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Tema 5. El Amor Todo Lo Cree

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El amor todo lo cree…

Instrucción

Cada uno de nuestros discípulos debe escribir en una hoja las cosas
que más le cuestan para seguir al Señor, y también debe escribir las
dudas que aún le bloquean en su vida espiritual.

Introducción

Una de las mayores ofensas que cometemos con Dios es la duda.


Según el Antiguo y el Nuevo Testamento, nuestras dudas agravian al
Señor, lo provocan, le causan mucho dolor. Vemos un gran ejemplo en
el antiguo Israel, después que Dios libertó a su pueblo de las manos
de Faraón.

Salmo 106:6-7

Pecamos nosotros, como nuestros padres; hicimos maldad, cometimos


impiedad. Nuestros padres, en Egipto, no entendieron tus maravillas; no se
acordaron de la muchedumbre de tus misericordias, sino que se rebelaron
junto al mar, el Mar Rojo.

¿Cuál fue el pecado perverso que cometió Israel? Dudaron que Dios
pudiera seguir liberándolos, aún después que Él obró increíbles
milagros para ellos en el Mar Rojo.

De igual manera, nosotros hemos visto y hemos sido testigos directos


de la grandeza de Dios, pero cuando estamos en alguna dificultad nos
cuesta mucho creer que Dios nos ayudará. Es muy fácil criticar a
aquellos que dudan, pero cuando somos nosotros los que estamos
pasando por alguna prueba, que fácil caemos en la incertidumbre y la
duda.

Creo que todos los cristianos en alguna ocasión hemos criticado a


Tomás el discípulo que dudó de Jesús, y lo reconocemos como “El
discípulo incrédulo”, pero hoy vamos a aprender que cuando sentimos
el verdadero amor de Dios, estaremos firmes ante cualquier
adversidad, y antes de criticar, vamos a orar por aquellos que son
débiles en la fe.

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Romanos 14:1

Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones.

Veamos la historia Tomás

Juan 20:26-29

26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y


con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas,
y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.
27 Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y
acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo,
sino creyente.
28 Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!
29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste;
bienaventurados los que no vieron, y creyeron.

Algunas características de Tomás

"Tomás el incrédulo." Es una expresión común, incluso en nuestro


lenguaje moderno. Se refiere a uno de los discípulos de Jesús que se
asocian a menudo con una sola palabra: la duda. Él es visto como un
pesimista natural.

Tomás era un discípulo que estaba muy cerca de Jesús, era muy
inteligente y por supuesto preguntaba muchas cosas

Juan 12:1-6

1 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en


mí.
2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera,
yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para
vosotros.
3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os
tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros
también estéis.
4 Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.
2
5 Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo,
pues, podemos saber el camino?
6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie
viene al Padre, sino por mí.

No tenemos ninguna duda de que Tomás amaba a Jesús, incluso lo


suficiente como para estar dispuesto a ir a Jerusalén y morir con Él. Al
enterarse de que Lázaro estaba enfermo, Jesús dijo a sus discípulos
que iban hacia Judea. Tomás dijo: "Vamos también nosotros, para que
muramos con él".

Juan 11:14-16

14 Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto;


15 y me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que
creáis; mas vamos a él.
16 Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a sus condiscípulos:
Vamos también nosotros, para que muramos con él.

Tomás y la resurrección de Jesús. Juan 20:24

Jesús se apareció a los doce

No se nos da la razón de porque Tomás no estaba con los discípulos


cuando Jesús se apareció primero a ellos en el día de su resurrección
de entre los muertos

Juan 20:24

Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con


ellos cuando Jesús vino.

Pero él era el culpable de negarse a aceptar el testimonio de sus


amigos cuando ellos le aseguraron que habían visto a Jesús
resucitado. Tenemos la reacción de Tomás con el testimonio de los
otros discípulos. "Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no
estaba con ellos cuando Jesús se presentó. Le dijeron, pues, los otros
discípulos:

3
Hemos visto al Señor. Él les dijo: Si no veo en sus manos la señal de
los clavos y meto mi dedo en el lugar de los clavos, y meto mi mano
en su costado, no creeré.'" (V. 24-25).Sus palabras suenan con un
tono algo obstinado en su incredulidad.

Imagine la emoción cuando los otros discípulos se reunieron con él.


No creo que estaban con calma tratando de persuadir a Tomás que
Cristo estaba vivo. Ellos estaban muy emocionados y llenos de
seguridad. Ellos querían que su amigo tuviera la misma sensación de
alivio emocional y la paz a sabiendas de que su Salvador estaba vivo.
Tomás no estaba impresionado con su entusiasmo, no está
convencido por su testimonio. No los tomaría incluso por fieles
compañeros.
A muchos hijos de Dios, al igual que a Tomás, les cuesta creer todo lo
que Dios puede hacer por medio de Jesús.

Tomás pidió más pruebas

Qué trágico cuando en nuestra incredulidad nos sentimos orgullosos


de exigir más pruebas de las que ha dado un grupo de hombres
veraces creíbles.

Estos testigos creían lo que habían visto con sus ojos y escuchado
con sus oídos. Lo habían tocado con sus propias manos. ¿Cómo
podrían sus cinco sentidos ser más confiable que el testimonio
combinado de diez hombres que todos lo vieron, al mismo tiempo?
¿Cómo podía rechazar el testimonio de diez testigos pensando que
sus sentidos les habían engañado, o que sus cinco sentidos podrían
ser más confiables y mejor que el de ellos?

Por otro lado, está el no creyente, que se nutre de la duda, a él le


gusta, lo disfruta, se divierte, y vive por ella. Le gusta ir y decir a los
demás su preocupación... Por lo tanto, tenemos que distinguir entre el
que duda y es honesto y "el corazón malo de incredulidad".

El que duda y es deshonesto tiene una profunda repugnancia a


dejarse convencer por la verdad objetiva. Él está más que irritado
cuando se ve obligado a enfrentar alguna teoría favorita de la
incredulidad.

4
Un verdadero escéptico abiertamente, honestamente busca la verdad
sin importar el resultado. Una duda honesta es una cosa, pero un
corazón obstinado de la incredulidad es otra.

El método de Jesús fue para que Tomás reflexionara sobre lo que los
discípulos habían dado testimonio de Él durante ocho días.

Tomás se reunió con Jesús resucitado


Por lo que podemos decir era únicamente para eliminar las dudas de
Tomás que nuestro Señor se apareció a los discípulos. El apóstol Juan
trae su Evangelio a un punto culminante con lo que sucede a
continuación.
Juan 20:26
Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y
con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y
se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.

No sabemos si los discípulos esperaban de nuevo al Señor en este


día. Pero no deja de ser significativo que, después de una semana sin
incidentes Jesús se apareció de nuevo. La situación que tenemos ante
nosotros es un duplicado exacto del versículo 19. En silencio y de
pronto, como antes, sin previo aviso, sin apertura de puertas, Jesús
aparece exactamente como lo hizo hace una semana. Él de repente
estaba en medio de sus discípulos y los saluda exactamente lo mismo,
"Paz a vosotros"

Es muy importante entender, que Jesús seguía reafirmando la fe de


sus discípulos, ahora entendemos que si es necesario repetir varias
veces la lección a nuestros discípulos, ya que a muchos se les olvidan
las enseñanzas.

Jesús se dirigió a Tomás, que es el último de los discípulos en creer


que Él había resucitado de entre los muertos. Jesús no lo regañó. Sus
palabras respiran el perdón y el estímulo a la fe de Tomás. Él trae a
Tomás a la seguridad, así como lo hizo con los otros discípulos. La fe
de Tomás se profundiza con la aparición de su Señor resucitado.

Jesús le dice: Tomás tú querías las evidencias, la prueba, mire, vea


por usted mismo, entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío y

5
Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste;
bienaventurados los que no vieron y creyeron Juan 20:26-29

Jesús estuvo de acuerdo en cumplir exactamente con las demandas


de Tomás. Jesús se encontró con cada una de las demandas
absurdas de este discípulo. Dejó que Tomás estableciera sus
demandas y Jesús lo derribó con sus pruebas y con su amor. En el
ministerio hay muchos discípulos con las características de Tomás, su
intelecto, su inteligencia, sus estudios y argumentaciones, los llevan a
dudar continuamente de Dios y su amor.

Jesús extendió las manos para la inspección de Tomás. Luego, con la


vergüenza, la confesión gozosa y humilde Tomás declaró: "Señor mío
y Dios mío"

Tomás está satisfecho con la prueba, precisamente, lo mismo que los


otros discípulos. Tomás queda completamente fuera de la
preocupación por sí mismo y no ve más que a su Señor. Su alma
descansa en la persona delante de Él. Cristo lo capta y le enseña.

Vemos la paciencia y calidad de el método de Jesús con Tomás, Él


está ofreciendo a todos los once discípulos "muchas pruebas
indubitables" o "evidencia demostrativa" de su resurrección. Esta
enseñanza fue para todos.
Hechos 1:3
A quienes también, después de haber padecido, se presentó
vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles
durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.

Jesús no se limitó a responder las dudas de Tomás, pero que hay de


todos los Tomás en el futuro.
Muchas de las personas que asisten a nuestros distritos son los
Tomás de hoy, han visto cantidad de milagros, han visto vidas
transformadas y aún así, piden más pruebas para creer.
Todos los once discípulos fueron "testigos" de su resurrección
Hechos 2:32
A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos
testigos.
6
Hechos 3:15
Y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los
muertos, de lo cual nosotros somos testigos.

Tomás vio y experimentó lo mismo "evidencias demostrativas", como


cada uno de los otros apóstoles. La iglesia primitiva no tiene sólo dos
o tres testigos auténticos, sino una multitud que vio al Señor
resucitado. Tomás fue uno de los doce. Su fe había sido probada.
Jesús ha dado un golpe decisivo a todas las dudas y la incredulidad en
su resurrección. Habrán muchos Tomás a través de la historia que
lucharan con la misma pregunta de la resurrección. Jesús le respondió
de manera satisfactoria a todas las dudas. Debemos estar
agradecidos de que Tomás expresó sus dudas sobre la resurrección
de Jesús, porque al responder a sus preguntas, Jesús respondió las
nuestras también.
¡Señor mío y Dios mío!

Tomás le dio a Jesucristo "la plena aceptación de su deidad y del


hecho de su resurrección." Recuerda estas palabras son las de un
hombre judío. Los dos posesivos "mi" hace que las dos afirmaciones
se destacan de forma independiente. Este es el punto culminante
fuerte para todo el evangelio de Juan.

"Mi Señor" incluye la plena deidad tan completamente como "Dios


mío". Se trata de una enfática declaración de convicción de Tomás en
cuanto a quién es Jesucristo. Es una expresión natural de su fe en
Cristo. La palabra "Señor" (kurios), es utilizado por los traductores
griegos del Antiguo Testamento para traducir Jehová, el Señor Dios de
los Judíos. Jesús es "Señor" (Yahweh) y Dios (Elohim).

Tomás rechazó el testimonio de otras personas que vieron la misma


evidencia de la misma manera como lo hizo él. Exigió mucho más que
los demás.

Jesús habla de nosotros cuando dice: "bienaventurados los que no


vieron y creyeron." El que en cualquier momento, pasado, presente o
futuro, cree sin ver es pronunciado, "bienaventurado." Caminamos por
la fe y no por vista, pero nuestra fe tiene sólida evidencia creíble
histórica de un Salvador resucitado.

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Las últimas escenas de Tomás en el Nuevo Testamento lo vemos en
Pentecostés en el que está con todos los apóstoles adorando a Cristo
Jesús en el aposento alto.

Hechos 1:12-14

12 Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama


del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día
de reposo.
13 Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro
y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo,
Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de
Jacobo.
14 Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con
las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus
hermanos.

Los testigos vieron a Jesús vivo después de su resurrección. ¿Qué


más pruebas necesitamos?

El gran error de Tomas fue que se retiró de la célula, de sus


hermanos en la fe, en su aislamiento perdió la visión de Cristo. Quería
estar solo en su sufrimiento. Tomás hizo lo peor que un hombre
melancólico puede hacer, se fue a empollar en una esquina por su
cuenta, sus dudas e incertidumbres, y por lo tanto a exagerar todas
sus peculiaridades, para distorsionar la proporción de la verdad, para
abrazar a su desesperación, por la separación a sí mismo de sus
compañeros. Por lo tanto perdió lo que recibieron los demás del
Señor. Él no estaba con ellos cuando vino Jesús. Esto mismo sucede
a muchos cristianos que continuamente se apartan de la
congregación, nunca crecen, siempre dudan.
Para Tomás, habría sido mucho mejor estar con el resto de los
discípulos que por sí solo dando vueltas en su mente. Estaba solo por
sí mismo abrazando y alimentando a su incredulidad.

8
Como fiel discípulo que estaba dispuesto a morir con Jesús. Sus
intenciones eran buenas. Sin embargo, también sabemos que cuando
Jesús fue crucificado Tomás huyó con el resto.

¿Cuántos de nosotros hemos tratado de irnos solos, apartándonos de


la congregación? Ese es el momento mismo en que debemos estar en
compañía de otros creyentes. Tomás habría estado mejor
espiritualmente si él hubiera estado en compañía de los otros
discípulos.

Tomas era un discípulo práctico, lógico y pragmático.

Él había calculado cuidadosamente la situación, y él no iba a


pretender entender lo que estaba lleno de misterio. Jesús espera
pacientemente y nos guía en nuestro nivel espiritual. Jesús trabajó
pacientemente con Tomás y lo fortaleció en el punto de su debilidad.

Tomás era un hombre intelectualmente honesto e inteligente

Él estaba dispuesto a enfrentarse a los hechos. Miró con cuidado en


las cosas, decidido investigar en cuanto a su significado más profundo.
Se negó a decir que entendía algo cuando no lo entendía. Se negó a
decir que creía en algo que realmente no creía.
Él declaró: "¡Señor mío y Dios mío!" y tenían mucho significado cada
una de esas palabras. Cuando un hombre lucha su camino a través de
sus dudas a la convicción de que Jesucristo es el Señor, y Dios, su
única gran pasión es glorificar a Dios y servirle.

Tomás era un hombre de coraje y visión.

Cuando se enfrentó con los hechos, declaró: "Mi Señor y mi Dios." Y


adoró a Jesús resucitado. Por otra parte, Jesús aceptó la adoración.

Tomás ha llegado a ser conocido como "Tomás el incrédulo," pero en


realidad no era más dudoso que los otros. Si hubiera estado con ellos
en la noche cuando Cristo resucitó de los muertos, sus dudas, se
hubieran cancelado en el momento mismo que el de ellos. Debido a
que él no estaba presente, tuvo que esperar toda una semana. Al ver
a Jesús su escepticismo se desvaneció. "Tú eres mi Señor y mi Dios"
fue el sonido con absoluta convicción porque es la verdad.

9
El versículo 29 Jesús dijo a Tomás: "Has creído porque me has visto?
Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no
vieron y creyeron»" Este versículo es para todos nosotros.

Aplicación Teoterápica

Creer es levantar la mente y el corazón a contemplarlo como "mi


Señor y mi Dios", y sin dejar de mirarle por el resto de nuestras vidas.

"Bienaventurados los puros de corazón", dijo Jesús, "porque ellos


verán a Dios" Mateo 8:8.

La verdadera fe debe estar llena de Dios, no con sí mismo. No presta


atención a sí mismo. No podemos vernos a nosotros mismos mientras
estamos mirando a Jesús.

Fue un gran momento de arrepentimiento, cuando Tomás vio al Cristo


resucitado y declaró: "Mi Señor y mi Dios."

Vemos en Tomás a un hombre muy inteligente, pero le faltó sabiduría


al dejar el grupo de discípulos; esto nos da una gran enseñanza con
respecto a la congregación. No somos “Llaneros Solitarios”,
necesitamos del amor que ofrece la vida en célula.

Efesios 3:17-19

17 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin


de que, arraigados y cimentados en amor,
18 seáis plenamente capaces de comprender con todos los
santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la
altura,
19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo
conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de
Dios.

Oración:

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Este tiempo debe ser de mucha meditación con respecto a nuestro
desarrollo en el ministerio, llevar al discípulo a entender que las dudas
en Dios nos apartan de las bendiciones.

En la oración, vamos a llevar a nuestros discípulos a que en esta


semana santa hagamos Pactos con Dios y dejar a un lado todas
aquellas cosas que nos han estorbado para avanzar hacia adelante.

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