6-El Concepto de Ciencia Medieval No Es Una Contradiccion en Terminos PDF
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Una clarificación está en orden. Escolasticismo era el sistema de las escuelas (schola) o
universidades de los siglos XI – XIII, aproximadamente. Era un método de recopilación,
examinación, ordenamiento y recuperación de información de toda clase considerada vital para
la vida y la práctica de aprendizaje, enseñanza y, hasta pensamiento para entender el mundo y
el lugar del hombre en el universo.
Durante los últimos diez años, ha habido una reconsideración de este prejuicio contra
el escolasticismo, comenzando con el historiador R.W. Southern de Cambridge University y
varios pensadores y analistas de la filosofía de la ciencia, incluyendo Pierre Duhem, el notable
físico francés; Edward Grant, también de Cambridge University; y Horia-Roman Patapievici,
Profesor de Física de la Universidad de Bucharest y Director del Instituto Cultural Rumano de
Bucarest desde 2005.
¿Qué era este escolasticismo que, según algunos pensadores desfasados, oscurecía la luz
de la ciencia en el siglo XII y XIII? Se entiende por escolasticismo la recopilación sistemática
de datos que presenta un sistema de información enciclopédico sobre un tema desde lo cual,
datos son recuperables por medio de los instrumentos en forma de comentarios, marginalia,
florilegia y el ordenamiento y la enumeración de las cuestiones y respuestas. Si desea consultar
información, por ejemplo, sobre la ciencia de la óptica, o la creación del mundo, se busca el
término bajo la cuestión y respuesta y su enumeración en la obra (por ejemplo, las Sentencias de
Pedro Lombardo o las Etimologías de Isidoro de Sevilla o la Summa Teológica de Santo Tomás
de Aquino). En este sentido el método de escolasticismo es un sistema de almacenamiento y
recuperación de datos y, en este sentido, se puede conceptuar la Summa Teológica, por ejemplo,
de Santo Tomás de Aquino, como una gran computadora—ya que sus funciones y metas son
esencialmente las mismas.
Con la paciencia del lector, trazamos un momento la historia de la ciencia para preparar
condiciones para la consideración de un científico y de un poeta. Ahora, quedamos claros que
no es la ciencia desarrollada del siglo XXI. Pero es una modalidad mental que estudiaba y
entendía métodos científicos y explicaciones físicas del cosmos que no se redoblega ante
autoridades religiosas, que estudiaba textos que eran de la vanguardia, provenientes del mundo
árabe y que desarrollaban teorías no solamente teológicas de la creación del mundo y el
universo según metodologías que los científicos y físicos de hoy reconocen como parecidas a las
verdaderas explicaciones de fenómenos cosmológicos. Finalmente, sin embargo, hay que
reconocer algo sorprendente: todos estos pensadores eran de las órdenes religiosas y bajo
ninguna óptica se los puede considerar como pensadores seglares, precursores de una visión
laíca. Dentro de la Iglesia, desarrollaron sus teorías.
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El primer personaje que se dedicó, como religioso, al estudio de la filosofía natural, o
física (y filosofía islámica) era Guillaume de Conches (1090 – ca. 1154), quien era maestro en
la escuela catedralicia de la Catedral de Chartres. Era el tutor del joven Henry Plantagenet
(1133 – 1189), más tarde Rey de Inglaterra (1154 – 1189). Asumió Henry Plantagenet al
trono como Henry II quien se casó con Eleanor de Aquitaine y era responsable de la
construcción primordial del sistema judicial de Inglaterra y responsable también del asesinato
en la Catedral de Salisbury del Santo Thomas-à-Becket). Para el joven Henry, Guillaume
escribió un documento, el Dragmáticon, un obra muy avant-garde para su época, considerando
que la escribió en el siglo XII en lo que iba ser Francia para uno de los príncipes más poderosos
de toda Europa.
En otra ocasión, Henry discrepa con Guillaume sobre la forma del universo que ha
explicado a su joven alumno. Guillaume, su maestro, ha explicado que las esferas de las
planetas se desprenden por medio del accionar de la luz en la Creación y están en revolución
permanente alrededor de la tierra (es un universo Ptolomeico todavía, pero el mundo es
definitivamente no plano, si no que redondo). Henry, habiendo leído el gran San Beda
Venerabilis, dice que Beda explica que la novena esfera es de hielo y dura. ¿Cómo puede usted
discrepar con este Doctor de la Iglesia? A la cual Guillaume explica que, con todo respeto,
sigue a San Beda en asuntos teológicos pero discrepa con él en asuntos de la ciencia. Con lo
que se queda satisfecho Henry.
Es claro que había pensamiento científico y libre de los supuestos alejados grilletes de la
Iglesia en el siglo XII sobre el cosmos y otras teorías, como la gravedad. Hay mucho más, pero
sería muy extenso multiplicar ejemplos.
Consideramos a Guillaume de Chartres no era el único que buscaba a los Árabes para
textos y teorías científicos que no se podía encontrar en la Europa Occidental. La Abadesa
Hroswitha von Ganderscheim viajó desde una región que iba a formar parte de Alemania, en el
siglo IX, para buscar textos árabes traducidos al Latín para educar a las monjas de su
monasterio en Ganderscheim, a Córdoba en la España Musulmana, donde había una famosa
escuela de traducción. Allí encontró una ciudad donde los Musulmanes habían conformado,
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así como en Baghdad, una escuela de traducción para textos científicos griegos y hebreos al
Latín para la comprensión de los que no leían griego ni hebreo. La ciudad de Córdoba, dijo
Hroswitha, era un reino de luz por comparación con Paris.
Pasando al siglo XIII, examinamos otro ejemplo. Es claro que en el estudio intenso en
la Universidad de Paris durante este siglo, es cierto que la Iglesia vigilaba la forma y contenido
de la argumentación presentada en la enseñanza de la universidad. Cualquier Rector hace lo
mismo. En algunas ocasiones el Rector asumió la rectificación de lo que se consideraba errores
en la investigación en las artes liberales, filosofía y en la teología, “la reina de la ciencias.” En
1277 fue conducido, por instrucciones del Papa Juan XXII (Pedro de España) y encomendado
al Rector de la Universidad de Paris, Etienne Tempier, un proceso canónico de condenación de
ciertos argumentos circulando en la Universidad de Paris.
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Por ejemplo, fue condenado en 1277 la proposición de que Dios, aunque omnipotente,
podía crear algo contradictorio y de esta premisa se desprendió la proposición que Dios no
podía crear, en el universo, un espacio vacío (void). Por lo tanto, no hay que admitir espacios
vacíos en el universo en las enseñanzas de la universidad después de 1277. Además, rezó la
Condenación, Dios no puede dar al universo un movimiento rectilíneo porque entonces, en su
movimiento rectilíneo, el universo dejaría, cuando se mueve en esta modalidad, un vacío
(void), que ya no era posible.
Sin embargo, siguiendo esta premisa, se podría, entonces, argumentar, sin peligro de
herejía, que Dios, sí, podía crear otros mundos! De hecho, el universo puede estar lleno de
universos en forma de esferas. Además, esferas todas empacadas juntas, se tocan solamente en
varios puntos, no todos los puntos. Así que, surge la pregunta, ¿En qué consiste los espacios
donde las esferas no se tocan? Así, también, los eruditos como el Obispo Robert Grosseteste,
viviendo en Inglaterra, precisamente en Lincoln cerca de la Universidad de Oxford,
consideraba (por escrito) que la imposibilidad de un vacío (proposición condenada en 1277)
era una contradicción. Y siguió siendo obispo. No fue excomulgado ni condenado. De
hecho, este especie de argumentación fue impulsada por la Condenación de 1277 y dio luz a
muchas nuevas teorías de física natural, que ellos llamaron “filosofía natural”.
Bueno, si Dios podía crear otros mundos, una pluralidad de mundos, no obstante la
Condenación de 1277, los pensadores científicos del siglo XIII comenzaron a preguntar,
¿Cómo serían estos otros mundos? ¿Serían paralelos en todo sentido al mundo en que vivimos?
¿Vivían criaturas como nosotros en estos otros universos? Si la respuesta puede ser que sí,
¿Sería necesaria otra Encarnación y Crucifixión para salvar estas criaturas o bastaba solamente
una de cada una para todos los mundos posibles y plurales?
Pero la ciencia formulada y almacenada con los métodos escolásticos más viva de este
período tenía que ver con la Creación del Mundo o Universo--talvez, de los otros mundos
también. ¿Cómo se podía interpretar el accionar de Dios o la Naturaleza descrito en el Libro
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de Génesis [el Hexaemeron, o, los seis días de la Creación]? La literatura de estas investigaciones
es denominada literatura Hexameral—del Griego, significando, los seis días de la Creación.
Las explicaciones científicas derivadas sobre la Creación del Mundo en las áreas
geográficas de lo que iba ser Francia, Inglaterra e Italia durante un largo período abarcando
esencialmente los siglos XII y XIII en la Escuela de Chartres cerca de Paris y en Oxford cerca
de Londres, son los más espectaculares. Nunca se argumentaron estos eruditos como Thierry
de Chartres o el Obispo Robert Grosseteste, que Dios creó el mundo solamente por decir una
palabra u órden. No, ellos argumentaron que Dios utilizaba la ciencia para crear el mundo de
la nada [ex nihilo], porque, por supuesto, el mundo no era eterno como había argumentado
Aristóteles. ¿Cuáles teorías sobre la Creación propusieron pensadores como Thierry y
Grosseteste?
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simultáneamente fluye de vuelta hacia el centro del sistema, y así crea la condensación de la
materia para formar la esfera de la tierra.
Así se explica la Creación, descrito en el Libro de Génesis este maestro de física natural
del siglo XIII cuando Dios dijo Fiat lux. Este es una teoría de física natural sobre la formación
del universo y no un solo órden de Dios como puede indicar el verbo “fiat” (imperativo
ordenando que va a ver luz).
Y ¿cómo creó las aguas arriba de la tierra? Pues, el fuego de las esferas celestiales
evapora las aguas del océano para que formen nubes y así cuando baja el nivel de las aguas,
aparece la tierra firme, secada por el mismo fuego de las esferas celestiales. Una explicación
eminentemente científica basada en la física. Solamente es de comparar la descripción
científica de la Creación según la óptica y la física con la descripción presentada por muchos
doctores de la Iglesia para ver la diferencia entre una descripción científica y una que es
puramente teológica, así como La Interpretación Literal del Génesis de San Agustín de Hipona
[Ver este título, en las Ediciones universidad de Navarra, Pamplona, 2006].
La filosofía natural (la física-cum-filosofía del siglo XIII en adelante) fue incorporada a
explícicaciones científicas del período, no existiendo en esta época, una separación o
especialización entre las disciplinas y un poema como La Divina Comedia que podía servir
muchas funciones estéticas y científicas, por ejemplo, como una enciclopédia de ciencia física
sobre el universo, el cosmos, su forma, sus movimientos, sus funciones, etc.
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ver yo quería cómo se convino
la efigie al cerco, y cómo en él se graba
Dante nos presenta una descripción científica del cosmos en términos que ubica el
poeta visionario en un movimiento celestial en que se siente acogido por el impulso de una
entropía física y filosófica, siendo indistinguibles en la experiencia relatada.
Hemos visto la descripción del cosmos como una esfera de luz en expansión citada en
las líneas del Paraiso arriba, presentada por Dante, en su descripción visual del universo en el
tercer libro de su Comedia—en el Paraiso. No debe de sorprendernos que, siendo la esfera la
forma más perfecta (hasta para los griegos) el universo de luz descrito por Dante en su visita al
cielo guiada por Beatriz, es una esfera luminosa, toda luz. El viaje de Dante hacia el rostro de
Dios, es simultáneamente un movimiento hacia su propio interior y un movimiento hacia el
centro de la luz que radia de Dios. Es la misma trayectoria del movimiento de luz descrito por
Grosseteste.
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Además, se encuentra en el Paraiso de Dante objetos a-espaciales (que no ocupan
espacio como no tienen esencia material como ángeles resplandecientes [de luz]) y objetos
materiales: es decir, objetos visibles e invisibles hechos todos de luz. Todos existen, en la
visión de Dante, en una sucesión concéntrica de nueve círculos luminosos que corresponden,
además, a los nueve coros angélicos (ver Santo Tomás de Aquino siguiendo a Dionisio el
Areopagita). Giran a una gran velocidad y se intensifica en la medida que Dante y Beatriz
avanzan hacia el punto quintaeséncialo de luz, que es Dios. Santo Tomás nos instruye que “El
círculo, siendo una figura perfecta, es un emblema de la perfección; y movimiento circular
simboliza actividad plena y sin error. [....] y por lo tanto la circularidad cumple el movimiento
del alma en que lo lleva a Dios....” [In Librum B. Dionysis De Divinis Nominibus. Caput iv,
Lectio 7 [Traducción propia])
Su primera premisa es que la visión del universo en el siglo XXI es que el universo
fotografiado por telescopios de alta poder y publicada en los periódicos del mundo el día 24 de
abril 1992 era una reproducción de una imagen del universo observable, obtenida a partir de la
radiación cósmica de fondo que llegaba hasta nosotros desde todas las direcciones del espacio.
En realidad, se trataba de una imagen sintetizada, no de una imagen directa, pero que
representaba la estructura visual obtenida a través de registro de todas las radiaciones que
habían arribado hasta nosotros desde el estallido del Big-Bang. Demuestra una fotografía
compuesta de imágenes, obtenidas por telescopio, del universo en forma de una hiperesfera,
luminosa, reproducida aquí desde Internet:
http://aether.lbl.gov/www/projects/cobe/COBE_Home/DMR_Images.html
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Patapievici argumenta, en su obra Los ojos de Beatriz. ¿Cómo era realmente el mundo de
Dante? (Madrid, 2007) que el universo que describe Dante no es plano, si no que una
hiperesfera. Dice que “...Dante, un hombre medieval, hubiera podido proponer una
hiperesfera como solución al problema cosmológico derivado de la confrontación entre la
teología cristiana y la astronomía griega.” El cosmos del Paraiso de Dante no flota encima de
una esfera, ES una esfera multi-dimensional, una hiperesfera, un cuerpo cuyos puntos interiores
y exteriores son equidistantes de otro llamado centro, así como describe el cosmos en las líneas
citadas
Katherine Miller
Directora de Asuntos Culturales
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LECTURA RECOMENDADA:
Duhem, Pierre. Medieval Cosmology. Theories of Infinity, Place, Time, Void, and the Plurality
of Worlds. Translated by Roger Ariew (Chicago: Chicago University Press, 1987)
Ellard, Peter. The Sacred Cosmos. Theological, Philosophical, and Scientific Conversations
in the Twelfth-Century School of Chartres (University of Scranton Press, 2007).
Grant, Edward. The Foundations of Modern Science in the Middle Ages. Their
religious, institutional, and intellectual contexts (Cambridge: University Press, 1996)
Patapievici, Horia-Roman. Los Ojos de Beatriz. ¿Cómo era realmente el mundo de Dante?
(Madrid: Siruela, 2007)
Robert Grosseteste. On Light. Translated from the Latin with introduction by Clare C. Riedl
Mediaeval Philosophical Texts in Translation of Marquette University Press, No. 1
(1942).
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