Interacción Biológica
Interacción Biológica
Interacción Biológica
Abeja halíctida polinizando una flor. La polinización por insectos es una forma de mutualismo
Las interacciones biológicas son las relaciones entre los organismos de una comunidad
biológica dentro de un ecosistema. En un ecosistema no existen organismos totalmente
aislados de su entorno. Estos son parte del medio ambiente, rico en elementos no vivos —
materia inorgánica— y en otros organismos de la misma o de otras especies, con los
cuales forman multiples interacciones. Las relaciones entre las especies pueden ser muy
diversas, y varían desde una especie que se alimenta de otra (predación), hasta la de
ambas especies viviendo en un beneficio mutuo (mutualismo).12
Neutralismo – la interacción entre dos especies, donde ninguna de las dos resulta
beneficiada o perjudicada
Mutualismo – es una interacción biológica, entre individuos de diferentes especies, en
donde ambos se benefician y mejoran su aptitud biológica.
Simbiosis – es la relación entre dos o más especies, obligatoria, en las que todos o
algunos de los simbiontes salen beneficiados.
Protocooperación – interacción en la cual dos organismos o poblaciones se benefician
mutuamente, la relación no es esencial para la vida de ambos, ya que pueden vivir de
forma separada. Se puede dar incluso entre organismos de diferentes reinos, como en
el caso de flores y polinizadores o de ciertas plantas y sus micorrizas.
Amensalismo – interacción que es perjudicial para una de las especies y neutral para
la otra.
Comensalismo – interacción en la que una especie es beneficiada y neutral para la
otra.
Inquilinismo – interacción similar al comensalismo en la que una especie se beneficia
al ser albergada mientras que la otra no es beneficiada ni perjudicada.
Facilitación – interacción en la que al menos una de las especies se beneficia.
Competencia – es una interacción biológica entre seres vivos en la cual la aptitud o
adecuación biológica de uno es reducida a consecuencia de la presencia del otro.
Neutralismo
Para otros usos de este término, véase Teoría neutralista de la evolución molecular.
Mutualismo (biología)
Tipos de relaciones
Las relaciones mutualistas pueden ser consideradas como un tipo de trueque o canjeo
biológico4 en el que las especies intercambian recursos (por ejemplo carbohidratos o
compuestos inorgánicos) o servicios (tales como dispersión de gametos o de
descendientes o protección contra predadores).
Relaciones recurso-recurso
Las relaciones recurso-recurso, en que un tipo de recurso es canjeado por otro es
posiblemente el tipo más común de mutualismo; por ejemplo las asociaciones
de micorrizas entre las raíces de una planta y un hongo. La planta proporciona los
carbohidratos al hongo en cambio por agua y minerales, especialmente fosfatos y
también nitratos. Los rizobios fijadores de nitrógeno y las
plantas leguminosas intercambian nitrógeno por carbohidratos.6
Relaciones servicio-recurso natural
Las relaciones servicio-recurso son también comunes, por ejemplo la polinización en que
los recursos de néctar y o polen son intercambiados por el servicio de dispersión de las
gametas (polen) de la planta. Otro ejemplo es el de las hormigas que protegen a
los pulgones de sus depredadores (servicio) a cambio del rocío de miel o mielada (recurso)
que es un subproducto de la savia que los pulgones chupan de la planta.
Relaciones de servicio-servicio
Las relaciones estrictamente de servicio-servicio son muy escasas por razones aún no
muy claras.4 Un ejemplo es la relación entre la anémona de mar y el pez payaso de la
familia Pomacentridae: la anémona con sus dardos venenosos (nematocistos) protege al
pez contra depredadores y el pez payaso protege a la anémona contra peces de la
familia Chaetodontidae que se alimentan de anémonas. Al igual que en otros mutualismos,
éste tiene otros aspectos que complican la situación de intercambio: los desechos del
pez, amoníaco, alimentan a algas simbióticas que se encuentran en los tentáculos de la
anémona.78 De lo cual se desprende que además de ser un mutualismo de servicio-
servicio es también en parte uno de servicio-recurso.
Otro ejemplo es el de ciertas hormigas con algunas plantas del género Acacia, tales como
la acacia cuerno de toro. Las hormigas hacen sus nidos dentro de las grandes espinas
ahuecadas de la acacia y a su vez protegen a la acacia contra los herbívoros (a veces se
alimentan de tales herbívoros, entonces también éste es un caso de servicio-servicio y en
parte de servicio-recurso). Otro servicio que las hormigas proporcionan a la acacia es que
podan a la vegetación circundante eliminando así a la competencia. La acacia, además de
proporcionar el servicio de refugio, también provee alimento a las hormigas en forma de
glóbulos ricos en glucógeno, conocidos como Cuerpos de Belt, secretados por el ápice de
los foliolos.
Simbiosis
Liquen «barbas de chivo».
El término simbiosis (del griego: σύν, syn, 'juntos'; y βίωσις, biosis, ‘vivir’) se aplica a
la interacción biológica, a la relación estrecha y persistente entre organismos de diferentes
especies. Los organismos involucrados en la simbiosis son denominados simbiontes.
El biólogo alemán Albert Bernhard Frank, al estudiar los líquenes, acuñó el término para
describir la estrecha relación entre organismos de diferentes tipos.1 El botánico
alemán Anton de Bary, en 1879 definió la simbiosis como «la vida en conjunción de dos
organismos disímiles, normalmente en íntima asociación, y por lo general con efectos
benéficos para al menos uno de ellos».2 La definición de simbiosis se encuentra sometida
a debate, y el término ha sido aplicado a un amplio rango de interacciones biológicas.
Otras fuentes la definen de forma más estrecha, como aquellas relaciones persistentes en
las cuales ambos organismos obtienen beneficios, en cuyo caso sería sinónimo
de mutualismo.3
La simbiosis suele ser identificada con las relaciones simbióticas mutualistas, que son
aquellas en las que todos los simbiontes salen beneficiados. Por analogía,
en sociología, simbiosis puede referirse a sociedades y grupos basados en la colectividad
y la solidaridad.
Conceptos
El término simbiosis puede tener las siguientes definiciones:
Tipos de simbiosis
La simbiosis puede clasificarse:
Desde una perspectiva de los costos y los beneficios que obtienen cada uno de los
participantes, las relaciones simbióticas en la naturaleza pueden clasificarse como
de mutualismo, comensalismo y parasitismo. En el mutualismo ambas especies se
benefician; en el comensalismo la relación es beneficiosa para una de ellas e
indiferente para la otra; y en el parasitismo la relación es positiva para una, aunque
perjudicial para la otra.
Según sean estas facultativas u obligatorias, o también distinguiendo si son
permanentes o temporales.11
En este estadio, el parásito debe atenuar la virulencia contra su hospedador y, entre otras
adaptaciones, se desprende de una característica típica de todo organismo, su tendencia a
reproducirse geométricamente, auto-regulando esta tendencia;16 paralelamente, el
hospedador deberá reaccionar neutralizando los efectos deletéreos de su parásito. «En
cualquier momento esas asociaciones pueden disolverse, sus miembros pueden cambiar e
incluso destruirse entre sí, o simplemente perder a su simbionte».17
Este primer estadio simbiótico es el más inestable, dado que «el éxito del parasitismo
[éxito del parásito y también de la simbiosis] radica en la acomodación y en la
supervivencia. El éxito del parásito se mide no por los trastornos que causa a su
hospedador sino por su capacidad para adaptarse y para integrarse al medio interno de
este último».18 Se podría llegar a estadios de integración muy elevados en los que, antes
de alcanzar una relación mutualista ya se podría estar produciendo transferencia de
material genético.19
El grado de menor integración sería aquel en el que los simbiontes establecen una
relación de «comportamiento»: vivirían uno junto al otro y ambos habrían aprendido a
beneficiarse de su mutua presencia. La fragata portuguesa y los peces pastor o las
anémonas y los peces payasos son ejemplos de esos comportamientos simbióticos
sutiles.
Otro grado que pueden alcanzar las relaciones simbióticas sería el «metabólico»:
«Frecuentemente el producto metabólico, el exudado o el residuo de uno de los
miembros de la asociación se convierte en alimento para el otro. Probablemente todos
los animales verdes que han sido estudiados (tales como el gusano plano
o platelminto Convoluta roscoffensis, o la Hydra viridis de los estanques), así como
todos los líquenes, estén integrados a este nivel».21
Un mayor grado de integración supone aquel en el que por ejemplo las proteínas de
uno de los integrantes de la simbiosis se hacen imprescindibles para el otro: «En las
plantas de alubias y guisantes encontramos un excelente ejemplo de esta clase de
integración. Si arrancas un trébol, una arveja o una planta de judías, verás en sus
raíces unas pequeñas protuberancias rosáceas. Se trata de nódulos fijadores de
nitrógeno, en cuyo interior medra determinado tipo de bacteria, los rizobios. Otrora
bacterias nadadoras con forma de bastoncillo, todas ellas han acabado por convertirse
en bacteroides hinchados. Estos bacteroides sobredimensionados, llenos de agujeros,
ya no pueden dividirse ni crecer».21
El máximo grado de integración y más radical sería aquel en el que estas uniones
desembocan en la transferencia de material genético y la consecuente fusión de los
simbiontes, conformando a partir de ello un nuevo individuo. Material genético de uno
de los simbiontes pasa a integrarse en el genoma del otro, surgiendo un individuo
nuevo que integra a sus simbiontes. Este estado es conocido como «simbiogénesis».
Los casos más transcendentales de este tipo de simbiosis extrema fueron los
procesos simbiogenéticos que originaron los eucariotas. La capacidad de respirar
oxígeno como consecuencia de la adquisición de las mitocondrias propició el origen de
los animales, y la capacidad fotosintética adquirida posteriormente con
los cloroplastos originó el reino vegetal. En ambos casos, mitocondrias y cloroplastos
tienen su origen en bacterias de vida libre. Los descendientes de estas bacterias aún
se encuentran entre nosotros.
Los procesos simbióticos, plausiblemente, seguirían estos pasos: en un principio, un
individuo entraría en contacto con otro individuo o grupo de individuos, en principio esa
relación podría ser parasitaria,22 pero con el tiempo ambos individuos podrían llegar a una
relación mutualista, el hospedador encontraría ventajas en las características y
especialidades del hospedado. De no llegar a este punto la selección natural no
favorecería esta relación, disminuyendo paulatinamente el número de estos individuos en
el conjunto de la población; por el contrario, una relación fructífera se vería favorecida y los
individuos implicados proliferarían.
La simbiosis desde la óptica evolutiva podría considerarse como un proceso en el que los
simbiontes van estrechando su relación. Dependiendo de las características de la
simbiosis y de los simbiontes que la integran, esta relación podría alcanzar su máximo
grado de integración: la simbiogénesis.
Un ejemplo de simbiosis mutua entre un pez payaso que nada entre los tentáculos de Anémona.
Ese pezprotege su territorio de otros peces comedores de la anémona y a cambio los tentáculos de
la anémona le protegen de otros depredadores.26
Sin embargo, Margulis fue más allá del proceso de aparición de las células eucariotas y
también postuló hipótesis más controvertidas.
Lynn Margulis, después de formular en 1967 la teoría de la endosimbiosis seriada en la
que se describe el origen de los eucariotas mediante sucesivos procesos simbiogenéticos,
una vez demostrada la acción de la simbiogénesis en este origen,32 defiende que esos
procesos son generalizados en la naturaleza, siendo la impulsora de la Teoría
simbiogenética que destaca el papel de la simbiogénesis en la evolución, considerando a
los procesos simbigenéticos la principal fuente de novedad biológica: «La simbiosis, la
unión de distintos organismos para formar nuevos colectivos, ha resultado ser la más
importante fuerza de cambio sobre la Tierra».33
Para defender su hipótesis Margulis indicó que desde finales del siglo XIX para la escuela
rusa (Konstantín Merezhkovski, Andrey Faminstyn y Borís Kozo-Polianski) «la
simbiogénesis era considerada como crucial para la generación de novedad biológica. La
bibliografía rusa, interpretada por el historiador de la ciencia Liya N. Khakhina, no estuvo
disponible en inglés hasta el año 1922. Fueron necesarias dos generaciones de
académicos para resumir la gran bibliografía de los botánicos rusos. Parece hoy como si
esta bibliografía fuera ignorada por esta misma razón. La literatura antigua escrita por
botánicos rusos carece de atractivo para el mercado anglófono».34
La presencia de 250 genes en nuestro ADN, genes en los que se puede identificar su
origen bacteriano, podrían ser los vestigios de recientes procesos simbióticos que
culminaron en transferencia genética y, consecuentemente, significaría novedad biológica.
Igualmente, las múltiples comunidades de microorganismos que nos constituyen, podrían
desembocar en futuros procesos simbiogenéticos, pasando, la información genética de
estos microorganismos a formar parte de nuestro genoma.
Protocooperación
La protocooperación es una interacción biológica en la cual dos organismos o
poblaciones se benefician mutuamente, sin embargo esta condición no es esencial para la
vida de ambos, ya que pueden vivir de forma separada. Esta interacción puede ocurrir
incluso entre diferentes reinos como es el caso de los animales polinizadores o los
dispersadores de semillas; como los pájaros esparcen las semillas de un árbol, al comer
de su fruto defecan la semilla.
La diferencia con el mutualismo, es que en cooperación los organismos en cuestión no
dependen necesariamente uno del otro, en cambio en mutualismo, cada especie favorece
el desarrollo de la otra. La semejanza es que sus ejemplos son parecidos.
Amensalismo
El amensalismo es la interacción biológica que se produce cuando un organismo se ve
perjudicado en la relación y el otro no experimenta ninguna alteración, es decir, la relación
le resulta neutra.
Para abordar el tema de amensalismo es necesario saber que las relaciones entre las
especies pueden ser muy diversas y que varían de acuerdo a su alimentación, obteniendo
un beneficio mutuo que puede ocasionar una relación neutra o perjudicial.
El amensalismo no es algo maligno para la vida de algunos organismos, sino que esta
interacción determina la depredación de cada una de ellas, como parte de un ciclo de vida.
Un grupo particular lo constituyen los antibióticos (del griego anti ‘contra’, y bios ‘vida’).
Algunos antibióticos son producidos por organismos vivientes tales como bacterias,
hongos, y esporas. Otros son en parte o totalmente sintéticos, es decir, producidos
artificialmente. La penicilina es quizás el mejor antibiótico conocido.
La relación general entre un antibiótico y un organismo infeccioso es de antibiosis. Esta
palabra se refiere a una asociación de dos organismos en la que uno es dañado o es
matado por el otro.
El amensalismo o antagonismo es una relación negativa: se basa en la producción de
sustancias tóxicas o en la creación de condiciones intolerables para otras poblaciones por
parte de los microorganismos.
Se puede ver en el medio ambiente que cada organismo lleva a cabo una “lucha por la
supervivencia”, que puede ser un lugar, una organización física en el tiempo y el espacio, o
puede ser tan grande como un océano o tan pequeño y transitorio como un charco en el
suelo después haber llovido.
El amensalismo puede conducir a la localización de un hábitat cuando un organismo se ha
establecido en este, y esto puede impedir que otras poblaciones sobrevivan en él. Es tanto
así que las poblaciones son capaces de producir y tolerar concentraciones altas de ácido
láctico donde pueden modificar tanto el hábitat que hacen imposible el crecimiento a otras
poblaciones.
En algunos bosques (por ejemplo, la selva amazónica) hay árboles de mayor tamaño que
impiden la llegada de luz solar a las hierbas que se encuentran a ras del suelo.
Ejemplos
Éstos son algunos ejemplos de amensalismo:
Comensalismo
El comensalismo es una forma de interacción biológica en la que uno de los intervinientes
obtiene un beneficio, mientras que el otro no se perjudica ni se beneficia. El término
proviene del latín cum mensa,1 que significa ‘compartiendo la mesa’. Originalmente fue
usado para describir el uso de comida de desecho por parte de un segundo animal, como
las especies depredadores que se encuentran en las sabanas carroñeros que siguen a los
animales de cazadores pero esperan hasta que el primero termine de comer. Los
individuos de una población aprovechan los recursos que le sobran a los de otra población.
La especie que se beneficia es el comensal.
Otras formas de comensalismo incluyen:
Inquilinismo
En zoología un inquilino (del latín inquilinus) es un animal que vive como un comensal en
la madriguera o refugio de otra especie. Por ejemplo algunos organismos, tales
como insectos pueden vivir en las madrigueras de ratones campesinos y alimentarse de
residuos, hongos, raíces, etc.
Los tipos más comunes de inquilinos son los encontrados en asociación con los nidos de
insectos sociales, especialmente hormigas y termitas. Una sola colonia puede albergar
docenas de inquilinos diferentes. La diferencia entre parásitos, parásitos sociales,
inquilinos y relaciones mutualistas puede ser muy sutil. Algunas especies cumplen los
criterios de uno y otro, por ejemplo son inquilinos y presentan algunos de los
comportamientos de parásitos o de mutualistas. La diferencia fundamental es que los
parásitos son perjudiciales a sus huéspedes, los inquilinos sólo tienen efectos neutros y los
mutualistas ayudan al hospedero.
El término inquilino se usa también para referirse a los invertebrados acuáticos que pasan
toda o la mayor parte de sus vidas en las estructuras llenas de agua de ciertas plantas. Por
ejemplo Wyeomyia smithii, Metriocnemus knabi y Habrotrocha rosa son tres invertebrados
que forman parte de un microecosistema dentro de las jarras de la planta
carnívora Sarracenia purpurea. Estos llamados inquilinos realizan una labor beneficiosa
para la planta porque ayudan en la digestión de las presas atrapadas en la jarra.
Facilitación ecológica
Categorías
Tipos de competencia
Competencia entre machos de ciervo rojo durante la época del celo, ejemplo de competencia
intraespecífica (competencia por interferencia).
Por mecanismo
Los términos siguientes describen los mecanismos biológicos por los cuales tiene lugar la
competencia. Estos mecanismos pueden ser tanto directos como indirectos y se aplican
tanto a la competencia intraespecífica como interespecífica:
Competencia por interferencia
Sucede cuando un individuo interfiere directamente en la obtención de alimento,
supervivencia, reproducción de otros por medio actos de agresión o de otro tipo, o cuando
directamente impide su establecimiento en una porción del hábitat.2
Competencia por explotación
Ocurre de forma indirecta cuando se compite por el consumo de un recurso limitado
común que actúa como un intermediario. Así el uso del recurso por unos causa la escasez
para otros, también se produce con la competencia por el espacio que deja sin espacio
vital a uno de los competidores.
Competencia aparente: Ocurre indirectamente entre dos especies que, por ejemplo, son
presas de un depredador común.3 En tal caso hay competencia por el espacio libre de
depredadores.4
Por especies
Competencia intraespecífica
Artículo principal: Competencia intraespecífica
Depredación
«Depredador» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Depredador (desambiguación).
Parasitismo
Descripción
En los grupos que evolucionan en el parasitismo es común que se produzca una fuerte
simplificación o reducción orgánica, a veces tan drástica que hace sus afinidades
irreconocibles. Existen numerosos ejemplos en la naturaleza de evolución de los parásitos
que conlleva la pérdida de genes, características y/o funciones imprescindibles para
sobrevivir fuera del anfitrión, convirtiéndose en parásitos obligados. Entre estos ejemplos
destacan.
Especies Protistas sin mitocondrias, los cuales carecen de ellas por una pérdida
secundaria, o una degeneración de las mismas, para adaptarse a un modo de vida
parásito, intracelular o anaerobio.3
Un ejemplo menos exagerado lo ofrece la pérdida de las alas en moscas parásitas del
ganado, pérdida que representa una fase inicial de la misma trayectoria evolutiva que
hizo derivar a las pulgas (orden Siphonaptera) precisamente de ciertas moscas (orden
Diptera).
Clasificación
Los microparásitos son pequeños y extremadamente numerosos, se multiplican dentro
del huésped y en muchos casos lo hacen dentro de las células del huésped, por lo
tanto se relacionan con el metabolismo y provocan reacciones por parte de los
anticuerpos.
Los macroparásitos crecen, y en algunos casos se multiplican dentro del anfitrión. En
otros casos producen fases infecciosas que salen fuera del anfitrión, para afectar a
otros. Viven sobre (los piojos, por ejemplo) o dentro del cuerpo (las lombrices
intestinales, por ejemplo) o en las cavidades del hospedero y, por lo general, se puede
estimar el número de macroparásitos existente en el organismo afectado.
El parasitismo implica una relación trófica con su anfitrión (obtención de nutrientes) pero
también puede implicar otras relaciones como lo es la de protección por parte de este
último.
Tipos de parásitos
Existen distintos tipos de parásitos y en muchos grupos biológicos. Entre estos están:
Parasitología
La ciencia que estudia los parásitos es la parasitología, así como la interacción biológica
entre dos especies, parásito y hospedador, se denomina parasitismo. Dado que la mayoría
de los microorganismos que producen infecciones son estudiados por la microbiología, la
parasitología se encarga de estudiar exclusivamente a los parásitos eucariotas excepto
los hongos. Es decir, tanto los eucariotas unicelulares del grupo parafilético Protista, como
los pluricelulares (plantas y metazoos) que incluyen a platelmintos, nematodos, artrópodos.
En ocasiones, es difícil diferenciar el fenómeno de parasitismo de los
siguientes: comensalismo, simbiosis, foresis y depredación, ya que las distinciones entre
éstos varían de un autor a otro.
Alelopatía
La alelopatía es un fenómeno biológico por el cual un organismo produce uno o más
compuestos bioquímicos que influyen en el crecimiento, supervivencia o reproducción de
otros organismos. Estos compuestos son conocidos como alelo químicos y pueden
conllevar a efectos benéficos (alelopatía positiva) o efectos perjudiciales (alelopatía
negativa) a los organismos receptores.
Los monoterpenos son los principales componentes de los aceites esenciales de los
vegetales y son los terpenoides inhibidores de crecimiento más abundantes que han sido
identificados en las plantas superiores. Son conocidos por su potencial alelopático contra
malezas y plantas de cultivo. Entre los más frecuentes con actividad alelopática se pueden
citar el alcanfor, a y b pineno, 1,8-cineol, y dipenteno. Dentro de las plantas que los
producen podemos citar los géneros Salvia spp, Amaranthus, Eucalyptus, Artemisia,
y Pinus.
Generalidades
En las comunidades bióticas, muchas especies se regulan unas a otras por medio de la
producción y liberación de repelentes, atrayentes, estimulantes e inhibidores químicos. La
alelopatía se ocupa de las interacciones químicas planta - planta (alelopatias) y planta -
organismo (aleloquimias), ya sean estas perjudiciales o benéficas.
La alelopatía es pues, el fenómeno que implica la inhibición directa de una especie por otra
ya sea vegetal o animal, usando sustancias tóxicas o disuasivas. La agricultura biológica
hace buen uso de todo esto para proteger los cultivos del ataque de algunos insectos-
plagas mediante la intercalación de plantas aromáticas dentro del cultivo. Por ejemplo al
intercalar ruda en los cultivos de papa.
Estas relaciones se hacen especialmente importantes a medida que las plantas adultas
sintetizan esencias y aromas característicos. El frijol verde y la fresa, por ejemplo,
prosperan más cuando son cultivados juntos, que cuando se cultivan separadamente.
La lechuga sembrada con espinacas se hace más jugosa cuando se siembra en una
proporción de 4 a 1.
Algunas plantas segregan unas sustancias tóxicas que no permiten ser cultivadas en
asociación, un ejemplo de éstas es el ajenjo cuyas raíces son tóxicas; sin embargo estas
mismas sustancias controlan pulgas y babosas cuando se utilizan en forma de té; también
alejan los escarabajos y gorgojos de los granos almacenados. El hinojo, el eneldo y
el anís rechazan insectos del suelo.
Como los anteriores ejemplos, existen un sinnúmero de plantas de gran valor por sus
propiedades alelopáticas. A continuación ampliaremos algunos aspectos de importancia
para todos aquellos que tienen que ver con el sector agropecuario.
El efecto alelopático de una planta sobre otro organismo no es total para bien o para mal,
sino que está regido por manifestaciones de mayor o menor grado según sean las
características de los organismos involucrados. Sin embargo, el potencial de productos
naturales que pueden ser usados por sus propiedades biológicas particulares
como herbicidas, plaguicidas, antibióticos, inhibidores o estimulantes de crecimiento, etc.,
es prácticamente inagotable.
El estudio de las interacciones químicas entre las principales especies de un agro
ecosistema y del impacto de los alelo químicos en la dinámica y en la producción de los
mismos, debe conducir hacia metas ecológicas y hacia la búsqueda de mayor información
que permitan aprovechar dicho potencial.
Estos productos naturales tiene múltiples efectos como se señaló en la definición, efectos
que van desde la inhibición o estimulación de los procesos de crecimiento de las plantas
vecinas, hasta la inhibición de la germinación de semillas, o bien evitan la acción de
insectos y animales comedores de hojas, así como los efectos dañinos
de bacterias, hongos y virus. Así, los productos naturales conforman una parte muy
importante de los sistemas de defensa de las plantas con la ventaja de ser biodegradables.
Numerosas investigaciones científicas han demostrado que los productos cultivados con el
sistema orgánico, tienen más materia seca y por lo tanto más valor nutritivo por kilogramo
de peso. Por ejemplo, una coliflor pequeña tiene menos agua y posee mayor valor nutritivo
y mayor capacidad de conservación que una grande de cultivación química que contiene
más agua.
Los alimentos cultivados con productos químicos, además de disminuir la calidad de los
productos para el consumidor, resultan también dañinos en su estructura biológica,
molecular y química, pues algunos minerales aumentan mientras que los más
indispensables disminuyen, creándose un desequilibrio.
Bases experimentales
Paramecium aurelia y Paramecium caudatum crecen bien individualmente, pero cuando compiten
por los mismos recursos P. aurelia desplaza a P. caudatum
El ecólogo ruso Georgii Frantsevich Gause formuló la ley de exclusión competitiva basada
en experimentos de laboratorio con dos especies de paramecio, Paramecium
aurelia y Paramecium caudatum. Después de una fase de neutralidad P.
aurelia sistemáticamente llevaba a la extinción P. caudatum. Las condiciones
experimentales consistían en proporcionar agua fresca diariamente y mantener un flujo
constante de alimentos. Sin embargo Gause podía permitir la supervivencia de P.
caudatum si alteraba algunos de los parámetros ambientales (agua y alimentos). Esto
explica porqué la ley de Gause es válida solamente si los factores ecológicos se
mantienen constantes. Gause también estudió la competencia entre dos especies de
levaduras, Saccharomyces cerevisiae y Schizosaccharomyces kefir. Encontró que S.
kefirsiempre triunfaba en su competencia con S. cerevisiae produciendo una concentración
más alta de alcohol.3
Predicción
Se puede predecir la exclusión competitiva por medio de un número de modelos
matemáticos y teóricos, tales como los modelos Lotka-Volterra de competencia. Sin
embargo, por razones no muy claras, la exclusión competitiva rara vez se observa en
sistemas ecológicos naturales; algunas comunidades biológicas parecen violar la ley de
Gause. El ejemplo mejor conocido es la "paradoja del plancton". Todas las especies
de plancton viven de recursos limitados, principalmente energía solar y minerales disueltos
en el agua. De acuerdo al principio de exclusión competitiva, sólo un número limitado de
especies de plancton podrían coexistir en tales circunstancias. Sin embargo grandes
cantidades de especies coexisten en regiones pequeñas del mar abierto. Algunas
comunidades que confirman el principio de exclusión competitiva son los parúlidos de
MacArthur4 y los pinzones de Darwin.5
Rasgos paradójicos
Se puede explicar parcialmente la paradoja si se aumentan las dimensiones del sistema,
incluyendo heterogeneidad espacial, competencia múltiple de recursos, interacción de
competencia y colonización, etc. Sin embargo suele ser imposible analizar tales sistemas.
Además, según esos análisis, algunos pueden mantener un número ilimitado de especies.
Esto crea una nueva paradoja: La mayoría de los modelos más conocidos permiten un
número ilimitado de especies, sin embargo, en la naturaleza cada comunidad contiene un
número limitado de especies.
Redefinición
Los estudios recientes que encaran algunas de las suposiciones hechas para los modelos
predictivos de exclusión competitiva demuestran que es necesario revaluar estas
conjeturas. Por ejemplo, una ligera modificación de la conjetura sobre la relación entre
crecimiento y tamaño corporal lleva a conclusiones diferentes, es decir que en ciertos
ecosistemas una cantidad de especies pueden coexistir mientras que otras son
desplazadas.