Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Tres Torres Atalayas Soria

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 23

LUIS PEDRO DOMfNGUEZ HERNANDEZ

TRES TORRES-ATALAYAS DE LA PROVINCIA DE SORIA:


CASTELLANOS, MASEGOSO Y LA PICA

Protegidas por las Sierras del Almuerzo al Norte, del Madero al Este, y de
la Pica al Oeste, últimas estribaciones occidentales de1 Sistema Ibérico, se
encuentran tres torres prismáticas, firmes, altivas, contemplando la amplia llanu-
ra que se extiende a sus pies, allí donde confluyen Ia Tierra de Agreda, al Nor-
este, y el Campo de Gómara, al Sur. Nos referimos a las torres de Castellanos,
Masegoso y la Pica, testigos mudos del desarrollo de los núcleos de población
que ellas mismas generaron y que ahora, después de más de mil años, han visto
desaparecer.
Sin embargo, no son estas las únicas torres que aparecen en la zona Noreste
de la provincia de Soria, sino que forman parte de un considerable grupo de
torres y atalayas que salpican estratégicamente estos campos de la Altimeseta
soriana. Nos centraremos aquí en el estudio de las de Castellanos, Masegoso y
La Pica, por considerarlas suficientemente representativas del sentido y función
de tales construcciones.

SITUACION Y EMPLAZAMIENTO

El pueblo de Castellanos, el más septentrional de los tres que vamos a tratar


aquí, está deshabitado desde mediados de nuestro siglo. Pertenece al término
municipal de Vilfar del Campo - y. sus coordenadas son:
41" 48' 34" N.
lo 32' 15" E.
) I:25.000 S G E . (Hoji 351, Cuarto IV).
El despoblado se sitúa en una pequeña loma, a 1.070 m. de altitud, en la
falda de la ladera Oeste de la Sierra del Madero, divisando tanto el corredor
existente entre las Sierras del Almuerzo y Madero, al Norte, como el Puerto del
Madero, al Este, ambos puntos de paso obligado entre la Tierra de Agreda y el
Campo de Gómara. La torre aparece en la parte Oeste del pueblo, a pocos me-
tros de una destartalada iglesia.
MASEGOSO

1-1

- i -_ ;ti
.,l,,S.<* .
-4: ,b.
-SSm.

m m DI
- Pii",. B.,* -
. >S ?,SO .
-zilp.

Fig. 1. Plantas de la torre de Maregosa (Soriaj.


TORRES-ATALAYAS 259

Masegoso surge de repente en el centro de una vasta planicie de campos


cultivados, a 1.020 m. de altitud, entre las Sierras del Madero, al Este, y de la
Pica, al Oeste.
Coordenadas: { 41' 46' 6" N.
lo 32' 56" E.
) 1:25.200 S.G.E. (Hoja 351, Cuarto IV).
Su condición de despoblado se remonta muchos años atrás, y hoy está ane
xionado al Término Municipal de Pozalmuro. En sus proximidades discurre el Río
Rituerto, así como la calzada romana n." 27, que enlazaba Austrica Augusta con
Caesaraugusta.
De la Pica apenas quedan restos materiales: una gran casa residencial y una
pequeña iglesia, ambas en completa ~ i n a A . su lado, la torre se apoya en la
ladera de una loma, resguardada por la Sierra de la Pica, en el borde de una
depresión a 1.080 m. de altitud, por donde camina un arroyuelo que va a reunir.
se con el Rituerto aguas abajo.
El despoblado de la Pica forma parte del Término Municipal de Tajahuerce.
Coordenadas:
41" 45'. 47" N.
lo 29' 28" E.
) 1:25.000 S.G.E. (Hoja 350, Cuarto 1).
Analizando la ubicación de estas torres podemos deducir algunos aspectos
importantes.
Su emplazamiento responde a un intento por controlar el territorio circun-
dante. Están situadas en puntos desde los cuales pueden divisar con absoluta cla-
ridad los alrededores, sobre todo en el caso de Castellanos y Masegoso. Caste-
llanos controla los pasos de las Sierras del Madero y Almuerzo, Masegoso lo hace
de la plataforma que atraviesa el río Rituerto. Ambas vigilan los posibles ca-
minos naturales: la vía romana y los puertos de montaña, puntos clave para el
dominio de la zona.
Por su parte, la torre de la Pica es la que menos terreno abarca, pero, por
el contrario, es también la que permanece más oculta por hallarse inmersa en
una hondonada flanqueada por montaiias. Tal vez se levantó más como refugio
que como torre de vigilancia y señales.
Están situadas a poca distancia unas de otras, en torno a los 5 o 6 km., pu-
diéndose comunicar ópticamente. Castellanos y Masegoso se contemplan entre
sí. También lo hacen Castellanos y la Pica, a través de un barranco que se abre
en dirección Suroeste-Noreste entre los montes cercanos. Sin embargo, Masegoso
y la Pica no pueden verse de forma directa, aunque pudieron comunicarse a tra-
vés de la sierra o por medio de señales de humo.
Coinciden las tres torres en su ubicación en poblado, poblado que sin duda
nació al amparo de la torre. Las condiciones de hahitabiiidad son propicias: un
río o manantial les abastecería de agua, al mismo tiempo que las tierras de culti-
vo próximas les garantizarían la subsistencia y el mantenimiento. En contrapar-
260 L. P. DOMINGUEZ

ALZADO OESTE ALZADO SUR

Fig. 2. Alzados de la torre de Masegoso

tida, la torre serviría de protección para familias y ganado del entorno, en una
clara relación de dependencia recíproca. AdemAs, en sus proximidades hay can-
teras y riscos de los que obtener las piedras para su constmcción.
Es posible que estas torres, que aparecen en zonas semillanas, de fácil ac-
ceso, contasen con algún tipo de recinto amurallado que las rodease, aprovechando
'(,ORRES-ATALAYAS 261

fig, 3, Torre de Masegoso , part>d Oeste,

las sinuosidades del terreno. La finalidad de tal muro protector sería doble :
entorpecer el acoso enemigo y servir de refugio al ganado de las gentes de los
alrededores.
Aunque en estos tres casos no hemos constatado la existencia de un fuerte
recinto murado, como sí existe en otras torres de las proximidades,I no obs-

1. Apoya esta idea la existencia de un recinto fortificado cuadrangular en Compicerrado,


Fig. 4. Galería de acceso a la torre de Masegoso

tante, se aprecian en sus alrededores restos de cimientos de antiguas cercas,


transformados por el uso posterior en linderos de propiedades particulares,
corrales y majadas, tanto en Castellanos como en Masegoso. En la Pica no hay
testo alguno de esa probable cerca primigenia, quizás porque sus ~iedrassir-
vieron de material de construcción para la casona y la iglesia, así como para
otros edificios que han desaparecido.
Probablemente, tales torres surgieron exentas y despues se las rodeó de
recios recintos amurallados.

al otro hado de la Sierra del Madero, a escasos kilómetros de distancia de estas torres,
Otros ejemplos hay en Jaray, Castil de Tierra..., en pleno campo de Gómara.
TORRES-ATALAYAS 263

Fig. 5. Detalles de la puerta de acceso a la torre de Mascgoso, por su parte exterior e interior.

LAS TORRES

Las tres torres son de planta rectangular:

- CASTELLANOS: 8,70 y 8,60 m. en los iados N. y S. respectivamente.


6,90 en los lados cortos (E. y W.)
- MASEGOSO: 6,VO m. (N.), 6,65 m. (S.), 8,66 m. (W.), 8,6V m. (E.).
- LA PICA: 9.15 m. en los lados E. y W. y 6,65/6,70 m. en los res-
tantes.
Como vemos, no se trata de rectángulos perfectos sino que adoptan dispo-
siciones ligeramente irregulares, con deformidades que son fruto de la despreo-
cupación de alarifes que no afinaban demasiado en sus medidas. Por otro lado,
no podemos pensar que esas deformaciones de las plantas sean consecuencia
del lugar donde se asientan, ya que ninguna de ellas se sujeta a las sinuosida-
des del terreno. Así pues, se levantaron excavando una cubeta en la tierra y
embutiendo allí los cimientos de la torre; por tanto, su emplazamiento no
justifica su forma.
El basamento es considerablemente macizo, con alambor o escarpa en los
tres casos. El más pronunciado es el de la torre de Masegoso, sobre todo hasta
casi los 3 m., así como el del muro Sureste de la Pica. Este refuerzo en talud
casi siempre está realizado en fuerte sillarejo y tiene un doble cometido: ganar
consistencia y anchura en la base, lo que aumenta considerablemente la difi-
cultad de emprender labores de zapa por parte de los enemigos. Su existencia
se explica por su condición de torres pequeñas, que requieren una mayor con-
sistencia en sus partes bajas.
Particularidad de la torre de Masegoso es la presencia de esquinas suave-
mente redondeadas a partir del basamento en pendiente, también dentro de
esa idea de entorpecer los intentos de derribo. Por su parte, en Castellanos y
en la Pica las aristas de los muros son vivas.
Aí exterior, los muros reflejan un ataluzamiento gradual en altura que con-
fieren a la torre unas formas ligeramente troncopiramidales, más acentuadas
en Masegoso que en Castellanos o en la Pica, las cuales disminuyen sus perí-
metros en los pisos superiores en menor medida que la de Masegoso, puesto
que la inclinación de sus muros es escasa.
Por el interior, se suceden varios retranqueos del muro, entre 15 y 30 cm.,
en los que apoyan las techumbres de cada piso. Resultado de esas entalladu-
ras en las paredes internas de la torre y de la progresiva inclinación exterior
de los muros es la ~ é r d i d ade espesor de éstos conforme adquieren altura,
reduciendo su grosor en una cuarta o quinta parte en la terraza con relación
a lo que medían en la base. Veamos cómo decrecen los muros.

Terraza Altura
Base Puerta (aprox.) (aprox.)

Castellanos . . 1,812 m. 1,65 m. 50 cm. 14,50 m.


~ a s e ~ o s .o . . 2,25 m. 1,66 m. 40 cm. 18 m.
La Pica . . . 2 m. 1,75 m. 50 cm. 15 m.

El espesor del muro viene determinado por la altura de la torre, así como
por la calidad de1 aparejo, y su consecuencia es el aumento progresivo del espa-
cio aprovechable a medida que ascendemos en altura, llegando a triplicarse en
la terraza respecto de la base de la torre:
Fig. 6 . Torres y atalayas en el Nordeste de la Provincia de Soria: 1. La Pica; 2. Masegoso;
3. Castellanos; 4. Trévago; 5. Montenegro; 6. Matalebreras; 7. Campicerrado; 8. Agreda;
9. Aldealpozo; 10. Hinojosa del Campo; 11. Noviercas; 12. Jaray; 13. Almenar; 14. Torde-
salas; 15. Villanueva de Zamaión; 16. Torrejalba; 17. Castil de tierra; 18. Torre Algarbe;
19. Peñalcázar; 20. Bliecos; 21. Almazán; 22. Deza; 23. Medinaceli.
Espacio útil:
Base Total de la torre

Castellanos . 14,6 mz 105 m'


Masegoso . . . . . . 8,8 m' 81,14 mz
La Pica . 14,39mZ 110,9 m2

EL APAREJO

La construcción de estas torres se realizó fundamentalmente con tres tipos


de aparejos: mampostería, sillarejo y piedra sillar.
En la base se colocó un sillarejo menudo, de gran irregularidad, perfecta-
mente apreciable en el muro Sureste de La Pica. Sobre él se dispone un alam-
bor, confundiéndose aquí el sillarejo con una mampostería tosca, de caliza y
arenisca, asentada con recia argamasa de cal y canto o guijarros triturados,
todo elio dispuesto en delgados tendeles y en hiladas irregulares separadas por
franjas de gruesas lajas cada metro aproximadamente. El objeto de esta pe-
culiar disposición es ordenar la construcción en la horizontal conforme se gana
altura, asegurando la estabiiidad de la torre. Esta ordenación en hiladas suce-
sivas a intervalos regulares recuerda los sistemas de construcción en tapial,
si bien en los casos que estamos tratando el resultado es una mayor estabi-
lidad y pervivencia, por la mayor consistencia y dureza del aparejo.
En las esquinas y remates se emplean sillarejos mal despiezados, con el
fm de aumentar la resistencia de estas zonas, lógicamente las más vulnerables
de la torre, fácilmente erosionables.
En el interior el aparejo se muestra más menudo y mejor trabajado, así
como el mortero es más fino y cuidado.
La piedra sillar no abunda en estas realizaciones. Se reserva para las puer-
tas y galerías de entrada. (Conservadas en Masegoso y La Pica, desaparecida
en Castellanos.) La t d a de los sillares no es perfecta, pero sí aceptable y su
utilización evidencia una notable preocupación por resaltar la parte de acceso
a la torre. Esta situación provoca un fuerte contraste entre la puerta de ac-
ceso, que presenta el único elemento artístico, y el resto de la construcción,
inmersa en una pesada monotonía potenciada por la ausencia de vanos, ya que
los pocos que existen son aspilleras que se destacan tímidamente en las partes
altas, de difícil acceso desde el exterior, lo cual confiere a la torre un aspecto
de reciedumbre y pesadez manifiestas.
Los muros se levantarían con ayuda de andamios de madera, cuyas travie-
sas se incrustarían en mechinales practicados en las paredes, que posterior-
mente se rellenarían de cantos y argamasa al retirarse los andamios. En el in-
TORRES-ATALAYAS 267

LA P¡CA

1-r

kn D -i.nu. - - 1' Pira .

an
-*a",& S***.
.I. Pil*. - 21 ?,SO -

Fig. 7. Plantas de la torre de La Pica.


Fig. 8. Aspecto de la puerta de la tor re de La Pica.

FACHADA ExTERIOR FAC HADA I NTERIOR

Fig. 9. Alzados ex terior e interior de la puerta de La P ica .


TORRES-ATALAYAS 269

Fig. 10. Galería de la torre de La Pica.

terior de La Pica se conservan todavía abiertos los agujeros que cobijaron en


su momento los maderos-guía de los andamiajes.

DISTRIBUCION INTERIOR

La estructura interna de las torres que estamos tratando ahora es práctica-


mente la misma: Planta baja, varios pisos -tres en Castellanos y La Pica y
cuatro en Masegos- y remate en terraza.
Las plantas bajas se encuentran totalmente incomunicadas con el exterior,
pues no tienen vano alguno que les proporcione luz o aire. Sin embargo, la
torre de La Pica presenta en el interior de su planta baja un hueco en el muro
noreste, de 90 cm. de profundidad, en el que quedan restos de madera incrus-
tada en los mechinales, así como varios agujeros de unos cinco centímetros de
d i h e t r o que se comunican con el exterior, quizás para ventilación de la es-
tancia.
El acceso a la planta baja de la torre se realizaría a través de una trampilla
abierta en d suelo del primer piso y de ahí podría bajarse a la planta baja me-
diante una escalera de mano.
En La Pica, la cubrición de la planta baja se hizo con bóveda de cañón,
ligeramente apuntada, constituida por sillarejos alargados alternando con mam-
postería y fuerte argamasa de cal y canto. La bóveda arranca hacia los 2 m. del
muro y llega a tener 3,50 m. en la dave. Por su parte, Castellanos y Masegoso
presentan cubierta plana, integrada por un entarimado de madera, sostenido por
gruesas vigas maestras, apoyadas, a su vez, en los retranqueos del muro e in-
sertadas, para mayor seguridad, en sendos mechinales. Este tipo de cubierta
es menos duradera que la de La Pica, de ahí que no haya podido conservarse.
En el centro del muro suroeste de La Pica, puede observarse hoy una
puerta abierta con evidente torpeza, puerta que no existió en origen, ya que
el único acceso exterior a la torre tendría lugar a través de la puerta del
primer piso.
La utilización de la planta baja en estas construcciones sería la de almacén,
para el abastecimiento de la guarnición de la torre en momentos de acoso pro-
longado. Eventualmente pudo emplearse como calabozo de algún preso impor-
tante.
Sobre la planta baja se sitúa el primer piso, al mismo nivel que la puerta
en alto. Su función sería la de servir de cuerpo de guardia de una pequeña
guarnición encargada del cuidado de la torre. En La Pica se cubre con bóveda
apuntada, al igual que la estancia inferior, pero su altura es sensiblemente me-
nor: 3,30 m. En Castellanos y Masegoso se cubrió con techumbre de madera,
como en los restantes pisos.
La puerta de entrada, como ya hemos dicho, se sitúa en alto, a 4,33 m. en
Masegoso y a 3,90 m. en La Pica. En el caso de Castellanos, el acceso tiene
lugar por el muro sur, a poca altura del actual suelo (no llega a los 2 m.) como
consecuencia de la acumulación de escombros al pie de la torre, que han levan-
tado considerablemente el nivel del suelo original. Aquí la puerta está muy
desfigurada, ya que sus sillares fueron arrancados para la construcción de ven-
tanas y esquineras en las casas del pueblo.
Las puertas se abren en el centro del muro, sin desviaciones hacia uno u
otro lado. En Masegoso, la puerta aparece centrada en el muro oeste, ligera-
mente inclinada hacia el sur. Su arco es de medio punto, con cuatro sillares de
gran tamaño que rematan en una pequeña clave, y con un simétrico despiece
radial a la línea de imposta. Se apoya en tres grandes sillares a cada lado, y
éstos, a su vez, en dos largas piedras bastante erosionadas. Debajo de ellas
puede observarse, ocasionado por algún derrumbe del muro, un hueco que per-
mite comprobar la composición del aparejo.
TORRES-ATALAYAS 271

La puerta de entrada a la torre de La Pica es algo más complicada. Abre al


suroeste y también está labrada en piedra sillar. Es un arco de medio punto
partido, sin clave, formado por dos largos sillares que no llegan a encontrarse.
Encima de ambos, una piedra semicircular tiene grabado un castillo con tres
torres almenadas. Los bloques que conforman las jambas son más largos que
los de Masegoso, penetrando en mayor medida en el parámetro del muro.
Se accedería a estas puertas por medio de escalas de mano, ya que no se ob-
servan restos de escaleras de fábrica por el exterior. La ventaja de tales esca-
leras manuales estribaría en ia rapidez con que podrían ser retiradas en caso de
ataque, aislando de este modo a la torre.
Los arcos de las puertas de entrada se continúan por el interior en una
galería que tiene la misma longitud que el grosor del muro, una vez descontado
el del arco de ingreso. La altura de este corredor es algo mayor que la del arco
de entrada. En Masegoso y en La Pica, los pasadizos están realizados en si-
llería trabajada en grandes bloques perfectamente ajustados entre si. La pro-
fundidad de la galería de Masegoso es de 1,40 m. y se cubre con bóveda de cal
y canto. El pasadizo de La Pica está rematado en piedra sillar y en sus paredes
han quedado perfectamente visibles los agujeros donde penetraban las trancas
que'bloqueaban la puerta. El hueco de1 lado izquierdo tiene más de 1,50 m. de
profundidad y allí permanecía la tranca cuando la puerta estaba abierta, atra-
vesando la galería para introducirse en el hueco de enfrente al cerrojar la puerta.
También son perceptibles en La Pica los cuatro quicios que tuvo la puerta
a ambos lados de la parte interna del arco de entrada. Es presumible que dicha
puerta fuese de doble hoja de madera.
Particularidad de la torre de La Pica es la existencia, en el pasadizo de en-
trada, de una parte arquitrabada hasta los 40 cm. de la puerta, realizada con
la misma piedra sillería que después presenta la bóveda de cañón, finalizando
en el interior de la estancia con un arco semicircular de buen despiece radial.
En el interior de la torre de Castellanos aún puede verse el remate del arco
de la galería, formado por grandes lajas dispuestas radialmente, por lo que
es de suponer que cubriría este pasadizo una bóveda de medio punto asentada
con argamasa.
La altura del primer piso, semejante a la de los demás, es de unos 3 m.,
aproximadamente, en todas las torres, y en cada división de estancias en altura
se suceden retranqueos de 15 a 30 cm. en los cuatro muros, si bien el último
retranqueo, dado que soportaría el peso de la terraza, es algo más pronunciado.
Todavía hoy son visibles los restos de vigas en la torre de Masegoso, ya que
sobresalen de los mechinales varios palmos de longitud, apoyando en las enta-
lladura~de las paredes internas de la torre.
Encima del primer piso aparece otro, por lo general de menor altura, con
escasa iluminación ya que sólo abrieron un estrecho vano con derrame interno
272 L. P. DOMÍNGUEZ

Fig. 11. Aspecto de la torre de La Pica , e n cuya fa chad a se advierte el boquete abierto a
nivel de l suelo y debajo de la prim iti va puerta de acceso.
TORRES-ATALAYAS 273

y con la finalidad de ventilar e iluminar la estancia. En Castellanos tiene orien-


tación sur, en Masegoso oeste y en La Pica suroeste, siempre en el centro del
paramento mural.
La comunicación entre los diferentes pisos tendría lugar a través de tram-
pillas practicadas entre las vigas de la techumbre, que mediante escaleras de
madera relacionarían los distintos pisos de la torre.
En Castellanos, el tercer piso tiene tres pequeñas ventanas aspilleradas, dos
en el muro este y una en el sur. En el centro de su muro sur se abrió una
ventana con dos arcos gemelos de medio punto separados por una columnilla
de 1 m. de altura aproximadamente. El trabajo de labra está realizado de forma
bastante tosca y no encaja estilísticamente en la estructura compositiva de la
torre, donde la tónica general es de total austeridad. Es posible que responda
a alguna reforma posterior. Al interior esta ventana presenta una pequeña bó-
veda de lajas en disposición radial, con un enlucido de argamasa más fiia que
en el resto de la construcción.
En Masegoso sólo pueden apreciarse pequeñas saeteras en los dos pisos su-
periores, predominando la pesadez y hermetismo del muro cerrado.
Por su parte, el tercer piso de la torre de La Pica tiene poca altura y en é i
se han abiero tres vanos aspillerados en los muros noroeste, sureste y nordeste,
perfectamente centrados en sus respectivas paredes.
Como podemos comprobar, todos los vanos que presentan estas torres son
muy semejantes: fuerte derrame interno, con inclinación en la base y en el
remate, mostrándose al exterior en forma de estrechas aspilleras rectangulares,
dispuestas en la vertical. Dada su extremada delgadez hemos de descartar la
posibilidad de que se construyesen con una intencionalidad ofensiva, ya que no
es posible que por allí pudiese pasar una persona para acceder a unos hipoté-
ticos cadalsos de madera, desde los que agredir a los acosantes de la torre. Por
otro lado, tampoco quedan vestigios de mechinales exteriores en los que apoyar
estas construcciones voladas, garitas o matacanes de madera, que quizás se co-
locasen, en caso de guerra, en la terraza. Más probable es que tuviesen la fun-
ción de ventilar e iluminar los habitáculos y, de manera eventual, pudieran
servir para vigilar el terreno circundante, si bien el campo de visión que se
aprecia a través de ellos no es excesivamente grande, por lo que es de suponer
que la labor de vigilancia se desarrollaría desde la puerta, en parte, y, sobre
todo, desde la terraza.
El acceso a la terraza se llevaría a cabo a traves de una robusta trampilla
que podría incomunicarle del resto de la torre. La cubierta en terraza vendría
dada por la necesidad de realizar la vigilancia de los campos próximos y desde
ella tendría lugar el sistema de comunicación usual entre las distintas torres.
En Castellanos todavía se conservan algunos merlones y almenas, muy arrui-
nados, y en ellas vemos que el grosor del muro ha decrecido notablemente res-
274 L . P. DOMÍNGUEZ

Fig. 12. Aspecto de la torre de Castellanos.


TORRES-ATALAYAS 275

pecto de la base, ya que apenas tiene 50 cm., convirtiéndose, de este modo,


en la parte más débil de toda la construcción.
En Masegoso el almenaje ha desaparecido en mayor grado, pues tan sólo
quedan pequehas restos en los ángulos superiores de la torre. Otro tanto ocurre
en La Pica.

SISTEMAS DE COMUNICACION Y DEFENSA

Como hemos reseñado anteriormente, la comunicación entre las torres ten-


dría lugar desde la terraza. La luz de las liamas, de noche, o el humo de una
hoguera, de día, podía ser perfectamente visible a gran distancia, sobre todo
en las llanadas del Campo de Gómata, y así dar tiempo a que los vecinos se
reuniesen para la defensa. Por medio de tales ahumadas y luminarias se pon-
drían en comunicación unos poblados con otros o con los castillos más cercanos,
distanciados lo necesario para que a simple vista pudieran divisarse sus fuegos
y humaredas.
Es de suponer que se harían sefiales diferentes según fuese el tipo de ata-
que, su lugar de procedencia, el número de atacantes, etc., pero no han llegado
hasta nosotros los procedimientos específicos que utilizaron al efecto. Desde lo
alto de sus almenares se pasaban mensajes quemando paja, cardos secos, ramajes
o alguna otra sustancia, utilizando un código previamente convenido para cada
caso. Su gran utilidad como telégrafo óptico las convertiría en imprescindibles
complementos de las fortalezas próximas, para controlar más eficazmente la
zona.
En momentos de asedio, el recinto que circunda la torre dificultaría enor-
memente las acciones de los atacantes, quienes no ~odríanemplear mdquinas
de guerra contra ella, permitiendo a los sitiados obtener ciertas ventajas en el
desarrollo de la lucha. No obstante, los ocupantes de las torres serían necesa-
riamente una pequeña guarnición permanente, dado su escaso espacio aprove-
chable, mientras que sus enemigos podrían ser mucho m& numerosos. Lógica-
mente, la resistencia de dichas edificaciones no sería muy larga.
Supuesto el grave inconveniente que representaba la existencia de efectivos
tan limitados en la defensa de las torres-atalayas se debió pensar en crear o
aprovechar un tipo especial de arquitectura que supliese, en parte, esa deficien-
cia numerica. De ahí que las torres se presenten macizas, sin apenas aberturas
al exterior, con una puerta a varios metros de altura, cuyo acceso se realizaba
mediante una escalera de madera que posteriormente se retiraba, y con unos
contados vanos de iluminación y defensa en los pisos más altos, protegiendo
en la vertical los muros de la torre, y en especial la puerta y las esquinas, que
podían ser fácil presa de los zapadores enemigos.
Para aumentar la eficacia de la defensa se construirían cadalsos de madera
Fig. 13. Plantas de los distintos pisos de la torre de Castellanos
TORRES-ATALAYAS 277

en la parte superior de la torre, desde los cuales los arqueros o ballesteros pu-
diesen lanzar sus flechas con resultados favorables, incluso disponer de otras
armas arrojadizas como piedras, dardos o aceite y pez hirviendo.

ESTADO DE CONSERVACIÓN

A pesar del aparente aspecto de robustez que presentan estas torres, su es-
tado de conservación es bastante malo. El progresivo deterioro de basamentos,
puertas, esquinas y remates, iiega a adquirir caracteres alarmantes.
El hecho de que se encuentren en despoblados no hace sino agravar aún
más la ruina en que se hallan inmersas tales construcciones, de ahí la urgente
necesidad de su rápida consolidación, antes de que se vengan irremisiblemente
abajo.

CONSIDERACIONES FINALES

Hemos de recalcar la importancia fundamental que, desde el punto de vista


estratégico, tiene la zona oriental soriana. Su ubicación en la confluencia de los
valles del Duero, Ebro y Tajo le permite controlar las zonas de paso forzoso
entre dichas regiones. No es de extrañar, pues, que fuese éste el territorio más
apetecido por cristianos y musulmanes en los primeros siglos de la Reconquista.
La Marca Media musulmana, cuyo Cuartel General pasó de Toledo a Mediia-
celi en 946, necesitaba de un sistema de vigilancia que asegurase el control de
las tierras de la Extremadura soriana, de la «tierra de nadie» en el Alto Duero.
Para ello, los muslimes levantaron grandes fortalezas en puntos concretos: Me-
dinaceli, Peñalcázar, Almazán, Agreda (en sentido sur-norte) y Barabona, Ber-
langa, Gormaz y Castromoros (en sentido este-oeste).
Como medio de mantener una rápida comunicación entre dichos centros
fortificados, erigieron pequeñas torres y atalayas en zonas estratégicas, sin per-
der en ningún momento de vista otras atalayas construidas con anterioridad,
que pudieron ser fácilmente aprovechadas? Con semejante maraña de puestos
de control las noticias llegaban rápidamente a los grandes enclaves fronterizos,
y de Estos a Córdoba.
En la Altimeseta soriana proliferan las torres prismáticas y circulares, tanto
al sur del Duero como en prácticamente todo el este de la provincia. Su tipolo-
gla se repite con insistencia: circulares en la zona sur y sureste y prismáticas
en el sector noreste del Duero.

2. Las atalayas circulares del sur del Duero son estudiadas por Luis CABALLERO
ZOREDA,
quien considera que pueden ser de épxa emital.
TORRES-ATALAYAS 279

Los procedimientos constructivos de tales edificaciones se enmarcan dentro


de las técnicas de fortificación musulmanas, donde se funden los sistemas clá-
sicos con las tradiciones militares más características de Oriente, dando como
resultado unas construcciones cuya constante es la mayor complejidad y per-
fección que presentan con relación a las realizaciones castrenses de los reinos
cristianos de la epoca.
Así pues, las funciones de las torres-atalayas que hemos analizado en este
trabajo pueden resumirse como sigue:
- Vigilancia y control del territorio, como puntos de etapa dependientes
de los grandes reductos musulmanes.
- Refugio y defensa provisional para las gentes de los alrededores y de
sus ganados, en momentos de rápidos ataques, razzias y algaras, no
para Sitios prolongados, puesto que no podrían resistir largos asedios.
- Almacenes y depósitos de aprovisionamiento para !os ejercitas en epoca
de aceifas.
Las torres de Castellanos, Masegoso y La Pica son una pequeña muestra
del abundante número de torres-atalayas que se levantaron en la zona noreste
so~iana.~ Responden más a una estrategia califa1 que taifa1 ya que, sin duda,
formaron parte activa de un plan mucho mayor del que habría sido posible rea-
lizar por los Reinos de Taifas. Se trataría, por tanto, de una Planificación es-
trategica a nivel de un potente Estado, como lo fue el del Califato de Córdoba
en sus primeros momentos, en torno a la primera mitad del siglo x.

3. Un esnidio más pormenorizado de las torres-atalayas de fa Tierra de Agreda y del


Campo de Gómara puede consultarse en: DOM~NGUEZ HERNANDBZ, L. P.: Aporfaci6n al es-
tudio de las iones y atalayas de la provincia de Sorin en los siglos X y X I . Tesis de Licen-
ciatura inedita. Junio 1983.

También podría gustarte