Kant en Plazaola
Kant en Plazaola
Kant en Plazaola
ª época: El nacimiento
tanto como él en la formación del gusto y del juicio»22. Sobre todo su crí-
tica teatral influyó en que la opinión general abandonara definitivamente
el gusto francés. Y su estima de Shakespeare hace de él un precursor del
Sturm und Drang. Frente a Winckelmann adoptó una posición relativista y
subjetivista en materia artística, que ayudó a provocar la ruina de todos los
dogmatismos.
Finalmente, otro escritor que debe nombrarse aquí antes de la irrupción de
la Crítica del juicio es JOHANN GOTTFRIED HERDER (1744-1803). Influenciado
por J. G. Hamann y J. J. Rousseau y amigo de Goethe, que le facilitó la entrada
en la corte de Weimar en 1776, Herder difundió abundantes ideas estéticas en
numerosos trabajos de crítica, de historia literaria, de teología y de filosofía
de la historia23. Como pensador estético prosigue en la línea de Lessing, de-
sarrollando sus conceptos de arte como ilusión y simpatía. A Herder hay que
llegar necesariamente cuando se buscan los iniciadores de la interpretación
sociológica del arte; el artista, según él, «lleva las cadenas de su siglo» y «todo
debe juzgarse en sus límites a partir de sus medios y según su fin». La poesía
se modifica según la lengua, las costumbres, los hábitos, el temperamento y el
clima; «toda perfección humana está ligada a la época». Ningún arte es inmu-
table y válido para diversos tiempos. Por otra parte, este relativismo respeta
la individualidad personal del artista; él aconseja: «Pinta a tu manera, como
tú has percibido las cosas, como el espíritu de tu poesía lo pide». Otras ideas
excelentes de su estética son la unidad orgánica de la obra artística, su poder
significante, su valor moral (el genio está siempre de acuerdo con la moral,
con el bien social)24.
KANT
aesthetics in the age of reason (Cambridge 1984). G. GEBAUER, Das Laocoon-Projet. Pläne
einer semiotischen Aesthetik (Stuttgart 1984).
23 Las obras de Herder más referentes a la estética son: Über den Ursprung der Sprache
(Berlín 1772); Osian und die Lieder alter Völker (Berlín 1773); Von deutscher Art und Kunst
(Hamburg 1773); Ursache des gesunkenen Geschmacks bei den verschiedenen Völkern (Berlín
1775); Plastik. Einige Wahrnehmungen über Form und Gestalt aus Pygmalions bildendem
Traum (Riga 1778); Über die Wirking der Dichtkunst auf die Sitten der Völker in alten und
neuen Zeiten (1778).
24 CF. JOE K. FUGATE, The Psychological Basis of Herder´s Aesthetics (The Hague and París
19-66).
1 ARMAND NIVELLE, Les théories esthétiques en Allemagne de Baumgarten à Kant pp. 289-362.
Sobre la estética de Kant véase además: PAUL MENZER, Kants Aesthetik in ihrer Entwicklung (Berlín
1952); GIORGIO TONNELLI, Kant, dall’Estetica metafisica all’Estetica psicoempirica. Studi sulla
genesi del Criticismo (1754-1771): «Memorie dell’Accademia delle Scienze di Torino» s.III t.3
(Torino 1955); VICTOR BASCH, Essai critique sur l’Esthétique de Kant (París 1927) 2.a ed.; ISRAEL
KNOX, The aesthetic theories of Kant, Hegel and Schopenhauer (New York 1936); W. BIEMEL, Die
Bedeutung von Kants Begründung der Aesthetik für die Philos. der Kunst (1959); L. PAREYSON
L’Estetica di Kant (Milano 1968). DONALD W. CRAWFORD, Kant’s aesthhetic theory (Wisconsin
1974). E. SCHAPER, Studies in Kant’s Aesthetics (Edinburgh 1979). T. COHEN, P. GUYER, Essays in
Kant’s Aesthetics (Chicago 1982).
2 B. CROCE, Estetica del Settecento, en Ultimi Saggi, pp.106-302.
3 Kant clasifica los conocimientos en conocimientos empíricos, o a posteriori, y conocimien-
tos a priori (independientes de la experiencia). Éstos se llaman puros cuando son absolutamente
independientes de los datos de los sentidos; son los que se contienen en la razón pura. Según otra
clasificación, los juicios pueden ser analíticos o explicativos (cuando el predicado no añade nada
a la idea del sujeto) y sintéticos o extensivos (cuando se añade al concepto del sujeto un predicado
que no estaba pensado en aquél y que no se ha producido por ninguna descomposición o análisis).
De acuerdo con estos principios, Kant clasifica las ciencias en empíricas (basadas en juicios sin-
téticos a posteriori) y teoréticas (cuyos principios son juicios sintéticos a priori).
4 La Crítica de la razón pura abarca dos partes: la Doctrina elemental transcendental y
Gedanken». Muy pronto, pues Kant ve en el juego mental algo muy importante. Ese concepto
de juego sera más tarde el verdadero fundamento de la estética kantiana más importante que
los conceptos de gusto y de genio que habían sido elaborados por la tradición. Cf. V. E. ALFIERI
L’Estetica dell’Illuminismo en Momenti e Problemi... II p. 659.
7 En la introducción a la Crítica revela el motivo del libro: quiso hallar una síntesis entre
el entendimiento y la razón por medio del juicio. El haber sentido largo tiempo la necesidad
de colmar el foso «entre el mundo sensible del concepto de naturaleza y el suprasensible del
concepto de libertad» está en la raíz de la Crítica del juicio.
se encuentran, con respecto al todo, en la misma relación que las partes de un organismo con
respecto al organismo entero, o los medios con respecto al fin, pero sin que esta adaptación se
considere como sirviendo en realidad a ningún fin, ya utilitario, ya moral» (ANDRÉ LALANDE,
Vocabulaire Technique et Critique de la Philosophie p. 88).
En este sistema, las artes del bello juego de sensaciones son la música y el
juego de colores; es decir, lo que hoy llamamos la pintura abstracta. No deja
de ser una estimable intuición de Kant este agrupamiento de la música con el
arte del color, como artes no-figurativas. En cambio, otras subdivisiones del
sistema son muy contestables o se prestan a confusión, como es la inclusión
del arte del mueble en dos apartados diferentes. Varias de las rúbricas inven-
tadas por Kant fueron luego abandonadas.
La célebre antinomia kantiana puede servir de resumen de cuanto hemos
expuesto. Consta de una tesis: «El juicio de gusto no está fundado en con-
ceptos; si lo estuviera, podríamos discutir sobre él y decidir si es éste o aquél
el que tiene razón cuando llaman bello algún objeto; pero todos estamos de
acuerdo en que de gustibus non est disputandum». A esta tesis se opone una
antítesis: «El juicio de gusto está fundado en conceptos; si no lo estuviera, no
sería posible argüir sobre él no obstante sus diferencias; es decir, no podría-
mos atribuir a ese gusto un derecho al asentimiento universal» (Crít. 55). Se
alcanza la síntesis introduciendo elementos a priori que modifiquen el sentido
que hay que dar al término concepto en la tesis y en la antítesis. En la tesis da-
mos a entender que el gusto no se apoya en concepto determinado, lo cual es
exacto; y en la antítesis afirmamos que depende de un concepto indetermina-
do, de un elemento a priori, un principio subjetivo, sin el cual no tendría valor
universal y necesario. Dicho de otro modo, en la tesis se habla de un concepto
universal; en la antítesis, de un concepto trascendental y puro. Gracias a este
© Universidad de Deusto - ISBN 978-84-9830-680-4
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por el que no podemos conocer ni probar nada relativamente al objeto, porque en sí es indeter-
minable e impropio para el conocimiento, pero que da al juicio un valor universal (aunque en
cada uno es un juicio particular que acompaña inmediatamente a la intuición); porque el prin-
cipio determinante de este juicio descansa quizá en el concepto de lo que pueda considerarse
como el sustrato suprasensible de la humanidad... Este principio subjetivo, la idea indetermina-
da de lo suprasensible en nosotros, es el que únicamente puede tomarse como clave de la que
podemos servirnos para esa facultad cuyas fuentes nos son desconocidas a nosotros mismos,
pero no podemos saber más de ella» (Crít. 57).
13 Víctor Bash observa que Kant hubiera evitado la contradicción si hubiese admitido que lo
bello no excluye los conceptos, sino que en el acto estético el contemplador no les da importan-
cia ninguna y se preocupa únicamente de la forma individual del concepto» (o.c., p. 222).
14 B. CROCE, Estética p. 304; MENÉNDEZ PELAYO, o.c., IV 41.
15 Ibid., p. 308.
SCHILLER
1 Briefe über die ästhetische Erziehung der Menschheit (1793-95). (Hay trad. esp. en
(lecciones tenidas en Jena 1792-93), y en las Kalliasbriefe (1793); la atestiguan también sus
cartas a Körner. Sobre Schiller cf. E. CASSIRER, Schiller und Shaftesbury (Cambridge 1935);
D. HEINRICH, Der Begriff der Schönheit in Schillers Aesthetik: Zeitsch. philos. Forschung. 11
(1957) 527-547.