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L Perchak - Cómo Resolvió El Gobierno Soviético La Cuestión Nacional
L Perchak - Cómo Resolvió El Gobierno Soviético La Cuestión Nacional
L Perchak - Cómo Resolvió El Gobierno Soviético La Cuestión Nacional
LA CUESTIÓN NACIONAL*
L. Perchik
Prefacio a la Edición Inglesa de 1932
Hace apenas quince años, Rusia era uno de los países más atrasados del planeta. Sus clases
dirigentes, sus terratenientes y sus capitalistas, encabezados por la camarilla dirigente del zar,
gobernaban el país sometiendo a los trabajadores y campesinos a una política de represión salvaje y
cruel. Los “Cien Negros”, como se había apodado a los ultrarreaccionarios de Rusia, liquidaban sin la
menor piedad a todos los elementos progresistas y revolucionarios así como a su vanguardia de la
clase obrera. Era un régimen basado en la prisión y el exilio, en el knut y el cadalso.
Estos métodos de represión política eran evidentes en la explotación económica. Los campesinos
pobres y medios, que poseían poca o ninguna tierra, estaban esclavizados por los terratenientes y
vivían en un estado de dependencia semifeudal. Las condiciones de vida de la clase obrera, derrotada
en los enfrentamientos que habían tenido lugar en las barricadas de la Revolución de 1905, no tenían
nada que envidiar a las de los coolíes chinos: salarios paupérrimos, jornadas de 12 a 14 horas,
condiciones de trabajo espantosas, viviendas miserables.
La Rusia imperialista luchaba por apoderarse de un número incesantemente creciente de
colonias, tales como Manchuria, Persia e incluso las comarcas balcánicas, y era universalmente
considerada como el ‘gendarme de Europa’. Actuaba al servicio del capital internacional, cumpliendo la
brutal tarea consistente en suprimir todas las nacionalidades existentes al oeste de su territorio. La
Rusia zarista también tenía la reputación poco envidiable de ser una ‘cárcel de naciones’, y esta
expresión caracteriza a la perfección la política interior del gobierno del zar.
Efectivamente, la Rusia zarista era una prisión para decenas de nacionalidades oprimidas y
esclavizadas, entre las que se encontraban los ucranianos, los polacos, los finlandeses, los
bielorrusos, los turcos, los uzbecos, los turcomanos, los tayikos, los kazakos, los yakutes y muchos
otros más. La historia de la conquista, el avasallamiento y la opresión de estos pueblos fue escrita con
la sangre de millones y millones de víctimas del zarismo.
La política nacional de la vieja burguesía y de los terratenientes rusos era una política de
rusificación y de opresión de estos pueblos, una política que pretendía fomentar las luchas
nacionalistas, los pogromos y las matanzas.
Apenas han pasado quince años desde la caída del antiguo régimen zarista y el fin de sus
brutalidades, y hoy podemos estar realmente impresionados por la extraordinaria amplitud del cambio
que ha experimentado nuestro país. Tal como decía Marx -y Lenin repetía a menudo-, “un solo año de
actividad revolucionaria equivale a decenas de años de desarrollo apacible”. Mostraremos el modo de
resolver la cuestión nacional a través de la forma en que la hemos resuelto en la Unión Soviética.
En los países capitalistas que nos rodean la opresión social ejercida por el capital es evidente,
junto con la opresión imperialista sobre las pequeñas naciones y las colonias.
Las grandes potencias o, mejor dicho, los grandes “piratas” como Inglaterra, Francia, Japón, los
Estados Unidos y otros, mantienen en la esclavitud a millones de personas pertenecientes a las masas
trabajadoras de la India, Indochina y África. Incluso en Europa, la opresión colonial ha alcanzado
extremos desorbitados. Así ocurre en Polonia, donde 4 millones de ucranios, 2 millones de judíos, un
millón de alemanes y un millón de bielorrusos son cruelmente oprimidos; y nos encontramos con el
mismo sistema en Rumanía, donde 1.500.000 húngaros, un millón de judíos, 750.000 alemanes y
530.000 ucranios son mantenidos prácticamente en la esclavitud.
La resolución de la cuestión nacional en la Unión Soviética reviste tres aspectos: político,
económico y cultural.
¿Por qué medios deben resolver los bolcheviques la cuestión nacional?
En primer lugar: mediante la fórmula de Lenin referente al derecho de todas las naciones a la
autodeterminación, incluida la formación de Estados separados, fórmula que propugna la eliminación
de todos los privilegios nacionales. En los países capitalistas, la fuerza de esta fórmula se enfrenta con
el imperialismo y lucha por la liberación de las colonias, mientras que en el país de la dictadura del
proletariado implica la consolidación, en todos los sentidos posibles, de la unión de los trabajadores de
todas las nacionalidades, los cuales, aunando sus esfuerzos, construyen el socialismo.
* Título original: “Comment le gouvernement soviétique résout la question nationale”. Etudes Marxistes, nº 49, 2000.
Traducción: EDML (www.leninismo.org), (http://www.marx.be/FR/cgi/emall.php?action=get_doc&id=45&doc=132>)
-1-
En segundo lugar: la fórmula de Lenin referente a la ayuda económica y cultural proporcionada
por el Estado soviético a las nacionalidades antaño oprimidas. Mientras que el imperialismo explota sin
piedad a los pueblos coloniales, el Estado proletario no sólo los ha liberado políticamente, sino que
también les ha ayudado a alcanzar el nivel económico y cultural de las naciones más avanzadas de
nuestro país.
Tercero: la fórmula de Lenin referente al desarrollo de la cultura nacional, una cultura proletaria en
su contenido y nacional en su forma. Mientras que el imperialismo suprime la cultura nacional, sin darle
ocasión alguna de desarrollarse, la dictadura del proletariado establece los fundamentos de una
revolución cultural capaz de englobar a millones de personas pertenecientes a las masas trabajadoras
de todas las nacionalidades, sin otorgar el menor privilegio a ninguna de ellas en virtud de la lengua o
de la cultura nacional.
-2-
tanto desde el punto de vista político como económico. Del reconocimiento del derecho de las
naciones a constituir Estados separados, no resulta en absoluto que las naciones que gozan de este
derecho deban separarse necesariamente.
“'Algunos camaradas', escribía el camarada Stalin en su artículo La cuestión nacional en Yugoslavia,
parecen querer hacer obligatoria la práctica de este derecho (...) Se trata de un falso debate y debe ser
rechazado. No debemos confundir un derecho con una obligación”.1
El derecho de las naciones a formar Estados separados puede constituir, y de hecho constituye,
una amenaza para las potencias imperialistas, porque la separación de las colonias significa para ellas
la pérdida de fuentes de materias primas, de mano de obra barata, de mercados y de extorsión de
capitales.
Es un hecho bien conocido que los países coloniales se hallan bajo la dependencia económica y
política de los países imperialistas, y que producen enormes superbeneficios para estos últimos. Así
pues, está claro que ningún país imperialista abandonará voluntariamente estos superbeneficios, que
jamás abandonará un país colonizado ni concederá la autodeterminación a ninguna colonia deseosa
de constituir un Estado independiente.
El derecho de las naciones a formar Estados separados no puede constituir y no constituye, por
otra parte, una amenaza contra un Estado proletario, porque las masas trabajadoras, antaño oprimidas
por el capitalismo y ahora liberadas de la opresión social y nacional por la revolución proletaria, no
pueden desear separarse del Estado proletario que las ha liberado. Las masas trabajadoras se
convencieron por experiencia propia de que, frente al saqueo imperialista internacional y con el fin de
realizar la culminación de la gran tarea histórica -el establecimiento de una sociedad comunista-, es
necesario que todas las masas trabajadoras constituyan un frente unido bajo la dirección del
proletariado y de su Partido Comunista.
“En los Estados capitalistas, al lado de las naciones de primera fila, las naciones privilegiadas, las
naciones ‘soberanas’, tenemos naciones de segunda fila, naciones ‘no soberanas’, naciones que no
gozan de ninguna igualdad y que están privadas de numerosos derechos, principalmente de los derechos
de soberanía. En la URSS, sin embargo, todas las circunstancias de desigualdad nacional y opresión
nacional han sido abolidas. En la URSS todas las naciones son iguales y soberanas, porque los
privilegios nacionales y estatales de los que gozaba antiguamente el pueblo de la Gran Rusia han sido
abolidos”.2
1.3. ¿No contradice la experiencia de Finlandia y Polonia la línea política leninista de nuestro
Partido?
Por cierto, puede ocurrir que la clase obrera y las masas trabajadoras de una nación liberada por
la revolución proletaria no lleven siempre a buen término la revolución que han iniciado contra ‘sus’
terratenientes y capitalistas. En tales casos, el derecho a constituir Estados separados, que había sido
posibilitado por la revolución proletaria, puede ser desviado por la clase dominante y explotadora que
se sirve de él para sus propios fines. Esto es lo que hicieron los capitalistas y terratenientes de
Finlandia y Polonia en 1917-1918, cuando ahogaron en la sangre de los trabajadores y campesinos la
revolución que había estallado en estos países. ¿No invalida este triste acontecimiento histórico
nuestra línea de conducta, que reconoce el derecho de las naciones a constituir Estados separados?
¡En absoluto! Si los trabajadores revolucionarios de Finlandia y Polonia no fueron capaces de
resistir los ataques de ‘sus’ capitalistas en una época en que el proletariado ruso era el más precavido
en su acercamiento a la cuestión nacional, y en la que nadie habría podido denunciar su línea política
como gran-rusa, ¿qué razones habrían dado la revolución rusa, el gobierno soviético y el Partido
Bolchevique si no hubieran reconocido el derecho de autodeterminación de Finlandia y Polonia? Los
sectores de la clase trabajadora en los que no existe ninguna conciencia de clase, así como la mayor
parte de la pequeña burguesía -cuyas concepciones han sido contaminadas por los capitalistas, los
terratenientes y sus servidores y los parásitos social-fascistas- habrían interpretado semejante línea de
conducta por parte del proletariado ruso como una manifestación del conocido chauvinismo gran-ruso,
camuflada bajo un barniz de comunismo. Si hubiera ocurrido esto, la causa de la revolución proletaria
habría estado perdida en estos países para muchos años venideros.
Es evidente que esta solución al problema no impide que el proletariado victorioso en un país
preste ayuda internacional a los trabajadores de los países en los que la burguesía sigue existiendo. Al
contrario, resolver la cuestión de este modo permite al proletariado victorioso actuar siempre así.
“En todo caso, siguiendo el programa del Partido Comunista, el proletariado de la nación que fue la
nación opresora debe mantener una especial precaución y conceder una atención particular a los restos
de sentimiento nacional que subsistan entre las masas trabajadoras de las naciones que estén oprimidas
o no disfruten sus plenos derechos. Únicamente adoptando esta línea de conducta será posible crear las
condiciones favorables para una unidad realmente duradera y voluntaria entre elementos nacionalmente
1. Stalin, Cuestiones de leninismo. Publicado por el Partido Comunista de Gran Bretaña, p. 264.
2. Stalin, Encuentro con la primera delegación sindical americana, p. 40.
-3-
heterogéneos del proletariado internacional, como ha demostrado la experiencia consistente en unir a
varias repúblicas soviéticas nacionales en torno a la Rusia soviética”.
1.4. Cómo la constitución de la URSS garantiza la solución correcta del problema nacional.
¿Cómo han sido unificadas las diferentes naciones que habitan en la Unión Soviética? Como ya
sabemos, la URSS consta de siete repúblicas unionistas: Rusia, Bielorrusia, Ucrania, la República
transcaucásica, Uzbekistán, Turkmenistán y Tajikistán. Conforme a la Constitución, la Unión tiene
competencia sobre todas las cuestiones que atañen a la Defensa, los Asuntos Exteriores, el comercio
exterior, los medios de comunicación, el correo y los telégrafos, los presupuestos del Estado unificado
y la ‘Resolución del ámbito fundamental y general de toda la economía nacional de la Unión’.
“Las Comisarías del Pueblo de la URSS están divididas:
1. En Comisarías que cubren el conjunto de la Unión, es decir, una sola Comisaría para toda la
URSS (Comisarías para los Asuntos Exteriores, el Ejército y la Marina, el Transporte, el Comercio
Exterior, el Transporte Fluvial y Marítimo, y Correos y Telégrafos);
2. En Comisarías mixtas (Comisarías para el Abastecimiento, la Industria Pesada, las Industrias
Ligeras, la Agricultura y los Bosques, Trabajo, las Finanzas, la Inspección de los Trabajadores y
Campesinos). Las Comisarías que cubren el conjunto de la Unión tienen sus propios representantes
autorizados en el seno de las Repúblicas de la Unión, quienes les están directamente subordinados. Y las
Comisarías mixtas tienen sus propios cuerpos organizativos en el territorio de las repúblicas de la Unión;
estas comisarías llevan todas el mismo nombre y están subordinadas al Consejo de Comisarios del
Pueblo;
3. Las Comisarías Específicas del Pueblo son las Comisarías de Educación, Justicia, Bienestar
Social, Salud y Economía Municipal.”
Cada una de las repúblicas de la Unión se reserva el derecho a separarse de la Unión si así lo
desea. Aunque este derecho se halle previsto en la Constitución, las propias masas trabajadoras de las
repúblicas de la Unión se convencieron por experiencia propia de la necesidad de una sólida unidad de
acción, tanto para la construcción del socialismo como para la defensa de la Unión Soviética contra los
saqueadores imperialistas. Esta conciencia constituye la mejor garantía de la fuerza de nuestra Unión,
y es el símbolo de la fraternidad que une a los trabajadores de todas las nacionalidades del mundo.
La URSS, es decir, las siete repúblicas que constituyen la Unión, comprende quince repúblicas
autónomas y dieciocho distritos autónomos (ver apéndice I). Existe además un gran número de
regiones nacionales y de pueblos en cada república. En la RSFSR (República Soviética Federativa
Socialista Rusa), por ejemplo, hay diez distritos nacionales, 147 regiones nacionales y 3.200 soviets
rurales nacionales. En la RSS de Ucrania, de las 380 regiones hay 25 regiones nacionales, 8 rusas, 7
alemanas, 3 búlgaras, 3 griegas, 3 judías y 3 polacas. Entre el gran número de soviets rurales
nacionales de la RSS de Ucrania, tenemos 16 moldavos, 10 checos, 4 bielorrusos y hasta uno sueco y
otro francés. En la RSS de Abjasia, incluso hay un soviet de aldea negro. Tanto estas repúblicas como
la región nacional y los soviets rurales están organizados con el fin de acercar lo más posible el
aparato soviético a las masas trabajadoras autóctonas de dichos territorios. Al mismo tiempo, la URSS
garantiza la plena igualdad a todas las minorías nacionales que viven en el seno de la Unión y a las
repúblicas nacionales, los distritos autónomos, las regiones nacionales y los soviets rurales.
En cuanto a los órganos supremos de gobierno, los intereses de los trabajadores de las diferentes
nacionalidades reciben igualmente la más alta consideración. El CEC de la URSS (Comité Ejecutivo
Central de la Unión Soviética) consta de dos Consejos: el Consejo de la Unión y el Consejo de las
Nacionalidades. El Consejo de la Unión está compuesto por representantes de todas las repúblicas de
la Unión, siendo su número proporcional a la población de cada una de ellas; el Consejo de las
Nacionalidades consta de representantes de las repúblicas de la Unión y de las repúblicas autónomas
(5 representantes para cada una) sin tener en cuenta el número total de sus habitantes. Cada decreto
y decisión, así como cada proyecto de ley, deben transitar no sólo por el Consejo de la Unión sino
también por el Consejo de las Nacionalidades. En caso de desacuerdo entre el Consejo de la Unión y
el Consejo de las Nacionalidades, la cuestión será sometida a una comisión de arbitraje designada por
ambos Consejos.
Esta forma de gobierno practicada en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas no existió
desde el principio mismo de la Revolución de Octubre. Durante el primer período de la Revolución, la
cooperación entre los pueblos de la Unión Soviética no presentó una forma tan estructurada. Esto
puede explicarse por el hecho de que en aquella época las masas trabajadoras de los pueblos
liberados por la revolución carecían de experiencia, junto con el hecho de que la amenaza de
intervención extranjera no parecía aún un peligro inminente. Más adelante, durante el período de la
guerra civil y la intervención extranjera, la cooperación adoptó la forma de una unión militar. Y hubo
que esperar a que la guerra terminase para que esta unión militar fuera completada con una unión
económica.
Según la Sección 34 de la Constitución de la URSS, “los decretos y reglas del Comité Ejecutivo
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Central, de su Presidium y del Consejo de los Comisarios del Pueblo de la Unión de las Repúblicas
Socialistas Soviéticas serán impresos en las lenguas generalmente habladas en las Repúblicas de la
Unión: ruso, ucraniano, bielorruso, georgiano, armenio, azerí, uzbeco, turcomano y tayiko (o parsi)”.
Durante el Sexto Congreso de la URSS, estuvieron presentes representantes de 66
nacionalidades:
Verdaderamente, ¿en qué otro país del mundo el órgano supremo de gobierno incluye a
representantes de un número tan enorme de naciones, que además conviven todas juntas en completa
paz y armonía?
1.5. El gigantesco desarrollo de la actividad política de las masas trabajadoras.
Esta línea de conducta seguida por el Partido y el Gobierno soviéticos en la esfera de los asuntos
gubernamentales estrechó aún más los lazos que unían a los trabajadores de todas las nacionalidades
que componen nuestro país. El aparato del gobierno soviético, que en las repúblicas nacionales, los
distritos, las regiones y los soviets rurales utiliza la lengua de origen de la población autóctona,
pretende establecer el contacto más estrecho posible con los trabajadores de todas las regiones.
Obreros, campesinos de las granjas colectivas, trabajadores procedentes de la población autóctona
que conocen la lengua y las costumbres de las masas y que mantienen el contacto más estrecho con
ellas, son llamados a formar parte del aparato del gobierno soviético. Esta línea de conducta,
consistente en reclutar a la población autóctona para el aparato gubernamental, ayuda al desarrollo de
la actividad política entre las grandes masas obreras y campesinas de nuestro país.
Pudimos apreciar la magnitud de este desarrollo de la actividad política en las elecciones a los
Soviets celebradas en 1929, comparadas con las de 1927.
TABLA 1
Republicas Porcentaje de votantes Porcentaje de aumento
1927 1929
Republica Federativa de Rusia 49,20% 62,20% + 13,00%
Republica de Ucrania 52,70% 66,30% + 13,60%
Republica de Bielorrusia 47,90% 60,00% + 12,10%
Republica Transcaucasica 54,30% 69,20% + 14,90%
Republica de Turkmenistan 41,50% 70,00% + 28,50%
Republica de Uzbekistan 48,50% 60,90% + 12,40%
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En algunas repúblicas nacionales, tales como Ucrania, Turkmenistán y la República
Transcaucásica, el porcentaje de personas que participaron en las elecciones de 1929 fue incluso más
elevado que en la República Soviética Federativa Socialista de Rusia. ¿No demuestran estas cifras las
grandes mejoras políticas originadas por la revolución proletaria entre las masas más atrasadas de las
nacionalidades antaño oprimidas?
La Sesión Plenaria Unificada del Comité Central, que se reunió en diciembre, y el Comité Central
de Control del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, que también se reunió del 17 al
21 de diciembre de 1930, hizo pública una resolución a propósito de la reelección de los Soviets, en la
que llamaba la atención a todos los miembros del partido sobre la necesidad de aplicar
inmediatamente y de modo correcto la línea de conducta propugnada por Lenin a propósito de la
cuestión nacional.
“Durante la reelección de los Soviets -podemos leer en esta resolución- el desarrollo y la ulterior
ejecución e la línea de conducta propugnada acerca de la cuestión nacional deben ser ampliamente
difundidos y sus resultados controlados. Lo anterior incluye el fortalecimiento de la unidad internacional, la
solidaridad y la cooperación proletaria entre todos los pueblos de la URSS y el desarrollo de su cultura,
nacional en su forma y proletaria en su contenido”.
¿Cómo se han aplicado estas directivas de la Sesión Plenaria del Comité Central de diciembre?
La reelección de los Soviets de 1931 muestra un aumento suplementario de la actividad de los
votantes a lo largo y ancho del país y particularmente en las repúblicas nacionales. Este panorama
muestra que amplios sectores de la población han sido liberados de siglos de humillación por la
revolución proletaria, para ser introducidos de lleno en la participación activa en la construcción del
estado soviético.
TABLA 2
Republicas electorales Poblacion Votantes Porcentage
año 1931 para en las
Elecciones elecciones
Republica Federativa de Rusia 58686000 41482000 70,80%
Republica de Ucrania 16208000 12214000 75,30%
Republica de Bielorrusia 2733000 1871000 68,40%
Republica Transcaucasica 3270000 2420000 74,00%
Republica de Turkmenistan 652000 480000 73,60%
Republica de Uzbekistan 2.6550.000 1981000 74,60%
Republica de Tadjiistan 662000 497000 75,10%
Podemos ver que el porcentaje medio de los electores que participaron en las elecciones a los
Soviets en varias repúblicas nacionales fue más elevado que el porcentaje total para el conjunto de la
URSS.
La Constitución de la URSS también garantiza plenos derechos políticos, tanto el derecho a ser
elegidos como el derecho de voto, a todos los extranjeros que residan y trabajen en la Unión Soviética.
Por ejemplo, en Moscú los resultados de un recuento electoral no fueron ratificados y el presidente de
la mesa fue reprendido, porque a un trabajador extranjero no se le permitió votar.
El Partido tiene como tarea prioritaria atraer a las grandes masas trabajadoras a una participación
cada vez más numerosa en todos los niveles del funcionamiento de los Soviets, así como lograr que
los Soviets estén más cerca de las masas trabajadoras y que testimonien, al actuar de esta manera,
una solicitud todavía mayor hacia las necesidades culturales de las minorías nacionales.
1.6. La lucha contra los elementos chauvinistas.
En ciertas regiones nacionales de la URSS, existen una serie de elementos chauvinistas que se
oponen a la “autoctonización” del aparato de gobierno soviético y al uso de la lengua autóctona en la
administración. He aquí varios casos que se dieron en la región autónoma de Mordovia.
En la región de Zubovo-Polyansk, de 22 soviets rurales mordoves sólo 4 llevan sus asuntos en
lengua mordova. En la región de Kochkurov, de 18 soviets rurales sólo 5 adoptaron el uso de la lengua
mordova. En estas regiones la población mordova constituía entre el 70 y el 80 % de la población total.
En los soviets distritales la situación no es mejor. Los trabajadores de la región de Kochkurov
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intentaron presentar a la Unión de Granjas Colectivas un informe redactado en lengua mordova sobre
los progresos de las cosechas y de la colectivización, pero todos sus esfuerzos fueron vanos. La Unión
de Granjas colectivas del distrito respondió: “no entendemos el alemán”.
La autoctonización del aparato de gobierno soviético progresa muy lentamente. En 1930, en el
aparato del soviet de distrito el 18,2% de los trabajadores eran mordoves, y en 1931 todavía eran sólo
el 20,2%. En el aparato regional de los soviets, el porcentaje de autoctonización mordova está muy
atrasado si se lo compara con el de la población mordova. En la región de Zubovo-Polyansk, la
población mordova es aproximadamente el 80 %, pero solamente el 41% del aparato de gobierno
soviético está constituido por mordoves; en la región de Kovylk la población mordova constituye el 50
%, y en el aparato soviético sólo representa el 23%; en la región de Torbeiev la población mordova es
del 37%, y sólo representa un 17% en el aparato de los soviets.
Y no es sólo en el distrito mordove donde la autoctonización del aparato soviético y del uso de la
lengua conocen semejante retraso. Este estado de cosas debe cambiar.
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En cuanto al desarrollo de los primeros fundamentos de la industria tal como han resultado del
plan quinquenal, si observamos los porcentajes de crecimiento en 1932, último año del plan
quinquenal, comparados con los de 1928-1929, primer año del mismo plan quinquenal.
Podemos ver que, durante el período de aplicación del plan quinquenal, todas las repúblicas
nacionales y todos los distritos, sin excepción, desarrollaron los primeros fundamentos de sus
industrias a una tasa más elevada que la media del conjunto de la URSS.
Estos resultados encarnan las directrices del Decimoquinto Congreso del Partido que enfatizó la
necesidad de “consagrar una atención particular a la cuestión del aumento del nivel económico y
cultural de las nacionalidades atrasadas, los territorios fronterizos y las regiones subdesarrolladas -la
necesidad de liquidar progresivamente su retraso económico y cultural e imprimir, cuando la ocasión lo
exija, un ritmo más rápido al desarrollo económico y cultural”.
Si observamos los datos procedente de las regiones nacionales de la República Soviética
Federativa Socialista de Rusia.
Observamos un crecimiento que resulta evidente no sólo en la industria de las repúblicas y los
distritos nacionales, sino que, en vista del ritmo al que se produjo, sobrepasa considerablemente la
construcción industrial de la República Federativa de Rusia en su conjunto.
“El crecimiento de las inversiones de capital en la República Federativa de Rusia fue del 41 % en
1931, mientras que las inversiones de capital en las repúblicas y distritos nacionales ascendieron al 86 %
(…) Esto también se aplica a la electrificación. Mientras que en la República de Rusia los presupuestos se
duplicaron en el curso del año 1931, en las repúblicas nacionales aumentaron un 359 %”.
Los anteriores datos están extraídos del informe realizado por el camarada Soulimov, presidente
del Consejo de Comisarios del pueblo de la RSSF de Rusia durante el Decimoquinto Congreso de los
Soviets de toda Rusia.
El desarrollo de complejos industriales tan importantes como Dnieprostroi, Chtchestroi, la fábrica
de tractores Ordjonikidzé de Kharkov en Ucrania, Osinostroi, las hilanderías de fibras sintéticas de
Moghilev, la fábrica de lana de Orsha en Bielorrusia, el complejo de Ridder para metales no
ferruginosos, la fosforita de Aktyoubinsk y las cuencas mineras de Karaganda en Kazajstán, los
complejos de hilanderías textiles en Turkmenistán, en Uzbekistán y en Tajikistán, próximos a
yacimientos de materias primas, el petróleo de Azerbaiyán y de Tkirchel, el carbón de Georgia, los
altos hornos y las fábricas de envases de Daguestán, el gigante metalúrgico de Kerch en Crimea, el
desarrollo de infraestructuras mineras y metalúrgicas en Ural-Kuznetsk, el complejo de calderas y
turbinas de Bashkiria, las fábricas de papel de Kondopoga, la industria química y el complejo de
Nivastroi en Carelia, la construcción del ferrocarril Turksib (Turquía-Siberia), la colectivización y
mecanización de las regiones cerealistas y algodoneras de las repúblicas y los distritos regionales
-todas estas realizaciones son pruebas irrefutables de la solución correcta de la cuestión nacional. Son
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jalones fundamentales en el camino de la victoria sobre el atraso y la desigualdad económicos y
culturales de los pueblos antaño oprimidos de la URSS.
Es más, podemos esperar un nivel todavía superior en la construcción del socialismo a partir del
segundo plan quinquenal. En las repúblicas y en los distritos nacionales, importantes riquezas
naturales que no habían sido explotadas hasta ahora o por lo menos no totalmente explotadas, han
sido puestas al día o están a punto de serlo. Karaganda, en Kazajstán, es una cuenca minera de gran
riqueza, Oiratia y Jakassia son regiones ricas en mineral de hierro; Yakutia, Kazajstán y Komis rebosan
petróleo; inmensas reservas de energía hidroeléctrica se encuentran en los ríos de Transcaucasia,
Daguestán, Bashkiria, etc.
2.4. La reconstrucción socialista del pueblo y la liquidación de los kulaks.
Si prestamos atención a la cuestión de la reconstrucción socialista del pueblo y a la liquidación de
los kulaks como clase mediante una colectivización completa, podemos, en este caso también,
observar inmensos progresos en las repúblicas y en los distritos nacionales.
La colectivización del pueblo en diversas repúblicas muy distintas de la Unión se expresa en las
siguientes cifras de octubre de 1931 (en %):
Carelia 52,3
Tchouvachia 42,4
Bashkiria 66,7
Republica de Tatars 62,4
Kazajstan 63,0
Distrito Autonomo de Oiratia 37,6
Distrito Autonomo de Jakassia 51,0
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En la resolución de la Sesión Plenaria de junio podemos leer: “La creación de una serie de vastos
complejos industriales, el problema del Ural-Kouznetsk, la unificación del Asia Central y Siberia, el
problema de unir Kazajstán con los centros del país, la industrialización de los distritos fronterizos de la
Unión, el desarrollo considerable de la industria de la madera y el control de las regiones forestales del
norte, la construcción de potentes granjas estatales colectivas, la necesidad de reforzar todavía más
las defensas del país - todo esto significa que el transporte ferroviario se enfrenta al inmenso problema
de la construcción de nuevas líneas de ferrocarril y al fortalecimiento de la capacidad de las líneas ya
existentes”.
De este modo el Partido Comunista aplica progresivamente y de modo constante su línea de
conducta nacional en todas las esferas de la construcción del socialismo.
2.6. Los cuadros proletarios y la Inteligentsia del proletariado procedentes de las poblaciones
autóctonas.
La línea de conducta consistente en acelerar de forma considerable la industrialización de las
regiones nacionales atrasadas y liquidar la desigualdad económica entre las distintas regiones de la
URSS está estrechamente vinculada a la línea de conducta consistente en designar cuadros
proletarios procedentes de la población autóctona de estas regiones. Bajo el zarismo el proletariado
nacional era casi inexistente en gran número de estas regiones. Incluso en los lugares donde se
habían creado industrias, por regla general los trabajadores no eran reclutados entre las
nacionalidades autóctonas.
Los frutos de esta línea de conducta todavía pueden verse en nuestros días. En casi todas las
antiguas colonias, el número de trabajadores procedentes de la población autóctona, comparado con
el número total de trabajadores de la industria, es mucho más bajo de lo que justificaría el número de
habitantes de estas nacionalidades. Además, en general los trabajadores procedentes de las
poblaciones indígenas son menos cualificados.
Al atraer a grandes grupos de trabajadores -procedentes de las masas trabajadoras de la
población autóctona- a la industria de las antiguas colonias, cuyo desarrollo se produce con rapidez,
debemos poner en marcha una campaña de actividad ampliamente difundida en todas las
organizaciones del Partido, los soviets, los sindicatos y el Komsomol, con el fin de educar a este joven
personal en un espíritu proletario y darles una formación bolchevique plena.
Además, el gobierno soviético se halla ocupado en crear rápidamente -a partir de los elementos
trabajadores de la población autóctona- cuadros de ingenieros, técnicos y agrónomos para la industria
y la economía agrícola, así como personal educativo y cultural en el sentido más amplio del término,
desde bibliotecarios de aldeas hasta trabajadores científicos altamente especializados.
“Los antiguos centros para la formación de cuadros de ingenieros y técnicos se han hecho
insuficientes (...) Es necesario crear toda una red de nuevos centros en los Urales, en Siberia y en Asia
Central. Actualmente debemos garantizar a nuestras industrias un número entre tres y cinco superior al
número actual de ingenieros, técnicos y personal administrativo, si realmente queremos cumplir el
programa de la industria socialista en la URSS” (Stalin).
Grandes masas de los trabajadores y de la población trabajadora autóctona deben ser atraídas a
la red activa de los soviets. Los trabajadores de primera fila y los granjeros colectivos deben ser
atraídos al seno del Partido; la juventud obrera y los jóvenes granjeros colectivistas de primera fila
deben ser atraídos al seno de la Liga de los Jóvenes Comunistas.
De acuerdo con el plan de creación de cuadros nacionales, la URSS ya ha realizado grandes
progresos. Pero en ninguna circunstancia debemos contentarnos con esta única realización. Es
necesario concentrar todas nuestras energías en el desarrollo rápido y eficaz de los cuadros de
ingenieros, técnicos y agrónomos, enseñantes y dirigentes a la vez en los distritos más grandes o en
los más pequeños; de formar un amplio frente socialista procedente de los trabajadores y campesinos
de las nacionalidades que han estado aplastadas durante siglos y que han sido liberadas sólo por la
Revolución de Octubre.
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categóricamente al hecho de querer imponer una lengua extraña o semiextraña a cualquier
nacionalidad. Somos partidarios de la unidad más perfecta posible entre los trabajadores y campesinos
de todas las naciones, y precisamente por esta razón acudimos a las masas trabajadoras de todas las
nacionalidades con nuestra agitación y nuestra propaganda comunista y les ayudamos a desarrollar
una cultura proletaria, en la lengua que mejor les convenga.
3.2. Por una cultura proletaria en el contenido y nacional en la forma.
Debemos distinguir el contenido proletario de nuestra cultura de su forma. Vamos a examinar esta
cuestión de un modo algo más profundo.
Cuando los bolcheviques llamamos a la clase obrera a tomar parte activa y preponderante en el
desarrollo cultural nacional, nos referimos al desarrollo de una cultura que en su contenido sea
comunista, internacional, proletaria. Perseguimos una lucha resuelta y constante contra todos los
elementos extraños y hostiles a nuestra cultura -feudales, burgueses y pequeñoburgueses. Libramos
un áspero combate contra la cultura de las clases explotadoras, contra toda su moral y su ideología.
En una palabra, forjamos una cultura de nuestra propia clase y rechazamos con desdén todas las
tentativas oportunistas de lograr la reconciliación entre nuestra cultura y la cultura de la burguesía.
“Hay dos culturas nacionales en cada cultura nacional”: debemos recordar siempre las palabras de
Lenin a propósito del contenido de clase de una cultura. Las culturas de las diferentes clases no
pueden reconciliarse totalmente, como las clases mismas; es decir. los vectores de estas culturas
tampoco pueden ser reconciliados.
Además, en última instancia somos partidarios de una sola cultura, proletaria en su contenido.
Sabemos que el desarrollo de una sociedad comunista a escala internacional dará inevitablemente
origen a una cultura única en su forma y en su lengua. En la conclusión de su discurso durante el
Decimosexto Congreso del Partido, el camarada Stalin señaló: “En cuanto al desarrollo de las culturas
nacionales y de las lenguas nacionales consideradas en una perspectiva a más largo plazo, siempre
he defendido y continúo defendiendo el punto de vista leninista según el cual, en el período de la
victoria del socialismo en todas las partes del mundo, cuando el socialismo haya sido consolidado y se
haya convertido en un elemento inseparable de la vida cotidiana, las lenguas nacionales deberán
fundirse de forma inevitable en un lenguaje común que, naturalmente, no será el gran-ruso, ni el
alemán, sino algo completamente nuevo”.
En la época actual todavía estamos ocupados en la lucha a favor de toda forma de desarrollo de
las culturas nacionales de todos los pueblos de la URSS, y mantenemos una actitud de abierta
simpatía hacia todos los lenguajes y todas las culturas nacionales. Somos partidarios de proporcionar
toda clase de ayuda efectiva a las nacionalidades atrasadas en el desarrollo de sus culturas
nacionales.
¿Qué podría ser más simple que servirse del poderoso aparato de la dictadura proletaria para
cortar de raíz las culturas nacionales, estas culturas que hasta la revolución ni siquiera tenían su propia
literatura, como los buriates, los calmucos, los yakutes y otros gitanos? ¿Qué podría ser más sencillo
que adoptar la fórmula: “somos partidarios de una única lengua gran-rusa para la mayoría de la
población de la URSS?” Pero una línea de conducta de semejante 'sencillez' sería muy conveniente
para los peores enemigos del comunismo, porque no llevaría en absoluto a la fusión de las naciones
sino únicamente al antagonismo y a la hostilidad entre ellas; no conduciría a la unión de las grandes
masas trabajadoras de las naciones antaño oprimidas para construir juntos el socialismo, sino a su
desunión y a su alienación frente a esta construcción; no llevaría a la consolidación de una hegemonía
proletaria sino a la transformación de esta hegemonía en el desarrollo de una cultura nacional, que
luego se entregaría atada de pies y manos a la inteligentsia burguesa nacional.
He aquí un ejemplo sorprendente extraído de los buriates de Mongolia, que muestra cómo puede
deformarse la línea de conducta nacional. Los buriates del distrito de Dobatui se ven obligados a ir a la
ciudad de Verkhneudinsk para enterarse de lo que dice un periódico escrito exclusivamente en lengua
rusa. En numerosas instituciones podemos oír expresiones del género: “Si usted no conoce el ruso, no
vale la pena que ande rondando por aquí”.
Podemos mencionar centenares de hechos de este género extraídos de la vida cotidiana de las
diversas repúblicas y de los distritos nacionales de nuestra Unión. Demuestran que en numerosos
departamentos de nuestra administración, la línea de conducta nacional del Partido Comunista a veces
es deformada del modo más improcedente.
Siempre hay algunas personas entre los trabajadores que no son conscientes de su clase y que
piensan que su lengua es la mejor del mundo y que toda otra lengua es una lengua franca. Pero los
trabajadores dotados de conciencia de clase, los agricultores colectivos, y particularmente los
comunistas y los jóvenes comunistas, combaten resueltamente esas ideas chauvinistas.
Estamos a favor de toda forma de desarrollo y florecimiento de las culturas nacionales, durante el
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período de dictadura del proletariado, porque es la única vía mediante la cual puede lograrse la fusión
de todas las culturas nacionales en una sola cultura comunista global. “Quien no comprenda, dice el
camarada Stalin, esta particularidad y esta 'contradicción' de nuestro período de transición, quien no
comprenda esta dialéctica de los procesos históricos, está perdido para el marxismo”.
3.3. Un gigantesco desarrollo cultural entre los pueblos antaño oprimidos.
La obra titulada La línea de conducta nacional del PCUS en cifras (publicada por la Academia
Comunista para el Decimosexto Congreso del Partido) presenta una brillante imagen de este gran
cambio en el desarrollo de las culturas nacionales que la revolución proletaria provocó entre las
nacionalidades más atrasadas e ignorantes, antaño pisoteadas y oprimidas por el imperialismo ruso.
He aquí un pequeño cuadro extraído de este libro, donde se compara el grado de alfabetización de las
nacionalidades antes y después de la revolución.
El porcentaje de alfabetización entre las nacionalidades antaño oprimidas se ha multiplicado por
tres, cuatro veces o incluso más durante los primeros años de la revolución, es decir,
aproximadamente hasta 1926.
Es razonable afirmar que estos años resultaron menos favorables para el trabajo cultural. Pero
después de 1926 se produjo una mejora considerable en este ámbito. Según los datos transmitidos por
el camarada Kaganovitch en el Decimosexto Congreso del Partido, podemos comprobar el aumento de
la alfabetización entre 1926 y 1930.
Porcentaje de alfabetización desde la edad de 10 años y más para toda la población entera
1926 1929 1930
Republica Socialista Federativa Sovietica de Rusia 52,8 57,5 61,3
Republica de Ucrania 57,5 64,0 71,3
Republica de Bielorrusia 53,3 63,0 69,0
Republica Transcaucasiana 37,0 46,0 51,1
Republica de Turkmenistan 12,5 19,4 24,5
Republica de Uzbekistan 9,9 14,2 19,4
Desde 1931 asistimos a otro gran avance, y el porcentaje de alfabetización todavía aumentó de
manera considerable, particularmente en las regiones nacionales. Un gran número de repúblicas y
distritos abolió completamente el analfabetismo a partir de 1931.
En 1928, el aumento de la circulación de libros publicados en lenguas nacionales sobrepasó en
varios miles al del período prerrevolucionario. Teniendo en cuenta el contenido de estos libros así
como el de toda nuestra cultura, cuya calidad es completamente diferente del contenido de la literatura
eclesiástica feudal-burguesa prerrevolucionaria, no resulta poco sorprendente el hecho de que sólo
ahora esta literatura se haya hecho accesible para las grandes masas trabajadoras.
Tomemos como ejemplo a Bielorrusia. Antes de la revolución no había ninguna escuela bielorrusa
en Rusia, porque las clases dirigentes de la Rusia zarista, los terratenientes y los capitalistas,
aplicaban por la fuerza la línea política de rusificación a las nacionalidades no rusas, particularmente a
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los ucranianos y bielorrusos, que no tenían derecho a llamarse de otro manera que rusos. Los
ucranianos, por ejemplo, fueron llamados los ‘pequeños rusos’. Los partidarios de la rusificación
consideraban que las lenguas ucraniana y bielorrusa eran esencialmente dialectos locales, una suerte
de “ruso corrompido”. Los ucranianos, igual que los Bielorrusos, no tenían derecho a tener escuelas,
clubs o teatros ni a publicar libros y periódicos en sus propias lenguas autóctonas.
En 1907, la Duma zarista estableció la siguiente resolución: “Enseñar la lengua rusa a todos los no
rusos sin excepción con el fin de que en cada generación esta lengua pueda convertirse en autóctona
para ellos, y con el fin de que nuestra cultura rusa pueda convertirse en su cultura”. Pero ahora las
escuelas de Bielorrusia son un 90% bielorrusas, un 2,2% rusas, un 2,7% polacas, y un 4% judías. La
República Socialista Soviética de Bielorrusia fue la primera de todas las repúblicas de la Unión que
introdujo la educación universal obligatoria.
También podemos asistir al mismo desarrollo de la cultura nacional en Ucrania. En 1915 había
18.000 escuelas en Ucrania y la educación se dispensaba únicamente en ruso. En 1931 había 23.500
escuelas en Ucrania que agrupaban al 98,5% de todos los niños. La mayoría de las escuelas son
ucranianas (16.506), 1.342 son rusas, 581 alemanas, 481 judías y 341 polacas.
Al mismo tiempo en Ucrania occidental, que todavía se halla bajo la opresión de los terratenientes
y capitalistas polacos, 3.000 escuelas han sido cerradas y la lengua polaca se ha introducida por la
fuerza. En Bielorrusia occidental, que está sometida a las mismas presiones que Ucrania occidental,
109.000 niños siguen las clases de las escuelas polacas, y solamente 400 niños (es decir, el 0,5%)
tienen la posibilidad de estudiar en su lengua natal.
Consideremos asimismo el caso del distrito de Osetia del Norte. En este distrito había sólo un 10%
de alfabetizados antes de la revolución. A principios del año 1931, este porcentaje sobrepasaba el
65%. Sólo en el año 1930, se publicó tanta literatura en lengua osetia como la que se había publicado
durante los 125 años de existencia de la propia literatura osetia.
En numerosas nacionalidades de la URSS el gobierno soviético reemplazó al antiguo alfabeto
árabe, muy difícil de dominar para la mayor parte de la población, por el alfabeto latino.
Bajo el gobierno soviético se hizo posible suprimir el analfabetismo con una rapidez sin
precedentes en la historia, y esto se hizo en distritos y regiones donde el porcentaje de alfabetización
antes de la revolución no podía ser más bajo. En varias repúblicas nacionales y distritos, este
porcentaje insignificante se limitaba a los elementos explotadores -los kanes, condes, terratenientes y
otros. Adegheya, por ejemplo, fue la primera región de la URSS que eliminó completamente el
analfabetismo (1931). Antes de la revolución contaba sólo con un 7% de alfabetizados, mientras que el
porcentaje de mujeres que sabían leer y escribir era del 0,5%.
El Decimosexto Congreso del Partido dio instrucciones para la inmediata puesta en práctica de la
educación universal. Un año después de transmitir estas instrucciones, en 1931, tenemos a más de 20
millones de niños en nuestras escuelas. Jamás pensamos que pudiera existir una cifra de semejante
magnitud, ni siquiera en los países capitalistas más desarrollados. No hay comparación posible entre
este porcentaje y el de la Rusia prerrevolucionaria. No podemos decir seriamente que existiera
escolarización en lugares como el antiguo distrito de Fergan, donde sólo iban a la escuela el 0,7% de
todos los niños entre 7 y 14 años; o en Daguestán, donde el porcentaje era del 1,4%. O en Syr-
Daryinsk donde era sólo del 3%.
Ninguno de los países capitalistas conoció jamás, ni conoce actualmente, un ritmo semejante de
desarrollo cultural. Y los países coloniales subyugados por el imperialismo se han mantenido a un nivel
cultural muy bajo, porque los imperialistas ‘civilizados’ y ‘cultos’ los oprimen política y económicamente
y no les dan ninguna posibilidad de elevar su nivel cultural. En la India, por ejemplo, después de cien
años de opresión inglesa hay sólo un 6% de alfabetizados. En otras colonias este porcentaje es incluso
inferior.
Moscú, 1932
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