El Catecumenado Primitivo
El Catecumenado Primitivo
El Catecumenado Primitivo
Y por lo tanto alude al período en el que se exigía en la mayor parte de las cris-
tiandades del siglo II al V una presencia en lugar adecuado para instruirse en la
fe que se quería abrazar y para integrarse en la comunidad de creyentes en la
que se deseaba ingresar.
1. Sentido y alcance
2. Rasgos
Esa tendencia, cuajada en institución en diversos lugares, se caracteriza por
unas notas que vemos en diversos escritos de los tiempos patrísticos.
- Tiempo prudencialmente largo para facilitar la reflexión y la instrucción.
- Contactos con la comunidad y experiencias cristianas progresivamente cre-
cientes en cada uno de los neoadeptos para su adhesión real.
- Plan sistemático, ético primero y mistagógico después, el cual es animado
por alguien responsable, Obispo, diácono, un catequista de la comunidad.
- Dimensión comunitaria, pues la comunidad va acogiendo progresivamente
en su Eucaristía a los que quieren formar parte de sus plegarias y de su vida.
- Orientación preferente para adultos, ya que se entiende que los hijos de cris-
tianos reciben la instrucción fundamental en su ordinaria vida familiar y la
completan en las asambleas litúrgicas.
- Culminación pascual, festiva y celebrativa, con admisión solemne del cate-
cúmeno y con la asociación del bautismo al gozo pascual de la comunidad.
3. Los documentos
No cabe duda de que la Didajé, de finales del siglo I, tiene que ver con una
plan de formación cristiana. Y que muchos de los escritos de los Padres del si-
glo II y del III se relacionan con los procesos de formación en la fe cristiana.
Tal vez el mejor documento de estas amplias y cristianas épocas desde la au-
rora del cristianismo está en la "Didascalia Apostolorum siryaca" de autor anó-
nimo del siglo III, en que se refleja la organización de una comunidad cristiana y
las exigencias para entrar en ella.
4. Las características
Un hecho que demuestra el valor que tenían en todas las comunidades estos
procesos catecumenales es el conjunto de catequesis o instrucciones que nos
han quedado de estos siglos.
Hasta qué punto influyen en la primera Iglesia las prácticas de iniciación de los
prosélitos judíos o los ritos de iniciación en algunos cultos romanos (de Eleusis,
de Isis de Egipto, de los misterios del persa Mitra, etc.) queda en la oscuridad.
Pero no cabe duda de que la principal fuente de organización hay que buscarla
en el sentido común del grupo cristiano. Cuenta también el papel decisivo que
pronto asume la autoridad episcopal.
6. Resonancias