Este poema narra la experiencia de un cosmonauta que ha perdido la capacidad de comunicarse a través del lenguaje tras perderse en la belleza del vacío del universo. Aunque reconoce la inutilidad del lenguaje en este contexto, siente la necesidad de compartir su asombro con otros seres. El cosmonauta se da cuenta de que ha "perdido esta batalla" entre el lenguaje y la belleza, y aun así no puede dejar de hablar.
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Este poema narra la experiencia de un cosmonauta que ha perdido la capacidad de comunicarse a través del lenguaje tras perderse en la belleza del vacío del universo. Aunque reconoce la inutilidad del lenguaje en este contexto, siente la necesidad de compartir su asombro con otros seres. El cosmonauta se da cuenta de que ha "perdido esta batalla" entre el lenguaje y la belleza, y aun así no puede dejar de hablar.
Este poema narra la experiencia de un cosmonauta que ha perdido la capacidad de comunicarse a través del lenguaje tras perderse en la belleza del vacío del universo. Aunque reconoce la inutilidad del lenguaje en este contexto, siente la necesidad de compartir su asombro con otros seres. El cosmonauta se da cuenta de que ha "perdido esta batalla" entre el lenguaje y la belleza, y aun así no puede dejar de hablar.
Este poema narra la experiencia de un cosmonauta que ha perdido la capacidad de comunicarse a través del lenguaje tras perderse en la belleza del vacío del universo. Aunque reconoce la inutilidad del lenguaje en este contexto, siente la necesidad de compartir su asombro con otros seres. El cosmonauta se da cuenta de que ha "perdido esta batalla" entre el lenguaje y la belleza, y aun así no puede dejar de hablar.
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LA PLEGARIA DEL COSMONAUTA
Autor: Ana Tapia
El cosmonauta ha perdido el lenguaje:
ya no espera que un eco le conteste cuando anuncia sin voz la belleza del vacío. Ninguna esquina hay. el Universo no tiene asideros para las palabras, y el lenguaje sobra donde solo la vibración del alma es posible y solo la trémula invocación de las células cuánticas y solo el relámpago de la emoción y del vértigo que sigue la órbita de todos los planetas. Para qué el lenguaje piensa el cosmonauta si no hay texto si no hay sílabas que puedan transmitir esto que ven mis ojos. Qué inútil el lenguaje cuando la mente está llena de infinito y el corazón va a reventar de gozo y de estupor pero entonces: ¿Cómo hacer que me crean los otros seres? Si no encuentro si no doy con la forma correcta del mensaje si no dé hablar el idioma del arcano cómo hacer que lo entiendan si nunca han estado suspendidos en el más absoluto desamparo lejos del azul y de la atmósfera y de sus propias vidas. Es esta sin duda una guerra inútil la del lenguaje contra la belleza la del silencio contra el asombro y por eso porque sé que he perdido esta batalla me es imposible dejar de hablar. Carnaval Autor: Luis Llorens Torres Bella ficción de reinas y de reyes... Oh, carnaval, alegre carnaval, que unces tus yuntas de mejores bueyes y aras la carne en el vaivén del vals.
Arado quo revuelcas corazones,
en surcos de dolor y de placer, y arrancas las raíces y tocones, que dejaron las siembras del ayer.
Queda, desnuda, la cachonda era,
apta para la nueva primavera, que vaticina el grito del amor.
Grito y clarín de la fecunda guerra
en que hasta las lombrices de la tierra sueñan el sueño de la flor.
Detente Sombra Autor: Sor Juana Ines de la Cruz
Detente, sombra de mi bien esquivo, imagen del hechizo que más quiero, bella ilusión por quien alegre muero, dulce ficción por quien penosa vivo.
Si al imán de tus gracias, atractivo,
sirve mi pecho de obediente acero, ¿para qué me enamoras lisonjero si has de burlarme luego fugitivo?
Mas blasonar no puedes, satisfecho,
de que triunfa de mí tu tiranía: que aunque dejas burlado el lazo estrecho
que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho si te labra prisión mi fantasía. “Una palabra oscura” Autor: Jorge Cuesta En la palabra habitan otros ruidos, como el mudo instrumento está sonoro y al inhumano dios interno el lloro invade y el temblor de los sentidos.
De una palabra oscura desprendidos,
la clara funden al ausente coro, y pierden su conciencia en el azoro preso en la libertad de los oídos.
Cada voz de ella misma se desprende
para escuchar la próxima y suspende a unos labios que son de otros el hueco.
Y en el silencio en que sin fin murmura,
es el lenguaje, por vivir futura, que da vacante a una ficción un eco.
Continuidad vi Autor: Jaime Torres Bodet
Sí, cuanto más te imito, más advierto que soy la tenue sombra proyectada por un cuerpo en que está mi ser más muerto que el tuyo en la ficción que lo anonada. Sombra de tu cadáver inexperto, sombra de tu alma aún poco habituada a esa luz ulterior a la que he abierto otra ventana en mí, sobre otra nada... Con gestos, con palabras, con acciones, creía perpetuarte y lo que hago es lentamente, en todo, deshacerte. Pues para la verdad que me propones el único lenguaje sin estrago es el silencio intacto de la muerte. NAVE GENERACIONAL BABILONIA Autor: Ana Tapia
Creíamos que el exilio
no era eso que habían contado los antiguos monarcas aquellos jefes de caballo y yelmo cuya memoria sigue viva en nuestros genes y que el llanto de Lama Dismashá no se refería a esta distancia que se mide en billones de kilómetros y que la nostalgia de la patria cantada por Marina Tsvietáieva no suponía una daga tan profunda creíamos
que al dejar el planeta de los padres
la emoción de un futuro prodigioso supondría una mordaza para el miedo y que podríamos soñar con otra vida como dijo Harry Martinson y no perderla no desperdiciarla en un sueño de años luz eso creíamos que sería fácil apretar la identidad bajo los puños para que ningún bucle en el espacio o en el tiempo nos la robase y sin embargo esta sensación es como una sinfonía de corazones un galope desbocado y silencioso cuando la nave Babilonia afronta la negrura todos somos los hijos de Jonás dentro de un gran cetáceo que abarcará sistemas estelares durante décadas hemos depositado tanto en un futuro que aún no nos pertenece: al mirar la Tierra nos embarga un terror primigenio a olvidar y a que nos olviden. En la Hipnoblepsia Autor: Joel Fortunato Reyes Perez La noche llegaba suavemente todos los días acariciando el sillón y el cristal pintado en la ventana, en la paciencia de una flor congelada bajo la puerta; afuera, el viento agitaba el polvo arenoso y hacía ruidos con las ramas, y alambres por los techos esa primavera de vivo verde...
Él bebía su libertad tras una mirada trágica y serena qué
parece movida por hilos qué alguna divinidad invisible, y tal vez insensible se entretiene en situar en la más incom- prensible realidad con su acerbo amargor y melodía baladí. El visitante hace un gesto con el brazo extendido, y la mano péndula reteniendo la impaciencia de colores, y sonidos del dueño del sueño, de cama y cobija en tanto dice. El final es lento y progresivamente sorprendente, y las imágenes tenues de nítidos recuerdos, emotivos ciertamente, difíciles de entender en el polvo infalible acumulado por los años, dónde se degranan los crepúsculos bajo la frente espaciosa entre los labios rígidos de las palabras yertas...
Se había cansado, y lo había abandonado, eso era todo.
Aparentemente alrededor de cuarenta años a lo largo de arbustos sintéticos, y en el sigilo del astrobús molecular helicoidal de alta velocidad, carcana a los diez años luz por hora terrestre... Deseando a veces jardines cubiertos de plateadas fantasías de rosales dorados entre las brumas brillantes, y vivir en el agua de los proyectos logrados, fabricando acrílicas burbujas de armonía...
Y pensaba en aquéllos qué no son dueños de sus cuerpos ni siquiera
un porcentaje razonable de su mente mientras qué de amplias libertades gozo yo, en el silencio profundo se escuchaba... ¡Sí, claro, y frecuente! Al dejar atrás las obstrucciones de la razón lógica y dónde la meta verdadera es carecer de ella... Dejar libre la mente creativa en manos de la fantasía, y confiar en qué seguirá su propia naturaleza en la vertiente expresiva. Como la cigüeña qué toma un campanario llevando un cirio en el pico con el mar en sus alas y las nieves cálidas en las alturas escribiendo sobre los cielos con las estrellas submarinas...
Así continuaba el monólogo deslizándose por los breves espacios neosinápticos
y se codificaba sin rozarse cualitativamente con el juicio autocrítico, y de no intervenir los procesos en la cercanía, dónde sus rasgos propiciarían una asociación distorsionada o un comentario artificial aleatorio. En el espejo él observó su asombro. A veces herramienta indispensable para reducir el estrés mediante una respuesta emocional como la risa de expectativas, relaciones y todo aquéllo qué puede hacernos sentir en parte satisfechos y comprometidos... Tal vez con la capacidad de motivarse y guiarse uno mismo. En los ambientes dónde la violencia asusta y la tecnología aisla... En éste episodio toda la realidad estaba a la defensiva, inclinó un poco la imaginación bajo un rostro ligeramente arrugado, y vistió su lenguaje para disipar ese temor con palabras... Así, con el aliento suspendido, y con un prolongado latido intrigante encontró el cadáver de su propio ser en la octava dimensión, en la mente sintetizadora qué permite elegir piezas desconectadas de información, darle sentido a las nuevas capacidades cómo en los cerebros cuánticos en la indeterminación de los fenómenos de propagación de la luz espiritual de la historia digerida, tan demasiado bien qué al alma pule.