Finales de Peones Hasta Capitulo 3
Finales de Peones Hasta Capitulo 3
Finales de Peones Hasta Capitulo 3
La famosa expresión de Philidor «los peones son el alma del ajedrez» conserva toda
su actualidad, pero ahora se da una interpretación distinta — no del todo philidoriana
— y más profunda al papel de los peones en el juego. De ordinario, los peones
constituyen la base de la posición y determinan, en gran medida, sus peculiares
características. Tiene extraordinaria importancia el papel de los peones en la fase final
del juego, cuyo objetivo fundamental es la conversión del peón en Dama. La mayoría
de los finales son de peones, y hasta en los de figura es preciso calcular las
posibilidades de un final puramente de peones. Tras la aparente sencillez de los
finales de peón, suele ocultarse una gran profundidad. Sin embargo, su carácter
original, a veces incomprensible, se explica por las leyes generales por que se rigen y
a cuya comprensión se ha ido acercando poco a poco la teoría ajedrecística. El
desarrollo de la teoría de finales de peón es un proceso largo y complejo, de
particularidades difíciles o tal vez imposibles de precisar. Fue extremadamente largo
el período de acumulación inicial de materiales y su comprobación analítica. El libro
de J. Berger, que podemos considerar como la primera experiencia de sistematización
científica del ajedrez, significó un cierto resumen de esta labor. Más tarde, se
publicaron los trabajos de Rabinovich, Euwe, Fine y Cheron, pero cada uno de estos
autores estaba más o menos influido por sus antecesores. En las obras enumeradas no
se había intentado siquiera esbozar ni desarrollar los problemas generales de la teoría
de finales de peón. Para Berger, lo fundamental era el concepto de «oposición» y la
aplicación práctica de este método». Rabinovich, además de esto, aplicaba el método
de «casillas conjugadas». No obstante, sería vano buscar en las obras de ambos
autores una fundamentación teórica de los métodos indicados. Esta falta de
fundamentación teórica y de base única de exposición constituye un defecto de las
obras indicadas que, aparte de eso, son sumamente valiosas. Hoy día, la teoría
dispone de métodos que le permiten hacer una síntesis más amplia y sentar reglas que
facilitan, en cierto modo, el desarrollo práctico de muchos finales de peón. El
objetivo de este estudio es dar a conocer estos métodos a los lectores. Es el primer
intento que se hace de exponer el tema sobre la base de una teoría única de finales de
peón, en la medida que pueda considerarse establecida actualmente.
En el primer caso, las blancas consiguen ocupar con su rey la casilla b7 (ó d7),
asegurando así la coronación del peón ; en cambio, moviendo las negras esto resulta
imposible.
Si les hubiese tocado jugar a las negras la partida sería nula, ya que el rey negro no
habría permitido la ocupación de las casillas clave; la posición del rey negro frente al
blanco se llama, en términos ajedrecísticos, «Oposición».
En la posición 1 vemos que la conversión del peón en dama se reduce a la lucha por
la posesión de casillas particularmente importantes y decisivas.
Veamos ahora la posición 2. Un simple análisis nos hace ver que las blancas ganan
independientemente de la salida; es decir, que en este caso la «oposición» no juega un
papel decisivo. Lo mismo resulta si el rey blanco está en b6 o en d6.
Ahora bien, en el 2 las casillas b6, c6 y d6 son también «clave», pues su posesión
asegura la posibilidad de ocupar la b7 y la d7, y coronar, por lo tanto, el peón.
Resultado de ello es que el peón en c5, que se encuentra en la mitad del tablero del
negro, obtiene un sistema de casillas clave indicados en el ejemplo 3, tan pronto
como el rey blanco ocupe uno de estos 6 puntos, queda asegurada la conversión del
peón en dama, independientemente de la posición del rey negro y de a quién le toque
jugar (a excepción, claro está, de que las negras puedan capturar al peón en la primera
movida).
La única razón de que las casillas b6, c6 y d6 sean críticas para las negras se debe a
que su rey está limitado en sus movimientos por su proximidad a la banda del tablero.
En el 2, donde el peón ha pasado ya de la mitad del tablero, las negras pierden
después de 1.nb6, Nb8; 2.c6, Nc8; 3.ic7, las negras pierden por Zugzwang, ya que
no tienen casillas para retroceder.
En el 4, donde el peón no ha pasado de la mitad del tablero, el cuadro es totalmente
distinto; después de 1. nb5, Nb7; 2.c5, Nc7; 3.c6, las negras juegan 3...Nc8 y hacen
tablas. Así pues, si el rey blanco domina las casillas b5, c5, d5, la posición no es
peligrosa para las negras. Son críticas "para ellas las casillas b6, c6 y d6, situadas fila
por medio del peón en la misma vertical, y en las dos vecinas. La ocupación de uno
de esos campos clave por el rey blanco asegura la coronación del peón.
Si en el cuadro 4 les toca jugar a las negras, se ven obligadas a ceder inmediatamente
al rey blanco uno de los puntos de invasión a la fila siguiente, es decir, la casilla b6 ó
d6 (movimiento envolvente), después de lo cual toda resistencia es vana. Si salen las
blancas, no pueden ocupar ninguna casilla clave, ya que el rey negro toma la
oposición y no deja paso al rey blanco.
Examinaremos con más detalle estos finales en el capítulo 1. Por ahora nos
limitaremos a formular los resultados obtenidos:
Examinemos el cuadro 5.
Es evidente que si el rey blanco consigue ocupar alguna de las casillas e5, f5 ó g5, el
peón negro en
d5 está irremisiblemente perdido. Por lo tanto, este peón también tiene sus puntos
críticos(e5, f5 ó g5 ). La realización del primer objetivo (captura del peón) no
significa que la otra parte del plan se consiga. Las negras pueden impedir que las
blancas coronen su peón.
Por ejemplo, en la posición 5 las negras, al jugar, pierden la oposición y no tienen
más remedio que dejar que el rey blanco ocupe una casilla clave. En respuesta a la
1...Ne6;, las blancas juegan 2.ng5 (esta maniobra se llama movimiento envolvente,
que es una consecuencia de la pérdida de oposición. Más adelante veremos que donde
no hay amenaza de rodeo no es obligatorio ocupar la oposición ; véase 6). Sigue
luego 2...Ne7; 3.f5, Nd6; 4.nf6, Nc6; 5. ne6, Nc7! (Las negras entregan el peón
d5, pero no dejan que el rey blanco pase a las casillas clave del peón pasado d4) ;
6.nxd5, Nd7 tablas.
La verdad es que el sistema de casillas clave del peón d5 es mucho más complejo.
Forma un rectángulo a5, a7, g7 y g5. Lo veremos claramente en el cuadro 5a. Las
casillas marcadas con una cruz en los cuadros 5 y 5a, señalan el límite de la «zona
crítica» del peón d5, la «primera línea», por decirlo así, de la defensa de las negras.
Como es natural, el peligro máximo para el peón negro d5 emana del rey blanco
situado e5 ó e6 (que son las casillas clave fundamentales), pero, como hemos visto ya
en el cuadro 5, la ocupación de la casilla g5 (invasión de la zona crítica), asegura el
dominio de las casillas e5 y e6.
Conviene recordar que en la lucha por tres puntos clave, situados en fila o en
columna, el rey consigue triunfar solamente si consigue tomar la oposición. Este es su
único medio de lucha.
Pero si solo hay dos casillas clave, como ocurre en el cuadro 6, la defensa por medio
de la oposición deja de ser obligatoria, ya que las blancas no pueden realizar el
movimiento envolvente.
Los diagramas 7, 8 y 9 muestran la posición de los puntos clave en otra clase de
finales de peón. Si en estas posiciones les toca salir a las negras, las blancas se
apoderan de las casillas clave y ganan. Conviene señalar que, aunque en los
diagramas 8 y 9 sólo hay dos casillas clave, la oposición es imprescindible, ya que las
negras pueden controlar también el peón f6, es decir, de hecho, tres casillas. Más
adelante hablaremos de las particularidades del juego en situaciones semejantes. Por
ahora nos limitamos a señalar lo siguiente:
En los capítulos siguientes (principalmente en el 7), veremos que los campos clave
pueden estar en distintas filas o columnas y separados unos de otros.
En los ejemplos arriba examinados las negras estaban condenadas a una defensa
pasiva y luchaban sólo por conseguir tablas, para lo cual su máximo esfuerzo
consistía en no dejar pasar el rey contrario a las casillas clave. Pero las negras
disponen con frecuencia de posibilidades de contraataque, es decir, que a su vez
pueden atacar a los peones blancos. En estos casos se hace preciso calcular la
distancia que media entre los reyes y los peones o los escaques clave, así como la que
hay entre los peones y la fila de coronación.
Estudiando la situación de los reyes en un tablero sin peones, vemos que solamente la
oposición vertical u horizontal es la verdadera y efectiva; la oposición diagonal es tan
sólo una posición virtual, que permite pasar a la oposición real (por ejemplo, si
examinamos la posición nb1-Nd3, entonces a la jugada c3 ó d2, responden las
blancas con c1 ó b2); la oposición diagonal es incapaz de impedir el avance de un rey
contrario activo.
En la posición nb1-Nd3, los reyes están situados en diagonal en los ángulos del
cuadrado b1-b3-d3-d1, constituido por un número impar de casillas (3x3=9); las
cuatro casillas angulares de este cuadrado son del mismo color. Estas mismas
particularidades caracterizan las oposiciones distantes y virtuales, es decir, cuadrados
con reyes situados en b1-f5 (5x5=25) y b1-h7 (7x7=49). En ciertas posiciones el
saber utilizar estos indicios característicos tiene gran importancia práctica (véase
ejemplo 185).
Si tomamos, por ejemplo, tipos de oposiciones distantes, como nb1-Nb5 o nb1-
Nb7, veremos que, en cierta medida, también son virtuales, pues dan paso a la
oposición inmediata. Las maniobras a distancia no constituyen un objetivo por sí
solas. Teniendo la oposición distante, el rey blanco la puede convertir siempre en
inmediata y llevar a cabo luego la invasión (véase ejemplo 15).
La distancia entre los reyes se determina con las cifras 1, 3, 5; cuando los dos
reyes se aproximan ganando una casilla cada uno, la oposición sigue en pie. Esto
que, al parecer, no supone ninguna novedad, se convierte en un principio
importante, que se aplica en la práctica durante las complejas maniobras en las
posiciones bloqueadas
(capítulo 7).
En la posición que reproduce el diagrama 15, las blancas deben jugar 1.ng2! con el
propósito de impedirle a las negras llegar a la casilla e6 (no permitiendo de ese
modo conseguir la oposición rectangular 3x5=15). A este mismo objetivo les
conduce también 1.ng1, pero se pierde tiempo; cualquier otra jugada (1. ne1, 1.ne2,
1.nf2) sería un error irreparable que les haría perder la partida. La jugada 1.ng1 es
una típica maniobra de rodeo. La mejor respuesta de las negras sería 1...Nf8 (o Nf6).
Precisamente ahora, cuando las negras entran en la columna principal, las blancas
ocupan la oposición mediante 2.nf2!
Es muy importante señalar que las negras no pueden, ni ahora ni en ningún momento
después, pasar a la columna de g, ya que el rey blanco se precipitaría a la casilla a5
(para ello necesitaría 5 jugadas), y, en cambio, el rey negro no le daría tiempo de
llegar a la casilla a7 (necesita 6 jugadas); sólo llegaría a b7; pero entonces ganaría la
jugada (na5) b5.
El intento de contraataque de las negras en el flanco del rey es rechazado por las
blancas, en su avance a la casilla a5 a través de d3,por nd3-d4 y luego c4-c5.
De esta forma, en finales de este tipo, el proceso de juego en un flanco depende de las
consideraciones de la «distancia crítica» hasta el punto de invasión en el otro flanco.
Ejemplos similares y más complicados se tratan en el capítulo 7. A la jugada 2...Nf7,
las blancas responderán 3.nf3 y a cada retroceso del rey negro en la columna del rey
realizarán un movimiento envolvente por la columna g.
1.ng2 Nf8; 2.nf2 Ne7 (Ne8); 3.ng3 Nf7; 4.nf3 Ne7 (e8); 5.ng4 Nf6; 6.nf4 Ne7;
7. ng5 Nf7; nf5 y ganan.
La partida es nula, porque saliendo el rey blanco a la columna principal, las negras
pueden siempre tomar la precisa oposición vertical. Por eso, en la posición inicial
jugar 1.ne1 (ne2) sería un error irreparable, ya que las negras responderían 1...Ne8,
alcanzando fácilmente tablas, igual que en la variante recién reproducida. El concepto
«fila principal» es análogo al concepto «columna principal». En la posición 8, la
séptima fila es la principal.
Después de 1.nd5, el rey blanco puede ocupar bien d6, bien c5, lo cual obliga a las
negras a responder con 1...Nc8, a fin de tomar la debida casilla conjugada: d8 ó c7.
Es evidente que las casillas d5 y c8 se corresponden mutuamente (tercera «posición
decisiva»). Quedan, pues, determinadas las principales zonas críticas y podemos
pasar al estudio de las casillas de retaguardia.
Después de 2.nd4, el rey blanco puede ocupar una de las casillas decisivas de la zona
principal c5 ó d5; por ello las negras deben jugar 2...Nb8 o Nd8, véase 17a,
conservando la posibilidad de ocupar, a su vez, la casilla equivalente en su zona
crítica, la c7 ó c8. Hasta ahora las negras han tenido siempre casillas conjugadas (en
este último caso son conjugadas las casillas d4 y b8).
En el 17b, las casillas b8 y d8 están marcadas con la cifra 2, ya que estas dos
casillas, aunque no colindantes, son afines por su significación. Equivale a estas
casillas la d4 de las blancas, pero en la designación de esta última se señala que
se trata de un escaque nuevo para las blancas, tomado de la «retaguardia»; las
negras carecen de un campo análogo y se ven obligadas a buscar su:
equivalencia en una de las casillas de la zona «principal».
Las blancas juegan ahora 3.nc4, amenazando la casilla c5 ó d5, pero el rey negro ya
no tiene segundo escalón que le permita pasar a c7 ó c8, la equivalente de la casilla
c4 es b7 ó d7, pero son inaccesibles a las negras que pierden la conjugación y, por
culpa de ello, la partida.
Así pues, la parte pasiva pierde cuando sólo una casilla suya es la conjugada de dos
colindantes del adversario (Grigóriev, 1922). Repetimos brevemente la solución: 1.
nd5 Nc8; 2.nd4 Nb8); 3.nc4! 3...Nc8 (pierde la conjugación) ; 4.nd5 (las blancas
toman la conjugación en la zona principal), Nc7; 5.nc5, y ganan. Se había obtenido
la posición inicial, pero con la salida de las negras. Para ganar tiempo (dejar la salida
al adversario), las blancas han utilizado el triángulo formado por las casillas d5, d4 y
c4. La razón de este procedimiento, prácticamente importante, reside en la necesidad
de una mayor libertad de maniobra del rey activo que conduce al adversario a la
pérdida de la conjugación. Hemos visto que el juego en el 17 no se atenía a las reglas
de la oposición. Algunas casillas conjugadas (1, 2) respondían a los requerimientos de
la «oposición vertical»; otras, la d4 y la b8, a los de «oposición rectangular», y las
casillas d5 y c8 se encontraban a larga distancia de caballo. La jugada 3 de las
negras, Nc8 (en respuesta a 3.nc4), con la cual habían tomado la oposición distante,
significó el desmoronamiento de la defensa. Resulta evidente que el concepto de
casillas conjugadas es más amplio y supone un método más general de juego que el
concepto de oposición; cabe decir que éste viene a ser su parte integrante.
Los ejemplos citados 16-19 explican con suficiente plenitud, para comenzar, la
esencia del método de casillas conjugadas. Una explicación más amplia la hallará el
lector en el capítulo 7.
Queremos hacer constar que la teoría de las casillas conjugadas ha dado origen y ha
fundamentado con lógica irrefutable la siguiente tesis :
Las casillas conjugadas vienen a ser como una especie de faro para los reyes en sus
maniobras. La parte activa procurará ocuparlos para ganar, la pasiva para hacer
tablas, pero siempre de forma que, ocupando ambos reyes las casillas conjugadas, el
adversario esté en continua situación de zugzwang. (Según Grigóriev, 1922).
No tiene ninguna importancia la distribución de los reyes en las posiciones de
zugzwang; pueden tener la forma de una oposición corriente o bien otra cualquiera en
dependencia de la estructura de los peones. Vemos, pues, que la oposición no es más
que un accidente particular de la conjugación de casillas, solamente un accidente,
pese a su importancia y a la frecuencia con que se da en la práctica.
Para resumir, diremos que el método de conjugación es parte integrante de una teoría
más amplia (que, tal vez, deba ser considerada como teoría única para toda clase de
finales) de lucha por los puntos clave de una posición. La teoría de los puntos clave
no es más que un gran paso en la creación de una teoría general de finales de peón ;
no lega a la categoría de teoría general, pues no establece con exactitud en qué
condiciones y límites rigen sus tesis y métodos ; tampoco ha podido precisar ni
formular definitivamente la esfera y los métodos de su aplicación práctica. Es cierto
que en el capítulo 7, que se titula «Desarrollo de la teoría de las casillas conjugadas»,
el lector verá lo mucho que se ha hecho en el terreno del desarrollo del método de
equivalencia, esa arma fundamental de la teoría de puntos clave, pero, al mismo
tiempo, se dará cuenta de los muchos problemas todavía pendientes de solución y del
camino en que debe orientarse su estudio. Por las causas arriba expuestas, la teoría de
los puntos clave y el método de conjugación se aplican con ciertas limitaciones en los
capítulos que siguen. Sin embargo, el lector encontrará en el capítulo VII
explicaciones complementarias para ejemplos más complicados.
Con estas piezas se pueden dar más de 80.000 posiciones diferentes (exceptuando las
simétricas en los flancos de la dama del rey). Sin embargo, en cada una de ellas
podemos determinar al instante el resultado final, es decir, si se gana o se hacen
tablas. Para ello nos fijaremos en dos cosas: 1) en el «cuadrados del peón, y 2) en sus
casillas clave o críticas,
20 b. A. Troitzki, 1913
8/2pp2pp/8/2PP1P2/1p5k/8/PP4p1/6K1
w--01
1.f6 gxf6 (se ha interceptado la diagonal,
h4-d8) 2.nxg2 Ng4, 3.a4 bxa3, 4.bxa3
Nf5, 5.a4 Ne5, 6.d6! Cxd6, 7.c6! dxc6
8.a5 y ganan.
35 a.
8/8/7K/8/7k/8/2P5/8 b - - 0 1
Tablas. La regla del cuadrado se
entrelaza en este caso con la irrealizable
aspiración de las blancas a ocupar el
escaque clave d5. Las tablas son
evidentes.
35 b.
8/8/7K/8/7k/8/2P5/8 b - - 0 1
Ganan blancas. 1.nd5.
Con un peón de torre el juego se reduce a
la lucha por la única casilla clave, que es
el punto de invasión, según se muestra en
el esquema 36.
Esta superioridad suele asegurar una victoria fácil. Pero la situación cambia si se
pierden ambos peones o uno de ellos y el otro carece del debido apoyo por parte de su
rey. La partida nula depende en ocasiones de las posibilidades de llegar a la situación
de rey ahogado (con peones de torre o peones doblados y en posición muy avanzada).
La igualdad material hace suponer que los finales de peón contra peón deben producir
partidas nulas ; en efecto, así ocurre en muchos casos. Pero de hecho no es la
igualdad material lo decisivo, sino la ventaja posicional de una de las partes. Las
formas de esa superioridad son muy diversas. Suele manifestarse en un peón más
adelantado, en una posición mejor del rey, y en otros factores, imposibles de incluir
en una fórmula general ; para explicarlo mejor daremos ejemplos concretos. A pesar
del número limitado, mínimo, por decirlo así, de piezas (ya hemos visto que en los
finales con un peón solo, capitulo 1, no hay ningún misterio), en los finales de peón
contra peón se encierra una asombrosa variedad de ideas y numerosos rasgos
peculiares. Estas ideas, que constituyen la base de finales más complejos y nutridos,
merecen ser estudiadas con la máxima atención. Al analizar los finales será
conveniente dividirlos en tres grandes grupos : 1) Peones en la misma columna ; 2)
Peones en columnas vecinas, y 3) Los dos peones pasados.
55b. 8/8/8/2p5/8/8/1kP5/3K4 w - - 0 1
Tablas. En una partida jugada 1.nd2 hizo
perder a las blancas después de 1...c4. Se
hacen tablas jugando 1.c4 !
2. PEONES EN COLUMNAS
VECINAS
7...Na2
8.g4! y ganan.
4.nd6 Nf7
1.nc5! (70)
1.ng7 h4
2.nf6 h3