Esperanza para El Homosexual
Esperanza para El Homosexual
Esperanza para El Homosexual
Con las niñas puede suceder algo parecido, pero como nacen de una mujer, el
proceso de identificación es más sencillo, ya que la misma madre les sirve de
modelo. Quizás por esta razón haya una proporción de una lesbiana por cada
cuatro homosexuales. Si la niña no hace el proceso de identificación con una
madre que apruebe y confirme su feminidad, puede sobrevenir el lesbianismo.
Volvamos al ejemplo del varón. El niño va creciendo con el vacío del amor y de
la aceptación que necesita de su padre. Al ingresar en la nueva etapa de la
pubertad, la necesidad de amor paterno se erotiza, justo en un momento de
descubrimiento y experimentación sexuales propios de esa edad. En esa
situación el niño es muy vulnerable a un encuentro homosexual. Como dice un
amigo mío: «El chico sale en búsqueda del amor de su padre en los brazos de
otros hombres.» Si siguen los encuentros con otros hombres, el descubrimiento
del ser anónimo, o la ilusión de haber encontrado «la persona» en la compañía
de otro hombre, se establece el patrón de conducta que lleva a un estilo de
vida homosexual. En otras palabras, el joven busca satisfacer una necesidad
emocional con la actividad sexual, por lo que la actividad sexual nunca
resolverá el problema.
Por lo que ya hemos dicho, podemos entender por qué las madres no pueden
resolver la situación de sus hijos varones. Sucede que ellos necesitan el amor
de un padre, un hombre que los ame y les confirme su sexo. Por esto de nada
vale decir: «Fui madre y padre de mis hijos». Quizás las mujeres pueden
cumplir el rol de padres, pero no logran brindar a los hijos varones el amor de
un hombre, que también necesitan.
Por otro lado, en la medida en que las heridas van sanándose, la persona tiene
que aprender ciertas conductas que quizás no asumió en la edad apropiada.
Por esto, en el proceso de sanidad hay dos etapas: un tiempo de tratamiento
de las heridas emocionales, y un período de aprendizaje de las conductas que
no fueron adquiridas a su tiempo y de los modos de relacionarse que deberían
haberse aprendido, especialmente en la adolescencia. Por ejemplo, ha de
aprender el juego de coqueteo con el sexo opuesto, vestirse según su sexo,
gestos apropiados, etc. Muchas veces, las personas critican a los varones que
han dejado la vida homosexual y están en proceso de sanidad porque todavía
se ven afeminados. Dicen que esto comprueba su «falta de sanidad». Sin
embargo, debemos recordar que la sanidad es realmente un proceso, y el
hecho de que la persona no esté conformada a un patrón cultural de
masculinidad (o feminidad) no significa que no esté curándose. Para decirlo
con sencillez, la sanidad requiere tiempo. Sy Rogers, que vivió casi dos años
como mujer antes de conocer al Señor y dejar la vida homosexual/transexual,
le respondió a una persona que le hizo tal observación: «Estoy a años luz del
tiempo en que me ponía medias de seda rosada y me pintaba los labios».
Espero que este artículo sea modelo de esperanza a todo el que tenga su vida
tocada directa o indirectamente por la homosexualidad. Es mi convicción y mi
compromiso compartir que los homosexuales pueden cambiar. Para Dios
nada es imposible (Mr. 10:27).