La Sociedad Espanola A Traves de La Ruta de Don Quijote de La Mancha
La Sociedad Espanola A Traves de La Ruta de Don Quijote de La Mancha
La Sociedad Espanola A Traves de La Ruta de Don Quijote de La Mancha
RESUMEN
Este artculo es una ap roximacin al estudio de la sociedad espaola del siglo XVII a travs
de la obra de Cervantes Don Quijote de La Manch a , obra cumbre de nu e s t ra literat u ra, t ra d u c ida a todos los idiomas. Para ello, hemos seleccionado algunos captulos de la Ruta de Don
Q u i j o t e. De esta fo rma podremos observar las alusiones que Cervantes hace a determinadas cl ases sociales y pro fesiones a partir de casos de gente que conoce o le son familiares, ofre c i n d onos un fresco de la sociedad espaola, con todo lujo de descripciones de la vida cotidiana, a travs de pers o n a j e s , entornos, oficios, l u ga res y juicios de valor.
PLANTEAMIENTO
Cervantes nace en 1547 en una Espaa tan poderosa como empobrecida,
donde la vida cotidiana estaba marcada por la picaresca y la lucha por
la vida. El oro y la plata que llegaban de Amrica no bastaban para financiar las continuas guerras. Era tal la sangra que Felipe II hubo de
d e cl a rar va rias veces el Estado en bancarrota.
Cuarto hijo de un cirujano, oficio humilde que no iba ms all de encajar huesos y sajar granos. Las penu rias econmicas fueron una constante
en su vida. A pesar de haber alcanzado la fa m a , cuando mu e ra , a los 66
aos, su familia no podr pagar el entierro.
Muchos fueron sus azare s : soldado aventajado, h roe en Lepanto donde un arc abu c a zo le inutiliza la mano izquierd a - , pri s i o n e roy escl avo en Arge l , recaudador de contri buciones...
Tras cinco largos aos de cautive ri o , f u gas y traiciones, re s c atado al
fin, regresa a la pat ria. Tan fiel servicio y valerosa resistencia no son mritos suficientes para un go b i e rno absorbido por la anexin de Po rt u ga l
en 1580. No le valen cartas ni suplicat o rios, lo ms que consigue son
dos tristes empleos de recaudador que no le darn ms que sinsab o re s
y le llevarn de nu evo a la crc e l .
Antes haba estrenado 20 30 comedias, con cierta fo rtuna, p e ro la
l i t e rat u ra tampoco le saca de ap u ros. Esta sarta de descalabros le pro-
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(3) Puede verse. IFFLAN, J.: De fiestas y aguafiestas: risa, locura e ideologa en Cervantes y Avellaneda,
Universidad de Navarra-Iberoamericana-Vervuert, Madrid, 1999.
(4) MARTNEZ-BONATI, F.: La unidad del Quijote, en El Quijote de Cervantes, (ed.) George
Halley, Taurus, Madrid, 1984, pp, 249-372.
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da por vivir la vida que deseaba vivir. Una bsqueda por la cual en varias
ocasiones estuvo dispuesto a perder la vida.
Alonso Quijano, con la biblioteca que posee y despus de haber ledo ao tras ao las obras de va rios autores, sabe que la palab ra es la cl ave del mundo. No se puede conocer el mundo sino a travs del lenguaje que lo nombra. De esta manera , va riar el nombre, es tambin cambiar
la re a l i d a d. Por ello, d u rante algunos das se entreg a la tarea de bu scar un nombre adecuado para su rocn, p a ra l y para su amada. Bautizar
a un caballo viejo y esculido como Rocinante, b a u t i z a rse a s mismo
como Don Quijote de la Manch a , a la manera de Amads y Lanzaro t e,
y bautizar a una humilde moza como Dulcinea del Toboso, era como transfo rmar el mundo.
D u rante su pri m e ra salida Don Quijote ap rende que es necesaria la
existencia de un otro, no slo para aliviar lo ab s u rdo de un continu o
monlogo , sino porque es la nica fo rma de que sus hazaas perd u re n
y se conozcan de manera verdadera. He ah la importancia de Sanch o
Panza para Don Quijote.
El caballero manchego don Alonso Quijano, llamado por sus convecinos
el Bueno, enloquece leyendo libros de caballeras. Concibe la idea de
l a n z a rse al mundo con el nombre de Don Quijote de la Manch a , g u i ado por los nobles ideales a Amads o de Palmern: deshacer entuertos,
pro t eger a los dbiles, d e s t ruir el mal, m e recer a Dulcinea (que es una
f regat riz, Aldonza, idealizada por l, y que nunca ap a rece en la novela). Con armas ab s u rdas y un viejo caballo, R o c i n a n t e, sale por la
Mancha, y se hace armar cab a l l e roen una venta que imagina ser un castillo, e n t re las burlas del ventero y de las mozas del mesn. Libera a un
mu ch a cho a quien su amo est golpeando por perd e rle las ovejas (pero
apenas se marcha, p rosigue la paliza). Unos merc a d e res lo go l p e a n
b rutalmente; un conocido lo re c oge y lo dev u e l ve a su aldea. Ya rep u e sto, convence a un rudo lab ra d o r, S a n cho Pa n z a , o f recindole riquezas
y poder, p a ra que lo acompae en sus ave n t u ra s .
S a n cho entra en escena para entablar el dilogo y para poder efe ctuar un contraste con Don Quijote. Sancho es el encargado de dar testimonio de las hazaas de su amo. Sin embargo, S a n cho no es parte pasiva de la obra , l fo rma parte de la vida de Don Quijote de manera activa, llegando incluso a ocasionar algunas de las aventuras de la obra , como
por ejemplo, cuando Sancho nombra a Don Quijote como el Cab a l l e ro
de la Triste Figura.
Sancho comienza en la obra como alguien inconfo rme pero resignado
a su montona vida, sin embargo , al salir con Don Quijote, comienza a
g u s t a rle la vida llena de fantasas que lleva su amo, y que siempre quiso vivir y es al final de la obra cuando se mu e s t ra angustiado por tener
que volver con su esposa, hijos y cerdos. Se da cuenta de que no puede escapar a esa vida que le ha tocado vivir.
(5) DOMNGUEZ ORTIZ, A.: La sociedad espaola del siglo XVII. Biblioteca de Au t o res Espaoles,
Madri d, 1970, pp. 171-193. COMELLAS, J.L.: H i s t o ria de Espaa Moderna y Contempornea,
Rialp, Madrid. MENNDEL PIDAL, R.: La lengua castellana en el siglo XVII, en Jos M.
Jover Zamora Historia de Espaa, XXVI/2, El Siglo del Quijote (1580-1680). Las Letras. Las
Artes, Espasa Calpe, Madrid, 1986, pp. 3.137. Reeditada con el mismo ttulo, con prlogo de
Rafael Lapesa, Espasa Calpe, Madrid, 1991.
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(6) MORCILLO, M.: Comportamiento religioso en una localidad manchega del siglo XVII (El
Bonillo, Albacete, 1640), Ensayos, n. 3, Escuela de Magisterio (Universidad de Castilla-La Mancha),
Albacete, 1989, p. 155.
(7) LOSA, P. y M. MORCILLO.: Anlisis profesional de la provincia de Albacete en la segunda
mitad del siglo XVIII, Ensayos, n. 6, Escuela de Magisterio (Universidad de Castilla-La Mancha),
Albacete, 1992, p. 127.
(8) DOMNGUEZ ORTIZ, A.: La sociedad espaola del siglo XVII, pp. 171-193.
mecnicas un tacha de deshonra lega l . Cualquier persona que emplease un determinado tipo de instrumento para trabajar estaba incap a c itado para la hidalgua, pues el oficio digno del hidalgo era : las armas recordemos cuando Don Quijote se hizo armar caballero-, la corte, el gobierno provincial o colonial y las altas dignidades de la Iglesia.
IV. TIPIFICACIN DE LOS PERSONAJES MS IMPORTANTES
DEL QU I J OTE SEGN GRUPOS SOCIALES Y PROFESIONES
CLASES SOCIALES
A)
B)
Privilegiados
Nobleza
C l e ro
No privilegiados
Clases medias
-Burguesa: comerciantes, industriales, p at ro n o s , o r feb re s ,
bajo cl e ro , etc.
Clases modestas
- Pe ch e ros
Campesinado
- L ab ra d o re s
PROFESIONES
A)
B)
Sector primario
Arri e ro s , pastores, aguadores, nori e ro s , jornaleros, e t c.
Sector secundario
Zap at e ro s , albailes, sastres, molineros, meseros, panaderos,
ve n t e ro s , e t c.
C) Sector terciario
Barberos, maestros, abogados, clero regular y secular,
mdicos, cirujanos, o rganistas, boticarios, estudiantes,
criados, hidalgos, e t c.
FUENTE: Elaboracin pro p i a
Como ya hemos dich o , al leer la obra del Quijote puede ap reciarse
el hecho de que Cervantes quiso re flejar en ella la sociedad de su tiempo, haciendo re fe rencia a los grupos sociales que la confo rm aban. Por
ello pretendemos ilustrar la exposicin de nu e s t ro estudio mediante
ejemplos ex t rados de una seleccin de los captulos de la Ruta de Don
Quijote de la Mancha. De esta fo rma podremos observar las alusiones
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que Cervantes hace a determinadas clases sociales y profesiones a partir de casos de gente que conoce o le son fa m i l i a re s .
Captulo III de la pri m e ra part e : Donde se cuenta la graciosa
m a n e ra que tuvo Don Quijote en arm a rse cab a l l e ro.
Vemos que para que ese nombramiento fuese vlido Don Quijote le
pidi al ventero que le nombra ra caballero, dndole sus ra zones de por
qu este nombra m i e n t o .9
En este captulo ap a recen rep resentadas pro fesiones pertenecientes
a los sectores pri m a rio y secundario. As encontramos las alusiones al
ventero, que lo podemos incluir en el sector secundari o , el primero y ms
importante de los pro t agonistas de este cap t u l o , ya que Don Quijote cre e
que el ve n t e ro es un caballero y quiere que le arme como tal; as, h i ncndose de rodillas ante el ventero le dijo: No me levantar jams de don de estoy, va l e roso cab a l l e ro, fasta que la vuestra cortesa me otorgue
un don que pedirle quiero, el cual redundar en alabanza vuestra y en
pro del gnero humano... y as os digo que el don que os he pedido y de
vuestra liberalidad me ha sido otorgado es que maana en aquel da me
h abis de armar cab a l l e ro, y esta noche en la capilla deste castillo ve l a r las armas ... para poder ir por todas las cuat ro partes del mundo bus cando aventuras, en pro de los menesterosos, como est a cargo de la
caballera y de los caballeros andantes, como yo soy, cuyo deseo a seme jantes fazaas es indicado...
Tambin, en este captulo vemos re ferencias a ciertas pro fesiones del
sector pri m a rio como es la de los arri e ros. En la misma venta donde Don
Quijote haba sido armado caballero se encontraba un arri e ro que cuando iba a dar agua a su recua en el pozo vio las armas que haba dejado
Don Quijote la noche anterior para ser veladas y arm a rse cab a l l e ro al
da siguiente. Tan pronto se dio cuenta Don Quijote que el arri e ro quit las armas de la pila, sin pensarlo dos veces arremeti contra l y dijo:
-Oh t, q u i e n q u i e ra que seas, at revido caballero, que llegas a tocar
las armas del ms va l e roso andante que jams se ci espada! Mira
lo que haces, y no las toques, si no quieres dejar la vida en pago de tu
at revimiento. Ante estas palab ras el arriero no cort , sino todo lo cont ra ri o , c ogiendo las armas las arroj lo ms lejos posibl e, y Don Quijote
dijo:
A c o rre d m e, seora ma (se est re fi riendo a su seora Dulcinea) e n
esta pri m e ra afrenta que a este vuestro avasallado pecho se le ofrece;
no me desfallezca en este pri m e ro trance vuestro favor y amparo.
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(9) CLOSE, A.: La comicidad innovadora del Quijote: del extremismo tradicional a la normalidad casera, Edad de Oro, XV, 1996, pp. 9-23.
Diciendo estas y otras razones, alz la lanza a dos manos y asest un duro
golpe en la cabeza al arri e ro derribndolo al suelo.
O t ra pro fesin del sector secundario que vemos en este captulo es
la de zap at e ro , aunque como dato curioso sealar que Cervantes utiliza el apodo de remendn, en vez de zap at e ro , p a ra designar al padre
de Tolosa, la joven de la que qued prendado Don Quijote.
I n cluso encontramos tambin la pro fesin de molinero, en alusin
al padre de la otra joven llamada la Molinera , que junto con D. Tolosa
ofrecieron sus servicios a Don Quijote. Ambas damas estaban en la ve nta.
C aptulo VIII de la pri m e ra part e : Del buen suceso que el va l e roso Don Quijote tuvo en la espantable y jams imaginada ave n t u ra
de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice re c o rda cin.
Ave n t u radesarrollada en los molinos de viento a los que Don Quijote
confundi con gi ga n t e s , saliendo sin atender a las explicaciones de
Sancho, hacindole ver que se trat aba de molinos y no de gi ga n t e s :
-Qu gi gantes? Dijo Sancho Panza.
-Aquellos que all ves- respondi su amo- de los brazos largo s , que
los suelen tener algunos de casi dos leguas.
-Mire vuestra merced respondi Sancho- que aquellos que all se
parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos pare cen bra zos son las aspas, q u e, volteadas del viento, hacen andar la pie d ra del molino.
En este mismo captulo tambin ap a recen personajes pertenecientes
al sector terc i a rio, como es el caso de los dos frailes de la orden de San
Benito, a los que Don Quijote confundi con dos bultos negros arremetiendo
c o n t ra ellos por creer que llevaban secuestradas a unas damas:
-O yo me enga o , o esta ha de ser la ms famosa aventura que se
h aya visto; porque aquellos bultos negros que all parecen deben ser, y
son, sin duda, algunos encantadores que llevan hurtada alguna princesa
en aquel coch e, y es menester deshacer este entuerto a todo mi pode ro.
-Peor ser esto que los molinos de viento -dijo Sancho-Ya te he dicho,
Sancho respondi Don Quijote-, que sabes poco de achaque de ave n t u ras; lo que yo digo es verd a d, y ahora lo vers.
Diciendo esto Don Quijote se adelant y se puso en medio del camino por donde venan los frailes y dijo: -Gente endiablada y descomu nal, dejad luego al punto las altas princesas que en ese coche llevis for zadasLos frailes respondieron: -Seor cab a l l e ro, nosotros no somos
e n d i ablados ni descomunales, sino dos religiosos de San Benito y no
s abemos si en este coche vienen, o no, ningunas forzadas pri n c e s a s .
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(10) LESELBAUM, C.: La Lettre Spharade, n. 51, Gordes (Francia), 2004, p. 15
frailes, y mu chos son los caminos por donde lleva Dios a los suyos al
cielo; religin es la cab a l l e r a , caballeros santos hay en la glori a .
-S -respondi Sancho-; pero yo he odo decir que hay ms frailes en
el cielo que caballeros andantes.
-Eso es -respondi Don Quijote- porque es mayor el nmero de
re l i giosos que el de los cab a l l e ros.
- M u chos son los andantes -dijo Sanch o
- M u chos -respondi Don Quijote-, pero pocos los que merecen nom bre de cab a l l e ros.
Don Quijote hace re fe rencia al incremento de re l i giosos; deca que
haba ms re l i giosos que cab a l l e ros andantes, lo que es lgi c o , habida
cuenta que el siglo XVII es el siglo de la religiosidad por excelencia, donde se ha contabilizado el mayor nmero de religiosos, aunque a decir
ve rd a d, mu chos de ellos no eran por vocacin, sino por necesidad, p a ra
ser mantenidos lo que siempre se ha dicho a la sopa boba de los conventos-, dada la penu ria econmica del siglo XVII,11 no en vano se le
llama el siglo de la decadencia, de la bancarrota; por el contra ri o , el siglo
XVII no es el siglo de los cab a l l e ros andantes, pues Don Quijote encarna un personaje idealista que no se corresponde con el contexto re a l i sta de dicho siglo.
As, h ablando de estas cosas, Don Quijote y Sancho llegan a El
Toboso para buscar la casa de Dulcinea.
Captulo XV de la segunda parte: Donde se cuenta y da noticia
de quin era el Cab a l l e ro de los Espejos y su escudero
En este captulo se produce el desenlace de las peripecias que se narra n
en los captulos anteriores. Estas ave n t u ras de Don Quijote con el
Cab a l l e ro del Bosque (o Cab a l l e ro de los Espejos, pues son la misma
p e rsona) se sitan en Belmonte, l u gar que cierra la ruta del Quijote que
n o s o t ros hemos seleccionado.
Entre los personajes que encontramos en este episodio destaca el Bachiller
Sansn Carrasco que lo podemos incluir dentro de la clase media y sector terciario-, quien fue el que persuadi a Don Quijote para que dejase sus andanzas, regre s a raa su casa y recobra ra el juicio, hacindose pasar
por otro cab a l l e ro andante, junto con su escudero Tom Cecial, previo
pacto hecho con el cura y el barbero, pro fesiones que irn completando el mosaico de la sociedad espaola trazado por Cervantes.
Como se sabe, en contra de lo que haba planeado el Bachiller
C a rra s c o , ste recibi una gran paliza por Don Quijote, siendo objeto
(11) MORCILLO, M.: Comportamiento religioso en una localidad manchega del siglo XVII (El
Bonillo, Albacete, 1640), p. 155
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de rep rimendas por parte de su escudero Tom Cecial, que viendo cun
mal haba logrado sus deseos y el mal para d e ro que haba tenido su camino, dijo al Bachiller:
-Por ciert o , seor Sansn Carrasco, que tenemos nu e s t ro merecido:
con facilidad se piensa y se acomete una empresa, pero con dificultad
las ms veces se sale della. Don Quijote loco, nosotros cuerdos, l se
va sano y riendo, v u e s t ramerced queda molido y tri s t e. Sepamos, pues,
a h o ra , cul es ms loco: el que lo es por no poder menos, o el que lo
es por voluntad?
A lo que respondi Sansn:
-La dife rencia que hay entre esos dos locos es que el que lo es por
fuerza lo ser siempre, y el que lo es de grado lo dejar de ser cuando
quisiere.
-Pues as es -dijo Tom Cecial-, yo fui por mi voluntad loco cuando
quise hacerme escudero de vuestra merc e d, y por la misma quiero dejar
de serlo y volve rme a mi casa.
-Eso os cumple -respondi Sansn-, porque pensar que yo he de vol ver a la ma hasta haber molido a palos a Don Quijote es pensar en lo
escusado; y no me llevara ahora a bu s c a rle el deseo de que cobre su
juicio, sino el de la ve n ganza; que el dolor grande de mis costillas no
me deja hacer ms piadosos discurs o s .
De todo esto iban hablando los dos cuando llega ron a un pueblo donde encontra ron a un algeb rista que cur al pobre Bachiller Carrasco. Esto
nos hace pensar que el algeb rista haca las funciones de mdico, o lo ms
p a recido a ello, en esta poca, por lo que podemos incl u i rlo en el sector terc i a rio.
Captulo XXII de la segunda part e : Donde se da cuenta (de) la gran
aventura de la cueva de Montesinos, que est en el corazn de la Mancha,
a quien dio felice cima el va l e roso Don Quijote de la Manch a.
Aunque se queda fuera de la Ruta que nosotros hemos elegido para
e l ab o rar este estudio, c reemos que este captulo no puede faltar en una
ap roximacin a la grandiosa obra de Cervantes. Nos re fe rimos al tema
de las bodas de Camach o .
Un curioso aspecto a destacar de esta poca en los pueblos de la Mancha
e ra la celeb racin de fastuosas y ge n e rosas bodas, que entre la clase priv i l egiada llegaban a durar hasta siete u ocho das, con continuos banquetes, danzas y juegos. La mejor descripcin de estas bodas nos la presenta Cervantes en el Quijote, dentro de los captulos dedicados a las bodas
de Camacho, y, que mu chos inve s t i ga d o res opinan que pudieron celebra rse en El Bonillo.12
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(12) GARCA TEMPLADO, J. y DE LOS SANTOS, S.: Albacete, Everest, Len, 1974, p. 54.
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-En ve rdad, hermano respondi el estudiante-, que no me sabr deter minar por ahora, hasta que lo estudie. Yo lo estudiar en volviendo adon de tengo mis libros, y yo os sat i s far cuando otra vez nos veamos; que
no ha de ser sta la postre ra .
E n t re toda esta conversacin llega ron a la cueva de Montesinos.
Como se sab e, a punto estuvo de costarle la vida a Don Quijote, dada
la dificultad para poder salir de ella, aunque, cuando al fin vio la luz, les
dijo:
-Dios os perdone, amigos, que me habis quitado de la ms sab ro sa y agra d able vida y vista que ningn humano ha visto ni pasado. En
efecto: ahora acabo de conocer que todos los contentos desta vida
pasan como sombra y sueo, o se marchitan como la flor del campo. Oh,
d e s d i chado Montesinos! Oh, mal fe rido Dura n d a rte! Oh, sin ve n t u ra Belerma! Oh, lloroso Guadiana, y vosotras sin dicha hijas de
Ruidera, que mostris en vuestras aguas las que lloraron vuestros her mosos ojos!
Tambin, en este captulo, a travs de la descripcin que hace
C e rvantes de las bodas de Camacho, se pueden ver re flejados la mayo r
parte de los personajes que confo rman la sociedad espaola del siglo XVII
trazada por el propio Cervantes.
Captulo XXXVIII de la segunda parte: Que trata sobre el dis c u rso que hizo Don Quijote de las armas y las letra s .
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Encontramos una cl a ra comparacin entre dos pro fesiones pert e n ecientes al sector terc i a rio: el soldado y el letrado. Ambas, a rmas y
letras, p a recen complementarse y necesitarse en part e : ...dicen las letras
que sin ellas no se podran sustentar las arm a s , porque la guerra tam bin tiene sus leyes y est sujeta a ellas, y que las leyes caen debajo de
lo que son las letras y letrados. A esto responden las armas que las leye s
no se podrn sustentar sin ellas, porque con las armas se defienden las
repblicas, se conservan los reinos, se guardan las ciudades, se aseguran
los caminos, se despejan los mares de corsarios y, finalmente, si por ellas
no fuese, las repblicas, los reinos, las monarquas, las ciudades, los cami nos de mar y tierra estaran sujetos al ri gor y a la confusin que tra e
consigo la guerra el tiempo que dura y tiene licencia de usar de sus pri vilegios y de sus fuerzas..., sin embargo , Don Quijote ap recia ms la labor
del soldado a pesar de ser mayor su trabajo y mu cho menor el pre m i o ,
y cree que no tiene comparacin con la del estudiante, dado que el soldado a cada paso est a pique de perder la vida.
Don Quijote afi rm aba que era necesaria la presencia de los letrados
ya que sin ellos no habra leyes y sin leyes no se podran defender los
reinos ni los caminos y no habra seg u ridad ni la gente podra ir tra nquila por las calles.
(13) CLOSE, J.: Las interpretaciones del Quijote, en RICO F. (dir.): Miguel de Cervantes, Don
Quijote de la Mancha. Vase tambin: LZARO CARRETER, F.: Las voces del Quijote
en RICO F.(dir.): Miguel de Cervantes, Don Quijote de la ManchaLPEZ, L.: La retrica
en la Espaa del Siglo de Oro, Universidad de Salamanca, Salamanca, 1994.
(14) Puede verse tambin: RIQUER, M.: Para leer a Cervantes,
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CONCLUSIONES
El Quijote encarna un personaje que defender hasta el final una utopa: una sociedad sin propiedad privada ni ejrcito ni justicia rep resiva,
en la que haya comida para todos y se respete la libertad individual, a d elantndose ms de dos siglos en su tiempo. El Quijote es el libro de un
perdedor. Novelas dentro de la novela. A l egato en favor de la libertad
e n ge n d rado en la crcel. Un texto nico que trata de la realidad y la locura, la trama de la vida.
C e rvantes ha utilizado a su mejor creacin para defe n d e r, a re sg u a rdo de la censura de la Inquisicin, una idea presente en la totalidad
de su obra. La libert a d, Sancho, es uno de los ms preciosos dones que
a los hombres dieron los cielos; por la libert a d, as como por la hon ra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contra ri o , el cautive ri o
es el mayor mal que puede venir a los hombres.
Pa ra que los personajes vivan en plena libert a d, para escribir l lo que
q u i e re, p a ra que el lector lea cada cual desde s y entienda lo que le conv i e n e, sita la accin en la locura. Un terreno salvag u a rdado por la irre sp o n s abilidad donde todo cab e, donde se constru ye el mundo con un afn
moral, inventndolo como debera ser. Es decir, el mundo al revs. A Sancho,
que ha gobernado con xito, no le ha gustado el poder y lo abandona volunt a riamente sin tener que rendir cuentas de su honestidad: saliendo yo
desnudo, como salgo , no es menester otra seal para dar a entender que
he go b e rnado como un nge l .
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