La Iniciacion Cristiana
La Iniciacion Cristiana
La Iniciacion Cristiana
Como decía TERTULIANO (+ ca. 220): «Fiunt non nascuntur christiani» «Los
cristianos no nacen, sino que se hacen». 2 Es mejor traducir como “es hecho”, de
acuerdo al sentido latino de «fiunt», con el doble significado. En primer lugar se pone
atención a la acción del Espíritu, primer “agente” invisible de la generación a la vida
cristiana y, por consecuencia, a la Iglesia que actúa visible como sujeto y desarrolla así
su mediación salvífica, En una palabra: sobre el don que es hecho a la persona y sobre el
ministerio que es propio de la comunidad eclesial. Con ello quería decir que ser
cristiano supone una decisión personal, progresivamente madurada y paulatinamente
desarrollada durante un período de tiempo que se conoce como “catecumenado”.
1
CELAM, Hacia la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Discípulos y
misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos en Él tengan vida. -Yo soy el Camino, la Verdad y la
Vida- (Jn 14,6). Documento de Participación, Bogotá, Colombia 2005.
2
Tertuliano, Apologeticum 18,4: CCL 1,118.
iniciación cristiana en América Latina (cf. nn. 26, 33, 96 ss., 130 ss). Denuncia que la
mayor parte de los bautizados —por lo que puede hablarse de una “situación ge-
neralizada”— no dieron su adhesión personal a Jesucristo en la primera conversión:
viven, pues, su cristianismo sin energía, alejados de Jesucristo y el Evangelio. Tales
bautizados “alejados” o “no convertidos” no tienen conciencia de su pertenencia a la
Iglesia (“se sienten católicos, pero no Iglesia”), no asumen los valores cristianos ni los
criterios evangélicos en su vida real (incoherente, por eso, con su fe), ni sienten la
necesidad de ningún compromiso eclesial ni evangelizador.
3
Conferencia Episcopal Italiana, Evangelizacione e sacramenti (1973), n. 86.
2
1. Punto de partida
3
candidatos las nuevas y verdaderas dimensiones de la existencia. La iniciación equivale a
una verdadera regeneración y se la puede considerar también una maduración espiritual;
e) participando de los ritos de iniciación el individuo adquiere una singular identidad
respecto a los no iniciados. 6
En síntesis, la «iniciación» designa las mediaciones o ritos por los que “se entra”
en un grupo determinado, asociación, religión.
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sobre todo, de la misteriosa acción de Dios, de la acción de su gracia. Al hombre se le
exige la fe evangélica, tal como es transmitida por la Iglesia y una transformación radical
de conversión interna.
La iniciación cristiana es, por un lado, iniciativa, gracia y don divino, pues es Dios
mismo quien actúa y, por otro lado, constituye una respuesta personal y comunitaria. La
originalidad esencial de la iniciativa cristiana consiste en el hecho de que Dios tiene la
iniciativa y la primacía en la transformación interna de la persona y en su integración a la
Iglesia haciéndola participar en la muerte y resurrección de Cristo. 8
5
Independientemente de la validez del término, el redescubrimiento de la unidad
que caracteriza los tres primeros sacramentos de la vida cristiana es un valor ya adquirido,
una conquista que necesita conservar y consolidar. Bautismo-confirmación-eucaristía son
un conjunto sacramental, que forman una unidad teológica y no sólo celebrativa. Al decir
de A. Nocent la iniciación cristiana se presenta como un sacramento que comprende tres
etapas sacramentales. 12
Hay pues una unidad entre estos tres sacramentos por los cuales uno es insertado
en el Misterio pascual. Llegamos a ser cristianos sumergiéndonos por el bautismo en la
muerte y resurrección de Cristo, recibiendo el Espíritu Santo en la confirmación y
reuniéndonos para ser alimentados con la Palabra de Dios y con el pan y el vino
consagrados en la eucaristía. La comunión eucarística sella la inserción en el Cuerpo de
Cristo.
San Agustín, en uno de sus sermones a los neófitos, expresó con gran fuerza de
imágenes la dinámica que une los tres gestos sacramentales de la iniciación cristiana y el
12
A. NOCENT, Iniciación cristiana, en: NDL 1052.
13
TERTULIANO, De Resurrectione mortuorum, 8,3: CCL 2,931.
6
progresivo perfeccionamiento que ellos operan en el creyente: “Mediante la humillación
del ayuno y el rito del exorcismo habéis sido como molidos. Llegó el bautismo, y habéis
sido amasados con el agua para convertiros en pan. Pero todavía faltaba el fuego, sin el
cual no hay pan. ¿Qué significa el fuego, es decir, la unción con aceite? Puesto que el
aceite alimenta el fuego, es símbolo del Espíritu Santo... Después del agua llega el
Espíritu Santo, que es el fuego, y os convertís en el pan, que es el cuerpo de Cristo... Sed
lo que veis y recibid lo que sois”. 14
Hay que reconocer que nuestra pastoral no sólo distingue sino que separa, en
celebraciones sacramentales y reflexiones teológicas y pastorales, lo que estaba unido
en otro tiempo y se celebraba al mismo tiempo, volviendo cada vez más autónomos a
los tres sacramentos a lo largo de la historia en occidente.
14
Cf. AGUSTIN, Discurso 227 y 272: PL 38, 1099-1101; 1246-1248. Traducción castellana en: Obras
completas de San Agustín XXIV, Sermones (4º) 184-272 B, BAC, Madrid 1983, pp. 286; 768.
7
De acuerdo al RICA, para los nuevos bautizados de la Pascua, después de la
celebración de los sacramentos de la iniciación viene el tiempo de la mistagogía: “El
tiempo de la mistagogía tiene por objeto situar los nuevos bautizados en un tiempo de
existencia conforme a lo que ellos han recibido y han llegado a ser por los sacramentos
de la iniciación cristiana” (RICA n. 21).
15
Cf. M. AUGÉ, Liturgia. Historia, celebración, teología, espiritualidad, Biblioteca litúrgica 4, Centre de
Pastoral litúrgica, Barcelona 1995, 84.
16
L-M RENIER (ed.), Exultet. Enciclopedia práctica de la Liturgia, Ed. Mensajero, Bilbao 2002, nota 2,
221.
8
iniciación cristiana deben ser considerados en el contexto global de la maduración libre
y comprometida de la fe. 17
Conclusión
Concluyamos afirmando, sin temor de exagerar a la luz de todo lo hasta aquí expuesto,
que la iniciación cristiana constituye hoy, en América Latina, un formidable desafío, del
que depende en gran parte el éxito de la nueva evangelización y el futuro de la misma
Iglesia. Como afirman nuestros Obispos en APARECIDA: “Tenemos un alto porcentaje de
católicos sin conciencia de su misión de ser sal y fermento en el mundo, con una
identidad cristiana débil y vulnerable. Esto constituye un gran desafío que cuestiona a
fondo la manera como estamos educando en la fe y como estamos alimentando la
vivencia cristiana; un desafío que debemos afrontar con decisión, con valentía y
creatividad, ya que en muchas partes la iniciación cristiana ha sido pobre o fragmentada.
O educamos en la fe, poniendo realmente en contacto con Jesucristo e invitando a su
seguimiento, o no cumpliremos nuestra misión evangelizadora. Se impone la tarea
irrenunciable de ofrecer una modalidad operativa de iniciación cristiana que además de
marcar el qué, dé también elementos para el quién, el cómo y el dónde se realiza. Así
asumiremos el desafío de una nueva evangelización, a la que hemos sido reiteradamente
convocados” (nn. 286-287.
17
M AUGE, L’iniziazionesa cristiana. Battesimo e Confermazione = Manuali e Sussidi per lo studio della
Teologia, Libreria Ateneo Salesiano, Roma 2004, 22-23.
18
M. A. KELLER, La iniciación cristiana. Bautismo-Confirmación, o.c. 56-57.