Temas de Oración
Temas de Oración
Temas de Oración
La Oración
Lectura meditada
Es necesario escoger un libro cuidadosamente seleccionado, que no disperse sino que
concentre, y de preferencia absoluta la Biblia. Es conveniente tener conocimiento personal
sobre ella sabiendo dónde están los temas que a ti te dicen mucho; por ejemplo, sobre la
consolación, la esperanza, la paciencia... para escoger aquella materia que tu alma necesita en
ese día. También se puede seguir el orden litúrgico, mediante los textos que la liturgia señala
para cada día.
Después de una preparación, haremos un silenciamiento (muy importante para esta modalidad) y
habrá una frase por ejemplo “Tú eres descanso” y habrá un silencio por un minuto. Durante ese
minuto no hay que entender la frase, ni meditar en ella, sino que estaremos en ADORACION y no
debe haber actividad analítica.
La mente debe quedar prendida en el TU,…. y SENTIR con el alma lo que la frase dice, “TU eres
descanso”, en la quietud y silencio debemos sentir el descanso, Dios es descanso… TU eres
DESCANSO.
Enseguida habrá otra frase, “Dios mío, mi alma tiene sed de ti”. Un minuto de silencio. Durante ese
minuto el alma se identificará enteramente con el significado de la expresión, sintiendo vivamente
que mi alma se muere de sed por Dios! Mi alma llena de anhelo, se eleva hacia Ti! Deseando
unirse y poseerte Dios mío.
En cada frase busca sentir la sustancia de Dios mismo, se tendrá un minuto de silencio después
de cada frase, y se debe dejar que el alma se inunde de las resonancias de la frase, poniendo
siempre las fuerzas en el TU.
Oración de Acogida:
Así como en el ejercicio Salida y quietud, el "yo" sale y se fija en el TU, en este ejercicio
de acogida, yo permanezco quieto y receptivo, y el TU sale hacia mí y yo acojo, gozoso, su
llegada. Es conveniente efectuar este ejercicio con Jesús resucitado.
Ayúdate de ciertas expresiones (que al final indicaré), comienza a acoger, en la fe, a Jesús
resucitado y resucitador que llega a ti. Deja que el espíritu de Jesús entre e inunde todo tu ser.
Siente que la presencia resucitada de Jesús llega hasta los últimos rincones de tu alma
mientras vas pronunciando las expresiones. Siente cómo esa Presencia toma plena posesión
de lo que eres, de lo que piensas, de lo que haces; cómo Jesús asume lo más íntimo de tu
corazón. En la fe, acógelo sin reservas, gozosamente.
En la fe, siente cómo Jesús toca esa herida que te duele; cómo Jesús saca la espina de esa
angustia que te oprime; cómo te alivia esos temores, te libera de aquellos rencores. Hay que
tomar conciencia de que esas sensaciones generalmente se sienten en la boca del estómago
como espadas que punzan. Por eso se habla de la espada del dolor.
Con infinita reverencia, en fe y paz, entra en el interior de Jesús. Trata de presenciar y revivir lo
que Jesús viviría en su relación con el Padre, y así participa de la experiencia profunda del
Señor.
Trata de presenciar y revivir los sentimientos de admiración que Jesús sentiría por el Padre.
Decir con el corazón de Jesús, con sus vibraciones, por ejemplo, "glorifica tu nombre";
"santificado sea tu nombre".
Colocarse en el interior de Jesús, asumir sus armónicas y revivir aquella actitud de ofrenda y
sumisión que Jesús experimentaría ante la voluntad del Padre cuando decía: "No lo que yo
quiero sino lo que quieras Tú". "Hágase tu voluntad".
Qué sentiría al decir "como Tú y yo somos una misma cosa", al pronunciar "Abba" (¡querido
Papá!), tratar de experimentarlo. Ponerse en el corazón de Jesús para pronunciar la oración
sacerdotal, capítulo 17 de san Juan.
Todo eso (y tantas cosas) hacerlo "mío" en la fe, en el espíritu para revestirme de la disposición
interior de Jesús. Y regresar a la vida llevando en mí la vida profunda de Jesús.
Esta modalidad de oración sólo será posible en el Espíritu Santo "que enseña toda la verdad".
Oración de contemplación
Las señales de que el alma entró en la contemplación, según san Juan de la Cruz, son las
siguientes:
Aislarse del mundo exterior e interior. No pensar en nada. Mejor, no pensar nada.
Quedar más allá del sentir y de la acción sin fijarse en nada, sin mirar nada ni dentro
ni fuera.
Fuera de mí, nada. Dentro de mí, nada.
¿Qué queda? Una atención de mí mismo a mí mismo, en silencio y paz.
3° Examina y describe
a) ¿Cómo es mi oración personal? ¿Con qué frecuencia, qué tiempo le
dedico, describo el modo y los pasos de mi práctica?
Mi Oración Personal, es una experiencia de amor y contemplación,
a parte de los momentos comunitarios me ejercito en buscar
espacios extras de oración, para mi la oración es importante.
Mi itinerario de oración es el Siguiente:
Lectura Oración escrita Contemplación
meditada de la (puede ser atención
palabra ... dibujada) amorosa
4° Lee y ora los siguientes textos y al lado de cada cita, describe cómo
es la oración de Jesús: