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Dictadores Latinos

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DICTADORES LATINOS: UNA MIRADA DESDE LAS LETRAS Y

EL CINE
El subgénero narrativo de novela del dictador me gusta mucho. Hasta ahora, he
leído varias novelas que se enmarcan en esa categoría, como La fiesta del Chivo, El
general en su laberinto o, má s recientemente, El otoño del patriarca. Y me faltan
leer muchas má s —imprescindibles como las que mencioné—, como Facundo de
Sarmiento, El recurso del método de Carpentier y, por supuesto, El señor presidente
de Asturias. Son textos en los que le literatura y el periodismo se funden en una
materia unívoca y exquisita, que funciona como telescopio, a través del cual leemos
el universo de la política latinoamericana, y también como microscopio, por cuyo
lente podemos ver la esencia psicoló gica y las particularidades diminutas de
nosotros los latinos.
Una característica comú n de todos esos textos es la deconstrucció n de las acciones
y la personalidad del protagonista central en torno al cual giran. De esta forma, la
personalidad del dictador se fragmenta en vetas psicoló gicas, físicas y espirituales,
que explican el porqué de las acciones que llevan a cabo cuando está n en el poder y
cuando lo detentan también, y que explican lo que sienten estando en el torbellino
de la lucha por una gloria que, en muchas ocasiones, termina siendo su miseria. No
importa que el dictador aludido sea un dictador particular o, por el contrario, uno
ficticio, lo importantes es que todos reflejan la esencia espiritual de los políticos
autoritarios de nuestra regió n, pero también, a través de ellos, la mansedumbre
general con la que solemos actuar y responder cuando un bandido de ésos dirige el
destino de nuestros pueblos.
Las técnicas utilizadas por los escritores de este tipo de obras son las má s variadas,
desde soliloquios o monó logos en los que sentimos al héroe como si nos estuviese
hablando al oído, hasta narraciones má s de tipo clá sico, escritas en tercera
persona, en las que el narrador asume una actitud contemplativa, no se deja sentir
y solamente refiere objetivamente todo lo que pasa.
Otra característica no menos importante de todas estas novelas —dada
obviamente bajo diferentes formas y con pará metros distintos en cada una— es la
alusió n que hacen a la distorsió n de la informació n (propia de los regímenes
dictatoriales) y a la maleabilidad de la opinió n pú blica (fruto de la prostitució n de
los medios de comunicació n). Como dice la escritora españ ola Rosa Montero
refiriéndose a un libro del filó logo judío alemá n Victor Klemperer tocante al
nazismo: “Es una lú cida definició n de los desaforados populismos que medran por
el mundo: la trampa consiste en embadurnar las ideas con el engrudo de las
emociones baratas, hasta convertirlas en una masa informe incapaz de ser
procesada mentalmente”. La cita también puede ser valedera para este subgénero
novelístico del que hablamos.
Si bien los inicios de la novela del dictador pueden remontarse incluso al siglo XIX,
la mayor producció n de esta literatura se registra a partir de mediados del siglo XX.
Está íntimamente asociada con el boom. Y esto no es ninguna casualidad: el resorte
que impulsó la creació n de este tipo de literatura no pudo estar sino en la
despiadada realidad: las dictaduras militares latinoamericanas de los 60 y 70, que
no solamente exilaron a políticos, sino que también se ensañ aron con periodistas e
intelectuales y dejaron sabores y recuerdos amargos en muchos escritores. Muchos
de éstos vivieron, por motivo de aquéllas o desde antes, en Europa, pero ese
ostracismo forzado o voluntario no los coartó de escribir y narrar una realidad
brutal: no la dictadura como fenó meno social o politoló gico, sino la muerte, la
mentira, la desaparició n, la corrupció n y la prostitució n del poder. Todas estas
obras, como no podría ser de otro modo, son una refutació n a la dictadura, o por lo
menos una dura crítica, pero jamá s un panegírico. Es quizá el subgénero literario
má s nativo de Latinoamérica.
Podríamos seguir hablando mucho má s sobre las características y los recursos
técnicos de esta literatura, pero lo que yo quiero hacer aquí es relacionarla con una
película boliviana que vi hace poco: Olvidados (2013), dirigida por Carlos Boado. La
cinta muestra la represió n violenta del Plan Có ndor y la actitud de los militares una
vez que está n en el poder. Cinematográ ficamente hablando, en el filme hay ciertas
cosas que podrían mejorarse, como la interpretació n de algunos actores o el
enfoque de la fotografía. Pero lo que nos importa aquí son la fá bula y la historia,
que nos remontan nuevamente a la violencia de esos añ os negros y de sangre.
Como en toda narrativa, hay una historia paralela a la de la propia dictadura: la de
un general veterano boliviano que le escribe una carta a su hijo que vive en los
Estados Unidos, explicá ndole que en verdad él no es su padre…
Olvidados refleja la cara má s dura y despiadada de la política, lo peor que puede
esperarse de ella. El sistema de represió n militar, la Operació n Có ndor, que es el
tema principal de la cinta, termina siendo, para bien de ésta, solamente un añ adido
de algo má s grande y general que se retrata finalmente: la personalidad del político
latino de todo tiempo y de toda Latinoamérica.
Pero la literatura de la novela del dictador y esta película boliviana no solamente
nos hacen ver a los dictadores de pies a cabeza, sino que nos explican ciertos
resultados del ayer; lo que hoy vivimos, pues, no es sino el resultado ló gico de una
época de tensiones y una generació n traumatizada con la violencia y el uso de la
fuerza como camino para obtener lo que se quiere. Por eso el grito de ¡democracia!
suena tan fuerte en nuestros países, porque aú n no la alcanzamos…
La narrativa sobre los dictadores latinoamericanos nos muestra el camino que
nunca má s debemos recorrer. Nos evidencia que, má s allá de que en la época de la
dictadura haya podido haber grupos sociales que apoyaron a los dictadores con el
argumento de la amenaza comunista, hay una realidad de odio, sañ a, sangre y
desaparecidos. Es una gran reflexió n para darnos cuenta de que, má s allá de
cualquier ideología, está y estará por siempre la vida humana.
En Bolivia, todavía no ha aparecido una novela de este tipo, que desmenuce con
destreza psicosocioló gica y delicadeza literaria al mismo tiempo, los elementos
esenciales de nuestros dictadores militares del siglo XX. La aparició n de una novela
así, pero muy propia de nosotros los bolivianos, marcaría un hito insó lito en
nuestra literatura y es ciertamente una necesidad literaria y socioló gica. Con ella
nos aproximaríamos mucho má s hacia nosotros mismos.
Ignacio Vera de Rada es escritor

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