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Identidades Culturales y Sujetos Históricos - Estudios Subalternos y Perpectivas Poscoloniales
Identidades Culturales y Sujetos Históricos - Estudios Subalternos y Perpectivas Poscoloniales
Identidades Culturales y Sujetos Históricos - Estudios Subalternos y Perpectivas Poscoloniales
Saurabh Dube
Identidades culturales y sujetos histricos: estudios subalternos y perspectivas poscoloniales
Estudios de Asia y frica, vol. XLV, nm. 2, 2010, pp. 251-292,
El Colegio de Mxico
Mxico
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y el poder occidentales. Por supuesto, mucho antes de la aparicin de este trabajo se realizaron varios estudios sobre imgenes europeas, de pueblos no europeos, que identificaron varios
estereotipos, especialmente en torno a las identidades del ser y
del otro. No obstante, dichas obras tendan a ser documentales,
ms que crticas o analticas, de modo que presentaban una
interesante variedad de ejemplos de representaciones europeas,
pero sus filiaciones discursivas y epistemologas subyacentes
se minimizaron con frecuencia.2 En este campo, Orientalism
plante argumentos convincentes sobre la fabricacin discursiva, a la vez ideolgica y material, de Oriente como objeto e
identidad a travs de la profunda dinmica de conocimiento y
poder que conforma a los imperios occidentales.
Ahora, no es slo que el pasado del pensamiento anticolonial sea ms prolongado que el estudio de Said, sino que exactamente al momento de la publicacin y las primeras recepciones
de Orientalism, hubo otros trabajos que expresaron preocupaciones relacionadas.3 Al mismo tiempo, tambin es cierto que
los argumentos de Said tuvieron un efecto expansivo y sin precedentes sobre el academismo. Por un lado, Orientalism haba
modificado los trminos del debate y la discusin sobre las representaciones metropolitanas de pueblos no europeos y sus
identidades culturales. Y con ello se dio un cambio, al descubrir
los sesgos particulares de determinadas descripciones que desentraan los mbitos ms profundos del dominio discursivo, lo
cual subray an ms la complicidad entre los productos ms
tempranos de la imaginacin imperial y de las interpretaciones
acadmicas contemporneas de Oriente. Por otro lado, el trabajo de Said lleg a cristalizar los nfasis clave y las tensiones
crticas de un mbito acadmico emergente, lo cual involucra
exploraciones de discursos coloniales y representaciones imperiales.
2
Nicholas Thomas, Colonialisms Culture: Anthropology, Travel and Government,
Princeton, Princeton University Press, 1994, pp. 22-23.
3
Vase Alain Grosrichard, The Sultans Court: European Fantasies of the East,
Londres, Verso, 1998 [1979]; Johannes Fabian, Time and the Other: How Anthropology
Makes its Object, Nueva York, Columbia University Press, 1983; Anouar Abdel-Malek,
Orientalism in crisis, Diogenes, vol. 44, pp. 104-112; Abdul R. JanMohamed, Manichean Aesthetics: The Politics of Literature in Colonial Africa, Amherst, University of
Massachusetts Press, 1983.
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En este terreno, las implicaciones y las debilidades de algunos trabajos crticos anteriores sobre escritos coloniales, incluyendo a Orientalism y otros estudios con orientaciones definidas, los ampliaron, extendieron y excedieron. Especialmente
importantes fueron las exploraciones de Homi K. Bhabha4
sobre la ambivalencia inherente del discurso colonial y de las
identidades perjudiciales e hbridas de los sujetos colonizados
para desafiar las concepciones singulares de los escritos culturales coloniales.5 Tales esfuerzos se cruzaron con otras luchas
continuas sobre los temas de identidades, especialmente aquellos feministas y a cargo de minoras.6 Asimismo, ampliaron con
agudeza la teora posestructuralista, apoyando expresamente las
perspectivas antihumanistas.7 En conjunto, desde principios de
la dcada de 1980, las discusiones y los debates sobre las representaciones occidentales de los mundos no occidentales y las
identidades no europeas, como parte de la elaboracin ms amplia de las teoras crticas del discurso colonial, llev a la aparicin gradual del campo (que ahora incluso se considera una
disciplina) de los estudios poscoloniales, no slo en los mbitos acadmicos metropolitanos, sino tambin poco a poco en
terrenos acadmicos provinciales.8
Homi K. Babbha, Location of Culture, Londres-Nueva York, Routledge, 1994.
Otras evaluaciones crticas del texto de Said en los estudios culturales y literarios
incluyen las de Bart Moore-Gilbert, Postcolonial Theory: Contexts, Practices, Politics,
Londres, Verso, 1997, pp. 34-73; Robert Young, White Mythologies: Writing History
and the West, Londres, Routledge, 1990, pp. 119-140. Vase tambin Meyda Yegenoglu,
Colonial Fantasies: Towards a Feminist Reading of Orientalism, Cambridge, Cambridge
University Press, 1998. Las implicaciones constructivas y crticas con Orientalism en
la antropologa y la historia incluyen las de James Clifford, On Orientalism, The
Predicament of Culture: Twentieth-Century Ethnography, Literature, and Art, Cambridge-Massachusetts, Harvard University Press, 1988, pp. 255-276; Nicholas Thomas,
Colonialisms Culture, pp. 5-7, 21-27. Vase tambin Carol Breckenridge y Peter van
der Veer (eds.), Orientalism and the Postcolonial Predicament: Perspectives on South
Asia, Filadelfia, University of Pennsylvania Press, 1993.
6
Vase Abdul R. JanMohamed y David Llyod (eds.), The Nature and Context of Minority Discourse, Nueva York-Oxford, Oxford University Press, 1990; Gayatri Chakravorty Spivak, Subaltern studies: Deconstructing historiography, en Ranajit Guha
(ed.), Subaltern Studies iv: Writings on South Asian History and Society, Delhi, Oxford
University Press, 1985, pp. 330-363.
7
Gayati Chakravorty Spivak, Can the subaltern speak?, en Cary Nelson y Lawrence Grossberg (eds.), Marxism and the Interpretation of Culture, Urbana-Chicago, University of Illinois Press, 1988, pp. 271-313; Homi K. Bhabha, Location of Culture.
8
Los escritos que presentan la teora poscolonial conforman la industria acad4
5
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En las ltimas dos dcadas, las intervenciones clave de crticos poscoloniales, as como de estudiosos de la antropologa,
la historia y la religin han accedido a la teora del discurso colonial, pero tambin la han excedido. Explorando la idea, la
invencin y la imaginacin de diversos terrenos e identidades geopolticas, subordinadas en todo el mundo,9 tales esfuerzos han aprovechado la dinmica contradictoria, contingente
y desafiada de imperio y nacin. Esta dinmica fue impulsada por las identidades entrelazadas de clase y gnero, y de raza
y sexualidad. Como veremos, tales escritos se han centrado en
proyectos de poder, moldeados por los agudos enredos de lo
dominante y lo subalterno, del colonizador y el colonizado, y
de la metrpoli y los mrgenes. De diversas maneras, han cuestionado la eficacia no desafiada que se confiere a las agendas
autoritarias de imperio, nacin, modernidad y globalizacin.
Ciertamente, esos estudios se han basado en materiales histricos, etnogrficos y literarios para rastrear la interaccin entre
la construccin y la institucionalizacin de las identidades emergentes, implicando conjunciones importantes de lmites raciales y sexuales, y divisiones de gnero y clase, como constituyentes de las culturas coloniales, las ubicaciones poscoloniales
y los rdenes occidentales.10 No resulta extrao que, hoy da,
mica. En el presente, segn mis propias preferencias, refiero al lector interesado a los
textos de Robert Young, Postcolonialism: An Historical Introduction (Cambridge, Mass.,
Wiley-Blackwell, 2001); Postcolonialism: A Very Short Introduction (Oxford, Oxford
University Press, 2003); y White Mythologies. Vase tambin John McLeod, Beginning
Postcolonialism, Manchester, Manchester University Press, 2000; Leela Gandhi, Postcolonial Theory: A Critical Introduction, Nueva York, Columbia University Press,
1998; Ania Loomba, Colonialism/Postcolonialism, Londres-Nueva York, Routledge, 1998; Padmini Mongia (ed.), Contemporary Postcolonial Theory: A Reader, Londres, A
Hodder Arnold Publication, 1996; y Neil Lazarus (ed.), The Cambridge Companion to Postcolonial Literary Studies, Nueva York, Cambridge University Press, 2004 y
Moore-Gilbert, Postcolonial Theory.
9
Vase Valentin Yves Mudimbe, The Invention of Africa, Bloomington-IndianaLondres, Indiana University Press, 1988; Ronald B. Inden, Imagining India, CambridgeMassachusetts, Basil Blackwell, 1990; Jose Javier Sanjines Rabasa y Robert Carr (eds.),
Subaltern Studies in the Americas, una edicin especial de American Journal of Cultural
Histories and Theories, 1996, p. 46.
10
Vase de Saurabh Dube, Stitches on Time: Colonial Textures and Postcolonial Tangles (Durham, Duke University Press, 2004); Terms that bind: Colony, nation,
modernity (en Saurabh Dube [ed.], Postcolonial Passages: Contemporary HistoryWriting on India, Nueva Delhi, Oxford University Press, 2004, pp. 1-37); y Historical
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original de los estudios subalternos encontr diversas apropiaciones y extensiones en diferentes continentes al menos desde
la dcada de 1990, han surgido debates y discusiones que se han
encendido por consideraciones ms amplias de conocimiento
colonial y diferencia poscolonial, poltica multicultural e identidades culturales.17 Especialmente influyentes en estos mbitos
han sido los escritos de Gayatri Spivak que aprovechan lecturas
deconstruccionistas y sensibilidades estratgicas para crear
lecturas contrarias de sujetos subalternos.18 Todo ello ha servido
para subrayar an ms la cuestin de las convergencias entre
los estudios subalternos y los poscoloniales.
Ahora, cabe destacar que los enfoques poscoloniales y los
subalternos suelen elidirse mutuamente. No obstante, como habra indicado la discusin hasta ahora, stos no deben meramente colapsarse en uno solo. As, mientras las orientaciones
poscoloniales aparecieron bajo el signo de la colonia, el proyecto de los estudios subalternos naci bajo la marca de la nacin.
17
Debe ser suficiente un slo ejemplo del impacto del proyecto de los estudios
subalternos (del sur de Asia) en los escritos sobre Latinoamrica. No slo se ha dado
la formacin de un proyecto de estudios subalternos latinoamericano de gran alcance en Estados Unidos, sino que el trabajo del colectivo del sur de Asia ha gozado de
una amplia discusin en Latinoamrica. Sobre la primera tendencia, vase Jos Javier Sanjines Rabasa y Carr, Subaltern studies in the Americas; Ileana Rodrguez
(ed.), A Latin American Subaltern Studies Reader, Durham, Duke University Press,
2001; John Beverley, Subalternity and Representation: Arguments in Cultural Theory,
Durham, Duke University Press, 1999. Sobre las segundas iniciativas, vase Silvia
Rivera Cusicanqui y Rossana Barragan (eds.), Debates postcoloniales: una introduccin
a los estudios de la subalternidad, La Paz, Bolivia, Sierpe, 1997; John Kraniauskas y
Guillermo Zermeo (eds.), Historia y subalternidad, Historia y grafa, nm. 12, 1999;
Saurabh Dube (ed.), Pasados poscoloniales: coleccin de ensayos sobre la nueva historia
y etnografa de la India, Mxico, El Colegio de Mxico, 1999. Tambin considrese
Florencia E. Mallon, The promise and dilemma of subaltern studies: Perspectives
from Latin American histories, American Historical Review, nm. 99, 1994, pp. 14911515; y mi propia triloga sobre antropologa histrica en lengua espaola, vase de
S. Dube, Sujetos subalternos: captulos de una historia antropolgica (2001); Genealogas
del presente: conversin, colonialismo, cultura (2003) e Historias esparcidas (2007), publicada por El Colegio de Mxico.
18
Podra decirse que dos momentos cruciales en la fusin de los estudios poscoloniales y los subalternos fueron, en primer lugar, el volumen Selected Subaltern Studies
que Gayatri Spivak coedit con Ranajit Guha y prologado por Edward Said que emple
la lectura deconstructiva previa de Spivak (Subaltern studies: Deconstructing Historiography), sobre el proyecto como introduccin (en Ranajit Guha y Gayatri Chakravorty Spivak, Selected Subaltern Studies, Nueva York, Oxford University Press, 1988);
y posteriormente la interpretacin de Gyan Prakash (Subaltern studies as postcolonial
criticism, 1994) de los estudios subalternos como forma de crtica poscolonial.
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Es decir, mientras que los entendimientos poscoloniales privilegiaron el colonialismo como una desviacin histrica en la
creacin del mundo moderno, el proyecto de los estudios subalternos tom como punto de partida los requisitos de analizar
el fracaso de la nacin en reivindicarse.19
No obstante, tambin sucede que desde un inicio, las implicaciones crticas con la colonia y con la nacin han caracterizado a estos dos enfoques, lo cual no es extrao. Para empezar, los
antecedentes ideolgicos no slo de las perspectivas coloniales,
sino tambin de los estudios subalternos, se basaban en prolongadas tradiciones de pensamiento anticolonial y crticas, y una
prctica descolonizadora. Al respecto, los escritos y las polticas
de Frantz Fanon, de Amlcar Cabral y de Aim Csaire podran
influir fuertemente en las formaciones mismas del academismo
poscolonial. Al mismo tiempo, los trminos y las texturas de
los estudios subalternos (en una manera que converge con las
perspectivas poscoloniales) aparecieron igualmente moldeados
por sensibilidades antiimperiales ms amplias. Tales sensibilidades se extendieron desde las diversas polticas del contracolonialismo y la descolonizacin que comenzaron en la dcada de 1940
hasta los sucesos de los aos sesenta, y que implicaron crticas
al imperialismo y el racismo (encarnadas en el dramtico momento vivido en 1968, por ejemplo) y la continuacin de estas
luchas hasta la dcada de 1970 en diversas partes del mundo. En
conjunto, los estudios poscoloniales y subalternos fueron precedidos y a la vez se vieron moldeados por estos sucesos y la extensin de su espritu en mbitos acadmicos, sobre todo las crticas
emergentes de los paradigmas reinantes en las disciplinas, as
como las formaciones de nuevas perspectivas en la izquierda,
incluyendo la teora de los sistemas mundiales, estudios campesinos radicales y revisiones crticas del marxismo.20
Ahora, una vez registradas las limitaciones de las perspectivas subalternas y poscoloniales que se colapsaban, abundar en
Ranajit Guha et al., Selected Subaltern Studies, p. ix.
Talal Asad (ed.), Anthropology and the Colonial Encounter, Londres, Ithaca Press,
1973; Joan Vincent, Anthropology and Politics: Visions, Traditions, and Trends, Tucson,
University of Arizona Press, 1990, pp. 225-229, 308-314; Patrick Wolfe, History and
imperialism: A century of theory, from Marx to postcolonialism, American Historical
Review, vol. 102, 1997, pp. 380-420.
19
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poscoloniales y estudios subalternos como participantes e interlocutores a la vez, en debates mayores y continuos que replantean el Estado-nacin y el Occidente, la colonia y la poscolonia, y la historia y la modernidad.23 Evidentemente, los temas
de la modernidad han desempeado un papel crucial.
Cuando escribo sobre la identidad en este trabajo, hago referencia a procesos de formaciones de sujetos: procesos, formaciones y sujetos que militan contra las proyecciones persistentes
de individuos soberanos y comunidades primordiales. En
lugar de ello, como se indic anteriormente, las identidades
implican a la vez agrupaciones colectivas y personalidades particulares (personhoods), donde la una es indicio de la otra. Es
decir, que como atributos crticos de la constitucin de sujetos,
las identidades forman elementos esenciales en la produccin
y reproduccin diarias de la vida social. Dependen de actitudes e imaginaciones, normas y prcticas y rituales y disposiciones simultneamente simblicas y sustantivas, estructuradas y
a la vez fluidas. Aqu se encuentran los recursos mediante los
cuales se perciben, se experimentan y se expresan las relaciones sociales dentro de los grupos, las clases, las comunidades y
los gneros.
En la perspectiva que estoy esbozando, las identidades se
definen en relaciones histricas de produccin y reproduccin, apropiacin y consumo, imperio y modernidad y nacin
y globalizacin. Aparecen mediados crticamente por configuraciones cambiantes de gnero y casta, raza y edad, oficio y
sexualidad. Tales relaciones y configuraciones, basadas en el poder, involucran diversas interpretaciones de dominacin y subordinacin, as como negociaciones y desafos de autoridad, en
diferentes mbitos. Constitutivos de identidades dominantes y
subalternas, aqu se encontrarn procesos contradictorios que
se caracterizan a la vez por el trabajo de la hegemona y la adaptacin del poder, que forman parte de la misma lgica.24
23
Time.
24
Es decir, al igual que los errores analticamente fatales rodean los entendimientos
de la hegemona como un sistema cerrado de control cultural e ideolgico por grupos dominantes, los errores tericamente graves tambin se ocupan de la reificacin
de la autonoma y la capacidad de accin subalternas. Vase Saurabh Dube, ibid.
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de Jean y John Comaroff y de Ann Stoler,27 entre otros. Algunos estudios en este nuevo gnero han explorado la ubicacin
contradictoria y las agendas opuestas de pueblos colonizadores
definidos y de diversos grupos colonizados en la creacin de
culturas coloniales de dominio. Esto ha involucrado discusiones sobre las representaciones y las prcticas; los lmites y las
contradicciones de los agentes imperiales; las comunidades colonizadoras y los misioneros evangelizadores en las ubicaciones
coloniales. En breve, han habido anlisis crticos no slo de las
poblaciones colonizadas, sino tambin de los pueblos colonizadores, aunque el deseo programtico de tratar al colonizador
y al colonizado como parte de un campo analtico nico en
ocasiones se ha desvanecido en un segundo plano. En cualquier
caso, tales estudios han revelado las persistentes lneas de falla y
las divisiones crticas entre diferentes agentes del colonialismo
y diversas agendas imperiales.28 Por un lado, las mitologas raciales y los estilos de vida sencillos de los colonizadores buscaban desdibujar tales lneas de falla, y por el otro, las divisiones
entre diferentes grupos colonialistas tambin se han subrayado en representaciones diarias y prcticas cotidianas en contextos definidos.
De ello resulta que la visin del colonialismo como una empresa monoltica, un proyecto terso y homogneo se cuestione
abiertamente hoy en da. Estn en tela de juicio no nicamente
27
Vase de Jean Comaroff y John L. Comaroff, Of Revelation and Revolution:
Christianity, Colonialism, and Consciousness in South Africa (vol. i, Chicago, Chicago
University Press, 1991); Ethnography and the Historical Imagination (Boulder, Westview
Press, 1992); y Of Revelation and Revolution: The Dialects of Modernity on the South
African Frontier (vol. ii, Chicago, Chicago University Press, 1997). De Ann Laura
Stoler vase Race and the Education of Desire: Foucaults History of Sexuality and the
Colonial Order of Things (Durham, Duke University Press, 1995); Carnal Knowledge
and Imperial Power: Race and the Intimate in Colonial Rule (Berkeley, University of
California Press, 2002); y Along the Archival Grain: Epistemic Anxieties and Colonial
Common Sense (Princeton, Princeton University Press, 2008).
28
Para consultar mayores discusiones, vase Saurabh Dube, Stitches on Time;
Ann Laura Stoler, Rethinking colonial categories: European communities and the
boundaries of rule, Comparative Studies in Society and History, vol. 13, 1989, pp. 134161; Jean Comaroff y John L. Comaroff, Of Revelation and Revolution, 1991; Patrick
Wolfe, Settler Colonialism and the Transformation of Anthropology: The Politics and
Poetics of an Ethnographic Event, Londres, Cassell, 1999; y de Tapati Guha-Thakurta,
Monuments, Objects, Histories: Art in Colonial and Post-Colonial India, Nueva York,
Columbia University Press, 2004.
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las variaciones en los emprendimientos coloniales y los ejercicios imperiales de diferentes naciones y pocas, caracterizados por diversas formas de produccin e intercambio, todas
ellas distinciones importantes reconocidas en trabajos anteriores. Ms bien, las etnografas y las historias recientes han revelado que los intereses en conflicto y las visiones enfrentadas
de imperio de intereses y actores en diferentes ubicaciones muchas veces impulsaron un nico proyecto colonial. Al mismo
tiempo, diferentes proyectos coloniales podan basarse en los
modelos y las metforas de los otros e imbuirlos de notabilidad
variada y contraria.29
Tres ejemplos deben ser suficientes. En el caso de Sudfrica
colonial, John Comaroff30 ha demostrado que las divisiones y
los conflictos exactos entre administradores britnicos, misioneros evanglicos y pobladores holandeses llevaron a la elaboracin del apartheid y el imperio. Mi propio trabajo sobre la
empresa evanglica en India central subraya que los misioneros
estadounidenses en la regin tomaron elementos prestados de
las modalidades gubernamentales y las prcticas cartogrficas
de la administracin imperial de Su Majestad para elaborar una
visin y una prctica bien definidas del Imperio de Cristo.31
Por ltimo, el estudio de K. Sivaramakrishnan32 sobre la interpretacin del estado colonial, el moldeo de bosques y la creacin de sitios tribales en la zona boscosa de Bengala, en el este
de India, del siglo xix, une varias de las preocupaciones ya esbozadas. Interviniendo imaginativamente en ciertos debates, a
travs de estudios ambientales recientes y la teora del discurso
colonial, el autor aplica a los estudios poscoloniales y subalternos las perspectivas de una geografa histrica crtica, que por
s misma apuntala una historia ambiental innovadora. Por un
lado, Sivaramakrishnan aborda la construccin del espacio co29
Ann Laura Stoler, ibid.; Nicholas Thomas, Colonialisms Culture; Frederick
Cooper y Ann Laura Stoler (eds.), Tensions of Empire: Colonial Cultures in a Bourgeois
World, Berkeley, University of California Press, 1997.
30
John L. Comaroff, Images of empire, contests of conscience: Models of colonial
domination in South Africa, American Ethnologist, vol. 16, 1989, pp. 661-685.
31
Vase de Saurab Dube, Stitches on Time y After Conversion: Cultural Histories
of Modern India, Nueva Delhi, Yoda Press, 2009.
32
K. Sivaramakrishnan, Modern Forests, Statemaking and Environmental Change
in Colonial Eastern India, Nueva Delhi, Oxford University Press, 1999.
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mo parte de la prctica histrica, trascendiendo distinciones fciles entre espacios metafricos y materiales. Por otro lado, su nfasis apunta a la importancia de monitorear cmo los
intereses en conflicto y las visiones opuestas del imperio de actores en diferentes ubicaciones pudieron fusionarse en un nico
proyecto colonial.
Todo ello ha avalado anlisis cercanos de la relacin entre la
metrpoli y la colonia. Se ha vuelto cada vez ms claro que hubo
conjunciones y conexiones, y contenciones y contradicciones,
entre los esfuerzos por disciplinar y normalizar a los grupos de
sujetos en casa y los intentos por civilizar y controlar a las poblaciones sbditas en las colonias.33 Tales exploraciones han
utilizado exmenes previos y discusiones contemporneas de
historias imperiales y culturas coloniales de acuerdo a las interacciones entre el colonizador y el colonizado. Adems, han
considerado el moldeo mutuo de los procesos y las prcticas coloniales europeas para analizar de manera imaginativa cmo los
sucesos en las mrgenes distantes podan influir en las transformaciones metropolitanas, cmo los impulsos del imperio y su
replanteamiento en las colonias provocaron cambios en el ncleo
de los rdenes occidentales.34 Las deliberaciones han incluido la
imaginativa y prolongada exposicin de Peter van der Veer35
33
Vase Anna Davin, Imperialism and motherhood, History Workshop, vol. 5,
1978, pp. 9-65; Jean Comaroff y John Comaroff, Ethnography and the Historical
Imagination, Boulder, Westview Press, 1992; vase tambin Webb Keane, Christian
Moderns: Freedom and Fetish in the Mission Encounter, Berkeley, University of California Press, 2007.
34
Vase de Bernard S. Cohn, Colonialism and its Forms of Knowledge: the British
in India (Princeton, Princeton University Press, 1996); y An Anthropologist among
the Historians and Other Essays (Delhi, Oxford University Press, 1989). De Edward
W. Said, Culture and Imperialism, Nueva York, Vintage, 1994; Walter Mignolo, The
Darker Side of the Renaissance: Literacy, Territoriality, and Colonization, Ann Arbor,
University of Michigan Press, 1995; Antoinette M. Burton, At the Heart of the Empire:
Indians and the Colonial Encounter in Late-Victorian Britain, Berkeley, University of
California Press, 1998; E. M. Collingham, Imperial Bodies: The Physical Experience
of the Raj, c.1800-1947, Cambridge, Polity Press, 2001; Piya Chatterjee, A Time for Tea:
Women, Labor, and Post/Colonial Politics on an Indian Plantation, Durham, Duke
University Press, 2001; Tapati Guha-Thakurta, Maps of Englishness: Writing Identity
in the Culture of Colonialism, Nueva York, Columbia University Press, 1996; Ann
Laura Stoler, Race and the Education.
35
Peter van der Veer, Imperial Encounters: Religion and Modernity in India and
Britain, Princeton, Princeton University Press, 2001.
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histricas han estado en el ncleo de las perspectivas subalternas y poscoloniales. Por una parte, miembros del colectivo de
estudios subalternos del sur de Asia, como Ranajit Guha, Dipesh Chakrabarty y Gyanendra Pandey,49 junto a otros intelectuales,50 especialistas en diversas reas geopolticas, han apuntado al sitio del poder en la produccin del pasado. Esto ha
servido para subrayar la naturaleza inherentemente poltica de
la escritura de la historia, a la vez que se coloca un signo de interrogacin en la naturaleza misma del archivo acadmico e
histrico. Por otro, estudiosos de la antropologa, la historia
y otras disciplinas han destacado la precisa pluralidad de los
pasados culturales, la forma en que la historia y la temporalidad
se abordan, se entienden, se aprovechan y se ponen a trabajar de
manera diferente por grupos sociales definidos en conversaciones con sus identidades.51
Tres nfasis superpuestos han desempeado una funcin
sobresaliente en tales consideraciones.52 Para comenzar, se ha
admitido en diversas ocasiones que las formas de conciencia histrica varan en su nivel de elaboracin simblica, su capacidad
de prevalecer en contextos mltiples y de capturar la imaginacin de las personas, entre grupos culturales y sus identidades,
49
De Ranajit Guha vase Elementary Aspects; y Dominance without Hegemony: History and Power in Colonial India, Cambridge, Massachussets, Harvard University
Press, 1997; Dipesh Chakrabarty, Provincializing Europe; Gyanendra Pandey, Remembering Partition.
50
Por ejemplo Michel-Rolph Trouillot, Silencing the Past: Power ant the Production of History, Boston, Beacon Press, 1995; David William Cohen, The Combing of
History, Chicago, University of Chicago Press, 1994; Lee Kerwin Klein, Frontiers
of Historical Imagination: Narrating the European Conquest of Native America, 18901990, Berkeley, University of California Press, 1999; vase tambin de Saidiya H.
Hartman, Scenes of Subjection: Terror, Slavery, and Self-Making in Nineteenth-Century America, Nueva York, Oxford University Press, 1997; y Lose Your Mother: A Journey
Along the Atlantic Slave Route, Nueva York, Farrar, Straus y Giroux, 2007.
51
Renato Rosaldo, ILongot Headhunting 1883.1974: A Study in Society and History,
Stanford, Stanford University Press, 1980; Joanne Rappaport, Cumbre Rehorn: An
Andean Ethnography of History, Chicago, University of Chicago Press, 1994; Nancy
Florida, Writing the Past, Inscribing the Future: History as Prophecy in Colonial Java,
Durham, Duke University Press, 1995; David William Cohen y E. S. Atieno Odhiambo, Siaya: Historical anthropology, Cleveland, Ohio University Press, 1989; Richard
Price, First-Time: The Historical Vision of an Afro-American People, Baltimore, Johns
Hopkins University Press, 1983; Luise White, Speaking with Vampires: Rumor and History in Colonial Africa, Berkeley, University of California Press, 2000.
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En este terreno, las exploraciones se han ampliado: de rastrear la variabilidad y la mutabilidad, que puede ser inherente
en las percepciones y las prcticas del pasado de comunidades
histricas, hasta monitorear los usos del pasado y su validez
contrapuesta en la creacin de las identidades, especialmente el
juego de poder en la produccin de la historia. En cuanto a
elaboraciones de estos nfasis conjuntos, son especialmente pertinentes el innovador recuento que hace Shahid Amin55 de la interaccin entre las demandas del gobierno y los deseos subalternos en el recuerdo y la monumentalizacin de un suceso crtico
del nacionalismo indio en el norte del pas, en el siglo xx; el
estudio de ricas texturas de Ajay Skaria56 sobre el desenfreno,
el ambiente, el gnero y la poltica entre los dangi del occidente
de India, especialmente con base en las narrativas histricas de
este pueblo de la poca colonial y la extracolonial, y la imaginativa investigacin de Ishita Banerjee-Dube57 sobre el desarrollo de historias orales y escritas, y las formaciones sectarias
y ascticas, cada una afectada por la presencia de la ley y el Estado, en una formacin religiosa popular en India oriental desde
mediados del siglo xix hasta el presente.
Todos estos textos han combinado de diversas maneras cierto trabajo de campo histrico e investigacin etnogrfica de
archivo. No es de sorprender que hayan sido acompaados por
anlisis que no slo han desentraado la persistencia de oposiciones entre mito e historia en proyecciones autorizadas, sino
que tambin han colocado con precisin signos de interrogacin
en proyecciones prevalentes del Occidente y la nacin como
historia, modernidad y destino, para todas las personas y toda
identidad, como se anot anteriormente. Ejemplos importantes
de tal labor se encuentran en los desafos que plantea Dipesh
Chakrabarty58 en su poderosa crtica filosfica a las premisas de
munity, 1780-1950, Albany, State University of New York Press, 1998; Michel-Rolph
Trouillot, Silencing the Past.
55
Shahid Amin, Event Metaphor, Memory.
56
Ajay Skaria, Hybrid Histories: Forest, Frontiers and Wilderness in Western India, Nueva Delhi, Oxford University Press, 1999.
57
Ishita Banerjee-Due, Religion, Law and Power: Tales of Time in Eastern India,
1860-2000, Londres, Anthem Press, 2007.
58
Vase de Dipesh Chakrabarty, Provincializing Europe y Habitations of Modernity.
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desarrollo del pensamiento historicista, as como por las recientes consideraciones crticas de Gyanenendra Pandey59 de la
enorme violencia que la pareja moderna de nacin e historia a
la vez encarna e ignora, hace rutinaria y pasa por alto.60
En relacin nada menos que con la historia, el agudo replanteamiento de la identidad en relacin con la comunidad ha
estado en el centro de los esfuerzos poscoloniales y subalternos.
En este caso, tambin se han trenzado dos nfasis, al parecer inconmensurables pero que en realidad son complementarios. Por
un lado, varios acadmicos relacionados con los estudios subalternos, en especial Partha Chatterjee,61 han subrayado el papel
fundamental de la comunidad como formacin tica en el cuestionamiento y el desafo de proyectos de poder, de colonia e
imperio, y de nacin e historia. Por otro lado, corrientes definidas de academismo crtico han cuestionado retratos persistentes de la comunidad como una entidad ineludiblemente anacrnica y gravemente limitada, que tiende hacia el consenso en
su expresin, que involucra lealtad a una tradicin primordial,
y que se opone abiertamente a la modernidad. Juntas, las comunidades han llegado a entenderse como participantes activas
en procesos ms amplios de colonialismo e imperio, nacin y
nacionalismo, Estado y ciudadano, modernidad y globalizacin, participantes que imbuyen tales procesos, ellos mismos,
compuestos de diversas relaciones de significado y poder, con
sus propios trminos y texturas.62
Los enfoques subalternos y poscoloniales han analizado los
mltiples significados de comunidad que sus miembros interpretan, especialmente su simbolizacin y elaboracin de lmites, los cuales otorgan sustancia a sus diferencias e identidades.
Para empezar, esto ha involucrado el anlisis de la ubicacin
constitutiva de la comunidad en procesos de poder de gran alcance, as como sus divisiones internas, expresadas en trminos
de propiedad, gnero, ley y oficio.63 Adems, estos esfuerzos se
Vase de Gyanendra Pandey, Remembering Partition y Routine Violence.
Vase tambin Ashis Nandy, Historys Forgotten Doubles, History and
Theory, 1995, vol. 34, pp. 44-66.
61
Partha Chatterjee, The Nation and its Fragments.
62
Para una mayor discussion, vase Saurabh Dube, Anthropology, history,
historical anthropology.
63
Vase Veena Das, Critical Events: An Anthropological Perspective on Contempo59
60
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terior a tal reconocimiento, ha habido astutos estudios de la construccin histrica de las naciones, los nacionalismos, y las culturas-identidades nacionales como proyectos y procesos de poder. En este caso, las etnografas y las historias se han unido a las
discusiones sociolgicas y a las exploraciones literarias, no slo
para cuestionar los entendimientos familiares de estas categoras
y entidades, sino para hacerlo rastreando sus diversas creaciones y formidables invenciones.71 Al mismo tiempo, otros esfuerzos relacionados se han centrado en la forma en que los marcos
ideolgicos, los desempeos pedaggicos y las tcnicas narrativas, que con frecuencia interpretan la nacin, el nacionalismo
y las identidades nacionalistas, adquieren una fuerte presencia
en el mundo, asumiendo atributos mundanos prevalentes.72
Estos nfasis se han visto acompaados por anlisis que subrayan las distinciones y las diferencias en el ncleo de la nacin,
el nacionalismo y las identidades que engendran, sobre todo
considerando las expresiones subalternas, las manifestaciones
anticoloniales y las dimensiones de gnero de estos conjuntos.
El proyecto de los estudios subalternos y los desarrollos acadmicos relacionados, han llevado a ricas exploraciones de las
expresiones particulares y las trayectorias de amplias variedades
de emprendimientos subalternos. Contra la veta de proposiciones nacionalistas y proyecciones instrumentalistas, concernientes a la poltica y las identidades de los rdenes menores,
estos anlisis han mostrado que en el terreno ms amplio de la
poltica anticolonial, las empresas subalternas siguieron un
proceso creativo de evadir y subvertir las ideas, los smbolos y
las prcticas que definan al nacionalismo dominante. De este
modo, tales iniciativas articularon polticas suplementarias e
identidades acompaantes, con visiones definidas de la nacin
71
Ranajit Guha, Dominance without Hegemony; Shahid Amin, Event, Methaphor,
Memory; Partha Chatterjee, The Nation and its Fragments; Gyanendra Pandey, Routine
Violence; Peter van der Veer, Religious Nationalism: Hindus and Muslims in India,
Berkeley, University of California Press, 1994; vase Saurabh Dube, Terms that
bind, para una discusin ms detallada.
72
Ana Mara Alonso, The politics of space, time and substance: State formation,
nationalism, and ethnicity, Annual Review of Anthropology, 1994, vol. 23, pp. 379400; Shahid Amin, op. cit.; Urvashi Butalia, The Other Side of Silence: Voices from the
Partition of India, Nueva Delhi, Viking Penguin, 1998; Christopher Pinney, Photos
of the Gods; Emma Tarlo, Clothing Matters.
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sondeado las identidades y las diferencias encarnadas por la nacin y el Estado, analizando especialmente sus asociaciones ntimas, as como las conexiones opuestas con el poder moderno
y las transacciones mundiales. Ms que aceptar las identificaciones espaciales y temporales de la nacin como coordenadas
analticas establecidas, los textos recientes han explorado la interaccin de los imperativos de nacin y nacionalismo con procesos transnacionales, examinando de forma crtica cmo el uno
puede estar incrustado inextricablemente en el otro. El estudio de
Brian Axel77 de las representaciones histricas entre los sikhs y
la creacin de la dispora de la comunidad, as como la obra
de Manu Goswami78 que cuestiona las limitaciones del nacionalismo metodolgico son ejemplos importantes. Otros estudios se han centrado en el Estado-nacin, en tanto involucran
conjuntos de disciplinas frecuentemente en conflicto para normalizar y ordenar a la sociedad y la identidad. stos ponen en
primer plano lo que Hansen y Stepputat79 han resumido como
tres lenguajes prcticos de gobernabilidad y tres lenguajes
simblicos de autoridad, que en conjunto son cruciales para
comprender el Estado-nacin e identidad. Las pedagogas, los
desempeos y las prcticas de Estado y nacin (y las identidades
que generan) se han desentraado de manera crtica, mediante
trabajos acadmicos que se han centrado en las configuraciones
cotidianas y las identificaciones diarias de estos conceptos y entidades. Tales nfasis, tan diferentes pero interconectados, han
aclarado que a travs de contextos y terrenos cambiantes, impulsados por agendas y aspiraciones definidas, los nacionalismos y
los Estados-nacin han articulado amplias variedades de prctica
histrica, poder disciplinario e identidad cultural.80
77
Brian K. Axel, The Nations Tortured Body: Violence, Representation, and the
Formation of the Sikh Diaspora, Durham, Duke University Press, 2001.
78
Manu Goswami, Producing India.
79
Thomas Blom Hansen y Finn Stepputat, Introduction: States of Imagination, en Thomas Blom Hansen y Fin Stepputat (eds.), States of Imagination: Ethnographic
Exploration of the Postcolonial State, Durham, Duke Unibersity Press, 2001,
pp. 1-37.
80
Vase Emma Tarlo, Unsettling Memories: Narratives of Indias Emergency,
Delhi, Permanent Black, 2003; Thomas Blom Hansen, Wages of Violence: Naming
and Identity in Postcolonial Bombay, Princeton, Princeton University Press, 2001;
Vronique Bn, Schooling Passions: Nation, History, and Language in Contemporary
Western India, Stanford, Stanford University Press, 2008; Akhil Gupta, Postcolonial
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Una vez ms, desarrollo tales consideraciones de identidades que se aproximan y otras categoras-entidades no simplemente como objetos de conocimiento
sino como condiciones de conocimiento en S. Dube, idem.; y Anthropology, history, historical anthropology. Invito al lector interesado a consultar estos textos,
pues resulta complicado exponer todas las implicaciones del argumento en un ensayo
como ste.
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