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Agua en La Atmosfera

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INDICE

Pág.

CAPITULO I ........................................................................................................................................ 2
1.1. INTRODUCCIÓN ...................................................................................................................... 2
1.2. OBJETIVOS .............................................................................................................................. 2
CAPITULO II ....................................................................................................................................... 3
2.1. Marco Teórico......................................................................................................................... 3
CAPITULO III .................................................................................................................................... 12
3.1. CONCLUSIONES..................................................................................................................... 12
CAPITULO IV .................................................................................................................................... 13
4.1. BIBLIOGRAFIA ....................................................................................................................... 13
1. CAPITULO I

1.1. INTRODUCCIÓN
Como se sabe el agua es una recurso primordial para la vida de los seres vivos, y es el
resultado de un proceso hidrológico. Proceso en el cual mucho tiene que ver el clima,
formación de nubes, producción de lluvias, la variación de los niveles de los ríos y de como
el hombre es participe y testigo del desarrollo de la naturaleza.

Aunque la cantidad de agua contenida en la atmósfera constituye una mínima parte de la


existente en nuestro planeta, su importancia es vital: participa en procesos de regulación de
temperatura, en el ciclo del agua, en fenómenos climáticos e, incluso, en desastres
naturales.

El vapor de agua que se encuentra en la atmósfera proviene, principalmente, de la


evaporación de los mares. Este proceso es facilitado por las olas que se abaten contra las
rocas y acantilados de las costas, pulverizándose el agua y elevándose en el aire minúsculas
gotas que, al evaporarse, dejan en libertad microscópicos núcleos de sal, los cuales flotan
constantemente en la atmósfera y contribuyen a la formación de las precipitaciones.

1.2. OBJETIVOS
General.-

Adquirir conocimientos relacionados en la hidrología

Específicos.-

 Identificar los elementos del sistema hidrológico.


 Difundir la importancia del agua en la atmosfera.
2. CAPITULO II

2.1. Marco Teórico


 Agua en la atmosfera.-
El agua contenida en la atmósfera de nuestro planeta (en forma de vapor, nubes y
pequeños cristales de hielo) representa alrededor de 0.0009 por ciento de toda el agua del
planeta. ¿Por qué ocuparnos de estudiarla entonces?

Empecemos señalando que esa proporción tan pequeña de agua está en el centro de los
procesos que determinan el clima, el ciclo hidrológico, la química atmosférica y el desarrollo
de la vida.

La forma principal del agua atmosférica es el vapor de agua; cuando nos referimos a la
cantidad de este contenido en el aire lo llamamos “humedad”. Aunque no sea tan visible
como las formas líquidas o sólidas (nubes, neblinas, lluvia, nieve, granizo), el vapor de agua
está siempre presente en la atmósfera, incluso en los desiertos.

Entender cómo se comporta el agua en la atmósfera, de qué depende su cantidad, cuándo


y en dónde va a precipitarse, si lo hará en forma de lluvia, nieve o helada, si habrá poca o si
habrá demasiada, han sido necesidades e interrogantes del hombre desde tiempos
primitivos …y lo siguen siendo. A lo largo del tiempo, algo hemos avanzado en su estudio,
aunque también en introducir más complicaciones, como la contaminación del aire y los
cambios del uso de suelos y de las superficies de captación del agua, por sólo mencionar
algunas.

Para analizar el papel que juega la presencia de agua en la atmósfera y cómo lo juega− es
conveniente considerar brevemente el flujo de la energía en el sistema. Tierra, así como
darle un repaso a las características de la atmósfera y del ciclo hidrológico global.

El Sol es la principal fuente de energía de nuestro planeta. La Tierra absorbe energía solar y
emite energía propia; si absorbe más energía de la que irradia, se calienta, y si es al
contrario se enfría.

El Sol emite radiación electromagnética que va desde las longitudes de onda muy cortas,
como los rayos X, la luz ultravioleta y la radiación visible, hasta la infrarroja y longitudes de
onda más largas, como las ondas de radio. La cantidad de radiación solar que llega a la
superficie exterior de nuestro planeta está básicamente determinada por nuestra distancia al
Sol y es relativamente constante.

EL AGUA EN LA ATMÓSFERA SE ENCUENTRA EN TRES FORMAS:


 Cristales de hielo o nieve (Fase sólida)
estructura ordenada o desordenada
 Vapor de agua (Fase gaseosa)
Invisible debido a su tamaño muy pequeño

 Gotas de nube o lluvia (Fase liquida)


diferentes tamaños 0.001 mm - 1 cm

 El papel en la atmosfera
La capacidad que tienen las diferentes superficies para reflejar una determinada fracción de
la energía solar que reciben se conoce como albedo. Del total de radiación solar que llega a
la Tierra anualmente, una tercera parte es reflejada inmediatamente al espacio por la
superficie del planeta, las nubes, la nieve y los hielos, por lo que se puede decir que la
Tierra tiene un albedo promedio de 30 por ciento (o 0.3). Las regiones polares son las áreas
con más reflexión en la superficie terrestre.

En la atmósfera, que es la capa de gases que recubre la superficie de nuestro planeta, las
moléculas de ozono (forma de oxí-geno formada por tres átomos), de vapor de agua, una
parte de las nubes y en menor medida algunos otros gases y partículas tienen la propiedad
de absorber una fracción de la radiación solar que incide (19 por ciento), evitando que
llegue a la superficie terrestre. Esta absorción se da principalmente en longitudes de onda
corta (ultravioleta) o muy larga. Sin embargo, hay otras longitudes de onda, como las
correspondientes a la luz visible y parte de la infrarroja, a las que la atmósfera es
prácticamente transparente, por lo que constituyen la mayor parte del restante 51 por ciento
de radiación solar que finalmente llega a continentes y océanos. La energía solar no llega
uniformemente a toda la superficie del planeta, y es mayor la energía recibida en las
regiones tropicales y subtropicales.

La superficie terrestre, luego de absorber esta entrada de energía, la reemite a su vez en


forma de radiación de onda larga o infrarroja. Gracias a la capacidad de absorción,
principalmente del vapor de agua pero también de otros gases, se da el llamado efecto
invernadero, en el cual gran parte de esa energía saliente es capturada por la atmósfera y
regresada a la
superficie terrestre, proceso que modula la pérdida de calor y resulta en una temperatura
global promedio en el planeta de alrededor de 15 grados centígrados.
Esta temperatura hace posible, entre otras cosas, que el agua se encuentre presente en
sus tres fases, lo que permite el almacenamiento, transporte y redistribución de la energía y
da lugar al sistema climático característico de este planeta. El balance entre energía
entrante y saliente se complementa con radiación terrestre con longitudes de onda que no
son absorbidas por la atmósfera, por lo que escapan al espacio; a esta región del espectro
electromagnético se le llama ventana atmosférica.
En los miles de millones de años que tiene nuestro planeta, han sido muchos los procesos y
las circunstancias que han determinado las características y la composición de su cobertura
gaseosa. Entre ellos están su distancia al Sol y la generación de un campo magnético que
la protege del viento solar; la fuerza de gravedad, que le permitió constituir una atmósfera al
retener a la mayor parte de los elementos y compuestos atmosféricos; la generación
biológica de oxígeno, que permitió la existencia de una capa de ozono que filtra la radiación
ultravioleta; una atmósfera químicamente oxidante, en lugar de reductora, y finalmente la
presencia en pequeñas concentraciones de compuestos que permiten la entrada de la
radiación solar pero atrapan la emitida por la superficie terrestre (gases de efecto
invernadero), permitiéndole conservar una temperatura promedio que favorece los procesos
biológicos.
El agua en la atmósfera cumple un doble papel respecto a la radiación. Como vapor de
agua, es el gas natural de efecto invernadero más importante, tanto por su volumen como
por su amplia capacidad de absorción. Las nubes, por su parte, impiden la entrada de una
fracción importante de radiación solar,
evitando un mayor calentamiento, a la vez que retienen y regresan hacia la superficie la
radiación terrestre. Por ese efecto, en sitios donde la humedad y las nubes son escasas,
como en los desiertos, los días son muy calurosos y las noches muy frías.

F i g u r a 1. Estructura de la atmósfera: altura y temperatura de las diferentes capas.

 El agua en las capas de la atmósfera


La atmósfera de la Tierra está constituida por capas de diferentes características,
clasificadas de acuerdo con su perfil térmico.
Sólo en las tres más cercanas a la superficie terrestre se ha detectado presencia constante
de agua. En la mesosfera (aproximadamente de 50 a 90 kilómetros), la capa más fría de la
atmósfera (alrededor de 85 grados centígrados) y considerada prácticamente seca, se
encuentran nubes formadas por cristales de hielo. A estas nubes se les llama mesosféricas
polares o noctilucentes, y sólo son observables por la noche desde posiciones cercanas a
los polos.
La estratosfera (aproximadamente de 15 a 50 kilómetros), con una temperatura que alcanza
los 20 grados centígrados debido al calentamiento que produce la absorción de radiación
ultravioleta por parte de la llamada capa de ozono, contiene menos de 1 por ciento de agua.
Existe un programa de mediciones que da seguimiento a su concentración, y que ha
detectado variaciones en años recientes.
La troposfera es la parte inferior de la atmósfera (de 0 hasta aproximadamente 12
kilómetros), en donde se desarrollan el clima y la vida. Contiene tres cuartas partes de la
masa de la atmósfera y alrededor de 99 por ciento del agua atmosférica; su profundidad
varía con la latitud y la estación del año. La energía solar no calienta sensiblemente a esta
capa, por lo que su calentamiento se debe a la radiación que viene de la superficie terrestre.
Su temperatura, por tanto, disminuye con la altura (aproximadamente 6.5 grados
centígrados cada kilómetro), lo cual da origen a una estructura térmica que provoca
movimientos verticales (convectivos) de corrientes de aire que favorecen la mezcla
atmosférica, transportan el agua y pueden extenderse hasta el inicio de la estratosfera.

 Composición atmosférica

La concentración del vapor de agua en la atmósfera es muy variable espacial y


temporalmente, pero su proporción promedio en un volumen mezclado de aire es del orden
de 1 por ciento, por lo que puede considerarse el tercer gas más abundante en la
atmósfera. El aire “seco” está compuesto de nitrógeno (78.08 por ciento), oxígeno (20.88
por ciento) y argón (0.93 por ciento). Alrededor de 0.1 por ciento de la proporción del
volumen mezclado total corresponde a los otros gases de efecto invernadero (dióxido de
carbono, metano, óxido nitroso y ozono). La atmósfera también contiene aerosoles
(pequeñas partículas sólidas y líquidas en aire) que interactúan con la radiación solar y
terrestre, de acuerdo con su ubicación espacial, composición química y concentración.
Además, el agua está presente en fase líquida y sólida. La mitad del agua atmosférica se
concentra en los dos primeros kilómetros. En adelante, al analizar el agua en la atmósfera el
término se referirá únicamente a la que está presente en la troposfera.

 El ciclo del agua

Prácticamente todos los elementos y compuestos químicos se reciclan en nuestro planeta


mediante una serie de procesos físicos, químicos y biológicos. Se llama ciclos biogeoquí-
micos al paso de ciertos elementos o compuestos (como el agua) por los cuatro grandes
compartimentos o reservorios del sistema Tierra (atmósfera, hidrosfera, litosfera y biosfera).
Nuestro clima, en última instancia, es resultado de un equilibrio constantemente reajustado
entre el agua, la atmósfera, la energía solar y la terrestre. El ciclo del agua es central en
este equilibrio y representa el movimiento más grande de una sustancia química en la
superficie de la Tierra. Sus mecanismos básicos son bien conocidos, sobre todo los que se
llevan a cabo en océanos y continentes; sin embargo, hay aún muchos detalles que son
todavía motivo de mucha investigación en la fase de vapor de agua y nubes. Los principales
procesos involucrados en el movimiento del agua entre los distintos depósitos son
evaporación, condensación, transporte, precipitación, escorrentía (escurrimiento de agua
por la superficie del terreno), infiltración y transpiración.
La mitad de la energía solar recibida anualmente en la superficie terrestre se utiliza para
evaporar agua de los continentes y océanos.
La evaporación ocurre cuando las moléculas en un líquido adquieren suficiente energía
cinética (de movimiento) para escapar de la fase líquida y pasar a la fase gaseosa,
superando la tensión superficial y la cohesión en la superficie del agua líquida. La ruptura de
los enlaces de hidrógeno que mantienen unidas a las moléculas de agua en fase líquida
requiere energía, por lo que el proceso se realiza más
rápidamente mientras mayor sea la temperatura. A bajas temperaturas la evaporación es
más lenta. Básicamente es el mismo proceso para la transpiración, sólo que ésta ocurre en
la superficie del suelo y en organismos.
Cuando el vapor que entra en la atmósfera alcanza el punto de saturación del aire (es decir,
cuando éste contiene todo el vapor de agua que le es posible contener a esa temperatura),
las moléculas excedentes se condensan formando gotas o cristales de hielo. La
evaporación y la condensación son procesos continuos que generan y redistribuyen calor,
transportándolo y transformándose todo el tiempo entre vapor, líquido y cristales de hielo,
dependiendo de la temperatura y presión del aire.
Mientras mayor sea la temperatura del aire, podrá contener más vapor de agua. De ahí que
el concepto de humedad relativa sirva para indicar, en porcentaje, la cantidad de vapor de
agua que contiene una porción de aire, en relación con la que puede contener dada su
temperatura. Una humedad relativa de 100 por ciento indica que esa porción de aire no
puede contener más vapor. Si la temperatura del aire baja, disminuye la cantidad de vapor
que puede contener y todo el exceso se condensará.
Si la temperatura del aire saturado aumenta, aumentará su capacidad de contener vapor de
agua y disminuirá la humedad relativa

Estos conceptos son útiles para entender por qué los movimientos verticales (convección) y
horizontales (advección) del aire ocasionan procesos de evaporación o condensación,
según sea el cambio de temperatura no sólo de la superficie hacia la atmósfera, sino en la
atmósfera misma.
En el mar la evaporación es mayor que la precipitación, mientras que en los continentes
llueve más de lo que se evapora.
Esto quiere decir que hay una transferencia neta de agua del mar a los continentes, lo cual
se compensa parcialmente con el aporte que ríos, escorrentías y aguas subterráneas
hacen, tarde
o temprano, al mar. En algunas nubes las pequeñas gotas entran en un proceso de colisión
e incrementan su volumen miles de veces, hasta que son demasiado pesadas para seguir
en el aire. La parte atmosférica del ciclo concluye con su precipitación en forma de lluvia,
nieve o granizo.
Puesto que la atmósfera es un reservorio de agua pequeño en comparación con océanos y
continentes, la transferencia a otros reservorios debe ser rápida. Se calcula que el tiempo
de renovación de toda el agua atmosférica es de alrededor de nueve días. Si esto se
compara con los 10 años de vida atmosférica del metano y los más de 50 años del dióxido
de carbono, se entiende que el corto tiempo de residencia del agua no conduzca a un
mezclado más homogéneo, lo que hace aún más desigual su distribución global.
Los tiempos de residencia del agua en océanos, glaciares, aguas subterráneas, ríos, lagos,
rocas, suelos y organismos van de semanas a cientos y miles de años. Este
almacenamiento temporal modula la velocidad del ciclo hidrológico global. La relevancia de
cada proceso varía regionalmente. Por ejemplo, casi 70 por ciento de la evaporación
terrestre tiene lugar en las latitudes tropicales. En selvas tropicales húmedas la mitad del
total de la precipitación anual retorna al aire por transpiración de la vegetación, una cuarta
parte por evaporación de cuerpos de agua y el resto se regresa al mar.
 El vapor de agua en la atmosfera

Muchas actividades en la superficie terrestre, incluyendo el grado de bienestar de las


personas y los ecosistemas, además de muchas actividades productivas, dependen de la
cantidad de humedad en la atmósfera. Por eso los científicos atmosféricos han desarrollado
instrumentos tanto materiales como
teóricos para medir, analizar, describir y predecir la cantidad y distribución del agua en la
atmósfera.
La importancia del agua atmosférica no radica sólo en su volumen, sino principalmente en
su dinámica. Tomemos el ejemplo de la llamada agua precipitable; si todo el vapor de agua
en la atmósfera se condensara al mismo tiempo y cayera, su volumen cubriría la Tierra con
una capa de 25 milímetros de profundidad, en promedio. Dado que el vapor de agua no
está distribuido homogéneamente en la atmósfera, podemos considerar que en el ecuador
la profundidad de la capa sería de unos 50 milímetros, mientras en los polos sería de
alrededor de 2.5 milímetros. Sin embargo, la precipitación anual promedio en el planeta es
de un metro (1 000 milímetros), lo que significa que el agua precipitable debe reciclarse
unas 40 veces (1 000/25 = 40) a lo largo del año.
El agua que se transporta en la atmósfera está muy ligada a la circulación atmosférica y a
los patrones de temperatura. Su distribución no es uniforme a nivel vetical ni horizontal.
Frente a las zonas
húmedas y lluviosas presentes en latitudes ecuatoriales y latitudes medias, tenemos las
zonas de desiertos, con altas temperaturas y humedades relativas menores a 20 por ciento,
ubicadas en latitudes subtropicales.
En el plano temporal, la distribución del vapor de agua presenta variaciones a escalas
desde milisegundos a décadas. Las fluctuaciones más rápidas son debidas a la turbulencia
cerca de la superficie, relacionada con los vientos y la evaporación. Las nubes trasladadas
por vientos son otra
forma de redistribución de vapor. Hay patrones estacionales, así como brisas de mar a tierra
y de tierra a mar que ocurren a lo largo del día en zonas costeras. Hay eventos que, con
una periodicidad mayor (por ejemplo el llamado Oscilación del Sur El Niño, que se presenta
aproximadamente cada 4 a 7 años) en los que el movimiento de masas de agua de alta
temperatura en el Pacífico sur, entre muchos otros efectos, altera el acoplamiento océano-
atmósfera en términos de zonas de evaporación

 Formación y distribución de las nubes

Las nubes se forman al enfriarse el aire con vapor de agua hasta el punto de condensación
(o punto de rocío). Para formar nubes no sólo se requieren gotas de agua, sino que éstas
cuenten con un sustrato o superficie donde condensarse. A las pequeñas partículas en el
aire que cumplen esta función se les llama núcleos de condensación de nubes. Las nubes
que se forman en temperaturas del aire bajo cero grados centígrados forman cristales de
hielo de diferentes formas, que van creciendo también sobre núcleos de condensación. Las
gotas de agua en las nubes tienen diámetros que van desde unos cuantos micrómetros
(milésimas de milímetro) a más de 100 micrómetros (o sea, una décima de milímetro). Aquí
también hay una cierta diferenciación espacial: las nubes continentales están hechas de
muchas gotas pequeñas, mientras las marinas tienen menos gotas, pero más grandes. Un
litro de aire puede tener entre 25 mil y un millón de gotas, más para que caigan como lluvia
las gotas necesitan alcanzar un tamaño de alrededor de un milímetro. Algunas nubes
generan lluvia, otras no. Las nubes bajas o estratos sólo producen llovizna o niebla,
mientras que sólo las nubes tropicales verticales generan granizo. Las nubes altas
difícilmente forman precipitación. De hecho, la mayoría de las nubes no se precipita, sino
que pasa por varios ciclos de evaporación- condensación. Las nubes alcanzan mayor altura
cerca del Ecuador, y se desarrollan a menor altura cerca de los polos. De acuerdo con la
altura a la que se encuentra su base, las nubes se pueden clasificar como altas, medias y
bajas. Constituyen una categoría aparte las gigantescas nubes desarrolladas verticalmente
desde la superficie de los mares cálidos, que llegan a tener 15 kilómetros de altura, millones
de toneladas de agua y se pueden formar en menos de una hora.

 Agua atmosférica y contaminación

El proceso de destilación natural que se logra con la evaporación (el agua se evapora
dejando atrás sales y otros compuestos acompañantes) se enturbia debido a la
contaminación del agua atmosférica. Esta contaminación no sólo afecta los sitios en donde
se emite, sino que tiene la potencialidad de ser transportada, mezclarse con otros
contaminantes y alterar el agua de lluvia en varias “generaciones” de nubes, hasta
finalmente ser precipitada a la superficie. En el interior de una nube, gotas de agua (o
cristales de hielo), gases y partículas (núcleos de condensación de nubes) llevan a cabo de
manera continua numerosas reacciones químicas. La parte soluble de las partículas entra a
las gotas y participa en sus reacciones. La composición de los núcleos de condensación
depende de si su origen es natural (proveniente de desiertos, erupciones volcánicas, el mar,
organismos vivos) o producto de actividades humanas. Las partículas menos solubles,
como polvo y polen, pueden quedarse en el aire sin reaccionar hasta que son arrastradas
por lluvia o transportadas a otros sitios. Algunos gases también logran penetrar a las gotas,
cambiando las características del agua de lluvia. Es el caso de la
lluvia ácida, que impacta negativamente los sitios en que se precipita, contaminando lagos y
otros ecosistemas y dañando construcciones. Los gases que participan en estas reacciones
son producto de la actividad humana, comúnmente ácido sulfúrico y ácido nítrico.
La contaminación tiene también efectos climáticos, ya que el exceso de aerosoles
antropogénicos (producidos por el hombre), que actúan como núcleos de condensación,
está llevando a un aumento en la cantidad de gotas formadas, lo cual resulta en un
incremento del albedo de la nube, pero también en la formación de gotas más pequeñas, lo
que disminuye la posibilidad de lluvia y aumenta el tiempo de vida de la nube.

 Interacción Biológica
Siempre se ha admitido fácilmente la influencia de los factores físicos y químicos del
ambiente sobre los organismos vivos, pero no ha sido fácil lograr que lo contrario sea
también reconocido. Por ello dedicaremos unos renglones a comentar dos aspectos del
papel que juegan los microorganismos y otras partículas biológicas en procesos
relacionados con la formación de nubes, la precipitación y la calidad del agua de lluvia.
El congelamiento del agua en las nubes es un paso crítico en muchas regiones del planeta,
necesario para propiciar la precipitación. Durante años, científicos de la atmósfera y
microbiólogos sospecharon que algunos microorganismos que se encuentran en
abundancia en partes altas de la troposfera participaban como núcleos de condensación de
hielo. Principalmente se consideró a ciertas bacterias que producen una proteína en su
membrana externa, que es un compuesto activo natural que cataliza en forma muy eficiente
el proceso de congelamiento del agua. Muchas de las bacterias son emitidas a la atmósfera
por procesos de aerosolización relacionados con prácticas agrícolas o cambios en el uso
del suelo, pero hace falta mucho trabajo interdisciplinario para entender mejor los
mecanismos involucrados en todo el proceso. Por otra parte, dado que la atmósfera es un
ambiente de transporte para numerosos organismos con un tamaño o flotabilidad
adecuados, es frecuente que algunos de ellos se vean incorporados al transporte vertical de
masas de aire y se incorporen a procesos microfísicos en las nubes. De hecho, la
probabilidad de supervivencia de muchos microorganismos se incrementa en un ambiente
hidratado.

La posibilidad de transporte y distribución de bacterias que causan enfermedades a través


de su incorporación como núcleos de condensación y posterior precipitación ha sido motivo
de diversos estudios. En algunos se ha comprobado la presencia de ciertos tipos de
bacterias patógenas en el agua de lluvia; pero no se tiene una estimación clara sobre la
magnitud y alcance de estos transportes.
Como otro ejemplo de interacción biológica, en este caso positiva, está la emisión, por parte
de comunidades del fitoplancton marino, de un gas (sulfato de dimetilo) que es la principal
fuente biogénica de núcleos de condensación de nubes en la atmósfera marina. La
producción de núcleos de condensación de nubes naturales en zonas marinas de alta
evaporación se ha visto como un posible mecanismo anticalentamiento, pues al incrementar
la cobertura nubosa, y con ello disminuir la entrada de radiación solar, quizá contribuya a
frenar el aumento de temperatura en el planeta.
Sin embargo, hasta ahora el proceso más bien parece funcionar como un ciclo que se
retroalimenta: al generarse más núcleos de condensación de nubes, se forman más nubes;
éstas disminuyen la cantidad de luz, y al disminuirla se afecta la actividad fotosintética del
fitoplancton, por lo que éste disminuye, así como los núcleos de condensación de nubes, y
posteriormente las nubes, reiniciándose todo
el proceso.
 Cambio climático y agua atmosférica

Como hemos visto, el agua en la atmósfera tiene un papel muy activo climáticamente: en la
entrada y salida de energía, la redistribución del calor en la atmósfera y el movimiento del
agua entre regiones distantes. Toda modificación espacial o temporal del contenido de agua
en la atmósfera tiene como consecuencia un cambio en las condiciones de la superficie
terrestre. Sequías e inundaciones, huracanes y tornados tienen relación con la cantidad de
agua en la atmósfera y su comportamiento.
Por ello se sigue con atención cualquier señal que pueda indicar cambios de largo plazo. El
análisis de datos globales de los últimos 30 años muestra un incremento de agua
precipitable en todo el mundo excepto en una porción de Canadá, donde disminuyó. Estos
cambios se asocian a elevación y disminución de temperaturas, respectivamente, durante el
mismo periodo. No es extraño encontrar que aumentos de temperatura resulten en
aumentos de evaporación; sin embargo, no están claras todas las implicaciones que eso
puede tener combinando situaciones como la de una mayor formación de nubes con gotas
más pequeñas que no se precipitan. Los cambios en los patrones de lluvias en diferentes
regiones, evidentemente, tendrían consecuencias para la economía y la vida de muchas
personas. La esperanza de todos los científicos y profesionistas relacionados con el agua
es poder entender todos los procesos del compuesto en la atmósfera e influir en ellos, de
manera que este elemento indispensable para nuestro planeta. Siga siendo aliado y
sustento de la vida y contribuya cada vez más al bienestar de la humanidad.
CAPITULO III

3.1. CONCLUSIONES

 La obtención de corrientes oceánicas y circulación atmosférica, son la interacción de


los intercambios térmicos en la atmosfera, por grandes masas fluidas que se
desplazan unas desde ecuador hacia los polos y otras a la inversa estos
intercambios producen convección.
 Se concluye que los elementos términos en la atmosfera son elementos
participantes en el ciclo hidrológico, lo cual dan como resultado el agua, que de su
conservación y distribución adecuada que depende la vida.
 Una atmosfera contaminada puede dañar la salud de las personas y afectar la vida
biológica; así como también varía el clima, destruye el ozono. Es por eso que se
debe tratar de mejorar el medio ambiente.
. CAPITULO IV

4.1. BIBLIOGRAFIA
1. American Geophysical Union Special Report (1995), Water vapor in the climate
system, Washington, DC, AGU, 20 009, 15.
2. Franc, G. D. y P. J. DeMott, (1998) “Cloud activation characteristics of airborne
Erwinia carotovora cells”, en Journal of Applied Meteorology, vol. 37, núm. 10, pp.
1293-1300.
3. Gay, C. (2003), “La atmósfera”, en Biblioteca Juvenil Ilustrada, México, Santillana.
4. Houghton, J. T., Y. Ding, D.J. Griggs, M. Noguer, P. J. van der Linden y D.
Xiaosu (editores) (2001), Climate change 2001: the scientific basis, contribution of
working group I to the third assessment report of the Intergovernmental Panel on
Climate Change (IPCC), Cambridge, Cambridge University Press, p. 944.

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