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¿Qué Es Un Taller

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¿QUÉ ES UN TALLER?


¿POR QUÉ DAR UN TALLER?


¿CUÁNDO REALIZAR UN TALLER?


¿CÓMO DIRIGIR UN TALLER?


SEGUIMIENTO POSTERIOR AL TALLER

Seguramente usted ha participado en muchos talleres. Puede haber


estado en un festival de música regional donde un intérprete
famoso presentó un taller de guitarra y demostró algunas de sus
técnicas. Puede haber asistido a una conferencia donde había
talleres sobre cómo navegar en internet o sobre cómo vender a
clientes reticentes. Hay talleres sobre todo tipo de temas: desde la
decoración en repostería hasta el tratamiento de la esquizofrenia;
todos estos talleres son de tiempo limitado y pretenden enseñar
habilidades, técnicas o ideas prácticas y son dirigidos por alguien
como usted.
Ahora es su turno de dirigir un taller. Puede capacitar personal o
voluntarios para una nueva organización, dar una charla en una
conferencia o intentar mostrar al mundo este método nuevo y
fantástico que su organización ha desarrollado. Sea cual sea el caso,
usted tendrá que entretener, educar e  inspirar a un grupo de
personas a las que probablemente nunca ha visto antes. Esto puede
sonar atemorizante, pero dictar un taller es en realidad muy
parecido a cualquier otra actividad: si se prepara bien, se mantiene
la calma y se respeta a los participantes, todo irá bien.

¿QUÉ ES UN TALLER?
Probablemente hay tantas respuestas a esta pregunta como talleres
y presentadores de talleres; sin embargo, en general, un taller de
trabajo es un programa educativo corto (aunque esto puede
significar desde 45 minutos a dos días enteros) y único diseñado
para enseñar o presentarles a los participantes habilidades, técnicas
o ideas prácticas que después podrán usar en su trabajo o en su
vida cotidiana. La mayoría de los talleres tienen varias
características en común:

 Grupos pequeños de 6 a 15 participantes, lo que permite dar a


todos algo de atención personal y la oportunidad de ser
escuchados.
 A menudo se diseñan para gente que trabaja en un mismo
lugar o en el mismo campo.
 Son dictados por personas que tienen experiencia real en el
tema a discutir.

La presentación no tiene que limitarse a una persona. La


ayuda de co-instructores o co-facilitadores no sólo es
común sino que expande en gran medida las
posibilidades de un taller y hacen que el trabajo de cada
persona sea más fácil. Cada co-instructor puede
encargarse de partes específicas del taller o todos
pueden trabajar en conjunto, dependiendo de la
estructura y propósito del taller. En cualquier caso,
buscar uno o más co-instructores o co-facilitadores
siempre es una posibilidad si se está planeando realizar
un taller.

 Suelen ser participativos. Es decir, los participantes tienen un


papel activo porque influyen en la presentación del taller y
porque tienen la posibilidad de poner en práctica las técnicas,
habilidades u otras cosas que se discuten en el taller.
 Son informales; hay mucho debate además de participación, a
diferencia de lo que ocurre cuando un profesor presenta un
material que estudiantes deben absorber.
 Son limitados en tiempo; en general se limitan a una sola
sesión, aunque algunos pueden requerir varias sesiones
durante un periodo de tiempo dado (Ej. Una vez a la semana
durante cuatro semanas, dos sesiones de día completo en un
fin de semana).
 Son independientes. Aunque un taller pueda terminar con
folletos y sugerencias sobre lecturas adicionales o estudio
para aquellos interesados, en general la presentación
pretende ser autónoma en sí misma, a diferencia de un curso
que depende en muchas lecturas y otros proyectos (trabajos,
presentaciones) además de las actividades de clase.

¿POR QUÉ DAR UN TALLER?


¿Por qué elegir un taller, cuando se podría usar otro método como
un círculo de estudio, un curso, capacitación en el trabajo, etc.?
Debido a que existen formas distintas de enseñar a la gente y
porque la gente aprende cosas de distintas maneras, un taller tiene
algunas ventajas (y también algunas desventajas, como la falta de
tiempo) sobre otros métodos que los hacen ser una buena
alternativa en determinadas circunstancias.

 Un taller ofrece una forma de crear una experiencia educativa


intensa en un periodo corto de tiempo, cuando no hay tiempo
para realizar un esfuerzo más integral. Es muy posible que los
participantes tengan que ir a sus trabajos, vivan demasiado
lejos como para realizar encuentros periódicos, o simplemente
no puedan comprometerse por periodos de tiempo muy
largos. Un taller puede introducir un concepto nuevo,
estimulando a los participantes a investigar más por sí
mismos o puede mostrar y fomentar la práctica de métodos
reales.
 Es una buena forma de enseñar habilidades de forma práctica
porque ofrece a los participantes la oportunidad de probar
nuevos métodos y equivocarse en una situación segura. Con
frecuencia, el fracaso es el mejor maestro y en este contexto
fracasar no tiene consecuencias. Al mismo tiempo, la
retroalimentación, tanto de la persona que dicta el taller como
de los miembros del grupo, ayuda al participante a entender
qué puede hacer para evitar los errores en una situación real.
 Un taller es una forma de traspasar a los colegas ideas y
métodos que uno puede haber desarrollado o que considere
importantes. Puede que no sea fácil dictar un curso de
postgrado, pero se puede llegar a mucha gente realizando
talleres en distintas situaciones.
 Especialmente para las personas que trabajan juntas, un taller
puede ayudar a crear un sentimiento de comunidad u objetivo
común entre los participantes.

¿CUÁNDO REALIZAR UN TALLER?


Un taller, tal como se explicó antes, puede ser valioso en algunas
circunstancias. ¿Cuándo surgen esas circunstancias y cuándo elegir
un taller por sobre otros métodos de educación o formación? Hay
una serie de situaciones en que un taller sería la mejor elección:

 El comienzo de algo nuevo. Si la organización está adoptando


un nuevo método o la iniciativa comunitaria ha tomado un
nuevo camino, suelen haber una serie de información o
formas de funcionamiento nuevas que la gente tiene que
aprender. Un taller, o una serie de talleres, es una forma de
presentar estos cambios en un corto tiempo y hacer que la
gente se prepare.
 La formación inicial de personal o voluntarios. Los talleres
suelen ser una buena forma de enseñar a nuevos miembros
del personal o voluntarios la filosofía, métodos y
funcionamiento de la organización o presentar técnicas que
van a necesitar para hacer su trabajo.
 La formación continua en el trabajo de personal o
voluntarios. Los talleres sobre distintos temas, técnicas, etc.
son una buena forma de mantener al personal y voluntarios
alertas y conscientes de lo que están haciendo.
 Desarrollo de personal. Los talleres se suelen usar como forma
de perfeccionar habilidades profesionales y aprender sobre
nuevos acontecimientos en el área.
 La demostración de un concepto nuevo. Si alguien en una
organización ha estado expuesto a una nueva idea o técnica
especialmente interesante, esa persona podría realizar un
taller para presentarla a sus colegas o la organización podría
invitar a alguien a que lo haga.
 La explicación de algún tema al público: La organización
puede dictar un taller para el público sobre su misión para
asegurarse de que la gente está informada sobre su causa o
sobre lo que se está haciendo al respecto. Un programa de
alfabetización para adultos puede realizar un taller sobre
analfabetismo en su zona, por ejemplo, o puede organizar uno
en un refugio para personas sin hogar sobre las causas y
consecuencias de la falta de hogar.
 La disponibilidad de un presentador experto. Cuando una
persona tiene experiencia particular sobre un tema, es posible
que se le pida presentar un taller para el personal o los
miembros de otra organización, para el público, en una
conferencia, etc. Las personas conocidas suelen recibir
frecuentes invitaciones (pagadas) para viajar largas distancias
para presentar un taller.

¿CÓMO DIRIGIR UN TALLER?


Incluso si nunca se ha hecho antes, se puede dirigir un buen taller si
se presta atención a todas las fases del proceso. Hay tres fases para
dirigir un taller: planificación, preparación e implementación (o
dictar el taller). Además, una vez realizado es importante seguir en
contacto con los participantes para recibir comentarios sobre el
taller y así poder mejorarlo la próxima vez. A continuación
revisaremos cada una de estas fases por separado.
PLANIFICACIÓN
Una vez que se sepa cuál será el tema, planificar un taller significa
finalmente pensar qué se puede hacer para guiar a los participantes
en esa experiencia, y qué se espera que aprendan de ella. Para
hacerlo, se tiene que tomar en cuenta una serie de factores:
Considerar el tema. El primer elemento en la planificación de un
taller es saber de lo que se está hablando. No importa cuán
interactivo o participativo sea el taller, aun así se tiene que tener un
buen dominio del tema que se está presentando. Se debe hacer
tarea, y así se estará seguro de poder lidiar con la mayoría de las
preguntas y problemas que puedan surgir. Esto no significa que se
tenga que saber absolutamente todo sobre el tema, pero sí que se
tiene que conocerlo razonablemente bien y entenderlo lo suficiente
para poder ayudar a los participantes a aplicar los conocimientos en
el contexto de sus trabajos y vida cotidiana.
Considerar la audiencia. La audiencia, la gente que en realidad
será parte del taller, es probablemente la parte más importante del
rompecabezas en esta fase. Entender a la audiencia y sus
necesidades es lo que más servirá para ayudar a decidir qué hacer y
cómo hacerlo

 Qué saben del tema? Si se espera que la mayoría de los


participantes esté familiarizado con cierto material básico o
que tenga cierto tipo de experiencia, esto puede afectar en
gran medida cómo y hasta qué grado se decide presentar el
material.

Algunas veces puede hacer algún tipo de estudio previo.


Si se va a presentar un tema a un grupo u organización
particular, es posible que se pueda averiguar algo de la
persona de contacto o de los mismos participantes que
serán la audiencia, para saber en qué nivel están, cuál
ha sido su experiencia y qué esperan del taller.
Preguntar sobre la audiencia es parte de lo que se
espera de un presentador precavido.
En otras circunstancias, como en una conferencia muy
concurrida, por ejemplo, es posible que no haya forma
de anticipar cuánto saben los participantes. En ese caso,
puede ser recomendable preparar una serie de
materiales y actividades y comenzar el taller
preguntando a la gente qué saben acerca del tema. Al
hacerlo de esta forma, se puede cubrir las necesidades
de la mayor parte de los participantes y estar seguro de
que no pasa por encima de nadie ni nadie se aburre
demasiado.

 ¿Está el material fuera de su alcance? Conocer el contexto de


la experiencia de los participantes puede ayudar a entender
cómo presentar el material.
 ¿Cuál es su campo? Puede esperarse que la gente de algunos
campos sea más comunicativa o introspectiva o extrovertida
que la de otros. Se tendrá más posibilidades de encontrar un
grupo de trabajadores sociales dispuestos a discutir sus
emociones que un grupo de trabajadores de la construcción,
por ejemplo. También se puede requerir más creatividad que
los trabajadores de la construcción entiendan por qué ese tipo
de debate puede ser una buena idea. Es importante encontrar
formas de presentar el material para que tenga algún sentido
para los participantes de este taller específico, sin alejarlos
demasiado de su área.

En realidad, un grupo puede ser muy tranquilo o muy


volátil, muy apático o extremadamente receptivo o (lo
más probable) en algún punto intermedio. Dependerá
en gran medida de una o dos personas que establezcan
el tono, independientemente de si los miembros del
grupo se conocen entre ellos de antes o no. El tipo de
grupo que se forme tiene mucho que ver con qué tipo
de taller será el más adecuado. Por ejemplo, si el grupo
es muy callado, el debate estará casi muerto pero las
actividades basadas en el movimiento pueden funcionar
bien. Si el grupo discute mucho, se puede aprovechar
esa característica y dividir a la gente en pequeños
grupos para que discutan problemas hipotéticos sobre el
tema. Entender que no es posible predecir ayudará a
planificar para distintas posibilidades.

 ¿Se conocen y/o trabajan juntos? Si es así, es posible que se


pueda ahorrar las presentaciones (dependiendo de cuán bien
se conozcan entre sí) y se pueda planear un taller que aborde
inquietudes comunes.
 ¿Vendrán con alguna actitud especial hacia el taller? Lo harán
si se ofrece material que se opone a todo lo que piensan que
es verdad. ¿Se presentará un nuevo concepto o método que
entre en conflicto con lo que han estado haciendo o con su
formación anterior? Si es así, lo primero que se debe abordar
es su hostilidad o escepticismo. Por otra parte, pueden estar
sumamente predispuestos a  favor  de la perspectiva del taller
si lo que se ofrece parece ser la solución a un problema difícil.

Esto no implica que desafiar intencionalmente las


creencias de los participantes del taller sea mala idea.
Suponiendo que se pueda hacerlo sin faltarles al
respeto, como decirles que son tontos, ese tipo de taller
es a menudo el más eficaz y puede lograr el aprendizaje
más significativo para los participantes. La mayoría de
las personas se siente incómoda con el cambio y las
nuevas ideas, pero al mismo tiempo se siente
estimulada por ellos. Si se puede presentar algo nuevo
que los participantes puedan considerar, se habrá hecho
el trabajo con creces.

 ¿En qué circunstancias asisten al taller? ¿Lo han escogido


entre varias posibilidades (como en una conferencia)?
¿Pidieron que se realizara el taller? ¿Es un requisito de su
trabajo o para cumplir exigencias de certificación, licencia o
algún otro tipo de credencial? ¿Es parte de su trabajo
(formación, re-formación, desarrollo de personal, por
ejemplo)? ¿Es para aprender algo obligatorio  para poder
hacer su trabajo correctamente? Cada una de estas razones
implica una actitud, un nivel de interés y un compromiso
distintos y un enfoque diferente por parte del presentador.

Considerar el tamaño del taller. Si el grupo es del tamaño ideal


para la mayoría de los propósitos (entre 8 y 12 personas), se
pueden organizar actividades que involucren a los participantes
como individuos, en pequeños grupos (2-4) y con todo el grupo. Si el
grupo tiene más de 15 personas, probablemente se quiera dividirlo
para algunas actividades. Si tiene menos de 7 u 8 participantes,
puede ser mejor que todo el grupo trabaje en conjunto durante la
mayor parte del taller.
La razón por la que 8-12 es el tamaño ideal se debe a
que es lo suficientemente pequeño para que todos
puedan tener respuestas a sus preguntas y recibir
atención individual del presentador, pero es lo
suficientemente grande para generar un debate
animado. Si el grupo es mayor de 15, las voces de
algunas personas, generalmente los más callados,
tienden a perderse; si es menor de 6-8, puede que no
haya suficientes opiniones, preguntas e ideas
circulando.
Considerar el tiempo disponible. Los talleres pueden tomar
desde una hora o menos hasta un día entero o más. Es importante
que los objetivos para el taller se adapten al tiempo disponible. Esto
significa no solamente planificar la presentación para llenar el
tiempo de manera apropiada, sino hacer coincidir la cantidad de
material a cubrir con el tiempo disponible. En especial si el tema es
totalmente nuevo para los participantes, se necesitarán mucho
tiempo para aclaraciones, preguntas, etc., para poder entenderlo
bien.
Una regla general es que se debe intentar reservar un tiempo para
cada parte del taller por anticipado. Se debe ensayar las diferentes
partes para ver cuánto puede tomar o cuánto tiempo se les quiere
dedicar (por ejemplo, si le va a pedir a la gente que escriba sobre
algo, primero debe intentar hacerlo el instructor y ver cuánto
tiempo se demora). Rara vez se puede ser exacto al 100%, pero
seguramente se puede llegar a una aproximación y así se tendrá un
esquema del taller y una idea razonable de qué se puede esperar
con el tiempo que se tiene.
Taller corto: 45-90 minutos. Un taller de duración tan corta se hace
todavía más corto de lo que parece. Es posible que la gente llegue
entre cinco y quince minutos tarde, y se perderá más tiempo si se
tiene que repartir materiales, usar equipos, etc. Esto significa que
será necesario reducir el material para presentar lo que sea
realmente más importante. Aunque siempre es bueno preparar de
más (ver la parte de Preparación, abajo), la realidad es que pocas
veces se consigue hacer todo lo que se pensaba. Un taller de esa
duración es probablemente mejor usarlo como medio de
introducción y discusión de un nuevo concepto o tema de
preocupación. Tiene poco sentido intentar enseñar una habilidad
específica a menos que sea muy limitada. Si puede aprenderse en
cinco o diez minutos, y practicarse en el mismo periodo de tiempo,
vale la pena intentarlo. Si es algo más complicado que eso, se
necesita un taller más largo.
Taller de duración media: 90 minutos a 3 horas. Con esta duración,
un taller puede empezar a abordar ideas y conceptos con alguna
profundidad y enseñar algunas habilidades. Algunas
consideraciones sobre un taller de duración media:
Variar las actividades. Este tipo de taller es bastante largo por lo
que los participantes pueden aburrirse o verse abrumados. Dos o
tres horas de charla consecutiva puede lanzar a mucha gente por la
puerta en busca de aire fresco. Dividir el tiempo implicando a los
participantes en una serie de distintos tipos de actividades es
mucho más apropiado para su aprendizaje que pedirles que se
sienten y hagan una sola cosa durante todo el tiempo.
Capacidad de atención: Diversos estudios han
demostrado que la mayoría de las personas comienza a
perder la concentración después de 20 minutos a media
hora. Al final de la hora, su nivel de atención ha caído en
más del 50% (y en algunos casos mucho más que eso).
La atención puede recuperarse cambiando de actividad,
cambiando de tema o de métodos de presentación, etc.
Incluso la pequeña pausa en el taller motivada por el
cambio de una actividad a otra es suficiente para
refrescar a la gente y mantenerla interesada.
Alternar la seriedad del material. Intercalar actividades o ideas
que sean divertidas o humorísticas con otras que son más serias
puede no sólo mantener a los participantes despiertos y alertas,
sino también facilitar el aprendizaje.
Planificar una pausa. Esto puede ayudar al problema de la
capacidad de atención y permitir a los participantes tomar un café,
ir al baño, etc. sin perturbar el curso del taller. Sin embargo,
también debe tenerse en cuenta que las pausas siempre
toman más tiempo del planeado inicialmente. Se debe añadir
unos cinco o diez minutos al tiempo que se le da a la gente, así se
estará seguro de que cuando todo el mundo vuelva a la clase y se
siente, habrán pasado al menos ese tiempo extra.
Incluso un taller largo no es tan largo como se piensa, se debe
considerar atentamente la cantidad de material que se puede
presentar de forma adecuada en ese periodo de tiempo y la
cantidad de ese material que la gente puede absorber en la
práctica. Se puede usar este tiempo para presentar una cantidad
relativamente pequeña de material en una serie de distintas
maneras, para que los participantes abandonen el taller con una
clara comprensión del mismo. También, es posible seleccionar lo
que la gente realmente necesita saber del tema y concentrarse en
eso, intentando darles suficiente material sobre él mismo; incluso si
no logran comprenderlo totalmente, se sentirán lo suficientemente
intrigados para continuar investigando y aprendiendo por su cuenta.
Además de considerar cuanto material es apropiado
para la cantidad de tiempo que se tiene, se debe pensar
en cuánto (si es usted el presentador) se sabe del tema.
Algunas veces, los talleres más exitosos son dirigidos
por presentadores que sólo saben un poco más que los
participantes. En esos casos, los presentadores no están
tan preparados para intentar meter demasiado material
ni se vuelven demasiado técnicos. Es necesario recordar
cuánto tiempo realmente puede tomar aprender eso:
puede ser meses o incluso años, antes de que se
comprenda el tema completamente. Como presentador,
primero se debe intentar recordar cómo fue su
introducción al tema y qué aprendió realmente de ella, y
entonces planificar el taller.
Los participantes necesitan tiempo para hablar y conectarse.
La oportunidad para conocerse e intercambiar ideas es uno de los
principales valores de un taller para mucha gente, y no debería ser
menospreciado.
Taller largo: más de 3 horas. Un taller largo tiene algunas
desventajas, pero a cambio permite presentar el material con
alguna profundidad y realizar una serie de actividades. Seis horas
concentradas de trabajo al día es lo máximo que la mayoría de la
gente puede soportar. Es necesario asegurarse de considerar varias
pausas, tanto por la necesidad de estirarse e ir al baño como por la
capacidad de atención de los participantes. Algunas consideraciones
sobre los talleres de larga duración:

 Se puede abordar en detalle problemas específicos. Aquí se


tiene la oportunidad de seguir el interés del grupo explorar
ideas que son relevantes para las situaciones particulares de
los participantes o simplemente presentar ideas con mayor
profundidad.
 Se puede planificar bloques de tiempo más largos para
actividades y temas individuales. Sin embargo, es importante
estar conscientes de la necesidad de dividir los segmentos
largos del taller. Es necesario fijarse en los ojos de los
participantes por si se están quedando dormidos y se debe
estar preparado para cambiar rápidamente a otra cosa
(especialmente algo activo y divertido) si esto ocurre.
 Se puede destinar más tiempo para la práctica de habilidades
nuevas y más tiempo para la discusión sobre las actividades.
Quizás la ventaja más grande de un taller largo es que
permite a los participantes el tiempo para reflexionar, tanto a
nivel individual como en grupo, lo cual es una parte crucial del
proceso de aprendizaje.
 Se puede destinar más tiempo para el seguimiento de las
preguntas de los participantes (puede ser tentador, por otra
parte, entrar en una conversación con un participante sobre
su interesante pregunta mientras el resto del grupo se
duerme. Se debe tener cuidado e  intentar no caer en esa
tendencia).
 Se puede presentar tanto el contexto como los detalles del
tema (Ej. características de la población infectada con VIH y
técnicas de prevención del SIDA para la comunidad).
 Se puede ofrecer o fomentar la comida y bebida. Eso ayuda a
mantener alerta a la gente, y establece un tono relajado y
amigable, al tiempo que se mantiene el interés a largo plazo
porque se elimina la necesidad de pensar en si se tiene
hambre o sed.
 Es más difícil calcular cuánto tiempo tomarán los segmentos
en un taller largo porque los presentadores tienden a dejar
continuar las actividades si piensan que están funcionando
(después de todo, hay mucho tiempo), y a menudo se
encuentran que no pueden llegar a abordar todos los puntos
que habían pensado. Se debe decidir si se quiere adherirse al
plan y limitar las actividades al tiempo que se había
considerado para ellas o seguir la corriente, dejar que las
cosas sigan si a los participantes les parecen importantes.
Ninguna de estas opciones es “correcta" o "incorrecta":
Depende de las necesidades del grupo y del presentador.
Preguntar al grupo es normalmente una buena forma de
decidir cómo proceder.

Considerar el objetivo del taller. Los talleres se dan por fines


muy distintos, y cada uno implica métodos específicos de
presentación y otros detalles. Algunos objetivos comunes y sus
implicaciones:

 Enseñar a los participantes una habilidad que pueden tener


que usar o tendrán que usar en el futuro (un taller de
primeros auxilios para trabajadores sociales que lidian con
menores, por ejemplo). Este tipo de taller serán en general
con poca charla y mucha actividad. Si la gente va a usar lo
que están aprendiendo, obviamente será importante para
ellos practicarlo, y eso es probablemente en lo que se debería
centrar el taller.
 Dar a los participantes la posibilidad de practicar y dar su
opinión sobre las técnicas y conceptos que ya conocen. De
nuevo, el énfasis aquí debería ser probablemente en la acción,
en poner en práctica lo que está se está enseñando y en
recibir consejos y opiniones sobre el desempeño de los
estudiantes por parte del presentador y otros participantes del
grupo.
 Mejorar el conocimiento actual de los participantes acerca de
los conceptos, técnicos y métodos en cuestión (nuevas
investigaciones, mejora de técnicas, etc.). Se tiene que
practicar una nueva técnica; un enfoque nuevo sobre un
concepto familiar puede implicar sólo debate.
 Enseñar a los participantes un concepto nuevo que puedan
aplicar posteriormente en su trabajo (por ejemplo, un taller
para trabajadores sociales urbanos sobre cómo las bandas
actúan como familias sustitutas para sus miembros). La
presentación en este caso puede estar más orientada a la
discusión, ya que la gente necesitará asimilar las nuevas ideas
y hablar sobre cómo se conectan con ellas y cómo pueden
afectar lo que hacen.
 Familiarizar a la gente con material importante para su
trabajo, aunque no éste no tenga conexión directamente con
ellos (como las leyes para personas con discapacidades físicas
o las normas de privacidad). Un taller de este tipo
probablemente implique una presentación directa de
información, con alguna practica y debate sobre resolución de
problemas (una persona X llega a su organización con ese
problema; ¿cómo lo manejaría?). Se puede terminar con una
sesión de preguntas y respuestas, en parte porque las leyes y
normativas son en general confusas y en parte porque causan
mucha ansiedad.
 Entregar, o ayudar a conseguir, una credencial relacionada
con el trabajo para lograr un ascenso  o para un empleo
inicial, por ejemplo, o para alguna certificación o licencia. Esta
categoría podría incluir cualquier tema desde instrucciones de
maniobras de resucitación hasta formación en sensibilidad
cultural, y éstos a su vez pueden incluir una serie de
actividades o métodos de presentación.
 Usar un taller como forma de ayudar a los participantes a
sentirse cómodos entre ellos y/o su situación. A menudo se
usa en orientación universitaria o para crear equipos en temas
laborales. Los talleres de este tipo normalmente consisten en
un gran número de actividades de respuesta rápida, que
pueden causar risa o solucionar problemas de forma
cooperativa o a veces ambas cosas. Una charla suele ser
beneficiosa para entender las actividades y sus efectos en los
participantes.
 Introducir a la gente a una nueva forma de mirar el mundo, ya
sea al desempeñarse como ayudante en su trabajo, en una
situación como voluntario o como parte de una educación
pública (por ejemplo, un taller sobre teorías de desarrollo
moral). Este tipo de taller permite realizar actividades muy
variadas: enseñanza directa, debate sobre situaciones
hipotéticas, intentar resolver dilemas morales, juego de roles,
etc. En general, en cuanto más formas distintas de
experimentar un concepto tenga la gente, es más probable
que lo entiendan.

Considerar la presentación del tema. El estilo de su


presentación, tanto el estilo personal como los métodos de
presentación que se empleen, puede determinar de manera
importante la efectividad del  taller. Parte de esto dependerá de la
personalidad y experiencias del presentador, pero aquí ofrecemos
algunas directrices generales que pueden ser útiles.

 Facilitación. Los presentadores del taller a veces son llamados


facilitadores. Un facilitador (del latín facile, que significa
“fácil”) es alguien que suaviza el camino para los demás. No
es un líder, exactamente o una figura de autoridad, sino más
bien un tipo de guía: alguien que camina junto al participante
y lo ayuda a decidir qué camino tomar. En general, la
facilitación es más útil en un taller que “instruir”. Se llama
taller de trabajo porque los participantes normalmente tienen
la posibilidad de hacer algo, interactuar realmente en sus
propios términos con lo que se está presentando. Un
facilitador puede hacer más fácil esa experiencia, mientras
que un instructor puede ser más apto para contar o
estructurar la experiencia.

El prejuicio del autor es sin duda obvio en este punto.


Normalmente toda buena enseñanza es en realidad
facilitación, al menos en algún grado. Para poder
aprender algo, y especialmente para asimilarlo a un
nivel profundo, uno tiene que vivirlo, luchar con ello,
reflexionar sobre ello, vivir con ello. Un buen facilitador
hace posible que cada participante se relacione con el
nuevo aprendizaje a su manera y lo resuelva por sí
mismo, en vez de decirle qué tiene que pensar o cómo
tiene que abordar un concepto. Es más probable que los
participantes estén atentos durante el taller si la
persona al frente actúa como un facilitador y si es
accesible como persona.
Con esto no queremos decir que nunca haya un espacio
para la enseñanza, mientras ésta no domine por
completo el taller. Si el presentador es una “estrella” en
su campo, los participantes pueden querer oír lo que
tiene que decir y no ser “facilitados".

 Consistencia de la presentación y tema del taller. El método y


estilo de presentación debería, dentro de lo posible, imitar al
tópico. Si se está dirigiendo un taller sobre la educación
experimental, por ejemplo, el taller debería ser experimental.
Un taller sobre leyes para ciudadanos con discapacidades
debería realizarse en un espacio accesible físicamente y
demostrar sensibilidad hacia las inquietudes de las personas
con discapacidades. Si el taller presenta una nueva técnica,
está debería practicarse tanto en la presentación como en las
actividades. En un taller bien presentado, los participantes
aprenden tanto de los métodos y estilo de presentación como
del contenido del taller.
 Participación directa de los asistentes. Los talleres son mucho
más efectivos y entretenidos si implican a los participantes en
actividades, discusión e interacción con otros que si
simplemente se les inunda de información. Hay muchas
oportunidades para practicar habilidades, debates en grupo
pequeños y grandes, informar sobre los debates, resolución
de problemas en forma individual y en grupos pequeños y
grandes, etc. Esto dará a todos los integrantes del grupo la
oportunidad de tener un papel activo.
 Variedad de métodos y actividades. Como ya se ha
mencionado, variar los métodos de presentación y actividades
ayudará a la gente a mantenerse atenta, tocará los diferentes
estilos de aprendizaje de los participantes y hará que el taller
sea más interesante y divertido tanto para el presentador
como para los participantes. Algunas posibilidades a
considerar son:

o Incluir algún tipo de actividad práctica donde las


personas puedan estar activas físicamente.
o Incluir actividades en grupo e individuales.
o Las actividades deben ser interesantes, o al menos
participativas.  Se debe evitar ser un "busto parlante" en
la medida de lo posible.
o Si es apropiado, se debe incluir varios tipos de material
audiovisual como videos, cintas de audio, diapositivas,
proyección de imágenes de computador, etc.
o Incluir formas innovadoras de presentar el material
directamente: una obra de teatro, una parodia
interactiva, una canción, una caricatura, etc.
o Siempre incluir una práctica de alguna técnica o método
que se está presentando, incluso si es sólo por un
tiempo corto, para dar a los participantes la oportunidad
de ver cómo funciona.

Cuanto más creativo se pueda ser, mejor. Las actividades en las que
los participantes trabajan con objetos físicos son en general buenas
formas de aprendizaje. Hay algunas muy obvias (los talleres para
profesores de matemática elemental siempre incluyen muchas
cosas “para manipular”, cosas para demostrar conceptos de
matemáticas como bolas de ping pong), pero las opciones son
infinitas. El autor asistió a un taller fantástico sobre inteligencias
múltiples en el cual pequeños grupos tenían que diseñar y construir
pueblos con bloquecitos de plástico y otros materiales. Se debe
pensar de forma tan extravagante como se pueda.

 Cosas para llevarse a casa. Es necesario asegurarse de que


los participantes reciban copias impresas de las
transparencias o diapositivas que contienen información
importante, así como algún resumen de los puntos principales
del taller y cualquier otra cosa que se crea importante. Esto
ayudará a los participantes a recordar después de qué se
trataba el taller y les servirá para transmitir las ideas a otros.
 Tiempo de reflexión. La reflexión es clave para el aprendizaje.
Si parte del estilo de la presentación es pedir a los
participantes que reflexionen o discutan sobre cada actividad,
se les estará ayudando de dos formas: se les estará dando
tiempo para pensar en la actividad y hablar de ella con otros
miembros del grupo, y se les demostrara cuán importante es
pensar en lo que han hecho y aprendido.
 Tiempo para hablar, socializar, conocer a los otros
participantes. Gran parte del valor de un taller es la
experiencia de aprender en grupo y formar una comunidad de
alumnos. La experiencia compartida suele llevar a la
colaboración profesional y puede consolidar y enriquecer el
aprendizaje.

PREPARACIÓN
Una vez que la planificación está lista, el taller tiene que prepararse.
La planificación consiste en cómo dictar el taller en sí; la
preparación es  acerca de la logística, de asegurarse de que se
tienen todos los elementos y el tiempo necesarios para que el taller
sea un éxito. Esto implica reunir todos los materiales que se van a
utilizar en el taller y obtener la información necesaria para hacer el
mejor trabajo posible.
Conocer, si es posible, el espacio en que se realizará el
taller. Si el espacio es propio, se puede elegir la sala o lugar que
pueda funcionar mejor y prepararla con anticipación. Si se ha
asignado un lugar en otro establecimiento, es posible que se pueda
pedir un tipo o tamaño especial de sala o que se pueda pedir que la
arreglen de una cierta forma (sillas en círculo, muebles cómodos,
etc.). Se tiene que pensar como se usará el espacio: ¿Tendrán que
moverse mucho los participantes? ¿Habrá que mover equipos
pesados? ¿Se necesita una pantalla, un pizarrón o una pizarra
magnética? Cuanto más se pueda saber sobre el espacio y más se
pueda arreglarlo de acuerdo a las necesidades del taller antes de
que lleguen los participantes, más fácilmente transcurrirá la
presentación.
Si el papel que se pretende asumir es el de facilitador
en vez de figura de autoridad, se recomienda que se
haga el espacio tan acogedor e informal como sea
posible. Algunas veces eso no se puede hacer; por
ejemplo, una sala de clases con pupitres atornillados al
suelo (si, existen todavía, aunque ya no quedan
muchos) no permitirá mucha flexibilidad. Sin embargo,
si es posible, se deben poner las sillas en circulo o en
una configuración similar para que toda la gente pueda
verse y no haya alguien que encabece la mesa, eso
puede hacer mucho para establecer el tono del taller
tan pronto como la gente entre.
Llevar todo lo que se va a necesitar. No se debe suponer que
algo estará ahí a menos que esto se haya organizado previamente
(vea el  punto #3, más abajo). Incluso en ese caso, nunca se puede
estar seguro.

 Si se va a pedir a la gente que escriba algo, o si es posible que


quieran tomar notas, se debe comprobar que se llevan
suficientes lápices y papel para todos.
 Hacer y recopilar por lo menos dos copias del material
impreso que se quiera repartir.
 Llevar caballetes, pliegos de papel blanco y  marcadores para
apuntar ideas, preguntas, comentarios o para documentar lo
que ocurre en grupos pequeños.
 Si se va a hacer diapositivas, listas, un programa, etc., se
debe hacer anticipadamente y no la noche antes de la
presentación.
 Si se tiene que llevar los materiales a otro lugar (es decir, si la
presentación no se realizará en un espacio propio), es
necesario ponerlos en el vehículo la noche antes de la
presentación. Es buena idea hacer una lista de control para
asegurarse de que se no olvida nada.

No se debe olvidar el asunto de la comida, café, etc.; se


debe decidir si la llevará el presentador o los
participantes traerán la suya. Esto tiene que coordinarse
con anterioridad para tener todo lo necesario en la sala;
ya sea poner una cafetera, café, leche, tazas de papel,
etc., en el asiento de atrás junto con todo lo demás la
noche antes de la presentación (comprar los pastelillos
frescos en la mañana).
Coordinar con anterioridad para que el equipo necesario sea
llevado a la sala (proyector, DVD y monitor, computador, etc.) o
llevarlo personalmente (si este es el caso, no se debe olvidar tener
un equipo de respaldo en caso de que el que se lleva no funciona).
Se deben hacer los preparativos con mucha anterioridad (por escrito
y verbalmente, si es posible), y llamar un día o dos antes del taller
para comprobar que todo está en orden. Se recomienda llegar lo
suficientemente  temprano para revisarlo todo el día del taller. Se
debe asumir que si algo puede ir mal, saldrá mal, y que, incluso
aunque no sea responsabilidad del presentador, éste tendrá que
solucionarlo.
Hacer que materiales y folletos sean lo más atractivos e
interesantes posibles para que los participantes los vuelvan
a consultar en el futuro.

 Usar color siempre que se pueda.


 Las tablas y gráficos fáciles de leer son útiles para mucha
gente (aunque no para todos), ya que son imágenes.
 Si es apropiado, conseguir material impreso que sea fácil de
leer y digerir. Las formas esquemáticas, las viñetas y el uso de
color o imágenes siempre pueden ser útiles.
 Intentar controlar la cantidad de material a repartir, a menos
que sea una situación en la que la gente realmente necesita y
quiere mucha información (por ejemplo, reglamentos
estatales que puedan querer consultar en el futuro). Puede ser
útil imprimir los diferentes folletos en distintos colores, para
que tanto el presentador como los participantes puedan
identificarlos fácilmente ("vuelvan a la hoja azul").
 Las “cosas” que la gente realmente se lleva a su casa pueden
servir para mantener lo aprendido en el taller en la mente de
los participantes.

Es mejor prepararse de más. Si se cree que una parte del taller


durará aproximadamente 30 minutos, se debe preparar una hora de
material por lo menos. En algunos grupos, es posible que solamente
se use el material que se tenía pensado para 15 minutos; en otros,
se puede usar todo el material y se deseará haber tenido más. Es
mucho mejor estar demasiado preparado que quedarse corto:
cuánto más largo sea el taller, más importante es esto.
Hacer un formulario de evaluación que la gente pueda rellenar
rápidamente al final del taller, pero que cubra la información que
más interesa recopilar (muchas conferencias preparan formularios
de evaluación para cada taller, en cuyo caso el presentador no tiene
que hacerlo). Lo usual para este tipo de cosas es un formulario de
respuesta múltiple que pida a los participantes que califiquen cada
área de 1 a 5 o que seleccionen una de 5 alternativas que van
desde "totalmente de acuerdo" a "totalmente en desacuerdo".
(La Herramienta # 1 al final de esta sección incluye un formulario
de evaluación de muestra). Algunas de las áreas que se recomienda
cubrir son:

 Claridad de la exposición.
 Utilidad de cada una de las distintas actividades que se han
incluido en el taller, especialmente en el contexto de la vida o
trabajos de los participantes.
 Cuán interesante y pertinente resultó el contenido del taller
para los participantes.
 Dominio del material por parte del instructor/facilitador (es
decir, cuán bien dominaba el tema).
 Cuán bien mantuvo el interés de la gente.
 Cuán bien puede establecer y mantener un tono cómodo.
 Comentarios generales, si los hubiera.

Puede haber otras preguntas específicas sobre el taller en


particular. Sólo se debe asegurar que el formulario es lo
suficientemente corto para que la gente tenga realmente el tiempo
de rellenarlo.
Finalmente, dormir bien la noche anterior y calcular el
suficiente tiempo para llegar a donde se tiene que ir, para
que no estar apurado y agotado. Si el taller será lejos y se tiene
la posibilidad de pasar la noche en algún lugar cercano, se debe
hacer. Si usted, como presentador, tiene tiempo para relajarse
antes del taller,  también se sentirá más relajado durante el taller
mismo.
IMPLEMENTACIÓN: DIRIGIR EL TALLER EN LA
PRÁCTICA.
La planificación y preparación están hechas. Se tiene todo muy
organizado; se tienen todos los folletos por colores y colocados en el
orden en que se piensa distribuirlos; se tienen actividades para cada
segundo del taller, con muchos extras si no alcanzan a llenar todo el
tiempo; se ha arreglado la sala para que resulte acogedora para los
participantes y sea útil para las actividades que se han planeado.
Ahora todo lo que falta es hacer que funcione.
Un taller, especialmente los más largos, tiene distintas fases.
Primero está la introducción, que cubre desde el momento en que
llega el primer participante a la sala hasta que empieza la actividad
relacionada con el primer tema; la sustancia del taller incluye la
presentación y las actividades; y el cierre incluye revisión, reflexión,
evaluación y fin. Discutiremos cada una de estas fases, incluyendo
algunas ideas sobre cómo hacer que transcurran sin contratiempos.
Introducción
Esta parte del taller permitirá a la gente hacerse una idea de cómo
será su experiencia. Para cuando realmente comience el taller, los
participantes ya tienen algún indicio sobre si les va a gustar o no.
Por ello es importante dar un tono positivo y hacer que la gente se
sienta cómoda e interesada; permitirles algo de familiaridad y
asegurarse de que saben lo que viene en el resto del taller.

 Marcar la pauta. Hay algunas cosas que se pueden hacer para


que los participantes se sientan cómodos desde el momento
que entran, y para establecer el taller como una comunidad
de gente que quiere aprender.

o El espacio. Ya hemos hablado de preparar el lugar del


taller para que la gente se vea las caras, y no haya un
puesto obvio de autoridad, y para que el ambiente sea
tan confortable física y psicológicamente como sea
posible.
o Música. Según la naturaleza del taller, se puede pensar
en poner música mientras van llegando los
participantes, ya sea para calmar el ambiente o crear
energía. La música también le indica a la gente que será
una experiencia relativamente informal (el problema
aquí, por supuesto, es que los gustos de la gente varían
mucho. La música que pudiera elegirse para calmar
puede poner a alguien de mal humor. La música que se
escoja para crear energía puede molestar a ciertas
personas. Es un riesgo a considerar, a menos que se
conozca bien al grupo).
o Saludos. A medida que los participantes entren a la sala
del taller hay un periodo, que cubre 15 minutos o más,
durante el cual nadie sabe bien qué hacer. El
presentador puede sonreír y saludar con la cabeza a la
gente que entra pero el taller no ha empezado todavía y
“no hay nada de qué hablar". Una forma de evitar este
momento incómodo es presentarse a las personas a
medida que llegan, entregarles los materiales y el
formulario de evaluación y preguntarles sobre su
formación o experiencia, o porqué se han interesado en
el taller. Los recién llegados pueden ser incluidos en la
conversación a medida que entran para que nadie se
sienta excluido. Para cuando todos están en la sala y el
taller va a empezar, los participantes estarán hablando
entre ellos y con usted, y la incomodidad inicial habrá
dado paso a la cordialidad.

Puede haber circunstancias en que usted no se quiera


que la gente se sienta cómoda. En una conferencia, se
dictó un taller llamado “mesas separadas” en el cual se
dividía a los participantes a medida que iban llegando, y
a la mayoría se le pedía que se sentara en el suelo. Un
pequeño número de personas estaban sentadas en una
mesa muy elegante y se les servía una comida muy
apetitosa. Los otros 20 recibieron una hogaza de pan y
se les dijo que lo dividieran entre ellos. El taller continúo
en este estilo, y eventualmente los que estaban
sentados en el suelo empezaron a protestar por el
tratamiento recibido. El objetivo, por supuesto, era
llamar la atención sobre la falta de comodidades que la
mayoría de los habitantes del mundo sufre cada día, en
comparación con los de países occidentales.

 Presentaciones personales. Especialmente si su taller incluye


muchas actividades prácticas y de grupo, éste irá mejor si la
gente está cómoda entre ella. Si se ha empezado una
conversación a medida que entraban, muchos participantes
ya habrán conversado con los que no conocían, pero de todas
formas es recomendable presentarse a sí mismo y a todos los
participantes.

Se puede empezar presentándose con una explicación (muy breve)


de porqué se está dirigiendo ese taller (la experiencia que se ha
tenido, la familiaridad con el tema, etc.). Esto no debería demorar
más de un minuto o dos. Después, puede usar una técnica o juego
(la Herramienta #1 al final de esta sección incluye algunos
ejemplos) para presentar a los miembros del grupo entre ellos (el
presentador también puede participar en esta actividad, si cree que
puede ser útil para sus fines).

 Programar  y planificar para la sesión. Puede ser útil entregar


un programa del taller, o ponerlo en algún lugar visible de la
sala, y explicárselo a los participantes. Si el taller tendrá
interrupciones para comer, pausas, etc., un programa para la
sesión o el día también puede ayudar. Presentar el programa
y pedir opiniones sobre el mismo (¿podemos dedicar más
tiempo a usar los materiales?) puede servir para varios
propósitos:

o Incluir a los participantes en la organización de la


sesión, y no dejarlos como receptores pasivos de
información.
o Dar a los participantes un sentido de anticipación, así
estarán interesados en lo que viene después.
o Informar a los participantes cuándo será la pausa para
comer (a las 12:30, por ejemplo), eliminando así los
nervios por inquietud y la ansiedad que a menudo siente
la gente cuando no conoce los planes.

Éste es también el momento de preguntar a la gente por sus


expectativas para el taller, que pueden ser grabadas en un
cuaderno u otro medio para después revisarlas al final de la sesión.
Si las expectativas de la mayoría de los participantes difieren de las
del presentador, también puede haber espacio para hacer algún
ajuste en este punto.
Si es necesario que los participantes revelen detalles de
su vida personal, por ejemplo, o si el tema del taller es
especialmente controvertido, después de presentar el
programa debería haber tiempo para pedir al grupo que
desarrolle algunas normas básicas para la sesión. Unas
pocas normas simples, como evitar los ataques
personales y respetar la confidencialidad, pueden hacer
gran diferencia en la disposición de los participantes
para entablar conversación entre ellos sobre las ideas a
discutir.
SUSTANCIA DEL TALLER
Esta parte es  lo más importante de lo que se está haciendo, la
razón por la que se han reunido. Lo que se hace en la práctica
depende de la propia planificación del presentador, por supuesto,
pero hay algunas pautas generales, algunas de las cuales pueden
haber sido mencionadas anteriormente, que pueden hacer el taller
más efectivo y entretenido.

 Controlar el tiempo. Esto no quiere decir que se tenga que ser


un esclavo del programa, sino que se debe poder percibir si el
taller se está desviando del mismo. En muchos casos, puede
ser recomendable preguntar al grupo cómo les gustaría usar
su tiempo: "Vamos a pasar muy rápido por esta actividad.
¿Están de acuerdo?, ¿o hay otras cosas que son más
importantes para ustedes que deberíamos revisar primero?" Si
se considera que alguna actividad es realmente importante y
no debería interrumpirse, no se debe temer decirlo.

Dar pistas sobre el horario cada cierto rato (“en 20 minutos,


haremos una pausa para comer") puede servir para mantener
atentos a los participantes ("tengo hambre, pero no tengo
problemas en esperar 20 minutos"). También ayudará al
presentador a saber por qué parte de la sesión va, y así puede
hacer la pausa para la comida a la hora fijada (esto puede generar
una gran inquietud, dependiendo del lugar donde se esté realizando
el taller) y terminar las actividades con tiempo suficiente para
concluir la sesión adecuadamente.

 Hacer coincidir la presentación con el contenido y la filosofía


del taller. Como ya hemos mencionado antes en esta sección,
los participantes aprenden tanto del contenido y el estilo
como de los métodos de la presentación. Es difícil convencer a
los profesores para que fomenten la participación de los
estudiantes dándoles una conferencia. Si se cree en lo que se
está presentando, se debería demostrar poniéndolo en
práctica. La gente está mucho más abierta a entender y
aceptar lo que se está intentando transmitir si es obvio que
cree en ello y lo usa durante todo el tiempo.
 Intentar presentar el material de distintas maneras. Esta
variación es importante por dos razones: Primero, ayuda a
mantener a los participantes involucrados. Hay muchos
estudios que demuestran que los seres humanos están
intrínsecamente interesados y que responden positivamente a
la variedad, y es razonable aprovecharse de esa
característica. Segundo, la variedad aborda las diferencias en
los estilos de aprendizaje, y por lo tanto hace más probable
que todos los participantes puedan entender el material.
 Intentar ser y hacer las actividades entretenidas. El humor es
una herramienta extremadamente importante, incluso cuando
el tema no es nada divertido. (La serie estadounidense de TV
Mash, sobre los médicos de la guerra de Corea que deben
lidiar con terribles muertes cada día, ilustró cómo el humor
negro puede ayudar a la gente a mantenerse cuerda en una
situación intolerable). No solamente puede marcar una pauta
que haga que el aprendizaje sea más entretenido, también
puede servir para destacar puntos importantes.
 Ser entusiasta. Si realmente se cree en lo que está
presentando, debe demostrarse; eso ayudará a que los
participantes estén más entusiasmados también, y puede
tener un gran efecto en el éxito del taller.
 Animar a los participantes a relacionar el contenido del taller
con su realidad. ¿Cómo pueden usar esas ideas o métodos en
sus trabajos o en sus vidas? ¿Cómo reaccionarían sus colegas?
Necesitan una oportunidad de pensar y discutir estas
cuestiones. Se les puede pedir a todos que se comprometan a
usar algo de lo aprendido en el taller al menos una vez o que
apliquen los nuevos conceptos a un aspecto particular de su
vida laboral o personal. Las verdaderas preguntas que tanto
presentadores como presentadores deberían hacerse a sí
mismos sobre el tema de un taller son: ¿cómo encaja en el
mundo? y ¿cómo puede aplicarse?
 Dejar tiempo suficiente para la reflexión y el debate en todas
las actividades. La gente con frecuencia necesita pensar y
hablar sobre sus experiencias o información nueva para poder
entenderla. También es importante que los participantes
tengan una oportunidad de ser escuchados y puedan decir lo
que piensan y qué han aprendido. Si pueden compartirlo en
voz alta, tendrá más importancia y legitimidad para ellos.
Incluso si el contenido del taller se ha entendido, no se habrá
aprendido hasta que haya sido asimilado a la visión que tiene
el alumno sobre el mundo. La reflexión ofrece un vehículo
para esa asimilación.

CLAUSURA
En la fase final del taller, se necesitará resumir las cosas y dar a los
participantes una posibilidad de reaccionar a lo que acaban de
escuchar. Es posible que se quiera hacer alguna actividad formal
con este fin o simplemente lanzar algunas preguntas y escuchar a lo
que la gente quiere decir.

 Resumir y revisar el programa. Repetir los puntos principales


abordados por el taller y volver al programa para identificar
las áreas en las que no se tuvo tiempo de profundizar.
Dependiendo de su importancia, el interés del grupo o las
posibilidades reales, se puede entregar u ofrecer enviar
material o bibliografía sobre esas áreas, o realizar otro taller
para cubrir los puntos que faltaron.
 Repasar las expectativas. Se debe echar un vistazo a la lista
de expectativas del inicio del taller. ¿Eran apropiadas las
expectativas iniciales de los participantes? ¿Se cumplieron? Si
no fue así, ¿qué faltó?
 Darles a los participantes la oportunidad de resumir. Puede
ser tan simple como preguntar ¿qué les pareció? o puede
implicar un ejercicio más estructurado (una posibilidad:
recorrer la sala pidiendo a la gente que diga alguna cosa que
le haya gustado del taller o que haya aprendido en el taller y
otra cosa que hubiera hecho de distinta forma). Es importante
darles a los participantes una forma de resumir por sí mismos
la importancia, o irrelevancia, del taller para ellos.
 Pedir opiniones sobre las ideas, técnicas, métodos, etc. que se
expusieron. Se debe prestar atención a las preguntas e
inquietudes de los participantes acerca del material. Puede
ser totalmente nuevo para ellos, y es posible que descalificara
todo lo que habían aprendido hasta antes del taller.
Necesitarán tiempo para digerir el contenido. Es necesario no
ponerse a la defensiva si los participantes no concuerdan en
todo o en algo con lo que se ha defendido en el taller. Es
posible que también tengan dudas sobre parte del material, y
es bueno expresarlas. El propósito de un taller es aprender, y
eso rara vez sucede sin algo de conflicto interno.
 Recolectar los formularios de evaluación. Es necesario
asegurarse de que todos los participantes  entreguen el suyo;
deberían demorarse menos de un minuto en rellenarlo, a
menos que la gente tenga comentarios complejos (que son los
mejores, porque dan la retroalimentación más detallada).

SEGUIMIENTO DEL TALLER


Después de finalizado el taller, habrá todavía algunos cabos sueltos
que resolver.

 Si se prometió enviar algo a los participantes (material,


bibliografía, etc.) se debería hacer tan pronto como fuera
posible, para que no se olvide hacerlo después y porque el
material todavía estará reciente en la mente de la gente
cuando lo reciban.
 Si se tienen notas sobre el resumen y la evaluación, se
recomienda escribirlas a máquina y enviarlas a los
participantes por si fueran de ayuda para su comprensión del
taller.
 Se deben revisar las evaluaciones y los comentarios después
del taller, cuando el taller todavía esté fresco en la mente.
¿Qué piensa la gente que se debería haber hecho distinto?
¿Cuáles fueron las áreas que les parecieron especialmente
bien preparadas o especialmente débiles? Éste es el momento
para pensar en lo que se cambiaría la próxima vez que se
dirija un taller, y si debería haber una próxima vez. ¡Se debe
empezar a planificar ahora!

PARA RESUMIR
Impartir un taller efectivo y exitoso implica planificación,
preparación e implementación. Durante la planificación, se debe
tener en cuenta la audiencia del taller, su tamaño, su duración, su
objetivo y las opciones de exposición del material. La preparación
incluye la logística (organizar los elementos físicos necesarios, tales
como los materiales, equipo, etc.) y también la preparación
sicológica. Finalmente, la implementación del taller incluye prestar
atención a sus tres fases: introducción, contenido y clausura.
Finalmente, no se debe olvidar el seguimiento, ya sea cumpliendo
promesas o usando los comentarios recibidos para rediseñar o
cambiar algunas partes del taller para que el próximo sea incluso
mejor.

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