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Solo Entre La Multitud, Joe Crews

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SOLO ENTRE LA MULTITUD

JOE CREWS

SOLO ENTRE LA MULTITUD

Recientemente descubrí algunas cosas muy interesantes acerca de una pequeña criatura marítima que
goza más bien de una baja escala en el registro bíblico. La inmunda langosta tiene una maravillosa
manera de cambiarse de ropaje seis u ocho veces al año mediante un proceso llamado mudanza.
Aparentemente un nuevo traje empieza a crecer debajo de la vieja coraza. Al rasgarse sobre las rocas,
la langosta empieza a hacer trizas y aflojar la coraza exterior la cual se cae completamente pronto,
dejando al descubierto la brillante nueva coraza.

Al momento de cada mudanza, ocurre otro fascinante fenómeno. En respuesta a algún instinto
primitivo interno cada langosta deliberadamente se coloca un grano de arena en determinado lugar
especial dentro de su cabeza. Durante cada ciclo de mudanza esta pequeña roca es desechada junto con
la vieja coraza, y un nuevo grano de arena es cuidadosamente colocado en su sitio.

Debido a la función exclusiva de aquellas rocas, han sido llamadas “piedras del estado” o piedras de
clase. Son absolutamente necesarias para la supervivencia de estos resistentes animales marinos. Sin
ellas la langosta estaría constantemente confundida y desorientada. En la estela de las rugientes olas y
corrientes de agua son lanzadas de un lado a otro. Es tan solo sintiendo el ligero jalón de gravedad
sobre la roca en su cabeza que pueden reconocer si están volteadas o derechas.

En su gran amor y sabiduría, Dios proveyó este mecanismo para permitirle a la pequeña langosta a
conservar un equilibrio digno entre los elementos turbulentos de su habitat.

Ya que resulta obvio que ninguna langosta me confiara estos hechos, usted se preguntará cómo salió a
la luz pública esta sorprendente información. Hace ya varios años que un biólogo marino condujo un

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experimento sobre varias langostas que habían sido colocadas en un gran acuario. En el fondo del
acuario el científico colocó limadura de acero en vez de arena. Cuando llegó el período de mudanza,
cada una de las langostas recogió un pedazo de acero, en vez de una roca, y lo colocó en su cabeza.

Luego el biólogo trajo un poderoso electro magneto y lo colocó encima del acuario. Inmediatamente
todas las langostas se voltearon y empezaron a nadar en posición invertida. El tirón del electromagneto
sobre la limadura de acero era más fuerte que la fuerza de gravedad y ellas creyeron que arriba era
abajo y abajo arriba. Para hacer el experimento más dramático el científico entonces trajo una langosta
del océano y la colocó en el acuario. Naturalmente esta recién llegada a la escena estaba pedaleando en
la posición correcta.

¿Podrá imaginarse la consternación provocada por este extraño ser en el tanque? Parece muy probable
que empezaron a circular unos susurros grotescos en aquellas aguas turbulentas. “¿Quién se cree este
payaso? ¿A quién esta tratando de impresionar? ¿Será que este extraño nos va a enseñar una mejor
forma de nadar? ¿Por qué lo esta haciendo patas para arriba?”

Como verán, esa multitud equivocada con el acero en la cabeza, no tenía la menor idea que el recién
llegado visitante era la única langosta que estaba nadando correctamente. Siempre habían dependido de
dos cosas para probar que estaban en la posición correcta – sus sentimientos, y lo que estaban haciendo
la mayoría a su alrededor. Pero ahora que se había manipulado su status con la roca, estaban engañados
a creer una mentira en ambos casos.

SIGUIENDO LOS SENTIMIENTOS O SIGUIENDO A LA MULTITUD

Cuanto más pensaba sobre esa historia, tanto más me daba cuenta que todos estamos en un acuario al
avanzar en medio de este mundo. Nos rodean por todos lados poderosos imanes de tentación tratando
de interferir con nuestro equilibrio espiritual y ponernos patas para arriba. Aquellos que confían en los
sentimientos y opinión de la mayoría son fácilmente volteados por la fuerte atracción de fuerzas
externas. Consolados por la presencia de tantos otros a su alrededor que están haciendo lo mismo,
pronto empiezan a verlo todo en relación con su punto de vista distorsionado. Invierten todas las
señales para leerlos mejor, y desarrollan una fuerte convicción que son equilibrados y correctos en su
apreciación, mientras que todos aquellos que difieren de ellos esta equivocado. Eventualmente ven el

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mal como bien y el bien como mal. Cualquiera que contraría sus percepciones es señalado
instantáneamente como un fanático o serio alborotador.

Esto nos señala una gran verdad: ¡No podemos medir el bien o el mal por nuestros sentimientos o por
lo que esta haciendo la mayoría? Necesitamos algo ajeno a nosotros mismos para decirnos donde esta
la verdad. Nuestros impulsos pueden ser tan reales como el tirón del magneto, pero también podrían ser
tan despistadores. Nuestros numerosos amigos pueden ser más respetuosos y religiosos pero su roca de
status podría estar ligada al mismo sistema falso de guía, inteligentemente saboteada por el enemigo.

Para el cristiano, existe una sola roca verdadera e infalible de status, y esa es la Biblia. Cuando esa
Palabra es colocada en la mente, provee una norma de verdad que es siempre confiable. Cada impulso
de sentimiento debería ser examinado por ella. Todo el conjunto de estilo de vida, incluyendo las
palabras, las acciones y los pensamientos debe ser colocado bajo la supervisión de ese centro de control
direccional. No es exagerado decir que la mayoría de las desviaciones de la voluntad de Dios en la
actualidad están basados bien sea sobre siguiendo los sentimientos o siguiendo a la multitud.

Cuan importante es para nosotros estudiar estas dos poderosas armas que Satanás emplea con tanta
habilidad infernal. Ambas están enraizadas dentro de las necesidades humanas más profundas. A
menudo pasamos por alto el hecho de que nuestro enemigo espiritual ha estado estudiando la naturaleza
humana por casi 6000 años – mucho más tiempo que el siquiatra más exitoso en ejercicio actualmente.
Él también ha experimentado con nuestras debilidades emocionales, utilizándolos para explotarnos en
nuestros momentos más vulnerables.

¿Cuántos han caído como víctimas de sus manipulaciones? Una sola mirada profunda a nuestra
sociedad hedonista nos brinda la respuesta. Jesús lo vio mucho antes que ocurriera y trató de advertirle
a sus discípulos y a nosotros acerca de la fuerza de esos ataques. Él dijo: “Pero estrecha es la puerta y
angosto el camino que lleva a la vida, y pocos la hallan”. Mateo 7:14.

En otra ocasión el Maestro hizo esta significativa pregunta: “Cuando el Hijo del Hombre venga,
¿hallará fe en la tierra'?" Lucas 18:8. En el mismo sermón Él declaró: "Como fue en los días de Noé,
así también será en el día en que regrese el Hijo del Hombre”. Lucas 17:26.

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Obviamente solo una pequeña porción de los habitantes de la tierra escapará del abrumador engaño de
los postreros días y se salvará. Un pequeño remanente, como siempre, estará más preocupado acerca de
hacer lo correcto que satisfacerse a sí mismo, la multitud, u otro individuo. El registro de la historia
consistentemente narra los hechos de esa pequeña compañía de disidentes que se atrevía a rechazar la
cómoda invitación de la multitud. La mayoría parece que nunca estuviera buscando la verdad tanto
como una religión fácil y conveniente que les permitirá vivir a su antojo. Para ellos cualquier doctrina
que exige abnegación o un estilo de vida disciplinada resulta ser mala noticia.

¿ES FACIL PREDICAR LA VERDAD?

Esta es indudablemente la razón por la cual se esta predicando un evangelio sesgado en la mayoría de
las iglesias actualmente. Es placentero decir cosas que son apreciadas y bien recibidas. Ningún
mensajero de Dios vacila para declarar las preciosas verdades acerca de la justificación y gracia
gratuita que requieren tan solo fe y aceptación. Sin embargo, existe otro lado del evangelio que tiene
que ver con frutos y buenas obras. Se le llama santificación. Se refiere a obediencia y una conducta
similar a la de Cristo en cada situación de la vida. Ese es el aspecto de la justificación por fe, el cual es
muy impopular con las masas hoy en día. Exige acción y obediencia.
¿Será que algunos predicadores temen presentar esta verdad sin adornos por temor al rechazo y al
ridículo? ¿Han sido intimidados al ver a otros fieles centinelas atacados como legalistas y fariseos?
Usted puede responder a esas preguntas sobre la base de sus propias observaciones. El ejemplo del
profeta Jonás brinda evidencia dramática que no es fácil decirlo exactamente como es. Nadie aceptaría
gustosamente su misión.

¿Resultará más fácil pararse frente a pecadores practicantes de toda índole y variedad y presentar el
ultimátum de Jesús: “Ved y no peques más”? Como embajador de Dios, puedo decirle que es una
terrible tentación sentir lastima por aquellos drogadictos, borrachos y prostitutas, y bajarle el tono a los
requerimientos para renunciar a la práctica del pecado. Queremos ser blandos con ellos. No les
queremos desanimar con la idea de que deben cambiar su estilo de vida. Al menos, no inmediatamente.
De alguna manera queremos seguir acomodando la naturaleza carnal un poquito más para que la
religión les resulte un poco más cómoda.

Pregunta: ¿Existe alguna verdadera religión que promueve la práctica continuada del pecado en
cualquier dimensión? ¿Hay alguna declaración en toda la Biblia que brinda la idea que solamente

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deberíamos disminuir la cantidad de pecado que cometemos? ¿Puede la gracia justificadora,
convertidora de Cristo cubrir la práctica de cualquier pecado conocido o intencional? Pablo declara:
“Porque la carne desea contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne. Los dos se oponen entre sí, para
que no hagáis lo que quisierais” Gálatas 5:17.

Si esa declaración no resulta lo suficientemente contundente sobre el tema, lea las palabras adicionales
del apóstol en Romanos 8:13: “Porque si vivís conforme a la carne, moriréis. Pero si por el Espíritu
dais muerte a las obras de la carne, viviréis”. ¡Esa es la clave! Podemos hacer uno u otro, pero no
podemos hacer las dos cosas al mismo tiempo. Vivimos bien sea conforme a la carne o conforme al
espíritu. Pablo dijo: “Los dos se oponen entre sí”. Eso es lo suficientemente claro. No puede haber
algún cambio de autoridad entre estas dos fuerzas. Debemos mortificar los actos del cuerpo o
acomodarlos. ¿Cuál será nuestra decisión? No pueden ser ambas.

Pero regresemos a nuestro punto de seguir a la multitud. Hemos descubierto que la mayoría usualmente
esta equivocada, y no quieren que se les diga acerca de sus pecados. También hemos considerado cuan
difícil es decirle a esa multitud lo equivocado que esta. Aquí parece apropiado leer las palabras de
Jesús: "Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos ante los hombres. Pero Dios conoce
vuestro corazón. Lo que los hombres tienen por sublime, para Dios es abominable". Lucas 16:15.

PELIGROS DE LOS “ALTAMENTE ESTIMADOS”

La última oración contiene un principio de inmenso valor para todos nosotros hoy en día. Jesús se lo
dijo a los fariseos quienes sin vergüenza estaban justificando su conducta injusta porque se
conformaban a los códigos aceptados de su tiempo. Claramente indicó que la opinión de la mayoría
estaría del lado equivocado de casi todo. Él ya había declarado que la mayoría de la gente entraría al
camino ancho que lleva a la destrucción. Sus puntos de vista y prácticas representarían a aquellos que
están errados – aquellos que se perderán. Sin embargo estaría compuesta por la gran mayoría – en
contraste con los “pocos” del camino angosto. Lo sorprendente es que aquellas cosas “altamente
estimadas” para la mayoría de los hombres son abominables a la vista de Dios.

No resulta difícil ver la verdad de esta declaración cuando observamos los principios sobre los cuales
opera la sociedad actual. Bien sea que estemos contemplando la vestimenta, la dieta, las diversiones o

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los patrones educativos, existe una vasta diferencia entre los métodos de Dios y los ideales del mundo.
A veces nos raspamos, al igual que los israelitas, porque no podemos ser semejantes a las naciones que
nos rodean, porque Dios nos ha dado una norma superior bajo la cual vivir.

Muchos se han maravillado de la casi completa doctrina ascética de santidad por separación que esta
esbozada a lo largo de la Biblia. ¿Por qué le prohibió Dios a su antiguo pueblo que se mezclara y se
casaran con las naciones paganas? Los escritores del Nuevo Testamento también lanzan repetidos
llamados para que el Israel espiritual “salga” y se separe del sistema que llama el “mundo”. Aquellos
llamados a salir son identificados como la “iglesia”, que siempre es colocada en oposición al “mundo”.
La palabra iglesia procede de dos palabras griegas, ek que significa “fuera de” y kalleo que significa
“llamado” – eklesia: la iglesia, los llamados.

¿Por qué no aprueba Dios una estrecha relación de sus “pocos” seguidores con los “muchos que están”
en el camino ancho? Y ¿Por qué escoge la mayoría perderse? ¿De qué manera los atrae Satanás en
forma masiva para seguir su programa? Las respuestas a esas preguntas también brindarán una
explicación por el insistente llamado de los profetas y escritores de los evangelios a separarse de la
mayoría.

Aquí esta la respuesta del porqué tantos han sido capturados por el maligno: su esquema de fraternidad
esta basada sobre una reconocida ley de la mente que decreta que gradualmente nos adaptamos con la
gente con la que nos asociamos. El efecto inconsciente de escuchar y ver sus palabras y estilo de vida
tiene como objetivo construir lentamente una aceptación de lo que una vez era repugnante. La
influencia moldeadora de tal exposición deriva la reserva moral, y eventualmente conlleva a una actitud
conciliatoria hacia el pecado.

Todo el esquema es mortal porque el proceso de leudamiento se realiza de una manera tan sutil. En
ningún momento el colaborador se percata que esta siendo imperceptiblemente manipulado por la gente
a su alrededor. Ninguna señal de peligro es levantada. La conciencia se inclina gradualmente hacia el
nuevo esquema mental de tolerancia. Esta es la forma en que los “hitos” espirituales han sido alterados.
La lenta desviación de los principios bíblicos usualmente es hecha con un mínimo conflicto espiritual
debido a la naturaleza gradual del cambio.

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Encuesta tras encuesta ha revelado como las normas morales han sido eliminadas bajo la mortífera
influencia del influjo del medio ambiente. No hay manera de ser santo mientras se mezcla íntimamente
con lo impuro. No podemos exponer la mente constantemente a las abominaciones sin padecer las
consecuencias. El Espíritu de Dios no se equivoco al exhortar una separación del mundo de la carne. Ni
siquiera la oración y el estudio de la Biblia pueden seguir protegiendo contra una decisión presuntuosa
para contemplar tentadoras escenas pecaminosas y escuchar palabras y sonidos corruptores.

EL ENGAÑO DE SEGUIR LOS SENTIMIENTOS

No cabe duda de que ahora comprendemos mejor porque es importante entender la lección de la
langosta. Nunca es seguro seguir a la multitud. Pero analicemos ahora la segunda consecuencia
peligrosa de una piedra defectuosa como status. La langosta confiaba en los sentimientos que eran
producidos por poderosas fuerzas externas que obraban sobre la piedra de status. Obviamente estos
sentimientos eran imprecisos e inseguros porque la piedra en su cabeza había sido cambiada.

Anótelo bien: No es más seguro seguir los sentimientos de lo que resulta seguir a la multitud. No
importa cuan seguro se sentía la langosta acerca del tirón de ese magneto, lo llevó a actuar
equivocadamente y desempeñar el papel de un tonto. Satanás se deleitaría en guiar a cada uno de
nosotros en hacer lo mismo. Ya lo ha logrado con la mayoría al causarles que confíen en alguna otra
“piedra de conducta” que en seguir a la Palabra de Dios. Usando el poderoso magneto de una sociedad
glamorosa y deslumbrante, Satanás ha creado algunos sentimientos placenteros pero engañosos.
Millares han sido conducidos a un estado de falsa seguridad en el cual se sienten ridículamente
confiados y seguros. Es casi como si hubiesen sido hipnotizados y están obedeciendo la voluntad de
otra mente y no la suya propia.

¿Actualmente, la mayoría del mundo opera bajo una condición de trance producida por los poderes
hipnóticos de Satanás? Nadie puede dudar de la habilidad de los científicos de la mente para producir
tal estado en casi cualquiera que los observa o escucha. Siempre existe algún punto de contacto usado
para colocar un sujeto bajo hipnosis. La atención debe enfocarse sobre una luz u algún otro objeto así
como las palabras que se hablan. Sin la deliberada atención nadie puede ser colocado bajo el poder del
hipnotista.

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¿Tiene Satanás que lograr una atención similar con el fin de tener el control sobre alguien? Él también
usa un punto de contacto, usualmente una debilidad acariciada, una tentación de la carne, u otra área de
tentación. Nuestra única seguridad consiste en nunca permitirnos mirar o escuchar sus atractivas
tentaciones.

Cuando los sentimientos llegan a ser el criterio para probar la verdad, se genera una actitud defensiva
irracional. La gente más sincera se convence más allá de toda duda que está en lo correcto y todos los
demás están totalmente equivocados. Asegurados en la comodidad de sus sentimientos subjetivos
resisten toda lógica o razón basadas en verdades objetivas ajenas a sí mismos.

¿Pueden tales sentimientos o estados de ánimo ser peligrosos para un cristiano? De hecho, Satanás los
usa para destruir la habilidad de actuar racionalmente. Supongamos que usted esta sentado en un
pequeño salón sin ventilación. Una estufa de petróleo ha estado consumiendo el oxigeno durante algún
tiempo. Gradualmente usted se vuelve tan soñoliento que su cerebro es apenas capaz de de pensar. No
siente ganas de moverse de su silla. Especialmente, no siente ganas de levantarse a abrir una ventana o
una puerta. Sin embargo, sus sentimientos contra el moverse es una señal de peligro que le indica que
debe actuar inmediatamente para recibir más oxigeno en la habitación o nunca más volverá a moverse.

¿Alguna vez ha estado con el ánimo de tal manera que no quiso orar, o leer su Biblia? Por supuesto que
ha estado. Yo también me he sentido así. ¿Debemos ceder a ese sentimiento? Escuche, la oración es el
aliento del alma así como el oxigeno es el aliento del cuerpo. Nuestro estado de desaliento para orar o
estudiar es una señal que debemos hacerlo rápidamente porque nuestra vida espiritual esta siendo
amenazada. Ese es el momento para encerrarnos en nuestra alcoba, arrodillarse, y al orar, los deseos
espirituales empiezan a regresar. Muy pronto la oración es restaurada como un privilegio gozoso lleno
de satisfacciones. Pero a menos que rompamos el encanto hipnótico de “sentimiento” de la trampa de
Satanás actuando contra su punto de contacto. Estamos ubicados en gran peligro espiritual. La verdad
es que debemos actuar o ser sometidos.

ACTUANDO O REACCIONANDO
Esto nos trae a la fantástica conclusión que cada uno de nosotros en forma individual esta viviendo una
vida basada en actuar o ser sometido. Tomamos nuestras propias decisiones independientes acerca del
tipo de vida que viviremos o de lo contrario simplemente reaccionamos a la forma en que otras

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personas nos tratan. En este último caso entregamos la dirección de nuestras vidas a otra persona y les
permitimos determinar la clase de personas que seremos.

Por favor tome nota que seguimos hablando acerca de la manipulación de nuestros sentimientos por
parte de Satanás, pero en este caso esta trabajando a través de otra persona para ejercer su control. Es
probable que nadie esta más allá de ser influenciado hasta cierto grado por las acciones de otros, pero la
gran mayoría es actualmente los peones de cualquier circunstancia que ocurra a su alrededor. En vez de
basar sus decisiones más importantes sobre el razonamiento deliberado o la oración, impulsivamente se
lanzan en cualquier o en toda dirección, dependiendo de la manera en que sus emociones fueron
afectadas por otros.

El Dr. Hunter era un cardiólogo inglés que padecía él mismo de una enfermedad coronaria. Un día le
comentó a un colega: “Mi vida esta en las manos de cualquier pícaro que decide provocarme”. Su auto
profecía resultó ser verdad. Posteriormente alguien lo trató de una manera que lo hizo enfurecerse, y
cayó muerto de un ataque fulminante al corazón. ¡Que magnifica ilustración de que la educación y gran
inteligencia no nos puede proteger de la locura de nuestra naturaleza caída! Todos sus honrosos grados
académicos no le dio al Dr. Hunter control de su propio espíritu. Literalmente le permitió a otro
individuo tomar la decisión sobre su vida.

Pero el error del médico es menor comparado con el de aquellos que permiten que otras personas
literalmente determinen su destino eterno. Todos los días observamos a nuestro alrededor el desarrollo
de un dramático drama innecesario y a menudo hay miembros de la iglesia involucrados en él. La
gente permite que sus emociones volátiles se desborden de control en retaliación a la forma en que son
tratados, y algunos de los pecados más nefastos son registrados en su contra en los libros del cielo.
Muchos perderán su alma porque rechazaron asumir la responsabilidad por el curso de sus propias
acciones. En realidad, no actúan en absoluto; meramente reaccionan. Sin temor alguno podemos decir
que aquellos que no se aferran al poder divino para vivir una vida disciplinada y controlada serán
gobernados directa o indirectamente por Satanás. Ninguna persona posee dentro de sí misma esa clase
de poder. La habilidad para controlar la vida de uno mismo resistiendo toda provocación tanto de
amigos como de enemigos debe ser provisto por la gracia de Dios que llevamos dentro.

El verdadero secreto de protección contra la reacción se encuentra en el consejo de Pablo a los


filipenses: “Haya en vosotros el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús”. Filipenses 2:5. Nadie puede
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retallarse si esta pensando pensamientos de Jesús. En la cruz Cristo no dio señales de venganza,
irritación o retaliación. Su oración fue: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen".

¿Es ese estado mental accesible a los hombres en la carne? De hecho, Jesús poseía la misma naturaleza
humana caída que todos los hijos heredan de sus padres. Sin embargo, nunca reaccionó a un solo gesto
de desaire o rechazo. La clase de serenidad que Él demostró es prometida a todo hijo creyente de Dios
que lo reclame en fe. Pablo declaró en 2 Corintios 10:5: “Para derribar argumentos y toda altivez que se
levanta contra el conocimiento de Dios, y cautivar todo pensamiento en obediencia a Cristo”. Que
nadie crea que esta clase de integración con los pensamientos y mente de Cristo puede producirse sin
lucha y sometimiento. El carácter se conforma al patrón divino por dos cosas que operan en concierto
con el Espíritu Santo – la voluntad y las acciones del hombre. Dios nunca realizará estas dos cosas por
nosotros. Cada persona debe tomar la decisión de abandonar el pecado, y luego debe empezar a actuar
contra el pecado. Ninguno de estos pasos sería efectivo si no estuviesen acompañados por el poder del
Espíritu. Ningún hombre tiene en sí el poder para decidir dejar de reaccionar a la ira por la forma en
que es tratado, pero sí tiene el poder para decidir dejar de reaccionar. También tiene la habilidad para
empezar a resistir el impulso a reaccionar. ¿Será que estos dos pasos producen la victoria? En realidad,
cuando se toman después de reclamar la promesa de liberación, proveen evidencia dramática de
auténtica fe. Y la fe, a su vez, mueve el brazo omnipotente de Dios a intervenir con fuerza demoledora
contra la práctica de cualquier pecado.

TRATANDO CON LAS OFENSAS

Junto con la fe es también muy importante desarrollar una filosofía de comprensión hacia aquellos que
al parecer estén causando motivos de agravio. Gran parte del problema se origina en la falta de
voluntad o inhabilidad para considerar por qué esa persona esta actuando en forma determinada.

Es un hecho comprobado que nuestra propia actitud hacia el agresor determina en gran medida como
reaccionamos a lo que él hace en nuestra contra. Desafortunadamente hay poca inclinación a ser
considerado y razonable cuando uno esta siendo atacado física o verbalmente. La ira impulsiva ejerce
el control y ciegamente contraatacamos en un gesto de auto protección. Si hubiésemos sido capaces de
dominar esos sentimientos hipersensibles nos habría dado tiempo para preguntar y responder algunas
preguntas acerca de las motivaciones de ls otra persona. Inclusive unos minutos de meditación racional

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podría sugerir la posibilidad que el agresor podría estar actuando debido a una falsa información, y ser
muy sincero en lo que esta haciendo. Esto ciertamente podría reducir nuestras reacciones hacia él.

Hace muchos años escuché una historia que ha sido de tanta inspiración para mí que a menudo lo he
compartido durante mi ministerio. Muchas veces he tenido necesidad de relatarme a mí mismo la
historia para facilitar el trance por un periodo de estrés personal sumamente difícil. Tiene que ver con
un antiguo filósofo griego de nombre Felipe quien un día caminaba por la calle con un amigo. Pero
resulta que un enemigo de Felipe lo observaba desde la ventana de un segundo piso acercarse. Al pasar
los dos le lanzó un balde de agua al viejo hombre sabio. Sin el menor gesto de reacción contra la
agresión, Felipe siguió su conversación como si nada hubiese ocurrido. Su amigo se paró y ofreció
ayudarle a encontrar y castigar al hombre que lo había tratado de manera tan cruel. Felipe quedamente
replicó que nadie le había hecho mal alguno. El amigo reaccionó sorprendido: “Pero el hombre lo baño
por completo. Estas completamente mojado”. “No”, replicó el filósofo, “Estas equivocado. Él no me
lanzó ningún agua. Lo lanzó contra el hombre que creía que era yo”.

¡Que actitud! Y que mundo de diferencia haría si todos tuvieran ese espíritu de interés abnegado por los
sentimientos de otros. La mayoría de las enemistades personales, problemas raciales y disputas
internacionales podrían arreglarse en un momento si todos practicaran la filosofía de Felipe.

Hace algunos años yo estaba preparando a una joven madre para el bautismo. Al visitarla para hacer un
repaso final de las doctrinas de la iglesia, repentinamente estalló en lágrimas. “No puedo ser
bautizada”, exclamó. “Anoche mi madre me visitó y me recordó que en vista del odio que tengo por mi
hermano no sería apropiado que me bautizara”. Tras una gentil insistencia, Carol estuvo de acuerdo en
compartir por primera vez porque había odiado a su único hermano durante todos esos años. Ni
siquiera la madre conocía las razones que había tras ese espíritu amargo. Cuando ella tuvo siete años de
edad su hermano ya un adolescente empezó a abusar sexualmente de ella y la amenazó si alguna vez
llegara a contárselo a alguien. Durante ocho años ella sufrió abusos inenarrables de manos de ese cruel
hermano.

Yo sinceramente podía comprender la ira y odio que Carol le abrigaba a su hermano. Yo estaba
anonadado por su justificado sentido de haber sido deshumanizada y degradante. ¿Cómo podría yo
decirle algo que posiblemente cambiara sus sentimientos por esos profundos dolores psicológicos y
cicatrices? Entonces me acordé de la historia del viejo filósofo griego. Después de compartirla con ella,
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le pedí mayor información sobre el odiado hermano. ¿Fue él alguna vez un cristiano? “No”, dijo Carol,
“él era lo opuesto a un cristiano. Parecía estar siempre bajo el dominio de los demonios, y sigue siendo
así”.

Le dije: “Carol, no te parece una tragedia que tu hermano nunca conociera el poder de la gracia de Dios
en su vida? En realidad él estaba siendo controlado por Satanás en todo cuanto estaba haciendo. Sin
tener a Dios en su vida no había oportunidad para que él resistiera las cosas que Satanás estaba
haciendo por su intermedio. Él estaba manipulado y usado por el diablo. Si tan solo hubiera conocido al
Señor Jesús, nunca habría sido así. Él te habría tratado con amor y respeto. Ahora me dices que él
todavía no es un cristiano. Todavía sigue siendo obligado a hacer cosas pecaminosas y carece del poder
para resistir. Que diferencia haría si él pudiera aprender acerca de Jesús y lo aceptara. Él tendría el
mismo gozo que tú encontraste en Cristo. Necesitamos orar por él, Carol, para que de alguna manera él
pueda librarse de ese poder maligno que lo ha estado usando”.

A medida que yo hablaba las lágrimas empezaron a fluir de nuevo, pero esta vez eran lágrimas de
tristeza y compasión por un hermano perdido que merecía más bien lástima y oración que ser odiado.
Carol terminó de rodillas ese día pidiéndole a Dios que le salvara a su hermano de su miserable
cautiverio al poder de Satanás. Su propio odio personal fue lavado en esas lágrimas y al día siguiente
yo tuve el gozo de ver a la vieja Carol enterrada en la tumba de agua. Su vida fue transformada cuando
empezó a darse cuenta que su hermano ni siquiera la conocía – no realmente. Si él hubiese sido
sensible a ella como persona, no la habría tratado de esa manera. Su comprensión estaba distorsionada
por el pecado.

¿Podemos creer lo mismo acerca de las personas que nos maltratan a lo largo del camino de la vida?
¿Actuarían de igual manera si comprendieran cabalmente lo que están haciendo? ¿No podemos asumir
que no tienen la información completa acerca de nosotros, acerca de nuestros sentimientos, y quiénes
somos en realidad? Si tan solo pudiéramos dar el beneficio de la duda y decir: “No lo hicieron al
verdadero yo. Lo hicieron a la persona que creían que era yo”. Entonces les podemos tener lástima,
porque no saben lo que hacen. Y mejor aun podemos empezar a orar por ellos.

De manera que volvemos de nuevo a las dos grandes lecciones de las langostas que tienen piedras en
sus cabezas. No podemos medir lo que esta bien y mal por nuestros sentimientos subjetivos o por lo
que esta haciendo la mayoría. Nuestra piedra angular debe ser la Palabra de Dios. Al margen de la
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multitud; a pesar de nuestro estado de ánimo o sentimientos; al margen de la forma en que nos trata la
gente, debemos escoger ordenar nuestras vidas sobre la base de principios divinos. Así como Pablo
decimos: "Con Cristo estoy crucificado, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Y lo que ahora
vivo en la carne, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó, y se entregó a sí mismo por mí”.
Gálatas 2:20.

www.eme1888.cl; eme1888@gmail.com

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