Homo Videns
Homo Videns
Homo Videns
El objeto en el que se centra la obra del autor estriba en el examen del destronamiento
por la imagen televisiva de la cultura escrita, y la transformación que ella está
ocasionando en la naturaleza del hombre, que deviene del homo sapiens al homo videns,
con especial énfasis en sus efectos en la política, en la formación de la opinión publica, en
los procesos eleccionarios y en las formas de gobierno. En la primera parte, parte del
supuesto de que el homo sapiens es esencialmente un animal simbólico, con lo que
procura acentuar todas las formas de vida cultural del hombre, cuya distinción radica en el
empleo del lenguaje-palabra. Frente a ello, los medios han obrado como portadores de
comunicación lingüística, hasta la irrupción de la televisión y, merced al progreso
tecnológico, el computador, que han trasladado el contexto comunicacional desde la
palabra a la imagen, y consecuencialmente desde la comprensión a la simple
representación visual. Lo precedente, ha importado una ampliación cuantitativa la
cobertura cultural, mas, repara Sartori, en caso alguno un progreso sustancial, sino muy
por el contrario, una regresión fundamental: el empobrecimiento de la capacidad de
entender, desde que la supresión de los conceptos, junto a su caudal connotativo, y la
abundancia de imágenes atrofia nuestra capacidad de abstracción. Enseguida, pasa el
autor a considerar comparativamente la televisión con internet, en cuanto a sus usos y
contenidos, para atribuir a este último medio, a juzgar por las previsiones del
negropontismo, un modesto aporte cultural. Sartori hace un enjuiciamiento de la forma en
la que el ser humano ha dejado de racionalizar su entorno y sobre todo el aspecto de la
política y la democracia a raíz de la aparición de la televisión y posteriormente del internet
y tecnologías multimedia. El autor, para sustentar su hipótesis parte de un análisis de la
forma en la que el hombre ha evolucionado su forma de pensar a lo largo de la historia.
Así mismo toca temas polémicos como el origen y existencia de la verdadera opinión
pública y los mecanismos para medirla; con el fin de demostrar que estas son
herramientas de las llamadas cúpulas del poder para poder ejercerlo sobre las
sociedades; las cuales gracias al televisor o lo que él llama “video imagen” son cada vez
menos analíticas, más pasivas y conformistas al recibir la información seleccionada y
digerida para su consumo, lo cual les ha quitado la capacidad de crítica y de abstracción
del pensamiento.
En el capítulo 1 habla sobre la primicia de la imagen y del homosapiens, en este punto el
autor nos indica la forma en la que evolucionó el lenguaje en el ser humano y la forma en
la que fueron evolucionando en este los medios de comunicación donde siempre
prevaleció el lenguaje simbólico y racional, hasta la aparición del televisor que rompió con
este desarrollo truncando la comunicación a una simple recepción de imágenes ya
digeridas y razonadas para ser simplemente consumidas. Habla sobre el proceso
tecnológico y aquí se demuestra la necesidad y fascinación que el ser humano tiene por
las herramientas comunicacionales, y como esto ha llevado a una evolución en el que
estos instrumentos han ido avanzando en la creación de realidades virtuales, rompiendo
con el verdadero sentido de la comunicación y la lengua. También menciona al video-
niño, En este texto, Sartori explica la forma en que la televisión ha tele-educado al
hombre, simplificando su proceso de comunicación simbólica desde la infancia, y
marcándolo así de por vida a ser un sujeto que deja de analizar esos símbolos para ser,
repito, simple receptor de información ya digerida. Así mismo explica cómo a raíz de este
suceso, la misma sociedad ha relegado ese proceso cultural y lingüística a sólo unos
cuantos, resignándose a su función pasiva”. Menciona el progreso y las regresiones y nos
dice que el progreso tecnológico es necesario y benéfico para el desarrollo de la
civilización, la televisión ha sido parte de ese progreso, pero a su vez, ha significado un
retroceso, ya que se ha perdido de su función meramente de entretenimiento y de
espectáculo, para convertir, aquello que es esencial para el hombre llamado
comunicación, en un espectáculo. También dice que el pensamiento humano reflejado en
el lenguaje, es la abstracción de ideas y entes invisibles y complejos que reproducen e
interpretan la realidad en la que vivimos, que, para nuestro pensamiento, va más allá de
aquello meramente tangible, siendo, la interacción, las emociones y los actos, aquello que
tratamos de transmitir con las palabras. La televisión rompe con este pensamiento,
volviendo al ser humano un receptor de simples imágenes que hacen que este vea su
entorno sin interpretarlo y abstraerlo, limitándolo a aquella imagen que es solamente física
y vacía de conceptos. Cita que “El progreso tecnológico no se puede detener, pero no por
ello se nos puede escapar de las manos, ni debemos darnos por vencidos
negligentemente” (…) “la cultura escrita y la cultura audiovisual, dan lugar a una síntesis
armoniosa” (…) “Si en un futuro existiera una televisión que explicara mejor, entonces el
discurso sobre su integración positiva entre homos sapiens y homo videns se podrá
reanudar”. El progreso tecnológico es necesario, y la televisión es parte de este, pero una
mala administración de sus contenidos son los que han limitado y empobrecido la
capacidad cognitiva del hombre. Por ello, cuando se haga un mejor instrumento de esta,
cuando los contenidos cumplan su verdadera función lingüística, pasará de ser un
empobrecedor, a un verdadero instrumento de crecimiento humano. En la parte del
internet y la ciber navegación, haciendo un comparativo, el autor demuestra que internet
tiene mayor posibilidad de reencauzar al hombre hacia el análisis y la información que
cultiva, aunque deja ver que es un arma de doble filo, ya que también puede ser una
herramienta meramente de entretenimiento en la cual sus efectos son similares a los de la
televisión.
En el capitulo II llamado “La Opinión Teledirigida”, nos dice que “La televisión se
caracteriza por una cosa: entretiene, relaja y divierte” (…) Después de haber formado a
los niños continúa formando, o de algún modo, influenciando a los adultos por medio de la
información” (…) “Saber de política es importante aunque a muchos no les importe,
porque la política condiciona toda nuestra vida y nuestra convivencia” (…) “el término
video-política hace referencia a sólo uno de los múltiples aspectos del poder del video: su
incidencia en los procesos políticos, y con ello una radical transformación de cómo ser
político y de cómo gestionar la política. “Al ser, la política, un asunto que debiera ser
importante para todos, la televisión y su fuerza para entretener y divertir, ha asumido un
rol importante en este aspecto, y a través de ella se ha dosificado la información política
que se hace saber a la sociedad. Nos dice que la opinión se denomina pública no sólo
porque es del público, sino también porque implica la res pública , la opinión es doxa, no
episteme, está claro que la información debe estar expuesta a flujos de la información,
cuanto más se abre y expone la opinión pública a flujos de la información exógenos, más
corre el riesgo de convertirse en hetero-dirigida, y para que exista opinión pública, la
información debe ser divulgada por distintos medios para que sus receptores a su vez la
transmitan y emitan así una verdadera opinión (propia y particular) de los asuntos
públicos; y que en base al cúmulo de opiniones, una persona pueda emitir su juicio propio
acerca de un tema. La opinión pública no se puede medir en un estudio dirigido y
especificado; pues esta debe ser natural, espontánea y real. Por ello, el autor comenta
que el creciente uso y difusión de los estudios de opinión empleados por gobiernos y
políticos en general, es la medición de una realidad virtual y aparente que muestra una
opinión dirigida y sesgada. El autor dice que la información es aquello que se nos
transmite para, posterior a su análisis poder emitir un juicio que, a su vez, se convertirá en
opinión pública, la cual deberá servir para generar nuevamente información y posterior
mayor opinión pública. El autor manifiesta que en la televisión no brinda información; trata
temas meramente emocionales y sin importancia que aíslan al ser humano de esa
posibilidad de recibir información real que le ayude a generar esos juicios que
posteriormente le servirán para emitir una verdadera opinión pública. Además, la
televisión y su capacidad de desinformar o de no informar al telespectador, es utilizada
como mecanismo de control social por aquellos políticos tiránicos y autoritarios, además
de ser una plataforma visual para aquellos excéntricos y agresivos que no dan
información, pero si dan nota. El ser humano confía de aquello que es tangible y evidente
para él, principalmente cuando se trata de hechos o acontecimientos en los que no estuvo
presente, por lo tanto, no tiene el mismo impacto una simple narración (de un tercero) que
la transmisión de una imagen de los sucedido en la que el humano puede “presenciar”
ese hecho y por ello, constatar que fue cierto y acreditarle la verdad; este hecho es
totalmente erróneo, ya que una narración te puede contextualizar desde las razones por lo
que ocurrió, hasta las condiciones en las que se suscitó la acción para poder generar un
juicio propio en base a la integración del todo y no simplemente de aquello que nos
quisieron mostrar sin una explicación del contexto.
En el capitulo 3 llamado “¿Y La Democracia?” El autor nos dice que la televisión ha
surtido un gran efecto negativo en el sistema democrático y sobre todo en el proceso de
elección de los gobernantes, puesto que ha dejado el verdadero mensaje e ideología que
representa un partido político, sustituido por la simple imagen que representa un
candidato, olvidándose, el homo videns, de analizar aquellas cosas de fondo tan
importantes como lo son las plataformas e ideologías que promueven. Podemos darnos
cuenta que la televisión y los multimedia ha alejado al ser humano de su verdadera
realidad al proyectarles realidades “virtuales, alejados de sus verdaderas experiencias.
Además, ha tenido otro efecto, el hecho de “acercar” al televidente a los hechos (ajenos a
él pero que parecieran son suyos) ha hecho que los gobernantes dependan más de los
electores y que el proceso político se base más en la elección de gobernantes que en el
verdadero ejercicio del poder en pro del bienestar comunitario. Menciona a la aldea
global, en la cual “acercamiento” del individuo a hechos, y situaciones de cualquier parte
del mundo, ha hecho que pierda esa identidad de su colectividad primaria (la local),
haciéndolo que asuma causas y pensamientos que no son suyos ni le pertenecen, como
su fueran suyos y le pertenecieran, hasta que esas lejanas situaciones afectan realmente
la economía del individuo, es cuando este voltea a su localidad para actuar en base a este
daño, pero ya se hace sin razones, pues ha sido inducido al planteamiento de la
problemática desde la óptica mediática (tal cuál la televisión la mostró). La televisión ha
afectado el proceso de decisión del pueblo de quién lo debe gobernar y, por ende, quién
elegirá los temas en los que habrá de trabajar, ha hecho que el gobernante dependa más
del pueblo en su toma de decisiones, y eso significa supeditar esas decisiones a gente sin
un conocimiento real, abstracto y razonado de la realidad, a gente sin la capacidad de
tomarlas. En la parte de “Regnum Hominis Y Hombres Bestias”, el autor menciona: “Ya
no tenemos un hombre que reina gracias a la tecnología inventada por él, sino más bien
un hombre sometido a la tecnología, dominado por sus máquinas” (…) “un elector racional
es, entonces un elector que sabe elegir la utilidad bien entendida” (…) “la hiper
mediatización nos priva de experiencias nuestras, experiencias de primera mano y nos
deja a merced de experiencias de segunda mano” (…) “no obstantes, la tecnología a
medida que avanza, está produciendo un hombre incluso más crédulo e inocentón que el
hombre medieval”.
Esto se interpreta a que el hombre ha sido presa de sus propios inventos tecnológicos
(en particular la televisión y el internet” que han terminado por crearle esa realidad virtual,
que lo empobrece mentalmente, que ha empobrecido su sistema político y que se ha
convertido n más conformista y crédulo de esas falsas realidades que inclusive en épocas
donde la pobreza de pensamiento existía por condiciones diferentes. Para finalizar el
autor prevé que el futuro del pensamiento humano está en riesgo, augurando un retroceso
en este punto al que llama postpensamiento en el que dice que el hombre hará su
procedimiento de abstracción de la realidad y su entorno más sencillo, con mayor
ignorancia quedando conformado a aquello que otro grupo de ignorantes que manejan los
medio, les dicte, empobreciendo hasta el ejercicio del poder y la política como ha
sucedido en los últimos tiempos quedando evidenciado en la nueva forma de gobernar de
los políticos demagogos. Sartori encuentra en la promoción de la cultura escrita (la lectura
y el libro) una posibilidad de salvar el pensamiento y evitar llegar por completo a la era del
postpensamiento. La televisión, y ahora el internet, son sin lugar a dudas el principal
medio de control social, fungiendo un papel de pantalla de humo en el que se muestra a la
gente la “realidad” que desea que se conozca, asumiéndola como una verdad ya que la
imagen connota una verdad, pues el hecho de poder verla, hace creer que se estaba
juzgando por sí mismo, cuando en realidad ya ha sido juzgada (y seleccionada) por
alguien más que decidió que eso es lo que se debe de interpretar. La racionalidad es
inseparable a la lectura y a la palabra, elementos (indispensables para el desarrollo del
pensamiento) que se han perdido y han perdido interés por culpa de la difusión de
imágenes (que suelen ser más divertidas por el simple hecho de no representar un
esfuerzo mental) difundidas por televisión e internet. El impacto de esta manipulación
social, y de la creación de individuos pasivos en la asimilación y resolución de ideas y de
soluciones para su entorno social, se ha extendido principalmente al sector político. Esta
manipulación ha hecho ciudadanos menos analíticos, sujetos a ser inducidos por
problemáticas aparentes y soluciones no razonadas; así mismo, ha supeditado a los
políticos y gobernantes a crear realidades virtuales, problemas virtuales y por ende
soluciones virtuales.