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La Quintrala

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La Quintrala

Tena el pelo rojo como el quitral, por ello le llamaban la Quintrala. Su


nombre, doa Catalina de los Ros y Lisperguer. Hermosa y caprichosa,
figura entre los ms temibles criminales del siglo XVII. En su hacienda de
La Ligua y los alrededores dej una leyenda de horror, atribuyndosele
pactos con el diablo. Desenfrenada, fue indomable para su marido que
vivi poco tiempo- quien se convirti en cmplice de su perversidad. En
la zona se cuentan los maltratos que propinaba a los indios de la
hacienda, quienes deban fugarse hacia los montes. La Quintrala presida
los castigos sin conmoverse ante el dolor ajeno. Acusada por sus
crmenes fue apresada y juzgada por el comisionado de la Audiencia,
quien la encontr culpable de parricidio y del asesinato colectivo de su
servidumbre. Se le condujo a Santiago donde su astucia y dinero
influyeron para dilatar el proceso.
Entre los pactos diablicos que se le atribuyen est el que hizo para
conseguir el amor del fraile que la casara. El fraile se resisti al acoso y
se autoflagelaba, hasta que huy hacia Per para evitar a la seductora
bruja. Solo volvi cuando supo del arresto y de sus enfermedades.
Nunca confes sus pecados mortales.

Quintrala duea del Fundo el Ingenio Cabildo


Ama y seora de muchas tierras de Chile y Argentina, sobre todo Cabildo y
Santiago, segn los bibligrafos e historiadores la quintrala naci y muri en
Santiago, segn los mitos y la gente popular dicen que muri en Petorca
"donde el diablo fue a morir"
Ella no le gustaba la ciudad de Santiago seguramente por que le descubriran
todos su pecados muy fcilmente, as que residi casi toda su vida en Cabildo
en la Hacienda el Ingenio que todava sigue en pie, La Hacienda esta cerrada a
las personas y solo abierta a tur con meses de anticipacin.
Afuera entre medio de uno de los grandes portones de esta hacienda se
encuentra una animita que la recuerda, adentro de esta animita blanca hay
una cruz y un parrafo en el cual cuenta su leyenda esta esta a mano derecha
entre el camino que une la Ligua con Cabildo

En esta haciendo todava se conservan las palmas donde azotaba a sus


esclavos y victimas de sus caprichos. La hacienda paso de manos de muchas
personas y en la actualidad pertenece a la familia Cerda.
En la actualidad casi no quedan las parras de las cuales La Quintrala preparaba
los venenos a sus victimas fatales ya que ahora estn plantados con paltos (ojo
que estos no estn envenados jiji)
Dicen las leyendas en la Ligua o como se dicen los nacidos en al Ligua
"liguanos" y los radicados en al Ligua "Liguences" que el hombre nace flojo y la
mujer trabajadora en esas tierras, fruto de una maldicin de la Quintrala.
En Pichidangui, se ubica en un promontorio rocoso con un socavn que une la
superficie con el mar. Cuenta la leyenda que la Quintrala arrojaba al mar a los
hombres que la rechazaban, y ah hay una cueva la que le llaman "la cueva de
la Quintrala".
Carnaval de la Quintrala
Ojo que Cabildo no se queda atras con este tema en Octubre hacen una
"Carnaval de la Quintrala"
"Como una forma de dar a conocer la comuna de Cabildo y la provincia de
Petorca se lleva a cabo el ao 2005 la primera versin del Carnaval de la
Quintrala. La Red de Turismo, con sede en Cabildo, decide crear un espacio
para promocionar y dar a conocer a los productores de la zona y sus productos,
as como tambin los lugares tpicos, rutas o circuitos tursticos. El objetivo de
sus creadores fue proyectar cultural y tursticamente la provincia a travs de
sus productos, sus atractivos y su gente. Adems de motivar a la comunidad a
rescatar el patrimonio histrico y motivar a las nuevas generaciones a
identificarse con la mtica encomendera, que fue duea y seora de nuestras
tierras."
te invito a re descubrir la provincia de Petorca tierra de la Quintrala y de
muchos misterios mas, te aseguro que no te abrurriras.

DONDE EL DIABLO PERDI EL PONCHO


En una de las leyendas que alude a un lugar remoto, el gobernador de Chile, Ambrosio
O'Higgins, padre de nuestro prcer Bernardo, habra inmortalizado la frase del
encabezado en su recorrido por el norte.
Martes 27 de septiembre de 2005 + Sigue a La Nacin en Facebook y Twitter

scar Bustamante
La frase se origin en los tiempos de la Colonia y fundamentalmente alude a lugar remoto, a
lejana, pero tambin tiene una connotacin de lugar aislado y no necesariamente distante. En
ambos casos, el acceso es difcil. Se citan leyendas de cada caso.
El Diablo, a mediados del siglo XVII se haba empecinado en introducirse en los conventos de
monjas mediante variados artificios, privilegiando los disfraces alusivos a animales que con su
aliento insuflaban las sotanas dejando al descubierto toscas ropas interiores. Obviamente, su
propsito era perturbar la intimidad espiritual de las devotas, las que luego deban extremar los
silicios (auto-flagelantes torturas en sus cuerpos) para alejar al rey del mal y as recuperar la
pureza que les otorgaba pasaporte al reino de los cielos. En un convento de la ciudad de
Concepcin, el Diablo cambi de atuendo y disfrazado de huaso se introdujo en la celda de una
monja de singular belleza envuelto en un poncho negro.
Al parecer el lascivo demonio se habra quedado con la boca abierta engolosinado con los ojos
oscuros de la devota, aparte de que sta tuvo la entereza de sostenerle la mirada, con lo que el
malvado perdi energa y enred el poncho en los barrotes de la ventana. La terrible experiencia
habra ocasionado tal conmocin en la monjita que debi ser atendida por el resto de sus das
mediante siete rosarios matinales y doce de los mismos luego del medio da, rutina que se
mantuvo hasta el instante en que la devota se despidi de este mundo. No hay registros de que
hubiese escapado del infierno. Sus ltimas palabras corroboran la duda: "Me mancill el Diablo",
suspiraba en lamentable angustia. En cuanto al poncho, se intent quemarlo en presencia del
obispo, autoridad que viaj excepcionalmente a la capital penquista, sin que ello lograra que el
poncho se convirtiera en cenizas, con lo que envuelto en una piedra colosal fue lanzado al fondo
del ro Biobo. Pescadores aseguraban que cada vez que recogan las redes un poncho negro les
arrebataba la mercanca.
En una de las leyendas que alude a un lugar remoto, el gobernador de Chile, don Ambrosio
O'Higgins, padre de nuestro prcer Bernardo, habra inmortalizado la frase del encabezado en su
recorrido por el norte de Chile, en 1778. Ninguno de los gobernadores de esta capitana, a
excepcin de Pedro de Valdivia, haba incursionado por las provincia del norte llegando hasta lo
que hoy es el puerto de Caldera. Luego descendi a Copiap, la antigua San Francisco de la
Selva. La inspeccin territorial le tard siete meses, partiendo en octubre de 1788 para volver a
Santiago en abril de 1789. No haba caminos, slo huellas y muy a lo lejos, poblados perdidos
que l fue consignando en los mapas. Refund Vallenar, vitaliz las actividades mineras y
comerciales de la regin y sobre todo, le dio reconocimiento a una regin aislada hacindose
presente y asegurando que ah donde el Diablo perdi el poncho, el Gobierno se haca presente y
escuchaba sus preocupaciones. La frase la habra pronunciado tendido mirando las estrellas
luego de una jornada de cabalgar ochenta kilmetros, exhausto, pero seguro de que slo el
conocimiento de un territorio y sus gentes le permitira dictar las leyes que engrandeceran ese
confn del mundo. Todo el duro y aislado territorio donde, segn don Ambrosio O'Higgins, el

Diablo habra perdido el poncho. Demasiado lejos, sin embargo, tanto que an en estos tiempos
escasamente los polticos le dan una vueltita, salvo para los terremotos

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