Via Matrix
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«VIA MATRIS»
CAMINO DE VIDA Y DE SERVICIO
INTRODUCCIÓN
SALUDO
MONICIÓN
G. Hermanos y hermanas,
nos hemos reunido para recorrer las etapas del camino de dolor, que la Virgen santa recorrió en
íntima unión con su Hijo.
Por disposición de la divina Providencia, la Virgen fue la madre del Redentor, su fiel compañera en
todos sus caminos:
donde los caminos dolorosos de la infancia en Belén, Nazaret y Egipto, hasta la subida al Monte
Calvario.
La Iglesia ve a María como la imagen perfecta del discípulo de Cristo : porque ella, olvidándose de
sí misma, vivió en el servicio a Dios y a los hombres, acogió con fe la palabra y subió hasta la cruz,
verdadero árbol de la vida.
La intercesión de la Virgen nos ayude a vivir en nosotros el misterio de Cristo crucificado,
conscientes de que si sufrimos con Cristo, con Él seremos glorificados.
ORACIÓN
G. Dios nuestro,
tú que quisiste que la vida de la Virgen estuviera marcada por el misterio del dolor,
haz que caminemos con Ella por el sendero de la fe y unamos nuestros sufrimientos a la pasión de
Cristo para que se transformen en motivo de gracia e instrumento de salvación.
Por Cristo nuestro Señor.
A. Amén.
2
I
MARÍA ACOGE EN LA FE
LA PROFECÍA DE SIMEÓN
L. Cuando – según la ley de Moisés - se cumplieron los días de la purificación, llevaron a Jesús a
Jerusalén para presentarlo al Señor. Había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y
piadoso; esperaba la redención de Israel ; y estaba en él el Espíritu Santo.
Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: “Mira, este niño está puesto para ruina y salvación de
muchos en Israel y para ser señal de contradicción a fin de que queden al descubierto las
intenciones de muchos corazones; ¡y a tí misma una espada te atravesará el alma!”.
Pausa de silencio
ORACIÓN A LA VIRGEN
G. Ave María.
A. Santa María.
CANTO DE PROCESIÓN
3
Este es el tiempo de nuestra pasión,
subamos con Él a Jerusalén,
se cumpla en nosotros la misma suerte.
O bien :
II
4
MARÍA HUYE A EGIPTO CON JESÚS Y JOSÉ
L. El ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma contigo al Niño y a
su Madre y huye a Egipto, porque Herodes va a buscar al Niño para matarlo”. Él se levantó, tomó
de noche al Niño y a su Madre y se retiró a Egipto; y allí estuvo hasta la muerte de Herodes.
Pausa de silencio
ORACIÓN A LA VIRGEN
G. Ave María.
A. Santa María.
CANTO DE PROCESIÓN
O bien:
5
Mujer exiliada, ruega por nosotros.
Mujer fuerte,
Mujer intrépida,
6
III
L. Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén a la celebración de la Pascua. Cuando Jesús
cumplió doce años, fueron todos, como de costumbre a la fiesta; al volverse ellos, el niño Jesús se
quedó en la ciudad, sin saberlo sus padres. Creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de
camino, y lo buscaban entre los parientes y conocidos ; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén
en su busca.
Al cabo de tres días, lo hallaron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y
preguntándoles. Y su madre le dijo: “Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo,
angustiados, te andábamos buscando”. El les dijo: “¿Y por qué me buscaban? ¿No saben que yo
debo ocuparme de las cosas de mi Padre?”
Pausa de silencio
ORACIÓN A LA VIRGEN
G. Ave María.
A. Santa María.
7
CANTO DE PROCESIÓN
O bien :
IV
8
MARÍA ENCUENTRA A JESÚS
CAMINO DEL CALVARIO
L. Cuando llevaban a Jesús para crucificarlo, detuvieron a un tal Simón de Cirene, que venía del
campo, y le cargaron la cruz para que la llevara detrás de Jesús. Lo seguía una gran multitud del
pueblo y de mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él. Jesús, volviéndose a ellas,
dijo : “Hijas de Jerusalén, no lloren por mí ; lloren más bien por ustedes y por sus hijos.”
Pausa de silencio
ORACIÓN A LA VIRGEN
G. Ave María.
A. Santa María.
9
CANTO DE PROCESIÓN
O bien :
10
MARÍA ESTÁ JUNTO A LA CRUZ DE SU HIJO
L. Cuando llegaron al lugar que se llama Calvario, crucificaron a Jesús, también a los dos
criminales; uno a su derecha y otro a su izquierda. Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, la
hermana de su madre, María la esposa de Cleofás, y María Magdalena. Jesús viendo a su madre y
al discípulo a quien amaba, dijo a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo.” Luego dijo al discípulo:
“Ahí tienes a tu madre”. Eran ya las tres de la tarde. Jesús, dando una gran voz, dijo : “Padre, en tus
manos entrego mi espíritu”. Y diciendo esto expiró.
Pausa de silencio
ORACIÓN A LA VIRGEN
G. Ave María.
A. Santa María.
CANTO DE PROCESIÓN
O bien:
VI
L. Al caer la tarde, como era la preparación de la Pascua, es decir, la víspera del sábado, llegó José
de Arimatea, que era un miembro distinguido del Consejo de Ancianos y esperaba el reino de Dios,
y tuvo el valor de presentarse a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extraño de que ya
hubiera muerto y, llamando al centurión le preguntó si había muerto hacía tiempo. Informado por el
centurión, concedió el cuerpo a José, quien, comprando una sábana, lo descolgó de la cruz.
Pausa de silencio
ORACIÓN A LA VIRGEN
G. Ave María.
A. Santa María.
CANTO DE PROCESIÓN
VII
14
Y se puso su sepultura entre los malvados
y con los ricos su tumba,
por más que no hizo atropello ni hubo engaño en su boca.
Por las fatigas de su alma, verá la luz.
(Is 53, 9. 11a)
L. Fue Nicodemo, aquel que anteriormente había ido a ver a Jesús de noche, con una mezcla de
unas cien libras de mirra y áloe. José de Arimatea y Nicodemo tomaron el cuerpo de Jesús y lo
envolvieron en vendas con los aromas, conforme la costumbre judía de sepultar. En el lugar donde
había sido crucificado había un huerto y, en el huerto, un sepulcro nuevo en el que nadie todavía
había sido depositado. Allí pues, pusieron a Jesús.
Pausa de silencio.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene. R/.
ORACIÓN A LA VIRGEN
G. Ave María.
A. Santa María.
CANTO DE PROCESIÓN
15
O bien:
CONCLUSIÓN
ORACIÓN DE INTERCESIÓN
G. Encomendemos nuestra vida y la de nuestros hermanos y hermanas a la protección de la Virgen
María, Madre de Dios y Madre de la Iglesia, para que presente ella misma nuestras súplicas al
Padre.
16
1. L. Acuérdate, Virgen Madre de Dios, de toda la Iglesia, nacida de la cruz de tu Hijo, santificada
por su sangre y extendida por el mundo entero.
A. Acuérdate, Virgen Madre.
O bien:
O bien:
2. L. Acuérdate, Virgen Reina de la paz, de los que gobiernan las naciones; frena los deseos de
violencia y de guerra; ayuda y fortalece a los cristianos, para que puedan llevar una vida honesta
y pacífica, glorificando el nombre de Cristo redentor.
A. Acuérdate, Virgen Madre.
O bien:
Acuérdate, Virgen Madre de la esperanza, de los que piden un tiempo favorable, lluvias
bienhechoras y abundantes cosechas, trabajo seguro y serenidad en el hogar.
A. Acuérdate, Virgen Madre.
3. L. Acuérdate, Virgen Madre de la vida, de los ancianos e inválidos, de los enfermos y de los que
sufren, de los emigrantes y exiliados, de los que son perseguidos por su compromiso en favor de
la justicia y la paz o a causa del nombre de Cristo.
A. Acuérdate, Virgen Madre.
O bien:
Acuérdate, Virgen Madre de la Vida, de los que no tienen un hogar que los reciba, comida que los
alimente, vestido que los cubra ; de los que padecen soledad o sufren a causa de las discordias
familiares.
A. Acuérdate, Virgen Madre.
5. L. Acuérdate, Virgen Madre dolorosa, que eres Madre nuestra por voluntad de tu Hijo
moribundo: no olvides los dolores que padeciste por nosotros; intercede ante tu Hijo para que
obtengamos la firmeza de la fe, la alegría de la esperanza, el fervor de la caridad y el don de la
unidad.
A. Acuérdate, Virgen Madre.
G. Escucha, oh Padre, a tu pueblo que, junto con la santa Virgen María, ha recordado la obra de la
Redención. Concédenos a estos siervos tuyos, de vivir unidos a ella durante esta vida, para llegar
también con ella a la alegría plena de tu Reino. Por Cristo nuestro Señor.
A. Amén.
ACLAMACIÓN
DESPEDIDA
G. La cruz de Cristo sea consuelo en nuestro camino, para que siguiendo las huellas de la Virgen
Madre y compartiendo la pasión de su Hijo, lleguemos a la gloria del Reino.
A. Amén.
Si quien preside es un presbítero o un diácono, bendice a los fieles diciendo:
G. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes, y
permanezca para siempre.
A. Amén.
G. Nos proteja Santa María, y nos guíe benignamente por el camino de la vida.
A. Amén.
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