Guía Que Es La Historia Presente
Guía Que Es La Historia Presente
Guía Que Es La Historia Presente
Análisis de fuentes.
¿Qué es la Historia Presente?
En parejas se organizan para analizar fuentes que les permiten profundizar en el concepto de
historia reciente. Para guiar el análisis, responden la siguiente secuencia interrogativa de la siguiente
tabla:
Texto 1:
Ahí radica la definición de historia del presente. Cuando el historiador estudia un periodo del cual
existe al menos una de las tres generaciones que vivieron el acontecimiento, se está haciendo una
historia de la coetaneidad, de un tiempo que aún es vigente, porque el historiador está investigando
un presente histórico: un presente del cual es coetáneo, al ser coetáneo de al menos una de las
generaciones que lo vivieron. El presente histórico entonces no es el ahora o la inmediatez, sino un
lapso de tiempo más amplio que está vinculado con la existencia de las generaciones que
experimentaron un suceso […] Por eso decimos que la historia del tiempo presente tiene márgenes
móviles. No es un periodo ni un acontecimiento, es una historia que se liga con la coetaneidad y con
las generaciones vivas que experimentan el tiempo histórico. Por eso se va moviendo con los propios
límites de lo contemporáneo-coetáneo […] Se trataría entonces de una historia que tiene seis
características que la definen. En primer lugar, que su objeto central es el estudio del presente. En
segundo término, que el presente está determinado por la existencia de las generaciones que
vivieron un acontecimiento; es decir, la existencia de testigos y actores implica que ellos podrían dar
su testimonio a los historiadores, por lo que la presencia de una memoria colectiva del pasado es
determinante para esta historia. Ligada a esta cuestión aparece la tercera característica: la
coetaneidad entre la experiencia vivida por el historiador y el acontecimiento del que se ocupa,
particularmente por su vínculo con las generaciones que experimentaron un momento histórico. En
cuarto lugar, estaría la perspectiva multidisciplinaria del campo. En quinto término, las demandas
sociales por historizar el presente, particularmente temas de violencia, trauma y dolor (que
aparentemente se han convertido en los ejes de esta parcela historiográfica, aunque ello no implica
que los temas no puedan ser otros). Por último, se caracteriza por las tensiones y complicidades entre
historiadores y testigos.
Eugenia Allier Montaño, “Balance de la historia del tiempo presente. Creación y consolidación de
un campo historiográfico”.
Texto 2.
Un camino posible para responder estos interrogantes es tomar la cronología como criterio para
establecer la especificidad de la historia reciente. Si bien ésta es una opción posible y de hecho
bastante utilizada, existen sin embargo algunos problemas. Para empezar, a diferencia de otros
pasados más remotos sobre los cuales se han construido y sedimentado, no sin dificultades y
disputas, fechas de inicio y cierre, no existen acuerdos entre los historiadores a la hora de establecer
una cronología propia para la historia reciente (ni a nivel mundial ni a nivel de las historias
nacionales). Además, aun si se resolviera el problema de establecer las fronteras cronológicas
precisas, nos enfrentaríamos al hecho de que al cabo de un cierto tiempo (cincuenta o cien años, por
ejemplo), ese pasado hoy considerado “cercano” dejaría de ser tal. En consecuencia, el objeto de la
historia reciente tendría una existencia relativamente corta en cuanto tal. Estas dificultades
muestran que la cronología no necesariamente es el camino más adecuado para definir las
particularidades de la historia reciente. Por eso, a la hora de establecer cuál es su especificidad,
muchos historiadores concuerdan en que ésta se sustenta más bien en un régimen de historicidad
particular basado en diversas formas de coetaneidad entre pasado y presente: la supervivencia de
actores y protagonistas del pasado en condiciones de brindar sus testimonios al historiador, la
existencia de una memoria social viva sobre ese pasado, la contemporaneidad entre la experiencia
vivida por el historiador y ese pasado del cual se ocupa. Desde esta perspectiva, los debates acerca
de qué eventos y fechas enmarcan la historia reciente carecen de sentido, en tanto y en cuanto ésta
constituye un campo en constante movimiento, con periodizaciones más o menos elásticas y
variables. Por otra parte, si consideramos el conjunto de investigaciones abocadas al estudio del
pasado cercano, encontramos que los criterios antes mencionados suelen estar atravesados por otro
componente no menos relevante: el fuerte predominio de temas y problemas vinculados a procesos
sociales considerados traumáticos: guerras, masacres, genocidios, dictaduras, crisis sociales y otras
situaciones extremas que amenazan el mantenimiento del lazo social y que son vividos por sus
contemporáneos como momentos de profundas rupturas y discontinuidades, tanto en el plano de la
experiencia individual como colectiva. Si en la práctica profesional el predominio de estos temas es
un fenómeno recurrente, lo cierto es que no existen razones de orden epistemológico o metodológico
para que la historia reciente deba quedar circunscripta a eventos de ese tipo.
Finalmente, y en estrecha vinculación con lo anterior, parece evidente que otro elemento que sin
duda interviene en el establecimiento de lo que es considerado “pasado cercano” es la apreciación
de los propios actores vivos, quienes reconocen como “historia reciente” determinados procesos
enmarcados en un lapso temporal que no siempre, y no necesariamente, guardan una relación de
Colegio Ecológico Paine
Departamento Historia y Geografía.
Profesora: Carolina Quezada Mora.
contigüidad progresiva con el presente, pero que, en definitiva, para esos actores adquieren algún
sentido en relación con el tiempo actual y eso es lo que justifica el vínculo establecido.
En suma, tal vez la especificidad de esta historia no se defina exclusivamente según reglas o
consideraciones temporales, epistemológicas o metodológicas, sino fundamentalmente a partir de
cuestiones siempre subjetivas y cambiantes que interpelan a las sociedades contemporáneas y que
trasforman los hechos y procesos del pasado cercano en problemas del presente. En ese caso, tal vez
haya que aceptar que la historia reciente, en tanto disciplina, posee este núcleo de indeterminación
como rasgo propio y constitutivo.
Texto 3.
el último que trataba de la época contemporánea. En vista de que no debían tenerse en cuenta más
que aquellos hechos más importantes, es decir, los que habían acarreado grandes consecuencias,
¿cómo determinar cuáles eran? ¿Cómo apreciar el impacto de un acontecimiento si no se conoce su
continuación? Pero, a pesar de todo, lo inacabado está lejos de constituir un obstáculo absoluto,
como muestra el acierto de numerosas obras dedicadas a lo muy contemporáneo. Y además de todo
esto, ¿es que el historiador no sabe que las construcciones históricas, por documentadas y bien
trabadas que se encuentren, no son sino construcciones provisionales? Lo que, por el contrario, debe
ser afirmado como una exigencia absoluta para todo trabajo histórico, pero más todavía cuando se
trata del tiempo presente, porque en él la amenaza es más directa, es la independencia científica del
historiador. La libertad es la condición sine qua non de la validez de la obra en historia.