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Tipos de Catolicos

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Jesús te pide que te quedes de su lado.

COMPROMÉTETE

OBJETIVO:

Hacer conciencia de nuestra actuación como cristianos, y buscar un compromiso


más concreto con Cristo, con su Iglesia, con nuestro mundo, con nuestro grupo y
con nosotros mismos.

DINÁMICA:

Los tipos de católicos.

Se forman 4 equipos (usar algún juego o dinámica para ello) y a cada uno de
ellos se les reparte uno de los 4 puntos, mismos que tendrán que representar de la
manera que deseen. Cada equipo leerá el párrafo y dará una conclusión.

A lo largo de nuestra vida, seguramente nos vamos a encontrar, o ya lo hemos


hecho, con diferentes tipos de católicos, que se diferencian por los distintos
grados de compromiso o de respuesta que le dan a Dios.

1.- Nos encontramos primero con un tipo de católico que abunda como el pasto; a
estos los vamos a llamar: católicos de agua, son aquéllos que lo único que tienen
de católicos es el nombre, pues en algún tiempo muy lejano sus padres los
bautizaron, pero, aunque son Hijos de Dios, nunca lo han reconocido como
Padre; son aquellas personas que se dicen católicos ante la sociedad, pero que no
van a misa, no comulgan y ni le hablemos de que se confiesen ni de que hagan
caridad con algún hermano; ellos simplemente viven su vida al margen de todo
Dios que pueda existir. ¿Conocemos alguno?… creo que sí.

2.- Luego nos encontramos con los católicos de aire, o llamados comúnmente
golondrinas, pues van, vienen, vuelven. Son aquéllos que luego de hacer un
retiro, un campamento, quedan con todas las fuerzas y son los supercatólicos,
pero cuando pasa un poco el tiempo se van porque se aburren. No le encontraron
el verdadero sentido a las cosas, entonces, cuando no pasa nada extraordinario, se
cansan; pero luego cuando se sienten mal, necesitan o los llaman, vuelven, pero
tarde o temprano vuelan hacia lugares más cálidos. ¿Conocemos alguno?… creo
que sí.
3.- Tenemos otro tipo de católicos a los que vamos a llamar católicos de plomo,
son los famosos fanáticos, ratones de sacristía, santurrones y que cuando lo
vemos venir, generalmente decimos: “¡uh, qué plomo!”… ¿alguno quiere ser así?
Son aquéllos que andan con la Biblia bajo el brazo para decir a todos que son
católicos, será por eso que cuando abren la Biblia todos salen corriendo. Este tipo
de católicos quiere resolver todo con Padrenuestros pero sin comprometerse.
¿Conocemos alguno?… creo que sí.

4.- Finalmente tenemos al católico al que debemos apuntar, es el que aguanta


todo por todos, y que por eso le decimos católico de fierro. Éste tiene de todo un
poco, pues distribuye su tiempo entre el compromiso con Cristo, con su familia
(que es también su compromiso) y su trabajo o su estudio. Es aquella persona que
no sólo nos va a decir que le pidamos a Dios que solucione nuestro problema,
sino que también él nos ayudará, es el católico al cual muchos acuden porque ven
en él a un Hombre de Dios, alguien que nunca los va a dejar en banda.

CONCLUSIÓN:

Y tú…. ¿de qué lado estás?

Jesús te pide que te quedes de su lado. Nos pide que ante su llamado no nos
quedemos callados, aunque nos equivoquemos, pero que le digamos el por qué de
las cosas. Los fariseos, a quienes tanto criticaba Jesús, hacían lo contrario (Mc. 3,
1-6), cuando Jesús les preguntaba algo, ellos sólo callaban y cuando Él se
retiraba ellos murmuraban contra Él; a Jesús no le gusta que hablen a sus
espaldas. ¿A ti sí? ¡A mí no!; Él quiere que nosotros le digamos las cosas de
frente, si no vamos a ser como los ídolos de los que nos habla el salmo 113b, 1-7:
tienen boca y no hablan… y aquéllos que los siguen son iguales. Por eso Jesús
nos pide la actitud de Pedro (¡San Pedro!) quien, aunque a veces se equivoca, se
anima a hablar (Mt. 16, 13-23). Jesús elogia la buena respuesta de Pedro y
corrige su respuesta incorrecta, pero sobre él tiene la confianza de edificar su
Iglesia… ¡aunque se equivoque!

Y tú…. ¿de qué lado estás?

Hay muchas maneras de contestar a Jesús, a este llamado que Él nos hace, sólo es
necesario que nosotros nos preguntemos qué vamos a darle a Jesús, y por
supuesto que no podemos darle otra cosa que no sea lo que hemos recibido de Él.
Las cosas que Él nos propone están siempre al alcance de nuestra mano, tan a
mano como los clasificados de un diario, a diferencia de que en estos siempre
encontramos lo que buscamos.

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