Colecistectomia Laparoscopica
Colecistectomia Laparoscopica
Colecistectomia Laparoscopica
net/publication/322487498
Colecistectomía laparoscópica.
CITATIONS READS
0 769
1 author:
Luis Ibáñez
Pontificia Universidad Católica de Chile
56 PUBLICATIONS 456 CITATIONS
SEE PROFILE
All content following this page was uploaded by Luis Ibáñez on 23 July 2018.
Técnica
Se utiliza anestesia general con el paciente intubado y con monitorización de pulso, presión
arterial, ECG y CO2 espirado. La intervención puede realizarse con el paciente en posición
supina o en posición de litotomía modificada, la cual es la preferida delos cirujanos europeos,
en especial franceses. El paciente se coloca en decúbito dorsal en la mesa de operaciones,
con ambas piernas en abducción, con las rodillas levemente flectadas (Figura 1). Esto
permite que el cirujano se ubique entre las piernas del paciente y trabaje de frente al
abdomen. La mesa se inclina unos 20 hacia abajo (Trendelenburg invertido) para permitir
una mejor exposición de la región subhepática por desplazamiento de las asas de intestino
delgado y grueso hacia abajo. El ayudante y la arsenalera se localizan a la derecha del
paciente y el monitor a la izquierda. Esta ubicación permite que el equipo trabaje con un solo
monitor.
Figura 1. Equema de la posición del paciente y ubicación de
los cirujanos en las técnicas francesa y americana.
La posición supina es la más popular en USA e Inglaterra. La mesa también se inclina en 20,
el cirujano y su ayudante se ubican a izquierda y derecha del paciente, respectivamente, con
un monitor de TV frente a cada uno. Su principal ventajas es que se evita la compresión de
las venas de la pierna en el hueco poplíteo.
Posteriormente se prepara la piel del abdomen y se introduce una sonda para descomprimir el
estómago y el duodeno, para lograr una buena exposición de la zona operatoria. Algunos
equipos utilizan una sonda para descomprimir la vejiga antes de la punción para el
neumoperitoneo; ambas sondas se retiran al final de la intervención.
Posición de los trócares: el primer trócar, por el que se introduce el laparoscopio, se instala
habitualmente en la región periumbilical. Se utiliza un trocar de 11 mm, que permite el paso
del laparoscopio y del gas sin inconvenientes. Pueden utilizarse trócares desechables, los que
son más seguros, pues disponen de un mecanismo que protege el extremo punzante del trócar
al entrar al abdomen, o en su defecto trócares metálicos reesterilizables.
Si el paciente tiene cicatrices de laparotomías previas, los trócares desechables son más
seguros, por el mecanismo descrito. Si no se dispone de ellos, se recomienda la introducción
bajo visión directa, realizando una incisión de 2 ó 3 cm y rodeando el trócar con una jareta,
con la que posteriormente se lo fija. El resto de los trócares se introduce bajo control
laparoscópico y su sitio de inserción varía según la técnica francesa o americana.
Una vez extraída la vesícula, se aspira cuidadosamente el espacio subhepático y se retiran los
trócares, uno a uno bajo control laparoscópico, para identificar y tratar un posible
sangramiento del sitio del punción. Finalmente, se suturan cada uno de los orificios cutáneos.
En esta técnica habitualmente no se deja drenaje; sin embargo, si se estima necesario o se
teme salida desangre o bilis, puede dejarse un drenaje de redón y extraerse por el orificio del
trócar del hipocondrio derecho.
Complicaciones
Las cifras comunicadas de morbilidad y mortalidad se comparan favorablemente con la
técnica clásica. Las pequeñas heridas delos sitios de punción han disminuido drásticamente
las complicaciones precoces y tardías derivadas de la herida operatoria, como igualmente el
dolor post operatorio. La mínima manipulación de vísceras con esta técnica es probablemente
la explicación del menor íleo postoperatorio, como lo demostraron Smieg y colaboradores,
midiendo actividad mioléctrica en estómago, intestino delgado e intestino grueso de perros
sometidos a esta intervención. Sin embargo, existen posibles complicaciones, cuya
frecuencia e importancia describiremos a continuación:
La introducción de la aguja de Veress puede dañar un asa intestinal, hacer sangrar un vaso
del mesenterio o puncionar un vaso mayor (aorta o cava). Estas complicaciones son más
frecuentes en pacientes con laparotomías previas, que tienen adherencias de asas a la pared;
por este motivo en ellos se recomienda realizar la introducción del primer trócar en forma
abierta, bajo visión directa. La punción de grandes vasos es muy rara y sería más probable en
pacientes muy delgados.
El paciente habitualmente suele consultar entre el quinto y séptimo día del postoperatorio con
dolor en hipocondrio derecho, resistencia muscular localizada leve, leucocitosis y fiebre. Una
ecotomografía demuestra una colección subhépatica y un cintigramade vía biliar confirma
que esa colección contiene bilis. El estudio puede continuarse con una colangiografía
retrógrada, que confirmará el sitio de filtración. Si se trata del conductocístico, el paciente
puede tratarse mediante una intubación endoscópica de la vía biliar, que ocluya el cístico, y
un drenaje por punción de la cavidad. Si se trata de un conducto de Lushka, puede bastar con
la evacuación por punción de la colección subhépatica.
Las cifras internacionales promedio de lesión de vía biliar durante colecistectomía clásica
varían entre el 0,1 y el 0,2%.Deziel juntó la experiencia de 4292 hospitales en EEUU en
colecistectomía laparoscópica y encontró un 0,6% de lesiones devía biliar en 77.000
procedimientos efectuados. Sin embargo, esta cifra es significativamente menor en hospitales
con más de 100casos operados (0,4%). Estudios posteriores han demostrado que esta cifra
sigue disminuyendo con la mayor experiencia hasta acercarse a la cifra de la colecistectomía
clásica. Estos datos indican claramente que la nueva técnica debe ser efectuada por cirujanos
adecuadamente entrenados en cirugía digestiva y en laparoscopia.
En un país con una prevalencia tan elevada de patología biliar como el nuestro, existe gran
experiencia en cirugía biliar clásica. Las últimas estadísticas disponibles indican que las
lesiones de vía biliar varían entre el 0,1 y 0,5%, dependiendo del tipo de hospital. En la
comunicación de las primeros 7.000colecistectomías laparoscópicas en el país, las lesiones
de vía biliar subieron a 0,6%. Sin embargo, estas cifras varían mucho de un hospital a otro y
tienden a disminuir con la mayor experiencia.
Las lesiones de vía biliar diagnósticadas durante la intervención deben ser reparadas
inmediatamente y la técnica a realizar depende de la magnitud del daño. En algunos casos de
mayor complejidad, o si el cirujano no tiene experiencia, es importante derivar precozmente
estos pacientes a centros especializados para su tratamiento definitivo.
Infecciones. Cuadros infecciosos comunes en el post operatorio como neumonías,
infecciones urinarias y otros son poco frecuentes (bajo el 1%). La infección de herida
operatoria, en el sitio de extracción de la vesícula biliar, puede presentarse en un 0,5 a1% de
los enfermos. En la mayoría de los casos se manifiesta después del alta y es de manejo
simple. Los abscesos intraabdominales tardíos son poco frecuentes (1%), su causa es
multifactorial y se tratan con drenaje por punción y antibióticos.
Contraindicaciones y limitaciones
Considerando que la laparoscopia se presenta como alternativa para una técnica con más de
100 años de uso y con bajo riesgo, inicialmente todos los grupos, incluyendo el nuestro,
ofrecieron esta modalidad terapéutica a pacientes seleccionados. Sin embargo, a medida que
se ha ido juntando experiencia, las indicaciones se han ampliado paulatinamente (en la
actualidad en el Hospital Clínico de la U.C. el 80% de las colecistectomías se practica por vía
laparoscópica). Todavía se mantienen algunas diferencias de criterios entre los diversos
grupos de trabajo en la definición de las contraindicaciones para esta intervención, las que a
continuación mencionaremos.
Colecistitis aguda: éste es un diagnóstico que incluye una gama muy amplia de situaciones
anatómicas. El 70% de las veces se puede practicar una técnica laparoscópica con seguridad.
Sin embargo todavía es más segura la técnica clásica en algunos pacientes con vesículas
necróticas, plastrón duro antiguo, sospecha de fístula biliodigestiva.
Ictericia obstructiva: en un paciente con una obstrucción litiásica de la vía biliar puede
practicarse una colangiografía retrógrada, seguida de papilotomía y extracción del cálculo y a
las 24 horas puede efectuarse la colecistectomía laparoscópica. Sin embargo, si el problema
no es resuelto preoperatoriamente, en algunos casos se puede realizar una coledocotomía
laparoscópica ola extracción de los cálculos a través del cístico. En la actualidad, la vía
clásica sigue siendo una muy buena alternativa, en especial para pacientes de buen riesgo
quirúrgico.
Conclusiones
La colecistectomía laparoscópica se impuso como la técnica de elección para el tratamiento
de la colelitiasis en un lapso más breve que ninguna otra técnica en la historia de la cirugía.
Referencias escogidas
1. Colecistectomía laparoscópica, Experiencia en el primer año deutilización de la técnica.
Drs. L. Ibañez, A. Velasco, F. López,A. Zuñiga, S. Guzmán, O. Llanos, A. Rhamer. Rev Chil
Cir 46,75-80, 1994.
2. Cholecystectomie sous coelioscopie. F. Dubois, G. Berthelot,H. Levand. Ann Chir, 44:
203-206, 1990.
3. Mechanisms of major biliary injury during laparoscopiccholecystectomy. A. Davodoff, T.
Peffor, E. Murroy. Ann of SurgVol 205: N3, 195-201: 1992.
4. Laparoscopic cholecystectomy. B. Schimnar, S. Edge, J. Dix.Ann of Surg Vol 213 N6,
665-677: 1991