

La vigilancia va estrechamente relacionada con la prevención que esta presente de forma


constante en la actividad del socorrista. Este realiza labores de vigilancia mediante
barridos visuales a la vez que supervisa las actuaciones de los usuarios no solo para
intervenir en caso de accidente, sino lo más importante, prevenirlos.

La vigilancia en el medio acuático la podríamos definir como:

“nivel adecuado de atención y percepción que todo socorrista debe poner


en marcha en un entorno acuático específico, sin atrofiar ninguno de los
sentidos, realizando barridas visuales de izquierda a derecha intentando
abarcar la mayor zona de baño posible para conseguir prevenir cualquier
situación de riesgo, y en caso contrario intervenir de una forma rápida y
eficaz ”.

Analizando los distintos elementos de esta definición, vemos como la PERCEPCIÓN


cobra una gran importancia.

La percepción del vaso de la piscina, es un proceso complejo, ya que el socorrista debe


interpretar toda la información que recibe moldeada en base a su experiencia pasada y
conocimientos. Intentamos en todo momento comprender lo que nos rodea, queremos
darle un sentido, una lógica, y poder organizarlo.

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Hay que tener en cuenta que este proceso de percepción no siempre refleja la realidad
de las cosas, muchas veces esta realidad esta distorsionada por nuestra propia
experiencia. Veamos el ejemplo a continuación;

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(Copa de Rubin, ¿figura o fondo?) (¿Di que símbolo esta en el centro?)

Si nos fijamos en el segundo dibujo, y tapamos con una cartulina (para que no se vea) el
número 12 y 13 del mismo, interpretaremos que la figura central del dibujo es una B
mayúscula. Si por el contrario tapamos con la cartulina la A y B, la figura central nos
parecerá un 13. Esto sucede por que nuestro cerebro interpreta todo los elementos de la
imagen en base a nuestra experiencia. Nuestra experiencia nos dice que detrás del 12 y
antes del 14 viene el 13, por ese motivo cuando nos preguntan por el símbolo central lo
interpretamos así. De igual forma, si precede la A y sigue la C, en medio muestro
cerebro interpreta la B, por que así se lo hemos enseñado y lo ha aprendido.

Respecto a la figura primera, si nos fijamos bien habrá personas que vean con más
claridad dos caras mirándose, otros en cambio, una copa central. ¿De que depende que
veamos una cosa u otra?, pues bien, depende de nuestra experiencia pasada, de como
nos hayan enseñado a ver las cosas. No existe una visión más correcta que otra,
simplemente son distintas percepciones de una misma cosa.

Por todo esto, el socorrista debe reconocer mediante la percepción inicial del vaso, y en
base a su experiencia anterior y conocimientos, toda situación interpretable como
peligrosa o de intervención.

Como podemos ver, es fundamental la experiencia del socorrista a la hora de contar con
una percepción de calidad. No va a tener la misma calidad perceptiva un chico que
acaba de iniciarse en el socorrismo que otro que lleva ya tres veranos desarrollando esta
actividad.

De forma complementaria a esta percepción de las cosas, como motor de la misma y de


vital importancia para el socorrista se encuentra la ATENCIÓN, como factor que nos

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dota de la capacidad real de mantener un nivel optimo de percepción.

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Si el nivel atencional del socorrista baja a mínimos, seguramente no percibiría
correctamente lo que pasa en el vaso, no pudiendo desplegar una buena labor de
prevención, encontrándose con una supuesta situación accidental casi de manera
conjunta con el resto de los usuarios del recinto.

Esta capacidad para mantener de manera persistente la atención en el vaso o en un


especio natural específico es el objetivo que se persigue para el total de las horas de
trabajo del socorrista. Es importantísima su consecución.

Está demostrado que es imposible mantener un nivel atencional elevado durante muchas
horas, se puede decir que normalmente las dos horas iniciales de trabajo es donde
desplegamos un nivel mas elevado de atención, bajando este paulatinamente hasta el
final de la jornada de trabajo.

Hay que entender que esta atención va a sufrir situaciones que lo deterioren como
pueden ser problemas personales que nos impidan concentrarnos, distracciones varias,
cansancio, falta de motivación, etc…todos estos elementos restan puntos a nuestra
capacidad para hacer bien nuestro trabajo.

Destacamos como gran enemigo de la atención la falta de concentración en las tareas


que desarrollamos que puede ser originado además de por lo ya comentado, por la
monotonía del día a día, que se hace bastante pesado, tantas horas al sol donde no suele
pasar nunca nada, pero que no nos olvidemos, en cualquier momento pueden sonar las
señales de alarma y nos pueden pillar en fuera de juego. También hay problemas de
responsabilidad del propio socorrista, manifestando a veces una desidia total a la hora
de llevar a cabo su trabajo, importándole poco todo lo comentado hasta ahora, dando
muestras de una clara falta de ética y moralidad tanto profesional como personal.

!158
!

!159
Puede resultar también peligroso el mostrar excesiva autoconfianza, quizás por llevar
muchos años de servicio. Esto puede volverse un arma en contra del socorrista
experimentado que puede confiarse en exceso y verse sorprendido como consecuencia
de la bajada de la señal atencional.

Existen también otras cuestiones que pueden afectar negativamente al mantenimiento


atencional del socorrista, como son condiciones laborales precarias del socorrista, la no
presencia de medios materiales y humanos adecuados, instalaciones en mal estado, una
preparación teórica-práctica deficiente del socorrista, estar en mala condición física o
psicológica, etc…

!
Tenemos que tener en cuenta también el concepto de no atrofiar los sentidos dentro de
la propia definición de vigilancia. Hace referencia a toda y cada una de las situaciones y
cosas que impiden que nuestros sentidos puedan trabajar correctamente para detectar
situaciones peligrosas, y adelantarnos a ellas. Ya lo hemos comentado anteriormente,
situaciones como lectura de libros, hablar por el móvil, escuchar cascos, etc… que
hacen más complicado nuestra percepción de las situaciones.

En cuanto a la realización de barridas visuales, imaginemos que estamos viendo un


partido de tenis en el mismo centro de la pista, ese continuo barrido visual siguiendo la
bola de tenis, de un lado de la pista al otro extremo, mientras intercambian golpes los
tenistas, sería una situación muy similar a la que podría experimentar un socorrista en
una piscina, solo que en este caso no seguimos ningún objeto, tan solo realizamos un
escaneo del área a supervisar en busca de situaciones que requieran nuestra ayuda.

Existen mecanismos para incrementar y mejorar la vigilancia efectiva del socorrista,


estos son;

- Variar o realizar cambios en los contextos de trabajo de vez en cuando. Esto


provoca la reactivación de la atención ante la novedad.
- Romper la monotonía con actividades que vayan rotando conforme a un cuadrante
o similar.
- Garantizar un buen descanso de los socorristas entre jornadas de trabajo efectivas.
- Realizar descansos de al menos 5 minutos cada hora donde el socorrista pueda ir al
servicio o descansar de esa labor atencional sostenida. Esta práctica esta
implantada en USA, donde el socorrista hace salir a todo el mundo del vaso de la
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piscina cada hora unos 5 minutos para que este pueda relajarse ese tiempo, y así

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poder reactivar su actividad atencional, repuntando hacia arriba esa curva
descendente de la bajada de la atención según van pasando las horas. En nuestro
país aún no ha sido contemplada esta posibilidad.
- Contar con un equipo que supervise el trabajo del socorrista, de esta forma se
impedirá que el socorrista se relaje en exceso, ya que en cualquier momento puede
ser supervisado.

No obstante, resumimos a continuación algunos consejos para una vigilancia efectiva:

1. El puesto de vigilancia debe estar ubicado en un plano más elevado que el de la


zona a controlar, con el fin de tener una mayor amplitud visual. Tenemos que
eliminar cualquier tipo de obstáculo que dificulte nuestra visión, ya que puede
crear ángulos muertos que no controlaremos.

2. Hay que disponer de los recursos materiales necesarios dependiendo del tipo de
vigilancia, en playa, piscina comunitaria, parques acuáticos, etc… tales como
aletas, flopy o lata de rescate, prismáticos, etc…

3. Número de socorristas acuáticos acorde con las necesidades específicas de las


instalaciones. En piscinas públicas, es necesario un socorrista a partir de 200m2
de lámina de agua. Si hay entre 500 m2 y 1000 m2 de lámina de agua, serán
necesarios 2 socorristas, y así sucesivamente por cada 500m2 un socorrista más.
La lámina de agua se calcula multiplicando el ancho por el largo de la piscina en
m2, y si lo multiplicásemos por la profundidad media, obtendríamos los m3 del
vaso de la piscina. Ej.:

Profundidad media 1,5mt


!8 mt"

!---------- 25 mts-----------"

Lámina de agua del vaso= largo x ancho = 25 mts x 8mts = 200 m2


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!163
Para obtener el volumen del vaso, tan solo tendremos que multiplicar por la
profundidad media, ej. Volumen= largo x ancho x profundidad = 25mts x 8 mts x 1,5
mts= 300 m3.

En este ejemplo, como la lámina de agua llega al mínimo necesario para estar obligado
por ley, esta piscina debe de contar con un técnico en salvamento y socorrismo. Hay que
mencionar el hecho que aunque hay piscinas que no llegan a los 200 m2, los encargados
de las instalaciones ponen socorristas como medida preventiva para mayor tranquilidad,
por que no hay que olvidar, que estas cifras no son más que un límite que marca la ley,
en algún punto hay que poner el mínimo, pero que cualquier persona puede perder la
vida mediante ahogamiento en muy pocos m3 de agua.

4. El puesto de vigilancia debe tener acceso directo y rápido a la zona de baño y de


los materiales. De nada sirven en las piscinas comunitarias la mala costumbre de
tener los aros salvavidas con las cuerdas atadas a sus enganches, con varios nudos,
el material tiene que tener fácil acceso. De la misma forma, ubicar el puesto de
vigilancia al fondo de la piscina justo detrás de un mar de hamacas que dificultan
el paso al socorrista.

!
5. El socorrista debe siempre contar con su propio material de protección individual
( EPI) como gafas de sol, uniforme, gorra etc…

6. La labor de supervisión es importante para mantener un continuo estado de alerta


en nuestra labor así como para eliminar posibles deficiencias en la vigilancia.

7. Prestar especial atención a los grupos de riesgo. Niños, disminuidos físicos y


psíquicos, ancianos, embarazadas, etc…

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3. AUTOCONTROL Y CONTROL DE INTERVENCIONES.

El control como una doble vertiente;

- Control de toda situación que requiera nuestra intervención.


- Control como medida de auto-control del propio socorrista tanto a nivel psíquico
como fisiológico.

El aspecto más destacable para ser un buen socorrista es poseer un equilibrio emocional
y psíquico adecuado, tener la mente descongestionada de aspectos irrelevantes y dedicar
la mayor parte de los recursos psíquicos del individuo a la tarea del socorrismo. Esto
resultaría muy complicado de llevar a la práctica con personas con problemas de
conducta o problemas personales que impiden un normal desarrollo de sí mismas. Por
eso, cuando una persona se plantea ser socorrista, lo primero que tiene que tener es el
control de su lado emocional y comportamental, sin presentar reacciones descontroladas
a las cosas o situaciones que le rodean. Dicho de otro modo, se hace fundamental
contar con una plenitud de capacidades psíquicas así como un nivel alto para tolerar
situaciones estresantes.

Es importante por tanto que el socorrista tenga confianza en sí mismo y en sus


posibilidades reales de realizar el rescate. Un socorrista con una autoconfianza
adecuada, tendrá más posibilidades de éxito que otro con poca o demasiada
autoconfianza, ya que los extremos son malos también en el mundo del salvamento. Es
necesario un nivel de activación del organismo moderado, si estamos demasiados
nerviosos y excitados por la situación, veremos ralentizada nuestra capacidad motriz así
como desorganizada y poco efectiva. De la misma forma sucedería si estamos
escasamente activados, no reaccionaríamos de forma conveniente a los estímulos que se
nos presentan y herraríamos en nuestra actividad.

Se hace importante controlar todas esas sensaciones tanto físicas como psicológicas que
emanan en una situación de riesgo como en la antesala a un rescate; la sudoración fría,
angustia, miedo, taquicardia, sensación de ahogo, entumecimiento, descontrolabilidad
del pensamiento, etc… que un buen técnico en salvamento y socorrismo debería saber
superar a base de una buena preparación tanto física como de técnicas en salvamento,
sumando siempre poco a poco mayor experiencia y con todo reforzar la autoconfianza.

!165
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!

El otro aspecto de este punto hace referencia al control de la situación como medida de
interacción entre el socorrista y el accidentado, nunca hay que perder la calma e intentar
llevar siempre la iniciativa el rescate, jamás podemos ir al antojo de las circunstancias y
mucho menos de la víctima. Recordar que el accidentado esta luchando por su vida y
ten por seguro que se aferrará a cualquier cosa que tenga a su alcance para salvarla.

Ya recordamos de temas anteriores que como norma general hay que mantener la
distancia de seguridad con la víctima, que al estar luchando por mantenerse a flote puede
convertirse en un peligro mayor si nos termina agarrando, si esto sucediera podríamos
decir que el socorrista ha perdido el control de la situación de rescate, con las
consecuencias que pueda llevar.

El socorrista deberá poner en funcionamiento el protocolo de actuación ante rescate,


evitando sobresaltos, como podría ocurrir al ser agarrado por la víctima, caso que nunca
debiera suceder si el socorrista mantiene una distancia de seguridad adecuada.

En resumen, un buen técnico debe efectuar un control total de la situación, y no dejar


nunca que las circunstancias le dominen, no poniendo en juego inútilmente su vida ni la
de otras personas.

Como podemos imaginarnos existen situaciones que perjudican el control en un sentido


genérico, como puede ser la mala preparación tanto física como en conocimientos
teórico-prácticos, presencia de dudas y falta de confianza del socorrista.

El aspecto motivacional del socorrista es muy importante tenerlo presente así como su
nivel de confianza en sus capacidades adquiridas en este campo, puede marcar la
diferencia entre un rescate exitoso o no.

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