M06 Emfrmedad Renal
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M06 Emfrmedad Renal
LATINOAMERICANO
CURSO:
DE NUTRICIÓN NUTRICIÓN APLICADA EN PATOLOGÍAS CRÓNICAS
MÓDULO • MANEJO NUTRICIONAL EN ENFERMEDAD RENAL CRÓNICA SIN TERAPIA DE REMPLAZO RENAL
1. Conocimientos ofertados
1.1 Introducción
La enfermedad renal crónica (ERC) se ha convertido en una epidemia mundial, con una tasa de incidencia apro-
ximada del 6.4% al 14.3% en la población general, y del 36% en la población de alto riesgo (1–3). La ingesta
nutricional subóptima es común en la población con ERC; esto –aunado a otros factores que favorece el catabo-
lismo- aumenta el riesgo de desnutrición en esta población(2).
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Categorías de albuminuria
Descripción y rangos
A1 A2 A3
Pronóstico de ERC según TGF Normal o Moderadamente Severamente
y categorías de albuminuria KDIGO 20138 ligeramente aumentado aumentado
aumentado
Ligeramente
G2 60-90
disminuida
Categorías Ligera a
TFG (ml/ G3a moderadamente 45-59
min/1.73 disminuida
m2)
Descripción Moderada a
G3b 30-44
y rangos severa disminuida
Severamente
G4 15-29
disminuida
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La acidosis metabólica juega un papel importante en el catabolismo proteico, el balance negativo de nitrógeno
y la pérdida de masa corporal magra, debido a que la acidosis activa la proteólisis muscular a través del sistema
ubiquitina-proteosoma y caspasa 3; adicionalmente, la acidosis contribuye a la resistencia a la insulina, resis-
tencia a la hormona del crecimiento e hipersecreción de glucocorticoides. Todas estas alteraciones hormonales
contribuyen al estado catabólico de la proteína y son inductoras de apoptosis celular y sus consecuencias en
remodelación(2).
Inflamación
La inflamación sistémica y tisular sostenida es una característica de la ERC y está relacionada con muchas altera-
ciones en el contexto de la insuficiencia renal; una de ellas es el cambio en la microbiota intestinal, evidenciada
incluso en las primeras etapas de la ERC y que juega un papel importante en la génesis de la inflamación(2,5).
La microflora intestinal, mediante la fermentación de proteínas no digeridas que alcanzan el colon, produce in-
doles, fenoles y aminas, entre otros, que son absorbidos por el huésped, se acumulan en la ERC y tienen efectos
deletéreos sobre el organismo. Estas toxinas urémicas generadas en el intestino y el aumento de la permeabilidad
de la barrera intestinal en la ERC se han asociado a un aumento de la inflamación y el estrés oxidativo que están
implicados en diversas complicaciones asociadas a la ERC, como la enfermedad cardiovascular, las alteraciones
del metabolismo mineral óseo o la progresión de la ERC(6).
Otro factor es la disminución de la eliminación de ácido úrico vía renal, que fomenta la selección de bacterias
intestinales que producen ureasa y uricasa; la mayoría de estas bacterias son capaces de generar toxinas, inclu-
yendo indol y p-cresol, contribuyendo a la generación de la uremia(2).
El indol y el p-cresol derivados del intestino se sulfonan en el hígado, formando toxinas urémicas, sulfato de in-
doxil (IS) y sulfato de p-Cresyl (pCS). El IS aumenta la producción de citoquinas inflamatorias, el estrés oxidativo,
daño endotelial, rigidez arterial y calcificación aórtica(6), mientras que el pCS induce la activación de macrófagos
contribuyendo a la transformación epitelial-mesangial y progresión de la ERC. El IS y pCS se asocian con un au-
mento de la mortalidad cardiovascular y por todas las causas en pacientes con ERC(2).
Además de la fuente intestinal de inflamación, la distribución de grasa también se asocia con el estado inflamato-
rio. Los estudios han demostrado que la grasa abdominal, no la grasa periférica, está altamente asociada con la in-
flamación, resistencia a la insulina, dislipidemia y estrés oxidativo, así como eventos cardiovasculares en la ERC(2).
El aumento en la producción de citoquinas y factor de necrosis tumoral alfa, que se presenta en la respuesta
inflamatoria, genera un incremento en el catabolismo proteico muscular y reduce el anabolismo, resultando en
una pérdida neta de proteína y, subsecuentemente, el desgaste muscular.
Desórdenes hormonales
La acidosis, la inflamación y las toxinas urémicas han demostrado contribuir a
la disregulación hormonal en ERC, presentando resistencia tisular a la insulina,
a la hormona del crecimiento (GH) y al factor de crecimiento similar a la insu-
lina (IGF-1); adicionalmente, a la deficiencia de testosterona y vitamina D. Sin
embargo, la actividad catabólica de los glucocorticoides es elevada(2).
En ERC, la insulino resistencia es asociada con aumento del catabolismo pro-
teico, debido a defectos en el post-receptor y activación del sistema ubiquiti-
na-proteosoma, que conduce a la degradación de las proteínas musculares(2);
esto, aunado a la proteinuria, explica por qué los pacientes con ERC secunda-
ria a diabetes mellitus (DM) tienen mayor incidencia de DPE que los pacientes
sin diabetes.
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Dada la resistencia del tejido a la GH e IGF-1, los niños con insuficiencia renal muestran retraso de crecimiento. En
adultos, dicha resistencia hormonal se manifiesta como un catabolismo proteico acelerado, debido a que ocurren
alteraciones en los mecanismos de señalización celular, favoreciendo la degradación de la proteína muscular e
interfiriendo con el mantenimiento y reparación de esta. Todos estos procesos degradativos pueden ser exacer-
bados en el contexto de la provisión insuficiente de energía(2).
La testosterona, una hormona anabólica que induce hipertrofia del músculo esquelético, inhibe la expresión de
miostatina (proteína que limita el crecimiento muscular), y favorece el balance de nitrógeno positivo bajo condi-
ciones fisiológicas. Los pacientes con ERC tienen un nivel sérico bajo, esto se debe principalmente a la acumula-
ción de prolactina, que conduce a una alteración de la secreción de hormona liberadora de gonadotropina desde
la parte anterior de la hipófisis, lo que ocasiona deficiencia de testosterona(2).
El estado subóptimo de vitamina D, común en pacientes con ERC, también ha sido asociado con el desequilibrio y
el catabolismo de las proteínas musculares. La resistencia tisular y la baja concentración de 1.25-OH vitamina D3
o calcitriol, así como el aumento del factor de crecimiento fibroblástico-23, contribuyen a la degradación muscular
(2,7); se ha demostrado que la vitamina D está involucrada en las vías de regulación muscular(2,8).
Otra alteración hormonal importante es la mayor producción y actividad de gluco-
corticoides, ocasionada por la acidosis metabólica y el estado inflamatorio, estos
contribuyen a la degradación muscular mediante múltiples mecanismos, incluyendo
sobrerregulación de vías proteolíticas y deterioro de las vías de señalización de la
hormona del crecimiento y el factor de crecimiento similar a la insulina.
Las alteraciones en la hormona tiroidea son frecuentes: hasta el 80% de los pacien-
tes con ERC presentan bajos niveles de T3 y hasta un 20-25% son subclínicamente
hipotiroideos. La fisiopatología subyacente de estos trastornos es probablemente
multifactorial, e involucra retención de yodo, capacidad de unión a proteínas séricas
alterada, inflamación sistémica, desnutrición y acidosis metabólica(9).
En la evaluación de desgaste proteico energético, debe llamar la atención la dismi-
nución de la creatinina sérica y/o elevación del nitrógeno ureico en sangre (BUN),
este es un indicio de proteólisis.
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Anemia
La anemia en la ERC se caracteriza por ser normocítica y normocrómica. Puede detectarse con TFG <60 ml/
min/1.73m2, haciéndose más severa a medida que empeora la función renal. El déficit en la secreción de eritro-
poyetina es el principal mecanismo patogénico, aunque otros factores pueden contribuir, entre ellos el déficit de
hierro y vitaminas, las pérdidas hemáticas, la intoxicación por aluminio y la fibrosis de la médula ósea secundaria
a hiperparatiroidismo(3,10). Al igual que en otras patologías crónicas, la respuesta inflamatoria de bajo grado
aumenta la producción de hepcidina, una hormona peptídica producida en el hígado, principal reguladora de la
homeostasis del hierro (absorción intestinal y liberación de hierro almacenado), teniendo como consecuencia
la disminución de los niveles séricos de hierro, la restricción de la eritropoyesis y la anemia. Por esta razón es
necesario verificar la saturación de hierro y transferrina antes de iniciar reemplazo con eritropoyetina, y tener en
cuenta que la ferritina, por ser reactante de fase aguda, puede estar elevada o normal con déficit de hierro(11).
Dislipidemia
La dislipidemia en la ERC se caracteriza por niveles de colesterol LDL normales o discretamente elevados, coles-
terol HDL bajo, triglicéridos elevados, mayor proporción de partículas de colesterol LDL pequeñas y densas, y
lipoproteína(a) aumentada. Esto se produce principalmente por un retardo en el catabolismo de las lipoproteínas
con una producción que no se altera. La dislipidemia se asocia con un incremento del riesgo de la morbimorta-
lidad cardiovascular, un mayor deterioro de la función renal y empeoramiento de los factores proinflamatorios.
Enfermedad cardiovascular
Las alteraciones del metabolismo mineral óseo favorecen la calcificación de los tejidos blandos (vasos sanguí-
neos, pulmón, riñón, miocardio, arterias coronarias, sistema nervioso central y mucosa gástrica). La calcificación
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vascular, junto con otros factores de riesgo como hipertensión arterial, inflama-
ción, aumento del tono simpático, alteraciones del eje renina-angiotensina-al-
dosterona, estrés oxidativo, dislipidemia, tabaquismo e hiperhomocisteinemia,
contribuyen a la alta prevalencia de enfermedad cardiovascular de este grupo
de pacientes(15).
La homocisteína es un derivado de la desmetilación de la metionina, que
requiere como coenzimas las vitaminas B6, B12 y ácido fólico para su completo
metabolismo, y así evitar la acumulación sérica. En la población general es un
factor predictivo independiente de riesgo cardiovascular y de hipercoagulabili-
dad. En la ERC, sus niveles séricos aumentan a medida que declina la función renal. La hiperhomocisteinemia es
tóxica para el endotelio vascular, favoreciendo la proliferación de la fibra lisa muscular, la agregación plaquetaria
y la trombosis(10).
La mortalidad cardiovascular se estima en un 57% más en personas con una TFG inferior a 60 ml/min por 1.73 m²
y un 63% más en personas con albuminuria en comparación con personas sin ERC. El riesgo de tener un infarto
de miocardio no mortal aumenta en 33% cuando la TFG es menor a 60 ml min por 1.73 m² y en un 48% en
pacientes con albuminuria. De manera similar, el riesgo de accidente cerebrovascular aumentó en un 7% por
cada 10 ml/min de disminución de la TFG. El riesgo aumenta en la medida que disminuye la TFG y aumenta la
albuminuria(3).
En la enfermedad renal crónica se presenta un cuadro de inflamación sistémica de bajo grado, caracterizada por
una moderada elevación en los niveles circulantes de proteínas de fase aguda y citoquinas con actividad infla-
matoria (proteína C reactiva, factor de necrosis tumoral alfa e interleuquinas 1β), durante un tiempo prolongado.
La modificación del entorno bioquímico altera las rutas metabólicas de los sustratos, favoreciendo la gluconeo-
génesis, lipolisis y resistencia a la insulina, lo cual se puede clínicamente evidenciar en la depleción de la reserva
muscular, hipertrigliceridemia e hiperglucemia.
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Los cambios negativos en el estado nutricional son frecuentes en los pacientes con enfermedad renal crónica, y
un aumento en la prevalencia de DPE se ha observado con la disminución de la función renal. Algunos estudios
epidemiológicos reportan una prevalencia del 30% al 50% de los pacientes, mientras que en otros el rango es
mucho más amplio, incluso del 18 al 75%(17,18).
El DPE es multifactorial y está estrechamente asociado con mortalidad y morbilidad en pacientes con enferme-
dad renal crónica, en especial etapa G3b en adelante(19,20).
Causas de DPE(5,21,22):
A continuación se listan las causas que se relacionan con el desgaste proteico energético:
• Reducción de la ingesta proteico-energética
➞ Anorexia
➞ Disregulación de mediadores del apetito
➞ Toxinas urémicas
➞ Restricciones dietéticas
➞ Depresión
➞ Incapacidad para obtener y preparar alimentos
• Hipermetabolismo
➞ Incremento del gasto energético
- Inflamación
- Alteración del metabolismo de adiponectina y resistina (aumenta la producción de citoquinas inflamatorias)
➞ Desórdenes hormonales
- Insulino-resistencia
- Incremento en la actividad glucocorticoide
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Indicador Criterio
Los signos visuales de desgaste muscular y palpación muscular, como parte de un examen físico, no deben subes-
timarse y pueden considerarse una herramienta adecuada de evaluación para identificar a las personas en riesgo
de desgaste muscular. Las estimaciones antropométricas que incluyen el perímetro braquial del brazo, la circun-
ferencia muscular del brazo y el perímetro de la pantorrilla, también son válidas para la detección de la deficiencia
de masa muscular (remitirse al Módulo 1: Tamización, evaluación e intervención nutricional)(23).
Para ampliar información acerca del desgate proteico energético puede consultar el material complementario:
Documento 3.
Dinamometría en ERC
La disminución de la fuerza de empuñadura o fuerza de agarre de la mano está asociada a DPE y se puede uti-
lizar como una herramienta confiable y económica en la práctica clínica para evaluar el estado nutricional de los
pacientes con ERC sin diálisis(24). Los puntos de corte con predictibilidad de resultados de mortalidad sugeridos
para este grupo poblacional son 24.65 para hombres en etapas 1 a 5 (sensibilidad y especificidad de 80.4% y
57.1%), y 10.15 para mujeres en etapas 1 a 5 (sensibilidad y especificidad de 87.5% y 58.3%)(24).
Para la evaluación también pueden usarse los puntos de corte de la European Working Group on Sarcopenia in
Older People, que son: hombres <30 kg y mujeres <20 kg(25).
Paradoja de la obesidad
En la población general, la obesidad se asocia con un mayor riesgo cardiovascular y disminución de la superviven-
cia, y también es un factor de riesgo importante para el desarrollo y progresión de la enfermedad renal crónica.
Sin embargo, una vez establecida la ERC, la obesidad está paradójicamente asociada con mayor supervivencia
(especialmente sobrepeso y obesidad grado I), un fenómeno que ha sido llamado “paradoja de la obesidad” o
“epidemiología inversa”(26,27).
Las posibles razones de la paradoja de la obesidad incluyen menor pérdida de proteínas y energía debido a la
inflamación, discrepancia de tiempo entre los factores de riesgo (desnutrición vs sobrenutrición), alteración de la
circulación de citoquinas y secuestro de toxinas urémicas en tejido adiposo(27).
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Proteína
Para adultos con ERC sin diabetes, sin diálisis, con TFG por debajo de 50 ml /min/1.73 m2,
se recomiendan 0.6 g a 0.8 g de proteína/kg/día, teniendo en cuenta las precaucio-
nes cuando se recomiendan ingestas bajas en proteína (adherencia, seguimiento
frecuente y riesgo de desgaste proteico energético)(29).
Para adultos con ERC sin diabetes, sin diálisis, con una TFG <20 ml/min/1.73m2, se puede considerar un plan de
alimentación muy bajo en proteína, entre 0.3 g a 0.5 g/kg/día con adición de análogos de cetoácidos o cetoa-
nálogos. El uso de dietas muy bajas en proteínas y cetoanálogos necesita que se garantice un aporte calórico
adecuado (35kcal/kg/día) y suplementación de vitaminas y/o minerales para mantener un estado nutricional
adecuado(29).
Para adultos con nefropatía diabética, se debe prescribir un plan de alimentación con un aporte proteico entre
0,8 g y 0,9 g/Kg/día. Un aporte proteico menor puede provocar hipoalbuminemia(29).
Las guías CARI recomiendan para pacientes con ERC temprana un consumo proteico normal (0.75 a 1 g/Kg de
peso/día) con adecuada ingesta calórica. No se recomienda una dieta baja en proteínas (≤0.6 g/Kg peso/día)
para desacelerar la progresión de la ERC debido al riesgo de desnutrición(30).
Grasa
Para pacientes con ERC (etapas 1 a 4), se recomienda aportar del 25% al 35% de la energía total a expensas
de grasa, teniendo en cuenta que la grasa saturada debe ser ≤10% y la ingesta de colesterol <200 mg/día(31).
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Fósforo
Reducir el aporte de fósforo en etapas tempranas de la ERC reduce la absorción intestinal neta de fósforo y mi-
nimiza la probabilidad de un balance positivo de fosfato(31).
Para adultos con ERC (etapas 3 a 5), se recomienda un aporte bajo en fósforo, equivalente a 10 mg a 12 mg de
fósforo por gramo de proteína u 800 mg a 1000 mg por día(29).
Calcio
Para adultos con ERC (etapas 3 a 5), se recomienda una ingesta total de calcio elemental (incluido el calcio en
la dieta, suplementos de calcio y aglutinantes de fósforo a base de calcio), que no exceda 2000 mg por día(29).
Sodio
Para adultos con ERC (etapas 1 a 5), se recomienda un aporte de sodio menor a 2.4 gramos al día. El ajuste debe
tener en cuenta tensión arterial, medicamentos, función renal, estado de hidratación, acidosis, control glucémico,
catabolismo y los problemas gastrointestinales, que incluyen vómitos, diarrea y estreñimiento(29). Reducir el
aporte de sodio disminuye la tensión arterial y la albuminuria(30).
Potasio
Para adultos con ERC (etapas 3 a 5) e hiperkalemia, se recomienda una ingesta de potasio menor de 2.4 gramos
al día (60mEq). El ajuste debe tener en cuenta el nivel sérico de potasio, los medicamentos, la tensión arterial
y la función renal, estado de hidratación, acidosis, control glucémico, catabolismo, problemas gastrointestinales
(vómitos, diarrea, estreñimiento y hemorragia digestiva).
El grado de hipokalemia o hiperkalemia puede tener un efecto directo en la función cardíaca, con potencial para
arritmia cardíaca y muerte súbita(29).
El consumo de frutas y verduras parece reducir la tensión arterial y tiene efectos renoprotectores comparables al
bicarbonato de sodio(30), por lo tanto, es importante evaluar con precaución la restricción estricta de potasio.
En etapa 3 y 4, si no hay hiperkalemia no se debe hacer restricción, en común acuerdo con la prescripción de
nefrología, que usualmente favorece medicamentos ahorradores de potasio (IECAS – ARAII- como enalapril/
losartan).
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Hierro
En adultos con ERC se recomienda la administración de hierro oral o intrave-
noso (IV), si la ferritina sérica está por debajo de 100 ng por ml y la saturación
de transferrina está por debajo del 20%. Los pacientes con ERC tienen una
predisposición a la anemia, por lo tanto se debe recomendar suficiente hierro
para mantener niveles séricos adecuados para la eritropoyesis(29).
Suplementación de multivitaminas
En adultos con ERC, sin deficiencia de nutrientes conocida (bioquímica o física) y con mayor riesgo nutricional
debido a una ingesta dietética deficiente y una tasa de filtración glomerular decreciente, se recomienda suple-
mentación con vitaminas para mantener un adecuado estado nutricional(29).
Líquidos
Se sugiere una ingesta moderada de líquidos para la mayoría de pacientes con ERC temprana (2-2.5 litros/día),
incluido el contenido de líquidos de los alimentos(30). El aporte debe corregirse con el volumen urinario de 24
horas más las pérdidas insensibles.
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1.6.2 Monitoreo y evaluación de adherencia a las recomendaciones de nutrición y estilo de vida (29)
• Ingesta de alimentos y nutrientes.
• Medicamentos (prescritos y de venta libre), suplementos dietéticos (vitaminas, minerales, proteínas, etc.),
a base de hierbas o uso de suplemento botánico.
• Conocimientos, creencias o actitudes (disposición a cambiar la conducta alimentaria y estilo de vida).
• Factores que afectan el acceso a los alimentos.
2. Recursos complementarios
• Documento 1. Artículo: “Assessment of the reliability and consistency of the “Malnutrition Inflammation Score”
(MIS) in Mexican adults with chronic kidney disease for diagnosis of protein-energy wasting syndrome (PEW)”.
Disponible en: http://scielo.isciii.es/pdf/nh/v31n3/48originalvaloracionnutricional10.pdf
• Documento 3. Definiendo el síndrome de desgaste proteico energético en la enfermedad renal crónica: preva-
lencia e implicaciones clínicas.
Disponible en: http://scielo.isciii.es/pdf/nefrologia/v34n4/revision.pdf
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Anotaciones
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