Isabel Kindelman Diario Espiritual Llama de Amor Del Inmaculado Corazc3b3n de Marc3ada 1961 198130 PDF
Isabel Kindelman Diario Espiritual Llama de Amor Del Inmaculado Corazc3b3n de Marc3ada 1961 198130 PDF
Isabel Kindelman Diario Espiritual Llama de Amor Del Inmaculado Corazc3b3n de Marc3ada 1961 198130 PDF
ISABEL KINDELMANN
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Después de haber leído atentamente el libro La Llama de Amor, del Inmaculado Corazón
de María, y examinado cuidadosamente el Juicio del R. P. Gabriel Rona S. J., autorizo la
impresión de esta Obra con los mejores deseos de que la devoción a la Santísima Virgen
María sea una prenda de salvación.
PRÓLOGO
PARA LA PRIMERA EDICIÓN
Con grande devoción y emoción hemos leído este libro, LLAMA DE AMOR, traducido por
el Padre Rona S. J. Y presentado para obtener la licencia previa a su impresión.
Debemos confesar, con sinceridad, que en las páginas de este libro, hemos encontrado
las más bellas y profundas lecciones para la vida espiritual, por lo que no solamente
creemos conveniente dar la respectiva aprobación, sino también recomendar este libro
que servirá para profundizar en las exigencias de la vida cristiana.
Llama de Amor es un nuevo nombre que se da a ese inmenso y eterno amor que María
profesa a todos los seres humanos por quienes Cristo ofreció Su Vida y derramó Su
Sangre. Por lo mismo, Llama de Amor es el nombre de amor de María a Sus hijos.
Llama que ilumina, llama que calienta, llama que incendia, llama que ardiendo en el
Corazón de María quiere también arder el corazón de Sus hijos, especialmente en los
días escogidos para la oración reparadora que son los jueves y los viernes de cada
semana.
Por esto, la Llama de Amor debe estar encendida para salvar a todos los cristianos;
para salvar las familias, salvando a los padres y madres de cada familia cristiana; para
ayudar a la santificación de los Sacerdotes, que mientras más se asemejen a Cristo
más eficaz ministerio ejercitarán con todos sus hermanos; esta Llama de Amor debe
iluminar todos los momentos de la vida del cristiano, todos los momentos de
enfermedad, de agonía, de muerte. Aun después de la muerte esta Llama de Amor
debe seguir iluminando la esperanza de quienes se encuentran en el Purgatorio.
Al mismo tiempo que concedemos la licencia para que se publique este bello libro de
amor, hacemos fervientes votos porque llegue a muchas manos y se convierta en el
instrumento en el cual podamos todos acercarnos más a Dios, iluminados siempre, con
esta eterna Llama de Amor que es el Corazón Inmaculado de María.
Arzobispado de Guayaquil.
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El 26 de noviembre de 1994 Mons. Bernardino fue creado por S.S. Juan Pablo II
Cardenal de la Santa Madre Iglesia. Hasta su muerte acaecida el 6 de abril del 2000
era un amigo y gran apóstol de LA LLAMA DE AMOR.
Fue él quien aprobó los Estatutos del Movimiento. Solicitó al Santo Padre que diera su
aprobación para que la Llama de Amor fuera aceptada en toda la Iglesia (22 de
octubre 1996).
263/97/S-61/B
Mons. Bernardino ejercía con mucho amor y entrega este encargo hasta su muerte.
Fue él quien presidió el “1er. Encuentro Espiritual Internacional de La Llama de Amor”
que tuvo lugar en México D. F. en julio de 1999.
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INTRODUCCIÓN
Este Diario fue escrito por una mujer humilde llamada Isabel de Kindelmann, que vivió
en Hungría de 1913 a 1985. Es sabido que la Iglesia Católica en ese país vivía bajo un
régimen de persecución durante muchos años.
El Diario logró llegar al Occidente a manos de una religiosa húngara, llamada Sor Ana
Roth, que al conocer el Mensaje apremiante de la Santísima Virgen, que es el principal
contenido de este Diario, publicó los textos más importantes en folletos de 16 y luego
de 60 páginas, que fueron traducidos a muchos idiomas, alcanzando gran difusión.
En una semana trabajaba de seis hasta las catorce horas, y en la siguiente, de las
catorce a las veintidós horas. Trabajaba a veces doble jornada, (una vez en una
fundición de hierro). Solamente así pudo mantener a su familia y educar a sus hijos.
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Comienza con la descripción de una terrible “noche oscura”. Por medio de la Santísima
Virgen, regresa la luz divina y comienza a oír la Voz de Nuestro Señor Jesucristo y de
María Santísima, en forma de locuciones interiores; sus palabras las percibía
claramente en su alma.
Frente a él, su eterna enemiga, María Santísima. Sabemos que “donde abundó el
pecado, sobre abundó la gracia” (Rom. 5, 20). Ella alcanzó del Padre Celestial, por los
Méritos de la Pasión de Su Hijo Santísimo, una efusión de gracias tan grande, como no
lo ha habido desde que el Verbo de Dios se hizo carne. (Son palabras de Nuestra
Madre Santísima). Ella va a cegar a Satanás con la Llama de Luz y Gracia que brota de
Su Inmaculado Corazón. Esta Llama debe encender todos los corazones, hasta los de
aquellos que no pertenecen a la Iglesia Católica. Nos dice qué tenemos que hacer para
colaborar con Ella en esta obra. La Santísima Virgen María llora, suplica, ruega, nos
pide oraciones, sacrificios, Horas Santas en familia, ayunos, para ayudarla en esta
lucha contra el mal.
Alguien podría preguntar: En esta obra, ¿qué hay de novedad? ¿Añade algo a lo que la
Iglesia cree o hace para venerar a la Santísima Virgen? Responderíamos que estos
escritos ponen ante nuestros ojos a María Santísima como Ella siente y actúa en la
obra presente de nuestra historia. —Esa maternidad espiritual inmensa, esa
preocupación increíble por la salvación de las almas de Sus hijos. Oigamos Sus
palabras:
Gracias a Dios, los folletos de la LLAMA DE AMOR tuvieron una acogida maravillosa en
la república mexicana; país que tanto ama la Santísima Virgen y donde tanto es
amada. Señal segura de su predilección hacia ese pueblo.
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Esperamos que el amor hacia ELLA vaya creciendo más y más con la lectura y
meditación de este DIARIO ESPIRITUAL.
Quisiera comunicarte, querido lector(a), que el DIARIO que tienes en tus manos
mereció la aprobación del Gobierno Eclesiástico de la Arquidiócesis de Guayaquil,
Ecuador. También tienes el juicio favorable de mi orden, la Compañía de Jesús. Tengo
el gusto de transcribirlo a continuación:
4º- No contiene nada que pudiera ser motivo fundado de ofensa contra nadie. La
obra, por tanto, parece ser digna de ser publicada.
Ahora ya te dejo, querido lector(a), con el DIARIO ESPIRITUAL en tus manos y los
mejores deseos de que llene tu corazón de amor para nuestra Madre bendita y con el
afán de dar respuesta a ELLA de sus apremiantes súplicas.
El camino del Señor, por el que Él nos conduce, no se interrumpe jamás; somos
nosotros los que nos desviamos de él. Yo también me desvié. Las muchas
preocupaciones, el trabajo agotador, unidos al estado de viudez, acabaron con mi
recogimiento espiritual y poco a poco me iban apartando de Dios. El continuo trabajo
por sobrevivir ocupaba mi alma. Al cabo de larga lucha, mi vida espiritual se había
opacado tanto que hasta la firmeza de mi fe se encontraba amenazada. Esta continua
lucha por la existencia hacía que me preguntara a mí misma: “Ves, siempre te he
dicho, ¿para qué tener una familia numerosa?” Mientras yo daba vueltas a estas cosas,
todo lo que antes había sido sagrado para mí y daba sentido a mi vida, me parecía
necedad, vacío.
Me despedían de un lugar de trabajo y tenía que ir a buscar otro en otra parte.
Entonces la miseria se hacía todavía mayor y más fuerte la tentación. El enemigo malo
me molestaba continuamente:
Iba todavía a la Santa Misa, pero ¡era para mí tan vacía! Y me cansaba. Entonces
trabajaba en dos turnos al día en la fábrica y aún los domingos me tocaba trabajar. Mis
niños iban a la misa dominical por la mañana, mientras que yo iba por la noche. Era
mejor, porque así no veían mi falta de recogimiento. Al tiempo de la santa Misa, en
lugar de hacer oración, bostezaba aburrida. Un día decidí no ir más, —no voy más para
bostezar— pensaba. Poco a poco me parecía como que hasta mi conciencia se hubiera
resignado a ello.
Me fui pero en ese estado no sabía cómo dirigirme a Dios. Me pasaba divagando con
mi pensamiento: ¡Qué tonta soy! ¿Por qué guardo todavía el ayuno del Carmelo? ¡Es
una pura manía! ... ¡deja ya todo eso! ... Decidí no privarme más de comer carne
siendo mi alimentación de tan mala calidad. Este ayuno lo he guardado siempre, sin
ninguna dificultad, pero sólo por rutina.
Cuando regresé a casa, yo misma ignoro cómo cayó en mis manos el pequeño Salterio
de la Santísima Virgen. Lo abrí y me puse a orar. Esta oración que anteriormente
brotaba siempre de mi corazón hacia Dios, ahora me parecía un murmullo vacío...
Tomé en mis manos mi antiguo libro de meditación, pero en vano me esforzaba: un
silencio oscuro, frío y mudo me rodeaba por todas partes. Rompí a llorar, “Dios ya no
quiere saber más de mí.”
En medio de este gran combate el enemigo maligno me hizo oír en mi alma palabras
horribles:
Satanás: “Por eso he permitido esto, para que te convenzas que es inútil
luchar más.”
La terrible lucha duró unos tres años hasta que un día mi hija C. me dijo. “Mami, date
prisa, hoy a las dos de la tarde será el entierro del doctor B.” Ya era la una de la tarde.
Eso me golpeó en el corazón y, sin pensarlo más, me vestí para no atrasarme. Cuando
entré en sala de velaciones, prorrumpí en llanto. Pensaba: “Él está ya bien. Él ha sido
un verdadero Carmelita, de vida santa y ejemplar... ¿Pero yo?... ¿Llegaré yo allá?...
“No llores” —era su voz amable y mansa como tan solo las almas bienaventuradas
pueden hablar—. “¡Regresa al Carmelo!”
El día siguiente era domingo, 16 de julio, fiesta de la Reina del Carmelo, patrona de
nuestra iglesia. Llegué temprano de mañana y me quedé hasta entrada la noche. Con
mucha dificultad me levanté para ir a confesarme. Una sequedad terrible consumía mi
alma. No sentía ningún dolor de corazón. La penitencia la recé tan solo mecánicamente
mientras pensaba: toda esta gente está alabando a la Madre Santísima; pero no me
pasó por la mente el que yo también la estuviera alabando. Sólo seguía pensando en el
hermano B, porque eso proporcionaba un poco de alivio en mi alma.
Fue él, quien me dio el impulso para ir hacia la Santísima Virgen: “¡Anda y póstrate
delante de Ella!” Así lo hice pero… no encontré la paz.
Ya era muy de noche cuando llegué a casa. Ahí me sorprendió una sensación tan rara
como si hubiera dejado mi alma golpeada y gastada en el Carmelo. A pesar de que
aquel día no había tomado un solo bocado, con mucha dificultad me puse a aplacar mi
hambre. El maligno se puso de nuevo junto de mí:
Satanás: “¡Tonta! ¿Para qué te sirve todo esto?" Descansa bien y no des
importancia a estas cosas.”
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Con un peso en el corazón, salí al jardín donde en el silencio de la noche, mis lágrimas
comenzaron a brotar abundantemente. Bajo la luz de las estrellas, delante de la
imagen de la Santísima Virgen de Lourdes, que había en nuestro jardín, empecé a orar
con profundo fervor.
Durante la Santa Misa, rogué sin cesar al Señor Jesús: Señor, perdona mis pecados.
No me atrevía a acercarme a la mesa del Señor, aunque la persona que estaba a mi
lado más de una vez me cogió por el brazo: “¡Vamos ya!”
En estos días recibí aquellas gracias extraordinarias que el Señor concede únicamente
a aquellos que son débiles y convalecientes. Una hermana que estaba arrodillada junto
a mí me dijo: “Me arrodillo junto a usted para ser yo también una santa.” Oh, yo sabía
que ella veía y sentía al Señor Jesús dentro de mí.
Luego andaba continuamente con mis ojos empapados en lágrimas. El amor que sentía
hacia el Señor Jesús, empapaba mis ojos con lágrimas de arrepentimiento. No quería
ver más el mundo, sólo buscaba el silencio para poder oír continuamente la voz del
Señor. Porque a partir de entonces era Él quien me hablaba… ¡Oh, estas
conversaciones íntimas son tan sencillas...!
Satanás: “¿Crees que Él puede hacer esto? Si Él tuviera poder, lo haría porque
eso sería también grato para Él.”
Entonces apareció el Sagrado Rostro del Señor, ante mis ojos espirituales y habló así:
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Jesucristo.-
En ese momento hice actos de fe, esperanza y caridad, y le supliqué no permitiera que
jamás me separe de Él. Que me encadenara firmemente a sus sagrados Pies, para que
quedara así, siempre junto a Él. Así me sentiría segura. Él, por su parte, me pidió que
renunciara a mí misma, ya que soy muy distraída y mundana.
Jesucristo.-
“No te obligo, la libre voluntad es tuya. ¡Sólo si tú lo quieres!”
Con todas mis fuerzas he procurado hacerlo. Después todo, a mi alrededor se fue
ordenando de tal manera que era llevada cada vez más cerca de Él, pues Él me seguía
urgiendo.
Jesucristo.-
Graves eran estas palabras para mi entendimiento. Por eso le pregunté: ¿Seré capaz
de eso?
Jesucristo.-
Al salir de allí, los recuerdos alegres y tristes del pasado han invadido mis
pensamientos. Han desfilado ante mí muchos acontecimientos familiares, las noches
tan íntimas de las Navidades, las bodas, fiestas de bautizo de los nietecitos, la mesa
servida pobremente en los años de indigencia, cuando durante años no había para el
desayuno sino un pedazo de pan untado de manteca. Durante años el pobre plato de
legumbres sin ningún acompañamiento, pero tuve el cuidado de poner junto a cada
plato una manzana a la cual sacaba brillo. Ponía la mesa con esmero para que los
niños no sintieran que vivíamos años de pobreza.
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Poco antes se había casado mi hijo más pequeño. Tuve que ayudarle para que él
también pudiera tener su habitación. Renuncié a este cuarto igualmente. Sentí que fue
el Señor quien me pidió este sacrificio, para que yo fuera enteramente pobre...
Desfilaron ante mis ojos noches pasadas en vela junto al lecho de algún hijo enfermo,
sus alborotos alegres, las oraciones de las noches, las íntimas lecturas familiares. Al
pensar en estos recuerdos, sentí un dolor como cuando arrancan algo muy querido al
corazón. Y el Señor urgía...
RENUNCIA A TI MISMA
Jesucristo.-
Entonces repartí todo lo que tenía entre mis hijos para que nada me atara más a este
mundo, después, tuve la sensación de haber hecho una necesidad. No me quedó ni un
sitio donde poder reclinar mi cabeza con tranquilidad. La voz del Señor seguía
urgiéndome:
Jesucristo.-
“¡Renuncia a ti misma!”
Todo se hizo oscuro y triste alrededor de mí. Ahora, ¿qué puedo hacer de mi vida? Y
vino el maligno con una amplia sonrisa:
Satanás: “No te desanimes, no eres todavía tan vieja, descansa bien, vístete
bonita, diviértete y, si tienes una oportunidad, ¡cásate!.... eso no es nada
vergonzoso. Entonces tendrás de nuevo tu hogar y vas a pertenecer a alguien.
Tu conciencia puede quedar tranquila, has cumplido con tu deber de madre.”
Jesucristo.-
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Jesucristo.-
EN EL TEMPLO
En ese hermoso domingo, una gran multitud de gente fluía desde el Santuario de
Mariaremete (Ermita de María) y los fieles devotos visitaron nuestro templo dedicado
al Espíritu Santo. Yo estaba arrodillada en medio de la multitud Y después de breve
adoración le daba cuenta al Señor: Jesús mío, aquí me tienes. Me he desprendido
totalmente del mundo como era tu deseo. Para que nada en absoluto pueda
interponerse entre nosotros dos. ¿Te agrado ya así? Oh, Dios mío ¡qué miserable soy!
¡Cuánto me ha costado hacer la renuncia! ¿Sabes qué humillante es vivir así? La voz
del Señor se oyó en mí:
Jesucristo.-
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Con la cabeza inclinada sólo le miraba a Él, ¿qué me va a decir? Sentí que esta
renuncia a todo me había impulsado a la cercanía del Señor. Nada perturbaba ya el
silencio de mi alma. Mientras estaba así de rodillas, mi alma se llenó de profundo
arrepentimiento y gratitud hacia Él. ¡Esperaba sus palabras como nunca! Después de
largo tiempo rompí por fin el silencio. ¿Te alegras, Jesús mío, de cuántas almas
devotas han llegado a Ti?
Jesucristo.-
“Oh, dulce Jesús mío, Yo vivo para Ti, muero para Ti. Soy tuya para toda la
eternidad". Mientras tanto buscaba como poder consolarle en su profunda tristeza. Me
acordé de aquel pajarito que, según la leyenda, quería sacar las espinas de la Sagrada
Cabeza de Cristo. Mientras se empeñaba en hacerlo su pecho se teñía de rojo con la
Sagrada Sangre del Señor.
Yo permanecí mucho tiempo allí y comenzaba a sentir frío. Quería despedirme de Él
para irme a mi casa. Entonces en el profundo de mi alma oí Su Voz suplicante:
Jesucristo.-
“¡No te vayas todavía!”
Santísima Virgen.-
Al escucharla, gran arrepentimiento inundaba mi alma. Después volví a oír dos veces
más esta dulce voz y entre tanto me brotaban lágrimas de pena y dolor por mis
pecados.
Poco tiempo después la Santísima Virgen comenzó hablar de nuevo en mi alma como
si estuviera reteniendo el llanto, luego dijo:
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Santísima Virgen.-
Me quedé pensativa. Esto no puede venir del maligno porque él no dice: adora y
repara… Después se produjo un pequeño desconcierto en mi alma: ¿cómo puedo yo
realizar esto? Todavía me quedé un poco más en el templo. No oraba, sólo quería
ordenar mis pensamientos. Pero una rara penumbra cubría mi mente. En camino a la
casa le pedí a la Santísima Virgen: ¡Madre mía del Cielo!, si eres Tú la que me pide
esto, dirige entonces mis caminos a la cercanía de Tu Santísimo Hijo.
Terminada la santa Misa, sentí un fuerte impulso de pedir la llave de la casa del Señor
para poder tener libre entrada a ella. Me presenté ante la hermana sacristana con mi
petición. Expresé la situación en mi casa.
Le sorprendió la amenidad con la que yo se lo describí... Respondió que no estaba en
su poder concedérmelo. Tenía que pedir permiso al Sacerdote. Dos días después, muy
temprano, la hermana me comunicó la buena noticia. Recibí la llave solicitada. El
mismo día fui con la querida llave y al abrir la puerta, latía fuertemente mi corazón.
Sentía que el Señor de un modo particular compartía conmigo Su Casa: en vez de un
hogar me ha dado otro. Por eso es tan querido para mí este templo.
Cuando entré por la puerta lateral, me paré delante del altar de la Santísima Virgen,
Patrona del pueblo húngaro. La saludé: ¡Dios te salve María, mi dulce Madre! Te ruego
humildemente, guárdame bajo Tu especial protección, ¡encomiéndame a Tu Hijo
Santísimo! Soy Tu infiel hijita carmelita, Madre mía, empleo las mismas palabras con
las que Tú te has dirigido a mí. Sé que no soy digna de ser llamada así. Aunque viviera
siglos, no podría ni de lejos merecerlo. ¡Ven, Madre mía, condúceme ya a Tu Santísimo
Hijo!"
Como me encontraba sola en la amplia iglesia, me postré a los pies del Señor como no
lo había hecho nunca antes y le pregunté: ¿No estamos más que los dos?
Jesucristo.-
“Lamentablemente.”
Escuché Su Voz triste en el fondo de mi alma.
Jesucristo.-
No hay palabras para expresar la gratitud y el dolor del corazón que brotó de mi alma
hacia el Señor.
¡Oh, mi dulce Salvador! Nadie sabe mejor que Tú cuánto he andado a tientas hasta
llegar, por tu Gracia, a Ti. Señor mío, ahora que has quitado la corteza externa de mi
alma, siento que la abundancia de Tu Gracia me inunda.
¡Oh, Jesús Mío!, ve quitando las grandes faltas de mi alma a golpe de cincel, no me
importa que me duela, para que el día que tenga que presentarme delante de Ti en la
hora de mi muerte, puedas reconocer en mí la obra de Tus Santas Manos.
Mi amable Jesús, quiero arrepentirme tanto de mis pecados como no lo hizo jamás
ningún pecador arrepentido y amarte a Ti como no Te amó jamás ningún pecador
convertido.
Mi amable Jesús, Te ruego con profunda humildad que en adelante no pase ni un solo
día de mi vida sin que la gratitud y el amor, que sienta por Ti, hagan brotar de mis
ojos lágrimas de arrepentimiento. Humíllame, mi Señor Jesús, en todos los momentos
de mi vida, para que yo sienta sin cesar lo pobre y miserable que soy.
Quién sabe hasta cuándo me hubiera quedado allí olvidada de mí misma y postrada a
los pies del Señor, si la hermana sacristana no me hubiera avisado que a las siete y
media se cierra la puerta. Entonces no tenía la llave. No podía separarme del Señor
Jesús y le rogué que viniera conmigo. Me dirigí a mi casa por un camino más largo por
las calles silenciosas. Sentí que el Señor venía conmigo. No nos hemos dirigido una
palabra. Hubiera querido postrarme en el polvo de la calle, tanto sentía su presencia.
Desde que Él me dio una casa tan grande, le visitaba cada noche con el alma humilde
y arrepentida, —movida por la gratitud— y conforme al deseo de la Santísima Virgen,
le adoraba y le reparaba.
¡Qué alegría siento cuando voy a Él! Él está siempre en casa y me espera. No intento
describir estas horas íntimas porque sería imposible hacerlo.
El año de 1961 pasó en medio de estas conversaciones que por entonces no puse por
escrito. Sólo comencé a escribir cuando el Señor me lo ordenó. Cuando el amable
Salvador lleva una breve conversación conmigo, la escribo palabra por palabra.
Durante las Horas Santas ocurre con frecuencia que las ideas pasan directamente a la
conciencia de mi yo y luego me siento incapaz de expresarlas. En una ocasión le
agradecí a él haberme asegurado eterno refugio.
Jesucristo.-
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Una vez me pidió que hiciera los lunes oración nocturna por las almas sacerdotales que
están en el Purgatorio.
Otro día estuve de visita en casa de unas personas conocidas mías, en donde tenían
una capilla. Terminada mi visita, no entré allí para despedirme de Él. Con dulce acento
me reprochó mis muchas indelicadezas para con Él. Le dije: “Perdóname, mi amable
Jesús. ¿No te pedí que desbarataras los rasgos ásperos de mi alma?” Me contestó con
voz apacible:
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“No pidas esto para ti misma, hijita Mía. Lo concedo a aquél por quien has
hecho un sacrificio o por quiénes has ofrecido tus oraciones.”
Jesucristo.-
“Conozco tu imperfección y tu miseria, hija Mía. Pero esto no debe disminuir
tu empeño en el futuro porque esto es un motivo más para que con mayor
abandono cuentes con Mi amor.”
No sé lo que pasó en el país. En esos días casi cada cinco minutos me urgía el Señor a
que me pusiera de rodillas para ofrecerle reparación.
También en la primera semana de marzo ocurrió lo que voy a narrar.
Jesucristo.-
“¡Pide abundantes gracias! ¡Cuánto más pidas tanto más vas a recibir! ¡Pide
para otros también! ¡No temas pedir demasiado!
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¡Soy feliz cuando más puedo dar! ¡Sólo tus anhelos ya me hacen feliz! ¡Y qué
diré si aceptas fielmente los sacrificios que te pediré para mi causa! Son
muchos los que repetidamente Me piden que puedan participar en Mi obra,
pero cuando tendrían que aceptar un sacrificio que Yo, con Mis Manos les
ofrezco aceptar, se asustan de Mí...
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“Hija Mía, ¡renuncia a ti misma!” Te pido esto con tanta insistencia porque
sólo puedes participar en Mi obra redentora si totalmente, sin interrupción
ninguna, vives unida a Mí en cada momento...
Ofrece esto a Mi Padre en todo tiempo, sin interrupción ninguna, también por
aquellos que Me han consagrado su vida y, sin embargo, más viven para el
mundo que para Mi obra redentora. No piensan en su vocación. Haz penitencia
por tus pecados y al mismo tiempo por ellos también. ¡Cómo quisiera lavarle
de sus pecados! ¡Ojalá vinieran a Mí! No te ahorres ninguna fatiga, hijita Mía.
¡No conozcas ningún límite! No te separes nunca ni por un instante de Mi obra
salvadora, porque si lo hicieras, sentiría que tu amor hacia Mí se habría
disminuido. ¡Cuánto ansío tu amor! ¡Ojalá sintieras siempre lo que Yo
siento!...
El Señor me hizo tener contacto con una persona a quien hacía quince años no había
visto y con quien, por lo demás, sólo me había encontrado tres veces en toda la vida.
El Señor Jesús infundió en mí gran confianza hacia ella (porque soy de carácter muy
reservado). Le hablé del estado de mi alma, y de cómo me encontraba en una gran
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En estas angustias pasé todo el día. Cuando de noche fui a adorar de nuevo al Señor,
pensaba en medio de toda mi incertidumbre: ¡Dios mío!, ¿qué está pasando
propiamente en mí? ¿A dónde me he dejado arrastrar? ¿Cuál es lo verdadero: lo que
ahora hay en mí o lo que había antes?
Jesucristo.-
“Entrégate por completo a Mí, Mi hijita carmelita, sólo así puedes hacer
sacrificios por Mí. Te pido algo grande. ¡Escúchame, no temas! Sé muy
humilde y pequeña, sólo así serás apta para cumplir Mi encargo. Cada jueves
y viernes ayuna a pan y agua, ofrécelo por las doce almas sacerdotales. En
cada uno de estos días, pasa cuatro horas en Mi Divina Presencia y ofrece
reparación por las muchas ofensas que he recibido. El viernes, desde el medio
día hasta las tres de la tarde, adora Mi Sagrado Cuerpo y Mi Sangre Preciosa
que derramé por los pecados del mundo entero. El ayuno del viernes guárdalo
hasta la hora en que Mi Sagrado Cuerpo fue bajado de la Cruz. El aceptar este
sacrificio atrae gracias extraordinarias.
¡Haz lo que te pido, hijita Mía!”
Jesucristo.-
“Comprométete a ello durante doce semanas por las doce almas sacerdotales
que serán las más aptas para llevar a buen fin Mis planes. Yo las quiero hacer
dignas con gracias especiales. ¡Hazlo, hijita Mía! Haciéndolo tú también serás
la preferida de Mi Corazón. Conocerás quién será la persona que hará llegar
Mi petición a las doce almas sacerdotales. Ellos tendrán que hacer lo mismo
que Yo te pedí, a saber, reparación y sumergirse en Mi sagrada Pasión. Hijita
Mía, esas doce almas sacerdotales son las mejores en el país.”
Me pidió que cumpliéramos durante doce semanas tanto yo como aquellos doce
sacerdotes a quienes llegará su mensaje.
Jesucristo.-
¡Deja tus dudas! El Espíritu Santo, a quien invocas tantas veces, tomará
posesión de tu alma por medio de Nuestra Madre, Su Predilecta.
Sé que Conmigo, tienes sed de las almas. Se regocija tanto Mi Corazón cuando
Me suplicas y Me dices que con sed insaciable tienes deseos de Mí. Yo también
siento eso por ti y por todas las almas que he colmado con Mis gracias. ¡Ojalá
sintieran la sed abrasadora de Mi Alma! Verdaderamente estoy mendigando
su amor. Te ruego, hija Mía, por lo menos tú, ¡no Me abandones! A cada latido
de tu corazón, arrepiéntete de tus pecados, ofréceme reparación y
consuélame. Si tu amor viniera a menos, dirígete a Nuestra Madre Celestial,
Ella llenará tu corazón con abundante amor hacía Mí. Te agradezco que tu
corazón sienta Conmigo, que lata en Mí. No te canses nunca de contemplar
Mis Santas Llagas, de donde sacarás siempre gran fuerza.
¡Ofrécete al Eterno Padre y vive con la Santísima Trinidad!
(No nos olvidemos que aunque estas palabras hayan sido pronunciadas en singular, se
dirigen a todos)
Nosotros estaremos siempre juntos, hijita Mía. Pide siempre a Nuestra Madre
que te guarde en oculta humildad. Aprende a hablar con cada uno de tus
prójimos de tal forma que por tus palabras los conduzcas hasta Mí. ¡A Mí Me
debes pedir, de Mí debes sacar amor!
Los sacrificios necesitas hacerlos sin desmayar porque son necesarios para
alcanzar la meta. El Padre Eterno sabe con qué carácter te ha creado. Sabe
que eres violenta, irritable, pero tienes que transformarte según Mi Corazón...
En adelante sólo puedes usar de violencia contra el mal, pero, ¡no te
desalientes! ¡Mira con confianza hacia arriba, hacia Mí, y pide abundantes
gracias! En medio de tu familia, sé un sacrificio ardiente.
8 de Abril de 1962.
El Señor me pidió que las horas santas no las uniera con sus criaturas:
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“Por eso no debes desanimarte, hija Mía, una vez tenías que comenzar.
Recuerda cómo, cuando eras joven, tu constante afán era estudiar, pero
nunca tuviste oportunidad de hacerlo. Fui Yo quien no lo permití y puse en tu
camino todos los obstáculos.
Señor, ¡cuántas veces has dirigido a mí los rayos vivificadores de Tus gracias! Yo Te he
esquivado, he andado por otros caminos.
Jesucristo.-
“¿Te acuerdas, no es cierto, como hace tan sólo unos meses querías
matricularte en la escuela popular superior? Pero Yo Me opuse también a eso.
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Sí, mi Señor, le contesté, lo malo es que yo tengo muy poco sentido de Ti.
Jesucristo.-
Entonces me mostró una multitud de ocasiones en las que yo le había ofendido. Por
ejemplo, cuando estuve en un lugar donde había una capilla, me despedía de todo el
mundo menos de Él. Luego cuando hago la genuflexión, debo pensar también en Él con
mucho amor...
Jesucristo.-
“Porque si no haces estas cosas... ¡Me duele tanto!"
Jesucristo.-
“Te repito de nuevo, hijita Mía, necesitas cambiar para que seas como Yo te
quiero. Te ayudo para que sigas el recto camino, pero tienes que asimilar bien
Mi enseñanza y tienes que cumplir con todas tus fuerzas las tareas que te
asigno. ¡Acude a Mi Madre, Ella te ayudará!”
Yo la quiero mucho, Señor. Fue Ella quien me invitó a adorar y reparar a Su Hijo
Santísimo. Oh, ¡cómo me confundí en mi alma cuando oí Su Voz! Oh, ¡qué profundo
arrepentimiento despertó en mí Su Voz ahogada en llanto!
Jesucristo.-
“Sí, hijita Mía, aquél fue el primer encuentro, el gran paso, cuando Mi Madre
te encomendó a Mí de un modo especial. Desde entonces, hijita Mía, vuelas
como una flecha hacia Mí. En tu vuelo no regreses a mirar la Tierra, no sea
que el ruido del mundo te perturbe.
Jesucristo.-
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Jesucristo.-
¡Oh, Jesús mío!, por eso he quedado tan infeliz y sin educación. Edúcame, Maestro
mío.
Jesucristo.-
“¡Renuncia a tu voluntad, hija Mía. Te pido esto tantas veces porque sólo
puedes participar en Mi obra redentora si totalmente y sin interrupción vives
unida a Mí en cada momento.
Acuérdate, Mi pequeña hija carmelita, del tiempo en que quedaste viuda y tus
hijos comenzaron a crecer. ¡Cómo les pedías que te ayudaran tan sólo una
hora cada uno!...
¡Qué gran ayuda hubiera sido esto para ti! Y qué triste estabas cuando con
toda clase de pretextos se excusaban... Tú, tenías que atarearte sola y
abandonada.
Piensa en cuántos hijos tengo Yo también, hija Mía. ¡Si sólo una hora Me
ayudara cada uno! ¡Qué delicias tendría Yo con ustedes! En estos momentos
pienso especialmente en las almas a Mí consagradas, a quienes considero las
escogidas de Mi Corazón. Y siendo así, ellas no quieren unirse íntimamente
Conmigo.
Señor mío, con sed insaciable te anhelo a Ti. Yo te quiero amar con todas mis fuerzas,
en nombre de aquellos también que no se acercan a Ti. Durante esta conversación, he
recibido gracias muy grandes de parte del Señor.
Dios mío, ¿qué has hecho conmigo? Ahora ya definitivamente no sé si soy yo quien
vivo. Como si ya no pisara más la Tierra, no veo nada con mis ojos, mi oído no percibe
la voz del mundo, mi corazón ya no late más que en Ti y por Ti, mis labios no atinan
cómo alabarte. Quisiera bendecirte pero no encuentro palabra alguna que fuera digna
de Ti. Te miro con ojos cerrados y con labios mudos. Contemplo Tu sufrimiento
indecible que soportas por mí, miserable pecadora. Soy incapaz de comprender lo que
hiciste por mí... ¿por qué precisamente yo? ¡Cuándo hay tantas almas puras y dignas
de Ti!
Jesucristo.-
23
“De entre los más grandes pecadores escojo almas para Mí, hija Mía, para
realizar por medio de ellas Mi obra redentora. A éstas, si aceptan, Yo les
colmo de gracias especiales. A quien siente Conmigo y vive para Mí, con Mi
amor sin límites le arranco del mundo como he hecho contigo. Sufro tan
indeciblemente, Mi hijita carmelita, y qué bueno es sentir que estás Conmigo
y unida a Mí, tú también sientes Mi Amor.”
Jesucristo.-
“Empéñate, hija Mía, con todas tus fuerzas en conducir a Mí a los pecadores.
Fuera de esto no dejes lugar para otro pensamiento. Mira sin cesar Mis Ojos
para ver Mi tristeza por las almas.
Irradio Mi Amor hacia ti, hija Mía, porque Me has dado un refugio y puedo
descansar en tu alma. Siéntelo como un gran honor para ti, ya que por medio
de ello, Me estás honrando a Mí. ¡No Me prives jamás de ello! Esto depende
únicamente de ti. Yo he ido hasta el extremo en Mi Amor, sabes cuánto Me
agrada oír cuando, postrada ante Mí, Me dices que quieres arrepentirte de tus
pecados como ningún pecador se haya arrepentido jamás y quieres amarme
más que todos los pecadores convertidos. Con estos anhelos tuyos, Mi hijita
carmelita, te has introducido enteramente en Mi Corazón. Tus palabras
sencillas han movido Mi Corazón misericordioso a infinita conmiseración. Ves,
¡para esto no hace falta haber realizado grandes estudios! ¡Qué felicidad ha
procurado también a Mi Padre Celestial tu profundo y sincero
arrepentimiento! Haz esto en cada momento de tu vida.
¡Haz todo de lo que de ti depende, hija Mía, con incansable tenacidad por
salvar las almas! Sea ésta tu escuela. El Espíritu Santo va a trabajar contigo
para corregir tu naturaleza inclinada al mal en favor de tu salvación. ¿Sabes,
verdad, que Mi Reino sufre violencia? Tus constantes tropiezos no quebranten
tu ánimo, esto te conservará en la humildad... Medita frecuentemente esto
hasta que lo hayas hecho enteramente tuyo porque el día de hoy es el día de
nuestra especial unión en que te colmo de gracias a fin de fortalecerte de una
manera extraordinaria.
24
Jesucristo.-
“¡Compadécete de Mí!”
PERSEVERA CONMIGO
10 de Abril de 1962
Jesucristo.-
Mi amor hacía ti, Mi pequeña carmelita, no conoce límites. Sabes qué feliz
estoy cuando aceptas los sacrificios que te ofrezco.
¡Persevera Conmigo! ¡Qué feliz me haces con ello!... ¡Desea para Mí muchas
almas para que Yo pueda repartir Mis gracias!”
Jesucristo.-
“¿Sabes cómo te he estado esperando con el Corazón oprimido? ¡Ves, qué solo
Me encuentro! Si tú no vinieras, Me encontraría enteramente huérfano.
Jesucristo.-
hacer? Tú Me darás las piedrecitas del mosaico que reúnes a lo largo del día,
Yo las iré colocando según su color y su forma y cuando todo esté terminado,
¡cómo vas a maravillarte al ver la obra de arte que con ellas he creado! Pero,
ves, en vano Soy artista si tú no Me las reúnes, no puedo realizar Yo la obra
de arte.”
Un día me dijo:
Jesucristo.-
“Te voy a dar ahora, hija Mía, la distribución de tus días. De esto comencé a
hablarte una vez, lo recordarás, pero quería incluir más cosas en tu programa,
por eso lo he diferido hasta hoy. Ven, si tienes tiempo, y si tienes mucho,
dímelo, el querer es tuyo. Respeto mucho tu voluntad. Me halaga si Me la
entregas espontáneamente.
LUNES: Día de las ánimas. Cada movimiento tuyo esté marcado con el deseo
de querer ayudarlas.
Desea, en unión Conmigo, que las ánimas cuanto antes puedan contemplar Mi
Rostro. Tanto el ayuno estricto como la oración durante una parte de la
noche, ¡ofrécelos por ellas!
El ayuno estricto que ahora te pido y la oración de vigilia no lo pido tan sólo a
ti. Los harás públicos juntos con los demás mensajes de Mi Corazón: Quien
ayuna a pan y agua el lunes, librará cada vez un alma sacerdotal del lugar del
sufrimiento.
Quien practica esto, él también recibirá la gracia del ser librado del lugar de
las penas antes de que transcurran ocho días después de la muerte.
Esto mismo lo pide Nuestra Madre. Ella apelando a Su Llama de Amor Me
obliga a esto.
MARTES: Éste sea el día que ofreces por tu familia.
Haz comuniones espirituales por cada miembro de ella, ofrécelos uno por uno
a Nuestra querida Madre, Ella los tomará bajo Su protección. La oración de
vigilia de esta noche la ofrecerás también por ellos.”
Jesucristo.-
26
¡Invócale a él también todos los días! Te ayudará con alegría. Y así tendremos
la causa ganada.”
Nota del editor: Suponiendo que ha muerto en gracia de Dios. (En una conversación, la
señora Isabel dijo lo siguiente: “En el Diario, en diferentes lugares donde se habla de
la liberación de las almas, cada vez hubiera tenido que escribir: si han muerto en
gracia de Dios. Como lo consideraba entonces tan evidente, me parecía superfluo
expresarlo).”
El ayuno estricto ofrécelo por las doce almas sacerdotales. La vigilia nocturna
también ofrécela por ellas. ¡Sumérgete en Mi Dolorosa Agonía en Mis
padecimientos de sudores de Sangre! De esto vas a sacar mucha fuerza
espiritual.
VIERNES: Día de Mi Pasión.
En este día también según el deseo del Señor Jesús, le estaba adorando y reparando
desde el mediodía hasta las 3:00 de la tarde. Rogaba a la Santísima Virgen que
grabara en mi corazón las Llagas de Su Santísimo Hijo y Le moviera a compadecerse
cada vez más de nosotros. Mis lágrimas comenzaron a brotar abundantemente.
Mientras me pasaba esto, sentí en lo profundo de mi alma la pena indecible y el sollozo
de la Madre Dolorosa. Con Su sollozo contagió mi corazón.
Me dijo sollozando:
Santísima Virgen.-
Madre mía, ¿por qué no haces milagros para que crean en Ti, como lo hiciste en
Fátima?
Santísima Virgen.-
“Cuanto mayores fueron los milagros, hijita Mía, tanto menos creerían en Mí.
Ves, pedí los Primeros Sábados y no Me han hecho caso.
28
Los doce Sacerdotes a quienes Mi Hijo Santísimo eligió, serán los más dignos
de cumplir Mi petición.
Toma, hija Mía, esta Llama, tú eres la primera a quien la entrego. Es la Llama
de Amor de Mi Corazón. ¡Enciende con ella el tuyo y pásala a otros!”
La Virgen Santísima sollozó tanto que apenas entendí lo que decía. Le pregunté qué
tenía que hacer. Yo, en nombre de todo el país, le prometí todo, sólo para aliviar Su
Dolor porque mi corazón también estaba por partirse.
Santísima Virgen.-
“Te pido, hija Mía, que los jueves y viernes ofrezcas a Mi Hijo Santísimo una
reparación muy especial. Esta reparación se haga en la familia. Esta hora que
pasarán en su hogar haciendo reparación, comiénzala con lectura espiritual y
continúen con el rezo del Santo Rosario u otras oraciones en un ambiente
lleno de recogimiento y de fervor. Háganlo por lo menos entre dos o tres,
porque donde dos o tres se reúnen, allí está Mi Hijo Santísimo. Al comenzar,
santígüense cinco veces y mientras lo hacen ofrézcanse por medio de las
Llagas de Mi Santo Hijo al Eterno Padre. Hagan lo mismo al terminar.
Santígüense de esta manera también al levantarse y al acostarse y aún
durante el día porque eso les acercará por medio de Mi Hijo Santísimo al
Eterno Padre y su corazón se llenará de Gracia.”
Santísima Virgen.-
“Con esta Llama llena de Gracias, que de Mi Corazón les doy a ustedes,
enciendan todos los corazones en todo el país, pasándola de corazón a
corazón. Éste será el milagro que, convirtiéndose en un incendio, con su
fulgor cegará a Satanás. Éste es el Fuego de Amor de unión que alcancé del
Padre Celestial por los Méritos de las Llagas de Mi Hijo Santísimo.”
29
Al oír esto, comencé a excusarme mucho: No soy digna… Tú me confías Tu causa, pero
¿cómo podría yo transmitirla? Y me excusaba nuevamente… Pasados algunos días, la
Santísima Virgen prometió que me ayudaría con Su ayuda eficaz y con Su Amor
maternal a hacer los sacrificios pedidos por Su Hijo.
Santísima Virgen.-
Santísima Virgen.-
La Virgen Santísima le llamó ante mí, su querido hijo… Mientras Ella hablaba,
comprendí por una Gracia maravillosa Suya, en qué medida la Voluntad de la
Santísima Virgen está unida a la del Padre Eterno, de Su Divino Hijo, y de Dios Espíritu
Santo. La Santísima Virgen prometió que estará con nosotros para que la pequeña
Llama se propague como un reguero de pólvora.
15 de Abril de 1962.
Santísima Virgen.-
“Mi pequeña hija carmelita, invito a los que viven en la casa de los Padres
Carmelitas... Todos ellos con gran entrega y amor hacen trabajo misionero a
lo largo de todo el país. Que sean ellos los primeros en recibirla para propagar
la Llama de Amor. Su misión es sublime y conmovedora. No seas cobarde,
hijita Mía, ¡ponte en marcha cuanto antes! Mi Llama de Amor va a partir desde
el Carmelo. Ellos son los que más Me honran, o mejor, son ellos los más
llamados para honrarme a Mí.
Lleva dos velas, enciende primero tu pequeña vela y con su llama enciende la
otra. Luego pásala a Mi querido hijo. Él va a propagarla entre Mis doce
devotos más insignes.”
Santísima Virgen.-
“Yo estaré con ustedes y los inundaré con Gracias muy especiales. Una vez
que se hayan reunido los doce Sacerdotes, comiencen simultáneamente, en
doce templos a Mí dedicados, esta Devoción. Entreguen la vela encendida que
30
Muchas cosas me dijo el amable Salvador. Pidió que no nos rindiéramos en esta lucha
espiritual porque la lucha sin tregua aumenta la Gracia:
Jesucristo.-
“Pide a Mis hijos (los Sacerdotes) que envíen a las almas a Mi Madre querida,
y que no pronuncien ninguna homilía sin exhortar a los fieles a tener una
profunda devoción hacia Ella. Somos el país de la gran Señora del pueblo
Húngaro. Hagan brillar esto constantemente ante los ojos de los fieles ya que
se trata del deseo de Nuestra gran Señora.
“Y tú, hija Mía, con todas las fuerzas y sacrificios de tu vida, anhela sin cesar
la llegada de Mi Reino, que la Llama del Amor de Mi querida Madre se inflame
y se propague por las chispas del amor.”
Una vez, estando postrada delante del Señor Jesús y lamentándome del tiempo
perdido de mi vida, me habló así:
Jesucristo.-
Lo que te voy a decir ahora, hija Mía, no es sólo para ti, entrégalo a Mis
queridos hijos:
Desea para Mí, hijita Mía, muchas almas. Éste el objetivo de tu vida que no
pierdas nunca de vista. Por eso te he arrancado del mundo, para esto te
escogí, Me alegro de que, al menos tú, te hayas compadecido de Mí, Me
comprendas y en Mi inmenso dolor Me consueles.”
Mientras me decía esto, derramaba Su dolor sin límites en mi corazón. —Mi Señor
Jesús, yo soy una miserable pecadora—. Pero Él seguía hablándome:
Jesucristo.-
“Es tu arrepentimiento, hija Mía, lo que te ha traído cerca de Mí. Pide este
profundo arrepentimiento para muchas almas. Hay tan pocas almas así, aún
cuando Yo llamo a muchas a Mi especial seguimiento. No soy caprichoso,
escojo las almas de aquí y de allí, de entre las circunstancias más diversas,
pero lastimosamente con poco resultado. Hoy Me quejo mucho, hijita Mía. He
tenido necesidad de abrir Mi Corazón delante de ti, con su mar de penas. ¿Por
qué tanta conducta indigna tengo que soportar de parte de las almas a Mí
consagradas?
¡Ven más temprano a Mí y consuélame todavía más! ¡Sal de tus propios
límites! ¡Qué tu amor hacia Mí sea ardiente, lleno de fervor! Sufre con amor y
atiende con más amor Mi Voz. Para poder oír Mi Voz, sé muy callada porque
con Mi Voz delicada, silenciosa, sólo las almas sumergidas en el amor pueden
sintonizar. Mantén vivo tu anhelo por Mí, siendo hostia viva por el amor. El
amor es fuego que solamente la aceptación incesante de sacrificios puede
mantener incandescente.”
Jesucristo.-
“Toma parte sin cesar en Mi trabajo redentor. No preguntes cómo, ansía que
llegue Mi Reino a ti y a todas las almas.
32
Cuando te aprestes a descansar, revisa todo tu día, ¡qué has hecho para que
llegue Mi Reino!”
Al día siguiente inundó mi alma con un dolor agudo, oprimía mi corazón y quemaba
verdaderamente: Tú lo conoces, Jesús mío, porque Tú me lo diste, me prometiste
darme diferentes sufrimientos. Tanto me duele y sin embargo, ¡cuánto me agrada
sufrir! No sé con qué comparar este dolor.
Jesucristo.-
“Podrías saberlo —contestó Él mansamente—. Recuerda cuando eras todavía
niña, lejos de tu madre y de tu querida patria. Ésta era la pena que durante
largo tiempo te torturaba.”
Jesucristo.-
“Ya ves, has atinado. Este fuerte dolor que te he enviado es la añoranza por la
Patria Celestial. Súfrelo por aquellos que no sienten ansia por la Patria
eterna.”
Jesucristo.-
"Apresúrate a pasar la Llama de Amor de Mi Madre para que así aparte del
país la mano castigadora de Mi Padre.”
Jesucristo.-
“¡Ya no titubees más, hijita Mía! La Santísima Virgen, bajo la advocación de la
Gran Señora de los Húngaros, te va a acreditar. Nuestras Palabras, que te
hemos dirigido, sean tus oraciones.”
En estos días, por cierto, he sentido impulsos de transmitir los Mensajes recibidos al
Padre E.
En los días consecutivos fui temprano donde el Señor Jesús. Después de estar largo
tiempo callado fue Él quien comenzó a hablar en mi alma. Con Voz mansa tan
silenciosa que apenas se oía, me dijo muchas cosas pero todo pasó a la conciencia de
mi yo.
Sentí la maravillosa importancia de Sus bondadosísimas Palabras que penetró en mi
alma, pero me siento incapaz de expresarlas a excepción de unas pocas palabras con
que me movió a urgente acción. Entre otras cosas me pidió que ya no me demorase
más en entregar las peticiones a mí confiadas y que las instrucciones dictadas por Él
las entregara cuanto antes al Padre. Sentí gran temor al saber que ya no había tiempo
33
para dilaciones. En mi gran susto le rogué a la hermana sacristana que dijera al Padre
que me encomendara en sus oraciones. No dije nada más. Por tratarse de un asunto
tan confidencial no lo pude comunicar con nadie más fuera de aquél para quien el
Señor lo destina. Ese día el maligno oprimía sin cesar mi alma. Esto duró hasta que ya
de noche me postré a los pies del Señor. Después de breve silencio, el Señor Jesús
comenzó a hablarme con indecible, maravillosa ternura. Un amor tan indescriptible,
hasta ahora desconocido para mí, pasó de Él a mi alma temblorosa. Esta
extraordinaria, maravillosa sensación recorría por largo rato todo mi cuerpo y mi alma.
Y el Señor me habló con Voz tan tierna como nunca hasta ahora. Sentí que a Él
también le dolía lo que me iba a decir.
Jesucristo.-
Cuando pronunció esto, el maligno respiró aliviado y con malicia. El Señor me permitió
sentirlo. El maligno dijo: “¡Ha llegado mi hora!”
Sentí que estaba muy lejos y como si el Señor con un gesto lo hubiera aniquilado.
Sentí cómo el Señor le dolía el tener que causarme tristeza. Me inspiró con placible
bondad:
Jesucristo.-
“Por el bien de tu alma tengo que hacerlo.”
Jesucristo.-
Éstas eran Sus Palabras de despedida. Con todo lo bondadoso que era, me han dejado
con tristeza. En las noches anteriores era siempre el Señor Jesús, quien me despertaba
para la oración de vigilia. De hoy en adelante será mi Ángel de la Guarda, quien me
despertará cuando llegue la hora. ¡Oh, qué diferencia entre el anterior y el actual
despertar!
EN LA ESCUELA DE LA HUMILDAD
30 de Abril de 1962
Santísima Virgen.-
“Di a quienes incumbe que no tengan miedo, que confíen en Mí. Con Mi manto
maternal, Yo misma les defenderé.
Que los ocho Santuarios más concurridos del país y en cuatro Iglesias a Mí
dedicadas en la capital, comiencen simultáneamente esta Devoción: La
entrega de Mi Llama de Amor.
Jesucristo.-
Su Voz era tan suplicante que mi alma ardía por Él… Al día siguiente sentí tanta
angustia que hasta mis fuerzas físicas lo resentían grandemente. El Señor me dijo:
Jesucristo.-
Otra vez caminaba por la calle, era mediodía. El Señor, inesperadamente comenzó a
hablarme. Se quejaba con tristeza y me pidió que escribiera Sus Palabras:
Jesucristo.-
“Yo Soy el mendigo del país, hijita Mía. A Mí no Me quieren dar trabajo. Han
prohibido toda mendicidad en el país, solamente Yo sigo mendigando. Ando
sin comer, ni beber, de calle en calle, de casa en casa, de pueblo en pueblo; en
36
SACRIFICIO - ORACIÓN
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“En cada latido de tu corazón esté el arrepentimiento. En cada respiración
aspira Mi Amor y al expirar, pásalo a tu prójimo.”
“Tú me has hecho comprender muchas cosas, mi buen Jesús, y gracias a Tus
inspiraciones yo las puedo expresar. Pero cuando esto ocurrió, Tú ya habías cubierto
con el silencio mi alma. Ahora entiendo, pero no puedo expresarlo con palabras.
Estando así arrodillada, silenciosamente delante del Señor, comenzó a brillar ante mis
ojos espirituales un gran resplandor que no podía abarcar con la mirada. Esa gran Luz
37
parecía una luz viva que chispeaba y despedía pequeñísimas partículas centelleantes
en todas direcciones. Esas partículas eran más pequeñas que un grano de polvo, sin
embargo, brillaban aún las más pequeñas con admirable fulgor. Al estar en esta
contemplación, el Señor me concedió comprender por qué no había encontrado
palabras adecuadas para expresarlo. Las partículas pequeñitas de maravilloso fulgor,
han despertado en mí la sensación de que se trataba de las criaturas de Dios. Ese día
era martes y comenzaba a hacer comuniones espirituales por mis hijos. Les he
encomendado al cuidado de la Santísima Virgen. Pero de las comuniones espirituales
no he podido hacer todavía ninguna. Ahora que el Señor Jesús me privó no sólo de Sus
Palabras sino también de sentir Su Presencia, grande sequedad agotaba mi alma.
Estaba arrodillada en muda inmovilidad. Me acordé de las Palabras del Señor:
Jesucristo.-
“Un solo Padre Nuestro o Ave María, rezado en medio de una gran sequedad
espiritual es mucho más fructífero que la oración exuberante de quien está
sobreabundado de Gracia.”
ORACIÓN COMUNITARIA
Evocando estas Palabras del Señor, en medio de la sequedad espiritual he sentido gran
sosiego en el alma.
Mientras estaba así arrodillada sin pronunciar palabra, en esta tarde de mayo ha
comenzado el canto de las Letanías alabando a la Santísima Virgen. Nunca he sentido
como esta vez, cómo la oración comunitaria puede elevar el alma a un admirable
fervor.
Satanás: ¡Regresa a tu familia! ¡No quieras destacarte sobre los demás! ¿No
ves cómo te agota y te hace perder vida esto que haces? Toda tu vida ha sido
una lucha, ¡ya es tiempo que descanses! ¡Esta vida es tan corta! ¿Por qué
apremiarte tanto? Tus pensamientos tontos, ¿por qué los quieres entregar a
otros? ¡No creas que vas a llamar la atención sobre ti! ¿Verdad que esto te
halagaría? Párate y reflexiona, y verás que yo tengo razón. Y cuando caigas
en la cuenta de ello, serás tú quien me agradecerás que te haya librado de
tanta calamidad.
Santísima Virgen.-
“Ahora que has pasado esta gran tentación, hijita Mía, te voy a premiar. Has
superado una gran prueba, hemos querido aumentar tu humildad.
Por eso ha permitido Mi Santo Hijo, que se te acerca tanto Satanás. Así te has
hecho más apta para propagar la Llama de Amor. Sabes, para recibir grandes
Gracias es necesario preparar tu alma con mayores sufrimientos. Sólo así
puede crecer la Gracia en tu alma. Ahora, después de la victoria, te estrecho
en Mi Corazón y cuando Me dirijo a ti, acogerás con mayor entrega Mi santa
causa. Ha sido oportunidad para ganar méritos en favor de otras almas
también. Haz sin cesar sacrificios por los doce Sacerdotes. Ellos también van a
sufrir y tú, siéntete feliz de poder sufrir con ellos. Tu mérito, por pequeño que
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parezca, aumenta en ti las Gracias. Yo confío Mi causa a unos pocos para que,
una vez conquistados los pocos, los muchos vayan en pos de ellos. ¡Siéntete
feliz de ser uno de los pocos! Lastimosamente aún entre los pocos hay
quienes Me rechazan y ¡cómo duele esto a Mi Corazón maternal!
FIESTA DE LA CANDELARIA
Santísima Virgen.-
Madre mía, Nuestro Señor Jesucristo prometió que Tú me vas a acreditar. —En lo
profundo de mi alma oí la dulce respuesta de la Virgen Santísima que me tranquilizó
plenamente:
Santísima Virgen.-
“Vete a Mi muy querido hijo (Padre X). Él va a hacer todo como si fuera Yo
misma porque él va a ser Mi enviado en Mis Santuarios para acreditar Mi
Llama de Amor. ¡No temas, él no va a oponerse, ni excusarse! ¡Tú, sólo vive en
escondida humildad y abrázate con el sufrimiento! ¡Yo, la Madre de los
Dolores, siento como si con cada uno de tus sufrimientos derramaras bálsamo
medicinal en las Llagas de Mi Santísimo Hijo!
Seas tú, una de aquellas almas que no pueden vivir sin sufrimiento, porque
estas almas, por su unión con los sufrimientos de Mi Santísimo Hijo, sienten
cada vez más Su cercanía. Desea con todas las fuerzas de tu corazón que Mi
Llama de Amor se encienda cuanto antes y ciegue a Satanás.”
40
Jesucristo.-
“¡Te escojo a ti, hijita Mía, para que seas portadora de Mi Divina Misericordia!
Llénate a ti misma de la abundancia de Mi Divina Misericordia y cuando abras
tu boca para hablar, anuncia la Misericordia de Mi Corazón que casi se quema
por el deseo que tiene de los pecadores.
Que toda tu vida sea un solo anhelo por medio de la oración, el sacrificio y el
deseo de participar en Mi Obra Salvadora.”
¡Cuántas veces puse ya por escrito, mi buen Jesús, Tus tristes quejas, pero es tan
poco lo que pude ayudarte!
Jesucristo.-
“¡Qué arda de deseo tu corazón, hijita Mía, con esto solo ya mitigas el
ardiente dolor de Mi Corazón! Si todas las almas consagradas a Mi Corazón
anhelaran lo mismo que Yo, crecería el campamento de Mis reparadores.
Sabes, cuán grande es su número y si todos ellos, con alma y corazón, por sus
oraciones y sacrificios participan en Mi obra redentora, no tendría que
quejarme tanto. Ámame todavía más, hijita Mía, y sírveme con mayor entrega
aún. ¡No dejes que te domine el poder de la rutina!
Te pido una vigilia de dos horas, de tal manera que tengas que levantarte dos
veces cada noche por una hora. Mi hijita querida, ¿puedo contar contigo? Te
lo pido Yo, el Dios-Hombre.”
¡Oh, mi Señor y mi Dios! Tú sabes que sin Ti no soy nada. El alma está dispuesta pero
el cuerpo, lo sabes, mi Señor, es débil. Tú conoces mis dos “yo” que aquí abajo en la
Tierra como dos eternos e inseparables enemigos existen en mí. Mi alma y mi corazón
lo acepta, pero el lado oscuro de mi débil voluntad y de mi mente se encrespan contra
él. Te renuevo, mi dulce Jesús, mi ofrecimiento: ¡Soy Tuya, dispón de mí! ¡No quiero ni
lo más mínimo oponerme a Ti, porque Te amo ardientemente! Revísteme con Tu
fuerza para que pueda cumplir con Tu petición.
Santísima Virgen.-
Jesucristo.-
“Mi hijita carmelita: los sacrificios a lo que te invité últimamente, los
aceptaste. Tal vez te sorprende, pero necesito agradecértelos. ¿Ves, qué
condescendiente es tu Maestro? Pero voy más lejos todavía: Funde tus
sufrimientos en uno solo con los Míos. Tus méritos se acrecientan
grandemente por ello y adelantan en gran medida Mi Obra Redentora.
Encierra en lo profundo de tu corazón esta Gracia grande que de Mí recibiste.
Éste es un regalo especial de Dios. Es Él quién te honra a ti, pobre pequeña
alma. ¿Puede haber algo más sublime para ti?
¡Aprende de Mí! Porque eres pequeña y miserable, por eso te escogí. Hija Mía,
no estés nunca cansada cuando se trate de sufrir por Mí. ¡Empéñate todavía
más con la ayuda de Mi Gracia!”
Y me rogó el Dulce Redentor que rezara junto con Él la oración que expresa Sus
anhelos:
Jesús.-
Esta oración la hice completamente mía. La meditó Él tantas veces junto conmigo:
aseverando que estos son Sus eternos anhelos. Me enseñó esta oración a fin de que yo
la enseñe a los demás. Hagamos nuestros Sus eternos pensamientos, Sus deseos, con
todas nuestras fuerzas y con todas nuestras mentes.
Jesucristo.-
“Esta oración es un instrumento en sus manos porque colaborando de esta
manera Conmigo, Satanás también por ello se quedará ciego y por su ceguera
las almas no serán inducidas al pecado.”
14 de Mayo de 1962
43
Hoy, es otra vez la Santísima Virgen quien me despertó. Esta vez, me quedé en
posición de reposo.
Santísima Virgen.-
17 de Mayo de 1962
“La rabia salvaje de Satanás va de aumento para acaparar hasta las almas
perseverantes. ¡No se lo permitan! ¡Ayuden!”
Santísima Virgen.-
¡Habla Tú, Madre mía, a favor mío! Yo soy tan miserable, no soy nadie, a mí no me
prestan atención y eso que ya he entregado Tus Palabras. Y ahora, ¿qué puedo hacer
yo? Madre mía, otra vez Te pido seas Tú quien hable.
Tu Santísimo Hijo prometió que serías Tú quien me acredite. Te ruego, Madre
Santísima, acredítame a fin de que hagan caso a Tus insistentes súplicas. Y también,
1
NOTA: Comienzan con buena voluntad pero la corriente las arrastra porque no descubren a
tiempo la tentación que les tiende Satanás.
44
Jesucristo.-
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“¡Hijita Mía!”
SUEÑO
23 de Mayo de 1962
De mañana temprano ansiaba llegar al Señor para agradecerle la fuerza con la que me
ha colmado para la velada nocturna. Él estaba muy conmovido y yo apenas podía
soportar el latir de Su Corazón. Resonaba en mi corazón con una dulzura que nunca
antes había sentido.
Señor, no soy digna de lo que haces conmigo. Pero procuraré con todas mis fuerzas de
alguna manera agradecer Tu Bondad. Él seguía haciéndome sentir Su extraordinaria
Caridad.
No escribí el sueño que tuve, no lo quería describir, pero Él se puso a mi lado y dijo:
Jesucristo.-
“Escribe esto también, hijita Mía.”
45
Del 16 al 17 de mayo tuve este sueño. Casi no suelo soñar y si esto ocurre, al
despertar, me olvido de lo que he soñado. Pero este sueño, no sólo no lo he olvidado,
sino que lo tenía presente con mayor viveza después de despertar: he visto un gran
disco negro, con nubes grises alrededor, que se arremolinaban. Al lado del disco he
visto hombres con extraña apariencia. Eran enteramente flacos, casi sin cuerpo, con
vestidos grises. No he visto sus rostros, solamente sus nucas. De repente sentí que
eran diablos y precisamente de los peores. Cuándo miré el disco, justo en ese
momento acababan de hacer una lámina de hierro. Con ello cubrieron el disco que
hasta hacía un instante era plenamente visible.
Cuando lo cubrieron con esa lámina de hierro, lo observaron detenidamente y con otra
grande y burlona sonrisa expresaban su satisfacción por el trabajo realizado. A la
derecha había nubes blancas y sentí que alguien les estaba mirando. No sé quien haya
sido, pero tenía la sensación de que no eran de malos sentimientos. A sus pies veía
tres varones. No sé quiénes eran, pero sentí como que eran enemigos del maligno
porque al contemplar el disco negro, conferenciaban entre sí sobre cómo se podría
quitar aquello. Entre tanto, uno de los de lado izquierdo, el que más cerca estaba a los
de la derecha, se volvió hacia uno de estos y dijo con terrible sarcasmo como quien
estaba seguro de su obra: ¡Ya pueden ustedes mirarlo! ¡Lo hemos hecho muy bien! Y
todavía añadía: ¡Tendrán mucho dolor de cabeza con ello!
Mayo de 1962
Desde que el Señor Jesús ya no me dirige Sus bondadosas y mansas Palabras, hay
silencio entre nosotros, mejor dicho, la conversación es sólo un monólogo…
Un día, mis hijos me mandaron hacer las compras… Terminando el almuerzo, me puse
en camino y al salir por la puerta de la calle, revisé lo que tendría que comprar. En ese
momento, Él se dirigió a mí con estas Palabras.
Jesucristo.-
“¿No molesto?”
46
Se acercó con tan indecible y delicada atención que no pude contener las lágrimas. Le
susurré las palabras que sé que más le agradan: “Con sed insaciable tengo deseos de
Ti”.
Entre tanto, avanzamos silenciosamente sin pronunciar más palabras. Conmovida por
Su ilimitada delicadeza dije: ¡Ojalá pudiera yo también acercarme así a Ti, mi adorado
Jesús!
Con este anhelo llegué al lugar de mis compras. Ahí Él se retiró. ¡Esto me ha dolido
tanto! Él, el Hombre-Dios, se porta con tal indecible ternura y comprensión para
conmigo.
De vuelta hacia la casa de nuevo se dirigió a mí:
Jesucristo.-
“¿No quieres decirme algo más?”
Mi dulce Jesús, Tus propias Palabras Te devuelvo como oración: ¡Tú eres la niña de mis
ojos! —Ahora que se ha dirigido a mí después de mucho tiempo, una alegría grande
llena mi alma. La sequedad espiritual ha durado mucho tiempo y mi miseria me tenía
aplastada al suelo. La aceptaba gustosa porque Él mismo me dijo que me la mandaba
para bien de mi alma.
Un día ya desde tempranas horas, el Señor Jesús, comenzó a quejarse con gran
tristeza:
Jesucristo.-
“Te pido, hija Mía, muchas mortificaciones para que te pueda dar, a cambio,
muchas Gracias. Que ardan en ti sin cesar el espíritu de sacrificio, oración y
mortificación. Que sepas estar callada continuamente porque la Voz de Dios
sólo así seguirá hablando en ti. Que sepas callarte y no te alabes a ti misma.
Tu vida espiritual debe echar raíces en el silencio. Repara con el silencio las
palabras vacías, sin sentido de muchos. Repárame por el desconfiado
retraimiento de otros. Y entre tanto, haz que crezca en ti también la fidelidad
y la confianza hacia Mí.
¡Si supieras cómo duele a Mi Divino Corazón cuando hacen caso omiso de Mí o
cuando muchos Me excluyen del todo de su corazón! Cada mañana
preséntame la ofrenda de tus sacrificios. Deposítalas ante la puerta de Mi
Sagrario y prenderá en llamas por el fuego de Mi Amor. ¡Que no se apague
durante el día la llama de tus sacrificios! Procura que el amor de muchas
almas sacrificadas flamee hacia Mí, a fin de alcanzar por Mi intermedio la
Misericordia del Padre Celestial.”
Jesucristo.-
47
“¿Sabes, hijita Mía, cómo es Mi Amor por las almas? Yo hablaría así a cada
alma que Me recibiera y Me diera refugio.”
¡Oh, Señor mío!, Tú fuiste quien me dio primero refugio a mí, y por eso Te debo eterna
gratitud que jamás podría dignamente cumplir.
Jesucristo.-
“Tampoco lo deseo de ti ni de nadie. Pero que si lo intentaran, Me agradaría
de sobremanera.”
Hoy de mañana, el Señor, me ha dicho muchas cosas más y también me hizo algunas
preguntas. Le miré sorprendida porque también preguntaba acerca de mi sueño del día
anterior y dijo varias cosas:
Jesucristo.-
“¿Sabes qué es ese disco negro? Es el país de la Gran Señora de los Húngaros.
En la nube blanca estaba Mi Madre y la Persona cercana a Ella es Mi querido
hijo, cuyo corazón está adherido a Mí. Está dispuesto a hacer todo por Mí.”
(Hablaba de un Sacerdote).
No dijo de quién se trataba y a mí tampoco se me ocurrió preguntarle. Entre tanto, el
Señor ha pasado la Palabra a la Santísima Virgen. Lo hizo con tanta reverencia y
devoción que mi corazón empezaba a latir fuertemente al escucharlo. Ahora la
Santísima Virgen repetía las Palabras antes dichas por el Señor, referentes a Su
querido hijo.
Jesucristo.-
“¿Sabes qué significa en el disco la densa negrura? Significa los siete pecados
capitales. Esta plancha está compuesta de siete láminas y cada una de ellas
está colocada separadamente aunque parece como si fuera soldada de una
sola pieza. La capa superior es la lujuria. Ésta es una capa muy fina y
resistente pero se le puede doblar y de esa manera hay que quitarla de ahí.
Mucha oración acompañada de sacrificios es lo que la puede doblar. Después
sigue la segunda que es la inercia (flojedad, desidia) para hacer el bien. Ésta
no se puede doblar. Está hecha de color negro irrompible.
Pero no hay que tener miedo, Yo estaré con ustedes en el gran trabajo. Sin
embargo, tengan cuidado porque el maligno tampoco queda inactivo y sólo el
empeño sin desmayo es lo que puede desgastar esa inercia para hacer el bien,
ese disco duro.”
Con esto le pasó la palabra de nuevo a la Santísima Virgen. La Voz de Ella era
inmensamente alentadora y a la vez suplicante:
Santísima Virgen.-
Después de haberme hablado la Santísima Virgen, el Señor Jesús dijo todavía muchas
cosas, pero lamentablemente no puedo escribirlas todas. Después de la Sagrada
Comunión Le agradecí con profunda gratitud las abundantes Gracias y Le pedí perdón
por haberlo recibido tantas veces indignamente en mi corazón. He reparado también
por aquellos que hoy Le reciben indignamente. El Señor Jesús, viendo mi aflicción y
reparación comenzó a quejarse efusivamente: Sus Palabras de quejan fluían a
raudales:
Jesucristo.-
“Hijita Mía, cuando un padre de familia compra un traje nuevo para su hijo, lo
hace dar gracias y le inculca que lo cuide porque ha sido fruto de sacrificio.
Soy Yo quien les pido que Me hablen, para que tenga oportunidad de
responder a sus palabras con la plenitud de Mis Gracias.
Dondequiera que puedas, hijita Mía, trae las almas, más cerca de Mí.”
24 de Mayo de 1962
Me conmueve hasta las lágrimas si Lo pienso como Niño pequeño y me postro ante Él.
Él, espiritualmente, extendía hacía mí Sus dos Manitas y me decía:
Jesucristo.-
“¡Bésalas por aquellos hacia quienes en vano las extiendo!”
Jesucristo.-
“Lamentablemente, sí las hay. Sólo Me apena que ante éstas tendré que
levantar Mi Mano como severo Juez.”
Hoy me dijo:
Jesucristo.-
nuevo estarían relucientes con la claridad de Mis Gracias. Pero esto no les
interesa, se distraen solamente con el juego multicolor de este mundo. Quien
no recoge Conmigo, desparrama.”
Me pidió el dulce Salvador que meditara junto con Él Sus eternos anhelos. Esto ha
tomado largo tiempo; ha meditado conmigo la oración, siento pena de no poder
describirlo porque Sus Palabras pasaron directamente a mi conciencia. Penetraron
tanto a mi interior y se fundieron con él, que no soy capaz de expresarlas con
palabras.
Tenía un trabajo que debía entregar, por tanto, andaba con prisa. Él todavía me dijo:
Jesucristo.-
No nos separaremos nunca, ya que ¡no podríamos soportar vivir el uno sin el otro!
En la Santa Misa había exposición del Santísimo. Saqué mi libro de oraciones (el
pequeño Salterio). Entonces el dulce Salvador me dijo:
Jesucristo.-
Santísima Virgen.-
cuarto día sucesivo que lo oigo. Nunca me ha impactado tanto como hoy. Las lágrimas
corrían por mi rostro. No podía contenerlas ni siquiera cuando estaba comulgando.
Cuando me arrodillé de nuevo en mi lugar, hubiera querido expresar mi gratitud por la
unión con Él. Pero Él no ha dejado de hablar. ¡Él ha comenzado a encomiarme a mí!:
Jesucristo.-
“¡Mi pequeña hermanita! ¡Qué feliz Me siento que puedo entrar a tu corazón
que con todo su empeño trata de amarme a Mí!”
Y tanto inundaba mi alma (que ya llevaba algunos días de aridez espiritual) con Sus
Gracias fecundas que me sentía abrumada bajo la conciencia de mi miseria. Él seguía
hablándome:
Jesucristo.-
“¿Te ha gustado el canto? He sido Yo quien lo ha tocado hoy en el melodio.
Éste es el canto que nos gusta más. Quería con ello halagarte porque tanto
amas el fondo silencioso del Templo donde Yo habito.”
No tome a mal quien algún día lea estas líneas que de nuevo tengo que anotar que me
brotan las lágrimas. Tanta delicadeza y atención de parte de Él empañan mis ojos de
lágrimas. Luego dijo:
Jesucristo.-
“Como esto también te agrada, desde hoy, cuando sea Yo quien te despierte,
ésta será la consigna: En la noche solitaria busco corazones.”
SUFRE CONMIGO
3 de Junio de 1962
Jesucristo.-
Y me hizo ver con los ojos del alma una visión que por poco me parte el corazón.
La visión terrible no sólo me causó dolor espiritual sino que hizo, además, que
estuviera ahogándome durante varios minutos.
4 de Junio de 1962
Se celebraban las Cuarenta Horas. Por la tarde subí al Santuario de Mariaremete para
preparar mi alma a la Adoración nocturna. El fervor de la multitud causó saludable
efecto en mi alma. Después de pasar ahí una hora, mi alma recuperó un poco su paz
después de la dispersión interior de la mañana. Se regocijaba mi alma al ver una
multitud que Le ofrecía reparación y adoración. El Señor Jesús, sólo dijo:
Jesucristo.-
2 de Julio de 1962
Jesucristo.-
Jesucristo.-
53
“Ámame más todavía, con mayor fidelidad, y no te canses de oír Mis continuas
quejas. Me quejo mucho, hijita Mía, porque ¡son tan pocos los que Me
escuchan! En vano Me quejo a las almas a Mí Consagradas, no entran en lo
íntimo de su alma para que a ellas también les haga oír Mis lamentos. Y eso
que ¡cuánto necesitaría hablar con ellos sobre cómo promover la llegada de Mi
Reino!”
12 de Julio de 1962
Jesucristo.-
“Ves, todavía no han hecho casi nada. La Llama de Amor de Mi Madre no se
pone todavía en marcha. Tú, hijita Mía, atiza el fuego porque para esto has
sido escogida. Esto es un gran privilegio. Tus deseos y sacrificios no los
interrumpas jamás porque esto causaría verdadero dolor a Nuestra Madre.”
Tú sabes, verdad, mi Señor Jesús, qué ardiente deseo tengo en mi corazón. ¡Cuánto
sufro yo también porque no se ha hecho todavía nada! ¡Todo el día he luchado contra
mi presunción! Él me dijo tristemente:
Jesucristo.-
14 de Julio de 1962
Jesucristo.-
“Recuerdas de qué has conversado con aquella conocida tuya: la más grande
felicidad consiste en hacer feliz a otro. ¡Cuánto, pero cuánto quisiera Yo
hacerles felices pero ustedes buscan la felicidad en otras cosas y no donde Mí!
Dan la espalda a Mis Gracias cuando precisamente ellas les harían felices.
Repito las Palabras que ya dije anteriormente: ¡Tanto, pero tanto Me duele!...”
15 de Julio de 1962
Jesucristo.-
54
Jesucristo.-
Jesús mío, quiero arrepentirme de mis pecados como hasta ahora nadie se arrepintió.
Todos los latidos de mi corazón son pocos. En cuantos granitos de polvo hay en el
mundo, en cada uno de ellos pongo el dolor de mi corazón para que el viento las lleve
hasta Ti en reparación de mis innumerables pecados.
A dolerme de esta manera de mis pecados, Él estaba muy conmovido y con Voz
silenciosa y suave sólo me dijo:
Jesucristo.-
“Sobre tanto dolor tuyo, hijita Mía, pongo una pequeñísima parte de una sola
gota de Mi Sangre y perdono plenamente tus pecados y los olvido. Este
profundo arrepentimiento ofrécemelo en lugar de los pecadores.”
ALMA ELEGIDA
16 de Julio de 1962
Santísima Virgen.-
Santísima Virgen.-
Santísima Virgen.-
“Él ya llegará pronto a Mí; está ya en camino hacia Mí, Mi amado y querido
hijo, a quien llevo tan adentro Mi Corazón.”
20 de Julio de 1962
Jesucristo.-
56
“Quita todo lo que dé sabor a tus comidas, hijita Mía, porque sólo así seré tu
huésped. Lo que es sabroso para ti, es para Mí insípido. Por eso te pido, si Me
convidas, ¡busca lo que a Mí Me agrada!”
En este día la Santísima Virgen me pidió que pusiera nuestra comunidad parroquial
bajo el patrocinio de Ella y de San José y pidiera todos los días para las almas la Gracia
de una buena muerte.
El maligno ha envidiado esta Gracia tan fortificante, y poniéndose junto a mi lado con
sus continuas vejaciones, quiso que dejara de pensar en la Santísima Eucaristía:
“¿Por qué estás tan derretida por eso? Yo también puedo hacer milagros y
más grandes todavía…”
A tan infames palabras le contesté: —Es posible que puedas hacer muchos milagros,
pero sólo aquellos que Dios te permite y hasta donde te lo permite; pero salvar no
puedes a nadie—. Con esto, he dado en el blanco.
Yo misma no hubiera pensado que estas palabras le dejaran tan desarmado. Con
vergüenza furiosa, dejó de molestar más.
30 de Julio de 1962
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“Sabes, estoy quejándome ante ti porque Me has dado un refugio en tu
corazón. Yo sé que lo que a Mí Me duele, tú lo sientes Conmigo. ¡Sufre
Conmigo, hijita Mía!”
Santísima Virgen.-
Con estas mismas Palabras se dirigió a mí. También las repitió el día de Su Visitación:
Santísima Virgen.-
“¡Ofréceme todavía mayores sacrificios! ¡No preguntes cómo, invéntalo tú
misma!”
A esta petición Suya, durante nueve días sólo he comido pan y agua y un poco de
fruta. Cuando me pidió por segunda vez, hasta me privé de tomar agua durante varios
días. Esto se me ha hecho muy difícil a causa de los terribles calores. Pero mi corazón
siente tanto con los anhelos de la Santísima Virgen, que esto me da extraordinaria
fuerza al tiempo de ayunar. Así me dirigí a la Santísima Virgen: “Madre mía del Cielo,
tengo tanto deseo de que arda ya Tu Llama de Amor, que siento grandísima tristeza y
aflicción de que esto se vaya retrasando. ¡Allana, Madre mía, el camino de aquellos
que son llamados a promover Tu Causa!
He estado enferma. Durante días no podía velar por encontrarme tan débil. A esto
contribuyó también el gran calor que hacía este verano. Apenas tenía fuerza para
caminar. Cuando me sentí un poco más fuerte, me propuse firmemente volver a velar.
58
Por la noche, pedí fervorosamente al Señor: ¡Dame fuerza, mi adorado Jesús! A las
tres de la madrugada, el Señor me despertó con Su Presencia y Sus Palabras:
Jesucristo.-
Ves, mi adorado Jesús, ¡cómo soy! Y al decir esto con voz suplicante, la Santísima
Virgen con Su Manto (Escapulario) cubrió mis tristes harapos mientras decía:
Santísima Virgen.-
“Hijita Mía, hay muchas almas así en Mi país (en Hungría). Pero Yo, junto
contigo, las cubro con Mi Manto maternal y tapo ante Mi Santo Hijo sus almas
de mendigo, no sea que se ponga triste a causa de ustedes.”
Santísima Virgen.-
“Los días pasados te han traído muchos sufrimientos, ¿no es cierto? Muchas
dudas sobre si es útil hacer tantos sacrificios que fomentas con tanto empeño.
Te miraba complacida pero no quería consolarte todavía en medio de tus
dudas para que de esta manera pudieras sacar más fortaleza y hacer mayores
sacrificios aún. Alcanzaré una Gracia grande para ti.”
Al decir esto me permitió sentir de una manera maravillosa los efectos de Gracia de Su
Llama de Amor, que ahora no sólo yo sentía sino todas las almas en el país.
59
Santísima Virgen.-
“Ahora Satanás se quedó ciego y por unas horas ha dejado de dominar en las
almas. Es sobre todo el pecado de lujuria el que cobra tantas víctimas. Como
Satanás ahora está impotente, ciego, los espíritus malignos están mirando
tiesos e inactivos como si se hallaran en un letargo. No entienden qué ha
pasado. Satanás ha dejado de darles órdenes. Y mientras las almas se liberan
del dominio del maligno, hacen buenos propósitos contrarios a la desidia.
Cuando se despierten en el nuevo día, en millones de almas se habrá
robustecido el buen propósito de la conversión.”
Tú, Virgen Santa, muy poderosísima —le saludé. ¡De qué miseria me has sacado a mí!
Y ¿por qué me das tantas Gracias? La Santísima Virgen seguía hablándome:
Santísima Virgen.-
“Saca fuerzas, hijita Mía, de tantas Gracias. Te he colmado para que si nuevas
dudas te invaden, esté ya ardiendo en tu alma el fuego inextinguible de Mi
Llama de Amor. ¡Ya ves lo admirable que es!”
Santísima Virgen.-
“Te aseguro, hijita Mía, una fuerza tan poderosa de Gracia no he puesto
todavía a disposición de ustedes como esta vez: La Llama flameante del Amor
de Mi Corazón. Desde que el Verbo de Dios se hizo Carne, no he emprendido
Yo un movimiento más grande que éste, de la Llama de Amor de Mi Corazón
que salta hacia ustedes.
Hasta ahora no ha habido nada que tanto ciegue a Satanás. Y de ustedes
depende que no lo rechacen porque esto traería consigo una ruina.”
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¿Me confías a mí, Madre mía del Cielo, a la más infeliz del mundo, esta grandiosa
causa? ¡A mí, alma de mendigo cubierta de harapos! Yo no cuento nada ni aún
humanamente. ¡Cuánto menos ante Ti!
Santísima Virgen.-
Santísima Virgen.-
Ocurrió una vez que por mis muchas ocupaciones desde la mañana hasta bien
avanzada la tarde no había pensado en el Señor Jesús (desde que me encuentro en
este estado tan particular de Gracia es la primera vez que esto ha ocurrido). Cuando
me quedé sola me habló así:
Jesucristo.-
“¿Ves, cómo eres? De nuevo tú sola te ajetreas con tus asuntos. ¿Por qué no
los traes a Mí? Procedes como si tú sola pudieras hacer algo. Aprende ya, por
fin, que ganando Mi confianza puedes alcanzar todo para otros también.
Recoge las dificultades de tus prójimos, los tropiezos de tu familia y Yo te lo
arreglaré todo. ¡Confía en Mi Poder! Si no Me confías tus asuntos, ¿cómo
quieres que Yo los arregle? ¡Pido tu confianza incondicional!”
61
3 de Agosto de 1962
Por la mañana de nuevo hubo discusiones familiares por el asunto de la casa. ¡Esto me
ha abatido tanto! Desde las doce hasta las tres, a petición del Señor Jesús, he tenido
que ir para hacer adoración y reparación. Apenas pude ponerme en camino, estaba tan
disipada. La discrepancia familiar que volvía a repetirse ha turbado tanto mi alma. La
primera hora de oración la pasé tratando de ordenar mis pensamientos; apenas
lograba tranquilizarme. Mi disipación me desanimó tanto que estaba incapaz de hacer
aun oración vocal. He pensado en las almas sacerdotales muy olvidadas en el
Purgatorio y por ello quería ofrecer el Vía Crucis también. Por el gran cansancio quise
interrumpirlo varias veces. Pero el Redentor tristemente me habló así:
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“Siento compasión por ti, hijita Mía, veo tus grandes esfuerzos pero, ¿no
creas que son en vano? Bendigo mucho a tu familia, les libro del maligno
porque es él quien perturba la paz de tu familia. ¡Sólo que confíes en Mí!”
¡Oh, Señor!, es tan grande la discordia familiar, que aquí sólo un milagro puede
ayudar.
Jesucristo.-
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“Allanaré todas las dificultades, hijita Mía. Nuestra querida Madre de nuevo
ha apelado a Su Llama de Amor. Yo no puedo negarle nada. Me pidió que a
quien Ella ha confiado Su Llama de Amor, a ella Yo tampoco debo negarle
nada, sino que reparta Mis Gracias para quien quiera que Ella Me las pida.”
No puedo describir qué grande Gracia, fuerza y confianza me dio con Sus Palabras…
6 de Agosto de 1962
De mañana, al comulgar, o más bien ya antes, el Señor de nuevo inundó mi alma con
Sus quejas.
Jesucristo.-
Sabes, así como hay tres formas de bautismo: bautismo de agua, de sangre y
de deseo. En el salvar a las almas pasa lo mismo. De Mi Sagrado Corazón
también brotaron Sangre y Agua sobre ustedes y el poderoso deseo con que
lo hice por ustedes.
¿Sabes lo que es el deseo? Es un admirable y delicado instrumento que está
en el poder aún del hombre más incapaz y lo puede usar como instrumento
milagroso para salvar las almas. Lo importante es que una su deseo con Mi
Preciosa Sangre que emana de Mi Costado. ¡Aumenta tus deseos, hijita Mía,
con todas tus fuerzas porque esto salva muchas almas!”
Al decir el dulce Salvador que era un dolor espantoso para Él perder las almas, su
condenación, me permitió participar de este dolor y he sentido en mi alma un dolor tan
agudo que casi me desplomaba. Pondré todo mi empeño, mi Señor Jesús, para que
almas a mí confiadas no se condenen.
7 de Agosto de 1962
Jesucristo.-
“Y Yo, ¿qué diré, entonces? ¿Existe acaso alguien que estuviera más
abandonado que Yo, más despreciado, a quien haya olvidado más que a Mi? Si
supieran, ¡qué anhelo siento por ustedes! En Mi continua soledad les estoy
llamando con mucho amor y paciencia y ustedes Me tratan como si Yo fuera
una persona sin sentimientos. Pero, si se acercaran con confianza, sentirían
aquel Amor que siente Mi Sagrado Corazón por ustedes. Si en algún lugar se
produce un incendio, cómo vienen ustedes corriendo de todos lados para
lograr que el daño sea el menor posible. Pero el incendio de Satanás, ¿cómo
no se esfuerzan por apagarlo? Están dejando que haga su destrucción la llama
del Infierno. Pero, ¡ay de ustedes que miran con cobardía, los que son
responsables! ¡Se tapan los ojos y dejan que las almas sigan condenándose!
Jesucristo.-
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“Con tus anhelos de entonces, hijita Mía, cuántas almas haz deseado para Mí
y, ¿sabes que Yo los escuché? Y las almas, gracias a tus deseos, llegaron a
conocerme, muchas se convirtieron y muchas de ellas Me aman
profundamente. ¿Sabes por qué menciono esto otra vez? Porque veo tus
dudas que te inquietan continuamente: ¿Para qué sirven tus deseos? ¡Para
mucho! Sólo que intensifícalos junto con tus mortificaciones.
Que este deseo por las almas arda también en ustedes. ¡No seas de poca fe!
Sabes lo que ya te dije: Si necesitas un fuerte apoyo, anda y di:
Santísima Virgen.-
Sabes qué gran pena tengo por Mi país. Las familias, sí, las familias húngaras,
están desgarradas y viven como si su alma no fuera inmortal. Con Mi Llama de
Amor quiero reavivar otra vez el amor en los hogares, quiero unir a las
familias dispersas. Que sean ustedes las más numerosas posibles, porque así
muchas, muchas almas se unirán a Mi Llama de Amor. ¡Ayúdenme, ya que sólo
de ustedes depende que esta Llama por fin se encienda! Que las familias
húngaras supliquen con alma fervorosa para que así podamos retener con
común esfuerzo la Mano castigadora de Mi Divino Hijo.”
Jesucristo.-
“¿Sabes, verdad, que te invité a Mi especial campamento de lucha? No se
dejen atraer por las comodidades pasajeras del mundo sino que sea la venida
de Mi Reino la meta de sus vidas en la Tierra.
(Ahora las Palabras del Señor resonaban en mi alma con dureza. Me sorprendí mucho
porque yo sólo había oído de Él Palabras suaves).
Jesucristo.-
66
“No te sorprendas, hijita Mía, por haberte hecho oír Mi Voz severa en lo hondo
de tu alma. Eso también lo hago con amor. No sean comodones ni cobardes.
No se dejen convencer, ni hagan creer a otros que nada tiene sentido. ¡Sí
tiene! ¿Cómo que es más fácil esperar cómodamente que se calme la
tempestad, que enfrentar la tormenta y salvar almas? No necesitan que les
ponga ejemplos, no necesitan más explicaciones. ¡Pongan ya manos a la obra!
Estar con los brazos cruzados es terreno abandonado para Satanás y para el
pecado. ¿Con qué les sacudiré? ¡Abran los ojos para darse cuenta del siniestro
que cobra víctimas alrededor de ustedes y que amenaza a las almas de
ustedes también!”
Luego me pidió que haga llegar Sus Palabras a las personas competentes. Él me
ayudará en esto. Ya no quería seguir anotando Sus Palabras quejosas, pero el Señor
Jesús me pidió de nuevo que siga escribiéndolos. Justamente hemos cruzado el prado.
Me hubiera gustado escribir Sus Palabras poniéndome de rodillas, pero por las
circunstancias me senté sobre el césped. Saqué mi cuaderno de apuntes. Él, entre
tanto, me inundó con el sentimiento maravilloso de Su Presencia y dijo:
Jesucristo.-
“Te hago sentir esto para darte una prueba de que Soy Yo. No desechen Mi
petición con un ademán. Esta actitud irrespetuosa Me duele lo indecible.
Tomen a corazón Mi ansioso e importante deseo, y cada uno entre dentro de
sí y comiencen una vida nueva. Saquen de Mí la fuerza para ello.
Sé que esto no es nuevo para ustedes, ya que hablan bastante sobre ello. Lo
que Me duele mucho es que sólo hablan y no se empeñan en formar en
ustedes el Reino de Dios. Ustedes saben más que nadie qué violencia ha de
hacerse uno a fin de que llegue a él Mi Reino. ¡No vivan de un modo hipócrita!
Ofrecen el Santo Sacrificio delante de los fieles, pero eso queda algo
superficial para ustedes. ¡Cuántos hay entre ustedes que lo hacen así!”
Jesucristo.-
aquello para lo que Yo les había llamado. He andado tanto tiempo atrás de
ustedes, ¡cuántas veces les hablé amonestándoles! Y ustedes respondieron
con un gesto de la mano que hubiera ofendido hasta un mendigo.”
Todavía aquel día, la Virgen Santísima trató sobre esto mismo conmigo:
Santísima Virgen.-
“Yo soy quien les doy fuerza para comenzar. Mi Causa, a pesar de muchísimas
objeciones y estorbos mal intencionados, se realizará.
Los sufrimientos que mandaré sobre ti: los dolores corporales, tormentos
espirituales y excesiva sequedad en tu alma, acéptalos, pues, a cambio
estarás protegida de todo pecado. No dejaremos que te separes de Nosotros.
Aquí estás a Nuestros Pies, y te colmamos con innumerables Gracias.
Hacemos que tus faltas y miserias sirvan para el bien de tu alma. Éstas te
mantienen en cada momento en gran humildad. Sea ésta toda tu
preocupación porque sólo un alma muy humilde puede representar Nuestra
Causa.
¡No temas! No sufres sola, sino Conmigo, con Nosotros. Tendrás que sufrir
mucho a causa de las innumerables objeciones que las personas Consagradas
a Dios harán contra Nuestra Causa Santa. Sabemos que las aceptas con amor.
Vemos tus sufrimientos, tanto externos como internos, y que desde hace
meses tus pensamientos están ocupados con Mi Llama de Amor. Tú misma
puedes ver que requiere un esfuerzo perseverante.”
Jesucristo.-
“¡Confía, hijita Mía! El Plan de Dios nadie lo puede desbaratar. Es verdad que
para Mi obra redentora necesito el esfuerzo de ustedes también. No quiero
perder a ninguno de ustedes. Satanás emprende una lucha tal contra los seres
humanos como no lo hubo nunca antes.”
Jesucristo.-
“¡Qué seas Mi servidora! Sé siempre alegre. Todos los días de quien Me sirva
deben ser una fiesta. No dejes que nada ni nadie se acerque a tu alma que
68
Lamentablemente no tengo director espiritual a quien podría contar las cosas que
suceden en mi alma, los cambios continuos. En muchas cosas necesitaría pedir
consejos. El Señor Jesús inesperadamente contestó a mis palabras:
Jesucristo.-
“Veo la poca fe que tienes. ¿Por qué eres impaciente? Es cosa Mía cuándo y
qué director espiritual te voy a dar. ¡No temas! Te daré un director espiritual
según Mi Corazón. ¡No temas, nunca te abandonaré!”
Estas Palabras Suyas eran tan alentadoras que dieron gran tranquilidad a mi alma.
El Señor Jesús prometió darme una fuerza especial para las veladas, y que yo también
ponga de mi parte todo el empeño posible. Me prometió despertarme Él mismo aquella
noche. ¡Oh, qué felicidad llenaba mi corazón al sentir Su Presencia cuando vino a
despertarme! ¡Ha pasado tan rápido la velada en Su Compañía! Mientras estaba
sumergida en la unión con Él, ocurrió una cosa admirable. Describo con la mayor
humildad de mi alma estas cosas.
Jesucristo.-
Era algo sublime sentir esta bendición que dio sobre nuestra familia mientras
permanecía un largo rato delante de nuestra casa.
Pero ni aún después se movió de allí. Un largo rato todavía me permitió sentir Su
Presencia, llena de Bondad y Majestad. Por la emoción me sentía como una
insignificancia, menos que nada, y sólo podía balbucear: “¡Apártate de mí, Señor, que
soy una gran pecadora!” Él replicó:
Jesucristo.-
“La deuda que tengo con Nuestra Madre Me obliga a ello. Las Gracias
abundantes que con Mi bendición di a todos los de tu casa, se las di a petición
Suya porque tú estás viviendo en esta casa, y tú, con todo el anhelo de tu
corazón, deseas propagar la Llama de Amor de Su Corazón…”
Luego la Santísima Virgen comenzó a hablarme. Me pidió que orara por el alma que la
rechazó:
Santísima Virgen.-
“Quien no consideró digna de atención Mi Santa Causa, a pesar de que le
habían iluminado con respecto a tu persona. Sé que has sufrido mucho
cuando te rechazó. Mi Santo Hijo une los sufrimientos de tu humillación a los
sufrimientos Suyos de eterno valor. Y ahora, prepárate en alma y cuerpo a
mayores sufrimientos todavía. En cualquier forma y medida que irrumpan
sobre ti, ¡no retrocedas! ¡Sé humilde, paciente y perseverante!”
Cuando la Santísima Virgen terminó de decir esto, muy grande angustia oprimía mi
corazón. Otras veces también me anunció que yo iba a sufrir, pero esta vez me he
estremecido tanto en mi interior…
70
Todo parece tan inseguro y oscuro, las dificultades que hacen que la Causa no avance,
todo esto se arremolinaba tremendamente contra mí y les dije:
Mi adorado Jesús y mi queridísima Madre, tengo mucho miedo ante los sufrimientos y
humillaciones que me aguardan. Sin ustedes soy nada, una miseria. ¡Téngame asida
estrechamente!
Jesucristo.-
“Veo que te cuesta concentrarte, hijita Mía; las notas equivocadas te
perturban. Las palabras con que se dirigen a Mí, muchas veces también son
distraídas y equivocadas. Yo espero con paciencia y amor que las palabras
que Me dirijan, y su voz, se tornen claras y sonoras. ¡Sé tú también más
paciente contigo misma y con los demás!”
En cierta ocasión, después de la Santa Misa de las 7:00, quise despedirme del Señor
Jesús, pero Él con Voz amable trató de detenerme:
Jesucristo.-
“¿Por qué quieres despedirte de Mí? ¿Acaso no caminamos juntos? ¡No te
vayas! ¿Para qué tienes tanta prisa?
Yo quería escardar en mi jardín porque el tiempo era muy favorable para ello.
Jesucristo.-
“¿No te gustaría asistir también a la siguiente Santa Misa? ¿Sabes, verdad,
por qué te llamé a estar tan cerca de Mí? Lo que puedes hacer por Mí,
¡prefiérelo a toda otra cosa! ¿Qué te dije? Tu mérito grande es el sufrimiento,
en cualquier forma que se te aparezca. Cubre con tus besos Mi Santa Mano.
¿Ya olvidaste que a petición tuya te encadené a Mi Sagrado Pie?
¿Por qué prefieres cualquier cosa pasajera? ¿O no confías en el valor de los
sufrimientos? Les di valor a tus sufrimientos, y si no lo sabes apreciar, Me
causaría mucho dolor. Pensaría que no los aceptas con amor. Y, sin amor, no
vale gran cosa.”
Jesucristo.-
20 de Agosto de 1962
¡Tan gran silencio reinaba en mi alma! El Señor no me ha inundado ahora con Sus
Palabras bondadosas, pero ha llenado mi alma con Su Presencia Divina de manera que
la sentía maravillosamente en mis venas, en mis huesos. Ha penetrado, ha inundado
mi cuerpo entero, pero sólo por un breve tiempo: al sentirlo me ponía a temblar. Lo
experimenté ya otras veces, incluso ininterrumpidamente durante semanas, pero con
esta inmensidad, nunca hasta ahora. Mi cuerpo casi quedó anulado, sólo sentía mi
alma llena de la Gracia Divina.
21 de Agosto de 1962
“Particípame de Tu Llama de Amor, Madre mía, para que pueda seguir adorando a la
Divinidad, en compañía de los Santos y Serafines.” Entre tanto, el Señor hacía oír Su
Voz en mi alma. Lo encontré tan maravilloso porque en ese tono de Voz, nunca me
había hablado:
Jesucristo.-
“Tú, pequeña chispa, por más pequeña que seas, tú también fuiste creada por
Mí y de Mí. ¡Acércate sin miedo hacia Mí! Yo te doy Mi Fulgor, y así brillando
uno hacia el otro, tú tampoco vas a notar la falta de brillo de tu alma. Ves,
ellos también, los grandes Santos, eran pequeñas centellas Mías. A ellos
también Yo les hice grandes, a cada uno en la medida del empeño con que se
acercaban a Mí. Las almas que se acercaban a Mí con gran empeño, recibieron
antes el resplandor de Mi claridad. Como ves, para Mí no existe el tiempo. Hay
72
almas a quienes basta un breve tiempo para recorrer un largo camino y Yo las
llamo pronto a Mí. Hay otras que comienzan tarde, sin embargo, llegarán más
lejos que aquellas que a paso lento y cauteloso andan Mi camino. ¿Te
acuerdas lo que te dije una vez? Tú vuelas cual una flecha hacia el Cielo, pero
¡no regreses a mirar la Tierra, no sea que el ruido del mundo te haga perder la
cabeza!
25 de Agosto 1962
Un rostro apareció ante los ojos de mi alma. No sabría decir por qué motivo lo
contemplaba teniendo los ojos abiertos o cerrados. Percibí que se trataba del rostro de
un Sacerdote. Me puse a rebuscar en mi memoria dónde y cuándo lo habría visto, pero
no logré descubrirlo. Luego, lo dejé de lado. Pasados unos días, una tarde mientras
reposaba, una hija mía, en el mismo cuarto estaba ordenando los libros. De repente
puso delante de mí un retrato. Lo miré: Es el rostro que vi unos días antes en mi visión
espiritual. Leí el nombre debajo del retrato: Padre Biro, religioso jesuita. Nunca lo
había visto, nunca lo había conocido, ni había oído nombrarlo. Sin embargo, era un
alma grande. Pude constatar esto leyendo la hoja que mi hija me mostró. En ella,
además de su foto, estaban sus escritos famosos. Entre ellos leí lo siguiente:
Esto produjo en mi alma como una gran explosión. Precisamente en aquellos días el
maligno me tenía asediada con muchísimas y fastidiosas tentaciones.
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“Ahora ya veo, Mi pequeña hija carmelita, que debo confiarte la gran obra
misionera. Llévala en tu corazón: un nuevo encargo te doy.”
Pediré, mi amado Jesús, para que llegue a ellas Tu Reino. Él seguía conversando:
Jesucristo.-
“Con este encargo, he colmado, hijita Mía, todos los sueños de tu infancia. Sé
que siempre deseabas ir a las misiones. ¿Sabes por qué no ha sido posible
hacer esto antes? Porque necesitabas madurarte primero dentro del círculo
de tu familia para este gran trabajo. No te olvides: tu principal trabajo
misionero seguirá siendo tu propia familia. No he podido confiarte esto antes,
porque no quería que te quedaras a medio camino. Tu familia es el punto de
partida de tu misión. Esta obra no está todavía terminada. ¡Preocúpate
especialmente de las vocaciones sacerdotales!
Recuerda lo que te dije: Todo cuanto Me pidas, lo recibirás. ¡Ora mucho y haz
mucha penitencia! ¡Éste es el objetivo de vida de una verdadera carmelita!”
Esta enseñanza y conversación fue muy larga, el Señor Jesús todavía no había
terminado:
Jesucristo.-
“Cuando llegue la noche pregúntate, hijita Mía, ¿qué has hecho por la llegada
de Mi Reino? Nunca estés contenta de ti misma, porque no hay lugar para esto
en la Tierra. El premio de tus fatigas no es un premio de este mundo. Ahora
empéñate en trabajar lo más posible. A la humillación mírale siempre como el
instrumento más grande, que asegura siempre fruto abundante para tu
trabajo.
¡Busca y ama la humillación! Eso hice Yo también durante toda Mi vida. Si te
es difícil, busca a Nuestra Madre, Ella es verdaderamente Maestra de esta
virtud. Ella te ayudará eficazmente. Abrázate a las virtudes. Para hacerlo
encontrarás en Mi Persona la fuerza poderosa. No pienses en si descansas o
no. Por tus cansancios, recibirás de Mí una recompensa abundante.”
31 de Agosto de 1962
Santísima Virgen.-
No sé cómo se llevará a cabo esto, porque la Santísima Virgen no me habló más sobre
este particular, pero me pidió cautela.
Nota del traductor: Saltó la chispa a América: Primero llegó a Ecuador, después se
difundió en México…
Fui al templo para la adoración reparadora de tres horas. Al llegar ante el altar, el
diablo comenzó a tentarme.
Comenzó con turbar mis pensamientos con sus asquerosidades… Luego, en el silencio
de las Horas Santas, trataba de acercarse a mí con sus adulaciones: que si soy tan
singular… que la vida que llevo no es para un ser humano, que él no me quiere hacer
ningún mal, sólo quiere que yo lleve una vida normal. La gente me va a mirar como a
75
Ocurre innumerables veces que llega de improviso y me amenaza, pues sabe muy bien
que es a mí a quien utilizan (Jesús y María) para cegarle y que yo me entrego a sus
influencias.
Las frecuentes tentaciones mucho me agotan, tengo que soportar terribles luchas a
causa de la Llama de Amor de la Virgen Santísima. Cuando me percato de ello y siento
claramente que es a causa de la Llama de Amor de la Virgen Santísima que estoy
sufriendo, son más ligeros. Pero el mayor grande sufrimiento es cuando mi alma se
encuentra en total oscuridad y el tormento atroz de las dudas pesa sobre mí. Este
sufrimiento producido por angustias internas me invade tanto, que apenas me quedan
fuerzas para caminar.
El maligno, al día siguiente tampoco me dejó en paz con sus torturas. Al suplicarle al
Señor que me iluminara el entendimiento para ver Su Santa Voluntad, la furia de
Satanás creció en tal medida, que me horroricé. Era pleno día y su presencia terrorífica
al estar yo arrodillada delante del altar, produjo en mí un temblor espantoso. Un nuevo
pensamiento lanzó contra mí:
Satanás: ¿Sabes, verdad, que esto es pura imaginación tuya? Cuando una
persona nunca ha sido capaz de hacer en la vida algo que valga la pena,
procura llamar la atención. Mira a los grandes artistas, los sabios, las
conquistas de la técnica, todo eso el hombre lo ha producido con su propia
fuerza. Ves, tú eres incapaz de hacer estas cosas, eso ha provocado tus
pensamientos, esas torpezas confusas.
¡Terribles tormentos estos! Tomando por intermediaria a la Elegida del Espíritu Santo,
supliqué al Señor Jesús, que no me deje perecer, por más grande pecadora que sea.
Jesucristo.-
“¡No temas! No permito que nadie te haga mal. Si hubiera podido, te hubiera
hecho añicos y te hubiera triturado como polvo, junto con sus esbirros. Sé
fuerte, el Espíritu Santo te fortificará.”
Santísima Virgen.-
“Ahora partimos, Mi hijita carmelita, y junto con San José, tú también tienes
que recorrer las calles oscuras y cubiertas de neblina de Belén. Junto con
Nosotros tienes que buscar hospedaje para Mi Llama de Amor, que es el
mismo JESUCRISTO. ¿Quieres venir con Nosotros? Porque es ahora que
partimos, para entregar Mi Llama de Amor. Fuerzas y Gracias las recibirás de
Nosotros.”
Después de esto, me encontraba en tal estado anímico que casi no tenía fuerzas para
caminar. Sentía que la fuerza física no la necesitaba más; era la fuerza de mi alma que
me llevaba junto con la Santísima Virgen a recorrer las oscuras calles de Belén, estas
calles empedradas.
Buscamos hospedaje, pero no recibimos más que rechazo por todas partes.
En este estado anímico extraordinario, el Señor, día tras día me habla. Hoy también
me ha dicho:
Jesucristo.-
“¿Quieres entregarte a Mí, hijita Mía, por entero y sin reservas? Yo, el Dios-
Hombre, te lo pido. Tengo necesidad de ti para Mi obra salvadora. Lo que te
pido ahora es ya una entrega total. Renuncia, pues, a ti misma por completo,
con todas tus fuerzas y con toda tu voluntad. ¡Sólo a Mí debes servir! ¡Ya no
existe para ti nadie ni nada sino sólo Yo!”
Tú me pides, mi Señor Jesús, mi Cristo adorado, que Te sirva sólo a Ti. ¿Podría yo
hacer otra cosa? Me entrego totalmente y sin reservas como Tú lo pides. Mi dulce
Jesús, yo vivo para Ti y muero para Ti, soy Tuya para toda la eternidad. ¿A quién
podría pertenecer, quién me aceptaría con todos mis pecados, flaquezas y defectos?
Con el mayor gusto, sacrifico, Señor mío, mi pequeña vida por las almas. Todo mi
deseo es que se realice Tu eterno Pensamiento, la salvación de las almas… Divino
77
Santísima Virgen.-
“Quisiera hablar contigo, Mi hijita carmelita, como una Madre habla con Su
hija.
Sé que te debates en grandes preocupaciones a causa de la Llama de Amor de
Mi Corazón. Me alegro que lo hayas tomado tan a pecho. ¡Escúchame! Pronto
llegará el día en que se dará el primer paso oficial, que ya debería de haber
ocurrido. Las muchas humillaciones que soportas por Mi Llama de Amor, los
muchos sacrificios que haces, son resortes poderosos para llegar a este
primer paso.
Mientras estaba velando en oración antes del amanecer, la Virgen Santísima conversó
conmigo acerca del efecto de Gracia de Su Llama de Amor.
Santísima Virgen.-
Al oír decir esto a la Santísima Virgen, lo recibí con alegría. Pero más tarde una duda
terrible me asaltó por su causa. ¿Habré entendido bien lo que la Santísima Virgen me
dijo en la madrugada?
78
Es una Gracia inmensa, ¿cómo podría recibirla yo? La Gracia concedida a nosotras dos
pesa con grave duda sobre mi alma: ¿No brota esto de mi soberbia? Otras veces me
parece que la Santísima Virgen ni lo haya dicho siquiera. En una palabra, ni yo misma
me comprendo. O estoy dudando, quizá porque mi soberbia me impide creerlo: “que
no hay que creerlo todo.” El maligno me ha confundido tanto: con mis labios rezo el
Rosario, pero no como acostumbro hacerlo, sino repitiendo una sola jaculatoria: ¡Creo
en Ti, Virgen Santísima Milagrosa! Pero, me doy cuenta, que sólo lo digo con los labios
para afuera, mientras mi corazón y mi mente rehúsan aceptarlo. Quisiera llorar por no
poder creer ahora. El maligno insiste en que yo haga mía la interpretación que él da a
los acontecimientos pasados y presentes. Con todas mis fuerzas resisto a sus
perturbaciones. Virgen Santísima, disipa mis dudas, lo que me inquieta mucho es que
mi velada nocturna sea tan meritoria. ¿Es posible y está permitido creer esto? En la
oscuridad de mi alma, la Santísima Virgen ahora no me ha dado respuesta. Entonces
supliqué al Señor Jesús. A lo que Él respondió:
Jesucristo.-
A estas Palabras me confundí todavía más. En vano me encadené a Sus Sagrados Pies,
ahora, ¿hasta esta seguridad ha terminado para mí? En mis esfuerzos impotentes
seguía suplicando: Señor mío, ¿ahora me abandonas? Y otra vez oí la misma Voz:
Jesucristo.-
“No sólo con tu boca debes aceptar el poder milagroso de la Llama de Amor
de Mi Madre, sino con toda tu mente también.”
Yo misma me doy cuenta de que a pesar de todos mis esfuerzos, mi mente resiste a
aceptar lo que dicen las palabras. Satanás ha enmarañado tanto la claridad de mi
visión que no encuentro salida…
Quisiera saber, si rehúso aceptar con respecto a mi miserable persona este inmenso
milagro, ¿pecaré contra la Santísima Virgen? ¿Qué debo hacer, mi adorado Jesús?
¡Ven y ayúdame a zafarme del maligno! Así, sin guía espiritual, pasar por estas
terribles tentaciones y, ¡no tengo a quién acudir! En medio de estos tormentos pasé
todo el día. Durante horas no podía hacer más que repetir: “¡CREO EN TI, SANTÍSIMA
VIRGEN MILAGROSA!”
El mismo día, en las horas de la noche, me fui donde la hermana que me fue señalada
como acompañante y le conté la reciente comunicación de la Santísima Virgen y mis
dudas de todo el día. En la capilla, delante del Señor Jesús, estábamos conversando.
Ella, al oír estas cosas, no dudó. Aceptó con fe sencilla y con santa admiración lo que
le contaba. En su rostro se dibujó la sonrisa como la de una niña, característica en ella.
Su fe ha disipado en mí también las dudas. Al conversar así acerca de la Gracia
admirable que nos ha tocado, ella dirigiéndose hacia el Sagrario dijo hablando a la
Santísima Virgen: ¡OH, TÚ VIRGEN SANTÍSIMA DE GRAN PODER!, y todavía en contra
Tuya quieren hacer algo los hombres! Entonces, ambas nos sumergimos en la
79
15 de Septiembre de 1962.
La Virgen Santísima durante la mañana se quejó, con dolor capaz de partir el corazón,
que a causa de la incomprensión que brota de la superficialidad, cuántas almas se
pierden.
Ella hace y concede todo lo que puede; sin embargo, las almas a Él Consagradas lo
rechazan todo. Me pidió que aceptara los sacrificios que, por los méritos de las
humillaciones, alcanzarán por fin la posibilidad de salvar las almas.
Santísima Virgen.-
“Precisamente a través de tu pequeñez, incapacidad y humildad va a ponerse
en marcha Mi Llama de Amor, mansamente, sin ninguna violencia. Por eso,
ten cuidado y guárdate en escondida humildad. Tendrás que vivir en
continuas humillaciones externas e internas, porque sólo así puedo guardarte
para entregar a través de ti Mi Llama de Amor.”
Santísima Virgen.-
“¡Ven Conmigo! Vamos a recorrer las calles oscuras y brumosas de Belén con
Mi Llama de Amor. No temas, San José y Yo estaremos contigo y, hasta que no
se unan otros a Nosotros, andaremos así los tres.”
La Santísima Virgen muchas veces me hace sentir Su dolor… Hay días cuando sufro
tanto con Ella que apenas puedo caminar. Hoy mismo, durante toda la mañana,
derramó en mí, en gran medida, la gracia del sufrimiento. Andaba yo con ojos llorosos
y traté de evitar a todos para que no notaran mi gran aflicción. Casi no tengo otro
pensamiento que el de cumplir lo que Ella me pide.
Satanás: Tú eres, de todos modos, tan inútil. ¿Por qué no confían Sus asuntos
a los Obispos?, ¿por qué a una criatura tan tonta como eres tú? ¡Porque ellos
no creen en esta clase de cuentos! ¡Un hombre sensato ni siquiera se detiene
a hablar contigo! Aquél también a quién te habían enviado, sacudía de si este
asunto, con perspicacia se dio cuenta de tratarse de algo imposible, ni
siquiera se entretuvo contigo. ¡No te esfuerces ya más, sé tú también sensata!
De todos modos, es inútil.
SUFRE CONMIGO
Un día, al ir donde el Señor Jesús, tenía la intención de no quedarme con Él sino por
poco tiempo, ya que estaba muy cansada. Recé mis oficios y quise despedirme de Él;
me preguntó:
Jesucristo.-
“¿Por qué andas tan apurada? ¿Hay algo más importante para ti que Yo? O,
tal vez, ¿te duelan las rodillas? Piensa en Mí, cuando Yo también caí de
rodillas, pero no abandoné el Vía Crucis. ¡Quédate todavía Conmigo! No ves
cuánto tiempo Me encuentro solo. ¿O ya no tienes nada que decirme?
¡Tampoco tiene esto importancia! Escucha el silencio, que nuestros corazones
latan al unísono, que nuestras miradas se compenetren la una en la otra y
sólo di que Me amas, que Me adoras, ¡en lugar de otros también!
Sabes que siempre tienes que recoger Conmigo. Ahora, aquí en este silencio
también puedes recoger Conmigo. En la noche solitaria también, mientras
estas velando. Te enseño para que aprendas la manera y cuentes a otros
cómo hay que recoger almas. La voluntad del alma ya es amor. Y el amor es
capaz para todo. Solamente debes querer, poniendo en tensión todas tus
fuerzas.
Que nuestro pensamiento sea siempre uno: Salvar las almas de la eterna
condenación. Únicamente así puedes mitigar Mi cruel dolor. Que no sea esto
aburrido para ti. Te repito una y otra vez: Sufre Conmigo.”
Y durante este tiempo compartía conmigo el precioso dolor de Su Alma como prenda
preciosa de Su Gracia.
Jesucristo.-
81
Jesucristo.-
“¡Complétalo con tus deseos, con tus anhelos, hijita Mía, y ponte en Mí con
plena confianza!”
28 de Septiembre de 1962
Hoy, día de ayuno, lo ofrezco por las almas del Purgatorio, especialmente por las almas
Sacerdotales. El Señor Jesús se refería a que no puede resistir al ruego de la Santísima
Virgen. Me dijo, infundiéndolo en la conciencia de mi mente:
Jesucristo.-
“Ya que estás mitigando, hijita Mía, este anhelo tan grande que tengo por las
almas, ¿sabes con qué te voy a premiar? El alma del Sacerdote fallecido,
gracias a que han guardado el ayuno pedido por Mí, de hoy en adelante, a los
ocho días de haber muerto, se librará del fuego del Purgatorio. Y cualquiera
que guarde este ayuno, alcanzará esta Gracia a favor de un alma que esté
penando.
Con lágrimas escuchaba Sus Palabras llenas de Majestad y Misericordia, que podemos
ayudar tan eficazmente a las almas que sufren en el Purgatorio. Mi alma se estremeció
cuando me comunicó esta nueva y grande Gracia, y al salir de la Santa Misa para ir a
casa, dijo en Voz baja en mi alma:
Jesucristo.-
“Yo también me voy contigo y permaneceré contigo todo el día: que nuestros
labios supliquen juntos al Eterno Padre para alcanzar Misericordia.”
Con profunda adoración le dije: Mi adorado Jesús, ¡vivir en el alma esta Gracia Contigo
y con Tus Labios suplicar juntos al Eterno Padre!
Deseo tanto, mi adorado Jesús, que Tu Gracia tan grande llegue a conocerse cuanto
antes públicamente y cuantas más personas lleguen a sentir profundamente Tu íntimo
anhelo.
82
El Señor Jesús me pidió que pusiera por escrito especialmente aquello de cómo
podemos ayudar a las ánimas:
Jesucristo.-
“Por observar el ayuno pedido por Mí, las almas de los Sacerdotes, al octavo
día después de haber muerto, se librarán del Purgatorio.”
(El ayuno estricto: durante un día se debe tomar sólo pan y agua).
29 de Septiembre de 1962
Santísima Virgen.-
“¿Sabes, hijita Mía, cómo deben ustedes considerar estas dos días: el jueves y
el viernes? Cómo grandes días de Gracias. Los que estos días ofrecen
reparación a Mi Santo Hijo, recibirán una Gracia grande. Durante las horas de
reparación el poder de Satanás se debilita en la medida en que los
reparadores suplican por los pecadores… No hay que hacer nada llamativo, no
hay que alardearse del amor. Arde en el fondo de los corazones y se extiende
a otros también...
sin embargo, qué humilde y modesta fue en Su vida terrenal. Me mandó escribir la
Santísima Virgen esta comunicación en una forma tan detallada, porque esta Su
petición que entrega por mi intermedio, es “Mensaje” para todos Sus hijos que como
primeros van a difundir Su Llama de Amor.
En estos días me enteré de la dirección del Padre X. Fui al hospital para visitarle. La
hermana enfermera me concedió cinco minutos para visita. Eran momentos graves.
Pedí a ella si pudiera dejarnos hablar a solas por unos momentos. Ella salió. Le
pregunté al Padre X si sabe quién soy yo. Me reconoció sólo después de que le hablé
sobre el asunto. Le mencioné la Llama de Amor de la Santísima Virgen, de la cual él ya
había tenido conocimiento. Le pedí que la leyera, si le fuera posible. “Yo, hija mía, —
dijo—, no puedo leer ni siquiera el breviario, ni tampoco las cartas que recibo.”
Pasados unos momentos de silencio, al mirarme con sus ojos medio abiertos, puede
comprender que sus ojos brillaban con una luz que ya no es de este mundo; sentí que
él ya estaba contemplando a Dios. Me dijo en voz baja: “Soy víctima, hija mía. Me
entregué plenamente al Señor Jesús y a la Virgen Santísima, ya no dispongo de mi
voluntad para nada. Que hagan conmigo lo que mejor les parezca.”
Entonces, le manifesté lo que la Santísima Virgen me dijo en aquel entonces cuando
los médicos ya lo habían desahuciado:
Santísima Virgen.-
Le pregunté al Padre X, ¿qué debo hacer con la Llama de Amor de la Santísima Virgen?
“—Yo, hijita mía, no puedo hacer nada. Si la Santísima Virgen me la hubiera confiado
eso sería otra cosa. Pero así, no puedo hacer nada.” Añadió todavía, que tenga
confianza, la Santísima Virgen lo arreglará todo. Él, de su parte, hace todo: ora y
ofrece sus sufrimientos también por la Causa.
Entre tanto, Satanás con todas sus fuerzas quiso apoderarse de mi alma:
“Por fin, ¡estoy a punto de vencerte! ¿No te dije que fuera de ti nadie será tan
tonto para hacer suyos y para pasar a otros tus pensamientos inhumanos,
impíos? ¿Por qué no me haces caso? Siempre te dije que yo sólo quiero tu
bien. Y tú, empeñada en seguir tu cabeza tonta. Pero espero que ahora ya vas
a entrar en razón. Esta lección, por fin, ya ha arrancado el velo sobre tus
pensamientos necios. Dime, ¿por qué quieres ser tú, a todo precio, superior
del resto de los mortales?”
Fuera de la voz del maligno, mi alma estaba insensible a toda otra cosa. Mantenía mi
alma en una oscuridad que ya no era posible soportar con fuerzas humanas.
Postrada ante el Santísimo, luchaba conmigo misma. ¿Qué debo hacer? ¡No me
abandones, Señor mío! ¡Purifica y ordena mis pensamientos!
Jesucristo.-
“¿Sufres, verdad? Que sufras por Mí, esto es Mi regalo. Un tal sufrimiento
como éste, sólo puedes recibirlo de Mí. Acéptalo por puro amor hacia Mí, sea
sufrimiento espiritual o corporal. Sabes lo que te dije: Hemos de llegar arriba,
al Calvario. ¡Qué nuestros pies vayan juntos! Y si te sientes sola, Yo permito
esto únicamente para que tengas mérito, que ofrecerás por tus faltas y por las
almas a Mí Consagradas. No te impacientes a causa de tu director espiritual.
Ahora Yo Me encargo de dirigirte, tú sólo debes atenderme a Mí. Cuando te
mantengo en la oscuridad de las dudas, aun entonces Yo estoy contigo. No te
olvides cómo, cuando estaba Yo dormido en la barca, reprendí a Mis discípulos
por su poca fe. Basta con una sola Palabra Mía y se hace silencio y esplendor
en tu alma que, en algunos casos, por medio de otras personas también te
enviaré. Acéptala aunque te hable por medio de la persona más insignificante.
Te repito, hago esto para aumentar tu humildad. No te preocupes a causa de
tu padre espiritual, solamente confía y espera en Mí. Abandónate en Mí, esto
es lo más importante. Mi pequeño girasol, ¡gira hacia Mí! Yo, el Sol Divino, te
estoy madurando por los sufrimientos y los dolores. No te espantes del
sufrimiento que frecuentemente pasa a través de tu alma. Yo hago esto para
acostumbrarte, porque por los sufrimientos andamos juntos y recogemos
juntos.”
2 de Octubre de 1962
85
Jesucristo.-
—Acepta, mi amado Jesús, la única jaculatoria que Te dirijo con todo el anhelo de mi
corazón: Te amo, ¡mucho, mucho!
3 de Octubre de 1962.
Jesucristo.-
“¡Que sea la luz en tu alma! Sé humilde y acepta con toda tu mente el cumplir
Mi Voluntad. Sabes que cuando Yo digo algo y esto suscita resistencia en tu
alma, de esto puedes reconocer que aquello es Mi Voluntad.”
El Señor Jesús ya desde hace dos días me está diciendo que tengo que intentar de
nuevo poner en marcha la Llama de Amor de la Virgen Santísima, y precisamente allí
donde ya me rechazaron una vez. Mi corazón se estremeció a estas Palabras. Penetró
como un dolor agudo a cada parte pequeña de mi cuerpo el fracaso pasado, el rechazo
rígido, la humillación. Y, entre tanto, pensaba de nuevo si es en verdad el Señor Jesús
quien habla en mi alma. Mientras estaba así vacilando, el Señor Jesús hizo oír otra vez
Su Voz en lo profundo de mi alma:
Jesucristo.-
“Tienes que humillarte a ti misma, de cualquier modo o en cualquier forma
que esto ocurra.”
Santísima Virgen.-
“Recuerda que te dije, hay que partir por el camino oscuro, lodoso, bullicioso
y penoso de Belén para buscar hospedaje para Mi Llama de Amor. Tú vienes
Conmigo, Mi hijita carmelita, y con San José. La Llama de Amor de Mi Corazón
busca hospedaje. Toma toda la congoja y amor de Mi Corazón maternal, y con
los que Yo también, humillada y en oscura inseguridad, buscaba hospedaje en
compañía de San José. Ahora tú también tienes que partir por este camino
silenciosamente, sin una palabra de queja o lamentación, humillada,
incomprendida, exhausta. Yo sé, esto es difícil. Pero contigo está tu Redentor.
A Mí también esto Me dio fuerzas. San José te acompaña. ¡Acude a Él! Él es
bondadoso. ¡Pídele su eficaz Patrocinio!”
En cierta ocasión asistí a unas Letanías, con exposición del Santísimo. El Señor Jesús
me sorprendió con Sus Palabras:
Jesucristo.-
“Hoy estás muy distraída. Apenas has dirigido hacia Mí tu alma. ¿Por qué Me
dejas de lado? Cuando ¡Yo ansío tanto tus palabras y cada vibración de tu
alma!”
Jesucristo.-
“Ves, el Divino Sol se tornó hacia ti porque tú no te volvías a Él. Has
dispersado tu palabra en cosas bagatelas, por eso ahora Yo Me dirijo a ti para
recuperar el atraso, lo que tú omitiste hacer. Ahora, dirige tus pensamientos
hacia Mí. ¡Recojamos juntos! ¡Tenemos necesidad de cada gota de aceite! Tus
semillas oleaginosas sólo pueden madurar en los rayos del Divino Sol y
producir fruto abundante. ¡Trata de servirme mejor todavía! No te olvides, ni
un pelo debe entre-ponerse entre nosotros. Hay mucho por hacer y son pocos
los obreros. Permanece continuamente en Mi obra redentora, con toda tu
fuerza. No por haber llegado tarde a trabajar será tu premio menor que el de
los que llegaron temprano. Pero, naturalmente, te reclamo entrega y fidelidad
que deben durar hasta la muerte, porque sólo así podrás ayudar desde arriba
también. Nuestras manos allí recogerán unidas.”
87
Jesucristo.-
Sé, Mi pequeño girasol, que Mis muchas quejas tú las escuchas. Al calor de tu
corazón, Yo también entro en calor. ¡Me encuentro tan solo!”
Jesucristo.-
¡Qué felicidad es ésta para Mí! ¡Sumérgete en Mí, en el mar de Mis Gracias!
Te concedo esta Gracia porque tú misma Me pediste que te dejara sumergirte.
¡Pide siempre, Mi pequeña hija carmelita! Yo reparto feliz Mis tesoros que
podrás cambiar en la hora de tu muerte. ¿Crees, acaso, que cuanto era tu
sufrimiento, tanto será tu premio? ¡De ninguna manera! No se puede expresar
88
Jesucristo.-
“Mi Corazón, hijita Mía, espera hoy con alegría a todas las almas. Derramo
sobre ustedes Mis Gracias extraordinarias. Aprovechen esta oportunidad en
que tanta riqueza reparto para ustedes.
Seas tú, hijita Mía, la ventana de Mi Santa Iglesia que Mi Divina Gracia hace
límpidamente resplandeciente y luminosa. Para que esto sea realidad,
deberás trabajar continuamente, para que el Divino Sol pueda brillar a través
de ti sobre todos aquellos que en Mi Santa Iglesia están cerca de tu alma. Tu
ventana recibe el brillo de Mi Esplendor y trasmite Su Luz. Los que están cerca
de ti sientan que el Divino Sol brilla sobre ellos a través de ti. Esto también va
a hacer más abundante el fruto de Mi obra salvadora en las almas.”
Estas cosas me las dijo el Señor Jesús después de la Sagrada Comunión. Al mismo
tiempo, la Virgen Santísima también comenzó a hablarme con maternal bondad:
Santísima Virgen.-
“Te uno firmemente a Mí, hijita Mía. La Llama de Amor de Mi Corazón que te
he confiado sobre ti como primera, proyectará Sus abundantes Rayos de
Gracia y lo seguirá haciendo también en el Cielo. Tus gotas de aceite que
reúnes tan afanosamente, las bendigo con Mi Mano maternal. Y a tu llegada te
esperaré con maternal amor. Las gotas de aceite exprimidas por tus
sufrimientos caerán a la Tierra a las lámparas apagadas o apenas
parpadeantes de alma y se prenderán de Mi Llama de Amor. Tú, por lo tanto,
tendrás que tener tu sitio junto a Mí hasta el fin del mundo.”
89
6 de Octubre de 1962
Jesucristo.-
“Ten paciencia y sea claro ante ti el valor de tus sufrimientos. Te digo por qué
te dejo sin guía espiritual.
Jesucristo.-
“¡Qué bueno que hayas venido! ¡Tanto te esperaba! Te dije ya otras veces,
sumérgete en Mí como la gota de agua en el vino. Yo Soy el Vino, tú el agua.
Si te unes tanto a Mí, te quedas casi anonadada, sólo Yo reino en ti. Mi Cuerpo
y Mi Sangre dan fuerza y vida a ustedes.
¡Qué felicidad será si cada vez más se valen de Mi fuerza vivificadora! ¡Recoge
Conmigo!”
Con tristeza me quejaba al Señor Jesús, que el maligno busca de nuevo hacer perder
la paz de nuestra familia. ¡Danos la Paz! Le pedí Su Gracia abundante para que mis
hijos también todos vivan en gracia de Dios. Entonces me permitió oír Su Voz amable,
consoladora:
Jesucristo.-
90
ME TENTÓ SATANÁS
“No te esfuerces ya tanto, ¡no vas a lograr nada con ello! Puedes ver, no
tienes ningún protector. Sólo se debe a tu testarudez que sigues esforzándote
neciamente.”
El Señor Jesús:
Jesucristo.-
¡Yo cuento, hoy también, con su amor! ¡Lo anhelo tanto! ¡Ojalá atendieran y
escucharan los suspiros que envío hacia ellos! ¡Ayúdenme a cargar con Mi
Cruz, es tan pesada! ¡No Me dejen solo! Si les llamé es porque tengo
necesidad de ustedes. Más aún, ha llegado el tiempo y la oportunidad para
que ustedes den testimonio a favor Mío. ¡No sean comodones! ¡Mírenme a Mí,
miren la Cruz! ¿Qué comodidad Me permití Yo? ¿Esto no les conmueve a
ustedes? ¿O se han acostumbrado tanto a Mi Bondad que ya no le tienen
ninguna estima? Oh, ustedes, tibios, ¿qué les podría impresionar, si pasan
insensibles junto a Mi inconmensurable Sufrimiento? Ustedes también, a
quienes he criado al calor de Mi Corazón, y a pesar de tanta infidelidad de su
parte, les llamo con amor.
Vengan con más confianza, ¡Yo les redimí de la muerte eterna! ¿Oh, ya no
quieren vivir Conmigo? ¿Se contentan con las cosas pasajeras de la Tierra?
¡Oh, dense cuenta de la pena de Mi Corazón que anhela por ustedes! Ustedes
tienen libre voluntad y Yo quisiera que vinieran a Mí guiados por su propia
libertad.
13 de Octubre de 1962
Desde hace meses me habla el Señor Jesús. No lo escribí, no siempre tengo modo de
hacerlo. Hoy también me encontraba en la soledad silenciosa del templo. Oraba por los
sacerdotes moribundos. El Señor Jesús conmovido me susurró al oído:
Jesucristo.-
Pedí también la efusión de Gracias de la Llama de Amor de la Santísima Virgen para las
almas en pena, cuando el Señor Jesús me permitió sentir que en ese momento un
alma acababa de liberarse del Purgatorio. Sentí en mi alma un alivio indescriptible. En
92
Santísima Virgen.-
“Tu compasión por las pobres ánimas, hijita Mía, ha conmovido tanto Mi
Corazón Maternal, te concedo la gracia que pediste. Si en cualquier momento,
haciendo referencia a Mi Llama de Amor, rezaran ustedes en Mi honor tres
Aves Marías, cada vez un alma se librará del Purgatorio. En el mes de los
difuntos (en Noviembre), al rezo de cada Ave María, 10 almas se librarán del
Purgatorio. Las ánimas sufrientes deben sentir ellas también el efecto de
Gracia de la Llama de Amor de Mi Corazón maternal.”
Que Dios tiene derecho a expresar también en números las condiciones en que quiere
dar Su Gracia, nos lo prueba la Sagrada Escritura.
¿No hubiera sido suficiente 5 o acaso 3 veces? ¡O quizá hubiera sido suficiente una sola
inmersión! No fue el sumergirse 7 veces lo que le consiguió la curación sino la
obediencia de su fe humilde con que, a pedido de sus siervos, venció su resistencia y
se sometió al deseo del Profeta.
Es muy cierto que los números tienen frecuentemente otra significación en el plano
sobrenatural que la que les atribuimos aquí en la Tierra. La razón es que nosotros
caemos frecuentemente en el error de trasladar nuestro modo de pensar tan
mercantilista al orden de la vida sobrenatural, cuando el Cielo tiene otro propósito muy
distinto con los números.
15 de Octubre de 1962.
El Señor Jesús con tanta tristeza, con Palabras casi suplicantes se dirigió a mí:
Jesucristo.-
Mencionó uno por uno todas las dificultades con que estoy luchando y me preguntó:
Jesucristo.-
“¿Quieres renunciar a ellos? Las tentaciones por las cuales tanto sufres, no te
alejen de Mí. Sufrimos juntos. A Mí también Me tentó Satanás, tú tampoco
puedes ser más que tu Maestro. En tu vida no hay todavía un trabajo
acabado.”
Jesucristo.-
“Lo principal es luchar continuamente...”
Todavía me habló de muchas cosas más, pero no puedo escribirlas todas. Al oír tanta
bondad, mi corazón se conmovió y le hablé al Señor Jesús: —Tú sabes, mi adorado
Jesús, que el alma está dispuesta pero la carne es débil—. Él entonces llenó mi alma
con la fuerza de Su Gracia… como los humanos solemos hablar entre nosotros, así Él
me habló:
Jesucristo.-
“Ves, ¡así es Mi Riqueza! Tengo necesidad de ti y ¡cómo te enriquezco a ti!
Ahora, pues, nuestras manos recojan unidas ya que nuestros pensamientos
son idénticos y nuestro interior siente lo mismo.
94
Ves, ¡qué íntima es esta oración nuestra! Cuando sean muchos, hijita Mía,
aquellos con quienes pueda conversar así, Mis Palabras quejosas serán menos
frecuentes. Te ruego, aprovecha toda oportunidad y pide a Nuestro Padre
Celestial, que sean los más numerosos los que Me comprendan. Yo sé que
para muchos esto no es fácil, pero solamente sentirán la dificultad hasta que
no lleguen enteramente a Mi cercanía. Una vez que estén ustedes junto a Mí,
allí ya todo será fácil, porque el amor hará liviana la aceptación de
sacrificios.”
Una vez inundó mi alma con Su Divino Esplendor. Dijo muchas cosas pero no soy
capaz de escribir nada de ello. O tan sólo esto:
Jesucristo.-
“Y el Verbo se hizo Carne. Penetra y vive este Misterio sublime que significa la
Redención del mundo.”
Lo que he meditado sobre estas Palabras, no soy capaz de expresarlo. Durante meses
he meditado únicamente sobre esto, como de un Milagro inagotable.
18 de Octubre de 1962
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“Oh, ¡cuánto Me agrada esto a Mí! ¡Si tan pocas veces Me toca participar en un
banquete tan íntimo! ¡Son pocas las almas sacrificadas que fielmente
secundan Mis deseos!”
Mientras comíamos nuestro pan, llenó mi alma con el don de sentir íntimamente lo que
sentía Él, e inhaló en mi alma Sus Palabras llenas de Gracia:
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“¿Qué no te daría Yo a ti? ¡Pide, sólo pide!
Santísima Virgen.-
“Mi Llama de Amor, hijita Mía, se hizo tan incandescente que no sólo Su Luz
sino también Su Calor quiero derramar sobre ustedes con toda su fuerza. Mi
Llama de Amor es tan grande que no puedo retenerla por más tiempo dentro
de Mí, con fuerza explosiva salta hacia ustedes. Mi Amor que se derrama, hará
96
explotar el odio satánico que contamina el mundo, a fin que el mayor número
de almas, se liberen de la condenación. Digo: algo parecido a esto no ha
existido todavía. Éste es el mayor Milagro Mío que ahora hago con ustedes.
Mis Palabras son cristalinas e inteligibles, sólo que ustedes no las trastornen,
no las interpreten mal, porque sería grande su responsabilidad si lo hicieran.
¡Pónganse a trabajar, no sean ociosos! Yo les ayudaré de una manera casi
milagrosa y Mi ayuda va a ser continua. ¡Confíen en Mí! ¡Actúen
urgentemente! ¡No posterguen Mi Causa para otro día!
Satanás tampoco mira con los brazos cruzados, hace esfuerzos ingentes.
Siente ya que se enciende Mi Llama de Amor. Esto provocó su terrible furia.
Santísima Virgen.-
“Sé tú el alma que busca siempre y únicamente la humildad. Aléjate de
aquellos que te honran, que te quieren, y sólo busca ser despreciada. Ama a
aquellos que hablan mal de ti y los que te comprenden torcidamente.”
Luego, cuando acabó de decir esto, Su Voz se hizo una sola con las Palabras del Señor
Jesús. Él habló así:
Jesucristo.-
“Ésta es Mi enseñanza. Haz esto. Te doy tiempo y oportunidad para que te
ejercites en la lección que te doy.
Con tu participación en Mi trabajo salvador, tienes que traer a Mi cercanía a
estas almas que Me desprecian y Me comprenden mal. No es cosa fácil, pero
nuestras manos recogen unidas. Y el que recoge Conmigo alcanzará resultado
97
25 de Octubre de 1962
Mientras viajaba, estaba pensando —sumergida en Él— qué debo hacer para
acercarme cada vez más a Su Amor. El Señor Jesús me habló así:
Jesucristo.-
“¿Sabes cuánto Me agradas? ¡Sólo haz tuya Mi enseñanza! Mi empeño no ha
sido en vano. Me alegro verdaderamente de ello. Únicamente no comprendo
por qué eres tan ambiciosa. ¿Por qué no te contentas con los pequeños
sacrificios, por qué no quieres quedarte enteramente pequeña? ¡No creas que
a fuerzas de hacer grandes cosas, llegarás antes a ser santa! ¡Te equivocas!
Las grandes cosas llevan en sí la gloria y logran su premio acá en la Tierra.
Que nuestras manos recojan unidas. Todo lo que recojamos juntos será de
gran valor, aún las cosas más pequeñas.
Para Mí, nada es insignificante. Yo tengo en gran aprecio todo lo que haces
por Mí.”
Santísima Virgen.-
“A la oración con que Me honran, el ‘Ave María’, incluyan esta petición y de la
manera siguiente:
Dios Te salve, María, llena de Gracia...
Ruega por nosotros, pecadores,
98
Jesucristo.-
La Santísima Virgen:
Santísima Virgen.-
“No quiero cambiar la oración con que Me honran —el Ave María— sino que
quiero sacudir con esta súplica a la humanidad. Ésta no es una nueva fórmula
de oración, debe ser una súplica constante.”
2 de Noviembre de 1962.
Santísima Virgen.-
HISTORIA DE HUNGRÍA
4 de Noviembre de 1962
Santísima Virgen.-
“Los Santos húngaros Me suplican con gozo inefable, Mi hijita carmelita, que
Mi Llama de Amor se encienda cuanto antes sobre su país.”
Santísima Virgen.-
“Hijita Mía, la oración más conmovedora de todos los Santos húngaros es la
intercesión de san Emerico por la juventud.”
Me permitió sentir en el alma la admirable unión de los Santos. Me llené de una alegría
indescriptible.
Nota: San Emerico fue hijo de San Esteban, primer rey de Hungría. Educado con gran
esmero en la fe cristiana; murió todavía joven en una cacería, en el año de 1031. Su
fiesta se celebra el 5 de Noviembre.
Satanás: “Ahora será fácil para ti, ¡te has escabullido de entre mis garras!”
Me quedé estupefacta y no entendí que sería esto. Nunca me ha pasado hasta ahora
que estuviera arrodillada silenciosamente durante horas, cavilando dentro de mí,
porque estaría tan exasperado el demonio…
Santísima Virgen.-
“Tú eres la primera, hijita Mía, a quien inundo con el efecto de Mi Llama de
Amor llena de Gracias, y junto contigo a todas las almas. Cuando alguien hace
adoración reparadora o hace visita al Santísimo, mientras eso dure en su
parroquia, Satanás pierde su dominio sobre las almas. Como ciego, deja de
reinar sobre las almas.”
100
¿Cómo puedo describir la miseria que sentí en el alma, cuando la Santísima Virgen me
comunicó estas cosas?
Santísima Virgen.-
10 de Noviembre de 1962
Jesucristo.-
“De nuevo voy a referirme a algo de tu vida pasada. Recuerda cuando todavía
trabajabas en una fábrica y junto a tu trabajo, que hacías con gran fidelidad y
responsabilidad, seguías un curso sobre control de calidad. Estudiabas muy
cansada, y sabías y sentías que no ibas a aprobar el examen. Como madre de
familia con seis hijos, cargada de miles de preocupaciones y cansancios,
trabajabas y estudiabas haciendo esfuerzos enormes. ¡Verdad que te
sorprendiste al resultar tú la mejor estudiante! Entonces no pensabas en Mí,
pero ya Mi Mano estaba allí.
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“Mira en las tierras laborales el gran peral que extiende sus ramas y ofrece
sombra y fruto exquisito a la pobre gente cansada. Tú ya no puedes
convertirte en un árbol tan grande. ¿Sabes qué? Sé tú Mi pequeño girasol y
dirige hacia Mí tus semillas oleosas que maduran a los rayos del Divino Sol.
¿Quieres que tus semillas oleosas estén cada vez más cargadas? Acepta todo
sacrificio que te ofrezco, porque tus semillas oleosas sólo así podrán ser
útiles. ¿Quieres que exprima tus semillas oleosas? Si lo quieres, esto también
sólo por medio de sacrificios podremos conseguir.
Esas gotas de aceite exprimidas por los sufrimientos, caerán en las lámparas
vacías de las almas y el fuego prenderá en ellas por la Llama de Amor de Mi
Madre, y a Su Luz, encontrarán el camino que conduce hasta Mí. Esta gota de
aceite que he exprimido por medio de tus sufrimientos, unida a Mis Méritos,
va a caer también en aquellas almas que carecen todavía de lámpara. Ellas,
maravilladas, buscarán la causa de ello y encontrarán el camino que conduce
a la salvación.”
(Observación: Estos son los paganos que no poseen todavía la luminosa lámpara de la
verdadera fe).
17 de Noviembre de 1962
porque: “Estas grandes Gracias casi sin parangón, sólo a muy pocos le has tocado en
suerte.” Al oír Sus palabras que me amonestaban, la miseria de mis pecados pesaba
sobre mí. Me sentí tan indigna de la abundancia de Gracias que el efecto de Gracia de
la Llama de Amor de la Santísima Virgen derrama sobre mí…
Este día, la Santísima Virgen, conversó largamente conmigo. No puedo describir todo,
solamente aquello que ocurrió en las horas de la mañana. Mi miseria indeciblemente
grande deprimía mi alma. Ahora, al oír las Palabras de la Santísima Virgen, las atendía
con mayor reverencia de como lo hacía hasta ahora. Sentí que Ella también me iba a
comunicar ahora cosas extraordinarias…
Durante la Santa Misa, la Santísima Virgen infundió en la conciencia de mi alma qué es
lo que ahora siento y que ha hecho que mi alma esté tan liviana y elevada a un estado
tan sublime.
Santísima Virgen.-
Santísima Virgen.-
“Ahora has sido purificada de toda mancha que era huella del pecado contra
la pureza. De hoy en adelante dondequiera que te presentes, se concederá a
muchos que perciban la particular pureza de tu alma, que el efecto de Gracia
de Mi Llama de Amor derramó sobre ti y derramará sobre todos los que van a
creer y confiar en Mí.”
La Santísima Virgen:
Santísima Virgen.-
“En tus largas luchas, he aquí que ahora te voy a contar confiadamente por
qué te escogí precisamente a ti para entregarte como a la primera, la Llama
de Amor. Verdad que tú misma reconociste que no eres digna de ella. Es la
pura verdad. Hay almas mucho más dignas que tú. Pero las Gracias recibidas
con que te he colmado y los sufrimientos que sobrellevas con tanta fidelidad,
han hecho que fueras tú la escogida. Yo veo tu empeño de ser perseverante y
con mucha anticipación te premio por ello. Y para que no te amargues, voy a
mencionar un detalle pequeñito que te sirve de mérito y a Mí también Me
agrada mucho. Muchas personas te conocen desde hace años aquí donde
103
tienes tu casa: tú has luchado tu gran batalla delante de los hombres. Hay
muchos que te admiran y aún tus mismos enemigos hablan con respeto de ti.
Las experiencias, que por disposición Divina te tocó vivir, no han pasado en
vano. Las he tenido en cuenta Yo también. Sé que tú Me comprendes y por eso
he compartido contigo lo que siente Mi Corazón Maternal. Como el tuyo, así es
Mi dolor también.
Hay muchas familias en Mi país como la tuya: muy frías. A éstas y a las demás
quiero llenarlas de calor con la Llama de Amor de Mi Corazón. Veo que tú lo
comprendes mucho porque vives tú también la misma realidad. Por eso
sientes Conmigo, te angustias Conmigo. Ves, por esto te entregué a ti como a
la primera la abundancia de Mis Gracias. Solamente una madre es capaz de
compartir verdaderamente Conmigo Mis dolores. Yo ciertamente soy Madre
Dolorosa, ¡sufro tanto a causa de las almas que se pierden! Tengo dolores que
Me torturan, cuando miro el sufrimiento de Mi Santo Hijo. No te ahorres
ninguna fatiga, sé tú Mi eterna compañera para ayudarme a llevar Mis
sufrimientos. Esto es lo que te pido a ti.”
22 de Noviembre de 1962
Entregué la Llama de Amor de la Santísima Virgen al Padre D. Pensaba que ahora por
fin encontraría un poco de alivio en mi alma. Y ahora comenzó el espantoso dolor de
mis sufrimientos. El maligno comenzó a vejarme horriblemente. Algo así no me había
acontecido todavía…
Santísima Virgen.-
104
“Tu anhelo es grande, pero recuerda lo que te dije: Tenemos que buscar
hospedaje para Mi Llama de Amor. ¡Pongámonos en marcha!”
Santísima Virgen.-
“¡Ahora aquí en el Santuario vas a entregarla!”
Dirigida por la Santísima Virgen pasé al otro lado. Primero me confesé con el Padre
que allí estaba confesando y sólo después le dije por qué había tenido que venir a
donde él. El corazón me latía en la garganta. Este Sacerdote era completamente
desconocido para mí. Cuando apenas estaba a la mitad, me preguntó por qué tenía
que contarle esto y por qué estaba yo tan inquieta. Me reprendió también porque
hubiera podido contárselo esto en cinco minutos. Luego me apuraba continuamente.
Lastimosamente me cuesta respirar y esto hacía que me demorara más todavía en el
hablar… No quiero detallar más el tormento atroz, la humillación y la vergüenza que
viví… Luego comenzó a hablar de las virtudes cardinales y destacó la prudencia como
la más importante de ellas.
Citó las palabras de San Pablo: “Examinen a los espíritus…” Después de larga
conversación, por fin, quedamos en que el próximo domingo le llevaría las
comunicaciones de la Santísima Virgen. Él, en tono indiferente, acotó: “Si usted lo
quiere, tráigamelo. Lo leeré, pero esto todavía no significa nada.” —Como último, me
pidió que orara al Espíritu de Amor. Yo también le pedí que orara por mí y me
bendijera de nuevo.
Cuando salí del confesionario pensé otra vez lo que oí y pedí a Dios Espíritu Santo que
encendiera la Luz en las almas de quienes ya saben algo de la Llama de Amor y que
penetre a su interior la efusión de Gracias de la Llama de Amor de la Santísima Virgen.
Luego pensé en las virtudes cardinales. ¿Sería la prudencia una de las virtudes más
importantes? Mi adorado Jesús, yo frecuento Tu escuela y si algo no sé, es cosa Tuya
si debiera saberlo o no. Para entregar la Llama de Amor no se necesitan las virtudes
cardinales porque entonces Tú me hubieras instruida acerca de ellas. Y con esto me
tranquilicé…
El maligno irrumpía en mí cada vez con mayor fuerza. Durante semanas me ha
torturado el pensamiento de que todo procede de mí misma y que en vano estoy
tratando de engañarme, es vanidad todo lo que hago, estoy llena de soberbia y de
autosuficiencia. ¿Por mi soberbia será que me iré a condenar? ¿La prudencia estará en
renunciar a ocuparme de este asunto? Te fijas, aquel a quien te enviaron se contentó
con decirte que ya lo leerá, pero que eso significará nada con respecto al asunto. Este
pensamiento me presiona a reconocer delante del Padre mi equivocación, a volver a
donde él y donde la Hermana asignada para acompañarme, para confesar ante ellos
humildemente que todo es mentira brotada de mi soberbia con que les quería engañar.
105
Si hago esto, recobraría la paz mi alma y podré pararme pura y sincera delante de mí
misma…
Me arrodillé entre los que iban a comulgar. Cuando me tocó el turno, el Sacerdote se
quedó parado delante de mí, y yo, con los labios abiertos, temblando esperaba al dulce
Salvador. Pensaba que quizá me consideraba indigna de darme la comunión, cuando
sólo trataba de separar las hostias pegadas. Cuando el Sacerdote puso la Sagrada
Hostia en mis labios, recibí no una sino dos. Y al ponerlas sobre mi lengua, rozó mis
dientes y al tocarlas se separaron y me parecían como dos alas y que el Señor vino
como volando a mi alma. Esto trajo un alivio sin límites a mi alma. Rompí en llanto:
¡Qué bueno que hayas venido! —Sus propias palabras le dirigí a Él—. ¿Verdad que Tú
no me desprecias? Precisamente porque soy pecadora, duplica en mí Tu fuerza. ¡Qué
bondad, qué compasión sin límites para el pecador que se arrepiente! Durante largo
tiempo le daba las gracias por Su infinita Misericordia.
Después entré todavía en otra capilla donde se celebraba una misa tardía. Allí continué
mi acción de gracias, reflexionando largamente sobre mi miseria y mi condición
pecadora. La idea de que yo hubiera inventado la Llama de Amor de la Santísima
Virgen, de ninguna manera me parecía clara.
Ahora el Señor Jesús, no habló sino inundó mi alma con el sentimiento sublime de Su
Presencia, e infundió sin palabras en la conciencia de mi mente la sensación de
tranquilidad: hace mucho tiempo ya que me entregué a Él plenamente, debo
tranquilizarme. Nada procede de mí misma. A través de la tranquila infusión de Gracia
me permitió sentir claramente por qué fueron las grandes perturbaciones y
sufrimientos.
Santísima Virgen.-
106
23 de Noviembre de 1962
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“Discúlpame si yo abro ahora ante ti la pena bien conocida de Mi Corazón.
Sabes, las almas a Mí Consagradas que han caído en buena tierra produjeron
fruto abundante y ahora están desperdigadas, no tienen mayor ilusión que
convertirse en pasto para el ganado. No se dejan recoger, ni se dejan moler,
pero, sin esto, nunca serán criaturas útiles. ¡Oh, cómo Me duele el Alma por
estos granos de trigo desparramados! Siente, hijita Mía, el dolor de donde
brotan Mis Palabras quejosas. ¡Qué nuestro interior sienta lo mismo!”
29 de Noviembre de 1962
mí que hasta ahora nada haya pasado… El Padre D. habló de todo, menos de la Llama
de Amor de la Santísima Virgen. Él hablaba sobre cómo el alma tiene diversas
explosiones que no vienen necesariamente de Dios. Me molestaba mucho oír estas
cosas, hubiera preferido pedir la palabra… pero no lo hice.
Jesucristo.-
“¡No seas impaciente! Con otros, sabes ser indulgente y paciente, contigo eres
impaciente. Tienes obligaciones para contigo también. ¡Vuélvete hacia Mí!
Recibe Mi claridad y pásala a tu prójimo. ¡Vive una vida escondida! Mira la
violeta de los bosques. ¿No es conmovedor? Apenas si asoma un poquito
sobre la superficie de la tierra y ¡cómo la buscan por su perfume! La pequeña
flor también recibió de Mí su perfume. Tu vida también sea oculta y expanda
su buen olor. Que irradie su perfume y los malos irán detrás de ella. Tú,
despréndete de buen grado de él y Yo compensaré con Mis Gracias para que
sigas exhalando Mi buen olor. Te ruego, ama a tu projimo y cuando oigas que
alguien pronuncia con anhelo Mi Nombre, siga esto resonando en tus oídos y
al alma que ha suspirado así, ¡ayúdala a acercarse a Mí!”
Viernes. Este día es siempre el día de los sufrimientos y de la aceptación más generosa
de los sacrificios. Ahora también vine arrastrándome por la fatiga a los Pies del Señor.
Durante las tres Horas Santas que quería pasar sumergida en Sus Sufrimientos,
recogiendo todas mis fuerzas, procuraba disponer mi alma para la oración. El dulce
Salvador se compadeció de mi debilidad y en la soledad de Su Alma se dirigió a mí con
amables Palabras:
Jesucristo.-
“¡Mira por dónde camino! Abandonado, en pueblos y en ciudades, a
dondequiera que mires, Me ves a Mí mal vestido, en Mi Ser sublime se
derrama Mi tristeza, Mi fracaso.”
Jesucristo.-
quienes Me dicen, nos compadecemos de Ti, pero será para otro día. La gran
mayoría, ni siquiera se entera.
¡Oh, indiferencia sin límites! Mi Corazón, hijita Mía, se queda aquí contigo.
Descansa un poquito. Sé que tú Me comprendes y tratas de agradarme con
toda tu fuerza. Te ruego, quédate Conmigo. ¡Oh, este abandono, este estar
despreciado! ¡Alivia Mis sufrimientos con tu frecuente presencia!”
Ves, mi adorado Jesús, que frágil soy. Mi alma Te desea con ansia, pero el cansancio
del cuerpo me obliga a que me despida de Ti. Miré mi reloj, se iban a cumplir las tres
horas. El Señor Jesús me dijo:
Jesucristo.-
“Me he asido a tus manos. Yo voy contigo. ¡Qué nuestros pies vayan juntos!”
Jesucristo.-
“¡No Me dejes solo, hijita Mía! Ahora te ato más, más estrechamente todavía a
Mí por medio de Mis sufrimientos.”
Hoy, cuando comencé a tocar la campana, para las seis de la mañana, la Santísima
Virgen me habló amablemente:
Santísima Virgen.-
“¡También a lo largo del día ofrezcan sus trabajos para gloria de Dios! Este
ofrecimiento también, realizado en estado de gracia, ayuda a cegar a Satanás.
Vivan conforme a Mis Gracias, para que cada vez más, y en un radio de acción
cada vez mayor, sea cegado Satanás. Las abundantes Gracias que les ofrezco,
si las utilizan bien, traerán consigo el mejoramiento de multitud de almas.”
Santísima Virgen.-
“Veo, hijita Mía, que tienes grandes temores. Temes del largo camino y qué
nuevas pruebas te costará el entregar Mi Llama de Amor. Que sea tu porte
muy humilde, valiente y decidido. Yo voy contigo. Estás en posesión del
Espíritu de Amor. Su Fuerza te acompaña e ilumina las almas a quienes tienes
que ir.”
La Santísima Virgen me dijo también con qué disposición recibirán Su Llama de Amor
aquellos a quienes tengo que ir. Y continuó con Sus Palabras que me infundían valor:
Santísima Virgen.-
“Tienes que caminar, aceptando de la manera más generosa muchos y
dolorosos malentendidos y humillaciones.
Jesucristo.-
Jesucristo.-
La Santísima Virgen platicó todavía muchas cosas. Me instruyó como se instruye a una
niña pequeña:
Santísima Virgen.-
“Dime, ¿por qué temes?”
110
Yo estaba pensando en que tengo que ir donde el Señor Obispo. Al pensar en esto,
cada vez, se me encogía el corazón.
Santísima Virgen.-
“No tienes por qué temer. Aunque hayamos preparado tu alma, tienes que
sentir continuamente que eres un instrumento en Nuestras Manos. ¡No te
atribuyas nada a ti misma! Tener temor es una necesidad porque es todavía
un reflejo de tu presunción. ¿Crees que tú serías capaz para algo? Entrégate
ya, hijita Mía, plenamente. ¡Reconoce tu nada! Nosotros te conduciremos.”
El mismo día viajamos a Székesfehérvár. Nuestro tren partió a las dos de la tarde.
Llevé las comunicaciones de la Santísima Virgen al Señor Obispo. Cuando llegamos, la
oscuridad de la noche envolvía ya la ciudad cubierta por la nieve. Meditaba sobre las
Palabras de la Santísima Virgen:
Mi alma se llenó de devoción. Entonces, ¿será éste el lugar donde la Llama de Amor de
la Santísima Virgen recibirá hospedaje? Ahora la Santísima Virgen se contentó con
decir sólo esto:
Santísima Virgen.-
“¡Partamos!”
Viajé con la Hermana que me había sido señalada por compañera. Al bajar del tren,
nuestro primer camino nos llevó al sepulcro del joven jesuita, Esteban Kaszap.
Después de haberme encomendado a su intercesión, ingresamos al Templo para visitar
también la tumba del santo Obispo Ottokar Prohászka.
Allí oré largamente, meditando Sus mismas Palabras: “¿Qué deseas Tú, gran Señor, de
mí, que dependo de Ti y vivo por Ti y en Ti?” Al estar arrodillada junto a su tumba, me
sentí muy conmovida. Con dificultad me separé de allí. Tenía mucho, mucho que
decirle: las muchas peticiones que son la causa común de las almas. ¡Ayúdame, santo
Señor Obispo y bendíceme!
La Santísima Virgen dispuso las cosas de manera que todo sirva para bien de la causa.
Esa misma noche pude asistir a la Santa Misa que celebró el Señor Obispo. Nuestro
alojamiento para la noche fue mejor de lo esperado. Al día siguiente, en la Misa de
aurora, la Santísima Virgen me llamó la atención:
111
Santísima Virgen.-
Levanté la mirada y, efectivamente, dos niños flaquitos estaban sentados allí. Como
era la Santísima Virgen quien me llamó la atención sobre ellos, los miré
detenidamente. Eran sorprendentemente bien educados, sus vestidos eran pobres pero
arreglados con cuidado. La Santísima Virgen seguía hablándome:
Santísima Virgen.-
“Sobre estos dos niños pequeños, hijita Mía, exhalo la Gracia de Mi Llama de
Amor. Es Mi regalo para tus anhelos. Ten puesta tu mirada sobre esos dos
pequeños, sobre todo, ora mucho por ellos. Son los favorecidos, de un modo
especial, de Mi Llama de Amor. ¡Ayúdales también económicamente!”
Al dejarme sentir la Santísima Virgen que Ella por intermedio mío exhalaba la Llama de
Amor de Su Corazón sobre estos niños pequeños, me puse a sollozar. ¡Madre mía, qué
bondadosa eres! Durante toda la Santa Misa seguía sollozando. ¡Cuántas son las
Gracias que Ella irradia sobre nosotros! Terminada la Santa Misa seguía con mi mirada
a los niños. Cuando salían del Templo, les fui siguiendo para enterarme de sus
nombres y dirección. Me enteré también que son niños de una familia numerosa.
Faltando diez minutos para la diez de la mañana, nos condujeron al palacio episcopal.
No pasamos por la entrada ordinaria sino fuimos primero a la cocina. Ahí encontramos
a una hermana atareada en amasar pasta. Interrumpiendo su trabajo nos hizo señas
para que la sigamos. Nuestro camino nos llevó por un corredor oscuro que pasa por el
subsuelo hasta que llegamos por fin arriba a la sala de espera episcopal. Después de
breve espera nos condujeron a donde el secretario del Señor Obispo. Él nos llevó a la
Capilla. Allí pronto me sumergí en fervorosa oración. ¡Aquí estamos, por fin, mi
adorado Jesús!
Después de breves minutos, noté que alguien entró y comenzó a rezar en voz alta el
Veni Creator Spíritus. No miré enseguida allá, pero como la oración se prolongaba,
miré y vi que era el Señor Obispo. Me puse de pie mientras él colocó el reclinatorio. Me
arrodillé delante de él para hacer mi anunciada confesión. Ésta duró largo tiempo.
Admiraba su santa tranquilidad y el dominio de sí que manifestó durante todo el
tiempo. No me interrumpió ni una sola vez. Cuando terminé, esperó todavía unos
momentos, luego me preguntó si quería añadir algo más. ¡No! —le dije. Él respondió a
todo, punto por punto. Admiré su extraordinaria agilidad mental con que respondía a
mis preguntas. Después de darme la absolución, otra vez, largamente me bendijo. Sus
palabras tranquilizaban mi alma, disipaban mis atroces crueles dudas. Allí mismo me
postré para darle gracias al Señor. Entre tanto, el Señor Obispo también rezó unas
breves jaculatorias. Cuando me paré, se acercó a mí y bondadosamente con mano
paternal dibujó una cruz en mi frente. Esto, no lo esperaba. Con un movimiento
brusco, besé la mano que me impartía su bendición. Esto me conmovió tanto. Una vez
112
que salió, me quedé todavía allí y medité sobre cómo hacer la entrega de las
comunicaciones de la Santísima Virgen. Ella, con bondad y dulzura, se dirigió a mí:
Santísima Virgen.-
15 de Diciembre de 1962
Hoy me desperté con esta bendición que tuvo el efecto admirable, tranquilizante sobre
mí. Mi corazón temblaba en verdad de alegría. Estaba pensando en la Llama de Amor
de la Santísima Virgen. Al ir a la Santa Misa, Ella me dijo:
Santísima Virgen.-
“Tranquilízate, hijita Mía. Vamos juntas... Yo también Me fatigaba contigo,
pero ahora vamos a tomar un buen descanso.”
Mientras estábamos así conversando, cumplí con tocar las campanas. Después me
postré ante el Señor Jesús: “Mi adorado Jesús, ¡cuánto tengo que decirte! Luego volví
a contarle aquello que me tranquilizó tanto. Le agradecí las abundantes Gracias y
después Le adoré quedándome callada y en silencio… Él con Palabras suaves me dijo:
Jesucristo.-
Entre tanto me inundó con nueva y admirable Gracia Suya. No puedo, en modo
alguno, expresar con palabras la Gracia que derramó sobre mí mientras me decía:
113
Jesucristo.-
“Lo que te doy ahora, es la Gracia grande del pleno abandono en Mí. Dominará
plenamente tu ser durante toda tu vida y se irradiará sobre otros también
partiendo de tu alma.”
Jesucristo.-
16 de Diciembre de 1962
Fui al Santuario de Mariaremete a donde el Padre a quien una semana antes le había
entregado las comunicaciones de la Santísima Virgen. Apenas dije unas palabras, me
reconoció. Me dirigió unas preguntas… Entre tanto le mencioné que estuve donde el
Señor Obispo, que le entregué las comunicaciones de la Santísima Virgen y le referí
también con pocas palabras lo que contestó el Señor Obispo.
Dijo que las leyó dos veces pero no las entiende. Yo me quedé bastante admirada y
hubiera querido decir palabras elocuentes sobre la Llama de Amor de la Santísima
Virgen, pero en vano me esforzaba. No llegó ningún pensamiento a mi mente, ni
ninguna palabra a mis labios. Me quedé pensativa. ¿Cómo puede ser que no entienda
esto? Entre otras cosas me dijo que los días de primer viernes y de los primeros
sábados son también de reparación. Me parecía que él tenía por superfluos estos días
intercalados de gracia. Cuando abandoné el local de las confesiones, el pensamiento de
que él no lo entendía, me dolía más todavía. Le supliqué a la Santísima Virgen: “A
quién me enviaste, Madre mía, no entiende Tu Llama de Amor.” Le pedí al Espíritu
Santo que le ilumine y que la Llama de Amor de la Santísima Virgen penetre en él
también como penetró en mí. Durante mi meditación, tormentos espirituales terribles
comenzaron a torturarme.
Cuando salí del Templo y en el camino, iba en aumento mi dolor. El maligno suscitó de
nuevo dudas en mi alma:
Con todas mis fuerzas procuré ordenar mis pensamientos. Los sufrimientos me
causaban unos tormentos tan terribles que en el camino hubiera querido hacer saber a
los que venían hacia mí, de qué manera tan terrible sufría.
En eso, mis pensamientos también se oscurecían. Me acordé de nuevo, como no pude
hablar sobre la Llama de Amor de la Santísima Virgen. Ahora, yo misma llegué a
pensar que yo tampoco entendía todo.
17 de Diciembre de 1962
Santísima Virgen.-
“¿Por qué te esforzaste, hijita Mía? ¿Por qué quisiste hablar con palabras
elocuentes a favor de Mi Llama de Amor? Ten ante tus ojos para lo que estás
destinada, que es el sufrimiento y recuerda las Palabras de Mi Santo Hijo
quien te dijo:
EL DIABLO ME PEGÓ...
18 de Diciembre de 1962
115
He pasado a mi nueva casa que, para hacer reparación por los pecados, no consiste
sino de un cuartito de 2 x 2 metros. Está construida en el fondo de la huerta. Hoy fue
el primer día que dormí en ella. En vano estaba cansada, no vino sueño a mis ojos.
Llegó la media noche y todavía no podía conciliar el sueño. Estaba pensando en que si
ahora no logra dormirme, cuando llegue la hora de la vigilia, no podré despertarme.
Estando así desvelada, pensaba en la Llama de Amor de la Santísima Virgen, porque
una de las horas de mi velada nocturna la ofrezco para que se encienda la Llama de
Amor de la Santísima Virgen, cuando de repente sentí un golpe en mi cuerpo. Al
primero le siguió un segundo, luego un tercero. Después un golpe más pequeño. Tuve
una noche terrible, miedo casi no había en mí. Después de los golpes el cansancio y el
dolor se apoderaron de mí y me quedé vencida por el sueño.
Después de las dos de la madrugada me desperté, pero no pude velar ni una hora. Me
sentí como a quién le han apaleado mucho. Fue el diablo quien me pegó, lo sabía.
Sentí su presencia. Sólo me llamó la atención que el cuarto golpe no me dolió tanto
como los anteriores. He sentido como si dos manos lo hubieran impedido. Después de
velar casi tres cuartos de hora, otra vez me acosté. Me quedé profundamente dormida,
como no me solía pasar. Me desperté antes de las siete. Yo estaba encargada de tocar
las campanas en nuestro templo porque la hermana sacristana se hallaba enferma. Se
puede imaginar mi susto. Para cuando llegué al templo, la misa temprana de adviento
("Rorate") ya había terminado. Tristemente me quejé a la Santísima Virgen que el
diablo me había pegado y no pude levantarme.
Santísima Virgen.-
“¡Nosotros también estábamos allí, Mi Santo Hijo y Yo! Le permitimos que te
golpeara, pero Yo pronto lo impedí. ¡Basta ya!”
La Santísima Virgen no me habló más sobre esto. Yo estaba muy avergonzada a causa
de esto. Aun después de varios días el rubor cubría mi rostro. Durante el día el maligno
se reía burlonamente:
“Mira, mira, te quise abrir los ojos para hacerte salir de tus locuras. ¡Basta ya
de tanto ayunar y de tanto velar! ¡Déjalo ya! ¡No tiene sentido tanta
necedad!”
Santísima Virgen.-
“Haz sacrificios, hijita Mía, y sumérgete en el aniquilamiento profundo de la
humildad. Tú eres Mi pequeño y querido instrumento y tu empeño de alcanzar
una gran humildad Me llena de contento. Es el efecto de Gracia de la efusión
de Mi Llama de Amor que te da tanta constancia en tu empeño.”
116
Las Palabras de la Santísima Virgen me daban fuerza muy grande para mucho tiempo.
Como el Padre X estaba enfermo durante largo tiempo, volví a confesarme con el
padre D. Se sorprendió mucho y se alegró también: ¿Por qué no vino? —preguntó. Me
esperaba ya. Le conté que en el tiempo intermedio estaba donde el Padre X, pero este
Padre me rechazó… A causa del estado espiritual extraordinario en que vivo, no puedo
confesarme de ninguna manera sin referirme a estas cosas, por eso le dije que
siguiendo el consejo de la hermana bajo cuyo cuidado me habían puesto y no por mi
propia voluntad he regresado donde él.
Cuando comencé a hablar sobre la Causa Santa, el Padre D. ya se había olvidado de
muchas cosas… Después me amonestó a que tuviera paciencia: “La Causa de Dios
necesita tiempo para hacerse valer.” De los escritos que previamente recibió de mí
pudo constatar que el Señor me tiene gran predilección. Por este amor superior a lo
ordinario con que me está colmando le debo ser muy agradecida… Luego afirmó que
no entiende estas cosas. —No me sorprende— le contesté. Le conté cómo fue cuando
en el Santuario de la Santísima Virgen me confesé con un padre enteramente
desconocido para mí y siguiendo sus instrucciones tuve que entregarle sus Mensajes.
Ese Sacerdote también tuvo que leerlos dos veces y él también reconocía que no
entendía estas cosas. Yo, sin embargo, las comprendo. Por cierto, yo frecuentemente
oro con las mismas palabras de la Santísima Virgen y pido al Espíritu Santo que
encienda Su Luz en aquellos a quienes ya ha llegado la noticia.
El Padre D. me contestó que a su parecer yo estoy forzando mucho las cosas. Que no
lo hiciera, porque es cosa de Dios el que esto se realice. Le dije que lo veo muy bien
pero eso no depende de mí. Yo tengo una moción interna muy fuerte para urgir la
Causa. Que yo esté urgiendo y presionando, lo notó el Padre X, también y dijo que
tuviera paciencia porque la Voluntad de Dios de todos modos se clarificará. Esta
violencia agota terriblemente mi cuerpo y mi alma. Yo no sería capaz de hacerlo por mi
propia fuerza porque esto significa para mí una humillación tan grande que, si
dependiera de mí, ni abriría la boca para decir palabra. La Voz que me mueve a hablar
es el urgir de la Santísima Virgen, voz que se ha hecho casi ininterrumpida en mi alma.
No puedo resistir al premio de la Santísima Virgen.
El Padre D. me dijo entonces que me quedara tranquila y que guardara mi corazón en
la Paz del Señor. Luego se levantó una mayor discusión, pero yo no pude callarme.
Sentí que esta locución no ha brotado de mis fuerzas naturales. Al fin me dijo que
entregaría este asunto a otro reverendo Padre para que lo lea. Que le tuviera confianza
porque él es de una vida espiritual muy profunda.
27 de Diciembre de 1962
De mañana, estando arrodillada delante del Sagrario y en los tormentos que afligían
mi alma, llorando, sollozando, clamaba al Señor: ¿Dónde estás, mi adorado Jesús?
¿Por qué tengo que vivir sin Ti?... ¡Dame la Gracia de convertirme!... En toda mi vida
no he llorado tanto como en estos últimos tiempos. Tú, Madre mía del Cielo, ¿dónde
estás? Cuando pienso en Tu Llama de Amor, casi me quema el rostro la vergüenza.
¿Por qué es así?...
“Habría sido mejor si no hubieras nacido, como se dijo de Judas… ¡Vuelve, por
fin, a tus sentidos!”
Ahora la voz comenzó a dar alaridos, excitada por un tremendo furor. Entonces conocí
por un momento que el maligno se ha arrebatado a fin de forzarme a reconocer que
es él quien tiene la razón. Luego, por un momento, me sobrevino un sentimiento
manso: ¿Será ésta la Voluntad de Dios? Pero al momento siguiente, pesó con mayor
fuerza todavía sobre mí el tormento deprimente de que haya mentido: ¡No hay salida
de la condenación! Me da vértigo el pensar que prefiero condenarme antes de
reconocer y retractar mis embustes, de los cuales había creído antes que eran voces
celestiales que me hablan. Y a causa de ellas voy a condenarme…
¡Oh, pequeñito Jesús de Navidad!, yo no soy de las almas que Tú redimiste. Quien
miente a nombre de mi Madre, será condenado. Ahora, en esta cumbre de tormentos
espirituales, ya no encuentro palabras…
30 de Diciembre de 1962
Jesucristo.-
“¿Por qué te apresuras tanto a irte de Mí? ¿No es bueno estar aquí junto a Mí?
¡Quédate todavía Conmigo! ¡Nadie viene a Mí para conversar!”
118
Jesucristo.-
Después de esto me quedé todavía largo rato donde Él. Señor, ¡es bueno para mí estar
aquí! Mi alma se ha liberado enteramente de la terrible y perturbadora influencia del
maligno espíritu. Los nuevos sufrimientos no me han asaltado todavía, no sé en qué
forma me van a sorprender. El dulce Salvador ya con anterioridad me había dicho que
mi mérito va ser el sufrir… En ese entonces todavía ignoraba con qué crueldad puede
Satanás atormentar. Ahora, al estar mi alma reposando en la Paz del Señor, me han
venido a la memoria las palabras que dijo la hermanita cuando regresamos de donde
el Padre X: “Por este rechazo debe cantar un Te Deum, como lo hizo su Santa Patrona,
Santa Isabel…”
El Señor Jesús, me pidió que tuviera en gran estima la Gracia del abandono en Él… Él
me la concedió a los ruegos de la Santísima Virgen, quien hizo referencia de nuevo a
Su Llama de Amor y ésta le obliga…
1963
Jesucristo.-
“Di y no dejes de repetirlo. ‘¡Mi adorado Jesús!’ Ya te dije otras veces cuánto
Me agrada esto a Mí, y aunque no pronunciaras ninguna otra palabra durante
una hora sino sólo ésta, repítela con el arrepentimiento de tus pecados. Esto
119
Sus últimas Palabras las pronunció en plural, y pidió que cuando tuviera oportunidad
de hacerlo, pasara su petición a otros.
Y que perdería por completo mi vida de Gracia. A causa de esto sentía gran inquietud.
No soy capaz para más, ya no puedo hacer más sacrificios. Lo que hago, lo hago
también por una gracia especial de Dios; con mis propias fuerzas no sería capaz ni
para esto. Mi adorado Jesús, como Tú ahora estás callado en mi alma, yo sólo puedo
tener conversación unilateral Contigo. Sabes qué débil y pecadora soy. Sin Ti:
¡miserable, nada! Yo vivo de la Gracia del abandono en Ti.
6 de Enero de 1963
Estábamos esperando una visita. Mi nuera, que hace poco había tenido un niño, se
encontraba todavía muy delicada. Me encargué de administrar su casa. Este aumento
de trabajo me distrajo mucho. Después de almorzar, quise retirarme a mi pequeña
habitación cuándo el Señor Jesús me habló:
Jesucristo.-
“Hoy toda la mañana no tuviste una sola palabra para Mí. Dime, ¿no sientes la
necesidad de conversar Conmigo? ¡Yo, sí!”
¡Oh, qué gran tristeza se apoderó de mí!: ¡Mi adorado Jesús, Tú, Bondad infinita! Y me
postré para pedirle perdón por haber estado tan desatenta para con Él y en el silencio
de la pequeña alcoba me sumergí en Su adoración. Él, mientras tanto, inundó mi alma
con la Gracia admirable de Su Presencia y comenzó a quejarse amargamente:
Jesucristo.-
“¿Sabes que en toda la Parroquia no hay una sola alma que ahora Me esté
adorando o Me dirija una palabra? ¡Sus almas están tan lejos de Mí! Soy rico,
120
Jesucristo.-
“¡Arrepiéntete en lugar de otros también!”
8 de Enero de 1963
Santísima Virgen.-
Al decir Ella estas cosas, yo también sufrí en el alma junto con Ella. Mi corazón se
encogía de dolor. La Santísima Virgen me permitió sentir los tormentos que laceran Su
Alma.
Jesucristo.-
9 de Enero de 1963
Y quería de muchas maneras conseguir que yo abandonara este modo de vida que
llevo, desde que la Llama de Amor de la Santísima Virgen derramara sobre mí el efecto
de Su Gracia.
Su efusión da tanta fuerza, que a pesar de mis luchas sobrehumanas, puedo conservar
constantemente mi equilibrio espiritual. Ahora Satanás emplea otra estrategia contra
mí. Me presenta mis debilidades y con sus zalamerías también me quiere confundir:
Satanás: Quien ha recibido una misión tan grande no puede ser tan dejada.
Anda, entrega ese mensaje en todas partes, porque así ¡nunca se va a
difundir! No lo retengas para ti. ¿Sabes, verdad, cuánto estás pecando así?
¡Por qué eres incrédula y desconfiada y te retraes cobardemente! ¡Propágalo
y anúncialo en todas partes para que se enteren de él y crean en él!
Esto agotaba excesivamente mi mente y en larga lucha me acordé de las Palabras del
Señor Jesús:
Jesucristo.-
Con todas las fuerzas quise guardar el dominio de mí misma y con la ayuda del Señor
rechazar las tentaciones aduladoras del maligno. Después, Satanás de nuevo desplegó
ante mí la conciencia de mi culpabilidad:
Satanás: —Tú, incrédula y desconfiada, ¿por qué te echas atrás? ¿Por qué no
te empeñas en entregar la petición? Tú, cobarde, ¡no eres digna de nada!
Para rechazar sus impertinencias, repetí la oración con la que alabamos a la Virgen
Santísima, el Ave María, y esto reprimió sus ataques.
Estos terribles tormentos que ahora describo los comencé a sentir a partir de la noche
de Navidad. En mis esfuerzos impotentes de desembarazarme de ellos me dirigí por
carta a la hermana a quien me habían asignado como acompañante.
Mi querida y buena hermanita:
Jesucristo.-
“Yo también sufro abandonado —se quejó Él también—. ¿Sabes qué?, ¡suframos
unidos! ¡Entonces será más fácil para ti y para Mí también!”
¡Mi querida y buena hermanita! Siento molestarla con estas líneas, pero le ruego, en el
Santo Nombre de Dios, ore por mí. Sufro tormentos infernales y no puedo liberarme de
la miseria de mi culpabilidad.
Durante horas no hago más que sollozar. Un poder que desconozco me está queriendo
forzar a que abandone mis continuas mentiras y no engañar a otros también, pues
puedo ver cómo no creen ni una palabra mía. Me tienen miedo, me aborrecen porque
ven mi perversidad y me abandonan… La absolución que recibí del Padre X., tampoco
es válida, porque no hay en mí la voluntad de corregirme. Y sin esto la absolución no
vale nada… Le suplico, perdóneme que haya explotado hasta ahora su buena fe y
abusando de su bondad. No crea en mis palabras de hasta ahora, todo es mentira, la
engañé a usted y a mí misma. Pero esta oscuridad me tiene todavía cautiva; mi
testarudez no me permite ni ahora que me humille delante de los demás. No podré
reconquistar la paz de mi alma mientras no me retracte de mis terribles mentiras, pero
soy incapaz de hacerlo. Estoy andando por el camino de la soberbia.
Cada palabra que hasta ahora pronuncié o escribí me acusa. No puedo retractarlas,
estoy privada de mi voluntad. Me voy a condenar, no hay misericordia para mí. Por eso
me tienen miedo. El Padre X, también se arrepintió de haberse detenido a hablar
conmigo. ¡Usted tampoco pierda su tiempo conmigo! Siento que voy a perder su
aprecio pero tendré que continuar con la retractación del asunto. Le ruego, ayúdeme a
que me libre de mis tormentos infernales porque siento que hago continuamente
comuniones sacrílegas. Desde hace días no llega a mis labios una sola oración. Mi
soberbia no me permite hacer lo bueno y aliviarme… Destrozada, desplomada en mí
misma estoy debatiéndome en la duda, toda me acusa…
No puedo elevar mi mirada al Rostro de Cristo sufriente. La voz interior es tan fuerte:
—¡No me mires hasta que te hayas despojado de tus pecados! Por la soberbia
a la que no quieres renunciar, yo también te abandono. ¡No te necesito!
¡Aléjate de mí! Sólo para el pecador arrepentido hay misericordia. En vano te
arrepientes de tus antiguos pecados si no quieres retractarte de tus mentiras
presentes. ¡Esto tienes que hacer primero! Mientras no lo hagas, eres una
mentirosa… Sólo al pecador arrepentido lo levanto a mí. ¡Hay que ver lo
123
—¡No te atrevas a tomar en tus labios este Nombre! ¡Esto sólo un alma
penitente puede hacer…!
Cuando pensé en que debería llevar los Mensajes al principal Obispo del país, sentí un
dolor en el alma que me quemaba:
Siento, hermana mía, que usted se confió en mí… ¿A fuerza de mentira metí en mi
alma las gracias? No sé cómo es posible hacer tal cosa. ¿Cómo pude hundirme tan
profundamente en el pecado?... Tengo temor cuando me acerco a comulgar, es
entonces cuando me sorprenden los sufrimientos más terribles: soy una sacrílega, para
mí, ya ¡todo da lo mismo!...
Me viene a la mente lo que dijo el Padre X: "¡Sufra mansamente!" ¡Pero mis pecados
me desesperan!... Cuando pienso en la Llama de Amor de la Santísima Virgen, me
inundan los tormentos del Infierno. Es precisamente a causa de eso que estoy
sufriendo porque mi mentira no se quiebra. La Madre de la Misericordia no está junto a
mí porque yo ahora no puedo ser sincera para con Ella. Le suplico que sólo por esta
vez todavía me acoja… Madre mía del Cielo, ¡permíteme que me convierta!... Estoy
poseída por el diablo, por eso no puedo renunciar a la mentira…
Así grita hacia mí la voz que me amonesta. ¡Esto es un tormento infernal! Le suplico,
hermanita mía, ¡ayúdeme!
14 de Enero de 1963
Jesucristo.-
Santísima Virgen.-
Sus Palabras con la suavidad de una caricia, hacían penetrar en mi alma la Gracia, que
fortalecía en mí la humildad.
En estos días Satanás trataba con toda su fuerza de inculcar en mi alma pensamientos
de soberbia. ¡Era ésta una lucha terrible! Ni de noche ni de día hallé tranquilidad a
causa de ella.
Ahora el Señor Jesús me fortificó de nuevo con una Gracia admirable. No difunde en mí
la sensación de Su Presencia, sino que, con la mirada penetrante de Sus Ojos, me mira
y me acompaña. Me dijo:
Jesucristo.-
“¡Ánimo, mírame, hijita Mía! ¡Que nuestros ojos se miren y que nuestras
miradas se fundan la una en la otra!”
125
Esta mirada admirable, nunca vista hasta ahora, que acompaña mi alma, me ayudó a
lograr una gran victoria frente a las tentaciones espantosas del maligno. El Señor Jesús
me dijo:
Jesucristo.-
“¡Ánimo, mírame! No dejes de mirar a Mis Ojos porque en esta nueva lucha en
que Satanás quiere llegar hasta ti, la mirada de Mis Ojos será la que cegará a
Satanás. Esto no se va a cumplir muy pronto porque Yo le permito que te
tiente. ¡Qué nuestras miradas se fundan la una en la otra!”
Cuando pasaban estas cosas y lloraba y sollozaba por el dolor de mis pecados, mi alma
entre tanto se hizo liviana y pura. Luego pregunté al Señor: Mi adorado Jesús, ¿qué
puedes sentir ahora? Como respuesta a mi pregunta, me permitió sentir que Él acoge
a todos de esta manera, con tal que se arrepientan de sus pecados.
Jesucristo.-
“Empéñate, hijita Mía, que muchos pecadores vengan a Mí. Llora y
arrepiéntete de sus pecados también.”
Jesucristo.-
“Las palabras de tu Padre espiritual son Mías. Recíbelas con la mayor
veneración y síguelas con santa obediencia.”
Cuando oro al Señor, devolviéndole Sus propias Palabras, me alivio un poco, pero no
por eso se disipa la ceguera de mi alma…
¡Los tormentos son tan penosos! Apenas puedo pensar en la Llama de Amor de la
Santísima Virgen; me da miedo y siento como que esa causa ni siquiera está confiada
a mí. Como si la Santísima Virgen hubiera confiado su entrega a otra persona. ¿Acaso
la ofendí en mi alma con mi soberbia? ¿O estoy morosa en cumplir su petición?... ¿Qué
me está pasando? —me pregunto muchas veces a mí misma. ¿Tomó posesión de mí el
maligno? ¿O estoy rodeada de malos espíritus? La ceguera espiritual me mantiene en
completa oscuridad.
Jesucristo.-
“Voy a multiplicar e intensificar tus sufrimientos.”
Después de esto, seguían horas difíciles… La lucha que tengo que sostener afecta
mucho mis fuerzas corporales también, y alguna vez me desplomo de cansancio.
Aquí no escribo fechas, me encuentro tan confundida que no sé ni siquiera en qué día
o en qué fecha estamos. —Ahora precisamente Satanás me molesta por mi soberbia y
no sé qué tengo que hacer. Al estar cavilando en esto, la Santísima Virgen, me ha
hablado así:
Santísima Virgen.-
“Tú eres la más pequeña, la más ignorante y el alma que menos méritos tiene
que jamás haya escogido Yo para transmitir Gracias; a pesar de ello, a través
de tu pequeñez y tu humildad, quiero efectuar Mis comunicaciones.”
Medité profundamente las Palabras de la Santísima Virgen. Ella sabe quién y qué soy.
Esto me tranquilizó mucho ya que iluminó un poco mi espíritu:
¡Oh, mi Madre querida!, ¡qué bueno que me hayas dicho esto! Esto es lo que yo
también siento continuamente…
MADRE DOLOROSA
Santísima Virgen.-
“¡Cuántos son los que pronuncian y cuántas veces esta palabra: ‘Madre
Dolorosa’, y no piensan que Yo hoy también estoy sufriendo y no sólo en el
Vía Crucis de Mi Santo Hijo!”
Jesucristo.-
¡Yo, pecadora! ¡Yo, muy grande pecadora! ¿Y que todavía la mirada de mis ojos
pecadores se funda en una con la mirada de Tus Ojos divinos? Y no sólo de mis ojos
sino, según Tu deseo, ¡de todos los ojos! Dijo el Señor Jesús:
Jesucristo.-
Por la mañana cuando llegué a la Santa Misa, este estado de ánimo extraordinario que
había dominado anteriormente en mi alma, se desvaneció por completo. Viví horas
oscuras y pesadas. Al asistir a la Santa Misa, Satanás irrumpió terriblemente sobre
mí… Confundía mis pensamientos ahora con sus zalamerías, ahora con sus crueldades.
En la elevación del Santísimo Cuerpo y Sangre del Señor, terriblemente enfurecido, se
arremetió con fuerza:
Con todas mis fuerzas procuré mantener lejos de mí sus tentaciones que clama al
Cielo… y dirigí mis pensamientos al Padre celestial: "¡Mi bondadoso Padre Celestial! Yo,
128
VIVIR EN SU VOLUNTAD
Así ocurrió hoy también en mi alma, cuando me retiré del confesionario. Previamente
mi alma estaba tan trastornada por las continuas vejaciones del maligno que él
también reconoció que no podía ver y comprender con claridad las cosas que le dije. "Y
yo he venido precisamente, Padre mío, para que en mi estado espiritual me ayude a
orientarme". Él me dijo que viva una vida que sea del agrado de Dios y se clarificará
en mí Su Voluntad. Al recibir este consejo, la paz regresó admirablemente a mi alma.
Éste fue el día de mayor alegría de mi vida…
Jesucristo.-
129
Desde hace algunos días me lo repite varias veces… Sus Palabras, han hecho brotar en
mi alma un deseo realmente apasionado. He anhelado tanto el sufrimiento y ahora,
inesperadamente, justo antes de la Sagrada Comunión dijo:
Jesucristo.-
“A partir de este día haré que el sufrimiento sea continuo en tu alma y en un
grado tal, que superará a los de hasta ahora.”
Gran alegría llenó mi alma. ¡Por fin se cumple su deseo! Él ya había pedido
anteriormente que me arrojara al horno de los sufrimientos.
Ahora, por Su Gracia podré hacerlo… Ahora, que has hecho que el sufrimiento fuera
continuo en mi alma, después de muchos tropiezos y pese a ellos, por fin he llegado a
Ti. Ahora, por fin, mi sitio es estar junto a Ti…
Éste es el tormento espiritual continuamente cambiante que por una parte me mueve
a que entregue las comunicaciones de la Santísima Virgen y al momento siguiente me
retiene:
—¡No hagas nada sin tu director espiritual! Así, pues, estoy triturándote
continuamente entre dos fuerzas.
Pensé en las palabras del Padre X: Que no deje que se acercaran a mí los
pensamientos perturbadores.
20 de Enero de 1963
Jesucristo.-
En los días pasados el Señor Jesús y la Santísima Virgen varias veces me intimaron a
que ya no demore más el ponerme en marcha. El Señor Jesús añadió todavía algo
más:
Jesucristo.-
A raíz de esto, mi sufrimiento efectivamente alcanzó un grado más elevado que los de
hasta ahora. Como lo anunció el Señor Jesús, a causa de las luchas, otra vez apenas
puedo tenerme en pie. Ocurre que por unos momentos la luz admirable del Señor
ilumina mi alma y tengo la sensación de ver claras las cosas; pero cuando esos breves
momentos han pasado, mi estado se vuelve todavía más penoso.
24 de Enero de 1963
Jesucristo.-
Las palabras que escuché eran enérgicas. Mi alma se estremeció. Después la Santísima
Virgen habló así:
Santísima Virgen.-
“La resistencia con que aceptas Mis Palabras brota de tus dudas humanas y
con ellas sólo reprimes la capacidad de tu alma para actuar y esto te acarrea
daño espiritual. Y si no procuras mantenerlas lejos de ti, eso resquebrajará en
ti el abandono en Nosotros.”
26 de Enero de 1963
En los sufrimientos que han llegado a sazonar y darle rico sabor a mi vida, se ha
producido ahora un cambio que quiere derrumbar definitivamente todo en mí… Ahora
se ha acabado en mí la parte buena que emprendía continua lucha en mi alma, contra
mi yo malo. Ahora no queda más que lo malo que me inunda por completo. Lo bueno
ya casi ha desaparecido de mí… ¡Oh, si me llamara ahora a sí el Señor!... Un temor
terrible ante la muerte hay en mí por mi empedernimiento en el pecado. Madre mía del
Cielo, ¡ruega por mí ahora y en la hora de nuestra muerte!
Fui a visitar a la hermana que me había sido señalada como acompañante para
entregarle los Mensajes, recibidos de la Santísima Virgen y en relación con ellos
conversábamos sobre uno que otro asunto más. Luego fui a la Iglesia parroquial para
tocar las campanas y después del AVE MARÍA de la noche, hice el camino a pie hacia la
casa para meditar en el camino sobre cómo entregar la Llama de Amor de la Santísima
Virgen.
La Llama de Amor de la Santísima Virgen llena todo mi ser y mis pensamientos. Pensé
haber suscitado quizá duda en la hermana, de si es ella en verdad a quien Dios puso
junto a mí. Ahora mi alma está penetrada de una maravillosa clarividencia. No
tenemos motivo para ninguna angustia, solamente hagamos la Voluntad Santa de
Dios. Somos pequeños instrumentos, nos alimenta, fortalece la Gracia de Dios. Y cómo
no tenemos motivo para angustiarnos, lo experimenté enseguida. Al ir para la casa, —
esto ocurrió delante de la puerta de la misma antes de entrar—, de repente e
inesperadamente, el Señor Jesús estaba a mi lado. No le vi. Él puso la Mano sobre mi
hombro, tocó dos veces mi hombro derecho y dijo sólo esto:
Jesucristo.-
Junto con Sus Palabras ha permitido, sienta en mi interior Su Divina Presencia. Él suele
hacerlo así para dar una prueba, pero esto después de breves instantes desaparece.
vano. Esto duró sólo por unos minutos. Luego, la Gracia de Dios fortaleció en mí la
conciencia de que la Llama de Amor de la Santísima Virgen tiene que
encenderse, porque Ella va a tambalear los poderes del Infierno. Esta visión me
agotó tanto que apenas pude librarme de su efecto.
Al día siguiente de mañana, al salir por la puerta, en el lugar donde sentí la noche
anterior la Presencia del Señor, me arrodillé en la nieve recién caída y pensé: qué
santa es esta calle que Él honra con Su Presencia.
Cuántas veces ocurre que mientras estoy arrodillada a los sagrados Pies del Señor, me
calma verdaderamente de angustias terribles, y cuando menos pienso en ello, de
repente, aparece y aun, cuando Su Persona permanece invisible, hace que sienta Su
Presencia y a pesar de todo esto, mis sufrimientos permanecen.
4 de Febrero de 1963
El Señor Jesús no dejó que sufriera sin consolación. En Su infinita Bondad conversó
conmigo largamente, me enseñó, me exhortó a que siga sufriendo con perseverancia:
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“Compenétrate en Mis terribles sufrimientos. Ves, por eso había pedido a los
discípulos que oraran y estuvieran en vela. Su velada hubiera aliviado Mis
sufrimientos. El Padre Celestial Me mandó un Ángel. Ahora Soy Yo mismo
quien en tus sufrimientos te traigo alivio.”
133
Jesucristo.-
Después hizo alusión a San Juan Bautista, quien le había preparado el camino. Me
habló de sus sufrimientos y de su constante perseverancia.
Jesucristo.-
“De quien Me sirvo, hijita Mía, no puede ser caña movida por el viento. Ése
debe perseverar fuertemente con una determinación inquebrantable junto a
Mí. Tu alma no puede inclinarse ante nada que no me sirve a Mí. Soy Yo quien
te lo pido de nuevo, hijita Mía, ¡persevera Conmigo! ¡Sabes, verdad, lo
muchísimo que te quiero!”
MÍRAME SÓLO A MÍ
7 de Febrero de 1963
Jesucristo.-
“¡Demasiado te hundes en las cosas terrenales, hijita Mía!”
134
El Señor Jesús me dijo esto porque después de las molestias del maligno, había cierta
relajación en mi alma. A la Palabra del Señor mi corazón se estremeció, me puse muy
triste. Pero Él, en tono amable, con Palabras llenas de amor me consoló:
Jesucristo.-
“No te lo dije para desanimarte, más bien quiero estimularte para que en tus
luchas no busques alivio mirando la Tierra. ¡Mírame sólo a Mí! Yo quiero que
apretándote estrechamente contra Mí y abandonándote en Mí, en tus duros
combates, ¡siempre sólo mires hacia arriba!”
Luego me mostró cómo sería mi vida si yo viviera ahora siguiendo solamente los
deseos de la carne, sin tener un objetivo eterno. Después me contó cómo será mi vida
después de una vida saturada de sufrimientos.
Jesucristo.-
“Nosotros te esperamos, Yo y Mi Madre, como premio de tus merecimientos.”
No puedo expresar más sobre las Palabras del Señor Jesús. Éstas las he escrito sólo
para recordar en mis horas difíciles la bondad llena de Amor del Señor con que
nuevamente me conforta.
9 de Febrero de 1963
Después de tocar las campanas para el ÁNGELUS de la noche, me postré a los Pies del
Señor Jesús para hacer mis oraciones. Apenas comencé mi oración de agradecimiento,
el Señor Jesús, me dijo tres veces seguidas:
Jesucristo.-
Y Le ofrecí reparación en lugar de todos los que de cualquier forma Le habían ofendido,
haciendo referencia a la Llama de Amor de la Santísima Virgen para que derramara
Sus efectos de Gracia sobre todos. Luego, en silencio y recogimiento, pensaba en las
Palabras que acababa de dirigirme. Y Él, en ese instante, volvió a repetir tres veces
Sus Palabras.
—Madre mía, Santísima Virgen Dolorosa, Inmaculada, Te agradezco ahora a Ti
también que por el efecto de Gracia de Tu Llama de Amor me diste una
posibilidad tan grande para merecer. El regocijo desde aquel momento vive
135
NO ME DEJES SOLO
10 de Febrero de 1963
Me apresuré a ir donde Él. Me puse a rezar primero el Oficio Parvo. Tuve que darme
prisa para terminarlo antes de que se oscureciera. Y, además, comencé a sentir frío.
No por haberme demorado mucho tiempo en hacerlo, sino porque nuestro templo es
muy frío, pues está construido de cemento. Pero el Señor Jesús, casi suplicando me
instó a que me quedara todavía:
Jesucristo.-
“¡No Me dejes aquí! ¡Estoy solo, sin consuelo! Oh, ¡cuántas veces estoy solo!”
Y preguntó:
Jesucristo.-
“Dime, desde que comparto contigo Mi Casa y te otorgué que pudieras entrar
en cualquier momento, cuando viniste a Mí, ¿has encontrado alguien que
estuviera Conmigo?”
Cabizbaja comencé a recordar con empeño: —"¡A nadie, mi Señor! Durante este
tiempo nunca encontré a nadie". El dolor de la tristeza partió mi alma. Y Él seguía
rogándome:
Jesucristo.-
“Ves, por eso ¡no Me dejes solo! ¡Deja que te reparta la abundancia de Mis
Gracias! Éstas están acumuladas en el inconmensurable Amor de Mi Corazón.
¡Qué nuestro interior sienta lo mismo! ¡Qué nuestros corazones latan al
unísono! ¡Trae muchas almas adonde Mí! ¡Que nuestras manos recojan
unidas! Cuando tú también estés abandonada, Yo tampoco te abandonaré.
Estaré junto a ti en tu situación embarazosa. Además, hoy también te
acompañaré con la mirada penetrante de Mis Ojos…”
"Mi adorado Jesús... ¡dame Tu Gracia para que pueda soportar Tu Mirada penetrante
con que me acompañas!" Su Amor me fascinó; frío y cansancio han cesado en mí; sólo
Su petición triste que oí en mi alma se difundió en ella.
Por eso, sus almas, por esta Gracia que derramó sobre ellas, se fortalecen y se
vuelven aptas para recibir Gracias todavía más numerosas.
21 de Febrero de 1963
Jesucristo.-
“Durante la noche estuve aquí y bendije a toda la gente de tu casa. Lo hice a
ruegos de Nuestra querida Madre. Ella es quien colma con el efecto de Gracia
de Su Llama de Amor a toda tu familia. ¡Cuánto te amamos Nosotros a ti,
hijita Mía!”
28 de Febrero de 1963
Mi hijita está enferma. Pensaba ir a su médico para saber a qué atenernos. El Señor
Jesús me tranquilizó:
Jesucristo.-
Con el corazón oprimido, escuché Sus Palabras porque tiene marido y unas criaturas.
El Señor Jesús me confió también por qué no se va a curar mi hija:
Jesucristo.-
“Tu hijita tiene continuamente tentaciones... Por medio de una larga
enfermedad la voy a colmar con la abundancia de Mis Gracias. Su alma se
purifica así de las grandes tentaciones y aceptará, de aquí en adelante, los
sufrimientos y los soportará con paciencia.”
13 de Febrero de 1963
137
Era muy admirable esta Gracia que iba en aumento de minuto en minuto. Tengo que
escribir cómo me arrancó de la Tierra, y cuando por fin pude abrir mis labios para
hablar, pregunté: Mi adorado Jesús, ¿qué haces conmigo, persona tan indigna? Él, con
una inspiración mansa y fina como un hálito, expandió en mi alma el sentimiento de
que Él, ahora, en un vuelo rectísimo, ha atraído mi alma al Amor infinito de Su Ser
Divino.
Jesucristo.-
Al unirse mi alma con Él, fue como si hubiera salido del ser terrenal y mientras mi
cuerpo realizaba su tarea material (en ese día estaba especialmente atareada porque
tuve que atender la casa de mi hija gravemente enferma), en medio de mis muchas
ocupaciones nada perturbaba la unión de mi alma con Dios, más aun, como si mi alma
hubiera estado flotando en un lugar elevado y desde allí miraba hacia abajo sobre la
actividad afanosa de mi cuerpo. Este estado extraordinario iba aumentando en mi alma
como las olas. Interrumpí mis faenas de casa para cumplir la promesa que había hecho
de hacer adoración reparadora en el Santuario de la Santísima Virgen todos los días
desde el mediodía hasta la una de la tarde. Después, a petición de mi hijo, tuve que
arreglar un asunto oficial suyo. Todos estos menesteres eran trabajo de un solo día.
Tuve que realizarlos con mucha dedicación y sin embargo durante ese tiempo mi alma
volaba a la altura, en la cercanía de Dios.
Mi alma está plenamente saturada de las Gracias que recibí en días anteriores, de las
cuales como de una admirable fuerza me alimento. Hoy, después de la Santa Misa, al
llegar a casa, hice mis trabajos caseros mientras me sumergía en Él con adoración de
acción de gracias.
Él, mansa y silenciosamente, casi me hizo sentir que sonríe, lo que me llenó de tanta
alegría…
Jesucristo.-
“Verdad que te sorprendes por lo del día de ayer que te permitió llegar a la
cercanía de Dios. ¡Cómo te despegaste de la Tierra! Lo recibiste en premio por
tu perseverante esfuerzo, para que veas cuánto apreciamos Nosotros tu
esfuerzo, tu difícil combate en que estás empeñada por la causa del Cielo. Con
tu perseverancia llegarás a alturas cada vez mayores de Gracias.”
138
5 de Marzo de 1963
Jesucristo.-
“Vive muy santamente porque tantas Gracias que recibes de Mí te dan fuerza
cada vez mayor. Vive más santamente todavía con todas tus fuerzas y siente
cómo intensifico en ti Mi Gracia.”
Santísima Virgen.-
“Veo cuanto te entregas al efecto de Gracia de Mi Llama de Amor. Lo haces
para alegrar Mi Corazón maternal. Hace ya mucho tiempo que no
conversamos. ¿Verdad que sufres mucho a causa de los que te entienden mal?
¿Verdad que es pesado soportar las muchas pruebas? No te ahorres fatiga,
anda y di a quienes corresponde que la impetuosidad no viene de ti. Soy Yo
quien te urjo continuamente. Sabes lo que dije: a pesar de todo, a través de tu
pequeñez, tu ignorancia y tu humildad, se encenderá Mi Llama de Amor.”
Luego conversaba todavía largamente. De nuevo contó con qué fuerza rabiosa irrumpe
Satanás sobre aquellos donde tan sólo sospecha que se enciende Su Llama de Amor.
Santísima Virgen.-
“Le permitimos que pueda probar sus tentaciones de toda clase en aquellas
almas que quieren poner en marcha la Llama de Amor, Mi Causa Santa...”
Después, durante la conversación, volvió a decir que este tiempo de Gracia, que ahora
quiere poner en marcha, no nos está permitido demorarlo por decenios:
Santísima Virgen.-
“No tenemos tiempo que perder. Únicamente tanto tiempo está determinado
antes de que se encienda Mi Llama de Amor, cuanto necesite Satanás para
poner a prueba a las doce escogidas y excelentes almas Sacerdotales. Haz
llegar a ellas Mi Voz, que no teman. Yo estaré con ellas, y como hice contigo, a
ellas también ayudaré a alcanzar victoria sobre las tentaciones de Satanás.”
139
Mi alma arde del deseo de que el anhelo de la Santísima Virgen se cumpla cuanto
antes. Ahora estoy viviendo días muy difíciles. Varias veces habló la Santísima Virgen
que vaya a donde el Padre X, y que le diga que es Ella quien le manda decir que
considere obligación suya el dirigir mi alma. A estas palabras otra vez comenzaban a
asaltarme las dudas. Le confié esto a la hermana acompañante. Ella me contestó que
vaya… ahora ya no me retiene más, que vaya…
23 de Marzo de 1963
Le pedí que si él no quiere aceptar dirigirme espiritualmente, que fuera tan bueno y
me mandara a donde alguien… Él también se convenció de que yo necesitaría dirección
espiritual constante pero que él no me va a ayudar a ello. Dijo: "¡Ya será de alguna
manera!" Me recomendó que leyera la vida de Santa Teresa del Niño Jesús y "La
imitación de Cristo", de Tomás Kempis, que es puro Evangelio. Sobre esto le contesté:
Acepto con gusto su consejo, pero tengo dificultad de leer, no sólo por haber hecho
pocos estudios, sino también porque si leo una frase y ésta impacta en mi alma,
comienzo a meditar sobre ella. Por lo demás, la materia de meditación desde hace
meses es sólo una frase sola: "Y el Verbo se hizo Carne", y sobre esto, siendo como es
un tema inagotable, medito siempre de nuevo.
Al terminal me dijo: "Ahora, hija mía, ¡yo te bendigo mucho!" Al recibir esta bendición
me alejé con el alma tranquila…
Después me asaltaron de nuevo las dudas.
Que el Padre ni siquiera me cree y que también aquello que yo le dije suscitó dudas en
su alma. Pensé que él también tendrá que pasar por el sufrimiento de muchas dudas,
como yo estoy pasando desde hace mucho tiempo. ¡Qué humillante fue ese rechazo!...
140
Pero ahora ya está bien así como está. Que se haga la Santa Voluntad de Dios. Si el
Señor Jesús quiso que yo pasara por esta humillación, la tomo con alegría de Su Santa
Mano.
Hoy, cuando fui a donde Él, después de permanecer un largo rato callada, me pidió el
Señor Jesús:
Jesucristo.-
“Les ruego, hijita Mía, tengan cuidado, ¡no pierdan el estado de Gracia
Santificante! Es la belleza de sus almas con que pueden deleitarme, y si han
perdido esta Gracia Santificante, no demoren en recuperarla. ¡Oh, si supieran
con qué amor sufrí por ustedes para alcanzar de Mi Padre Celestial el perdón
de sus pecados! Y a ti te ruego, ayúdame para que muchas almas recuperen el
hermoso vestido de Gracia que recibieron en el Bautismo.”
24 de Marzo de 1963
… Seguía turbándome la gran humillación y el rígido rechazo que recibí con ocasión de
la santa confesión del día anterior.
Jesucristo.-
“¡Isabel!”
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“¿Confías en que el destino para lo cual te escogimos, lo puedes cumplir a
cabalidad? Te pregunto de nuevo: ¿Aceptas las muchas humillaciones y
sufrimientos que lleva consigo el hacer valer Nuestra Santa Causa? ¿Sabes
que los sufrimientos que recibiste hasta ahora han servido únicamente para
prepararte a alcanzar la meta que se te ha fijado? Eres instrumento en
Nuestras Manos. ¿Quieres seguir siendo instrumento? ¿Quieres subir Conmigo
al monte Calvario, al Gólgota? Si quieres, entonces, tu sitio es estar junto a la
141
Jesucristo.-
Jesucristo.-
El Señor Jesús tuvo conmigo una verdadera conversación a fondo. Me pidió que lo que
me ha hecho escribir lo llevara urgentemente al Señor Obispo. (Eso fue el 27 de Marzo
de 1963, y lo cumplí).
142
… Entre tanto me habló mucho acerca del tiempo de Gracia y del Espíritu de Amor, que
será muy parecido al primer Pentecostés, que inundará con su fuerza la Tierra y éste
será el gran Milagro que llamará la atención de toda la humanidad. Todo esto es la
efusión del efecto de Gracia de la Llama de Amor de la Santísima Virgen.
La Tierra que se está oscureciendo, a causa de la falta de fe en el alma de la
humanidad, pasará por una gran sacudida. Después creerán y esa sacudida, a través
de la fuerza de la fe, creará un mundo nuevo. Por medio de la Llama de Amor de la
Santísima Virgen, la fe echará raíces en las almas y se renovará la faz de la Tierra,
porque “… algo semejante no sucedió todavía desde que el Verbo se encarnó.” La
renovación de la Tierra inundada por sufrimientos se realizará por el poder de
intercesión de la Santísima Virgen.
El señor Obispo por este tiempo estaba confirmando en un pueblo muy cercano al
nuestro. Viajé allá y pedí a su secretario que me diera una oportunidad para conversar
con él; mientras esperaba la respuesta, gran ansiedad se apoderó de mí.
Pedí a la Virgen Santísima que, tratándose de algo tan urgente, moviera la voluntad al
señor Obispo a escucharme.
Al recibirme, me contestó que fuera yo a Fehérvár, al palacio episcopal, el día
miércoles, a las 10:00 de la mañana.
El miércoles en la mañana, me recibió el señor Obispo. La conversación duró una hora.
Le entregué el documento previamente escrito y le dije que era una comunicación del
Señor Jesús y de la Santísima Virgen.
Jesucristo.-
“No vine a salvar a los justes sino a los pecadores. Por eso sufrí una muerte
cruel. Por eso te escogí a ti también, para que fueras una de entre Mis
143
21 de Abril de 1963
Jesucristo.-
Jesucristo.-
Tú sabes, Jesús mío, que aquello que me pides está más allá del alcance de mi propio
yo. Mi alma está continuamente lista para tu servicio, pero el cuerpo es el continuo
escenario de las luchas. En la aridez espiritual nunca veo con claridad la Santa
voluntad de Dios.
Jesucristo.-
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“Y te digo, ya no hables más de ti misma, el ‘yo’ debe cesar en ti por
completo. Que para ti sólo exista Yo. Ésta es tu verdadera vida.”
17 de Mayo de 1963.
Jesucristo.-
“Es cierto —dijo el Señor Jesús. Que nuestros gozos y nuestras penas también
sean uno. Ahora sentimos ambos que hemos sido dejados de lado y esto nos
duele. ¡Qué soportemos juntos esta nostalgia!”
Jesucristo.-
“¡Tú eres Mi gotita de agua! Sumérgete en el vino embriagante de Mi
Divinidad infinita, en Su Fuerza vivificante, en Su Aroma que difundas por Mí.
Que Mi buen Olor se difunda alrededor de ti. Al percibirlo otros, se inclinarán
hacia Mí. Ves, así tenemos que ser uno nosotros. No te apegues al barro de la
tierra, que está lleno de gusanos que pululan. Que la tierra no sea sino esto
para ti: Mírala, y salvemos las almas de los gusanos que las amenazan y están
abundando alrededor de ellas. ¡Haz penitencia, ora por ellas! Tu aceptación de
los sacrificios es la sal que si la esparces sobre los gusanos pululantes, se
sueltan y caen todos como sanguijuelas sin vida. Se encogen y se aniquilan.
Tengamos, pues, un solo pensamiento: la salvación de las almas.”
Jesucristo.-
145
Lo que ahora voy a escribir fue sin intervención de palabras. Lo escribo a petición del
Señor Jesús. En una ocasión estaba arrodillada delante del Altar, sumida en oración. El
fuego del Amor de Dios estaba incandescente en mi alma. Mientras Le adoraba así,
alguien se acercó a mí, (una religiosa) y al llegar muy cerca, ella también fue
como envuelta en ese amor que ardía en mi alma y me mantenía en la
cercanía de la Santa Majestad de Dios. El Señor me permitió sentir en qué
gran medida ella también experimentó esta efusión.
En ese tiempo, el sentir la Presencia de Dios le llenó tanto que la hermana, a quien he
referido antes, casi durante semanas vivía compartiendo prácticamente conmigo su
efusión de Gracia.
Cuando ocurrieron estas cosas, me quedé muy maravillada y el Señor Jesús me dijo:
Jesucristo.-
“Soy Yo quien irradia sobre ti estas Gracias, y a través de ti, sobre las almas
que se acercan a ti.
Jarrón o florero.
La Llama de Amor de Nuestra Madre Me obliga.”
El Señor Jesús:
Jesucristo.-
146
“Pongan ya de lado por fin la falsa humildad que les impide acercarse a Mí.
¿Sabes por qué digo esto? Porque se detienen lejos de Mí alegando que no
son dignos. Lamentablemente tengo que decir que precisamente son sus
pecados por los cuales están hambrientos de Mi Amor. Y que se hagan dignos
también por medio del arrepentimiento. Y a ti te digo: sufre por ellos y por
más oscuro que te parezca el sufrimiento, haz el sacrificio. ¡Acérquense con
confianza a Mí! El sufrimiento sólo está oscuro para ustedes mientras estén
cerca de la Tierra. ¿Ya comienzas a comprenderme, verdad, hijita Mía?
Recuerda con qué gusto jugabas de niña con las calcomanías. Tenías que
humedecerlas, frotarlas un poco y pasados unos momentos aparecía un
paisaje esplendoroso de vivos colores, un príncipe, un dragón o cualquier otra
cosa. Veo que Me estás mirando con admiración por qué estoy Yo contándote
cosas tan infantiles.
Santísima Virgen.-
“Tú también estás, hijita Mía, entre los que madrugan. Cuando tu alma se
encontraba en noche oscura, hice brillar sobre ti Mi Llama de Amor y con su
suave y acariciante calor te di nueva fuerza. Hay muchas almas dormidas
como estaba la tuya: sobre ellas también quiero proyectar los rayos
vivificantes de Mi Corazón maternal, el efecto de Gracia de Mi Llama de Amor.
Santísima Virgen.-
Soberana del mundo, su Reina, delante de la cual van a caer de rodillas con el
alma arrepentida todos los hombres.
Santísima Virgen.-
“¿Ves esto, hijita Mía? Yo les elevo hacia arriba y les conduzco a la Patria
Eterna que Mi Santo Hijo les consiguió por el precio de Sus inmensos
Dolores.”
Así, en este tono, nunca oí hablar hasta ahora a la Santísima Virgen. Su Voz
era llena de majestad, de poder de quien está decidida a todo. Es imposible
describir con palabras con qué indecible admiración y estremecimiento las he
escuchado.
Santísima Virgen.-
“Esto tienes que poner tú en marcha, hijita Mía. ¡No tiembles, Mi pequeño
instrumento, confía en Mi Poder maternal!”
Estaba orando por un alma que llevaba ya decenios sin confesarse. Me enteré de que
estaba gravemente enfermo.
Un día trajeron la noticia de que ya había recibido la unción de los enfermos. —Mi
adorado Jesús: ¡Gracias por Tu infinita Misericordia!— Él me contestó:
Jesucristo.-
“¡Confía! Siempre te dije que lo que pides con confianza, ya lo has recibido.
¿Puedes pensar que cuando Me pides almas no te lo concedería? ¡Que
nuestras manos recojan unidas! Pide, no estés nunca cansada para pedir,
para desear para Mí. Si fueran muchos los que piden, ¡cuántos se convertirían!
Yo les llamé a todos ustedes a Mi Obra salvadora, padres y madres; doctos e
ignorantes, sanos y enfermos. Por Mí todos pueden trabajar, el hombre libre y
el que esté sufriendo en la prisión, porque la disponibilidad del alma es lo
importante y la libertad espiritual que consiste la cultura del alma también.
Especialmente los enfermos, ellos sí, de verdad, pueden volar en alas de la
confianza absoluta hacia Mí. Con una sola petición pueden alcanzar la
conversión masiva de las almas.”
149
(Si los enfermos ofrecen sus sufrimientos, esto ciega a Satanás y por medio de ello las
almas entran al camino de la salvación).
2 de Junio de 1963
Jesucristo.-
“Así como tu cuerpo necesita respirar, tu alma también lo necesita. La
respiración de tu alma es la humillación externa e interna. En el mes de Mi
Sagrado Corazón te voy a inundar especialmente con muchas Gracias, voy a
acrecentar en tu alma las virtudes de la mansedumbre y de la humildad. De
ésta tienes la mayor necesidad.”
24 de Junio de 1963
He tenido un día muy difícil, fuimos donde el neurólogo, el doctor H., a quien me envió
la hermana que me acompaña, pero independientemente de ello me aconsejó mi
confesor también. Únicamente por acceder a sus consejos fui. Vino también conmigo la
hermana asignada para acompañarme. Ella le pidió al doctor que, si él no tenía
inconveniente (y yo tampoco me opongo), pudiera estar presente en la consulta. La
consulta fue muy sorprendente. El médico no hizo ningún examen corporal.
Inmediatamente comenzó a hacerme preguntas y me quedé muy sorprendida porque,
a base de ellas, pude percatarme de que es un hombre de profunda vida espiritual. En
sus preguntas su atención abarcó todo y con qué buena voluntad se portó conmigo; lo
prueba que al manifestar ante él mi vida espiritual, se conmovió mucho. Durante la
conversación le hice mención de un médico que durante decenios había vivido sin el
sacramento de matrimonio. Le conté las graves circunstancias de su muerte. El Señor
Jesús me prometió que esa alma no se condenaría. Cité ante él las Palabras del Señor
Jesús:
Jesucristo.-
“Si Me piden almas, ¿podría rechazar sus peticiones? ¡No! ¡Porque entonces
trabajaría en contra de Mi Obra salvadora! Yo siempre escucho la oración
perseverante de ustedes.”
150
El doctor se acogió a mis palabras, y las escuchaba con alegría. Luego, al cabo de una
conversación de dos horas nos despedimos. Me dijo que por carta, enviaría su informe
a mi confesor.
9 de Julio de 1963
En la visita de noche al Santísimo, Le adoré, Le reparé y Le pedí que nos cubriera con
Su Sagrada Sangre. Antes de despedirme Le pedí que nos bendijera. El Señor Jesús en
tono muy emocionado dijo:
Jesucristo.-
“¡Qué nuestros pies vayan juntos!”
En el camino Le dije: "¡Tú eres la niña de mis ojos!" (En húngaro: ¡Tú eres la luz de
mis ojos!). Él me permitió sentir el exultante gozo de Su Corazón y dijo:
Jesucristo.-
“¡Cuánto tiempo que no Me habías dicho esto! ¡Nunca Me canso de escucharlo!
Uno no puede cansarse del amor. ¿Tú acaso encuentras aburrido si Yo te digo
algo muchas veces?”
Jesucristo.-
"Hijita Mía, ¡te quiero mucho! Muchos están sin luz. A estos les quiero
iluminar con Mi Llama de Amor. La meta: hacer valer la obra de la salvación.”
Santísima Virgen.-
Jesucristo.-
“¿Te diste cuenta cuántas veces voy hacia ti para tomarte por la mano? Te
conduzco para que no seas tímida. La abundancia de Gracia que da fuerza y
151
valor, eso Soy Yo. Ésta es Mi claridad que alumbra los caminos pedregosos en
que tú tienes que andar.
La luz no está en tu alma para que andes a tientas, sino para recordarte que
Yo también anduve en semejantes caminos.
No da lo mismo con qué espíritu andan ustedes este camino. Muchos están sin
luz.”
Santísima Virgen.-
“A éstos quiero iluminar con Mi Llama de Amor porque irradio hacia ustedes el
abundante Amor de Mi Corazón maternal, a ustedes que tienen un alma
inmortal y son los dulces frutos del trabajo redentor de Mi Santo Hijo. Así
rezan ustedes: el Fruto de Tu vientre, Jesús. Él es Mi Fruto. Y los frutos de Él
son ustedes. Ustedes los escogidos, Mi hijita carmelita, son frutos
particularmente sabrosos. Hay también frutos producidos por el tronco
silvestre. Injértense ustedes en todo tronco donde puedan hacerlo, por medio
de los frutos producidos por los sacrificios de su vida oculta, por los cuales el
fruto silvestre también se vuelve más noble.
Jesucristo.-
El tiempo es corto, hermanita Mía, y nunca vuelve otra vez. Lo que una vez no
aceptes, nunca más se te volverá a ofrecer, porque pienso que no lo recibirías
con agrado. Sobre cada acto que tengas la oportunidad de hacer, pon la marca
de tu amor, el sello de la decisión de que lo recibes con un amor que se
inmola a sí mismo, para que de esta forma, pueda hacerte partícipe feliz de Mi
obra de salvación.
152
Jesucristo.-
“De nuevo tengo que quejarme —dijo el Señor— ¡escúchame! ¡Tanto Me duele
el Alma! A las almas creadas a imagen y semejanza de Mi Padre Celestial que
caen en las garras de Satanás, las traga el Infierno. El dolor de Mi Alma, lo
puede calmar la Llama de Amor de Mi Madre. Tú también, hijita Mía, estás
calmando este terrible tormento espiritual. Por eso te pido: acepta todo
sufrimiento que te ofrezco.”
Después de las Palabras del Señor Jesús, habló enseguida la Santísima Virgen:
Santísima Virgen.-
“Cualquiera que fuese la dificultad con que debas enfrentarte, Mi hijita
carmelita, no abandones la lucha. Por medio de Mi Llama de Amor que ahora
hago descender a la Tierra, comienza en el mundo una etapa de tiempo de
Gracia jamás conocida hasta ahora.
¡Sé Mi fiel colaboradora!”
28 de Julio de 1963
Apenas logro mantenerme en pie. Tengo que sufrir por los moribundos para que no se
condenen. En mis sufrimientos desgarradores el Señor Jesús hizo oír Su Voz:
Jesucristo.-
“¿Verdad que sufres mucho? Soy Yo quien quiero así, y sé que tú tampoco
quieres cosa distinta de lo que quiero Yo. Digo, tienes que sufrir abandonada,
mal comprendida, despreciada. Ésta es la verdadera participación en Mi obra
redentora que salva muchas, muchas almas. En la abundancia de Mi Gracia
tus sufrimientos se vuelven cada vez más meritorios.”
Jesucristo.-
“Acepta por mucho que te duela este gran sufrimiento. Sabes, tantas Gracias
recibes como muchas otras almas sólo la reciben en décadas de años. ¡Sé muy
agradecida por ello! Es la Llama de Amor de Mi Madre que Me obliga sin cesar.
Muchas veces te lo dije ya, que Ella te escogió para que fueras una de Sus
particularmente favorecidas.”
Faltando veinte minutos para las tres de la tarde, miré precisamente mi reloj, mientras
pensaba en Su agonía. Una vez se quejó que veinte minutos antes de Su Muerte tuvo
Sus dolores más atroces. Todavía este mismo día al atardecer me dijo:
Jesucristo.-
“¿Verdad que ya no dudas más de que te escogí para que fueras una entre los
trabajadores de la redención? Muchos Sacerdotes misioneros no pueden hacer
más de lo que tú haces. Tus sacrificios continuamente renovados y tu
esfuerzo ininterrumpido son muy gratos para Mí. Y la fe viva puesta en Mí,
mantiene tu alma en un continuo frescor y la hace apta para recibir la
abundancia de Gracias. Así, hijita Mía, ¡sírveme sólo a Mí!”
Esto vale, según el Señor, para todos aquellos también que hacen sacrificios por Su
Obra redentora.
Jesucristo.-
“La cosecha es abundante pero los obreros son pocos, especialmente los que
con alma y corazón se alistan entre Mis obreros. ¿Comprendes, verdad? No
hagan ustedes de mala gana lo que hacen. ¡Ardan ustedes, como la zarza que
arde, y sin embargo, no se consume!
Un tal sacrificio necesito Yo, que no se consume nunca, y su fuego, que arde
de amor, Me alcanza.”
Jesucristo.-
“Tengo que decirte, hija Mía, que Mi Madre no estuvo nunca tan venerada
desde que el Verbo se hizo Carne, como lo estará ahora, cuando derrame el
efecto de Gracia de Su Llama de Amor a los corazones, a las almas. Todas las
oraciones y súplicas que cualquier persona haya elevado a Ella en cualquier
lugar del mundo, el día en que se va a hacer valer Su Llama de Amor, se
fundirán en una sola súplica de auxilio y así se postrará la humanidad a los
Pies de la Madre de Dios, para darle gracias por Su Amor maternal sin
límites.”
Jesucristo.-
6 de Agosto de 1963
Jesucristo.-
“¿Sabes lo que hace que el alma viva de verdad? El ejercicio continuo de la
oración y sacrificio. Sin esto sus almas están enfermas y morirán. Sí, hay que
darle al cuerpo lo que necesita. El alma también reclama lo suyo. Pero entre el
cuerpo y el alma está el maligno, que agita el alma acá y allá. Si el alma no
tiene firmemente las riendas, cosa triste será, pero se perjudicará.”
Jesucristo.-
“¡Pidan muchas veces y mucho! Cuántas veces y por cuántas intenciones Me
pidan, tantas veces y para tantas necesidades recibirán. Más aún, si veo su
confianza, cumpliré sus peticiones colmada y reiteradamente. A Mí no Me
pueden vencer en generosidad. ¿Verdad, hijita Mía, que esto tú también lo
sientes? Y esto te da gran fuerza. Aunque tropieces, tu caída será pequeña.
¿Sabes por qué? Porque te encadené a Mis Pies a propia petición tuya. De Mí
mismo no lo hubiera hecho, la libre voluntad es tuya. Pero si veo la confianza
de ustedes, ya Me tienen obligado y esto significa: ustedes pueden
155
7 de Agosto de 1963
Jesucristo.-
“Mi Amor es todopoderoso. Compenétrate de este gran milagro: Yo
continuamente estoy a la disposición de ustedes. Conmigo, no necesitan estar
esperando haciendo cola ni pedir hora y lugar de cita. En todo momento y en
todas partes estoy Presente. Si Me llaman, mi oído está ya sobre su corazón y
les atiendo, les acaricio, les curo. Yo no pido la ficha del enfermo, Yo estoy
hambriento únicamente de la voz del arrepentimiento. Éste es el único paso
que les acerca a Mí: el arrepentimiento.
10 de Agosto de 1963
Jesucristo.-
13 de Agosto de 1963
156
Ayudaba a la limpieza de la capilla y dije con alegría: ¡Aquí estoy, mi dulce Jesús! Él
tampoco me dejó sin respuesta:
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“Yo también estaría alegre si el alma de las personas que pertenecen a Mi
Casa estuviera tan poco empolvada y tan cuidada como lo está ahora Mi Santa
Casa.”
Jesucristo.-
“¡Lastimosamente, no!”
Jesucristo.-
17 de Agosto de 1963
Durante el almuerzo se me hizo muy difícil hacer insípida mi comida. Pensé: voy a
comer la mitad y la otra mitad la haré insípida. El Señor Jesús tristemente observó:
Jesucristo.-
“Yo acepté los sufrimientos sin ponderarlos mezquinamente y te salvé no sólo
de algunos, sino de todos tus pecados. ¡No te portes mezquina! Que nuestras
manos recojan unidas. Dirige hacia Mí tus semillas oleosas porque sólo así se
harán más reventadoras, más cargadas y sólo a través de tu plena entrega se
podrán exprimir sus gotas de aceite acumuladas.”
157
22 de Agosto de 1963
Jesucristo.-
“Aprecio, hijita Mía, y miro con gran respeto y amor comprensivo tus
sufrimientos y humillaciones que hasta ahora has debido llevar con
paciencia... Ves, el Padre a quien te envié tiene libre voluntad. Verdad que
reconoció delante de ti que tiene dudas. Te digo Yo que ni ahora ve claro el
asunto. No lo retiró del orden del día, ni tampoco se olvidó de él. En su alma
sigue siendo oscura la firme decisión con que te enviamos a donde él. Pero
comprobará que en todo es auténtica.
Empero, él también deberá sufrir. Te dije que cualquiera que conozca algo
acerca de la Llama de Amor de Nuestra Madre, sólo por medio de sufrimiento
y humillaciones podrá merecer ser digno de servir a Nuestra Causa.”
26 de Agosto de 1963
Santísima Virgen.-
“Tienes que partir el mes de Septiembre para urgir más Mi Llama de Amor.
Fuera de Mis Palabras, no hables nada, sólo entrega Mi Mensaje al Señor
Obispo. Yo le pido que tome en sus manos Mi Santa Causa. Sólo si te
preguntan, responde a aquellos y sé humilde.”
Jesucristo.-
“¡No quieras aparentar más! ¿Sabes por qué digo esto? Ve claro Mis reglas de
urbanidad. Escribe Mis Palabras como puedes. No necesitas hacerlas corregir
por otros. Me alegro de que sientas santa veneración hacia Mis Palabras pero
no necesitas honrarlas con las reglas de urbanidad y ortografía. Tú, ¡quédate
no más muy pequeña e ignorante! Ya te dije que así eres querida para Mí. No
busques nada que te haría aparecer como inteligente. Si así Me hubieras
agradado, te hubiera dado el modo y la posibilidad para ello. Nosotros a
través de tu pequeñez e ignorancia, y sobre todo de tu humildad, queremos
poner en marcha por medio de ti Nuestra Santa Causa. ¡Cuidado, no dejes que
se acerque a ti la vanidad! Por eso te llamo la atención, sé muy humilde, éste
sea todo tu empeño, por medio de él todos tus logros se consolidarán
también.”
Asistí a la Santa Misa vespertina. Luego, me quedé todavía por largo tiempo con Él. Le
supliqué largamente. La hermana sacristana no se dio cuenta de ello y se marchó
echando llave a la puerta. Estábamos los dos: Dios y yo con mi oración de súplica.
Absorta, intercedí a favor de las almas del Purgatorio. Ardía en mi alma gran deseo de
cuántas más se liberen de lugar del sufrimiento. Estando con mi gran anhelo, la
Santísima Virgen así habló:
Santísima Virgen.-
“Premio, hijita Mía, el gran anhelo y compasión que sientes de las almas del
Purgatorio. Hasta ahora rezaste tres Avemarías en Mi honor por la liberación
de un alma. Ahora, para calmar tu anhelo, en adelante diez almas se liberarán
del lugar de sufrimientos.”
Hoy es día de ayuno por las ánimas sacerdotales. Como el Salvador me lo había
pedido, ayunando a pan y agua puedo liberar un alma sacerdotal del Purgatorio. El
ayuno me debilita un tanto ya que hago también mis tareas de casa del modo
acostumbrado y ayudo a mis hijos. Hacia el atardecer una vez terminado mi trabajo,
fui a donde el Señor Jesús. El recogimiento en Él quedó inesperadamente perturbado
por una molestia que sentí.
Tuve que despedirme del Señor Jesús. En el camino hacia la casa, me dijo:
Jesucristo.-
“Te espero en casa; cuando llegues ya estaré ahí en nuestra pequeña
habitación.”
Me emocioné mucho y en Su Presencia consumí mi modesta cena que no era más que
pan. El Señor Jesús estaba ahí conmigo, no le vi pero la sensación de Su Presencia me
lo aseguraba. A causa de mi gran cansancio, no podía por mucho tiempo quedar
levantada para adorarlo de rodillas. El Señor Jesús con infinita bondad y delicadeza
dijo:
Jesucristo.-
“¡Descansa ya! Yo seguiré todavía contigo unos momentos más. Que sientas
Mi bendita Presencia y la pena de Mi Corazón que comparto contigo. ¡Que
nuestros corazones latan al unísono!”
Jesucristo.-
Jesucristo.-
2 de Septiembre de 1963
160
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“Te espero en nuestra pequeña habitación. ¡Ven un poco para estar Conmigo!”
Jesucristo.-
“¡Esmérate y vuelve, espero a que regreses!”
Jesucristo.-
“¡Ámame sólo a Mí, sírveme sólo a Mí, mejor todavía! ¿Verdad que estas
palabras ya te son conocidas? Sabes, siempre te pido aquello que más anhela
Mi Corazón.”
12 de Septiembre de 1963
Una vez tuve que sufrir porque las dudas me apretujaban, otra vez porque a petición
de la Santísima Virgen tuve que padecer la agonía de los moribundos y su lucha con
Satanás. La Santísima Virgen me dijo de nuevo:
Santísima Virgen.-
“Ves, hijita Mía, si se enciende la Llama de Amor de Mi Corazón en la Tierra,
Su efecto de Gracia se derramará también sobre los moribundos. Satanás se
161
Y mientras me dijo esto, mis sufrimientos aumentaban tanto que casi me desplomé a
causa del dolor.
Durante mi trabajo la Santísima Virgen me instó a que fuera y urgiera Su Santa Causa.
Yo estaba tan confundida por esto que comenzó a torturarme una resistencia nunca
sentida hasta ahora. ¿Será de verdad la voz de la Santísima Virgen? ¿No habré caído
víctima de mi imaginación? Ésta se suscitó en mí porque después de mi confesión
hecha dos días antes, al entregar a mi padre espiritual la nueva petición de la
Santísima Virgen, que era también apremiante, él me contestó que no fuera donde el
Señor Obispo, pues él va a tomar la responsabilidad ante la Santísima Virgen. Añadió
además que, si es urgente para la Santísima Virgen, que tome Ella las medidas. Más
aún: Que espere yo hasta que el Señor Obispo… llegue a la ciudad; entonces debería
hablar con él. Sobre esto yo contesté a mi padre espiritual: Sí, me someto plenamente
a lo que él diga, y no hago nada sin su mandato o permiso. La Santísima Virgen entre
tanto seguía urgiéndome:
Santísima Virgen.-
“¡Ve rápido!”
Le pregunté: Madre mía, ¿a dónde, en qué dirección tengo que ir? ¿A quién? Ella dio
una respuesta tajante:
Santísima Virgen.-
“Ve con el Padre E, y pregúntale si sabe cuándo viene el Señor Obispo.”
Cuando escuché estas palabras me confundí por completo. Ésta era una disposición
inesperada. Me sentía incapaz de tomar una decisión. Dentro de mí ya preveía las
grandes dificultades, ya que el Señor Obispo no solía venir en esta época: y qué diría
el Padre E, si me presento ante él con mi pregunta. Pero el apremio era mucho más
fuerte como para poder resistirle. Interrumpí mis trabajos de casa y apresurarme fui a
ver al Padre E, para preguntarle esto. Él no se sorprendió sino contestó: "Sí, lo
esperamos el día lunes para bendecir una lápida sepulcral", pero no recibí todavía una
respuesta precisa. —Le pedí me comunicara el tiempo porque si viene quisiera hablar
con él. Luego me arrodillé delante de él y le pedí que me bendijera antes de retirarme.
162
Él, cuando pido una bendición, siempre se sorprende, mientras que yo lo considero
algo normal.
16 de Septiembre de 1963
Santísima Virgen.-
24 de Septiembre de 1963
Santísima Virgen.-
“Mi Llama de Amor, que deseo derramar de Mi Corazón sobre ustedes en una
medida cada vez mayor, se extiende también sobre las ánimas del Purgatorio.
Fíjate bien en Mis Palabras, escribe lo que digo y entrégalas a las personas a
quienes corresponden:
“Aquellas familias que guardan los días jueves o viernes la Hora Santa de
reparación en familia, si en la familia muere alguien, después de un único día
de ayuno estricto, observado por un miembro de la familia, el difunto de la
familia se libra del Purgatorio.”
(Nota: Guardar "ayuno estricto" significa: no es menester pasar hambre. Hay que
comer pan y beber agua).
El Señor Jesús:
Jesucristo.-
“Me agradas ahora. Preguntas, ¿por qué? ¡Sigue esmerándote! ¿Qué te dijo tu
ángel de la guarda? Aumenta en ti la adoración y pleitesía hacia la Santa
Majestad de Dios. Ves cómo por tu propósito de hacer cada hora examen de
conciencia, tu alma se afina para hacerse cada vez más apta a sumergirse en
Dios y a la adoración. Tu pleitesía también se acredita en gran medida hacia la
Santa Majestad de Dios. Este propósito tuyo exige un recogimiento muy
grande. Pero para el amor no existe un imposible.
2 de Octubre de 1963
Jesucristo.-
“No permitas que la tierra te atraiga hacia sí. Tú, cual flecha, vuelas derecho
hacia Mí con la ayuda de tantas Gracias con las que te colmo. Por medio de
éstas puedes mantenerte en tu vuelo. No permitimos recaída porque Mis
Gracias te mantienen en continuo vuelo. Ya está cerca el momento, sólo ten
paciencia. Yo apenas aguanto tu llegada. ¡Mi hijita, Mi Isabel! Te estrecho a Mi
Corazón y por todos tus sufrimientos que soportaste por Mi Obra salvadora,
recibirás un premio inenarrable.”
9 de Octubre de 1963
164
Santísima Virgen.-
18 de Octubre de 1963
Santísima Virgen.-
Mientras tanto, aumentaba el dolor maternal en mi alma, me pidió otra vez que no
rehúya ninguna fatiga y que no deje de lado Su petición que a través de mí va a partir.
Santísima Virgen.-
“¡Ve, criatura Mía, date prisa! Cada minuto significa la perdición de las almas.
¡Ve, niña Mía!”
Repetía de nuevo.
165
Santísima Virgen.-
“¡No dejes que se enseñoreen de ti nuevamente los sentimientos pesados
como plomo, de la duda, porque esto sólo obstaculiza la realización de Mis
planes! Ahora, en breve, conduciré la Causa a tales personas que en gran
medida impulsarán Mi Santa Causa.”
A estas Palabras Suyas, con mayor peso todavía oprimía mi alma la duda: Madre mía,
ya he acogido tantas iniciativas y he procurado satisfacer con todas mis fuerzas Tus
peticiones y todo quedó en intentos... ¡Perdóname!... No quiero yo hacer nada
siguiendo mi propia imaginación. Despójenme, pues, por completo de todo mi
pensamiento y sólo pueda pensar y hacer lo que Ustedes me piden. Si puedo pedir,
alejen de mí todo aquello que me hace víctima de mis propias imaginaciones...
La Santísima Virgen se contentó con decir:
Santísima Virgen.-
Sentí, pues, que tengo que partir. Tengo que hacer lo que la Santísima Virgen pide. Su
petición resuena continuamente en mi alma cual campana que presagia siniestro.
22 de Octubre de 1963
Pasé estos dos días sumergida en la adoración de la Santísima Trinidad. Entre tanto,
las dudas perturbaban mi alma hasta el extremo. No puedo librarme de mis tormentos
espirituales deprimentes: soy víctima necia de mis propias imaginaciones. ¿Quién
166
puede librarme de esto? Esto ya no es tentación del maligno, pues hace ya mucho
tiempo que la Santísima Virgen cegó a Satanás en mi alma. Verdaderamente, ¿soy yo
misma el origen de estas luchas? Ahora justamente no tengo oportunidad de ir a
consultar a mi padre espiritual, él seguramente podría dar explicación de los
desordenes de dudas que dominan mi alma.
Sentí como si mi alma estuviera trepando a un mástil tan alto que daba vértigo, y no
me quedaba más que o llegar allá arriba o precipitarme al abismo. Pero ya no puedo
soportar más esta larga lucha… En medio de mis sufrimientos sentí que el sumergirme
en la Santísima Trinidad es lo que mantiene mi alma para no abandonar ya para
siempre la agotadora lucha que, con todo, no quiere cesar en mi alma.
Ya anochecía cuando fui a donde el Señor Jesús para que ahí encontrara descanso mi
alma… De repente el Espíritu de Amor me llenó con un sentimiento que me hizo
estremecer.
Tengo que escribir que la sensación del espacio y del tiempo dejó de existir en mí y en
este arrobamiento espiritual el Señor empezó a hablar. Su Voz derramó sobre mí una
fuerza extraordinaria. Sus Palabras llegaron a mi conciencia a través de una locución
plenamente humana.
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“De hoy en adelante, como tu alma quedó purificada de la angustia de las
dudas, ya se te concederá frecuentemente el que puedas elevarte al Padre
Celestial y sumergirte en la contemplación regocijante y admirable de la
Santísima Trinidad. Ahora ya serán más espaciadas las veces en que Yo te
hable. Por tu frecuente sumersión en la Santísima Trinidad tu alma se elevará
cada vez más a Dios y permanecerá en compañía del Padre Celestial. Éste es
el premio de tus sufrimientos cuyo valor es imperecedero.
Ahora te voy a premiar, en vez de tus dudas, con el regalo de otra clase de
sufrimiento.
Santísima Virgen.-
“Haré, Mi pequeño instrumento, que prevalezca en tu alma la certeza de que
Mis Palabras son auténticas. ¡Humildad, sacrificio! Estos dos dominen
inseparablemente tu alma. Confía ya por fin en Mi poder maternal con el cual
cegaré a Satanás y libraré al mundo de la condenación.”
28 de Octubre de 1963
De noche fui a donde el Señor Jesús… En el camino también estaba sumergida en Él,
deseosa de aprovechar bien el silencio que me rodeaba… Le pregunté al Señor Jesús:
Mi adorado Jesús, entre las palabras que tengo escritas, ¿hay alguna que procede de
mi imaginación? Señálala, por favor, porque esto todavía me tiene inquieta.
Él, al momento, se paró a mi lado, puso Su Mano bendita sobre mi hombro —no le vi,
sólo me permitió sentir Su Presencia— y como sonriendo dijo:
Jesucristo.-
Jesucristo.-
vivencia divina que te regalé en días pasados compensa la gran tentación que
Satanás desencadenó contra ti. ¿Sabes a que Me refiero?”
Jesucristo.-
“Yo, el Maestro, lo anoté satisfecho y ahora por esa gran lucha pongo tu alma
en un estado especial de Mis Gracias. Sabes, Mi pequeñita, ya aquí en la Tierra
recibes un adelanto de las delicias del Cielo. Como ya lo dije, éste es el premio
de tus sufrimientos cuyo valor es imperecedero.”
7 de Noviembre de 1963
Santísima Virgen.-
“Yo no puedo más contener en Mi Corazón Mi Llama de Amor. ¡Permítanle que
salte hacia ustedes! ¡Hagan todos los preparativos por partir! ¡Sólo el primer
paso es difícil! Una vez que éste se ha dado, hijita Mía, Mi Llama de Amor
arrollará tumultuosamente la desconfianza de las almas.
Y al no encontrar ya resistencia, con suave Luz iluminará a las almas. Quienes
acojan Mi Llama de Amor serán embriagados por la abundancia de Gracias,
anunciarán por todos partes, como ya lo había dicho, que tal raudal de Gracias
no se ha dado desde que el Verbo se hizo Carne.”
19 de Noviembre de 1963
Santísima Virgen.-
“Después de que hayan cesado las dudas que te atormentaban, hijita Mía,
¡lleva Mi Santa Causa! Tú no puedes descansar. ¡No estés cansada ni retraída!
Tienes que hacer valer el encargo a través de aquella persona también que te
fue señalada por acompañante. ¡Reúnanse ustedes, los que ya saben algo
acerca de Ella! ¡Qué lerdos que están! ¡No tengan miedo, confíen en Mi
poder!”
21 de Noviembre de 1963
169
Santísima Virgen.-
Santísima Virgen.-
27 de Noviembre de 1963
De nuevo la Santísima Virgen habló y me preguntó con una Voz enteramente humana:
Santísima Virgen.-
“Dime, hijita Mía, ¿hasta cuándo estarán aquí sin dar un paso adelante?”
Santísima Virgen.-
Aquí la Santísima Virgen dijo también que no sólo sobre los Sacerdotes recaerá la
responsabilidad, sino sobre todos aquellos que por comodidad no se alistaron en la
lucha por cegar a Satanás.
170
Santísima Virgen.-
“¡Pongan ya en marcha la efusión de Gracias de Mi Llama de Amor! Para su
partida les concedo una fuerza admirable para todos y para cada uno en
particular… ¡La responsabilidad es grande pero su trabajo no será en vano!
Del trabajo mancomunado ni una sola alma debe faltar.
La suave Luz de Mi Llama de Amor se encenderá y prenderá fuego en toda la
redondez de la Tierra y Satanás, humillado y reducido a la impotencia, ya no
podrá ejercer más su poderío. ¡Sólo que a estos dolores de parto no los
quieran ustedes prolongar!”
28 de Noviembre de 1963
Le ruego no tome a mal esta carta mía, yo que no soy nada ni nadie, sino un pequeño
instrumento en manos de la Santísima Virgen. Yo no hago más que lo que Ella me
dice. Ella es de gran Poder, es Ella quien urge, yo sólo Su humilde hija. A usted
también le obedezco con toda mi voluntad y hago todo lo que me diga. Yo también
estoy en apuros a causa de la petición de la Santísima Virgen que no cesa en mi alma.
Ella es quien urge que hagamos llegar Su petición al Señor Obispo y hace referencia a
que Su Llama de Amor encontró acogida en él. Qué más puedo hacer yo que escribir y
llevar, o mandar por medio de la hermana, las Palabras de la Santísima Virgen como
Ella me lo ha ordenado.
Cuando por segunda vez estuve con el Señor Obispo, él me dio este consejo (lo
transcribo textualmente): "Trate de encontrar para sí un director espiritual estable
quien, después de haberle conocido a usted, de todos modos le llamará la atención su
estado espiritual extraordinario. Él sabrá lo que ha de hacer. Y si viene a mí, yo no
rehusaré a recibirlo".
Usted, Padre, tendría que buscar la oportunidad de encontrarse con el Señor Obispo…
Es petición de la Santísima Virgen que cuanto antes se reúnan… Lo que escribo, lo
hago por apremio continuo de la Santísima Virgen. Le saludo con humilde respeto…
2 de Diciembre de 1963
171
Santísima Virgen.-
“¡No se queden pasivos frente a Mi Causa Santa! A través de los pocos, los
pequeños y los humildes, debe comenzar esta efusión grande de Gracias que
conmoverá al mundo. Ninguno de los llamados debe excusarse ni rehusar Mi
invitación. Todos ustedes son Mis pequeños instrumentos.”
(Esta comunicación también llegó a manos del Padre y siempre va por correo personal,
en forma de carta, según lo pide en cada caso el Señor Jesús o la Santísima Virgen).
La Santísima Virgen me envió a donde el Padre E, para comunicarle que fuera a donde
mi director espiritual. Sobre este particular no dijo nada más. Su Palabra con respecto
a esta orden fue corta y firme. Después, cambiando Su Voz, comenzó a hablar con
tanta dulzura que de nuevo sólo debo escribir que mi alma fue arrebatada. Sobre lo
que pasó conmigo, sólo puedo escribir unas pocas palabras. Los días anteriores me
debatí en tormentos espirituales muy vehementes… la Santísima Virgen compartió
conmigo Su dolor maternal. Estos sufrimientos en tan gran medida me invadían que
apenas me quedaban fuerzas para otra cosa… La conversación con la Santísima Virgen
fue casi ininterrumpida.
Las Palabras que la Santísima Virgen dijo durante el arrobamiento, no las puedo
escribir… El Señor Jesús habla ahora raras veces, pero Él ya había anunciado esto
previamente. En este tiempo es la Santísima Virgen que llena mi alma con Su especial
amor y la atrae al arrobamiento…
¡HAGAN PENITENCIA!
15 de Diciembre de 1963
Jesucristo.-
“¡Con qué grande fe, esperanza y amor hice por ustedes el más grande
sacrificio! Creí y esperé que tendría seguidores que correspondan a Mis
sacrificios hechos con un Amor sin límites. En Mi agonía, cuando estaba
sudando Sangre, la consolación de Mi Padre Celestial Me dio nuevas fuerzas
para poder vaciar del todo la copa de los sufrimientos. Sufrí como Hombre,
rehusando toda ayuda de la Divinidad para que Mi Corazón sienta con
ustedes. Como Hombre probé todo género de sufrimientos y fui al camino del
172
Diciembre de 1963
Jesucristo.-
EL ALTAR EMPOLVADO
22 de Diciembre de 1963
Jesucristo.-
“Ves, así es el alma que delante o debajo de Mi Altar se encoge, pero durante
años no la tiene limpia. No mira hacia adentro, sólo la fuerza de la costumbre
la mantiene en Mi cercanía. Ella también llega a Mí con una capa de polvo de
un dedo en su alma.”
Entonces me permitió que pudiera echar una mirada en un alma sacerdotal que ya en
otra ocasión me mostró y pidió que sufriera por ella, porque Él quería mucho que esa
alma sacerdotal llegara a Su cercanía. Está esquivando mucho para lo cual fue
escogida por Dios. En aquel entonces me quedé muy conmovida y mi sorpresa de
ahora tampoco es menor.
Jesucristo.-
“Verdad, tú tampoco hubieras pensado que detrás de Mi Altar hay esa gruesa
capa de polvo gris.
Tú también, sólo limpias la superficie. Ahora por lo menos puedes ver por qué
Me quejo tanto de las almas a Mí consagradas que se presentan delante de Mi
Altar, pero sus almas están grises y empolvadas. Ellas ven sólo lo bonito, lo
exterior, porque no miran hacia adentro. Y así como tú te has vuelto gris en tu
bata blanca, ellas también ensucian con su ejemplo muchas, muchas almas. ¡Y
ni siquiera se dan cuenta de ello! No es de admirarse, ya que no miran el
hermoso altar del templo de sus almas. Miran por encima de él. Evitan lo que
es difícil y su alma, con el correr de los años se vuelve gris, se cubre de polvo.
Y, ¡ay de ellas porque el ejemplo atrae! A aquel que sabe poco, se le exigirá
poco; ellas saben mucho, pero sólo saben, no sienten Conmigo. Ya no les
importa, —como ya lo dije otra vez— que a Mí Me dejan caer unas migajas.
Obvio, por migaja Yo también sólo doy migaja. Ellas solamente Me dan de su
vida lo que ya no necesitan y todavía se imaginan que por la migaja que Me
han echado son dignas de recibir algo. Yo amo muchísimo los pequeños
sacrificios, las migajas pequeñitas, con tal de que no esté altanero aquel de
quien los recibo. Para Mí el alma humilde Me agrada y aunque el sacrificio que
Me ofrece sea tan insignificante, recibirá gran premio por él. Pero exijo el
esfuerzo.
YO TE GUÍO
174
1963
Jesucristo.-
Mi Llama de Amor es tan grande, que no puedo retenerla por más tiempo
dentro de Mí, con fuerza explosiva salta hacia ustedes.
MADRE MÍA SANTÍSIMA, por el Amor que Te concedió el Espíritu Santo, líbrame de
caer en pecado y haz que viva y muera santamente en Tu compañía.
Gloria…
Cada vez que tú oras pidiendo la LLAMA DE AMOR para toda la humanidad, SATANÁS
SE QUEDA CIEGO y pierde el dominio sobre las almas:
1964
Estuve en el hospital. Fui a visitar a uno de mis hijos. Al volver a casa, por el intenso
frio casi no podía caminar. Durante el camino estaba pensando en que a las cinco
comenzaba la adoración del Santísimo y que yo también quería estar presente en la
adoración comunitaria. Vencí dentro de mí el frío glacial que hacía casi insensibles mis
pies y me apresuré a ir donde el Señor Jesús. Mientras iba, Él con las palabras
silenciosas y agradecidas así comenzó a hablar conmigo:
Jesucristo.-
Durante la adoración del Santísimo me pidió que le ofreciera reparación por las ofensas
cometidas por tantas personas que hacen caso omiso de Sus inspiraciones. Oh,
enseguida me vinieron a la mente mis pecados. Yo también estaba entre estos que
mucho Le habían ofendido. ¿Puede uno pensar en esto sin derramar lágrimas?
Jesucristo.-
“Sabes, el gran pecado del mundo es el desatender Mis inspiraciones, por eso
el mundo anda en tinieblas, y por la tibieza de las almas a Mí Consagradas.
Ellas podrían ayudarme pero ni siquiera ellas caen en la cuenta de cuán
peligrosa es esta tibieza. Te ruego, comunica por favor con tu padre espiritual
el deseo de Mi Corazón. Que él y cuántos se ocupan de guiar las almas, sigan
con mayor fidelidad Mis inspiraciones e induzcan a las almas a comprender la
importancia de éstas, porque sin ello, es imposible vivir vida espiritual. Por
grande que sea su empeño, si descuidan Mis santas inspiraciones, sus almas
se marchitarán como aquellas también que les han sido confiadas.”
13 de Enero de 1964
Jesucristo.-
176
Irrumpe sobre ti con terrible fuerza y va a echar mano de todos los recursos
de su odio en contra tuya.
Perturbará tus pensamientos, hará inseguras todas tus acciones, por medio
de sus palabras va a sugerirte toda clase de bajezas y te va a inundar con
terribles tormentos. Te querrá engañar para que abandones tu empeño
humilde…”
... Unas horas después de haberme dicho esto, comenzaron realmente las molestias
del maligno. Si el Señor Jesús no me hubiera avisado de antemano, no sé cómo
hubiera podido orientarme entre los pensamientos revueltos de mi mente... No puedo
expulsarlo de mis pensamientos; con toda la fuerza de su odio cae sobre mí. Mi alma
languidece en su miseria, incapaz de actuar, y sólo me retiene de hacer algo incorrecto
el que el Señor Jesús me lo había avisado con anterioridad...
Jesucristo.-
¡Esfuércense por ello! Sabes lo que leíste una vez: "Si cada cristiano sólo
salvara un alma, nadie se condenaría.”
Cuando el Señor Jesús concluyó Sus Palabras, la Santísima Virgen con palabras
doloridas se dirigió a mí:
Santísima Virgen.-
177
“¡Hijita Mía! Quiero que ni una sola alma se condene. ¡Quiéranlo ustedes
también junto Conmigo! Para eso pongo en sus manos un haz de Luz que es la
Llama de Amor de Mi Corazón.”
Y mientras pronunciaba estas Palabras, me hacía sentir con mayor viveza el dolor de
Su Corazón.
16 de Enero de 1964
Jesucristo.-
“Yo Soy el gran Donante de Sangre. Por Mi Sangre Divina pueden ustedes ser
divinos. ¿Pueden comprender esto? ¡Verdad que es difícil! ¡Yo Soy el único
Donante de Sangre del mundo! ¡Penetra en Mi Amor poderoso! Medita en él
ahora a la luz de Mi Santa Claridad. ¿Verdad que tú sientes esta Preciosa
Sangre? Mi Preciosa Sangre hace entrar en calor y pone en movimiento la
energía helada, paralizada de sus almas. Yo la vierto y la vertería en todos los
hombres del mundo entero con tal que se sometieran al santo tratamiento de
Mi Mano Divina. ¡Permitan que actúe en sus almas! ¿Por qué quieren
permanecer hombres de alma vulgar? ¡Ojalá quisieran ser divinos para que Yo
encuentre Mi gozo en ustedes, en vivir con ustedes!
Mi Mesa está siempre puesta. Yo, el Anfitrión, he sacrificado todo. Me doy a Mí
mismo. Miren dentro de sus almas después de haber recibido Mi Preciosa
Sangre. Y dense cuenta de la efervescencia que la fuerza de Mi Preciosa
Sangre obra en ustedes. ¡No sean tan insensibles! Que no sea la rutina que les
traiga a Mi Sagrada Mesa sino el fervor de la caridad sacrificada, que se
prende aquí al contacto de Mi Amor y que por Mí, siempre que estén unidos
Conmigo, quemará el pecado de sus almas. Oh ¡cómo anhelo esta gran
decisión y este amor voluntario y de ustedes!
Estas vivencias divinas mantienen mi alma en tal estado que en estas ocasiones la
fuerza perturbadora del maligno no puede hacerse valer, se aniquilan por completo en
mi alma.
17 de Enero de 1964
178
Hoy el Señor Jesús comenzó a hablar del hogar de Nazaret que era el nido querido y
cálido de la Familia:
Jesucristo.-
“Sabes, aquí preparé Yo también Mi Alma para el gran Sacrificio, para los
sufrimientos que soporté por ustedes. Tú también tuviste que madurarte en el
sagrado recinto de la familia. Como eras huérfana, el hogar que tú formaste
por el matrimonio era el sitio donde tenía que prepararse tu alma para tu gran
vocación que sólo pudo madurar en el santuario familiar. Yo sé, conozco tus
cualidades y por eso Mi Divina Providencia premeditadamente ordenó todo
para hacerte apta para todo aquello que a través de ti quiero comunicar al
mundo. Desde el santuario familiar tienen que partir ustedes para la vida,
para las luchas difíciles de la vida.
Santísima Virgen.-
18 de Enero de 1964
Estuve con la hermana que me había sido señalada. Ella estaba escuchando en la radio
uno de sus conciertos favoritos. Como entre tanto se le presentó una ocupación, me
entregó el auricular diciendo que yo lo escuchara mientras tanto. Pronto me quedé
absorta en la belleza de la música. Apenas habían pasado unos minutos, a través de la
belleza de los sonidos musicales, el Señor se dirigió a mí con palabras finas como un
hálito:
Jesucristo.-
“¿No piensas que en estas ocasiones estoy celoso de ti? ¿Qué te dije? ¡Que ni
un pelo se interponga entre nosotros!”
Jesucristo.-
“¡Mis Palabras Divinas, escúchalas a través del arte y belleza musical del
mundo también! Y renuncia a ti misma y a tu propio entretenimiento. Piensa
en aquello que Yo estoy obrando contigo, Mi pequeña hermanita, y no dejes
entrar en tu alma ninguna diversión pasajera. Cuida de no dispersar el
recogimiento de tu alma por las producciones de no sé qué pequeños artistas
terrenales. Para ti, una sola cosa es necesaria: la participación ininterrumpida
en Mi Obra salvadora. ¡Encuentra en esto tu diversión! No digas que Yo Soy
muy severo.
¿No te pedí ya muchas veces que renuncies a ti misma? Esto tienes que hacer
de momento a momento. No puedes prescindir de esto ni siquiera por breve
tiempo. Yo Soy el Camino, la Vida para ti. Todo es pasajero, sólo queda el
trabajo del alma que haces por el bien de las almas.”
Hoy he asistido únicamente a una Santa Misa. En mis pies los antiguos sabañones
comienzan a molestarme nuevamente y esto me retuvo a que asistiera a la Santa Misa
vespertina también. Tampoco pude hacer la adoración vespertina. Pensé que este día
iba a descansar. En mi cuartito bien caliente pasé toda la tarde y la noche también en
pequeñas ocupaciones. En un momento salí al jardín y al instante oí unos pasos ligeros
sobre la nieve cubierta de hielo. Miré alrededor —será algún animalito hambriento que
está buscando alimento— y di unos pasos. Entonces, la Presencia del Señor inundó mi
alma. Al sentirla me estremecí porque con Su Presencia me permitió sentir también
que estaba parado junto a mí. Yo temblaba en todo mi cuerpo bajo el efecto de las
Gracias que emanaban de Él.
Mi fuerza corporal me abandonó tanto que casi me desplomé. Sólo temblando pude dar
unos pasos. Ocurrió ya muchas veces que me sorprendió con Su Presencia, pero lo de
ahora superó a las anteriores. El temblar de mi cuerpo era tal como nunca hasta
ahora. No vi, ni sé cómo, sin embargo, percibí el roce de Su vestido que como una
brisa extraordinaria de Gracias llenó mi alma con la sensación de la Presencia de Dios.
Todo esto ocurrió en el jardín cubierto de nieve. Sólo al regresar a mi pequeña
habitación me di cuenta cuánto tiempo ha durado esto. Después el Señor Jesús se
puso amablemente a conversar:
Jesucristo.-
20 de Enero de 1964
Jesucristo.-
“Escribe lo que digo: el efluvio divino con que te he honrado el día de ayer,
cualquier persona y en cualquier lugar que lo lea, ella también, sin exceptuar
181
Hoy escribo esto, aunque no ha ocurrido hoy, sino unos días antes. Me ha costado
tanto ponerme a escribirlo, porque difícilmente alcanzo a comprender lo que Él dijo:
Jesucristo.-
“¡No caviles! ¿De qué serviría? De ninguna manera podrías comprender qué
largo camino tuviste que recorrer hasta que tu alma se elevara a estas
alturas. No sólo tú pero ni siquiera los astrónomos todos de la Tierra podrían
calcular el camino que has recorrido en tan corto tiempo, que los mismos
Santos y Ángeles del Cielo están admirando.
Algunos días antes, la hermana asignada para acompañarme, me pidió que preguntara
a la Santísima Virgen si iba a morir aquella hermana gravemente enferma, cuya
eventual muerte implicaría la tramitación de varios asuntos difíciles. Le dije a la
hermana que asuntos de esta naturaleza no solía preguntar a la Santísima Virgen. La
Santísima Virgen dejó sin respuesta mi pregunta que contra mi voluntad le hice, a
petición de la hermana. Luego, después de unos días, cuando ya ni pensaba más en
ello, el Señor Jesús, de repente, casi sorprendiéndome, dijo:
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“Mira alrededor y ve ¿quién recoge Conmigo?”
Jesucristo.-
183
“Ves, te muestro esto para que veas qué grande es la mies. Tú, querida, tú, Mi
gran colaboradora, ¡qué nuestras manos recojan juntas! ¡Sigue trabajando en
el futuro por la salvación de las almas! Esta visión que he desplegado ante tus
ojos, te hace ver quién recoge Conmigo. ¿Ves lo mucho que hay que cosechar
y lo escaso de la mano de obra? Por eso tienes que poner todas tus fuerzas
para el trabajo. ¿Verdad que ahora sientes en tu alma un dolor más agudo?
¡Acéptalo con buen corazón! Este dolor desterrará de tu alma por algún
tiempo las molestas del maligno que según veo te había agotado mucho.
¡Recoge Conmigo, Mi Isabel! Tengo pocos obreros y en vano ofrezco gran
premio, no hay muchos que se ofrezcan. Sé tú también Mi buena trabajadora,
¡sobrepasa la norma!...”
12 de Febrero de 1964
Jesucristo.-
“¿Verdad que te has deleitado al ver Mi Casa? Conmovió tu alma su sencilla
hermosura y cómo se la puede abarcar con una sola mirada. Que tu alma
también sea tan sencilla, donde no haya nada ni nadie sino sólo Yo.”
13 de Febrero de 1964
Esto ocurrió todavía la semana pasada, pero me cuesta tanto escribir a pesar de que
me había propuesto ya el año pasado que este año iba a ser más aplicada y no dejaría
las Palabras del Señor Jesús sin escribirlas. Pero hay momentos cuando pienso que
esto lo ha dicho el Señor Jesús sólo para mí y para otros seguramente diría otra cosa.
Pero Él insistió en que escribiera Sus Palabras porque Él reparte Gracias a otros
también a través de mí y que fuera yo Su colaboradora en esto también.
Confieso, me falta no sólo facilidad para escribir, por haber tenido poca escolaridad,
sino también el conocimiento de la ortografía. A causa de esto son continuos mis
complejos de poner todo por escrito. Almaceno muchas cosas en mi memoria y las
guardo para mí, pero a partir de este año me esmeraré en lo posible escribirlo todo.
El jueves de la semana pasada tuvo lugar esta corta conversación. En los días
anteriores me torturaban dolores de oído y de garganta acompañados de fiebre. No
pude tragar ningún alimento sólido. El jueves justamente, tuve día de ayuno estricto
184
(sólo a pan y agua). El Señor Jesús viendo mis penosos esfuerzos, se dignó dirigirme
Sus dulces Palabras:
Jesucristo.-
“Sabes, por habernos agotado mucho los dos, comamos alguna cosa caliente.”
Jesucristo.-
“¿Verdad que ahora hemos cobrado ambos nuevas fuerzas? Porque también
estoy sufriendo contigo. ¿Podrías imaginar que te dejaría sola? ¡No! Jamás lo
haría, nuestro interior siempre siente lo mismo.”
14 de Febrero de 1964
Jesucristo.-
“Ensancho tu alma por el fuego de Mi Amor Divino para que pueda caber en
ella todavía mayor abundancia de Gracias. Es el calor que dilata el hierro y
cuanto más se vuelve incandescente en el fuego, tanto más fácilmente se le
puede modelar y expandir. ¿Lo entiendes, verdad? Ya que tú trabajaste en
este ramo también.
Por eso digo: cuanto más cerca estás del Amor ardiente de Mi Divinidad, tanto
más fácilmente modelo y ensancho tu alma según Mi Divino Beneplácito.”
Jesucristo.-
“Derramo sobre ti, Mi pequeña hermanita, Mi Amor cual Fuego ardiente y por
ello te hago merecedora de Gracias todavía mayores. Estas cosas no son
nuevas para ti, pero de todos modos, el recordarte las palabras inclinará tu
alma a entregarse nuevamente y aceptar de nuevo Mi petición. Tienes que
sufrir hasta el martirio. ¡Estas palabras Mías, acéptalas como prueba! Ésta es
la prueba definitiva e irrevocable de Amor Divino.”
185
Este ataque agotador de alma y cuerpo duró horas enteras y mantenía mi mente en
oscuro tormento. Esto ocurre frecuentemente, sólo que lo escribo muy raras veces.
Ese día conversé con una compañera sobre una persona conocida por ambas. Ella
observó durante la conversación: "¡No es una lumbrera!" No lo ha hecho con intención
hiriente, sin embargo, me ha dolido porque la persona a quien se refirió es una
persona a quien yo estimo desde hace años. Y no sea que pequemos contra el amor al
prójimo, pensé inmediatamente en mi amado Jesús. Hubiera querido decir a mi
compañera, en quien estaba yo pensando, quién es para mí la lumbrera, pero no hubo
tiempo para ello.
Aun de camino a casa estaba sumida en Su adoración. El Señor Jesús contestó a mis
pensamientos:
Jesucristo.-
17 de Febrero de 1964
Jesucristo.-
“¡Qué el pensamiento de nuestras mentes sea uno! Ama esta Oración que te
enseñé para que acogiéndote a aquella palabra suya, que en este momento
preciso necesita tu alma, encontrarás en toda circunstancia la fuerza
necesaria. ¡Cree, hijita Mía! ¡Que nada te haga desistir de tu propósito! La fe y
la confianza puestas en Mí te van a salvar. No solamente tu esfuerzo, porque
sin la fe y confianza puestas en Mí, eres realmente muy débil. Pero, por eso
precisamente te escogí para ser instrumento de nuestras comunicaciones
celestiales para que el mundo vea cómo prevalece la Voluntad Divina que sólo
quiere manifestarse a través de los débiles. Yo no altero el orden de la
naturaleza ni lo suspendo alrededor de ti. Yo actúo según Mi Divina Sabiduría
y según la necesidad de la causa. La tentación del maligno con que perturba
tu alma y tu mente no debe apartarte del camino de la fe y la confianza
puestas en Mí. Por débil que te sientas, eso no es impedimento, porque no es
ni la manifestación de tu debilidad ni tu constante esfuerzo lo que hace llegar
a la meta nuestra causa. Tu humildad es el único instrumento en tus manos
que ayuda a hacer valer la causa.”
Todavía es la gripe infortunada que me tortura. Ahora ha atacado las cavidades de mis
ojos y de mi cara. De noche me encontraba ya en tal estado que sólo he podido pasar
media hora donde el Señor Jesús. Sentí que de nuevo me ha dominado la fiebre. Para
la mañana yo me sentía mejor y mi corazón latía fuerte cuando me postré ante Él.
Quise decir muchas cosas pero Él se me adelantó:
Jesucristo.-
“¡Seas bienvenida, hijita Mía! ¡Te saludo!”
Y permitió que sintiera el latido de Su Corazón bien conocido por mí. El silencio llenó
mi alma que fue interrumpida por el Señor Jesús:
Jesucristo.-
187
“¡Sé indulgente! De nuevo Me dirijo con Mis quejas ante ti. Ahora que
nuestros corazones laten unidos, el pensamiento de nuestras mentes se funda
también en uno. Hoy y mañana tendré días buenos.
¡Tanto espero Yo siempre estos días! Son días especiales en que Me ofrecen
reparación. En ellos la Gracia se derrama como rocío refrescante que
desciende reluciente sobre las almas secas y oscuras. ¡Tú, sólo debes querer,
lo demás, confíalo a Mí! No es el resultado alcanzado lo que hace a uno santo,
lo que salva, lo que mantiene a uno en Mi cercanía, sino el querer
ininterrumpido de la voluntad. Esto hace a tu alma también festiva. Pero
vuelvo a decir, tendré un día bueno porque ya preveo tu querer. Verdad que
Soy tan sin pretensiones, ¡qué fácilmente puedes complacerme! Si no lo
consigues, no importa, sólo que vuelvas a querer una y otra vez.
Es esto lo que pone en fuga Mi pena. Sé que no te molestas por Mis Palabras
quejosas ya que nuestro interior siente lo mismo. Haz tú también como hago
Yo, asegúrame de tu constante amor que el ardiente fuego de la continua
aceptación de sacrificios mantiene incandescente. No Me importa qué o
cuánto puedes dar un día, sólo que no hagas pausa, porque eso Me causaría
mucha pena. Ves, por eso estoy tantas veces triste porque continuamente Me
hacen sentir que la carga que puse sobre ustedes es pesada. Tú, la alegría de
Mi Corazón, no te cansas de Mis quejas ininterrumpidas. Y esto ya es alivio
para Mí. ¡Consuélame en lugar de otros también!”
22 de Febrero de 1964
Jesucristo.-
“Ayer de noche Yo quise conversar contigo pero vi que por tu cansancio te
acostaste temprano. El momento de ahora es más propicio. Tú sabes lo que
hice por ti, pues muchas veces te sumerges en la contemplación de Mi
Sagrada Pasión. ¡Oh, qué feliz Me siento cuando veo que no sufrí en vano por
ti, por ustedes! Esto verdaderamente Me alegra. Las almas de ustedes, que
viven en el fango de la Tierra, no pueden librarse por sí mismas. Yo les saco
del fango del pecado y luego les lavo con Mi Sangre Preciosa. Póstrense al pie
de Mi Santa Cruz y dejen que caiga sobre ustedes esta bendita Sangre
Preciosa. Mis gotas de Sangre son un pagaré en sus manos, depende de
ustedes que lo cobren. Este pagaré no vence hasta el fin del mundo.
El alma que viva en gracia de Dios puede cobrarlo en cualquier lugar, en
cualquier momento hasta el día de su muerte aunque ignore cuando esto
188
ocurra. Por eso cada uno empéñese de hacer uso de su pagaré, el precio de
rescate de Mi Preciosa Sangre, lo más frecuentemente posible. No debe
dejarlo para el atardecer de su vida porque sólo así por poco tiempo podrá
utilizar el valor recibido. Aprovéchense de ello cuando estén todavía en pleno
vigor de sus vidas. Yo también en la plenitud de Mi Vida Me inmolé por
ustedes. Ésta es la respuesta que con mayor agrado acepto de ustedes.
Cuántas veces oigo que se eleva de sus almas este suspiro: ¡Oh, mi Salvador!
Pero, lamentablemente, esto no es más que pura costumbre. ¡Oh, cómo duele
a Mi Corazón este suspiro sin sentimiento que únicamente brota de una
indiferencia indolente! ¡No me amen así!”
Lo que voy a escribir es algo especial. Una vez en el santuario de Mariaremete, guiada
par la Santísima Virgen, tuve que entregar Su Llama de Amor a un Sacerdote
enteramente desconocido para mí. Luego me pidió la Santísima Virgen que anotara los
nombres de todas las personas que tengan ya alguna noticia de Su Llama de Amor. He
averiguado en la sacristía el nombre y dirección de aquel Sacerdote desconocido. Al
salir de la sacristía, enseguida me vino el sentimiento que la dirección recibida no
correspondía a la persona por quien yo pregunté. Pero no hice caso a este aviso
interior, me guardé la dirección y según me pidió la Santísima Virgen la puse en la lista
de los ya anotados. Entre tanto, sin embargo, brotó un sentimiento de inquietud que
no me dejaba.
Ahora que estuve otra vez en el santuario, la Santísima Virgen me dio una moción
terminante:
Santísima Virgen.-
“¡Ve y averigua inmediatamente el nombre y dirección correctos!”
Ya no pude resistir más y fui al corredor de los confesionarios. Una persona conocida
me avisó que el Padre había abandonado el local. Esto pasó a una hora en que ya no
se solía confesar. Pero con gran sorpresa mía vi que el Padre regresaba. Esto me dejó
más tranquila. Quedó patente que la petición era de la Santísima Virgen. Al entrar,
indiqué al Padre que no he venido a confesarme. Luego le evoqué aquellas cosas
extraordinarias que le entregué por escrito hacia ya más de un año para que las
leyera. El Padre las recordó inmediatamente y me contestó: "Sí, lo sé, se trata en ellas
de cegar a Satanás". Y añadió que rezara fervorosamente. Esto me sorprendió porque
este Sacerdote se quedó con lo esencial. En verdad, todo se reduce a esto: ¡Cegar a
Satanás! Éste es el principal y único fin de la Llama de Amor de la Santísima Virgen, de
la cual Ella dijo que una efusión de Gracias tan grande como ésta todavía no derramó
sobre la Tierra desde que el Verbo Se Encarnó.
189
Eran las siete y media de la noche cuando pasé delante del templo del distrito de
Cristina y como ya era tarde no tuve la intención de entrar. El Señor Jesús
inesperadamente dijo:
Jesucristo.-
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“Ves, por eso te llamé para que recibas Mis reiteradas bendiciones. ¿Verdad
que estás contenta de Mí?”
Jesucristo.-
“Bien está así, hijita Mía. ¡Cuánto llamo a las almas, las anhelo con nostalgia y
espero a que atiendan a Mis inspiraciones divinas! ¡Sigue siendo Mi
reparadora!”
25 de Febrero de 1964
Al día siguiente después de la Santa Misa, cuando estaba de vuelta en casa y hacía mis
tareas caseras, Él continuó la conversación de la noche anterior:
190
Jesucristo.-
“Si no hubieras seguido Mi llamada de ayer, las múltiples bendiciones no las
hubieras recibido.
Me siento feliz al decirte que estas cosas son otras tantas pruebas de tu
atento amor... ¡Oh, cuántos son los que Me rechazan en un solo minuto! Mi
Corazón descansa allí donde no recibe rechazo. Tu abundante acción de
gracias llena de reverencia que no interrumpes ni siquiera durante la noche,
Me obliga a Mí también. Mientras estabas allí Conmigo, Me deleitaba con tu
abundante acción de gracias y llena de devoción. Ahora que has regresado de
Mí, Yo he venido a ti para manifestar Mi gratitud aquí en medio de tu trabajo.
Comprende el anhelo de Mi Divinidad que ahora aquí contigo deseo calmar.
Me deleita estar contigo porque siento que todos los latidos de tu corazón son
Míos. Estoy contigo todo el día: No te estremezcas delante de Mí, sólo es un
instante, nada más, y ya no sentirás Mi Presencia. Necesitas tus fuerzas
corporales para cumplir con las obligaciones que tomaste sobre ti...”
28 de Febrero de 1964
Durante la hora de adoración de la noche renové mis ofrecimientos: Dulce Jesús, vivo
para Ti, muero para Ti.
Jesucristo.-
Y cada palabra que le dirigí volví a oír como un eco en mi alma. Y continué: Te adoro,
Te bendigo, Te ensalzo, Te glorifica en lugar de todos aquellos que no lo hacen.
Durante mi oración Él con gran amor me respondió:
Jesucristo.-
Reflexionaba sobre si no había entendido mal estas palabras porque en tal cosa las
retractaría.
Jesucristo.-
sé que no Me amas sólo con tu entendimiento, esto no sería para Mí tan grato.
Este amor es diferente de aquel amor intelectual que mide, considera,
pondera. ¿Me entiendes ya? Ves, de qué manera tan humana Soy asequible
para ustedes. Ojalá suscite esto en ustedes una confianza que corresponde a
la Mía.”
29 de Febrero de 1964
Jesucristo.-
Y entre tanto hizo que meditara junto con Él Sus tristes Palabras… Luego dijo:
Jesucristo.-
Lo que repetidas veces me pide el Señor Jesús, es lo que hizo escribir por primera vez
el 24 de mayo de 1963. Una vez que lo escribí, me lo guardé sin reflexionar más sobre
ello. Como las dudas eran muy grandes en mi alma, no me atreví ni siquiera a leerlo
de nuevo. Y ahora el Señor Jesús me lo ha hecho escribir:
Jesucristo.-
“Para Mi Obra salvadora tengo gran necesidad de ustedes.”
Jesucristo.-
“Lo que digo ahora es para ti y para todas las madres que obran según Mi
Corazón: El trabajo de ustedes no es de menor valor que el trabajo de las
personas elevadas a la más alta dignidad sacerdotal. Entiendan ustedes,
madres de familia, la sublime vocación a poblar Mi Reino y llenar los puestos
de los ángeles caídos. De su corazón, de su regazo parte cada paso de Mi
Santa Madre Iglesia. Mi Reino va creciendo en la medida en que ustedes,
madres, se ocupan de las almas creadas. Ustedes tienen el trabajo más
grande y que reclama mayor responsabilidad. Sean plenamente conscientes
de que he puesto en las manos de ustedes el trabajo de conducir multitud de
almas a la salvación.”
Jesucristo.-
Mientras escribí, el Señor Jesús me rogó que estas comunicaciones Suyas junto con las
otras las escribiera con color rojo.
Jesucristo.-
“Haz llegar Mi petición al Santo Padre, porque por medio de él, deseo repartir
Mi Bendición portadora de grandes Gracias. A aquellos padres que en esta
gran obra de la creación colaboran Conmigo y aceptan Mi Santa Voluntad,
denles en cada ocasión una especial bendición. Esta bendición es única y sólo
se puede dar a los padres de familia. Al nacer cada hijo, derramo Gracias
extraordinarias sobre estas familias.”
Jesucristo.-
“Mi Paz te doy. ¿Sabes cuál es Mi Paz?... La que el mundo no puede dar. La
disfrutan sólo aquellos que subordinan el cuerpo a las exigencias
sublimemente bellas del alma. Sí, estos disfrutan de verdad de Mi Paz que es
tan sublime y reconfortante. ¡Vive esta tranquilidad espiritual que te eleva y
apacigua!”
Al postrarse ante Él, mi alma prorrumpió palabras de profunda humildad que Él suscitó
en mí. ¡Bendito sea Dios! ¡Bendito sea Su Santo Nombre! ¡Bendito sea Jesucristo,
verdadero Dios y verdadero Hombre!
Jesucristo.-
“Tu homenaje es según Mi agrado, hijita Mía, pero voy a continuar en lugar de
ti: Verdadero Dios y Verdadero Hombre. Si esto no fuera así, ¿cómo podrías
acercarte a Mí? Me di a conocer a ti como Verdadero Dios y Verdadero
Hombre. Pero no sólo a ti sino a todos los que comen Mi Cuerpo y beben Mi
Sangre. Penetro tu interior como Verdadero Dios y hablo a ti como Verdadero
Hombre. Porque Mi Corazón humano también late al mismo ritmo con Mi
Divinidad. Tu corazón late al mismo ritmo que Mi Corazón. ¿Sabes lo que esto
significa? Significa que te has hecho partícipe de Mi Divinidad.
La que sigue ocurrió en días anteriores pero lo escribo sólo ahora. El Señor Jesús me
llamó la atención:
194
Jesucristo.-
“Sí, hija Mía, esto es lo que más necesitas: el Espíritu de Fortaleza. ¡Ten
cuidado! Ten cuidado, no sea que pierda fuerza tu alma. El maligno está
continuamente al acecho sin quitar por un momento la mirada de ti. Suscita
frecuentemente y sin motivo la confusión en tu alma porque todavía no ha
perdido la esperanza. Que la esperanza de tu alma se alimente del Espíritu de
Amor cuya fuerza atemoriza a Satanás. Ésta es mi petición y Mi inspiración
que si acoges y haces tuya, hará enmudecer en tu alma la bulla perturbadora
del maligno que vocifera al silencio de tu alma.”
Jesucristo.-
12 de Marzo de 1964
Jesucristo.-
“Te ruego que te fijes especialmente en la importancia extraordinaria de las
vocaciones sacerdotales. Estos deseos Míos no son nuevos para ti. Y ahora,
con especial devoción haz sacrificios por este fin. Porque no sólo encomiendo
a tu especial atención las vocaciones que todavía no se han puesto en marcha
sino más todavía las vocaciones sacerdotales que ya están en marcha. Haz
muchos sacrificios por ellas.”
Jesucristo.-
Mi corazón se puso inmediatamente a temblar. Luego habló el Señor Jesús con Voz
tronante:
Jesucristo.-
“Antes de que lleguen los tiempos difíciles, prepárense con renovado empeño
y con decisión firme, a la vocación para la cual les he llamado: No vivan en
una ociosidad aburrida e indiferente porque ya se está preparando la gran
tempestad. Cuyas ráfagas arrastrarán a los indiferentes sumidos en la
ociosidad. Frente a ello solamente sobrevivirán las almas con verdadera
vocación. El gran peligro que estalla ahora contra ustedes se pone en marcha
al levantar Yo Mi Mano. Transmitan Mis Palabras de advertencia para que
lleguen a todas las almas sacerdotales. Que les sacuda Mi Palabra, que de
ante mano les advierte a ustedes y Mi petición severa...”
4 de Marzo de 1964
Jesucristo.-
“¿Te admiras qué claro es para ti el eterno pensamiento de Mi Divinidad? Esto
recibirá de Mí toda alma que por su vida sacrificada se entrega de lleno a
participar en Mi Obra salvadora. El sacrificio da brillo a tus obras a cuya luz
reconoces cuál es Mi anhelo. Sobre esto ya te di varias instrucciones. El
anhelo es un instrumento maravilloso que encierra ya en sí el sacrificio. Por
ejemplo, un niño desea ser un excelente alumno. Para conseguirlo estudia con
tesón. La madre anhela la maternidad y vive en ella el deseo de aceptar el
sacrificio. La investigación del sabio también implica sacrificio. El deportista
anhela ser el primero y por eso se somete a todo sacrificio. El padre de familia
anhela levantar la casa familiar y para lograrlo hace grandes sacrificios. Por
eso les urjo continuamente que sus corazones se llenen de deseo porque esto
lleva en sí el sacrificio. Estas dos cosas son inseparables.”
17 de Marzo de 1964
Hace un par de días, volví a ocupar de nuevo mi pequeña habitación, porque a causa
del intenso frio del invierno pasé unos meses con una de mis hijas.
196
—Me he asomado sólo para visitarte, para ver qué vas a hacer.
Ahora respondí a su pregunta sobre, ¿qué voy a hacer aquí en mi silenciosa soledad?
Tendré más oportunidad para adorar a Dios. Quiero servirle todavía mejor en lugar de
aquellos también a quienes tú desviaste de este camino. Por más que te duela el tener
que escucharlo, repararé al Señor Jesús por las muchas ofensas que cometí,
influenciada por ti, ofendiendo por ellas a Dios de infinita Majestad y Misericordia... Él
es tan misericordioso que perdona a todo pecador arrepentido. Si tú te despojaras de
tu soberbia rebelde y reconocieras la Santa Majestad y Poder de Dios, si te
arrepintieras de tu perversidad, a ti también te perdonaría. Pero como tu tonta
soberbia te retiene, tienes que penar. Pero para ti también llegará pronto el tiempo en
que te quedarás ciego y despojado de tu poder. Por muchísimo que te duela
escucharlo, esto será así.
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“No voy a hablar ahora mucho, sólo esto: para los que se aman de verdad,
bastan unas pocas palabras para manifestar su amor y ya sus corazones laten
197
21 de Marzo de 1964
Quedando atrás los días difíciles de abstinencia, ¡el Señor Jesús hizo tan liviana mi
alma! Me puse a comer pero eso no significó para mí ningún placer. El Señor Jesús me
pidió hace ya mucho tiempo que los alimentos no los tomara por el gusto que
producen, sino únicamente para alimentar mi cuerpo. Como mis hijos me proveen
abundante con comida, siempre tomo lo que han traído en días anteriores y así no
como comida recién hecha. Durante el almuerzo el Señor Jesús me aseguró de Su
Presencia mientras me dijo:
Jesucristo.-
Cuán raras veces también llega a Mí un alma fresca que antes de haber
gustado el pecado Me hubiera gustado a Mí. ¡Qué nuestro interior sienta lo
mismo! ¡Ofrece esto también a Mí! Al tomar alimentos sin sabor, el sacrificio
de tu alma llega a ser sabroso para Mí. Así nuestras manos también recogen
unidas. ¿Verdad que tú también encuentras esto maravilloso?”
Jesucristo.-
“¡Mira a Mis Ojos! Yo permito que nuestros ojos se miren y que nuestras
miradas se fundan en una sola. ¡Ya no veas nada más! Lee en Mis Ojos que te
dirijo con lágrimas, en anhelo ansioso de Mi Amor. ¡Repara! ¡Esto es lo único
que Me consuela de ustedes! Yo el Dios-Hombre ansioso de sus corazones
¡tengo necesidad de su consuelo!”
23 de Marzo de 1964
Jesucristo.-
“¿Por qué Me preguntas tal cosa? Esto Me suena como si Me preguntaras si
podrás participar durante tu vida mortal en Mi obra salvadora. ¿O tengo que
decir otra vez lo que estoy urgiendo constantemente?
Es cierto, en días pasados el Señor Jesús me pidió hasta tres veces que Sus Mensajes
los comunicara cuanto antes a mi Padre espiritual.
Hubiera querido pasar toda la velada de plena noche en la capilla. Pero no hubo modo
de hacerlo. El Señor Jesús vio que estaba afligida a causa de ello y dijo:
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“Te hago participar de Mis sufrimientos de Alma y Cuerpo tal como Yo los
sufrí como hombre. No hice uso de la fuerza de Mi Divinidad, sólo como
hombre viví el horror de la noche de Getsemaní. Yo te honro con los dolores
199
Y mientras decía esto, estaba junto a mí. Se quejó todavía largamente y a raíz de Sus
Palabras iba en aumento el dolor de mi alma. Entre tanto se hizo medianoche pero yo
sólo puedo velar a esta hora si antes he descansado. A partir de medianoche tuve que
recuperar todas mis fuerzas para participar de rodillas de los sufrimientos del Señor.
Apenas logré perseverar un cuarto de hora en esta posición porque el gran dolor
espiritual que me invadió agotó tanto mis fuerzas que después de poco tiempo sólo
acurrucada sobre mi pequeño banquillo de oración pude meditar sobre los sufrimientos
del Señor. El sufrimiento que Él traspasó en mí, me debilitó totalmente. Antes de las
dos me acosté. No vino el sueño a mis ojos, sólo pude pensar en los sufrimientos del
Señor. El Señor Jesús de mañana me pidió:
Jesucristo.-
Lunes de Pascua
El sermón de hoy fue el más hermoso que escuché en toda mi vida. Y mientras
pensaba en las palabras sencillas y espontáneas, el Señor Jesús dijo:
Jesucristo.-
“¿Sabes por qué fue éste el más hermoso? Porque inundé con la abundancia
de Gracias a aquel Sacerdote que lo pronunció. Y esta gracia pasó de él a los
fieles que estaban en el templo. Ni un solo ojo quedó sin lágrimas. Pero no
sólo las lágrimas brotaban sino también los corazones se conmovieron bajo el
efecto de las Gracias extraordinarias para que veas los méritos de tu
participación en Mi obra salvadora. Desde hace ya mucho tiempo te pedí que
fueras tú la representante de tu comunidad parroquial. Y como a tal tengo que
comunicarte el resultado de la actividad de Mis Gracias que es fruto de tus
fatigas unidas a Mis Méritos.”
Durante todo el día tenía presente las Palabras del Señor Jesús y le daba las gracias.
Con pocas palabras voy a escribir el sermón que el padre E predicó:
quedara con vida, lo sabía él mismo muy bien. Luego que el Sacerdote lo confesó, el
soldado le pidió que fuera tan amable y cantara junto a él.
¡Qué infeliz es el hombre que ni siquiera en los últimos minutos de su vida reconoce al
Señor, al Dios infinitamente Bueno y Misericordioso! Estas palabras finales del padre E
conmovieron todas las almas. Luego volvió sobre la cita inicial y con ello terminó su
sermón.
A lo largo del día con ansia de corazón esperaba la noche. Me fui a donde el Señor
para agradecerle de nuevo en nombre de nuestra comunidad parroquial la gracia que a
través del Amor de Su Corazón Misericordioso derramó sobre nosotros. Y al sumirme
en profundo silencio en Su adoración, el Señor Jesús dijo:
Jesucristo.-
6 de Abril de 1964
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“Tú también, Mi Isabel, eres escoba en Mis Manos. Las Manos Divinas te
toman y barren contigo, con tus sacrificios. Todos son escoba también en la
Mano Divina quienes se entregan con amorosa renuncia, olvidándose de sí
mismos. Sólo por medio de la aceptación ininterrumpida de sacrificio llegarán
a ser dignos de que les tome en Mi Mano y les utilice para la limpieza más
eficaz. Sí, barro por medio de ustedes las calles, los prados floridos, los
bosques frondosos y todo lugar donde hay pecado. No te extrañes por este
discurso Mío que suena completamente humano. Como dice el proverbio: ¡Que
barra cada cual delante de su propia casa! Tengan esto, tú y otros también,
ante sus ojos.
El que siente que su alma aspira para algo mayor, que Me sirva con mayor
fidelidad. Cuando se trata de trabajar por Mí, nadie puede caer en la
exageración. Aunque te parezca que Yo repito siempre lo mismo, ¡escríbelo no
más! Te ruego, grábatelo muy bien: La Palabra de Dios es siempre la misma,
por medio de ella pido la salvación de las almas.”
TU MAESTRO CUIDA DE TI
14 de Abril de 1964
Jesucristo.-
“Yo ya estoy esperándote aquí y a cada genuflexión que envías hacia Mí con
tu adoración de pleitesía, late de gozo Mi Corazón. Por el continuo
arrepentimiento de tus pecados, tu alma permanece siempre fresca. Oh, te
ruego, Mi Isabel, haz esto en lugar de otros también. Ves, de nuevo te estoy
honrando. He venido para bendecir, a petición tuya, a tu familia y a todo el
contorno de tu casa.
He traído Mi Paz. ¡Confía! ¡No des lugar al desánimo! Tus sufrimientos los uno
a Mis Méritos, la salvación de tus hijos queda asegurada. Me quedo aquí. Me
agrada el silencio de tu pequeño cuarto. Siente que nuestros corazones laten
al unísono. Difícilmente aguanto sin ti. Yo sé que para ti tampoco es
indiferente. Oh, ¡feliz momento!
Después del breve reposo no sentí ningún cansancio... y pude prolongar mi oración
hasta la hora de levantarme. No he podido todavía asimilar la visita de la tarde de
ayer. Me conmovió hasta lo profundo de mi alma. Sobre todo aquello de que el Señor
Jesús prometió esperarme en adelante frecuentemente en mi pequeño cuarto.
Al día siguiente, toda la mañana medité sobre la infinita Bondad del Señor: Mi adorado
Jesús, mi divino Maestro, sabes ¿verdad? lo que Te quisiera decir, pero no llegan
palabras a mis labios, solamente caen silenciosamente mis lágrimas. ¡Lágrimas de
arrepentimiento! Quisiera escribir versos hermosos sobre Tu Bondad infinita pero no
me fue concedido este don. Consciente de mi miseria y de mi nada, continuamente
estoy pensando qué podría darte. Señor mío, Jesús mío, Te doy una y otra vez mis
pecados y el brotar monótono de lágrimas de mi alma empapada en gracias.
Jesucristo.-
“El profundo dolor de tus pecados, hijita Mía, conmoverá a muchos al
arrepentimiento y los pecadores regresarán a Mí...”
18 de Abril de 1964
Jesucristo.-
“Pide a tu confesor, hijita Mía, que tramite el asunto de tal forma que la Causa
para el Pentecostés de 1965 esté ya donde el Santo Padre. Las
comunicaciones de Mi querida Madre y las Mías, y nuestras peticiones, ¡no las
dejen de lado, úrjanlas!”
20 de Abril de 1964
Mientras hacía mis trabajos de casa, estaba sumida en Su adoración dándole gracias.
Él comenzó a conversar:
Jesucristo.-
No quiero quedarme deudor de ti y lo que sobre todo quería alcanzar era que
tu pensamiento y tu trabajo aún en adelante sean desinteresados y limpios.
Yo, tu Maestro, cuido de ti y te libro de toda preocupación, para que
únicamente sea Yo tu Todo y que nada te ate a la Tierra. Puedes ver, el asunto
solucionado, que tu Padre Celestial sabe de qué tienes necesidad.”
Santísima Virgen.-
No sabía por qué dijo esto la Santísima Virgen y Le pregunté. Ella me contestó con
dulce amabilidad:
Santísima Virgen.-
“Para que aproveches bien el tiempo que se te ha concedido y con crecido
deseo haz el sacrificio aquí en la Tierra.”
Jesucristo.-
“Como veo tu firme determinación, a la que eres fiel aún en los días de Fiesta,
te he preparado una alegría: de entre las almas sacerdotales que sufren en el
Purgatorio, en este día, a partir de medianoche, a cada hora se libera un
alma.”
Esto me dijo el Señor Jesús porque a petición Suya, los lunes continuamente ayuno a
pan y agua y no lo omito ni aun cuando caiga una fiesta en ese día.
Estoy feliz de poder guardar en este día el ayuno estricto ya que Él prometió que
después de ayunar un día lunes, un alma sacerdotal llega a Su divina Presencia. Y
ahora, al decirme que en cada hora se libera un alma sacerdotal, inundó mi alma con
aquel sufrimiento que estas almas padecen todavía, que luego de unas horas ya
estarán en Su Presencia. Este dolor ha durado apenas uno o dos minutos pero aún así,
estando de rodillas, casi me desplomé a causa de los dolores. Después de comulgar, el
Señor Jesús me permitió sentir la liberación de un alma. Hizo que mis sentimientos
cambiaran de un extremo a otro: después de las profundidades del sufrimiento, me
inundó con la alegría sublime del alma que ha llegado a la Presencia de Dios. El estado
de mi alma, temblorosa de la embriaguez de las Gracias, hizo que me sintiera libre
durante horas de la fuerza de gravitación de la Tierra.
22 de Mayo de 1964
Jesucristo.-
28 de Mayo de 1964
Al disponerme de noche a descansar, por última vez me postré ante la imagen que
representa Su Sagrado Rostro. En este momento sentí la transfusión extraordinaria de
Su Divina Majestad.
Esto ha durado, solamente por un instante. Yo temblaba intensamente. No he podido
comprender qué sería esa transfusión intensa. En ese momento la Tierra ha dejado de
205
Al día siguiente el Señor Jesús conversó largamente pero no puedo escribir sino
algunas Palabras Suyas. Durante la conversación me aclaró que ese momento era el
estar en la posesión de la Santísima Trinidad. Así será después de haber alcanzado mi
salvación.
Jesucristo.-
2 de Junio de 1964
Jesucristo.-
“Por Mi Causa tienes que pasar por grandes sufrimientos y tienes que luchar
sin interrupción por las almas. Fuera de esto, hijita Mía, no derroches tus
fuerzas en ninguna otra cosa.”
15 de Junio de 1964
Jesucristo.-
“Entregar la Llama de Amor, hijita Mía, sea la meta principal de tu vida. Esto
tiene que avanzar como la corriente de agua. Nadie ni nada puede impedirlo.
Esta corriente de agua es Mi Gracia que purifica, destruye cuando haga falta o
salva y da vida, pero debe correr porque ¡Dios lo quiere!
Dile esto a tu Padre espiritual: ésta es Mi petición a él y a todos aquellos que
son llamados a poner en marcha la Causa.”
Al fin, después de mucha lucha interior se ha clarificado mi alma. Las Palabras del
Señor Jesús me confirmaron y fui a donde el Padre y le referí la petición del Señor
Jesús. Él volvió a decir lo que ya varias veces me había dicho que mientras no sienta
206
algo en su alma que confirme la autenticidad del asunto, no va a dar pasos. A estas
palabras nuevos sufrimientos volvieron a torturar y agobiar mi alma...
28 de Junio de 1964
De noche:
Jesucristo.-
Jesucristo.-
Santísima Virgen.-
“... Hijita Mía, por más difícil que sea, ¡ponte en marcha! La humillación que
inunda a tu alma sólo da impulso a Nuestra Causa.”
29 de Junio de 1964
Cuando de mañana estaba arrodillada delante del Sagrario, sólo pude dirigirle al Señor
Jesús una jaculatoria de adoración porque Él enseguida ha interrumpido mis palabras
comenzadas:
Jesucristo.-
“¡Mi Isabel! Oh, ¡cuánto te esperaba! ¡Es tan larga esta soledad! Sabía que
nuestra despedida de anoche te impulsaría a que hoy también fueras tú la
primera quien Me salude. Llenas Mi Alma de alegría. Tú y Yo, ¡nosotros dos!
¡Es Mi delicia estar con los hijos de los hombres! Pero, lamentablemente, esto
recibo sólo de pocos. ¡Mi pequeño girasol! ¿Sabes qué recibes ahora de Mí?
Acepta de Mí esta medida aumentada, hasta ahora desconocida de Mi Amor
que te había prometido porque su aceptación reclama de ti un sacrificio muy
grande.
207
¡Mi Señor Jesús! Ahora que Tus Divinas Palabras se han fundido a mi alma, permíteme
que Te agradezca de un modo especial los sufrimientos extraordinarios y aquella
bondad y amor con que me quieres distinguir y que no me hiciste sentir hasta ahora.
Tus Palabras, mi adorado Jesús, me han anonadado de nuevo al dirigirte así a mí: "Tú
y Yo". Has cambiado el orden. Esta ilimitada condescendencia me ha confundido tanto,
que el rubor ha inundado mi rostro.
¿Cómo puedes hacer esto conmigo que soy pequeña y nada? Él, al ver cómo me
deshacía en agradecimientos, en lugar de palabras inundó mi alma con el amor de Su
Corazón comprensivo.
Una nuerita mía me pidió que trajera las medicinas para mi nietecito enfermo. Tuve
que esperar por la medicina más de una hora... durante la espera me llamó la atención
un artículo de periódico… Apenas había leído de él un par de líneas, el Señor Jesús con
mansa petición se dirigió a mí:
Jesucristo.-
“Mi pequeño girasol, ¡ayuda más bien a liberar a las almas que padecen! Yo
comparto contigo continuamente Mis eternos pensamientos. Ves, ¡qué útil es
este pequeño tiempo! Dejando de lado el pequeño artículo de periódico,
ayudas a las ánimas sufrientes a llegar a Mi Santa Presencia.
208
21 de Julio de 1964
Jesucristo.-
“Ves, así como diariamente pones agua a las flores, de la misma manera
deberían las almas también llenarse cada día con Mi Amor Divino, que
mantendría sus almas frescas y las haría capaces para el sacrificio.”
26 de Julio de 1964
Jesucristo.-
27 de Julio de 1964
Sacaba brillo al piso de mármol del presbiterio. El Señor Jesús me animó con estas
palabras:
Jesucristo.-
209
“Está bien, con tus sacrificios, Mi pequeño girasol, saca brillo a las almas
también en quienes se oscureció el esplendor de Mis Gracias.”
Jesucristo.-
“Siente que ahora estamos aquí entre los dos. ¿Sabes que tu pequeño cuarto
es Mi santuario? Yo permanezco con gusto donde ti porque de la misma
manera que Yo te di hogar en Mi Casa, tú también Me brindas un hogar.
¿Qué es lo que Me une a ti? Es tu inagotable arrepentimiento. Sí, es esto lo
que Me embriaga. Escucha tú, pequeña y pobrecita alma, las palabras con que
reconozco a lo que eres capaz. ¡Embriagas al sublime y poderoso Dios!
Comprendan esta gran maravilla: ustedes por el arrepentimiento de sus
pecados Me pueden hacer feliz.”
3 de Agosto de 1964
Jesucristo.-
“Lo que el imán ha traído a sí una vez, hijita Mía, ya no lo suelta más, porque
esto sería contrario a las leyes naturales. Yo tampoco te suelto a ti ni a nadie,
porque esto sería contrario a la Ley de Mi Ternura Divina.
La confesión tan largo tiempo deseada, la hice hoy. Revelé ante mi Padre espiritual los
tormentos de mi alma y le pedí que me trate severamente porque continuamente vivo
con la conciencia de ser presuntuosa, soberbia, mentirosa y embustera y que quiero
engañarle a él. Por esto desde hace ya semanas no tengo tranquilidad ni de día ni de
noche... Él me tranquilizó diciendo que esto no se da en mi alma. Lo provoca el diablo
porque de otra manera ya no consigue nada conmigo... Si esto fuera verdad, él ya me
hubiera amonestado severamente... Mientras esté yo sincera y obediente, no debo
angustiarme porque esto es lo grato y bueno ante Dios. Que manifestara las
dificultades de mi alma en el futuro también con sinceridad, entonces el diablo no
conseguirá nada con sus tentaciones.
210
Jesucristo.-
“Sabía que ibas a vencer tu cansancio y que vendrías. Si supieras, ¡con qué
alegría te espero!... Un alma entre las muchas que Me ama… ¡Cuán
complacido estoy de ti! ¡Qué tú también sientas este gozo en tu alma! ¡Tú
querida, tú! Es el dolor de tus pecados que hace tan hermosa y tan amable tu
alma y la de todos los que se acercan a Mí con verdadero dolor de sus
pecados.”
Jesucristo.-
“Por los méritos de tus sufrimientos, encendí una gran claridad en el alma de
tu confesor. A partir de ahora, ve con claridad que Mi Santa Causa es
auténtica... Pero tus sufrimientos aún en lo sucesivo serán necesarios. Ahora,
tras un breve descanso, de nuevo intensificaré tus sufrimientos. ¿Lo aceptas?
Contéstame a Mí con tus palabras y con tu decidida entrega; Yo quiero ser el
Soberano único y exclusivo de tu alma...”
Jesucristo.-
“¡Repítelo, repítelo, Mi Isabelita! ¡Son palabras deliciosas estas para Mí! Por
estas palabras sufrí y acepté la muerte de suplicio. Y esto quisiera oír de los
labios de todos los hombres. Tú lo comprendes bien. Enseña esto a otros
también...”
15 de Agosto de 1964
Jesucristo.-
Y al preguntarme esto, de nuevo le contesté con el solo dolor de mis pecados. El Señor
Jesús continuó:
Jesucristo.-
“El gran arrepentimiento de tu alma, Isabel, fecunda a las almas. ¿Sabes
cómo es tu arrepentimiento? Es como la abeja que recoge la miel y vuela de
flor en flor. Éste es tu arrepentimiento. Y por cuantas almas oras, sobre
tantas derramo la abundancia de Mi Gracia. Ellas se arrepentirán de sus
pecados. Ves, en vano hay abeja y en vano la flor, si la abeja no coopera, no
hay ningún resultado. Mira, el pecador es pasivo, no hace nada, es igual que
la flor, sólo espera ser fecundada. ¿Me entiendes, verdad? Con el
arrepentimiento de tus pecados, Mis Gracias actúan en las almas. Como el
polen recogido se transforma en miel, así también las lágrimas de tu
arrepentimiento, por medio de Mi Gracia, se transforman en las almas de los
pecadores en dulce miel. ¡Dame mucha alegría!”
Luego se quedó callado, sólo hizo oír en el fondo de mi alma un suspiro de anhelo y
por él me dio a sentir Su ansia por las almas.
18 de Agosto de 1964
Por hacer obras en la casa, hemos demolido la gruta de Lourdes. Pensé que yo misma
la iba a reconstruir con las antiguas piedras de roca. Durante mi trabajo, adoraba
continuamente a Jesús. Al acercarse la noche, mi corazón comenzaba a latir de alegría.
Durante mi adoración, pensé que muy pronto iría a donde Él y postrada a Sus
Sagrados Pies continuaría mi adoración. El Señor Jesús entre tanto dijo:
Jesucristo.-
“Aumentas el gozo de Mi Divino Corazón y lo aumentan todos los que Me
adoran ininterrumpidamente. ¡Ojalá fueran ustedes muchos! ¡Tú, Mi pequeña
amiga! ¡Con qué dicha te miro a ti y tengo sed de cada una de tus palabras
que mitiga Mi anhelo por las almas! Grabé profundamente en tu alma Mi
enseñanza, Mi sed por las almas. Cuando estuve suspendido en la Cruz,
exclamé con Voz fuerte: ¡Tengo sed! Es esto lo que les grito hoy también a
ustedes, especialmente a las almas a Mí Consagradas.”
212
Jesucristo.-
“Tu alma es como una fuente de la que brota sin cesar agua cristalina que no
sólo refresca sino también purifica. Me refresca a Mí y, por tus deseos, limpia
las almas pecadoras. Te agradezco, Isabel, que mitigas Mi sed por las almas.”
Jesucristo.-
“Nuestros pies van juntos. Yo te sigo y tú sigues las huellas de Mis Pies.
Te quiero mucho, Mi Isabelita. ¡Qué penetre esto tu interior cada vez más! Yo,
el Señor, hago esta confesión y anhelo con ansias tu amor de respuesta.”
Jesucristo.-
“¡Ámenme a Mí sobre todas las cosas! Tu amor arrepentido, hermanita Mía,
Me ha extasiado. Anhela que el amor arrepentido de otros también Me
extasíe. Tu anhelo no queda sin fruto.”
27 de Agosto de 1964
Santísima Virgen.-
Era domingo, de tarde, y entre mis pequeños quehaceres un periódico cayó entre mis
manos. Se hablaba allí de costumbres españolas y me puse a leerlo. Pero apenas había
leído unas pocas palabras, el Señor Jesús me dijo:
Jesucristo.-
“Yo te he reservado enteramente para Mí y tú lo ratificaste repitiendo varias
veces tu entrega a Mí y ahora, con todo, ¿das preferencia a esta lectura que
distrae? No está bien, Mi Isabelita, ¿acaso no recibes de Mí todo lo que
necesitas? ¿Por qué quieres saber más de lo que necesitas para la salvación
de tu alma? No reclamo esto a otros de una manera tan estricta, pero tú eres
querida para Mí. No eres tú quien te hiciste digna; Yo, Dios, te consideré a ti
digna de ello... Un solo instante es ya mucho para que te ocupes en otra
cosa... Mi Amor no tiene descanso. ¡Qué el pensamiento de nuestras mentes
también sea uno!...”
JESÚS VIENE A MÍ
Dijo muchas cosas el Señor Jesús, pero yo estaba tan sumergida en el amor con que
me inundó, que sólo pude retener sus palabras iniciales. El resto de Sus
comunicaciones se fundieron en uno en mi mente y sería incapaz de formularlo en
palabras. Mientras esto ocurrió me sobrevino una depresión tal que le pedí:
Mi adorado Jesús, no tendré fuerzas para ir esta noche a donde Ti. Él, con Sus Palabras
amables y tranquilizantes me dijo:
Jesucristo.-
De noche fui a donde el Señor Jesús y le pregunté: Mi adorado Jesús, ¿era una
imaginación mía que Tú estabas donde mí y me inundaste con el gozo de Tu
Presencia? No logro comprender de ninguna manera cómo podría sugestionarme así. Si
esto fuera verdad, nunca podría yo impedir que se produzcan tales sugestiones en mi
alma. Al encontrarme en el silencio de la noche de rodillas, Sus Palabras se enlazaban
a las mías:
Jesucristo.-
3 de Septiembre de 1964
De la pequeña capilla, llevé la custodia (¡vacía!) al templo parroquial del Espíritu Santo
y mientras la llevaba en el camino también adoraba y reparaba al Señor.
Él, conmovido, me dijo:
Jesucristo.-
“Tú eres Mi custodia viva. El Padre Me envió como a Su Hijo Unigénito para
que les redimiera a ustedes. Pero ustedes también tienen que asumir su parte
en Mi Obra salvadora. Extráiganla con amor desde lo profundo de su alma. Allí
está dormitando, no sean perezosos, vayan y despiértenla y aliméntense con
Mi Sagrada Sangre. Te ruego, discúlpame, por haberte molestado tan
largamente en tu tiempo de descanso, pero no hay nadie más en Mi cercanía y
tanto esperaba poder desahogarme con alguien. ¡Mi pequeña hermanita,
sírveme a Mí conforme Mi agrado!”
215
Lo que voy a relatar ocurrió todavía en Junio, el 13 del mes, en el 51º aniversario de
mi bautismo. Al entrar de noche en mi pequeño cuarto, en aquel mismo instante el
Señor Jesús me inundó con Su Presencia. Me conmoví porque Él estaba parado tan
cerca de mí y dijo:
Jesucristo.-
“Ves, hermanita Mía, esto es todo: este velo tan fino como un hálito es el que
nos separa el uno del otro. ¿Sabes qué es esto? La vida que te mantiene
todavía cautiva en la tierra.”
Jesucristo.-
“¡Confía!”
14 de Septiembre de 1964
Jesucristo.-
18 de Septiembre de 1964
216
Jesucristo.-
“Te estoy muy, muy agradecido, Mi Isabel, porque has aceptado los muchos
sufrimientos.”
Ahora mi alma se alivió. Al oír la Voz del Señor Jesús, cesó en mi alma el poder del
maligno, pero después de una hora se apoderó tanto de mí que por poco me volvía
loca. Por la noche ya no aguanté más.
Fui a donde la hermana que me había sido asignada y le confesé lo mentirosa que soy
y le pedí perdón por mis continuas mentiras. Ella por todos los medios me quiso
tranquilizar: no puedo creer que usted me quiera engañar.
Pero eso no me ha traído la paz. Por eso, la mañana del 19 me fui donde mi padre
espiritual para confesarle a él mis dudas atroces que me hacen sufrir tanto. Él escuchó
sorprendido mi confesión y por poco no me reconoció. No comprendía lo qué pasó
conmigo. Y yo seguía confesándole que este tormento no es nada nuevo, que estoy
encorvada bajo los sufrimientos de largos meses y ya no soporto más. No me atrevo a
recibir la Sagrada Comunión, la culpa pesa continuamente sobre mi alma. No pocas
veces me ahogaba llorando a causa de mis pecados de los cuales no hay modo de
librarme. Él, con bondadosas palabras, hizo todo para tranquilizarme y dijo: "Vaya
tranquilamente a comulgar. Yo cargo sobre mí toda la responsabilidad, porque estoy
convencido de que no comete pecado". Dijo todavía varias cosas: que está seguro en
su apreciación y que yo también debería convencerme de que el maligno quiere
mantenerme alejada de Dios y empujarme a la desesperación.
Uno puede imaginarse, ¡qué tormentos espirituales tan terribles tuve que pasar
después de esto! Encomendé mi alma totalmente al Amor infinito y misericordioso de
Dios... Acudí a la Santísima Virgen: Madre mía, cubre la multitud de mis pecados ante
Tu Santo Hijo para que no se entristezca por mí…
Jesucristo.-
24 de Septiembre de 1964
Jesucristo.-
“Ahora que hayas descansado, hija Mía, no te sorprendas que los sufrimientos
inunden de nuevo tu alma. ¿Sientes, verdad, las tentativas del maligno? No te
aflijas, Yo estoy contigo y actúo dentro de ti. Todo está oscuro alrededor de ti
y tus inhibiciones vuelven a brotar en tu alma. Ya te dije, así será hasta el día
de tu muerte. Como la noche y el día, así se alternarán en tu alma la luz y la
oscuridad. No permito que la noche reine continuamente en tu alma, pero el
día tampoco. No quiero que continuamente haya luz. Créeme, esto tiene que
ser así. Soy Yo quien conozco lo que es para bien de tu alma.
5 - 7 de Octubre de 1964
Llevo ya más de tres años que guardo, a petición del Señor Jesús, este ayuno estricto
por la liberación de las ánimas sacerdotales.
Al regresar hoy, lunes, de la Santa Misa, mi cuerpo se debilitó tanto con los dolores
que después de unas horas me sobrevino un hambre grande. No la aguanté y tomé
alimentos. En mi gran pena de no poder llevar ahora a las ánimas sacerdotales a la
Presencia de Dios y porque esta compasión se acrecentaba más y más en mi alma,
pregunté al Señor Jesús qué debía hacer. En mi alma reinaba gran oscuridad y silencio.
El Señor Jesús no dio respuesta.
Aun al tercer día me desperté sintiendo compasión por las ánimas sacerdotales en
pena. Y mientras pensaba en estos, la Santísima Virgen hizo oír Sus Palabras
bondadosas en mi alma:
Santísima Virgen.-
218
“Mi hijita carmelita, reza el Rosario completo y asiste a una Santa Misa que
sea ofrecida por él. Así puedes recuperar el atraso causado por tu debilidad.
El ánima del sacerdote llegará del Purgatorio a la Presencia de Dios.”
Me quedé muy conmovida por esta propuesta bondadosa. Con lágrimas agradecí a
nuestra Madre Celestial que en mi debilidad ayudó a liberar a las ánimas. Regresó a mi
alma la fuerza y la tranquilidad.
Esto también ocurrió la misma mañana: Al ir a la Santa Misa mis pensamientos se
divagaron un poco, aunque esto duró sólo unos pocos minutos. Entonces el Señor
Jesús se dirigió a mí:
Jesucristo.-
“Eres querida para Mí pero ¡no distraigas tus pensamientos! Piensa sólo en
Mí, porque si no lo haces así, Me aflijo. No Me aflijas y no tomes a mal si te
corrijo. Sabes, Me gusta si Mis Divinas Palabras te encuentran estando
siempre alerta. Aun un minuto es mucho para Mí que pases ocupada en otras
cosas. Yo te ayudo para que sólo Yo y nadie más llene tus pensamientos.
9 de Octubre de 1964
Jesucristo.-
“Permíteme que vuelva a pedir y a quejarme. Apréciame a Mí porque el Amor
Divino también te aprecia y te honra a ti. Ves, te confío a ti que pases a otros
Mis Palabras quejosas. Ámenme a Mí y consideren todo lo que hice por
ustedes. Yo, el Hombre-Dios, les pido con Palabras tan sencillas. Me duele,
que tantas veces Me ofenden. ¡Estoy tan desadvertido! Lo que más Me duele
es que las mismas almas a Mí consagradas Me dejan de lado. No tienen
tiempo para ocuparse de Mí. El tiempo que disponen lo dedican a todo menos
219
a Mí. Oh, ¡ustedes necios! Todo minuto se pasa. El tiempo que han gastado
por Mí nunca se pierde, sino se funde con la eternidad cuyo valor es infinito.
Sí, del tiempo dedicado a Dios será fácil rendir cuentas. ¿Por qué no hacen
todo por Mí? ¡Pues esto es tan sencillo! Basta para ello tener un alma pura. La
pureza del alma les hace a ustedes divinos. El que come Mi Cuerpo y bebe Mi
Sangre permanece en Mí y Yo en él. ¡Sumérjanse en Mis Palabras! Si Dios está
en ustedes, ¿cómo no van a ser ustedes también divinos, Mi Isabelita?
Derramo sobre ti la claridad de los Misterios Divinos con tal que medites
sobre los Misterios de Mi Divinidad. Yo te introduzco paso a paso y hago que
emprendas el camino, ya aquí en la Tierra, a este mundo maravilloso. Por eso
te ruego, apréciame ahora de nuevo como a nadie y nada aquí en la Tierra.
¡Procede así sin cesar!”
10 de Octubre de 1964
Jesucristo.-
“No hagas más intentos, Mi pequeña hermanita, ¡Todo sería en vano! Sabes
cómo te instruí ya en una ocasión: ¡Sumérgete en Mí como gota de agua en el
vino! Yo Soy el Vino, tú el agua. Y ahora he echado unas gotas de los Misterios
de Mi Divinidad en tu alma. No es posible separar la gota de agua del vino. De
la misma manera tampoco puedes expresar los Misterios Divinos.
Y ahora te ruego que hoy ¡vengas a Mí cuanto antes! ¡No esperes que llegue la
noche! ¡No haya nada que fuere más importante para ti que Yo!”
El Señor Jesús conversó largamente pero ahora por mis circunstancias familiares no lo
pude anotar. Ahora, posteriormente, sólo escribo aquello que recuerdo textualmente.
Son Palabras del Señor Jesús:
Jesucristo.-
220
“Una vez que haya sido cegado Satanás, los decretos conciliares van a tener
cumplimiento en una medida extraordinariamente grande.”
30 de Octubre de 1964
Por la mañana del viernes, en la Santa Misa el Señor Jesús me sorprendió al dirigirse a
mí con Palabras agradecidas:
Jesucristo.-
“¡Oh, qué feliz Me encuentro porque escuchas varias Santas Misas! Esto es
una honra muy grande para Mí. Te ruego, dilo a muchos, porque ésta es
manifestación de Mi parecer. Por medio de ella derramo Mis Gracias sobre
ustedes.”
8 de Noviembre de 1964
Durante varios días el Señor Jesús me instruyó sobre la piedad y pidió o más bien se
lamentó:
Jesucristo.-
10 de Noviembre de 1964
Jesucristo.-
13 - 14 de Noviembre de 1964
Jesucristo.-
“...Tranquilízate, hijita Mía, he irradiado tal luz en el alma de tu confesor que,
a su claridad, ve nítidamente el camino que ha de seguir en adelante, para
poner en marcha Nuestra Santa Causa...
En la noche, al escuchar estas Palabras, una alegría tan grande llenó mi alma como
nunca lo he sentido hasta ahora. En mi alma, vi cómo queda ciego Satanás y los
beneficiosos efectos que a causa de ello van a recibir los hombres en todo el mundo.
Bajo el efecto de la alegría, apenas pude cerrar mis ojos durante toda la noche y
cuando me sobrevino un leve sueño, mi ángel de la guarda me despertó diciendo:
"¿Cómo puedes dormir con una alegría tan grande que hará estremecer el mundo?"
Jesucristo.-
16 de Noviembre de 1964
Jesucristo.-
Santísima Virgen.-
“Veo, hijita Mía, que a causa de los fuertes dolores no puedes levantarte para
la velada nocturna pero, a pesar de ello, recobra todas tus fuerzas y cuando te
despierte, ofrece tu dolorosa vigilia por los moribundos.”
Jesucristo.-
“¡Estaba esperando con ansia entrar dentro de ti! ¡No te sorprendas que vuelo
a tu interior sin siquiera tocar tus labios!
Puesto que el día anterior no pude recibirle, mi anhelo también ha sido muy grande. El
19 ocurrió lo mismo: no tocó mis labios sino voló a mi alma.
Jesucristo.-
“Escribe, hija Mía, lo que ahora te dicto:... Tú eres Mía y esto es garantía para
ti. Después de tu muerte van abundar en los tesoros de tu alma los que
223
Jesucristo.-
Pero puede ser que por falta de mis capacidades intelectuales no pueda escribir más
sobre esto. Es decir, me costó regresar a la vida real...
2 de Diciembre de 1964
Volvieron las grandes angustias espirituales. El Señor Jesús, con un leve suspiro
infundió en mi alma:
Jesucristo.-
224
Jesucristo.-
“¿Estás sufriendo mucho? ¡Qué no se acabe tu sufrimiento sacrificado! ¿Sabes
por qué es así? En la medida en que dejo bajar sobre ti la oscuridad de las
dudas de fe y la congoja espiritual, en la misma medida habrá claridad y alivio
en las almas que van a poner en marcha Mis comunicaciones dadas a través
de ti.
¡Mi Isabelita! ¡Sufre con heroísmo, con perseverancia, sin parar! Yo, en todo
caso, levantaré de vez en cuando ante ti el velo que oculta Mi Divina Voluntad
y manifestaré Mi Complacencia para que saques fuerza de tiempo en tiempo y
tu alma se llene con la abundancia de Mi Divina Gracia que deberás pasar a
otros, para que alaben y glorifiquen a Dios por Su infinita Bondad.”
Cuando comenzó la Santa Misa, la Virgen Santísima con maternal bondad comenzó a
hablar:
Santísima Virgen.-
Me sorprendí mucho por Sus Palabras porque guardó una pausa y luego siguió:
Santísima Virgen.-
225
“Yo haré en unión con ustedes un tal milagro que los sabios del mundo en
vano intentarán hacerlo, nunca estará al alcance de ellos. Esto solamente
puede comprender la sabiduría de las almas puras y amantes de Dios porque
ellas poseen a Dios y Sus infinitos secretos. Sí, hijita Mía, apagaremos fuego
con fuego: ¡El fuego del odio con el fuego del Amor! El fuego de odio de
Satanás lanza sus llamas tan a lo alto que cree que su victoria ya es segura,
pero Mi Llama de Amor cegará a Satanás. Esta Llama de Amor entregué a tus
manos y pronto llegará a su destino y las Llamas que brotan de Mi Amor
apagan el fuego del infierno. Mi Llama de Amor, con una claridad inimaginable
y con un calor benéfico, inundará la redondez de la Tierra. Hijita Mía, para eso
necesito Yo el sacrificio, tu sacrificio, el sacrificio de ustedes para que las
mentes y corazones en los que arde el odio infernal reciban la mansa Luz de
Mi Llama de Amor.”
Santísima Virgen.-
“¿Sabes qué eres tú? Un punto pequeño que se encendió en Mi Llama de Amor
y la claridad recibida de Mí enciende las almas. Y cuanto más numerosas sean
las almas sacrificadas y las que velen en oración, tanto mayor será la fuerza
de Mi Llama de Amor en la Tierra. Formen, pues, una fila estrechamente
apretada porque en la fuerza del sacrificio y de la oración se quiebra la
llamarada del odio infernal. Los malignos se reducirán cada vez más, su llama
que arde de odio se apagará y el resplandor de Mi Llama de Amor llenará
todas las regiones de la Tierra.”
10 de Diciembre de 1964
Las Gracias que el Señor ha infundido en mi alma me las ha hecho sentir todavía tan
intensamente, que apenas me queda fuerza para caminar. Que nadie se sorprenda de
ello si algún día lee estas líneas. Cuando esto ocurre, muchas veces la Gracia del Señor
quema tan dulcemente mi alma... y algunas veces otros también sienten lo que está
pasando en mí. Me sorprendo al darme cuenta que no todos por igual sienten las
Gracias que se emanan de mi alma. Pregunté al Señor Jesús, ¿por qué es así? Me
respondió que Él lo permite sentir según los méritos de cada uno. Por estas palabras
permite deducir cuál sea el grado de mérito de las almas.
Esto me causa una pena y un sufrimiento muy grande. Pero el Señor Jesús me pidió
mansamente: "¡Sufre Conmigo!"
12 de Diciembre de 1964
Jesucristo.-
Cuando las Palabras del Señor Jesús se apagaban en mi alma, el Amor de la Santísima
Virgen me atrajo hacia sí. Esto también era sumamente amable. Toda la mañana como
si no hubiera vivido sobre la Tierra, aunque entre tanto hacía mis trabajos de casa.
Pero éstas no ocupaban mi mente que estaba poseída por entero por la Presencia del
Señor Jesús y de la Virgen Santísima. De las Palabras de la Bienaventurada Virgen
227
María sólo puedo escribir muy poco. Después de la larga conversación del Señor Jesús,
la Santísima Virgen con Su maternal Amor, habló con estas Palabras:
Santísima Virgen.-
Santísima Virgen.-
“Me alegro tanto, Mi pequeña hija, que Mis virtudes, la humildad y la sencillez,
las tienes siempre presentes.”
En este momento comenzaron a tocar las campanas para el Ángelus. Quise comenzar
la oración con que veneramos a la Santísima Virgen, pero Ella intervino:
Santísima Virgen.-
“Ahora tu oración debe ser el prestar oídos a Mis Palabras que te he dirigido y
como señal de tu veneración, ¡medítalas en tu mente!”
21 de Diciembre de 1964
Jesucristo.-
“De hoy en adelante dividiré el resto de tu vida en tres partes: la primera será
de penas y tormentos, luego te inundaré cada vez más con Mis Gracias
fortificantes y esto será tu premio en forma de arrobamientos. Luego vendrá
la sequedad espiritual, o sea el reintegrarte a la vida natural. Tu vida hasta
ahora ha sido también parecida a esto, sólo que en adelante vas a saber de
antemano lo que te va a suceder.”
1965
DUDAS
228
Santísima Virgen.-
Desde mediados de enero, vivo en medio de una gran sequedad y oscuridad espiritual,
y en mi abandono me domina cada vez más la idea de que mi vida hasta ahora es pura
imaginación y mentira. He procurado alejarla de mí con todas mis fuerzas. Pero,
cuanto más me esforzaba, tanto más caí bajo el poder de ella.
A esta angustia espiritual en medio de una gran soledad, la gravaban los pensamientos
turbios de constantes dudas contra la fe. He tratado de guardar con todas mis fuerzas
el equilibrio espiritual que ya estaba muy venido a menos y en mi debilidad mis
pensamientos confusos me demostraban que todo era malo. Esta inseguridad iba
creciendo y levantando olas en mi alma. Luego una violencia desesperante me obligó a
que liquidara radicalmente mis continuas mentiras, porque si no hago esto, me
condeno. Este pensamiento me hizo tambalear: ¡No quiero pecar! Arranco de mi alma,
de una vez para siempre, mis imaginaciones mentirosas, rompo con todo lo que está
relacionado con mis mentiras. No quiero tratar con personas que saben de mí. Ya no
trataré más con la hermana que me había sido asignada, no iré más a ver a mi
confesor tampoco. Continuamente tengo la sensación de que él es débil para conmigo
y me abandona a mis imaginaciones mentirosas.
Ya no me atrevía a seguir escribiendo las palabras del Señor Jesús, porque
continuamente sentía en mí que no era más que puro invento mío, que yo escribía
bajo el impulso de la autosuficiencia y la soberbia. Me debatía en tormentos
extraordinariamente grandes. Y cuando dejé de escribirlas, nuevo temor se apoderó de
mí, el de no obedecer a la petición del Señor Jesús. Debatiéndome entre estos
tormentos, apenas podía ya orar. En mis tinieblas espirituales por poco tiempo
abandoné la lucha, cuando oí la Voz del Señor Jesús:
Jesucristo.-
“Hoy no Me dirigiste todavía ni una sola palabra.”
veces, pero mi débil voluntad siempre me abandonó y, entonces, comenzó todo otra
vez, de nuevo, o mejor, seguía agravándose la situación anterior. En vano pedí al
Señor Obispo, al Padre X y al Padre D, también que me libraran de los espíritus
malignos. Ninguno de ellos lo hizo. Me tranquilizaban con que esperara a que se
clarificara en mí la Voluntad de Dios. Para mí, carecían de fuerza estas palabras y
continuaba con mis mentiras. En vano le pedí a mi confesor también, que fuera severo
conmigo, porque tenía la sensación de que él, por delicadeza, no descubría mis graves
faltas. Tuve unas luchas tremendas. Mis confesiones tampoco me alcanzaron alivio,
porque pensaba que él no se percataba de mis mentiras. Hubo tiempo cuando la
inquietud torturaba tanto mi alma, que ya no me atrevía a ir a comulgar.
Después, por corto tiempo, logré tener tranquilidad, pero esto cambiaba
continuamente en mi alma. Yo no soporto más esta lucha. Cuando me confesé la
última vez, usted me alentó a que hablara y aliviara mi alma. Pero yo no pude contarle
las cosas que sucedían en mi alma. Frecuentemente y de improviso, sentía una
inhibición en mí y aquella de que usted es una persona de buena fe… Lo mejor será si
no sigo engañándole con mis inacabables mentiras, porque no sólo seré yo quien se
condene sino usted también. ¡Terrible tormento es esto! ¡No lo puedo soportar! Hasta
ahora fue usted quien me guió en todos mis pensamientos y acciones, animándome a
que aceptara todo sacrificio por la santa causa. Pero que esta causa existe así en la
realidad, y que no viene de mí, sabe esto nadie sabe dar respuesta. Yo misma no estoy
segura de ello. Que no viene del diablo, esto ya me lo dijo el Señor Obispo, el padre X,
y el padre D, también mi padre me tranquilizó. Una vez Satanás también irrumpió
sobre mí:
Satanás: “No viene de mí, pero de Dios tampoco. Esto procede ¡únicamente de
ti!”
Señor mío, ¡perdona mis pecados! No soporto engañarme por más tiempo,
definitivamente quiero alcanzar tranquilidad. Veo que carece de todo sentido lo que he
hecho y no me explico por qué sólo desde entonces estoy sufriendo. Como brota del
pecado, no puede ser meritorio. ¡Libérame, libérame de este terrible tormento! Ésta es
mi única oración que elevo al Cielo. ¡Sólo la muerte! ¡Oh, feliz muerte!... Ésta será
para mí la salvación que me librará de los tormentos infernales sufridos en la Tierra.
¡Y estoy sufriendo esto desde hace ya años! ¡Oh, feliz muerte! Me abandono en la
Misericordia de Dios. Si quita mi vida, y si el buen Dios me olvida entre las ánimas
sufrientes aunque fuera hasta el día del Juicio, lo aceptaría feliz porque sé que allí, por
más tiempo que durara, ya no tendré más oportunidad de pecar. Con la muerte
cesarán mis pensamientos confusos y mis mentiras y así ya no ofendería más a Dios.
230
Cuando escuché en mi alma en qué día me iba a morir y en qué día estaría entre los
bienaventurados, sentí profunda gratitud en mi alma… Será un deleite inimaginable
para mí el liberarme de la Tierra. Hasta que esto ocurra, iré a un nuevo confesor, ante
quien no mencionaré las imaginaciones pecaminosas que tuvieron lugar en mi alma.
Dejando de lado a estas, quiero liberarme de mis pecados, porque mis confesiones
anteriores, lo siento así, estaban llenas de fingimiento. Esto causa la inquietud
desgarradora en mi alma. No quiero regresar a mi anterior confesor porque las heridas
causadas por las mentiras del pasado se abrirían de nuevo y esto haría vacilar mi firme
determinación y turbaría la paz de mi alma. Estoy viviendo tormentos terribles…
CONFÍEN EN MÍ
7 de Enero de 1965
Jesucristo.-
“¡No caviles sobre quién será aquel fuerte que pondrá en marcha nuestras
comunicaciones! Yo, de fuerza, no tengo necesidad. Escojo a las almas
humildes y sacrificadas. Y lo importante es que se acerquen con confianza a
Mí. ¡Confíen en Mí! Repito, es ésta por la cual pueden internarse plenamente a
Mi cercanía.”
11 de Enero de 1965
Fui a confesarme. Durante dos o tres días me encontraba tan aliviada, —no, esto no
debo escribir así— porque esta liviandad me desprendió de la tierra y durante días
pasé el tiempo en una felicidad embelesada.
Mi felicidad era tan grande, que tuve la sensación de no poder contenerla dentro de
mí. En esos días, estuve en la casa carmelita y permanecí allí por unas horas. Hubiera
querido tanto que ¡todos sintieran conmigo este arrobamiento! Apenas logré
contenerlo en mí. Interrumpiendo mi trabajo, pasé y besé en la frente a la hermana
asignada para acompañarme. El Señor Jesús permitió que la hermana también sintiera
el efecto maravilloso de la gracia que habitaba dentro de mi alma.
Jesucristo.-
“El Ojo de Dios descansa sobre ti.”
231
Jesucristo.-
“Tu alma, hijita Mía, es receptor de Mis Palabras Divinas. ¡No tiembles! Esto
es así, por más indigna que te sientas para ello. Sabes bien que Me sirvo de tu
pequeñez, de tu ignorancia y de tu humildad para este fin, estando el acento
sobre todo en la última de éstas". (En la humildad).
4 de Febrero de 1965
Jesucristo.-
No pude no aceptar en mi alma esta palabra. A las palabras del Señor Jesús la
tranquilidad anhelada entró en mi alma. Esta paz me dio una fuerza inconfundible. El
Señor Jesús habló de nuevo:
Jesucristo.-
“¿Has sufrido mucho, hijita Mía? Satanás, privado de la luz de sus ojos, no
pudo inducirte a ningún pecado y se apoderó de él un furor salvaje al saber
que eres tú quien tiene que transmitir Mi Santa Voluntad y por eso quiso
sacarlo a golpes de tu cabeza… Es mérito de tus sufrimientos que Mi Divina
Claridad ilumine el origen divino de los ‘hechos comprobados’ en las almas de
aquellos que son los llamados a transmitir la Causa. Será grande el
campamento de los que se opongan, y todavía tienes que sufrir mucho para
que la Causa llegue a triunfar. Rinde cuentas del estado de tu alma a tu
confesor…”
Jesucristo.-
Me olvidé de ello por completo. Le agradecí con profunda gratitud que su atención se
extendiera hasta cosas tan terrenales también.
Durante el camino le seguía adorando. Al entrar en el almacén me acordé que hoy es
sábado y a mi pregunta: ¿Tienen todavía pan? —¡No! fue la respuesta. Me asusté:
ahora, ¿qué va a pasar? Y cuando estaba a punto de salir, oigo que me llaman, me
dicen que han guardado un pan pero para quien, lo han guardado no ha venido a
retirarlo. Al mismo instante dije: ¡Mi adorado Jesús! —Y Él:
Jesucristo.-
“¡Éste Soy Yo! ¿Ves? ¡No sea que el tiempo que permaneces Conmigo resulte
en perjuicio de tu familia!”
25 de Marzo de 1965
Jesucristo.-
“¡Pon en tensión todas tus fuerzas! Es esto lo que Me es muy grato en ti. El
arco también cuanto más lo tensan, tanto más certeramente se puede dar con
ello en el blanco. Tú también, así tienes que tensar tu fuerza de voluntad y,
gracias a ello, la flecha no se desvía de la dirección que no es otra cosa que el
Cielo.”
Mis palabras que le envié a Él, las sentía como si hubiera volado a infinitas alturas.
Entonces me sorprendió:
Jesucristo.-
“¿Por qué piensas que Yo estoy lejos, en las alturas, encima de ti? Aquí estoy
parado ahora también junto a ti…”
233
Mientras el Señor Jesús conversaba, mi alma captó a través de las ondas de especiales
sentimientos, cómo la Santísima Virgen con Su Amor admirablemente cautivador le
dijo al Señor Jesús:
Santísima Virgen.-
Jesucristo.-
“Esto no es arrobamiento, sólo es una clase de él; por eso puedes soportarlo
con tus fuerzas corporales.”
Entre tanto me inició en cosas celestiales que hasta ahora ignoraba. A éstas, no les
puedo expresar con palabras… El Señor Jesús al día siguiente también me habló sobre
esto durante la Santa Misa. De estas cosas no puedo escribir…
12 de Abril de 1965
El Lunes Santo, el Señor Jesús me inundó con Sus quejas: que mi familia también
aumenta Su dolor…
Jesucristo.-
“¿Ves Mi Mano que pide ayuda, Mi pequeña hermanita? Muchos esquivan su
mirada para no tener que sentir la triste mirada de Mis Ojos. Puedes ver, Soy
Yo quien Me acerco a ellos. Pero ellos siguen avanzando tercamente por el
camino de la oscuridad. Por eso pidió Mi Madre, que se prenda en la Tierra Su
Llama de Amor, que ilumina el interior de las almas y para eso pide Ella las
gotas de aceite de sus sacrificios. Yo te digo y prometo con Mi Palabra Divina
que cuando ores por alguien nunca serás rechazada, porque las gotas de
aceite de tus sacrificios no sólo caen en las lámparas de las almas sino
también en Mis Heridas ardientes de fiebre y actúan en ellas como bálsamo
refrescante. Mi Isabel, el Hombre-Dios te da las gracias por esto. No te
excuses, así tengo que hacer porque Yo Soy Hombre también y comparto los
sentimientos de ustedes y cuando hacen sacrificios por Mi Obra salvadora,
hacen que Yo esté en deuda con ustedes. Podría decirlo de esta manera
también: ¡Me compran ustedes con sus favores! ¡Me llena una felicidad
desbordante!”
234
Cuando terminó Sus palabras, me permitió que yo también sintiera en mi alma lo que
Él siente en vista de nuestro amor compasivo.
Estuve donde el médico. Después de efectuar el primer examen, dijo el médico que no
puede constatar ninguna enfermedad. Dijo que los sufrimientos de los que me quejo
no proceden de enfermedad, sino que yo me hago cargo del sufrimiento de otros. No
tengo ningún problema con los nervios. Están completamente en orden.
Pero, para que el examen fuera completo, me envió para los exámenes de laboratorio
y, una vez cumplidos estos, después de una semana, regresé por el resultado. Él,
después de darle lectura, constató una muy pequeña anemia que es del todo
insignificante. Y como por esta vez tampoco detectó ninguna enfermedad, dijo que no
prescribiría ningún medicamento. Recomendó baño termal de agua tibia, pero ésta
también cuando el tiempo sea más caliente. Y de nuevo me dio como única explicación
que yo me hago cargo del sufrimiento de otros. Que mi sistema nervioso es
extraordinariamente fino y reacciona de modo extraordinario a todo y es esto lo que
provoca en mí los muchos sufrimientos; acerca de esto ya no pude expresar otra
opinión. Este médico no me conocía ni tenía conocimiento de ninguna de las
circunstancias de mi vida…
Se puede imaginar que mis hijos, que sabían que yo siempre apelaba a mi mal estado
de salud y a mi continua debilidad, esperaban con extraordinario interés el resultado
del examen. Se enteraron con gran sorpresa que según el diagnóstico del médico, no
sufro de ninguna enfermedad. Lo encontraron ellos también raro. Y yo seguía sufriendo
como antes…
ESPÍRITU DE FORTALEZA
15 de Mayo de 1965
El Señor Jesús me permitió oír Su suspiro enteramente suave que me parecía venir
desde muy lejos. El Señor Jesús por Su suspiro dejó entrar en mi alma una tenue luz y
ella iluminó el valor de mi sufrimiento. Y mientras ese suspiro, sentido como venido de
lejos, cruzó por mi alma, yo sentí actuar intensamente en mi alma el Espíritu de
Fortaleza. Mientras esto ocurrió, cesaron en mi alma los fantasmas torturadores de la
incertidumbre que casi —casi me extenuaron.
Luego el Señor Jesús dijo todavía:
Jesucristo.-
235
Y al oír la Voz del Señor en mi alma, enseguida me acogí a Sus Palabras: Jesús mío,
¡qué feliz estoy porque me has hablado a mí! ¡No me sueltes! Tú eres quien mejor lo
sabes, ya que eres Tú quien da el sufrimiento. Él dijo silenciosamente:
Jesucristo.-
“Ahora tienes que padecer aquel sufrimiento y aquella oscuridad que sentían
Mis discípulos después de Mi muerte. Pero, así como envié sobre ellos el
Espíritu Santo, lo enviaré sobre aquellos también por quienes tú tienes que
sufrir. ¿Verdad que ahora en medio de los sufrimientos, ya comprendes lo que
no entendías? Este milagro es la repetida venida del Espíritu Santo que
esperan muchos, y la Luz de Su Gracia desparramándose penetrará toda la
Tierra.”
20 de Mayo de 1965
Jesucristo.-
Al oír estas palabras, me asusté. ¿No recibiré más sufrimiento? ¡Oh, mi adorado
Jesús!, ¿esto significa también que retiras de mí Tu amor? Esto me entristece todavía
más y tristemente me quejé ante el Señor Jesús: el sufrimiento para mí es cuando no
tengo sufrimiento.
Y ahora, ¿cómo puedo pararme delante de Ti? Tu amor, fundido en uno con los
sufrimientos dominaba mi alma, y ahora, que esto ya no lo va a dominar, ¿qué será
conmigo? Mi alma se hizo pesada y pedí al Señor: Mi adorado Jesús, ¿por qué me
tratas así? ¿No merezco los sufrimientos? ¿O no soy bastante fuerte para soportarlos?
Todavía por mucho tiempo me quejaba al Señor Jesús. Él dijo de nuevo:
Jesucristo.-
Santísima Virgen.-
"Después de tu muerte, hijita Mía, tu puesto estará junto a Mí. Y tus gotas de
aceite recogidas en la Tierra, que por tu vida sacrificada Mi Santo Hijo unió
con Sus méritos, volverán a caer en las lámparas apagadas de las almas y van
a prender por Mi Llama de Amor, y a la luz de ella, encontrarán el camino que
conduce a la salvación.
Estas gotas de aceite van a caer sobre las almas también que no tienen
lámpara. Y ellas también sentirán la causa de ésta y llegarán a Mi Santo Hijo.
Luego, tú tendrás trabajo hasta en el Cielo y continuarás tu participación en
Mi obra salvadora después de tu muerte también.”
IMPOTENCIA DE SATANÁS
4 de Junio de 1965
Ocurrió una cosa muy interesante. Justo al ir anoche a mi casita, en el camino tuve
que escuchar el gemido amargo y el reproche de Satanás. Se lamentaba de que él, ya
desde hace mucho tiempo sospechaba que iba a pasar muy graves apuros en relación
con mi persona. Por eso, ya desde aquel entonces procuró tenerme continuamente a la
vista. Y seguía lamentándose de que a pesar de ello logré escaparme siempre de entre
sus garras, aun cuando él empleó a fondo todos los medios, sin embargo, fue
derrotado.
Hasta que llegué a mi pequeño cuarto que está en el fondo de la huerta, ha venido
conmigo, mejor dicho, venía furtivamente porque como está ciego, es impotente. Pero
hubo un tiempo cuando tuve que sentir sus ojos centellantes de odio y chispeantes de
venganza, que aquel entonces llenó todo mi ser de miedo.
237
5 de Junio de 1965
En mi alma hay un continuo y gran anhelo hacia Dios. Conformándome con Su Santa
Voluntad, acepté si tuviera que vivir, morir o sufrir. Todo esto me llenó de tal felicidad
que para expresarla no hay ni letra ni palabra.
“…No tiene sentido que tengas por verdaderas tus tonterías inventadas. Esta
gran desilusión, verdad te ha consternado y te hizo caer en la cuenta de que
todo es pura invención tuya. ¡Reconócelo y corrígelo! Continuar este género
de vida es contrario a tu dignidad humana también y estás pecando con ello.
Ves, hasta tu Adorado te abandonó, no te considera digna ni de la vida ni de la
muerte. Lo único seguro es la condenación para ti y para todos los que están
de acuerdo contigo. Sí, únicamente tú eres la responsable de ellos porque tú
los empujas al mal con tus continuas mentiras.”
Me atacó con tan gran ímpetu que perdí inmediatamente la seguridad de mi alma. Esta
lucha duró varios días. En esta incertidumbre, mi única oración era la oración
dominical. Pedí al Padre Celestial que acepte mi alma, mi cuerpo. Yo quiero servirle a
Él con toda mi mente y que se cumpla en mí plenamente, por medio de Él, Su Santa
Voluntad. Esto es todo mi anhelo. Le pedí que me perdonara por los méritos de
Nuestro Señor Jesús todos mis pecados…
9 de Junio de 1965
Jesucristo.-
“Me deleitaba en la lucha de tu alma. Es Mi mayor gozo si libran ustedes una
continua batalla contra el príncipe de las tinieblas. El que lo hace tiene la
salvación asegurada. He disuelto, Mi querida, la tiniebla de los días pasados
en tu alma…”
Jesucristo.-
Esta mañana, mientras el Señor Jesús habló, se derramó en mí, semejante a un rio
que se desborda, el sentimiento de la Presencia de Dios. No vi nada, sólo la sentí. Esta
Presencia Divina corroboró mi alma en que no estoy engañada por mi propia
imaginación… El Señor Jesús dijo entre tanto:
Jesucristo.-
239
Después de esto hubo silencio y tranquilidad en mi alma, pero sólo por unos días.
18 de Junio de 1965
En mis zozobras la misma conclusión: tengo que acabar y tengo que destruir todas mis
mentiras. Por eso me propuse no escribir ya ni una sola letra más.
Desde entonces varias veces oí esto en mi alma pero no lo escribí, más aún traté de
alejar de mi mente la idea de dejar definitivamente todo… Este tormento es tal, que
nunca sentí algo parecido a esto en toda mi vida…
¡Ésta es una vida terrible! Vivir sintiendo continuamente en la conciencia que estoy
ofendiendo a Dios y Él no desea venir a mí. De esta manera me da a entender que le
duele esta unión indigna y cómo siente asco de mí a causa de mis pecados. En este
gran tormento espiritual, no es de sorprenderse que ahora también lo único que deseo
es morir, porque entonces yo estaré libre de estas continuas mentiras con las cuales
hasta mis confesores les confundo… Mi vida no tiene ningún fin, vivir así sin Dios. Es ya
la segunda semana en que no asisto a la Santa Misa, excepto la del domingo, porque
es obligatoria. Alimento mi alma sólo con la comunión espiritual. Todo está oscuro y
sin meta ante mí. La vida es algo raro para mí: ¿Cómo puedo vivir por Dios… sin Dios?
¡Esto no funciona de ninguna manera!
Le ruego, mi hermana mía, vaya donde el padre G, y hable con él por mí que, después
de esto, ¿qué debo hacer? Yo, de mi parte estoy plenamente convencida de que el
Santo Padre sería el único quien, después de examinar mi causa, podría
tranquilizarme. Porque si encontrara que no es verdadera, me daría la absolución para
mi embrollo de mentiras. Quisiera que ustedes, junto conmigo, se compenetraran de
mi muy grave situación y con buena voluntad me ayudaran. Yo, con las pocas fuerzas
que me quedan, iré a donde el Santo Padre, por más raro que lo encuentren. Venceré
todas las dificultades, porque no pueda seguir viviendo sin hacer nada en medio de
este cruel y atroz remordimiento espiritual.
No importa si no están dispuestos a darme ninguna recomendación, yo aún así haré
todo esfuerzo con el fin de recuperar la tranquilidad perdida de mi alma… Esta
incertidumbre y abandono es la causa de que me decida a tal cosa. ¡O una cosa u otra!
240
¡Pero no continuaré por más tiempo esta vida! Porque o soy loca y embustera, o es
verdadero lo que pasa en mí. Y si es verdad esto, no puedo seguir mirando, con los
brazos cruzados, la perdición de las almas. El asunto de cegar a Satanás no me puede
espantar: cualquier sacrificio que me exija, tengo que hacerlo…
2 - 3 de Julio de 1965
Estaba junto a la mesa almorzando, cuando como rayo iluminó mi alma la Voz del
Señor:
Jesucristo.-
“¿Te acuerdas qué dijo tu confesor en la última confesión? Si te encontraras
en un apuro ¡ve a donde él o mándalo a llamar!”
En ese momento recogí todas mis fuerzas y fui a llamar por teléfono… Recibí una
respuesta alentadora y favorable.
El 3 de julio, durante la noche, casi no podía dormir. Como se suele decir: esperaba al
amanecer como niño la Navidad. ¡Y resultó serlo! Ya han pasado dos semanas sin que
hubiera atrevido a recibir el Cuerpo del Señor por las causas antes descritas. Era
domingo. De mañana, temprano, partí con pocas fuerzas corporales, pero con mucha
esperanza. Después de la recomendación del día anterior, se mudó enseguida a mi
alma la suave paz del Señor Jesús, que calmó en mí los tormentos espirituales
soportados durante largo tiempo.
Mi mente estaba completamente bajo la presión del príncipe de las tinieblas y por eso,
para que pueda aceptar las palabras del Padre, recibí una fuerza que vino de un poder
que está más allá de la Tierra. Con mi respuesta afirmativa quise darle a entender que
con todas mis fuerzas quiero obedecerle. La conciencia de esto llenó con tranquilidad
mi alma. Después de mucho tiempo el Señor Jesús entró en mi alma y me inundó con
Su Presencia.
OBEDECE A TU CONFESOR
7 - 8 de Julio de 1965
Jesucristo.-
Después de esto me quedé muy pensativa sobre las palabras del Señor Jesús: qué
santa y qué grande es la virtud de la obediencia, que hasta ahora no había
reflexionado sobre ella como lo hago hoy y que mi alma en qué gran medida llegará a
ser resplandeciente por ella. Después hice el firme propósito de aceptar con mucho
mayor fidelidad y entrega lo que reciba o directamente del Señor Jesús o
indirectamente de mi confesor.
Santísima Virgen.-
“Te ruego de nuevo, hijita Mía, que entregues ahora mismo a tu confesor las
indicaciones de cómo hacer la oración de vigilia unida a los Méritos de Mi
Santo Hijo, que no le entregaste todavía. Es Mi petición que la santa velada
nocturna, por la cual quiero salvar a las almas de los moribundos, la
organicen de tal manera en cada parroquia que ¡ningún minuto se quede sin
que alguien haga oración de vigilia! Éste es el instrumento que pongo en sus
manos. Por medio de él, salvan ustedes las almas de los moribundos de la
condenación eterna. De la Luz de Mi Llama de Amor Satanás quedará ciego.”
12 de Julio de 1965
Jesucristo.-
“Así tienes que vivir, partida en dos. ¿Por qué te asombras de esto? ¿Puede
unirse la voluntad del cuerpo con la del alma? No, ¡jamás! Veo que con tu
alma te fijas intensamente en Mí para hacer Mi Santa Voluntad.
Jesucristo.-
243
Para que veas y sientas ese poder que hizo cesar en tu alma las dudas que se
te presentaron bajo múltiples formas y circunstancias turbias.
En ese momento no comprendí todavía sus palabras. Por qué el Señor Jesús no me ha
dado todavía este nuevo sufrimiento que Él llamo así: te va a quemar el Fuego de la
Caridad y que la fuerza de mi cuerpo se irá consumiendo en el ansia por las almas.
Pasados unos días, experimenté como si hubiera clavado en mi alma une flecha
ardiente; por medio de este sufrimiento hay que salvar a las almas de la condenación.
Desde entonces no me reconozco. Cómo podría orientarme yo, qué es eso de fuego
ardiente de caridad, no lo puedo describir. Hay sentimientos que son secretos
exclusivos del alma y de Dios, y hablar sobre ellos es imposible.
Ni quiero intentarlo. Sé con certeza que usted, Padre mío, va a comprender junto
conmigo, por la gracia de Dios, lo que bajo el silencio de las líneas se esconde. Esto es
cosa del Señor. Aquí mi esfuerzo sólo podría estropear. Porque únicamente en el
silencio del alma se puede escuchar la voz del amor del Señor. Pero, en este momento,
ni siquiera tratábamos sobre esto. Según las palabras del Señor Jesús, el "Fuego de la
Caridad" quema y así como no es posible expresar con ninguna palabra lo que es la
combustión natural, así tampoco a éste…
No sea que piense usted que esté yo poseída por cierta melancolía. No, esto sería lo
contrario a mi naturaleza alegre. Sin embargo, es un recogimiento silencioso que
domina mi alma. Siento como si no perteneciera a la Tierra. Otras veces también se
produjo esto en mí, pero el Señor Jesús dijo que ahora va a ser así hasta el fin de mi
vida. Desde entonces procuro observar con mayor entrega y fidelidad todavía los
ayunos que el Señor pidió y lo que se refiera a la velada lo que antes más me costaba;
la he duplicado ahora.
El Señor Jesús antes me pidió que velara dos veces por una hora, ahora por la gracia
del Señor, desde que me quema el “Fuego de la Caridad”, no tengo ni noche, ni día;
todo me parece poco lo que puedo dar en respuesta al Señor. El tiempo de mi reposo
nocturno lo paso a partir de media noche hasta las cinco velando en oración. Luego
244
voy a templo y ahí continuo la adoración del Señor. Luego, en la Santa Misa de las
siete recibo el Sagrado Cuerpo del Señor. Mi día lo paso ayudando a mi familia.
Durante este tiempo también me llena la presencia del Señor en tal medida que tengo
que sentir que mi alma se eleva por encima de las actividades corporales, porque mi
alma, sin interrupción alguna, permanece junto al Señor. Durante mi trabajo, entro
frecuentemente a mi pequeño cuarto donde el Señor Jesús está presente, para
adorarle allí y repararle. Estos son secretos de mi corazón que he manifestado ante
usted.
20 de Julio de 1965
Esta continua debilidad corporal y dolores, de los cuales el médico dio el diagnóstico
que describí anteriormente, los sigo teniendo. Muchas veces irrumpen sobre mí con tal
intensidad que durante el día, de cada hora por lo menos 15 minutos, tengo que estar
acostada, porque a causa de los dolores por poco me desmayo. Hoy, justo cuando
regresé de la Santa Misa, me sobrevino de nuevo aquella extraordinaria y dolorosa
debilidad. Hubiera querido adorar al Señor Jesús, ofrecerle reparación en mi pequeño
cuarto, pero en vez de ello tuve que recostarme. Antes de hacerlo, ofrecí al Señor
Jesús mis sufrimientos y deseaba almas para Él. El Señor Jesús estaba muy conmovido
y en su emoción, comenzó a conversar de nuevo íntimamente:
Jesucristo.-
“Oh, ¡qué amable eres tú que deseas almas para Mí! ¿Podría desearse algo
mejor para Mí? Es esto lo que esperaría de todos ustedes. Ves, Mi Isabelita,
ustedes, pobres almas pequeñas, pueden dar algo a Dios. El Padre Celestial
también acoge con amor tus anhelos y los devuelve como efusión de gracias
sobre ti y sobre aquellas almas por quienes Me suplicas a Mí. Créeme, no
podrías decir nada más grande o más agradable a Mí. Por eso bajé del Cielo
para redimir las almas para la vida eterna.”
Y mientras decía esto, aplacaba en mi alma la sed de las almas y derramaba sobre mí
de manera extremada el Fuego de Su ardiente Caridad, bajo cuyo efecto comencé a
temblar. Entre tanto Él dijo suavemente:
Jesucristo.-
“¡Sé humilde, querida Mía, ahora más todavía! Dios ha bajado a ti.”
La Santísima Virgen se acercó hoy con suaves palabras y enseguida irradió en mi alma
la fuerza de Su plenitud de Gracias, mientras Ella también habló con palabras
elogiosas:
Santísima Virgen.-
Mientras escribo, muchas veces siento en mí una grande inhibición… muchas veces me
paraliza por completo… En estas ocasiones me abandona la fuerza y dejo de escribir.
Durante días, hasta semanas, ni lo tomo en mis manos. Sólo cuando Él, por Su
Presencia, manifiesta severamente que es Él el que quiere que yo escriba estas cosas,
entonces una y otra vez me pongo a hacerlo.
En una ocasión, ocurrió no hace mucho, de nuevo pregunté al Señor si lo que había
escrito, era porque verdaderamente así era Su Santa Voluntad… Él dio una respuesta
determinante:
Jesucristo.-
MI VOLUNTAD ES SALVARLOS
13 de Agosto de 1965
Reflexioné sobre las palabras del Señor Jesús, pronunciadas en una fecha anterior: “No
puedo renunciar a ti”. Posteriormente me quedé admirada sobre esto y pensé que
seguramente lo había entendido mal. El Señor Jesús intervino:
Jesucristo.-
“No lo entendiste mal. ¿Por qué te asombras de esto, que no puedo renunciar
ni a ti ni a ninguna alma? ¿No derramé todas las gotas de Mi Sangre por ti,
por ustedes? Mi Voluntad es salvar a ustedes. Tú también, Mi Isabel, ¡quiérelo
con todos tus fuerzas, en todos los momentos de tu vida!”
246
18 de Agosto de 1965
Jesucristo.-
“Hace ya mucho tiempo que recibiste la plena posesión del amor perdonador
de Mi Corazón Misericordioso. Este profundo arrepentimiento con que te has
postrado ante Mí, lo acepto en lugar de otros y les otorgo Mi perdón…”
27 - 28 de Agosto de 1965
Me duele tanto, mi adorado Jesús, que esta noche, causa de mi cansancio, no podré
velar por las almas de los moribundos. Pero, ¿ves, verdad, en mi alma ese gran deseo
con que lo quería hacer? Él, en mi gran pena, me consoló con estas palabras:
Jesucristo.-
“Acepto ahora el gran deseo de tu alma que ofreces por los moribundos. Sí,
esto también voy a abonar a favor de las almas de los moribundos.”
Jesucristo.-
Para que otros también puedan comprender la conversación, primero tengo que
escribir lo que ocurrió en la familia. En breve tiempo han nacido dos nietecitos. Uno, el
22 de agosto, fiesta del Inmaculado Corazón de María y el otro, el 8 de septiembre.
247
Y así para mis poquitas fuerzas, el trabajo resultó excesivo. Sentí que esto no lo podía
sobrellevar. Supliqué al Señor que por Su bondad me diera fuerzas porque con las
pocas fuerzas mías no alcanzaría a ayudar a ambas nueritas mías. Al día siguiente,
cuando me desperté, había en mí una admirable frescura, trabajaba durante todo el
día y no sentía cansancio alguno. Esto duró unas dos semanas. Y esta fuerza
extraordinaria, me di cuenta, me alejó del Señor y ya estaba pensando en que si esto
continuara así y siguiera con este buen estado físico hasta podría ir a trabajar. O sea, a
causa de las fuerzas corporales recuperadas, me entretenía en tales pensamientos.
Entonces el Señor Jesús comenzó a conversar conmigo:
Jesucristo.-
“Ahora vas a comprender todavía mejor por qué estás así despojada de tu
fuerza corporal. Ves, mientras estabas débil, Me servías con todas tus fuerzas.
Ahora que he aumentado tu fuerza, no Me estás sirviendo como hasta ahora.
Tus pensamientos están distraídos y Me dedicas menos tiempo. Tampoco
permaneces junto a Mí como hasta ahora. Del mucho tiempo y fuerza, a Mí Me
toca mucho menos. Te quedan sólo un par de días y te quito la fuerza que
recibiste, lo que hice únicamente para el bien de tu familia…”
18 de Septiembre de 1965
Jesucristo.-
“Quiero pedirte algo grande, Mi Isabel. ¿Te comprometes a ello? Ayuna a pan
y agua hasta que la Santa Causa llegue al Santo Padre.”
Por lo general, cuando he pensado hacer alguna cosa, pienso rápidamente cómo podría
realizarlo y pongo manos a la obra. Pero esto de ahora no ha partido de mi
pensamiento y al oír estas palabras, reaccionó mi debilidad de mujer. Con todas mis
fuerzas me oponía, sabiendo que por falta de energía, de voluntad sería incapaz de
cumplirla. Luché durante tres días en mi interior, luego al cuarto día lo acepté en el
pensamiento y sólo luego de las arduas luchas de los días 5e y 6e, lo acepté con mi
248
Jesucristo.-
“Sostengo Mi petición y tú, tienes que repetirla una y otra vez ante tu
confesor.”
Luego mi confesor seguía exponiéndome por qué lo consideraba absurdo: que él, sólo
puede ejercer los derechos recibidos de Dios, pero no puede acceder a esto porque
chocaría contra el quinto mandamiento… Si el Señor Jesús a él también le manifiesta
Su petición, no se opondría… y concedería inmediatamente el permiso.
Cuando salí de donde el padre, por unas horas cesó en mi alma el sufrimiento que
provocó el rechazo. Luego los sufrimientos me sobrevinieron con tal fuerza, que
durante días apenas tuve fuerzas para caminar. Cuando pensaba en cualquier cosa que
tuviera relación con la comida, me rodeaba el mareo. A la hora del desayuno y de la
merienda esto cesó en mí, porque a petición del Señor Jesús desde hace años sólo
tomo pan y agua. Fue Él quien me lo pidió y dijo que sólo en el almuerzo tomara otros
alimentos, pero esto tampoco por el sabor de las comidas sino sólo para alimentar mi
cuerpo. Los lunes y los jueves, también sólo vivo a pan y agua y los viernes también
sólo después de las 6 de la tarde tomo otro alimento. Así, en esos días, cesa en mi
alma el sufrimiento que siento cuando tomo otro alimento también… No puedo
describir el sufrimiento que estoy pasando desde entonces. Continua angustia interior,
repugnancia y mareo se presentan en mí.
Jesucristo.-
249
“¿Ves, verdad, cuánto te quiero? Tu empeño para hacer el bien, así lo premio
y lo vierto en bien de Mi obra salvadora. Tengo necesidad de tus sacrificios
para que sirvas así sin cesar a dar impulso a Nuestras comunicaciones y a
ofrecer reparación a Mi Sagrado Corazón ofendido”
Jesucristo.-
“Repite ante él Mi petición. ¡No temas! Dile: mantengo siempre Mi petición
hasta que las peticiones que Nosotros te entregamos no lleguen al Santo
Padre. Comunica a tu confesor que Yo cambio tus sufrimientos según lo exige
Mi Divina Sabiduría y Mi Obra salvadora. Que él tampoco tenga miedo.
¡Abandónense en Mí!... Tienes necesidad, Isabel, de paciencia perseverante y
cuantas veces Yo te mande, ¡anda no más con prontitud, humildemente! ¡Ten
cuidado, porque no puedes dejar de lado la orden de tu confesor, ni aun por
Mi petición Divina!”
Me atreví a preguntarle al Señor Jesús que si esta petición Suya no era para ponerme
a prueba.
Jesucristo.-
“¡No! Porque si tu confesor no hubiera dejado de lado Mi petición sino la
hubiera aceptado abandonándose en Mí, entonces tu aceptación de sacrificios
por Mi cooperación hubiera alcanzado el resultado que estaba incluido en Mis
Planes Divinos. Ya sé que él hubiera recibido aquella fuerza de impulsión y
con todas sus fuerzas hubiera logrado que la Causa llegue al Santo Padre.
Porque tu aceptación sacrificada del ayuno estricto le hubiera urgido
continuamente a tomar ulteriores medidas.”
17 de Octubre de 1965
Jesucristo.-
“Esto hice por ti y por todas las almas. El haber podido sentir profundamente
en tu alma este momento sublime, es obra de gracias especiales de Mi Amor
Divino.”
250
1 - 2 de Noviembre de 1965
Jesucristo.-
Al día siguiente me desperté aliviada y a lo largo del día este alivio iba en mí en
aumento. Cuando de repente, de nuevo habló el Señor Jesús:
Jesucristo.-
“¿Verdad, alma Mía, Me crees lo mucho que te quiero? Este violento
sufrimiento que has soportado, lo destiné a favor de las almas sufrientes. Y
ahora, sonrío sobre ti.”
Jesucristo.-
“Dios sonríe sobre ti. Con Mi Divina Sonrisa, ves, soportas más fácilmente los
grandes y violentes sufrimientos de los cuales las almas sufrientes tenían
gran necesidad, porque ahora has tomado parte en la labor a favor de la
Iglesia sufriente. ¡Sufre sonriendo! ¡Nadie sepa, nadie vea, quede esto el
secreto de nosotros dos!
Esto sólo Dios puede conceder y lo doy sólo a aquellas almas que saben
soportar sonriendo los incesantes sacrificios.”
251
Jesucristo.-
“¡No retengas nada para ti! Tienes que hacer que hasta el dolor de tus
pecados produzca intereses aquí en la Tierra, porque esto no lo podrás hacer
después de la muerte!”
Luego, como si una luz me hubiera bañado, mi alma se sumergió en una felicidad
imposible de contar. Después de la Santa Misa y también durante el día, un
sentimiento de gratitud indecible se derramó en mi alma y estas palabras llegaron a
mis labios: ¡Señor mío, mi adorado Jesús! ¿Tú me has dado el dolor de mis pecados a
fin de que participe en Tu obra salvadora?... Y, al seguir pensando en Su Divina
Bondad, Su amor anhelante de las almas ardía con fuego cada vez mayor en el fondo
de mi alma, a cuya llama me permitió sentir, que Él se sirve aun del dolor de nuestros
pecados para la redención de las almas. Él entonces interrumpió mis pensamientos:
Jesucristo.-
Justo cuando meditaba sobre cómo imitar el ejemplo de los Santos, el Señor Jesús se
puso de nuevo a instruirme:
Jesucristo.-
“Ves, hijita Mía, ahora ya está claro ante ti por qué desde un principio te pedí
que renunciaras a ti misma. Te pedí muchas veces esto porque sólo puedes
participar en Mi Obra salvadora si entera y continuamente vives unida a Mí en
todo momento. Ahora nuevamente te digo aquellas palabras que hace ya
mucho tiempo Me devolvías en forma de oración: 'No escatimes, hijita Mía,
ningún esfuerzo, no conozcas límites, ¡no te desconectes nunca ni por un
instante de Mi Obra salvadora! Porque si lo hicieras, sentiría como si se
hubiera disminuido el amor que sientes por Mí. Y eso que ¡ansío tanto tu
amor!’ Estas palabras hoy también las tienes que tener continuamente
252
Reflexioné sobre la enseñanza del Señor Jesús. Las palabras sencillas empapaban mi
alma como las gotas silenciosas de lluvia la tierra árida. Orando, metí dentro de mi
alma las palabras del Señor Jesús y le pedí: Mi adorado Jesús, ayuda para que ni una
gota de Tus Palabras se escurra en mi alma y de las almas de quienes queremos seguir
Tu enseñanza y Tu Obra salvadora.
Diciembre de 1965
El segundo viernes de Diciembre de 1965 hacía buen tiempo. Yo hacía los trabajos
atrasados de otoño en la huerta. Entre tanto se hizo medio día. Pensé no interrumpir el
trabajo, sino meter en el bolsillo de mi delantal el pan mientras continuaba trabajando,
lo consumiría. Intervino el Señor Jesús:
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“Hoy especialmente te quiero honrar.”
Entre tanto cubrí la mesita de mi pequeño cuarto con un mantel, blanco como la nieve,
y sobre un plato blanco puse pan cortado en rebanadas y la oración: “Ven, Jesús, sé
nuestro comensal…” no la recé parada sino hincada. La Presencia del Señor Jesús pesó
253
tanto sobre mí que no podía moverme. Él, por un tiempo, estaba parado delante de mí
y bendijo mi pan. Luego me ayudó a levantarme de mi posición de rodillas y dijo:
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“Mi claridad te penetra y te rodea. Tú, por medio de Mí, alumbras en el oscuro
adviento a aquellas almas que todavía Me están esperando: Los sacrificios de
tu vida unidos a Mis Merecimientos, serán claridad para ellos también. Yo dije.
‘Ustedes son la luz del mundo’, a quienes inundo con la Luz especial de Mi
gracia. Tú, ustedes tendrán que expandir claridad sobre las manchas oscuras
de la Tierra que están bajo la sombra del pecado, para que Mi claridad divina
atraiga al verdadero camino las almas que andan a tientas en la sombra del
pecado y de la muerte.”
Hoy, todo el día, meditaba sobre las Palabras del Señor Jesús y me quedé pensando
especialmente en aquellas… “Los sacrificios de tu vida unidos a Mis
Merecimientos serán claridad para ellos también”: ¡Oh, mi adorado Jesús! Yo,
¡pequeño granito de polvo! ¡No es sino la claridad que recibí de Ti lo que resplandece
desde mí también! ¡Oh, qué infinitamente Bueno eres y qué inconmensurablemente
grande será aquella Luz, que no se apaga desde el principio del mundo hasta su fin,
sino ininterrumpidamente se irradia sobre nosotros! Y pensaba que cuando no veía con
claridad la llama de esta Luz que ardía hacia mí, hubo apatía y negligencia en mi alma.
Te pido suplicante, mi adorado Jesús: perdona mis pecados y mi indiferencia con que
yo también te ofendí y derrama Tu Caridad perdonadora, sobre todos aquellos por
quienes hago mis pequeños sacrificios a Tus Méritos infinitos.
Y premia el ardiente anhelo de mi alma por la salvación de las almas con el resplandor
de Tu Claridad, para que aquellas almas también en quienes todavía no ha penetrado
Tu Luz, sientan y vean Tu anhelo.
1966
3 de Enero de 1966
Jesucristo.-
Ofrecí satisfacción a Mi Padre. Ustedes también tienen que hacer esto. Ésta es
la verdadera participación en Mi Obra salvadora.”
13 de Enero de 1966
Jesucristo.-
“Es conmovedor tu arrepentimiento. Voy a imprimir en tu alma, hermanita
Mía, una señal luminosa. ¿Me comprendes, verdad? Te voy a marcar con la
señal metálica de oro puro, que mereciste hace ya mucho tiempo por el
continuo arrepentimiento, ¡debe brillar reluciente también después de tu
muerte! Y el brillo de tu alma, tan resplandeciente por el arrepentimiento,
¡irradie luz de arrepentimiento sobre las almas de otros también!”
Jesucristo.-
“¡Bendita alma eres tú!”
Jesucristo.-
Sobre esto ya no puedo escribir más. Esta elevación a Dios no se puede expresar con
palabras.
Al día siguiente, durante la Santa Misa, meditaba sobre una frase de la conversación
de la noche anterior “¡Bendita buena alma eres tú!” El Señor Jesús me pedía
constantemente que pusiera por escrito las palabras que le he dirigido a Él. Le devolví
en oración lo que Él dijo de mí:
¡Mi adorado Jesús! ¿Podría yo ser bendita si Tú no me hubieras bendecido? ¿Podría ser
yo buena sin tu Gracia?
¡Oh, Jesús mío!, ¡sea bendito Tu Santo Nombre por el cual yo también llegué a ser
bendita, yo miserable pequeña nada! Mi Señor, mi adorado Jesús, esto es también Tu
infinita Bondad que proclama Tu gloria. ¡Qué bueno eres por mantener mi alma en
continua humildad!
Señor mío, por haberme alabado, por ello se manifestó más Tu Gloria. Yo, aniquilada,
como grano de polvo, cargo a Tus pies.
16 de Enero de 1966
Jesucristo.-
“Ves, querida Mía, tú también eres como este fósforo. Te has encendido en
Mis Divinas Manos porque Yo lo quise y encenderás todo el mundo como un
único palito de fósforo porque esto lo quiere Dios. Eres un pequeño
instrumento como pequeño palito de fósforo que tienes en la mano. No te
sorprenda que Yo te digo: Con un único palito de fósforo voy a encender en
millones de almas la Llama de Amor de Mi Madre que el fuego de satanás no
puede apagar, en vano prepara sus iniquidades ardientes de odio espantoso.
Un único palito de fósforo que Mi Madre enciende, le va a cegar y eres tú de
quien se sirve Mi Madre como de instrumento.”
25 de Febrero de 1966
256
De noche, viniendo a casa, al bajar del camión, casi no pude pararme sobre la nieve
helada y en este momento me sobrevino una soledad deprimente. Al mirar alrededor,
los demás pasajeros se dispersaron pronto, los más iban acompañados. Sobre el
oscuro y helado camino casi no me atrevía a andar. Al partir, me sorprendió el Señor
Jesús, primero sólo con Sus Palabras y, luego, con Su cada vez más sentida Presencia.
Entre tanto me preguntó:
Jesucristo.-
“Dime, hermanita Mía, ¿por qué piensas que estás sola? Pues Soy Yo quien te
conduce. ¡No temas! No te suelto. ¡Ven, vamos juntos y otra vez no se te
ocurra pensar que estás sola!”
Jesucristo.-
...Sí tengo. Antes de todo, deseo almas para Ti y ¡qué todas las almas posean a Dios,
Tú, Amor infinitamente bueno y perdonador!
Jesucristo.-
“¡Gracias, Isabel! Es esto lo que esperaba de ti. Veo, no cae en vano Mi Gracia
en tu alma.”
26 de Enero de 1966
257
De mañana, en la Santa Misa, al resonar el sonido del órgano, el Señor a través de una
línea del villancico arrebató mi alma. En estos casos me encuentro verdaderamente sin
ver ni oír, sólo escucho las Palabras del Señor Jesús quien, tomando enteramente
posesión de mi alma, de nuevo comenzó a conversar:
Jesucristo.-
“Sí, Mi querida, llevando con nosotros en nuestros Corazones, un hermoso
regalo… ¿Sabes, qué es el más hermoso regalo?”
4 de Marzo de 1966
El Señor Jesús habló de nuevo, o mejor conversó largamente. Esto duró toda la
mañana. Si alguien leyera estas líneas, no piense que esta conversación era
ininterrumpida.
Jesucristo.-
Jesucristo.-
“Tú eres el apuntador del drama divino. Te digo esto para que no cejes de tu
posición. Este principio divino que por Mi Gracia has hecho tuyo, sea santo y
verdadero ante ti.
El maligno quiere hacerte caer en la desesperación con un ardid tal que,
verás, de nuevo quiere calar tu humildad.
17 de Marzo de 1966
Antes de la sagrada comunión, envié hacia el Señor Jesús el dolor profundo de mis
pecados: ¡Oh, mi adorado Maestro!, mucho me duele todo con que Te ofendí.
Tu infinita Bondad me llena de admiración de que Tú me perdonaste todo esto.
Jesucristo.-
“Y dime, ¿por qué otra cosa te afliges y qué es lo que te causa dolor?”
Jesucristo.-
“¿Y por qué más cosas te afliges? ¡Dime, mi dulce alma! Me gusta tanto
escuchar cuando hablas; es una melodía para Mí y llena de alegría Mi Divino
Corazón.
Continúa, dime, de la abundancia de Mi riqueza ¿a quién tendría que otorgar?
¡Quiero escuchar el anhelo de tu corazón!”
¡Oh, Tú, infinita Bondad y Misericordia! Ahora me has hecho más valiente aún.
Dame a mí también de la abundancia de Tu riqueza, para que cada plegaria mía sea
una melodía tal que las almas que Te rechazan, penetradas en su espíritu por Tu
Divina Gracia, continúen esta melodía que para Ti es tan querida.
9 de Abril de 1966
Jesucristo.-
“Ves, el Verbo se hizo Carne.”
260
En vano intento, nunca avanzo a dar ni un paso más. El Señor Jesús, ahora ha llamado
mi atención sobre esto. No logro comprender, mi adorado Jesús, ni siquiera ahora este
milagro. El Señor Jesús continuó:
Jesucristo.-
Por la consumación del sacrificio, se clarificará en tu alma lo que hice por ti,
por ustedes.”
Mi adorado Jesús, profundos pensamientos son estos que has aclarado ante mí. Mi
Divino Maestro, no puedo comprender, solamente siento que todo esto sólo con el
dolor de mis pecados puedo agradecerte a Ti. Ni tengo otra palabra y otra petición que
aquellas del buen ladrón: ¡Señor, acuérdate de mí en Tu Reino!"
Y mientras con estas palabras rogaba al Señor Jesús, la Virgen Santísima se dirigió a
mí:
Santísima Virgen.-
Jesucristo.-
Entre tanto pensaba para mí si no hubiera una palabra más atenta para expresar esto.
De repente se me ocurrió que cuando alguien me hace un favor, siempre le digo:
“¡Dios se lo pague!” —Mi dulce Jesús, que Tú mismo eres Dios Todopoderoso, yo no
puedo más que darte gracias—. Luego me quedé callada y reflexioné silenciosamente:
a Dios no se le puede pagar. —Pero yo soy atrevida, Jesús mío, no me tomes por mal
educada, ni tampoco por soberbia que yo me atreva a pensar: Yo Te pago con el dolor
de mis pecados; Te doy lo que Tú no tienes y lo que yo tengo.
Mientras así conversaba al Señor Jesús, Él se dirigió a mí:
Jesucristo.-
“Sabes, Mi Isabel, que no hace mucho, cambié alma y corazón contigo. Esto
significa que Yo, al precio de Mi Preciosa Sangre, ya te compré tus pecados.
Pero, para que tu ofrecimiento no sea sin valor, te lo acepto ahora de tal
forma que seas tú quien pague a otros en Mi Nombre.
¿Lo comprendes? Por tu arrepentimiento, en multitud de almas se encenderá
el dolor perfecto de los pecados.”
18 de Abril de 1966
Santísima Virgen.-
“Mi Llama de Amor y tu arrepentimiento actúan unidos y por ello muchas
almas vuelven a Mi Santo Hijo.”
Jesucristo.-
“¿Te admiras al ver y comprender con tanta claridad los Misterios Divinos?
Solamente aquel puede verlos así cuya mirada se había fundido con Mi Mirada
Divina y cuyo pensamiento también es uno con Mi Pensamiento Divino.
24 de Abril de 1966
De mañana, antes de la Santa Misa, al postrarme ante Él, lo saludé con estas palabras:
—"¡Tú eres mi adorado Jesús, niña de mis ojos!— Y así, estando larga y
silenciosamente arrodillada ante Él, no hubiera podido decir ninguna palabra más,
porque el Señor Jesús así acogió mis palabras:
Jesucristo.-
“¡Tan raras veces Me dices esto a Mí y eso que por Mi naturaleza humana Yo
también anhelo ser mimado!”
Jesucristo.-
“Cada gota de lágrima que el sufrimiento exprime de tus ojos cae sobre el
alma de los pecadores y hace brotar de ellas lágrimas de arrepentimiento.”
3 de Junio de 1966
Unos días antes le referí a la Santísima Virgen sobre lo que dijo mi confesor: Hasta que
el Señor Jesús o Tú, Madre mía, no lo pongan en conocimiento de las peticiones de
ustedes, él no va a hacer nada. Sobre esto me ha respondido hoy la Santísima Virgen:
Santísima Virgen.-
Tan sólo tengo que declararte, hijita Mía, que cuanto más pura es el alma que
la recibe, tanto más plenamente brillará en ella la gracia de Mi Llama de
263
12 de Junio de 1966
Jesucristo.-
“Ahora Yo cubro la miseria de tu alma, querida Mía, y quiero que tú también lo
sientas, ¡para que saques fuerza!
Ves, he cubierto la miseria de tu alma y ahora ya sólo es la hermosura que
brilla desde ti. Aún cuando sientas la miseria de tu alma, otros no la sentirán
y se irradiará de tu alma la riqueza de Mi Divinidad, de la cual podrás repartir
a los demás. En una palabra, te he hecho administrador de Mis gracias.”
1969
TE ENVIARÉ UN SACERDOTE
7 de Noviembre de 1969
Jesucristo.-
1971
26 de Julio de 1971
264
Jesucristo.-
“El habla es un don de Dios, del cual un día tendremos que dar cuenta. Por
medio de la palabra se comunica un alma con otra, por medio de ella Nos
conocen los hombres.
Santísima Virgen.-
“Mi Llama de Amor sólo podrán descubrir ante los demás hablando de ella. No
tienen derecho a callar ni por cobardía, o soberbia o negligencia, ni por miedo
al sacrificio. Pero las palabras que pronuncian acerca de Mí sean vividas para
que el Misterio del Cielo impacte las almas. Si, eventualmente, piden ustedes
la palabra y se les otorga, ¡Mi fuerza sea con ustedes!
Que cada palabra sea como semilla sembrada para que los que la escuchen
produzcan cosecha abundante.”
Jesucristo.-
Jesucristo.-
¡ESTÉN USTEDES EN PIE DE LUCHA!... Satanás con sus maquinaciones
solapadas y mentirosas trata de producir fango moral para arruinar el bien. La
conciencia cristiana no puede contentarse con sólo ayudar acá o allá, porque
les van a acusar a ustedes, las almas a quienes no han hablado.
¡Confíen en Mi Madre! Ella barre toda duda y temor con Su ilimitado Amor
maternal. Ella les pone una señal y toma bajo Su protección a los que confían
en Ella. Si confían en Ella, los perversos serán humillados y precipitados a lo
profundo del infierno. Está preparándose el mundo del futuro:
¡La sonrisa de Mi Madre irradiará al mundo!
265
11 de Julio de 1975
PRIMERA ENSEÑANZA:
Santísima Virgen.-
“Muchos sufren, hijos Míos, —así digo—, sufren cautivados y cegados por las
cosas materiales. Muchas personas, a pesar de tener buena voluntad, no
pueden acercarse más al buen Dios porque los bienes materiales se levantan
como un muro entre Dios y el alma.
Entre ustedes también hay almas bien intencionadas que hacen cada vez en
cuando serios sacrificios; sin embargo, no pueden recibir aquellas singulares
gracias a que aspiran porque los bienes o intereses materiales les mantienen
ciegos. Estas almas reciben ininterrumpidamente las inspiraciones de lo que
tienen que hacer, pero no quieren creer que esta iniciativa les viene de Dios,
del Ángel de la guarda o de su Santo Patrono.
SEGUNDA ENSEÑANZA:
Jesucristo.-
“Si alguien renuncia a algo suyo, no lo done a algún lugar donde su nombre
como donante se recuerde para siempre, brille para gloria suya, sino hágalo
sin que sea notado, en anonimato, porque el Padre del Cielo sólo así podrá
premiárselo. Ya que el que hace el bien de una manera vistosa, ya ha recibido
su premio acá en la Tierra.”
TERCERA ENSEÑANZA:
De la Sra. Isabel Kindelmann: "Para las enseñanzas e inspiraciones del Señor Jesús (de
Dios Espíritu Santo) la Llama de Amor de la Virgen Santísima prepara en nuestras
almas el camino. Si hacemos referencia a la Llama de Amor, el Señor Jesús iluminará
nuestra inteligencia para saber lo que debemos hacer, por ejemplo, cuál entre dos
cosas sea la más perfecta, cuál es la Voluntad de Dios.
Quien reciba esta Luz, sígala, entréguela a los demás y cuídela como cuidamos una
flor, que, si no se riega, no se cuida, se cubre de polvo, se marchita".
266
CUARTA ENSEÑANZA:
Santísima Virgen.-
1969
Así llegue de nuevo a mi pequeño cuarto y me hinqué sobre una rodilla delante de la
puerta de la estufa. La parálisis de los dedos de mi mano se presentó de nuevo, de la
misma manera como antes. Delante de la estufa cayó sobre mí de nuevo la plena
incapacidad de actuar. Entonces caí en la cuenta de que lo que quería hacer era
incorrecto y que no permite (el Señor) que destruya Sus Palabras que hay que
comunicar al mundo.
Le exigí que me mandara un Sacerdote. Éste ya algunas veces me confesó, pero luego
dejó de hacerlo porque sus circunstancias cambiaron de tal modo que no pudo venir.
Así, pues, esta conexión también se interrumpió desde hace un año. Y a esta persona
le exigí a Dios. Si esta persona hoy, para las 12 del mediodía, viene a donde mí, lo
tomaré como señal de que la causa es auténtica y la aceptaré.
Era aquel Sacerdote, que esta mañana, ¡riendo en mi alma!, le exigí a Dios como
prueba, como evidencia. Cuando le pregunté: ¿quién le envió? ¿Por qué vino?, me
contestó no lo sabe, sólo sintió una fuerte emoción interna y tuvo que venir enseguida.
Después de esto, naturalmente, le informé detalladamente sobre los antecedentes.
Menciono sólo entre paréntesis que aquel "cabeza dura", por quien tuve que suplicar
como penitencia, regresó a Dios.
1977
DUDAS Y CRISIS
Dudas parecidas a las que acabo de contar y exponer, se presentaron en las formas
más diversas, se agitaron en mi alma y caían sobre mí durante años y no dejaban de
presentarse ni aun en mis 64 años de vida (en 1977).
La historia de una de mis más graves dudas y crisis en cuanto a consecuencias, la doy
a conocer a continuación:
En cierta ocasión, cuando fuertes dudas vinieron sobre mí, buscaba otra vez la
tranquilidad de mi alma. Para que pueda lograr esta tranquilidad, me decidí a retractar
mis comunicaciones ante todas aquellas personas a quienes ya les había dado a
conocer las palabras, los mensajes del Señor Jesús y de la Santísima Virgen. Lo que
decidí lo cumplí.
Me fui a doce Sacerdotes húngaros. Dije a cada uno de ellos: no crean en lo que les
había dicho porque todo eso vino de mí, son mentiras inventadas y llorando,
sollozando les pedí la absolución. Ellos reaccionaron y manifestaron su opinión de
diferentes formas. Yo manifesté, sin ocultar nada, que mis tormentos atroces son los
que obligan a retractarme y dije, humillada hasta el suelo, que retractaba mis
comunicaciones de hasta entonces y supliqué que me concedieron la absolución en
todo conforme a como el buen Dios ve las cosas con respecto a mi persona.
269
La gran estación de mi Calvario causado por el tormento de mis dudas llegó, cuando
después de haberme retractado, volví a ver, obligado por el Señor Jesús, a mi confesor
y a todos aquellos ante quienes retracté las Palabras del Señor Jesús y de la Virgen
Santísima. La respuesta que más me quedó grabada fue aquella que uno de los padres
formuló así:
"Cómo que el Señor Jesús, después de haberse retractado, habló de nuevo a usted, no
tiene por qué avergonzarse, porque esto prueba con la mayor claridad que estamos
frente a la voluntad de Dios".
1980
15 de Agosto de 1980
El Señor Jesús:
“La Iglesia y el mundo entero está en grave peligro y ustedes con sus fuerzas
no pueden cambiar la situación. Sólo la Santísima Trinidad puede ayudarles a
ustedes, a la intercesión concertada de la Santísima Virgen, de todos los
Ángeles y Santos y de las almas liberadas con la ayuda de ustedes.”
“¡Más!”
Isabel:
—De todos modos, ¿cuántas?
270
Jesús:
¡No pasemos hambre sino comamos abundantemente pan y tomemos agua! Podemos
poner sal sobre el pan.
Santísima Virgen.-
1981
Jesucristo.-
“¡Salgan de sus límites! Mira a los tres Magos, ¡qué sacrificio sobrehumano
han hecho! Ellos verdaderamente han salido de sus límites. Esto debe de
hacer en primer lugar el Clero y lo mismo las personas consagradas a Dios y
todos los creyentes.”
“En todas las parroquias hay que organizar urgentemente las comunidades de
oración reparadora.
Santísima Virgen.-
“Como la Llama de Amor de Mi Corazón se encendió aquí en Hungría, por eso,
varios deseos Míos deseo poner en marcha desde aquí. La humanidad tiene
necesidad de que con cuanto mayor entrega se cumpla Mi petición.”
Jesucristo.-
“Porque la Llama de Amor de Mi Madre es el Arca de Noé.”
El Señor Jesús repitió esto con ocasión de varias de Sus conversaciones también.
12 de Abril de 1981
Nuestra Madre Santísima pide suplicando que le dejemos que pueda ya derramar
cuanto antes la Efusión de Gracia de Su Llama de Amor sobre la humanidad. No lo
impidamos porque esto ¡depende también de nosotros!
¡Tienen gran responsabilidad todas las personas, quienes impiden o irresponsable-
mente hacen demorar esta efusión de gracias!
20 de Noviembre de 1981
Medité profundamente las palabras del Señor Jesús y de la Virgen Santísima y por ellas
la conciencia de mi gran responsabilidad pesaba sobre mi alma. El Señor Jesús
entonces aseguró:
Jesucristo.-
20 de Noviembre de 1981
En este mismo día, mientras prepara la comida para las aves de corral, oí las palabras
del Señor Jesús y de la Santísima Virgen pronunciadas simultáneamente en el fondo de
mi alma:
Pero hoy pedimos al mundo entero, por intermedio de ti, una gran
movilización. Comunica Nuestra petición con tu director espiritual.
12 de Diciembre de 1981
Santísima Virgen.-
“Mi hijita y todos ustedes, hijos Míos queridos, ¡estén alerta! Satanás quiere
arrancar de debajo de sus pies el suelo de la esperanza. Sabe él muy bien que
si consigue hacer esto, le habrá quitado todo a sus almas, si han perdido la
esperanza, ya no necesita ni siquiera tentarlas al pecado. El hombre que
perdió la esperanza, está en terrible oscuridad. Ya no ve más con los ojos de
la fe. Para él, toda virtud, todo lo que es bueno, pierde su valor. ¡Oh, hijos
Míos, oren sin cesar unos por otros! ¡Permitan que la efusión de Mis Gracias
produzca efecto en sus almas!”
274
RESUMEN
Para mayor claridad, vamos a compendiar aquí las Promesas de Gracia y las peticiones
de la Inmaculada Virgen María, dirigidas a todos los hombres del mundo: al Santo
Padre, a los Sacerdotes y a los seglares. La Virgen Santísima, en el lapso que va desde
1961 a 1981, pide y suplica sin cesar. Ruega suave pero decididamente.
Santísima Virgen.-
“¿Ustedes Me piden? ¡Yo soy quien les pido! ¿Lloran? ¡Yo sollozo! (12 de Mayo
de 1974)
2. “Mi Llama de Amor se hizo tan incandescente que no sólo su Luz sino
también su calor quiero derramar sobre ustedes con toda su fuerza. Mi
Llama de Amor es tan grande que no puedo retenerla por más tiempo
dentro de Mí, con fuerza explosiva salta hacia ustedes.
Nos mueve a reparar a su Divino Hijo tantas veces ofendido, a venerar sus Santas
Llagas, a sumergirnos frecuentemente en su Dolorosa Pasión y también a la
veneración y adoración del Santísimo Sacramento.
Conversión, renovación espiritual, empeño por alcanzar la santidad de vida, el celo por
la salvación de las almas.
Santísima Virgen.-
“Veneren públicamente las Cinco Santas Llagas de Mi Divino Hijo: que no sea
una devoción particular sino pública veneración.”
Por lo que refiere a la veneración de las Cinco Llagas, las palabras del Señor Jesús
coinciden con las de la Virgen María:
276
Jesucristo.-
“En honor de Mis Cinco Santas Llagas, santígüense cinco veces seguidas
mientras se encomiendan junto con Mis Santas Llagas a la Misericordia del
Padre Celestial…” (13 de Abril de 1962)
Mientras nos santiguamos: “En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo. Amén”, besamos en la cruz, o por lo menos espiritualmente, cada una de las
Santas Llagas de Jesús mientras decimos esta jaculatoria:
— Jesús mío, por los Méritos de Tus Santas Llagas: ¡Perdónanos y compadécete de
nosotros!
— Padre Eterno, Te ofrezco las Santas Llagas de Nuestro Señor Jesucristo: ¡Para que
sanes las llagas de nuestras almas!
Santísima Virgen.-
“Con Mi Llama de Amor quiero reavivar otra vez el amor en los hogares,
quiero mantener unidas las familias en peligro de dispersarse.” (8 de Agosto
1962)
a) Reparación:
Santísima Virgen.-
“Hija Mía, ruego que consideres los jueves y viernes como días especiales
de gracia y en estos días ofrezcan a Mi Santo Hijo una reparación muy
especial.
Jesucristo.-
“Haz llegar Mi petición al Santo Padre, porque por medio de él, deseo
repartir Mi Bendición portadora de grandes gracias. A aquellos padres,
quienes en esta gran obra de la creación colaboran Conmigo y aceptan Mi
Santa Voluntad, denles en cada ocasión una especial bendición. Esta
bendición es única y sólo se puede dar a los padres de familia. Al nacer
cada hijo, derramo gracias extraordinarias sobre estas familias.” (1ro. de
Enero de 1964)
Santísima Virgen.-
“No deseo una Fiesta especial pero ruego al Santo Padre que tengan ustedes
la Fiesta de la Llama de Amor de Mi Corazón el día 2 de Febrero, Fiesta de La
Candelaria.” (1ro. de Agosto de 1962)
Jesucristo.-
Que den buen ejemplo (22 de diciembre de 1963); que sigan las inspiraciones del
Señor y hagan ver a las almas la importancia de éstas (1ro de enero de 1964), que
sacudan a las almas lánguidas y susciten valentía en las almas (17 de abril de 1962);
que aprovechen bien el tiempo (19 de octubre de 1964); que se dejen guiar por la
gracia divina a una vida sacrificada y apostólica (23 de noviembre de 1962), que
hagan adoración y efervoricen a ello a los fieles también (25 de julio de 1963).
278
Jesucristo.-
“Pide a Mis hijos que envíen a las almas a Mi Madre y que no pronuncien
ninguna homilía sin exhortar a los fieles a tener una profunda devoción hacia
Ella…” (17 de Abril de 1962)
Jesucristo.-
“Cuando estuve suspendido en la Cruz, exclamé con voz fuerte: ¡Tengo sed! Es
esto lo que grito hoy también a ustedes, especialmente a las almas a Mí
consagradas.” (18 de Agosto de 1964)
El Señor Jesús:
Luego:
279
“Tienen que empeñarse en cegar a Satanás. Las fuerzas aunadas del mundo
entero se necesitan para lograrlo. No lo retarden porque un día tendrán que
responder del trabajo que se les había confiado, de un mar de almas… Porque
Satanás quedará ciego en la medida en que ustedes trabajan en contra de él.”
(27 de Noviembre de 1963)
Jesucristo.-
“¡Sacrificio-oración! ¡Éste es el instrumento de ustedes!” (22 23 de Julio de
1963)
La Virgen Santísima:
“Cuanto más numerosas sean las almas sacrificadas y las que velen en
oración, tanto mayor será la fuerza de Mi Llama de Amor en la Tierra… porque
la fuerza del sacrificio y de la oración quebranta la llama del odio infernal.” (6
de Diciembre de 1964)
“Yo apoyaré su trabajo con milagros nunca vistos hasta ahora, que
imperceptible, mansa y silenciosamente va a obrar la reparación a Mi Hijo
Santo.” (1ro de Agosto de 1962)
Y el Señor Jesús:
“Si Me piden almas, ¿podría rechazarles a ustedes? ¡No! Porque entonces
trabajaría en contra de Mi Obra salvadora. Yo siempre escucho la oración
perseverante de ustedes.” (24 de Junio de 1963)
Santísima Virgen.-
“Es Mi petición que la santa velada nocturna, por la cual quiero salvar a las
almas de los moribundos, la organicen de tal manera en cada parroquia, que
por ningún minuto se quede sin que alguien haga oración de vela.”
“Ésta no es una nueva fórmula de oración, debe ser una súplica constante.”
(Octubre de 1962 y 2 de Febrero de 1982)
Santísima Virgen.-
“Éste es el instrumento que doy en sus manos. Por medio de él, salvan
ustedes las almas de los moribundos de la condenación eterna. Con la Luz de
Mi Llama de Amor Satanás quedará ciego.” (9 de Julio de 1965)
“Mi Llama de Amor que deseo derramar sobre ustedes en una medida cada
vez mayor, va a tener efecto sobre las almas del Purgatorio también:
a) Aquellas familias que guardan los días jueves y viernes la Hora Santa
de Reparación en familia regularmente, si en la familia muere alguien,
después de un único día de ayuno estricto (observado por un miembro
de la familia), el difunto de la familia se libra del Purgatorio". (Se
entiende: si falleció en gracia de Dios) (24 de Septiembre de 1963).
b) “Quien ayuna a pan y agua el lunes, librará cada vez un alma sacerdotal
del lugar del sufrimiento.
(Orden de día LUNES): Nuevos privilegios para los que guardan ayuno estricto
los lunes. (15 de Agosto de 1980)
INTRODUCCIÓN:
OBJETIVO:
“Hijitos Míos: Quiero que ni una sola alma se condene. ¡Quiéranlo ustedes
también junto Conmigo! Para eso, pongo en sus manos un HAZ DE LUZ que es
LA LLAMA DE AMOR de Mi Corazón.” (15 de Enero de 1964)
Jesucristo.-
“De entre los más grandes pecadores escojo almas para Mí, para realizar por
medio de ellos Mi OBRA REDENTORA.”
“Empéñate con todas tus fuerzas en conducir a Mí a los pecadores.”
REQUISITO:
“Sé muy HUMILDE y PEQUEÑA, sólo así serás apta para cumplir Mi encargo.
TU HUMILDAD SEA TAN GRANDE que irradie BONDAD y AMOR sobre todos
aquellos con quienes tratas.”
1.- VELAS
(Debes encender tu vela antes de la oración; prende tu segunda vela antes de que se
acabe la primera; prende la tercera antes de que se acabe la segunda, así
sucesivamente).
“Escribe lo que digo: EL EFLUVIO DIVINO con que te honré el día de ayer,
CUALQUIER PERSONA Y EN CUALQUIER LUGAR QUE LO LEA, ella también, sin
exceptuar a nadie, va a participar de la EFUSIÓN DE MIS GRACIAS que, por
tus méritos unidos a Mis Méritos Divinos, derramaré sobre las almas como
anticipo.” (20 de Enero de 1964)
1º. Mientras estás en la oración, puedes pedir a la Santísima Virgen que derrame Su
LLAMA DE AMOR, puedes pedirlo en forma general o identificando la persona;
esto lo harás mentalmente centrándote en tu corazón; UNE TU AMOR AL DE LA
SANTÍSIMA VIRGEN, el resto lo hará Ella.
284
VIGILIA
“Repartan entre ustedes las horas de la noche, de manera que ningún minuto
se quede sin que alguien esté velando. Mientras alguien está velando
haciendo referencia a Mi LLAMA DE AMOR, ni un solo moribundo… lo
prometo… se condenará en su contorno.” (7 - 8 de Septiembre de 1962)
“Esta hora, comiéncela con lectura espiritual y continúen con el rezo del
Rosario u otras oraciones en un ambiente lleno de recogimiento y fervor.
Háganlo entre dos o tres, porque donde dos o tres se reúnen está Mi Santo
Hijo.
Dios Te salve María, llena eres de gracia; el Señor es Contigo, bendita eres
entre todas las mujeres y bendito es el fruto de Tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios (y Madre nuestra), ruega por nosotros pecadores,
DERRAMA EL EFECTO DE GRACIA DE TU LLAMA DE AMOR SOBRE TODA LA
HUMANIDAD, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.” (Octubre de 1962)
Es necesario que en cada grupo exista una persona que haya recibido el don de la
Llama de Amor del Inmaculado Corazón de la Virgen María, para poder transmitirla a
los demás.
Quien haya recibido esta luz, entréguela a su prójimo y cuídela como se cuida una flor.
286
ACTOS DE GRUPO:
1. Para comenzar:
2. Hacer acto de humildad a Dios. Dios suele conceder esta gracia a quienes se la
piden con entrañable y humilde oración por María.
3. Pedir perdón a Dios con el corazón… Yo pecador… (Cántico: "Perdón, ¡oh Dios
mío!).
Y tú, Príncipe de la milicia celestial, con la fuerza que Dios te ha conferido, arroja
al infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo
para la perdición de las almas. Así sea.
Magníficat:
Pedir humildemente y con el corazón, que la Santísima Virgen María nos utilice
como instrumentos dignos para transmitir Su Llama de Amor.
11. Los asistentes que deseen recibirla se les dará una vela para que la enciendan de
la “Llama y vela bendita en el día 2 de Febrero”, lo cual es símbolo o signo externo
del Corazón y la Llama de María, e ir repitiendo Sus santísimas palabras:
Jesucristo.-
“Apresúrate a pasar la Llama de Amor de Mi Madre para que así aparte del
país la mano castigadora de Mi Padre.”
Santísima Virgen.-
“Éste es el fuego de Amor de unión que alcancé del Padre Celestial por los
Méritos de las Llagas de Mi Hijo Santísimo.”
Te aseguro, hijita Mía, una fuerza tan poderosa de gracia no he puesto todavía
a disposición de ustedes, como esta vez: la Llama flameante del Amor de Mi
Corazón. Desde que el Verbo de Dios se hizo Carne, no he emprendido Yo un
Movimiento más grande que éste de la Llama de Amor de Mi Corazón que
salta hacia a ustedes.
Hasta ahora no habido nada que tanto ciegue a Satanás. Y de ustedes
depende que no la rechacen, porque esto traería consigo una gran ruina.
Junto con Nosotros tienes que buscar hospedaje para Mi Llama de Amor, que
no es otra cosa que el mismo Jesucristo. ¿Quieres venir con nosotros? Porque
ahora partimos para entregar Mi Llama de Amor.
Fuerzas y gracias las recibirás de Nosotros. Una gracia tan grande (la Llama
de Amor), sólo ha sido concedida a muy pocos.
“Ahora Satanás se quedó ciego y por unas horas ha dejado de dominar en las
almas. Es sobre todo el pecado de lujuria el que cobra tantas víctimas. Como
Satanás ahora está impotente, ciego, los espíritus malignos están mirando
tiesos e inactivos como si se hallaran en un letargo. No saben qué ha pasado,
Satanás ha dejado de darles órdenes. Y mientras las almas se liberan del
dominio del maligno, han hecho buenos propósitos, contrarios a la desidia.
Nos ha rogado:
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Si las personas que han recibido la Llama de Amor desean dar gracias en voz alta, es
el momento de hacerlo).
12. Implorar a Nuestro Señor Jesucristo con la ORACIÓN QUE NOS ENSEÑÓ.
¡Oh, Dios!, que con Tu inefable Providencia Te has dignado elegir a San José por
Esposo de Tu Madre Santísima, concede —Te rogamos—, que tengamos por intercesor
en el Cielo al que veneramos como Protector en la Tierra. Amén.
Jaculatoria:
Haz, José, que vivamos una vida inocente y segura bajo tu patrocinio.
Nuestro celestial Patrono San José, tú buscaste hospedaje para la Santísima Virgen en
Belén. Ayúdanos a buscar hospedaje para Su Llama de Amor en los corazones
humanos.
Pedir a los asistentes la lectura del Diario Espiritual en sus hogares, recordándoles que
la Santísima Virgen prometió que la persona que lea estos fascículos recibirá gracias
especiales.
En las cuentas pequeñas se repite 10 VECES:
V: ¡Madre nuestra, sálvanos!
R: Por la Llama de Amor de Tu Inmacula-
Elizabeth Kindelman, Budapest, Hungría (1913-1985) do Corazón.
ÍNDICE
Diario Espiritual
1962 Mis luchas espirituales: Noche obscura …………………………………………… 7
El Señor llama a la puerta ……………………………………………………………………………. 9
Hace tanto tiempo que te esperaba …………………………………………………………….. 9
Renuncia a ti misma …………………………………………………………………………………….. 11
En la escuela del Divino Maestro …………………………………………………………………. 12
En el templo ………………………………………………………………………………………………….. 12
Mensajes de la Madre de Dios ……………………………………………………………………… 13
Esfuérzate para que estemos muchos …………………………………………………………. 14
Ayuda a la conversión de los pecadores ……………………………………………………… 16
Todo comienzo es difícil ………………………………………………………………………………… 18
Ayuna a pan y agua por doce sacerdotes ……………………………………………………. 18
Renuncia ya a ti misma – Insistencia de Jesús …………………………………………… 20
Acude a Mi Madre, Ella te ayudará ………………………………………………………………. 21
Hace tanto tiempo que te estaba esperando ………………………………………………. 21
Empéñate en conducir a Mí los pecadores …………………………………………………… 23
Persevera Conmigo ………………………………………………………………………………………. 24
Orden del día ………………………………………………………………………………………………… 25
Primera comunicación de la Santísima Virgen …………………………………………….. 27
La Llama de Amor - Un nuevo instrumento para hacer valer la Obra de
salvación ………………………………………………………………………………………………………… 27
La Madre de Dios nos pide que hagamos Hora Santa de reparación en
familia ……………………………………………………………………………………………………………. 28
El milagro de la Llama de Amor …………………………………………………………………… 28
Misión sublime propagar la Llama de Amor …………………………………………………. 29
Tomad parte todos en Mi Obra de salvación ……………………………………………….. 30
Apresúrate a pasar la Llama de Amor para salvar tu país …………………………. 31
En la escuela de la humildad ………………………………………………………………………… 34
Diles a quienes incumbe ………………………………………………………………………………. 34
292
Palabras del Señor a las almas piadosas que no hacen sacrificio ………………. 220
Arrepentimiento en lugar de otros también ………………………………………………... 221
Tu confesor ha puesto en marcha la Santa Causa ……………………………………… 221
Llegaste a ser Mi arpa: tu aceptación de sacrificios son las cuerdas …………. 222
Después de tu muerte, serás ejemplo para tu prójimo y seguirán Mi camino 222
Acepta todo para Mi Gloria …………………………………………………………………………… 223
Sufre con heroísmo, sin interrupción …………………………………………………………… 224
Vamos a apagar fuego con fuego ………………………………………………………………… 224
¿Cuál es el grado de méritos de cada uno? …………………………………………………. 225
La prontitud para la Obra salvadora hará que otros actúen rápidamente … 225
Dividiré en tres partes el resto de tu vida …………………………………………………… 227
1965 Dudas ………………………………………………………………………………………………….. 227
Confíen en Mí ………………………………………………………………………………………………… 230
Con la confesión llega el efecto de gracia al alma ………………………………………. 230
Felicidad que da el Sacramento de la Confesión …………………………………………. 231
Cegado Satanás, no puede inducir a ningún pecado ………………………………….. 231
Anda, tienes que llevar pan para tu familia …………………………………………………. 231
Aquí estoy junto a ti – Dice Jesús ………………………………………………………………… 232
Cuando ores por alguien, nunca serás rechazada ………………………………………. 233
El Señor me permite sufrir por otros …………………………………………………………… 234
Espíritu de fortaleza ……………………………………………………………………………………… 234
Más sufrimientos ya no te daré ……………………………………………………………………. 235
Después de tu muerte, tu puesto estará junto a Mí ……………………………………. 236
Impotencia de Satanás …………………………………………………………………………………. 236
Ataques nuevamente del maligno ………………………………………………………………… 237
Me deleitaba en la lucha de tu alma ……………………………………………………………. 237
Deleite de la Santísima Trinidad - Víctima ardiente de amor …………………….. 238
Lucha desesperante de la señora Isabel ……………………………………………………… 239
La obediencia vence al maligno ……………………………………………………………………. 240
Obedece a tu confesor ………………………………………………………………………………….. 241
La santa velada nocturna ……………………………………………………………………………… 241
Que tu habitación sea Mi santuario ……………………………………………………………… 242
La palabra de tu confesor es Mi Palabra ……………………………………………………… 242
El Padre Celestial acoge tu deseo de salvar almas ……………………………………… 244
Por la Llama de Amor, Dios baja a las almas ………………………………………………. 244
300
Enseñanzas
1975 Enseñanzas de Jesús y María y del Ángel de la Guarda …………………… 265
Primera enseñanza ……………………………………………………………………………………….. 265
Segunda enseñanza ……………………………………………………………………………………… 265
Tercera enseñanza ………………………………………………………………………………………… 265
Cuarta enseñanza …………………………………………………………………………………………. 266
1969 Isabel toma la decisión de echar al fuego los escritos. Pero Jesús
paralizó su mano …………………………………………………………………………………………… 266
1971 Exige a Dios una señal ………………………………………………………………………. 267
301
Fuente: http://www.salvemaria.ca/index-es.html