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TEMA 4 1LLEP 2014-2015

Lengua y Literatura para la Enseñanza Primaria 1LLEP 2014-2015

TEMA 4- Los usos literarios del lenguaje. Modalidades y


fundamentos de la modalidad literaria. Los géneros literarios y sus
implicaciones didácticas.

1. Concepto de Literatura
2. El lenguaje literario: Modalidades de uso propias
3. El texto literario como acto de comunicación
4. Formas de elocución literaria
5. Los géneros literarios
6. La educación literaria y la Competencia lectoliteraria

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1.- CONCEPTO DE LITERATURA.

La Literatura tiene su propia realidad


¿Para qué necesita otra?

La Literatura determina un uso específico de la lengua en una modalidad de habla (de


uso comunicativo) que tiene caracteres específicos.

Hay muchos autores que consideran que la Literatura representa la expresión más
elevada y rica de la facultad humana de comunicarse a través de la lengua, al lado de otras
de formas de expresión (la música, las artes plásticas, la comunicación audiovisual) que
configuran las llamadas Bellas Artes.

No obstante, empeñarse en definir la “Lengua literaria” como el uso estético o


“adornado” o “selecto” de la lengua es solo una simplificación engañosa e incompleta de esa
modalidad de uso comunicativo.

La característica que define el uso literario y que lo diferencia de cualquier otro uso
comunicativo, es el hecho de que la Literatura crea su propio referente. El concepto
aristotélico de “Poiesis” se relaciona de manera directa con esta característica: la literatura
“crea” un mundo (ficcional) que se convierte en el referente de la obra creada, que resulta
ser una “idea” (imagen) más o menos próxima de la realidad –inmanente o intelectual,
cultural o enciclopédica- que rodea al autor en el momento de formalizar (escribir) su
mensaje. El mensaje, de este modo, se convierte en una invitación a la creación conjunta a
partir de la información ofrecida en el texto por el emisor y el intertexto lector que el
receptor sea capaz de poner en juego durante el proceso lector. 1

El emisor, consciente de la importancia de la organización de los mensajes que


produce con función poética predominante, utiliza cuantos medios le ofrece la lengua y los
saberes implícitos de sus posibles lectores para garantizar la más adecuada y eficaz
comunicación. Atendiendo a esta razón de precisión y eficacia comunicativa, se ha venido
desarrollando de manera progresiva un conjunto de modelos de actuación que la retórica
tradicional viene definiendo como “lenguaje literario”.

En este contexto se explica el razonamiento Jakobsoniano sobre la “función poética”


o “estética” de la lengua y su relación con los textos llamados literarios. En efecto, cuando
define la “función Poética” como propia de aquellos textos que “revierten sobre sí mismos”,
que se “justifican en sí mismos” podemos entender que se trata de textos cuyo referente
1
Tenía razón Rosa Regás cuando afirmaba, en un programa de radio, que “la literatura ya tiene su
propia realidad. ¿Para qué se necesita otra?” Ese y no otro es la línea medular de los usos literarios de la
lengua: la capacidad de crear mundos por medio de la palabra. No menos interesante es otra cita: dicen que
dijo Borges “El paraíso debe ser algún tipo de biblioteca” y es que la capacidad de “crear mundos” es propia
de la divinidad.

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debe buscarse y definirse a partir de su propia capacidad significativa, cuyo mundo de


referencia se construye en el desarrollo del propio mensaje. 2 La especial organización del
mensaje, tanto en lo que se refiere al eje de selección, como en lo referido al eje de
organización del mensaje, define con claridad el sentido “estético” del mismo. Pero
debemos tener en cuenta que este hecho no debería traducirse de manera directa y
necesaria, como “construcción embellecida” del mensaje, sino eficaz, enriquecida,
específica, adecuada a la finalidad esencial del mismo mensaje 3.

Las convenciones retóricas que dan forma al llamado lenguaje literario son un
conjunto de modalidades de uso repetidas de manera frecuente a lo largo de la historia de la
producción de textos con función “estética” (historia de la Literatura) y sancionadas como
tales por los expertos en los estudios literarios. Conocer los elementos fundamentales que
definen la “lengua literaria” es aproximarse de manera sistemática al proceso de
composición y compresión de mensajes de función estética o literaria.

2.- EL LENGUAJE LITERARIO: MODALIDADES DE USO PROPIAS.

De acuerdo con lo que hemos dicho sobre los textos de función estética o literaria, el
contenido, la significación del texto literario, es inseparable de lo que solemos llamar forma.
El escritor, emplea unos componentes (sonidos, ritmos, palabras, formas y estructuras
gramaticales...) que son comunes a la casi totalidad de los hablantes de su lengua, pero que
pueden alcanzar significados específicos al ser utilizados para esa función. Sin embargo, el
texto literario es el resultado de un uso muy peculiar de la lengua en un proceso de
comunicación que tiene como característica esencial que el referente se encuentra en el
propio mensaje, es decir, el texto se “refiere” a la realidad ficcional creada a partir del propio
texto. Las diferencias entre un texto no literario y otro que sí lo es no radican tanto en la
forma específica del mensaje empleado sino en el hecho de que el mensaje literario se utiliza
para crear un mundo de ficción o literario que ha de reconstruir el lector.

2.1. PROPIEDADES DE LOS TEXTOS LITERARIOS.


2
Y esto es aplicable a las tres modalidades comunicativas de carácter literario y a todas sus
manifestaciones y subgéneros. Si el autor describe con técnicas realistas un paisaje, un personaje o una
situación, podrán reconocer el referentes “real” aquellos lectores que lo posean en su intertexto lector, pero
deberá construirse a partir de la información proporcionada por el mensaje por todos los demás lectores. Del
mismo modo los referentes sensoriales y sentimentales de un texto lírico podrán estar más o menos
vinculados a experiencias subjetivas personales, pero su valor determinante desde el punto de vista del
referente “sensorial o sentimental” debe construirse por el lector a partir de las palabras empleadas en el
mensaje; la empatía lector/texto –e indirectamente lector/autor- se fundamenta precisamente en la
capacidad de construir un espacio (referente) sensual o afectivo a partir de la invitación significativa del
propio texto.
3
Si tienes interés por conocer las ideas sobre las funciones del Lenguaje según Jakobson puedes leer:
Roman Jakobson (1975), Ensayos de lingüística General, Barcelona, Seix Barral, en especial el capítulo IV
“Lingüística y poética”, págs. 347-395. También puede verse Ángel Alonso Cortés (2002), Lingüística, Madrid
Cátedra, Capítulo II, epígrafe 5, “El signo lingüístico y las funciones del lenguaje”, páginas 74-79.

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Un texto literario se caracteriza, entre otras propiedades, por:

 Predominio de la FUNCIÓN POÉTICA del lenguaje: el texto tiene como referente el mundo
que se crea a través del propio mensaje, es decir, se proyecta sobre sí mismo para explicarse
y justificarse como contexto de comunicación. El uso de un lenguaje común es
imprescindible para garantizar esa comunicación entre el emisor y los receptores posibles. Es
decir, el mensaje literario actúa como contexto significativo del proceso de comunicación y
es el único elemento de unión y relación entre el emisor y el receptor. La necesidad de
asegurarse la comunicación entre ambos sujetos de la comunicación (el emisor y el receptor)
empuja al emisor a emplear la lengua común de manera que pueda garantizar que el lector
recibe toda la información necesaria para “recrear” el mundo de ficción que le está
ofreciendo. De ese modo lenguaje literario se ha ido convirtiendo en un uso especial de la
lengua.
 La FICCIONALIDAD: Los mundos literarios no son reales, aunque sean verosímiles. Algunos
autores hablan de imaginación, expresividad o de artificio como valores igualmente
literarios. Según Aristóteles, hay una diferencia entre Poesía (Literatura) e Historia. La
literatura es la narración de aquello que podría pasar –es verosímil- y la Historia es la
narración de aquello que ha pasado en el mundo de lo real. El comentario de texto debería
consistir en la lectura reconstructiva más rica y coherente realizada por cada uno de los
lectores de un texto a partir del propio texto –como referente necesario- y de las opciones
interpretativas del propio lector –el intertexto del lector- proyectadas sobre el propio
mensaje y en función de las finalidades lectoras preestablecidas.
 La PLURISIGNIFICACIÓN: Los mensajes literarios tienden a ser plurisignificativos en tanto
en cuanto en el proceso lector confluyen variables de alta significación en el proceso: el
lector y su intertexto y la finalidad o el interés pragmático de la lectura. Estas variables se
dan por encima o en paralelo a las intenciones del propio autor y son unas de las claves para
comprender el valor permanentemente enriquecido y la trascendencia temporal y estética
del mensaje literario. Una literatura tendrá fuerza, permanencia y significado mientras
interese a los lectores que “recreen” de manera siempre idéntica (con un referente común) y
siempre nueva (a partir de las variables del lector y de la finalidad o intención lectora).
 Fuerte presencia de valores CONNOTATIVOS: la palabra poética no se agota en los valores
denotativos, al integrase en un contexto de referencia propio (el mundo creado por el propio
mensaje) la palabra poética alcanza una significación en la que intervienen los valores
denotativos, los valores connotativos y las significaciones propias del sistema de significación
en el que se integra; de ahí el fuerte valor connotativo que se suele dar al uso literario del
lenguaje. Debe tenerse en cuenta que los valores connotativos vienen determinados por los
usos sociales de las palabras por lo que garantizan la participación imprescindible del lector
en el proceso de recreación (lectura y comprensión) del mensaje poético.

2.2.- EL LENGUAJE LITERARIO: RECURSOS LITERARIOS. FIGURAS RETÓRICAS

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El uso de los recursos que la retórica conoce como usos y figuras literarias no son exclusivos
de los mensajes literarios, de hecho están totalmente incorporados a los modelos
convencionales de comunicación oral y escrita, coloquial y formal en los intercambios
comunicativos no literarios.

No obstante, en el caso de los mensajes literarios, estos recursos y estas figuras pueden
alcanzar un mayor valor de significación pues determinan propuestas encaminadas a
enriquecer el referente del mensaje literario y el contexto específico de la comunicación y a
asegurarse la comunicabilidad del mensaje, llamando la atención del receptor sobre
determinados aspectos de la significación de las palabras, de los sintagmas, de las
locuciones, de las formas de organizar el mensaje..., de manera que generen en el receptor
una dinámica de participación activa más recurrente y comprometida que en otros procesos
de comunicación en los que el contexto es real y común o al menos compartido o
reconocido por ambos interlocutores.

Estudiaremos algunos de los Tropos y de las Figuras literarias más utilizadas en los mensajes
de intención literaria.

I. Los Tropos.

Se conoce con el nombre de "tropo" al procedimiento por el que una palabra adquiere
un significado que no es el suyo habitual y preciso. Los más comunes son:

1.-Metáfora.Consiste Designar un concepto con el nombre de otro con el que mantiene una
relación de proximidad o semejanza. En realidad se trata de un mecanismo de formación de
nuevos signos lingüísticos: “Las perlas de tu boca”4.

2.-Sinestesia. Consiste en desplazar las sensaciones, mezclando de manera voluntaria las


sensaciones auditivas, visuales, gustativas, olfativas y táctiles: “silencio oscuro” (oído /vista)
“Vibraciones amarillas” (tacto vista).

3.- Alegoría. Es una metáfora continuada: “En la redonda // encrucijada // seis doncellas //
bailan. // Tres de carne // y tres de plata. // Los sueños de ayer las buscan // pero las tiene
abrazadas // un Polifemo de oro”. FEDERICO GARCÍA LORCA. "La guitarra".

4.-Símbolo. Consiste en la asociación de dos planos, uno real y otro imaginario, entre los
cuales no existe una relación inmediata. Los símbolos pueden estar referidos a una cultura
concreta (para los judíos de época bíblica, la serpiente simbolizaba el mal y el pecado; para
las culturas occidentales de hoy, la justicia es simbolizada por una figura de mujer, con los
ojos vendados, una balanza en una mano y una espada en la otra.

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La Sinécdoque y la Metonimia pueden ser consideradas como modalidades de metáfora: “EL
espada"; “tomarse un vaso de vino”

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II. Las Figuras literarias.

Se llaman figuras literarias aquellos procedimientos lingüísticos que se emplean para


ampliar, matizar o enriquecer el significado de las palabras que se utilizan en un mensaje.

A.- FIGURAS DE DICCIÓN.

Se basan en el uso con intención significativa de los componentes formales de la lengua (de
dicción) en todo el mensaje o en alguno de sus componentes:

A.1. BASADAS en la repetición de sonidos

A.1.1. Aliteración. Es la repetición de uno o varios sonidos idénticos o muy próximos: “En el
silencio sólo se escuchaba un susurro de abejas que sonaba” con lo que el autor une a la
significación denotativa del mensaje, un componente fónico que asemeja o recrea la
referencia denotativa.

A.1.2. Onomatopeya. Consiste en imitar sonidos reales, ruido de movimientos o de acciones


mediante los procedimientos fonéticos de la lengua “Uco, uco, uco/ abejaruco.”

A.1.3. Similicadencia. Se utilizan dos o más palabras en el mismo accidente gramatical


(morfemas de tiempo, persona, género, número, etc.): “De carne nacemos, en carne
vivimos, en la carne moriremos”, lo que proporciona al mensaje un ritmo basado en la
repetición de elementos formales y, por ello, genera en el lector elementos inferenciales que
favorecen la reconstrucción del referente, es decir, de la significación del mensaje.

A.1.4. Paranomasia. Consiste en la semejanza fonética de palabras o grupos de palabras:


“Allí se vive porque se bebe” encaminada a reforzar la atención del receptor en el proceso de
comprensión del texto, llamando su atención sobre determinados componentes
significativos de las palabras marcadas por la figura.

A.2. BASADAS en la repetición de palabras

A.2.1. Anáfora. Consiste en la reiteración de una palabra o grupo de palabras al comienzo de


dos o más versos o unidades sintácticas.

Temprano levantó la muerte el vuelo,


temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo. MIGUEL HERNÁNDEZ.

La anáfora contribuye a crear elementos de significación fuertemente connotativa; a partir


de la insistencia y la reiteración el adverbio, en este caso multiplica de manera indefinida el
valor de la inesperada (cruel por inesperada y madrugadora) muerte del amigo.
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A.2.2. Reduplicación. Es la repetición de elementos que están en contacto: Sueña, sueña


mientras duermes. Lo olvidarás con el día. JUAN RAMÓN JIMÉNEZ. Muy semejante a la
anterior en su valoración significativa.

A.2.4. Concatenación. Es el uso continuado de la anadiplosis. Repetición en serie que pone


de relieve la continuidad; generalmente la última palabra de una frase o verso es la primera
en la frase o verso siguiente: “No hay criatura sin amor, / ni amor sin celos perfecto, / ni
celos libres de engaños, / ni engaños sin fundamento” TIRSO DE MOLINA.

A.2.5. Retruécano. Repetir los mismos elementos de una unidad sintáctica pero en orden
inverso: No dejan ver lo que escribo, / porque escribo lo que veo. BLAS DE OTERO

A.2.6. Polisíndeton. Repetición del mismo nexo sintáctico (conjunción o preposición): “y allí
fuerte se reconoce, y crece y se lanza, // y avanza y levanta espumas, y salta y confía, // y
hiende y late en las aguas vivas, y canta”. VICENTE ALEIXANDRE.

A.2.7. Sinonimia. Consiste en la presencia de elementos con el mismo o muy parecido


significado, aunque tengan significantes diferentes: Cuando se toca // con las dos manos el
vacío, el hueco. BLAS DE OTERO.

A.2.8. Gradación. Progresión entre palabras o grupos de palabras que se colocan


consecutivamente: Un manotazo duro, un golpe helado, // un hachazo invisible y
homicida, // un empujón brutal te ha derribado. MIGUEL HERNÁNDEZ.

Todas estas figuras tienen una finalidad comunicativa semejante aunque en cada caso podrá
interpretarse de manera específica, atendiendo al contexto en que se emplea. La reiteración
es siempre un instrumento de amplificación, de expansión del significado denotativo por
medio de instrumentos de connotación más contextual –propia del contexto en el que se
emplea- que social.

A.3. BASADAS en la supresión de palabras.

Se elimina algún elemento que normalmente debería aparecer en el texto.

A.3.1. Elipsis. Supresión de algún elemento de la oración que queda sobreentendido: “A


enemigo que huye, puente de plata”.

A.3.2. Asíndeton. Omisión de nexos sintácticos entre oraciones o sintagmas: “Llegué, vi,
vencí”.

La supresión de elementos no imprescindibles para establecer la significación de un mensaje


se fundamenta en la capacidad del receptor para inferir a partir de la información que le

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ofrecen las unidades presentes los significados pertinentes. Las opciones de aproximación
significativa enriquecen la propuesta y ofrecen al lector nuevas opciones de intervención
responsable.

A.4. FIGURAS por cambio en la disposición u orden sintáctico

En castellano el orden sintáctico no es rígido y puede alterarse con intención expresiva, o


para llamar la atención del lector sobre algunos aspectos del contenido expresado.

A.4.1. Hipérbaton. Consiste en el cambio de disposición de las palabras en relación con lo


que se supone el "orden sintáctico habitual": “Volverán las oscuras golondrinas” Bécquer.

A.4.2. Paralelismo. Es la idéntica disposición sintáctica repetida en dos o más construcciones


diferentes: Cuando los trigos encañan // y están los campos en flor. // Cuando canta la
calandria // y responde el ruiseñor // Cuando los enamorados // van a servir al amor”
(Romance del prisionero)

A.5. BASADAS en la analogía o semejanza entre palabras

A.5.1. Juegos de palabras o equívocos. Los más conocidos son el calambur y la dilogía: así
en dos versos de Góngora tenemos: "con dados ganan condados, (calambur) / ducados
(moneda) ganan ducados (título). Donde el engaño con la corte mora (dilogía).

B.- FIGURAS DE PENSAMIENTO

Se trata de usos que afectan al contenido lógico o discursivo de la oración o la frase.

B.1. Figuras lógicas.

Se trata de usos lingüísticos destinados a marcar un énfasis significativo en el


mensaje, llamando la atención del lector por sus características especiales.

B.1.1. Sentencia. Consiste en expresar en pocas palabras un pensamiento profundo de


carácter moral, filosófico, religioso. Si es de carácter culto y el autor conocido se llama
máxima: “Lo bueno, si breve, dos veces bueno” (Gracián). Si no tiene autor conocido y es de
carácter popular, recibe el nombre de refrán y proverbio: “No por mucho madrugar
amanece más temprano”.

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B.1.2. Símil o comparación. Consiste en comparar dos términos, uno real y otro imaginario.
Los dos términos se encuentran presentes y entre ellos se coloca un nexo comparativo. Ej.:
“Dientes como perlas”.

B.1.3. Antítesis. Es la oposición de dos ideas, pensamientos, expresiones o palabras


contrarias. Ej.: “Blanco/ negro” “Alto/ bajo”.

B.1.4. Oxímoron. Es una forma de la antítesis y se trata de unir en un mismo sintagma dos
conceptos contradictorios en una unidad.  Ej.: Una nieve quemante me desvela // y un
friísimo fuego me desvía." BLAS DE OTERO.

B.1.5. Sinestesia. Aunque ya ha sido considerada (entre los tropos), en muchas ocasiones se
considera también como una Figura de pensamiento. Consiste, como ya sabemos, en la
mezcla, o confusión deliberada, de sensaciones distintas: "el amarillo olor del cloroformo"
(Valle-Inclán).

B.1.6. Paradoja. Se unen ideas opuestas en una misma oración o pensamiento: “Vivo sin
vivir en mí”/ y tal alta vida espero / “que muero porque no muero”. (Teresa de Jesús). Se
aproxima mucho a la antítesis y, como aquella, lo que pretende es provocar en el receptor
una actitud de vigilia en el proceso lector, proyectando los significados contrapuestos para
garantizar la nitidez y la claridad de la información ofrecida.

B.2. Figuras descriptivas

B.2.1. Prosopografía. Es la descripción externa de una persona o de un animal.

B.2.2. Etopeya. Descripción de las cualidades espirituales o valores morales de una persona.

B.2.3. Retrato. Prosopografía más etopeya. Descripción completa de una persona.

B.2.4. Topografía. Consiste en describir un paisaje.

B.2.5. Enumeración. Se trata de la presentación de personas, cosas o acciones en sus partes,


que suelen expresar detalladamente los componentes de dichas personas, cosas y acciones.
Las distintas unidades de la enumeración suelen ir unidos mediante asíndeton o
polisíndeton. Cuando Roma es cloaca, // mazmorra, calabozo, // catacumba, cisterna, //
albañal, inmundicias, // ventanas rotas, grietas, // cornisas que se caen (RAFAEL ALBERTI)

B.3. Figuras Patéticas

Tratan de garantizar la participación activa del receptor en el proceso de recepción a


partir de llamadas explícitas a su implicación en los elementos de contexto comunicativo.
Aunque se trata de figuras que se producen también en las formas más directas de la
comunicación interpersonal (en los diálogos, en las cartas etc.), en los mensajes de intención

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estética son especialmente significativos y determinan una actitud especialmente


participativa de los receptores.

B.3.1. Exclamación retórica. Manifestación emotiva y sentimental de alegría, miedo, dolor,


tristeza o cualquier otro sentimiento. Va escrito entre signos de exclamación: “¡Hoy creo en
Dios!”.

B.3.2. Interrogación retórica. Pregunta que no espera una respuesta porque se


sobreentiende o va implícita en la propia pregunta. “¿No es más poderosa la virtud que el
vicio?”.

B.3.3. Apóstrofe. El autor se dirige de manera directa a un "tú" o a un "vosotros" que puede
ser animado o inanimado, real o imaginario, presente o ausente: "Olas gigantes que os
rompéis bramando”. BÉCQUER

B.3.4. Hipérbole. Consiste en exagerar, aumentando o disminuyendo, acciones, cualidades,


hechos, etc.: “Te lo he dicho mil veces”.

B.3.5. Prosopopeya o personificación. Consiste en otorgar cualidades humanas a seres


animados o cualidades de animales a cosas. Ej.: Las estrellas nos miran desde lo alto y
sonríen apacibles

B.4. Figuras oblicuas

Expresan las ideas de manera indirecta u oculta, según la intención del autor, de
manera que en ocasiones es necesario entender lo contrario de lo que dicen. Como en el
caso anterior son llamadas específicas a la participación del receptor. Si no se produjese esta
participación cómplice el significa del mensaje podría perderse o diluirse de manera decisiva.

B.4.1. Ironía. Afirmar lo contrario de lo que se dice, sin intención de engañar: “Ese niño
estudia muchísimo” (dicho a un alumno del que todos saben que no estudia nada). En
muchas ocasiones puede tener un carácter burlesco e incluso cruel, como en el de la figura
llamada sarcasmo. “Con muchísimo respeto, // Os he de ahorcar, ¡vive Dios!” (CALDERÓN DE
LA BARCA)

B.4.2. Perífrasis o circunloquio. Mediante esta figura se sustituye la denominación directa y


simple, por otra más amplia. En términos más coloquiales podemos definir la perífrasis como
"dar un rodeo" para decir algo: “Era del año la estación florida” GÓNGORA (Era primavera);
“Y cuando llegue el día del último viaje”… ANTONIO MACHADO.

B.4.3. Eufemismo. Es una forma de metáfora por motivos de carácter social o cultural: se
designa una cosa con el nombre de otra que se considera social o culturalmente inadecuada:
“Una cualquiera" por prostituta.

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B.4.4. Reticencia. Dejar incompleta una frase o no acabar de aclarar una idea, dando, sin
embargo, a entender el sentido de lo que no se dice, y a veces más de lo que se calla : “Dime
con quien andas...”.

B.4.5. Preterición. Consiste en declarar que se omite o pasa por alto algo, cuando de hecho
se aprovecha la ocasión para llamar la atención sobre ello. Se introduce a menudo mediante
expresiones como "por no mencionar" o "sin hablar de".

Podríamos ampliar la nómina de Tropos y de Figuras, pero lo importante no es tanto


su reconocimiento y valoración estética, sino su participación en el proceso de
comunicación. El uso de estas figuras no convierte un texto en literario ni son
imprescindibles para elaborar un texto literario. Las figuras literarias son recursos
encaminados a garantizar, enriquecer o dinamizar el proceso de comunicación en los
mensajes de intención literaria.

Comentar un texto literario nunca puede reducirse a “encontrar” algunas figuras


literarias o a enumerar los recursos que pudiéramos encontrar en su desarrollo; los recursos
son instrumentos de significación, cuya pertinencia deberá proyectarse sobre los contenidos
del mensaje en el que se incluyen. A esta realidad nos referimos cuando afirmamos que la
literatura, más que explicarse “se lee”.

Finalmente es una falacia afirmar que el lenguaje literario se “hermosea”, se hace


bello, a través de las figuras literarias o de los mecanismos de la versificación. No es verdad
que el mensaje literario se un mensaje “hermoso” o “embellecido”. La belleza del mensaje
literario, si la hubiere, se centra en la capacidad manifestada por el autor y reconocida por el
lector de crear a través de las palabras, referentes de ficción (mundos no reales) sugerentes,
convincentes, ricos, significativos, valorables desde distintos puntos de vista por sus
receptores cada vez que se leen (en cualquier contexto, en cualquier momento por cualquier
receptor).

3.- EL TEXTO LITERARIO COMO ACTO DE COMUNICACIÓN

La revalorización de la figura del receptor (del público) en los años setenta y del
contexto socio-cultural en que se emite o se recibe el mensaje, ha llevado a plantear la
noción de la literatura como forma de comunicación (texto literario como acto de
comunicación) y a estudiar la obra literaria dentro de un contexto comunicativo concreto:

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Una obra literaria es un mensaje verbal que, como cualquier otro, parte de un
emisor (el autor) que lo cifra de acuerdo con un sistema de signos, y que mediante un
canal –oral o escrito- llega a un destinatario (lector u oyente) que lo recibe y lo descifra.

F. Lázaro Carreter “La literatura como fenómeno comunicativo” sostiene que la literatura
posee ciertos rasgos individualizadores frente a otras formas de comunicación:

 Su carácter no es inmediatamente práctico (desinteresada).


 Tiene un receptor universal, constituido por todos los lectores potenciales que, en
cualquier tiempo o lugar, acudirán voluntariamente a acoger el mensaje.
 El mensaje literario conlleva su propia situación, lo cual implica que para adquirir
sentido debe instalarse en la situación peculiar de cada lector, constituyendo una
situación de lectura apropiada.
 La obra literaria se escribe en un lenguaje especial, cuyas propiedades específicas
deben investigarse.

Cesare Segre (Principios de análisis del texto literario) compara la comunicación dialógica
cotidiana con la comunicación literaria y establece como características de esta última:

 El emisor y el destinatario no son copresentes (comunicación diferida).


 El contexto al que el emisor se refiere es desconocido para el destinatario.
 Falta de medios de expresión paralingüísticos.
 En la comunicación literaria es posible volver repetidamente sobre el mensaje en
caso de que exista dificultad en su recepción.

José María Pozuelo Yvancos (Teoría del lenguaje literario) destaca cuatro rasgos de la
comunicación literaria que, tomados individuamente, podrían ser propios de otros discursos,
pero que en simultaneidad ofrecen una caracterización específica del discurso literario:

 Desautomatización del circuito: todos los constituyentes del texto tienen un valor
creador de significado (texto abierto, polisémico)
 Carácter diferido de la comunicación literaria: comunicación in absentia
 Ficcionalidad: carácter ficcional del texto literario.
 Transmisión de textos literarios con transformación (incorporación de un texto
literario o de alguna de sus partes en otro texto, traducción a lenguas extranjeras,
transformaciones de un género en otro, etc.)

En resumen podemos decir que el límite que separa al lenguaje literario de otros tipos de
lenguaje es muy difuso. Muchos escritos de carácter periodístico o científico pueden ser
considerados como verdaderas piezas literarias.

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La extensión de un texto literario no es un rasgo distintivo, puesto que es muy variable:


desde un par de versos hasta cientos y millares de páginas. Así pues, el texto literario posee
unas características internas sumamente peculiares pero, a la vez, difíciles de aislar
(comparte un buen número de ellas con otras clases de textos: la plegaria, el mensaje
publicitario, el eslogan, el texto periodístico, etc.).

Lo que sí es evidente que no podemos negar es su carácter desinteresado. El texto literario


no tiene una finalidad práctica inmediata. Por otro lado a diferencia de lo que ocurre en la
comunicación ordinaria (la conversación entre dos interlocutores), el texto literario posee un
final previsto por el autor. La extensión del texto dependerá del género elegido, pero
siempre fluctuará dentro de unos límites aproximados. El cierre es, pues, otra de sus
características diferenciales.

4.- FORMAS DE ELOCUCIÓN LITERARIA

Los textos literarios suelen ser una combinación de las tres formas de elocución clásicas:
narración, descripción, y diálogo. El retrato y el monólogo pueden ser interpretados como
variantes de las anteriores.

4.1. La Narración.

Los términos narración o texto narrativo se utilizan en su sentido estricto para hacer
referencia a los fragmentos en los que se relatan hechos reales o imaginarios. La narración
es una de las formas de elocución más antiguas y de mayor tradición literaria. Es la base del
cuento, de la novela, de la leyenda, del poema épico y otros géneros y subgéneros literarios;
pero también lo es de buena parte de nuestra comunicación habitual con los demás.

Puesto que lo narrado son principalmente acciones, el verbo ocupa un lugar destacado en
ella, tanto por su frecuencia, como por su significado.

Como el narrador cuenta sucesos ya ocurridos, predominan los verbos en pasado, en


especial los pretéritos indefinidos y los imperfectos. Cuando aparecen otros tiempos
verbales como conductores de la narración, suelen tener valor de pasado (presente
histórico, por ejemplo).

La selección de enunciados largos y complejos, con predominio de la subordinación, da


impresión de lentitud narrativa, de calma, de estatismo. Los enunciados cortos y sencillos,
con predominio de la yuxtaposición, de la coordinación o de las oraciones simples, dan la
impresión de dinamismo, de velocidad, de movimiento.

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4.1.1. LA NARRACIÓN: EL NARRADOR, LAS PERSONAS Y EL PUNTO DE VISTA.

El narrador es el personaje que conduce la historia, presenta a los demás personajes, explica
las circunstancias en que se desarrollan los hechos que narra, etc. El narrador puede formar
parte de la ficción literaria como un personaje más o separarse de ella. Cuando el narrador
cuenta la historia conociendo todos sus hechos pasados, presentes y futuros, hablamos de
narrador omnisciente. Cuando el narrador y el protagonista se identifican en una misma
persona, decimos que el relato se presenta como una autobiografía. Hay casos en los que la
autobiografía es real y otros en los que es sólo un artificio literario.

El narrador puede valerse de cualquiera de las personas gramaticales para dar vida a su
relato desde diferentes puntos de vista:

 Narración en primera persona. El narrador participa de los hechos que narra como
un personaje más, presentándose a sí mismo bien como el protagonista de esos
sucesos, bien como un personaje secundario o bien como mero testigo de ellos.
 Narración en segunda persona. El narrador se dirige a sí mismo, de forma que se
convierte a la vez en narrador y en personaje. Este desdoblamiento es un artificio
que se utiliza en algunas narraciones modernas.
 Narración en tercera persona. Es la más frecuente. El narrador cuenta unos sucesos
que ocurrieron a otros personajes ajenos a él.

4.1.2. LA NARRACIÓN: ORDEN Y SUCESIÓN DE ACONTECIMIENTOS

El orden en que aparecen los elementos de una narración depende de cuál sea el foco
considerado de mayor interés dentro de la misma:

 Si interesa conocer el desenlace de unos acontecimientos, la narración seguirá un


orden cronológico desde los primeros hasta los últimos sucesos. En este caso, lo
narrado tiene un desarrollo lineal.
 Si lo que importa destacar no es el desenlace, sino las circunstancias que llevaron a
tal desenlace, la narración puede comenzar por los últimos sucesos para después dar
un salto al pasado (flash back) y narrar el resto de la historia desde el principio hasta
esos sucesos finales, como si se tratara de recuerdos.

 Cuando se trata de destacar tanto los orígenes o causas como el desenlace, se puede
empezar la narración en un punto intermedio de la historia, e ir relatando luego los
acontecimientos anteriores y posteriores al punto de arranque. Este procedimiento
se denomina narración in medias res ('en mitad del asunto').

4.2. La Descripción.

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Describir es dibujar con palabras. Definida con más precisión, la descripción es la


representación de personas o cosas por medio de la lengua, refiriendo o explicando sus
distintas partes, cualidades o circunstancias.

En toda descripción interesan las cosas y sus propiedades o características, no las acciones.
En consecuencia, en un texto descriptivo predominan los sustantivos y los adjetivos sobre los
verbos; abundan los tiempos verbales que se refieren al desarrollo y no al término de la
acción (aspecto imperfectivo), sobre todo, los presentes y los pretéritos imperfectos. Se
prefiere la yuxtaposición y la coordinación a la subordinación. La ausencia de nexos da una
mayor rapidez a la descripción, la multiplicación de nexos le confiere lentitud y estatismo. Se
recurre frecuentemente a la comparación como método descriptivo.

4.2.1 CLASES DE DESCRIPCIÓN.

Según lo descrito, podemos hablar de descripción de paisajes y objetos, o de personas y


animales. Ambas pueden realizarse de forma realista o impresionista.

La descripción de personas se denomina retrato, que suele realizarse mediante la


combinación de prosopografía (descripción de la apariencia externa de una persona, los
rasgos físicos y la indumentaria) y etopeya (descripción del carácter, acciones y costumbres
de una persona). Ni una ni otra suelen aparecer aisladas. Aunque predomine la descripción
física, el autor suele introducir comentarios relacionados con el carácter del personaje o
hace derivar de los rasgos físicos alguna peculiaridad psicológica de la persona retratada.
Según la intención con que se realice el retrato o el tono empleado en su redacción,
hablamos de retrato objetivo o subjetivo, laudatorio o satírico.

Según el que describe, la descripción puede ser objetiva o subjetiva, estática o dinámica:

 La finalidad de la descripción objetiva es informar fielmente del aspecto,


componentes y otras características de un mecanismo, de un fenómeno, de una
reacción, etc. Es más propia de la prosa de investigación que de la literaria. La
descripción subjetiva se caracteriza por dar entrada, en mayor o en menor medida, a
la opinión del que describe. De hecho, es muy frecuente que, a través de sus
descripciones, el autor pretenda influir en la opinión que el lector ha de formarse
sobre lo descrito.
 En una descripción estática el punto desde el cual se supone que el autor observa es
fijo; desde ese punto, y mediante una técnica fotográfica más o menos fiel, el autor
presenta un cuadro de lo que percibe. En la dinámica el autor describe el objeto a
medida que va descubriéndolo; con técnica cinematográfica, se va adentrando en
una realidad que aparentemente descubre al tiempo que el lector.

4.3. El Diálogo.

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El diálogo es el medio de comunicación humana más utilizado y característico de la lengua


oral y también aparece con frecuencia en la lengua escrita; por ejemplo, en formas
narrativas como la novela o el cuento, en formas expositivas e, incluso, en poesía.

Para la trascripción del diálogo puede utilizarse el estilo directo, el indirecto o el indirecto
libre.

Cuando el discurso de una persona se dirige hacia sí misma o hacia un interlocutor que no se
halle presente, se produce un monólogo. El monólogo está sujeto a las mismas formas de
trascripción que el diálogo.

5.- LOS GÉNEROS LITERARIOS

Los géneros literarios son técnicas expositivas singulares, ligadas a ciertas leyes de forma y
contenido de carácter histórico o no, a las que se someten las obras literarias. El género se
va conformando históricamente. Los géneros remiten a unas coordenadas espacio-
temporales: en cada época histórico-literaria, un autor ha producido un hallazgo y otros
muchos autores han seguido la fórmula como una receta, imitándola sin conseguirlo o
superando sus resultados. Géneros y diacronía están estrechamente relacionados. Por tanto,
resulta muchas veces difícil fijar rígidamente los límites entre lo propiamente narrativo o
épico-narrativo, lo lírico o poético y lo dramático o teatral. Dentro de cada género surgen
sub-géneros o géneros menores, algunos de ellos sólo válidos en ciertos momentos
históricos.

De modo espontáneo, consideramos la realidad de los géneros literarios como un hecho (las
librerías clasifican las obras por géneros; los manuales de historia de la literatura clasifican el
corpus sobre el que versan en épocas, y dentro de ellas, en géneros; existen colecciones de
novela, de poesía, de teatro, etc.; hay libros que tienen por objeto los géneros literarios;
etc.) Es decir, que la convención genérica funciona. El género es una institución social que
entraña:

 Un modelo de escritura para el autor, que siempre escribe en los moldes de esa
institución literaria, aunque sea para crear otros nuevos.
 Un horizonte de expectativa para el lector, que posee una idea previa de lo que va a
encontrar cuando abre un libro que se llama poemario, novela, etc.
 Una señal para a sociedad, que caracteriza como literario un texto que tal vez
podría circular sin que se prestase atención a su condición de estético.

La clasificación occidental de los géneros literarios proviene de la aristotélica. Para


Aristóteles, el texto literario es un texto en verso (aunque lo que verdaderamente
caracteriza al texto literario no es su forma). Así estableció dos géneros literarios (en verso):
épico y dramático, y en cada uno de ellos, estableció subgéneros -subdivisiones de
contenido- que diferencian “alta literatura” y “baja literatura”:

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 Poesía épica: bajo, medio y alto (epopeya)


 Poesía dramática: bajo, medio, alto (tragedia).

La división tripartita, que incluye la lírica (épica, lírica, dramática) se admite a partir del siglo
XVI. Actualmente, existen numerosas clasificaciones de los géneros literarios. García Berrio y
Huerta Calvo (Los géneros literarios: sistema e historia, 1992), los clasifican en 4 grupos:

1) Géneros poético-líricos
2) Géneros épico-narrativos
3) Géneros teatrales
4) Géneros didáctico-ensayísticos

5.1.-GÉNEROS POÉTICO-LÍRICOS

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5.1.1.-GÉNEROS POÉTICO- LÍRICOS: CARACTERÍSTICAS.

 Se trata de textos que presentan un fuerte grado de interiorización, puesto que la


mayor parte de las veces son discursos muy subjetivos. La fuerte tensión emocional que
presentan les lleva a ser textos breves.
 No presentan una historia. Los elementos anecdóticos que aparecen en ellos son
fuente de emoción y nunca nudos de una trama.
 Profundizan en un solo aspecto.
 Los textos líricos llaman la atención sobre sí mismos mediante recurrencias,
paralelismos y todo tipo de juegos semánticos que potencien la connotación.
 Versificación (aunque no es condición indispensable)
 Ritmo y musicalidad, o sea, repetición periódica de determinados grupos de átonas y
tónicas, y elección melodiosa de los sonidos que se combinan.
 En los textos líricos, forma y contenido están unidos de manera tan íntima que, si se
varía, aunque sea levemente, la forma de un poema se cambia automáticamente su
contenido.

5.1.1.-GÉNEROS POÉTICO- LÍRICOS: SUBGÉNEROS LÍRICOS

FORMAS CLÁSICAS

 Oda. Originalmente son poemas para ser cantados con acompañamiento instrumental.
De tono elevado, la oda clásica estaba destinada a exaltar la vida de alguien, a celebrar
un hecho importante o a la descripción intelectual del paisaje.
 Elegía. La elegía clásica era un canto nostálgico e intimista de tema variado (el amor, la
muerte, la guerra, la política...). La elegía medieval (planto o llanto) mostró predilección
por la elegía para expresar lamentaciones funerarias y, aunque en los siglos de oro la
temática de la elegía era variada, en la poesía moderna se ha mantenido la tendencia
medieval de preferir la forma son elegíaca sólo para las composiciones cuyo contenido
está centrado en la muerte.
 Sátira. Forma poética propiamente latina que emplea la ironía, la alusión o la burla para
mostrar la locura o la maldad, señalar las debilidades humanas y alertar sobre las
conductas reprobables. Durante el Renacimiento se atribuyó falsamente a la palabra
sátira un parentesco etimológico con sátiro por lo que se utilizó con frecuencia para
designar las burlas lascivas en verso.
 Epístola. Carta formal y moralizante escrita en verso y destinada a su publicación.
Aborda siempre temas filosóficos o morales. El poeta se dirige a un destinatario al que
expone reflexivamente sus ideas.
 Égloga. Evocación idealizada en verso de la vida pastoril y del contacto con la
naturaleza.

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 Epigrama. Poema mordaz, agudo y conciso, generalmente escrito en verso. En Roma se


desarrolló el epigrama como una breve sátira en verso que acababa con alguna
expresión punzante. Desde el Renacimiento italiano, el epigrama adopta en la poesía
occidental la forma del soneto. Las greguerías de Gómez de la Serna y los proverbios de
Machado, pueden ser considerados modernos ejemplos de epigramas.
 Soneto. Se trata de una fórmula que ha conocido una extraordinaria fortuna a través
del tiempo, albergando una variada temática servida en los más diferentes registros. Su
estructura es bastante rígida (dos cuartetos y dos tercetos en la fórmula canónica, que
han conocido toda clase de experimentos en cuanto a distribución de la rima y número
de sílabas). La especial artificiosidad que presenta a partir del Barroco lo ha convertido
en paradigma de la estructuración lingüística de la poesía.

FORMAS POPULARES

 Villancico. Canción estrófica de carácter profano que surgió en el siglo XV en España.


Consta de un estribillo que alterna con una o más estrofas de versos octosílabos. Tanto
la rima como el número de versos son variables. Aunque trata de temas muy variados
suele predominar lo religioso. En general, se escribe para ser cantada con
acompañamiento instrumental.
 Canción. Texto corto, lírico o narrativo, acompañado de música. Su temática
generalmente es amorosa. Las canciones populares utilizan un lenguaje sencillo , verso
de arte menor y pueden llevar estribillo
 Romance lírico. Aunque originalmente el romance es de carácter épico, pronto
surgieron variantes líricas que se solían declamar con acompañamiento musical o se
transmitían como cantos infantiles.

5.2.- GÉNEROS ÉPICO-NARRATIVOS

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5.2.1. GÉNEROS ÉPICO-NARRATIVOS: CARACTERÍSTICAS.

 La situación comunicativa que constituye básicamente la épica es la de alguien


(narrador) que cuenta algo sobre uno o varios personajes en torno a un conflicto
temático en un contexto determinado, espacio y tiempo, con una cierta estructura
argumental.
 El narrador (autor-narrador, narrador-personaje, etc.) es un ser de ficción. El pacto
ficcional es la condición indispensable para que un texto épico se considere literatura
(si no, estaríamos ante la historia, la crónica, el reportaje, etc.).
 El narrador presenta diferentes fórmulas posibles: puede ser omnisciente (conoce
tanto las circunstancias externas como el interior de los personajes), como en la gran
novela del XIX, o puede tener un conocimiento parcial, es decir, saber tanto o incluso
menos que un personaje, como ocurre en la novela contemporánea, que presenta
todas las variedades imaginables al respecto.
 Los personajes. Cada obra gira en torno a un personaje protagonista: héroe o heroína,
que a lo largo de la historia de la literatura ha sufrido numerosos cambios ya que cada
época ha tenido su héroe ideal. A partir de la creación de la novela picaresca, El
Lazarillo o incluso Don Quijote ya no son héroes sino antihéroes. En la narrativa
moderna es imprescindible mostrar las transformaciones del protagonista al no ser un
personaje monolítico, invariable.
 Es una comunicación diferida. Por lo general, se cuenta una historia que pasó.
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 Se escribe en prosa.

5.2.2.- GÉNERO ÉPICO-NARRATIVO: SUBGÉNEROS ÉPICOS

 Epopeya. Género poético de estilo majestuoso que relata sucesos legendarios o


históricos. Por lo general se centra en un individuo, lo que confiere unidad a la
composición. A menudo introduce la presencia de fuerzas sobrenaturales que
configuran la acción, y son frecuentes en ella las descripciones de batallas y de
escenas de la vida cotidiana. Las principales características del género son la
invocación de las musas, la afirmación formal del tema, la participación de un gran
número de personajes y la abundancia de parlamentos en un lenguaje elevado.
 Cantar de gesta. Forma popular equivalente a la epopeya culta, o derivada de ella, en
la que se narran las hazañas de un héroe histórico o un personaje legendario. De
tradición oral, se componía para ser cantada por juglares o por los propios
trovadores.
 Novela. Su auge en los siglos XIX y XX ha sido tal, y sus variantes tan dispares, que
resulta difícil una definición rigurosa. Suele entenderse por novela una narración
extensa en prosa, con personajes y situaciones reales o ficticios, que implica un
conflicto y su desarrollo que se resuelve de una manera positiva o negativa. Con
frecuencia hoy se prefiere para designar al género el término más amplio y ambiguo,
narrativa, e incluir en él al cuento.
 Cuento. Narración breve de un suceso imaginario. Aparecen en él un reducido
número de personajes que participan en una sola acción con un solo foco temático.
Aunque tradicionalmente poseía una intención moralizante, hoy su finalidad suele
ser provocar en el lector una respuesta emocional.
 Fábula. También se la conoce como “apólogo”. Presenta un conflicto entre dos
antagonistas, que pone de relieve la existencia de los vicios capitales, de forma que al
final es castigada la soberbia, la avaricia, la envidia, etc. Suele tratarse de una
narración breve, escrita en verso o en prosa. Son muy conocidas las fábulas que
tienen como protagonistas animales antropomorfizados, así como las de tipo
mitológico.

5.3. GÉNERO DRAMÁTICO

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5.3.1. GÉNERO DRAMÁTICO: CARACTERÍSTICAS

 El texto dramático está dirigido a la representación, por unos actores de una trama
argumental que plantea, desarrolla y concluye concentradamente un conflicto entre
personajes, en un espacio y tiempo dados y ante unos espectadores; y aunque no

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excluye su simple lectura, el lector se sentirá llamado a verificar en su interior una


representación posible de la obra que lee.
 En el hecho comunicativo teatral intervienen diferentes códigos: la lengua natural, los
decorados, la vestimenta, los gestos, la iluminación, etc. Tales códigos abarcan todos
los signos imaginables, todos los que el ser humano pueda encontrar, al menos, hasta
el momento mismo de la creación. El primero de los códigos, el de la palabra, se
encuentra íntimamente ligado al tono y abarca cualquier tipo de expresión verbal
(narración, descripción, lírica o ensayo). El código que abarca los movimientos
corporales, cinestesia, es sumamente importante, ya que a veces contradice a lo que el
mensaje verbal parece indicar.
 Su emisión y recepción son esencialmente colectivos (una “compañía” y un “público”).
 El drama se presenta como autónomo. En el momento de la representación, se verifica
la ficción de que se prescinde de autor y público.
 En la representación se instaura un doble sistema de comunicación: de los personajes
entre sí, y de los actores y el público, aunque aquellos finjan desconocer su presencia.
Además de este doble sistema de comunicación cabe mencionar las llamadas
didascalias o acotaciones que recibidas por el lector-espectador, hace que éste
“interprete” la obra. Tal situación se da sobre todo en el teatro contemporáneo cuando
el autor es consciente de las escasas posibilidades de que su obra se represente.
 El texto dramático está constituido esencialmente por el diálogo.

5.3.2. GÉNERO DRAMÁTICO: SUBGÉNEROS DRAMÁTICOS.

FORMAS MAYORES.

 Tragedia. Según Aristóteles, la tragedia es una mímesis de una acción seria y acabada
en sí misma, la cual, mediante una serie de casos que provocan compasión y terror,
produce el efecto de levantar el ánimo y purificarlo de tales pasiones (catarsis). La
definición aristotélica sigue siendo generalmente aceptada. Se trata de la plasmación
dramática de un conflicto que en la lengua común llamamos “trágico”, expresión de
una visión del mundo que se traduce en un heroísmo patético vinculado a valores
trascendentes de índole ética o religiosa.
 Comedia. Se diferencia de la tragedia en el tono menor y más alegre de la acción, en la
intervención de personas comunes y, especialmente, en su final feliz.
 Drama. Presenta un conflicto, como la tragedia, pero su registro está lejos de la
grandiosidad propia de lo trágico y encuentra su ámbito de actuación en las realidades
“normales”.

FORMAS MENORES

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 Entremés y sainete. Piezas breves en un acto, en prosa o en verso, de tema ligero. El


origen del sainete se encuentra en la tradición popular y posee un humor festivo y
picaresco. Solía representarse en los entreactos de obras mayores. El sainete deriva del
entremés y acentúa lo humorístico y popular de este último.
 Auto sacramental. Obra de carácter alegórico en un solo acto que trata sobre un
dogma de la Iglesia Católica y tiene como fondo la exaltación del sacramento de la
Eucaristía.
 Melodrama. Nombre que se daba antiguamente a la ópera y que en el siglo XIX recibían
determinadas obras dramáticas de tipo folletinesco, convencional, caracterizadas por
sus fáciles concesiones a un público sensiblero.

5.4. GÉNEROS DIDÁCTICOS.

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Aunque no se ajusta a la clasificación tripartita aristotélica, conviene incluir, además, el


género didáctico, que se distingue, básicamente, por su finalidad. El autor, cuyo fin
primordial es enseñar, procura adornar el texto con elementos literarios que lo doten de una
forma atractiva (prodesse et delectare, instruir y deleitar). Se compone principalmente en
prosa y la función predominante en él es la referencial. Sus formas clásicas son los diálogos y
coloquios, que se adscriben también al género dramático, y el ensayo.

5.4.1. GÉNERO DIDÁCTICO: EL ENSAYO

Nos centraremos en el estudio del ensayo, que, a pesar de tener precedentes clásicos, es
un género literario relativamente reciente, cuya paternidad se atribuye a Michel de
Montaigne (siglo XVI).

Ortega y Gasset lo define como “disertación científica sin prueba explícita”; el adjetivo
“científica” no se refiere al tema, sino al propósito de reflexionar profunda y metódicamente
sobre la realidad. Ortega aporta tres rasgos para diferenciarlo del estudio especializado:

 el carácter personal y libre de la reflexión (disertación),


 la renuncia al rigor y la exhaustividad (sin prueba explícita)

 el propósito de hacer reflexionar al lector y sugerirle nuevas ideas (sí suele haber
pruebas implícitas).

5.4.2. GÉNERO DIDÁCTICO: CARACTERÍSTICAS DEL ENSAYO

Las características que le acercan al mundo literario y le apartan del tratado filosófico o
científico podrían ser:

 Subjetividad: el autor del ensayo defiende de forma apasionada su punto de vista sobre
alguna cuestión polémica, procurando persuadir al lector tanto con argumentos
razonables como con el despliegue de su ingenio.
 Complicidad: el tono propio del ensayo es informal; el ensayista traza un camino de
ideas por el que lleva de la mano a sus lectores. Por eso son frecuentes las alusiones al
lector y las llamadas a su atención.
 Improvisación: el nombre del género alude a la libertad con la que el autor va
encadenando sus pensamientos, sin ceñirse a ningún esquema rígido lo que lleva a la
constante presencia de digresiones.

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 Brevedad: dado que no pretende explorar exhaustivamente todos los aspectos del
problema que aborda, finaliza cuando el autor ha expuesto su toma de postura y los
argumentos que la sustentan.
 Voluntad de estilo: el ensayista puede dar rienda suelta a su capacidad creadora y
utilizar profusamente todo tipo de recursos de estilo que contribuyan a su propósito de
sugerir y mover el ánimo del lector.

5.4.3. GÉNERO DIDÁCTICO: OTROS SUBGÉNEROS

 Diálogo: subgénero didáctico muy cultivado en la época clásica y renacentista, en el


que se hace exposición de las ideas del autor mediante el debate entre varios
personajes que pueden darse en momentos de discusiones para tratar varios temas.
 Tratado: subgénero didáctico extenso, generalmente para especialistas, es decir, su
comprensión completa requiere unos conocimiento previos.
 Artículo especializado: estudio breve dirigido a especialistas en la materia
 Ponencias, comunicaciones: textos preparados para ser leídos ante un auditorio de
especialistas en un congreso.
 Oratoria: el autor pretende convencer por medio del lenguaje oral.

6. LA EDUCACIÓN LITERARIA

6.1. ENSEÑAR LITERATURA frente a EDUCACIÓN LITERARIA

La educación literaria consiste en la enseñanza y el aprendizaje de los conocimientos y las


habilidades que necesita un lector competente de obras literarias.

La expresión «educación literaria» -que desde hace algunos años se viene utilizando como
alternativa a la tradicional «enseñanza de la literatura»- implica un cambio de orientación
en los objetivos y en el talante pedagógico: se declara con este término que la finalidad de
la enseñanza de la literatura es formar lectores competentes y no transmitir informaciones
sobre teoría, crítica e historia literaria.

La educación literaria implica la intervención en campos estrechamente relacionados:


 Descubrir la lectura como experiencia satisfactoria fundada en la respuesta afectiva del
lector (éste se emociona con la intriga; se identifica con los personajes; reconoce en el
texto su propia experiencia vital como experiencia humana; descubre mundos alejados

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de su experiencia inmediata; contrasta su propia interpretación con la de otros


lectores; percibe estéticamente el lenguaje, etc.).
 Aprender a construir el sentido del texto, es decir, a confrontar la visión que tiene el
lector de sí mismo y del mundo con la elaboración cultural de la experiencia humana
que le ofrece la obra literaria.
 Conocer las particularidades discursivas, textuales y lingüísticas de los textos literarios,
características que están condicionadas históricamente y configuran los géneros o
formas convencionales de la institución literaria mediante las que la humanidad ha
simbolizado su experiencia.

6.2. IMPLICACIONES DIDÁCTICAS. LA COMPETENCIA LITERARIA

Hasta ahora, los objetivos de la enseñanza de la literatura se centraban en la adquisición de


conocimientos y estaban marcados por una visión historicista. Si replanteamos la cuestión,
nos daremos cuenta de que el sentido mismo de los textos literarios nos centra el objetivo
de aprendizaje:
 La lectura, leer como placer, como hábito, como fuente de conocimiento y de
comunicación con otros seres humanos, próximos o lejanos en el tiempo y en el
espacio.
 La adquisición de la competencia literaria, una progresiva profundización en el
conocimiento de géneros literarios, figuras retóricas y en la tradición cultural. Situar
un autor, reconocer una metáfora o clasificar una obra será útil en tanto que ayude
al alumno a mejorar su comprensión del mensaje literario y en tanto que desarrolle
sus habilidades receptivas y productivas.

Para definir los objetivos de la enseñanza de la literatura podemos utilizar un concepto


paralelo al de la competencia lingüística: la competencia literaria, que incluye las
habilidades propias de la comprensión lectora pero que va mucho más lejos. Esta
ampliación viene dada por la misma especificidad de los textos literarios y por la relación
obra-lector, que representa un grado más elevado de implicación del receptor.

La aproximación a un texto literario depende de varios factores:


 la comprensión de sus significaciones,
 la comprensión de las convenciones literarias y de las técnicas que lo hacen
sustancialmente diferente de los textos escritos funcionales, y
 la apreciación de su valor significativo y estético.

Además, la competencia literaria debería desarrollar también las habilidades de la


expresión con la ampliación de recursos estilísticos que el alumno podrá usar

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opcionalmente para utilizar la lengua como medio de expresión de vivencias y de


sentimientos. La competencia literaria no es más que la manifestación de una competencia
lingüística plena y madura.

Por otra parte, la adquisición de una competencia literaria no está condicionada


únicamente por la adquisición de conocimientos, sino también por el desarrollo de
habilidades, de procesos cognitivos y de actitudes que la favorecen, tal como se especifica
a continuación:

PROCEDIMIENTOS CONCEPTOS ACTITUDES

-Leer -Tradición literaria: - Sensibilidad


historia, autores, obras,
- Escuchar - Búsqueda de placer
corrientes, etc
- Hablar - Criterio propio
-Géneros y subgéneros:
- Escribir características, estructura, - Visión amplia: activa,
convenciones. productiva, valorativa,
- Interpretar
participativa, etc.
- Analizar - recursos estilísticos:
técnicas, figuras, etc. - Capacidad de reflexión
- Relacionar
- Valorar
- Comparar

7. BIBLIOGRAFÍA

COLOMER, Teresa (1991): “De la enseñanza de la literatura a la educación literaria”,


Comunicación, Lenguaje y Educación, 9, pp. 18-31.
GARCÍA BERRIO, Antonio (1992): Los géneros literarios: sistema e historia: (una
introducción), Madrid, Cátedra.
MAYORAL, José Antonio (1994): Figuras retóricas. Madrid. Síntesis
TODOROV, T. (1988): “El origen de los géneros”, en GARRIDO GALLARDO, Miguel A.
(Comp.): Teoría de los géneros literarios. Madrid. Arco/libros.

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