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Summa de La Sagrada Teología
Summa de La Sagrada Teología
Summa de La Sagrada Teología
PREFACIO
Para que esta SUMA DE LA SAGRADA TEOLOGÍA fuese un apto subsidio para
los alumnos para aprender más fácilmente toda la doctrina sagrada, y también un
útil instrumento para los maestros, que pudiesen utilizar en las prelecciones de las
escuelas, procuramos en primer lugar atender a la necesaria brevedad y juntamente
a la conveniente plenitud. Sin embargo, para una más amplia erudición de cada
cuestión, antepusimos una bibliografía y añadimos anotaciones, con ayuda de las
cuales se pudiese comprender más plenamente la doctrina propuesta y ser más
abundantemente ilustrada.
Por lo cual, para introducir de alguna manera a los alumnos en este método de
investigar, escribimos de tal manera nuestra SUMA DE LA SAGRADA
TEOLOGÍA, que, según ella fuese necesario tener siempre en las manos, no solo
la Sagrada Escritura y el Enchiridion Symbolarum, sino también el Enchiridion
Patristicum, y la Summa de Santo Tomás. Porque remitimos constantemente a los
textos de la Sagrada Escritura, del Magisterio Eclesiástico de los Santos Padres y
de Santo Tomás, más que transcribir las palabras de los autores, para que los que
cultivan la sagrada ciencia, estudien a fondo, con mas solicitud y en su contexto, el
sentido genuino de las sentencias dictadas y empleen constantemente aquel modo
científico de indagar, que es especialmente propio de la Sagrada Teología.
Ahora bien, las cuestiones que entre los teólogos católicos, de buena nota se
disputan libremente, con todo cuidado hemos intentando seguir aquel criterio
aúreo del Papa por el que mandaba: Entre los seguidores de Santo Tomás,
deseamos que medio aquella emulación en justa libertad, de donde avanzan los
estudios, pero sin ninguna detracción de que favorece a la verdad y únicamente
sirve para disolver los vínculos de la caridad. Para cada uno de ellos, sea pues, el
Santo, lo que se manda en el Código de Derecho Canónico. .... Pero no se exijan
unos de otros mas que esto, lo que exige de todos la Maestra y Madre Iglesia,
porque en esas cosas, de las que en las escuelas católicas se suele disputar en
sentidos contrarios, entre los autores de mejor nota, a nadie se le puede prohibir
que siga aquella sentencia que a él le parezca más verosímil. Tales avisos paternos
y exhortaciones,. para una emulación provechosa, una moderación conciliadora y
una legítima libertad en los estudios, hemos procurado cumplirlos con tanto mayor
agrado, cuanto que los Papas las han hecho suyas y recomendaron que las
guardaran los mismos alumnos de las cosas sagradas. Por lo que respecta al orden,
hemos tomado en primer lugar una división bipartita de toda la disciplina, es decir,
en Teología Fundamental y Dogmática, partición que hemos encontrado
recomendada por la misma Santa Sede. Todo este tratado lo comprendemos en
cuatro volúmenes, el primero de los cuales es el Fundamental, los tres restantes los
hemos destinado a la Teología Dogmática. Cada cuestión la hemos dispuesto por
el orden que nos transmitió el Doctor Angélico en la Summa Teológica.
Consideradas, pues estas cosas, según los Concilios, conviene que nos acerquemos
a la ciencia de las cosas divinas, resueltos, suplicantes, confiados, porque "la razón
ilustrada por la fe, cuando busca cuidadosa, pía y sobriamente, alcanza por don de
Dios alguna inteligencia y muy fructuosa de los misterios" (D. 1796). Ahora bien,
ciertamente dice con sabiduría San Agustín El Maestro interior es quien seña,
Cristo". De donde, los que se dan al estudio de la Sagrada Teología, deben optar
siempre que nos hable interiormente Jesús "Maestro y Señor”, quién sólo El puede
hacernos Maestros idóneos del Nuevo Testamento.
NOTAS TEOLÓGIGAS
Próxima a la fe: Es una verdad que por el casi unánime consentimiento de los
teólogos, se contiene en la palabra de Dios escrita o transmitida. La Contraria es
próxima al error o a la herejía.
Doctrina que se debe mantener de tal manera que la contraria sea temeraria:
Verdad propuesta por las Congregaciones romanas y que, sin embargo, tal
proposición no goza de una aprobación especial del Romano Pontífice.
Común y cierta en teología: La verdad que se propone en las escuelas como bien
fundado por el consentimiento común de los teólogos. La contraria es falsa en
teología, temeraria.
SIGLAS Y ABREVIATURAS
TRATADO I
INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA
CAPITULO I
Dios es el objeto primario de esta ciencia, otras cosas en cuanto hechos o queridas
por Dios, son el objeto secundario. Por lo tanto, las cosas terrenas pueden ser
objeto de la Teología en cuanto se refieren a Dios y en este sentido, pueden ser
consideradas como cosas divinas, objeto de la Teología.
Cualquier ciencia comienza o por los primeros principios que son verdades
conocidas por sí mismas ( per se notae), o por los principios tomados de otra
ciencia, que se llama ciencia subalternante.
En la Teología los principios casi por el conocidos ( quasi per se nota), de donde
empieza ente ciencia, son los artículos de la fe, y además la doctrina revelada por
Dios sobrenatural y públicamente. Esta se conoce evidentemente por la ciencia de
Dios y de los bienaventurados.
Pero si los artículos de la fe y la doctrina revelada por Dios son los principios
objetivos para la ciencia teológica, el principio subjetivo para el trabajo del
hombre en la Teología, es la razón ilustrada por la fe. (D. 1796).
Por lo tanto, para el teólogo que debe comenzar por la doctrina de la fe propuesta
por la regla próxima de la fe, el magisterio de la Iglesia deberá ser investigado lo
que siente el magisterio de la Iglesia sobre cualquier cosa, pero esto es sólo la
introducción de la teología, no es su único constitutivo.1[i]
“Añadimos a esto que también a Nos nos parecen dignos de alabanza quienes con
entera reverencia para con la Tradición y los Padres y el Magisterio Eclesiástico,
con sabio juicio y usando de las normas católicas ( lo que no ocurre igualmente
con todos), trabajan por iluminar la Teología positiva, tomando luz de la verdadera
historia. Porque ciertamente se debe tener mayor cuenta que hasta ahora de la
teología positiva, pero hágase esto de tal modo, que no sufra ningún detrimento la
escolástica y sean reprendidos quienes ensalzan la positiva de tal modo, que
parezcan despreciar la Teología escolástica, puesto que así favorecen el objetivo
de los modernistas”.3[iii]
1[i]
Este sagrado Magisterio, en cosas de fe y de costumbres, debe ser para cualquier teólogo, la próxima y
universal norma de verdad, puesto que Cristo, el Señor, le confió a él todo el depósito de la fe, es decir las
Sagradas Letras y la divina "tradición", para custodiarlo, protegerlo e interpretarlo..." (Encíclica Humani Generis
- D.2313). La exposición sistemática de la doctrina del Magisterio de la Iglesia ha sido hecha por F. Cavallers S.I. ,
Thesaurus doctrinae catholicae ex documentis magisterii ecclesiastici, como la exposición cronológica fue hecha
por H. Denzinger, Enchiridium sImbolorum.
2[ii]
León XIII en cierto documento a los Obispos y Clero de Francia ( 8 Septiembre 1899), habla de la Teología
positiva y especulativa o escolástica ( EC 602). Y en articulo 29 de la Constitución. "Deus scintiarium Dominus” ,
se habla de que la Teología debe ser enseñada, tanto por el método positivo como por el escolástico y en a.18
de las ordenanzas S.C. de Semin, se contradistingue la parte positiva de cada materia (S2) de las cuestiones
especulativas, en las cuales se debe emplear el método que llaman escolástico (33). Cfr, más abajo n. 24.
3[iii]
Pío X, Encíclica "Pascendi" ASS 40 (1907) 640-641 begin_of_the_skype_highlighting 40 (1907) 640-
641 end_of_the_skype_highlighting y en la Carta “Humani Generis” de Pío XII se dicen estas cosas, acerca del
recto uso de las fuentes de la revelación: “Es también verdad que los teólogos deben volver siempre a las
fuentes de la divina revelación, porque es propio de ellos por qué razón se encuentran implícita o
explícitamente en las Sagradas Letras y en la divina "tradición" aquellas, cosas que son enseñadas por el
Magisterio vivo".
Porque sucede que una y otra fuente de la doctrina divinamente revelada contiene tantos y tan grandes tesoros
de verdad que nunca realmente se agotan. Por lo cual, siempre rejuvenecen las disciplinas sagradas con el
estudio de las sagradas fuentes, mientras que, por el contrario y resulta estéril la especulación que descuida una
ulterior inquisición del "depósito” sagrado, como sabemos por experiencia. Pero, por esta causa tampoco - la
que dice Teología positiva, puede igualarse a la sola ciencia histórica. Porque juntamente con las sagradas
fuentes, Dios dio a su Iglesia el Magisterio vivo, para que sean ilustradas y aclaradas aquellas cosas que en el
depósito de la fe no se contienen sino obscura y casi implícitamente. Porque, ciertamente, el divino Redentor
no confió el depósito a cada fiel cristiano ni a los mismos teólogos para que fuese auténticamente interpretado,
sino al sólo Magisterio de la Iglesia. Pues si la Iglesia ejercita este su encargo, como en el decurso de los siglos ha
ocurrido a menudo, con el ejercicio, ya ordinario o extraordinario de tal deber, queda claro que es totalmente
8.- La Teología escolástica o especulativa, procede principalmente por el
método especulativo y es aquella función teológica que en las escuelas del
Medioevo floreció en gran manera y que también ha conseguido un gran esplendor
por los escolásticos del renacimiento. La Iglesia defiende con gran interés esta
función teológica y especialmente después de los ataques con que ha sido
impugnada, y San Pío X decía: ”(Los Modernistas) se burlan y desprecian
constantemente a la filosofía y Teología escolástica. Sea que lo hagan por
ignorancia o por miedo, o más bien por una y otra causa, es cierto que a la
inclinación a las novedades se une siempre con el odio al método escolástico y no
hay un indicio más claro de que alguien empiece a favorecer a las doctrinas del
modernismo, que cuando comienza a aborrecer el método escolástico" (ASS 40-
190) - 636 a 637).
Y Pío XII, en la Carta “Humani Genaris”: “No sólo es una imprudencia suma, sino
que también hace al mismo dogma como una caña agitada por el viento, el
descuidar o rechazar o privar de su valor a tantas y tan grandes cosas que muchas
veces han sido hechas en un trabajo secular por varones de un ingenio y una
santidad no común, bajo la vigilancia del sagrado Magisterio, ni sin la luz y la
dirección del Espíritu Santo, para expresar cada vez más cuidadosamente las
verdades de la fe, con una mente convencida, viva y pulida, para que en lugar de
aquellas mismas cosas, basten nociones conjeturales y ciertas nociones de una
vaga y vacilante filosofía nueva que, como la flor del campo, crecen hoy y mañana
se secan. El desprecio de las palabras y nociones de que suelen usar los teólogos
escolástica, conduce espontáneamente a debilitar la teología - como la llaman-
especulativa, la cual estiman que carece de verdadera certeza, porque se sustenta
por la razón teológica.
9.- Llaman a la Teología positiva el entendimiento que busca la fe, pues la razón
busca que contienen las fuentes de la revelación y de la fe.
El sujeto de la Teología es Dios. Y no solo por parte del objeto material, sino
también por parte de la razón con que se considera, porque "todas las cosas ... se
tratan en la doctrina sacra bajo la razón de Dios, o porque son el mismo Dios, o
porque están ordenadas a Dios como a principio y fin". (S.Th. i.q. 1 a 7).
Sin embargo, son posibles otros modos de considerar y ordenar los conocimientos
teológicos, según sea el núcleo o centro que se tome. (V.gr. El Verbo encarnado),
según el fin que se pretenda (especulativo práctico y carismático).
Los lugares adjuntos son aquellos que sirven para una mayor inteligencia y
confirmación de la doctrina revelada: Filosofía, Historia, Derecho,...
Escritura
Extraordinario
Las Actas del magisterio ordinario, Liturg.
Tradición universal
se conoce -consentimiento de
por: los Padres
-consentimiento de
Los Testigos de la los teólogos
tradición
-consentimiento de
los fieles
Razón teológica
Constituyentes
Ciencias filosóficas
Ciencias jurídicas
15.- Ayuda notar que la demostración de la verdad revelada por la Tradición, por
las actas del Magisterio extraordinario ( definiciones de los Concilios y de los
Romanos Pontífices y también otros documentos de la Iglesia ....) no se identifica
necesariamente aunque pueda coincidir especialmente en la práctica didáctica)
con aquello que dijimos inicio de la Teología y su función primera: encontrar la
doctrina misma del magisterio de la Iglesia, porque esto significa encontrar qué
dice la regla-próxima de la fe, es decir, especialmente el magisterio
contemporáneo, o casi contemporáneo, lo cual se comprueba después
teológicamente como contenido en la tradición, por medio de otros documentos
más antiguos.
Según Santo Tomás, la sagrada doctrina es más especulativa que practica, porque
trata muy especialmente de las cosas divinas mas que de los hechos humanos. San
Buenaventura sublinea el aspecto práctico y afectivo en la Teología, porque si el
entendimiento es considerado en sí mismo, se perfecciona por la ciencia
especulativa, si se le considera en cuanto que rige la acción, se perfecciona por la
ciencia práctica o moral, pero si se le considera de un modo intermedio como
nacido para extenderse al afecto, se perfecciona por un hábito intermedio entre el
puramente especulativo y puramente práctico, y este hábito es la sabiduría, que se
refiere juntamente al conocimiento y al afecto; la ciencia teológica es ese hábito
intermedio y tiene por fin, ya la contemplación, ya el que seamos buenos, pero
principal mente, el que seamos buenos.
A nosotros nos parece que se debe procurar realmente esta función kerigmática o
consideración de los valores en la Teología, y estimamos dignos de alabanza a
aquellos autores que trabajaron con un esfuerzo peculiar en esta materia, pero, no
por eso parecería necesario constituir una Teología autónoma o independiente.
Es ciertamente propio del teólogo que de tal manera hable, sea de palabra o por
escrito a los hombres de su tiempo, que le escuchen con agrado inteligente y
voluntariamente. “De lo cual es deduce que deben acomodar sapientemente sus
palabras al ingenio y a la propensión de su siglo, en las cuestiones que proponen
y presentan, en el modo de conducir las argumentaciones y también al elegir el
género de dicción. Pero nadie turbe o cambie lo que es inmutable.. Cuando se
tratan cuestiones nuevas y libres, resplandezcan siempre en las mentes los
principios de la doctrina católica. Sopésese con vigilante cautela lo que en
Teología suena como realmente nuevo. Sea separado cierta y firmemente de
aquello que es conducido por conjeturas, de aquello que pueda conducir a
infiltrar la costumbre resbaladiza y no siempre laudable, aún en la Teología y
Filosofía, a los que yerran. muéstreseles una mano amiga, pero no se tenga
ninguna indulgencia para los errores de las opiniones”. (Pío XII a los Padres S.I.
de la Congregación General XIX - set. 1946- AAS. 38 –1946- 3845 38 –
1946- 3845 ).
23.- Pero deberá ser observada santamente la doctrina de Sto. Tomás y su método,
puesto que es más sólida, más segura y más aprobada por la Iglesia. Muchas son
las recomendaciones del Doctor Angélico y Común, hechas por los Sumos
Pontífices.
Pero no exijan unos a otros algo más amplio que lo que de todos exige la Iglesia
Madre y Maestra, porque no se puede prohibir que se dispute de aquellas cosas de
las cuales en las escuelas católicas, y entre autores de la mejor nota, se suele tratar
en sentidos contrario, ni a nadie se puede impedir que siga aquella sentencia que a
é le parezca más verosímil.
24. El método que se recomienda por la Santa Sede para las escuelas teológicas (y
filosóficas) es el método, tanto positivo, como el escolástico. Así enseña la
Constitución "Deus acientiarium Dominus".
“Los alumnos de tal manera sean formados en la parte positiva de las disciplinas,
que no sólo aprendan bien la misma doctrina, sino que conozcan también las
fuentes propias de cada disciplina y las leyes de interpretarlas. Y acostumbrensen
a utilizar con fruto los medios de trabajo científico y sus auxilios".
25.- También deben ser estimados los ejercicios escolásticos, tales que "por ellos,
los alumnos aprendan el método científico de investigar y el arte de proponer,
aún con escritos, lo que han alcanzado por el estudios bajo la dirección de los
profesores”. Más aún, debe haber “disputas escolásticas, por las cuales los
alumnos se acostumbren a conocer profundamente la doctrina, a exponerla
lúcidamente y a defenderla eficazmente".
Toda la antigüedad clama con una sola voz para recomendar estos ejercicios
porque siempre han sido tenidos en un gran aprecio, por los antiguos para hacer
profundos y sólidos teólogos. Basta aducir el celebérrimo Juan Maldonado S.J.,
profesor en la Universidad de Paris, pensando así de ellos y recomendando
diversas formas de los mismos:
“Las Ejercitaciones, cuantas más sean y mas útiles, harán tanto más doctos a los
alumnos. Parece que son necesarias siete: La 1ª, es, que acabada la prelección y
aún reciente, la recitan en la misma clase o en otro sitio, hasta que entiendan
rectamente todas las cosas y las impriman en la memoria; 2ª, a otra hora del
mismo día repitan otra vez y disputen sobre ello, en la clase o en otro sitio,
estando presente el preceptor; 3ª, el sábado o en los días de fiesta, disputen en la
clase o en otro si tío, durante dos horas, presidiendo el preceptor; 4ª, cada mes
tengan disputaciones más célebres durante medio día, en que no sólo disputen los
discípulos, sino también los preceptores; 5ª, cada año, antes de la renovación
general de los estudios, sostengan disputas durante uno o dos días con la máxima
celebridad que se pueda; 6ª, alguna vez tengan prelecciones privadamente en
casa sobre esas cosas, para que poco a poco se formen preceptores; 7ª, traten por
escrito, alguna cuestión y muéstrela al preceptor para que la corrija”.
28.- Al manos, se obtendrán ciertamente estos beneficios, si, como advierte San
Bernardo, se entrega con la debida intención a los estudios. “Porque hay quienes
quieren saber con el único fin de saber y es una torpe curiosidad. Y hay quienes
quieren saber para ser ellos mismos conocidos, y es una torpe vanidad .... y hay
quienes también quieren saber para vender su ciencia, por ej., por dinero, por
honores, y es una torpe ganancia. Pero hay quienes quieren saber para edificar, y
esto es caridad. Y aún hay quienes quieren saber para ser ellos edificados, y esto
es prudencia".
29.- A lo cual ayudará a acomodar con la debida proporción, las palabras de San
Buenaventura:
4[iv]
Pío XII disertó en la exhortación al clero (23 set. 1950), sobre el valor de la Filosofía y de la Teología, para el
recto desempeño del ministerio sacerdotal: En la institución a los alumnos de las cosas sagradas, aunque se
requiera el conocimiento de muchas disciplinas, entre las cuales, hoy es de gran importancia la investigación de
las cosas sociales, sin embargo, se le debe atribuir la mayor importancia a las doctrinas filosóficas y teológicas
“según la norma del Doctor Angélico", y el Sumo Pontífice recuerda la utilidad que hay en ellas, para la vida
espiritual y para el apostolado.
“Así pues, invito en primer lugar, al lector, al gemido de la oración de Cristo
crucificado, por cuya sangre somos purificados de las inmundicias de los vicios,
no crea quizás que le sea suficiente la lectura sin unción, la especulación sin
devoción, la investigación sin admiración, la circunspección sin exultación, la
industria sin piedad, la ciencia sin caridad, la inteligencia sin humildad, el
estudio sin la gracia divina, la observación sin la sabiduría inspirada por Dios. A
los prevenidos con la divina gracia, a los humildes y piadosos, a los compungidos
y devotos, a los ungidos con el óleo de la alegría y a los amadores de la divina
sabiduría e inflamados por su deseo, y a los que quieren vacar para magnificar a
Dios, admirándole y gustando de El, les propongo las observaciones referidas,
insinuando que es poco a nada el espejo propuesto exteriormente, a no ser que el
espejo de nuestra mente esté terso y pulido".
30.- Así sucederá que el teólogo no solo posea la ciencia teológica, sino que
también venga a la sabiduría, y esto, no sólo en sentido aristotélico, que tenga el
conocimiento de las cosas por las últimas causas, es decir, por la primera causa,
Dios, sino también en el sentido de que tenga un conocimiento de sapiencia
(gustoso) de las cosas divinas.
31.- Así puede concebirse el oficio del teólogo, semejantemente al que Cristo
enunció a sus discípulos al estar para ascender al cielo, ser testigo de Jesús en la
patria y en las regiones limítrofes y hasta el fin de la tierra, es decir, como en el
próximo tratado hablaremos de la Teología apologética, será propio del teólogo el
conocer todos los argumentos que comprueban lucidísimamente la legación de
Jesús y su mesianidad y divinidad para que pueda proponerlos con palabra eficaz a
los rudos y a los sabios. Y no sólo dé este testimonio puramente científico por
Cristo (el cual conmueve mucho ciertamente al pueblo cuando sabe que los
hombres eruditos creen), sino que con un gusto espiritual y una experiencia interna
de las cosas teológicas y con la misma vida, intente el teólogo ser un testigo
vericísimo de Cristo, casi como testigo ocular y auricular, es decir,
analógicamente a los dichos de Pedro y Juan: “Os hemos dado a conocer el poder
y la presencia de nuestro Señor Jesucristo, no siguiendo fábulas ingeniosas, sino
tras haber visto su majestad." (2 Petr. 1,16) y también : “Lo que oímos, lo que
vimos con nuestros propios ojos, lo que contemplamos ...., os lo anunciamos a
vosotros”. (1 Jo. 1, 1-3).5[v]
5[v]
En la colección Enchiridión indulgentiarum se pueden encontrar las preces recomendadas por la Iglesia, y
enriquecidas con indulgencias. Preces et pia opera (1950) n. 759-765. Entre estas se alaba y se ofrece con razón,
el siguiente Acto de Consagración de los estudios a la Bienaventurada Virgen María:
“Madre dulcísima, quiero seguir bajo tu patrocinio, mis estudios y trabajos literarios, e invocado el misterio de tu
Inmaculada Concepción, a lo cuales confieso ahora que quiero entregarme, principalmente por este fin, para
servir mejor a la propagación de tu culto y de tu honor. Te ruego, pues, Madre amantísima, trono de la
sabiduría, que protejas benignamente mis trabajos, y yo, con toda justicia, prometo piadosa y
gustosísimamente, que referiré a tu intercesión ante Dios todo el bien que de ellos reciba. Amén.”
CAPÍTULO II
La Teología -como dijimos-, tiene como principios desde los cuales argumenta,
los principios de la fe, luego los principios de la fe en sentido objetivo, son los
fundamentos sobre los cuales se construye el edificio teológico. Pero la fe a su
vez, y la Teología fundada en la fe presuponen lógicamente y prerrequieren:
Luego la ciencia, o mas bien aquella parte de la Teología que trata de los
fundamentos lógicos de la fe y de la Teología, es la Teología fundamental.
39.- Como aparece claro, esta disciplina es como una introducción a la Teología
dogmática y casi un puente entre la Filosofía y la Teología dogmática. Considera
también todo el objeto revelado en cuanto atiende a las notas comunes y generales
de él, el que sea creíble, credendo, deseable .... Por lo tanto, también se llama
Teología general (H. Hurter), Teología dogmática general (F. Egger, P. Minges),
Teología dogmática fundamental (A. Tanquerey). Otros la llaman Apologética,
como la parte mas importante que se considera en la Teología fundamental.
Apologética, del verbo griego defender, significa (en materia religiosa) la defensa
y la justificación de la religión.
42.- Según el concepto que cada uno tenga de la fe y de la religión, así concebirá
una apologética de la fe y de la religión. Así hay algunos que entienden la fe y la
religión como un vago y oscuro sentimiento de Dios o un culto puramente natural
de Dios, sin pensar en dogmas ú obligaciones positivas... Pero nosotros
entendemos la fe religiosa como la entiende la Iglesia católica, es decir, la fe es un
asentimiento intelectual (no un sentimiento) a las verdades reveladas por Dios, por
la autoridad (ciencia y veracidad) de Dice que revela. (D.1789).
Con respecto a esto, San Agustín: “Si no creemos que Dios existe y que ayuda a
las mentes humanas, ni siquiera debemos buscar la verdadera religión”, y
también: "Porque si la providencia de Dios no preside las cosas humanas, no
debemos ni preocuparnos de la religión”.
Se añaden, además, las pasiones y las concupiscencias del hombre que perturban
la serenidad de su mente en la verdad religiosa. Porque si los teoremas
geométricos influyen en el orden moral y psicológico, fácilmente los tendríamos
también como fantasías. (Leibnitz).
“...la mente humana puede padecer a ves, dificultades también al formar un juicio
cierto de "credibilidad" acerca de la fe católica, por más que haya tantos y tan
admirables signos externos dispuestos por Dios por los que aún sólo con la luz de
la razón natural, se pueda probar con certeza el origen divino de la religión
cristiana. Porque el hombre, sea porqué es conducido por opiniones prejuzgadas,
sea porque es instigado por las concupiscencias y la mala voluntad, puede negar
y resistir, no solo la evidencia de los signos externos que están patentes, sino
también las supremas inspiraciones que Dios infunde en nuestros ánimos”. (Enc.
Humani Generis 02305).
49.- Para conducir prácticamente a la fe, conviene tener presenté estas cosas: 1º)
la fe es un acto razonable del entendimiento que presupone el conocimiento cierto
del hecho de la revelación divina; 2º) que este acto de fe es imperado libremente
por la voluntad; 3º) tanto el acto de fe y el juicio precedente de credibilidad como
el imperio de la voluntad y el precedente juicio de credentidad son actos de hechos
sobrenaturales (Cfr. D.1638; 2305).
Para aquél, finalmente, que debe enseñar al pueblo, o para el cristiano culto que
quiere (y debe) dar razón de lo que cree, y también para aquél que quiere
satisfacer a las dificultades y objeciones que se le ocurren : la Apologética es
totalmente necesaria.
53.- Sin embargo, se debe decir que la Apologética pertenece a la Teología, o sea,
que es un oficio teológico o una función teológica, no solo por razón del objeto,
por razón de que las verdades que tratan y afirman una y otra disciplina son
frecuentemente las mismas v.gr., Cristo el Señor, la Iglesia ...., aunque se
consideran bajo un aspecto diverso y se afirman por un motivo diferente, pero
también principalmente porque es propio de la Teología dogmática defender y
justificar sus principios, como hace cualquier ciencia suprema, como la Metafísica
(que no está subalternada a otras) cuando sus principios no son evidentes por sí
mismos. Luego, es propio de la Teología justificar y defender la mima fe divina, y
la propia dependencia al Magisterio de la Iglesia, a lo cual provee por la
Apologética.
Luego, como la Metafísica racional defiende los propios principios, entre los
cuales defiende aquellos mismos principios que fundamentan el conocimiento
humano (por la Crítica y la Epistemología), así, la Metafísica sobrenatural
(Teología), defiende el conocimiento sobrenatural de la fe, sus posibilidades y
credibilidad, tratando de la posibilidad de la revelación divina y de los criterios
para discernir la verdadera revelación (Epistemología) (o Criteriología)
sobrenatural, y como estos criterios se cumplen en la religión cristiana-católica.
Además, es propio de la Teología mostrar las propiedades de la fe, entre ellas las
que debemos recordar y defender: que la fe es razonable y creíble. La Teología
debe probar que esta propiedad reside (ingiere) en la fe y esto con argumentos de
razón, como cuando demuestra la existencia de Dios, los argumentos serán de
razón, pero la consideración será teológica.
56.- CONCLUSIÓN
Porque:
De lo que resulta que ella misma, como una bandera levantada entre las naciones
(Is.11,12), no sólo invita a sí, a los que todavía no han creído, sino que da a sus
hijos la certeza de que la fe que profesan se apoya en un fundamento firmísimo.
(D.1794).
Así, por el análisis de este hecho de la Iglesia, y deduciendo al mismo tiempo, con
la ayuda del raciocinio, se puede establecer el origen divino del Magisterio
infalible y auténtico de la Iglesia y llegar a su fuente histórica y retroceder al
mismo Fundados, Jesucristo, cuya revelación se demostrará como totalmente
creíble y divina y aparecerá a todos como credenda (digna y obligatoria de ser
creída). Esta es, pues, la vía regresiva y ascendente.
Nosotros seguiremos esta vía, la cual parece más apta para reducir a un orden
científico todos los hechos y argumentos, puesto que sigue un orden histórico y
cronológico.
Dios Trino
Los
Sacramentos
Sobre Dios Los
consumador novísimos
64.- Dado que la religión cristiana aparecía desde el principio como una religión
exclusivista, opuesta a las demás religiones y que contradecía a los vicios de la
naturaleza, desde el principio tuvo que defenderse a sí misma de los infieles y de
los judíos, al mismo tiempo que mostraba los títulos propios por los que quería ser
admitida como la única religión legitima. De aquí el antiguo nacimiento de la
Apologética, no sólo negativa y defensiva, sino también positiva y expositiva.
66.- Por los milagros creyeron los Apóstoles y discípulos (Jo. 2,11; Mt. 14,33; Jo
3,2; 11,47; 12,11...), a su vez los Apóstoles predicando la misión y la obra de
Jesús, invocaban ante los judíos las profecías cumplidas y la resurrección de Jesús,
porque Dios ha dado así cumplimiento a los que habla anunciado por boca de
todos los profetas, la pasión de Cristo (S. PEDRO), (Hechos 3,18...) y los israelitas
desconociendo a Jesús y las palabras de los profetas que se leen cada sábado, lo
cumplieron condenándole consumando todas las cosas que hablan sido escritas
sobre El (Hech. 13,27-29). Así, San Pablo predicaba a los judíos anunciando la
promesa que les había sido hecha a sus padres, porque Dios la cumplió en sus
hijos, resucitando a Jesús ... ( Hech. 13,22 s.) Porque si los Apóstoles predicaban a
los gentiles y a todos los pueblos, el Señor cooperaba y confirmaba su palabra con
los signos que se seguían. (Mc. 16,20).
Más aún, no raramente se aducían los criterios internos del examen de la doctrina
y su sublimidad y de la satisfacción de las tendencias, de los cuales también se
indica aquello celebérrimo de Tertuliano “Oh testimonio del alma naturalmente
cristiana....” (R.275).
Entre los Padres y escritores eclesiásticos de los siglos III al V, se deben recordar
especialmente los siguientes:
70.- Pero especialmente debemos recordar a San Agustín (354-430), porque tiene
muchas preclaras obras apologéticas: De vera religione (a.389-391), De utilitate
credendi (a.391-392), De fide rarum quae non videntur (a.400), mostrando la
naturaleza razonable de la fe, sus necesidades y sus valores. Pero la más egregia
de sus obras es la que se titula De civitate Dei libri XXII (a 413-416), donde se
investigan los consejos de la divina providencia en el curso de la historia y se
tratan de descubrir las causa de la ruina del paganismo. Porque el abandono de la
religión pagana no fue la causa de la ruina del imperio, sino la victoria de la
creciente Ciudad de Dios. El Politeísmo no podía procurar la felicidad y la
prosperidad temporal, era inútil para esto y fue vencido por la ciudad de Dios que
se desarrollaba contra la Ciudad del diablo, que son dos reinos mutuamente
contrarios. Pero, con el auxilio de Dios vencerá la ciudad de Dios. Ella se ha
propagado maravillosamente y sólo esto es ya un milagro, aunque se hubiese
propagado sin ningún otro milagro, y la misma Iglesia es un argumento de la
verdad. San Agustín no ignora ciertamente los argumentos de las profecías y de
los milagros físicos, más aún, los emplea útilmente para emplearlos eficazmente y
prevenir las objeciones que se pudieran hacer por el prestigio de la magia y de los
falsos milagros, utiliza mucho el criterio de las conversiones y de los efectos de la
entidad, etc, que han nacido de la religión cristiana.
Sto. Tomás escribió la Suma Contra Gentiles contra los Averroistas que también
daban gran importancia a la filosofía aristotélica. El Sto. Doctor emplea la
doctrina de Aristóteles en aquellas cosas que no son contra la fe, y también
demuestra con argumentos intrínsecos los preámbulos filosóficos para la fe, y
presenta su credibilidad no solo negativamente, porque ninguna verdad de la razón
contradice a la verdad de la fe, sino también positivamente por milagros físicos,
por el milagro intelectual de la sabiduría y elocuencia de los apóstoles y de la
admirable conversión del mundo al cristianismo.
73.- Entre los que combaten contra las sectas de aquel tiempo, se debe recordar
especialmente a RAIMUNDO MARTI (+ 1286), de quién en la obra celebérrima
Pugio fidei adversus Mauros et Judaeos (a.1276-1278), allí defiende la revelación
divina hecha por Jesucristo, en la cual se verifican las predicciones del A.T., que
propone abundante y egregiamente.
No podemos olvidar la parte que Melchor Cano O.P. (ca. 1509-1560) tuvo en la
organización de la metodología teológica y en exaltar los valores apologéticos al
escribir De locis teologicis libros XII. (Los lugares teológicos XII libros) en que
disputa sobre la autoridad de la Iglesia católica romana, los concilios, las
tradiciones, .... y de las reglas científicas.
77.- Hablando en general, los Escolásticos de los siglos XVI y XVII, insinuaban la
Apologética o la enseñaban al tratar de la fe divina, y en este tratado teológico,
donde debían mostrar las propiedades del acto de fe, entre las cuales están su
racionabilidad o credibilidad. Así estos escolásticos
La Teología -como dijimos-, tiene como principios desde los cuales argumenta,
los principios de la fe, luego los principios de la fe en sentido objetivo, son los
fundamentos sobre los cuales se construye el edificio teológico. Pero la fe a su
vez, y la Teología fundada en la fe presuponen lógicamente y prerrequieren:
Luego la ciencia, o mas bien aquella parte de la Teología que trata de los
fundamentos lógicos de la fe y de la Teología, es la Teología fundamental.
39.- Como aparece claro, esta disciplina es como una introducción a la Teología
dogmática y casi un puente entre la Filosofía y la Teología dogmática. Considera
también todo el objeto revelado en cuanto atiende a las notas comunes y generales
de él, el que sea creíble, credendo, deseable .... Por lo tanto, también se llama
Teología general (H. Hurter), Teología dogmática general (F. Egger, P. Minges),
Teología dogmática fundamental (A. Tanquerey). Otros la llaman Apologética,
como la parte mas importante que se considera en la Teología fundamental.
42.- Según el concepto que cada uno tenga de la fe y de la religión, así concebirá
una apologética de la fe y de la religión. Así hay algunos que entienden la fe y la
religión como un vago y oscuro sentimiento de Dios o un culto puramente natural
de Dios, sin pensar en dogmas ú obligaciones positivas... Pero nosotros
entendemos la fe religiosa como la entiende la Iglesia católica, es decir, la fe es un
asentimiento intelectual (no un sentimiento) a las verdades reveladas por Dios, por
la autoridad (ciencia y veracidad) de Dice que revela. (D.1789).
Con respecto a esto, San Agustín: “Si no creemos que Dios existe y que ayuda a
las mentes humanas, ni siquiera debemos buscar la verdadera religión”, y
también: "Porque si la providencia de Dios no preside las cosas humanas, no
debemos ni preocuparnos de la religión”.
Se añaden, además, las pasiones y las concupiscencias del hombre que perturban
la serenidad de su mente en la verdad religiosa. Porque si los teoremas
geométricos influyen en el orden moral y psicológico, fácilmente los tendríamos
también como fantasías. (Leibnitz).
“...la mente humana puede padecer a ves, dificultades también al formar un juicio
cierto de "credibilidad" acerca de la fe católica, por más que haya tantos y tan
admirables signos externos dispuestos por Dios por los que aún sólo con la luz de
la razón natural, se pueda probar con certeza el origen divino de la religión
cristiana. Porque el hombre, sea porqué es conducido por opiniones prejuzgadas,
sea porque es instigado por las concupiscencias y la mala voluntad, puede negar
y resistir, no solo la evidencia de los signos externos que están patentes, sino
también las supremas inspiraciones que Dios infunde en nuestros ánimos”. (Enc.
Humani Generis 02305).
Por otra parte, el que posee la Apologética teórica y conoce bien la fuerza de los
diversos argumentos, se acomodará más fácilmente a las circunstancias concretas
y a las necesidades de las lamas, para proponer un argumentos mejor que otro, o
emprender un camino mejor que otro.
49.- Para conducir prácticamente a la fe, conviene tener presenté estas cosas: 1º)
la fe es un acto razonable del entendimiento que presupone el conocimiento cierto
del hecho de la revelación divina; 2º) que este acto de fe es imperado libremente
por la voluntad; 3º) tanto el acto de fe y el juicio precedente de credibilidad como
el imperio de la voluntad y el precedente juicio de credentidad son actos de hechos
sobrenaturales (Cfr. D.1638; 2305).
Para aquél, finalmente, que debe enseñar al pueblo, o para el cristiano culto que
quiere (y debe) dar razón de lo que cree, y también para aquél que quiere
satisfacer a las dificultades y objeciones que se le ocurren : la Apologética es
totalmente necesaria.
53.- Sin embargo, se debe decir que la Apologética pertenece a la Teología, o sea,
que es un oficio teológico o una función teológica, no solo por razón del objeto,
por razón de que las verdades que tratan y afirman una y otra disciplina son
frecuentemente las mismas v.gr., Cristo el Señor, la Iglesia ...., aunque se
consideran bajo un aspecto diverso y se afirman por un motivo diferente, pero
también principalmente porque es propio de la Teología dogmática defender y
justificar sus principios, como hace cualquier ciencia suprema, como la Metafísica
(que no está subalternada a otras) cuando sus principios no son evidentes por sí
mismos. Luego, es propio de la Teología justificar y defender la mima fe divina, y
la propia dependencia al Magisterio de la Iglesia, a lo cual provee por la
Apologética.
Luego, como la Metafísica racional defiende los propios principios, entre los
cuales defiende aquellos mismos principios que fundamentan el conocimiento
humano (por la Crítica y la Epistemología), así, la Metafísica sobrenatural
(Teología), defiende el conocimiento sobrenatural de la fe, sus posibilidades y
credibilidad, tratando de la posibilidad de la revelación divina y de los criterios
para discernir la verdadera revelación (Epistemología) (o Criteriología)
sobrenatural, y como estos criterios se cumplen en la religión cristiana-católica.
Además, es propio de la Teología mostrar las propiedades de la fe, entre ellas las
que debemos recordar y defender: que la fe es razonable y creíble. La Teología
debe probar que esta propiedad reside (ingiere) en la fe y esto con argumentos de
razón, como cuando demuestra la existencia de Dios, los argumentos serán de
razón, pero la consideración será teológica.
De lo que resulta que ella misma, como una bandera levantada entre las naciones
(Is.11,12), no sólo invita a sí, a los que todavía no han creído, sino que da a sus
hijos la certeza de que la fe que profesan se apoya en un fundamento firmísimo.
(D.1794).
Así, por el análisis de este hecho de la Iglesia, y deduciendo al mismo tiempo, con
la ayuda del raciocinio, se puede establecer el origen divino del Magisterio
infalible y auténtico de la Iglesia y llegar a su fuente histórica y retroceder al
mismo Fundados, Jesucristo, cuya revelación se demostrará como totalmente
creíble y divina y aparecerá a todos como credenda (digna y obligatoria de ser
creída). Esta es, pues, la vía regresiva y ascendente.
60.- Otra es la vía histórica y cronológicamente progresiva, por la cual concluye,
por el examen histórico de la vida de Jesucristo, el hecho cierto de la revelación
divina manifestada por El mismo (demostración cristiana) y de ahí inquiere en las
notas de la institución de Cristo, para continuar su obra, para llegar por fin a la
conclusión cierta de la institución de la Iglesia Católica, como custodia y maestra
de la revelación de Jesucristo (demostración católica).
Nosotros seguiremos esta vía, la cual parece más apta para reducir a un orden
científico todos los hechos y argumentos, puesto que sigue un orden histórico y
cronológico.
Dios Trino
Los
Sacramentos
Sobre Dios Los
consumador novísimos
64.- Dado que la religión cristiana aparecía desde el principio como una religión
exclusivista, opuesta a las demás religiones y que contradecía a los vicios de la
naturaleza, desde el principio tuvo que defenderse a sí misma de los infieles y de
los judíos, al mismo tiempo que mostraba los títulos propios por los que quería ser
admitida como la única religión legitima. De aquí el antiguo nacimiento de la
Apologética, no sólo negativa y defensiva, sino también positiva y expositiva.
66.- Por los milagros creyeron los Apóstoles y discípulos (Jo. 2,11; Mt. 14,33; Jo
3,2; 11,47; 12,11...), a su vez los Apóstoles predicando la misión y la obra de
Jesús, invocaban ante los judíos las profecías cumplidas y la resurrección de Jesús,
porque Dios ha dado así cumplimiento a los que habla anunciado por boca de
todos los profetas, la pasión de Cristo (S. PEDRO), (Hechos 3,18...) y los israelitas
desconociendo a Jesús y las palabras de los profetas que se leen cada sábado, lo
cumplieron condenándole consumando todas las cosas que hablan sido escritas
sobre El (Hech. 13,27-29). Así, San Pablo predicaba a los judíos anunciando la
promesa que les había sido hecha a sus padres, porque Dios la cumplió en sus
hijos, resucitando a Jesús ... ( Hech. 13,22 s.) Porque si los Apóstoles predicaban a
los gentiles y a todos los pueblos, el Señor cooperaba y confirmaba su palabra con
los signos que se seguían. (Mc. 16,20).
Más aún, no raramente se aducían los criterios internos del examen de la doctrina
y su sublimidad y de la satisfacción de las tendencias, de los cuales también se
indica aquello celebérrimo de Tertuliano “Oh testimonio del alma naturalmente
cristiana....” (R.275).
Entre los Padres y escritores eclesiásticos de los siglos III al V, se deben recordar
especialmente los siguientes:
70.- Pero especialmente debemos recordar a San Agustín (354-430), porque tiene
muchas preclaras obras apologéticas: De vera religione (a.389-391), De utilitate
credendi (a.391-392), De fide rarum quae non videntur (a.400), mostrando la
naturaleza razonable de la fe, sus necesidades y sus valores. Pero la más egregia
de sus obras es la que se titula De civitate Dei libri XXII (a 413-416), donde se
investigan los consejos de la divina providencia en el curso de la historia y se
tratan de descubrir las causa de la ruina del paganismo. Porque el abandono de la
religión pagana no fue la causa de la ruina del imperio, sino la victoria de la
creciente Ciudad de Dios. El Politeísmo no podía procurar la felicidad y la
prosperidad temporal, era inútil para esto y fue vencido por la ciudad de Dios que
se desarrollaba contra la Ciudad del diablo, que son dos reinos mutuamente
contrarios. Pero, con el auxilio de Dios vencerá la ciudad de Dios. Ella se ha
propagado maravillosamente y sólo esto es ya un milagro, aunque se hubiese
propagado sin ningún otro milagro, y la misma Iglesia es un argumento de la
verdad. San Agustín no ignora ciertamente los argumentos de las profecías y de
los milagros físicos, más aún, los emplea útilmente para emplearlos eficazmente y
prevenir las objeciones que se pudieran hacer por el prestigio de la magia y de los
falsos milagros, utiliza mucho el criterio de las conversiones y de los efectos de la
entidad, etc, que han nacido de la religión cristiana.
Sto. Tomás escribió la Suma Contra Gentiles contra los Averroistas que también
daban gran importancia a la filosofía aristotélica. El Sto. Doctor emplea la
doctrina de Aristóteles en aquellas cosas que no son contra la fe, y también
demuestra con argumentos intrínsecos los preámbulos filosóficos para la fe, y
presenta su credibilidad no solo negativamente, porque ninguna verdad de la razón
contradice a la verdad de la fe, sino también positivamente por milagros físicos,
por el milagro intelectual de la sabiduría y elocuencia de los apóstoles y de la
admirable conversión del mundo al cristianismo.
73.- Entre los que combaten contra las sectas de aquel tiempo, se debe recordar
especialmente a RAIMUNDO MARTI (+ 1286), de quién en la obra celebérrima
Pugio fidei adversus Mauros et Judaeos (a.1276-1278), allí defiende la revelación
divina hecha por Jesucristo, en la cual se verifican las predicciones del A.T., que
propone abundante y egregiamente.
Contra los reformadores del siglo XVI la defensa y la apologética se debió hacer
acerca de las verdades negadas por ellos, y especialmente sobre la verdadera
Iglesia de Cristo (que decían ellos que habla sido traicionada) y las notas para
discernirla, lo mismo sobre el magisterio tradicional de la Iglesia, apoyándose
ciertamente en la Sagrada Escritura, cuyo valor teológico se reconocía, y en los
documentos de los Padres, especialmente de los cuatro primeros siglos, puesto que
-decían- que entonces la Iglesia no había perecido aún. Así, pues, se reconocía el
valor humano de los documentos de los Padres. De aquí, los controvertistas usan
de estos documentos y, además de los dogmas negados por los protestantes,
insisten en la apologética de la Iglesia y en los criterios para discernir los libros
sagrados. S. ROBERTO BELARMINO (1542-1621) fue celebérrimo entre los
controversistas de quién es la obra Discutationis de controversiis christianae fidei
(Disputas sobre las controversias acerca del fe cristiana), también S. FRANCISCO
DE SALES (1567-1622).
76.- Mediante el siglo XVI, San JUAN DE ÁVILA (1499-1569), predicador
eximio y egregio escritor ascético desarrollaba especialmente en su Audi filia,
(c.32-42t), su apologética cristiana, indicando científicamente los motivos válidos
de credibilidad y moviendo al mismo tiempo, la voluntad a la fe, entre esos
motivos, además de los milagros del Señor, trae otros milagros, morales, por los
efectos de la santidad y de la propagación cristiana.
No podemos olvidar la parte que Melchor Cano O.P. (ca. 1509-1560) tuvo en la
organización de la metodología teológica y en exaltar los valores apologéticos al
escribir De locis teologicis libros XII. (Los lugares teológicos XII libros) en que
disputa sobre la autoridad de la Iglesia católica romana, los concilios, las
tradiciones, .... y de las reglas científicas.
En los siglos XVII y XVIII han sido escritas otras muchas cosas en favor de la
religión, principalmente por el naturalismo, indiferentismo, racionalismo, que la
atacaban.
Entre los apologistas del siglo XIX, debemos recordar, entre otros, F.R.
CHATEUBRIAND (1768-1848), quién considera la importancia estética y mas
externa del Cristianismo, junto con la sublimidad de la doctrina, en su obra Le
Genie du Christianisme (El Genio del Cristianismo) (1802). AUGUSTO
NICOLAS (1807-1888) atiende más a los motivos filosóficos, aunque a veces bajo
el influjo del tradicionalismo, escibió Etudes philosophiques sur le Christianisme
(Estudios filosóficos sobre el Cristianismo) (a.1842) y l’Art de croire ( El Arte de
creer) (a.1866).
Pero para conseguir esta prueba cierta será óptima la preparación y disposición (no
la verdadera prueba) de quién considera las indigencias internas propias y las
propias dificultades para conocer el bien y el mal y principalmente para su
ejecución.
8[ii]
Aquí dice: “Solo hay dos hechos que verificar, uno en ti y otro fuera de ti, buscan abrazarse y de ambos tú mismo eres testigo"
(Conversaciones sobre la demostración católica de la revelación cristiana) (18-57) Epígrafe .
3) Por fin, otros defensores del método de inmanencia, son los modernistas, que
pervirtiendo la verdadera noción de religión, pervirtieron, también el verdadero
concepto de apologética. Sobre éstos, la Encíclica “Pascendi” (D.2103. Cfr.
tratado De revelatione; (n. 138-140).