Mariano Nava y Carlos Sandoval
Mariano Nava y Carlos Sandoval
Mariano Nava y Carlos Sandoval
Mariano Nava
Universidad de Los Andes, Mérida
Carlos Sandoval
Universidad Central de Venezuela
Resumen
La literatura utópica comienza mucho antes de que Moro acuñara el singular
término de “Utopía” en 1516. Sin embargo, una importante cantidad de relatos ficticios
apareció por esta época, estimulados por las noticias que llegaban a Europa durante la
llamada Era de los Descubrimientos. Así, el primer texto occidental escrito en y sobre
Venezuela, la Relación del tercer viaje de Cristóbal Colón, muestra ya indudables influen-
cias de este pensamiento utópico. A partir de entonces, es posible encontrar toda una
tradición de descripciones y narraciones utópicas y distópicas en la narrativa venezolana
desde la Colonia hasta nuestros días.
Palabras clave: utopía, distopía, Literatura venezolana, narrativa.
Abstract
Utopia and dystopia in Venezuelan literature
The utopian literature begins too much before Moro coined the unique term of
“Utopia” in 1516. However, an important number of fictive narrative appeared by these
times, stimulated by the news that arrived to Europe during the so called Age of the
Discoveries. So, the first Western text written in and about Venezuela, the Relation of the
Third Voyage by Christopher Columbus, shows indubitable influences of this Utopian
thought. Starting from this, it is possible to find a veritable tradition of Utopian and-
Dystopian descriptions and narrations in Venezuelan narrative, from Colonial times to
our days.
Keywords: Utopia, dystopia, Venezuelan literature, narrative.
Résumé
Utopie et dystopie dans la Littérature vénézuélienne
La littérature utopique commence bien avant que Moro n’invente le terme singu-
lier d’»Utopie» en 1516. Cependant, une grosse quantité de récits de fiction a apparu à
cette époque-là, encouragés par les nouvelles qui arrivaient en Europe pendant l’Ère des
Découvertes. Ainsi, le premier texte occidental écrit au et sur le Venezuela, la Relación
del tercer viaje de Cristobal Colón, montre-t-il déjà des incontestables influences de cette
pensée utopique. Désormais, il est possible de trouver toute une tradition de descrip-
tions et de narrations utopiques et dystopiques dans la narrative vénézuélienne depuis
la Colonie jusqu’à nos jours.
Mots clé: utopie, dystopie, Littérature vénézuélienne, narrative
Resumo
Utopia e distopia na Literatura venezuelana
A literatura utópica começa muito dantes de que Moro acunhara o singular ter-
mo de “Utopia” em 1516. No entanto, uma importante quantidade de relatos fictícios
apareceu por esta época, estimulados pelas notícias que chegavam a Europa durante a
denominada Era das Descobertas. Assim, o primeiro texto ocidental escrito em e so-
bre Venezuela, a Relação da terceira viagem de Cristóbal Colón, mostra já indubitáveis
influências deste pensamento utópico. A partir de então, é possível encontrar toda uma
tradição de descrições e narrações utópicas e distópicas na narrativa venezuelana desde
a Colônia até nossos dias.
Palavras chave: utopia, distopia, Literatura venezuelana, narrativa.
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Utopía y distopía en la Literatura venezolana
¿Cómo conocer un lugar en el que nunca hemos estado y, más aún, donde
nunca estaremos? Esta es, justamente, la gran paradoja de Utopía, una reflexión
que seduce a los escritores de Hispanoamérica y, por supuesto, de Venezuela,
como veremos.
Las coordenadas del relato utópico han sido abordadas por la crítica
literaria desde hace por lo menos medio siglo, si bien en los últimos años se ha
verificado un marcado interés por el tema. Ya desde su nombre, utopía, neolo-
gismo griego acuñado en el siglo XVI por Tomás Moro que literalmente signi-
fica “no-lugar”, el término señala la naturaleza paradójica de la cosa, digamos.
¿Cómo describir un lugar que no existe? Al decir de Vieira, “etimológicamente,
la utopía es a la vez un lugar que es un no-lugar simultáneamente constituido
por un movimiento de afirmación y negación” (2011, p. 4). Así pues, como tam-
bién nota Staquet (2003), estas paradojas se centran, en esencia, en las relaciones
entre ficción y realidad. Algunos estudiosos como Mucchieli (1960),Baczko
(1978), Trousson (1979), Manuel & Manuel (1979), Abensour (2000), y más
recientemente Comparato (2005), Allemand (2005), Sargent (2010) o Claeys
(1994, 1999 y 2011) han intentado definiciones, o al menos ponernos sobre las
pistas que nos lleven a una definición del género. Que en los últimos lustros
hemos asistido a un renovado interés por el tema lo demuestra el volumen
colectivo al cuidado de Claeys: The Cambridge Companion to Utopian Literature
(2011), donde once especialistas esclarecen las tendencias del pensamiento y la
crítica utópicas. En español, hay que mencionar el pequeño volumen editado
por Miguel Ramiro Avilés, Anatomía de la utopía (2008), que recoge algunos de
los trabajos leídos en las “Jornadas sobre pensamiento utópico”, que desde 2004
se vienen celebrando en la Universidad Carlos III de Madrid.
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Utopía y distopía en la Literatura venezolana
evolución. Por otro lado, hay utopías ascéticas y utopías opulentas, lo que marca
una relación respecto de los bienes materiales. Finalmente, hay utopías jerárqui-
cas y utopías igualitarias. La República de Platón es un ejemplo de utopía jerár-
quica; la isla de Moro, de una igualitaria. Hay que señalar que estas características
se han mantenido de forma invariable desde la prehistoria misma del género en
Occidente, desde las primeras descripciones griegas del no-lugar, como lo han
demostrado Fergusson en su célebre estudio Utopias in the Classical World (1975),
y Lens Tuero y Campos Daroca en sus Utopías del mundo antiguo (2000).1
Con estas mismas características discursivas el registro utópico se trans-
mite como parte de la herencia clásica a la literatura europea, encontrando su
madurez paradigmática en la singular pieza de Moro. Sin embargo, la Utopía
moreana no fue, ni mucho menos, el único relato de su tipo. Resulta abruma-
dora la cantidad de obras literarias similares publicadas por aquellos años, sin
duda bajo la excitación y el impacto de los hallazgos europeos de la Era de los
Descubrimientos2. En el prólogo de su libro Anatomía de la utopía, Ramiro Avilés
(2008) se pregunta por qué tuvimos que esperar hasta bien avanzado el siglo
XVIII para que apareciera la Descripción de Sinapia, la primera utopía ilustrada
española, a la que Trousson mezquinamente dedica un escaso párrafo de su
Historia (p. 8). Para nosotros la respuesta es sencilla: el relato utópico español
de la Era de los Descubrimientos no se encuentra en forma de novelas o rela-
tos de aventuras; más bien se halla contenido en las Crónicas de Indias, corpus
singularísimo que, como sabemos, constituye una rara alquimia epistemológica:
mezcla de mito, ciencia, religión, historia y literatura.
Tres textos fundamentales nos ayudan a comprender el fenómeno. El
primero es el clásico estudio de Juan Gil, Mitos y utopías del Descubrimiento (1989).
El segundo se debe a Fernando Aínsa, quien ha estudiado el problema, acaso
de manera más profunda, desde la perspectiva americana. Su libro De la Edad de
Oro a El Dorado (1992) se complementa con el no menos valioso La reconstrucción
de la Utopía (1999). En todos se va decantando el proceso de transmisión de
1
Cf. también Nava (2007).
2
“Estas expansiones de los horizontes mentales ciertamente fueron influidas por
la precedente expansión de los horizontes geográficos. Moro escribió su Utopía
inspirado por las cartas en las que Américo Vespucio, Cristóbal Colón y Ángelo
Policiano contaban el descubrimiento de nuevos mundos y nuevos pueblos. La
expansión geográfica inevitablemente implicaba el descubrimiento del otro. Y Moro
usó esa consciencia emergente de la alteridad para legitimar la invención de otros
espacios, con otros pueblos y otras formas de organización” (Vieira, 2011, p. 4).
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3
Para la configuración retórica de la Relación del tercer viaje y sus relaciones textuales con
la tradición griega, cf. Nava (2005).
4
(Cf. Casas, 1986; especialmente los capítulos 133 a 139).
5
(Cf. Simón, 1992, cap. 1).
6
(Cf. Castellanos, 1997).
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Mención aparte merece un texto que destaca por lo evidente de sus in-
fluencias: la descripción de Caracas que ofrece el padre Oviedo y Baños. Escribe
el obispo:
En un hermoso valle, tan fértil como alegre y tan ameno como deleitable [...] al
pie de unas altas sierras, que con distancia de cinco leguas la dividen del mar en el
recinto que forman cuatro ríos, que porque no le faltase circunstancia para acre-
ditarla paraíso, la cercan por todas partes, sin padecer susto de que la aneguen:
tiene su situación la ciudad de Caracas en un temperamento tan del cielo, que sin
competencia es el mejor de cuantos tiene la América, pues además de ser muy
saludable, parece que lo escogió la primavera para su habitación continua, pues en
igual templanza todo el año, ni el frío molesta, ni el calor enfada, ni los bochornos
del estío fatigan, ni los rigores del frío afligen (1992, p. 232).
La Historia de la conquista y población de la provincia de Venezuela fue escrita
entre 1705 y 1723, cuando ya habían pasado más de doscientos años de la lle-
gada de los españoles. Su autor había nacido en Bogotá y había estudiado, en
Lima,gramática, retórica y elocuencia. Su formación era, pues, americana. No
podía sentir ninguna sorpresa, ningún asombro por la geografía, por el clima del
Nuevo Mundo: estaba acostumbrado a él. Y sin embargo, aquí se aprecia aún la
vigencia del formato utópico, sus formas y lugares, sus topoi extraídos del relato
áureo y paradisíaco al momento de construir el discurso configurador de la in-
édita geografía. Aparecen, entonces, los elementos propios de la utopía clásica
griega y judeocristiana, moreana y colombina, con que los americanos vamos ya
aprendiendo a mirarnos a nosotros mismos.
Tensando el arco de tiempo, ese mirarnos utópicamente se continúa en
la etapa republicana, a partir de 1830, cuando nos convertimos en un territorio
autónomo. No obstante, la retórica de utopía ya no descansa sólo en la pintura
de sitios anhelados, sino, más bien, en el mejoramiento de las condiciones socia-
les y políticas que se muestra en el discurso, por ejemplo, de los narradores de
muchas novelas y cuentos. Es lo que ocurre en la novela fundadora, para gran
parte de la historiografía literaria del país, de nuestra narrativa nacional: Peonía
(1890), de Manuel Vicente Romero García. En la arenga del protagonista Carlos
cuando señala a uno de sus tíos que debe mejorar las condiciones operativas de
su trapiche se percibe, desde la perspectiva utópica, la creencia de ese personaje
en las bondades que la tecnología proporciona para el mejoramiento de la vida:
iluminar la nave donde se muele la caña y cambiar la tracción de burros por
una de motor es seguro que contribuiría con un aprovechamiento eficaz de
los recursos e, imaginariamente, con un microcosmos familiar holgado, acaso
paradisíaco.
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«Un Tulio Arcos no podía quedarse viendo correr la vida como se queda viendo
pasar el agua del torrente un soñador o un idiota.»
Así gritaba dentro de él, llegado a los veinticinco años de su edad, toda una larga
ascendencia de varones ilustres. Porque no en balde aquel segundón andaluz,
tronco originario de la familia, venido a tierras de América, se puso a dar flores.
Estas fueron, en el principio, de sólo púrpura: la sangre les daba color; el heroís-
mo, fragancia. El segundó andaluz fue guerrero, únicamente guerrero. Vivió de
luchar con los hombres, con las bestias, con las montañas y los ríos.
[…]
Luego, las flores dejaron de ser púrpuras. Un Arcos fundó ciudades y cristiani-
zó indios […] Otros del mismo nombre, depuestas las armas de la conquista,
se consagraron a educar a las gentes, y el alma nueva de la colonia, pusieron la
aspiración a la más excelsa cultura. Así, uno de ellos, al romper en toda América
e grito de la guerra libertadora, esparcía en Venezuela […] el grano de luz de la
enseñanza. (1968, pp. 248-249)
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Referencias bibliográficas
Abensour, M. (2000). L’utopie de Thomas More à Walter Benjamin. Paris: Sens &Tonka.
Aguado, P. de. (1963). Recopilación historial de Venezuela(Libro I, Capítulo Segundo, pp.
83-87). Caracas: Academia Nacional de la Historia.
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