El Joven Rico - Docxresumen
El Joven Rico - Docxresumen
El Joven Rico - Docxresumen
¿Consideraba este joven al Señor Jesucristo como un tesoro más grande que cualquier
otra cosa que pudiera llegar a tener en esta vida?
Aquí está la clave del asunto. Muchos predican el evangelio "metiendo miedo" a las
personas con el infierno, y por supuesto que se trata de una terrible realidad, pero nadie
va al cielo porque tiene miedo al infierno, sino por amor al Señor, porque queremos unir
nuestras vidas a la suya y queremos pasar la eternidad con él.
3. ¿Pérdida o ganancia?
Aparentemente, si vendía todo lo que tenía y se lo daba a los pobres, se quedaría sin
nada. Siempre que damos para el Señor, en realidad somos enriquecidos, aunque
aparentemente parezca lo contrario.
"Y ven, sígueme, tomando tu cruz"
Como ya hemos dicho, el hecho de empobrecerse no basta para alcanzar la vida eterna.
De hecho, el requisito fundamental viene a continuación: "Y ven, sígueme, tomando tu
cruz".
1. La sorpresa del joven
Seguramente, cuando se acercó a Jesús al principio, el joven estaba esperando el consejo
de un maestro, tal vez alguien que le diera su aprobación diciéndole que estaba en el
camino correcto y que no se debía preocupar en exceso. Pero lejos de recibir un consejo,
lo que Jesús le dio fue un mandato: "toma tu cruz".
El joven había planteado su salvación pensando en "añadir" buenas obras y méritos a su
vida, pero el Señor le indicó que lo que tenía que hacer era "quitar". Por el momento le
había mostrado que sus posesiones materiales eran un obstáculo para que pudiera recibir
la vida eterna, y que por lo tanto debía deshacerse de ellas, pero esto no era todo lo que
debía quitar, tal como a continuación le explicó el Señor.
2. "Toma tu cruz"
¿Qué significa el hecho de tomar nuestra cruz?
el Señor le estaba mandando "morir". Probablemente nos asuste este lenguaje. ¿Acaso
Jesús le estaba mandando al joven que le acompañara a Jerusalén para que muriera junto
a él en otra cruz? No, no era esto. Lo que le quería decir es que si quería ser un seguidor
suyo, tenía que morir, pero no físicamente. Se trataba de dar muerte a aquello que hay en
nosotros que ofende y desagrada a Dios. Pablo hablaba de "considerarnos muertos al
pecado" Ro 6:1.
Y no olvidemos que esto no era algo que sólo tenía que hacer este joven, sino que es el
requisito para todo aquel que quiera ser un auténtico cristiano:
Mr 8:34) "Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de
mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame." “ES DECIRLE A JESÚS NO TE NEGARE”
Este tuvo que ser un momento especialmente duro para aquel joven. Por un lado, él no se
veía a sí mismo como una persona tan mala, alguien que tuviera que morir a sí mismo. Y
por otro lado, el concepto que tenía de Jesús no era tan elevado como para obedecerle en
algo que en tal caso sólo Dios podía mandarle. ¿Qué haría?
"Él, afligido, se fue triste, porque tenía muchas posesiones"
Desgraciadamente el joven rehusó el camino de la cruz. Había entendido perfectamente lo
que Jesús le estaba demandando para ser un seguidor suyo, y lo rechazó. Decidió
quedarse con sus "muchas posesiones" en lugar de con Cristo.
¡Tan lleno de entusiasmo como había llegado, y tan triste como se fue! ¿Qué había
pasado?
1. Hay que elegir, no se pueden tener las dos
Tal vez el joven había llegado con la seguridad de que podría ser un discípulo de Jesús, al
mismo tiempo que vivía su propia vida, y el Señor le dijo que esto no es posible, que
debería elegir entre las dos opciones. No se puede servir a dos señores. Seguir a Jesús es
dejar que Jesús viva en nosotros”
Tal vez era como muchos que están dispuestos a aceptar que Cristo fue a la cruz por sus
pecados, pero de ninguna manera están dispuestos a morir ellos mismos a sus propios
pecados. No quieren el mandamiento de amar al prójimo, menos seguirlo a EL.
2. Una triste decisión:
Desgraciadamente, su elección fue la misma que millones de personas de nuestros
tiempos hacen todos los días.
Había rechazado a Jesús para quedarse con sus riquezas, un anticipo de la terrible tristeza
que le acompañaría toda la eternidad.