10 - Décimo Mandamiento
10 - Décimo Mandamiento
10 - Décimo Mandamiento
EL DCIMO MANDAMIENTO:
No codiciars los bienes ajenos
No codiciars... nada que sea de tu prjimo (Ex 20, 17).
No desears... su casa, su campo, su siervo o su sierva, su buey o su asno: nada que sea
de tu prjimo (Dt 5, 21).
Donde est tu tesoro, all estar tambin tu corazn (Mt 6, 21).
2534 El dcimo mandamiento desdobla y completa el noveno, que versa sobre la
concupiscencia de la carne. Prohbe la codicia del bien ajeno, raz del robo, de la rapia
y del fraude, prohibidos por el sptimo mandamiento. La concupiscencia de los ojos
(cf 1 Jn 2, 16) lleva a la violencia y la injusticia prohibidas por el quinto precepto (cf Mi
2, 2). La codicia tiene su origen, como la fornicacin, en la idolatra condenada en las
tres primeras prescripciones de la ley (cf Sb 14, 12). El dcimo mandamiento se refiere
a la intencin del corazn; resume, con el noveno, todos los preceptos de la Ley.
I El desorden de la concupiscencia
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2535 El apetito sensible nos impulsa a desear las cosas agradables que no poseemos.
As, desear comer cuando se tiene hambre, o calentarse cuando se tiene fro. Estos
deseos son buenos en s mismos; pero con frecuencia no guardan la medida de la razn
y nos empujan a codiciar injustamente lo que no es nuestro y pertenece, o es debido a
otra persona.
2536 El dcimo mandamiento prohbe la avaricia y el deseo de una apropiacin
inmoderada de los bienes terrenos. Prohbe el deseo desordenado nacido de la pasin
inmoderada de las riquezas y de su poder. Prohbe tambin el deseo de cometer una
injusticia mediante la cual se daara al prjimo en sus bienes temporales:
Cuando la Ley nos dice: No codiciars, nos dice, en otros trminos, que apartemos
nuestros deseos de todo lo que no nos pertenece. Porque la sed del bien del prjimo es
inmensa, infinita y jams saciada, como est escrito: El ojo del avaro no se satisface
con su suerte (Si 5, 9) (Catec. R. 3, 37).
2537 No se quebranta este mandamiento deseando obtener cosas que pertenecen al
prjimo siempre que sea por medios justos. La catequesis tradicional seala con
realismo quines son los que ms deben luchar contra sus codicias pecaminosas y a
los que, por tanto, es preciso exhortar ms a observar este precepto:
Los comerciantes, que desean la escasez o la caresta de las mercancas, que ven con
tristeza que no son los nicos en comprar y vender, pues de lo contrario podran vender
ms caro y comprar a precio ms bajo; los que desean que sus semejantes estn en la
miseria para lucrarse vendindoles o comprndoles... Los mdicos, que desean tener
enfermos; los abogados que anhelan causas y procesos importantes y numerosos...
(Catec. R. 3, 37).
2538 El dcimo mandamiento exige que se destierre del corazn humano la envidia.
Cuando el profeta Natn quiso estimular el arrepentimiento del rey David, le cont la
historia del pobre que slo posea una oveja, a la que trataba como una hija, y del rico
que, a pesar de sus numerosos rebaos, envidiaba al primero y acab por robarle la
oveja (cf 2 S 12, 1-4). La envidia puede conducir a las peores fechoras (cf Gn 4, 3-7; 1
R 21, 1-29). La muerte entr en el mundo por la envidia del diablo (cf Sb 2, 24).
Luchamos entre nosotros, y es la envidia la que nos arma unos contra otros... Si todos se
afanan as por perturbar el Cuerpo de Cristo, a dnde llegaremos? Estamos debilitando
el Cuerpo de Cristo... Nos declaramos miembros de un mismo organismo y nos
devoramos como lo haran las fieras. (S. Juan Crisstomo, hom. in 2 Cor. 28, 3-4).
2539 La envidia es un pecado capital. Manifiesta la tristeza experimentada ante el bien
del prjimo y el deseo desordenado de poseerlo, aunque sea en forma indebida. Cuando
desea al prjimo un mal grave es un pecado mortal:
San Agustn vea en la envidia el pecado diablico por excelencia (ctech. 4,8). De la
envidia nacen el odio, la maledicencia, la calumnia, la alegra causada por el mal del
prjimo y la tristeza causada por su prosperidad (S. Gregorio Magno, mor. 31, 45).
2540 La envidia representa una de las formas de la tristeza y, por tanto, un rechazo de la
caridad; el bautizado debe luchar contra ella mediante la benevolencia. La envidia
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EXMEN DE CONCIENCIA RESPECTO AL
DCIMO MANDAMIENTO
No codiciars los bienes ajenos
Las siguientes preguntas para hacer el Examen de Conciencia que te proponemos,
son sacadas de: "El manual del pueblo de Dios", y de varias Webs Catlicas, como
Fluvium.org y encuentra.com.