Generos Literarios
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Para otros usos de este término, véase Aristóteles (desambiguación).
Aristóteles
Busto de Aristóteles en Roma, Palazzo Altemps.
Información personal
Nombre
Ἀριστοτέλης
nativo
Nacimiento 384 a. C.
Estagira, Reino de Macedonia
Nacionalidad Macedonio
Religión Deísmo
Familia
Padres Nicómaco
Cónyuge Pythias
Herpyllis
Pareja Herpyllis
Hijos Nicómaco
Educación
Alumno de Platón
Información profesional
Aristóteles (en griego antiguo: Ἀριστοτέλης, Aristotélēs; Estagira, 384 a. C.-Calcis, 322 a. C.)1
23 fue un polímata: filósofo, lógicoy científico de la Antigua Grecia cuyas ideas han ejercido
una enorme influencia sobre la historia intelectual de Occidente por más de dos milenios.124
Aristóteles escribió cerca de 200 tratados (de los cuales solo nos han llegado 31) sobre una
enorme variedad de temas, entre ellos: lógica, metafísica, filosofía de la ciencia, ética, filosofía
política, estética, retórica, física, astronomía y biología.1 Aristóteles transformó muchas, si no
todas, las áreas del conocimiento que abordó. Es reconocido como el padre fundador de la
lógica y de la biología, pues si bien existen reflexiones y escritos previos sobre ambas
materias, es en el trabajo de Aristóteles, donde se encuentran las primeras investigaciones
sistemáticas al respecto.56
Entre muchas otras contribuciones, Aristóteles formuló la teoría de la generación espontánea,
el principio de no contradicción, las nociones de categoría, sustancia, acto, potencia y primer
motor inmóvil. Algunas de sus ideas, que fueron novedosas para la filosofía de su tiempo, hoy
forman parte del sentido común de muchas personas.
Aristóteles fue discípulo de Platón y de otros pensadores, como Eudoxo de Cnido, durante los
veinte años que estuvo en la Academia de Atenas.7 Fue maestro de Alejandro Magno en
el Reino de Macedonia.7 En la última etapa de su vida fundó el Liceoen Atenas, donde enseñó
hasta un año antes de su muerte.7
Índice
1Biografía
o 1.1Primeros años
o 1.2Periodo transcurrido en la Academia
o 1.3Muerte
1.3.1Hallazgo de la tumba
2Pensamiento
o 2.1Metafísica
2.1.1Críticas a la teoría de las formas de Platón
2.1.2El problema del cambio
2.1.3La filosofía primera
2.1.4La sustancia
o 2.2Lógica
2.2.1Los silogismos y la silogística
2.2.2Otros aportes a la lógica
o 2.3Ética
2.3.1Virtudes
o 2.4Filosofía política
o 2.5Ciencia
2.5.1Física
2.5.2Astronomía
2.5.3Biología
2.5.4Generación espontánea
2.5.5Botánica
2.5.6Zoología
o 2.6Estética
2.6.1Las artes
2.6.2La belleza
3Influencia
4Transmisión y problemas textuales
5Obra
o 5.1Lógica
o 5.2Física (el estudio de la naturaleza)
o 5.3Metafísica
o 5.4Ética y política
o 5.5Retórica y poética
6Eponimia
7Véase también
8Referencias
9Bibliografía
10Enlaces externos
Biografía
Primeros años
Aristóteles nació en 384 a. C. o 383 a. C., durante el primer año de la olimpiada XCIX,89101112
en la ciudad de Estagira, la actual Stavros, (razón por la cual se lo apodó el Estagirita),7 no
lejos del actual Monte Athos, en la península Calcídica, entonces perteneciente al Reino de
Macedonia (actual región de Macedonia de Grecia).13 Su padre, Nicómaco, pertenecía a la
corporación de los asclepiadeos, es decir, que profesaba la medicina, y fue médico del
rey Amintas III de Macedonia,14 hecho que explica su relación con la corte real de Macedonia,
que tendría una importante influencia en su vida; y su madre, Festis, también estaba vinculada
a los asclepiadeos.13
En la época del rey Arquelao I de Macedonia, al ser su padre médico del rey Amintas III de
Macedonia, ambos residieron en Pella, y Aristóteles no pudo permanecer mucho tiempo en
aquel lugar ya que sus padres murieron cuando él era aún muy joven, y se trasladó
probablemente a Atarneo.13 En 367 a. C., cuando Aristóteles tenía 17 años, su padre murió, y
se hizo cargo de él su tutor Proxeno de Atarneo,13 que lo envió a Atenas, por entonces un
importante centro intelectual del mundo griego, para que estudiase en
la Academia de Platón.15 Allí permaneció por veinte años.15
Periodo transcurrido en la Academia
Para completar la educación de Aristóteles, Proxeno lo envió a Atenas para inscribirle a la
Academia, habiéndose extendido ya su fama y la de Platón por el mundo griego.13
Aristóteles conoció a Platón cuando tenía 17 años de edad,16 y permaneció en la Academia
desde el 367 o 366 a. C. hasta el 347 o 346 a. C., justo con el momento en el que coincide el
segundo viaje que realiza Platón a Sicilia.17
Debido a que Aristóteles acudió a la Academia durante su periodo de máximo esplendor, pudo
desarrollarse de forma adecuada.13 Eudoxo ejerció la primera influencia decisiva sobre
Aristóteles, ya que puedo ejercer su influencia en la exigencia «salvar los fenómenos»,18 lo
que es lo mismo, «hallar un principio que explicase los hechos conservando intacto su modo
genuino de presentarse».19
Debido a que las ideas filosóficas de Eudoxo diferían con la filosofía platónica y concluían
en aporías, Aristóteles hizo caso omiso de las mismas, pero sí se relacionó
con Espeusipo, Filipo de Opunte, Erasto y Corisco.13 Tanto Espeusipo como Filipo de Opunte
fueron escolarcas de la Academia, Heraclides Póntico la rigió cuando Platón realizó su tercer
viaje a Sicilia, Filipo publicó la obra Leyes, y Erasto y Corisco asociaron sus nombres con
Aristóteles.13
Tras la muerte de Platón en 347 a. C., Aristóteles dejó Atenas y viajó a Atarneo y a Aso,
en Asia Menor, donde vivió aproximadamente tres años bajo la protección de su amigo y
antiguo compañero de la Academia, Hermias, quien era gobernador de la ciudad.15
Cuando Hermias fue asesinado, Aristóteles viajó a la ciudad de Mitilene, en la isla de Lesbos,
donde permaneció dos años.1415 Allí continuó con sus investigaciones junto a Teofrasto, nativo
de Lesbos, enfocándose en zoología y biología marina.14 Además se casó con Pythias, la
sobrina de Hermias, con quien tuvo una hija del mismo nombre.15
Alejandro Magno y Aristóteles. El filósofo fue su formador intelectual, y le inculcó sus conocimientos en
la etapa adolescente por más de dos años. Se considera que esas enseñanzas fueron elementos
decisivos para los objetivos que se propuso Alejandro. Su sobrino, Calístenes, lo acompañó en la
campaña contra Persia, quien fue su biógrafo. Las cartas entre Alejandro y Aristóteles quedaron
registradas en el libro de Pseudo Calístenes, Vida y Hazañas de Alejandro de Macedonia
En 343 a. C., el rey Filipo II de Macedonia convocó a Aristóteles para que fuera tutor de su hijo
de 13 años, que más tarde sería conocido como Alejandro Magno.1415 Aristóteles viajó
entonces a Pella, por entonces la capital del imperio macedonio, y enseñó a Alejandro
durante, al menos, dos años, hasta que inició su carrera militar.15
En 335 a. C., Aristóteles regresó a Atenas y fundó su propia escuela, el Liceo (llamado así por
estar situado dentro de un recinto dedicado al dios Apolo Licio).15 A diferencia de la Academia,
el Liceo no era una escuela privada y muchas de las clases eran públicas y gratuitas.14 A lo
largo de su vida Aristóteles reunió una vasta biblioteca y una cantidad de seguidores e
investigadores, conocidos como los peripatéticos (de περιπατητικός, 'itinerantes', llamados así
por la costumbre que tenían de discutir caminando).14 La mayoría de los trabajos de
Aristóteles que se conservan son de este período.14
Durante este período, la esposa de Aristóteles, Pythias, murió y desarrolló una nueva relación
con Herpyllis, se cree que como él, nativa de Stagira. Aunque algunos suponen que no era
más que su esclava; otros deducen de las últimas voluntades de Aristóteles que era una mujer
libre y probablemente su esposa en el momento de su muerte. En cualquier caso, tuvieron
hijos juntos, incluyendo un hijo, Nicómaco, que nombra como padre a Aristóteles y a quien
dedicó su Ética a Nicómaco.20
Muerte
Cuando Alejandro murió en 323 a. C., es probable que Atenas se volviera un lugar incómodo
para los macedonios, especialmente para quienes tenían las conexiones de Aristóteles.1415
Tras declarar (según se cuenta) que no veía razón para dejar que Atenas pecara dos veces
contra la filosofía (en referencia a la condena de Sócrates), Aristóteles dejó la ciudad y viajó
a Calcis, en la isla de Eubea, donde murió al año siguiente, en 322 a. C., por causas
naturales.1415
Hallazgo de la tumba
En mayo de 2016, durante el congreso internacional "Aristóteles, 2.400 años" celebrado en la
Universidad de Salónica, Konstantinos Sismanidis, director de las excavaciones en la ciudad
de Estagira, dio a conocer las conclusiones de su equipo de arqueólogos sobre un edificio
descubierto en 1996 y ahora reestudiado a la luz de dos manuscritos que hacen alusión al
traslado posterior de las cenizas del filósofo, en una urna de bronce, a su ciudad natal. Según
ellos, el edificio, hallado en el interior de una fortaleza bizantina posterior, "no puede ser otra
cosa que el mausoleo de Aristóteles", aunque aclarando que "no tenemos pruebas, pero sí
indicios muy fuertes que rozan la certeza".21
Pensamiento
Metafísica
La metafísica de Aristóteles gira en torno a dos cuestiones fundamentales: la del comienzo y
la de la unidad.22
Críticas a la teoría de las formas de Platón
Artículo principal: Teoría de las formas
1. Critica a los dos mundos: para Aristóteles es uno solo; admitir dos mundos complica la
explicación innecesariamente, reduplicando las realidades.
2. Platón no ofrece una explicación racional al hablar de los dos mundos. Se limita a
utilizar mitos y metáforas, en vez de aclarar conceptualmente sus propuestas.
3. No hay una relación clara de causalidad del mundo ideal respecto del mundo sensible.
No explica cómo las ideas son causa de las cosas sensibles y mutables. No infiere
que de una idea se derive un objeto.
4. Argumento del tercer hombre: según Platón, la semejanza entre dos cosas se explica
porque ambas participan de la misma idea. Según Aristóteles, se precisa un tercero
para explicar la semejanza entre dos cosas, y un cuarto para explicar las tres, y así
sucesivamente. Es una regresión al infinito, por lo tanto no se explica nada. Tal
argumento ya había sido recogido por el mismo Platón en el diálogo
titulado Parménides.
El problema del cambio
Aristóteles fue un pensador con espíritu empirista, esto es, que buscó fundamentar el
conocimiento humano en la experiencia. Una de las primeras preocupaciones fue encontrar
una explicación racional para el mundo que lo rodeaba.
Los presocráticos se percataron de que lo que nos rodea es una realidad diversa, múltiple,
que se halla en continua y perpetua transformación.
Heráclito considera que todo se halla en perpetuo cambio y transformación; el movimiento
es la ley del universo.
Parménides de Elea, al contrario, opina que el movimiento es imposible, pues el cambio
es el paso del ser al no ser o la inversa, del no ser al ser. Esto es inaceptable, ya que el
no ser no existe y nada puede surgir de él.
Platón, supone una especie de síntesis, es decir, una unión o una suma de estas dos
concepciones opuestas: la de Heráclito y Parménides. Por un lado tenemos el mundo
sensible, caracterizado por un proceso constante de transformación y, por el otro,
tenemos el mundo abstracto y perfecto de las Ideas, caracterizado por la eternidad y la
incorruptibilidad.
Aristóteles entiende el cambio y el movimiento como «el paso de lo que está en potencia a
estar en acto», por la acción de las causas. Hay cuatro causas: formal, que constituye la
esencia como forma de la sustancia; material, como soporte de la forma y al no tener forma es
pura potencia de ser (propiamente, al no tener ninguna determinación, no es nada); eficiente,
que produce el movimiento; final que dirige el movimiento hacia un fin, la perfección de la
forma. Por ello la Naturaleza se explica según una teleología de la forma que tiende a la
perfección de su contenido.
La filosofía primera
Rosa de los vientos de Aristóteles, donde curiosamente algunos puntos indican Tracia y Argéada (la
estrella macedonia)
Las diversas significaciones de 'lo que es' poseen, por tanto, la unidad peculiar que adquiere
una multiplicidad en virtud de su referencia común a algo uno (pròs hén), la referencia a una
misma cosa (en el ámbito de lo real) y a una misma noción o significado (en el ámbito del
lenguaje): referencia a la salud en el ejemplo utilizado y referencia a la entidad (ousía) en el
caso de la indagación ontológica.
Semejante forma de unidad comporta, pues, un término (y una noción) fundamental que
es primero y que es universal en la medida en que siempre se halla referido o supuesto en
cualquier uso del verbo ser:
En consonancia con esta interpretación matizada de la polisemia de ser y 'lo que es',
Aristóteles matiza también la segunda tesis a que más arriba nos referíamos, es decir, la tesis
que solamente puede haber ciencia, unidad de ciencia, si hay univocidad, si hay unidad de
género.
Aun cuando no sea genérica en sentido estricto, la unidad de referencia posibilita también la
unidad de una ciencia:
«corresponde, en efecto, a una única ciencia estudiar, no solamente aquellas cosas que se denominan
según un solo significado, sino también las que se denominan en relación con una sola naturaleza, pues
éstas se denominan también en cierto modo, según un solo significado. Es, pues, evidente que el
estudio de las cosas que son, en tanto que cosas que son, corresponde también a una sola ciencia»
Aristóteles (IV 2, 1003b12-16)
Por lo demás, y puesto que en tales casos hay siempre algo que es primero (el
término común de la referencia, la entidad o ousía en nuestro caso), es lógico que la ciencia
así constituida se ocupe de manera prioritaria y fundamental de aquello que es primero:
«ahora bien, en todos los casos la ciencia se ocupa fundamentalmente de lo primero, es decir, de
aquello de que las demás cosas dependen y en virtud de lo cual reciben la denominación
correspondiente. Por tanto, si esto es la entidad, el filósofo debe hallarse en posesión de los principios y
las causas de las entidades'»
Aristóteles (ib. 1003b16-19)
La filosofía primera, luego llamada metafísica, es la ciencia más general, por ser la ciencia del
ser en cuanto ser (ontología). Aristóteles la llama filosofía primera o la teología y es
identificada por él con la sabiduría (sofía), de la que habla también en el libro quinto de la Ética
nicomáquea.
Ya en el VIII libro de la Física, Aristóteles habla del primer moviente inmóvil del universo, del
que afirma que es inmaterial, que no padece ningún cambio y que es el principio físico del
mundo. Por no ser material, él mismo no es algo físico (Phys., II, 7, 198 a 36). Después, en el
libro XII (Lambda) de la Metafísica, Aristóteles aboga por la existencia de un ser divino y
parece identificarlo con el «primer motor inmóvil». Lo particular es que en este lugar, además,
dice que mueve como lo conocido y lo amado, a partir de lo cual se ha entendido que significa
un fin apetecido y remoto de todos los seres del mundo, que desean participar de la
perfección. Además, en el capítulo décimo de ese libro se asegura que es el responsable de la
unidad del mundo y de su orden. Esto, unido a que en el capítulo noveno habla de Dios como
«entendimiento que se entiende a sí mismo» ha llevado a muchos autores a hablar
de Providencia.23
Existen además otros motores, como son los motores inteligentes de los planetas y las
estrellas (Aristóteles sugería que el número de éstos era de «55 ó 47», según dice
en Metaph. XII, 8). Estos parecen ser dioses, pero todo hace suponer que sean
sustancialmente diversos de Aquel primero, que merecería ser identificado con el que el
hombre contemporáneo entiende por Dios.
La sustancia
Lo que es, es lo que Aristóteles denomina ousía. La palabra fue luego traducida por los
romanos como «substancia» (lo sub-estante, lo que subyace, lo que sostiene). También se ha
traducido como «entidad».24
Aristóteles distingue una substancia que llama primera, la sustancia individual (la única que
tiene existencia real), aquella que no se predica de un sujeto, ni está en un sujeto, de la
substancias segundas, aquellas que se predican de las substancias primeras, tal como la
especie y el género.25
Así Sócrates como hombre individual es una sustancia primera, y hombre es su especie, o sea
que es una sustancia segunda.
Aristóteles aplicará el hilemorfismo a su concepto del hombre, que es entendido como un
compuesto único formado por un alma como forma de un cuerpo, siendo su particularidad del
alma humana su razón. Por ello la definición del hombre es: «El hombre es un animal
racional», siguiendo el modelo de definición, que ha pasado a la historia durante siglos como
modelo de definición lógica y clasificación de los seres: género más diferencia específica.
Lógica
Artículo principal: Lógica aristotélica
Aristóteles desarrolló una teoría física que se mantuvo vigente hasta la revolución científica.
Según su teoría, todo está compuesto de cinco elementos: agua, tierra, aire, fuego y éter.
Cada elemento tiene un movimiento natural. El agua y la tierra se mueven naturalmente hacia
el centro del universo, el aire y el fuego se alejan del centro, y el éter gira en torno al centro.
Estos principios servían para explicar fenómenos como que las rocas caigan y el humo suba.
Además explicaban la redondez del planeta, y las órbitas de los cuerpos celestes, que están
compuestos de éter.
Astronomía
Imitativas: La imitación como medio y fin. Ésta es algo natural en el ser humano y
produce placer. El término imitación era para él diferente al actual; así, escribió que el arte
debía representar lo universal frente a lo particular, y que importaba más la armonía de lo
representado que su fidelidad con el modelo real.
No imitativas: Las que no expresaban emociones. Ejemplo de ello es un tratado
científico. Nótese que, aunque un tratado no se consideraría arte hoy en día, cabía en la
definición aristotélica y en la conciencia griega antigua en general.
La belleza
A pesar de su fijación por el arte concreto dedicó algunos escritos hacia el concepto más
general de belleza. Así, para Aristóteles el conocimiento es placentero, luego conlleva un
disfrute estético, y es bello lo que gusta por medio de la vista y el oído. Dividió estos sentidos
en función del disfrute que generaban al captar algo bello: la vista placer intelictivo, el oído
placer moral.43 Para él la belleza era una unidad de partes que tenían las siguientes
condiciones formales:43
Influencia
La influencia que Aristóteles ha tenido en el mundo es extraordinaria. Toda la antigüedad se
hace cargo o dueña de su ingente enciclopedia. Su Metafísica será el basamento filosófico de
la posteridad.
Fueron los árabes los que redescubrieron a Aristóteles y a través de ellos pasó a la
filosofía escolástica.
En el Renacimiento su filosofía se ve opacada por un eclipse histórico momentáneo. Los
nuevos conceptos científicos lo llevan a un segundo plano. Pero su influjo, aunque ya no en la
física, seguirá vigente en el pensamiento filosófico en sentido estricto en todos los grandes
pensadores, en Leibniz, en Hegel, etc.
Cabe resaltar que Aristóteles escribió dos tipos de textos: los destinados a la «publicación»
fuera del Liceo o exotéricos (gr. exo 'fuera') y los utilizados como apuntes de clase o notas de
conferencias, denominados esotéricos (gr. eso 'dentro'). Lamentablemente, solo conservamos
los esotéricos, los cuales al ser una recopilación de sus apuntes, vuelven un poco complicada
su lectura, pues faltan las explicaciones, las transiciones son abruptas, los argumentos
quedan en ocasiones inacabados... leer a Aristóteles es duro, lo que explica en parte que sus
textos hayan sido interpretados y comentados a lo largo de dos mil años.
Las actuales ediciones en griego siguen la establecida por August Immanuel Bekker en 1831.
Hay que decir que apenas conservamos un tercio de lo que Aristóteles escribió (a menudo es
difícil por tanto afirmar si es o no, por ej., un pensador sistemático o aporético). Aristóteles, por
ej., escribió o dirigió la redacción de 158 «Constituciones» (gr. politeiai), de las que no nos ha
llegado ninguna, con excepción de la Constitución de los atenienses, cuyo papiro fue
encontrado en una excavación en Egipto en un depósito de basura.
Tras su muerte, sus textos (apenas tuvo una influencia inmediata) desaparecieron durante dos
siglos. Luego aparecen en Atenas y después en Roma, donde el peripatético Andrónico de
Rodas (siglo I d. C.) preparó una edición. Lo que nos queda de esos textos, por tanto, está
determinado por la mano que preparó esa edición. Más problemática aún es la transmisión de
llamado Corpus Aristotelicum(contiene las obras de Aristóteles más las de otros autores que
dicen ser Aristóteles) a lo largo de la edad media: su influencia fue mínima a lo largo de la alta
edad media, dominando el platonismo hasta alrededor del siglo XII, cuando las traducciones al
latín de las traducciones al árabe (y a veces al siríaco) de uno o varios originales en griego,
entran en los debates escolásticos de los centros de producción cultural medievales. Solo
poco a poco se van depurando los textos con traducciones de originales más fiables.
¿Cómo establecer por tanto, en los restos que nos quedan, qué textos son y cuáles no son
«originales»? Esto es imposible. En los últimos decenios se ha desarrollado una técnica muy
sofisticada, llamada «estilometría» (aplicada a otros autores, como Platón), que determina,
mediante el cómputo y estudio estadístico de determinados elementos gramaticales, qué
textos son escritos por qué mano. Pero esto no asegura que se trate de Aristóteles. Además,
la edición de Andrónico de la Metafísica, por ej., puede ser más una colección de textos que
una obra concebida como tal por el mismo Aristóteles (esto lo ha dicho el
especialista Jonathan Barnes). Las luchas ideológicas en el seno de la Iglesia durante la edad
media en torno a la interpretación de Corpus Aristotelicum (el "cuerpo" de las obras de
Aristóteles con temas como el problema de la inmortalidad del alma, eternidad del mundo y
demás) hacen que nos planteemos la posibilidad de modificaciones en los manuscritos.
Lo que tenemos, por tanto, es algo que puede ser cercano a las notas de un filósofo, con
algunas interpolaciones y manipulaciones del texto. Buscar el autor «original» o la «obra
primigenia» es una tarea utópica.
Obra
Artículo principal: Corpus Aristotelicum
Las obras de Aristóteles que nos han llegado y que forman lo que se conoció como el Corpus
aristotelicum se editan según la edición prusiana de Immanuel Bekker de 1831-1836,
indicando la página, la columna (a ó b) y eventualmente la línea del texto en esa edición. Tras
el trabajo de Bekker se han encontrado sólo unas pocas obras más. Los títulos en latín
todavía son utilizados por los estudiosos.
Los trabajos cuya legitimidad está en disputa se marcan con *, y los trabajos que
generalmente se consideran espurios se marcan con **.
Lógica
Artículo principal: Órganon
Eponimia
El cráter lunar Aristóteles lleva este nombre en su memoria.44
El asteroide (6123) Aristoteles también conmemora su nombre.45
Véase también
aristotelismo
lógica aristotélica
Platón
pseudo Aristóteles
sínolo
Sócrates
sustancia (Aristóteles)
Homero
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Para otros usos de este término, véase Homero (desambiguación).
Homero
Información personal
Información profesional
Ocupación Aedo
Género Epopeya
Homero (en griego antiguo Ὅμηρος Hómēros; c. siglo VIII a. C.) es el nombre dado
al aedo griego antiguo a quien tradicionalmente se le atribuye la autoría de las principales
poesías épicas griegas —la Ilíada y la Odisea—. Desde el período helenístico se ha
cuestionado si el autor de ambas obras épicas fue la misma persona; sin embargo, antes no
solo no existían estas dudas sino que la Ilíada y la Odisea eran considerados relatos históricos
reales.
Es el pilar sobre el que se apoya la épica grecolatina y, por ende, la literatura occidental.
Índice
1Etimología
2Biografía
o 2.1Datos biográficos recogidos por la tradición
o 2.2Investigación moderna
3Obras que le fueron atribuidas
4Datación
o 4.1Testimonios antiguos
o 4.2Redacción de los poemas homéricos en el siglo VIII a. C.
o 4.3Redacción de los poemas homéricos en el siglo VII a. C.
o 4.4Redacción de los poemas homéricos en el siglo VI a. C.
5La cuestión homérica
o 5.1Controversia en torno a la unidad de los poemas
o 5.2Modo en que fueron elaborados los poemas
6Geografía homérica
7Aspectos históricos de los poemas
o 7.1Rasgos de la sociedad descritos por Homero
o 7.2Controversia sobre los aspectos históricos descritos
8Lengua homérica
9Influencia de la épica homérica en la literatura griega posterior
10Véase también
11Notas
12Bibliografía
13Enlaces externos
Etimología[editar]
Biografía[editar]
En la figura de Homero confluyen realidad y leyenda. La tradición sostenía que Homero
era ciego y varios lugares reclamaban ser su lugar de
nacimiento: Quíos, Esmirna, Colofón, Atenas, Argos, Rodas, Salamina, Pilos, Cumas e Ítaca.
Datos biográficos recogidos por la tradición[editar]
El Himno homérico a Apolo delio menciona «que es un ciego que reside en Quíos, la
rocosa».1El poeta lírico Simónides de Amorgosatribuye al «hombre de Quíos» el siguiente
verso de la Ilíada, «¿Por qué me preguntas mi linaje? Como el linaje de las hojas soy»,
convertido en proverbio en la época clásica.2 Luciano de Samósata dice que fue
un babilonio enviado a Grecia como rehén, (griego antiguo ὅμηρος, homêros), y de ahí su
nombre.3
Pausanias transmite una tradición de los chipriotas, quienes también reclamaban para sí a
Homero:
Dicen que Temisto, una mujer del lugar, era su madre, y que Euclo profetizó el nacimiento de Homero
en estos versos:
Y entonces en la costera Chipre existirá un gran cantor,
al que dará a luz Temisto en el campo,4 divina entre las mujeres,
un cantor muy ilustre lejos de la muy rica Salamina.5
Dejando Chipre mojado y llevado por las olas,
Cantando él solo el primero las glorias de la espaciosa Hélade
Será inmortal por siempre y no conocerá la vejez
Pausanias, Descripción de Grecia x.24.3.
Investigación moderna[editar]
Se considera que la mayor parte de las biografías de
Homero que circularon en la antigüedad no contienen
ningún dato seguro sobre el poeta. Sin embargo, suele
admitirse que su lugar de procedencia debió ser la zona
colonial jónica de Asia Menor, basándose en los rasgos
lingüísticos de sus obras y en la fuerte tradición que lo
hacía proceder de la zona.9 El investigador Joachim
Latacz sostiene que Homero pertenecía o estaba en
permanente contacto con el entorno de la nobleza.10
También persiste el debate sobre si Homero fue una
persona real o bien el nombre dado a uno o más poetas
orales que cantaban obras épicas tradicionales.
Datación[editar]
Testimonios antiguos[editar]
La mayor parte de la tradición expresaba que Homero
había sido el primer poeta de la Antigua
Grecia. Heródoto, que cita varios pasajes de la Ilíada y
la Odisea, dice que Homero vivió cuatrocientos años
antes que él,11 por lo que se situaría en torno al siglo
IX a. C. Por otra parte, Helánico de Lesbos dijo que
Homero había sido contemporáneo de la guerra de
Troya y Eratóstenes sostenía que debió vivir un siglo
después. Otros autores antiguos consideraban que
Homero era contemporáneo de Licurgo o de Arquíloco.
También en la antigüedad se discutía acerca de la
relación cronológica entre Homero
y Hesíodo. Jenófanes, Filócoro y Eratóstenes
pertenecían al grupo de los autores que situaban a
Homero con anterioridad a Hesíodo. El Certamen, una
obra muy tardía, suponía que eran contemporáneos entre
sí. En cambio, la Crónica de Paros12 y Filóstratodecían
que Hesíodo había sido anterior.
Con anterioridad a Heródoto, hubo otros autores que
citaron a Homero: Heráclito, Teágenes de
Regio, Píndaro, Simónides y Jenófanes. Además,
Heródoto recoge la noticia de que el
tirano Clístenes había prohibido a los rápsodos competir
en Sición a causa de los poemas homéricos, pues estos
celebraban continuamente a Argos y a los argivos. Sin
embargo, esta última alusión es posible que se refiriera
al ciclo tebano y no a la Ilíada ni a la Odisea.
Redacción de los poemas homéricos en el
siglo VIII a. C.[editar]
Arriba, el fragmento de la inscripción en la llamada copa de
Néstor. Abajo, posible reconstrucción de su contenido
completo.
La cuestión homérica[editar]
Artículo principal: Cuestión homérica
Geografía homérica[editar]
Homero concebía un mundo que estaba completamente
rodeado por Océano, el cual era considerado padre de
todos los ríos, mares, fuentes y pozos.20
El estudio de las menciones geográficas en
la Ilíada desvela que el autor conocía detalles muy
precisos de la actual costa turca y, en
particular, Samotracia y el río Caístro, cerca de Éfeso. En
cambio las referencias a la península griega, con
excepción de la pormenorizada enumeración de lugares
del Catálogo de naves, son escasas y ambiguas. Todo
esto indicaría que, de haber sido Homero una persona
concreta, se trataría de un autor griego natural de la zona
occidental de Asia Menor o de alguna de las islas
próximas a ella.
El mencionado Catálogo de naves, que es la
enumeración de los ejércitos de la coalición aquea,
recoge un total de 178 nombres de lugar agrupados en
29 contingentes distintos. Se trata de un catálogo en el
que muchos de los lugares geográficos mencionados ya
no podían ser reconocidos por los geógrafos griegos
posteriores a Homero, pero en el que no se ha podido
demostrar ninguna localización errónea.21
En la Odisea, Homero menciona una serie de lugares en
la parte que trata de las aventuras marinas de Odiseo de
los que la mayoría de los historiadores sostiene que se
trata de lugares puramente fabulosos, a pesar de que la
tradición posterior trató de encontrar una localización
precisa de ellos. En la Biblioteca
mitológica de Apolodoro se señala que:
Odiseo, según dicen algunos, vagó errante
por Libia, según otros por Sicilia y, según el resto,
por el Océano o por el mar Tirreno.
Vocalización de digamma.
Relativos con geminada, como óππος.
Preverbios apocopados.
Dativos en -εσσι atemáticos fuera de la
declinación en -σ-.
Aoristos en -σσ-.
Del ático
Genitivo en -οιο.
τε usada como adverbio (no como
partícula).
La épica tenía además sus propios usos
de la lengua para expresarse:
Influencia de la épica
homérica en la literatura
griega posterior[editar]
La apoteosis de Homero, obra de Jean
Auguste Dominique Ingres, 1827, Museo
del Louvre.
Pietro Bembo fue el rector del gusto literario en la Italia del siglo XVI.
La literatura renacentista forma parte de un movimiento más general del Renacimiento que
experimenta la cultura occidental en los siglos XV y XVI, aunque sus primeras manifestaciones
pueden ser observadas en la Italia de los siglos XIII y XIV. Se caracteriza por la
recuperación humanista de la literatura clásica grecolatina y se difunde con gran fuerza
gracias a la invención de la imprenta hacia 1450.
La novedad afecta tanto a los temas como a las formas. Entre los primeros cabe destacar
el antropocentrismo, el interés por la naturaleza y la recuperación de la mitología clásica. La
filosofía recupera las ideas platónicas y las pone al servicio del cristianismo. La búsqueda del
placer sensorial y el espíritu crítico y racionalista completan el ideario de la época. En cuanto a
los aspectos formales, se recupera la preceptiva clásica (cuya raíz está en
la Poética de Aristóteles), basada en el principio artístico de la imitación. También se
desarrollan nuevos géneros (como el ensayo) y modelos métricos (entre los que destaca
el soneto como forma estrófica y el endecasílabo como tipo de verso).
Los precedentes de Dante, Petrarca y Boccaccio dan lugar a un esplendor de la literatura
renacentista en Italia en el siglo XVI. La figura directriz del gusto poético renacentista de ese
siglo será Pietro Bembo, que escribió canciones petrarquistas y sonetos, pero sobre todo, se
erigió en el árbitro de la literatura italiana de su tiempo, que fue el centro de irradiación
internacional de este movimiento
Índice
1Italia
o 1.1Antecedentes
1.1.1El dolce stil nuovo
1.1.2Dante Alighieri y la Divina comedia
1.1.3Francesco Petrarca y el Cancionero
1.1.4Boccaccio y el Decamerón
o 1.2El siglo XVI
2Alemania
3Holanda
4España
5Portugal
6Francia
7Inglaterra
8Fuentes
Italia[editar]
Artículo principal: Literatura italiana del Renacimiento
Antecedentes[editar]
El dolce stil nuovo[editar]
El dolce stil nuovo ('dulce estilo nuevo') es un tipo de lírica amorosa culta que se desarrolla
en Florencia en el siglo XIII. Sus representantes más destacados son Guido Guinizelli, Guido
Cavalcanti y Cino da Pistoia.
Vita nuova es una obra profundamente incardinada en el dolce stil nuovo. Mediante
sonetos y canciones líricas entretejidas entre la prosa explicativa, describe su amor
platónico por Beatriz.
Su obra maestra es, empero, la Divina comedia, una grandiosa alegoría en tercetos
encadenados (forma métrica inventada por Dante), en la que el propio autor, acompañado
del poeta latino Virgilio, recorren el Infierno y el Purgatorio hasta que Dante, ya
acompañado de Beatriz, contempla el Paraíso.
La Divina comedia destaca por la energía expresiva, el desgarro emocional y la originalidad de
sus imágenes. El tema central es el destino trascendente y la reflexión acerca del alma
humana, todo ello enmarcado en una concepción del mundo que reúne componentes
cristianos y otros provenientes de la cultura clásica de la antigüedad grecolatina.
Un ejemplo de la concepción amorosa de Dante, precursora del pleno Renacimiento en su
caracterización de la dama como mujer angélica, es el soneto Tanto gentile e tanto onesta
pare ('Tan gentil y tan honesta parece') que pertenece a su obra Vita nuova ('Vida nueva'),
compuesta hacia 1293:
Tanto gentile e tanto onesta pare Tan gentil, tan honesta en su pasar
es mi dama cuando a otros saluda,
la donna mia quand'ella altrui saluta,
que toda lengua tiembla y queda muda,
ch'ogne lingua deven tremando muta,
y los ojos no se atreven a mirar.
e li occhi no l'ardiscon di guardare.
Ella se va, oyéndose alabar,
Ella si va, sentendosi laudare,
benignamente de humildad vestida,
benignamente d'umiltà vestuta;
y parece que sea cosa venida
e par che sia una cosa venuta
para un milagro del cielo mostrar.
da cielo in terra a miracol mostrare.
Se muestra tan grata a quien la admira,
Mostrasi sì piacente a chi la mira, dan al pecho sus ojos tal dulzor,
che da per li occhi una dolcezza al core, que no puede entender quien no lo prueba;
che'ntender non la può chi non la prova;
parece de sus labios que se mueva
e par que de la sua labbia si mova un soplo suave, tan lleno de amor,
un spirito soave, pien d'amore, que al alma va diciéndole: suspira.
che va dicendo a l'anima: sospira.
Onde tolse Amor l’oro, et di qual vena, ¿Dónde cogió el Amor, o de qué vena,
el oro fino de tu trenza hermosa?
per far due trecce bionde? e ’n quali spine
¿En qué espinas halló la tierna rosa
colse le rose, e ’n qual piaggia le brine
del rostro, o en qué prados la azucena?
tenere et fresche, et die’ lor polso et lena?
¿Dónde las blancas perlas con que enfrena
Onde le perle, in ch’ei frange et affrena
la voz suave, honesta y amorosa?
dolci parole, honeste et pellegrine?
¿Dónde la frente bella y espaciosa,
onde tante bellezze, et sí divine,
más que el primer albor pura y serena?
di quella fronte, piú che ’l ciel serena?
¿De cuál esfera en la celeste cumbre
Da quali angeli mosse, et di qual spera,
eligió el dulce canto, que destila
quel celeste cantar che mi disface
al pecho ansioso regalada calma?
sí che m’avanza omai da disfar poco?
Y ¿de qué sol tomó la ardiente lumbre
Di qual sol nacque l’alma luce altera
di que’ belli occhi ond’io ò guerra et pace,
che mi cuocono il cor in ghiaccio e ’n fuoco? de aquellos ojos, que la paz tranquila
para siempre arrojaron de mi alma?
Boccaccio y el Decamerón[editar]
Nueve de los jóvenes protagonistas del Decamerón representados en A tale from Decameron (1916)
por John William Waterhouse.
Giovanni Boccaccio (1313-1375) da inicio a la novella, por entonces un relato corto de tema
amoroso. Se le conoce fundamentalmente por el Decamerón, conjunto de cien cuentos que
giran alrededor de tres temas: el amor, la inteligencia humana y el azar.
Los temas son casi siempre profanos, a tono con la mentalidad burguesa que empezaba a
fraguarse en Florencia. Son frecuentes los asuntos de mujeres que engañan a sus maridos.
Se intercalan a menudo canciones populares italianas en verso.
La importancia del Decamerón estriba en gran parte en su muy cuidada y elegante prosa, que
estableció un modelo a imitar para los futuros escritores del Renacimiento, pero también en
haber constituido el molde genérico de la futura novela cortesana, no sólo en Italia a través de
los llamados novellieri (Mateo Bandello o Giraldi Cinthio), sino en toda Europa, como es el
caso de El Patrañuelo de Juan de Timoneda o las Novelas ejemplares de Cervantes.
El siglo XVI[editar]
Dante, Petrarca y Boccaccio dan lugar a un esplendor de la lírica renacentista en Italia en el
siglo XVI. La figura directriz del gusto poético renacentista es Pietro Bembo, que escribió
canciones petrarquistas y sonetos, pero sobre todo, se erigió en el árbitro de la literatura
italiana de su tiempo.
Torquato Tasso, que escribió en la segunda mitad del siglo XVI, es autor de la Jerusalén
libertada, que narra la toma de Jerusalénpor Godofredo de Bouillón en la primera cruzada.
En prosa dictan la norma del nuevo espíritu El Cortesano de Baltasar de Castiglione, que
plantea el modelo de hombre renacentista, y El Príncipe de Nicolás Maquiavelo, que es un
tratado de teoría política.
Otro humanista destacado, aunque de origen neerlandés europeo y humanista, que escribió
en latín, es Erasmo de Róterdam, cuyo Elogio de la locura es una crítica al catolicismoe inicia
una corriente de heterodoxia que desembocaría en la reforma protestante.
Alemania[editar]
Hans Sachs.
Holanda[editar]
Dibujo a la pluma de Hans Holbein el Joven en el margen del ejemplar de Oswald Myconius de la
edición de 1515 del Elogio de la locura de Erasmo.
España[editar]
Alfonso V de Aragón retratado por Juan de Juanes. El emblema del libro abierto de los cortinajes y bajo
la corona alude a su interés por la literatura.
La introducción del renacimiento en España fue temprana. Aunque las influencias italianas ya
se dejaron sentir en el siglo XV, especialmente en torno a la corte napolitana de Alfonso V de
Aragón y el magisterio de Lucio Marineo Sículo, Antonio Beccadelli y Lorenzo Valla, no fue
hasta el segundo cuarto del siglo XVI que Garcilaso de la Vega y Juan Boscán comienzan, a
sugerencia de Andrea Navagero, a adoptar los metros y maneras de la poesía italiana.
Inmediatamente comenzó a emerger una pléyade de poetas (entre los que cabe citar
a Gutierre de Cetina, Diego Hurtado de Mendoza, posible autor del Lazarillo de
Tormes (1554), o Hernando de Acuña) que emularon el camino que había tomado Garcilaso,
el llamado «príncipe de los poetas españoles».
En la segunda mitad del siglo XVI las corrientes poéticas toman tres direcciones divergentes.
Una evoluciona hacia el manierismo, con Francisco de Aldana (que conoció directamente las
sendas de la poesía italiana de este periodo) y Fernando de Herrera, que supuso el eslabón
entre la poesía armoniosa de Garcilaso de la Vega y la barroquizante de Luis de Góngora,
cuyas primeras obras datan de los años 1580. La otra mira hacia un espiritualismo cristiano,
bien en la línea ascética de Fray Luis de León o en las vías místicas exploradas por San
Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús. Esta segunda dirección tiene como causa directa
la Contrarreforma, que tiene lugar a mediados de siglo. En cuanto a la poesía narrativa, se
alcanza un culmen con el poema de épica culta de Alonso de Ercilla titulado La Araucana,
que narra la conquista de Chile por los españoles. Una tercera corriente vuelve a los metros
tradicionales castellanos y al vivaz octosílabo del tradicional Romancero, revitalizándolo en el
llamado Romancero nuevo (Cervantes, Lope de Vega, Góngora....), y por otra parte a la lírica
cancioneril en octosílabos del prerrenacimiento a través de las ediciones
de Cancioneros como el de Cancionero general de Hernando del Castillo (1511, reimpreso
ocho veces más en el siglo XVI).
En el terreno del humanismo destacan dos corrientes; una culta y selecta en latín
protagonizada por figuras como Luis Vives, Juan Ginés de Sepúlveda, Hernán Núñez de
Toledo, Benito Arias Montano, Francisco Sánchez de las Brozas o Juan de Mariana,
entre otros, y otra popularizante de la cultura clásica en castellano protagonizada por el
incipiente manierista fray Antonio de Guevara y sus exitosas Epístolas familiares (1539) y
personajes más o menos imbuidos de erasmismo como los gemelos Juan y Alfonso de
Valdés o Pero Mexía y Luis Zapata, igualmente reimpresos con sus difundidísimmas Silva de
varia lección (1540) y Miscelánea (1592) respectivamente. Se suele mencionar como cumbre
de la filología española en la época la Biblia políglota complutense, pero se suele olvidar
curiosamente las primera y meritísima traducción íntegra, directa y literal desde sus lenguas
originales de la Biblia al castellano por el protestante español Cipriano de Valera, la
llamada Biblia del oso (1569). Muy importantes son las contribuciones de los cronistas de
Indias (Hernán Cortés y sus Cartas de relación; fray Bartolomé de las Casas y su Historia
de las Indias (1517); Bernal Díaz del Castillo con su Historia verdadera de la conquista de la
Nueva España (1575); Álvaro Núñez Cabeza de Vaca; los cronistas de la conquista del
Perú Francisco de Jerez, Gonzalo Fernández de Oviedo, Pedro Cieza de León, el Inca
Garcilaso de la Vega etc.) el Lazarillo de Tormes, que inicia el género de la novela
picaresca consolidado en una obra de transición, el Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán,
cuya primera parte ve la luz en 1599. Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes ha
sido considerada la primera novela moderna. Publicada en dos partes (1605 y 1615) como
una parodia de los libros de caballerías, su alcance es mucho mayor, pues supone el resumen
y el fin de los géneros renacentistas y el comienzo de una visión del mundo más compleja y
conflictiva.
El teatro español empieza en el renacimiento con una obra maestra, La Celestina,
de Fernando de Rojas (1499 y 1502), un fuerte aldabonazo en favor del realismo que fue
continuado por otras obras de género celestinesco como La lozana andaluza (1528)
de Francisco Delicado o la Segunda Celestina (1534) de Feliciano de Silva entre otras, frente
a las idealizadas ficciones de los libros de caballerías (Amadís de Gaula, 1508, Palmerín de
Inglaterra, 1547-8 y Tirante el Blanco, 1511 en su traducción castellana); de la novela
pastoril (Los siete libros de la Diana (1559) de Jorge de Montemayor); de la novela
morisca (Historia del Abencerraje y la hermosa Jarifa, 1565) y de la novela sentimental (Cárcel
de amor, 1492, de Diego de San Pedro y Proceso de cartas de amores, 1548, de Juan de
Segura). Prosigue el teatro de la primera mitad del siglo XVI con las figuras señeras del
también músico Juan del Encina y sus Églogas, de Gil Vicente y su Tragicomedia de Don
Duardos, de Bartolomé Torres Naharro con las comedias romanas incluidas en
su Propalladia (1517 y 1520) y, ya en la segunda mitad del siglo XVI, Lope de Rueda con sus
cómicos Pasos (1567) que preludian el entremés, Jerónimo Bermúdez con
sus Nises, tragedias clasicistas sobre el famoso mito de Inés de Castro; Miguel de Cervantes,
con la igualmente clasicista Numancia (1585) y sus comedias de cautivos, y la revolucionaria
fórmula escénica del fénix de los ingenios Lope de Vega (1562-1635), autor este el más
prolífico del teatro mundial, y sus primeros discípulos Guillén de Castro (1569-1631) o Juan
de la Cueva (1543-1612).
Portugal[editar]
Os Lusíadas, de Camões.
Al igual que en España, también el Siglo de Oro comienza en las letras portuguesas a
comienzos del siglo XVI. Quien introduce los modelos poéticos italianizantes es Francisco
Saa de Miranda en la primera mitad del siglo. Saa de Miranda fue admirador y amigo de
Garcilaso de la Vega, y en una de sus églogas el pastor Nemoroso llora la muerte del poeta
toledano. Escribió, como aquel, sonetos, canciones petrarquistas, églogas y otros subgéneros
líricos de inspiración italiana.
Pero el poeta nacional portugués por excelencia es Luis Vaz de Camoens, que escribió
poesía lírica y épica, tanto en portugués como en español, y destaca por la perfección de sus
sonetos. Su obra cumbre es la epopeya Os Lusíadas ('los lusitanos'), que se convirtió en
la epopeya nacional y relata las aventuras de los marinos compatriotas, especialmente la de la
expedición de Vasco de Gama a la India, con profusión de peripecias, riesgos, naufragios y
batallas. En esta extensa narración épica se incluyen leyendas tradicionales portuguesas,
como la historia de Inés de Castro o el paso por el Cabo de las Tormentas.
Francia[editar]
Artículo principal: Literatura francesa del Renacimiento
Francia tuvo su gran poeta renacentista en Pierre Ronsard, que encabezó el grupo literario
de la Pléyade junto con Joachim du Bellay y formado por siete vates.
Pierre de Ronsard.
Ronsard cultivó la lírica clásica en sus Odas, que seguían al griego Píndaro y al
romano Horacio. La amorosa en sus Amores, sonetos dedicados a la rica Casandra y a la
joven campesina María que siguen el ejemplo del Cancionero de Petrarca. Himnos trata
temas filosóficos, religiosos y políticos. También escribió un ambicioso poema épico
nacional: la Francíada, que intenta emular la Eneida de Virgilio. Con los Sonetos a
Elena vuelve los ojos a la poesía de amor en una obra de madurez.
En prosa novelesca destaca la sátira de Gargantúa y Pantagruel de Rabelais, donde se
plantea un mundo al revés lleno de humor y fantasía, que tiene como fin último la crítica de las
costumbres francesas.
La prosa didáctica tiene como gran figura a Michel de Montaigne, el creador del ensayo en
su obra Ensayos (Essais, 1580), que inauguran un género que combina la reflexión personal
con la opinión subjetiva y que se dirige a un lector cercano y curioso, interesado por el mundo
contemporáneo.
Inglaterra[editar]
William Shakespeare.
Artículo principal: Literatura isabelina
El renacimiento llega tardíamente a las islas británicas. Es en la segunda mitad del siglo XVI,
con el periodo isabelino (llamado así por tener lugar bajo la monarquía de Isabel I de
Inglaterra), cuando la influencia clásica e italiana alcanza su plenitud. Es el teatro el campo
más destacado.
Las obras dramáticas de entretenimiento (opuestas al propósito moralizante) volvieron al
escenario. William Shakespeare es el dramaturgo más notable, pero hubo muchos más,
como Christopher Marlowe o Ben Jonson.
Del siglo XVI al XVIII los ejecutantes de la commedia dell'arte improvisaban en las calles de
Italia y de Francia, pero algunas de las obras fueron escritas. Shakespeare partió del teatro
popular y de la cultura grecolatina para crear nuevas comedias.
La lírica renacentista tiene su arranque en Thomas Wyatt, quien adaptó el soneto italiano a la
métrica del inglés. Le siguieron Henry Howard, Philip Sidney y Edmund Spenser además de
Shakespeare, que también escribió notables sonetos ingleses.
La épica está representada por La reina de las hadas de Edmund Spenser (1597) que seguía
el modelo de Ludovico Ariosto del poema narrativo novelesco y colmado de peripecias.
La prosa humanística tiene su representante más eximio en Tomás Moro, creador de Utopía,
donde se dibuja una sociedad ideal.
Romanticismo
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Para otros usos de este término, véase Romanticismo (desambiguación).
«Romántico» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Romántico (desambiguación).
Visión romanticista de la batalla de Trípoli durante la primera guerra berberisca. Se muestra el momento
en que el héroe de guerra estadounidense Stephen Decatur luchaba cuerpo a cuerpo contra el capitán
pirata musulmán.
Índice
1Etimología
2Características
3Lugares de reunión
4Expresiones artísticas
o 4.1Literatura del romanticismo
o 4.2Romanticismo musical
o 4.3Pintura romántica
4.3.1Prerromanticismo (1770-1820)
4.3.2Apogeo de la expresión romántica en pintura: 1820-1850
4.3.3Posromanticismo: 1850-1870
5Véase también
6Referencias
7Bibliografía
8Enlaces externos
Etimología[editar]
Si bien está clara la relación etimológica entre romántico y el término francés para
novela roman, no toda la crítica se pone de acuerdo. En todo caso parece que la primera
aparición documentada del término se debe a James Boswell a mediados del siglo XVIII, y
aparece en forma adjetiva, esto es, romantic o romántico. En su libro de viaje de 1768 An
account of Corsica el término aparece cuatro veces: para calificar la vista de la ciudad de Corti
desde el monasterio de los Franciscanos, para describir un agreste valle en el que se asentó
la orden de la Iglesia griega de San Basilio, al nombrar el sonido de un instrumento de cuerda
parecido a la cítara y en la mención al retiro de Jean-Jacques Rousseau en Ginebra.3 Este
término hace referencia a lo inefable, aquello que no se puede expresar con palabras. Así, en
un principio, se entendería que un sentimiento romántico es aquel que requiere de
un roman para ser expresado. El texto de Boswell se tradujo a varias lenguas, llegando a
alcanzar especial fuerza en alemán, con la difusión de romantisch, en oposición a klassisch.
Según René Wellek el término sirvió en principio para denominar una forma genérica de
pensar y sentir, sólo en 1819, con Friedrich Bouterwek se emplea Romantiker como
denominación de la escuela literaria. La difusión del término es irregular por países;
en 1815 en España podemos encontrar romancesco junto a romántico, estabilizándose el
segundo ya en 1918.4
Otro origen del término muy señalado es el que relaciona «romántico» con la expresión «in
lingua romana» que alude a las lenguas romances distinguiéndolas de la antigüedad clásica
representada por el latín. Se trataría por tanto de un giro hacia la lengua propia y vernácula
como representante de la propia cultura. Igualmente surge con este término una oposición
entre «romántico» y «clásico» en función de la lengua que prefirieran y, por añadidura,
asociada también al gusto creador de unos y otros.5
Características[editar]
Saturno devorando a un hijo, una de las Pinturas negras de Goya, realizada durante el Trienio
Liberal(1820-1823), y que, bajo una capa mitológica, alude a la famosa frase de Vergniaud poco antes
de ser guillotinado: «La Revolución devora a sus propios hijos».
Lugares de reunión[editar]
Los lugares donde se reunían los románticos eran muy diversos. Fuera de las redacciones de
las revistas románticas, existían determinadas tertulias, como por ejemplo El Parnasillo en
Madrid, o, en París, El Arsenal, del cual, si hemos de creer a Alphonse de Lamartine, «era la
gloria Víctor Hugo y el encanto Charles Nodier» (Las Noches, de Alfred de Musset, precedida
del estudio de dicho poeta por A. Lamartine. Madrid: Biblioteca Universal, 1898). En este
cenáculo reuníanse entre otros Alfred de Musset, Alfred de Vigny, Louis Boulanger, Louis
Deschamps, Emile y Antoine Sainte-Beuve, etc.
También los rusos tuvieron su cenáculo: la Sociedad del Arzamas.7
Expresiones artísticas[editar]
Literatura del romanticismo[editar]
En la prosa, incluso el género didáctico pareció renovarse con la aparición del cuadro
o artículo de costumbres. La prevalencia del individuo hace que empiecen a ponerse de moda
las autobiografías, como las Memorias de ultratumba de François René de Chateaubriand.
También surgió el género de la novela histórica y la novela gótica o de terror, así como
la leyenda, y se prestó atención a géneros medievales como la balada y el romance.
Empiezan a escribirse novelas de aventuras y folletines o novelas por entregas.
El teatro fue el gran vehículo de comunicación de la expresión romántica, era el género más
popular y a través de él se canalizaron sus anhelos de libertad y de sentimiento nacional.
La poesía trató de liberarse de las preceptivas neoclásicas, y prefirió cantar los aspectos
marginados de las convenciones sociales.
De forma diferente a la Ilustración dieciochesca, que había destacado en los géneros
didácticos, el Romanticismo sobresalió sobre todo en los géneros lírico y dramático; en este se
crearon géneros nuevos como el melólogo o el drama romántico que mezcla prosa y verso y
no respeta las unidades aristotélicas.
Romanticismo musical[editar]
Artículo principal: Música del Romanticismo
Ludwig van Beethoven (1820), por Joseph Karl Stieler
Comenzó en Alemania, partiendo de Beethoven (1770-1827) y siendo seguido por Carl Maria
von Weber (1786-1826) y Félix Mendelssohn(1809-1847). Es un estilo musical imaginativo y
novelesco. Este movimiento afectó a todas las artes y se desarrolló sobre todo
en Francia y Alemania.
La estética del Romanticismo se basa en el sentimiento y la emoción. En el Romanticismo se
cree que la música "pinta" los sentimientos de una manera sobrehumana, que revela al
hombre un reino desconocido que nada tiene que ver con el mundo de los sentimientos que le
rodea.
El estilo romántico es el que desarrolla la música programática y el cromatismo de una forma
predominante. Se da a lo largo de todo el siglo XIX, aunque al principio del siglo XX se ingresa
en el impresionismo.
Pintura romántica[editar]
Artículo principal: Pintura romántica
El término romántico, fue adaptado a las artes plásticas a principios del siglo XIX. Podríamos
diferenciar tres etapas del Romanticismo en la pintura:
Prerromanticismo (1770-1820)[editar]
Artículo principal: Prerromanticismo
Este período, aunque arranca con el Rococó, se desarrolla en paralelo con el Neoclasicismo;
es por ello que, las primeras pinturas románticas muestran características de estos dos
movimientos, aunque los temas a tratar sean de carácter romántico: la finalidad de estas
pinturas es la representación de los sentimientos sobre la razón exaltando lo misterioso,
representando así fantasmas o cementerios. Los pintores más conocidos de esta época son:
La libertad guiando al pueblo, de Delacroix, 1830, Museo del Louvre. Obra en la que el pintor canta a
la Revolución de 1830.
Es el momento de mayor plenitud de la pintura romántica, la cual, junto con el inicio del nuevo
siglo, tuvo nuevos cambios donde comenzaron a imponerse temas relacionados con la historia
moderna y una nueva concepción del paisaje. En cuanto a los pintores de la época
encontramos a:
Véase también[editar]
Pintura romántica
Posromanticismo
Prerromanticismo
Ballet romántico
Romanticismo alemán
Romanticismo español
Romanticismo francés
Romanticismo inglés
Género literario
Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
No debe confundirse con el concepto más específico de Literatura de género.
Los géneros literarios son los distintos grupos o categorías en que podemos clasificar las
obras literarias atendiendo a su contenido y estructura. La retórica los ha clasificado en tres
grupos importantes: épico o narrativo, lírico y dramático, a los que se añade con frecuencia
el género didáctico, convirtiéndose en un punto de referencia para el análisis de la literatura.1
Así mismo, y desde el punto de vista del autor, los géneros literarios son modelos de
estructuración formal y temática que le permiten establecer un esquema previo a la creación
de su obra.
La clasificación de las obras literarias en géneros y subgéneros se atiene a
criterios semánticos, sintácticos, fonológicos, discursivos, formales, contextuales, situacionales
y afines. En la historia, ha habido varias clasificaciones de los géneros literarios, por lo que no
se puede determinar una categorización de todas las obras siguiendo un criterio común.
Índice
La épica: referida a las hazañas de uno o más héroes y las luchas reales o imaginarias en
las que han participado. Su forma de expresión tradicional ha sido el verso, bajo la forma
de poemas épicos cuya finalidad última es la exaltación o engrandecimiento de un pueblo.
La epopeya: en una edad antigua de carácter mítico. Sus personajes son dioses y
seres mitológicos. Entre las epopeyas más importantes se encuentran la Ilíada y
la Odisea.
El cantar de gesta: cuenta hazañas realizadas por los caballeros de la Edad Media.
Generalmente son leyendas heroicas de un pueblo, como el Cantar de los nibelungos y
el Cantar de mio Cid.
La novela: una obra literaria en prosa en la que se narra una acción fingida en todo o en
parte, y cuyo fin es causar placer estético a los lectores con la descripción o pintura de
sucesos o lances interesantes, así como de caracteres, pasiones y costumbres. Es la
forma literaria más practicada en la actualidad. Existe una gran diversidad de tipos o
géneros de novelas. Según el teórico Michael Bajtín, la novela es el género que
representa un mayor grado de complejidad en la construcción de sus ideas.2
La fábula: composición literaria breve en la que los personajes casi siempre son animales
que presentan características humanas como el hablar. Estas historias incluyen una
enseñanza o moraleja de carácter instructivo que suele figurar al final del texto, por lo que
se considera que poseen un carácter mixto narrativo y didáctico.
Subgéneros líricos antiguos[editar]
Soneto: Composición poética formada por catorce versos de arte mayor, generalmente
endecasílabos, y rima consonante, que se distribuyen en dos cuartetos y dos tercetos. "el
soneto castellano es de influencia italiana y se empieza a ensayar en el siglo XV".
Madrigal: Poema lírico breve, generalmente amoroso, que expresa un cumplido elogioso
dirigido a una dama, y en el que se combinan versos de 11 y 7 sílabas. Composición
musical renacentista escrita para varias voces, con o sin acompañamiento de
instrumentos, de tema profano, generalmente amoroso, y cuya letra solía ser un poema
culto.
Subgéneros dramáticos[editar]
Son las distintas variedades del drama u obra de teatro, constituida por diálogos entre
personajes y con un cierto orden.34
El ensayo.
La biografía.
La crónica.
La oratoria: discurso forense, festivo, político; pregón, arenga, exaltación...
La epístola o carta.
El tratado científico o filosófico.
La fábula, con carácter mixto entre narrativo y didáctico.
La novela didáctica.
El diálogo.
El poema didáctico extenso, como Phainomena del griego Arato, o De rerum
natura de Lucrecio, las Geórgicas de Virgilio y el Astronomicon de Manilio, todos romanos,
o el Ensayo sobre el hombre del inglés Alexander Pope.
Obras de la epoca:
*La iliada
*la odisea
Obras principales:
*Poema del mio Cid
*El sabio
*Alfonso X
Obras principales:
*Utopia
*El lazarillo de Tormes
Principal obra:
*La gaviota
Principales obras:
*Prosas profanas
*Plateo y yo
Principales obras:
*Romeo y julieta
*La divina comedia
Los géneros literarios: historia,
evolución y teoría
© P. Jaén
Aristóteles fue el primer teórico que llevó a cabo el intento de clasificar la poesía según criterios de contenido
(por el asunto) y de forma (dramática, narrativa o épica).
Horacio añade a esta clasificación que los géneros son entidades distintas que hay que mantener
rigurosamente separadas. Así, cada género tendrá el tono adecuado según combine el contenido con su
forma correspondiente. No se permite la fusión de géneros distintos.
A partir del siglo XVI, en el Renacimiento se produce una proliferación de poéticas y la novedad es la
tripartición de los géneros literarios (poesía dramática, narrativa y lírica). Esto se debe a que los retóricos se
ven obligados a englobar una serie de obras que no correspondían a los anteriores géneros. Esta distinción se
realizaba a través de la persona del poeta:
a) La poesía lírica caracteriza aquellas obras en las que la persona del poeta interviene directamente.
b) La poesía épica o narrativa es un género mixto, ya que se combina la intervención del poeta con la de los
propios personajes.
c) La poesía dramática es aquella en la que no interviene el poeta, sino que lo hace a través de otros
personajes.
En el Renacimiento lo que se experimenta es el debate de distinción de los géneros literarios, los cuales se
dividen en subgéneros, existiendo excepciones que no siguen los caracteres genéricos indicados, sino que
hace una mezcla de todos, como por ejemplo La Celestina, obra en la que se mezcla lo trágico y lo cómico.
Esta tendencia al hibridismo se manifiesta sobre todo en el Barroco (siglo XVII), la cual viene determinada
por las propias características del arte de la literatura barroca (desconfianza de reglas, libertad artística,...), lo
que determina una tendencia a la mezcla, a la fusión de géneros.
Además aparece la idea de concebir el género como una entidad histórica, es decir, que admita
posibilidades de cambio, evolución, incluso desaparición. Ahora existe un concepto más flexible de género
literario. En este sentido aparecen también géneros nuevos o evolucionados a favor de ese liberalismo; como
la novela bizantina (procedente de las literaturas griega y bizantina) la cual se cultiva a finales del siglo XVI y
principios del XVII, son narraciones realistas que se convierten en géneros en los que todo tiene cabida; en
ellos aparecen reflexiones morales, narración, teatro,... generando un efecto anticlásico.
En el siglo XVIII se recupera de nuevo la concepción clásica del género literario desde el punto de vista del
clasicismo; de ahí que se llame Neoclasicismo. La novedad neoclásica es que recupera la distinción de
forma rigurosa y establece una teoría jerárquica de los géneros literarios; asís e distinguen los géneros
mayores (tragedia y épica) y los géneros menores (comedia y subgéneros como sainetes, canciones, lírica
tradicional,...), lo que implica una evaluación de las obras literarias. Además, se insiste mucho en que los
géneros literarios son inmutables, eternos y que el fin de la literatura es la de enseñar, para lo que se
necesitan reglas, surgiendo así las academias para evitar el hibridismo del Barroco.
En definitiva, defienden la concepción clásica de los géneros literarios. En una visión tan reglada de la
literatura, la obra no se examina en sí misma, sino que se analiza su valor en la medida que siga las normas,
y esto no podía durar mucho; por lo que el Romanticismo responde contra esto, siendo un período en el que
se va a defender la libertad artística (hibridismo genérico). Así nos encontramos con Comwell de Víctor Hugo,
obra de teatro cuyo prólogo se considera uno de los manifiestos más importantes del Romanticismo, donde se
defiende lo grotesco desde el punto de vista estético. La expresión artística romántica se puede entender
como la conjunción de los extremos.
También aparece como novedad el intento de distinguir los géneros literarios apelando a criterios de
tipo filosófico; de hecho, Hegel en su estética distingue los géneros literarios no usando criterios formales,
sino a partir de la dialéctica, de la relación del sujeto y el objeto (distinción moderna que seguimos utilizando
en la actualidad). Así, Hegel distingue entre:
a) Lírica. Es el género subjetivo.
b) Épica o narrativa. Es el género objetivo.
c) Dramática. Es una especie mixta que muestra tanto la subjetividad como la objetividad del sujeto, del autor.
A partir del Romanticismo, empiezan a usarse otros criterios para la clasificación de los géneros literarios,
como a partir de la temporalidad en filosofía:
a) Lírica. Género que se considera al presente.
b) Épica o narrativa. Género que se considera al pasado.
c) Dramática. Género que se considera al futuro.
El Romanticismo da paso al Realismo, cuya ideología filosófica es el Positivismo, en la que Brunetiére es el
encargado de desarrollar una teoría de los géneros literarios.
Contra esta corriente determinista, reacciona el período antipositivista del siglo XIX con Benedetto Croce,
el cual se preocupa de estudiar la literatura desde una expresión individual desarrollando la estilística, que
demuestra que la obra literaria siempre es la expresión de un individuo, desapareciendo el carácter
evolucionista. A partir de ahora la obra va a ser examinada individualmente, con estilo propio; no se intenta
encuadrarla con el género que le corresponde.
La poética moderna retoma el tema de los géneros literarios, concretamente Jackobson hace una
clasificación partiendo de la situación comunicativa:
a) Lírica. Predomina la función emotiva.
b) Narrativa. Predomina la función referencial.
c) Dramática. Predomina la función apelativa.
El género dramático es una representación de la obra, es decir, un texto encarnado en personas; esto
conlleva la relación temporal como elemento diferenciador de los otros géneros literarios. En este género el
tiempo es el presente. Una condición necesaria es la presencia del público. A partir de esto se derivan las
otras características del teatro:
- En relación con el tiempo, sabemos que la dramática imita la acción, es decir, interviene el movimiento
(carácter dinámico). Estas acciones se desarrollan sobre un escenario.
- La acción también determina la trama de la obra que se centra en una acción determinada; no como ocurre
en la novela, en la cual pueden existir infinitas acciones ya que se dilata en lugar de contraerse, intentando
representar la totalidad del mundo. Esto no puede hacerse en el teatro ya que se centra sólo en la acción
principal por el tiempo de representación.
A este fin está dedicada la tragedia griega, la cual simboliza el carácter dramático, una acción al servicio de un
conflicto antagónico que presenta dos puntos de vista distintos:
1) Esquematismo (no hay personajes intermedios).
2) Una sola acción dramática.
A finales del siglo XVIII y XIX se consolida el modelo vigente hasta hoy del teatro en “forma de herradura”.
Surgen adaptaciones de las nuevas tecnologías.
El teatro moderno tiene una óptica teatral moderna, teniendo en cuenta los avances tecnológicos para realizar
los efectos especiales (como el cine). Esto supone una infraestructura que no poseen los teatros clásicos: en
los teatros modernos no hay palcos; se parecen más a las salas de cine. También hay una óptica televisiva,
aunque no es una representación teatral; es un medio distinto y el medio condiciona la representación. Cada
medio tiene sus peculiaridades: en televisión se puede cortar, pasar los planos,... Es una óptica distinta a la
del teatro, en el que hay que gesticular más.
EL TEATRO ESPAÑOL
Un ejemplo de la ficción del público al teatro está en el sistema de representación: se llamaba “teatro por
horas”; a partir de la tarde había un teatro hasta altas horas ya que había varias sesiones, pero esto está
prácticamente circunscrito a Madrid.
El teatro ínfimo será dignificado por la nueva generación de escritores: los modernistas. Pero no será el teatro
de mayor calidad, aunque en su tiempo era de más calidad que el ínfimo. Aquí el nombre que destaca es el de
Jacinto Benavente, cuyo teatro encuentra un público burgués (es digno).
En el siglo XVIII llega el Neoclasicismo, en el cual se recuperan las normas clásicas y fue muy crítico con el
teatro barroco: lo que condena es la degeneración del teatro del Siglo de Oro, el de los últimos tiempos que es
estrambótico, extravagante, hay excesos, es el “teatro de magia” de poca calidad, por eso el teatro del siglo
XVIII quiere volver al orden, a representar las unidades aristotélicas. Por ejemplo, la obra de Moratín El sí de
las niñas critica ese teatro a través de sus obras.
El siglo XVIII es un siglo pobre en teatro, al igual que el siglo XIX, tanto en autores como en obras. Se
desarrolla el “teatro romántico”, pero genera obras menores. La obra más popular de la época es Don Juan
Tenorio, de Zorrilla.
Así, en los siglos XVIII y XIX el teatro es un paréntesis caracterizado por la pobreza dramática, a diferencia del
siglo XX en el que hay una nueva explosión con la generación de modernistas desde el punto de vista
cualitativo. Algunos autores de la época son: Valle-Inclán, cuyo teatro es importante pero no es representado,
y Lorca, cuyo teatro es de calidad y sí es representado.
LA NOVELA
La novela acompaña constante y fielmente al hombre, desde el comienzo de la Edad Moderna. Es el género
literario más consumido ya que en los últimos siglos, sobre todo a partir del XIX, la novela se ha transformado
en la forma de expresión literaria más importante y compleja de los tiempos modernos. La novela aparece
asociada a los últimos siglos ya que es un género relativamente nuevo; no es que no existiera antes, ya que
se pueden encontrar ejemplos en la literatura clásica y medieval: si hacemos un repaso histórico del género
vemos que en la Edad Media el vocablo “romance” designa primero la lengua vulgar, y más tarde ciertas
composiciones de carácter narrativo en lengua vulgar. La novela medieval está profundamente arraigada a la
tradición cortés, y presta especial atención a los temas amorosos. Así aparecieron en las literaturas
medievales europeas extensas composiciones novelescas frecuentemente en verso, inspiradas en:
a) Acontecimientos y figuras de la Historia Antigua.
b) Mitología, leyendas célticas.
c) Ideales y aventuras de la caballería andante.
La literatura narrativa medieval no se circunscribe a la novela; entre otros géneros narrativos menores, cobra
especial relieve la novela corta. El término “novella” tiene origen italiano y significa novedad, noticia. Esta
novela corta alcanza gran esplendor en la literatura italiana del siglo XIV con el Decamerón de Boccaccio.
En el período renacentista, adquiere gran importancia la llamada “novela pastoril”. Un ejemplo de este tipo de
novela es Diana, de Jorge Montemayor.
Pero será en el siglo XVII, en pleno dominio del Barroco, cuando la novela experimente una proliferación
extraordinaria. Esta novela se caracteriza por una imaginación exuberante, por la abundancia de situaciones y
aventuras excepcionales e inverosímiles: naufragios, raptos,... Pero al mismo tiempo responde al gusto y
exigencias del público del siglo XVII mediante complicadas narraciones de aventuras sentimentales. Sin duda
alguna, la novela por excelencia es El Quijote, considerada por la crítica actual como el origen de la novela
moderna. Aparece como reacción a los libros de caballería y representa la confrontación entre la realidad y el
deseo, entre la realidad y la apariencia.
Pero la literatura española cuenta con otra importante aparición, como es la “novela picaresca”, cuyo origen se
encuentra en el Lazarillo de Tormes (1.554) y continúa y se asienta con La vida de Guzmán de Aznalfarache
(1.599-1.604) de Mateo Alemán.
La novela picaresca, a través de numerosas traducciones e imitaciones, ejerció un gran influjo en las
literaturas europeas y encaminó el género novelesco; nacía la descripción realista de la sociedad y de las
costumbres contemporáneas. El pícaro, por su origen, naturaleza y comportamiento, es un antihéroe; un
destructor de los mitos heroicos y épicos que anuncia una nueva época, una nueva mentalidad. Es su
conflicto con la sociedad; el pícaro se afirma como individuo que tiene conciencia de dar legitimidad de su
oposición al mundo y se atreve a considerar contra las normas vigentes su vida mezquina y miserable como
digna de ser narrada.
Es significativo comprobar que la novela moderna no se constituye sólo a base de la disolución de la narrativa
puramente imaginaria del Barroco, sino también a base de la descomposición de la estética clásica.
La novela es un género que no se recoge en las poéticas de los siglos XVI y XVII, basadas en Aristóteles y
Horacio. Lo cierto es que hasta el siglo XVIII (en España, siglo XIX) la novela constituye un género
desprestigiado en todos los aspectos.
En el siglo XIX se produce una eclosión de la novela como género en Europa; así, la novela se inserta por
primera vez en el sistema de los géneros literarios; el proceso es lento, y no es igual en Inglaterra, Alemania o
Francia, que en España (donde va con un siglo de retraso).
La novela es tratada teóricamente por los hermanos Shlegel:
- Federico Shlegel elabora una teoría de la novela asegurando que ésta es el nuevo género moderno porque
es la síntesis de todos los demás géneros. Sin embargo, esta inclusión en el sistema genérico no hubiera sido
posible sin la figura de Walter Scott, el cual consigue elevar categóricamente la novela. Su influencia es
patente y reconocida en todos los países.
“La historia, la evolución unida y continua de la novela (de todo lo que se llama novela) no existe; sólo hay
historias de la novela: de la novela china, grecorromana, japonesa, medieval,... La novela a la que llamo
europea se forma en el sur de Europa, al comienzo de la Edad Moderna y representa una entidad histórica en
sí, que más tarde ampliará su espacio Allende, la Europa geográfica, especialmente en las Américas. Por la
riqueza de sus formas, por la intensidad vertiginosamente concentrada de la evolución, por su papel social, la
novela europea no tiene parangón en ninguna otra civilización.”
Durante toda la segunda mitad del siglo XIX aparecen las creaciones de los grandes maestros de la literatura
europea: Flamvert, Tolstoi, Galdós y Clarín (en España, fines del XIX).
Hegel habla de los tres géneros establecidos: épica, lírica y drama. Según él, la épica pertenece a una edad
primitiva y es la expresión de las hazañas de los pueblos; al ocuparse de hechos concretos, representa lo
objetivo. Bajo esta concepción, la épica es para Hegel un género definitivamente perteneciente al pasado
irrepetible, a las edades heroicas. El sustituto de la épica en el mundo actual lo encuentra en la novela, a la
que denomina “la épica de la burguesía”.
Al declinar el siglo XIX y en los primeros años del XX, comienza a gestarse la crisis y metamorfosis de la
novela con relación a los modelos considerados como clásicos del siglo XIX.
Aparecen las novelas de análisis psicológico de Marcel Proust, Joice crea su gran novela de dimensiones
míticas, Kafka da a conocer sus novelas simbólicas y alegóricas: se renuevan los temas, se exploran nuevos
dominios del individuo y de la sociedad, se modifican profundamente las técnicas de narra, de construir la
trama, de presentar los personajes,... Según algunos críticos, la novela actual después de tan profundas y
numerosas metamorfosis y aventuras, sufre una crisis y se aproxima a su declive y agotamiento.
Sea cual fuere el valor de tal profecía, hay un hecho indiscutible: la novela sigue siendo la forma literaria más
importante de nuestro tiempo, por las posibilidades que ofrece al autor y por la difusión e influjo que logra
entre el público.
Discurso narrativo: la particularidad esencial del lenguaje narrativo es la de contar, es decir, transmitir unos
hechos ya sean verídicos o inventados, con la finalidad de que sean creídos y sobre todo aceptados desde
una conciencia receptora.
Ficción: no tiene que ser concebida como lo no real, sino como uno de los medios más valiosos para conocer
la realidad. La ficción equivale a la imagen de la realidad que un tiempo histórico determinado precisa acuñar
para definir los ideales que entonces exige. Por tanto, la ficción no es lo contrario de lo real, sino precisamente
la imagen que de lo real puede construirse.
Una novela no sólo cuenta unos sucesos o presenta a unos personajes a los que les ocurren unas acciones,
sino que transporta al lector a un universo absoluto de referencias mucho más amplio y con unas
posibilidades ilimitadas de indagación, valoración o análisis de la conducta humana y de sus particulares
aptitudes.
Ficcionalidad: el concepto de ficción sería equivalente al de literatura, pero no al de creación literaria. La
ficcionalidad muestra cómo una cierta realidad (la imagen del mundo que posee un autor en un momento
determinado de su existencia) se convierte en texto en virtud de unos mecanismos que ponen en contacto la
ficción extrema del autor y la ficción interna de la obra que está creando, es decir, la ficcionalidad permite
describir el modo en que el autor transforma todos los conocimientos que posee en planos constituyentes de
la materia textual.
Producción narrativa: en el proceso de la construcción de la producción narrativa nos encontramos con tres
planos:
1. Contextual. Actúa como marco de referencia de donde proceden los asuntos e ideas que se incorporan al
planteamiento argumental de cada novela.
2. Creador, en el que se produce la conversión de una supuesta realidad psíquica en otra concreta realidad
cultural.
3. Literario. Es el objetivo artístico, el texto; portador de su particular visión de la realidad.
Otros tres aspectos a tener en cuanta en la novela son:
1. Plano de estilo (narración).
2. Estructura narrativa (relato).
3. Argumento (historia).
Comunicación narrativa:
1. Escritor y autor. Cada novela es fruto de las circunstancias que envuelven al escritor en un momento
determinado de su vida y volcará todo un cúmulo de experiencias y saberes reunidos hasta entonces en la
creación que va a realizar.
El escritor entonces no es el autor, no guarda mayor relación con él, que la de prestarle los conocimientos con
los que va a montar ese universo de referencias que es una novela. Según Roland Barthes, “quien habla (en
el relato) no es quien escribe (en la vida) y quien escribe no es quien existe.” Quien habla en el relato es el
narrador cuya voz y disposición organizativa es la que recibe el lector. Quien escribe en la vida es el autor,
responsable material del proceso de graduación que da la existencia a la novela. Por último, quien existe es el
escritor, la persona que se mantiene al margen de la novela creadora; sigue viviendo su existencia
proyectándola en tantos autores como necesidades comunicativas tenga de referir las imágenes de lo real que
conoce. Así, cada novela tiene detrás de sí a un autor preciso y sólo un conjunto de novelas puede referirse a
la noción de escritor.
2. Autor presente sólo en el proceso de narración. Ésta es la dimensión lógica de la novela, que construye su
objetividad en función del alejamiento consciente que el autor impone con respecto a los materiales con que
va construyendo y ordenando la realidad narrativa. El autor es el que controla todos los actos lingüísticos y las
manifestaciones expresivas de la novela pero no interviene en el desarrollo de la trama argumental ni en el
planteamiento de la organización textual (relato). El autor incorporado al proceso del relato, serían los casos
excepcionales en que el autor no duda en saltarse la frontera de los límites textuales impuestos por la
narración para asomarse en el interior del mundo narrativo. Ello podría alterar la verosimilitud textual, puesto
que la presencia del autor lleva implícita su subjetividad y con ello la mediatización de la lectura. Sin embargo,
muchas veces el autor se hace presente en el nivel del relato precisamente para afirmar la objetividad
narrativa; es posible que éste sea el más antiguo procedimiento de fingir la verosimilitud de ilusionar al
receptor, con que la historia no ha sido inventada por el autor (que sólo cumple la función de intermediario).
3. Autor involucrado en la historia. Sería por ejemplo el caso de las autobiografías, sobre todo las ficticias. La
entrada del autor en la materia argumental puede deberse a tres hechos:
a) El autor quiere mostrar la relatividad de los límites entre ficción y realidad. Si él está dentro de la historia es
porque esa historia es lo real, lo que permite que el lector se incorpore a la disposición narrativa. Ejemplo: El
Quijote; Cervantes como personaje aparece paseando por Toledo en busca del manuscrito que le permite
continuar la historia del Qujiote, además también aparecen los receptores que han leído la primera parte.
b) El autor busca prender su tiempo y las circunstancias de su presente en los límites intemporales de la
novela. Por ejemplo, García Márquez en Cien años de Soledad. Éste no sólo recupera historia de su infancia,
sino que al final de la obra transporta a Anacondo al grupo “barranquilla.”
c) El autor puede incluso involucrarse de forma activa en el desarrollo de las líneas argumentales. Por
ejemplo, Niebla de Unamuno; el personaje que ha creado decide suicidarse, pero antes visita a Miguel de
Unamuno porque ha leído alguno de sus ensayos y siente curiosidad por conversar con él. Ese diálogo es una
de las páginas maestras que demuestra cómo la ficción es más real que la misma realidad, sobre todo porque
los lectores sin ser advertidos de ello de repente son transportados al interior de la novela y se encuentran
convertidos en entes de ficción.
4. Narrador y narratario. Salvo casos excepcionales, el autor queda al margen del relato y la historia a fin de
que el lector se encuentre en total libertad de reconstruir la trama argumental. Es cierto que el autor
desaparece pero de alguna manera sigue presente en el entramado a través de la figura del narrador, en el
que proyecta todas las funciones que él no quiere realizar para que no se perciban sus opiniones. El narrador
no habla sólo al lector; en ocasiones la estructura del relato depende de una perspectiva interior; una persona
a la que se dirige el narrador refiriéndole con precisas intenciones los hechos que conforman la trama
argumental. Esta figura es el narratario y ha sido muy importante en la construcción de numerosos discursos
ficticios que se cierran y abren en sí mismos con esa tensión que generan narrador y narratario. En última
instancia, la dualidad narrador-narratario lo que hace es reproducir en el interior de la novela la oposición
autor-lector, situada en el plano exterior de la obra.
La voz principal de la novela, tradicionalmente, era el narrador. Del vocablo latino gnarus, salió narrar. Y de
ahí narrador, que es el que sabe, el que cuenta. Anteriormente había juglares que contaban cuentos y éstos
eran narradores. El narrador es el que nos indica el tono de la novela. Este tono es dado por el narrador. El
tono es el que hace que el relato cambie. El narrador también puede usar distintas técnicas para presentar la
historia. El narrador tradicional usa técnicas de la narración oral, y establece con el lector la misma relación
que con el contador de cuentos. El narrador clásico, es el que pasa desapercibido y maneja el material como
quiere.
El narrador no es una voz ausente, sino que se puede caracterizar cuando por ejemplo se dirige a los lectores.
Podemos distinguir entre narrador que pertenece a la ficción y narrador que no pertenece a la ficción. El
narrador no debe hablar en tercera persona, sino en primera; donde el narrador y el personaje se identifican.
Sólo existe el narrador en primera persona.
El narrador es una primera persona que a veces narra sobre sí mismo y otras veces habla de otros (de aquí lo
de narrador en tercera persona).
El narrador clásico (siglo XIX), es al que le gusta estar presente; comenta o deduce lo que no le parece
oportuno. El narrador moderno que no comenta, sólo se dedica a narrar. Lo que cambia entre ambos son las
técnicas. La novela moderna quiere que el narrador desaparezca; una manera es involucrándolo en la ficción;
otra manera, es que los personajes hablen directamente (de esta manera no hace falta narrador).
También se pueden utilizar distintos niveles de narración, es decir, utilizar distintos materiales narrativos. Son
fórmulas que también evitan la intervención del narrador.
LA POESÍA
La poesía es lo que no es ficción narrativa, ni ficción dramática. Son los renacentistas del siglo XVI los que
tienen que clasificar obras que no entran en la narrativa ni en la dramática, es una necesidad de encasillar. Se
trata de la poesía como género literario, como concepto.
Actualmente las teorías de los géneros literarios tienen un sentido casi filosófico, a través de las nociones de:
- Intimidad y alteridad. Cuando hay necesidad de que intervenga el otro, la alteridad es la narrativa, pero la
lírica se queda en la intimidad.
- Hegel: “estética”. Lo que constituye el contenido de la poesía lírica no es el desarrollo de una acción objetiva,
sino el sujeto individual; y por consiguiente, las situaciones y los objetos particulares, así como la manera en
que el alma con sus juicios subjetivos, sus alegrías, sus admiraciones, sus dolores y sus sensaciones, cobra
conciencia de sí misma en el seno de este contenido.
Esta distinción de Hegel está destinada a diferenciar la lírica de la narrativa; no representa el mundo exterior
de una forma objetiva, ni tampoco plantea la relación del hombre con el mundo. No nace la poesía con el
deseo de crear sujetos independientes del yo; tampoco va el deseo de contar una acción en el que se oponga
el conflicto con lo que le rodea; no describe el mundo exterior. La poesía siente la necesidad, o expresión
lírica, de revelar y de profundizar en el propio yo. Al poeta le es imposible desprenderse de sí mismo,
despojarse de su yo, a diferencia del dramaturgo o novelista (que pueden dejar su yo aparte y crear incluso
otros yo). El mundo exterior en la poesía lírica aparece de otra forma, o simplemente no cumple la misma
función que en la narrativa.
Si la lírica no es narrativa, la relación con el exterior no es la misma. Nace como oposición, es un elemento del
servicio de la propia creación lírica; el sentido y la realidad del mundo son absorbidos por el poeta para
transformarlos en revelación íntima.
El lenguaje en sí ya es simbólico, porque utilizamos mesa para asignar una realidad, pero mesa no es una
realidad en sí misma.
¿Quiere esto decir que la poesía no habla del mundo? Sí habla del mundo, pero no de una forma descriptiva,
sino de manera metafórica. Mediante el lenguaje metafórico se pueden dar otras visiones del mundo, distinto
al real. Se puede llegar a lugares no alcanzables. Con palabras poéticas se puede llegar a lugares donde no
alcanza la realidad.
A partir de Hegel utilizamos la poesía en un sentido moderno. La relación con el mundo exterior de la lírica es
diferente, es decir, es obvio que cada género representa el mundo de diferente forma. El mundo exterior sirve
a la lírica como elemento creador o de impulso a la creación, es el de arranque de la creación. El mundo
exterior sirve para otra cosa, no es esencial, sino accidental. No es la esencia de la creación del poema, sino
una circunstancia. La esencia reside en la emoción, en el sentimiento, en la meditación (según Hegel), que
produce una sensación que provoca el mundo exterior.
Son actitudes subjetivas, se trata de actitudes del creador, emociones, sentimientos; pero hay que tener en
cuenta que la poesía lírica se va a considerar la expresión de la meditación o sentimientos en algunos casos
(en los poemas se da esa subjetividad lírica).
Es por tanto un pretexto inevitable que sirve para mostrar esa actitud subjetiva del poeta. La poesía no
necesita concretar; con sugerir es suficiente. La falta de concepción es evidente, ya que el lector pide que
acabe de escribir, que pare de concretar. La poesía no necesita concretizar, el autor quiere que se le explique
la poesía, pero esa explicación desnaturaliza el sentimiento.
Lo interesante de los poemas es lo que no se dice. La meditación implica pensamiento y reflexión. La
literatura es una forma artística, pero con la que además conocemos la realidad. Con ella conocemos el
exterior del mundo. El poeta utiliza la poesía para reflejar su experiencia del mundo. Puede utilizar la poesía
como forma de conocimiento. La influencia de la filosofía en el poeta puede ser importante durante el siglo XX.
Dos filósofos: Bergson y Heidegger, cuyas filosofías se fijan en la temporalidad y en la existencialidad del
hombre. Otra es Zambrano, que habla del tiempo, sueño,... Cada cosa relacionada con la existencia del
hombre. Este pensamiento influye en otros autores.
Cuando esa actitud lírica se convierte en meditación, es un problema para el lector, sobre todo por la
complejidad que surge en el poema.
El poeta utiliza elementos cultos y en otros casos suele utilizar algo más normal: un discurso argumentativo,
explicativo; no discursivo.
La expresión lírica se aleja del discurso argumentativo, descriptivo,... En un poema existen mínimas cláusulas
narrativas e incluso descripción.
En la poesía, la descripción aparece más que la narración; además se usa con fines líricos. La poesía
descriptiva es válida cuando su fin no es describir una serie de cosas, sino cuando se usa como soporte del
mundo simbólico del poema. El simbolismo describe paisajes, sobre todo jardines. Hay poemas que son puras
descripciones, como los primeros de Juan Ramón Jiménez. La lírica no tiene un carácter discursivo. El tiempo
de la poesía, a veces es estático, donde se expresa un sentimiento.
Los poemas no son una historia, pero hay poemas que sí son una historia, lo que da lugar a que en éstos se
desvanezca la lírica.
Los poemas narrativos no son poesía en estado puro. El lector debe cambiar su actitud a la hora de leer
poesía, ya que en ella se describen sentimientos, expresiones,...
Juan Ramón indica que hay poesía donde hay ritmo. La poesía es la emoción convertida en ritmo. La emoción
puede ser emotiva o intelectual. Lo difícil de explicar es por qué una estructura rítmica, dotada de ritmo,
produce modificaciones en el significado que se pretende expresar. Lo que sí es evidente, es que esa
estructura rítmica somete al pensamiento a una serie de delimitaciones formales.
El verso regular es el que predominó en el siglo XIX. El verso libre obedece también a un ritmo. También tiene
un código, pero éste tiene que ser coherente. Sin embargo, el verso regular tiene que seguir un molde
establecido.
- El verso regular, es la escritura lingüística constituida por la repetición de un mismo diseño fónico (es un
mismo número de sílabas, una pausa después de la rima). Los cuatro elementos de la versificación regular:
1. Ritmo (dónde recae el acento).
2. Ritmo isosilábico.
3. Repetición de sonidos.
4. Interrupción del discurso al final de cada verso, es decir, la pausa. Éste es uno de los elementos más
importantes, ya que es el que nos permite conocer la identidad estrófica de cada poema.
- El verso libre, está ligado a una concepción nueva de literatura. Es la expresión de un pensamiento poético
ajeno a toda norma. A través del verso libre se materializa el pensamiento poético interior; que el poema no
tenga ninguna señal o marca que no pertenezca a la voz interior del poeta. El verso libre aporta una
concepción poética que pretende ser original, de tal forma que sólo responda al impulso creador del poeta. El
verso libre no carece de artificios; el poema crea su propio sistema rítmico según el pensamiento poético del
autor. Cada poema necesita una propia organización rítmica; el ritmo reproduce las reacciones del poeta ante
los diversos estados anímicos, intelectuales,...
A través del verso se concibe el pensamiento del poeta; paraliza las emociones del poeta. Esta paralización la
produce la pausa. La pausa que marca el verso libre, es la marca de la que depende una serie de
sensaciones que el poeta quiere enfatizar.
Características del verso libre:
1. En el primer verso se plasma la idea, el pensamiento al que ha llegado el poeta. En el primer verso se
expresa un concepto que necesita un desarrollo.
2. La combinación de versos largos y cortos representa el ideograma de los efectos emocionales.
3. Cada poema inventa su propia estrofa.
4. El verso libre permite una mayor corriente del pensamiento poético.
5. El ritmo poético está regulado por las recurrencias, encabalgamientos, aliteraciones,... en las que se apoya
el ritmo poético, es decir, es un ritmo interno no precisado.
Medida del verso. Tiene que ver con el ritmo poético. En cada lengua hay un módulo básico de sílabas que
está delimitado por la respiración, por los acentos,... En castellano, ese período natural es el octosílabo
(romance). También es el que marca el verso mayor y el verso menor. La sintaxis se ajusta al ritmo del verso
y el ritmo del verso es el que también produce distintos efectos que podemos relacionar con el contenido.
Endecasílabo real (6º y 10º), endecasílabo sáfico, endecasílabo de grita gallega. El verso octosílabo es el
natural; los demás son antinaturales. Supone la necesidad de jugar con distintos esquemas rítmicos
relacionados con la emoción que quieren transmitir.
Estrofa: unidad mínima de agrupación de versos dotada de sentido propio. Podemos hablar de estrofa a partir
de más de un verso. Hay algunos poemas de Machado que sólo tienen un verso; esto no se puede considerar
una estrofa. Ejemplo: “Hoy es siempre todavía”. La estrofa de dos versos recibe el nombre de dístico.
La estrofa no es el poema (agrupación de distintas estrofas). Las estrofas más utilizadas:
- Dístico: suele ser un villancico. No es muy utilizada.
- Estrofa de cuatro versos.
- Copla, seguidilla, zéjel: parten de un dístico, y después se desarrolla; y el último verso se enlaza con el
estribillo.
- Villancico. También se le puede llamar cantares,... La denominación de estas estrofas depende del número
de versos. La estrofa de cinco versos es la quintilla. La de seis es la sextilla.
Un soneto no es una estrofa, sino un tipo de poema, que está compuesto por cuatro estrofas (dos cuartetos y
dos tercetos).
En la tradición culta a partir del siglo XVI se constituye que la forma poética y estrófica por antonomasia es el
soneto, es decir, es la más cultivada (y sigue cultivándose). Además, en el siglo XVI encontramos diferentes
formas poéticas/géneros que tienen que ver con el tipo de estrofa, como por ejemplo la epístola (siglo XVI-
XVII) va a ser un género con un contenido semántico pero que formalmente se caracteriza por la estrofa que
utiliza. Se considera como ritmo adecuado en terceto encadenado.
La lira también sirve para la construcción de poemas, cuyo número varía para el asunto del que trate el
poema.
La octava, junto a la lira, es una estrofa al servicio de la elaboración de un poema. Son ocho versos
endecasílabos, lo que da una entidad tanto discursiva como de peso, de modo que se utiliza para tratar
asuntos graves o que guardan cierta ética.
Las estrofas en el Siglo de Oro llegan a la regularidad estrófica. Encontramos el extremo de lo que es un
poema limitado por condiciones formales.
Un ejemplo extremo de versificación regular es la sextina: forma poética/combinación de estrofas que tiene
que ver con la estética que se empieza a cultivar en el Renacimiento, llegando hasta el Barroco, pasando por
el Manierismo. Aquí, el poeta se somete a un ejercicio en el que tiene que demostrar el ingenio con unos
moldes. Es un poema de seis estrofas más la conclusión final, que puede variar (dos o tres versos). A su vez,
cada estrofa tiene seis versos.
En el Siglo de Oro hay un género de composición poética que también se utiliza durante todo el siglo XVI y
XVII, que responde a esa estética barroca pero desde otra dimensión. Es la silva, tipo de composición que
trata de muchas cosas, no de forma regular sino de forma natural. Son composiciones cuyo número de versos
y combinación de estrofas está al libre albedrío del poeta. También está relacionada la libertad formal con el
asunto pero no de reflejar un estado del alma, sino que puede cambiar de distintos temas sin la necesidad de
un esquema verso-estrofa-poema. El resultado final es la composición, la obra final, de todas las
características que hemos venido señalando hasta ahora, que aisladamente, no son nada. La conjugación, la
fusión de todos esos elementos es lo que constituye el poema. Esas sensaciones que se transmiten a través
del poema y que recibe el lector, surgen no sólo del fondo, sino de toda la serie de factores que actúan al
mismo tiempo.
Esta escala de: verso-estrofa-poema, es analizado separadamente (aislados), pero deben ser la culminación
en una idea.
Hay una escala más, aparte de verso-estrofa-poema; va del poema al poemario. Aquí el poema actúa como
subconjunto que logra su significado pleno en la contemplación del poemario. Aisladamente tiene significado,
pero relacionado dentro del poemario alcanza un significado pleno y distinto.
EL HIBRIDISMO GENÉRICO
El hibridismo genérico tiene que ver con la evolución de los géneros literarios. Tiene que ver con la Historia de
la Literatura, en el sentido de que ésta es la historia de los géneros literarios. La aparición, desaparición o
mezcla de géneros literarios es lo que suele marcar distintos períodos literarios.
Hay distintos tipos de hibridismo porque obedecen a causas distintas; por ejemplo, La Celestina (fines del
siglo XV). En este caso excepcional, la naturaleza híbrida viene determinada por un momento que podemos
denominar de transición (fin de la Edad Media, principio del Renacimiento) en el que la literatura griega y
latina han perdido su vigencia y en el que están a punto de consolidarse nuevos proyectos que provocan el
Renacimiento. Es un momento histórico en el que el sistema clásico fluctúa y el escritor utiliza aquellos cauces
que perviven. Fernando de Rojas, por ejemplo, utiliza la comedia latina, que sólo pervive en el ámbito culto
para poder dar cabida a una expresión literaria que años después encontrará su cauce natural, como la prosa
narrativa de Lope de Vega.
Esto es cuando no hay un sistema genérico en el que fijarse. Esto es lo que ha llevado a la crítica a discutir
sobre su naturaleza. Puede hablarse de hibridismo genérico como fruto de un nuevo movimiento literario,
como el Barroco. El hibridismo barroco no es una fusión de géneros, sino que queda todo dentro del propio
género. El teatro de Lope de Vega combina lo que desde el punto de vista clásico debía de estar separado
(tragedia-comedia); no es que cree un nuevo género, sino que dentro del género dramático fusiona ambos.
Desde el punto de vista del contenido se puede concebir una obra tragi-cómica. Hay otro tipo de obras que se
dan en el Barroco que se aproximan a esto, en las que se fusionan distintos géneros literarios. También
responde al espíritu barroco la totalidad, el querer abarcar todos los géneros literarios. Podemos encontrarnos
sainetes, prosa, poemas, narrativa y lírica. Hay agrupamiento, pero no hay fusión. En el caso del teatro se da
el hibridismo, pero dentro del marco de la obra.
Es un hibridismo literario que se nutre no sólo de los géneros tradicionales, sino también de otras
manifestaciones artísticas contemporáneas. Una de las características que define al arte moderno es el
carácter fragmentario: en la pintura por ejemplo, el collage pretende agrupar fragmentos de materiales
distintos. Con esta tendencia al fragmentarismo, la literatura ensaya obras en las que el resultado de la obra
sea la fusión de materiales distintos (lírico, narrativo y dramático). Así, a partir del siglo XIX nos encontramos
con una novela que se aparta del género tradicional para cultivarse una novela que posteriormente se
denominará novela lírica, una novela que se escribe contra las propias leyes de la misma (Unamuno, Pérez de
Ayala, Benjamín Jarnés, Gabriel Miró,...) son novelas en las que la acción se reduce al mínimo y en muchos
casos ni existe. Simplemente, aparece una voz narrativa que nos habla de sentimientos, estados,
pensamientos filosóficos,... Es una novela que se aproxima al ensayo y al tratado filosófico. Un ejemplo es la
novela Rayuela, de Julio Cortázar. Se presenta como el fin de la novela tradicional, poniendo en evidencia
cuestiones y problemas que ya se habían puesto de manifiesto antes, pero con una naturaleza híbrida; es un
tratado donde se tratan distintas cuestiones.
En definitiva, el hibridismo de la literatura moderna lo que quiere es borrar las señas de identidad clásica. Otro
ejemplo de este tipo de novela es Negra espalda del tiempo, de Javier Marís, la cual hace referencia a otra
novela suya, Todas las almas. Es una novela en la que el narrador plantea una ficción basada en una
experiencia personal del autor. Sin embargo, ésta es una novela que vuelve la voz narrativa en primera
persona, que nos habla de cuando escribe la primera novela, los personajes que conoció,... En definitiva, lo
que hace es presentarse como una novela o libro autobiográfico en el que se mezcla el ensayo, la crítica
literaria y la narración.
Hay una corriente en la poesía barroca, metafísica y transcendental. Poesía preocupada por el ser, por el más
allá, por la inmortalidad, o más bien en la mortalidad. Hecho accidental de la existencia del hombre, y
constante en el hombre. Quizás la más importante, directamente relacionada con el tiempo. Contra esa
evidencia surge la poesía. Expresa el deseo de permanencia (romance Árboles-hombres). Lo que cambia es
la relación que establece para expresar ese anhelo de eternidad. “Amor constante más allá de la muerte.”
En Juan Ramón Jiménez vemos mucho este deseo, sobre todo en su primera época. Ese más allá lo proyecta
en una naturaleza concreta, no piensa en una realidad más allá. La naturaleza material (“árboles”), y no una
realidad cósmica romántica, como sería con Bécquer.