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Cuento de Cenicienta

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Cuento de Cenicienta

Estudiante: María Paula Guerra Melo Grado: 10


. Dogmatismo .relativismo .pragmatismo .criticismo
. escepticismo .Antirrealismo .subjetivismo .realismo

Hubo una vez, hace mucho, mucho tiempo una joven muy bella, tan bella que no hay palabras
para describirla. Se llamaba Cenicienta.

Cenicienta era pobre, no tenía padres y vivía con su madrastra, una mujer viuda muy
cascarrabias que siempre estaba enfadada y dando órdenes gritos a todo el mundo.

Con la madrastra también vivían sus dos hijas, que eran muy feas e insoportables. Cenicienta
era la que hacía los trabajos más duros de la casa, como por ejemplo
limpiar la chimenea cada día, por lo que sus vestidos siempre estaban sucios o manchados de
ceniza, por eso las personas del lugar la llamaban cenicienta. Cenicienta no tenía amigos,
puesto que no creía en ellos en lo absoluto prefería a los animales a dos ratoncitos muy
simpáticos que vivían en un agujero de la casa.

Un buen día, sucedió algo inesperado; el Rey de aquel lugar hizo saber a todos los habitantes
de la región que invitaba a todas las chicas jóvenes a un gran baile que se celebraba en el
palacio real.

El motivo del baile era encontrar una esposa para el hijo del rey; el príncipe! para casarse con
ella y convertirla en princesa.

La noticia llego a los oídos de cenicienta y para confirmar que el baile no era una noticia falsa,
a escondidas busco la tarjeta y al hallarla comenzó a prepararse.

Pero, por desgracia, las cosas no serían tan fáciles para nuestra amiga cenicienta.

La madrastra de cenicienta le dijo en un tono malvado y cruel: - Tú Cenicienta, no irás al baile


del príncipe, porque te quedarás aquí en casa fregando el suelo, limpiando el carbón y ceniza
de la chimenea y preparando la cena para cuando nosotras volvamos.

Cenicienta esa noche lloró en su habitación, estaba muy triste porque ella quería ir al baile y
conocer al príncipe.
Al cabo de unos días llegó la esperada fecha: el día del baile en el palacio.

Cenicienta veía como sus hermanastras se arreglaban y se intentaban poner guapas y


bonitas, pero era imposible, porque eran muy feas de tan malas que eran pero sus vestidos
eran muy bonitos, la mejor diseñadora del pueblo los había confeccionado y por suerte
Cenicienta conocía a la señora.
Al llegar la noche, su madrasta y hermanastras partieron hacia el palacio real, y cenicienta,
sola en casa, se escapó donde la modista para que le prestara un vestido ya que sabía que
ella se lo daría con gusto.

De pronto, sucedió algo increíble; la modista al ver la angustia que tenía cenicienta, además
de prestarle el vestido, le conseguiría una carroza y obviamente unos hermosos zapatos.

Ahora ya puedes ir al baile del palacio cenicienta, le dice la modista, pero ten en cuenta una
cosa muy importante: la tienda cierra a las 12 en punto y tienes hasta esa hora para
entregarlo.

Hay algo más que debes saber, delante del local te espera un carruaje que te llevará al gran
baile en palacio, pero a las 12 de la noche el cochero pasará por ti. A Cenicienta le pareció
muy poco tiempo, además que ya iba tarde, así que no planeaba entregarlo y menos ser
recogida por el cochero a esa hora.

Cuando cenicienta llego al palacio, causo mucha impresión a todos los asistentes, nadie
nunca había visto tanta belleza, cenicienta estaba preciosa y para el príncipe era la mujer más
hermosa de este mundo y nadie lo convencería de lo contrario.

El príncipe, no tardó en dirigirse hacia ella y le preguntó si quería bailar.

Cenicienta, dijo sí!, claro que sí! Y estuvieron bailando durante horas y horas

Las hermanastras de cenicienta les pareció conocida, pero a una de ellas le parecía imposible
que fuese ella y la otra si dudo, así que se intentaba acercarse cada vez más para comprobar
si era ella, a cada persona con la que se encontraba le preguntaba si la conocía y obtenía la
misma respuesta que no, lo cual hacia que sospechara más, hasta que consiguió con quien
bailar y acercarse, notando su lunar y así confirmando que en realidad era ella.

¡De repente!, Cenicienta se percató que sus hermanastras habían descubierto su identidad y
apresurada salió a toda prisa del salón de baile bajó la escalinata hacia la salida de palacio
perdiendo en su huida un zapato, que el príncipe encontró y recogió.

A partir de ese momento, el príncipe ya sabía quién iba a ser la futura princesa la joven que
había perdido el zapato!, pero. Caramba!, exclamo el príncipe, pero si no se ni como se llama,
y mucho menos donde vive!

Para encontrar a la bella joven, el príncipe ideó un plan. Se casaría con aquella que pudiera
calzarse el zapato.

Envió a sus sirvientes a recorrer todo el reino. Todas las jóvenes, chicas y mujeres se
probaban el zapato, pero no había ni una a que pudiera calzarse el zapato.

Al cabo de unas semanas, los sirvientes de palacio llegaron a casa de Cenicienta.


La madrastra llamó a sus feas hijas para que probasen el zapato, las dos creían plenamente
que una seria la afortunada de casarse con el príncipe pero evidentemente no pudieron calzar
el zapato.

Uno de los sirvientes del príncipe vio a cenicienta llegar a la casa después de haber devuelto
el vestido a la diseñadora, y exclamo: -eh!, tu también tienes que probarte el zapato!

La madrastra y sus hijas dijeron: -por favor!, como quiere usted que cenicienta sea la chica
que busca el príncipe?, ella es pobre, siempre está sucia y no fue a la fiesta de palacio!

Pero cuando cenicienta se puso el zapato y le encajo a la perfección todos los presentes se
quedaron de piedra!, -oooh!, es ella! la futura princesa!

Inmediatamente la llevaron a palacio y a los pocos días se casó con el príncipe,


Nunca más volvió con su madrastra y vivió en el palacio hasta el último de sus días.

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