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Summa de La Sagrada Teología

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SUMMA DE LA SAGRADA TEOLOGÍA

PREFACIO

Se presenta a los oyentes de las facultades teológicas,  a los alumnos de los


Seminarios clericales, un curso cuatrienal de Sagrada Teología, con el que se
alimentasen con palabras de fe y de buena doctrina, buenos ministros de la Iglesia
de Cristo Jesús, y llegaran a ser fieles dispensadores de los misterios de Dios; los
Padres de la Compañía de Jesús, Profesores de las Facultades teológicas en
España, tomamos la determinación de conscribir una Suma de la Sagrada
Teología, armonizada con método científico y acomodada lo más posible al uso de
las preelecciones en las escuelas, que comprendiese sumariamente todas las
cuestiones de la Teología y revisase cuidadosamente y sin cesar, los nuevos
progresos de doctrina y erudición en sucesivas ediciones.

Para que esta SUMA DE LA SAGRADA TEOLOGÍA fuese un apto subsidio para
los alumnos para aprender más fácilmente toda la doctrina sagrada, y también un
útil instrumento para los maestros, que pudiesen utilizar en las prelecciones de las
escuelas, procuramos en primer lugar atender a la necesaria brevedad y juntamente
a la conveniente plenitud. Sin embargo, para una más amplia erudición de cada
cuestión, antepusimos una bibliografía y añadimos anotaciones, con ayuda de las
cuales se pudiese comprender más plenamente la doctrina propuesta y ser más
abundantemente ilustrada.

En todo nuestro tratado hemos seguido fielmente a la Iglesia, "Maestra de la


divina verdad, que no sabe engañarse y, por tanto, patrona y madre de toda
humana doctrina". Por lo cual, hemos seguido aquella sólida doctrina transmitida
por los mayores y recibida comúnmente por la Iglesia, evitando las novedades
profanas de las expresiones y la ciencia de falso nombre.

Hemos empleado cuidadosamente el método que la Iglesia hace tiempo había


encomendado: "La Sagrada Teología debe ser transmitida con método, tanto
positivo como escolástico, por lo cual, expuestas las verdades de la fe, y
demostradas por la Sagrada Escritura y la Tradición, investíguense e ilústrense
la naturaleza y la íntima razón de esas verdades, según los principios y las
doctrinas de Santo Tomás de Aquino. Para observar rectamente el método
científico de estudiar, de modo que no sólo aprendan bien la doctrina, sino que
conozcan también las fuentes propias de cada disciplina y las leyes de
interpretarlas, y se acostumbren a utilizar con fruto los subsidios y ayudas del
trabajo científico".

Por lo cual, para introducir de alguna manera a los alumnos en este método de
investigar, escribimos de tal manera nuestra SUMA DE LA SAGRADA
TEOLOGÍA, que, según ella fuese necesario tener siempre en las manos, no solo
la Sagrada Escritura y el Enchiridion Symbolarum, sino también el Enchiridion
Patristicum, y la Summa de Santo Tomás. Porque remitimos constantemente a los
textos de la Sagrada Escritura, del Magisterio Eclesiástico de los Santos Padres y
de Santo Tomás, más que transcribir las palabras de los autores, para que los que
cultivan la sagrada ciencia, estudien a fondo, con mas solicitud y en su contexto, el
sentido genuino de las sentencias dictadas y empleen constantemente aquel modo
científico de indagar, que es especialmente propio de la Sagrada Teología.

A Santo Tomás de Aquino, al que ciertamente Pío XI ordenó que se le llamara


“no sólo el Angélico, sino también el común y universal Doctor de la Iglesia,
cuya doctrina hizo suya la Iglesia” le hemos seguido de buen grado como a
nuestro verdadero Guía y Maestro según la norma de las Cartas Encíclicas de los
diversos Pontífices según prescribió la Santa Sede.

Ahora bien, las cuestiones que entre los teólogos católicos, de buena nota se
disputan libremente, con todo cuidado hemos intentando seguir aquel criterio
aúreo del Papa por el que mandaba: Entre los seguidores de Santo Tomás,
deseamos que medio aquella emulación en justa libertad, de donde avanzan los
estudios, pero sin ninguna detracción de que favorece a la verdad y únicamente
sirve para disolver los vínculos de la caridad. Para cada uno de ellos, sea pues, el
Santo, lo que se manda en el Código de Derecho Canónico.  .... Pero no se exijan
unos de otros mas que esto, lo que exige de todos la Maestra y Madre Iglesia,
porque en esas cosas, de las que en las escuelas católicas se suele disputar en
sentidos contrarios, entre los autores de mejor nota, a nadie se le puede prohibir
que siga aquella sentencia que a él le parezca más verosímil. Tales avisos paternos
y exhortaciones,. para una emulación provechosa, una moderación conciliadora y
una legítima libertad en los estudios, hemos procurado cumplirlos con tanto mayor
agrado, cuanto que los Papas las han hecho suyas y recomendaron que las
guardaran los mismos alumnos de las cosas sagradas. Por lo que respecta al orden,
hemos tomado en primer lugar una división bipartita de toda la disciplina, es decir,
en Teología Fundamental y Dogmática, partición que hemos encontrado
recomendada por la misma Santa Sede. Todo este tratado lo comprendemos en
cuatro volúmenes, el primero de los cuales es el Fundamental, los tres restantes los
hemos destinado a la Teología Dogmática. Cada cuestión la hemos dispuesto por
el orden que nos transmitió el Doctor Angélico en la Summa Teológica.

En cada tesis decidimos la armonía y claridad mayor posible. Por lo tanto, se


suceden cuidadosamente en la tesis, las nociones, los adversarios, las doctrinas
de la Iglesia, el valor teológico, la prueba por la Escritura y la Tradición, los
argumentos de razón y la solución de las objeciones. Las discusiones más sutiles y
especiales las relegamos para tratarlas en los escolios. Por fin, aquellas cosas que
expresamos con letra pequeña, podrán suprimirse cómodamente, según el consejo
prudente del profesor, en las prelecciones a los alumnos de los Seminarios.

Consideradas, pues estas cosas, según los Concilios, conviene que nos acerquemos
a la ciencia de las cosas divinas, resueltos, suplicantes, confiados, porque "la razón
ilustrada por la fe, cuando busca cuidadosa, pía y sobriamente, alcanza por don de
Dios alguna inteligencia y muy fructuosa de los misterios" (D. 1796). Ahora bien,
ciertamente dice con sabiduría San Agustín El Maestro interior es quien seña,
Cristo". De donde, los que se dan al estudio de la Sagrada Teología, deben optar
siempre que nos hable interiormente Jesús "Maestro y Señor”, quién sólo El puede
hacernos Maestros idóneos del Nuevo Testamento.

NOTAS TEOLÓGIGAS

empleadas en esta "SUMA DE TEOLOGÍA SAGRADA"

De Fe Divina: Las verdades que se contienen en la palabra de Dios escrita o


transmitida. La proposición contraria es error en la fe.

De fe divina y católica: Las verdades que se contienen en la palabra de Dios


escrita o transmitida, y que además, se nos proponen para ser creídas como
reveladas por Dios, por la Iglesia, sea en juicio solemne, sea por su magisterio
ordinario y universal. La proposición Contraria es herética.

De fe divina y católica definida: Las verdades que se contienen en la palabra de


Dios escrita o transmitida y que se proponen para ser creídas como reveladas por
Dios, por la Iglesia, en juicio solemne, esto es, por su magisterio infalible, ejercido
de modo extraordinario, - sea en un Concilio Ecuménico, sea por el Romano
Pontífice cuando habla ex cathedra. La Contraria es herejía.

Próxima a la fe: Es una verdad que por el casi unánime consentimiento de los
teólogos, se contiene en la palabra de Dios escrita o transmitida. La Contraria es
próxima al error o a la herejía.

De fe eclesiástica: Verdad no formalmente revelada. que se propone infalible-


mente por el magisterio eclesiástico. La Contraria es error en la fe eclesiástica
( N.B. Los que no admiten la fe eclesiástica, unos de una manera y otros de otra
connotan tal verdad).

Doctrina católica: Verdad que se enseña en toda la Iglesia, sin embargo, no


siempre se propone infaliblemente (v.gr., las cosas que los Romanos Pontífices
quieren enseñar expresamente en las encíclicas ... ) La Contraria es error en la
doctrina católica.

Teológicamente cierta : Verdad que en las escuelas católicas se reconoce con


certeza, como necesariamente conexa con las reveladas, tal conexión puede ser, ya
virtual, ya presupositiva, ya final. La Contraria es error en teología.

Doctrina que se debe mantener de tal manera que la contraria sea temeraria:
Verdad propuesta por las Congregaciones romanas y que, sin embargo, tal
proposición no goza de una aprobación especial del Romano Pontífice.

Común y cierta en teología: La verdad que se propone en las escuelas como bien
fundado por el consentimiento común de los teólogos. La contraria es falsa en
teología, temeraria.

Probable, segura. Está clara por el misma.

SIGLAS Y ABREVIATURAS
 

AAS Acta Apostolicae Sedis


ACC Acta Concilii Constantiensis
ACOec Acta Conciliorum Oecumenicorum, edidit
AmCI E.SCHWARTZ.
AmEccRev L'Ami du Clergé
AnalBoll The American Ecclesiastica( Review
AnalGreg Analecta Bollandiana
AnalSacraTarrac Analecta Gregoriana
Ang Analecta Sacra Tartaconensia
Ant Angelicum
Antth Antonianum
Apoll L'Année Théologique
ArchPh Apollinazis
ArchTG Archives de Philosophie
ASS Archivo Teológico Granadino
Bibl Acta Sanctae Sedis
BiblZeitschr Biblica
Brot Biblische Zeitschrift.
BullLittEccl Broteria.
BuIISocFrEtMar Bulletin de Littérature Ecclésiastique
BullThAncMéd Bulletin de la Société Frantçaise d'études Mariales .
BullThom Bulletin de Théologie Ancienne et Médiévale.
CathBiblQuart Bulletin Thomiste
Cathol The Catholic Biblical Quarterly
CatRom Catholicisme, G.JACQUEMET.
Cav Catecismo Romano = CTrCat .
CB F.Cavallera, S.I, Thesaurus doctrinae catholicae
CChG Corpus Berolinense = GChS.
CChL Corpus Christianorum, Series.Graeca.
CE Corpus Christianorum, Series Latina.
CIC The Catholic Encyclopaedia .
CizncFe Codex Iuris Canonici (1917).
CiencTom Ciencia y Fe
CiudD Ciencia Tomista
CivCatt Ciudad de Dios
CL La Civiltá Cattolica
CollatBrug Collectio Lacensis, Acta et Decreta Conciliorum
ColIFranc recentiorum.
CollTh Collationes Bruguenses
CSChOr Collectanea Franciscana
CSEL Collectanea Theologica
CTr Corpus Scriptorum Christianorum Orientalium .
CTrCat Corpus Saiptorum Ecclesiasticorum Latinorum a CV.
CV Concilium Tridentinum, edidit Societas Goerresiana.
D Concilum Tridentini Cathechismus ad Parochos:
Catecismo Romano: CatRom.
DACL
Corpus vindobonense = CSEL
DAFC DENZINGER-C.RAHNER, Enchiridion Symbolorum
DB Dictionnaire d'Archéologie Chrétienne et de Liturgie,
BBS F.CABROL-H.LECLERCQ.
DDC Dictionnaire Apologétique de la Foi catholique, A.D.
Alés.
DieuViv
Dictionnaire de la Bible, F.Vigouroux.
DicBibl
Dictionnaire de la Bible, Supplément, L.Pirot A.
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Robert.
DivThom(Pi)
Dictionraire de Droit Canonique, R.Naz.
DocCath
Dieu Vivant.
DocComm
Dictionary of the Bible, J.Hastings.
DSpir
Divus humas (Freiburg).
DTC
Divus Thomas (Piacenza).
EB
La Documentation Catholique.
EC
Doctor Communis.
Eccl
Dictionnaire de Spiritualité, M. Yiller, s.j.
EcclRev
Dictionnaire de Théologie Catholique, A.VACANT-
EchOr E.MANGENOT
Elt Enchiridion Biblicum
EncBr Enchiridion Clericorum
EncCatt Ecclesia
EncReleth The Ecclesiastical Review
EphIitur Echos d'Orient
EphThLev Enciclopedia Italiana
Espasa Encyclopaedia Británilica
EstBibl Enciclopedia Cattolica
EstEcl Encyclopaeáia of Religion and Ethics J.HASTINGS.
EstFranc Ephemerides Liturgicae.
EstMar Ephemerides Theolugicae Lovanienses.
Et Enciclopedia Universal Ilustrada, J.Espasa.
EtCarm Estudios Biblicos.
EtFranc Estudios Eclesiásticos.
EuntDoc Estudios Franciscános.
FranzStud Estudios Marianos.
FrZtPhTh Etudes.
GChS Etudcs Carmélitaines.
Greg Etudes Franciscaines.
Hrd Euntes Docete.
IlusrCler Franziskanische Studien.
Iren Freibuger Zeitschrift für Philosophie und Theologie
IrishEccRec [ante. annum 1954 DivThom(Fr)j
IrishThQuart Die griechischen christlichen Schriftsteller der ersten
Ist drei Jahrhunderte = CB.
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Kath J.HARDUIN, S.I. Conciliorum Collectio Regia
maxima.
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Ilustración del Clero.
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Irenikon.
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The Irish Ecclesiastical Record.
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The Irish Theological Quarterly.
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The Journal of Theological Studies.
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Kirchliches Handlexikon, M.BUCHBERGER.
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Kirchenlexikon, WETZER und WELTE.
MiscBibl
Lexikon für Theologie und Kirche, M.BUCHBERGER.
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Lumiére et Vie.
MiscFranc
Manresa.
MisExtr
Marianum.
ML,MG
Mélanges de Science Religieuse.
Msi
Mélanges Thomistes.
MünchThZt
Monumenta Germaniae historica.
NeuStGeschThK
Miscellanea Agostiniana.
NouvRevTh
Miscellanea Bíblica.
Or
Miscelánea Comillas.
OrCh
Miscellanea Francescana.
OrChAn
Misiones Extranjeras (Burgos).
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J.P.MIGNE, Patrologiae cursus completus: Series
PaICI Latina, Series Graeca.
Pens J.D. Mansi, Sacrorum Conciliorum nova et am-
PensCath plissima collectio.
PerMorCanLit Münchener Theologische Zeitschrift.
PO Neue Studien zur Geschichte der Theologie und der
Pretiviss Kirche.
R Nouvelle Revue Théologique.
RazFe Orientalia
RealEncClassAltWis Orientalia Christiana
s Orientalia Christiana Analecta.
RbrS Orientalia Christiana Periodica.
RechScRel Palestra del Clero.
RechThAncMéd Pensamiento.
RelCult La Pensée Catholique.
REPT Periodíca de re Moralí, Ginonica, Liturgica.
RevApol Patrologia Orientalis, R.GRAFFIN-F.NAU.
RevAscMyst Prétre et Míssion. '
RevAug M.J.Rouet De JOURNEL. S.J.. Enchíridion
RevBén Patristicum.
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RevCIerFr Real—Encyclopadie der Classischen Altertumswis-
senschaft, PAULY-WISSOWA.
RevEcl
Rerum Britannicarum Medii Aevi Scriptores.
RevEspir
Recherches de Science Religieuse.
RevEspT
Recherches de Théologie Ancienne et Médiéval
RevHíst.
Religión y Cultura.
RevHistEccl
Realencyclopadie für pratestántische Theologie und
RevHistPhRel
Kirche, J.J.Herzog.
RevNéoscolPh
Revue Apologétique.
RevNouv
Revue d'Ascetique et de Mystíque
RevQuestHist
Revue Augustinienne.
RevScPhTh
Revue Bénédictine.
RevScRel
Revue Biblique.
RevThorn
Revue du Clergé Frangaise.
RevThPh
Revista Eclesiástica.
RevUnivOtt
Revista de Espiritualidad.
RGG
Revista Española de Teología.
RIcS
Revue Historique.
RivScTeol
Revue d'Histoire Ecclésiastique.
RömQschr
Revue d'Histoire et de Philosophie Religieuse.
Sa
Revue Néoscolastique de Philosophie.
Sales
Revue Nouvelle.
Salm
Revue des Questions historiques.
SalTer
Revue des Sciences Philosophiques et Théologiques.
Sap
Revue des Scicnces Religieuses.
ScEccl
Revue Thomiste.
Schol
Revue de Theologie et de Philosophie.
ScrptVict
Revue dell'Université d'Ottawa.
ScuoCatt
Religion in Geschichte únd -Gegenwart,
SitzKPAkadWiss
H.GUNKEL-L.SCHARNACK.
SThS Rerum Italicarun Scriptores, L.A.MURATORI.
Stimm Rivista di Scienze Teologiche.
StudAnselm Rtimische Quartalschrift.
Studcth Sapientia.
StudTh Salesianum.
StZt Salmanticensis.
SymbBiblUps Sal Terrae..
TexDoc Sapienza.
ThGl Sciences Ecclésiastiqúes.
ThLitZg Scholastik.
ThPraktQschr Scriptorium Victoriense.
ThQschr Scuola Cattolica.
ThRev Sitzungsberichte der Kóniglichen Preussischen
ThSt Akademie der Wissenschaften.
ThStKrit Sacrae Theologiae Summa.
ThWortNT Stimmen aus Maria-Laach (post annum 1915= StZt). .
TU Studia Anselmiana.
Unst Studia Catholica.
UppInivArsak Studia Theologica.
VerbCa Stimmen der Zeit (ante annum 1915 = Stimm).
VerbDom Symbolae Biblicae Upsalienses.
VerbVid Textus et Documenta (Pontif. Univ. Gregorianae).
VieInt Theologie m¡und Glaube.
VieSpir Theologische Literatur Zeitung.
WissWeish Theologisch-praktische Quartalschrift.
ZenThom Theologische Quartalschrift.
ZAsztMiyst Theologische Revue.
ZkathTh Theological Studies.
ZKG Theologische Studien und Kritik.
ZMissWRelW Theologisches Wtirterbuch zum Neuen Testament,
ZNTWiss G.Kittel.
  Texte und Untersuchungen zur Geschiclhe der
altchristlichen Literatur.
Una Sancta.
Uppsala Universitetsarsskrift.
Verbum Caro.
Verbum Domini.
Verdad y Vida.
La Vie Intellectuelle.
La Vie Spirituelle.
Wissenschaft und Weisheit.
Xenia Thomistica.
Zeitschrift für Aszese und Mystik.
Zeitschrift für katholische Theologie.
Zeitschrift für Kirchengeschichte.
Zeitschrift für Missionswissenschaft und
Religionswissenschaft.
Zeitschrift für die Neutestamentliche Wissenschaft.
 
SUMA DE LA SAGRADA TEOLOGÍA

TRATADO I

INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA

Por el Rev. P. MIGUEL NICOLAU, S.J.

Profesor de la Facultad Teológica de la Universidad Pontificia de Salamanca

CAPITULO I

INTRODUCCIÓN GENERAL A LA TEOLOGÍA

1.- Naturaleza de la Teología

La teología es la ciencia de Dios y de las cosas divinas.

Por ser ciencia, en Teología se tiene un conjunto ordenado y conexo de


conocimientos ciertos por aun causas.

Dios es el objeto primario de esta ciencia, otras cosas en cuanto hechos o queridas
por Dios, son el objeto secundario. Por lo tanto, las cosas terrenas pueden ser
objeto de la Teología en cuanto se refieren a Dios y en este sentido, pueden ser
consideradas como cosas divinas, objeto de la Teología.

2.- La Teología puede ser natural y sobrenatural.

La Teología natural o Teodicea toma sus conocimientos sobre Dios de verdades


conocidas o demostradas por la razón y toca su objeto material en cuanto es
cognoscible por la razón-natural. Este es su objeto formal.

Teología sobrenatural, o simplemente Teología y en sentido estricto, toma sus


conocimientos de los principios de la fe conocidos por revelación divina y toca su
objeto en cuanto es cognoscible por la revelación divina y se diversifica de la
Teodicea en este su objeto formal.

Luego, la Teología natural se eleva del conocimiento de las criaturas a Dios; la


Teología sobrenatural desciende del conocimiento de Dios y de la revelación al
conocimiento de las demás cosas.
3.- Teología y Fe.

Cualquier ciencia comienza o por los primeros principios que son verdades
conocidas por sí mismas ( per se notae), o por los principios tomados de otra
ciencia, que se llama ciencia subalternante.

En la Teología los principios casi por el conocidos ( quasi per se nota), de donde
empieza ente ciencia, son los artículos de la fe, y además la doctrina revelada por
Dios sobrenatural y públicamente. Esta se conoce evidentemente por la ciencia de
Dios y de los bienaventurados.

Y no sería verdadero teólogo quién no tuviese la fe inicial al menos informe, ni


sería verdadera teología la teología de un hereje. Pues en la Teología no se debe
proceder por la sola razón, sino por la fe. Cf. D. 1616 (sobre el indeferentismo de
Lammenais), 1642 (sobre el racionalismo).

Pero si los artículos de la fe y la doctrina revelada por Dios son los principios
objetivos para la ciencia teológica, el principio subjetivo para el trabajo del
hombre en la Teología, es la razón ilustrada por la fe. (D. 1796).

4.- Por lo tanto, le teología es la ciencia de la fe, porque el objeto de su


investigación es la doctrina de la fe, el principio - objetivo de donde empieza su
investigación, es la doctrina revelada por - Dios que se acepta por la fe, por fin el
principio subjetivo para investigar en la razón ilustrada por la fe. Por lo cual la
Teología servirá para enseñar la fe y para penetrar y saborear la fe.

La fe y la luz de la fe deberán permanecer también durante todo el curso de la


investigación para que no se de una contradicción con la posición inicial por la
que se empezó, ni se yerra del recto camino.

5. La fe. de la que tratamos (la cual conviene ya bosquejar y definir) según la


doctrina del Vaticano I, "es una virtud sobrenatural, por la cual, por la
inspiración de Dios y la ayuda de la gracia, creemos que son verdaderas las
cosas reveladas por El, no por la intrínseca verdad de las cosas percibidas por la
luz natural de la razón, sino por la autoridad del mismo Dios que revela, la cual
no puede ni engañarse ni engañar". (D.1789). Pero, para que pudiésemos
satisfacer el deber de abrazar la verdadera fe y de perseverar constantemente en
ella, Dios instituyó la Iglesia por su Hijo Unigénito y la proveyó de notas claras de
su institución, a fin de que pudiese ser reconocida por todos como custodia y
maestra de la ver dad revelada (D.1793) "Deben ser creídas con fe divina y
católica todas aquellas cosas que están contenidas en la palabra de Dios escrita o
tradicional y son propuestas por la Iglesia, sea por su juicio solemne, sea por su
magisterio ordinario y universal, para ser creídas como reveladas por Dios”
(D.1792).

6.- La regla próxima de la fe. La norma o regla próxima, inmediata y suprema de


la fe es para el católico la doctrina del Magisterio de la Iglesia, vivo, auténtico y
tradicional. Porque este magisterio da íntegra la doctrina revelada, su sentido
genuino y su interpretación auténtica y sirve para proponer, en cualquier tiempo y
lugar, la doctrina revelada infalible y auténtica.

Por lo tanto, para el teólogo que debe comenzar por la doctrina de la fe propuesta
por la regla próxima de la fe, el magisterio de la Iglesia deberá ser investigado lo
que siente el magisterio de la Iglesia sobre cualquier cosa, pero esto es sólo la
introducción de la teología, no es su único constitutivo.1[i]

7.- TEOLOGÍA POSITIVA Y TEOLOGÍA ESCOLÁSTICA O


ESPECULATIVA

Por razón del método y de su función, la Teología se divide en positiva y en


escolástica o especulativa.2[ii]

Dónde se tiene un dato teológico ofrecido por el magisterio contemporáneo o


cuasi contemporáneo de la Iglesia, sobre el cual ya hablamos más arriba, el trabajo
propio de la ciencia teológica es justificar este dato por sus causas, o si el
Magisterio no se pronunció aún explícitamente en algunas cosas, la labor del
teólogo será encontrar que verdades reveladas se contienen en las fuentes. Estas
cosas se deben mostrar con método positivo, y la función teológica por la cual se
demuestra con tal método positivo, que verdades reveladas contienen las fuentes
positivas (Escritura, Tradición), se llama Teología positiva. Esta función teológica
se ha desarrollado especialmente desde la edad del renacimiento y la moderna,
porque era necesario justificar ante los humanistas y protestantes el depósito
transmitido de la fe en cuanto tal, y la práctica de tal Teología está en la explícita
voluntad de la Iglesia.

“Añadimos a esto que también a Nos nos parecen dignos de alabanza quienes con
entera reverencia para con la Tradición y los Padres y el Magisterio Eclesiástico,
con sabio juicio y usando de las normas católicas ( lo que no ocurre igualmente
con todos), trabajan por iluminar la Teología positiva, tomando luz de la verdadera
historia. Porque ciertamente se debe tener mayor cuenta que hasta ahora de la
teología positiva, pero hágase esto de tal modo, que no sufra ningún detrimento la
escolástica y sean reprendidos quienes ensalzan la positiva de tal modo, que
parezcan despreciar la Teología escolástica, puesto que así favorecen el objetivo
de los modernistas”.3[iii]
1[i]
Este sagrado Magisterio, en cosas de fe y de costumbres, debe ser para cualquier teólogo, la próxima y
universal norma de verdad, puesto que Cristo, el Señor, le confió a él todo el depósito de la fe, es decir las
Sagradas Letras y la divina "tradición", para custodiarlo, protegerlo e interpretarlo..." (Encíclica Humani Generis
- D.2313). La exposición sistemática de la doctrina del Magisterio de la Iglesia ha sido hecha por F. Cavallers S.I. ,
Thesaurus doctrinae catholicae ex documentis magisterii ecclesiastici, como la exposición cronológica fue hecha
por H. Denzinger, Enchiridium sImbolorum.
2[ii]
León XIII en cierto documento a los Obispos y Clero de Francia ( 8 Septiembre 1899), habla de la Teología
positiva y especulativa o escolástica ( EC 602). Y en articulo 29 de la Constitución. "Deus scintiarium Dominus” ,
se habla de que la Teología debe ser enseñada, tanto por el método positivo como por el escolástico y en a.18
de las ordenanzas S.C. de Semin, se contradistingue la parte positiva de cada materia (S2) de las cuestiones
especulativas, en las cuales se debe emplear el método que llaman escolástico (33). Cfr, más abajo n. 24.
3[iii]
Pío X, Encíclica "Pascendi" ASS 40 (1907) 640-641 begin_of_the_skype_highlighting              40 (1907) 640-
641      end_of_the_skype_highlighting y en la Carta “Humani Generis” de Pío XII se dicen estas cosas, acerca del
recto uso de las fuentes de la revelación: “Es también verdad que los teólogos deben volver siempre a las
fuentes de la divina revelación, porque es propio de ellos por qué razón se encuentran implícita o
explícitamente en las Sagradas Letras y en la divina "tradición" aquellas, cosas que son enseñadas por el
Magisterio vivo".

Porque sucede que una y otra fuente de la doctrina divinamente revelada contiene tantos y tan grandes tesoros
de verdad que nunca realmente se agotan. Por lo cual, siempre rejuvenecen las disciplinas sagradas con el
estudio de las sagradas fuentes, mientras que, por el contrario y resulta estéril la especulación que descuida una
ulterior inquisición del "depósito” sagrado, como sabemos por experiencia. Pero, por esta causa tampoco - la
que dice Teología positiva, puede igualarse a la sola ciencia histórica. Porque juntamente con las sagradas
fuentes, Dios dio a su Iglesia el Magisterio vivo, para que sean ilustradas y aclaradas aquellas cosas que en el
depósito de la fe no se contienen sino obscura y casi implícitamente. Porque, ciertamente, el divino Redentor
no confió el depósito a cada fiel cristiano ni a los mismos teólogos para que fuese auténticamente interpretado,
sino al sólo Magisterio de la Iglesia. Pues si la Iglesia ejercita este su encargo, como en el decurso de los siglos ha
ocurrido a menudo, con el ejercicio, ya ordinario o extraordinario de tal deber, queda claro que es totalmente
8.- La Teología escolástica o especulativa, procede principalmente por el
método especulativo y es aquella función teológica que en las escuelas del
Medioevo floreció en gran manera y que también ha conseguido un gran esplendor
por los escolásticos del renacimiento. La Iglesia defiende con gran interés esta
función teológica y especialmente después de los ataques con que ha sido
impugnada, y San Pío X decía: ”(Los Modernistas) se burlan y desprecian
constantemente a la filosofía y Teología escolástica. Sea que lo hagan por
ignorancia o por miedo, o más bien por una y otra causa, es cierto que a la
inclinación a las novedades se une siempre con el odio al método escolástico y no
hay un indicio más claro de que alguien empiece a favorecer a las doctrinas del
modernismo, que cuando comienza a aborrecer el método escolástico" (ASS 40-
190) - 636 a 637).

Y Pío XII, en la Carta “Humani Genaris”: “No sólo es una imprudencia suma, sino
que también hace al mismo dogma como una caña agitada por el viento, el
descuidar o rechazar o privar de su valor a tantas y tan grandes cosas que muchas
veces han sido hechas en un trabajo secular por varones de un ingenio y una
santidad no común, bajo la vigilancia del sagrado Magisterio, ni sin la luz y la
dirección del Espíritu Santo, para expresar cada vez más cuidadosamente las
verdades de la fe, con una mente convencida, viva y pulida, para que en lugar de
aquellas mismas cosas, basten nociones conjeturales y ciertas nociones de una
vaga y vacilante filosofía nueva que, como la flor del campo, crecen hoy y mañana
se secan. El desprecio de las palabras y nociones de que suelen usar los teólogos
escolástica, conduce espontáneamente a debilitar la teología - como la llaman-
especulativa, la cual estiman que carece de verdadera certeza, porque se sustenta
por la razón teológica.

Ciertamente ¡oh dolor! los estudiosos de novedades pasan fácilmente -del


desprecio de la Teología escolástica a la negligencia y aún al desprecio del mismo
Magisterio de la Iglesia. (D. 2312 s).

9.- Llaman a la Teología positiva el entendimiento que busca la fe, pues la razón
busca que contienen las fuentes de la revelación y de la fe.

En cambio, a la Teología escolástica se la llama la fe que busca al entendimiento;


es ciertamente lo que deseaba San Agustín: “deseé ver con el entendimiento lo que
creí", y San Anselmo : "No intento, Señor, penetrar en tu profundidad, porque de
ningún modo la comparo a mi entendimiento, pero deseo entender algo tu verdad
que cree y ama mi corazón. Porque tampoco busco entender para creer, sino que
creo para entender ....” En fin, es aquella inteligencia de los misterios y esta
fructuosísima, la que con la gracia de Dios, alcanza la razón ilustrada por la fe
cuando, atenta, piadosa y sobriamente, busca la analogía, ya de aquellas cosas que
naturalmente conoce, ya de la conexión de los misterios entre sí y con el último fin
del hombre (D. 1789).

10.- Por la Teología escolástica la fe se explica más claramente, es decir:

a) Las verdades reveladas menos conocidas se explican y demuestran con


la ayuda de otras más conocidas “y desde los artículos de la fe, esta doctrina
argumenta a otras" ( S.Th. i q. 1 a 8).
falso el método por el que se explican las cosas claras por las obscuras, más aún es necesario que todos sigan el
orden contrario. Por lo cual, nuestro antecesor de inmortal memoria, Pío IX, -enseñando que el nobilísimo
deber de la Teología, es enseñar como se contiene en las fuentes la doctrina definida por la Iglesia, no sin causa
grave, añadió aquellas palabras en aquel mismo sentido en que ha sido definida” (AAS 42 (1950) 568 a 960, (D
2314).
b) Las verdades de la fe se explican desde la analogía de aquellas cosas
que la razón conoce naturalmente.

c) De las verdades reveladas se deducen nuevas verdades, que por lo tanto,


estaban contenidas en ellas virtualmente, esto se hace principalmente con la ayuda
de la filosofía.

d) Se demuestra la conexión entre las verdades reveladas y se las reduce a


un sistema científico.

11.- EL SUJETO DE LA TEOLOGÍA

El sujeto de una ciencia es aquello que se somete primariamente a su


consideración e investigación. Es casi la base y el fundamento que sustenta a otras
verdades que se consideran en esa ciencia.

El sujeto de la Teología es Dios. Y no solo por parte del objeto material, sino
también por parte de la razón con que se considera, porque "todas las cosas ... se
tratan en la doctrina sacra bajo la razón de Dios, o porque son el mismo Dios, o
porque están ordenadas a Dios como a principio y fin". (S.Th. i.q. 1 a 7).

Sin embargo, son posibles otros modos de considerar y ordenar los conocimientos
teológicos, según sea el núcleo o centro que se tome. (V.gr. El Verbo encarnado),
según el fin que se pretenda (especulativo práctico y carismático).

12.- LOS LUGARES TEOLÓGICOS o el método teológico.

Las fuentes de argumentación teológica, tomando el nombre de la retórica o del


trabajo de Agrícola, De Inventione dialéctica (los lugares dialécticos, se llaman
lugares teológicos. Son, pues fuentes del conocimiento teológico, sea para buscar,
sea para juzgar lo encontrado, y como categorías de argumentos o domicilios y
sedes de los argumentos para probar y refutar. Celebérrima y clásica es la obra de
Melchor Cano De locis theologicis ( Los lugares teológicos) (Cf. n.76).

13.- Las fuentes unas son propias, otras adjuntas.

Los lugares teológicos propios son aquellas fuentes de argumentación propias de


la teología, que muestran la misma doctrina revelada. Son fundamentales y
constitutivas aquéllas que contienen la revelación la constituyen: Escritura,
Tradición. La razón teológica es una forma de argumentar tomada de una premisa
conocida por la razón, muestra las virtualidades de la Revelación.

Los lugares adjuntos son aquellos que sirven para una mayor inteligencia y
confirmación de la doctrina revelada: Filosofía, Historia, Derecho,...

14.- He aquí el cuadro de los lugares:

    Escritura
    Extraordinario
   
  Las Actas del magisterio ordinario, Liturg.
Tradición universal
se conoce   -consentimiento de
por: los Padres
 
-consentimiento de
  Los Testigos de la los teólogos
 
tradición
  -consentimiento de
  los fieles
Razón teológica
Constituyentes
   Ciencias filosóficas

Adjuntos Ciencias históricas

Ciencias jurídicas

15.- Ayuda notar que la demostración de la verdad revelada por la Tradición, por
las actas del Magisterio extraordinario ( definiciones de los Concilios y de los
Romanos Pontífices y también otros documentos de la Iglesia ....) no se identifica
necesariamente aunque pueda coincidir especialmente en la práctica didáctica)
con aquello que dijimos inicio de la Teología y su función primera: encontrar la
doctrina misma del magisterio de la Iglesia, porque esto significa encontrar qué
dice la regla-próxima de la fe, es decir, especialmente el magisterio
contemporáneo, o casi contemporáneo, lo cual se comprueba después
teológicamente como contenido en la tradición, por medio de otros documentos
más antiguos.

16.- También hay diferencia entre el argumento de Escritura o Tradición en la


Teología dogmática y las investigaciones propias de la Teología bíblica y
patrística. Porque allí se trata de probar una tesis conocida previamente, la cual se
podría realizar con pocas palabras. Aquí, en cambio, se trata de encontrar
conclusiones relativas a algún tema amplio o corto, según plazca y se suponen
investigaciones exhaustivas en cuanto sea posible. Allí se utiliza la vía regresiva y
ascendente, aquí la vía es progresiva y descendiente.

17.- Las Liturgias nos enseñan no solamente la fe de algún Padre, sino la fe de


alguna Iglesia, es decir, la fe de todos aquellos Padres y fieles que han utilizado
esa Liturgia. Si las Liturgias son universales, entonces implican la tradición-y el
magisterio (ordinario) universal y son documentos de valor eximio.

18.- TEOLOGÍA DOGMÁTICA O TEÓRICA Y TEOLOGÍA PRÁCTICA.

Por razón de la materia, la Teología puede ser teórica o práctica. La Teología


teórica trata de las verdades que no se ordenan inmediata y directamente para
dirigir la acción del hombre, pues descansa inmediatamente en la contemplación
de la verdad, aunque mediata e indirectamente tenga un objeto práctico, es decir,
la acción, porque el espíritu vive esas verdades. Se le llama también teología
dogmática, porque trata mucho acerca de los dogmas o de las verdades reveladas
propuestas por la Iglesia como tales.

La Teología práctica estudia las verdades que directamente tienden a dirigir la


vida del hombre. Se llama también Teología moral en sentido amplísimo,
significando que estudia la íntegra acción humana, en cuanto que ésta se debe
conformar a la norma de la moralidad conocida sobrenaturalmente, o en cuanto
considera el movimiento integro de la criatura racional hacia Dios.

Sin embargo, en un sentido más estricto, se entiende frecuentemente por Teología


moral, aquella parte de la Teología práctica que trata de la acción humana como
prescripta, esto es, como licita o ilícita. Otra parte de la Teología práctica se llama
Teología espiritual (ascética y mística), que trata sobre la perfección sobrenatural
de la acción y de la vida humana.

Por fin, la Teología pastoral, que es también parte de la Teología práctica,


considera y enseña el modo de proceder en el cuidado de las almas y en el
apostolado práctico, considerando ya lo que se refiere al régimen y gobierno de las
almas (Hodegética) y a lo que pertenece a su instrucción y educación religiosa (
Catequética, Pedagogía religiosa) y al ministerio de la palabra (Homilética), ya
por fin , aquellas cosas que tocan directamente a la santificación de las almas, por
medios, o estrictamente litúrgicos, (Misa, Sacramentos), o no litúrgicos.

Según Santo Tomás, la sagrada doctrina es más especulativa que practica, porque
trata muy especialmente de las cosas divinas mas que de los hechos humanos. San
Buenaventura sublinea el aspecto práctico y afectivo en la Teología, porque si el
entendimiento es considerado en sí mismo, se perfecciona por la ciencia
especulativa, si se le considera en cuanto que rige la acción, se perfecciona por la
ciencia práctica o moral, pero si se le considera de un modo intermedio como
nacido para extenderse al afecto, se perfecciona por un hábito intermedio entre el
puramente especulativo y puramente práctico, y este hábito es la sabiduría, que se
refiere juntamente al conocimiento y al afecto; la ciencia teológica es ese hábito
intermedio y tiene por fin, ya la contemplación, ya el que seamos buenos, pero
principal mente, el que seamos buenos.

La división de la que tratamos en los nºs. 7-10 en Teología positiva y escolástica,


se refería al método. Pero esta división en Teología dogmática (teórica) y práctica,
se refiere, como dijimos, a la materia, y en una teología o en la otra, se puede
proceder, ya con el método positivo ya con el especulativo.

19.- TEOLOGÍA KERYGMATICA.

Pretende ordenarse el kerigma, o sea la predicación. Porque para la predicación, lo


capital es mover la voluntad, y la voluntad se mueve por la proposición del bien o
de los valores de las cosas, esta Teología pretende, no ciertamente omitir la
proposición de la verdad (porque la verdad y el bien se identifican -convertuntur-),
sino insistir especialmente en los valores de los dogmas. De este fin -dicen- se
deben tomar el modo de proceder y el núcleo de esta Teología: Jesucristo.

A nosotros nos parece que se debe procurar realmente esta función kerigmática o
consideración de los valores en la Teología, y estimamos dignos de alabanza a
aquellos autores que trabajaron con un esfuerzo peculiar en esta materia, pero, no
por eso parecería necesario constituir una Teología autónoma o independiente.

20.- LA TEOLOGÍA Y EL PROGRESO.


Hay también quienes recientemente insisten en el estudio teológico de las cosas
terrestres, cuales son las ciencias humanas, culturas y civilizaciones, artes
estéticas e industriales, el trabajo humano, el cuerpo, la técnica... con la intención
de que por este estudio, desde las fuentes de la revelación, aparezcan los valores
espirituales de las cosas temporales, y se evite en muchas sociedades humanas, la
disociación entre el Reino de Cristo y las cosas temporales. Tal estudio, no
siempre relegado, se podrá tener ciertamente muy bien en la Teología
verdaderamente completa, ya por la consideración de Dios creador de tales cosas
temporales y de su fin, ya por el estudio de las relaciones entre las penas del
pecado original y el mundo temporal, ya, por fin, desde el orden de la
reintegración y restauración y consumación de todas las cosas, tanto las del cielo
como las de la tierra, por Cristo y en Cristo.

También existen hoy conatos de tratar con una consideración plenamente


teológica muchas cosas humanas, de modo que no sólo la razón natural, sino
también la razón ilustrada por la fe, trate e investigue sobre ellas. Así, no solo
acerca de la Teología de la Historia, sino también acerca de la teología del trabajo,
la teología de la mujer, la teología del estado laical, etc.

21.- Otros han hablado de la Teología nueva.

Es ciertamente propio del teólogo que de tal manera hable, sea de palabra o por
escrito a los hombres de su tiempo, que le escuchen con agrado inteligente y
voluntariamente. “De lo cual es deduce que deben acomodar sapientemente sus
palabras al ingenio y a la propensión de su siglo, en las cuestiones que proponen
y presentan, en el modo de conducir las argumentaciones y también al elegir el
género de dicción. Pero nadie turbe o cambie lo que es inmutable.. Cuando se
tratan cuestiones nuevas y libres, resplandezcan siempre en las mentes los
principios de la doctrina católica. Sopésese con vigilante cautela lo que en
Teología suena como realmente nuevo. Sea separado cierta y firmemente de
aquello que es conducido por conjeturas, de aquello que pueda conducir a
infiltrar la costumbre resbaladiza y no siempre laudable, aún en la Teología y
Filosofía, a los que yerran. muéstreseles una mano amiga, pero no se tenga
ninguna indulgencia para los errores de las opiniones”. (Pío XII a los Padres S.I.
de la Congregación General XIX - set. 1946- AAS. 38 –1946- 3845              38 –
1946- 3845      ).

22.- EL MÉTODO DE APRENDER

El teólogo debe pretender, en primer lugar, conocer profundamente los


fundamentos de la religión católica bajo la guía de la Iglesia Maestra y penetrar
íntimamente los motivos de credibilidad de la fe, después procúrese el
conocimiento claro y recto, sólido e íntimo, de los dogmas y de otras verdades
reveladas, sin descuidar en nada las doctrinas que están en conexión con el dogma
o se derivan de él. Ahí se hará un cuerpo sistemático, y, por lo tanto, científico de
toda la doctrina de la fe, y provisto de él, podrá entregarse más eficazmente, tanto
a su propia salud espiritual, como a la de los prójimos.

23.- Pero deberá ser observada santamente la doctrina de Sto. Tomás y su método,
puesto que es más sólida, más segura y más aprobada por la Iglesia. Muchas son
las recomendaciones del Doctor Angélico y Común, hechas por los Sumos
Pontífices.
Pero no exijan unos a otros algo más amplio que lo que de todos exige la Iglesia
Madre y Maestra, porque no se puede prohibir que se dispute de aquellas cosas de
las cuales en las escuelas católicas, y entre autores de la mejor nota, se suele tratar
en sentidos contrario, ni a nadie se puede impedir que siga aquella sentencia que a
é le parezca más verosímil.

24. El método que se recomienda por la Santa Sede para las escuelas teológicas (y
filosóficas) es el método, tanto positivo, como el escolástico. Así enseña la
Constitución "Deus acientiarium Dominus".

“En la Facultad Teológica, en primer lugar lo tenga la Sagrada Teología


(dogmática). Esta disciplina debe ser enseñada con el método, tanto positivo
como escolástico, por lo tanto, expuestas las verdades de la fe y demostradas por
la Sagrada Escritura y por la tradición, investíguense e ilústrense la naturaleza
de esas verdades y su íntima razón según la mente y doctrina de Sto. Tomás de
Aquino”. (a.29).

“Los alumnos de tal manera sean formados en la parte positiva de las disciplinas,
que no sólo aprendan bien la misma doctrina, sino que conozcan también las
fuentes propias de cada disciplina y las leyes de interpretarlas. Y acostumbrensen
a utilizar con fruto los medios de trabajo científico y sus auxilios".

“En las cuestiones especulativas de la Teología o de la Filosofía, utilícese el


método que llaman escolástico, sin descuidar la forma silogística, tanto en el
proponer los argumentos, como en el aducir, disputar y resolver las dificultades.
Con este método, de tal manera se cultiven las mentes de los alumnos, que se
hagan aptos y preparados, no sólo para juzgar y refutar los falsos sistemas y los
errores anteriores, sino también, para discernir y estimar desde la verdad las
nuevas sentencias que quizá nazcan en las disciplinas teológicas o filosóficas”.
(Ordenaciones de la S. Congreg. de Semin. a 18 & 2,3)

De modo parecidos en la Constitución “Sedes Sapientiae”: “Enséñese la Teología,


bajo la dirección y magisterio de Sto. Tomás de Aquino, tanto por el método
positivo, como por el que se llama escolástico, de tal manera que con la
iluminación del Magisterio auténtico y utilizados los subsidios convenientes, se
estudien cuidadosamente las fuentes de la Divina Revelación y tomados de ella, se
expongan claramente y se reivindiquen eficazmente los tesoros de la verdad”.

25.- También deben ser estimados los ejercicios escolásticos, tales que "por ellos,
los alumnos aprendan el método científico de investigar y el arte de proponer,
aún con escritos, lo que han alcanzado por el estudios bajo la dirección de los
profesores”. Más aún, debe haber “disputas escolásticas, por las cuales los
alumnos se acostumbren a conocer profundamente la doctrina, a exponerla
lúcidamente y a defenderla eficazmente".

Toda la antigüedad clama con una sola voz para recomendar estos ejercicios
porque siempre han sido tenidos en un gran aprecio, por los antiguos para hacer
profundos y sólidos teólogos. Basta aducir el celebérrimo Juan Maldonado S.J.,
profesor en la Universidad de Paris, pensando así de ellos y recomendando
diversas formas de los mismos:

“Las Ejercitaciones, cuantas más sean y mas útiles, harán tanto más doctos a los
alumnos. Parece que son necesarias siete: La 1ª, es, que acabada la prelección y
aún reciente, la recitan en la misma clase o en otro sitio, hasta que entiendan
rectamente todas las cosas y las impriman en la memoria; 2ª, a otra hora del
mismo día repitan otra vez y disputen sobre ello, en la clase o en otro sitio,
estando presente el preceptor; 3ª, el sábado o en los días de fiesta, disputen en la
clase o en otro si tío, durante dos horas, presidiendo el preceptor; 4ª, cada mes
tengan disputaciones más célebres durante medio día, en que no sólo disputen los
discípulos, sino también los preceptores; 5ª, cada año, antes de la renovación
general de los estudios, sostengan disputas durante uno o dos días con la máxima
celebridad que se pueda; 6ª, alguna vez tengan prelecciones privadamente en
casa sobre esas cosas, para que poco a poco se formen preceptores; 7ª, traten por
escrito, alguna cuestión y muéstrela al preceptor para que la corrija”.

Si se trata la Teología con este método prudentemente acomodado, adquiriremos


una solidez y un raciocinar exacto, más que una apariencia o indigesta abundancia
de erudición. 

26.- LA TEOLOGÍA Y LA VIDA SACERDOTAL.

Consta, por la clara y frecuente doctrina de la Iglesia, que la Teología es necesaria


para el Ministerio sacerdotal. Así, en la Encíclica “Ad Catholici Sacerdoti”, donde
se nos presenta el recuerdo elocuentísimo de Malaquías (2,7): "Los labios del
sacerdote custodiarán la ciencia y se buscará la ley de su boca”, y también en la
Liturgia de la ordenación se desea que los nuevos presbíteros sean maduros en la
ciencia, y su doctrina sea medicina espiritual para el pueblo de Dios, y meditando
día y noche en la ley divina, crean lo que leen, enseñen lo que han creído, imiten
lo que enseñan. Pablo Apóstol recomendaba a Timoteo, que atendiese a sí y a la
doctrina, y que instando en estas cosas, se salvase a sí mismo y a los demás ( I.
Tim 4,16).4[iv]

27.- También para la misma vida espiritual y de oración de los sacerdotes, la


Teología es ante todo, necesaria. Porque erraría quién juzgase que descuidados
los estudios antes del sacerdocio, o dejados después y piense que despojados de
aquel abundante conocimiento de Dios y de los misterios de la fe, que se adquiere
de las doctrinas sagradas, podrán fácilmente elevarse a las alturas y ser llevados
e introducidos en la interior unión con Dios. Y la Iglesia condenó, al menos como
tendenciosa la proposición de Miguel de Molinos, que el teólogo tiene una
disposición menor que el hombre rudo para el estado contemplativo. (D.1284).

28.- Al manos, se obtendrán ciertamente estos beneficios, si, como advierte San
Bernardo, se entrega con la debida intención a los estudios. “Porque hay quienes
quieren saber con el único fin de saber y es una torpe curiosidad. Y hay quienes
quieren saber para ser ellos mismos conocidos, y es una torpe vanidad .... y hay
quienes también quieren saber para vender su ciencia, por ej., por dinero, por
honores, y es una torpe ganancia. Pero hay quienes quieren saber para edificar, y
esto es caridad. Y aún hay quienes quieren saber para ser ellos edificados, y esto
es prudencia".

29.- A lo cual ayudará a acomodar con la debida proporción, las palabras de San
Buenaventura:

4[iv]
Pío XII disertó en la exhortación al clero (23 set. 1950), sobre el valor de la Filosofía y de la Teología, para el
recto desempeño del ministerio sacerdotal: En la institución a los alumnos de las cosas sagradas, aunque se
requiera el conocimiento de muchas disciplinas, entre las cuales, hoy es de gran importancia la investigación de
las cosas sociales, sin embargo, se le debe atribuir la mayor importancia a las doctrinas filosóficas y teológicas
“según la norma del Doctor Angélico", y el Sumo Pontífice recuerda la utilidad que hay en ellas, para la vida
espiritual y para el apostolado.
“Así pues, invito en primer lugar, al lector, al gemido de la oración de Cristo
crucificado, por cuya sangre somos purificados de las inmundicias de los vicios,
no crea quizás que le sea suficiente la lectura sin unción, la especulación sin
devoción, la investigación sin admiración, la circunspección sin exultación, la
industria sin piedad, la ciencia sin caridad, la inteligencia sin humildad, el
estudio sin la gracia divina, la observación sin la sabiduría inspirada por Dios. A
los prevenidos con la divina gracia, a los humildes y piadosos, a los compungidos
y devotos, a los ungidos con el óleo de la alegría y a los amadores de la divina
sabiduría e inflamados por su deseo, y a los que quieren vacar para magnificar a
Dios, admirándole y gustando de El, les propongo las observaciones referidas,
insinuando que es poco a nada el espejo propuesto exteriormente, a no ser que el
espejo de nuestra mente esté terso y pulido".

30.- Así sucederá que el teólogo no solo posea la ciencia teológica, sino que
también venga a la sabiduría, y esto, no sólo en sentido aristotélico, que tenga el
conocimiento de las cosas por las últimas causas, es decir, por la primera causa,
Dios, sino también en el sentido de que tenga un conocimiento de sapiencia
(gustoso) de las cosas divinas.

31.- Así puede concebirse el oficio del teólogo, semejantemente al que Cristo
enunció a sus discípulos al estar para ascender al cielo, ser testigo de Jesús en la
patria y en las regiones limítrofes y hasta el fin de la tierra, es decir, como en el
próximo tratado hablaremos de la Teología apologética, será propio del teólogo el
conocer todos los argumentos que comprueban lucidísimamente la legación de
Jesús y su mesianidad y divinidad para que pueda proponerlos con palabra eficaz a
los rudos y a los sabios. Y no sólo dé este testimonio puramente científico por
Cristo (el cual conmueve mucho ciertamente al pueblo cuando sabe que los
hombres eruditos creen), sino que con un gusto espiritual y una experiencia interna
de las cosas teológicas y con la misma vida, intente el teólogo ser un testigo
vericísimo de Cristo, casi como testigo ocular y auricular, es decir,
analógicamente a los dichos de Pedro y Juan: “Os hemos dado a conocer el poder
y la presencia de nuestro Señor Jesucristo, no siguiendo fábulas ingeniosas, sino
tras haber visto su majestad." (2 Petr. 1,16) y también : “Lo que oímos, lo que
vimos con nuestros propios ojos, lo que contemplamos ...., os lo anunciamos a
vosotros”. (1 Jo. 1, 1-3).5[v]
5[v]
En la colección Enchiridión indulgentiarum se pueden encontrar las preces recomendadas por la Iglesia, y
enriquecidas con indulgencias. Preces et pia opera (1950) n. 759-765. Entre estas se alaba y se ofrece con razón,
el siguiente Acto de Consagración de los estudios a la Bienaventurada Virgen María:

“Madre dulcísima, quiero seguir bajo tu patrocinio, mis estudios y trabajos literarios, e invocado el misterio de tu
Inmaculada Concepción, a lo cuales confieso ahora que quiero entregarme, principalmente por este fin, para
servir mejor a la propagación de tu culto y de tu honor. Te ruego, pues, Madre amantísima, trono de la
sabiduría, que protejas benignamente mis trabajos, y yo, con toda justicia, prometo piadosa y
gustosísimamente, que referiré a tu intercesión ante Dios todo el bien que de ellos reciba. Amén.”
CAPÍTULO II

PROLEGÓMENOS A LA TEOLOGÍA FUNDAMENTAL

38.- NATURALEZA DE LA TEOLOGIA FUNDAMENTAL

La Teología es la ciencia de la fe, la Teología fundamental es la ciencia de los


fundamentos de la fe, o aquella parte de la Teología que trata de los fundamentos
de la fe.

La Teología -como dijimos-, tiene como principios desde los cuales argumenta,
los principios de la fe, luego los principios de la fe en sentido objetivo, son los
fundamentos sobre los cuales se construye el edificio teológico. Pero la fe a su
vez, y la Teología fundada en la fe presuponen lógicamente y prerrequieren:

1) El conocimiento cierto del hecho de la revelación divina, y de otras


cosas que muestran la racionabilidad de la fe y la obligación de adherirse a ella y
es decir, prerrequieren el conocimiento de la credibilidad y de la credentidad de la
fe. El conocimiento de todas estas cosas es también en sentido lógico (por mas que
no convenga unívocamente con el fundamento expuesto mas arriba), el
fundamento de la fe y el fundamento de la Teología fundada en la fe, porque
mediante él se establecen como razonables y creíbles la fe y la Teología.

2) Pero porque la fe, sobre la cual se funda la teología católica, es la fe católica


(n. 3-5) y tiene como regla la doctrina del Magisterio de la Iglesia (n.6), la
racionabilidad y la obligación de adhesión a esta regla presuponen el
conocimiento cierto de la existencia de este Magisterio infalible y auténtico como
custodio de la palabra de Dios revelada. Así ya aparece claro fácilmente en qué
partes mis importantes se divide en -primer lugar la Teología fundamental.

3) Mas aún, para que la Teología dogmática proceda rectamente, se presume el


conocimiento de las fuentes de donde toma sus verdades y el conocimiento de los
lugares para argumentar.

Luego la ciencia, o mas bien aquella parte de la Teología que trata de los
fundamentos lógicos de la fe y de la Teología, es la Teología fundamental.

39.- Como aparece claro, esta disciplina es como una introducción a la Teología
dogmática y casi un puente entre la Filosofía y la Teología dogmática. Considera
también todo el objeto revelado en cuanto atiende a las notas comunes y generales
de él, el que sea creíble, credendo, deseable .... Por lo tanto, también se llama
Teología general (H. Hurter), Teología dogmática general (F. Egger, P. Minges),
Teología dogmática fundamental (A. Tanquerey). Otros la llaman Apologética,
como la parte mas importante que se considera en la Teología fundamental.

Pero el nombre da Teología fundamental designa el fin interno, primario y


ciertamente positivo y más comprehensivo de esta disciplina, antes que el fin
externo, defensivos secundario, de menos comprehensión y hasta cierto punto
negativo que el que suena con el nombre de Apologética.

40.- La Teología fundamental comprende dos partes totalmente diversas por el


modo de proceder en ellas: la Apologética y el Tratado sobre las fuentes que
contienen la revelación. Luego será necesario exponer su naturaleza.

41.- EL OBJETO DE LA APOLOGÉTICA

Apologética, del verbo griego defender, significa (en materia religiosa) la defensa
y la justificación de la religión.

Por su uso se distingue de la apología, porque esta pretende la defensa de un


hecho o de una verdad particular, en cambio, la Apologética católica pretende la
justificación científica y, por lo tanto, sistemática de toda la verdad religiosa o del
hecho religioso católico. No por eso significa que quiera demostrar
intrínsicamente todo el dogma católico (puesto que no lo puede hacer, si se trata
de los misterios), ni tampoco porque pretenda una prueba extrínseca por autoridad
de todos y cada uno de los dogmas (lo que hace la Teología dogmática, desde las
fuentes de la revelación), sino porque justifica la religión católica porque
demuestra el hecho fundamental de la revelación divina por Jesucristo, y también
el cargo encomendado a la Iglesia católica, de custodiar y exponer esta
revelación cristiana.

42.- Según el concepto que cada uno tenga de la fe y de la religión, así concebirá
una apologética de la fe y de la religión. Así hay algunos que entienden la fe y la
religión como un vago y oscuro sentimiento de Dios o un culto puramente natural
de Dios, sin pensar en dogmas ú obligaciones positivas... Pero nosotros
entendemos la fe religiosa como la entiende la Iglesia católica, es decir, la fe es un
asentimiento intelectual (no un sentimiento) a las verdades reveladas por Dios, por
la autoridad (ciencia y veracidad) de Dice que revela. (D.1789).

Como en la fe humana creemos no por la evidencia intrínseca de la cosa, sino por


el testimonio extrínseco del hombre que conoce la cosa, es decir, por la conocida
autoridad doctrinal del que tiene ciencia y veracidad sobre esa cosa, así, en la fe
divina no creemos por la intrínseca evidencia de la verdad, sino por el testimonio
extrínseco de Dios sobre ella, el cual manifestó esa cosa, es decir, creemos "por la
autoridad del mismo Dios que revela, que ni se engaña ni puede engañar".

Entendemos la fe divina y católica como un asentimiento a las verdades reveladas


por Dios y propuestas por la Iglesia como tales (D.1792).

Frecuente y generalmente sabemos que Dios ha hablado por la proposición de la


Iglesia, que así lo afirma. De donde, para que la fe sea razonable, no sólo requiere
la certeza del hecho de la revelación, adquirida, ya vulgar, ya científicamente, sino
también la demostración del derecho de la Iglesia católica a proponer y enseñar la
doctrina de la revelación divina.
43.- El objeto de la Apologética es también la demostración de la credenticidad u
obligación de creer.

Porque si sólo demuestra la credibilidad de la fe, demuestra sólo la posibilidad de


la fe, pero no la obligación de abrazarla y de someterse al Magisterio eclesiástico.
Es así que se cultiva la apologética para que, demostrando esta obligación,
conduzca al infiel a la Iglesia y el teólogo sea casi un puente entre la Teodicea y la
Teología. Luego la Apologética no cumpliría su deber, si no atendiese a la
demostración de la credentidad.

44.- De lo dicho, consta que el objeto de la Apologética no es tratar de cualquier


cosa biológica, o cosmológica, astronómica, o histórica, ... de donde la religión sea
atacada sino tratar de la credibilidad racional y de la credentidad de la religión
cristiano-católica.

Por lo cual, el objeto de la Apologética es demostrar el hecho de la revelación


divina y la autoridad magisterial de la Iglesia, y otras verdades que están en
próxima conexión con éstas.

Decimos próximamente, porque de otras verdades que se relacionan remotamente,


no es propio tratar de ellas en la Apologética científica, porque no deben ser
demostradas de nuevo, sino recibidas todas las conclusiones de otras ciencias.

45.- VERDADES QUE SE DEBEN PRESUPONER-

No corresponde en la Apologética científica probar los principios que se toman de


otras ciencias, porque en ellas deben ser probados. Pero en la Apologética práctica
frecuentemente, deben ser reforzados y demostrados desde el principio, pues “a
muchos no les falta tanto la religión, como la razón". (Fénelon).

Las verdades que en Apologética se presuponen lógicamente para la validez de su


proceso y para la eficacia de sus demostraciones, son fundamento de la
Apologética, y por esto, son fundamentos remotos o “preambula fidei”
(preámbulos de la fe).

Así, de la Criteriología debe ser conservado, el valor objetivo del conocimiento


humano y de nuestras facultades y la existencia de la verdad absoluta, no
meramente relativa, de la Sicología, la espiritualidad y la libertad del alma
humana, de la Teodicea la existencia del Dios personal y sus principales atributos,
omnipotencia, omniscencia, veracidad, misericordia, providencia,... de la Ética la
obligación que nace para el hombre de tender hacía Dios y de rendirle culto
privado y público ....

Con respecto a esto, San Agustín: “Si no creemos que Dios existe y que ayuda a
las mentes humanas, ni siquiera debemos buscar la verdadera religión”, y
también: "Porque si la providencia de Dios no preside las cosas humanas, no
debemos ni preocuparnos de la religión”.

De donde debe ser rechazad aquella filosofía que no determine verdades


racionales acerca de Dios y de las obligaciones prerrequeridas para la fe, también,
como veremos, lo que impugno la posibilidad de la revelación y el hecho de la
locución divina, también lo que ataque el objetivo y suficiente valor de los
motivos de credibilidad, y en especial los externos, como son los milagros y las
profecías.
Pero no todo error filosófico, aunque craso, destruye necesariamente la
Apologética válida, ni choca contra los motivos de credibilidad, mas aun, aun los
errores que aparecen en un infiel en el curso de la demostración apologética, o las
dificultades que suscite en si contra la demostración, no por eso destruyen el
sentido común y el uso de la razón en el, y ayudado por ellos, podrá dejar en parte
y gradualmente la falsa filosofía y conformarse insensiblemente a la verdad
religiosa, que se le proponga de tal modo que sea conquistado su corazón y su
mente.

46.- ESTADO INICIAL DE LA MENTE

El teólogo no empieza la inquisición apologética con una duda real y objetiva,


como querían Hermes y sus seguidores, sobre las cosas que enseñan la fe y la
Iglesia, ni prescindiendo totalmente de aquellas cosas que la fe declara -ni siquiera
por algún tiempo-, porque el teólogo apologeta durante su inquisición no deja de
ser católico y está cierto del carisma de la verdad, y tiene ya una obligación
anterior de no desertar de la fe probada para sí (aunque quizá vulgarmente).

“Porque aquellos que recibieron la fe bajo el Magisterio de la Iglesia, no pueden


tener nunca ninguna causa justa de mudar o de poner en duda la misma fe”
(D.1794) Cfr. Tratado II nº 43.

Además, en ninguna investigación científica es lícito prescindir de alguna fuente


de información, aunque parezca sospechosa, y es mucho menos lícito rechazar
una fuente ya antes admitida como cierta, con tal que no influya viciosamente en
la misma pruebe objetiva de la nueva verdad. Porque la luz se busca con la luz, ni
en la misma Filosofía tiene eficacia empezar con una duda real de todas las cosas.

Ni tampoco existe un peligro psicológico, por una coacción extrínseca del


Magisterio de la Iglesia, que admitiese cosas mal probadas, porque propiamente se
puede precaver tal peligro, como también por otra parte cualquier teólogo
prudente debe precaverse de la autoridad y de los dichos de los incrédulos. Sin
embargo, deberá preocuparse con razón de que en la misma demostración
intrínseca de las verdades apologéticas, no se admita o introduzca algo que
presuponga lo que debe ser probado, es decir, la autoridad del Magisterio de la
Iglesia.

47.- CERTEZA QUE SE DEBE OBTENER

No es la matemática, porque no se trata de ninguna cuestión matemática. Ni será


siempre metafísica, porque no siempre se trata de verdades de orden metafísico.
La cuestión se trata en el terreno histórico-filosófico, y por tanto, la certeza que se
deberá obtener será del orden moral, aunque, no raramente podrá reducirse a la
certeza metafísica. Sin embargo, esta certeza apologética no necesita (fuerza o
coacciona necesariamente) al entendimiento de tal modo que ni imprudentemente
se dé lugar a la duda, pero se trata de una certeza libre, lo que ocurre
convenientemente en materia religiosa.

Se añaden, además, las pasiones y las concupiscencias del hombre que perturban
la serenidad de su mente en la verdad religiosa. Porque si los teoremas
geométricos influyen en el orden moral y psicológico, fácilmente los tendríamos
también como fantasías. (Leibnitz).
“...la mente humana puede padecer a ves, dificultades también al formar un juicio
cierto de "credibilidad" acerca de la fe católica, por más que haya tantos y tan
admirables signos externos dispuestos por Dios por los que aún sólo con la luz de
la razón natural, se pueda probar con certeza el origen divino de la religión
cristiana. Porque el hombre, sea porqué es conducido por opiniones prejuzgadas,
sea porque es instigado por las concupiscencias y la mala voluntad, puede negar
y resistir, no solo la evidencia de los signos externos que están patentes, sino
también las supremas inspiraciones que Dios infunde en nuestros ánimos”. (Enc.
Humani Generis 02305).

Y de nuevo la Encíclica “Humani Generis", acerca del influjo de la voluntad para


conocer la verdad especulativa:

“Porque nunca negó la filosofía cristiana la utilidad y la eficacia de las buenas


disposiciones del alma entera para conocer y abrazar plenamente las verdades
religiosas, y morales, más bien, siempre enseñó que la falta de tales disposiciones
puede ser la causa por la que el entendimiento, afectado por las concupiscencias
y la mala voluntad, se oscurezca de tal manera que no vea rectamante. Más aún,
el Doctor Común piensa que el entendimiento puede de algún modo percibir los
bienes más altos que pertenecen al orden moral, tanto natural como sobrenatural,
en cuanto experimenta en el alma cierta “connaturalidad” afectiva, con los
mismos bienes, ya natural, ya añadida por don de la gracia. (2,2.q.1º.4 ad3).
(q4.a.2.c) y es evidente de cuan grande auxilio puede ser aún este semioscuro
conocimiento para las investigaciones de la razón. Sin embargo, una cosa es
reconocer su fuerza la disposición afectiva de la voluntad para ayudar a la razón
a alcanzar un conocimiento más cierto y firme de las verdades morales y otra lo
que pretenden estos innovadores, a saber, atribuir a las facultades volativa y
afectiva cierta fuerza de intuición y que el hombre, cuando por el discurso de la
razón no pueda determinar con certeza que es lo que debe abrazar como
verdadero, que se incline a la voluntad, por la que decidiendo libremente, elija
entre opiniones opuestas, en una confusa muestra de conocimiento y acto de
voluntad”. (D.2324).

En algunos se da el “hipercriticismo” que como defecto intelectual (al modo de


escrúpulos y las indecisiones y nimias perplejidades en la vida práctica) puede
impedir el equilibrio y que la mente permanezca serena en la verdad.

48.- APOLOGÉTICA PRÁCTICA

La apologética puede ser teórica y práctica. La Apologética teórica atiende a la


teórica exposición y a la sistematización científica de todos los motivos y pruebas
que demuestran que la religión cristiana, en especial la católica, es creíble y
credenda.

Pero la Apología práctica o pastoral atiende al uso práctico de estos argumentos y


aprobaciones, según la experiencia pastoral y el sentido de acomodación muestran
que se debe aplicar.

Entonces ciertamente valdrá mucho la sicología de la conversión y atender ante


todo, a la benignidad y mansedumbre del Divino Redentor, y no será necesario
procurar, tanto el orden puramente dialéctico y abstracto, como el psicológico,
concreto, moral,... también ayudará a no invocar tanto los principios de alguna
determinada escuela filosófica, como la Filosofía verdaderamente perenne.
Por otra parte, el que posee la Apologética teórica y conoce bien la fuerza de los
diversos argumentos, se acomodará más fácilmente a las circunstancias concretas
y a las necesidades de las lamas, para proponer un argumentos mejor que otro, o
emprender un camino mejor que otro.

Porque en la práctica de la apologética, proviene una gran dificultad de la débil


instrucción religiosa de los hombres o de su ignorancia crasa. Porque la
instrucción religiosa es frecuentemente casi de niños, en comparación a su
instrucción profana, por lo cual sucede que se desvanecen muchas dificultades a la
sola luz de la exposición positiva y clara del sistema católico sobre la racionalidad
de la fe.

49.- Para conducir prácticamente a la fe, conviene tener presenté estas cosas: 1º)
la fe es un acto razonable del entendimiento que presupone el conocimiento cierto
del hecho de la revelación divina; 2º) que este acto de fe es imperado libremente
por la voluntad; 3º) tanto el acto de fe y el juicio precedente de credibilidad como
el imperio de la voluntad y el precedente juicio de credentidad son actos de hechos
sobrenaturales (Cfr. D.1638; 2305).

De aquí, el apologeta práctico debe esforzarse: 1º) en demostrar con toda la


claridad y solidez posibles, el mismo hecho de la revelación divina confiado a la
Iglesia; 2º) con toda la eficacia que pueda, debe impulsar la moción y el imperio
de la voluntad, proponiendo los motivos de la obligación y de todos los bienes y
valores que hay en la fe y en la religión y moviendo a que el hombre evite los
impedimentos contrarios, porque es conocido como oscurecen la verdad moral y
religiosa los malos hábitos y la mala disposición del corazón, porque la luz vino al
mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque eran malas sus
obras. (Jo. 3,19); 3º) porque este querer creer y el mismo creer como conviene
supera las fuerzas de la naturaleza, será necesario pedir con humilde oración el
espíritu bueno del Padre de las luces, que da a todos abundancia y no reproche.

La aceptación sincera y generosa de la nueva fe supone la mutación del hombre y


la conversión, que debe ser preparada por el deseo de poseer la luz, por la
humildad del corazón, por la pureza de una vida íntegra. Y nunca diremos bastante
y lo apreciaremos en su valor que todas estas cosas sobrenaturales, deben ser
obtenidas por la gracia divina, adquirida por una humilde y perseverante oración. 6
[i]

50.- UTILIDAD DE LA APOLOGÉTICA

Aunque el nombre significa defensa, sin embargo, no se debe creer que la


Apologética tenga como único trabajo lo polémico, porque incluye una función
positiva, la exposición de los fundamentos de la fe y de la Teología, hecha de un
modo científico y exhaustivo.

Esto ayuda, no sólo a la defensa y justificación de la fe católica, si es necesario


hacerlo alguna vez, sino también, a un conocimiento más plano y científico del
objeto teológico, pero además responde al interés psicológico, por el cual se
quieren conocer plenamente los fundamentos de la propia fe y estar siempre
preparado a dar satisfacción a todo el que pregunta sobre la propia esperanza.
6[i]
Conviene advertir que debe ser sólida la exposición de los motivos para que su conocimiento se fije profundamente en el alma y
no sirvan solo para el momento presente, sino para toda la vida, no sea que venga a la ruina la casa edificada sobre arena. Y
porque estos motivos, aunque hayan sido conocidos clara y sólidamente, no necesitan de suyo, el asentimiento de la inteligencia
como las verdades matemáticas más simples y evidentes, queda lugar al imperio libre de la voluntad y a que se obtenga la
adhesión y la fe.
(Ptr.3,15). Por lo cual, la Apologética convierte la certeza vulgar acerca de los
motivos de credibilidad en certeza científica.

En la certeza vulgar, que sea verdaderamente objetiva y no meramente subjetiva,


se dan y se conocen motivos válidos para el asentimiento firme de la mente, pero
éstos no se conocen reflejamente, y de aquí la dificultad, para aquellos que tienen
sólo esta certeza, de desenredarse de las dificultades o de exponer los motivos
propios de esa certeza. En cambio, en la certeza científica, se conocen los motivos
reflejamente. En la ciencia apologética se examinan casi todos los motivos, se
juzgan y se conexionan aptamente entre sí.

La diferencia, pues, entre la certeza científica y la vulgar está en el conocimiento


reflejo de los motivos, pero no en la firmeza del asentimiento. De donde puede
suceder que un hombre rudo, que solamente tiene una certeza vulgar, tenga una fe
más firme que un teólogo científico que conoce todos los motivos y puede disertar
sobre ellos abundantemente.

Pero también se ama la fe por un conocimiento científico de los fundamentos de la


fe, pues consta que es verdadera y plenamente creíble, de donde la fe se robustece.

51.- Pero no se debería creer que la fuerza de la fe se conmensura con un puro


conocimiento de los motivos de credibilidad y que tiene mayor y más intensa fe, el
que posee una mayor ciencia apologética. Porque la fe, aunque presuponga tal
conocimiento cierto de los motivos, depende del imperio libre de la voluntad,
como ya se ha dicho (nº. 47-49). Por lo cual este imperio y su consecuente fe,
serán más firmes, más intensos y más perpetuos, cuanto más se ame la fe y se
considere como un bien por el cual nos adherimos a Dios y ponemos en El nuestra
esperanza. Así se deben apreciar los valores de la fe y sus utilidades, que es
justo, beneficioso, bueno, adherirse a la primera verdad y ofrecer un piadoso
obsequio del entendimiento al Padre amantísimo por lo cual ayuda a confiarse a
Cristo que habla; el que la religión que abrazamos por la fe sea el compendio de
todos los bienes superiores, de la paz, de la buena conciencia, de la fortaleza en los
casos de la vida dignos de conmiseración y también de la belleza moral .....

Por fin, es de suma importancia para fomentar y proteger la solidez y la


perpetuidad de la fe en los adolescentes y en los afligidos, no sólo haber conocido
especulativamente estos valores, sino también haberlos experimentado
afectivamente.

Para aquél, finalmente, que debe enseñar al pueblo, o para el cristiano culto que
quiere (y debe) dar razón de lo que cree, y también para aquél que quiere
satisfacer a las dificultades y objeciones que se le ocurren : la Apologética es
totalmente necesaria.

52.- RELACIONES ENTRE LA TEOLOGÍA Y LA APOLOGÉTICA

Atendiendo a los principios y al método: Los principios de la ciencia teológica son


verdades de fe, los principios de la Apologética son verdades de orden natural,
filosóficas, históricas, experimentales,...

El método de demostrar en la Teología se funda en la revelación divina, es decir,


en las fuentes que la contienen, Escritura y Tradición; el método de demostrar en
la Apologética, se funda en la razón natural.
La Teología presupone la fe, y aquél que no tuviese fe sería un seudo-teólogo, la
Apologética, en cambio, hace posible a la fe en cuanto cimenta su fundamento
racional. La Teología es, pues, para los fieles y la Apologética se dirige
principalmente a los infieles a los que pretende convencer.

Si la Apologética considera a veces las mismas verdades que la Teología


dogmática, v.gr., la divinidad de Jesucristo y su magisterio, lo hace bajo un objeto
formal diverso, es decir, la Apologética, en cuanto que se conocen y demuestran,
por argumentos de razón histórico-filosófica, la Teología dogmática, en cuanto
que se conocen y demuestran por la revelación divina. Pero si se mezclan algo
cuestiones dogmáticas y apologéticas, especialmente en el tratado sobre la Iglesia,
se hace esto, por la oportunidad de la enseñanza, pero conviene distinguir muy
bien aquéllas de éstas, hasta que prevalezca la costumbre de insertar el tratado
dogmático sobre la Iglesia o sobre el Cuerpo Místico de Cristo después del tratado
de Verbo Incarnato y de su Gracia (De Cristología y Soteriología).

53.- Sin embargo, se debe decir que la Apologética pertenece a la Teología, o sea,
que es un oficio teológico o una función teológica, no solo por razón del objeto,
por razón de que las verdades que tratan y afirman una y otra disciplina son
frecuentemente las mismas v.gr., Cristo el Señor, la Iglesia ...., aunque se
consideran bajo un aspecto diverso y se afirman por un motivo diferente, pero
también principalmente porque es propio de la Teología dogmática defender y
justificar sus principios, como hace cualquier ciencia suprema, como la Metafísica
(que no está subalternada a otras) cuando sus principios no son evidentes por sí
mismos. Luego, es propio de la Teología justificar y defender la mima fe divina, y
la propia dependencia al Magisterio de la Iglesia, a lo cual provee por la
Apologética.

Luego, como la Metafísica racional defiende los propios principios, entre los
cuales defiende aquellos mismos principios que fundamentan el conocimiento
humano (por la Crítica y la Epistemología), así, la Metafísica sobrenatural
(Teología), defiende el conocimiento sobrenatural de la fe, sus posibilidades y
credibilidad, tratando de la posibilidad de la revelación divina y de los criterios
para discernir la verdadera revelación (Epistemología) (o Criteriología)
sobrenatural, y como estos criterios se cumplen en la religión cristiana-católica.

Además, es propio de la Teología mostrar las propiedades de la fe, entre ellas las
que debemos recordar y defender: que la fe es razonable y creíble. La Teología
debe probar que esta propiedad reside (ingiere) en la fe y esto con argumentos de
razón, como cuando demuestra la existencia de Dios, los argumentos serán de
razón, pero la consideración será teológica.

54.- Luego, en la Teología apologética, sirven las normas comunes de la Teología


que pueden valer para ella (para la Apologética), es decir, será propio del teólogo
apologéta: en primer lugar, buscar y establecer la doctrina del Magisterio
eclesiástico acerca de la Apologética y acerca de la tesis apologética, y debe
dejarse conducir por ellas como normas positivas (no meramente negativas igual
que el filósofo cristiano, pensemos en la definición de los accidentes y de la
persona).

Sin embargo, las demostraciones no procederán del mismo Magisterio de la


Iglesia o de la doctrina revelada en cuanto tal, porque siendo eso, precisamente, lo
que quiere demostrar, sería un círculo vicioso.
Luego la Teología apologética discurre bajo la guía de la fe y del Magisterio de la
Iglesia y sin embargo no arguye por razones de fe o del Magisterio de la Iglesia.

55.- La Apologética demostrando la racionalidad de la fe, demuestra, asimismo,


indirectamente, los principios de la Teología dogmática, para que esta pueda
llamarse en verdad, ciencia también con el significado de algunos que solo
atribuyen este nombre a las disciplinas en las que se prueban los principios no
evidentes. Así puede decirse que la Apologética es, en este sentido, el fundamento
lógico, mediato, extrínseco para la Teología. Pero el fundamento inmediato e
intrínseco para la Teología dogmática, el mismo objeto revelado, no es dado por
la Apologética, sino que se da por la fe, como el conocimiento (del ente natural)
del ser natural, para el que no es escéptico, no se da por la Epistemología, se da
por el conocimiento natural, anterior la Criteriología.

56.- CONCLUSIÓN

Si la Apologética tiene un objeto material diverso al de otras ciencias filosóficas e


históricas, será una ciencia propia e independiente de ellas, si también tiene un
diverso objeto formal al de la Teología dogmática, porque conoce su objeto en
cuanto que es demostrable por argumentos filosóficos e históricos (no por la
revelación divina), será también una ciencia diversa de la Teología dogmática.
Esta es la ciencia apologética que desde fuera a dentro quiere encontrar y probar el
hecho de la revelación divina y la institución del Magisterio de la Iglesia.

De otra manera, la Teología apologética, que como función exigitiva de la


Teología, se centra a fuera, bajo la guía de la fe y del Magisterio de la Iglesia,
quiere, no encontrar, sino solamente demostrar y presentar la credibilidad del
hecho de la revelación y la institución del Magisterio. Esta es también disciplina
diversa de los tratados dogmáticos porque demuestra su objeto de otra manera a
como se hace en los tratados dogmáticos o tiene otro objeto formal distinto del de
la Teología dogmática, pero es una tarea y una función de la misma ciencia
dogmática.

57.- OTROS TRATADOS DE LA TEOLOGÍA FUNDAMENTAL

El tratado sobre las fuentes que contienen la revelación, o sobre la Tradición y la


Escritura, es fundamento para la Teología dogmática, porque es importante saber,
en la Teología, donde se contiene la revelación, puesto que la Teología dogmática
como dijimos, toma de la revelación divina sus demostraciones.

Pero porque las categorías o sedes de los argumentos en la Teología se llaman


lugares teológicos, por lo tanto, este tratado se llama también de los lugares
teológicos y porque las sedes principales y propias de los argumentos son la
Tradición y la Escritura.

Conviene también antes de pasar más adelante, para entrar en la Teología


dogmática, considerar atentamente su metodología, o modo de la Lógica teológica.

Este tratado pertenece a la Teología dogmática, porque investiga el mismo dogma


acerca de las fuentes de la revelación y demuestra, a partir de la misma revelación
y de la fe, ya conocidas y justificadas por la Apologética. Es, pues, casi el
fundamento intrínseco de la Teología dogmática, y ciertamente de la misma
naturaleza que la Teología dogmática, pues se dice, y con razón, que el
fundamento del edificio pertenece al mismo edificio, Pero la Apologética es el
fundamento lógico y casi extrínseco para la Teología dogmática, porque precede
de otro modo.

De aquí que la Teología fundamental comprende a la Apologética y el Tratado


sobre la Tradición y la Escritura, como el fundamento para la Teología
dogmática, pero de una y de otra maneras y no se identifican, sino
inadecuadamente, la Teología fundamental y la Apologética.

58.- PROPORCIÓN ENTRE LA TEOLOGÍA FUNDAMENTAL CON


RELACIÓN A LA TEOLOGÍA Y LA CRITERIOLOGÍA Y ONTOLOGÍA
EN RELACIÓN AL RESTO DE LA FILOSOFÍA.

La Teología Fundamental está relacionada con la Teología como la Criteriología y


la Ontología con el resto de la filosofía.

Porque:

a) La Criteriología y la Ontología son partes de la Filosofía, y la Teología


fundamental, es parte de la Teología.

b) La Criteriología no supone necesariamente un escepticismo real ni la


duda metódica real sobre la aptitud de nuestras facultades para conocer la verdad,
más aún, tiene una persuasión natural de la realidad del ser y del valor
cognoscitivo de nuestras facultades. La Teología fundamental no incluye la duda
inicial de la fe católica, sino que tiene la persuasión, al menos vulgar, de la
realidad de las verdades de la fe y del propio valor cognoscitivo con la ayuda de la
fe y del Magisterio de la Iglesia.

c) La Criteriología inquiere en el valor cognoscitivo de nuestras


facultades. La Teología fundamental inquiere en el valor que va a demostrar de la
revelación divina por Jesús y del Magisterio de la Iglesia.

d) La Criteriología inquiere en los criterios de certeza. La Teología


fundamental inquiere en qué argumentos demuestran válida y ciertamente el
hecho de la revelación y el Magisterio infalible de la Iglesia, mas aún, la Teología
fundamental inquiere en los lugares teológicos, o sea, en las fuentes de una
argumentación cierta para la Teología dogmática.

e) La Ontología considera los principios más generales del ser y da


nociones útiles para el resto de la Filosofía. La Teología fundamental considera la
razón más general de la credibilidad y credentidad (obligación de creer) de toda
la revelación divina y de toda proposición de la Iglesia y da las nociones mas
generales y estas utilísimas: como, p.e.j. de la religión, revelación, lo sobrenatural,
misterio, milagro, profecías, legado, Mesías, martirio, infalibilidad, necesidad de
medio, inspiración,...

59.-DOS VÍAS APOLOGÉTICAS

La demostración apologética se puede hacer empezando por el mismo hecho


actual de la Iglesia, fácilmente perceptible, por este camino ciertamente, muchos,
especialmente los rudos, son conducidos al conocimiento de un motivo
verdaderamente válido para la credibilidad de la fe católica. Porque, la Iglesia “por
sí misma, es decir, por su admirable propagación, eximia santidad e inexhausta
fecundidad en toda suerte de bienes, por su unidad católica y su invicta
estabilidad, es un grande y perpetuo motivo de credibilidad y testimonio
irrefragable de su divina legación.

De lo que resulta que ella misma, como una bandera levantada entre las naciones
(Is.11,12), no sólo invita a sí, a los que todavía no han creído, sino que da a sus
hijos la certeza de que la fe que profesan se apoya en un fundamento firmísimo.
(D.1794).

Así, por el análisis de este hecho de la Iglesia, y deduciendo al mismo tiempo, con
la ayuda del raciocinio, se puede establecer el origen divino del Magisterio
infalible y auténtico de la Iglesia y llegar a su fuente histórica y retroceder al
mismo Fundados, Jesucristo, cuya revelación se demostrará como totalmente
creíble y divina y aparecerá a todos como credenda (digna y obligatoria de ser
creída). Esta es, pues, la vía regresiva y ascendente.

60.- Otra es la vía histórica y cronológicamente progresiva, por la cual concluye,


por el examen histórico de la vida de Jesucristo, el hecho cierto de la revelación
divina manifestada por El mismo (demostración cristiana) y de ahí inquiere en las
notas de la institución de Cristo, para continuar su obra, para llegar por fin a la
conclusión cierta de la institución de la Iglesia Católica, como custodia y maestra
de la revelación de Jesucristo (demostración católica).

Nosotros seguiremos esta vía, la cual parece más apta para reducir a un orden
científico todos los hechos y argumentos, puesto que sigue un orden histórico y
cronológico.

Pero como introducción a la demostración del hecho de la revelación cristiana, y


como defensa contra. los adversarios, deberemos tratar sobre la teoría de la
revelación para que después se aplique más fácilmente al orden concreto su
concepto y su importancia. Y porque la misma revelación funda la religión
sobrenatural, que vamos a considerar, será necesario tratar antes sobre la religión,
para conocer el hecho natural de la religión (demostración religiosa).

DIVISIÓN DE LA TEOLOGÍA FUNDAMENTAL Y DOGMÁTICA


    De la revelación Teoría de la religión y revelación.
o
    VERDADERA De las fuentes históricas para probar el
RELIGIÓN hecho de la revelación.
   
Comprobación del hecho de la
    revelación cristiana.
LA IGLESIA Sobre la constitución de la Iglesia
    DE CRISTO
Del Magisterio de la Iglesia
TEOLOGIA Apologética...
FUNDAMENTAL De las propiedades de la Iglesia
DE LAS  
FUENTES
QUE La Tradición
CONTIENEN
LA  
REVELACIÓN
La Escritura
      Dios uno

      Dios Trino

    En si Dios Creador y elevador –


De los pecados original y
    personal
    Cristología
   
    Soteriología
  SOBRE DIOS
    Mariología
TEOLOGÍA
DOGMÁTICA Fuera de De Dios La Gracia
si mismo preparador
Las Virtudes
infusas

Los
Sacramentos
  Sobre Dios Los
consumador novísimos

ESQUEMA HISTÓRICO DE LA APOLOGÉTICA

64.- Dado que la religión cristiana aparecía desde el principio como una religión
exclusivista, opuesta a las demás religiones y que contradecía a los vicios de la
naturaleza, desde el principio tuvo que defenderse a sí misma de los infieles y de
los judíos, al mismo tiempo que mostraba los títulos propios por los que quería ser
admitida como la única religión legitima. De aquí el antiguo nacimiento de la
Apologética, no sólo negativa y defensiva, sino también positiva y expositiva.

65.- PRIMER PERIODO

JESUCRISTO, propuesta su legación divina, no omitió indicar, contra los judíos


incrédulos, el argumento de su índole personal de legado santo veraz (Jo. 7,18;
8,14), pero para justificar directamente su legación, apeló a las profecías del
Antiguo Testamento, cumplidas en sí mismo, porque son las mismas Escrituras las
que daban testimonio de El. (Jo 5, 39-48) y era necesario que se cumpliesen todas
las cosas que habían sido escritas sobre El en la ley de Moisés, en los Profetas y en
los Salmos (Lc, 24,44. cfr., Luc. 4,21...) o apelaba Jesús y esto principalmente, a
las obras milagrosas que El mismo hacía, para que creyesen a las obras, porque
las obras que El mismo hacía daban testimonio de El, de que el Padre le había
enviado (Jo. 5,36; 10,38;14,10-13), e invocaba el cumplimiento de los vaticinios
hechos por sí para que cuando se realizasen creyesen en El. (Jo.14,29; 13,19;
16,4; Mt. 24,23-25), o como el signo por antonomasia apelaba al máximo milagro,
a la propia resurrección, signo que se debía dar a la generación incrédula y
adúltera (Mt. 12,38-40; 16,1-5).

66.- Por los milagros creyeron los Apóstoles y discípulos (Jo. 2,11; Mt. 14,33; Jo
3,2; 11,47; 12,11...), a su vez los Apóstoles predicando la misión y la obra de
Jesús, invocaban ante los judíos las profecías cumplidas y la resurrección de Jesús,
porque Dios ha dado así cumplimiento a los que habla anunciado por boca de
todos los profetas, la pasión de Cristo (S. PEDRO), (Hechos 3,18...) y los israelitas
desconociendo a Jesús y las palabras de los profetas que se leen cada sábado, lo
cumplieron condenándole consumando todas las cosas que hablan sido escritas
sobre El (Hech. 13,27-29). Así, San Pablo predicaba a los judíos anunciando la
promesa que les había sido hecha a sus padres, porque Dios la cumplió en sus
hijos, resucitando a Jesús ... ( Hech. 13,22 s.) Porque si los Apóstoles predicaban a
los gentiles y a todos los pueblos, el Señor cooperaba y confirmaba su palabra con
los signos que se seguían. (Mc. 16,20).

Los PADRES APOSTÓLICOS insisten en el cumplimiento de los vaticinios del


A.T. acerca del Mesías y acerca de la nueva Alianza o economía de salvación.

67. APOLOGISTAS SIGUIENTES, en el siglo segundo, llamado siglo de los


apologetas, debieron también insistir en las mismas cosas, especialmente contra
los judíos, a los cuales importaba principalmente este argumento. Pero también
debían ser refutadas las calumnias de los gentiles, es decir, que los cristianos eran
ateos, porque no daban culto a dioses visibles, que eran enemigos del estado y de
los emperadores, a los cuales se negaban a dar culto como a dioses, que cometían
crímenes abominables, que comían carne de niños, que tenían odio al género
humano, que adoraban a un hombre crucificado. Estas cosas debían ser refutadas y
otras semejantes y absurdas, lo que realizan los apologistas con la exposición
recta de la doctrina y la refutación directa de las calumnias. Son eminentes entre
los apologistas : EL AUTOR DE LA EPÍSTOLA AD DIOZNETES,
S.CUADRATO ( Apología ca.124), ARISTIDES ( Apología ca. 140), S.
JUSTINO, fácilmente el príncipe de los apologetas (Apología, El Dialogo con
Trifón, hacia la mitad del siglo II), TACIANO (Adversus graecos ora, ca. 165),
ATENAGORAS (Legatio pro christianis, ca. 177), S. TEOFILO ANTIOQUENO
(Ad Autolicum, cs. 181), S. IRINEO (Adversus haereses, demostratio
procedicationis evangelicae), MINUCIO FELIX (Octavius ca. 180-192).
TERTULIANO (Apologeticus a.197), HERMIAS (Irrisio gentilium philosoforum)

68.- Los milagros igualmente, se aducen como prueba, como en el periodo


apostólico. Pero, porque los judíos podían suponer que los milagros habían sido
hechos por el poder de Belzebú y los gentiles podrían pensar que habían sido
realizados por la magia, se desarrollan señales por las que se pueda discernir el
milagro verdadero y genuino, especialmente su fin y sus efectos. Y no sólo ya se
podían aducir como prueba los milagros físicos, sino también los milagros
morales, como la conversión del mundo y la propagación del cristianismo, no
obstante las persecuciones, de donde aquella conocidísima frase de Tertuliano :
"Somos de ayer y ya llenamos el orbe y todas vuestras cosas, ciudades, islas,
palacios, municipios, asambleas, los mismos campamentos, tribus, decurias, el
palacio, el senado, el foro; sólo os hemos dejado a vosotros los templos...”
(R.279). Y el argumento del martirio y la santidad de los cristianos
“Crucificadnos, torturadnos, condenadnos, trituradnos, vuestra iniquidad es una
prueba de nuestra inocencia, Por eso Dios padece el que nosotros padecemos
esto. Porque condenando a una cristiana al lenocinio más bien que al león,
confesáis que entre nosotros se juzga más atroz la pérdida de la castidad que toda
pena y toda muerte... Hemos crecido en número, cuantas veces nos contáis : es
semilla la sangre de los cristianos" (r.285).

Más aún, no raramente se aducían los criterios internos del examen de la doctrina
y su sublimidad y de la satisfacción de las tendencias, de los cuales también se
indica aquello celebérrimo de Tertuliano “Oh testimonio del alma naturalmente
cristiana....” (R.275).

69.- SIGLOS III –V

Entre los Padres y escritores eclesiásticos de los siglos III al V, se deben recordar
especialmente los siguientes:

CLEMENTE DE ALEJANDRIA (ca. 150- ca 210)-, de quién son Cohortatio ad


Graecos, Paedagogus (después del año 195), Stromata (ca. 210), en los cuales
mientras derrota al paganismo, desenmascarando su culto vacío sin olvidar los
argumentos históricos de los vaticinios y milagros, descubre como la doctrina de
los filósofos es pedagoga de Cristo, en cuya religión se da la plena satisfacción y
el gozo perfecto.

ORIGENES (185-254) escribió los libros Contra Celsum (a.248), insistiendo en


los milagros de Cristo y del cristianismo y en los vaticinios.

LACTANCIO (ca.320) muy conocido como humanista cristiano por su elocuencia


tuliana (la elocuencia propia de Marco Tulio Cicerón), escribió Divinarum
institutionum libros VIII (305-310), en los cuales refuta las sectas de los gentiles y
su filosofía.

EUSEBIO DE CESAREA (ca. 265-340), como es el "Padre de la Historia


eclesiástica” también se le llama el "Padre de la Apologética”, porque casi todas
las cosas que hoy se suelen proponer, es fácil encontarlo ya en él. Escribió
Preparationis evangelicae libros XV (a. 315-320) y Demostrationis evangelicae
libros XX ( después del año 315-320).

70.- Pero especialmente debemos recordar a San Agustín (354-430), porque tiene
muchas preclaras obras apologéticas: De vera religione (a.389-391), De utilitate
credendi (a.391-392), De fide rarum quae non videntur (a.400), mostrando la
naturaleza razonable de la fe, sus necesidades y sus valores. Pero la más egregia
de sus obras es la que se titula De civitate Dei libri XXII (a 413-416), donde se
investigan los consejos de la divina providencia en el curso de la historia y se
tratan de descubrir las causa de la ruina del paganismo. Porque el abandono de la
religión pagana no fue la causa de la ruina del imperio, sino la victoria de la
creciente Ciudad de Dios. El Politeísmo no podía procurar la felicidad y la
prosperidad temporal, era inútil para esto y fue vencido por la ciudad de Dios que
se desarrollaba contra la Ciudad del diablo, que son dos reinos mutuamente
contrarios. Pero, con el auxilio de Dios vencerá la ciudad de Dios. Ella se ha
propagado maravillosamente y sólo esto es ya un milagro, aunque se hubiese
propagado sin ningún otro milagro, y la misma Iglesia es un argumento de la
verdad. San Agustín no ignora ciertamente los argumentos de las profecías y de
los milagros físicos, más aún, los emplea útilmente para emplearlos eficazmente y
prevenir las objeciones que se pudieran hacer por el prestigio de la magia y de los
falsos milagros, utiliza mucho el criterio de las conversiones y de los efectos de la
entidad, etc, que han nacido de la religión cristiana.

71.- EDAD MEDIA

En el Medioevo ya había sido obtenida públicamente la victoria del cristianismo.


De aquí que las controversias no son tanto contra los gentiles, como con sectas
peculiares que deben ser impugnadas, es decir, especialmente los judíos y los
mahometanos. Sobresalen, entre otros, S. Isidoro de Sevilla (ca,560-636) y S.
JUAN DAMASCENO (en la primera mitad del siglo VIII).

Entre los escolásticos ya SAN ANSELMO (ca. 1033-1109) admitía la función


justificativa de la fe entre los fieles, queriendo mostrarles razonablemente cuan
irrazonablemente nos condenan. Entre otros también escolásticos, tienen
importancia apologética especialmente cuando exponen la doctrina sobre la fe y
sobre su certeza. Pero aún no existe la Apologética como ciencia independiente.

72.- En SANTO TOMAS se considera la apologética o defensa de la fe y es


función teológica, porque aunque la apología no prueba sus principios (que los
recibe de la ciencia de Dios y de la revelación divina), siendo sin embargo, ciencia
suprema, como es la Metafísica, es propio de ella disputar con el que niega sus
principios, argumentando ciertamente si el adversario concede algo de aquellas
cosas que se tienen por la revelación divina.... (así, p. ej., si se trata de los judíos,
mahometanos... (que admiten algo de las cosas que se poseen por la divina
revelación),. pero si el adversario no admite nada de ellas, queda el camino por la
solución de las dificultades que acumula declarándole que son falsas o no
necesarias (1q.1. a.8). El Doctor Angélico demuestra también filosóficamente los
preámbulos de la fe y en ellos se poya. Su gran obra apologética se contiene en la
Suma contra Gentiles.

Sto. Tomás escribió la Suma Contra Gentiles contra los Averroistas que también
daban gran importancia a la filosofía aristotélica. El Sto. Doctor emplea la
doctrina de Aristóteles en aquellas cosas que no son contra la fe, y también
demuestra con argumentos intrínsecos los preámbulos filosóficos para la fe, y
presenta su credibilidad no solo negativamente, porque ninguna verdad de la razón
contradice a la verdad de la fe, sino también positivamente por milagros físicos,
por el milagro intelectual de la sabiduría y elocuencia de los apóstoles y de la
admirable conversión del mundo al cristianismo.

73.- Entre los que combaten contra las sectas de aquel tiempo, se debe recordar
especialmente a RAIMUNDO MARTI (+ 1286), de quién en la obra celebérrima
Pugio fidei adversus Mauros et Judaeos (a.1276-1278), allí defiende la revelación
divina hecha por Jesucristo, en la cual se verifican las predicciones del A.T., que
propone abundante y egregiamente.

Su autor nacido en Subirats ('Cataluña), por mandato del Capítulo de la Orden de


Predicadores, tenido en Toledo el año1250, estudió la lengua árabe y después fue
misionero de los sarracenos en Túnez. Conocía a fondo la lengua árabe, caldea y
hebrea, en la cual era sumamente docto. Entre sus diversas obras catequísticas, es
eminente aquélla, Pugio fidei, escrita en latín y hebreo, en la primera parte prueba
que existe Dios, en la segunda parte contra los judíos, que ya había venido el
Mesías, la parte tercera, que la fe de los cristianos es la fe de los profetas del A.T.
- fue cuidadoso al citar las doctrinas que refuta, lo que es reconocido también por
los judíos.

También recordaremos aquí a los judíos convertidos al cristianismo que


escribieron contra el judaísmo a favor de la nueva religión, tales como PABLO
ALVARO de Córdoba, PEDRO ALFONSO JERONIMO de SANTA FE, PABLO
DE SANTA MARÍA, SALOMON BEN LEVI, que forman una gran parte de la
apologética de aquel tiempo.

75.- DESDE LA REFORMA DEL SIGLO XVI


Contra los reformadores del siglo XVI la defensa y la apologética se debió hacer
acerca de las verdades negadas por ellos, y especialmente sobre la verdadera
Iglesia de Cristo (que decían ellos que habla sido traicionada) y las notas para
discernirla, lo mismo sobre el magisterio tradicional de la Iglesia, apoyándose
ciertamente en la Sagrada Escritura, cuyo valor teológico se reconocía, y en los
documentos de los Padres, especialmente de los cuatro primeros siglos, puesto que
-decían- que entonces la Iglesia no había perecido aún. Así, pues, se reconocía el
valor humano de los documentos de los Padres. De aquí, los controvertistas usan
de estos documentos y, además de los dogmas negados por los protestantes,
insisten en la apologética de la Iglesia y en los criterios para discernir los libros
sagrados. S. ROBERTO BELARMINO (1542-1621) fue celebérrimo entre los
controversistas de quién es la obra Discutationis de controversiis christianae fidei
(Disputas sobre las controversias acerca del fe cristiana), también S. FRANCISCO
DE SALES (1567-1622).

76.- Mediante el siglo XVI, San JUAN DE ÁVILA (1499-1569), predicador


eximio y egregio escritor ascético desarrollaba especialmente en su Audi filia,
(c.32-42t), su apologética cristiana, indicando científicamente los motivos válidos
de credibilidad y moviendo al mismo tiempo, la voluntad a la fe, entre esos
motivos, además de los milagros del Señor, trae otros milagros, morales, por los
efectos de la santidad y de la propagación cristiana.

No podemos olvidar la parte que Melchor Cano O.P. (ca. 1509-1560) tuvo en la
organización de la metodología teológica y en exaltar los valores apologéticos al
escribir De locis teologicis libros XII. (Los lugares teológicos XII libros) en que
disputa sobre la autoridad de la Iglesia católica romana, los concilios, las
tradiciones, .... y de las reglas científicas.

También otros dominios tuvieron una parte egregia en el desarrollo de la


Apologética, como LUIS DE GRANADA, (1504-1588), con la Introducción al
Símbolo de la Fe, BARTOLOME MEDINA (+1580), DOMINGO BAÑEZ (1528-
1604), y este es eminente en Eclesiología.

77.- Hablando en general, los Escolásticos de los siglos XVI y XVII, insinuaban la
Apologética o la enseñaban al tratar de la fe divina, y en este tratado teológico,
donde debían mostrar las propiedades del acto de fe, entre las cuales están su
racionabilidad o credibilidad. Así estos escolásticos  

a) Insisten mucho en los argumentos del orden moral, v. gr., la conversión


del mundo y la propagación del Cristianismo (después de Sto. Tomás, Contra
gentiles, 1.i.c.6) y en el consentimiento de tantos pueblos, o usando de argumentos
internos, por la conveniencia y sublimidad de la doctrina cristiana, especialmente
después de Francisco Suárez (1548-1617). Así, con unos y otros argumentos
enaltece la credibilidad de la fe. Gregorio de Valencia (1549,1603).

Y no es de admirar, porque cuando lo hacen, no para demostrar inmediatamente el hecho de la


revelación, sino para demostrar que la doctrina propuesta es creíble por fe, lo propio es
comenzar por las consideraciones que están en conexión con la doctrina. Además, quieren
enseñar aquellas cosas que mueven a la voluntad a imperar el asentimiento, pues estos motivos
morales mueven mas vehementemente y no fue ajeno el ejemplo de San Agustín yCAPÍTULO
II

PROLEGÓMENOS A LA TEOLOGÍA FUNDAMENTAL


 

38.- NATURALEZA DE LA TEOLOGIA FUNDAMENTAL

La Teología es la ciencia de la fe, la Teología fundamental es la ciencia de los


fundamentos de la fe, o aquella parte de la Teología que trata de los fundamentos
de la fe.

La Teología -como dijimos-, tiene como principios desde los cuales argumenta,
los principios de la fe, luego los principios de la fe en sentido objetivo, son los
fundamentos sobre los cuales se construye el edificio teológico. Pero la fe a su
vez, y la Teología fundada en la fe presuponen lógicamente y prerrequieren:

1) El conocimiento cierto del hecho de la revelación divina, y de otras


cosas que muestran la racionabilidad de la fe y la obligación de adherirse a ella y
es decir, prerrequieren el conocimiento de la credibilidad y de la credentidad de la
fe. El conocimiento de todas estas cosas es también en sentido lógico (por mas que
no convenga unívocamente con el fundamento expuesto mas arriba), el
fundamento de la fe y el fundamento de la Teología fundada en la fe, porque
mediante él se establecen como razonables y creíbles la fe y la Teología.

2) Pero porque la fe, sobre la cual se funda la teología católica, es la fe católica


(n. 3-5) y tiene como regla la doctrina del Magisterio de la Iglesia (n.6), la
racionabilidad y la obligación de adhesión a esta regla presuponen el
conocimiento cierto de la existencia de este Magisterio infalible y auténtico como
custodio de la palabra de Dios revelada. Así ya aparece claro fácilmente en qué
partes mis importantes se divide en -primer lugar la Teología fundamental.

3) Mas aún, para que la Teología dogmática proceda rectamente, se presume el


conocimiento de las fuentes de donde toma sus verdades y el conocimiento de los
lugares para argumentar.

Luego la ciencia, o mas bien aquella parte de la Teología que trata de los
fundamentos lógicos de la fe y de la Teología, es la Teología fundamental.

39.- Como aparece claro, esta disciplina es como una introducción a la Teología
dogmática y casi un puente entre la Filosofía y la Teología dogmática. Considera
también todo el objeto revelado en cuanto atiende a las notas comunes y generales
de él, el que sea creíble, credendo, deseable .... Por lo tanto, también se llama
Teología general (H. Hurter), Teología dogmática general (F. Egger, P. Minges),
Teología dogmática fundamental (A. Tanquerey). Otros la llaman Apologética,
como la parte mas importante que se considera en la Teología fundamental.

Pero el nombre da Teología fundamental designa el fin interno, primario y


ciertamente positivo y más comprehensivo de esta disciplina, antes que el fin
externo, defensivos secundario, de menos comprehensión y hasta cierto punto
negativo que el que suena con el nombre de Apologética.

40.- La Teología fundamental comprende dos partes totalmente diversas por el


modo de proceder en ellas: la Apologética y el Tratado sobre las fuentes que
contienen la revelación. Luego será necesario exponer su naturaleza.

41.- EL OBJETO DE LA APOLOGÉTICA


Apologética, del verbo griego defender, significa (en materia religiosa) la defensa
y la justificación de la religión.

Por su uso se distingue de la apología, porque esta pretende la defensa de un


hecho o de una verdad particular, en cambio, la Apologética católica pretende la
justificación científica y, por lo tanto, sistemática de toda la verdad religiosa o del
hecho religioso católico. No por eso significa que quiera demostrar
intrínsicamente todo el dogma católico (puesto que no lo puede hacer, si se trata
de los misterios), ni tampoco porque pretenda una prueba extrínseca por autoridad
de todos y cada uno de los dogmas (lo que hace la Teología dogmática, desde las
fuentes de la revelación), sino porque justifica la religión católica porque
demuestra el hecho fundamental de la revelación divina por Jesucristo, y también
el cargo encomendado a la Iglesia católica, de custodiar y exponer esta
revelación cristiana.

42.- Según el concepto que cada uno tenga de la fe y de la religión, así concebirá
una apologética de la fe y de la religión. Así hay algunos que entienden la fe y la
religión como un vago y oscuro sentimiento de Dios o un culto puramente natural
de Dios, sin pensar en dogmas ú obligaciones positivas... Pero nosotros
entendemos la fe religiosa como la entiende la Iglesia católica, es decir, la fe es un
asentimiento intelectual (no un sentimiento) a las verdades reveladas por Dios, por
la autoridad (ciencia y veracidad) de Dice que revela. (D.1789).

Como en la fe humana creemos no por la evidencia intrínseca de la cosa, sino por


el testimonio extrínseco del hombre que conoce la cosa, es decir, por la conocida
autoridad doctrinal del que tiene ciencia y veracidad sobre esa cosa, así, en la fe
divina no creemos por la intrínseca evidencia de la verdad, sino por el testimonio
extrínseco de Dios sobre ella, el cual manifestó esa cosa, es decir, creemos "por la
autoridad del mismo Dios que revela, que ni se engaña ni puede engañar".

Entendemos la fe divina y católica como un asentimiento a las verdades reveladas


por Dios y propuestas por la Iglesia como tales (D.1792).

Frecuente y generalmente sabemos que Dios ha hablado por la proposición de la


Iglesia, que así lo afirma. De donde, para que la fe sea razonable, no sólo requiere
la certeza del hecho de la revelación, adquirida, ya vulgar, ya científicamente, sino
también la demostración del derecho de la Iglesia católica a proponer y enseñar la
doctrina de la revelación divina.

43.- El objeto de la Apologética es también la demostración de la credenticidad u


obligación de creer.

Porque si sólo demuestra la credibilidad de la fe, demuestra sólo la posibilidad de


la fe, pero no la obligación de abrazarla y de someterse al Magisterio eclesiástico.
Es así que se cultiva la apologética para que, demostrando esta obligación,
conduzca al infiel a la Iglesia y el teólogo sea casi un puente entre la Teodicea y la
Teología. Luego la Apologética no cumpliría su deber, si no atendiese a la
demostración de la credentidad.

44.- De lo dicho, consta que el objeto de la Apologética no es tratar de cualquier


cosa biológica, o cosmológica, astronómica, o histórica, ... de donde la religión sea
atacada sino tratar de la credibilidad racional y de la credentidad de la religión
cristiano-católica.
Por lo cual, el objeto de la Apologética es demostrar el hecho de la revelación
divina y la autoridad magisterial de la Iglesia, y otras verdades que están en
próxima conexión con éstas.

Decimos próximamente, porque de otras verdades que se relacionan remotamente,


no es propio tratar de ellas en la Apologética científica, porque no deben ser
demostradas de nuevo, sino recibidas todas las conclusiones de otras ciencias.

45.- VERDADES QUE SE DEBEN PRESUPONER-

No corresponde en la Apologética científica probar los principios que se toman de


otras ciencias, porque en ellas deben ser probados. Pero en la Apologética práctica
frecuentemente, deben ser reforzados y demostrados desde el principio, pues “a
muchos no les falta tanto la religión, como la razón". (Fénelon).

Las verdades que en Apologética se presuponen lógicamente para la validez de su


proceso y para la eficacia de sus demostraciones, son fundamento de la
Apologética, y por esto, son fundamentos remotos o “preambula fidei”
(preámbulos de la fe).

Así, de la Criteriología debe ser conservado, el valor objetivo del conocimiento


humano y de nuestras facultades y la existencia de la verdad absoluta, no
meramente relativa, de la Sicología, la espiritualidad y la libertad del alma
humana, de la Teodicea la existencia del Dios personal y sus principales atributos,
omnipotencia, omniscencia, veracidad, misericordia, providencia,... de la Ética la
obligación que nace para el hombre de tender hacía Dios y de rendirle culto
privado y público ....

Con respecto a esto, San Agustín: “Si no creemos que Dios existe y que ayuda a
las mentes humanas, ni siquiera debemos buscar la verdadera religión”, y
también: "Porque si la providencia de Dios no preside las cosas humanas, no
debemos ni preocuparnos de la religión”.

De donde debe ser rechazad aquella filosofía que no determine verdades


racionales acerca de Dios y de las obligaciones prerrequeridas para la fe, también,
como veremos, lo que impugno la posibilidad de la revelación y el hecho de la
locución divina, también lo que ataque el objetivo y suficiente valor de los
motivos de credibilidad, y en especial los externos, como son los milagros y las
profecías.

Pero no todo error filosófico, aunque craso, destruye necesariamente la


Apologética válida, ni choca contra los motivos de credibilidad, mas aun, aun los
errores que aparecen en un infiel en el curso de la demostración apologética, o las
dificultades que suscite en si contra la demostración, no por eso destruyen el
sentido común y el uso de la razón en el, y ayudado por ellos, podrá dejar en parte
y gradualmente la falsa filosofía y conformarse insensiblemente a la verdad
religiosa, que se le proponga de tal modo que sea conquistado su corazón y su
mente.

46.- ESTADO INICIAL DE LA MENTE

El teólogo no empieza la inquisición apologética con una duda real y objetiva,


como querían Hermes y sus seguidores, sobre las cosas que enseñan la fe y la
Iglesia, ni prescindiendo totalmente de aquellas cosas que la fe declara -ni siquiera
por algún tiempo-, porque el teólogo apologeta durante su inquisición no deja de
ser católico y está cierto del carisma de la verdad, y tiene ya una obligación
anterior de no desertar de la fe probada para sí (aunque quizá vulgarmente).

“Porque aquellos que recibieron la fe bajo el Magisterio de la Iglesia, no pueden


tener nunca ninguna causa justa de mudar o de poner en duda la misma fe”
(D.1794) Cfr. Tratado II nº 43.

Además, en ninguna investigación científica es lícito prescindir de alguna fuente


de información, aunque parezca sospechosa, y es mucho menos lícito rechazar
una fuente ya antes admitida como cierta, con tal que no influya viciosamente en
la misma pruebe objetiva de la nueva verdad. Porque la luz se busca con la luz, ni
en la misma Filosofía tiene eficacia empezar con una duda real de todas las cosas.

Ni tampoco existe un peligro psicológico, por una coacción extrínseca del


Magisterio de la Iglesia, que admitiese cosas mal probadas, porque propiamente se
puede precaver tal peligro, como también por otra parte cualquier teólogo
prudente debe precaverse de la autoridad y de los dichos de los incrédulos. Sin
embargo, deberá preocuparse con razón de que en la misma demostración
intrínseca de las verdades apologéticas, no se admita o introduzca algo que
presuponga lo que debe ser probado, es decir, la autoridad del Magisterio de la
Iglesia.

47.- CERTEZA QUE SE DEBE OBTENER

No es la matemática, porque no se trata de ninguna cuestión matemática. Ni será


siempre metafísica, porque no siempre se trata de verdades de orden metafísico.
La cuestión se trata en el terreno histórico-filosófico, y por tanto, la certeza que se
deberá obtener será del orden moral, aunque, no raramente podrá reducirse a la
certeza metafísica. Sin embargo, esta certeza apologética no necesita (fuerza o
coacciona necesariamente) al entendimiento de tal modo que ni imprudentemente
se dé lugar a la duda, pero se trata de una certeza libre, lo que ocurre
convenientemente en materia religiosa.

Se añaden, además, las pasiones y las concupiscencias del hombre que perturban
la serenidad de su mente en la verdad religiosa. Porque si los teoremas
geométricos influyen en el orden moral y psicológico, fácilmente los tendríamos
también como fantasías. (Leibnitz).

“...la mente humana puede padecer a ves, dificultades también al formar un juicio
cierto de "credibilidad" acerca de la fe católica, por más que haya tantos y tan
admirables signos externos dispuestos por Dios por los que aún sólo con la luz de
la razón natural, se pueda probar con certeza el origen divino de la religión
cristiana. Porque el hombre, sea porqué es conducido por opiniones prejuzgadas,
sea porque es instigado por las concupiscencias y la mala voluntad, puede negar
y resistir, no solo la evidencia de los signos externos que están patentes, sino
también las supremas inspiraciones que Dios infunde en nuestros ánimos”. (Enc.
Humani Generis 02305).

Y de nuevo la Encíclica “Humani Generis", acerca del influjo de la voluntad para


conocer la verdad especulativa:

“Porque nunca negó la filosofía cristiana la utilidad y la eficacia de las buenas


disposiciones del alma entera para conocer y abrazar plenamente las verdades
religiosas, y morales, más bien, siempre enseñó que la falta de tales disposiciones
puede ser la causa por la que el entendimiento, afectado por las concupiscencias
y la mala voluntad, se oscurezca de tal manera que no vea rectamante. Más aún,
el Doctor Común piensa que el entendimiento puede de algún modo percibir los
bienes más altos que pertenecen al orden moral, tanto natural como sobrenatural,
en cuanto experimenta en el alma cierta “connaturalidad” afectiva, con los
mismos bienes, ya natural, ya añadida por don de la gracia. (2,2.q.1º.4 ad3).
(q4.a.2.c) y es evidente de cuan grande auxilio puede ser aún este semioscuro
conocimiento para las investigaciones de la razón. Sin embargo, una cosa es
reconocer su fuerza la disposición afectiva de la voluntad para ayudar a la razón
a alcanzar un conocimiento más cierto y firme de las verdades morales y otra lo
que pretenden estos innovadores, a saber, atribuir a las facultades volativa y
afectiva cierta fuerza de intuición y que el hombre, cuando por el discurso de la
razón no pueda determinar con certeza que es lo que debe abrazar como
verdadero, que se incline a la voluntad, por la que decidiendo libremente, elija
entre opiniones opuestas, en una confusa muestra de conocimiento y acto de
voluntad”. (D.2324).

En algunos se da el “hipercriticismo” que como defecto intelectual (al modo de


escrúpulos y las indecisiones y nimias perplejidades en la vida práctica) puede
impedir el equilibrio y que la mente permanezca serena en la verdad.

48.- APOLOGÉTICA PRÁCTICA

La apologética puede ser teórica y práctica. La Apologética teórica atiende a la


teórica exposición y a la sistematización científica de todos los motivos y pruebas
que demuestran que la religión cristiana, en especial la católica, es creíble y
credenda.

Pero la Apología práctica o pastoral atiende al uso práctico de estos argumentos y


aprobaciones, según la experiencia pastoral y el sentido de acomodación muestran
que se debe aplicar.

Entonces ciertamente valdrá mucho la sicología de la conversión y atender ante


todo, a la benignidad y mansedumbre del Divino Redentor, y no será necesario
procurar, tanto el orden puramente dialéctico y abstracto, como el psicológico,
concreto, moral,... también ayudará a no invocar tanto los principios de alguna
determinada escuela filosófica, como la Filosofía verdaderamente perenne.

Por otra parte, el que posee la Apologética teórica y conoce bien la fuerza de los
diversos argumentos, se acomodará más fácilmente a las circunstancias concretas
y a las necesidades de las lamas, para proponer un argumentos mejor que otro, o
emprender un camino mejor que otro.

Porque en la práctica de la apologética, proviene una gran dificultad de la débil


instrucción religiosa de los hombres o de su ignorancia crasa. Porque la
instrucción religiosa es frecuentemente casi de niños, en comparación a su
instrucción profana, por lo cual sucede que se desvanecen muchas dificultades a la
sola luz de la exposición positiva y clara del sistema católico sobre la racionalidad
de la fe.

49.- Para conducir prácticamente a la fe, conviene tener presenté estas cosas: 1º)
la fe es un acto razonable del entendimiento que presupone el conocimiento cierto
del hecho de la revelación divina; 2º) que este acto de fe es imperado libremente
por la voluntad; 3º) tanto el acto de fe y el juicio precedente de credibilidad como
el imperio de la voluntad y el precedente juicio de credentidad son actos de hechos
sobrenaturales (Cfr. D.1638; 2305).

De aquí, el apologeta práctico debe esforzarse: 1º) en demostrar con toda la


claridad y solidez posibles, el mismo hecho de la revelación divina confiado a la
Iglesia; 2º) con toda la eficacia que pueda, debe impulsar la moción y el imperio
de la voluntad, proponiendo los motivos de la obligación y de todos los bienes y
valores que hay en la fe y en la religión y moviendo a que el hombre evite los
impedimentos contrarios, porque es conocido como oscurecen la verdad moral y
religiosa los malos hábitos y la mala disposición del corazón, porque la luz vino al
mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque eran malas sus
obras. (Jo. 3,19); 3º) porque este querer creer y el mismo creer como conviene
supera las fuerzas de la naturaleza, será necesario pedir con humilde oración el
espíritu bueno del Padre de las luces, que da a todos abundancia y no reproche.

La aceptación sincera y generosa de la nueva fe supone la mutación del hombre y


la conversión, que debe ser preparada por el deseo de poseer la luz, por la
humildad del corazón, por la pureza de una vida íntegra. Y nunca diremos bastante
y lo apreciaremos en su valor que todas estas cosas sobrenaturales, deben ser
obtenidas por la gracia divina, adquirida por una humilde y perseverante oración. 7
[i]

50.- UTILIDAD DE LA APOLOGÉTICA

Aunque el nombre significa defensa, sin embargo, no se debe creer que la


Apologética tenga como único trabajo lo polémico, porque incluye una función
positiva, la exposición de los fundamentos de la fe y de la Teología, hecha de un
modo científico y exhaustivo.

Esto ayuda, no sólo a la defensa y justificación de la fe católica, si es necesario


hacerlo alguna vez, sino también, a un conocimiento más plano y científico del
objeto teológico, pero además responde al interés psicológico, por el cual se
quieren conocer plenamente los fundamentos de la propia fe y estar siempre
preparado a dar satisfacción a todo el que pregunta sobre la propia esperanza.
(Ptr.3,15). Por lo cual, la Apologética convierte la certeza vulgar acerca de los
motivos de credibilidad en certeza científica.

En la certeza vulgar, que sea verdaderamente objetiva y no meramente subjetiva,


se dan y se conocen motivos válidos para el asentimiento firme de la mente, pero
éstos no se conocen reflejamente, y de aquí la dificultad, para aquellos que tienen
sólo esta certeza, de desenredarse de las dificultades o de exponer los motivos
propios de esa certeza. En cambio, en la certeza científica, se conocen los motivos
reflejamente. En la ciencia apologética se examinan casi todos los motivos, se
juzgan y se conexionan aptamente entre sí.

La diferencia, pues, entre la certeza científica y la vulgar está en el conocimiento


reflejo de los motivos, pero no en la firmeza del asentimiento. De donde puede
suceder que un hombre rudo, que solamente tiene una certeza vulgar, tenga una fe
7[i]
Conviene advertir que debe ser sólida la exposición de los motivos para que su conocimiento se fije profundamente en el alma y
no sirvan solo para el momento presente, sino para toda la vida, no sea que venga a la ruina la casa edificada sobre arena. Y
porque estos motivos, aunque hayan sido conocidos clara y sólidamente, no necesitan de suyo, el asentimiento de la inteligencia
como las verdades matemáticas más simples y evidentes, queda lugar al imperio libre de la voluntad y a que se obtenga la
adhesión y la fe.
más firme que un teólogo científico que conoce todos los motivos y puede disertar
sobre ellos abundantemente.

Pero también se ama la fe por un conocimiento científico de los fundamentos de la


fe, pues consta que es verdadera y plenamente creíble, de donde la fe se robustece.

51.- Pero no se debería creer que la fuerza de la fe se conmensura con un puro


conocimiento de los motivos de credibilidad y que tiene mayor y más intensa fe, el
que posee una mayor ciencia apologética. Porque la fe, aunque presuponga tal
conocimiento cierto de los motivos, depende del imperio libre de la voluntad,
como ya se ha dicho (nº. 47-49). Por lo cual este imperio y su consecuente fe,
serán más firmes, más intensos y más perpetuos, cuanto más se ame la fe y se
considere como un bien por el cual nos adherimos a Dios y ponemos en El nuestra
esperanza. Así se deben apreciar los valores de la fe y sus utilidades, que es
justo, beneficioso, bueno, adherirse a la primera verdad y ofrecer un piadoso
obsequio del entendimiento al Padre amantísimo por lo cual ayuda a confiarse a
Cristo que habla; el que la religión que abrazamos por la fe sea el compendio de
todos los bienes superiores, de la paz, de la buena conciencia, de la fortaleza en los
casos de la vida dignos de conmiseración y también de la belleza moral .....

Por fin, es de suma importancia para fomentar y proteger la solidez y la


perpetuidad de la fe en los adolescentes y en los afligidos, no sólo haber conocido
especulativamente estos valores, sino también haberlos experimentado
afectivamente.

Para aquél, finalmente, que debe enseñar al pueblo, o para el cristiano culto que
quiere (y debe) dar razón de lo que cree, y también para aquél que quiere
satisfacer a las dificultades y objeciones que se le ocurren : la Apologética es
totalmente necesaria.

52.- RELACIONES ENTRE LA TEOLOGÍA Y LA APOLOGÉTICA

Atendiendo a los principios y al método: Los principios de la ciencia teológica son


verdades de fe, los principios de la Apologética son verdades de orden natural,
filosóficas, históricas, experimentales,...

El método de demostrar en la Teología se funda en la revelación divina, es decir,


en las fuentes que la contienen, Escritura y Tradición; el método de demostrar en
la Apologética, se funda en la razón natural.

La Teología presupone la fe, y aquél que no tuviese fe sería un seudo-teólogo, la


Apologética, en cambio, hace posible a la fe en cuanto cimenta su fundamento
racional. La Teología es, pues, para los fieles y la Apologética se dirige
principalmente a los infieles a los que pretende convencer.

Si la Apologética considera a veces las mismas verdades que la Teología


dogmática, v.gr., la divinidad de Jesucristo y su magisterio, lo hace bajo un objeto
formal diverso, es decir, la Apologética, en cuanto que se conocen y demuestran,
por argumentos de razón histórico-filosófica, la Teología dogmática, en cuanto
que se conocen y demuestran por la revelación divina. Pero si se mezclan algo
cuestiones dogmáticas y apologéticas, especialmente en el tratado sobre la Iglesia,
se hace esto, por la oportunidad de la enseñanza, pero conviene distinguir muy
bien aquéllas de éstas, hasta que prevalezca la costumbre de insertar el tratado
dogmático sobre la Iglesia o sobre el Cuerpo Místico de Cristo después del tratado
de Verbo Incarnato y de su Gracia (De Cristología y Soteriología).

53.- Sin embargo, se debe decir que la Apologética pertenece a la Teología, o sea,
que es un oficio teológico o una función teológica, no solo por razón del objeto,
por razón de que las verdades que tratan y afirman una y otra disciplina son
frecuentemente las mismas v.gr., Cristo el Señor, la Iglesia ...., aunque se
consideran bajo un aspecto diverso y se afirman por un motivo diferente, pero
también principalmente porque es propio de la Teología dogmática defender y
justificar sus principios, como hace cualquier ciencia suprema, como la Metafísica
(que no está subalternada a otras) cuando sus principios no son evidentes por sí
mismos. Luego, es propio de la Teología justificar y defender la mima fe divina, y
la propia dependencia al Magisterio de la Iglesia, a lo cual provee por la
Apologética.

Luego, como la Metafísica racional defiende los propios principios, entre los
cuales defiende aquellos mismos principios que fundamentan el conocimiento
humano (por la Crítica y la Epistemología), así, la Metafísica sobrenatural
(Teología), defiende el conocimiento sobrenatural de la fe, sus posibilidades y
credibilidad, tratando de la posibilidad de la revelación divina y de los criterios
para discernir la verdadera revelación (Epistemología) (o Criteriología)
sobrenatural, y como estos criterios se cumplen en la religión cristiana-católica.

Además, es propio de la Teología mostrar las propiedades de la fe, entre ellas las
que debemos recordar y defender: que la fe es razonable y creíble. La Teología
debe probar que esta propiedad reside (ingiere) en la fe y esto con argumentos de
razón, como cuando demuestra la existencia de Dios, los argumentos serán de
razón, pero la consideración será teológica.

54.- Luego, en la Teología apologética, sirven las normas comunes de la Teología


que pueden valer para ella (para la Apologética), es decir, será propio del teólogo
apologéta: en primer lugar, buscar y establecer la doctrina del Magisterio
eclesiástico acerca de la Apologética y acerca de la tesis apologética, y debe
dejarse conducir por ellas como normas positivas (no meramente negativas igual
que el filósofo cristiano, pensemos en la definición de los accidentes y de la
persona).

Sin embargo, las demostraciones no procederán del mismo Magisterio de la


Iglesia o de la doctrina revelada en cuanto tal, porque siendo eso, precisamente, lo
que quiere demostrar, sería un círculo vicioso.

Luego la Teología apologética discurre bajo la guía de la fe y del Magisterio de la


Iglesia y sin embargo no arguye por razones de fe o del Magisterio de la Iglesia.

55.- La Apologética demostrando la racionalidad de la fe, demuestra, asimismo,


indirectamente, los principios de la Teología dogmática, para que esta pueda
llamarse en verdad, ciencia también con el significado de algunos que solo
atribuyen este nombre a las disciplinas en las que se prueban los principios no
evidentes. Así puede decirse que la Apologética es, en este sentido, el fundamento
lógico, mediato, extrínseco para la Teología. Pero el fundamento inmediato e
intrínseco para la Teología dogmática, el mismo objeto revelado, no es dado por
la Apologética, sino que se da por la fe, como el conocimiento (del ente natural)
del ser natural, para el que no es escéptico, no se da por la Epistemología, se da
por el conocimiento natural, anterior la Criteriología.
56.- CONCLUSIÓN

Si la Apologética tiene un objeto material diverso al de otras ciencias filosóficas e


históricas, será una ciencia propia e independiente de ellas, si también tiene un
diverso objeto formal al de la Teología dogmática, porque conoce su objeto en
cuanto que es demostrable por argumentos filosóficos e históricos (no por la
revelación divina), será también una ciencia diversa de la Teología dogmática.
Esta es la ciencia apologética que desde fuera a dentro quiere encontrar y probar el
hecho de la revelación divina y la institución del Magisterio de la Iglesia.

De otra manera, la Teología apologética, que como función exigitiva de la


Teología, se centra a fuera, bajo la guía de la fe y del Magisterio de la Iglesia,
quiere, no encontrar, sino solamente demostrar y presentar la credibilidad del
hecho de la revelación y la institución del Magisterio. Esta es también disciplina
diversa de los tratados dogmáticos porque demuestra su objeto de otra manera a
como se hace en los tratados dogmáticos o tiene otro objeto formal distinto del de
la Teología dogmática, pero es una tarea y una función de la misma ciencia
dogmática.

57.- OTROS TRATADOS DE LA TEOLOGÍA FUNDAMENTAL

El tratado sobre las fuentes que contienen la revelación, o sobre la Tradición y la


Escritura, es fundamento para la Teología dogmática, porque es importante saber,
en la Teología, donde se contiene la revelación, puesto que la Teología dogmática
como dijimos, toma de la revelación divina sus demostraciones.

Pero porque las categorías o sedes de los argumentos en la Teología se llaman


lugares teológicos, por lo tanto, este tratado se llama también de los lugares
teológicos y porque las sedes principales y propias de los argumentos son la
Tradición y la Escritura.

Conviene también antes de pasar más adelante, para entrar en la Teología


dogmática, considerar atentamente su metodología, o modo de la Lógica teológica.

Este tratado pertenece a la Teología dogmática, porque investiga el mismo dogma


acerca de las fuentes de la revelación y demuestra, a partir de la misma revelación
y de la fe, ya conocidas y justificadas por la Apologética. Es, pues, casi el
fundamento intrínseco de la Teología dogmática, y ciertamente de la misma
naturaleza que la Teología dogmática, pues se dice, y con razón, que el
fundamento del edificio pertenece al mismo edificio, Pero la Apologética es el
fundamento lógico y casi extrínseco para la Teología dogmática, porque precede
de otro modo.

De aquí que la Teología fundamental comprende a la Apologética y el Tratado


sobre la Tradición y la Escritura, como el fundamento para la Teología
dogmática, pero de una y de otra maneras y no se identifican, sino
inadecuadamente, la Teología fundamental y la Apologética.

58.- PROPORCIÓN ENTRE LA TEOLOGÍA FUNDAMENTAL CON


RELACIÓN A LA TEOLOGÍA Y LA CRITERIOLOGÍA Y ONTOLOGÍA
EN RELACIÓN AL RESTO DE LA FILOSOFÍA.

La Teología Fundamental está relacionada con la Teología como la Criteriología y


la Ontología con el resto de la filosofía.
Porque:

a) La Criteriología y la Ontología son partes de la Filosofía, y la Teología


fundamental, es parte de la Teología.

b) La Criteriología no supone necesariamente un escepticismo real ni la


duda metódica real sobre la aptitud de nuestras facultades para conocer la verdad,
más aún, tiene una persuasión natural de la realidad del ser y del valor
cognoscitivo de nuestras facultades. La Teología fundamental no incluye la duda
inicial de la fe católica, sino que tiene la persuasión, al menos vulgar, de la
realidad de las verdades de la fe y del propio valor cognoscitivo con la ayuda de la
fe y del Magisterio de la Iglesia.

c) La Criteriología inquiere en el valor cognoscitivo de nuestras


facultades. La Teología fundamental inquiere en el valor que va a demostrar de la
revelación divina por Jesús y del Magisterio de la Iglesia.

d) La Criteriología inquiere en los criterios de certeza. La Teología


fundamental inquiere en qué argumentos demuestran válida y ciertamente el
hecho de la revelación y el Magisterio infalible de la Iglesia, mas aún, la Teología
fundamental inquiere en los lugares teológicos, o sea, en las fuentes de una
argumentación cierta para la Teología dogmática.

e) La Ontología considera los principios más generales del ser y da


nociones útiles para el resto de la Filosofía. La Teología fundamental considera la
razón más general de la credibilidad y credentidad (obligación de creer) de toda
la revelación divina y de toda proposición de la Iglesia y da las nociones mas
generales y estas utilísimas: como, p.e.j. de la religión, revelación, lo sobrenatural,
misterio, milagro, profecías, legado, Mesías, martirio, infalibilidad, necesidad de
medio, inspiración,...

59.-DOS VÍAS APOLOGÉTICAS

La demostración apologética se puede hacer empezando por el mismo hecho


actual de la Iglesia, fácilmente perceptible, por este camino ciertamente, muchos,
especialmente los rudos, son conducidos al conocimiento de un motivo
verdaderamente válido para la credibilidad de la fe católica. Porque, la Iglesia “por
sí misma, es decir, por su admirable propagación, eximia santidad e inexhausta
fecundidad en toda suerte de bienes, por su unidad católica y su invicta
estabilidad, es un grande y perpetuo motivo de credibilidad y testimonio
irrefragable de su divina legación.

De lo que resulta que ella misma, como una bandera levantada entre las naciones
(Is.11,12), no sólo invita a sí, a los que todavía no han creído, sino que da a sus
hijos la certeza de que la fe que profesan se apoya en un fundamento firmísimo.
(D.1794).

Así, por el análisis de este hecho de la Iglesia, y deduciendo al mismo tiempo, con
la ayuda del raciocinio, se puede establecer el origen divino del Magisterio
infalible y auténtico de la Iglesia y llegar a su fuente histórica y retroceder al
mismo Fundados, Jesucristo, cuya revelación se demostrará como totalmente
creíble y divina y aparecerá a todos como credenda (digna y obligatoria de ser
creída). Esta es, pues, la vía regresiva y ascendente.
60.- Otra es la vía histórica y cronológicamente progresiva, por la cual concluye,
por el examen histórico de la vida de Jesucristo, el hecho cierto de la revelación
divina manifestada por El mismo (demostración cristiana) y de ahí inquiere en las
notas de la institución de Cristo, para continuar su obra, para llegar por fin a la
conclusión cierta de la institución de la Iglesia Católica, como custodia y maestra
de la revelación de Jesucristo (demostración católica).

Nosotros seguiremos esta vía, la cual parece más apta para reducir a un orden
científico todos los hechos y argumentos, puesto que sigue un orden histórico y
cronológico.

Pero como introducción a la demostración del hecho de la revelación cristiana, y


como defensa contra. los adversarios, deberemos tratar sobre la teoría de la
revelación para que después se aplique más fácilmente al orden concreto su
concepto y su importancia. Y porque la misma revelación funda la religión
sobrenatural, que vamos a considerar, será necesario tratar antes sobre la religión,
para conocer el hecho natural de la religión (demostración religiosa).

DIVISIÓN DE LA TEOLOGÍA FUNDAMENTAL Y DOGMÁTICA


    De la revelación Teoría de la religión y revelación.
o
    VERDADERA De las fuentes históricas para probar el
RELIGIÓN hecho de la revelación.
   
Comprobación del hecho de la
    revelación cristiana.
LA IGLESIA Sobre la constitución de la Iglesia
    DE CRISTO
Del Magisterio de la Iglesia
TEOLOGIA Apologética...
FUNDAMENTAL De las propiedades de la Iglesia
DE LAS  
FUENTES
QUE La Tradición
CONTIENEN
LA  
REVELACIÓN
La Escritura
      Dios uno

      Dios Trino

    En si Dios Creador y elevador –


De los pecados original y
    personal
    Cristología
   
    Soteriología
  SOBRE DIOS
    Mariología
TEOLOGÍA
DOGMÁTICA Fuera de De Dios La Gracia
si mismo preparador
Las Virtudes
infusas

Los
Sacramentos
  Sobre Dios Los
consumador novísimos

ESQUEMA HISTÓRICO DE LA APOLOGÉTICA

64.- Dado que la religión cristiana aparecía desde el principio como una religión
exclusivista, opuesta a las demás religiones y que contradecía a los vicios de la
naturaleza, desde el principio tuvo que defenderse a sí misma de los infieles y de
los judíos, al mismo tiempo que mostraba los títulos propios por los que quería ser
admitida como la única religión legitima. De aquí el antiguo nacimiento de la
Apologética, no sólo negativa y defensiva, sino también positiva y expositiva.

65.- PRIMER PERIODO

JESUCRISTO, propuesta su legación divina, no omitió indicar, contra los judíos


incrédulos, el argumento de su índole personal de legado santo veraz (Jo. 7,18;
8,14), pero para justificar directamente su legación, apeló a las profecías del
Antiguo Testamento, cumplidas en sí mismo, porque son las mismas Escrituras las
que daban testimonio de El. (Jo 5, 39-48) y era necesario que se cumpliesen todas
las cosas que habían sido escritas sobre El en la ley de Moisés, en los Profetas y en
los Salmos (Lc, 24,44. cfr., Luc. 4,21...) o apelaba Jesús y esto principalmente, a
las obras milagrosas que El mismo hacía, para que creyesen a las obras, porque
las obras que El mismo hacía daban testimonio de El, de que el Padre le había
enviado (Jo. 5,36; 10,38;14,10-13), e invocaba el cumplimiento de los vaticinios
hechos por sí para que cuando se realizasen creyesen en El. (Jo.14,29; 13,19;
16,4; Mt. 24,23-25), o como el signo por antonomasia apelaba al máximo milagro,
a la propia resurrección, signo que se debía dar a la generación incrédula y
adúltera (Mt. 12,38-40; 16,1-5).

66.- Por los milagros creyeron los Apóstoles y discípulos (Jo. 2,11; Mt. 14,33; Jo
3,2; 11,47; 12,11...), a su vez los Apóstoles predicando la misión y la obra de
Jesús, invocaban ante los judíos las profecías cumplidas y la resurrección de Jesús,
porque Dios ha dado así cumplimiento a los que habla anunciado por boca de
todos los profetas, la pasión de Cristo (S. PEDRO), (Hechos 3,18...) y los israelitas
desconociendo a Jesús y las palabras de los profetas que se leen cada sábado, lo
cumplieron condenándole consumando todas las cosas que hablan sido escritas
sobre El (Hech. 13,27-29). Así, San Pablo predicaba a los judíos anunciando la
promesa que les había sido hecha a sus padres, porque Dios la cumplió en sus
hijos, resucitando a Jesús ... ( Hech. 13,22 s.) Porque si los Apóstoles predicaban a
los gentiles y a todos los pueblos, el Señor cooperaba y confirmaba su palabra con
los signos que se seguían. (Mc. 16,20).

Los PADRES APOSTÓLICOS insisten en el cumplimiento de los vaticinios del


A.T. acerca del Mesías y acerca de la nueva Alianza o economía de salvación.
67. APOLOGISTAS SIGUIENTES, en el siglo segundo, llamado siglo de los
apologetas, debieron también insistir en las mismas cosas, especialmente contra
los judíos, a los cuales importaba principalmente este argumento. Pero también
debían ser refutadas las calumnias de los gentiles, es decir, que los cristianos eran
ateos, porque no daban culto a dioses visibles, que eran enemigos del estado y de
los emperadores, a los cuales se negaban a dar culto como a dioses, que cometían
crímenes abominables, que comían carne de niños, que tenían odio al género
humano, que adoraban a un hombre crucificado. Estas cosas debían ser refutadas y
otras semejantes y absurdas, lo que realizan los apologistas con la exposición
recta de la doctrina y la refutación directa de las calumnias. Son eminentes entre
los apologistas : EL AUTOR DE LA EPÍSTOLA AD DIOZNETES,
S.CUADRATO ( Apología ca.124), ARISTIDES ( Apología ca. 140), S.
JUSTINO, fácilmente el príncipe de los apologetas (Apología, El Dialogo con
Trifón, hacia la mitad del siglo II), TACIANO (Adversus graecos ora, ca. 165),
ATENAGORAS (Legatio pro christianis, ca. 177), S. TEOFILO ANTIOQUENO
(Ad Autolicum, cs. 181), S. IRINEO (Adversus haereses, demostratio
procedicationis evangelicae), MINUCIO FELIX (Octavius ca. 180-192).
TERTULIANO (Apologeticus a.197), HERMIAS (Irrisio gentilium philosoforum)

68.- Los milagros igualmente, se aducen como prueba, como en el periodo


apostólico. Pero, porque los judíos podían suponer que los milagros habían sido
hechos por el poder de Belzebú y los gentiles podrían pensar que habían sido
realizados por la magia, se desarrollan señales por las que se pueda discernir el
milagro verdadero y genuino, especialmente su fin y sus efectos. Y no sólo ya se
podían aducir como prueba los milagros físicos, sino también los milagros
morales, como la conversión del mundo y la propagación del cristianismo, no
obstante las persecuciones, de donde aquella conocidísima frase de Tertuliano :
"Somos de ayer y ya llenamos el orbe y todas vuestras cosas, ciudades, islas,
palacios, municipios, asambleas, los mismos campamentos, tribus, decurias, el
palacio, el senado, el foro; sólo os hemos dejado a vosotros los templos...”
(R.279). Y el argumento del martirio y la santidad de los cristianos
“Crucificadnos, torturadnos, condenadnos, trituradnos, vuestra iniquidad es una
prueba de nuestra inocencia, Por eso Dios padece el que nosotros padecemos
esto. Porque condenando a una cristiana al lenocinio más bien que al león,
confesáis que entre nosotros se juzga más atroz la pérdida de la castidad que toda
pena y toda muerte... Hemos crecido en número, cuantas veces nos contáis : es
semilla la sangre de los cristianos" (r.285).

Más aún, no raramente se aducían los criterios internos del examen de la doctrina
y su sublimidad y de la satisfacción de las tendencias, de los cuales también se
indica aquello celebérrimo de Tertuliano “Oh testimonio del alma naturalmente
cristiana....” (R.275).

69.- SIGLOS III –V

Entre los Padres y escritores eclesiásticos de los siglos III al V, se deben recordar
especialmente los siguientes:

CLEMENTE DE ALEJANDRIA (ca. 150- ca 210)-, de quién son Cohortatio ad


Graecos, Paedagogus (después del año 195), Stromata (ca. 210), en los cuales
mientras derrota al paganismo, desenmascarando su culto vacío sin olvidar los
argumentos históricos de los vaticinios y milagros, descubre como la doctrina de
los filósofos es pedagoga de Cristo, en cuya religión se da la plena satisfacción y
el gozo perfecto.
ORIGENES (185-254) escribió los libros Contra Celsum (a.248), insistiendo en
los milagros de Cristo y del cristianismo y en los vaticinios.

LACTANCIO (ca.320) muy conocido como humanista cristiano por su elocuencia


tuliana (la elocuencia propia de Marco Tulio Cicerón), escribió Divinarum
institutionum libros VIII (305-310), en los cuales refuta las sectas de los gentiles y
su filosofía.

EUSEBIO DE CESAREA (ca. 265-340), como es el "Padre de la Historia


eclesiástica” también se le llama el "Padre de la Apologética”, porque casi todas
las cosas que hoy se suelen proponer, es fácil encontarlo ya en él. Escribió
Preparationis evangelicae libros XV (a. 315-320) y Demostrationis evangelicae
libros XX ( después del año 315-320).

70.- Pero especialmente debemos recordar a San Agustín (354-430), porque tiene
muchas preclaras obras apologéticas: De vera religione (a.389-391), De utilitate
credendi (a.391-392), De fide rarum quae non videntur (a.400), mostrando la
naturaleza razonable de la fe, sus necesidades y sus valores. Pero la más egregia
de sus obras es la que se titula De civitate Dei libri XXII (a 413-416), donde se
investigan los consejos de la divina providencia en el curso de la historia y se
tratan de descubrir las causa de la ruina del paganismo. Porque el abandono de la
religión pagana no fue la causa de la ruina del imperio, sino la victoria de la
creciente Ciudad de Dios. El Politeísmo no podía procurar la felicidad y la
prosperidad temporal, era inútil para esto y fue vencido por la ciudad de Dios que
se desarrollaba contra la Ciudad del diablo, que son dos reinos mutuamente
contrarios. Pero, con el auxilio de Dios vencerá la ciudad de Dios. Ella se ha
propagado maravillosamente y sólo esto es ya un milagro, aunque se hubiese
propagado sin ningún otro milagro, y la misma Iglesia es un argumento de la
verdad. San Agustín no ignora ciertamente los argumentos de las profecías y de
los milagros físicos, más aún, los emplea útilmente para emplearlos eficazmente y
prevenir las objeciones que se pudieran hacer por el prestigio de la magia y de los
falsos milagros, utiliza mucho el criterio de las conversiones y de los efectos de la
entidad, etc, que han nacido de la religión cristiana.

71.- EDAD MEDIA

En el Medioevo ya había sido obtenida públicamente la victoria del cristianismo.


De aquí que las controversias no son tanto contra los gentiles, como con sectas
peculiares que deben ser impugnadas, es decir, especialmente los judíos y los
mahometanos. Sobresalen, entre otros, S. Isidoro de Sevilla (ca,560-636) y S.
JUAN DAMASCENO (en la primera mitad del siglo VIII).

Entre los escolásticos ya SAN ANSELMO (ca. 1033-1109) admitía la función


justificativa de la fe entre los fieles, queriendo mostrarles razonablemente cuan
irrazonablemente nos condenan. Entre otros también escolásticos, tienen
importancia apologética especialmente cuando exponen la doctrina sobre la fe y
sobre su certeza. Pero aún no existe la Apologética como ciencia independiente.

72.- En SANTO TOMAS se considera la apologética o defensa de la fe y es


función teológica, porque aunque la apología no prueba sus principios (que los
recibe de la ciencia de Dios y de la revelación divina), siendo sin embargo, ciencia
suprema, como es la Metafísica, es propio de ella disputar con el que niega sus
principios, argumentando ciertamente si el adversario concede algo de aquellas
cosas que se tienen por la revelación divina.... (así, p. ej., si se trata de los judíos,
mahometanos... (que admiten algo de las cosas que se poseen por la divina
revelación),. pero si el adversario no admite nada de ellas, queda el camino por la
solución de las dificultades que acumula declarándole que son falsas o no
necesarias (1q.1. a.8). El Doctor Angélico demuestra también filosóficamente los
preámbulos de la fe y en ellos se poya. Su gran obra apologética se contiene en la
Suma contra Gentiles.

Sto. Tomás escribió la Suma Contra Gentiles contra los Averroistas que también
daban gran importancia a la filosofía aristotélica. El Sto. Doctor emplea la
doctrina de Aristóteles en aquellas cosas que no son contra la fe, y también
demuestra con argumentos intrínsecos los preámbulos filosóficos para la fe, y
presenta su credibilidad no solo negativamente, porque ninguna verdad de la razón
contradice a la verdad de la fe, sino también positivamente por milagros físicos,
por el milagro intelectual de la sabiduría y elocuencia de los apóstoles y de la
admirable conversión del mundo al cristianismo.

73.- Entre los que combaten contra las sectas de aquel tiempo, se debe recordar
especialmente a RAIMUNDO MARTI (+ 1286), de quién en la obra celebérrima
Pugio fidei adversus Mauros et Judaeos (a.1276-1278), allí defiende la revelación
divina hecha por Jesucristo, en la cual se verifican las predicciones del A.T., que
propone abundante y egregiamente.

Su autor nacido en Subirats ('Cataluña), por mandato del Capítulo de la Orden de


Predicadores, tenido en Toledo el año1250, estudió la lengua árabe y después fue
misionero de los sarracenos en Túnez. Conocía a fondo la lengua árabe, caldea y
hebrea, en la cual era sumamente docto. Entre sus diversas obras catequísticas, es
eminente aquélla, Pugio fidei, escrita en latín y hebreo, en la primera parte prueba
que existe Dios, en la segunda parte contra los judíos, que ya había venido el
Mesías, la parte tercera, que la fe de los cristianos es la fe de los profetas del A.T.
- fue cuidadoso al citar las doctrinas que refuta, lo que es reconocido también por
los judíos.

También recordaremos aquí a los judíos convertidos al cristianismo que


escribieron contra el judaísmo a favor de la nueva religión, tales como PABLO
ALVARO de Córdoba, PEDRO ALFONSO JERONIMO de SANTA FE, PABLO
DE SANTA MARÍA, SALOMON BEN LEVI, que forman una gran parte de la
apologética de aquel tiempo.

75.- DESDE LA REFORMA DEL SIGLO XVI

Contra los reformadores del siglo XVI la defensa y la apologética se debió hacer
acerca de las verdades negadas por ellos, y especialmente sobre la verdadera
Iglesia de Cristo (que decían ellos que habla sido traicionada) y las notas para
discernirla, lo mismo sobre el magisterio tradicional de la Iglesia, apoyándose
ciertamente en la Sagrada Escritura, cuyo valor teológico se reconocía, y en los
documentos de los Padres, especialmente de los cuatro primeros siglos, puesto que
-decían- que entonces la Iglesia no había perecido aún. Así, pues, se reconocía el
valor humano de los documentos de los Padres. De aquí, los controvertistas usan
de estos documentos y, además de los dogmas negados por los protestantes,
insisten en la apologética de la Iglesia y en los criterios para discernir los libros
sagrados. S. ROBERTO BELARMINO (1542-1621) fue celebérrimo entre los
controversistas de quién es la obra Discutationis de controversiis christianae fidei
(Disputas sobre las controversias acerca del fe cristiana), también S. FRANCISCO
DE SALES (1567-1622).
76.- Mediante el siglo XVI, San JUAN DE ÁVILA (1499-1569), predicador
eximio y egregio escritor ascético desarrollaba especialmente en su Audi filia,
(c.32-42t), su apologética cristiana, indicando científicamente los motivos válidos
de credibilidad y moviendo al mismo tiempo, la voluntad a la fe, entre esos
motivos, además de los milagros del Señor, trae otros milagros, morales, por los
efectos de la santidad y de la propagación cristiana.

No podemos olvidar la parte que Melchor Cano O.P. (ca. 1509-1560) tuvo en la
organización de la metodología teológica y en exaltar los valores apologéticos al
escribir De locis teologicis libros XII. (Los lugares teológicos XII libros) en que
disputa sobre la autoridad de la Iglesia católica romana, los concilios, las
tradiciones, .... y de las reglas científicas.

También otros dominios tuvieron una parte egregia en el desarrollo de la


Apologética, como LUIS DE GRANADA, (1504-1588), con la Introducción al
Símbolo de la Fe, BARTOLOME MEDINA (+1580), DOMINGO BAÑEZ (1528-
1604), y este es eminente en Eclesiología.

77.- Hablando en general, los Escolásticos de los siglos XVI y XVII,


insinuaban la Apologética o la enseña su influjo para que obrasen de ese modo los
escolásticos de aquel tiempo.

b) Estos autores proceden frecuentemente, al demostrar la credibilidad,


considerando la convergencia de los argumentos o de los indicios, ya ciertos, ya
probables. Así frecuentemente ni siquiera urgen la fuerza de cada argumento
singular para venir a la certeza resplandeciente, sino que se contentan con la
probabilidad. Porque con la unidad de los argumentos y su fuerza mutua,
demuestran de una manera invicta la credibilidad, que por la Providencia divina,
se debe atribuir necesariamente a la fe, de donde terminan fácilmente con las
palabras de Hugo de S. Vitores: "Señor, si es un error, hemos sido engañados por
ti mismo, porque tales cosas han sido confirmadas en nosotros, por tales y tan
grandes signos y prodigios, que solo podrían ser hechos por ti”.

78.- FORMACIÓN DE LA APOLOGÉTICA MAS RECIENTE

Posteriormente surge la Apologética del influjo de las apologías del cristianismo


contra los deístas (E. Herbert lord Cherbury, - 1648), contra el naturalismo
(Spinoza) - 1677) y el indeferentismo, que atacaban la misma base y el mismo
fundamento de la religión, es decir, el hecho mismo de la revelación sobrenatural,
así, la Apologética paso a ser nuestra sistematización científica, tras haber
utilizado los mismos trabajos de los teólogos acerca de la credibilidad del objeto
de la fe.

79.- La forma de la Reciente ciencia apologética, se encuentra ya como ciencia


autónoma en el siglo XVII. En el año 1627, HUGO DE GRROT (1583-1645),
protestante, editaba en Paris el Sentido de los libros, seis, que escribió en idioma
bávaro (antiguo holandés) en favor de la verdadera religión cristiana, aludiendo a
la obra primitiva dada a luz en Amsterdam.

MIGUEL DE ELIZALDE, S.J. (1616-1678) editó en Nápoles en el año 1662, la


obra Forma de buscar y encontrar la verdadera religión.

80.- En Francia, en el siglo XVII, P.D, HUET (1630-1721), con su libro –


Demostración Evangélica (a.1679), expone los argumentos históricos en favor del
cristianismo y principalmente desde las profecías. BOSSUET (1627-1704), en la
segunda parte del libro Discursos sobre la Historia Universal (1681), desarrolla
apologéticamente la historia de la religión cristiana. B. PASCAL (1623-1662) Les
Penseés, propone la prueba por la doctrina moral, por la doctrina teórica, por los
milagros, por las profecías ... insistiendo en que, propuestos en primer lugar los
argumentos que le venzan por la hermosura y bondad de la religión cristiana, el
incrédulo sea conducido a desear la verdad de la religión, al que se le deben
proponer otros argumentos de los milagros, etc... a El mismo Pascal urgía que
nosotros éramos inducidos a admitir las verdades por la inclinación del corazón.

En los siglos XVII y XVIII han sido escritas otras muchas cosas en favor de la
religión, principalmente por el naturalismo, indiferentismo, racionalismo, que la
atacaban.

81.- SIGLO XIX

Entre los apologistas del siglo XIX, debemos recordar, entre otros, F.R.
CHATEUBRIAND (1768-1848), quién considera la importancia estética y mas
externa del Cristianismo, junto con la sublimidad de la doctrina, en su obra Le
Genie du Christianisme (El Genio del Cristianismo) (1802). AUGUSTO
NICOLAS (1807-1888) atiende más a los motivos filosóficos, aunque a veces bajo
el influjo del tradicionalismo, escibió Etudes philosophiques sur le Christianisme
(Estudios filosóficos sobre el Cristianismo) (a.1842) y l’Art de croire ( El Arte de
creer) (a.1866).

El célebre predicador H. LACORDAIRE, O.P. (1802-1861), ensalzaba en sus


conferencias la importancia social y moral del cristianismo (Conferences de Notre
Dame, Paris 1835 ss), como J. FELIX S.J. (1810-1891) el Progreso Cultural, Le
Progrés parle Christianisme, Paris -1860 ss.).

82.- En Inglaterra son conocidísimos los nombres DE LOS CARDENALES


WISEMAN, MANNING, NEWMAN. Estos demuestran con certeza la
credibilidad de la religión cristiana utilizando la convergencia de los argumentos o
de los juicios, con un argumento semejante al de la convergencia de
probabilidades, con el argumento lógico del principio de razón suficiente.

83.- En España, JAIME BALMES (1810-1848) laboró egregiamente en el trabajo


apologético escribiendo Cartas a un escéptico, El protestantismo comparado con
el catolicismo en sus relaciones con la civilización europea (a.1841-1844), como
antes había escrito La religión demostrada al alcance de los niños. Ni faltan
momentos apologéticos en El Criterio (c.21 Religión)- (a.1845) y en otros de sus
escritos. De igual modo se debe recordar a DONOSO CORTES (1809-1853), cuyo
trabajo principal fue Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo
(a.1851). Otros resplandecían también en la apologética, como J.M.
CUADRADO, TOMAS AGUILO, J. RUBIO Y ORS....En tiempo posterior, J.
MENDIVE S.J. (La religión católica vindicada de las imposturas nacionalistas
(a.1888), JUAN MIR, S.J. (El milagro y la profecía, Armonía entre la ciencia y la
fe, (a.1881) y también M. MENENDEZ PELAYO, especialmente en su Historia
de los heterodoxos españoles.

84.- En Alemania, obtuvieron un nombre célebre, A. MOEHLER,


DOELLINGER, F. HETTINGER, A.M. WEISS, O.P. P. SCHANZ, como los
otros recordados ya, GUTBERLET, OTTIGER, etc... en la bibliografía general de
la Teología fundamental.
En Italia se debe recordar igualmente a MANZONI, VENTURA, PERRONE,
MAZELLA, ZIGLIARA...

85.- EL CARDENAL DECHAMPS, en Bélgica, exaltaba la fuerza fácil y


sicológica que constituye el mismo hecho de la Iglesia para la demostración de la
verdad católica, como mas tarde proclamó claramente el Concilio Vaticano I: “Es
más, la iglesia, por si misa, es decir, por su admirable propagación, eximia
santidad a inexhausta fecundidad en toda suerte de bienes, por su unidad católica
y su invicta estabilidad, es un grande y perpetuo motivo de credibilidad y
testimonio irrefragable de su divina legación. De lo que resulta que ella misma,
como una bandera levantada entre las naciones, (Isaías 11,12), no sólo invita a
los que todavía no han creído, sino que da a sus hijos la certeza de que la fe que
profesan se apoya en fundamento firmísimo”. (D.1794).

Para lo cual, dice Dechamps, nosotros debemos atender ciertamente al hecho


externo, y conducir principalmente de ahí, a la demostración apologética, no
porque sea inútil y anticuado otro camino tradicional (por la demostración de la
verdad de la revelación cristiana y de las notas de la Iglesia verdadera), sino
porque la atención al hecho contemporáneo y perfectamente visible es más fácil y,
por tanto, más evidente su comprobación.

Pero para conseguir esta prueba cierta será óptima la preparación y disposición (no
la verdadera prueba) de quién considera las indigencias internas propias y las
propias dificultades para conocer el bien y el mal y principalmente para su
ejecución.

En línea paralela y correlativa se encuentra la religión católica, que da solución a


estos problemas y a estas indigencias como testifica la propia conciencia de cada
uno.8[ii]

86.- Entre algunos más recientes y prevaleció el método llamado de inmanencia,


entre los cuales hay grados:

1) Algunos proceden de modo que se adapten a las condiciones y


prejuicios de su tiempo (método de adaptación), pero después demuestran el hecho
de la revelación por la vía tradicional de los milagros y vaticinios. Así OLLE-
LAPRUNE (1839-1898) y G. FONSEGRIVE (1852-1917). Empecemos, dicen,
por las ideas ahora vigentes y familiares, para que se dispongan los hombres los
métodos intelectuales del método antiguo, empecemos por el mismo hombre y su
vida, mostrando las tendencias y exigencias morales e intelectuales que tiene y
también las leyes porque se rige su vida superior moral e intelectual. Y juntamente
aparecerá la impotencia para llevar una vida digna y la necesidad de ayuda...
¿Donde estará la solución de esta dificultad? ¿Donde el auxilio? En la religión
cristiana que enseña el pecado original y la redención y la gracia... Luego,
esforcémonos por estudiar esta religión y experimentémosla y Preparémosla a los
demás.

2) Otros partidarios de esta apologética de inmanencia querían demostrar


el hecho de la revelación con criterios subjetivos solamente, rechazando el método
tradicional de los milagros como inepto, puesto que sabia a extrinsecismo,
historicismo, intelectualismo. (Cfr tratado II ( De revelatione) (n. 138-41).

8[ii]
Aquí dice: “Solo hay dos hechos que verificar, uno en ti y otro fuera de ti, buscan abrazarse y de ambos tú mismo eres testigo"
(Conversaciones sobre la demostración católica de la revelación cristiana) (18-57) Epígrafe .
3) Por fin, otros defensores del método de inmanencia, son los modernistas, que
pervirtiendo la verdadera noción de religión, pervirtieron, también el verdadero
concepto de apologética. Sobre éstos, la Encíclica “Pascendi” (D.2103. Cfr.
tratado De revelatione; (n. 138-140).

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