Generación de Calor
Generación de Calor
Generación de Calor
1. COMBUSTIÓN Y COMBUSTIBLES
La combustión es una reacción química entre dos sustancias, combustible y comburente, en la que se libera
energía, en forma de calor principalmente.
Los componentes del combustible susceptibles de ser quemados (carbono, hidrógeno y azufre) se oxidan al
combinarse con el oxígeno que aporta el comburente. Generalmente se utiliza el aire como comburente,
que además de oxigeno (21%), aporta a la reacción otros elementos, como el nitrógeno (78%), vapor de
agua, dióxido de carbono y gases nobles en pequeñas proporciones (1% restante).
El proceso de combustión se inicia con la aplicación de una fuente de calor a una mezcla lo suficientemente
rica de combustible y comburente, produciéndose una reacción rápida de oxidación del combustible, que se
manifiesta en forma de llama.
Tabla con las reacciones básicas de oxidación de los componentes del combustible
En la práctica, se trata de conseguir combustiones completas, que se aproximen a ala combustión neutra.
Hay que tener en cuenta que para favorecer la reacción de combustión, debe mezclarse lo mejor posible el
combustible con el comburente, y esto resulta más fácil cuanto mayor es la cantidad de aire que se aporta a
la combustión.
Para determinar el exceso de aire que se aporta a la combustión se utiliza el coeficiente de exceso de aire,
que se define como la relación entre la cantidad de aire introducida y la estrictamente necesaria para llevar
a cabo la combustión.
Dependiendo del tipo de combustible, se recomienda un valor para el coeficiente de exceso de aire:
Como resultado de la combustión se genera, además de energía, una serie de residuos o productos
contaminantes, que se eliminan en forma de humo y cenizas, y que pueden ser:
No toda la energía liberada en la combustión puede ser aprovechada, ya que se producen unas pérdidas
derivadas del mismo proceso. Estas pérdidas son las siguientes:
Calor disipado con los gases que intervienen en la reacción de combustión y que se eliminan a
mayor temperatura que la que tenían cuando se han introducido, junto con los humos resultantes.
Pérdidas de calor por la humedad contenida en el aire y en el combustible utilizado.
Pérdidas por la presencia de combustible no quemado en los humos.
Pérdidas por la presencia de partículas de carbono no quemadas que se eliminan en el humo o en
forma de cenizas.
Todas estas pérdidas no se pueden eliminar totalmente pero se pueden reducir si se mejora la calidad de la
combustión, aportando las cantidades de aire necesarias, realizando una buena mezcla entre comburente y
combustible y cuidando la calidad de este último.
1.3. Combustibles
Los combustibles son sustancias de origen natural o artificial con un alto contenido en carbono e hidrógeno,
a los que acompañan impurezas, entre la que podemos destacar el azufre.
Entre los combustibles naturales podemos encontrar la biomasa, biogases y los combustibles fósiles
(carbón y petróleo) que son los más utilizados.
Los combustibles artificiales son los que se obtienen por procesos de destilación, piro-génesis de
combustibles naturales o como subproductos de algún proceso industrial.
Existen diversos criterios para clasificar los combustibles, entre ellos cabe destacar los siguientes:
Por su estado físico: sólidos, líquidos y gaseosos. Será determinante para establecer la forma en
que se realiza la combustión.
Por su peligrosidad de manejo: se utiliza para clasificar los hidrocarburos (derivados del petróleo).
Clase A: corresponde a gases licuados del petróleo, cuya tensión de vapor es inferior a 1 kg/cm2 a la
temperatura de 0° C (metano, propano, butano,…).
Clase B: hidrocarburos con punto de inflamación inferior a 55° C y que no están incluidos en la clase A
(gasolina, petróleo y disolventes).
Clase C: hidrocarburos con punto de inflamación comprendido entre 55° C y 120° C (gasoil, diesel y fuel oil).
Clase D: hidrocarburos con punto de inflamación superior a 120° C (asfaltos y lubricantes).
Esta clasificación establece las normas técnicas y de seguridad que deben aplicarse para su manejo,
transporte y almacenamiento. A los hidrocarburos de clase A se les aplica el Reglamento de Combustibles
Gaseosos.
Los de clase B y C se someterán al Reglamento de Combustibles Líquidos.
Para todos los combustibles se definen una serie de características que establecen cuál será su
comportamiento durante el proceso de la combustión:
Temperatura de inflamación: temperatura mínima hasta la que hay que calentar el combustible, para
que se inicie la reacción de combustión.
Temperatura de ignición: temperatura necesaria para que la llama originada por la combustión sea
duradera y persistente, mientras quede combustible.
Poder calorífico: calor producido por la combustión completa de la unidad de masa del combustible;
se expresa en Julios/kilogramo.
Poder calorífico superior: calor cedido en la combustión completa de la unidad de peso del
combustible, en oxígeno, enfriando los productos resultantes de la combustión hasta la temperatura
inicial de suministro del oxígeno (15° C).
Poder calorífico inferior: calor que se obtiene de la combustión completa de la unidad de peso del
combustible, en oxígeno, enfriando los productos resultantes de la combustión hasta 100° C y sin
condensar el vapor.
Contenido de humedad: cantidad de agua contenida en el combustible; se expresa en %.
Cantidad de cenizas producidas: residuo sólido resultante de la combustión completa de un
combustible.
Poder comburívoro: cantidad de aire mínima que necesita un combustible para que se verifique la
combustión completa del mismo.
Poder fumígeno: peso de humos producidos en la combustión.
1.3.1. Combustibles sólidos
Los combustibles sólidos pueden ser naturales, como la madera, la biomasa procedente de residuos
agrícolas y el carbón o artificiales, obtenidos como resultado de proceso de piro-generación (aplicación de
calor sin contacto con el aire) aplicados a combustibles sólidos naturales.
Dentro de este grupo están los aglomerados o briquetas, el coque de petróleo y carbón o el carbón vegetal.
El carbón es el combustible sólido más utilizado, aunque en la actualidad está siendo desplazado por los
combustibles líquidos y gaseosos, que resultan menos contaminantes y que generan menor cantidad de
residuos en su combustión. Actualmente, gracias a las técnicas de gasificación e hidrogenación, el carbón
se utiliza como materia prima para la obtención de combustibles líquidos y gaseosos.
La madera o la biomasa en general, gracias a nuevas técnicas de combustión, resulta muy económica y se
obtiene un buen rendimiento con su uso. Por lo general, se utilizan para este fin maderas y leñas
procedentes de subproductos industriales o residuos agrícolas.
Los combustibles líquidos más utilizados, dejando aparte algunos tipos de alcoholes, son hidrocarburos
derivados del petróleo:
Petróleo crudo.
Fuel oil para calderas (grado 1 al 6).
Gasóleos (A, B, y C).
Destilados ligeros (gasolinas, queroseno,…).
Residuos líquidos (disolventes, aceites usados de motores,…).
Los más utilizados como combustibles para calderas son el gasóleo C y el fuel, aunque el uso de fuel está
limitado por la normativa vigente según su calidad (sólo puede utilizarse fuel oil nº 1 y fuel oil nº 2) y la
potencia de la caldera.
Una característica importante de los combustibles líquidos para calderas es la viscosidad, ya que será
determinante a la hora de transportar el combustible a través de tuberías y su posterior pulverización y
atomización en el quemador para mejorar la combustión.
La viscosidad es una propiedad física que disminuye con la temperatura, por ello, el calentamiento previo
del combustible permite el uso como combustibles de aceites de alta viscosidad. Los combustibles de la
Clase C se clasifican en cuatro grupos, en función de su viscosidad y la temperatura de calentamiento
necesaria para su uso:
Los combustibles gaseosos se pueden clasificar según su origen en combustibles naturales y combustibles
artificiales.
Los gases combustibles naturales son:
Gases licuados del petróleo (GLP): están constituidos básicamente por propano y butano. Se almacenan y
transportan en forma líquida.
Gas natural: tiene como origen el petróleo, y está constituido por una mezcla de hidrocarburos en la que
predomina el metano.
Gas Grisú: se encuentra en las minas de hulla, formando bolsas, y está constituido básicamente por
metano, por lo que puede considerarse como gas natural.
Los gases combustibles manufacturados por gasificación del carbón por distintos procedimientos (pirolisis) o
como subproducto de algún proceso industrial. Como ejemplo de este tipo de gases podemos nombrar los
siguientes:
Gas de alumbrado.
Gas de coquería.
Gas de generador.
Gas azul.
Gas ciudad.
Gas de acerería.
Gas de alto horno.
Como combustibles gaseosos nuevos, cabría destacar la incipiente utilización del biogás, obtenido a partir
de la fermentación anaeróbica de residuos o del hidrógeno obtenido a partir de la hidrólisis.
Dada la diversidad de origen y composición de los diferentes combustibles gaseosos, la clasificación
principal de los mismos, se establece de acuerdo con un parámetro, llamado índice de Wobbe, que se
define como el cociente entre el poder calorífico superior en kcal/Nm3 y la raíz cuadrada de la densidad
relativa del gas combustible.
Según este criterio, los gases combustibles se clasifican en tres familias:
Primera familia: bajo índice de Wobbe (gas manufacturado y aire metanado).
Segunda familia: índice de Wobbe intermedio (gas natural y aire propanado).
Tercera familia: altos índices de Wobbe (butano y propano).
1.4. Poder calorífico.