Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Retiro Me Bastas Tú Señor

Descargar como doc, pdf o txt
Descargar como doc, pdf o txt
Está en la página 1de 2

Toda nuestra vida está basada en la experiencia de relación con Dios.

Como toda relación tiene sus vaivenes, sus luces y sus sombras. Tiene su
historia y ha de ser cuidada en el día a día.
La experiencia honda de relación con Dios pasa por el realismo y la
confianza.

REALISMO Y CONFIANZA A LA VEZ…


2 Cor 12, 7-10 1 Cor 1, 26-27 1 Tes 5 24

Nuestra vida tiene mucho de proyecto y de conquista. Pero aunque


tengamos muchos deseos, no podemos controlar ni la realidad ni el futuro.
No somos los protagonistas absolutos de lo que nos pasa y a veces nos
cuesta dejar nuestra vida en manos de Dios aunque sabemos que nos quiere
más que nadie.
Empezamos a ser realmente creyentes, sus seguidores:
♥ cuando descubrimos que Dios habita, sostiene y acompaña toda nuestra
realidad,
♥ cuando aceptamos nuestra limitación con realismo, sabiendo que allí está
Dios actuando,
♥ cuando no queremos llevar las riendas de nuestra vida,
♥ cuando dejamos vivir al Señor en nosotros, en medio de nuestras “crisis”
de realismo,
♥ cuando vivimos desde la confianza que no descansa en lo constatable sino
en la promesa y fidelidad de Dios,
♥ cuando en mitad de la realidad nos sentimos personalmente amados y
cuidados por el Señor,
♥ cuando vivimos desde el convencimiento de que si todo falla, Él
permanece fiel.

 ¿Qué me cuesta aceptar de mi


realidad?
 ¿Qué me hace vivir con más
dificultad la confianza en Dios?
 ¿Qué experiencias en mi vida han
sido o son cauces para hacer crecer
mi confianza en el Señor?

1
… PARA CRECER EN NUESTRA RELACIÓN
Rm 8, 31-39 Jn 15, 15 Jn 21, 15-17

Si nuestra vida está hecha de confianza, al ir pasando el tiempo, Dios


va siendo de modo progresivo ese TÚ con el que nos sentimos llamadas a
relacionarnos cada vez desde una mayor profundidad.
Dios “se cuela” poco a poco en nuestra vida personal y va haciendo
crecer una historia de amistad un tanto desigual:
- Él pone su fidelidad inquebrantable
- Yo pongo la mía, ambigua y “llena de cosas y ruidos”.

Nuestra relación con Él va creciendo no exenta de dificultades:


 Nos sorprendemos una y otra vez cuando nos buscamos a nosotros
mismos,
 Intentamos “poseer” a Dios: ¡Nos cuesta tanto dejar a Dios ser Dios!,
 A veces nos queremos quedar en el intimismo y nos cuesta desde
nuestra relación pasar al mundo, a los necesitados…
 Nos es difícil la oración a pesar de desearla.

Poco a poco descubrimos que la relación con Dios ya no se basa tanto


en lo gratificante de la oración, ni en los éxitos de la misión, ni en la
fraternidad. Aparece la posibilidad de que sea Dios y no otras cosas (la
propia imagen, la autorrealización la coherencia personal o comunitaria, el
prestigio…) quien realmente ocupe el lugar central en nuestra vida.
Va quedando en nosotros la relación desnuda.
El recuerdo afectivo de que “esto o aquello lo viví Contigo”, la
memoria agradecida y humilde del perdón, la gratitud por tanto regalo
inmerecido, el reconocimiento de que su fidelidad es la que mantiene en pie
nuestra relación; fundamenta la confianza para vivir desde la afirmación:
“pase lo que pase, que me pase contigo Señor”.
Y en medio de lo que vivimos, de lo que hacemos… el Señor se va
convirtiendo en “MI SEÑOR”.
A esto estamos llamadas.

Recuerda tu historia con Él:


* Los momentos duros…
* Los momentos en que te has sentido
más acompañada…
* Los momentos de más cercanía en la
relación…
* Cómo ha ido creciendo tu relación con Él.

También podría gustarte