Teorías de La Cultura
Teorías de La Cultura
Teorías de La Cultura
Alessandro Duranti
La antropología lingüística parte de una premisa, la cual es que debe entenderse el lenguaje como
una práctica cultural y por ello es necesario acercarse a la cultura misma.
En el pasado se he criticado el exceso de una visión totalizadora del concepto de cultura que
reduce las complejidades sociohistóricas a meras caracterizaciones y que esconde las
contradicciones morales y sociales que existen en y entre las distintas comunidades. A
continuación se dará una breve reseña de las más importantes nociones de cultura:
1.- Algunos científicos sociales que la cultura es un programa colonial de supremacía intelectual,
militar y política. Es lo que separa y crea una “dicotomía” entre civilizado y primitivo.
2.- En el siglo XIX es el concepto europeo para explorar las costumbres de los territorios
conquistados.
3.- En la actualidad se emplea para explicar porqué las minorías y los grupos marginados no se
integran fácilmente en las principales corrientes sociales ni se mezclan. Esto es útil para que
seamos conscientes del papel del discurso académico en la producción y legitimación de la
marginación.
El objetivo del libro se plantea como una discusión del lenguaje desde la perspectiva
antropológica. En lo subsiguiente del capítulo se presentará de manera sucinta a las teorías de la
cultura en la que el lenguaje es decisivo.
Se observa aquí a la cultura como algo aprendido y transmitido a través del lenguaje. No se nace
con una cultura pero sí con una habilidad para adquirirla.
Los estudios conocidos como “análisis componencial” ven al lenguaje como un sistema de
“abstracciones” que identifican las clases de objetos, clases de acción, propiedades, relación,
eventos, ideas o pensamientos.
Ward Goodenough afirma en su “perspectiva cognitiva” que la cultura es una organización de las
cosas, la gente, la conducta o las emociones. Conocer la cultura es como conocer un lenguaje o
describir una cultura, pues ambas son realidades mentales.
El cuerpo del lenguaje se divide en: a) conocimiento proposicional, que son las creencias que se
representan por medio de proposiciones; es el conocer práctico sobre el –qué se sabe-; b)
conocimiento procedimental; cómo se sabe; tiene que ver con la observación.
Los antropólogos de los años sesenta afirman que formar parte de una cultura significa compartir
(mínimamente) el conocimiento proposicional y las normas de inferencia necesarias para
comprender si ciertas proposiciones son verdad. En la actualidad hay esquemas de categorías que
están a disposición de la mente y que forman –entes naturales- en donde se pueden realizar
inferencias sin tener una teoría.
Las “expectativas innatas respecto a la organización del mundo biológico cotidiano” tienen que ver
con el reconocimiento preconcebido para diferenciar a los seres vivos de los que no. Se defienden
principios de innatismo, pues la experiencia no es base suficiente para justificar la adquisición de
determinados conceptos estructurales; por ejemplo, el simbolismo religioso.
El conocimiento no es algo que resida exclusivamente en las operaciones mentales. La mente está
distribuida entre la mente, el cuerpo, la acción y los escenarios organizados culturalmente. Las
afirmaciones en este sentido son las siguientes: a) el individuo no siempre es el punto final de los
procesos de adquisición de conocimiento; están las herramientas, el entorno, las actividades
conjuntas de varias mentes; b) no todo el mundo tiene acceso a la misma información ni utiliza las
mismas técnicas para lograr objetivos (Edwin Hutchins). “El aprendizaje es una reorganización
adaptativa dentro de un sistema complejo”. Incluso en todo autoaprendizaje siempre es necesario
un experto., pues las palabras no consiguen reproducir la totalidad del contexto.
Sapir: “…todo individuo es un representante de, al menos, una subcultura que puede abstraerse
de una cultura generalizada de un grupo al que pertenece”. Wallace: “Lo que comparte una misma
cultura no es la uniformidad sino su capacidad de predecirse unos a otros.”
Una cultura sobrevive con un grado aceptable de conflicto interno, no cuando todo el mundo
piensa lo mismo, sino cuando pueden coexistir diferentes puntos de vista y representaciones; e. d.
aceptando otros modos de existencia, incluyendo los modos de hablar. Así, afirma John Gumperz,
en lugares y comunidades multilingües, el uso del lenguaje y sus modos cpnstituyen un obstáculo
en la integración social.
La cultura es un sisma de signos. La teoría semiótica de la cultura afirma que la base cultural es
una representación del mundo, un modo de arle sentido a la racionalidad objetivándola en
historias, mitos, descripciones, teorías, proverbios, productos artísticos y espectáculos. Una
comunidad debe comunicar su teoría para vivirla.
Todas las culturas son sistemas de signos que expresan predisposiciones básicas cognitivas
profundamente enraizadas, que categorizan el mundo en términos de oposición binarias. El
supuesto es que la mente humana es la misma en todos los lugares y que las culturas son
aplicaciones distintas de las mismas propiedades lógicas abstractas del pensamiento, que todos los
seres humanos adaptan y compartes a sus respectivas condiciones de vida. Así, las diferencias
culturales entre pueblos tienen relación con los recursos que ambos utilizan en la construcción de
sus teorías.
Leví-Strauss vio en el triángulo vocálico de Jakobson (propiedades acústicas densas –a- y difusas –
u, i-) un método para hablar de las transformaciones culturales de la naturaleza incluyendo la
acción universal de cocinar. Lo llamó el triángulo culinario:
CULTURA NATURALEZA
No elaborado crudo
La distinción binaria entre “no elaborado” y “elaborado” se usa para representar la acción
transformadora tonto de la cultura (cocinado) como de la naturaleza (podrido), sobre los
alimentos. La categoría “crudo” representa el lugar intermedio entre la naturaleza y la cultura
porque en algunas culturas así se usan. El asunto se encuentra en la medida en que puedan
encontrarse las mismas clases de combinaciones en culturas diferentes; si así suceden en culturas
que no han tenido relaciones históricamente, el antropólogo ve en estas asociaciones categorías
universales del pensamiento humano. Extraído de su ámbito lingüístico y llevado al plano cultural,
se deduce que la cultura es un sistema que se comunica a través de sus actores sociales. No es la
gente la que se comunicaba a través de sus mitos, sino son los mitos los que se comunican por
medio de la gente: “…conviene recordar que he escrito que los mitos hablan en el hombre sin que
este lo sepa…Nunca tuve, y sigo sin tener, la percepción de un sentido de mi identidad personal.
Me figuro a mí mismo como un lugar donde algo está sucediendo, pero no hay no –yo- ni –mí-.
Cada uno de nosotros es una especie de encrucijada de caminos donde las cosas ocurren. La
encrucijada es puramente pasiva, allí ocurre algo. No hay una elección, es un asunto de suerte.”
(citado original en Lévi-Strauss, 1978: 3-4).
Desde esta perspectiva, el ser humano concreto, fuente y origen de las acciones desaparece a
favor de un sujeto trascendental, acultural e histórico.
Las tramas que naces de la cultura deben desvelarse mediante investigaciones etnográficas. El
concepto de descripción densa es una metáfora en la que el etnógrafo vuelve sobre los mismos
materiales y va añadiendo “capas”. Así la cultura es un asunto de interpretación humana que es
pública y que no existe en la cabeza de alguien. Los seres humanos la crean pero están obligados a
interpretarla.
Desde la perspectiva de Marx, “los medios de trabajo” son cualquier cosa que los seres humanos
utilicen para controlar el entorno y producir recursos. Siempre están entre el hombre y el objeto
de trabajo:
HERRAMIENTAS
Todas las herramientas, incluido el lenguaje son interpretaciones del mundo, y las interpretaciones
son en sí mismas herramientas para operar dentro del mundo. Aún desde esta perspectiva., la
unidad de la noción de la cultura nuevamente se cuestiona, pues comienza a ser difícil hablas de
“una” cultura aunque aún sea posible utilizar el adjetivo “cultural” para estudiar sistemas de
mediación que usan algunos grupos concretos en determinadas acciones. Pero el término cultura
pierde su capacidad para representar indiscriminadamente a una población entera o a un grupo.
Esta teoría de la cultura se traslada al lenguaje mismo, en donde se asevera que hablar de lenguaje
como una actividad de mediación significa hablar del lenguaje como una herramienta para hacer
cosas en el mundo, para reproducir tanto como para cambiar la realidad.
Martin Heidegger es uno de los grandes bastiones de esta teoría. Afirma que el sujeto pensante
racional que identificaron los filósofos de la modernidad (Descartes, Kant, Husserl) no es la fuente
exclusiva ni privilegiada de la comprensión del mundo. Nuestra comprensión abstracta,
conceptual, -teórica- del mundo no es original, sino que deriva de unos supuestos existenciales
que nos vienen dados por estar inmersos en un entorno donde los objetos que encontramos
tienen una utilidad pragmática donde experimentamos las situaciones dentro de un contexto y un
–temple afectivo- en un co-estar y un mundo siempre dado.
Bourdieu se opone a las afirmaciones heideggerianas y afirma que los actores no son
completamente el producto de las condiciones sociales de existencia, ni los sujetos intencionales
conscientes cuyas representaciones mentales son autosuficientes. Introduce la noción de habitus,
un cuerpo de disposiciones con dimensiones históricas por medio del cual los principiantes
adquieren competencia al iniciarse en la realización de actividades mediante las que se crean una
serie de expectativas sobre el mundo y los modos de estar en él. La cultural no es algo puramente
externo o interno al individuo; sino que existe por medio de una práctica rutinizada que incluye
las condiciones materiales, así como la experiencia de los actores sociales cuando usan sus
cuerpos dentro de un espacio familiar. Subraya la importancia de la lengua no como un sistema
autónomo sino como un sistema que se define activamente por procesos sociopolíticos.
Un rasgo básico que permite distinguir tanto en las distintas teorías de la cultura como entre las
distintas teorías del lenguaje es la medida en que cada una de ellas considera que teorizar significa
proporcionar predicciones de la incidencia de fenómenos sobre el individuo, en vez de una
interpretación de los acontecimientos, acciones, diálogos, actos del habla, enunciados y hasta
sonidos individuales. Se plantea el debate de si cabe llevar a las ciencias sociales por los métodos
de las físicas: ¿Podemos hablas de –leyes- científicas cuando tratamos con acciones humanas?
1.- Los actores sociales y hablantes deben poseer formas de realizar predicciones en su vida
cotidiana.
2.- Los actores sociales son seres complejos que participan en sistemas complejos.
3.- Hasta qué punto consideremos que al producir un fenómeno dado se cumple una teoría
general, se debe en parte a nuestro marco de interpretación.
4.- Los propios actores sociales son también responsables de que sus acciones y sus
interpretaciones encajen en determinados “modelos”.
5.- En generar es bueno pensar con metáforas, pero no deberíamos permitir que se interpongan a
la hora de pensar un problema de forma.
2.8. CONCLUSIONES.
Las teorías actuales sobre la cultura han evitado una noción globalizadora de la misma, y apoyan
las prácticas de participación o dependientes de un contexto determinado. Pero en todas, el
lenguaje juega un papel importante pues aporta el más complejo sistema de clasificación de
experiencias; además es una importante ventana al universo de pensamientos que interesan a los
científicos cognitivos. También implican o expresan teorías del mundo y, por lo tanto, son objetos
de estudio para los científicos sociales.
El lenguaje proporciona un vínculo útil entre el pensamiento interno y la conducta pública; es una
herramienta prototípica para la interacción con el mundo. La perspectiva del lenguaje como un
conjunto de prácticas subraya la necesidad de ver la comunicación lingüística como parte de una
compleja red de recursos semióticos sobre los que discurre nuestra vida y que nos vinculan a las a
las historias sociales concretas y a sus instituciones respectivas.
Cada teoría contribuye a nuestra comprensión de la cultura como un fenómeno complejo y señala
hacia el estudio de un conjunto distinto de propiedades.