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FETICHISMO

STEFANÍA PINTO MANCIPE


M151917B

TALLER PROYECTUAL IX
UNIVERSIDAD MANUELA BELTRÁN
2020
1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS

La palabra fetichismo deriva del portugués feitiço, que significa ‘hechizo’.

El fetichismo está asociado a diversas prácticas de creencias o cultos religiosos


característicos de diversas culturas primitivas, en las cuales se tenía por costumbre otorgarle
a los objetos algún tipo de poder sobrenatural o mágico. Asimismo, el fetiche era considerado
por algunas culturas como una representación de alguna divinidad o ser superior con dones
asombrosos. Por tanto, los fetiches eran apreciados como amuletos de protección y buena
suerte que acostumbraban a usar las personas.
Desde la antropología se estudia el fetichismo como un tipo de creencia que forma parte de
las expresiones culturales de diferentes comunidades primitivas. En este sentido, se toma el
fetiche como aquel objeto al cual se destinan acciones de adoración porque le era asignado
algún poder sobrenatural.

Al hablar de fetichismo es importante hablar de las perversiones: “La perversión está ligada
a un conjunto de procesos psicosexuales intervinientes en la economía y dinámica de la
organización de la vida libidinal. Se explica así que los rasgos perversos se asocien a la
sexualidad de sujetos consderados normales. Del mismo modo, pueden ser puestos en
relación, por ejemplo el fetichismo, y la sobrevaloración del objeto sexual en el amor-“
(Desprats – Pequinot, 1994).

El festichista desmiente la diferencia de los sexos, para el fetichista la madre tuvo pene, pero
por alguna extraña razón (que después de todo no es tan extraña porque tiene que ver con la
función del padre, de la cual, el fetichista nada quiere saber) la mujer, o mejor dihco la madre
pierde el pene, entonces, por esta misma razón de que el fetichista no quiere saber nada de la
función del padre y además de la relación subjetiva con la madre, el fetichista no logra dar
cuenta de la diferencia de los sexos, de que la madre nunca perdió su pene porque la madre
posee vagina. El término se acuña a finales de 1800. Se origina de la
palabra portuguesa feitiço, que significa fascinación obsesiva. Cualquier persona puede tener
cierto grado de excitación fetichista hacia algún objeto, situación o parte del cuerpo, sin
embargo esto no es un trastorno fetichista.
Los orígenes o causas del fetichismo pueden explicarse de diferentes formas y desde
diferentes autores. Por un lado, Sigmund Freud se refiere al fetichismo como “el sustituto del
falo de la mujer, cuya existencia el niño pequeño creyó era otrora y a la cual no quiere
renunciar”. (Freud, 1905). Así se produce la renegación, término utilizado por él para explicar
la psicosis y el fetichismo. “La renegación describe la defensa consistente en que el sujeto se
rehúsa a conocer la realidad de una percepción traumatizante y principalmente la ausencia de
pene en la mujer”. (LaPlanche, 1967). Explica también que las personas cuya elección de
objeto está definida por un fetiche suelen reconocer esta conducta como anormal pero no la
consideran un síntoma patológico. De esta forma, estas personas se encuentran conformes
con el fetiche y elogian las ventajas que éste les brinda en cuanto a su satisfacción erótica.
Otros autores como Havelock Ellis o Krafft-Ebing, consideran que el fetichismo se encuentra
en la esfera de la perversión. Esto es porque el fetichista elige un objeto que se convierte en
su único objeto sexual y le da un valor excepcional. Lo que parece representativo de la
perversión en el fetichismo es la dimensión de condición absoluta que caracteriza en la
mayoría de los caso al objeto fetiche.

El fetichismo se considera un trastorno cuando esta excitación sexual interfiere en el


funcionamiento sexual normal, en este caso la excitación sexual es imposible sin el objeto
“fetiche”.

Conducta fetichista

El fetichismo se convierte en un trastorno cuando hay una fijación patológica a tener fantasías
o impulsos sexuales hacia objetos (con frecuencia prendas de ropa, zapatos de tacón, objetos
de cuero.) Los actos sexuales de los fetichistas suelen ser despersonalizados y centrados en
el foco de su atención, el fetiche.

El fetichista solo logra obtener excitarse y llegar al orgasmo a través del uso de este objeto.
Generalmente se mantiene, frota o huele el objeto o le pide a su pareja que se el objeto durante
los encuentros sexuales.

Criterios diagnósticos oficiales según DSM IV

 Durante al menos 6 meses, tener fantasías, impulsos o comportamientos sexuales recurrentes


que implican el uso de objetos no vivos para alcanzar la satisfacción sexual.
 Las fantasías o conductas sexuales causan un significativo malestar o deterioro social, laboral
o de otras áreas de la vida personal.
 Los objetos fetiches no son solo ropa femenina como medias o lencería, típicamente usadas
en el travestismo, y no son objetos diseñados para la estimulación táctil genital como un
vibrador.

Tipos comunes de fetichismo

 Fetichismo del acto de mamar

 Fetichismo del pie

 Fetichismo de corsé

 Toonophilia (fetichismo hacia un personaje de comic o dibujos animados)

 Fetichismo del guante

 Agalmatofilia, excitación con maniquíes

 Fetichismo travestida

 Fetichismo de cuero

 Fetichismo del caucho

 Fetichismo del pañal

 Fetichismo del embarazo

 Fetichismo médico

 Brontofilia, excitarse con tormentas

2. PIROMANÍA – PIROFILIA

La piromanía es un trastorno del control de los impulsos, los cuales se caracterizan por la
presencia de una necesidad incontrolable de llevar a cabo un acto perjudicial o ilegal, sin
tener en cuenta las repercusiones de este. En este tipo de trastornos aparece súbitamente un
elevado nivel de tensión que necesitan aliviar cometiendo el acto en cuestión, tras el cual
sienten un bienestar elevado. Este proceso recuerda en gran medida al observado en los
trastornos de ansiedad, la dependencia y otros trastornos por abuso de sustancias o el
trastorno obsesivo compulsivo.

Con frecuencia se emplea el término “piromanía” como sinónimo de incendio deliberado o


refiriéndose a cualquier persona con enfermedad mental que inicia un fuego. Pero en
Psiquiatría reservamos el diagnóstico de Piromanía para un grupo mucho más restringido de
casos, incluidos dentro del grupo de Trastornos del Control de los Impulsos, junto con otros
trastornos como la Cleptomanía o la Ludopatía. Depende de la causa de la conducta
pirómana, los factores genéticos o ambientales pueden tener una importancia distinta a la
hora de explicarla. La Piromanía se considera un trastorno psiquiátrico, y como tal está
considerado en las clasificaciones internacionales de trastornos psiquiátricos y enfermedades
mentales. Sus características más importantes son la presencia de una conducta repetitiva de
prender fuego sin motivo aparente (por ejemplo, venganza, beneficio monetario,
ocultamiento de delitos, terrorismo, etc.); intenso interés por elementos relacionados con el
fuego y/o fascinación en la contemplación del fuego, y aumento de tensión antes de prender
fuego, seguido de una vivencia emocional intensa de alivio, gratificación o placer tras
realizarlo. Se trata de un trastorno relativamente poco frecuente; por ejemplo, se estima que
solo un 3% de las personas que han presentado la conducta de iniciar fuego deliberadamente
serían pirómanos en este sentido estricto. Las personas con piromanía típicamente inician el
fuego de una forma poco organizada o apresurada y con frecuencia también promueven falsas
alarmas. En el momento de iniciar el fuego, el pirómano describe que se encuentra en un
estado de conciencia alterado, pero a pesar de ello es consciente de lo que hace y no dan
importancia a los daños personales o materiales que pueda causar. Es más, muchos se
mantienen en las cercanías del fuego o incluso participan en las tareas de extinción o de
búsqueda del culpable.
El perfil del pirómano es un varón joven, con una historia personal de frustraciones y
desajustes emocionales, mal rendimiento escolar y profesional y, frecuentemente, con otros
trastornos psiquiátricos o defectos físicos. La conducta pirómana sirve como un alivio a
situaciones de vacío existencial, aburrimiento, frustración, rabia, o deseo de protagonismo.
Es frecuente el uso de alcohol u otros tóxicos, que con frecuencia actúa como desencadenante
del comportamiento alterado. Hay que distinguir la Piromanía en sentido estricto de los
comportamientos incendiarios de personas con enfermedad mental, como esquizofrenia,
trastorno bipolar o depresión. También hay que distinguirla de las conductas pirómanas de
sujetos con trastorno antisocial de personalidad, en los que prima sobre todo el afán de
destruir y el sentimiento de omnipotencia asociado. Como en el resto de los trastornos del
control de los impulsos, el tratamiento más adecuado para un pirómano es de tipo holístico,
y se basa en el estudio psicopatológico individual. Generalmente incluye medidas
farmacológicas, ya que cada vez se conocen mejor los mecanismos neurobiológicos de
control de los impulsos, y psicoterapéuticas, tales como terapia de grupo o terapia cognitivo
conductual. Se trata de tratamientos a largo plazo, que en un porcentaje alto de casos,
alrededor del 60%, produce una mejoría significativa. Por supuesto, el cumplimiento
terapéutico se asocia a una mejor evolución. La presencia de un diagnóstico psiquiátrico no
presupone de entrada la no imputabilidad de una conducta delictiva. Hay que examinar los
casos y los hechos de forma individual y singular. Evidentemente, la presencia de un
trastornos psiquiátrico puede disminuir el grado de libertad personal, y por lo tanto, ser
considerada como un eximente. Pero no hay una regla general, ni debe haberla. Este principio
se aplica a todos los trastornos mentales, y también a la Piromanía. Por último, hay que
destacar que los incendios provocados por personas con Piromanía constituyen un porcentaje
muy pequeño dentro del gran conjunto de los incendios intencionados. Por lo tanto, es mucho
más importante considerar la respuesta ante el endurecimiento de las penas de las personas
normales que inician incendios deliberadamente por distintas motivaciones, la mayoría de
índole económica o por venganza.
3. LA LLAMA DEL PLACER

El fetichismo viene del portugués feitiço, que significa ‘hechizo’. Al hablar de esta palabra,
se asocia a ciertos objetos o situaciones con los cuales las personas se llegan a sentir seguros,
tranquilos, confiados, y en algunos casos llegan a experimentar placer. El placer puede ser
de tranquilidad o placer sexual. Cabe resaltar, que el desarrollo de un fetiche va ligado
directamente a la crianza, creencia o cultura de la persona, o en alguna experiencia vivida
que de a poco se va asociando en su comportamiento.

Existen muchas clasificaciones de fetiches y de parafilias. La piromanía se define como


“un trastorno del control de impulsos relacionado con la provocación de incendios y la
atracción por el fuego, a diferencia de la pirofilia que es una parafilia poco común por la cual
el paciente recibe gratificación sexual al incendiar cualquier cosa.” Existen varios estudios
en cuanto al comportamiento de una persona con trastorno de piromanía, a diferencia de la
filia de pirofilia; éste último término ha sido muy poco utilizado, debido a que la cantidad de
personas que padecen esta filia es muy mínima. Se asocia el fuego como símbolo de placer,
pero cuando se involucra al placer sexual no es muy usado, como se suele ver como otros
tipos de fetiches como el sado, religioso, entre otros tantos. Cuando una persona menciona
el uso del fuego como un elemento de satisfacción, automáticamente su personalidad entra
dentro de una clasificación de peligro, ya que el uso del fuego para este tipo de actividades
es asociado con comportamientos de psicópatas, y en varios casos, comportamientos
agresivos. Además, se determina que las personas que logran satisfacerse mediante el fuego
han tenido una vida con algún trauma del pasado, algún dolor sin sanar, aburrimiento por la
vida, represión por alguna situación vivida o algún fracaso ocurrido. Por esto, es tan
sorprendente para muchos que este grupo de personas encuentren tranquilidad en un
elemento tan fuerte y potente, como lo es el fuego; éste deja de ser algo bochornoso y
terrorífico, y pasa a ser un elemento de alivio, a producir sensaciones de placer en el
individuo, hasta en los aspectos más íntimos como lo es el sexo.
Finalmente, desde el perfil de un pirómano-pirofílico no se puede vivir sin este elemento que
nos hace prender la llama del deseo, de vivir. El fuego, el elemento más ardiente para vivir.
4. STORYTELLING

Mi nombre es Simone. Soy escritora, y actualmente estoy haciendo un posgrado de literatura


dramática. Como cualquier persona tengo mis hobbies favoritos como ir al teatro, visitar
museos cada semana, ir a cine, leer libros cada tanto que puedo, escuchar mis bandas
favoritas como Black Sabbath, Metallica, Led Zeppelin, entre otras tantas… También me
gusta asistir a conciertos, ir a cafés a escribir un poco, visitar librerías e ir de visita al
cementerio. En cuanto a mi manera de ser las personas creen conocerme, y lo más irónico de
todo, es que ni yo misma me conozco. Creo firmemente en la frase de “definirse es limitarse”
pero bueno, aquí haré el intento que me conozcan, o crean conocerme al menos un poco.
Tengo un temperamento bastante fuerte, suelo a veces estar enojada, pero las personas creen
poder encasillarme en eso, y no. He pasado por tantas cosas en mi vida que me puse un límite
en cuanto a mis emociones, para que así nadie me hiciera más daño. En fin, en lo que iba era
en mi manera ser. Soy temperamental, sincera, un poco malgeniada, pero también suelo ser
melancólica. Suelo llevarme muy bien con la soledad, porque la compañía de la gente ya me
ha decepcionado bastante como para confiar de nuevo en alguien. Me refugio básicamente
en mi carrera, mi trabajo, mis letras, mi música y yo.
Actualmente resido en el norte de Bogotá, pero soy una persona que le gusta estar en
diferentes lugares a medida del tiempo. Me gusta analizar a las personas, aunque no me guste
estar en contacto con ellas. Me gusta percibir cada gesto, acción, decisión, mirada; ahí me
doy cuenta de lo sincera que puede ser. No me agrada la gente histérica, escandalosa, que
quiera llamar la atención cada segundo, gracias pero no. Tengo un gato, se llama Ringo, como
un integrante de una de mis bandas favoritas., él es el único ser que me agrada totalmente.
En cuanto al amor, sí, una vez llegué a enamorarme, pero básicamente no sirvió de nada. Yo
misma creé un infierno que no quería vivir, pero que soporté durante mucho tiempo por temor
de que la persona que creía amar se fuera de mi lado. Sufrí mucho tiempo, hasta el día que
esa persona mató lo último de ternura que quedaba dentro de mí. Desde ahí, no volví a creer
en nadie, solo en una cosa: el fuego.
Mi encanto por este elemento creció en un momento bastante inesperado y trágico a la vez,
aunque haciéndome una introspección a mí misma, el fuego siempre ha estado dentro de mí.
Desde cuando era niña se me dificultaba la manera de poder expresar amor, incluso
demostrarle cariño a mi papá fue la tarea más imposible de mi niñez. Recuerdo mis ganas
infinitas de poder darle un abrazo a papá, de estrujarlo, apapacharlo y poder decirle “te quiero,
papá”, pero no, eso nunca ocurrió. El tiempo fue pasando, y estando en el colegio (de monjas)
habían veladoras por todos lados. Yo iba creciendo, y llegó el momento en que me gustó el
primer niño estando en primaria. Me ponía nerviosa, lo recuerdo bien. Quería decirle cuánto
me gustaba, quería pasar con él los descansos, pero no podía. Me puse a pensar estando muy
chica, en cómo podía demostrarle mi interés y mi cariño a él, a ese niño que tanto me miraba,
hasta que llego a mi mente en un lapso de segundo la palabra: fuego. Me pregunté: “Con
fuego veneraban esas figuras católicas que estaban llenas de poder, pero yo me preguntaba
¿qué les da ese poder? EL FUEGO.” Incrédulamente creí que al utilizar fuego con él me
daría el valor de poder expresarme. Fue catastrófico el desenlace de esa historia.
En fin, desde ese episodio empecé a involucrar consciente e inconscientemente el fuego en
mi día a día. Comencé a llenar la casa de veladoras, no me quitaba de la estufa, compré varios
encendedores, y me encantaba tener a mi poder fósforos de toda clase. El poder quemar
cualquier objeto empezaba a producirme un placer incomparable, una tranquilidad que no lo
podía superar nada. Esa tranquilidad se fue transformando en un placer sexual, hasta ocupar
los aspectos más íntimos de mi vida. Nada me hace sentir ese éxtasis de sensaciones, como
el fuego. La llama del placer está desde que la mecha empieza a quemar, hasta terminar todo
en ceniza.

5. TEMPORADA DE DISEÑO
Otoño – invierno 2021

6. TENDENCIA
Fantasmagoría – Cultura de club
Se escoge esta tendencia, debido a su espíritu de rebeldía que representa muy bien al
fetiche de piroflia. Demuestra poder y seguridad, además de poder manejar diferentes
tipos de materiales y técnicas que destaquen el diseño.
7. ZEITGEIST

 Superstición: Creencia que no tiene fundamento racional y que consiste en


atribuir carácter mágico o sobrenatural a determinados sucesos o en pensar
que determinados hechos proporcionan buena o mala suerte.

 Drama: Representación de acciones y situaciones humanas


conflictivas, que ha sido concebido para su escenificación, bien sea teatral,
bien televisiva o cinematográfica. En este sentido, drama también puede hacer
referencia a la obra dramática en sí

 Misterio: Misterio se define como algo muy difícil de entender, algo extraño
e inexplicable de comprender o descubrir por lo oculto que está o por
pertenecer a algún arcano.

 Melancolía: Estado anímico permanente, vago y sosegado, de tristeza y


desinterés, que surge por causas físicas o morales, por lo general de leve
importancia.
8. PERFIL DEL CONSUMIDOR

PERSONAJE: Simone
GÉNERO: Mujer
EDAD: 28 años
LUGAR: Chapinero Bogotá
PODER ADQUISITIVO: Alto
ESTADO CIVIL: Divorciada
GUSTOS: Tiene una fascinación por la literatura, la filosofía, el café, los gatos, y
todo lo que pueda llevar a la soledad su perfecta compañia. Además, cuando lee, se
arregla o baila, le encanta acompañar su apartamento con velas, muchas velas.
Amante de los poetas malditos. Charles Baudelaire, Simone de Beauvoir, Charles
Buwkowski, Ágatha Christie, entre otras...
QUÉ LE EMOCINA: Le emociona asistir a museos, cine, teatro. Le emociona
escuchar rock en inglés, y dejarse ir. AC/DC, Led Zepelling, Metallica, Guns n
Roses, Black Sabbath. Su artista favorito Vergvoktre.
QUÉ LE DISGUSTA: Le disgusta la gente pretensiosa, engreída y presumida.
QUÉ SOLUCIONES BUSCA EN UN ACCESORIO: Busca poder individual,
satisfacción, control, placer, superioridad, y a la vez tranquilidad.
BIBLIOGRAFÍA

 http://www.scielo.org.mx/pdf/latinoam/n62/1665-8574-latinoam-62-00079.pdf
 http://dns.uees.edu.ec/pdfs/psyquis/psyquis-7.pdf
 https://depsicologia.com/fetichismo/
 https://www.iztacala.unam.mx/carreras/psicologia/psiclin/vol15num1/Vol15No1Art
18.pdf
 http://www.uees.edu.ec/pdfs/psyquis/psyquis-7.pdf
 https://www-wgsn-com.proxy.umb.edu.co/content/board_viewer/#/86009/page/8

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