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Naranjo, Claudio. El Buen Amor y Del Otro

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Del buen amor y del otro

Conferencia del Dr. CLAUDIO NARANJO en la apertura de las JORNADAS DEL AMOR EN
LA TERAPIA
Barcelona, España.
Realizó estudios de Medicina, Música y Filosofía en Chile. Fue
profesor de psicología del arte y psiquiatría social. Ejerció como
director del Centro de Estudios de Antropología Médica. En Estados
Unidos, el Dr. Naranjo fue uno de los integrantes del Instituto Esalen,
llegando a ser uno de los sucesores de Fritz Perls. (creador de la
terapia Gestalt). Se le considera uno de los pioneros de la Psicología
Transpersonal y un integrador de la psicoterapia y la espiritualidad.
Fundador del Instituto SAT, una escuela psico-espiritual dedicada
principalmente a la formación integral de psicoterapeutas en Europa
y América. El programa SAT, aplicado a la educación facilita el factor
amoroso en la educación del corazón priorizando el amor por encima
de la práctica, la información y los contenidos.

Se puede decir Comenzaré, como Suzy ,celebrando la iniciativa de los organizadores en


que todos los hacer un evento sobre este tema del amor y la terapia, porque me parece
males que se que merece ser subrayado. La terapia tiene que ver con muchas cosas,
tratan en la terapia de modo que se puede hablar de la terapia y esto o la terapia y aquello: la
comienzan con un terapia y la comprensión de sí mismo, la terapia y el dolor, la terapia y la
problema transferencia, en fin. Pero la relación del asunto amor y el asunto terapia
amoroso; es más intrínseca. Se puede decir que todos los males que se tratan en la
comienzan todos terapia comienzan con un problema amoroso; comienzan todos los
los problemas problemas emocionales por una carencia amorosa en la vida de la
emocionales por persona. La naturaleza de las neurosis, o como quiera que se llamen--
una carencia ahora que está desapareciendo esta palabra, tan útil-- todas las
amorosa en la vida perturbaciones emocionales, digamos, consisten en perturbaciones del
de la persona. amor, problemas del amor. Y la terapia tiene mucho que ver con el amor
en su proceso. No es que baste el amor-- creo que no basta-- para que
. haya buena terapia; pero hasta los psicoanalistas están hoy en día
bastante de acuerdo que no es el insight el asunto más importante en la
terapia psicoanalítica (que ha sido una terapia tan esencialmente
.
orientada al insight a través de toda su historia), sino que la relación. Y
cuando se habla de relación se quiere decir en forma científica algo que
. sería poco científico llamar “amor”; bueno, por lo menos benevolencia. Y
el fin de la terapia es el amor, porque, por lo menos pienso yo, que no
. estoy sólo aquí entre los presentes en pensar que la felicidad se consigue
por el amor; si la felicidad es propia de la salud, pasa por la capacidad
. amorosa, pasa por el sanar la propia capacidad amorosa.

. Ahora, entrando en mi tema específico, de “El buen amor y del otro”,


cualquiera que viva en España o sea español se dará cuenta de que hay
. una ahí una implicación, una referencia al Arcipreste de Hita, el “Libro del
Buen Amor”. Pero no comparto su visión de que sólo el amor a Dios sea
bueno. En aquella célebre obra se contrapone el amor a Dios con el amor
. carnal. Y la proposición que vengo a hacer aquí es que ambos son
buenos amores, y que son dos partes del buen amor; que el amor no es
. una sola cosa. Desde un punto de vista podemos decir que son
muchísimas cosas. Así como una vez Mendelssohn comentaba, a
propósito del lenguaje musical, que no es que sea menos exacto que el
son lenguaje verbal, sino que es más específico porque cada frase musical
muchas las que expresaba una alegría, expresaba una alegría algo diferente. Así que
manifestaciones los gestos del amor son innumerables. Podríamos decir que hay gente
de la emoción que que ama a través de su capacidad de aprecio, hay gente que ama a
tienen que ver con través de su tolerancia, hay gente que ama a través de la gratitud; son
el amor, pero me muchas las manifestaciones de la emoción que tienen que ver con el
parece que amor, pero me parece que fundamentalmente hay tres elementos básicos
fundamentalmente en lo que llamamos amor, tres amores fundamentales.
hay tres
elementos básicos Uno es el amor que podríamos llamar el amor freudiano, el Eros-- amor
en lo que íntimamente vinculado con la sexualidad que para Freud fue el amor
llamamos amor, básico.(La amistad para él era un amor erótico privado de su fin, y la
tres amores benevolencia, una transformación del eros.) Pero, resulta más fácil,
fundamentales. menos rebuscado, pensar que hay en la benevolencia un amor diferente
del Eros, que podemos llamar el amor cristiano. Pese a lo que digan los
. freudianos no creo que cuando se habla de “amar al prójimo como a uno
mismo” se trate de amor erótico sublimado. Más natural nos parece
. pensar que la generosidad y la empatía existen por derecho propio, por
así decirlo; y es ésto lo que en el cristianismo se ha designado como
cáritas, o en griego ágape. Intuitivamente sentimos que ni deriva,
. normalmente, la atracción sexual de una actitud compasiva, ni deriva la
compasión de la sexualidad; debemos, por lo tanto hablar de eros y
. ágape, o de amor y cáritas.

. Pero también hay un tercer amor, que me parece tan diferente de estos
dos como ellos entre sí, y que merece ser reconocido como relativamente
. autónomo: el amor que está implicado en la amistad, y que para continuar
acudiendo al griego, podríamos llamar filia. palabra a la que recurre
. Platón para algo muy diferente de lo que hoy en día llamamos amor
platónico”—que es una manifestación sublimada del impulso erótico. Se
. trata de un amor que bien podríamos llamar “Socrático”, pues aunque
Sócrates use la palabra eros en referencia al amor a lo ideal-- a lo
. bello, a lo grande, a lo bueno y demás cosas que valen por sí
mismas--éste amor a los ideales o a las ideas es sólo por analogía
parangonable con la atracción amorosa entre los sexos. El amor a la
justicia y el amor a lo divino, me parece, no sólo difieren del eros
en su objeto, sino en su naturaleza misma y calidad subjetiva: en tanto
que lo erótico es apetitivo, este tercer amor que subyace a relaciones que
Uno es
no son ni eróticas ni de ayuda o protección sino de amistad
el amor que
“desinteresada” es valorativo. Podríamos llamarlo amor-adoración; pero
podríamos llamar
en el ámbito de los sentimientos más comunes su manifestación típica es
el amor freudiano,
el aprecio. Se relacionan, entonces, los tres amores con el deseo, con la
el Eros-- amor
bondad (que culmina en la compasión) y con el aprecio—que se ve
íntimamente
exaltado en la admiración y culmina en la adoración.
vinculado con la
sexualidad que
para Freud fue el Podemos hablar en un amplio sentido del eros como un amor-goce: un
amor básico. amor que goza del otro, que se complace en la belleza del otro, y yendo
más allá de una definición estrictamente ligada a la sexualidad
. udita,
udita que es un alegrarse de la
incluiríamos lo que el budismo llama mudita
alegría ajena, que es muy diferente de la benevolencia compasiva,
. que no quiere el sufrimiento ajeno. (uno tiene más que ver con el
eros y el otro con el ágape).
ágape)
.
Pudiera pensarse que es la bondad la más humana de las
. manifestaciones del amor, pero no sería exacto. Aunque es humana la
generalización mayor o menor de la benevolencia, en sus orígenes el
. amor-bondad está íntimamente unido al amor maternal, siendo una
extensión natural de lo siente la madre por las crías, (y hablo de “crías”
. más bien que de hijos para aludir a algo no es propio solamente del
hombre, sino de todos los mamíferos).
.
¿Es acaso más humano el amor a los ideales que la bondad misma,
. entonces? Decimos de una persona bondadosa a veces que es muy
“humana” porque hemos llegado a hablar de “humanidad” para significar
precisamente el amor benevolente, y en cambio asociamos el amor-
.
adoración con el fanatismo y muchos actos “inhumanos”. Por el momento
me limito a señalar que el amor valorizante no deja de tener antecedentes
o raíces biológicas, pues en sus comienzos este amor a lo grande (que
contrasta con el amor maternal a lo pequeño) es muy propio de lo que se
Más siente de niño hacia el padre.
natural nos parece
pensar que la Si la madre es la que nos da lo que necesitamos, satisfaciendo nuestros
generosidad y la deseos, el padre es aquel al cual ella está mirando, aquel a quien la
empatía existen madre valoriza. La madre, que nos da todo, es fuente original de los
por derecho valores, pero también modelo original respecto a lo que ha de ser
propio, por así valorizado—y así es que ocurre como si la madre implícitamente delegase
decirlo; y es ésto en el padre el orden de los valores, simplemente porque el niño percibe
lo que en el que ella lo ama.
cristianismo se ha
designado como Algo tiene que ver el ágape, entonces, con el amor de madre, y algo tiene
cáritas, o en que ver con el amor a los ideales o filía con el amor de padre. Y digo que
griego ágape. éste tiene una raíz biológica no sólo porque deriva de una situación
arcaica o proto-psicológica en nuestra vida individual, sino porque la
. valoración se relaciona estrechamente con la imitación, que no sólo está
al origen de que seamos animales culturales, sino que es mucho más
. arcaica que la cultura y el lenguaje. Piénsese en cómo los pollitos siguen
al primer objeto que se mueve en su entorno-- que puede ser la gallina
. pero puede también ser ( como investigaciones sobre este fenómeno de
“imprinting” han demostrado) una caja de zapatos. Como Lorenz observó
decenios atrás en sus experimentos con patos, quedan para toda la vida
. ligados al objeto en cuestión, que bien puede ser tan arbitrario como un
reloj despertador.
.
Aunque los humanos somos inmensamente más complejos que los patos
. y las gallinas, de modo que sólo podemos hablar de imprinting en nuestro
caso en un sentido metafórico, también nosotros tenemos una disposición
. innata a “seguir” a un modelo, y en nuestra vida adulta es claro que nos
dejamos guiar por aquellos a quienes admiramos ¿No conocemos todos
. la experiencia de cómo, cuando uno estima a alguien se le pega su
manera de hablar? Y seguramente recordaremos cómo, cuando niños,
admiramos al héroe de una película y luego, salimos del cine caminando
.
con su estilo.

La imitación es una propensión biológica que nos hace humanos, e


imitando los sonidos emitidos por nuestros padres aprendemos a hablar.
el Y no sólo imitamos características individuales de nuestros padres: uno
amor que está imita aquello que es generalmente admirado, y es precisamente a través
implicado en de ello que se transmite la cultura.
la amistad,
y que para
Últimamente ha surgido una nueva ciencia, cuyo nombre aún no he
continuar
acudiendo al escuchado en castellano—supongo que será memética,memética por analogía con
griego, podríamos la genética--en la que se adopta el punto de vista de que la gallina sea el
llamar filia. medio de perpetuación de los huevos, y nosotros, medios de transmisión
palabra a la que de los genes. Este punto de vista, propuesto por Dawkins en la biología,
recurre Platón ha inspirado un pensamiento análogo respecto a los memes, que son
para algo muy entidades culturales, como el lenguaje. Se propone, entonces, que las
diferente de lo que cosas ocurren como si las ideas nos utilizaran a los humanos para
hoy en día perpetuarse, y se transmiten a través de nuestra capacidad reproductora.
llamamos amor Es una idea que esta tomando mucho cuerpo, y ya se han escrito varios
platónico” libros sobre la capacidad imitativa humana que hace posible esta
supervivencia de los pensamientos y es tan inseparable de lo que somos.
. No sólo por que sea humana la imitación, sino porque la imitación
subyace a lo que consideramos nuestra humanidad: bien se sabe que a
las personas criadas entre salvajes o animales no sólo es el lenguaje lo
.
que les falta, o la “cultura” en el sentido frecuente de algo extrínseco a la
. propia naturaleza, sino aspectos intrínsecos a lo que consideramos que es
un ser humano.
.
Pero cierro aquí mi digresión, para completar un pensamiento
. interrumpido: que hay un amor que tiene que ver con la madre, un amor
que tiene que ver con el padre y un amor que tiene que ver con el hijo.
. Pues el amor-deseo es el más característico del hijo en la tríada original.
El amor que se complace en la satisfacción de los deseos propios es uno
que nos acompaña desde que nacimos, y podríamos decir que es el niño
. o niña interior en nosotros quien que persigue la satisfacción de su
necesidad y busca su libertad.
.
Así como un célebre catalán-- Raimundo Paniker-- relaciona las tres
. personas de la Trinidad con las personas de la gramática-- el Yo, el Tu y
el Él, otro tanto podemos decir de los tres amores. El amor deseo es un
amor que se focaliza en el yo. El amor de madre se dirige al Tu. El amor
‘transpersonal’-- amor a lo ideal o amor a lo divino-- dice relación con el Él.
Algo Y claramente el amor-bondad, de carácter materno, que compartimos con
tiene que ver el los mamíferos ( aunque no seamos todos tan buenos y generosos) es
ágape, entonces, más emocional. Y a veces se dice que es demasiado intelectual el amor
con el amor de valorizante. Si uno se une a una mujer porque la considera una persona
madre, y algo excelente, por ejemplo, alguien podrá decirle “yo creo que ese amor que
tiene que ver con le tienes es demasiado intelectual”, sintiendo que le falta corazón. El amor
el amor a los erótico, por otra parte, es más instintivo.
ideales o filía con
el amor de padre. Parece, entonces, que tuvieran que ver con nuestros tres cerebros estos
tres amores. El cerebro instintivo con el Eros; el cerebro emocional o
. cerebro medio (que es el cerebro mamífero) con el ágape, y el cerebro
propiamente humano o neocórtex con el amor valorizante, que mira al
. cielo (a diferencia del amor instintivo que mira la tierra, o el amor materno
que mira a la cría).
.
Ya les he explicado cómo entiendo los ingredientes del buen amor. Pero
. veamos ahora en que consiste el mal amor.

. Tal vez pueda decirse que en último término todo es amor, de modo que
podemos decir que sólo existen el buen amor y sus desviaciones, sus
perversiones. Yo, por lo menos, siento profundamente la verdad de esa
. línea final de la Divina Comedia que nos habla de “el amor que mueve el
sol y las demás estrellas”: tiene sentido concebir al amor como la fuerza
. central no sólo de lo humano, sino de la Creación Universal. Cuando un
periodista le preguntó a Einstein acerca de la incógnita más importante de
. la ciencia, contestó: “acaso el Universo sea bueno”; es decir: acaso haya
o no haya una intención benévola tras la creación. Pero por lo general los
. científicos se han conformado con preguntar menos, y nuestra concepción
actual de la ciencia se caracteriza por la exclusión de la pregunta acerca
del porqué de las cosas-- el aspecto teleológico al que se refería la
pregunta por la “causa final” de los antiguos. Así, el concepto del amor
universal distingue la percepción meramente científica de la percepción
El estética o poética, o metafísica o religiosa-- en fin, aquella que involucra el
amor deseo es un ‘otro lado de la mente’. Pero no es preciso que nos remontemos a la idea
amor que se de un posible amor cósmico para preguntarnos acerca de los males del
focaliza en el yo. amor, que conocemos de primera mano.
El amor de madre
se dirige al Tu. El
amor Hay en primer lugar los obstáculos del amor. Así, es obvio que el amor
‘transpersonal’-- compasivo no es muy compatible con el odio. La rabia le cierra a uno el
amor a lo ideal o corazón. Y el miedo es antagónico respecto al amor erótico. Si alguien ha
amor a lo divino-- sido amenazado o castigado por sus deseos ( y sabemos desde Freud
dice relación con cuán frecuentes son las fantasías de castración resultantes) termina no
el Él. atreviéndose al placer. Tampoco se aviene la valoración del otro con la
envidia, o con la competencia. Pero en general todas las pasiones
. interfieren con todos los amores. Todas las necesidades neuróticas
interfieren con el amor.
.
Hay además falsos amores; hay las falsificaciones del amor. Así, la
. compasión pudiera caracterizarse como una energía muy alta, uno de los
más altos valores (y cuando dice San Juan “Dios es amor” seguramente
se refería al amor compasivo, al amor benévolo), pero la mayor parte de lo
. que se llama bondad en el mundo humano es super-egóico—es decir
resultado de mandatos internalizados de la cultura que dicen “debes ser
. bueno” implican una compasión obligatoria y una amenaza: “debes...y si
no, te vas al infierno”. Y cada uno se condena a sí mismo implícitamente
. por no ser suficientemente bueno, y se manda efectivamente al infierno en
vida. No es muy amorosa esta actitud, y lo que se llama compasión pocas
. veces pasa de ser resultado de la buena educación y del fingimiento.

. Y el amor erótico también se falsifica. Así como existe un amor instintivo


sano y verdadero, que es profundamente satisfactorio, hay un falso amor
erótico que es como una moneda de cambio para conseguir amor, una
.
forma de seducción en la que la sexualidad se pone al servicio de una sed
de protección, inclusión o compañia. No es el instinto sexual el que
. impulsa a la persona en tales casos sino sus necesidades neuróticas, así
como la de rehuir la soledad o la insignificancia—sólo que estas
. necesidades se disfrazan tras la máscara del eros.

¿Y no se falsifica el amor-respeto de forma semejante a como se falsifica


la benevolencia? El mandamiento mosaico “honrarás a tus padres” se
Y el basa de la comprensión de que una persona sana siente un sano aprecio
amor erótico hacia aquellos que fueron los primeros “dioses” en su vida. Durante
también se nuestra primera infancia seguramente nuestros padres, que eran la
falsifica. Así como muestra de lo que es un ser adulto, nos parecían tan gigantescos como de
existe un amor adultos nos parece lo divino o sobrenatural, y aunque lo hemos olvidado
instintivo sano y ¿no es significativo que nuestra vivencia de lo divino a través de la historia
verdadero, se haya formulado principalmente a través de las imágenes de nuestros
que es progenitores? Por más que no pueda desconocerse que algunas veces
profundamente los padres que a uno le tocan sean personas emocionalmente enfermas y
satisfactorio, por ello pésimamente dotados para su función, creo que encierra una gran
hay un falso amor verdad la observación del pitagórico Jámbico (reiterada por Gurdjieff) de
erótico que un buen hombre ama a sus padres.
que es como una
moneda Pese a la verdad que encierra el cuarto mandamiento, sin embargo,
de cambio para ocurre que, tras tantos siglos de autoritarismo, el imperativo de amar a los
conseguir amor, padres nos infantiliza. No es un amor verdadero el que inspira el mandato
social y familiar, sino amor servil; y más generalmente, se le rinde
homenaje a muchas cosas-- tanto ideales como personas-- como parte de
un gesto obediente.

Creo que no necesito demostrar o explicar el hecho comprobable a través


de la experiencia de todos de que, por supuesto, los falsos amores
también constituyen interferencias en el amor verdadero. Entrañan una
malversación de la energía psíquica comparable a lo que ocurre con la
nutrición y la energía biológica en un organismo que alimenta un parásito.
Y el que “ama” sólo a costa de permanecer ciego a su autoengaño
perpetúa su propia mentira y su inconciencia—que son obstáculos de la
vida auténtica y también del amor. Por lo contrario, cuando la persona
empieza a conocerse a través de un proceso terapéutico o espiritual, tarde
o temprano descubre que no ama de verdad, y sólo a partir del
descubrimiento de su falsificación y de su vacío empieza a descubrir el
amor verdadero. Pero tiene que ser muy virtuosa una persona para darse
cuenta de que no ama, pues tanto de nuestro bienestar deriva de
sentirnos amorosos y es tanto lo que se ha invertido en la imagen de
persona buena. Es muy difícil, aún heroico despojarse de esa ilusión para
luego saltar al abismo por el que misteriosamente se llega a la vida
verdadera y sus valores.

Y hay amores eminentemente parasíticos: amores que son carencias


disfrazadas tras la máscara del amor. Esencialmente son maneras de
llenar el propio vacío, maneras de compensar las propias carencias con el
amor ajeno. Y me parece que estos amores parasíticos también son de
tres clases, según el tipo de amor al que se orienta su sed.

Seguramente todos conocemos a personas que sufren y se pierden en


una búsqueda exagerada del amor a través de las relaciones
sentimentales o de la sexualidad, que tan estrechamente ligada está al
sentirse aceptado y valorado. Aún cuando lo que se busca a veces parece
ser más el placer que el amor, creo que ello puede ser una ilusión que
oculta una búsqueda no reconocida de amor a través del sexo.

Otras personas (que han sido más dependientes de sus madres, por lo
general) buscan protección. Porque les faltó cuidado andan por la vida
como huerfanitos o como desvalidos, buscando el cuidado que faltó e
intentando inspirar compasión.

Y hay personas que buscan sobre todo el respeto; personas que no


buscan tanto “amor” en el sentido más común de la palabra, sino el
reconocimiento o la admiración—por lo que dedican gran parte de su vida
y energías a ser importantes Es ésto lo que llamamos el “narcisismo”
comúnmente—la pasión por que a uno lo quieran de ésta manera
particular: que lo consideren importante, grande, superior.

Y claro, mientras mayor el amor parasítico (es decir: cuanto más la


energía de la persona está dedicada a su aparato de buscar amor),
mientras más ocupada está en conseguir amor, menos lo encuentra. Es
como estar empujando una puerta que se abre solamente desde dentro.
(Muchas veces he citado esta metáfora de Kierkegaard, que en alguno de
sus libros observa que la puerta del paraíso solo se abre desde dentro).
Por eso hay que llegar a apaciguar las pasiones, aprender a no empujar
tanto, desarrollar una verdadera receptividad respecto a lo que hay.

Bueno, ya les he expuesto mis consideraciones acerca de los malos


amores, y les he hablado antes sobre los ingredientes del buen amor, y si
terminara aquí mi exposición no me extrañaría dejarlos con la impresión
de que no he dicho nada nuevo. Pues si bien pudiera tal vez pretender
cierta novedad mi actitud inclusiva y la forma como he ordenado las ideas,
no me parece que haya nada de nuevo en el repertorio de buenos y malos
amores que les he presentado. Pero aún no he terminado, y me parece
que la idea más novedosa que puedo aportar respecto al amor ( y que es
lo que me gustaría examinar más y en la práctica, ya en forma de taller),
es la de que la salud y también la plenitud de la vida amorosa diga
relación con el equilibrio entre nuestros tres amores. Lo que implica que
talvez podamos avanzar hacia una manera de amar más completa a
través de un análisis de la propia “fórmula amorosa”.

Todos tenemos una determinada fórmula. Algunos tienen mucho amor


erótico, y poca compasión; algunos tienen mucho amor a lo divino-- amor
devocional-- y poco amor erótico. Y me parece que el así llamado
mandamiento cristiano (que no es en realidad sólo cristiano, porque está
ya en el Deuteronomio y en el espíritu de la tradición judía antigua) apunta
a justamente a la armonización de amores diferentes.

Recordarán seguramente los presentes esas famosas palabras de Cristo


a efecto de que toda la ley Moisés puede resumirse en: “ama al prójimo
como a tí mismo y a Dios sobre toda las cosas”, pero tal vez no hayan
reparado en que las tres directivas que implican implican a su vez los tres
buenos amores de los que les he hablado. Pues el amor al prójimo es
benévolo, en tanto que el amor a sí mismo ( que es un amor a los propios
deseos) en cuanto amor a nuestra criatura interna, es también amor hacia
nuestro animalito interior, deseo de felicidad dirigido hacia nuestro ser
instintivo. El amor a Dios, por otra parte, es obviamente un amor
apreciativo, que justamente encuentra en lo sagrado su expresión
suprema, como amor-adoración.

Pienso que esta idea de examinar el equilibrio entre nuestros tres


amores—o tal vez su desequilibrio, pueda ser fecunda. Y que
seguramente al emprender tal análisis nos daremos cuenta de que
cuando alguno de nuestros amores falta o se ve subdesarrollado, lo
tratamos de compensar a través de una búsqueda imposible. Así, uno
puede estar amando a Dios desesperadamente para compensar su
dificultad en amar a las personas de carne y hueso; o está uno buscando
desesperadamente la plenitud a través del amor romántico cuando lo que
le faltaría es abrirse más a la devoción, a sentimientos estéticos o a lo
gratuito de los valores transpersonales. Ya los invitaré a cuestionar tales
desequilibrios e intentos compensatorios que sólo perpetúan una situación
insatisfactoria, así como a preguntarse qué se puede hacer para nivelar
los tres ingredientes de la vida amorosa.

Sólo falta que les explique que tampoco esta última idea que les he
expuesto es mía, pues la he adoptado de un compatriota, el poeta y
escultor chileno Totila Albert , del cual alguno ya me habrá oído hablar y
acerca de cuya visión de la historia he escrito en “La agonía del
patriarcado” . Allí he expuesto también su visión de lo que el llamaba el
“Tres Veces Nuestro”, un mundo posible formado por seres que han
alcanzado ese equilibrio interiormente interior entre sus partes “padre”,
“madre” e “hijo”, que comprendía como la esencia de la salud y la
completud. En uno en cuyo corazón se abrazan el padre la madre y el hijo
con sus respectivos amores, naturalmente no habrá ni la tiranía del
intelecto, ni la anarquía de la impulsividad ni el emocionalismo
desequilibrado—y creo que tenía razón al pensar que sólo a través de una
transformación individual masiva podremos aspirar a una alternativa a la
sociedad patriarcal y sus vicios arcaicos.

Con esta idea los dejo, pues: la idea de que el verdadero buen amor
consista no sólo de buenos ingredientes, sino de una fórmula equilibrada.
Naturalmente, todas las fórmulas del amor están relacionadas
íntimamente con el carácter, ( que a su vez está ligado a un cierto déficit),
pero aparte recurrir al potencial transformador del conocimiento de
nuestra personalidad pienso que podemos atender a cómo estamos
desnivelados en la expresión de nuestro potencial amoroso y buscar una
manera de reeducarnos, buscando las experiencias, influencias y tareas
que puedan equilibrarnos.

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