Dimensión Antropológica Dossier Clementina B
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Dimensión Antropológica, año 26, vol. 76, mayo-agosto de 2019, es una publicación cuatrimestral editada por el Instituto
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de México. Editor responsable: Benigno Casas de la Torre. Reservas de derechos al uso exclusivo: 04-2008-012114375500-
102. ISSN: 1405-776X, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Licitud de título: 9604. Licitud de
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06600, alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México. Este número se terminó de imprimir el 29 de diciembre de 2019 con un
tiraje de 1000 ejemplares.
ISSN 1405-776X Hecho en México
Índice
Reseñas
Beatriz Caiuby Labate y Clancy Cavnar (eds.)
Peyote. History, Tradition, Politics, and Conservation
Carlo Bonfiglioli195
Resúmenes / Abstracts203
1 En esta nueva oleada de estudios que analizan las fuentes novohispanas con diferentes
esquemas teóricos están los trabajos de Guillermo Turner, La biblioteca del soldado Bernal Díaz
del Castillo, México, inah / Ediciones del Tucán de Virginia, 2017; María Concepción Lugo
Olín, Por las sendas del temor. Una antología para viajar por los infiernos novohispanos, México,
inah, 2017; Clementina Battcock y Berenise Bravo (coords.), Mudables representaciones. El indio
en la Nueva España a través de crónicas, impresos y manuscritos, México, inah, 2017; Valeria Añón,
Historia de la conquista de México. Libro XII de la Historia general de las cosas de la Nueva España
de fray Bernardino de Sahagún, Buenos Aires, Corregidor, 2016; Paulina Machuca, Élites y go-
bierno en Colima de la Nueva España, Guadalajara (México), Secretaría de Cultura del Estado
de Colima / Archivo Histórico del Municipio de Colima, 2016; Raúl Heliodoro Torres Medina,
Los músicos de la Catedral Metropolitana de México (1750-1791). Transgresión o sumisión, México,
unam, 2017; Raquel Eréndira Güereca Durán, Milicias indígenas en la Nueva España. Reflexiones
del derecho indiano sobre los derechos de guerra, México, iij-unam, 2016. También hay investiga-
ciones con enfoque en la escala regional y comparativo, como las de Martín Ramos Díaz,
“Veneno, secreto y virtud en textos novohispanos de Yucatán”, Estudios de Historia Novohispana,
núm. 56, 2017, pp. 65-76; David Carbajal López, “Mujeres y reforma de cofradías en Nueva
España y Sevilla, ca. 1750-1830”, Estudios de Historia Novohispana, núm. 55, 2016, pp. 64-79;
Raffaele Moro, “Los santuarios novohispanos y las imágenes ‘peregrinas’ entre historia e
imaginario”, Historia Mexicana, vol. 66, núm. 4, 2017, pp. 1759-1818; Rosalva Loreto López,
“‘Del tamaño de una uña’. Reliquias, devociones y mística en una ciudad novohispana. Puebla
de los Ángeles, siglo xvii”, Relaciones. Estudios de Historia y Sociedad, núm. 150, 2017, pp. 47-92;
y Dana Velasco Murillo, “‘For the Last Time, Once and for All’: Indians, Violence, and Local
Authority in the Colonial City, Zacatecas, México, 1587-1628”, Ethnohistory, vol. 63, núm. 1,
2016, pp. 47-70.
Clementina Battcock
Dirección de Estudios Históricos, inah
1992.
2 La revista Colonial Latin American Review, vol. 23, núm. 1, de 2014, incluyó entre otros los
(selec. y prol.), 1972, p. 13. Entre los estudios publicados en México en la última década pueden
citarse: Patrick Lesbre, La construcción del pasado indígena de Tezcoco: de Nezahualcóyotl a Alva
Ixtlilxóchitl, 2016; Sergio Ángel Vásquez Galicia, “Aportes a la biografía del historiador tetzco-
cano Fernando de Alva Ixtlilxóchitl”, Fuentes Humanísticas, vol. 28, núm. 53, 2016, pp. 145-163;
Yukitaka Inoue Okubo, “La visión contemporánea sobre Ixtlilxóchitl y la visión de Ixtlilxóchitl
sobre la historia”, en Rosa Camelo y Miguel Pastrana Flores (coords.), La experiencia historiográ
fica. VIII Coloquio de Análisis Historiográfico, 2009, pp. 229-239. Por último, Sergio Ángel Vásquez
Galicia presentó en 2013 su tesis de doctorado sobre Alva Ixtlilxóchitl en la Universidad
Nacional Autónoma de México.
Al respecto, véase a Sergio Ángel Vásquez Galicia, op. cit., p. 148; Peter B. Villella, op. cit., p. 22.
5 El tlatocáyotl del Teotihuacan prehispánico comenzó con Quetzalmamalitzin, del cual
Quetzalmamalitzin y abuela de Fernando, ella era cacica principal de San Juan Teotihuacán,
pero al mismo tiempo era vecina de la Ciudad de México. Cf. Fernando de Alva Ixtlilxóchitl,
Obras históricas, Edmundo O’Gorman (ed.), 2 tt., 1985, t. II, p. 287.
7 Ibidem, p. 370.
8 Sabemos de esta obra que la estaba escribiendo en la década de 1610, pero como vere
9 Véase Amber Brian, “Don Fernando de Alva Ixtlilxochitl’s Narratives of the Conquest
of Mexico: Colonial Subjectivity and the Circulation of Native Knowledge”, en Susan Schroeder
(ed.), The Conquest All Over Again: Nahuas and Zapotecs Thinking, Writing, and Painting Spanish
Colonialism, 2010, p. 132; Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, Obras históricas de don Fernando de Alva
Ixtlilxóchitl, Alfredo Chavero (ed.), 2 tt., 1952, t. I, p. 336.
10 Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, op. cit., 1952; Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, op. cit., 1985.
volúmenes, en la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera, parte de la cual fue publicada pos-
teriormente, sin que se considerara obra alguna de Alva Ixtlilxóchitl. Debido a que en 2014
iba a ser subastada la colección, el gobierno de México la adquirió para resguardarla en la
Biblioteca Nacional de Antropología e Historia. Fue en el llamado Códice Chimalpahin donde
se descubrió el manuscrito referido. En cuanto a la Decimatercia relación que nos ocupa, todavía
no se ha elaborado una edición crítica basada en los folios de la Sociedad Bíblica Británica y
Extranjera, sólo se preparó una traducción al inglés publicada en 2015. Cf. Amber Brian,
Bradley Benton y Pablo García Loaeza, op. cit.
12 Códice Chimalpahin, vol. 2, “Compendio histórico del reino de Texcoco”, f. 23r. Aunque
en algunos casos nos referimos al manuscrito del Códice Chimalpahin, básicamente usaremos
y citaremos la edición de Edmundo O’Gorman para facilidad de cotejo de los lectores.
13 Códice Chimalpahin, vol. 2, op. cit., f. 1r. [N. del e.: En la transcripción de los códices se
Una primera lectura de la obra que ocupa nuestra atención nos hace
notar que el tema central aborda la contribución texcocana a la con-
quista de México. De hecho, se ha considerado el Compendio histórico
del reino de Texcoco como una suerte de “relación de méritos y servi-
cios”, para premiar las hazañas de antepasados directos.16 Cuando
se lee esta obra, la abundante información sobre la casa señorial de
Texcoco impresiona al lector, dado que el relato incluye detalladas
explicaciones sobre sucesos y personajes en torno a la dinastía acol-
hua. Comencemos, pues, con la revisión del modo como se encuen-
tra concebida y expresada la sucesión del tlatoani texcocano en la
Decimatercia relación.
Don Fernando considera a Cacama como un gobernante títere
al afirmar que fue “puesto por su mano [la de Motecuhzoma Xocó
yotl]”; además, dice que “el de Tacuba era su suegro y hombre muy
antiguo, y que ya no tenía fuerzas para poder gobernar”, y por lo
tanto, Motecuhzoma Xocóyotl ejercía gran poder y tenía “debajo de
su mano todo el imperio”.17 Esto significa que, por lo menos, según
el cronista, aun cuando no ejerciera realmente su poder propio,
Cacama era el tlatoani de Texcoco por derecho en el momento de la
llegada de los españoles.
Tecocoltzin, hijo del rey Nezahualpilzintli, que era uno de los rehenes
que le dio el rey Cacama, le dijo a Cortés que en Tezcuco hallaría toda
la gente que hubiese menester, demás de que por ciertos mensajeros
de Tezcuco, especialmente por Quiquizcatzin de parte de los infantes
Ixtlilxuchitzin, Tetlahuehuezquititzin, Yoyontzin y los demás sus her-
manos se le enviaba a ofrecer y dárseles por sus amigos, no embargan-
te que Cohuanacoxtzin, su hermano, era señor de Tezcuco y amigo de
los mexicanos, el cual vuelto Quiquizca a Tezcuco para dar razón de su
embajada, le mandó matar Cohuanacoxtzin.19
18 Ibidem, p. 454.
19 Ibidem, p. 455.
20 Idem.
[…] él haría jurar por su rey y señor natural al que más de derecho le
viniese o al que ellos gustasen […] a pedimento de todos hicieron por
su señor a Tecocoltzin aunque hijo natural del rey Nezahualpiltzintli
[…] El cual comenzó a gobernar con gran prudencia, y envió sus men-
sajeros por todos los reinos y provincias sujetas al reino de Tezcuco.21
Ibidem, p. 474.
25
Idem.
28
29 Ibidem, pp. 454, 467 y 479. De don Alonso Axayácatl Ixhuetzcatocatzin, véase Patrick
36 Investigaciones recientes muestran una imagen cada vez menos “india” de don
Fernando de Alva en el contexto histórico colonial. Cf. Bradley Benton, op. cit., pp. 37-52;
Yukitaka Inoue Okubo, “Fernando de Alva Ixtlilxóchitl: un análisis de su aspecto criollo”,
Boletín del Instituto de Estudios Latinoamericanos de Kyoto, núm. 10, 2010 (artículo escrito en
japonés); Jogsoo Lee y Galen Brokaw, “Fernando de Alva Ixtlilxochitl and Colonial Indigenous
Historiography from the Conquest to the Present”, en Galen Brokaw y Jongsoo Lee (eds.),
Fernando de Alva Ixtlilxochitl and His Legacy, 2015, pp. 3-28; Gordon Whittaker, “The Identities
of Fernando de Alva Ixtlilxochitl”, en Galen Brokaw y Jongsoo Lee (eds.), Fernando de Alva
Ixtlilxochitl and His Legacy, 2015, pp. 29-76.
37 Además de este documento, el acta del ayuntamiento de Texcoco también confirma la
Consideraciones finales
38 Ibidem, t. I, p. 519.
39 Idem.
40 Los faltantes se deben al deterioro de los folios originales, como se aprecia en el ma
partir del 49 no están numerados tal como aparece en las ediciones modernas; 2) las palabras
Bibliografía
faltantes se deben al daño que presenta el manuscrito original, por ello, las copias manuscri-
tas presentan una condición parecida a la del original, y 3) en el manuscrito, especialmente
en los últimos capítulos, varias palabras fueron borradas o reescritas, además de que la calig-
rafía parece haber sido bastante rápida y corrida.
A Diana Magaloni
“On Linguistics aspects of Translation”, en Lawrence Venuti (ed.), The Translation Studies Reader,
2000, p. 233. La traducción transpictórica implicaría el movimiento de un tipo de código visual
específico a otro; aplico esta noción como una derivación de la traducción transemiótica,
pensada originalmente para la lingüística. Finalmente, la traducción epistémica la retomo de
los estudios antropológicos que problematizan las formas de generar conocimiento entre los
grupos indígenas; véase Johan Pottier, “Introduction”, en Johan Pottier, Alan Bicker y Paul
Sillitoe (eds.), Negotiating Local Knowledge: Power and Identity in Development, 2003, p. 3. Véase
también Frederik Barth, “Other Knowledge and Other Ways of Knowing”, Journal of
Anthropological Research, vol. 51, núm. 1, 1995, pp. 65-68.
2 Juan José Batalla Rosado, “Estudio codicológico de la sección del xiuhpohualli del Códice
Telleriano Remensis”, Revista Española de Antropología Americana, vol. 36, núm. 2, 2006, pp. 69-87.
3 La reconstrucción de la historia de este documento se ofrece en Ferdinand Anders,
Maarten Jansen y Luis Reyes García, Religión, costumbres e historia de los antiguos mexicanos.
Libro explicativo del llamado Códice Vaticano A, 1996, pp. 11-33. Véase también: Eloise Quiñones
Keber (ed.), Codex Telleriano Remensis: Ritual, Divination, and History in a Pictorial Aztec Manus
cript (ed. facsimilar),1995, pp. 118-131.
4 Cabe señalar que el discurso gráfico desplegado en las imágenes plasmadas en estos
dos códices es idéntico y parece haberse derivado de una serie de ejercicios previos elaborados
a partir de la incorporación de motivos iconográficos tradicionales. Sin embargo, el estilo
empleado en ambos códices muestra diferencias notables. A esto me refiero al hablar de la
disimilitud en la composición formal de las figuras. El tema ha sido abordado por Quiñones
Keber en las obras citadas en este trabajo.
5 Eric Thompson considera que los códices Vaticano A y Telleriano Remensis derivan de
un mismo ejemplar, hoy perdido (Thompson, “The Prototype of the Mexican Codices Telleriano
Remensis and Vaticanus A”, Notes on Middle American Archaeology and Ethnology, vol. 1, núm.
6, 1941, pp. 24-26. Esta idea ha sido aceptada por otros autores, como John B. Glass y Donald
Robertson, “A Census of Native Middle American Pictorial Manuscripts”, Handbook of Middle
American Indians, vols. 14 y 15, 1975, pp. 81-252. Batalla Rosado tiene una hipótesis sobre la
confección del Códice Vaticano A que implica que éste y el Telleriano Remensis derivan de una
copia (prehispánica o colonial), pero que fueron elaborados de manera independiente (comu-
nicación personal, enero de 2017). Esta propuesta será publicada en breve.
6 Donald Robertson, Mexican Manuscript Painting of the Early Colonial Period: The
Metropolitan Schools, 1959, pp. 108; Eloise Quiñones Keber, “The Codex Telleriano-Remensis
and the Codex Vaticanus A: Thomspon’s Prototype Reconsidered”, Mexicon, vol. 9, núm. 1,
1987, pp. 8-16; Eloise Quiñones Keber (ed.), op. cit., 1995; Ferdinand Anders, Maarten Jansen
y Luis Reyes, op. cit., p. 23; Ana Díaz, “La primera lámina del Códice Vaticano A, ¿un modelo
para justificar la topografía celestial de la antigüedad pagana indígena?”, Anales del Instituto
de Investigaciones Estéticas, vol. 31, núm. 95, 2009, pp. 5-44.
7 Posiblemente entre 1565 y 1566. Véase Anders, Jansen y Reyes, op. cit., pp. 15 y 29.
biblioteca en diferentes fechas (los códices Vaticano B y Borgia). Lo que vale la pena mencionar
es que, de esos tres códices, el Vaticano A fue la fuente a la que recurrieron los intelectuales
de los siglos xvi y xvii que escribieron estudios sobre la religión de los antiguos pobladores de
México. Fue hasta finales del siglo xviii y xix, con la configuración de las disciplinas y ciencias
modernas, que se revalorizó la importancia de los códices precolombinos como fuentes de
antiguos saberes (a través de figuras como Alexander von Humboldt o Eduard Seler). Véase
Anders, Jansen, Reyes, op. cit., pp. 29-33; Sergio Botta, “Embodying Mesoamerican Cosmology
in a Global History of Religion: Some Consideration on the Comparative Work of Lorenzo
Pignoria”, en Ana Díaz (ed.), Reshaping the World: Debates on Mesoamerican Cosmologies, en
prensa.
por los autores y los criterios de selección y conformación del conocimiento dentro de una
fuente es fundamental para todo estudio que aborde la literatura histórica del siglo xvi. Véase
la discusión de Alfonso Mendiola, “La amplificatio en el género epidíctico del siglo xvi”, Historia
y Grafía, vol. 22, núm. 43, 2014, pp. 103-125.
10 El abordaje de la crónica como género, y su introducción en la Nueva España se pre-
formaçäo do Códice Telleriano Remenesis. Estudo codicológico”, tesis, 2008, pp. 95-132. Juan
José Batalla ha realizado un estudio codicológico, pero no he tenido acceso a sus resultados,
por lo que falta cotejar su información (comunicación personal, enero de 2018).
12 Deberían ser ocho fojas, pero falta una porque fue arrancada antes de la paginación
del documento. La hoja faltante se ubicaba en la tercera posición del cuadernillo. Inspección
física realizada en octubre de 2017.
13 Véase las características del estilo Mixteca-Puebla definido por Donald Robertson, op.
cit., pp. 16-17, 107, 113-115. Es importante señalar que en la elaboración de este manuscrito
participaron varios pintores cuya calidad varía a lo largo del documento. Sin embargo, en este
espacio sólo me interesa exponer el caso de quien haya pintado la sección cosmogónica (ff.
1r-8v), en la que también se incorporan elementos iconográficos tardíos, como el gigante di-
bujado en el folio 4v.
14 Glaucia Montoro, op. cit., pp. 95-132.
15 El estudio de esta sección tuvo lugar en octubre de 2017. El tema se profundiza en Ana
Díaz Álvarez, El cuerpo del tiempo. Códices, cosmología y tradiciones cronográficas del centro de
México, en prensa.
16 Louise Burkhart, The Slippery Earth. Nahua-Christian Moral Dialogue in Sixteenth Century
Mexico, 1989, y Berenice Alcántara, “Cantos para bailar un cristianismo reinventado: la na-
huatlización del discurso de evangelización en la Psalmodia Christiana de fray Bernardino de
Sahagún”, tesis, 2008.
17 George Kubler y Charles Gibson, “The Tovar Calendar: An Ilustrated Mexican
Manuscript ca. 1585”, en Memoires of the Connecticut Academy of Arts and Sciences, xi, 1951; Betty
Ann Brown, “European Influences in Early Colonial Descriptions and Illustrations of the
Mexican Monthly Calendar”, tesis,1977; Barbara E. Mundy, The Mapping of New Spain:
Indigenous Cartography and the Maps of the Relaciones Geográficas, 1996; Diana Magaloni, “Images
of the Beginning: The Painted Story of the Conquest of México in Book XII of the Florentine
Codex”, tesis, 2004; Alessandra Russo, Realismo circular: tierras, espacios y paisajes de la cartografía
novohispana, siglos xvi y xvii, 2005; Ana Díaz Álvarez, “Las formas del tiempo. Tradiciones
cosmográficas en los calendarios indígenas del México central”, tesis, 2011.
18 Ana Díaz Álvarez, op. cit., 2009, pp. 269-282.
19 Véase en el Códice Vaticano A: “Prima etá”, f. 4v; “2a etá”, f. 6r; “terza etá”, f. 6v; y “4a
etá”, f. 7r.
El esquema temporal
¿Por qué iniciar el análisis del relato en este punto? Porque los soles
cosmogónicos eran designados por su nombre calendárico. De
hecho, en algunas de las fuentes (como la Piedra del Sol o el monolito
de Philadelphia) basta con registrar la fecha-nombre de cada sol para
aludir a la narrativa cosmogónica. Así, el tlacuilo sabría que el primer
dato que permite contar la historia consiste en las fechas/nombres
de los soles. Ahora bien, en este códice se ha generado un cambio de
código, pues las fechas tradicionales fueron excluidas para dar prio-
ridad a la duración temporal en años de cada periodo.
Al observar piezas arqueológicas y algunos documentos colo-
niales, éstos enfatizan el fechamiento de los acontecimientos, pero
lo hacen utilizando el formato de cuenta del tiempo nahua tradicio-
nal (numeral-signo). Con tales elementos señalan el nombre del año
o el día en que ocurrieron los eventos, pero no se reportan los lapsos
de estos episodios. De hecho, varias fuentes que refieren el relato de
los soles coinciden en reportar las mismas fechas-nombres para cada
era cosmogónica, aunque el orden de las fechas varía según el rela-
to; pero éstas, en todos los casos, indican cuándo ocurrieron los ca-
taclismos que le dieron nombre a los distintos soles: 4-Agua; 4-Viento,
4-Lluvia, 4-Jaguar y 4-Movimiento.20 Esas fechas están ausentes en
20 Cfr. Leyenda de los soles, 2011, pp. 175-177, 181-185; así como Historia de los mexicanos por
sus pinturas e Histoire du Mechique, en Rafael Tena, Mitos e historias de los antiguos nahuas, 2ª
ed., 2011, pp. 35-39 y 144-147. Véase también la Piedra del Sol.
23 La primera edad inicia con la pareja primigenia, Adán y Eva, y continúa hasta el primer
rompimiento que acontece en tiempos de Noé. La segunda inicia con el Arca de la Alianza,
dando paso a una nueva humanidad. El siguiente movimiento inicia con la historia de
Abraham, la cuarta con el rey David, la quinta narra sucesos de Babilonia, la sexta abre con
el nacimiento de Cristo y llega a la época del autor (1492). Finalmente, el séptimo y último
momento proyecta las revelaciones del Apocalipsis y concluye con el juicio final. Véase
Hartmann Schedel, op. cit., ff. 6v- 266 r.
24 Publio Ovidio Nasón, Metamorfosi, 2015, pp. 9-13.
Códice Vaticano A, f. 4v. Traducción al español de Anders, Jansen y Reyes, op. cit.
26
Véase Federico Navarrete, “The Path from Aztlan to Mexico. On Visual Narration on
27
Mesoamerican Codices”, RES. Anthropology and Aesthetics, núm. 37, 2000, pp. 31-49.
28 Códice Vaticano A, f. 4v. Traducción al español de Anders, Jansen y Reyes, op. cit.
29 Historia de los mexicanos…, en Rafael Tena, op. cit., pp. 38, 81; fray Bernardino de
Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España, libro 3, vol. 1, 1989, pp. 204. Para un
Los personajes
30 Hay un error en el cálculo. La imagen muestra 13 ciclos de 400 años (13 x 400 = 5 200)
más una secuencia de seis años (5 200 + 6 = 5 206 años), pero el texto explicativo del f. 7r se-
ñala que duró 5 042 años.
Idem.
34
(chalchihuite, flecha o dardo, plumones, frutas, semillas, saliva o huesos) y el cuerpo de una
mujer que quedó preñada por tal encuentro son: Huitzilopochtli, Moctezuma Ilhuicamina,
Tepoztécatl, 7-Xochitl, Quetzalcóatl, el niño maíz Huasteco, los gemelos del Popol Vuh, los
gemelos mixtecos, y los gemelos de los cantos navajo. Estos personajes se distinguen por
haber sido fundadores de linaje, dioses, héroes culturales, gobernantes importantes o regen-
tes de una nueva era.
36 Códice Vaticano A, f. 9v.
37 Historia de los mexicanos, en Rafael Tena, op. cit., pp. 30-31 y 36-37.
39 Diana Magaloni, “Teotihuacan, el lenguaje del color”, en Georges Roque (ed.), El color
Ibidem, p. 199.
40
ficio pueden contarse a Coatlicue, Toci, Quetzalcóatl, Cintéotl, los 400 mimixcoa, Tlatléotl,
Nanahuatzin (Sol 4-Movimiento) y Tecuzistécatl, entre otros.
estudio de Danièle Dehouve, La ofrenda sacrificial entre los tlapanecos de Guerrero, 2007.
43 Códice Vaticano A, f. 7r. Traducción al español de Anders, Jansen y Reyes, op. cit.
44 Ibidem, f. 14v. El énfasis en la introducción de la tecnología sacrificial por acción de
Quetzalcóatl se revela claramente en este texto explicativo, el cual corresponde a la segunda
trecena del tonalpohualli, en el que se vuelve a mencionar parte del relato cosmogónico escri-
to en el folio 7r. En el pasaje se hace una referencia a Cristo, quien reformó el mundo hacien-
do penitencia y muriendo sacrificado. Esta asociación permite identificar a Quetzalcóatl como
un falso Cristo a partir de dos elementos: 1) su concepción milagrosa y 2) la búsqueda de la
redención por medio de la penitencia. Véase también el texto del folio 15r.
Conclusiones
Agradecimientos
Bibliografía
Historia de la literatura náhuatl de 1954. Esta obra tuvo el enorme mérito de reunir y organizar,
por vez primera, toda la información que se disponía en aquel momento sobre los textos
escritos en lengua náhuatl del periodo novohispano, además de proponer análisis y cla
sificaciones sobre las formas nahuas de discurso y los distintos géneros literarios a los que
podían corresponder. No obstante, la valoración que llevó a cabo Garibay sobre los textos
cristianos, mismos que constituyen más de la mitad del corpus que analizó y comentó, no fue
positiva. Véase Ángel M. Garibay K., Historia de la literatura náhuatl, 2000.
2 Mathew Restall, “Filología y etnohistoria. Una breve historia de la ‘nueva filología’ en
Norteamérica”, Desacatos. Revista de Ciencias Sociales, núm. 7, 2001, pp. 85-102, y Rodrigo
Martínez Baracs, “El estudio de los indios de México durante el periodo colonial”, en
Clementina Battcock y Berenise Bravo Rubio (coords.), Mudables representaciones: el indio en la
Nueva España a través de crónicas, impresos y manuscritos, 2017, pp. 19-48.
6 Véase el balance historiográfico que elabora Louise M. Burkhart sobre esta corriente de
estudios en “Introduction”, en David Tavárez (ed.), Words and Worlds Turned Around. Indigenous
Christianities in Colonial Latin America, 2017, pp. 4-26. Por otro lado, entre los trabajos más
representativos de esta corriente se encuentran los siguientes: Louise M. Burkhart: Before
Guadalupe: The Virgin Mary in Early Colonial Nahuatl Literature, 2000 y Holy Wednesday. A Nahua
Drama from Early Colonial Mexico, 1996 y, su estudio pionero, The Slippery Earth: Nahua-Christian
Moral Dialogue in Sixteenth-Century Mexico, 1989; de Barry D. Sell, Larissa Taylor, Asunción
Lavrín y Alonso de Molina (eds.), Nahua Confraternities in Early Colonial México: The 1552
Nahuatl Ordinances of Fray Alonso de Molina, ofm, 2002; de Sell y Burkhart, los cuatro volúmenes
de Nahuatl Theater, en cuya coordinación y elaboración colaboraron autores como Elizabeth
R. Wright y Stafford Poole (véase la bibliografía); de Mark Z. Christensen, Nahua and Maya
Catholicisms. Texts and Religion in Colonial Central Mexico and Yucatan, 2013, y Translated
Christianities: Nahuatl and Maya Religious Texts, 2014; de David E. Tavárez, “Naming the Trinity:
From Ideologies of Translation to Dialectics of Reception in Colonial Nahua Texts, 1547-1771”,
Colonial Latin American Review, vol. 9, núm. 1, 2000, pp. 21-47 y “Nahua Intellectuals, Franciscan
Scholars, and the Devotio Moderna in Colonial Mexico”, The Americas, vol. 70, núm. 2, 2013,
pp. 203-235; así como obras recientes, entre ellas, David Tavárez (ed.), op. cit., 2017. A este re
cuento deben sumarse los sobresalientes estudios de Danièle Dehouve desde el entorno francés,
por ejemplo: Relatos de pecados en la evangelización de los indios de México (siglos xvi-xviii), 2010.
I
When you have to deal with two or more cosmologies
[…] you need a pluritopic hermeneutics. Why? Because
you are dealing with a pluriverse of meaning and not only
with a universe of meaning.
Walter Mignolo8
7 Martín F. Ríos Saloma, “De la historia de las mentalidades a la historia cultural. Notas
sobre el desarrollo de la historiografía en la segunda mitad del siglo xx”, Estudios de Historia
Moderna y Contemporánea, núm. 37, enero-junio de 2009, p. 136. Véase también Peter Burke,
What is Cultural History?, 2004 y Robert Darnton, “Historia intelectual y cultural”, en El beso
de Lamourette. Reflexiones sobre la historia cultural, 2010, pp. 203-235.
8 Walter Mignolo, “On Pluriversality”, recuperado de: <waltermignolo.com/on-
Walter Mignolo, The Darker Side of the Renaissance. Literacy, Territoriality and Colonization,
9
1995.
Latin American Indian Literatures Journal, vol. 11, núm. 1, 1995, p. 21.
La yolloxochitl,
la teoizquixochitl,
La esmeralda,
el chalchihuitl de quetzal,
la colorada turquesa fina,
la perla,
la amatista,
y todas las diversas piedras preciadas allá están juntas,
están reunidas,
están resplandeciendo,
allá están dando calor.
Él,
el amado de Dios,
san Bernardino, en verdad es [una] flor del cielo,
[una] piedra preciosa espiritual,
[un] brote,
[una] inflorescencia de nuestro ahuehuete.
13 Véase Alfredo López Austin, Tamoanchan y Tlalocan, 1994 y Berenice Alcántara Rojas,
“In Nepapan Xochitl. The Power of Flowers in the Works of Sahagún”, en Joseph Connors y
Gerhard Wolf (eds.) y Louis A. Waldman (colaborador), Colors Between Two Worlds. The
Florentine Codex of Bernardino de Sahagún, 2011, pp. 106-132.
14 Alfredo López Austin, “Difrasismos, cosmovisión e iconografía”, Revista Española de
anexo final del presente artículo. [N. del ed.: tal como puede observarse en la figura 3, la
versión en náhuatl se imprimió en párrafos a renglón seguido; la distribución en estrofas de
todas las traducciones y las transcripciones aquí presentadas es propuesta de la autora de este
artículo.]
La honra,
la exaltación propia,
la fama,
la veneración propia, [es lo que] desea,
[es lo que] busca la gente de la tierra.
16 Sobre el difrasismo pueden verse los trabajos de Mercedes Montes de Oca Vega, entre
ellos, Los difrasismos en el náhuatl del siglo xvi y xvii, 2013, y “Los difrasismos: ¿núcleos con
ceptuales mesoamericanos?”, en Mercedes Montes de Oca (ed.), La metáfora en Mesoamérica,
2004, pp. 225-251.
II
Anexo
Canto para el día de la fiesta de San Bernardino17
(texto en náhuatl)
[89r]
In die sancti Bernardini
Primero Psalmo
[89 v]
Ma ticmauiçoca in quetzalaueuetl,
in tzinizcanpuchotl, in quimoxoaltilia in al Dios,
in iehoatzi
in sant Francisco.
17 En Bernardino de Sahagún, Psalmodia christiana y sermonario de los sanctos del año en
lengua mexicana, compuesta por el muy R. Padre fray Bernardino de Sahagún de la orden de Sant
Francisco. Ordenada en cantares o psalmos para que canten los indios en los areytos que hazen en las
Iglesias,1583, f. 89r-92r. Transcripción, segmentación del texto en líneas y traducción de Berenice
Alcántara Rojas.
Auh in tehoanti
in nican nueua España titlaca, iceoallotitla,
yiecauhiotitla ticpactoque,
tocuiltonoque.
In iollosuchitl,
in teuizquisuchitl,
in cacaoasuchitl,
in elosuchitl,
in tecomasuchitl,
in tlapalomisuchitl: vncan viuitoliuhtoc,
auiastoc,
maxeliuhtimani,
teucuitlaauachpepeiuciotoc.
In quetzalitztli,
in quetzalchalchiuitl
in tlapalteuxiuitl,
in epiollotli,
in tlapalteuilotl,
in ie muchi nepapan tlaçotetl, vncan cemonoc,
cenquiztoc,
pepetlacatoc
vncan totonatoc.
[90 r]
Segvndo Psalmo
Yn iehoatzi
in itlaço in dios
in S. Bernardino, ca ilhuicac suchitl,
teuiutica tlaçotetl
itzmolinca,
icueponca in taueueuh.
Tercero Psalmo
Yn axca in nican tlalticpac, mopoanime:
in nechichiualtilmatli ica in quappatlacio,
iuitemalacaio,
tenchilnaoaio,
tentecomaio,
tlapaltilmatli, in isquich in tonaltilmatli,
in mauiçauhqui in intech quitlalia.
In itlaço in Dios
in sant Bernardino, in iquac ie telpuchtli, tlamatiliztica,
nepapan iecnemiliztica omocencauh.
In quetzalli,
in cuzcatl,
in tlilsuchitl,
in mecasuchitl quitemua,
quitlaçotla in tlalticpac tetecuti,
in pipilti,
in mocenmati.
In icnotlacaiutl,
in tetlacamatiliztli,
in nepializtli,
in tlapaccaihiouiliztli, yoan tetlaçotlaliztli oquimisnestili in teuiutica
tecpilli sant Bernardino.
[91 r]
In teucuitlatl,
in tlaçotetl,
in cacaoatl,
in milli,
in tlalli,
in cenca vei,
in cenca no qualli, in quitemoa
in iectli calli, innecuiltonol muchiuhtica,
in nican tlalticpac motlacamati,
in mocuiltonoa.
Qvarto Psalmo
Ynic oquimaxcati in ilhuicac necuiltonoliztli in sant Bernardino:
in tlalticpac inecuiltonol, muchi icnotlaca oquimacac,
çan niman amotle ipan oquittac.
[91 v]
Ic oquimopantlaxili in totecuio dios
tlamauiçoltica ipan oaltemuc in Spiritu sancto,
inic vei temachtiani omuchiuh.
Qvinto Psalmo
Yn tlatoque,
in motlacamati, quintlatlatilia in impilhoa, in teucuitlatl,
tlaçotetl,
in quetzalli,
cacaoatl,
tilmatli quincauilitiui in inpilhoa.
Ilhuicacsuchitl,
tlaçoiollosuchitl,
mauiztlaçotetl,
tlaçoquetzalitztli in itech cuepuntoc,
in itech cuecueiocatoc in tolhuicaaueueuh,
ie muchiuhtica in itlaço in Dios
in sant Bernardino.
Ma vntlatlauhtilo,
ma vnmauiziotilo,
ma vnuecapanolo in itlaçomauiztocatzi in totecuio Iesu Christo,
ca itlauiz muchiuhtica in itlaço Dios
in sant Bernardino:
in iehoatl itocatzi Iesus: ca imactzinco mani, ichimal,
itlauiz muchiuhtica.
[89r]
En el día de san Bernardino
Primer Salmo
[89v]
Admiremos al ahuehuete de quetzal,
a la ceiba de tzitnitzcan, que hizo brotar Nuestro Señor
Dios:
él,
san Francisco.
Y nosotros,
los que somos habitantes de aquí, de la Nueva España,
bajo su sombra,
bajo su umbría, nos tendemos alegrándonos,
nos tendemos regocijándonos.
La esmeralda,
el chalchihuitl de quetzal,
la colorada turquesa fina,
la perla,
la amatista,
y todas las diversas piedras preciadas allá están juntas,
están reunidas,
están resplandeciendo,
allá están dando calor.
Segundo Salmo
Él,
el amado de Dios,
san Bernardino, en verdad es [una] flor del cielo,
[una] piedra preciosa espiritual,
[un] brote,
[una] inflorescencia de nuestro ahuehuete.
Tercer Salmo
Hoy día, aquí sobre la tierra, [los] soberbios,
se ponen encima mantas adornadas con [diseños] de anchas cabezas,
de ruedas de
piedra
emplumadas,
con orillas de chiles,
con orillas de vasijas,
mantas coloradas, todas las mantas con rayos de sol,
las admirables, son las que en ellos se ponen.
El amado de Dios,
san Bernardino, ya de joven, con sabiduría,
con diversas formas de vida recta,
se atavió.
La pobreza,
la obediencia,
la castidad,
el padecer con alegría y el amor a la gente, [fue lo que] acaudaló el
tecpilli espiritual, san Bernardino.
El oro,
las piedras preciadas,
el cacao,
los sembradíos,
las tierras,
las que son muy grandes,
las que son muy buenas, es lo que buscan,
las casas bien hechas es lo que está haciéndose su caudal
de los [que] son prósperos, aquí sobre la tierra,
los acaudalados.
Cuarto Salmo
De esta forma se apropió de la riqueza del cielo san Bernardino,
la riqueza de la tierra, toda la dio a los pobres,
nada tuvo para él.
La honra,
la exaltación propia,
la fama,
la veneración propia, [es lo que] desea,
[es lo que] busca la gente de la tierra.
Quinto Salmo
Los tlahtoque,
los prósperos, les guardan a sus hijos el oro,
[las] piedras preciosas,
las plumas de quetzal,
[el] cacao,
[las] mantas, [es lo que] van a dejarles a sus hijos.
El fuerte,
el tiacauh,
el varón, con la captura de hombres adquiere fama,
con ello obtiene honores,
con ello se dice tequihua.
Con muchos milagros fue con lo que dio fama Dios a su amado,
a san Bernardino;
los hizo, algunos mientras vivió,
algunos cuando ya había muerto.
Bibliografía
1 El presente artículo se desprende de los proyectos “De pueblo de indios a ayuntamiento:
cultura indígena y gobierno local en Ixmiquilpan, del siglo xviii a la consolidación del Estado-
nación” y “Entre tradición y modernidad: la religiosidad popular y las reformas borbónicas
en el valle del Mezquital (1760-1810)”, que se desarrollan en la Dirección de Estudios Históricos
del Instituto Nacional de Antropología e Historia (deh-inah). El análisis de la dinámica de
los cabildos indios de la vecina jurisdicción de Ixmiquilpan se aborda en Annia González
Torres, “Las elecciones en las repúblicas indígenas de la jurisdicción de Ixmiquilpan, siglo
xviii. El poder político entre la norma y la práctica”, en Leticia Reina (coord.) Conflictos
electorales en México. Movilizaciones sociales en torno a las elecciones municipales. Siglos xviii-xxi,
en prensa. El concepto eje de este trabajo es el de cultura política; al respecto véase Leticia
Reina, Cultura política y formas de representación indígena, siglo xix, 2015, y Claudia Guarisco,
Los indios del valle de México y la construcción de una nueva sociabilidad política (1770-1835), 2003.
* Dirección de Estudios Históricos, inah.
2 Peter Gerhard, Geografía histórica de la Nueva España, 1519- 1821, 1986, pp. 44-45; Arturo
Vergara, El infierno en la pintura mural agustina del siglo XVI. Actopan y Xoxoteco en el estado de
Hidalgo, 2008, p. 54. En cuanto al periodo temprano de estas fundaciones, véase también Luis
MacGregor, Actopan, 1982, y Justino Fernández, Catálogo de construcciones religiosas del estado
de Hidalgo, v. 1, 1940, p. 23.
5 Dorothy Tanck de Estrada, Atlas ilustrado de los pueblos de indios. Nueva España, 1800,
2005, p. 106.
6 En este sentido, Margarita Menegus (“El gobierno de los indios de la Nueva España,
siglo xvi. Señores o cabildo”, Revista de Indias, vol. 59, núm. 217, 1999, pp. 604-605) afirma que
“la conservación de la figura de los señores naturales tenía propósitos claramente pragmáticos,
pues eran el puente natural entre una república y otra. Sin embargo, desde un principio
también se advertían los inconvenientes de conservar dicha figura y particularmente el uso
del vocablo ‘señor’. Así, en 1538 la Corona prohibió llamarles a los gobernantes indígenas
‘señores naturales’ e impuso el vocablo de ‘cacique’. A partir de este momento se conservará
la estructura de gobierno indígena pero se irán limitando las funciones y privilegios inherentes
al cargo. El primer esfuerzo realizado en este sentido fue quitarles a los caciques el derecho
de administrar la justicia, en virtud de que la tarea fundamental del rey era administrar la
justicia a favor del bien común […] La introducción de los oficiales de república y el
establecimiento del cabildo restringía el derecho de los señores a gobernar y a administrar la
justicia. La elección anual de los oficiales de república rompía con la tradición indígena, en
donde el cargo de señor era hereditario”.
7 Margarita Menegus (Del señorío a la república de indios. El caso de Toluca [1500- 1600],
9 Jonathan I. Israel, Razas, clases sociales y vida política en el México colonial (1610- 1670),
electoral era más amplia que en otros, pues además de los principales votaban los indios del
común. Cuando así acontecía, se decía que las elecciones se habían realizado en ‘cabildo
abierto’”. Sin embargo, para las repúblicas indígenas que nos ocupan, no se ha encontrado
evidencia de este tipo de mecanismo de elección; al contrario, en 1765 se recordó que en las
elecciones no deberían estar más que los vocales, “[…] ordenando al mismo tiempo que sólo
asistieran a la elección los que son legítimamente vocales, por cuanto a la confusión de muchos
que sin serlo asisten a ellas es en la causa de no celebrarse como se debe” (Archivo General
de la Nación [agn], ramo Indios, vol. 61, exp. 51, f. 39v. El virrey declara por nula y de ningún
valor y efecto, la elección de gobernador del pueblo de Actopan hecha para este corriente año
en Marcelino Hernández. Actopan. 1765)
prevenidos por derecho y conforme a los despachos y provisiones despachados por la Real
Audiencia que mi parte ha recibido e intimado para su observación […] parece de conformidad
a justicia el que las elecciones se hagan con la formalidad y circunstancias necesarias y
prevenidas por derecho” (agn, Indios, vol. 43, exp. 317, ff. 425v-426. Para que el alcalde mayor
de Octupa observe las disposiciones sobre las elecciones de indios y notifique a los natura
les de Tetitlán, procedan a celebrar la del año que viene); “Por el presente mando a la justicia
de dicho pueblo de Actopan haga se proceda a nueva elección juntándose para ello todos
los vocales, quienes la ejecuten con toda libertad y quietud y para que ésta se consiga, rogará
y encargará a dicha justica al padre cura ministro asista a ella” (agn, Indios, vol. 52, exp. 41,
ff. 43. Para que la justicia de Octupa haga se proceda a la elección de oficiales de república
por los vocales de aquel pueblo. 1729).
Margarita Menegus (op. cit., 1998, p. 76), indica que el cabildo desestructuró la antigua
organización y despojó de poder a la nobleza indígena: “Al introducirse el cargo de gobernador
por elección, el cabildo indígena limita el señorío y la jurisdicción que ejercían los antiguos
gobernantes indígenas”. Sin duda estamos ante un proceso en el que el cacique se separa del
gobierno, al insertar el sistema de elecciones anuales que los hacían rotarse en el poder.
16 “Por el presente mando a la justicia de dicho pueblo de Actopan haga se proceda a
nueva elección juntándose para ello todos los vocales quienes la ejecuten con toda libertad y
quietud y para que esta se consiga, rogará y encargará a dicha justicia al padre cura ministro
asista a ella” (agn, Indios, vol. 52, exp. 41, f. 43. Para que la justicia de Octupa haga se proceda
a la elección de oficiales de república por los vocales de aquel pueblo. 1729).
17 agn, Indios, vol. 52, exp. 53, f. 52. El virrey aprueba y confirma la elección de oficiales
Bajo Imperio, y recibida en el derecho hispano medieval, con la finalidad de ofrecer cierta
20 Sin duda queda pendiente un rastreo de los momentos en los que las elecciones fueron
anuladas para observar si se trató de una política generalizada de la Audiencia para con
todas las repúblicas de indios o si respondió a una coyuntura de corte local. Por ejemplo, uno
de los momentos más tempranos fue en 1643: “Por el presente prohíbo se haga elección de
gobernador, oficiales de república, así españoles, mestizos, mulatos, ni otros que no fueren
meramente indios de padre y madre y mando a los alcaldes mayores, corregidores, justicias
mayores que cuando pusieren en las elecciones el auto de remisión al gobierno, certifiquen
en él ser elecciones de indios” (agn, Indios, vol. 25, exp. 499, f. 347. Se manda a la justicia del
partido de Octupa, guarde, cumpla y ejecute la Real Ordenanza que prohíbe la intromisión en
las elecciones de oficiales de república, a las justicias y ministros de doctrina, asimismo que
los electos no sean de raza mezclada. Actopan). Para la segunda mitad del siglo xviii seguimos
encontrando referencias continuas a que deben ser indios de sangre pura: “El virrey manda
a que con arreglo a la costumbre que inviolablemente se ha observado en el día ocho del pró
ximo diciembre se junten los vocales del pueblo y parcialidad de Tetitlán de la cabecera de
Actopan en las casas reales a hacer su elección de gobernador y demás oficiales de república
con asistencia de su párroco conforme a la ley previéndoles que de ninguna manera propon-
gan para oficios públicos ni elijan en ellos a los que no fueren legítimos indios de padre y
madre y que no tengan mezcla alguna de otra sangre” (agn, Indios, vol. 61, exp. 73, f. 55. El
virrey manda que con arreglamiento a la costumbre que inviolablemente se ha observado en
el día ocho del próximo diciembre se junten los vocales del pueblo y parcialidad de Tetitlán
en las casas reales a hacer su elección de gobernador y demás oficiales de república. 1765).
21 Aunque la figura del cacique y del cacicazgo se transformó a lo largo del periodo
novohispano, puesto que durante el siglo xvi “los derechos de los señores provenían de dos
fuentes: el ejercicio de gobierno y su patrimonio personal”, sin embargo, su estatus siempre
de tributarios y medios tributarios, eran indígenas varones de entre 18 y 50 años, los tributa-
rios eran casados y los medios tributarios, solteros. Se hizo de este modo debido a que los
indígenas jóvenes permanecían sin casarse, en algunos casos hasta la edad de 30 años, para
evitar el pago del tributo (Recopilación de las Leyes de Indias, libro VI, título V, ley VII, p. 240).
“En 1812, y tras la abolición de los reales tributos, los gobernantes dieron un gran paso hacia
la igualdad legal esencial para la emergencia de la república representativa, al establecer un
impuesto que homogeneizaba fiscalmente a los indios con españoles, castizos, mestizos y
pardos. Desde entonces, aquéllos debieron satisfacer la Alcabala del Viento. La medida fue
posible gracias a la activa participación que habían demostrado tener en el comercio” (Claudia
Guarisco, op. cit., p. 111).
23 Al respecto, véase Margarita Menegus, “La nobleza indígena en la Nueva España:
24 Recopilación de las Leyes de Indias, tomo II, libro VI, título III, ley XVI, que los alcaldes
Juan Daniel de Medina, cacique y principal del pueblo de Tetitlán, sobre una moratoria le
espere quedando a su satisfacción asegurado el crédito correspondiente. 1754.
26 agn, Indios, vol. 51, exp. 124, f. 131v. Para que no estando hecha la elección de oficia-
ralizado en las repúblicas de indios novohispanas. Cfr. Dorothy Tanck de Estrada, Pueblos de
indios y educación en el México colonial, 1750-1821, 1999, y “Cofradías en los pueblos de indios
en el México colonial”, ponencia presentada en el III Congreso Virtual de Arqueología y
Antropología, 2002; así como Clara García Ayluardo, “Re-formar la iglesia novohispana”, en
Clara García (coord.) Las reformas borbónicas, 1750-1808”, 2010, pp. 225-286.
28 Recopilación de las Leyes de Indias, libro V, título II, ley XI: “Que los gobernadores, co-
rregidores, alcaldes mayores y sus tenientes, traigan vara de justicia y sigan a todos con be-
nignidad” (p. 170).
29 Claudia Guarisco, op. cit., p. 84. En este sentido tenemos que: “en las repúblicas de
indios las opciones del electorado estaban restringidas no sólo por la terna, sino por el carác-
ter público del voto, el cual favorece la unanimidad, desalienta las discrepancias individuales
frente a los poderosos locales y promueve la tradición”. Y, sin embargo, puede decirse, al
mismo tiempo, que los comicios eran libres en el sentido de que tanto alcaldes mayores, y
más tarde subdelegados, como curas párrocos no podían cooptar los votos fácilmente. Según
las leyes, “al justicia del partido solamente le competía dar conformidad a los comicios lleva-
dos a cabo en las Casas de Comunidad o en la iglesia del pueblo. El virrey debía confirmarlos,
luego de lo cual los oficiales de república recibían sus varas de mando. La legalidad de las
elecciones dependía, además, de que el cura actuara como testigo del evento. A esto se redu-
cían sus actuaciones” (ibidem, p. 86).
30 Ibidem, p. 87.
31 En una visión más idealista de las repúblicas indígenas, Claudia Guarisco (ibidem, p.
91) plantea que “los gobiernos indígenas, bajo el Antiguo régimen, poseían, simultáneamen-
te, elementos aristocráticos, oligárquicos y democráticos. En el valle de México el gobierno
de las repúblicas era aristocrático porque los electores principales constituían un grupo de
hombres virtuosos; dotados de experiencia y comprometidos con las demandas de los indios
del común. Era también oligárquico, porque únicamente los más ricos accedían a los oficios de
gobernador y alcalde. Por último, el gobierno poseía también ciertos acordes democráticos
porque, si bien no de manera generalizada, los pobres podían participar en la vida política
del pueblo, y no sólo como oficiales menores, sino también como electores”.
32 Hijo de don Mateo Juárez, pide se ratifique su derecho frente a Agustín Cano (agn,
Indios, vol. 25, exp. 44, ff. 44-44v. Se ordena al alcalde mayor de la jurisdicción de Octupa,
ampare a don Pedro Altamirano, cacique, principal y alcalde del pueblo de Santiago en la
posesión de dicho pueblo por el derecho que él tiene. 1674).
33 Se habían mantenido en el cargo por dos y seis años respectivamente. Denuncian don
Andrés Solís Moctezuma, don Diego Altamirano, don Juan Manuel Moctezuma y Nicolás de
Lugo, que tienen detenida la aprobación de la elección (agn, Indios, vol. 36, exp. 400, f. 362v.
Para que el alcalde mayor del partido de Octupa, siendo cierto lo expresado por los naturales
de dicho pueblo, remita la elección. 1707).
34 Fue gobernador por tres años consecutivos, al igual que el resto de oficiales de repú-
blica; fueron denunciados en 1707 por el común de naturales (agn, Indios, vol. 36, exp. 481,
f. 436v. Para que la justicia de Octupa no permita que en la elección de gobernador y oficiales
de república haya reelección).
había reelegido como gobernador (agn, Indios, vol. 43, exp. 317, f. 425. Para que el alcalde
mayor de Octupa observe las disposiciones sobre las elecciones de indios y notifique a los
naturales de Tetitlán, procedan a celebrar la del año que viene. 1720).
36 Se declara nula la elección de gobernador (agn, Indios, vol. 45, exp. 20. ff. 32-32v. Para
que el alcalde mayor de Octupa mantenga en depósito la vara de gobernador del pueblo de
Tetitlán).
37 Se ordena se deponga a Pablo de la Cruz y se deposite la vara en alguien que no perte-
nezca a las familias involucradas (agn, Indios, vol. 45, exp. 68, ff. 87-88v. Para que el alcalde
mayor de Octupa deposite la vara de alcalde, que obtiene Pablo de la Cruz Enríquez en
persona capaz).
38 Solicita que Tetitlán se convierta en pueblo, argumentando las numerosas dificultades
que atraviesan para acudir a la doctrina en Tetitlán o en la cabecera (agn, Indios, vol. 48, exp.
101, ff. 131v-133. Para que el alcalde mayor y cura ministro del partido de Octupa informe al
virrey sobre la pretensión de los naturales del pueblo acerca de impartir la doctrina cristiana
y el bautismo en dicho pueblo. 1723).
39 Francisco Antonio Rosales, por el resto de caciques y principales, denuncia la reelec-
ción de don Nicolás de la Cruz desde 1721, con apoyo del alcalde mayor, además de incon-
formarse porque nombró mayordomo a un español (agn, Indios, vol. 49, exp. 26. Para que la
justicia de Actopan proceda a recibir información a fin de averiguar si Nicolás de la Cruz y
sus hermanos son caciques y principales del partido. Actopan).
40 Se reeligió por cuatro años consecutivos, durante los cuales no dio cuenta de los bienes
de comunidad (agn, Indios, vol. 51, exp. 124, f. 131v. Para que no estando hecha la elección de
oficiales de república de la cabecera de Octupa, se celebre y remita en la forma acostumbrada,
a lo cual proceda el alcalde mayor, Octupa, Tetitlán. 1727).
41 Se había reelegido en 1727 y no había presentado informe de los bienes de comunidad
de ese periodo (agn, Indios, vol. 51, exp. 244, ff. 254-255. El virrey aprueba la elección de
oficiales de república de la cabecera de Actopan y sus sujetos. 1728).
42 Se declaró por nula su reelección, ya había sido gobernador por dos años consecutivos
(agn, Indios, vol. 61, exp. 41, f. 32v. El virrey declara por nula la reelección hecha de gober-
nador del partido de Actopan para este corriente año. 1765).
43 Reelecto durante seis años consecutivos (agn, Indios, vol. 61, exp. 73, ff. 54v-55v. El
el día ocho del próximo diciembre se junten los vocales del pueblo y parcialidad de Tetitlán
en las casas reales a hacer su elección de gobernador y demás oficiales de república. 1765).
44 Se le retira el cargo y se otorga prórroga a Juan de la Cruz (agn, Indios, vol. 61, exp.
205, f. 192v. El virrey manda que a Juan Cortés se le recoja el título de gobernador del pueblo
de Santa Bárbara. 1768).
45 Se ordena que se anule su reelección (agn, Indios, vol. 61, exp. 359, ff. 334r-334v. El
virrey manda al alcalde mayor de Octupa que siendo cierto haber sido gobernador en el
presente año Antonio Gutiérrez y estar reelecto para el próximo disponga se proceda a celebrar
nueva elección).
46 Por iniciativa del cura y en contravención de las elecciones celebradas (agn, Indios,
vol. 63, exp. 25, f. 27. El virrey manda al alcalde mayor de Octupa notifique de ruego y encar-
go al cura de aquel partido, arregle la situación con los feligreses sobre maltrato y vejaciones.
Octupa).
47 Fue electo gobernador por iniciativa del cura. Se declara nula la elección (agn, Indios,
vol. 63, exp. 308, f. 334. El virrey declara nula y sin ningún efecto la elección. 1774).
Familia
Cruz Santiago Moctezuma Altamirano Pérez Aspeitia
Pueblo
Actopan x x x x x x
San Agustín x
San Sebastián x
San Mateo x
Tetitlán x x
Santiago x x x
Yolotepec x x x
50 agn, Indios, vol. 25, exp. 499, f. 347. Se manda a la justicia del partido de Octupa guarde,
cumpla y ejecute la Real Ordenanza que prohíbe la intromisión en las elecciones de oficiales
de república, a las justicias y ministros de doctrina, asimismo que los electos no sean de raza
mezclada. Actopan. 1679.
51 agn, Indios, vol. 61, exp. 3, f. 3. El virrey manda se observe y cumpla lo prevenido por
la ley decimoquinta, título tercero, libro sexto de la recopilación de estos reinos. 1764.
52 agn, Indios, vol. 63, exp. 25, ff. 27-27v. El virrey manda al alcalde mayor de Actupa
notifique de ruego y encargo al cura de aquel partido, arregle la situación con los feligreses
sobre maltrato y vejaciones. Octupa. 1770.
[…] que al decir los dichos que no tienen otro a quien elegir es capricho
y tenacidad con que ciertamente se niegan al debido obedecimiento de
lo ordenado con tanta premeditación y maduro acuerdo, pues en aque-
lla cabecera hay varias familias de caciques en quienes conjuran todas
las buenas circunstancias que se desean para este empleo como son los
Cruces, los Altamiranos, los Aspitias, los Lugos, los Peñas, los
53 agn, Indios, vol. 55, exp. 294, ff. 270-273. El virrey declara que la nominación de los
indios fiscales de doctrina toca a los mismos vocales y electores de los pueblos. Actopan. 1745.
54 Idem.
55 agn, Indios, vol. 49, exp. 166, ff. 197-198. Para que la justicia más cercana al partido de
Lugo, caciques, denunciaron la intromisión del español Agustín Gómez de la Rea en las
elecciones de la república (agn, Indios, vol. 36, exp. 400, ff. 362v-363. Para que el alcalde mayor
del partido de Octupa, siendo cierto lo expresado por los naturales de dicho pueblo, remita
la elección. 1707).
57 agn, Indios, vol. 36, exp. 429, fs. 387-387v. Para que el alcalde mayor de Octupa
remueva de su cargo al teniente Juan Mateo Durán a pedimento de los naturales de San
Agustín y San Mateo. 1707.
58 agn, Indios, vol. 43, esp. 115, fs. 179v-180v. Para que el alcalde mayor de Octupa
59 agn, Indios, vol. 61, exp. 51, f. 39. El virrey declara por nula y de ningún valor y efecto,
la elección de gobernador del Pueblo de Actopan hecha en Marcelino Hernández. 1765.
60 agn, Indios, vol. 36, exp. 424, fs. 384-384v. Para que el alcalde mayor de Octupa informe
al virrey los motivos que persuadieron al nombramiento de su teniente de los pueblos de San
Agustín y San Mateo. 1707; agn, Indios, vol. 36, exp. 429, fs. 387-387v. Para que el alcalde
mayor de Octupa remueva de su cargo al teniente Juan Mateo Durán a pedimento de los
naturales de San Agustín y San Mateo. 1707; agn, Indios, vol. 49, exp. 179, fs. 219v-220v.
Comisión a Antonio de Castro, para que averigüe sobre vejaciones que reciben los indios de
parte del cacique de Actopan. 1725; agn, Indios, vol. 63, exp. 301, fs. 326v-327v. El virrey
manda al alcalde mayor de Octupa informe sobre el modo que se dice haberse celebrado
la elección de gobernador y demás oficiales de república del pueblo de Santa Bárbara de la
Lagunilla. 1774.
61 El Reglamento de Bienes de Comunidad contiene una cuenta estricta de lo que se
producía en las comunidades y cuánto se podía gastar en las festividades religiosas y el sueldo
Consideraciones finales
del maestro de escuela. Una reflexión en torno a los alcances de esta normativa para la vecina
jurisdicción de Ixmiquilpan se puede ver en Annia González Torres, “Entre tradición y
modernidad: cofradías y el Reglamento de Bienes de Comunidad en Ixmiquilpan a finales
del siglo xviii”, Historias, núm. 96-97, enero-agosto de 2017, pp. 13- 35.
Archivos consultados
Bibliografía
Un inventario eclesiástico:
E
indicios sobre su posible origen
La Fragua del fondo reservado de la Biblioteca Nacional de México (LAF. Miscelánea 1194).
2 Sobre la gestión episcopal de José Lanciego y Eguilaz véase Francisco Sosa, El episcopa-
do mexicano. Biografía de los de los ilustrísimos señores arzobispos de México. Desde la época colonial
hasta nuestros días, 1962, pp. 70-78; Rodolfo Aguirre Salvador, “El ascenso de los clérigos de
Nueva España durante el gobierno del arzobispo José Lanciego y Eguilaz”, Estudios de Historia
Novohispana, núm. 22, 2000, p. 77-110, y Marco Antonio Pérez Iturbe y Berenise Bravo Rubio,
“Hacia una geografía espiritual del Arzobispado de México, la visita pastoral de José de
Lanciego y Eguilaz de 1715”, en Doris Bienko de Peralta y Berenise Bravo Rubio (coords.), De
sendas, brechas y atajos: contexto y crítica de las fuentes eclesiásticas, siglos xvi-xviii, 2008, pp. 147-165.
3 La curia o Sagrada Mitra era (y es) el conjunto de dependencias o secretarías que auxi-
liaban en el gobierno a un arzobispo. La sede de la curia casi siempre fue el palacio arzobispal.
4 Inventario de los archivos de las secretarías arzobispales desde fray Juan de Zumárraga hasta
fray José de Lanciego y Eguilaz, 1527-1728, Archivo Histórico del Arzobispado de México (en
adelante aham), Fondo Episcopal, CL 1, 1527-1728, 705 fojas.
5 Véase particularmente el III Concilio Provincial Mexicanos: libro III, título VIII, sesiones
IV, V, VII y VIII, que trata acerca de los archivos episcopales, catedralicios y parroquiales, así
como el libro II, título II, sesión XI y libro III, título X, sesiones de la XXVI a la XXVIII, en Pilar
Martínez López Cano (coord.), Concilios Provinciales mexicanos. Época colonial, México, 2004 (cd).
6 Inventario de los papeles, autos, escrituras, breves apostólicos, reales cédulas de su majestad y
demás instrumentos que se hallan existentes en la Secretaría del Cabildo del muy ilustre y venerable
señor deán y capitulares de esta Santa Iglesia de México: Metropolitana de esta Nueva España. Hecho
y coordinados siendo su secretario el Br. Juan Roldán en 1746. Archivo del Cabildo Catedralicio,
legajo 1. Para otros inventarios elaborados por el cabildo, véase Oscar Mazín Gómez (dir.),
Archivo del Cabildo Catedral Metropolitano de México, 1999, pp. 749-761. Entre los inventarios
parroquiales se encuentran los siguientes: Inventario de los bienes que tiene la iglesia parroquial
del pueblo de Ameca, los cuales entregó el bachiller Juan de Tapia teniente cura de dicho pueblo. 1696
(aham, caja 185, exp. 53); Inventario general de todo lo perteneciente a esta Parroquia del Señor
San Miguel de México, formado para la Santa Visita y en cumplimiento de lo mandado por la ley 20°,
libro 1, título 2 de las del reyno y Decreto del III Concilio Provincial de México, por el doctor licencia-
do Juan José Gureña, cura propio de Su Majestad. 1813 (aham, caja 199, exp. 35), e Inventario de la
parroquia de esta ciudad de San José de Toluca, sus pueblos, barrios y lejanías. 1739 (aham, caja 56,
exp. 27).
7 El archivo de la Sagrada Mitra del Arzobispado de México, así como de otras diócesis
Juzgado de
Testamentos, Provisorato de Provisorato de
Capellanías y Obras Españoles Indios y Chinos
Pías
del Arzobispado de México”, en Margarita Loera Chávez y Peniche y Alejandro Durán Ortega
(coords.), Los archivos, un espacio prioritario para la memoria y la historia, 2011, p. 71.
8 Los prelados tenían bajo su jurisdicción, y por lo tanto bajo su supervisión, el gobierno
9 A esta conclusión hemos llegado comparando la caligrafía de ambos notarios con otros
Figura 4. aham, cl 1, l. 3.
10 Roger Chartier, Espacio público crítica y desacralización en el siglo xviii. Los orígenes cultu-
rico-prosopográfico a la luz de la legislación regia y tridentina, 2017, pp. 37-38. Sobre el conflicto
entre el clero regular y los prelados, véase Margarita Menegus, Francisco Morales y Óscar
Mazín, La secularización de doctrinas de indios en la Nueva España. La pugna entre dos iglesias, 2010.
12 Será el arzobispo Montúfar el que promueva la creación de curatos de indios en zonas
dominadas por los frailes y entre “en franca rivalidad con ellos”. Entre 1530 y 1550 se habían
erigido 10 curatos a cargo del clero secular en el Arzobispado México, pero con Montúfar se
establecieron “al menos 44”. Cfr. Rodolfo Aguirre Salvador, “Una compleja etapa formativa,
Aquismon y dos misiones, Guayabos y La Palma. Fue fundada por los franciscanos de la
provincia del Santo Evangelio en 1575. Véase Peter Gerhard, Geografía histórica de la Nueva
España 1519-1821, 1986, p. 220.
14 En el caso del Arzobispado de México, para entender el conflicto que sostuvo el pre-
lado frente a las órdenes religiosas para hacer respetar su jurisdicción ordinaria, es de consul-
ta indispensable Magnus Lundberg, Unificación y conflicto. La gestión episcopal de Alonso de
Montufar O. P., arzobispo de México, 1554-1572, 2009.
15 Las disposiciones para que los indios vivieran aislados de los españoles y de otras
quién es el legítimo párroco para administrar los santos sacramentos a los naturales de San
José en el convento de San Francisco”.
17 Este beneficio curado estuvo a cargo de los frailes dominicos, quienes se encargaban
los indios mixtecos extravagantes de la capilla de Nuestra Señora del Santísimo Rosario de
la Ciudad de México”, tesis, 1703-1753, 2012.
18 En causas criminales podía levantar la información sumaria pero no dar la sentencia.
Esta última debía correr a cargo del provisor. Véase Nombramiento del Br. Matías José Eguilaz
Benavidez como vicario incapite y juez eclesiástico de Toluca, 1773 (aham, caja 111, expediente 25,
foja 2). Un interesante artículo que rastrea la historia y las implicaciones en el establecimien-
to de estos jueces eclesiásticos para reforzar la figura episcopal, particularmente en el
Arzobispado de México, es Rodolfo Aguirre Salvador, “El establecimiento de jueces eclesiás-
ticos en las doctrinas de indios. El Arzobispado de México en la primera mitad del siglo xviii,”
Historia Crítica. Revista del Departamento de Historia de la Facultad de Ciencias Sociales de la
Universidad de los Andes, núm. 36, julio-diciembre de 2008. Hasta ahora sabemos de la existen-
cia de archivos de jueces eclesiásticos en Zumpango (Alberto Sánchez Rodríguez [coord.],
Inventario del Archivo Parroquial de Nuestra Señora de la Purísima Concepción, Zumpango, Estado
de México, Diócesis de Cuautitlán, 2010); en Cuernavaca (María Alicia Puente Lutteroth [coord.],
Inventario del Archivo Parroquial de Nuestra Señora de Guadalupe El Sagrario, Morelos, 2007), y en
Ozumba (Xixián Hernández de Olarte [coord.], Inventario del Archivo Parroquial de la Inmaculada
Concepción de María, Ozumba, Estado de México, Diócesis Valle de Chalco, 2011).
19 Sobre este tribunal central denominado Provisorato de Indios y Chinos que atendió
las causas de fe contra indios, véase Gerardo Lara Cisneros, ¿Ignorancia invisible? Superstición
e idolatría ante el Provisorato de Indios y Chinos en el Arzobispado de México en el siglo xviii, 2014.
Arzobispado de México, véase, por ejemplo, Claudia Ferreira Ascensio, “Cuando el cura
llama a la puerta. Padrones de confesión y comunión del Sagrario de México. 1670-1825”,
tesis, 2010.
Conclusión
21 Las más de 30 rebeliones descritas por Taylor fueron provocadas por el aumento de los
aranceles parroquiales por bautismos, matrimonios, entierros y misas o conflictos derivados por
motivos diversos como vender un retablo muy querido por una comunidad, dejar de dar los
sermones en idiomas indígenas, suspender festividades locales, prohibir determinadas proce-
siones o utilizar piedras de otras estructuras ceremoniales. Véase William B. Taylor, Embriaguez,
homicidio y rebelión en las poblaciones coloniales mexicanas, 1987.
Archivos consultados
Bibliografía
3 Antonio Morales Moya, “En torno al auge de la biografía”, Revista de Occidente, núms.
4 Véase, por ejemplo, Jaime Torres Guillén, “Individuo, estructura y práctica social: tres
debates en ciencias sociales”, Espiral. Estudios sobre Estado y Sociedad, vol. 28, núm. 50, enero-
abril de 2011, pp. 35-63.
5 François Dosse, La apuesta biográfica: escribir una vida, 2007b, p. 55.
6 Carlo Ginzburg, El queso y los gusanos. El cosmos, según un molinero del siglo xvi, 3ª ed.,
1997, p. 9.
7 Barbara Caine, Biography and History, 2010, p. 1. Los mayores exponentes teóricos del
género, sin duda, son los franceses, encabezados por el ya citado François Dosse. En México
todavía no hay una respuesta vigorosa a la tendencia; a lo sumo podría citarse a Mílada Bazant,
quien desde El Colegio Mexiquense ha propiciado algunas reflexiones. Véase por ejemplo el
volumen que coordino titulado Biografía. Métodos, modelos y enfoques, 2013.
los agustinos fue la única Orden de religiosos que se inscribió en la Real Universidad de
México prácticamente desde su apertura, en 1553, para cursar estudios de teología (Sergio
Méndez Arceo, La Real y Pontificia Universidad de México. Antecedentes, tramitación y despacho
de las reales cédulas de erección, 1990, p. 39.) Pero posiblemente se confunde Sosa; De Covarrubias
pudo haber estudiado teología (¿en la Universidad o en el colegio agustino de San Pablo?) y
hasta pudo haber sido bachiller o licenciado, como lo hacían otros muchos frailes, lo que no
forzosamente hace de él un doctor en derecho canónico, según se aduce.
11 Eulogio G. Gillow, Apuntes históricos, 1889, p. 83.
catedral, número de prebendas, curatos, doctrinas y feligreses que tiene y obispos que ha
tenido desde que se fundó”, ms. de 1649, Ayer Collection, Newberry Library of Chicago, ms.
1 106 A, f. 27r); véanse también fray Esteban García, Libro quinto: crónica de la provincia del
Santísimo Nombre de Jesús de México, Roberto Jaramillo Escutia (paleog., int., notas y ed.), 1997,
p. 254, y Ernesto Lemoine, Valladolid-Morelia, 450 años. Documentos para su historia, 1537-1828,
1993 p. 151.
13 Mapa de las tierras de Tultepec y Xaltocan, en donde se representa el amojonamiento
de las áreas para el ganado y para el cultivo (Ayer Collection, The Newberry Library of
Chicago, 1801, mapa 1). Poder de Juan Muñoz Camargo (20 de abril 1574) y de Diego Muñoz
Camargo (3 de junio 1574), Archivo General del Estado de Tlaxcala, Registro de Instrumentos
Públicos (en adelante, aget-rip), vol. 1, respectivamente ff. 419r y v, y 459r y v. Reproducido
en Diego Muñoz Camargo, Historia de Tlaxcala: ms. 210 de la Biblioteca Nacional de París, 1998,
p. 304; Ibid., p. 313. Poder del 18 de agosto de 1578, aget-rip, vol. 3, f. 199r-199v. Archivo Gene
ral de la Nación (en adelante, agn), Tierras, vol. 2691, exp. 17, año 1578. Incluye un plano.
14 Francisco Zambrano, S. J., Diccionario bio-bibliográfico de la Compañía de Jesús en México,
16 vols., 1961 (VIII: Siglo xvii, 1600-1699, p. 351), y Carlos Alonso Váñez, “Baltasar de
Covarrubias, OSA, obispo de Michoacán (+1622)”, La ciudad de Dios, vol. 205, 1992a, p. 615.
15 Véase fray Esteban García, op. cit., p. 254, nota a pie de página. Los datos de su profe-
sión se encuentran en el Libro de profesiones del convento de San Agustín, f. 102, actualmente en
la Universidad de Texas.
16 Francisco Arnaldo Ysassy, op. cit., f. 27v.
sociedad novohispana (1533-1630), 1989, pp. 254-255; Alipio Ruiz Zavala, Historia de la provincia
agustiniana del Santísimo nombre de Jesús de México, 2 vols., 1984 (vol. II, p. 7 y ss.), y Carlos
Alonso Váñez, op. cit., 1992a, p. 586.
18 Alippio Ruiz Zavala, op. cit. (II, pp. 325, 326, 385 y 386).
de 1611, Archivo Vaticano, Lettere di vescovi, vol. 19, ff. 497r-498v (publicada en Alonso Váñez,
op. cit., 1992a, p. 598).
20 Bautizado el 18 de septiembre de 1553 en el Sagrario Metropolitano de la Asunción,
bre 1599-18 de abril 1600, Archivo General de Indias (en adelante agi), México, 223, núm. 7,
15 ff.
24 Casó con Juana de Carvajal en la parroquia de la Santa Veracruz el 7 de abril de 1583
1986, pp. 287-288) apunta: “Nopaluca fue separada de Tepeaca y encomendada primero a
Gonzalo Carrasco. El virrey Mendoza asignó los tributos a una empresa de la Corona, para
la producción de tintura…, después de lo cual, se los dio a Diego Muñoz Camargo”.
26 Ernesto Lemoine, op. cit., p. 151. No he logrado hallar el registro de solicitud de viaje
de fray Baltasar, que tal vez se encuentre en el Indiferente General del Archivo General de Indias.
Espagne): lettre au roi Philippe III, 29 octobre 1608”, en Alain Breton, Jean-Pierre Berthe y
Sylvie Lecoin (eds.), Vingt études sur le Mexique et le Guatemala: réunies à la mémoire de Nicole
Percheron, 1991, p. 236. Carlos Alonso Váñez (op. cit., 1992a, p. 586) afirma que el padre de
Baltasar y don Diego eran hermanos, aunque no aporta pruebas.
28 Fernando de Arvizu, “Criterios para para la provisión de sedes episcopales en Indias
(1601-1650)”, Anuario de Historia del Derecho Español, núm. 68, 1998, pp. 151-170.
29 agi, Filipinas, 1, núm. 31; Ángel Fernández Collado, Obispos de la provincia de Toledo,
2000, p. 85. Se equivoca aquí Alonso Váñez (op. cit., 1992a, p. 589), que cree que el nombra-
miento primero de De Covarrubias fue para Nueva Cáceres y que el trueque no fue más que
un proyecto.
30 agi, Filipinas, 1, núm. 31; véase también Tomás González Cuellas, Misioneros defensores
de 1603, agi, Filipinas, 76, núm. 106; 23 de junio de 1603, agi, Filipinas, 1, núm. 55; y 1 de
julio de 1603, agi, Filipinas, 339, L. 2, f. 279r-279 v.
35 24 de abril de 1603, agi, Filipinas, 76, núm. 105; 15 de mayo, agi, Filipinas, 76, núm.
104; 31 de mayo de 1603, agi, Contratación, 5276B, núms. 26, 30, 31.
36 “Informe de Juan de Mendoza y Luna, marqués de Montesclaros, sobre los problemas
Las salidas que hacen [los prelados] a sus obispados, que llaman visitas,
son como si saliera un corsario […] Su Majestad les da [a los obispos]
renta que les sobra para que administren sin más estipendio, y es lás-
43 Que fue el franciscano fray Pedro Matías. Véase agi, Filipinas, 74, n. 72
44 Carta de Pedro Ramírez al Consejo de Indias. Informe sobre el estado de las cosas
47 Ernst Schäfer, Consejo Real y Supremo Consejo de las Indias: su historia, organización y labor
administrativa hasta la terminación de la Casa de Austria, 2 vols., 2003 (II, pp. 489, 508).
48 Isacio Rodríguez Rodríguez, op. cit., X, p. 146.
ambas en agi, México, 374. La segunda la publicó Jacques Hirzy (op. cit., pp. 240-241), quien
también da la primera noticia sobre la carta-relación que escribió fray Baltasar en 1619 y que
casi al mismo tiempo editaría Carlos Alonso Váñez en: “Una carta del obispo Baltasar de
Covarrubias OSA, sobre la diócesis de Michoacán 1619”, Archivo Agustiniano, vol. 76, núm.
194, 1992b, pp. 3-42. Es la que más tarde sacaría a la luz Lemoine (op. cit.).
50 Jaime Larumbe Mendoza, Los alcaldes de la ciudad de Oaxaca. Cinco siglos de historia, 1994,
287-287v.
54 Fray Esteban García, op. cit., p. 217.
60 Juan B. Buitrón, Apuntes para servir a la historia del arzobispado de Morelia, 1948, p. 121.
Merced, redención de cautivos de la Nueva España. […] escrita en 1688, 1882, p. 324.
p. 39.
66 El conflicto entero es detallado en Roberto Jaramillo Escutia, Los agustinos de Michoacán,
1602-1652. La difícil formación de una provincia (México, 1991, pp. 152-170); Jaramillo corrige la
versión de Basalenque. Véase también Antonio Rubial García, op. cit., pp. 16-17, 76, 91. Acabó
siendo depuesto y enviado a España, agi, México 28, n. 10c, 30 de abril de 1610. Autos sobre
las diferencias entre los agustinos de la provincia de Michoacán por habérsele quitado el
oficio de provincial a fray Diego del Águila.
gobierno, 20 de agosto de 1619 (Biblioteca del Palacio Real, Madrid, ms. II/2579, ff. 1-24v.).
Bibliografía
2 Frida Gorbach, “El Museo Nacional: visita a un monumento”, ms., mayo de 1995
(proporcionado por la autora). Por otro lado, la historia de las gestiones realizadas
durante tres décadas es relatada en el Archivo Histórico del Museo Nacional de
Antropología (en adelante ahmna), vol. 194, exp. 40, “Informe general de las labores
desarrolladas durante el lapso inicial del proyecto, del 1° de enero al 31 de di
ciembre de 1961”, por Luis Aveleyra e Ignacio Marquina, 15 de enero de 1962, ms.,
22 pp. Si bien no hay un estudio detallado sobre la creación del edificio, existen
diversas versiones que atribuyen la “idea original” a varios personajes, como el ar-
quitecto encargado de la obra, Pedro Ramírez Vázquez. Véase por ejemplo el
artículo “Cómo se hizo realidad”, Proceso, 26 de septiembre de 2004, recuperado
de: <http://www.proceso.com.mx/193241/como-se-hizo-realidad/amp>, consultada
el 20 de noviembre de 2017; en esa nota se destaca la participación de Zita Canes-
si, artista plástica y amiga cercana de Adolfo López Mateos, y quien supuestamen-
te animó al entonces presidente a que emprendiera el proyecto.
3 ahmna , vol. 185, exp. 27, f. 199. Las cursivas son de la autora del presente artículo.
4 El objetivo era: “[…] estudiar, conservar y divulgar el mayor número de estos datos
antes de que desaparezcan amenazados, como se hallan, por factores de muy difí-
cil control tales como las excavaciones y saqueos fraudulentos, en el caso de nues-
tra arqueología, y la natural y deseable incorporación gradual de los patrones de
vida indígena a la realidad actual de la cultura y de la sociedad mexicana, en rápida
e incontenible evolución, en el caso de la Etnografía nacional” (ahmna, vol. 182,
exp. 54, correspondencia Marquina-Dávalos Hurtado, 9 de febrero de 1961).
5 ahmna , vol. 181, exp. 10, ff. 34 y 37. Lo aquí destacado en cursivas aparece subra-
yado en el original.
6 Sobre la historia del Museo Nacional, véase Miruna Achim, “El ocaso de los ídolos”,
9 Mechthild Rutsch (op. cit.), destaca el interés de los profesores del museo por con-
vertir la institución en el centro rector de la investigación y la profesionalización de
las materias antropológicas. Tras los movimientos armados de la Revolución, sin
embargo, tal pretensión se tornó cada vez más difícil, al grado de que para la déca-
da de 1930, el museo únicamente conservaba sus funciones de curaduría y exhi
bición. Véase Haydeé López Hernández, “La arqueología mexicana en un periodo
de transición, 1917-1938”, tesis de licenciatura en arqueología, enah-inah, México,
2003. Las únicas expediciones etnográficas emprendidas por el museo luego de la
Revolución fueron las de Basauri con los tarahumaras, y las de Molina Enríquez con
los otomíes del Estado de México (Carlos Basauri, Monografía de los tarahumaras,
México, Talleres Gráficos de la Nación, 1929; Haydeé López Hernández, “¿Anti-
guos, civilizados o marginados? Las miradas en torno al otomí en la primera mitad
del siglo xx”, en Fernando López Aguilar y Haydeé López Hernández [eds.], Identi-
dad y territorio entre la Teotlalpan y la provincia de Jilotepec, México, Consejo Esta-
tal para la Cultura y las Artes del Estado de Hidalgo / Conaculta, 2015, pp. 29-80).
10 ahmna , vol. 185, exp. 8.
Nacional”, por Fernando Cámara Barbachano, 27 de abril de 1961 (ahmna, vol. 186,
exp. 10, f. 112).
12 ahmna, vol.185, exp. 28, f. 202. Si bien en los informes de la comisión se anuncia la
pretensión de publicar las monografías resultantes, al parecer, esto no se consiguió.
13 Los cuestionarios coordinados por Enrique Corona y la Dirección de Antropología
previa. Por otro lado, junto con ellos, también colaboraron sus alumnos, como fue
el caso de Margarita Nolasco. Sobre los trabajos de la Universidad de Chicago en
Chiapas, véase Andrés Medina Hernández, “Antropología y geopolítica. La Univer-
1939, y años después Mendieta la recuperó en una obra que él dirigió (México indí-
gena, México, Porrúa, 1986). Véase el análisis de la exposición, así como la polé-
mica de su publicación en Déborah Dorotinsky Alperstein, “La vida de un archivo.
‘México indígena’ y la fotografía etnográfica de los años cuarenta en México”, tesis
de doctorado en historia del arte, ff yl-unam, México, 2003. Por otro lado, el equipo
de trabajo de Mendieta también publicó algunas monografías en el iis: Los zapote-
cos: monografía histórica, etnográfica y económica, como un trabajo dirigido en
1949 por Lucio Mendieta y Núñez, con la colaboración de Francisco Rojas Gonzá-
lez, Roberto de la Cerda Silva y José Gómez Robleda; además de Los indígenas
mexicanos de Tuxpan, Jalisco: monografía histórica, económica y etnográfica, de
Roberto de la Cerda, en 1956, y Los tarascos: monografía histórica, etnográfica y
económica (dir. Lucio Mendieta y Núñez) en 1940.
20 Véase una breve nota de su vida en: “Alfonso Muñoz, in memoriam”, El Universal,
23 de febrero de 2001, recuperado de: <http://archivo.eluniversal.com.mx/cultu-
ra/10469.html>, consultada el 9 de enero de 2018.
21 La descripción del acervo constituye un primer ejercicio de una investigación ma-
yor, y para ello uso aquí el análisis de Deborah Dorotinsky Alperstein como paráme-
tro para establecer la comparación con México indígena y contextualizar el acervo
del Museo Nacional.
22 En “Desde la lente de Alfonso Muñoz”, ms. de 2002, Rosa Casanova destaca que
parte de los intereses de ese fotógrafo eran precisamente los de “crear una relación
de respeto con la comunidad estudiada”, por lo que consideraba que la fotogra-
fía debería ser de tipo “documental”, es decir, que no debería buscar una imagen
Reseñas 195
tes de diferentes campos disciplinarios: ca ni ingesta ni recolecta ni (en muchos
botánicos, historiadores, psicólogos, an casos) su presencia física.
tropólogos, que en virtud de diversos En otras regiones y latitudes, el
intereses han aceptado responder al lla- peyote goza en cambio de buena salud,
mado de Beatriz Caiuby Labate y Clan- dicho sea en términos culturales.5
cy Cavnar, editoras del libro,2 para
contribuir a una reflexión colectiva e in- • Buena salud porque le ha ofrecido a
terdisciplinaria sobre la problemática los nativos norteamericanos un ca-
que acabamos de plantear. mino para recorrer y una suerte de
Para un especialista en ritualidad panindianismo identitario en favor
rarámuri —el autor de esta reseña— del cual (y a partir del cual) reivindi-
que, entre otras cosas, estudia la rela- car sus propios derechos (Robert
ción de este pueblo con el peyote, es Prue, cap. 7).
inevitable observar cómo en el panora- • Buena salud porque, pese a lo dicho
ma cultural considerado por el libro, las para el caso rarámuri, el peyote con-
cosas se mueven en sentido inverso a lo tinúa ocupando un lugar importante
que sucede en la sierra Tarahumara, re- dentro de la cosmología y de la ri-
gión en la que esta cactácea ha venido tualidad de algunos grupos indíge-
experimentando un “franco declino”, nas mexicanos.
en parte porque su consecución implica • Buena salud porque le confiere a un
complicados desplazamientos en un grupo creciente de no indígenas de
territorio considerado insidioso (al me- variada adscripción y procedencia la
nos desde la perspectiva de los chama- posibilidad de experimentar nuevas
nes rarámuri más viejos); y por otra formas de espiritualidad tras el de
parte, porque su uso en el curso alto del sencanto con el mundo en el que
río Conchos ha sido reemplazado por el crecieron; o bien, un lazo con las
de otro ser poderoso, el bakánoa,3 una “raíces”, dicho sea, en sus propios
Ipomea,4 cuyo uso ritualizado no impli- términos, frente al peligro de la glo-
balización (el peligro la disolución
de la mexicanidad).
• Buena salud por el renovado interés
2 Quienes ya han coordinado en un pa-
de la psiquiatría contemporánea ha-
sado reciente tres obras colectivas sobre la
cia el potencial curativo de los aluci-
ayahuasca, su auge, su terapéutica y su lega-
lidad. nógenos (Erika Dick, cap. 8).
3 Cfr. Carlo Bonfiglioli, “Bakánoa, los • Buena salud porque convoca a deba-
pequeños seres acuáticos del oeste rará- tes y reflexiones sobre su estado de
muri”, en Carlo Bonfiglioli, Arturo Gu
tiérrez, Marie-Areti Hers y María Eugenia
Olavarría (coords.), Las vías del noroeste 2.
Propuestas para una perspectiva sistémica e in-
terdisciplinaria, México, iia-unam, 2008, pp. 5 Preciso que ni los editores de la obra ni
Reseñas 197
nocimiento de que, para ellos, el peyote ma está causando estragos importan-
no es una droga, sino que ocupa, dentro tes; sin embargo, no podemos olvidar
de su religión o bien de su ritualidad y —como nos recuerda Mauricio Guz-
cosmología, un lugar central o cuando mán— que, en muchos casos, esas for-
menos un lugar de mucha importancia mas de recolección son la única alterna-
(véase a María Benciolini y Arturo Gu- tiva de trabajo y empleo para un sector
tiérrez, cap. 10). de la población ubicado en los lími-
Queda pendiente el debate inhe- tes de la pobreza o de la extrema pobre-
rente a los derechos de los usuarios no za. Esto significa que toda medida en
indígenas. Desde un punto de vista ju- focada a la protección ambiental y a la
rídico y moral, es legítimo preguntarse, conservación de la cactácea también
como lo hacen Labate y Guzmán, cuáles debe ofrecer alternativas económicas a
son los criterios que soportan la dife- los habitantes de la región que se quiere
renciación. Por qué negarle a ese sector proteger. En ese sentido, el “turismo es-
de usuarios el derecho —reconocido a piritual de Real de Catorce” puede con-
otros— de ejercer su propia espirituali- vivir con el ritualismo huichol en el ter-
dad, prácticas que desde luego están ritorio sagrado de Wirikuta. De manera
afectadas por las “modas” que derivan parecida, la idea de cultivar el peyote
de la crisis de valores así como de for- en México para vendérselo a los peyo-
mas de identificación. tistas de la Native American Church,
La cuestión de la escasez es recien- bajo mecanismos de estricto control
te y de difícil resolución. Seguramente que encaren el problema de la conser-
afecta más a los integrantes de la Nati- vación y de la redistribución de las ga-
ve American Church, para quienes los nancias responde a una estrategia de
“jardines” del sur de Texas ya no alcan- este tipo, al menos en el papel. El tema
zan para abastecer la creciente deman- da para ser discutido, a pesar del recha-
da de Lophophora, más que a los grupos zo profundo que puede suscitar la posi-
indígenas mexicanos; pero en México ble comercialización de algo sagrado.
también hay una preocupación crecien- Además, muchos son los que opinan en
te al respecto. En términos de política contra de esta medida, ya que despla-
ambiental, que es nuestra manera de zaría el problema de la escasez del terri-
encarar el problema, varios de los cola- torio estadounidense al mexicano.
boradores de la obra nos recuerdan que Donde la propuesta de cultivar el
la escasez es un problema que no puede peyote se hace urgente e inevitable es
reducirse únicamente a un aumento de en Estados Unidos. No obstante, la
la demanda de peyote. Los problemas DEA (Drug Enforcemente Administra-
relacionados con otros usos del suelo, tion) aún no ha tomado carta en el
como la minería, la extracción de petró- asunto, y como nos recuerda el peyotis-
leo, la agricultura, la ganadería, o bien, ta Robert Prue (cap. 7), muchos de sus
la colecta inapropiada o con el tráfico compañeros consideran que no se pue-
ilegal, también son parte del problema. de actuar afuera de la legalidad. Otros,
Particularmente, aquí en México, la vi- en cambio, reivindican el derecho a la
sión depredadora de nuestro ecosiste- autodeterminación; mientras que otros
Reseñas 199
gualdades sociales entre agrupaciones
que pertenecen a diferentes polos de
coherencia cultural en una comarca con
una gran profundidad histórica, como
Michoacán.
Una vez aclarado que el término
secularización ha sido mal entendido y,
hasta cierto punto, se ha abusado de su
uso,1 Eduardo Zárate advierte que ese
concepto no significa dejar de ser reli
gioso, sino dejar de atribuir a los fenó
menos naturales una condición moral
en sus procesos: por ejemplo, no con
siderar una catástrofe ‘natural’ o acci
dente humano como resultado de un
“castigo” por un “pecado”, del mismo
modo que la persistencia de las creen
cias místicas bajo diferentes formas es
resultado justamente del avance de la
racionalidad. En ese sentido, considera
que la religión sigue influyendo en el
José Eduardo Zárate orden social, ya que la experiencia reli
Hernández, giosa tiene un papel en la conformación
La celebración de la de comunidades sociales, y por tanto
infancia. El culto al Niño en el sentido de la acción social y la for
Jesús en el área purhépecha, mación de sujetos colectivos. Con res
Zamora, El Colegio de Michoacán, pecto al proceso de secularización en
2017. México, toma distancia de las posicio
nes que predecían el declive de la reli
gión y mantiene que es un proceso in
Con seguridad, el título de la obra que completo, puesto que algunas prácticas
reseñamos en esta ocasión despertará el y creencias católicas siguen permeando
interés —y posiblemente algunas con a las instituciones laicas. En nuestro
troversias— sobre el papel de la reli
gión en la constitución de sujetos
1 En términos etimológicos, el vocablo
colectivos y su relación con el espacio
secular refiere a la idea de que la religión sale
público. El autor, José Eduardo Zárate,
del convento (se separa del mundo) y entra
relegó los estudios académicos tradi en el mundo de la vida. Karel Dobbelaere
cionales sobre la etnicidad purhépecha (Secularización: un concepto multimodal. Mate-
y sobre los movimientos sociales a los riales de cultura y religión, México, uia, 1994)
que se había dedicado en la última argumenta que secularización es un concep
to multidimensional que incluye otras no
década, para ensayar otras aproxima
ciones como laicización, cambio religioso y
ciones analíticas en torno a las desi participación religiosa.
le asocian son vividos e interpretados les de la vida religiosa, México, Colofón, 2000.
3 Una tensión constante casi en todas
por los creyentes como objeto de fe y
las comunidades, como Puácuaro o Tarecua
culto, llegando a conformar una comu to. Al respecto, véanse Claudia Tomic Her
nidad religiosa, colectividad que puede nández Rivera, “Estado, campo social y
coincidir con la comunidad política lo construcciones de comunidad: el caso de
cal, trascenderla o limitarse a una frac Puácuaro, Michoacán 1916-1936”, en An
drew Roth-Seneff (ed.), Recursos contenciosos:
ción de ella.
ruralidad y reformas liberales en México, Zamo
El anterior argumento está desa ra, El Colegio de Michoacán, 2004, y Caroli
rrollado con prolijidad en la “introduc na Rivera Farfán, Vida nueva para Tarecuato:
Reseñas 201
En los capítulos V y VI hay copio mayor hay una constelación de partici
sas descripciones de las celebraciones pantes por votos, como en las danzas
en varias regiones purhépechas; en de Los Moros.
pueblos como Tingambato, Aranza o En fin, si bien se sobreentiende que
Pichátaro se le llevan flores o se acom el autor es consciente de que las prácti
pañan las procesiones con música de cas religiosas que estudia, tanto las aso
banda, y las familias cooperan con el ciadas a la Iglesia católica como las po
mayordomo; sin embargo, el autor pa pulares —que se han recreado desde la
rece dar por sentado que el culto puede época colonial en los pueblos purhépe
ser leído como una “nueva” expresión chas—, tienen ahora algunas garantías
religiosa específica del catolicismo ro para ser incorporadas en políticas de
mano de la Iglesia católica mexicana y reconocimiento como usos y costum
como un movimiento religioso en el bres de pueblos originarios, desde mi
que se “transversaliza4 la religiosidad punto de vista soslaya esa posibilidad.
popular. El autor obvia, o más bien, no En lugar de ello, se torna más pesimista
expone suficientemente las diferencias y propone otra lectura para examinar si
con respecto a las fiestas patronales, en desde abajo, en las localidades, encon
las que existe un vínculo entre el ciclo tramos los últimos reductos de creativi
ceremonial religioso y el ciclo de repro dad y organización colectiva que per
ducción social dentro de las parentelas miten las reformas neoliberales, ya no a
de una comunidad. Al lector le queda la la vera de los movimientos políticos
tarea de deducir si la participación en y las reivindicaciones étnicas que hace
las fiestas del Niño Dios, que giran en 20 años sacudieron al país, sino de las
torno a la imagen del Niño y su relación prácticas religiosas que se mueven o
con el nacimiento es un cargo que se se transforman en el contexto de una
tomó por “voto” dentro de un grupo tradición familiar y de celebración li
doméstico, parentela, o incluso por una túrgica.
persona, y cómo esta celebración se in
tegra al conjunto de fiestas del ciclo ce Claudia Tomic Hernández Rivera
remonial, o si alrededor de un cargo Centro inah-Veracruz
Resumen: Fernando de Alva Ixtlilxóchitl es un cronista del siglo xvii que escribió
sobre la historia antigua mesoamericana y de la Conquista de México. Sus obras
son fuente importante para nuestro conocimiento de la sociedad indígena antes de
la llegada de los españoles, pero al mismo tiempo ha publicado estudios que pro-
fundizan las circunstancias coloniales en las que fueron escritas. En este artículo se
analiza cómo en su Decimatercia relación describió a los tlatoque (reyes) indígenas,
en especial los texcocanos, durante la intervención de los peninsulares. Así, se
reconoce que Alva Ixtlilxóchitl era muy consciente al recurrir en sus crónicas, de
manera cuidadosa, al uso de términos como emperador, rey, señor y capitán, dado
que tenía que ver con la legitimidad política, la cual estaba ligada con los derechos
de sus propios ancestros.
Palabras clave: Conquista, historiografía, colonial, indígena, rey.
Resúmenes/Abstracts 203
El relato cosmogónico del Códice Vaticano A.
Una reflexión en torno a la tecnología sacrificial
y la dinámica cronológica
Ana Díaz Álvarez
Resumen: Este trabajo tiene por objetivo analizar la sección que registra las eras
cosmogónicas en el Códice Vaticano A, identificando la relación entre el discurso
plástico y el escrito. Observa la manera en que temas clásicos presentes en el ima-
ginario de los grupos nahuas del centro de México fueron reconfigurados para ser
dados a conocer ante lectores ajenos a esta cultura visual dentro de un libro de
formato europeo. Al tomar como modelo la crónica, los tlacuiloque reconfiguraron
el relato cosmogónico y su estructura cronológica, resaltando la llegada de la tec-
nología sacrificial como el episodio central que definió la transición del Cuarto Sol
a la quinta era. La importancia del sacrificio, fenómeno que replanteó la esfera
ética de la nueva humanidad, se expresó plásticamente de una manera que con-
trasta con las representaciones brutales de sacrificios humanos plasmados en otras
fuentes coloniales, reivindicando esta tradición a partir de cierta cercanía con las
prácticas penitenciales cristianas.
Palabras clave: Códice Vaticano A, mitos cosmogónicos nahuas, códices coloniales
del centro de México, sacrificio, cultura visual nahua.
Abstract: The objective of this work is to identify the relationship between the vi-
sual and written discourse in the section on the cosmogonic eras in the Codex Vati-
canus A. Analysis focuses on how classic themes from the imagery of Nahua
groups in Central Mexico were reconfigured to present them to readers unfamiliar
with this visual culture in a completely new format: European books. Inspired by
the chronicle genre, the tlacuiloque reconfigured the cosmogonic account and its
chronological structure, highlighting the advent of sacrificial technology as the
key episode that defined the transition from the Fourth to Fifth Sun or Era. The
importance of sacrifice, the phenomenon that reshaped the ethical sphere of hu-
manity in the new era, was visually expressed in a way that contrasts with the
brutal representations of human sacrifice in other colonial sources, redeeming this
tradition that was to a degree comparable to Christian penitential practices.
Keywords: Codex Vaticanus A, Nahua cosmogony, colonial codices from Central
Mexico, human sacrifice, Nahua visual culture.
Resúmenes/Abstracts 205
Abstract: Actopan is one of the five jurisdictions in the Mezquital Valley. The popu-
lation was primarily indigenous during the viceregal period, when cabildos or
town councils were used by cacique families to leverage power by maintaining a
degree of autonomy from the viceregal authorities, although regulations subordi-
nated town councils to the Spanish authorities. The aim of this paper is to explore
the political dynamics between caciques, ordinary indigenous people, and Spanish
authorities to analyze the type of parameters that conditioned political culture in
eighteenth-century Actopan.
Keywords: political culture, town councils, caciques, government.
Abstract: Cultural History has recovered the biography genre as a useful vehicle of
analysis to navigate the frontier of systems-structures and subjectivity-experience
dichotomies. Thus, through the example of the life of Bishop Baltasar de Covarru-
bias (1560–1622), this paper attempts to seek ties between formal institutions and
mechanisms that enabled social advancement in the seventeenth-century Spanish
Empire, and the meaning and use that particular individuals gave to them.
Keywords: biography, Cultural History, Baltasar de Covarrubias, patronage
networks.
Resúmenes/Abstracts 207